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El corte de una chapa se produce mediante la fuerza generada por la prensa sobre una matriz o útil de trabajo. En
consecuencia, para llevar a buen término el desarrollo de un proceso de matrizado, es imprescindible conocer
desde un principio todas las componentes que intervienen en dicho proceso.
Los esfuerzos a considerar generados por el corte de la chapa son tres: el esfuerzo de corte o cizallado, la fuerza de
extracción del punzón una vez cortada la chapa y la fuerza de expulsión de la pieza que queda alojada en la matriz,
una vez matrizada.
Simultáneamente a estas fuerzas, hay que calcular y tener en cuenta los esfuerzos producidos por los sistemas
elásticos de algunas matrices, por ejemplo las que disponen de guía flotante, en cuya parte móvil se alojan
muelles o cilindros de gas, trabajando todos ellos a compresión.
FUERZA DE CORTE
Se llama así al esfuerzo necesario para lograr separar una porción de material de una pieza de chapa, mediante su
cizalladura. La fuerza de corte se expresa en N, aunque habitualmente se han utilizado otras unidades para
designar este valor, como por ejemplo kg o Tm.
La fuerza (F c ) necesaria para cortar una pieza de chapa es directamente proporcional a la resistencia a la
cizalladura (K c ) de su material, a su perímetro de corte (p) y a su espesor (e). Según lo cual se desprende la
siguiente fórmula:
Fc = Kc • p • e
Siendo:
Téngase en cuenta al consultar la siguiente tabla el estado del material a procesar en el momento de adoptar una
constante de corte, pues sus valores aumentan considerablemente según su acritud.
En el corte se produce un fuerte rozamiento entre la chapa y la matriz, por ello habrá que incrementar la F c un valor
que supere dicha fuerza. Este incremento influye a la hora de seleccionar la fuerza que hay que aplicar en la
prensa.
F C '=K.F C
K = 1,1 + 1,2
Nota:
Los coeficientes de resistencia a la cizalladura de esta tabla son valores medios que dependen, entre otros factores,
de la composición del material y de sus propias características físico-mecánicas.
Los fabricantes o proveedores de materiales suelen facilitar las características mecánicas a sus clientes, para que
puedan conocer su comportamiento frente a diversos factores y variables que se plantean durante su proceso.
F = F1 + F2 + F 3 + ... + Fn
ESFURZOS DESARROLLADOS EN LOS PUNZONES EN LOS PUNZONES CON CORTE INCLINADO (CORTE
OBLICUO). Los punzones de corte oblicuo requieren una fuerza de corte menor que los de corte plano.
Punzones rectangulares de corte oblicuo. La fuerza de corte ejercida por el lado b tiene un valor:
Fb = kc b • e
En cuanto a la fuerza de corte ejercida por cada una de las aristas de corte oblicuas, vale:
Siendo
Así, esta fuerza se calcula aplicando un valor porcentual que oscila entre el 2% y el 7% sobre la fuerza de corte del
perímetro a cortar.
En cualquier caso, y ante la duda, es preferible aplicar el coeficiente máximo (7 %) para evitar problemas de
extracción, especialmente en las matrices que llevan a cabo este cometido mediante sistemas elásticos, como es el
caso de las matrices con pisador.
FUERZA DE EXPULSIÓN
Al finalizar un proceso de corte, la pieza recién cortada tiene tendencia, por expansión o rozamiento, a quedarse
adherida en el interior de la matriz. Este hecho se produce mientras que la pieza no traspasa la vida (*) de la matriz,
puesto que esta zona no tiene inclinación ninguna Al producirse el corte siguiente, la última pieza cortada empujará
a la anterior, obligándola a bajar por el interior de la matriz. Y así sucesivamente, hasta que la primera pieza caiga
por gravedad, ante la imposibilidad de quedarse adherida a la vida de la matriz.
(*)Se entiende como vida de la matriz a aquella parte de la misma que, adyacente y perpendicular a su plano de
corte, forma el filo necesario para que se produzca el cizallado de la chapa. Esta "vida de la matriz" conserva la
medida nominal de la figura a cortar hasta una altura entre 3 y 5 veces el espesor (e) del material. A partir de este
punto, la abertura de la matriz se ensancha, para favorecer la caída de las piezas y/o de los retales y pipas.
Esta adherencia o rozamiento de las piezas en el interior de la matriz representa un esfuerzo adicional a tener en
cuenta, al cual llamaremos fuerza de expulsión (F exp ), y que debe calcularse sobre un 1,5 % del valor de la fuerza
de corte. Al igual que las otras fuerzas producidas, la fuerza de expulsión se expresa en N.
Fexp = F c '1.5%
En un proceso de corte sólo pueden producirse piezas de calidad aplicando correctamente los valores de tolerancia
entre el punzón y la matriz. Además, aparte del resultado final del producto fabricado, las herramientas de corte
pueden sufrir desgastes prematuros o, incluso, roturas por la nula o incorrecta aplicación de la franquicia.
Una tolerancia de corte demasiado grande permite una fluencia excesiva de la chapa entre el punzón y la matriz, de
tal forma que no existe la compactación necesaria de las fibras para que se produzca su rotura. Así, las piezas
aparecen con un perfil poco definido, con notables rebabas y pequeños desprendimientos de material. Estas
partículas metálicas acaban incrustadas alrededor de la arista de corte del punzón y la matriz, provocando
melladuras e incluso la rotura de las herramientas cortantes.
Una tolerancia nula o insuficiente impide la expansión del material presionado entre el punzón y la matriz. De este
modo, las piezas matrizadas suelen presentar una excesiva laminación de la pared de corte. Además, por la falta de
fluencia de la chapa y el aumento de presión de los elementos de corte se generan fuerzas de sentido radial sobre
las herramientas, hecho que suele acabar con su rotura
La aplicación correcta de los valores de tolerancia permite conseguir piezas de perfil perfectamente definido y sin
rebabas. Los esfuerzos producidos en una matriz con una franquicia de corte correcta no generan
desprendimientos ni incrustaciones de partículas por la expansión del material. La presión que se produce sobre las
Y por tanto
DISPOSICIÓN OBLICUA
En este caso, las piezas a cortar suelen tener poca anchura, o bien, su figura encaja en la forma que le precede.
La disposición oblicua también se utiliza cuando la figura a cortar es semejante a la de un triángulo rectángulo o
puede ser inscrita en él.
DISPOSICIÓN MÚLTIPLE
Esta distribución se aconseja cuando deben cortarse grandes series de piezas de forma circular o bien cuando
las piezas pueden inscribirse en una circunferencia, como, por ejemplo, piezas de forma exagonal.
Para utilizar esta disposición deberemos dotar al utillaje con tantos punzones como filas de piezas vayan a
cortarse simultáneamente. Al igual que con la disposición doble invertida, los tiempos de producción se reducen a la
mitad, a un tercio, etc. en función del número de punzones de corte, que vienen a representar lógicamente una
pieza cortada por punzón.
Para adoptar la disposición múltiple de piezas como solución económica, se aconseja utilizar tres filas o series
de piezas. Aumentar el número de filas no hace sino que incrementar considerablemente el coste del utillaje, en
comparación al ahorro de material que se puede conseguir.
La disposición de las distintas filas o series de piezas se efectuará de manera que las piezas de una fila queden
intercaladas aprovechando los huecos que hay entre las filas adyacentes, De ese modo, los ejes o centros de una
fila estarán desplazados en una distancia del paso respecto a la fila contigua
Paso, el paso p es el avance del fleje entre dos golpes consecutivos de prensa.
Disposición oblicua
Disposición invertida
Atendiendo al número y disposición de los punzones en el útil cortador, se pueden establecer los siguientes casos:
—disposición simple, cuando se trata de un solo punzón;
—disposición múltiple, cuando se cortan varias piezas iguales en un solo golpe de prensa
—disposición combinada utilizado para piezas agujereadas de precisión. Los punzones de agujerear van alojados
dentro de los de cortar la pieza, de esta forma la pieza cortada es simultáneamente agujereada.
Cálculo de la cantidad de fleje. Conocido el ancho B del fleje, el paso p y la disposición empleada (simple, múltiple, etc.).
El fleje necesario para cortar n piezas, será:
L = p n para la disposición simple
Si se desea obtener la cantidad de fleje en kg, basta con dividir su longitud L entre el peso por metro lineal del fleje en cuestión,
o sea:
Siendo:
NOTA: Si el fleje se saca cortando tiras de chapas comerciales, debe tenerse en cuenta las posibles pérdidas al
principio o al final de la tira, muy particularmente cuando se trata de disposiciones oblicuas.
Peso= volumen x densidad
Expansión Lateral
Como consecuencia de las deformaciones por estiramiento de las fibras del material y por la propia redistribución
de sus moléculas, en las piezas dobladas, se producen unas "crestas" en los extremos de la arista del doblez con
sus correspondientes "vanos". Así, en la cara interior del doblez, la compresión de las fibras provocase expansión
lateral, con el consiguiente aumento del ancho primitivo de la pieza (dilatación lateral). En cambio, en la cara
exterior del doblez, el estirado de las fibras produce una contracción según la cual se forman unos "vanos" o zonas
de pérdida de volumen en la geometría de la pieza doblada. Ambas deformaciones, crestas y vanos, son más
acusadas cuanto mayor es el espesor y cuanto más agudo es el ángulo de la pieza doblada.
En términos generales, se estima que el valor de la expansión lateral que se produce en las piezas dobladas es
de:
Situación aproximada de la línea de desarrollo. Para trabajos ordinarios se pueden utilizar los siguientes valores:
Método de experimental
Cálculo experimental de la línea de desarrollo. Si se desea tener un conocimiento exacto de la posición de la
línea de desarrollo, se determina ésta mediante un ensayo práctico que consiste en doblar una pieza de longitud co-
nocida y del mismo material, con el radio deseado; se mide la pieza así obtenida (fig. XV. 3) y se calcula el valor de
x, resultando:
RADIO MÍNIMO DE DOBLADO. Para evitar que se formen grietas en el doblez hay que garantizar un radio mínimo r
(figura XV. 5), cuyo valor será:
En los dobleces múltiples en un solo golpe de prensa (figura XV. 6) los radios que quedan hacia afuera se hacen
por lo menos de:
r 1 = 1,2 r
Como ejemplo de cálculo, aplicaremos ambos métodos sobre una misma pieza, para poder comparar así los
desarrollos obtenidos, considerando igualmente que:
- Para el cálculo de desarrollo de piezas dobladas se opera desde el supuesto que las partes rectas de la
pieza no sufren alteración alguna, con lo cual, simplemente "abatiremos" dichas partes sobre el plano.
- Para hallar la posición de la línea de fibra neutra, aplicaremos la fórmula según sea el espesor de la chapa a
doblar, o bien la fórmula que relaciona dicho espesor con el radio de doblado, para hallar el factor (x).
- Una vez hallado el factor (x) o posición de la línea de fibra neutra, sumaremos este valor al del radio de
doblado (r).
- Calcularemos el desarrollo correspondiente al radio resultante (r + x).
- Finalmente, se unen las partes calculadas y las partes rectas "abatidas". La plantilla o formato resultante
corresponde al desarrollo de la pieza doblada. Para distinguir el desarrollo de los radios, se efectúa un
sombreado sobre su superficie desarrollada. Téngase en cuenta que esta pauta no está normalizada en dibujo
técnico, únicamente es una forma de representación del proceso de desarrollo de las partes conformadas de
una pieza.
Esto se comprende por la mayor resistencia a la deformación ofrecida por las chapas más gruesas.
- Cuanto mayor sea su radio de doblado (r), el ángulo (β°) de recuperación elástica también será mayor. En
estos casos el desplazamiento molecular en la arista del doblado es mínimo, prácticamente sin estiramiento ni
compresión de las fibras del material, lo cual mantiene la elasticidad original de dichas fibras.
- Cuanto más agudo sea el ángulo de doblado (α°), menor será su ángulo (β°) de recuperación elástica. En los
procesos de doblado a ángulos agudos se producen mayores desplazamientos moleculares y, por lo tanto,
mayores índices de estiramiento y compresión de las fibras en la arista del doblez. Así, el límite elástico de la
chapa es ampliamente superado, lo que favorece una posición más estable de las fibras en su zona de
deformación plástica.
Para obtener productos de calidad, es necesario calcular y construir los elementos activos del utillaje a un ángulo
que tenga en cuenta la recuperación elástica del material a procesar. La corrección del valor del ángulo puede
llevarse a cabo en la geometría del punzón o en la de la matriz, dependiendo siempre del tipo de utillaje a construir
y de su propia forma de trabajar. Además de llevar a cabo las correcciones necesarias en los elementos activos del
utillaje. se aconseja observar el sentido de las fibras del material en su proceso de corte.
El doblado de formatos cuyas fibras se encuentren en disposición oblicua o inclinada respecto a las aristas de
doblez supone una menor recuperación elástica y una resistencia mayor de la pieza doblada.
La formulación mediante los valores hallados en el gráfico que se expone a continuación permite un cálculo
bastante aproximado de la recuperación elástica de una chapa (p°) y también del valor de corrección o valor previo
a la recuperación (r1) del radio de doblado (r). Aún así es recomendable el ensayo previo de la chapa a doblar
mediante varias muestras o probetas, para, de ese modo, conocer el comportamiento real del material a transforma
Siendo:
(K) el factor de recuperación elástica de la chapa en función de la resistencia del material y (X) el cociente
resultante de la división entre el radio de doblado (r) y el espesor de la chapa (e), ambos factores sin unidades.
Para conocer el valor de corrección o valor previo a la recuperación (r1) de radio de doblado (r )
1. Calcular el factor (X).
2. Buscar el factor (X) en la línea horizontal inferior y desde tal punto trazar una vertical hasta cortar la curva
que define la resistencia del material a trabajar.
3. Desde la intersección de ambas líneas, trazar una horizontal hasta la escala vertical, sobre la cual
hallaremos el factor de recuperación elástica (K).
En los procesos de doblado en V, la corrección del valor del ángulo de conformado se llevará a cabo en la
geometría del punzón y de la matriz, simultáneamente. De ese modo, los ángulos de ambos elementos deberán ser
siempre menores al valor del ángulo de la pieza a fabricar. En cambio, en los procesos de doblado en L,
únicamente será la matriz doblar quien se vea afectada por dicha corrección.
Como soluciones alternativas al factor de retorno o de recuperación elástica de la chapa, existen diversos métodos
capaces de obtener resultados igualmente satisfactorios y de calidad, en cuanto a este tipo de procesos. Uno de
estos métodos aconseja, para el doblado de piezas en forma de U y también en V, el rebaje de las paredes del
punzón. De esa manera únicamente actúan las aristas, pudiendo ejercer presión libremente sobre la chapa, incluso
permitiendo un ligero estampado sobre el fondo de la matriz, sin que los movimientos de la misma chapa se vean
entorpecidos por la acción de “tope” de las paredes de dicho punzón.
Fuerza de doblado
De modo parecido al cálculo de los esfuerzos de corte, la fuerza necesaria para llevar a cabo el proceso de
doblado de una chapa puede ser hallada con bastante aproximación teniendo en cuenta los principales parámetros
que intervienen en dicho proceso, a saber:
- El espesor (e) de la chapa a doblar.
- La resistencia a la flexión (K d ) del material a doblar, expresada en N/mm^
- El radio (r) de doblado (considerando como valor nominal el radio interior de la pieza a doblar).
- La longitud de la arista de doblado (b).
- La luz de la matriz o distancia entre los puntos de apoyo de la chapa (L).
Además de la fuerza necesaria para conformar la chapa, habrá que tener en cuenta el esfuerzo realizado por el
sistema elástico de pisado. Por lo tanto, la fuerza total será igual a:
Para el doblado de piezas en U, y puesto que el procedimiento de cálculo es análogo al anterior, se aplica la
fórmula del mismo modo. Teniendo en cuenta, en ese caso, que el esfuerzo es doble, tenemos que:
Sumando igualmente el esfuerzo del sistema de pisado y también el de extracción, si lo hubiera.
Para hallar el esfuerzo necesario para realizar un doblado en V utilizaremos como ejemplo de cálculo una barra
apoyada por sus extremos, en cuyo centro se le aplica una fuerza (Fd )
Siendo (F p ) la fuerza necesaria para el pisado, y (F d ) la fuerza de doblado, propiamente .dicha, ambas expresadas
en N.
El sistema de pisado de un utillaje puede estar formado por distintos tipos de elementos elasticos de uso
homologado: resortes helicoidales, arandelas Belleville, tacos de material elastomero, cilindros de gas, o también
por el propio sistema del cojín o cojines de la prensa.
Hay que evitar siempre cualquier tipo de desequilibrio debido a los esfuerzos mal repartidos de los elementos
elásticos, siendo indispensable la situación equidistante de dichos elementos en torno a la zona de trabajo.
Holgura entre punzón y matriz
El desarrollo de un proceso de doblado genera fuertes rozamientos sobre la superficie de las partes activas de
los utillajes, fruto de los esfuerzos necesarios para el conformado de la chapa, de su deslizamiento entre los
elementos activos y del desplazamiento molecular a que se ve sometido el material durante su deformación. Por
esa razón, es preciso disponer de un espacio suficiente entre el punzón y la matriz que permita el paso del espesor
de material y que facilite su fluencia, de modo que quede garantizada la ausencia de gripajes o agarrotamientos,
El desplazamiento molecular que se produce en las aristas de las piezas a causa de su conformado es también
responsable directo de la deformación que se produce en la geometría de los punzonados lindantes. De ese modo,
hay que prestar especial atención a la distancia mínima a guardar entre aristas y agujeros, para que éstos últimos
no sufran distorsión alguna en el perímetro de su figura. La proximidad de dichos agujeros punzonados debilita las
aristas del doblado, disminuyendo el espesor del material y aumentando, en consecuencia, el riesgo de flexión o de
pandeo por la falta de resistencia de las mismas aristas.
La distancia mínima (d) a adoptar desde el borde del perímetro punzonado hasta el plano del lado paralelo al eje
del punzonado será igual a:
Las marcas que se producen en las piezas por rozamiento entre éstas y los elementos activos del utillaje, o por el
doblado a fondo del utillaje, son, quizás, uno de los defectos más difíciles de eliminar, por cuanto a que su
aparición depende de diversos factores. El tipo de material y sus características físico-mecánicas, los valores de
los radios y ángulos del punzón y de la matriz con sus acabados, el ángulo de ataque del punzón sobre el plano
del formato de la pieza y el ángulo definitivo de doblado, la lubricación del proceso y la velocidad de trabajo de la
máquina, son algunos de los aspectos a revisar en caso de que aparezcan taras en las primeras piezas
producidas.
La formación de soldaduras en frío sobre la superficie de los elementos activos favorece primero el laminado,
luego la abrasión, e incluso el gripaje sobre las zonas críticas de las piezas conformadas. El acabado impecable de
la superficie de los útiles, la elección del material adecuado de fabricación de los útiles, su tratamiento térmico y
también su recubrimiento, junto a la correcta lubricación del proceso, son algunos de los factores que influyen
notablemente en la neutralización de este problema.
Embutición
Cálculo de embuticiones sucesivas
Como se ha comentado al principio de este capítulo, la embutición de la chapa es un proceso de deformación
donde se generan grandes desplazamientos moleculares. Dichos desplazamientos moleculares son tanto
mayores en cuanto aumenta la profundidad de la embutición (h), y también en cuanto aumenta la diferencia entre
el diámetro de la pieza embutida (d) y e diámetro del formato inicial (D).
El paso forzado del material entre los elementos activos del utillaje y su redistribución según una nueva geometría
genera una importante modificación en la estructura de sus moléculas, cuya compactación se traduce,
principalmente, en un efecto de laminación. De ese modo, se produce un incremento de la acritud del material y,
por lo tanto, también se incrementan su límite elástico y su resistencia a la rotura (el material es más duro, aunque
más frágil). En estas circunstancias, el porcentaje de su alargamiento es menor, disminuyendo su plasticidad y
también su capacidad de fluencia. La consecución de estos hechos imposibilita o, cuando menos, dificulta la
embutición del material.
En ocasiones, para evitar que se produzcan inconvenientes de este tipo, se recurre al uso de materiales de
elevada maleabilidad. Como no siempre es factible la libre elección de dichos materiales, cabe la posibilidad de
realizar operaciones de recocido, con objeto de ablandar la estructura cristalina del material laminado. Hay que
tener en cuenta, no obstante, que las operaciones de recocido encarecen el producto, y más si consideramos que
después de cada recocido es necesario efectuar un proceso de decapado.
El recocido en exceso del material no siempre es recomendable, pues, aunque pueda quedar muy blando, su
resistencia puede verse seriamente afectada. En estos casos, cualquier deformación provoca la aparición de
superficies ásperas, principalmente en los radios de embutición. Estas superficies ásperas presentan una textura
similar a la "piel de naranja" (se utilizan estos términos para su referencia), y suelen acabar frecuentemente en una
rotura de la chapa.
El uso de materiales de mayor plasticidad y la aplicación de algún tratamiento de recocido pueden mejorar las
condiciones del conformado, aunque la solución ideal para la embutición de cuerpos recipientes de cierta
profundidad pasa por desarrollar el proceso en varias fases o etapas. Luego, si es preciso, habrá que dar un
recocido a las piezas entre algunas de estas etapas con objeto de disminuir la acritud generada y acumulada en las
fases anteriores.
La primera de estas fases consiste en obtener, a partir de un disco o formato plano, un recipiente de una altura
(h,) y diámetro (d1) calculados, mediante la reducción del diámetro del formato inicial (D). La operación se realiza
con un utillaje de embutición ordinario dotado de pisador.
En las siguientes etapas, las reducciones de los diámetros (d 2 , d 3 , d 4 ...) deben realizarse de manera progresiva, sin
dar opción a un estirado excesivo de la chapa, puesto que ello supone una de las causas principales de su rotura.
Para obtener estas reducciones, se utilizan herramientas donde la superficie del pisador, adecuada a la forma del
recipiente embutido en la operación anterior, facilita la fluencia del material además de cumplir con su propio
cometido de sujeción de la chapa
EMBUTICIONES INTERRUMPIDAS
La embutición de cuerpos recipientes que presentan una pestaña de material alrededor del conformado es otra
de las prácticas típicas, en las que, en caso de tener que realizarse en sucesivas fases, éstas pueden ser
calculadas con bastante aproximación.
Habrá que tener en cuenta, no obstante, que el material embutido en cada una de las fases o etapas deberá ser el
justo y necesario para poder efectuar la siguiente operación. Es decir, que si las cantidades de material embutidas
no son equivalentes se producirán estiramientos (por defecto) o arrugas (por exceso) del material en la siguiente
fase.
El procedimiento de embutición de esta clase de cuerpos recipientes se lleva a cabo de manera similar a las
embuticiones totales aunque, al tener que dejar una pestaña sin embutir, la pieza no puede pasar completamente
Siendo (D) el diámetro del formato, (d) el diámetro de la pestaña, (d1) el diámetro del recipiente embutido y (h) la
altura del mismo. Todas las unidades expresadas en mm.
Para calcular las reducciones de diámetro necesarias para la embutición de un cuerpo recipiente de estas
características, utilizaremos las siguientes expresiones:
Para determinar la altura de los cuerpos recipientes embutidos en las distintas fases del proceso, la superficie
del formato inicial deberá igualarse con la superficie de la pieza embutida. Una vez realizada tal igualación, se
procede a deducir la altura:
Siendo (D) el diámetro del formato, (d) el diámetro de la pestaña, (d1) el diámetro del recipiente embutido y (h1) la
altura del mismo. Todas las unidades expresadas en mm.
Los valores para (d1) serán sustituidos por d 2 , d 3 , d 4 ... en función de la altura de las diferentes fases que se desee
calcular (h 2 , h 3 , h 4 ...). De esta manera, las alturas de los distintos recipientes obtenidos se calculan con las
siguientes fórmulas
Y así sucesivamente
Los valores recomendados para los radios de arista (R) de las matrices de embutir oscilan entre 3 y 8 veces el
espesor (e) de la chapa a conformar, pudiéndose aplicar también la siguiente fórmula:
Siendo (R) el radio de la matriz, (e) el espesor de la chapa, (D) el diámetro del formato inicial y (d) el diámetro de
la pieza embutida. Todos los valores expresados en mm.
Fuerza de embutición
El esfuerzo necesario para la embutición de la chapa depende, entre otros factores, de la clase de material, de su
índice de acritud y de su espesor, de la profundidad del conformado, los radios del punzón y de la matriz, de su
pulido impecable y del uso de lubricación durante el desarrollo del proceso.
La fuerza de embutición (F e ) de una chapa se supone, por definición, un tanto inferior a su misma fuerza de corte
(F c ), puesto que, de no ser así, el material se rompería durante su conformado. Dicha fuerza (F e ) se incrementa
conforme mayor es la profundidad de la embutición también conforme mayor es la reducción sufrida por la chapa
(d/D).
Para el cálculo de la fuerza necesaria para la embutición de recipientes cilindricos, donde no existen aristas ni
esquinas que supongan zonas críticas, suele utilizarse la siguiente fórmula:
Siendo:
(F e ) la fuerza de embutición, expresada en N.
2
(K c ) el coeficiente de resistencia a la cizalladura del material a conformar, en N/mm .
(D) el diámetro del formato anterior a la embutición, en mm.
(e) el espesor de la chapa, también expresado en mm.
(m) el coeficiente o factor de corrección determinado en función de la reducción d/D.
Fuerza de pisado
Los procesos de embutición con pisado de la chapa necesitan la acción independiente de m esfuerzo de presión
que sea capaz de sujetar la chapa durante el desarrollo de la operación. Dicha presión puede llevarse a cabo con el
uso de elementos elásticos normalizados integrados en el utillaje (muelles, cilindros de gas, etc.), o, mediante la
utilización de los propios cojines de la prensa.
La determinación de la fuerza de pisado y su correcta aplicación sobre la chapa resulta transcendental,
considerando que, por un lado, un exceso de presión de pisado supondría el estiramiento de la chapa, con el
consecuente adelgazamiento y su posible rotura. De otro modo, una fuerza de pisado insuficiente favorece, cuando
menos, la formación de arrugas, lo que significa una fluencia defectuosa del material entre los elementos de
conformado y, definitivamente, la producción de piezas de dudosa o de mala calidad.
Para calcular la fuerza de pisado se puede utilizar la siguiente expresión, siempre y cuando los esfuerzos
solicitados sean más o menos homogéneos, como es el caso, por ejemplo, de las embuticiones de cuerpos de
revolución:
La holgura correcta, que no necesariamente se corresponde con el espesor de la chapa, es aquella en virtud de
la cual el material es capaz de fluir libremente entre los elementos activos de un utillaje sin que se produzcan
arrugas ni adelgazamientos.
La holgura (h) entre el punzón y la matriz de un útil de embutición suele calcularse en base al espesor de la
chapa a conformar, teniendo en cuenta el valor máximo de su tolerancia (t) de laminado, que suele ser facilitada por
los proveedores de material:
h = e + t + (0,2 • t)
Dicha holgura deberá ser aplicada sobre la medida del punzón (d) o de la matriz (D) del utillaje, en función de la
cota nominal de la pieza a obtener.
Cuando la superficie externa o interna de la pieza deba quedar completamente lisa y a una determinada
tolerancia, se puede optar por un ligero laminado de la chapa, dejando entre el punzón y la matriz una holgura
inferior en 0,05 mm al espesor de la chapa.
Para calcular el desarrollo o formato necesario para embutir una pieza se procede a hallar primero la superficie
de la pieza embutida. Con objeto de unificar criterios, hay que tener en cuenta que la fibra neutra o fibra media de
una chapa se toma, generalmente, sobre la mitad del espesor del material embutido (x = 0,5 • e).
A continuación, se iguala matemáticamente la superficie embutida con la de una figura geométrica plana. Dicha
figura geométrica plana corresponderá al formato necesario para embutir la pieza.
Cabe decir que la determinación de desarrollos mediante cálculo matemático no es absoluta. La precisión de
este método depende también, como el resto de los procedimientos, de otras variables de muy diversa índole.
Algunas de ellas guardan relación con las características del material a transformar, la geometría de la pieza, la
geometría de los utillajes y también con su modo de trabajo.
El formato o desarrollo adecuado para el embutido de las figuras de revolución es un trozo de chapa con forma
de disco cuya superficie puede ser calculada con bastante aproximación, desestimando el valor del radio de fondo
cuando es muy pequeño, y aplicando la expresión final que de esta igualación se desprende: