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Portadilla
Índice

Tu carta de derechos del No


Por qué este libro es para ti

P RIMERO
El No que elige la vida

SEGUNDO
El No que te trae amor verdadero, creatividad y abundancia

T ERCERO
El No a las historias falsas

CUARTO
El No a los enojos del pasado

QUINTO
El No a la escasez

SEXTO
El No al ruido

SÉPTIMO
El No a “mí”

Decirle sí a tu nuevo poder


El momento de decir No a este libro
Llegar al sí

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Sobre los autores

Créditos

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Para Eckhart Tolle
por inspirarnos con las doce primeras letras de este bestseller

para el lector
por no decir NO a la lectura de este libro

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La palabra “No” es increíblemente dolorosa y se necesita mucho valor para
pronunciarla.
¿Cuántas veces has tenido que decir “NO” y eso te ha causado angustia,
desesperación, discusiones y ansiedad?
Incluso las horas, los días y los meses antes de que dijeras “no” se llenaron de
inquietud: “¿Podré hacerlo?”, “¿Debería hacerlo?”, “¿Qué puede pasar?”
Pero tienes el derecho de decir “No”. De hecho, tienes una Carta de Derechos
completa. Estos derechos ya son tuyos y este libro te ayudará a realizarlos.

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1. TIENES DERECHO A DEFENDER TU VIDA.

Tienes derecho a decir NO a lo que puede dañarte directamente: un incendio, saltar de un


edificio, ingerir veneno o una sobredosis.
Por lo general, una persona dice NO muy rápidamente a algo tan extremo y
dramático como un incendio. Pero otras negativas son más sutiles. Es más difícil negarse
a fumar, a tomar alcohol o a tener relaciones tóxicas. Tú decides a qué decirle NO. Nadie
puede hacerlo por ti.

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2. TIENES DERECHO A TENER RELACIONES
SANAS Y AL AMOR VERDADERO.

Tú decides a quién decirle NO. Tienes derecho a elegir tu tribu, independientemente a lo


que la sociedad trate de imponerte. Tú decides quién drena la energía de tu vida, para
luego recuperarla y volar. Esto no significa que te vuelvas un ermitaño; sólo significa que
puedes elegir tu familia, tus amigos, tus colegas, tu tribu, tu vida.

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3. TIENES DERECHO A USAR TUS TALENTOS Y
DEJAR QUE LA ABUNDANCIA ENTRE EN TU VIDA.

Tienes el derecho a decir NO a cualquier cosa que obstaculice tu fuerza creativa y evite
que tengas una vida de abundancia. El mundo te necesita de manera única, pero sólo si le
dices NO a las barricadas.
Tú tienes una misión. Sólo tú tienes el talento que tienes. Te mereces la abundancia,
la riqueza y el aprecio en el trabajo que realizas.

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4. TIENES EL DERECHO DE AFIRMAR
LO QUE QUIERAS.

Cada día, los colegas, las instituciones, los jefes, los amigos y la familia quieren que estés
al pendiente de sus necesidades. No lo hacen por maldad o por egoísmo. Lo hacen,
simplemente, porque todo el mundo se comporta de esta manera, aunque puedan tener
las mejores razones en su corazón.
Y también tienes el derecho a conservar esas mejores razones en tu corazón. No
tienes que hacer lo que el resto de la sociedad hace. Posees una combinación única de
ADN, de medio ambiente, de cultura y de experiencias personales. Para que le digas a
algo que sí, tiene que ser especial para ti.
Y a todo lo demás, sin importar las consecuencias, puedes decirle NO.
Cuando le dices sí a algo que no quieres, éste es el resultado: detestas lo que haces,
te sientes resentido con la persona que te pidió hacerlo y te haces daño a ti mismo.

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5. TIENES DERECHO A ELEGIR LAS HISTORIAS EN
LAS QUE QUIERES CREER.

¿Por qué han avanzado los seres humanos en la cadena alimenticia desde hace 70 000
años? Porque hemos desarrollado el lenguaje para contar historias. Las historias, mitos,
religiones e instituciones nos permiten cooperar con otros millones de seres humanos.
Los humanos somos grandes contadores de historias. Es lo que nos separa de otras
especies. Hay miles de historias comunes que están tejidas en la mitología de nuestras
sociedades y que creemos reales. Algunas lo son: ir a la universidad, tener una casa,
casarse y luego los hijos, tener un trabajo fantástico, posponer nuestros sueños para
cuando tengamos dinero, “trabaja duro y lo lograrás”, llegar a diez mil horas hasta
alcanzar la perfección, etcétera.
Tienes derecho a decir NO a las historias que no sirven para tu propia evolución y
decir sí a aquellas que se alinean con tu trabajo espiritual, con tu gozo y con tu habilidad
para manifestar una vida plena.
El poder distinguir tus historias verdaderas de las que no lo son te permite protegerte
de los siete billones de personas que tratan de mantenerte a raya.

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6. TIENES EL DERECHO DE TOMARTE TU TIEMPO.

Muchas veces la gente quiere tener respuestas ¡ahora mismo! Cuando te dicen que
saltes, lo que quieren que preguntes es: “¿Qué tan alto?”
Pero tienes derecho a pensar las cosas. El derecho de postergar. El derecho de decir:
“De acuerdo, dame algo de tiempo para ver cómo me siento”. El derecho de conocer a la
gente que entra en tu vida, ya sea por negocios o como relaciones personales, y decidir si
están en el lugar adecuado.
Nos pasamos la mayor parte del día negociando en mayor o menor escala con la
gente y con el medio ambiente. Con frecuencia, la manera más adecuada de negociar es
tomarse algo de tiempo y espacio para determinar lo que es mejor para uno. Y entonces,
el decir sí funciona cuando sientes que estás listo y cuando las condiciones son
adecuadas.
Al alejarte temporalmente de la situación, reduces el acceso a tu presencia. En
economía básica, el valor se da en función de la oferta y la demanda. Cuando baja la
oferta, sube el valor.
Al aceptar un pequeño retraso para determinar la mejor elección aumentarás tu
valor en cualquier situación o relación que tengas. Pero esto no está realmente dirigido a
sacar un beneficio inmediato, aunque puede tener ese efecto; se trata de permitir una
pausa para darte cuenta de lo que está realmente sucediendo y tomar las decisiones que
vienen de la fuente de poder que está en ti, en vez de tomar decisiones apresuradas y
erróneas basadas en tu condición anterior.

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7. TIENES EL DERECHO DE SER HONESTO,
SOBRE TODO CONTIGO MISMO.

Tienes derecho a decir NO a llevar una máscara para poder gustarle a los demás.
Permítete sentir la confianza de que ser tal y como eres está bien, que tu honestidad va a
atraer a otros como tú y que la verdad es lo que mantiene encendido tu fuego interior.
El mundo está actualmente sumergido en la niebla, pero la honestidad es un faro. Tu
honestidad –el negarte a mentir– es lo que va a permitir que los barcos puedan volver a
casa. Y es lo que va a traerte salud, amor y dinero.

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8. TIENES DERECHO A TENER ABUNDANCIA
Y UNA VIDA PLENA.

Tienes derecho a decirle NO al complejo de carencia y a todos los otros complejos.


Tienes derecho a darte cuenta de los pensamientos temerosos que están en ti y que no
son tuyos, pero que pasan a través de ti –aquellos que están destinados a asustarte, a
engatusarte y a mantenerte controlado– y dejarlos ir, uno a la vez.

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9. TIENES EL DERECHO DE ESTAR AQUÍ AHORA.

Tienes el derecho de decir NO a viajar en el tiempo. Los enojos y los arrepentimientos


pertenecen al pasado. Las ansiedades y las preocupaciones se dirigen al futuro. Viajar al
pasado o al futuro no va a ayudarte ahora. Tienes el derecho a decir no a lo que no está
pasando en este instante, ya que no va a ayudarte a resolver tus problemas futuros, pero
va a minar tu energía actual.

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10. TIENES EL DERECHO A GUARDAR SILENCIO.

Tienes el derecho de decir NO a todo el ruido que te rodea, a las noticias, a las
responsabilidades, a las presiones. Puedes quedarte un rato en silencio cada día, para
conectar con tu fuerza superior, con esa parte de ti que quiere ayudarte y, de hecho,
puedes permitirle que lo haga. Puedes quedarte tranquilo un momento, cada día, y saber
que eres idóneo.
De la tranquilidad fluye el infinito.

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11. TIENES DERECHO A SOLTAR.

Tienes derecho a soltar, incluso las ideas que te has hecho sobre ti mismo. Este es el NO
más importante: decirle NO a lo que tú piensas que eres.
Quiere decir que aceptas el camino, que puedes abrirte y confiar que una mano
amorosa va a tomarte y a guiarte para que puedas dar ese primer paso.
No necesitas impresionar a nadie. Nadie va a juzgarte. Nadie puede pararte.
Sólo necesitas dar un paso a la vez. El camino va a llevarte a donde necesites ir.

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Sólo porque has escogido este libro y lo estás leyendo sabemos algunas cosas sobre ti.
Queremos mejorar tu vida. Queremos que seas más feliz. Tú quieres quitar algunos
límites y poner otros.
Pueden ser límites físicos, mentales, emocionales o incluso espirituales. Quieres
quitar obstáculos que sientes que te han impedido tomar lo que la vida tiene que
ofrecerte.
Y tú eres una persona naturalmente generosa. Tal vez una que muy posiblemente
diga “sí” a aquellos que se encuentran en necesidad y que no diga fácilmente “no” a
aquellos que simplemente piden demasiado.
Lo que te enseñamos en este libro es que el NO viene de un centro interior, de un
centro espiritual. Uno que te permite acceder al poder que no sabías que tenías.
Un poder que puede traerte abundancia en tu vida, una abundancia increíble. Un
poder que puede traer amor a tu vida, el amor que sabes que mereces. Un poder que
finalmente te traerá paz cuando puedes decir no al ruido y a las distracciones que se nos
enganchan.
El Poder del NO nos ha ayudado a nosotros, los autores, literalmente a sobrevivir.
Con él, nos hemos liberado de la sociedad, de las instituciones, de los amigos, de los
amores, de los colegas, jefes y sistemas de creencia que han tratado de construir una
cárcel a nuestro alrededor; nos hemos liberado de aquellos que han tratado, y aún tratan,
de controlarnos.
Cada NO elimina una cárcel. Cada nivel de NO que describimos en este libro nos
ayuda a liberarnos. Como seres humanos, tenemos el derecho de encontrar esa libertad,
haciendo lo que sea necesario. Y que tome la forma que queremos que tome.
¿Y por qué no? El infinito existe desde antes de nuestro nacimiento, y existirá
todavía después de que hayamos dejado el planeta. Así que ¿por qué no lograr nuestro
mayor potencial, develar nuestros mayores poderes por el pequeño lapso de tiempo que
estamos aquí de visita?
Porque estás leyendo este libro sabemos que ya eres muy valiente, y que estás listo
para dar el salto para acceder a tu propio poder.

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Este poder nos ha ayudado a mantener las influencias negativas fuera de nuestras
vidas y hacer espacio para las influencias positivas, para atraer el dinero, el amor, la salud
y las oportunidades. Cuando tomas riesgos, te vuelves único; eres capaz de levantarte y
tratar de alcanzar las estrellas. El NO es un riesgo, pero ya eres lo suficientemente
valeroso para tomar El poder del No.
Es importante que te hagas la pregunta “¿Debo decir no?” en muchas de las
circunstancias de la vida. Al pensar en ello, al preguntarte sobre ello, al ponderarlo y al
debatirlo te diriges a una mayor comprensión de quien eres, de lo que es bueno para ti,
para tu vida, y para la vida de quienes te rodean. Al final, esta práctica te llevará a una
situación en la que puedes decir sí a la abundancia que te estaba destinada.
Después de todo, a pesar del título de este libro, el objetivo final es poder decir sí:
llevar tu vida a un Sí gozoso, uno que pueda abrir la puerta de las oportunidades, de la
abundancia y del amor.
Cada día estamos encantados con lo que este nuevo Sí ha traído a nuestras vidas, y
sabemos que tú también lo estarás.

Las reglas para este libro

Queremos que la lectura de este libro sea una experiencia placentera para ti. Así que
vamos a darte algunas directrices de cómo funciona.
Hay dos autores: James Altucher y Claudia Azula Altucher. Cuando alguno de ellos
cuente una historia personal, ella o él nos dirá quién está hablando.
Cuando un capítulo no especifique quién habla es que ambos lo están haciendo al
mismo tiempo: ya han discutido sobre el asunto hasta derramarse en la página.
¡Hola! (de Claudia)
¡Hola! (de James)
¡Hola! (de ambos)
También hay un método dentro de la locura de nuestros capítulos.
Hay siete niveles del No.
Van desde las energías más elementales para proteger nuestros cuerpos, nuestras
vidas y los límites básicos, hasta las energías más sutiles que, al canalizarse a través del
Poder del NO, traen amor verdadero y compasión, finalmente llegan hasta los límites
más altos de la discriminación y la sabiduría que son resultado de saber exactamente
quién eres.
Al principio exploramos los NO cotidianos, aquellos que se dan en las relaciones, el
trabajo, o que tienen que ver con tu salud, o cuando esporádicamente algún extraterrestre
trate de abducirte a la mitad de la calle (¡dile que No y luego corre!).
Posteriormente comenzamos a encontrar el NO dentro de nosotros. La sociedad usa
nuestros años formativos para enseñarnos todas las cosas a las que debemos decir que sí.
Ahora debemos aprender cuáles son aquéllos a las que es mejor decir No. La sociedad
puede tener las mejores intenciones, pero al final del día somos nosotros los que tenemos
que elegir qué vida queremos vivir.

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La culpa no es de nuestros padres, ni de la escuela, ni del gobierno, ni de nuestros
amigos. Todos tienen sus propios problemas; para qué culparlos. Pero tampoco hay
necesidad de aceptar sus historias. Es momento de que creemos las nuestras.
Al final concluimos con el NO que está profundamente enraizado en nosotros: el
silencio. Es el lugar desde donde fluye la sabiduría. Cuando escarbamos en ese pozo que
lleva a la sabiduría, podemos beber de él siempre.
Ése es el No que te lleva al verdadero poder.
Cuando llegues a tocar esa corriente, es que ya puedes decir ¡sí!, y saber que viene
desde nuestra propia sabiduría interior. Es entonces cuando dices ¡sí!, desde un punto de
total equilibrio, desde el corazón.
Aquí hay una directriz que puedes considerar al leer este libro:

a) Leer este libro es bueno.


b) Seguir pensando en él después, es cien veces mejor. Hoy mismo.
c) Practicar lo que dice es cien mil veces mejor.

Decir No en muchas áreas de tu vida es muy difícil: se necesita mucha práctica. Así que
en muchos de los capítulos vamos a darte ejercicios. Lo que vas leyendo te va ayudar a
realizarlos. Hay una práctica diaria de conciencia que te lleva a tu propio poder.
Pero no encontrarás ejercicios en cada capítulo. Después de todo, parte de la idea
es que te deshagas de la confusión en tu vida, de limpiar los espacios para que el silencio
y el poder puedan entrar ahí. Teniendo eso en mente, tampoco hemos querido darte
demasiado trabajo. Pusimos ejercicios donde creímos que podría serte más útil. Es
bueno tenerlos para poder hacerlos cuando lo consideres necesario. Lo sabemos porque
cuando olvidamos decir No hay consecuencias. Y es mucho mejor poder reconocer tus
propios sentimientos, dar un paso atrás, reflexionar y preguntarse por el poder del No,
que experimentar sus resultados.
Y hay algo que siempre debes recordar: una cosa es decir No, y otra tener el Poder
del No.

La segunda palabra más poderosa

JAMES: Todos cometemos errores de los que luego nos arrepentimos. Dejamos un trabajo
sólo para encontrar uno peor. Compramos una casa y luego la vendemos con pérdidas, y
perdemos mucho dinero.
Engañamos o traicionamos a nuestra esposa de alguna manera y luego perdemos a
la familia, a los hijos o nuestros bienes; terminamos solos y con necesidad de afecto. O
peor aún, nos hemos traicionado a nosotros mismos.
Comemos cosas poco saludables y terminamos con problemas digestivos. Por
supuesto, sabemos que estos primeros síntomas se vuelven peores con la edad: cáncer,
Alzheimer, diabetes y otras enfermedades.

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Y pasamos mucho tiempo con gente que no nos inspira.
Alguna vez una persona nos escribió: “Estoy aplicando las cosas que sugieren, y he
encontrado una gran cantidad de ideas que pueden mejorar mi vida. El único problema es
que cuando salgo a tomar algo con mis amigos el viernes por la noche, todos se ríen de
mis ideas. ¿Qué puedo hacer?”
Le contestamos: “Una solución muy fácil: quédate en casa el viernes por la noche.”
Nunca volvimos a saber de él.
Pero éstos no son errores que valgan la pena lamentar. Sólo significa ser humano.
Ser humano es difícil.
La cosa más difícil que hemos hecho después de todo es haber nacido. A partir de
ese momento, tenemos hambre, no sólo de comida, sino de experiencias, de placer y de
cosas que no podemos tener. Pero seguimos estando ávidos de ellas.
A veces pareciera que todo el mundo está sonriendo y sintiéndose feliz, y nos
preguntamos cómo pueden simular tan bien. Esas sonrisas parecen dibujos sobre una
máscara, y podemos creer que sean reales.
Vivimos en un sueño que nosotros hemos creado. Y cuando decimos “nosotros”,
estamos hablando de los autores de este libro. ¿Cuántas veces en el pasado hemos
querido o deseado más, pero hemos tenido miedo de decírselo a la gente?
¿Cuántas veces hemos sentido miedo de que la gente pensara que no somos
perfectos si mostramos nuestro ser verdadero? ¿Cuántas veces nos limitamos porque
pensamos que vamos a perder oportunidades si alguien se enterara de quién somos
realmente? ¿Cuántas veces hemos terminado más bien por los suelos?
Este es el error que con frecuencia cometemos. Y así es como los autores de este
libro se encontraron, y estamos muy orgullosos de decirlo.
Los dos nos encontrábamos por los suelos, nuestras vidas estaban arruinadas. Y no
sólo las nuestras, sino la de los que nos rodeaban. No nos conocíamos; no teníamos idea
de que el otro existía. Pero ambos lo hicimos más o menos por la misma época: dijimos
una sola palabra. La palabra que lo cambió todo. Sabíamos que ya no podíamos seguir
manejando las cosas como lo habíamos estado haciendo, y que nuestra manera de pensar
nos había llevado a estar tan mal. Sabíamos que ya fuera un amigo, un colega, una
persona al azar en la calle, o una presencia divina o el subconsciente, lo que se necesitaba
era una sola palabra que podía hacer que nos levantáramos y pudiéramos encontrar el
camino para descubrir el Poder del No.
Tuvimos que decirlo y lo hicimos. Esperamos que tú también puedas lograrlo. Es
una palabra que lleva a la gratitud, a la compasión, a la abundancia, al amor, a soltar y a
la vida.
Ayuda

Érase una vez...

CLAUDIA: Cuando yo era muy pequeña, mi tía Meldy me preguntó una cosa que me dejó
paralizada. Creo que incluso dejé de respirar: “¿A quién quieres más, a tu tía Marta o a

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mí?”
Recuerdo cómo de repente todo se paró, y la tensión nerviosa invadió el ambiente,
básicamente porque los adultos dejaron de hablar. Todos se quedaron mirándome.
Querían saber qué podía decir una niña tan pequeña a una pregunta tan importante.
Y yo incluso tomé una pausa: no estaba moviéndome como siempre, es decir,
corriendo al baño a encender la secadora de pelo, y luego correr otra vez a la cocina para
abrir el refrigerador y luego de regreso al baño para ponerme tubos en el pelo, siempre
estaba actuando así.
Yo era un tornado. Y a veces un tornado necesita bajar la velocidad y tomarse un
momento para respirar.
Así que consideré la pregunta. Incluso con seis años, sabía que ahí había un truco.
Había muchos sentimientos involucrados. Pero dije la verdad.
“Marta”, les dije. Marta siempre me había querido, pero también trataba de evitar
que me hiciera daño; quería protegerme. Ahora mismo el universo quiere protegernos si
le damos la oportunidad. Si escuchamos.
Los adultos se quedaron mirándome. Y ahí fue cuando dije: “Porque ella a veces
me dice que no.”

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CLAUDIA: “Me quiero morir” es la frase de búsqueda más popular en Google que ha
aparecido en el blog de James. Es horrible, ¿no? Y pensándolo mejor, ¿lo es?
Luego de muchos años de estar viviendo, he llegado a entender que nadie lo tiene
tan fácil. Cualquiera, a partir de los dos años de edad o tal vez incluso antes, puede
hablar de haber enfrentado problemas. Mamá se fue al supermercado y sentí que me
abandonaría para siempre... No soy muy popular gracias a los frenos que llevo en los
dientes y la gente está poniendo fotos horribles mías en Instagram... Estoy divorciada
y sin dinero y me siento muy asustada.
A veces estas dificultades son más de lo que podemos soportar. Con frecuencia son
llamadas divinas para despertarnos y mostrar lo que necesita hacerse para volver a
nuestros sentidos.
Cuando me he encontrado a punto de pronunciar esas tres palabras: Me quiero
morir, no es la muerte física la que estoy buscando, sino una muerte de otro tipo. Lo que
siempre he querido, una y otra vez, es la muerte de los viejos hábitos, la muerte de
comportamientos y patrones de pensamiento que ya no me sirven, de las actitudes y las
respuestas que hacen que me mueva en círculos y que me quede atorada. He deseado la
muerte de lo que está en mí y que me evita encontrar una vida nueva.
Muchas veces esto ha implicado aceptar que suicidarme no es la respuesta. Es una
lección que aprendí muy temprano, aunque eso no me evitó –ni a James– que lo
intentáramos en algún momento.
El Espíritu trata de enseñarnos lo que hemos venido a aprender.
Cuando lo vemos de esta manera, encontramos un significado, y el sufrimiento se
transforma. Estamos listos para escuchar y actuar en las cosas que podemos controlar.
Estamos listos para vivir.

Cómo el Poder del No salvó mi vida física

JAMES: Cuando estaba pasando por mi momento más bajo, cuando todo desapareció de
mi vida, consideré la idea de suicidarme.
Una vez escuché una historia: si pones tres cigarros en un vaso de agua, toda la
nicotina va a desprenderse en el agua durante toda la noche. Si bebes el contenido en la

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mañana, estarás muerto en 60 segundos de un ataque al corazón.
Así, mis hijos por lo menos tendrían el dinero de mi seguro de vida. Y tal vez así el
mundo sería un lugar mejor.
Ya no tenía más deseos de vivir.
Eran las tres de la mañana, el momento cuando las pesadillas se ríen a carcajadas de
la mano de la realidad.
Una de mis hijas pequeñas se levantó y fue hacia la habitación en la que estaba
sentado. “Papi” me dijo, “tengo pesadillas.”
“Cariño, vuelve a la cama a dormir.”
“No puedo. Tengo miedo.”
“Cuenta hasta cien ovejitas.”
Se estaba frotando los ojos. “Eso no funciona”, me dijo.
“A veces uso esta técnica”, le conté. “En lugar de ovejitas, hago una lista de cien
cosas por las que me siento agradecido. Esa siempre es una manera muy agradable de
quedarse dormido.”
“De acuerdo”, me dijo y se regresó a su habitación.
Tomé una respiración profunda y comencé a hacer una lista de las cosas por las que
estoy agradecido.
El agradecimiento es un puente entre el mundo de las pesadillas y el mundo en el
que tenemos la libertad de decir no. Es el puente entre el mundo de las ilusiones y el
mundo de la creatividad.
Es el poder que trae a la muerte otra vez a la vida, el poder que vuelve la pobreza
en riqueza y la cólera en compasión.
Le dije NO al suicidio.
Y todavía sigo vivo.

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• EJERCICIO •

SALVA TU VIDA

Si te sientes en peligro de poder atentar contra tu propia vida, te pido que dejes todo ahora y haz lo que
es más necesario: pide ayuda. Encuentra otra persona y dile a él o a ella bien alto y claro: “Necesito tu
ayuda porque estoy pensando en hacerme daño.”
Hazlo ahora, porque es imposible que veas las cosas con claridad cuando estás solo y en las garras
de un ataque mental de cólera golpeando dentro de ti.
Esto no es un signo de debilidad; de hecho, es la cosa más valiente que puedes hacer.
Si no estás en peligro, si tienes un asidero en tu vida y estás listo para continuar el camino,
entonces la gratitud tiene la virtud de sacarte de tu cabeza y llevarte de nuevo hacia el flujo de la
corriente. Te recuerdo la abundancia que ya está en ti.
Haz esto: Cada día de esta semana, escribe un correo electrónico a las personas que te han hecho
un favor en algún momento de tu vida. Diles por qué les estás escribiendo.
No esperes una respuesta, pero registra esas cartas, y cualquier respuesta que te llegue, en un
diario.
Aunque no lo creas, ésta no es sólo una práctica espiritual sino una práctica de abundancia. La
abundancia y la espiritualidad van de la mano.
Cuando tienes abundancia, te vuelves el pozo infinito del cual otros pueden beber. Cuando te abres
a la espiritualidad, el universo te recompensa con sus favores. Estas dos cosas están íntimamente
conectadas.
En el tercer nivel del No, vamos a explorar más maneras en las que puedes reinventarte. Pero el
desafío de los correos electrónicos te ayuda a reconocer la existencia de la gente buena que está en tu
vida y saber a quién decir sí y a quién decir no. Éste es con frecuencia el primer paso.

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Cómo el Poder del No salvó mi vida emocional

JAMES: La primera chica con la que salí después de separarme de mi primera esposa me
preguntó, en la primera media hora después de habernos conocido, cuál era el valor que
me daba mí mismo.
Fui honesto y se lo dije. Ella me contestó: “Eso no es suficiente.”
En otro momento le pregunté: “¿Y cómo es que no me has presentado a tus
amigos?”
Ella me dijo: “Es que estás demasiado loco.”
Eso tenía sentido. Yo no presento mis amigos locos a mis amigos normales. Uno de
sus amigos estaba haciendo campaña para llegar al Senado o para ser gobernador o algo
así. Le hubiera creado muchos problemas si lo vieran junto a un loco, aunque me hubiera
gustado postularme para ser su vicepresidente si él hubiera llegado tan lejos.
Una vez me dijo: “Mi gente puede destruir a tu gente.”
Lo dudo. Mi gente en ese momento eran más bien zombis, y en las películas se
suele ver al gobernador totalmente impotente frente a un ejército zombi.
Pero no podía decirle eso sin revelarle mi verdadera identidad.
Así que rompimos. Me gustaría pensar que yo rompí con ella, si no fuera por esa
conversación cuando me llamó y me dijo: “No estoy lista para ti. Necesito tiempo,
mucho tiempo.”
Y entonces rompí con ella.
Me encontraba en la librería Borders en ese momento; ella estaba en la primera
inauguración del presidente Obama, y yo todavía tenía una Blackberry.
Esas teclas grandes que requieren muy poca presión. Estábamos texteando.
Recuerdo haber escrito “r...o...p...e...r” y luego regresar los espacios para corregirlo.
Conoces la técnica. Extraño a mi Blackberry.
En esos días incluso un poco de comida china podía llevar a las personas a la
iluminación. La gente estaba teniendo orgasmos con la política y todo el país parecía ir
directo hacia el Apocalipsis.
A mí nada parecía importarme sino la soledad, comer hot dogs de desayuno, tener
miedo de estar en bancarrota y deambular por las librerías esperando encontrar a alguien
que pasara tiempo conmigo.
Estaba perdiendo a mi familia. Había perdido mi trabajo. Había perdido mi casa.
Había perdido millones de dólares, los volví a ganar, los volví a perder, y así una y otra
vez.
Y ahí fue cuando una ventana que estaba sucia, turbia, algo rota y un poco
congelada dejó pasar la luz. Yo ya estaba muerto. Debí decir que No a la vida que había
creado para mí mismo desde el nacimiento. Esa vida simplemente no funcionó.
Empecé a decir No a la gente que no era la adecuada para mí. Empecé a decir No a
todo lo que no quería hacer.

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Cuando tienes algo asqueroso dentro de tu sopa, no importa cuánta agua le pongas
ni cuántas especias le añadas: de todos modos hay algo asqueroso en tu sopa.
Le había estado diciendo sí a todas las cosas equivocadas durante veinte años.
En seis meses mi vida cambió radicalmente. Encontré a Claudia. Me cambié a un
apartamento más o menos decente. Comencé a trabajar con algunas ideas que me
estaban dando dinero. Y cada vez necesitaba menos cosas para hacerme feliz: era un
verdadero minimalismo. Ése es El Poder del No.
Cada seis meses desde entonces mi vida se ha transformado. Incluso estos últimos
días, mientras escribo, han sucedido cosas increíbles. He entrevistado a Wayne Dyer en
mi programa de radio, por ejemplo. Y me he preguntado ¿Cómo algo tan increíble ha
podido suceder? Después de todo él no suele dar tantas entrevistas y, hasta ese
momento, él no había escuchado de mí.
Cuando comienzas a decir No a las cosas malas, los Sí comienzan a formar tu día y
a sumarse automáticamente, como lo hacen los intereses en tu cuenta de banco.
Puedes pensar que no es posible decirle que no a una situación en la que muchas
otras personas están involucradas, o a un trabajo o a una familia disfuncionales. Así que
propongo que me escuches y que sigas leyendo. Siempre hay una manera. Tal vez no
inmediata, pero puede suceder.
Cuando una mujer me preguntó cuál era mi verdadero valor, no pude decir No,
levantarme e irme; desperdicié tres meses de mi vida. Puede sonar tan fácil eso ahora,
pero entonces no sabía cómo hacerlo.
Hoy sí puedo. Ahora soy libre. Dejé de comerme mi vieja sopa. Finalmente me
como la sopa que yo mismo he cocinado.

Decir que No a una muerte cuyo momento no ha llegado

JAMES: ¡Muchas veces nos dan recetas para el “éxito” para que nos “motivemos” a
encontrar un “propósito”!
¡Hay que hacer listas de las cosas que queremos hacer! ¡Haz esto! ¡Haz lo otro!
¡Toma estas pastillas y llámanos por la mañana!
La industria del antienvejecimiento es así. Hay una gran lista de cosas que debes
realizar si quieres vivir más tiempo. Nosotros no queremos darte más cosas que hacer.
A veces es importante no hacer más cosas, incluso si piensas que esas cosas van a
mejorar tu vida. Todos somos ya gente bastante ocupada. ¿Quién necesita el estrés de
hacer todavía más? A veces es importante hacer menos para poder atraer la abundancia.
¡Pero sería importante tratar de vivir más para tener más tiempo y practicar las
cosas que incluimos en este libro!
Hay un truco muy simple para vivir más. Y no tiene que ver con hacer más cosas.
Casi nos sentimos un poco tontos al decírtelo: no hagas cosas que pueden llevarte a la
muerte.
Eso es todo. Hay que posponer la muerte. Por lo menos hasta donde lo puedas
controlar.

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Okey, vamos a profundizar un poco más en ello. Conforme vayamos más hacia lo
profundo, verás que este ejemplo puede aplicarse a muchas áreas en tu vida.
Si vas a CDC.gov (el Centro para el Control de la Enfermedad y su Prevención),
verás cuáles fueron las principales causas de muerte en Estados Unidos el año pasado:
Éstas son las diez principales:

1. Ataque al corazón
2. Cáncer
3. Enfermedades respiratorias crónicas
4. Infartos (enfermedades cerebro-vasculares)
5. Accidentes (traumatismos accidentales)
6. Alzheimer
7. Diabetes
8. Nefritis, síndrome nefrítico y nefrosis
9. Influenza y neumonía
10. Daños autoinfligidos (suicidio).

Ésta es una información maravillosa. Tal vez tus abuelos murieron de enfermedades del
corazón. Puede ser que sea una afección familiar. ¿No sería genial evitar las
enfermedades cardiacas?
¿Eso significa que debes beber vino? ¿O tomar algún tipo de pastilla para adelgazar
(o engrosar) la sangre? ¿O debes hacer que te operen?
No. Eso significa que puedes elegir decir No a las cosas que causan las afecciones
cardiacas:

• Fumar
• Presión alta (puedes tratar de encontrar maneras para reducir el estrés y el enojo)
• Una vida sedentaria (camina diez minutos al día, haz pausas en el trabajo cada 40 minutos)
• Una dieta inadecuada (bueno, tal vez puedes comer más verduras. O mejor aún, beberte las verduras)
• Obesidad
• Abuso del alcohol
• Demasiada sal

Esto es todo. Así que si tienes una historia de enfermedades cardiacas en tu familia,
puedes decir No a todas estas cosas y puedes vivir más de lo que habrías vivido de no
haberlo hecho.
Tal vez es difícil decir No a todas estas cosas al mismo tiempo. De acuerdo: elige
sólo una. Y luego puedes elegir dos.
Más tarde podrás agradecérselo a los autores.
Lo mismo puede aplicarse a todo. Piensa en algo importante para ti: dinero, tu
matrimonio, las relaciones con tus hijos o con amigos.
Mucha gente nos pregunta: “¿Cómo puedo conocer a la mujer (o al hombre) de mis
sueños?”

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¡No tenemos ni idea! Tal vez tus sueños son pesadillas.
Haz una lista de las cosas que estás haciendo en las que puedes evitar tus peores
pesadillas. Puedes comenzar con eso.

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• EJERCICIO •

DILE NO AL ESTRÉS

A veces necesitamos descanso y límites adecuados. A veces necesitamos hacer menos.


Cuando olvidamos que tenemos ritmos y ciclos como los de la naturaleza (porque somos la
naturaleza), forzamos las cosas, trabajamos en exceso, tratamos de prender la vela por los
dos extremos y hacemos malas elecciones como consecuencia de nuestro estado de
agotamiento.
Este ejercicio ofrece maneras de proteger tu espacio interno de felicidad, la fuente de
sabiduría de la que todas las decisiones parten.
Elige algo muy importante para ti. Puede ser cualquier cosa: por ejemplo, tu trabajo
artístico, el sexo, tu relación con tu comunidad, tu trabajo. Haz una lista de las cosas a las
que dirías No para poder mejorar una parte de tu vida.
Por ejemplo, mantener bajo tu nivel de estrés es muy importante, así que aquí hay
cinco cosas a las que decir No para poder tener días más centrados y más relajados:

1. Di No a cualquier cosa que obstaculice tus prácticas diarias, sin importar lo


FUNDAMENTAL que pueda parecer.
2. Di No a cualquier cosa que evite que puedas sentarte en silencio por un cierto tiempo
cada día.
3. Nunca veas las noticias por la televisión o por internet (eres lo que mentalmente
“comes”).
4. No hables con gente que sabes que no te respeta o que te rebaja.
5. No discutas con la gente. Está bien decir “Tienes razón”, si eso significa ahorrarte
tiempo y energía.

Pensar en la energía en estos términos nos ayuda a reconocer cuándo necesitamos poner
un límite y cuándo necesitamos pedir ayuda.

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Decir NO al parloteo negativo

El Poder del No se desprende desde el centro de tu ser.

• Necesitas discernimiento (para saber cómo identificar el tejido de los mitos en tu vida).
• Necesitas compasión (para saber cuándo tu poder puede hacer daño a los demás).
• Necesitas salud (para tener la energía para crear la vida que quieres vivir).

La mayor parte de la gente quiere, o trata de querer, a sus hijos, a sus parejas y a sus
amigos. La mayor parte de la gente trata de cuidar a la gente que quiere y estar ahí para
ellos.
Pero a veces nos quedamos atorados. Nuestras obligaciones entran en contradicción
con los verdaderos deseos que vienen del fondo de nosotros mismos. Esos deseos no
pueden ser ignorados.
Nos quedamos atorados en las conversaciones y parloteos negativos que se vuelven
un comentario constante sobre nuestras vidas, como un noticiero que sólo nos da las
malas noticias que pasan durante todo el día.
Ejemplos de parloteo negativo: “¿Cómo pudo hacerme eso?”, “¿Por qué esa
persona se ve como un idiota?”, “¿Me veo mal?”, “¿Cómo voy a sobrevivir mi trabajo
hoy?”, “¿Cómo voy a poder pagar mis facturas?”. Y así, sin parar.
A lo largo del día pueden asaltarnos las dudas. Tal vez a algunas personas no, pero a
los autores, Claudia y James, sí y con mucha frecuencia.
Pensamos en gente del pasado que nos ha hecho daño e inmediatamente nos
enojamos. A veces incluso nos obsesionamos con nuestro enojo.
O nos preocupamos por un acontecimiento venidero, y sentimos miedo.
Es una práctica constante para muchos de nosotros, que nos hace tener dudas sobre
nosotros mismos y que nos provoca ansiedad durante todo el día.
A veces nos maltratamos a nosotros mismos más de lo que nunca maltrataríamos a
alguien a quien queremos. Ésta es la peor forma de crueldad. Es necesario darse cuenta,
cada día, cuántas de estas actitudes están sucediendo y luego poder decirnos a nosotros
mismos: “Estoy aquí, cariño. Te quiero y quiero cuidar de ti.”

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• EJERCICIO •

LAS TRES CLAVES PARA PARAR


EL PARLOTEO NEGATIVO

La primera clave es descubrirte a ti mismo cuando estás empezando a sentir “el enojo”.
El enojo nunca logra lo que a ti te gustaría.
La segunda clave es tratarte a ti mismo como a alguien a quien quieres. Y si no
puedes “fíngelo hasta que lo logres”. Imagina a alguien por quien sientes cariño e imagina
lo que le dirías a él o a ella. Ahora dítelo a ti mismo.
Abrázate a ti mismo como una madre lo haría con su hijo.
La tercera clave es tratar a otros con amor. Sin la primera y la segunda clave para
enseñarte cómo hacerlo, esto sería más difícil.
Pero es importante. ¿Vas a quedarte con tu enojo o vas a practicar la compasión? Es tu
elección, pero esperamos que elijas la compasión.

HACEMOS ESTOS EJERCICIOS PORQUE...

La razón para hacer todos estos ejercicios y para tener otra perspectiva sobre el cambio en
nuestra vida es que el cambio es algo muy difícil.
Hemos pasado una vida siendo programados para lo que es “correcto” y para lo que
está “mal”. Pero ahora estamos abriéndonos a nuevas maneras de ver las cosas.
Estos métodos permiten que un gran poder entre en nuestras vidas para manifestar un
cambio real.
Todos estos métodos están diseñados específicamente para dejar que la abundancia
entre. Para dejar que la riqueza entre. Para dejar que entren el amor y la creatividad.
Todos ellos comienzan con la confianza: puedes confiar en que hay razones por las
que estás leyendo este libro.

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¿Qué puedes hacer cuando tocas fondo?

JAMES: Vendí mi primer negocio por mucho dinero. Esto se volvió mi peor pesadilla.
Después del 2000, mi empresa estuvo haciendo páginas web para compañías de
entretenimiento. Bad Boy Records, Miramax, Time Warner, HBO, Sony, Disney, Loud
Records, Interscope y otras más. Ah, y además Con Edison.
Entonces me di cuenta de que, en secundaria, los niños ya estaban aprendiendo
HTML, así que vendí el negocio.
Compré mi apartamento por millones de dólares. Lo remodelé por completo.
¡Incluso utilicé Feng shui! Compré obras de arte, jugué mucho al póker, empecé a
invertir en varias compañías: un millón aquí, algunos cientos de miles por allá.
Luego empecé otras compañías. Y compré más cosas. Y después me volví adicto,
el peor tipo de adicto.
De junio del 2000 a septiembre del 2001, probablemente perdí un millón de dólares
por semana.
No podía parar. Quería volver otra vez a la cima. Quería ser querido y quería tener
100 millones de dólares para que la gente me quisiera.
Y me sentía lleno de arrepentimiento. Pude haber hecho mucho bien, pero en lugar
de eso lo desperdicié todo.
Y mientras más me arrepentía, más viajaba en el tiempo, lejos del presente,
viviendo una y otra vez en el pasado.
Sentí que me iba a morir. Y de alguna forma, esa manera de llegar a cero equivalía a
la muerte. No podía creer lo estúpido que había sido. Perdí a todos mis amigos, nadie me
regresaba las llamadas. Fui al cajero: lo único que quedaba eran $143 dólares.
No había trabajo; no había nada.
Un fin de semana cuando tenía cero dólares en mi cuenta bancaria llamé a mis
padres para pedirles dinero prestado y me dijeron que no. Ésa fue la última vez que hablé
con mi padre, pues seis meses después tuvo un ataque cardiaco y murió.
Para poder calmarme, traté de meditar, pero no funcionó. Tenía demasiada
ansiedad. Ni siquiera podía dormir. Perdí 14 kilos. Mido 1.75, y bajé de 72 a 58 kilos.
No podía hablar con nadie. No podía moverme y dejé de tener ideas. Lloraba todos los
días.
No había ni un solo momento en el que no me sintiera enfermo. Había
decepcionado a mis hijos, con lo cual no podía sino morir y ellos nunca se acordarían
más de mí.
Mi esposa de entonces, mis hijos y yo nos mudamos a unos 130 kilómetros al norte
de la ciudad de Nueva York con el poco dinero que sacamos al vender el apartamento
con pérdidas. No pude salir de la casa durante tres meses. Me sentía terriblemente
deprimido. Gané el peso que había perdido, con otros quince kilos más. Hasta el punto
que o me moría o alimentaba a mi familia. Así que me vi obligado a escogerme a mí

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mismo.
Pero primero necesité volver a asentarme. Y eso no sucedió de la noche a la
mañana. No es que no tuviera ya nada que perder y que de repente me sintiera
infinitamente feliz. No se puede ir desde estar completamente tirado en la lona a sentirse
volar por el firmamento. Tal vez algunos puedan, pero claramente yo no.
Así que debí empezar con lo básico. Tuve que empezar a ejercitar los músculos
básicos de una vida sana, física, emocional, mental y espiritualmente. Debía hacer esto
por mi propio interés. Pero volver a la salud también era lo mejor que podía hacer por la
gente que me rodeaba, y que quería.

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• EJERCICIO •

LA PRÁCTICA DIARIA PARA


LEVANTARSE DEL PISO

JAMES: Nunca salimos de la desesperación y del dolor en un plumazo. No es “magia”.


Vivir es una actividad diaria, y así es la práctica para salir de la depresión, o para
levantarnos del piso y empezar el viaje de regreso desde la oscuridad.
La Práctica Diaria es lo que a mí me ha funcionado una y otra vez en mi viaje de
regreso desde las noches más oscuras de mi vida. Mi vida sigue mejorando cada seis
meses. Si olvido esto, puedo regresar otra vez a la depresión.
Lo que hice:

• Comencé a hacer ejercicio cada día. Comencé a comer mejor: un buen almuerzo,
una pequeña cena, nada de tentempiés.
• Comencé a dormir nueve horas al día. Explicaré más sobre esto luego.
• Comencé a rodearme solamente de gente que me quería y me apoyaba. Rompí los
lazos con quienes me sentía mal ante su presencia.
• Escribí cada día ideas sobre artículos que podía escribir y negocios que podía
empezar. Poco a poco empecé a recibir dinero por escribir. Si no ejercitas el
músculo de las ideas, se atrofia como cualquier otro músculo. Y se atrofia
rápidamente. Debes trabajarlo todos los días, hasta que se vuelva una máquina de
ideas.
• Decidí que quería ayudar a la gente y ser honesto cada día. Me sentí agradecido por
mis hijas y por las cosas que tenía. No estaba evitando la realidad ni el
arrepentimiento. Ésta era mi realidad y quería aprovecharla lo más posible.
• Debí aprender a soltar. Si un atleta viene preparado a la carrera y hace lo mejor que
puede, entonces es un verdadero profesional y puede rendirse ante los resultados.
Debía rendirme ante el hecho de que no puedo controlarlo todo. Pero puedo estar
listo.
• Cada día vengo al juego preparado.

Y la vida se vuelve mejor. Me volví una máquina de ideas. Comencé otros negocios, y
luego los vendí. Comencé a escribir y he tenido millones de lectores. La vida es buena.
Luego dejé de usar las técnicas fundamentales que acabo de describir. Y eso resultó
fatal; hice todo lo que no debía hacer. Yo era un adicto. Imagínate los peores abusos. Ése
era yo, una vez más.
Y de nuevo perdí todo. Todo. ¡Ah! Tuve que empezar de nuevo. No podía creer que
debía comenzar de la nada.
Cada vez que he perdido dinero y amor es porque he abusado física, emocional,
mental y también espiritualmente de mi salud. Ahora, cada día sin excepción, hago la
Práctica Diaria para ejercitar los músculos básicos de una vida sana. Y ha funcionado. O
eso espero. Y rezo por no echar todo a perder de nuevo.
Con frecuencia escuchas que lo importante no es el destino, sino el trayecto. Pero esto
no es cierto y nunca lo ha sido. Tiene que ver con el ahora. Tiene que ver con elegir ahora
mismo la salud en cada una de las cuatro áreas y decir que no a cualquier cosa que pueda
bloquearla.
El ahora es el único lugar donde puedes estar, y puedes elegir no desperdiciarlo.

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¿Por qué el sexo y el amor aparecen tan pronto en un libro que trata sobre decir No?
Es una pregunta justa, y aquí hay otra para ti: ¿Cómo se relacionan el sexo y el
amor con la abundancia y la creatividad? Para ponerlo en una manera simple, la llave
para acceder a nuestras fuerzas creativas es elegir qué relaciones y qué gente debemos
dejar entrar a nuestras vidas.
Cuando se trata de sexo y de la “idea” de lo que el amor puede ser –sobre todo si
nos basamos en las películas de Hollywood– todos tenemos un gran potencial para
descarrilarnos brutalmente de las vías de nuestro tren creativo y desembocar en un
oscuro páramo psicológico del que puede tomarnos años regresar.
Cuando se trata del sexo y del amor tenemos el riesgo de transformarnos en alguien
irreconocible: actores, en lugar de gente de verdad. Nos gusta cambiar con tal de agradar
a otros, darnos aires para parecer impactantes y por supuesto exagerar para impresionar.
Cuando los Nos no están en su sitio, nos volvemos vulnerables al abuso. La
vulnerabilidad abre una puerta y las terribles fuerzas de la perdición tienen la posibilidad
de entrar. Y lo harán.
Pero esto está bien. En muchos casos, simplemente nunca aprendimos a amar. O no
seguimos los ejemplos adecuados o tuvimos los maestros equivocados.
Sólo que nuestros Nos no están bien puestos en su sitio cuando nos enojamos o nos
sentimos heridos. Nos quedamos en la inconsciencia e inmediatamente buscamos la
próxima excitación para distraernos, para atontarnos o para volvernos insensibles.
El sexo es una gran distracción, y las relaciones “amorosas” que se crean por las
razones equivocadas son un sustituto maravilloso. ¡Hey! Después de todo, nos vemos
geniales en el papel.
Filtrar a la gente que dejamos entrar en nuestras vidas es probablemente el factor
más importante para determinar si viviremos o no una vida feliz. Ya que si dejamos
entrar a la gente equivocada, vamos a perder nuestra energía y si la perdemos, ¿cómo
podemos esperar tener abundancia y creatividad?
Simplemente no funciona.
Si tenemos gente desastrosa a nuestro alrededor, tenemos una vida desastrosa; si
tenemos a gente entusiasta y que nos da todo su apoyo, tenemos una vida creativa y

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abundante. La gente que sólo da dolor es la que nos vacía de nuestra energía. No dejes
que te quiten tu maravillosa energía. No lo digo como una fórmula poética: es una
petición. Por favor no dejes en tu vida a la gente que siempre está rebajándote.
Hemos visto a mucha gente perder sus negocios, su familias y su herencias bajo la
compulsión de pagar prostitutas o comprar coches caros para presumir. Hemos visto
gente que se casa en el furor del momento sólo para separarse una semana después,
aunque la energía parecía ser fabulosa en ese momento especial. Hemos visto a mujeres
quedarse en relaciones donde hay abuso por todas las razones incorrectas (dinero, un
falso sentido de la seguridad, una casa) y morir, literalmente, por todo eso.
Reconsidera a quién llamas tus amigos, amantes y socios, y puede que te
sorprendas. Porque si no le dices No a la gente terrible, tu vida va a irse por el caño.

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• EJERCICIO •

¿QUIÉN FORMA PARTE DE TU


CÍRCULO INTERIOR?

Haz una lista de la gente más cercana en tu vida: familia, amigos, compañeros de trabajo,
vecinos. Cualquiera que veas más de cinco veces a la semana.
Califica en una escala del 1 al 10 cómo te sientes luego de interactuar con esa persona,
el 10 siendo la mejor calificación.
Comienza a retirarte de quien tenga menos de 8. Si tiene menos de 5, toma todavía
más distancia.
Si los ves en el trabajo, salúdalos con amabilidad pero trata de no tener más contacto.
Vuélvete un cirujano. Estás operando en todas tus relaciones sociales. No importa de
quién se trate: jefe, familia, colegas, cualquiera. Esto no significa que seas egoísta y que
evites a la gente que necesita tu ayuda. Puedes estar ahí para ayudarlos. Pero ponte la
máscara de oxígeno a ti primero cuando el avión vaya a hacer un aterrizaje de emergencia.
Tampoco significa que debas eliminar completamente a la gente que tenga una baja
calificación en tu lista. No se trata de un interruptor de encender y apagar, sino de un
interruptor que te permite bajar la intensidad de la luz. Es un utensilio que te permite
discriminar para que puedas sacar tu máximo potencial creativo.

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Decir NO a la gente que sabes que no es buena para ti

CLAUDIA: En el otoño del 2002, me enamoré de Tim. O por lo menos es lo que me dije a
mí misma mientras caminaba desde la librería flotando en el aire.
Para ser honesta, lo que hice fue proyectar en él todas las cualidades que esperaba
que tuviera, y luego me dispuse a amarlo por tenerlas. Es curioso lo inconcientes que
podemos ser cuando se trata de relaciones románticas.
Él era un virtuoso del piano; tenía talento y dinero.
Yo tenía un trabajo que odiaba y nada que hablara de mi propia creatividad. Mis
propios talentos estaban completamente enterrados bajo mis miedos a poder crear
cualquier cosa. Y además, estaba sin dinero.
En nuestra segunda cita me llevó a su estudio y tocó, sólo para mí, una de las
composiciones de Liszt más románticas, Liebestraum, que, no podía ser más claro,
quiere decir “sueño de amor” en alemán.
Mientras Tim tocaba, me quedé boquiabierta mientras la electricidad comenzaba a
subir; un cosquilleo comenzó a recorrer todo mi cuerpo: una verdadera adicción eléctrica.
Por momentos mis ojos se cerraban de manera involuntaria. La ilusión me estaba
embriagando.
Él era el hombre para mí.
Yo no sabía nada sobre él. Sabía que era el hombre para mí.
Y así de fácil, caí en un tornado de adicción amorosa. Me intoxicaba. Me sentía
intrigada y quería más. Quería casarme con él. Y él tomó, naturalmente, la oportunidad
de tenerme.
Luego del recital de piano, no me llamó durante meses. Pero cuando lo hizo, me
sentí encantada.
Qué importaba el medio año de ausencia inexplicable. Yo lo amaba. ¿Por qué mis
pocos amigos no podían entender esto? Tal vez era porque no se lo había dicho a nadie.
Yo quería sorprender a todos con la boda y mi mente estaba planeándolo todo.
No pude creerlo cuando, después de la tercera cita, no me llamó al día siguiente, o
al siguiente. Yo traté de llamarlo, pero no recibí respuesta.
Otra vez pasaron meses. Me dije a mí misma que probablemente era tímido o que
estaba viajando.
La tercera vez que me llamó, le dije a una amiga que no podía resistirme a él, que
tenía poder sobre mí.
Ella me respondió que él no tenía poder sobre mí; yo era la que se lo estaba dando
y la que necesitaba decirle No cuando estaba diciéndole sí.
Salí otra vez con él. Comimos en un restaurante, olí las flores y de nuevo creí ver
pistas de lo que podría venir a continuación.
Y aun cuando sabía que todo estaba mal, le di la pistola y el permiso para
ejecutarme. O por lo menos a mi autoestima. Me morí un poco esa noche. Pero lo hice

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sabiendo que yo no era de ninguna manera una víctima; era una participante totalmente
entregada.
Al día siguiente me sentí miserable. Sabía que quería dejarlo. Cada vez que mueres
un poco, estás cada vez más cerca de que te tomen por muerto. Quería dejarlo no sólo
porque me hacía daño, sino porque quería encontrar un amor de verdad. Quería amor,
un compañero, un amigo, alguien a quien amar y que me amara también. Y no quería
sólo las sobras.
Cuando te quedas medio muerta necesitas encontrar una nueva vida para poder
sobrevivir.
Así que al final lo entendí. Finalmente sabía qué tenía que hacer.
Y luego volvió a llamarme.
“Hola, Tim. ¿Cómo puedo ayudarte?”, le dije. Estaba temblando.
“¿Co-co-cómo puedo ayudarte?”, dijo, burlándose de mí.
No mordí el anzuelo, sólo tomé una respiración profunda.
“¿Qué parte de No quiero volver a hablar nunca contigo no entendiste?”, le dije.
Nunca le había dicho semejantes palabras, pero entendió muy bien. Nos habíamos
visto cuatro veces en dos años. No era tonto. En cierta ocasión, incluso me había dicho
que había estudiado en una de las mejores universidades del país.
Trató de justificarse: “Lo que sucedió fue que...”
Ésa fue mi oportunidad de transformar mi No en mi ley. Es aquí donde el No
cuenta en el sexo; aquí es donde retomamos nuestra autoestima, y con ella, nuestra
energía, nuestro deseo de crear. Éste es el momento de apropiarnos de nuestro talento y
de ser lo que somos: creaturas magníficas.
“Y ahora voy a colgar”, le dije. Y así lo hice.
Me sentí pésimo. Mi estómago estaba hecho un nudo. Cuando nos reapropiamos de
nuestra autoestima podemos sentirnos de esa manera. Puede ser una nueva sensación,
pero de verdad es efectiva.
Es bueno para ti, y viene de Dios para ti.
En ese tiempo, aún me preguntaba: ¿Habré hecho lo correcto? ¿Mi vida va a ser
tan interesante como cuando empecé a salir con él? ¿Y si esta vez sí pensaba realmente
quedarse conmigo?
Pero sé bien tres cosas:

1. Si no pensaba hacerlo la primera vez, no pensaba hacerlo nunca. Y punto.


2. Para poder atraer al tipo más cool, me volví la mujer más cool (y no sólo en el amor, sino en todos
los aspectos de mi vida).
3. Para llegar a ser la mujer más cool, tuve que darme cuenta que me lo merecía, que debía descubrir
mi propio talento creativo y usarlo.

Nunca vas a descubrir tu talento creativo al decirle sí a todas las personas que tratan de
vaciarte de tu energía con relaciones que no van hacia ningún lado, o con gente que trata
de controlarte o rebajarte, o que trata de engañarte o mentirte.

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En esta área todo es bastante blanco y negro; o bien te apoyan los que están cerca
de ti, o te llevan a caer por el caño y desde ahí hasta el drenaje.
Después del incidente con Tim, estaba editando un video mío haciendo una postura
de yoga. Éste es uno de mis muchos proyectos creativos. Entonces, a través de mi
teléfono, oí la música del Liebestraum.
El ver un video que mostraba mi talento bajo la misma música que alguna vez me
quitaba la energía me hizo pensar que existía una suerte de compromiso universal. Lo
interpreté como un No que había llevado a un “¡Bien hecho!” Dios estaba asintiendo y
susurrándome: “Brilla ahora con tu propia luz. ¡Adelante, chica!” Éste es el No que te
lleva a renacer como el Fénix de las cenizas de la adicción y de la ilusión.
Es el No de concentrar nuestra energía sexual para poder crear vida en cualquiera
de sus vertientes: relaciones, bebés, arte. Lo que nuestro corazón desee.
Significa decir No a los dramas baratos.
Gracias a Dios estoy escribiendo esto en lugar de estar esperando a que alguien me
llame.
(JAMES: ¡Amén!)

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• EJERCICIO •

¿A DÓNDE SE FUE MI CREATIVIDAD?

¿Sientes que hay un lado creativo tuyo que parece haber desaparecido? ¿Qué te gustaba
hacer cuando eras niño que ya no haces? Puede ser que te gustara leer, o dibujar, o escribir,
o cantar. Escoge cualquier cosa que te haga sentir como si el tiempo dejara de existir y que
tú estás fluyendo en la vida.
Primero escribe estas cosas en un pedazo de papel. Por ejemplo: a mí me gusta
dibujar, interpretar mis sueños, tener un tiempo de reflexión, leer libros que tengan un
mensaje profundo y leer viejos cómics.
Deja estas notas cerca de tu computadora.
Permite que estén ahí como parte de tu vida.
Deja que vuelvan a tu vida al ser consciente de ellas.

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Decir NO por amor
CLAUDIA: ¡Dame la muerte que debo tener!, solía yo rezar. Y créanme, la recibí.
Yo rezaba así mientras miraba el techo descascarado en la casa del sur de la India
que estaba rentando con otras cuatro personas. Rezaba a las energías transformadoras y
a cualquier Dios que pudiera estar escuchando.
Mi oración era simple. Quería no volver a sentir el dolor que iba a infligirme a mí
misma. Otra vez.
Conocí a Bill en Myzore durante un viaje intensivo de yoga. En nuestra primera
cita, que yo inicié, estaba fascinada con su conversación, y mientras hablaba comencé a
planear nuestra boda. (Tal vez ya hayan notado aquí un patrón; fue apenas unos años
después de Tim).
En nuestra segunda cita lo llevé al centro. Me vestí de rojo. Él había aceptado pasar
todo el día conmigo. Todo parecía estar yendo bien.
Durante el almuerzo aproveché la oportunidad para preguntarle qué pensaba sobre
el amor. Se veía incómodo, y me dio una explicación del tipo de las Sagradas Escrituras
del Yoga: “El amor es universal.”
“No”, le dije, “¿qué piensas tú de la relación hombre-mujer? ¿Y sobre las
relaciones? ¿Y el amor?” No se me ocurrió que apenas acababa de conocer a Bill y que
ésa era una pregunta muy personal. Yo quería que me dijera lo que yo quería escuchar, y
que me lo dijera ya. Y él esquivó la pregunta. Bien por él.
Finalmente llegó el momento de nuestra tercera y última cita. Iba a tomar un avión
esa noche que iba a traerme a casa. Él regresaría a Canadá unas semanas después.
No sé en qué estaba pensando cuando me puse maquillaje para salir con él. La
ilusión tiene la facultad de hacer borrosas las cosas y de crear historias casi coherentes
para cubrir las realidades más duras. Pensé que iba a recibir esa noche el beso que
despertó a la Bella Durmiente. Lo que recibí fue la muerte que había estado pidiendo.
Él no sabía que era el Día de San Valentín hasta que llegamos al Domino’s Pizza y
vimos los globos en forma de corazón que estaban flotando por todas partes.
Al final de la cita, cuando no parecía tener intención de besarme, en lugar de la
ilusión empecé a sentir desesperación. Bill iba a romperme en un millón de pedazos. Algo
había ido mal conmigo. Otra vez.
¡Otra vez!
Esa noche mientras estaba empacando, comencé a llorar.
Cuando regresé a Nueva Jersey me sentí mal cuando no recibí noticias suyas. Mis
fantasías de irme a vivir a Canadá se esfumaron, y comencé a sentirme enojada, tensa,
alterada y como si yo fuera un completo fracaso. ¿Por qué me encontraba en el mismo
hoyo negro del que creí haber escapado la última vez, con Tim?
¿Qué es lo que estaba mal conmigo?
Ya que había usado toda mi energía tratando de estar con hombres que no estaban
disponibles, estaba sin energía y sin creatividad. Una noche estaba leyendo el libro de

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Julia Cameron, El camino del artista, buscando la inspiración. En él, ella escribe que el
capítulo de la retirada de Adictos al sexo y al amor anónimos debería ser lectura
obligatorio para todos.
Ésa fue la primera vez que las palabras amor y adicción aparecían en la misma
frase. Mis ojos se levantaron de la página. ¿Podría ser eso?
¿Podría ser que toda esa búsqueda de hombres que no me retribuían el amor, y que
el imparable deseo de controlar el resultado de las relaciones tuviera algo que ver con la
adicción? Por lo menos tenía que averiguarlo. Busqué un grupo de apoyo cerca de mi
casa. Tal vez la muerte tenía algo que ver con ponerme en ridículo en frente de extraños.
Una noche, de la manera más tonta, sintiéndome avergonzada y con lágrimas en los
ojos, admití mis vulnerabilidades a un grupo de gente que se sentaba en un círculo. Les
conté de mi increíble habilidad para encontrar y tratar de estar con hombres que no están
disponibles, y hacer que escaparan.
Este pequeño acto de vulnerabilidad, que sentí que fue como una verdadera muerte
para mí, resultó ser el salvavidas que necesitaba. Saber que no estaba sola me hacía
sentir a salvo. Me enseñó que la muerte tiene menos que ver con funerales y mucho más
con atreverse a hacer la cosa más valiente: pedir ayuda, aun cuando eso suponga exponer
nuestro corazón.
Una rápida ojeada hacia delante: mi amigo Gary nunca había estado en una reunión
de adictos al amor; nunca ha buscado ayuda. Una tarde del verano pasado me dijo que la
noche anterior había salido en una cita con una mujer, Lisa. Al principio del encuentro, le
dijo algo desagradable para tener ventaja. Ella también usó sus estrategias para retomar el
control.
Cuando las cosas salieron diferente de lo que Gary había planeado, dijo que tenía
que irse porque era un hombre muy ocupado. En los pocos minutos que permanecieron
en el lobby de su hotel, él se sentía orgulloso. ¿Había ganado?
Nadie había ganado esa noche, porque nadie había estado en la cita. Me daba
cuenta de que dos cuerpos se habían encontrado en Orlando, pero no sus almas. Gary y
Lisa no había estado ahí; más bien había habido dos sistemas de reglas jugando contra el
otro, dos libros con instrucciones y con líneas hechas, estrategias de control y una guía
paso a paso para hacer una rápida salida cuando las cosas no salían como se esperaba.
Los verdaderos Gary y Lisa se quedaron en casa, en sus habitaciones, solitarios,
esperando encontrar el amor, tristes y sintiéndose poco merecedores, preguntándose por
qué esto estaba pasando otra vez.
Entiendo lo que le pasó a Gary. Después de todo soy bastante parecida al campeón
del mundo en control de relaciones. Hice eso hasta la edad de 40 años.
La muerte que pedí –y que conseguí– esa noche me ayudó a darme cuenta de que
en ese tiempo, como Gary, yo había ido a muchas citas sin estar realmente presente.
Nunca había conocido a un hombre sin haber tenido ya expectativas y un plan. De
hecho, nunca había estado ahí. En lugar de eso, había “dictado” una serie de
“instrucciones” y “reglas” y “planes” a largo plazo que habían ido a la cita en mi lugar.
Era un robot programado por un mal programador –yo misma–. Había estado siguiendo

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reglas y regulaciones de las que había escuchado hablar a otros. Me compré la mentira de
que si seguía ciertos pasos, cualquier cosa que no fuera mi propia verdad, eso me
garantizaría la felicidad. Y nunca funcionó.
Por la sugerencia de Julia Cameron, leí el capítulo que mencionaba y fui a una
reunión. Soy Claudia, dije, y creo que soy una adicta al amor.
La muerte que pedí y que necesitaba era para reconocer que soy adicta; necesitaba
la conciencia de que me saboteo a mí misma al jugar el juego dictado por las reglas de
otra persona, por lo que otros pensaban que podría funcionar. Se trata de procesos que
algunos llamados expertos trabajan mucho en perfeccionar para tener la cita perfecta, con
el único detalle de que tú no vas a estar en ella, ni siquiera cerca de ella. Aunque los
procesos sí.
Necesitaba esa muerte para darme cuenta de que no controlo nada, especialmente
en lo que se refiere a las relaciones. No puedo controlar a un hombre como tampoco
puedo controlar lo que hará o lo que dirá mi hermano, o lo que mi esposo va a publicar
en Facebook (James: bueno, a veces ella puede controlar eso). O lo que hará mi jefe. O
lo que hará el banco. Y así con todo, incluyendo los mitos contra los que luchamos sin
éxito.
La muerte que necesitaba era para decir No a mi incesante obsesión de orquestar
cada relación que tenía.
Cuando por fin me di cuenta de que esa manera de pensar me había llevado a
cumplir 40 soltera y sola, pasó algo totalmente distinto a lo que había imaginado. De
repente, y para mi sorpresa, tenía ayuda. Había otros en el hoyo conmigo, todos tratando
de entender lo que estaba sucediendo, escuchándonos, ayudándome a entender que los
hombres, como las mujeres, también tienen sentimientos.
La muerte no era tan mala. Al parecer cuando llega lo hace trayendo regalos. Meses
después de ir a estas reuniones, empezamos a ir a bailar juntos. Nadie salía con nadie
porque queríamos permanecer “sobrios”, y porque sabíamos que si salíamos con alguien
del grupo tendríamos que hablarlo públicamente, en frente de todos. Sabíamos que ser
vulnerables y poder hablar nuestras tendencias era la única manera de aceptarlas,
revisarlas, corregirlas y sanar.
Ahora yo era parte de una manada en la que, para bien y para mal, estábamos
juntos en el mismo lío. Tenía un grupo de apoyo con otros humanos que, como yo, han
vivido mucho tiempo bajo la ilusión de control. Tal vez por puro cansancio ahora
estábamos listos para ser honestos.
Los caminos que nos habían llevado hasta aquí eran muy diferentes. Algunos eran
anoréxicos enamorados, es decir, eran gente que no estaba dispuesta a aceptar el amor y
preferían vivir en fantasías. Algunos pasaban todas las noches y los fines de semana
viendo pornografía; otros preferían a gente inaccesible y los acosaban, o planeaban bodas
en la primera cita: sí, ésa era yo.
Pero todos teníamos algo en común: estábamos cansados de ello. Queríamos
cambiar, y queríamos verdaderas parejas que estuvieran dispuestas a correspondernos.
Cuando pudimos admitirlo, nos encontramos unos a otros. Cuando logramos

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admitirlo fue como si Dios abriera las puertas y dijera: “¡Ah, finalmente! Por favor entra.
Te he estado esperando y ahora por fin puedo ayudarte. Me alegra tanto verte.”
Todos pensamos que podíamos manipular la energía más poderosa que tenemos
como seres humanos: la sexual, que lleva al nacimiento, a la evolución y a la muerte.
¿Qué tan equivocada estaba al pensar que podía controlar o manipular esa energía?
¿Qué tan loca estaba para pensar que esta fuerza podía ser dominada por reglas y
estrategias humanas, o para creer, incluso por un segundo, que yo la poseía?
Cuando encontré este grupo entré en un círculo vicioso de arrogancia y de negación,
pensando que podía acceder a esta fuente de vida yo sola, sin ayuda, sin oración y sin
respeto por ella, usando sólo mi limitada mente y entendimiento para mi propio placer.
Ése era mi “mejor” pensamiento.
No es que estuviéramos perdiendo el juicio, sino que estábamos demasiado en él,
demasiado dentro de nuestra mente. Estábamos atrapados por ella. Estábamos
capturados en conversaciones infinitas de “ella dijo, él dijo” y “si hago esto, entonces él
probablemente hará lo otro” y “si la rechazo, entonces ella querrá acostarse conmigo y
querrá estar cada vez más conmigo”. Pensamos que esto podría evitar que sintiéramos la
vulnerabilidad del amor verdadero. Protegernos de ser lo que realmente éramos.
Al tomar el paso de admitir que no tenía poder sobre esta adicción me asustaba
porque significaba tomar el riesgo de ser una perdedora, de acuerdo con todas las
convenciones que entonces yo creía que eran verdaderas.
Al final el valor de tomar riesgos valió la pena cuando pude tocar fondo y admitir
ante mí y ante los demás que necesitaba ayuda; sentí como si finalmente estuviera
abriendo los ojos. Y así pude ver la luz al final del túnel.
A través de los grupos de apoyo pude darme cuenta de lo que me estaba reteniendo
para salir adelante: una tristeza muy arraigada que necesitaba ser perdonada o soltada.
Cosas en las que me había equivocado y que necesitaba enfrentar.
Y así comencé a sanar. El discernimiento comenzó a crecer en mí y también la
sobriedad. Un paso a la vez, un día a la vez.

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• EJERCICIO •

SOMOS EL PROMEDIO DE LAS CINCO PERSONAS CON


LAS QUE PASAMOS NUESTRO TIEMPO

Con frecuencia somos el promedio de las cinco personas con las que pasamos la mayor
parte de nuestro tiempo.

• ¿Quiénes son las cinco personas con las que pasas tiempo en tu vida que te inspiran?
Haz una lista.
• ¿Son personas en las que puedes confiar? ¿Son personas que escuchas?
• ¿Son gente con las que puedes ser tú mismo?
• ¿Son gente que respeta tu necesidad de espacio y de límites?
• Organiza momentos con estas personas, para hablar y escucharse.
• Y la parte difícil: escúchalos a ellos.

Reflexiona sobre esto. Puede que quieras tomar un paso más allá. También eres las cinco
cosas que tienes siempre alrededor de ti, las ideas de los cinco libros en los que pones tu
atención, los sentimientos de cinco películas o programas de televisión que ves, etc. Tu
ambiente más inmediato tiene un impacto más profundo en ti de lo que imaginas.

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Un gran secreto para hacer realidad tus deseos

CLAUDIA: Después de reunirme con un grupo de apoyo por un tiempo, regresé a la


sobriedad. Ya no buscaba hombres inaccesibles. De hecho, me hacía a un lado muy
educadamente cada vez que me encontraba con alguno.
Primero tuve que empezar a decir No, luego la ayuda y el apoyo me dieron una
mayor conciencia personal; todo esto me llevó al discernimiento y al redescubrimiento
de quién soy y de lo que soy capaz de hacer.
En marzo de 2009 mientras estaba sentada en el círculo del grupo de apoyo, llegó
mi momento de compartir durante tres minutos, y les dije que, desde que sabía que
podía tener acceso a Dios a través de los oídos de todos ellos, recibí un importante
mensaje. Les pedí que me escucharan atentamente.
Entonces me dirigí a Dios y a los presentes, les dije que estaba lista para tener una
relación verdadera, una en la que hubiera amor, honradez y respeto; una en la que
hombre y mujer estuvieran unidos por un poder mayor, y que pudiéramos ponernos al
servicio de ese poder.
Dije que estaba lista para una relación en la que ambos pudiéramos amarnos y
protegernos, pero también proteger y ayudar al mundo en la manera en la que fuéramos
guiados a hacerlo.
Le dije al grupo que con esas palabras también estaba soltando mi apego a los
resultados, que estaba abierta a lo que el universo me quisiera enviar; tan sólo quería
decirlo en voz alta, a todos ellos, para que pudieran ser testigos de que estaba enviando
un mensaje claro.
Un mes más tarde, le pregunté a mi amiga Michelle si conocía un lugar en donde
encontrar chicos disponibles. Me sugirió entrar al sistema de citas por internet. Me
apunté a dos sitios web. Cuatro días después, James me envió un correo electrónico.
Después de salir juntos durante nuestro primer mes, fue bastante claro para los dos
que debíamos estar juntos, un día a la vez.
Todo lo que pedí se volvió realidad y me siento muy agradecida por ello. Siempre
recordaba que lo que me había llevado ahí no era una serie de reglas o un libro o una
lista; era el deseo de ser fiel a mí misma, de tener una voluntad de abrirme a una tercera
fuerza: un poder superior que entrara en nuestro amor y al que pudiéramos ofrecérselo.
Al mes de salir juntos le dije a James que quería hacer una ceremonia para expresar
gratitud por el amor que sentíamos el uno por el otro, y por las cosas milagrosas que
parecían confirmarnos que estábamos en el camino correcto.
Hicimos nuestro propio círculo, como el círculo que tenía con el grupo que me
apoyaba a superar mis adicciones.
James se puso un saco y pantalones de tintorería. Yo pensé que se veía muy mono:
estaba tomándoselo todo muy en serio. Eso me gustó. Yo me puse un vestido negro,
largo y las mejores joyas que tenía.

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Hicimos un círculo grande en la sala, con velas, luego entramos en él y nos
sentamos en el centro.
Tomamos turnos para hablar. Yo primero. Dije que estaba agradecida de que
estuviéramos juntos y pedíque ambos nos ayudáramos a estar más cerca de nuestro
espíritu y que, como pareja, pudiéramos ser usados para el bien de todos. James repitió
el mensaje, en pocas palabras. Luego nos besamos y cenamos. Él cocinó.
Cinco años después, todavía estamos felizmente casados.
¿Cuál es mi gran secreto?
Cuando el trabajo de base está hecho, cuando pedimos ayuda y nos rodeamos de
gente que respeta nuestras opiniones y nuestra necesidad de compartir quien somos,
aparece un gran y poderoso secreto: llegamos a Dios más rápidamente a través de los
oídos de otras personas.
Puede que desees leer eso de nuevo. Y no sólo me creas –inténtalo y verás.
En la vulnerabilidad de pedir lo que necesitamos frente a otros, con un corazón
abierto y mucha humildad, traemos la presencia de nuestra energía superior –y la de los
demás– a nuestra realidad.
Nosotros creamos un espacio entre dos (o más) personas para dejar que un poder
superior entre. En su presencia, nuestras oraciones se escuchan más, son más fuertes y
efectivas.
Con el esfuerzo adecuado, con el correcto No interno –en este caso, el No a la
adicción– el Sí que siempre has estado buscando puede aparecer.

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• EJERCICIO •

PONER A PRUEBA EL GRAN SECRETO

CLAUDIA: Si quieres atraer algo a tu vida, en lugar de aceptar mi palabra, inténtalo.


Al leer este libro, probablemente has empezado a pensar en esa gente que te apoya y
escucha. Tal vez tengas un grupo de apoyo. Si no lo tienes, crea uno, también puedes
alimentar una buena amistad, porque esto es la raíz de todo. Aunque averiguando lo que
necesitamos o lo que creemos viene del silencio, la manifestación nunca funciona en la
soledad. Necesitamos a otras personas.
En cuanto tengas un amigo o un grupo de gente con quien te sientas seguro, inténtalo.
Dile a la gente frente a ti lo que te gustaría pedirle a Dios, y aunque eso pueda parecer
extraño, ellos serán testigos de tu deseo de manifestar algo en tu vida. Diles que los has
escogido a ellos porque puedes confiar en ellos.
Y luego di bien fuerte: “Estoy listo para esto (aquello que necesitas). Quiero
manifestarlo en mi vida, y mi amigo es mi testigo de que estoy invitando a esta energía en
mi vida. Gracias.”
Da gracias a tu(s) amigo(s) o a tu grupo de apoyo por participar en este ritual. Y déjalo
ir. Y quédate presente. Sé un testigo de las circunstancias en tu vida tal y como se
desarrollen en las siguientes pocas semanas. Ábrete a la vida y ve qué necesitas.
Ríndete ante las palabras que has dicho. Ya están fuera de ti, trayéndote oportunidades.
Dile sí a las oportunidades porque ahora estás listo.

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Decir No al primer signo de peligro

CLAUDIA: Cuando me inscribí en la página de citas por internet, empecé a conocer


muchos hombres. Los veía durante una hora para tomar una taza de té. No había
ataduras, y por supuesto, siempre era en lugares públicos. Yo pensaba que una hora era
suficiente tiempo para saber si había química o no, con lo cual no habría un gran
compromiso de tiempo o dinero para ninguna de las dos partes. Parecía un acuerdo
justo, y funcionaba bien.
Más importante aún, yo sabía que lo que me decían esos hombres sobre sí mismos
en ese primer encuentro sería verdad para mí.
De hecho, una vez ni siquiera necesité una hora.
Ése fue el caso con Jake. Acordamos en vernos un sábado a las 5 de la tarde en una
cafetería en Hoboken. Mientras me alistaba para ir a la cafetería, recibí un correo
electrónico de él, diciendo: “Lo siento, he cambiado de opinión sobre que nos veamos.
Cuídate y te deseo lo mejor, JK.”
Lo llamé inmediatamente porque estaba confundida. Me dijo que las letras al final
del correo (JK) querían decir “just kidding”, “estoy bromeando”, en inglés. Como su
nombre es Jake, asumí que eran sus iniciales.
Según entendí, 15 minutos antes de nuestra primera cita él estaba probablemente
sólo bromeando, pero el objeto de la broma era yo. No nos estábamos riendo juntos y
eso no me hizo sentir bien. Mis tripas ya habían hablado. Y cuando uno siente algo ahí,
lo mejor es prestar atención. Esto era un No. El estar sobria y sin deseo de control me
permitió decirle a Jake, con toda calma, que eso no podía funcionar.
El terminar algo pronto, según las evidencias, podía ser beneficioso tanto para él
como para mí. A los dos nos servía volver rápidamente a nuestro camino, aunque no
fuera el mismo.
Me dijo que ya estaba yendo hacia la cita y que al dar media vuelta tendría que
hacer muchos kilómetros para volver a su casa. Por una fracción de segundo, sentí un
pinchazo de culpa, pero luego recordé que en su perfil decía que no vivía muy lejos de la
cafetería.
Al jugar él con mis culpas, mis entrañas otra vez me pusieron en mi lugar. Pero
estaba en una actitud totalmente cool, con lo cual no tenía intención de cambiarlo ni de
hacerle entender nada a él. Le dije que entendía que ya estuviera en el coche, pero que
era mi decisión. Y de paso, debo decir, que hubiera cancelado la cita si él hubiera tenido
que regresar desde mucho más lejos. La distancia no hace ninguna diferencia una vez
que uno ya ha entendido, en sus adentros, que algo es un No.
Él no podía creerlo e insistió, como si al haber usado su estrategia para picarme,
ésta tuviera que funcionar. Parecía confundido. Le dije que mi intuición decía que No.
Me preguntó: “¿Tu intuición se ha equivocado alguna vez?”
“No puedo creer que me estés dando la oportunidad de responder a esa pregunta”,

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le dije.
Hubo un silencio. No colgó. De verdad quería saberlo, y estaba todavía
escuchando. ¡Guau!
Y entonces respondí: “Es sólo cuando no he seguido mi intuición, Jake, cuando las
cosas han ido muy mal. Cuando fuerzo las cosas para que vayan por donde yo quiero,
ignorando la contracción de mi estómago, es que todo se cae por la borda. Cuando sigo
esa manera errónea de pensar –es decir, de acuerdo, voy a dejar que esto pueda entrar
por esta vez, aunque en realidad me molesta– es que termino mal y llorando. Ya he
hecho esto muchas veces; no voy a hacerlo otra vez. Gracias, pero no gracias. Adiós.”
Cuando alguien te dice quién es, tal y como Jake lo hizo puedes creerlo. No lo
culpes a él y no lo critiques, también él está aprendiendo. Así que llegará a entenderlo.
Oh, y dejemos algo en claro. También las mujeres te dirán quiénes son de la misma
manera. Los detalles lo revelan todo: acciones, palabras, ser o no puntual y jugar o no
con el otro.
La gente irrespetuosa o manipuladora es posible que continúe con el mismo patrón.
Puedes estar seguro de ello.

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• EJERCICIO •

DILO EN VOZ ALTA

JAMES: Cuando he sentido que han abusado de mí o que no me han respetado, he entrado
en un círculo de pensamiento que es difícil de parar. Si tan sólo hubiera dicho esto, si tan
sólo hubiera llegado más tarde, si tan sólo...
Algunos pensamientos se quedan fijos en nuestra mente. Como un papel que ha sido
pegado a un poste telefónico para hacer la publicidad de un mal concierto de rock.
Cuando vuelvas a pensar sobre esa persona (o sobre lo que pasó), dite a ti mismo:
“No.”
Si vuelves a pensar otra vez en esa persona, dítelo en tu cabeza todavía más fuerte:
“No.”
Y luego más fuerte aún.
Y después dilo incluso en voz baja.
Y luego más fuerte.
Y más fuerte.
Eventualmente terminarás por dejar de pensar en esa persona.
Por ahora.

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Decir No a los celos

JAMES: A veces estoy algo celoso de gente que ha heredado mil millones de dólares. Y
luego me siento avergonzado de sentirme así. Soy mejor que eso, me digo erróneamente.
A veces me siento celoso de la gente que se ve mejor que yo. La gente que se ve
genial puede tener el mundo entero, pienso. ¿Por qué no puedo tener el mundo entero?
A veces estoy celoso de mucha gente que hace cosas que me hubiera encantado
haber hecho pero no hice, y ahora me arrepiento. ¿Por qué esa gente? ¿Por qué yo?
Trato de ser perfecto. Trato de quitar las imperfecciones antes de que alguien las
vea y las pongo en mi bolsillo. Las escondo.
No debo nunca estar celoso, pienso yo. Pero luego todo lo que he guardado se me
sale de los bolsillos y soy un desastre. No puedo negarlo.
Los celos, la cólera y la envidia son guías de tu interior. Nunca se trata de las otras
personas. Ni siquiera las conozco. Ellos tienen sus propios problemas. O no. ¡Pero ese
no es mi problema!
Los celos son la guía hacia el sitio en el cual no me siento amado. Tal vez pienso
que no merezco el amor si no tengo miles de millones. O si no me veo como una estrella
del cine. O si no tengo 20 libros que se vendan por millones.
No puedo engañarme a mí mismo. No puedo decir: “No debo envidiarlo”. Porque
mi cuerpo dirá: “¡Es duro, pero sí que siento envidia de eso!” Tu cuerpo sabrá cuándo
estás mintiendo.
Un terapeuta una vez me dijo: “Las raíces de este comportamiento pueden venir de
mucho tiempo atrás. Puede que vengan de tus primeros años en la infancia.”
Eso me suena como que requiere mucho trabajo. Y mucha terapia. Tal vez no me
amamantaron lo suficiente y debería averiguarlo –dentro de un par de años, en terapias
de una vez por semana, a una tarifa de varios cientos de dólares por sesión–. ¿Quién
sabe? Las raíces de la envidia pueden ser cualquier cosa. Pero yo tengo que ir hoy al
trabajo, y lo que elijo hoy es no sentirme avergonzado por ello. Quiero decir: “Okey, éste
es mi desafío para el día de hoy.” Y entonces aceptarlo.
Tengo un problema con mi relación con el dinero. Gracias, celos míos, por
habérmelo mostrado. Es totalmente verdadero.
Tengo un problema con mi apariencia. Desde que una chica se fue corriendo en el
campamento de arte en cuanto le dije que me gustaba y ella me respondió: “¡Ni en un
millón de años!” Gracias, celos míos. Aparentemente me veo lo suficientemente bien
como para haber encontrado una buena mujer. O tal vez fue gracias a mi sentido del
humor.
Los celos son inevitables. Así que tómalos como lo que son: una guía para que
puedas salir de prisión. Así es como puedes enfrentarlo:

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a) Los celos son una guía para saber lo que está pasando dentro de ti.
b) Nunca tienen que ver con otra persona.
c) Nunca cuentes chismes de la gente que te hace sentir celos. A ellos no les importa cómo piensas. Y
lo que ellos piensan a ti no te concierne en lo más mínimo.
d) Todo el mundo siente celos. Somos humanos. Únete al club.
e) Cada contra tiene un pro. Pregunta: ¿Qué tiene de bueno la envidia? Si no tengo lo suficiente, quizá
deba redefinir “suficiente.”

Existe una historia sobre Joseph Heller, autor de Catch-22, cuando se encontró en una
fiesta con una serie de directores de fondos de riesgo de Wall Street. Un hombre se dirige
a él y le señala un joven de unos veintitantos años. El hombre le dice: “¿Ves al chico que
está allá? Hizo más dinero el año pasado del que tú harás en toda tu vida escribiendo tus
libros.”
Heller volteó a ver al hombre y le dijo: “Yo tengo algo que él nunca tendrá.”
El otro se ríe y pregunta: “¿Qué es?”
Heller responde: “Yo sí tengo lo suficiente.”
No puedes deshacerte de la envidia. Ésta es otra emoción que no es un interruptor
de encendido y apagado. Es más bien un regulador para la intensidad de la luz. Puedes
bajar tus celos al ejercitar el músculo de la abundancia.

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• EJERCICIO •

¡ES SUFICIENTE!

JAMES: Adelante, toma una respiración profunda.


Encuentra las áreas en tu vida en las que tienes “suficiente” (o más que suficiente).
Haz una lista de ellas. Es ahí donde tienes abundancia.
Encuentra las áreas en las que necesitas definir tu “suficiente”. Haz una lista de ellas.
En estas áreas podrías tener más abundancia, pero todavía no has definido con claridad lo
que la abundancia significa para ti. Tal vez no necesites cien amigos, mil millones de
dólares o un guión producido en Hollywood.
En muchas ocasiones, mientras menos necesites más abundancia tienes.

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Decirle No al autosabotaje

CLAUDIA: Kamal es un empresario muy exitoso. Hace poco tiempo cuando las cosas iban
muy bien en sus negocios, conoció a una mujer que pensó que era la que adecuada para
él.
La buscó. Al principio, ella parecía responder bien a sus avances, pero luego ella
puso mucha distancia y dejó de responder a sus llamadas. Eventualmente comenzó a
salir con otros hombres.
Una tarde, Kamal y yo nos conocimos junto al mar. Él acababa de recibir un
mensaje de texto de ella; decía que ya no quería volver a verlo más. No era el primer
mensaje de texto de ese tipo. Él tenía lágrimas en los ojos.
“Piensa en tu vida como en una estación de tren,” le dije. “Estás sobre la plataforma
y ves que se acerca un tren. Realmente quieres que ése sea tu tren. Te gusta cómo brilla
y cómo se ve, tan fantástico y tan fuerte; estás convencido que es el que te llevará a
casa. Así que empiezas a hacerle señas, e incluso comienzas a saltar cerca de los rieles.”
“Pero este tren no está programado para parar aquí. La conductora está confundida.
Ella comienza a bajar la velocidad y se pregunta qué es lo que estás haciendo. Está
nerviosa.
“Al darte cuenta de que el tren no va a parar, te bajas a los rieles, ante el horror de
la gente que está alrededor de ti, y haces incluso más señales mientras estás dando de
saltos.
“A esas alturas la conductora horrorizada está llamando a la policía y apretando toda
suerte de botones rojos. Empiezan a llegar a la escena los vehículos de emergencia. Todo
está empezando a parar.
“Entretanto, el tren que es para ti, el que te está destinado divinamente, viene detrás
del otro. Sólo que tú no puedes verlo porque estás demasiado ocupado haciendo dramas
innecesarios.
“Tu tren está esperando en algún lugar, sintiéndose solo, incapaz de entrar en tu
estación. La conductora de ese tren que te está destinada se pregunta qué es lo que está
causando los retrasos. Ella ansía llegar a casa, y todo el tiempo has sido tú quien está
causando el atasco, porque no puedes dejar de dar de saltos.”
Al decir no al autosabotaje, puedes dejar los rieles del tren y aceptar el flujo de tu
vida. Deja que el tren continúe, deséale buen viaje y confía en que el tuyo va a llegar
pronto. Eso es todo lo que se necesita.

Miedo al No

JAMES: Con frecuencia tenemos miedo a que nos digan que no. Si le pedimos a alguien
una cita, hay una posibilidad de que digan que no. Cuando tenemos una entrevista de

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trabajo, pueden rechazarnos. Cuando pintamos nuestra obra maestra, puede ser que el
mundo la odie.
No creas que la gente no sabe esto. Hay áreas enteras de la psicología que enseñan
en escuelas, libros y seminarios (seminarios de ventas, de negociación, para tener cita,
etc.) sobre cómo tomar ventaja del miedo de la gente a decir la palabra no.
Nuestras mentes y cuerpos han aprendido a complacer, mucho más que a tomar
riesgos. Nos han enseñado a quedarnos en nuestro uniforme de ser iguales a los demás.
Pero si todos son iguales en una fiesta, ¿cómo sabrías que hay una persona única y
especial que va a la perfección con tu propia manera de ser único?
El No del sexo, el No de la creatividad, el No de la abundancia tiene que ver con
averiguar quién eres de manera que puedas quitarte el uniforme y dejar de tener miedo.
¿Por qué incluir el sexo en esta lista? Porque el sexo es un aspecto en el que nuestro
condicionamiento para agradar puede ser especialmente fuerte.
Pero si todo lo que haces es complacer al otro en detrimento de expresar lo que tú
quieres –que procede de quien eres– entonces tarde o temprano no vas a ser feliz. El
sexo (como cualquier interacción entre dos personas) es íntimo, y tu pareja va a darse
cuenta de tu infelicidad pero puede que no pueda hacer nada para cambiarlo. Él o ella no
pueden leer tu mente.
Eventualmente esto puede desembocar en dos personas muy infelices.
Y dos personas infelices pueden hacer cosas que piensan que pueden hacerlos
felices. Como mentirse para obtener lo que quieren en otro lado, o acabar haciendo cosas
que van a llevarlos a la infelicidad, todo porque tienen miedo de escuchar un “No”.
El sexo es nuestra energía básica y más salvaje. Es como hemos llegado aquí. Y
como nuestros padres llegaron aquí. Y sus padres. Hasta llegar a ... ¿quién sabe? ¡El
eslabón perdido!
Pero el sexo es sólo una frecuencia. También está la creatividad, la risa y el dinero.
También está el valor que le das a los demás cerca de ti. Sin olvidar tu contribución a la
sociedad.
Cuando pones tu propia contribución a la sociedad, recibes una recompensa. Ésta
puede ser en dinero, pero no solamente. El valor crea valor. La gente necesita pagar sus
cuentas. Ser capaz de levantarse y decirle no al conformismo simplemente ayuda a pagar
las cuentas.
Pero lo primero es vencer el miedo.
La metáfora del sexo se aplica a todas tus interacciones. Si te da miedo que tu toque
especial pueda ser rechazado demasiado tiempo, tu toque se vuelve como la lija. Dile no
al miedo del “No”.
No es que todo en la vida deba ser divertido. Se trata más bien de que todo en la
vida puede enfrentarse con valentía.

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• EJERCICIO •

ATREVERSE A PROBAR NUEVAS IDEAS

Intenta esto hoy.


Escribe diez ideas para tu trabajo (o para el trabajo de otro) que puedan darle más
valor.
Escribe los diez pasos siguientes para esas ideas.
Escribe el nombre de diez personas con las que tendrías que compartir esas ideas.
Escríbele a esas personas.
No tengas miedo.
Lo peor que puede pasar es que digan No.

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JAMES: Estaba totalmente seguro de que nunca saldría con una mujer que hablara inglés
como segunda lengua. Sería demasiado difícil de entender. Tendría que estar repitiendo
todo lo que digo. Tendría que estar siempre diciendo: “¿Qué?” Imagínate casarte y estar
siempre diciendo: “¿Qué?”
Después de mi primera cita con Claudia, estaba hablando con un amigo y le conté
que la lengua materna de Claudia era español. Él dijo: “Pues supongo que esa relación ya
se acabó.”
Ahora estoy casado con Claudia. Me gusta su acento.
Y sí, con frecuencia me equivoco.
Cada cinco años todos los libros de texto de las escuelas deben ser tirados a la
basura. La ciencia muchas veces está equivocada o tiene que ser puesta al día.
En 1980 muchos pensaron que las computadoras personales serían inútiles.
Newton fue reemplazado por Einstein que fue reemplazado por la mecánica
cuántica, que fue reemplazada por...
Todos pensaron que la economía desaparecería en 2009.
A veces la medicina occidental está en lo correcto. A veces la medicina oriental está
en lo correcto.
En los años setenta la gente escribió libros diciendo que el mundo no tendría comida
para el año de 1980. O que el mundo estaría sobrepoblado.
La mayor parte de la gente piensa que el matrimonio dura para siempre.
La mayor parte de la gente piensa que sus hijos no hacen nada malo.
La familia piensa que debes estar en cada boda y en cada reunión familiar.
La mayor parte de la gente está equivocada todo el tiempo y no tiene ningún sentido
discutir con ellos. Son felices estando equivocados. Les llena alguna necesidad.
Mis padres querían que tuviera buenas calificaciones, que hiciera un posgrado, que
tuviera un buen trabajo, que me casara, que tuviera mi propia casa, que me ascendieran
en el trabajo, que tuviera hijos y que me fuera a vivir cerca de ellos. Ellos trataron de
dictar toda mi vida; antes, mucho antes de que yo naciera. Su vida no fue feliz. Pero tal

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vez podrían forzar la mía para que lo fuera en alguna medida. Dirigirla. Controlarla.
¿Cuántas veces nuestras elecciones están planeadas por gente que es infeliz, que
está enferma, que está demasiado preocupada por sus deudas, infeliz en su matrimonio o
en sus trabajo? ¿Deberíamos dejar que estas personas nos digan qué debemos hacer con
nuestra vida? ¿Qué nos impongan sus historias? ¿Están en lo correcto con respecto a
nosotros cuando están equivocados sobre ellos mismos?
No quiero desperdiciar mi tiempo enojándome o discutiendo con las personas. O
tratando de convencer a la gente de que está equivocada con respecto a sus planes para
mí. Nada de eso es divertido. Yo sólo elijo no escucharlos. Es un mundo grande. Cuando
una puerta se cierra, diez más se abren. Cuando una persona me odie porque no voy a
hacer lo que él o ella crea que es lo correcto, tengo otros siete billones de personas a
quienes puedo escoger para tener cerca.
La gente (incluyéndome a mí en el pasado) instintivamente sigue lo que les han
impuesto las instituciones, los padres, los colegas, las escuelas, la cultura, la falsa cólera y
los sueños. Pero cada uno de nosotros es único y tenemos nuestro propio camino, sin
importar el que tengan los demás. Tienes que encontrar tu manera de ser único.
Yo quiero hacer aquello que me hace sentir en paz. Aun si a veces significa decir
que no a la gente que quiero. O a las historias me que cuentan.
Pero ésa es la prueba de que me amo a mí mismo.

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• EJERCICIO •

OPINIONES

La próxima vez que alguien tenga una opinión con la cual no estés de acuerdo, intenta esto:

• No discutas; no tiene sentido. Nunca vas a cambiar su manera de pensar.


• Deja que digan su opinión. Trata de aprender algo de ella y de respetar su punto de
vista.
• Todo el mundo quiere ser escuchado.
• Escucha.

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El No asertivo

JAMES: Dejemos por ahora de lado el argumento egoísta. Ya hablaremos de eso luego. Lo
que sigue son algunas “reglas”. No tienes que seguirlas. Todos somos libres.
Regla número 1: No hagas nada que no quieras hacer.
Cuando aceptas hacer algo que no deseas, te vas a sentir resentido con la persona
que te pidió hacerlo. Vas a llegar a detestar esa actividad. Va a chorrear como una vela
encendida en tu corazón, hasta que estés ardiendo de odio hacia ti mismo. Tu simple acto
que hacías pensando que era por amabilidad, es decir un simple Sí, te pondrá a arder.
No sólo eso, es posible que otras personas vayan a dejar de confiar en ti.
No lo hagas.
¿Pero qué pasa si tienes que hacerlo?
Por ejemplo, mucha gente no quiere ir a la escuela.
Bueno, pues no lo hagas. No vayas.
Deja que los otros 20 millones de niños vayan a la escuela y aprendan a ponerse el
uniforme de la sociedad. Puedes hacer algo diferente. Ten una aventura, puedes
sobresalir, crear algo o inventarte una historia.
Una persona puede flotar en el espacio. El resto del planeta mira desde la Tierra y
se pregunta qué se siente hacer eso.
“¡Pero yo no puedo hacerlo!” Okey, te creo. Tal vez sea a causa de tu familia.
Sabemos mucho acerca de ella.
Para a cualquier persona en la calle y pregúntale: “¿Cómo te llevas con tu familia?”
Al principio van a decir “¡Bien!” porque van a pensar: ¿Quién es esta extraña
persona que me paró en la calle y me preguntó sobre mi familia? Y es casi un crimen
no querer y respetar a tu familia.
Pero no conozco a nadie que pueda decir: “Mi familia es perfecta”. Cada lazo de
sangre se rompe en el camino.
Nuestras familias serán por lo general el mayor reto que tengamos que resolver aquí
en la Tierra. Acéptalo. La familia es algo complicado. Pasamos mucho tiempo con
nuestros hermanos y hermanas y padres y primos y tíos. Inevitablemente, aparecen celos
y conflictos. Inevitablemente, ella tiene algo que él no tiene. O ella quería algo pero lo
obtuvo él. O él me ignoró cuando yo lo necesitaba, o ella trató de evitar que tuviera lo
que necesitaba..., etc.
Así que nuestras familias son el primer lugar en donde practicamos el No. Nuestro
No asertivo. Nuestro No a las historias de otras personas.
Los vínculos familiares se vuelven más fuertes si aprendes a decirles No y aprendes
a crear una nueva relación familiar cercana con la gente que amas, con la gente con la
que creciste. Entonces la gente aprende a confiar en ti.
Pero tu familia (y posteriormente tus amigos, o tus colegas, o tus jefes, o tus
escuelas...) tratarán de hacer cualquier cosa para apagar tu primer No. Hacen esto

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porque creen que te están protegiéndote a ti o a sí mismos. Pero con frecuencia lo hacen
porque son inconscientes. No los culpes.
Amenazarán con matarse a menos que...
Amenazarán con matarte a menos que...
Llorarán, manipularán y tratarán de destruir.
Cuando somos jóvenes y no podemos protegernos, algunas de nuestras familias
resultan ser más violentas que otras. Y cuando estamos apenas saliendo del huevo,
empezando a vivir y a volar del nido, no es la violencia física sino la violencia emocional
la que combate nuestro No.
Incluso si eso no funciona, existe la violencia mental: ¡Tienes que hacer esto porque
si no X! Y normalmente X no suele ser una razón muy pensada ni muy sólida. Tienes
que hacer X porque las cosas se hacen de esa manera y punto.
Y finalmente, si todo eso no funciona, entonces la violencia espiritual va a pelear
contra tu No, con el imperativo que debes honrar a tu familia.
Aunque en todas las religiones hay evidencia de lo contrario. En el texto más
sagrado del hinduismo, el Bhagavad Gita, Arjuna se rinde a la mitad de la batalla, en
lugar de luchar contra sus primos, su abuelo y todos sus parientes. Entonces su humilde
auriga, que se llama Krishna, se transforma en el dios Vishnu y le explica por qué debe
necesariamente suceder esto. Por qué su misión es luchar en esta batalla.
Vishnu no le está diciendo “mata a tu familia”. Nadie diría eso. Lo que le dice es
que para alcanzar su propia divinidad debe aprender a decir No y a tomar lo que es
correcto en un momento dado. Tú también necesitas aprender quién eres. Y para Arjuna,
en este momento, hacerlo significaba pelear la batalla.
En el budismo, el joven Sidharta tiene que dejar a su bella esposa, su padre
amoroso, su hijo recién nacido y todas sus posesiones para poder llegar a la inmortalidad,
que lograría encontrar seis años después sentado en silencio. Esto no significa que tengas
que dejar a tu familia para encontrar la iluminación, nada de eso. Pero simbólicamente
nadie puede darte la sabiduría: tú mismo tienes que hacerlo. El ser que encuentra la paz
dentro de sí no necesita a nadie que le diga lo que tiene que hacer, y tampoco nadie para
proyectar sus fantasías en él.
En el judaísmo, Abraham deja la idolatría de su padre para seguir por su lado. Y
también se enfrentan Isaac e Isaías. Y Jacob contra Esaú. Y los hijos de Jacob contra
Josef. Y los hijos de David unos con otros, etc.
En el cristianismo, está el ejemplo de la boda a la que asiste Jesús. Su madre y
hermanos están fuera y quieren verlo. Jesús deja que esperen mientras él va hacia sus
apóstoles y les dice: “Ustedes son ahora mi familia”. Es así cómo nosotros también
vamos por la vida creando nuevas familias, aprendiendo de ellas y avanzando por la vida.
Pero cada religión comenzó con un No: a la familia y al sistema. Y luego a los
amigos y a nuestra cultura.
Esto no es para decirte que entres en ninguna religión. De hecho, la religión con
frecuencia se vuelve el sistema en unas pocas generaciones luego de que se va su
creador.

99
Conforme vayas a tu interior a encontrar el No, vas a encontrarte contigo mismo en
oposición al sistema. Prepárate.
Es cierto, sólo teníamos una regla en mente cuando dijimos que había algunas
reglas:
Así que la regla número 2 es: No olvides la regla número 1.

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• EJERCICIO •

¿A QUÉ ES LO QUE LA SOCIEDAD


QUIERE QUE LE DIGAMOS SÍ?

Primero toma una respiración profunda porque, a pesar de que este ejercicio puede resultar
simple, requiere ir a la raíz de tus ideas, que puede ser perturbador. Así que elige el tiempo
y espacio para hacerlo cuidadosamente.
Haz esto en un cuaderno o en un bloc, como el que usan los meseros.
Haz una lista de las cosas que la sociedad te dice que tienes que hacer:

• Buscar un trabajo.
• Comprar una casa.
• Tener hijos.
• Casarte.
• Tener educación universitaria.
• Votar.
• Ir a luchar contra los malos en la guerra.
• Respetar al gobierno.

Y muchas cosas más. Encuéntralas, encuentra tantas como te sea posible.


Ninguna de estas cosas es mala. Algunas de ellas pueden ser muy importantes y
buenas para ti.
Toma algún tiempo para reflexionar sobre ellas. Una a la vez. Piensa en cómo te
sientes con estas cosas. ¿Es necesaria una educación universitaria para tus hijos, por
ejemplo? ¿Necesitas comprar una casa para ser feliz? Considera los dos lados de la historia.
Hacer este ejercicio es revolucionario porque te llevará cara a cara con lo que tú crees,
independientemente de lo que otros te han dicho. Puede abrirte los ojos en algunas semanas
o meses hacia otros puntos de vista que no sabías que tenías. Puedes encontrar artículos o
libros que muestren tus ideas; y cuidado, ¡incluso puedes llegar a entender que ya no estás
de acuerdo con lo que antes te convencía!
Hay una ley psicológica que dice que todos tendemos a seguir nuestras maneras de
pensar sin cambiarlas porque queremos aparecer “consistentes”. Pero la consistencia a
veces representa un peso que puede llevarnos a lugares sombríos.
Al principio, darse cuenta de las cosas en las que creemos puede verse como
“historias” y parecer espantoso. No te preocupes si te encuentras algo intranquilo o incluso
enojado al darte cuenta de que, por ejemplo, el dinero es sólo una historia que ha estado
funcionando desde hace unos dos mil años. No había dinero antes de esa fecha.
Cuando empezamos a cuestionar las cosas en su propia raíz, podemos sentirnos un
poco desorientados. Esto es bueno porque empieza a aparecer una nueva libertad. Aunque
seguimos queriendo a nuestros hijos, seguimos votando o comprando casas, podemos por
lo menos saber que hemos revisado la cuestión y que sabemos claramente cómo no
sentimos con respecto a ella.
Hacer este ejercicio con un compromiso hacia la verdad, y revelar nuestros propios
valores, puede significar que debemos tomar responsabilidad por ellos, y tal vez hacer
cambios para poder ser coherentes con nosotros mismos.
Esta coherencia con nosotros mismos nos da la oportunidad de encontrar nuestro
propio valor en nuestro ser individual. Nos permite darnos cuenta de que podemos tener

102
nuestro propio proceso creativo y de pensamiento y seguir siendo miembros funcionales de
la sociedad en la que elegimos vivir.
Cuando vemos aquello en lo que creemos en oposición a lo que nos dijeron que
teníamos que creer, nos damos cuenta que hay más dentro de nosotros que historias
inventadas. Cuando elegimos aceptar las ideas con las que resonamos, estamos actuando
desde nuestro propio Sí interior y desde la libertad.

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104
Decir no a ser un esclavo

JAMES: La persona promedio tiene un empleo. Perfecto, puedes decir que un trabajo es
algo distinto a la esclavitud. Puedo tomar un momento para tomar agua, por ejemplo. Y a
veces ir al baño. Y cuando hablo con gente de mi mismo sexo, no hay reglas que me
impongan lo que debo decir. Y además recibo un salario. Fantástico.
Si, como muchas personas de tu país, tienes una hipoteca, ahí se va un 20 por
ciento de tu salario, a veces más. A tu compañía le interesa que tengas tu propia casa
porque así no es tan fácil que renuncies.
Puede que estés pagando deudas de estudios. Por primera vez, más de la mitad de
los desempleados tienen grados universitarios. Eso es preocupante. Hiciste esa carrera
porque pensaste, en parte, que podías tener un empleo. Pero eso no garantizaba nada y
ahora tal vez tengas deudas. Un porcentaje de tu salario se va en pagar esas deudas.
Otra parte de tu salario se va en pagar por la salud, por los gastos de tus relaciones
(casi siempre cuestan dinero, lo cual no es cinismo, sino realismo) y por el transporte que
te conduce a tu trabajo (te obligan a pagar por la manera de llegar a tu propio trabajo
esclavizante).
¿Y de todo esto cuánto queda para ti? Te levantas muy temprano, viajas, trabajas
duro y llegas tarde a casa. Te sientes atorado. Estás levemente deprimido y tal vez te
mediques para ello. Y tienes problemas para dormir y para digerir.
¿No deberían pagarte más?
Y luego está también la manera de comportarse. “Puedo hacer lo que quiera”, solía
decir. De hecho, cuando tenía un trabajo, me sentía libre. Podía “escaparme” a las
cuatro de la tarde. Podía tomar muchos descansos, y podía tomar largas vacaciones.
¿Pero había visto el manual? Hay un manual bastante grande. Y a veces hay talleres
para revisar el manual.
Por ejemplo, tienen reglas de cómo se debe hablar o no con las personas; todo está
regulado.
No puedes hablar con tu jefe de cierta manera, porque con todo y tu situación de
esclavitud, lo único que él tiene que decir es “Estás despedido”, y entonces todo se
termina.
No puedes ponerte lo que quieras. Muchas de las situaciones dentro de la oficina
tienen un uniforme, ya sea explícito o implícito.
No puedes ser amigo de quien quieras. Prácticamente sólo puedes ser amigo de la
gente con la que pasas tu día –los otros esclavos–. Luego cuando dejas el trabajo ya no
vuelves a hablar con ellos.
No puedes ser creativo cuando te llega la inspiración. “Cualquier cosa hecha con el
equipo de la compañía es propiedad intelectual de la propia compañía”. Buena suerte en
tratar de argumentar contra esta norma.
No puedes tener un romance en la oficina aunque ésas sean las únicas personas del

105
sexo opuesto que conozcas. Puedes hacer que te despidan. Y Recursos Humanos puede
leer todos tus correos electrónicos.
Si quieres más dinero, tienes que rogarles. Hay muchos seminarios creados sólo
para enseñar a la gente a pedir el 5 por ciento más de salario por el trabajo. La gente está
muerta de miedo de pedir más.
Y para cuando llegues a tu casa para tener verdaderas relaciones sociales, ya estás
cansado, amargado y enojado por tu trabajo.
¿Es que no hay otra manera?
Sí. Siempre hay otras alternativas.
Ahora más que nunca la gente puede hacer dinero al ser creativo y encontrar cómo
ofrecer otro tipo de servicios.
El dinero no va resolver todos tus problemas, pero por lo menos va a solucionar tus
problemas de dinero. No dejes que te quiten el dinero para que permanezcas siendo un
esclavo.
Necesitas tu propio tiempo. Tu propio trabajo. Necesitas poseer tu propio valor para
poder crear para otros, poseer tus propios pensamientos y protegerte de que te despidan.
Y que no seas propiedad del banco o del gobierno o de tu jefe. O de tus relaciones.
“¡Pero no puedo dejar mi trabajo así!”, dirías tú.
Y estamos de acuerdo. No renuncies.
Pero...
Empieza por ser un explorador.
Vivimos en una economía que has ayudado a crear. Como en otros tiempos, los
esclavos y la miseria ayudaron a crear hermosas pirámides. Pero te quitan el 90 por
ciento de lo que creas.
Empieza por explorar lo que puedes recuperar. Trabaja todos los días con tus ideas.
Haz una lista de todos tus intereses desde que eras un niño.
Si tienes problemas con esto, ve a una librería. Ve cada libro que te interese y
escribe sobre eso. Haz una lista de cada negocio o trabajo que puedes empezar desde
esos intereses. Lee cada día sobre tus intereses. Y si todavía tienes problema con eso,
céntrate en tu salud. Haz una lista de las cosas que puedes hacer para estar más
saludable.
Si te aburres con lo que estás leyendo, entonces sin problema alguno, encuentra algo
más que leer.
No te enojes con la gente en el trabajo, ni siquiera con tu jefe. Ellos también son
esclavos. Necesitas liberarte de ellos. No desperdicies tus pensamientos de libertad en
otros esclavos que llevan grilletes marca Rolex.
Estudia la vida de gente que no es esclava de nadie. ¿Qué han hecho? Estudia a la
gente que ha podido liberarse. ¿Qué es lo que están haciendo? Sigue trabajando con el
músculo de las ideas. Haz esto al anotar diez ideas al día. No importa qué sean. No
importa si son buenas o malas. Es sólo un ejercicio. Es una terapia física aplicada a la
mente para que tu músculo de las ideas no se atrofie.
Yo mismo lo he hecho. He trabajado muy duro mi músculo mental cada día. Y en

106
seis meses mi vida ha cambiado completamente. De hecho, como he dicho, cada seis
meses mi vida cambia totalmente.
Hace dieciséis años mi jefe de entonces me gritó. Era un buen tipo y desde entonces
él también se ha liberado, pero una vez me gritó y no pude gritarle sin que me
despidieran. Sentí que quería llorar. De hecho, lo hice.
Así que fui a la biblioteca en la Calle 41 y la Quinta Avenida. Encontré un libro de
ciencia ficción que una vez leí cuando era niño. Tenía una envoltura de celofán y una
tarjeta de la biblioteca. Y tenía el olor que despiden las páginas amarillentas de un libro.
Bajé tres o cuatro niveles más, a mi baño privado en la biblioteca, a mi sanctum
sanctorum. Me senté ahí y leí sobre un hombre que vivió por siempre y que era feliz. Y
por un momento el mundo desapareció y yo ya no era un esclavo.
Desde ese momento, planeé mi escape. Y desde entonces cada día, imagino nuevas
maneras de escapar, nuevas maneras de ser libre. Nuevas maneras de apropiarme de mi
mente.

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• EJERCICIO •

LA PRÁCTICA DIARIA PARA


DESATORARSE

Esto es lo que nos funcionó para estar sanos. Da un paso atrás y date cuenta de cómo
puedes atravesar los obstáculos en tu vida. Luego empuja hacia delante y vuélvete una
máquina de ideas, capaz de ejecutar esas ideas con la salud y la seguridad, para finalmente
ser capaz de entregarte a un universo cuyas mejores intenciones están alineadas con las
tuyas.
Asegúrate de palomear cada una de estas cosas cada día...
... especialmente si quieres escapar del mundo del trabajo habitual de 9 a 5:

• Físico: duerme bien, haz ejercicio cuando puedas, come bien y evita las adicciones.
• Emocional: sólo relaciónate y comprométete con gente que quieres, la gente que te
inspira y la gente a quien inspiras.
• Mental: siempre lee y escribe las nuevas ideas. Diez ideas al día.

Esto es de una importancia total. Necesitas que tu músculo de las ideas esté en forma. Si
escribir diez ideas al día parece muy difícil, entonces escribe veinte. Necesitas practicar
esto hasta que las ideas se derramen y llenen las calles como los mangos en las ciudades
tropicales, para que todos admiren y prueben su dulzura.
Es así como te transformas en un imán de ideas, en la persona con la que todos
quieren estar, la persona que puede crear nuevas cosas, la persona que puede hacer
negocios útiles y que puedan traerte dinero para que finalmente puedas dejar tu trabajo.
-Espiritual: vamos a ver esto en mayor detalle en un capítulo posterior, pero por ahora,
cultiva el sentido de la gratitud por la abundancia que ya tienes. Suelta todo lo que no
puedas controlar.
¿Y qué pasa si estás en crisis? Puede entonces resultar muy difícil hacer esto.
El truco está en darte cuenta de tus pensamientos en el momento en que pasan.
Incluso los pensamientos de dolor. Siempre tendrás pensamientos y experiencias dolorosas.
Pero ve más lento. Toma una respiración profunda y déjate ir.
Y revisa tu lista. ¿Hiciste hoy la Práctica Diaria? Si no es así, no te presiones. Trata de
hacerla. Sólo haz una cosa de la lista anterior. Luego haz dos. Eventualmente volverás a
estar en forma.
El dolor, emocional o mental (preocupaciones, ansiedad, remordimiento), es un
ejemplo de cómo el cerebro trata de protegerte. ¡Pobre cerebro! ¡Solamente está tratando
de hacer su mejor esfuerzo!
Piensa que al darte pensamientos dolorosos va a evitar que toques otra vez el fuego.
Amamos a nuestro cerebro, pero a veces es muy molesto.
Así que tienes que domesticar tu cerebro, como domesticas a un perro.

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• EJERCICIO •

ÚTIL/ NO ÚTIL

La alternativa aquí es la técnica de lo útil y lo no útil. Esto se volverá en un poderoso


método para “susurrar a tu cerebro”.
Cada pensamiento que llega, etiquétalo en útil o no útil.
Si me preocupo de dos personas que hablan a mis espaldas, esto no es útil. No me
concierne lo que piensen de mí. No quiero sentir curiosidad sobre las opiniones negativas
que otras personas tienen de mí. Si no, toda mi vida tendré curiosidad de las cosas
incorrectas.
Si me despierto a la mitad de la noche preocupado por una negociación o una relación
que no me es útil, me doy cita conmigo mismo para tratar este asunto a las tres de la tarde,
mejor que a las tres de la mañana. Con frecuencia a las tres de la tarde estoy pensando en
otra cosa.
Si me preocupo de cuánto dinero tendré dentro de cinco años a partir de ahora, es útil.
Si me preocupo de lo que hice en la fiesta la noche de ayer, esto no es útil.
¿Qué es entonces lo útil? Las cosas funcionales. Si digo “necesito empacar el almuerzo
para los niños ahora”, esto es útil. A menos que los enseñes a que lo hagan por ellos
mismos, lo cual va a ser útil también en cierto momento.
Lo que realmente te proponemos es que logres separarte a ti mismo de tu cerebro
cuando lo necesites; es importante controlar tu mente cuando lo ocupes.
Aunque tu cerebro no lo necesite. Como tampoco tu respiración necesita que le digas
qué hacer. Pero a veces hay que hacer algo.
La mayor parte de la gente no lo hace. La mayor parte de la gente pasa sus días
dejando que el cerebro controle todo. Puedes verlos por la calle, con sus ojos fijos mientras
ven pasar sus arrepentimientos del pasado y sus ansiedades del futuro. No saben cómo
escapar.
Decir no a los otros significa decir primero no a tu mente, a las ansiedades,
remordimientos y pensamientos que no son útiles. Practicar ejercicios como éstos te
ayudará a lograrlo.
Entonces estarás listo para poder ir más allá del nivel del suelo. Verás un mundo
enorme y maravilloso que está esperándote. Estás en el camino de decir No, y, para ser un
poco cursi, no hay manera de regresar.

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Tres No por un Sí

JAMES: Tengo un problema: suelo estar de acuerdo con las cosas. Con muchas cosas.
¿Nos vemos para tomar café? De acuerdo. Sé un consultor para mi compañía, sólo
tomará una hora a la semana. De acuerdo. ¿Puedes hablar en mi conferencia? De
acuerdo. ¿Puedes cuidar a mis hijos? Eso no. Nunca, ni en un millón de años (bueno,
puede que al final no esté de acuerdo con todo).
¿Tienes una tendencia a decir Sí a demasiadas cosas? ¿Te cuesta trabajo decir No?
¿Piensas que vas a ser grosero o que los otros no van a quererte?
Si es tu caso, intenta esto. Tienes derecho a tres No por cada Sí en tu vida.
Esto me funcionó cuando traje clientes a mi primer negocio. Y ha funcionado
cuando he vendido otros negocios. Ha funcionado cuando he encontrado o he invertido
en nuevas personas. Ha funcionado también en mis relaciones. Tres No por un Sí.
No es un truco. No está diseñado para hacer que la gente que te pide cosas se
desespere. Vamos a examinarlo:

1. Tienes que decir el primer No porque no tienes suficiente información. Simplemente no sé


suficiente sobre la gente o las compañías que están en juego, o sobre la mujer con la que estoy
saliendo o el amigo que voy a ver por primera vez, como para decir que Sí.
A veces te entusiasmas mucho, pero la realidad es que nunca sabes lo suficiente en la
primera reunión. Incluso si te estás vendiendo a ti mismo, que es el caso cuando estás tratando
de tener un nuevo cliente, tienes que decir No la primera vez, o bien decir “debo discutir esto
con mis socios” o “esto parece bueno, pero déjeme pensar la mejor manera en que puedo
ayudarlo porque quiero ser justo en esto.”
Prepara tus palabras con anticipación. “Ahora debo decir No hasta que lo consulte con mi
socio/amigo/esposo/padre.”
2. El segundo No se da cuando ya conoces a la persona pero no conoces todos los detalles. Todavía
estás aprendiendo los términos de la relación y cómo van a funcionar las cosas. Puede que ya estén
en el negocio juntos por un buen tiempo. No importa si estás buscando un trabajo de encargado de
limpieza o para ser el presidente de una compañía; necesitas conocer los detalles.
3. El tercer No se da simplemente porque tienes que decidir: “¿Me gusta esta persona a la que voy a
decirle que sí?” De otra manera puedes comenzar a tener trato con gente que no te gusta. Aquí es
donde puedes decir: “Dame un poco de tiempo”. A la gente no le cuesta mucho darte tiempo. Ni
siquiera el tiempo es algo que yo pueda retener entre dos dedos. Así de pequeño es.

Como dice la expresión: “la vida es demasiado corta”. No me gusta trabajar con gente
que me desagrada.
Bueno, puedes decir, no todo el mundo tiene esa elección.
Mi respuesta: de acuerdo. Puede que no tengas esa elección, pero yo sí. Y es sólo
porque ya que he comenzado a escuchar mis propios consejos, haciendo la Práctica
Diaria para estar sano y manifestar mi propia elección.
De hecho, las únicas veces en mi vida cuando:

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• Perdí todo mi dinero.
• Me sentí desesperado por encontrar nuevas oportunidades.
• Perdí amigos, relaciones y familia.

Fueron las veces en que dije que sí demasiado rápido.


Si lo hiciera dejaría de tener mi poder personal. Aunque mi objetivo no es que yo
tenga poder sobre la gente (ésa es la manera incorrecta de usar El Poder del No).
El objetivo es reclamar el poder para ti mismo. Dar un paso atrás y preguntarte en
tu interior “¿Qué es lo que quiero?” Decir no, no para alejar a las personas y hacer que
se desesperen, sino para dejarles saber que las relaciones son importantes para ti. Que la
relación con ellos es importante para ti y que requiere respeto.
El beneficio es que si se van después del primer No, o del segundo, o incluso del
tercero, nunca habría habido un Sí que hubiera funcionado para ustedes a largo plazo. Si
dices Sí contra tu voluntad, entonces aprenderás rápidamente a odiar a todos los que te
rodean, incluyendo a la persona que ves cuando te miras al espejo.

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115
• EJERCICIO •

QUEMA LAS EXCUSAS

Mucha gente dirá “Pero si no puedo cambiar.”


Soy demasiado viejo o tengo demasiadas responsabilidades, o no tengo suficiente
educación. O la gente se reirá de mí.
Las excusas son como grietas en un bote. Cuando cubres una, otra aparece y es
todavía más grande. Es difícil dejar el barco reparado y llevarlo a la costa de manera segura
si tienes una estructura mental llena de excusas.
Aquí hay una sugerencia:

• Elige un tiempo y un espacio para la reflexión.


• Enciende una vela y establece el ambiente propicio.
• Invita a tu espíritu a entrar. Haz una pequeña plegaria.
• Toma un papel y un sobre.
• Escribe todas las excusas de por qué no puedes cambiar tu vida. Hazlo. Va a ser
divertido.
• Pon el papel con las excusas en el sobre. Ahora es un sobre sagrado. Tiene todas tus
excusas.
• Cierra los ojos y toma una respiración profunda. Siente el sobre en tu mano.
• Di: “Excusas, ahora tengo que dejarlas ir. Hemos vivido muchas cosas juntos, pero
ahora debemos separarnos.”
• Toma el sobre y tíralo a la basura. Saca la basura de tu casa.
• Apaga la vela. Es como si simbólicamente estuvieras quemando las excusas.

Cuando alguna de estas excusas aparezca de nuevo, date cuenta de que ya no es tuya.
La luz de esa vela ahora ha reemplazados las excusas. Si siguen apareciendo en tu
cabeza, abre tu mano y di: “Que se haga la luz”, e imagina cómo las excusas se queman.
No es una sensiblería; funciona.
Date cuenta de que esto es una práctica. Tus excusas pueden desaparecer desde el
primer día, o tal vez no. Pero está bien. La práctica no hace que todo sea perfecto, pero
comienza a volverse permanente, poco a poco.

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¡Decirle No a quejarse!

CLAUDIA: Fui una vez a un taller donde el expositor nos dio a todos una liga para que nos
la pusiéramos en la muñeca. Durante toda la semana, si a veces nos dábamos cuenta de
que nos estábamos quejando, había que jalar la liga lo más que pudiéramos, y luego
soltarla, para que nos golpeara fuerte.
Era un golpazo en la muñeca y una excelente manera de enseñarme, a nivel del
cuerpo, que quejarse duele. Era una manera de decir un No firme a todas las quejas.
Quejarse le saca el aire a todas las nuevas posibilidades que pueden aparecer en el
momento presente; arrastra todas las cosas a un modo depresivo y nos deja sin energía.
Quejarse es reaccionar al dolor que ya sentimos, pero de manera negativa. Es una
forma segura de duplicar el dolor antes que hacer lo que realmente funciona, que es:
observar y soltar.
Cuando dejamos de quejarnos, empezamos a ver cada situación como una
oportunidad. Cambiamos nuestra percepción y experimentamos el milagro de ver las
cosas de otra manera en lugar de caer en los viejos hábitos que sabemos que no
funcionan.
Cuando dejamos de quejarnos, nos alineamos con la inteligencia absoluta. Le
abrimos la puerta a las nuevas ideas antes que anularlas.
Por supuesto esto no significa que dejemos que todos puedan pisotearnos.
Quejarnos es distinto a darnos a valer. Si alguien está tratando de robarnos la energía,
entonces, por supuesto, que debemos hablar y hacer lo necesario para pararlo.
Quejarse, sin embargo, es una energía de baja frecuencia, y una que no sirve para
nada.
Cuando dejamos de quejarnos estamos confiando en que hay una mejor manera y
que estamos dispuestos a escucharla.

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• EJERCICIO •

DIETA ANTIQUEJAS

Quejarse te quita la energía.


Trata de vivir una semana sin ningún tipo de queja. Si sientes que hay reacciones
negativas que comienzan a aparecer, haz lo mejor que puedas para pararlas. Si se
transforman en quejas completas y totales, empieza otra vez, vuelve a la hora cero.
Sé cuidadoso de lo que dices en situaciones donde se espera tener pequeñas
conversaciones banales. Estos son los momentos en los que todos somos particularmente
vulnerables a quejarnos de manera casual.
Habla del tiempo, si tienes que decir algo. Si otra persona trata de llevarte hacia una
dirección negativa, cambia la conversación. Si esto no funciona, dile a la persona que no te
sientes bien hablando negativamente porque estás en una dieta antiquejas. Dilo. Sé
diferente. Esto inmediatamente dará un vuelco a la conversación.
Reemplaza un pensamiento de queja por uno de gratitud o de compasión.
Ésta es la verdadera ley de atracción.
Cuando se acabe la semana, haz una examen de qué tan bien pudiste hacerlo.
Repítelo por el resto de tu vida.

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Cuándo decirle No a las reglas

JAMES: Todos crecimos con reglas, y las odiamos.


Los niños pequeños necesitan reglas. Por ejemplo, no cruces la calle más que de la
mano de un adulto. No tomes más de un vaso de refresco. No te robes cosas de la
farmacia.
Cuando nos hacemos más grandes nos damos cuenta de que algunas reglas se han
vuelto leyes (“¡No mates a nadie!”), lo que es totalmente justificado. Es así como opera
la sociedad. Todos hemos estado de acuerdo implícitamente en que la manera en la que
millones de seres humanos pueden relacionarse es siguiendo un cierto número de reglas.
Así es como sé que gente extraña no va a venir a matarme (la mayor parte del tiempo).
Algunas leyes no son a prueba de tontos (alguien puede fácilmente matarme si realmente
quiere), pero es posible que éstas puedan disuadirnos de llegar a la acción y que puedan
ser lineamientos para vivir en una sociedad compleja.
Pero algunas reglas tratan de gobernar tu comportamiento de forma mucho más
personal. Incluso existe un libro, The rules [Las reglas], sobre cómo deberías actuar
cuando quieres salir con alguien. Existen “reglas” que debes seguir si quieres salir con
una mujer o con un hombre para que tú puedas llegar a gustarle o incluso para que esa
persona llegue a amarte, reglas que por lo general son incompatibles con quien realmente
eres.
Lo que pase cuando ella se entere de quien realmente eres es otra historia. Cuando
llegue ese momento tal vez ya ni siquiera existe un tú verdadero. Uno de los mayores
problemas en las relaciones es que todos llevan una máscara al principio para ser
aceptados.
Si de entrada no nos gustamos a nosotros mismos, las máscaras que usamos van a
ser distorsiones grotescas de quienes somos.
Algún día finalmente las máscaras caerán. Los problemas empezarán, y no sólo en
las relaciones románticas sino también en el trabajo, en las relaciones de familia, en las
relaciones con instituciones, con nuestros vecinos, etc.
El problema con las reglas es que no son absolutas. Un ejemplo radical de esto se da
en la ciencia. Al tratar de capitalizar a la ciencia la hace parecer como si fuera una
deidad, y de hecho sí juega el papel de deidad en nuestra sociedad. Pensamos que la
ciencia hace las leyes de la meteorología y del universo, que determina las fuerzas que
están en juego y que pueden dar buena suerte o calamidades, entre otras cosas.
Y sin embargo, las “leyes” de la ciencia tienden a cambiar cada cinco o diez años, y
tienen que escribirse nuevos libros de texto. Einstein casi reescribió completamente a
Newton, y sin embargo unos pocos años después de Einstein, el principio de
incertidumbre de Heisenberg puso en peligro las leyes de la relatividad.
Somos malos prediciendo el futuro. La mayor parte de la gente piensa si logro
entrar en esta escuela o si conozco al tipo adecuado o si tengo la casa de mis sueños o

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si tengo hijos, finalmente podré ser feliz.
Vamos por la vida con algunos lineamentos básicos (las reglas) sobre cómo debemos
obtener esas cosas –tener buenas calificaciones, ser agradable con tu jefe, ahorrar dinero
para comprarte una casa, no dibujar fuera de las líneas– y eventualmente tendremos
algunas o todas esas cosas que se cree que llevan a la felicidad. Todo es muy blanco y
negro.
Pero entre el blanco y negro hay un maravilloso espectro, no de grises, sino de
todos los colores del universo. Un color es una frecuencia del espectro. Todos estamos
vibrando con nuestra frecuencia perfecta dentro de ese espectro. Nuestra misión como
seres humanos es vibrar a nuestra frecuencia y no a la de otros.
Y para ayudar a otros debemos primero asegurarnos de nutrir nuestro espíritu. Dos
granjeros vivían uno junto al otro. Uno trabajaba diligentemente haciendo un pozo
mientras que el otro hacía uno con menos cuidado. Durante la sequía, el granjero con el
mejor pozo tuvo suficiente agua para sobrevivir. El otro no pudo evitar sentir la sed.
El Poder del No es el poder del discernimiento. Con el escepticismo espiritual
desarrollamos el discernimiento para saber a qué reglas le decimos sí y a cuales no, y qué
leyes deben rescribirse totalmente para salvar el universo.
Cómo saber cuándo romper las reglas:

a) Usa tu asertividad para decir No. Nunca hagas nada que no quieras hacer. A veces es difícil decir
No a las cosas que no quieres hacer, así que aquí hay algunas propuestas:
Consúltalo con la almohada. El sueño regenera cada neurona del cerebro que se dedica a la
creatividad. Decir No con frecuencia requiere que seas creativo.
Sé honesto. Trata de entender por qué no quieres hacer algo, y dítelo a ti mismo claramente.
Posterga cosas. Esto no significa “espera para siempre”. Significa “necesito tiempo para
pensar sobre esto”. Úsalo sabiamente.
Sé amable. Si la gente no puede manejar un No que se dice con amabilidad, entonces hay
otros problemas dentro de la relación. ¿Cuáles son esos problemas?
Suéltalo. Ya has dicho No. Ahora espera los resultados. Muchas veces los resultados serán
mejores de lo que pensabas. Recuerda que no hacemos buenas predicciones del futuro, tanto a
corto como a largo plazo. Creemos que las consecuencias van a ser malas si decimos No. Pero
en realidad no tenemos ni idea.
b) No le hagas daño a nadie. Si la acción que quieres hacer conlleva el riesgo de hacerle mal a alguien,
no lo hagas.
Y no olvides que la persona que es probable que acabes lastimando eres tú mismo.
Asegúrate de no hacer nada que pueda lastimarte.
Un ejemplo muy sencillo es cruzar la calle. Si no hay coches, puedes cruzar. Nadie acabará
lastimado. Un ejemplo más complejo es cuando un competidor te ofrece un nuevo trabajo, pero
todavía sigues en el trabajo anterior que podría darle información valiosa al competidor. ¿Qué
reglas son importantes a seguir en este caso? ¿Qué información podemos dar?
No hay nada claro en este sentido, pero siempre se puede usar la guía de “No le hagas daño
a nadie” como una buena hoja de ruta.
c) Usa la compasión. Conoces la frase “No los culpes, sólo están haciendo su trabajo”. No sabemos si
debemos culparlos o no. Pero el culpar no ayuda a encontrar el sentido de la vida. Tan solo llevará a
tu mente a un camino de autodestrucción.
Con frecuencia es difícil sentir compasión por la gente que más desprecias en la vida. Pero
todo mundo vive con sus propios problemas, y tienen que librar su propia batalla contra la
soledad, el aislamiento y el miedo. Y al final también morir.
No sientas lástima por tus enemigos, pero tampoco los culpes.

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La práctica de la compasión hacia la gente que te rodea, buenos y malos, es una técnica
poderosa. Eso no quiere decir que esas personas vayan a tratarte mejor. Quién sabe, tal
vez puedan tratarte peor. Pero, rápidamente, te da un gran superpoder: puedes ser
compasivo hacia los extraños que están tratando de obstaculizar tu camino.
A donde quiera que vayas hay reglas y hay guardianes de esas reglas: por ejemplo,
los extraños que se dedican a evitar que puedan hacer algo que quieres.
Al mostrar compasión hacia esos guardianes, ellos te permitirán que esas puertas se
abran mágicamente con más frecuencia de lo que podrías esperar de otra manera.
¿Por qué? Porque los guardianes no están habituados a recibir una muestra
repentina de compasión o de cariño genuino. ¿Van a sentir por ello algo diferente por ti?
¿Quién lo sabe? ¿Quién sabe nada?
Sólo sabemos lo que funciona en la práctica. Nosotros, los autores, rompemos
muchas reglas. Y lo hacemos a través de la práctica diaria de cultivar la compasión hacia
la gente que no lo espera.
“Pensé que la compasión debía ser desinteresada. Haces que parezca egoísta.”
Y nuestra respuesta: ¿Y qué? La compasión es la compasión. ¿La compasión acaso
no debe de ser buena para ti? ¿Y qué pasaría si resulta ser muy bueno para ti?
Cuando algo funciona, lo usamos.
Este libro no trata sobre conquistar el mundo, o decir No de manera desagradable a
todos los que nos rodean. Es sobre cuidarnos a nosotros mismos, lo que significa no sólo
respetar nuestros actuales límites, sino crear nuevos un poco más locos y con otras
dimensiones.
Esto no significa caer en el terreno del blanco y negro, sino de encontrar nuestra
propia frecuencia especial, aquella con la que podemos brillar de la manera más luminosa
en este universo en el que nos encontramos inmersos.
Esa frecuencia la vas a encontrar a través del No; a través de las técnicas que
hemos descrito y entonces tú escribirás las reglas.
Porque si no lo haces tú, alguien lo hará por ti.

Decir No a los ataques repentinos del pensamiento

JAMES: Me despierto a las tres de la mañana todos los días. No puedo evitarlo. No
importa cuánto me centre en la higiene del sueño. Sufro estrés postraumático y muchas,
muchas ocasiones en que me he despertado en un ataque de pánico a las tres de la
mañana.
Como aquella vez en la que me desperté cuando era un analista de mercados y bajé
las escaleras para ver cómo les estaba yendo en ese momento. ¿Qué demonios pensaba
que podría hacer a las tres de la mañana?
¿Y qué mercados?
Eso fue hace casi diez años. Resultó que hubo un ataque terrorista en Turquía, así

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que los mercados del mundo entero se estaban colapsando. Llamé a mi socio y lo
desperté a las tres de la mañana para que pudiéramos compartir el ataque de pánico.
Ambos teníamos acciones y debíamos pensar en cómo vender.
Tal vez el mundo se estaba derrumbando, pero ¿qué podíamos hacer? Caímos en el
pánico y vendimos.
A las nueve de la mañana, el ataque terrorista, por lo menos desde el punto de vista
de los mercados, ya era historia antigua. Todo estaba volviendo a su orden anterior. Volví
a comprar mis acciones, pero perdí seis horas angustiándome.
En otra ocasión, estaba casi en bancarrota. Me desperté a la tres de la mañana, otra
vez con pánico.
Empecé a sumar todo el dinero que me estaba entrando con el dinero que ya tenía
en el banco y lo dividí en lo que gastaba cada mes. Corté gastos y dividí de nuevo.
Mentalmente trabajé más y añadí más dinero. Jugué con las fracciones.
Pero el panorama no era nada bueno. Iba a llegar a la bancarrota y luego a morirme.
Empecé a llorar. Finalmente, me quedé dormido ahí en la mesa; no había nada que
pudiera hacer.
Cuando me desperté, había pedazos de papel con números por toda la mesa. Había
números tachados, números escritos hasta en los extremos del papel. Asteriscos junto a
otros números y otros números entre paréntesis. Y había más papeles arrugados en el
suelo.
Pero ninguno de esos papeles servía para algo.
Y no digo esto de manera metafórica. Estuve tratando de encontrar un solo papel
que tuviera algún sentido, pero era como ir al sótano de aquél tipo de la película Una
mente maravillosa (A Beautiful Mind): ninguno de esos papeles podía ser descifrado.
Como siempre, mis peores temores nunca sucedieron, ni siquiera se acercaron un
poquito a volverse una realidad.
Éstas son sólo dos historias, pero tengo cincuenta de ellas. La última vez que la
oficina de impuestos me escribió una carta, decidí que el mejor momento para pensar en
ella era las tres de la mañana. O cuando mi novia quedó en llamarme a las nueve de la
noche y eran las tres de la mañana. O cuando tenía que estar en la televisión al día
siguiente y estaba muy nervioso. O cuando me estaba divorciando y tenía miedo de no
ver nunca más a mis hijos.
Nada de lo que predije a las tres de la mañana sucedió nunca.
Y lo digo de nuevo: Nada de lo que llegué a predecir a las tres de la mañana llegó
nunca a suceder.
¡Nunca!
Así que he aquí lo que hago ahora, que puedes usar como ejercicio.
Me digo a mí mismo: “Nada de lo que predigo a las tres de la de la mañana llega a
suceder. Ahora estoy cansado y creo que necesito dormir.
“Así que voy a hacer una cita conmigo mismo a las tres de la tarde para
concentrarme en este problema urgente.”

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• EJERCICIO •

DOMAR LA MENTE QUE


PIENSA DEMASIADO

Ser consciente de los pensamientos que fluyen por nuestra mente es algo poderoso ya que
por lo general vamos por la vida esclavizados a ellos.
Dejar ir nuestros pensamientos y estar presentes sin nombrar lo que está sucediendo,
nos da un descanso y una oportunidad para dejar que otra cosa pueda entrar; tal vez la
sabiduría, o incluso la paz.
Se estima que una persona en promedio puede llegar a tener 70 000 pensamientos al
día.

• Busca nuevas maneras de bajar ese número, como un escritor que reduce una novela
que es demasiado larga.
• Date cuenta cuando estás pensando demasiado y cuando estás entrando en pánico.
• Toma una respiración profunda, baja el número de pensamientos y luego practica
cambiar tu percepción hacia una de abundancia y tranquilidad.
• Sé consciente: estás haciendo un cambio, del pánico (muchos pensamientos) a la
abundancia (menos pensamientos).
• Pregúntate a ti mismo: ¿Qué es lo que realmente necesito entender? Y quédate en
silencio. Espera a escuchar las respuestas.

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Decir No a la presión social

CLAUDIA: Hace unos años la esposa de un artista que admiro mucho me invitó a una
fiesta sorpresa para celebrar uno de los muy merecidos premios de su marido.
En esa época, yo estaba deprimida, pero quería ir al menos unos minutos para
apoyar a mi amigo. Cuando llegué me di cuenta de que no conocía a nadie y me sentí
rara. Luego fui a saludar a mi amigo y lo felicité. La fiesta era un poco tarde, así que
decidí irme temprano.
También empecé a sentir que la depresión se hacía presente y sabía que en cuanto
se sirviera la cena estaría atrapada el resto de la noche. Así que agradecí la invitación a la
mujer de mi amigo y le dije que ya me iba.
Ahí fue cuando se desató el infierno.
No recuerdo las palabras exactas que ella usó, pero cualquiera que hubiera visto su
cara a distancia hubiera podido saber que me estaba regañando. Alzó la voz y con un
lenguaje cortante me detuvo. En un tono despótico, dijo: “¡No te puedes ir! La mesa y la
comida ya están listas.”
Mis cuarenta y tantos años de vida se fueron por la ventana: yo no era una mujer,
era una presa. Comencé a caminar hacia atrás hasta que tenía la espalda contra la pared
de madera y no tenía a dónde moverme. “De acuerdo”, dije, mientras algo dentro de mí
se rompió.
Pude haber dicho No, pero no supe cómo. Eso no lo enseñaban en mi escuela.
Cuando éramos niños nos enseñaban a ser educados, a ser amables y a decir Sí a todo en
los momentos equivocados. En ese momento con la mujer de mi amigo yo era una niña
otra vez.
Sé que la clave es hacer lo que llamamos ABC: Aceptar, Bordear, Cerrar. Cuando
sientes que alguien está a punto de manipularte, necesitas ponerte en el modo ABC.
Primero Aceptar: Pude haber repetido lo que ella me dijo. Sí, había mucho trabajo
hecho para ese momento (en este caso, para la fiesta), y era maravilloso.
Segundo, poner un Borde: “Tengo que irme en cinco minutos”. La otra persona
puede o no aprobar tu límite, pero éste ya no es tu problema. Los beneficios de hacer
esto en tu vida van a sobrepasar la incomodidad del momento. Sólo repite
constantemente ABC.
Finalmente, Cerrar: Después de unos minutos, vete.
ABC es una manera muy efectiva de enfrentar la manipulación. Primero necesitas
entender lo que está sucediendo (reconocer el ataque de la manipulación) porque si
actúas inmediatamente, sin reconocer lo que estás sintiendo y sin tomar aire, tienes el
peligro de crear más caos.
Si no eres honesto contigo es como decir Sí a todos menos a ti. Es una manera de
dañarse a uno mismo.
Si no dices Sí en tus términos, lo estás haciendo en los términos de los demás y los

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resultados te harán daño.
Ve estas oportunidades como educación; ve estos obstáculos como una manera de
crecer. Sin aprender a decir No, no puedes aprender a decir un Sí verdadero a ti mismo.

Decir No a la gente abusiva

¿Cómo reconoces a una persona abusiva? Hay algunas maneras muy habituales:

a) Tratan de hacerte sentir culpable.


b) Tratan de hacerte sentir enojado.
c) Tratan de que sientas miedo.
d) Tratan de hacerte sentir equivocado.
e) Tratan de hacerse las víctimas.
f) Tratan de que otros estén en tu contra.
g) En sus cuerpos de zombis enajenados, tratan de sonar agudos y razonables para convencer a
cualquiera que los escuche.

Siempre pregúntate a ti mismo: ¿Cómo me siento cuando estoy cerca de esta persona?
¿Me siento bien conmigo mismo?
Si la respuesta es No, necesitas alejarte de esa persona. La clave es no
comprometerte con ella. Necesitas poner en cuarentena la enfermedad de la persona
abusiva para que no se extienda. De otra manera también te enfermará.
Puede que trates de sentir compasión por estas personas, pero eso no significa que
necesites pasar tiempo con ellas (o peor aún, que trates de salvarlos).
Antes de que vayamos más allá, debo decirte que esto es muy difícil. Es duro para
nosotros, y es duro para todos.
Es especialmente duro porque la mayor parte del tiempo estas personas son
miembros de la familia, socios o incluso nuestro jefe, alguien que vemos todos los días.
Es alguien muy cercano que conoce nuestros puntos débiles.
La cólera también puede venir desde varias generaciones atrás. Al mal le gusta
alimentarse de sangre nueva.
Cuando la persona abusiva aparece en tu vida, no importa quién esté en falta. Ese
No es el punto a aclarar porque significaría que te estás comprometiendo, que estás
discutiendo y tratando de ser razonable con una energía que no conoce razones.
Siempre dite a ti mismo, prefiero estar saludable a tener razón, porque la infección
de alguien tan herido va a contagiarte también a ti si aceptas estar cerca a esa persona.
Si tienes que ver a esa persona frecuentemente, usa intermediarios lo más que
puedas. Si necesitas comunicarte directamente, no te explayes y limítate a dar el
mensaje.
Esto es por supuesto mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero de nuevo, cuando
uno de estos trabajos espirituales difíciles te llega, puedes estar seguro que si pides
ayuda, llegará. A través de estos obstáculos vas a crecer y ser más sabio.

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Cuando una persona abusiva entra en tu vida, es una señal del Espíritu que apunta
hacia errores que cometiste en el pasado que te han traído hasta aquí, para darte la
oportunidad de cambiar de ruta, aprender y ver las cosas de manera diferente.
Si actúas desde esta nueva perspectiva, suelta los resultados. Esto significa que no
debes depender de ningún resultado, pues ésta es la forma segura de tratar de “tener
razón” a ultranza en lugar de permanecer saludable y feliz.
¿Qué hacer si la persona abusiva quiere volver a tu círculo, argumentando que él o
ella ya ha cambiado?
Ten cuidado. Hay un ciclo en las relaciones abusivas, uno en que el abusivo piensa
que ahora está bien, tan sólo para repetir el comportamiento abusivo una vez que se
restablece la confianza. Puedes encontrarte muy rápidamente en la misma situación en la
que estabas antes. Puedes perder semanas, meses o años de tu vida de esta manera.
Si una persona abusiva reaparece en tu vida tal vez requiera que busques ayuda
profesional, dependiendo de la naturaleza del abuso. Necesitas tener muy claros cuáles
son los límites y estar muy alerta para ver si se puede restablecer la confianza.
Ésta es la situación en la que podrás usar la segunda palabra más importante: ayuda.

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En los últimos tres años James ha respondido a miles de preguntas en nuestros blogs,
en seminarios, por internet y en pláticas.
Nos llegan centenares de preguntas del mundo entero. Los temas van desde las
relaciones que no funcionan o del trabajo que la gente odia a cómo encontrar una pasión,
cómo manejar la bancarrota, cómo soportar estar solo o cómo manejar las adicciones.
Todas estas preguntas son como los pigmentos de una pintura. Cuando das varios
pasos hacia atrás y puedes ver la imagen completa, puedes ver cómo funcionamos como
raza humana.
Cuando ves las cosas de cerca, se ve claramente dónde están nuestras heridas, por
qué estamos confundidos y qué es lo importante de todos nosotros ahora mismo. Todos
queremos sanar. Todos queremos ser la persona que somos en lo más profundo de
nosotros. Todos queremos brillar, ser amados y sentirnos orgullosos del impacto que
tenemos en el mundo.
Todos estamos tratando muy duro de lograrlo, pero mucha gente piensa que están
atorados, y no saben cómo salir adelante.
El cuarto No tiene que ver con nuestro grado de evolución. Aun cuando todos los
siete No funcionan juntos, y aunque cada uno de nosotros tomamos conciencia a partir
de ellos en diferentes momentos, hay una jerarquía particular de los No.
El primer nivel nos ayuda con nuestras heridas abiertas y con nuestras cicatrices:
debemos curarlas para proteger nuestras vidas.
El segundo No redirige nuestras energías de las tentaciones adictivas o evasivas
hacia lo que es importante para nosotros, hacia lo que queremos crear.
El tercer No nos ayuda a volvernos individuos verdaderos. Nos damos cuenta de
que no necesitamos ser manipulados ni maltratados. Y ahora, como aprendices del Poder
del No, comenzamos a aprender cómo es que la sociedad ha sido manipulada por fuerzas
muy profundas que se han extendido desde las instituciones más respetadas, y cómo han
afectado hasta lo más recóndito de nuestros corazones.

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Ahora nuestros corazones se están abriendo y estamos aprendiendo a no resistirnos
a la verdad sino a fluir con ella. Aquí es donde puede encontrarse la verdadera
abundancia.
Ahora es el momento de tener una importante masa crítica de conciencia para poder
hacer la transición desde el homo sapiens para llegar a ser homo luminous, brillando en
la luz del mundo.

El No compasivo

CLAUDIA: Cuando mi madre saltó hacia su muerte desde el séptimo piso de nuestro
edificio de departamentos, apenas acababa yo de cumplir 18 años. Llegué a la escena dos
horas después.
Ella todavía estaba ahí, en el patio trasero del departamento I-H. Su cuerpo
destrozó una mesa de cristal. Había un policía montando guardia en la puerta, para evitar
que entraran 200 personas atraídas por el magnetismo del suceso.
Cuando vi al policía bloqueando la puerta, sentí una sensación de poder, de desafío
y de cólera: una explosión de emociones. Estaba con él frente a frente en menos de un
segundo. Lo vi directo a los ojos y le pedí que me dejara entrar para ver las cosas por mí
misma. Yo quería estar a cargo de esa pesadilla ¡no él!
“No puede entrar”, me dijo, “porque la policía está investigando”. Su postura era
firme, con las manos en la cadera.
Me volví loca. Le dije que ella era mi madre y que no me importaba nada más. Que
iba a entrar, y que Dios me ayudara.
Entonces... se rompió la barrera.
Sus hombros se relajaron. Se movió unos centímetros de la puerta y sus ojos se
suavizaron. Un torrente de tristeza salió de él hasta mi corazón: “Tú no quieres ver esto.”
Di dos pasos hacia atrás, como si me hubiera atravesado una flecha. Y mientras lo
miraba, me vine abajo, porque la situación era real y él tenía razón: yo no quería ver
nada. Me di la vuelta para ver a mi familia y empecé a sollozar.
Fue la humanidad de este oficial la que me hizo ver que yo estaba en shock. Fue su
habilidad de mirarme a los ojos, desde su corazón roto hacia mi corazón roto, lo que me
ayudó a tomar el paso adecuado, lejos del departamento, y no quedarme bloqueada
pensando que era él quien me estaba obstaculizando el paso. Fue su honestidad lo que
me hizo comprender lo que estaba pasando, y fue eso lo que me conmovió.
Lo considero una especie de ángel porque abandonó su actitud de policía y se
olvidó, por un momento, de proteger la puerta fuera de cualquier intención de control
sobre mí. Simplemente me miró, lleno de compasión, con un corazón totalmente abierto.
Nunca olvidaré cómo sus ojos y sus palabras me conmovieron.
Su No, dicho con una compasión inteligente, dirigido sin falta hacia mí en ese
momento, me salvó de llevar una cicatriz más profunda.
Éste el cuarto nivel del No. Es el No de la honestidad. Es el No de reconocer que
todos estamos juntos en esto y que estamos aquí para ayudarnos unos a otros.

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Éste es el No que nos hace más honestos y compasivos con nosotros mismos, y que
nos hace estar listos para ayudar a otros de manera inteligente y desinteresada.
Éste es el No que nos lleva del animal a lo divino.
El No que nos hace seres humanos.

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• EJERCICIO •

PERDONARTE A TI MISMO

Cuando te vayas a acostar, toma cinco respiraciones profundas.


Piensa en alguien con quien te sientas en conflicto. Puede ser un colega, un miembro
de tu familia, un vecino o alguien con quien te hayas encontrado en la calle.
Ya no importa quién está en lo correcto y quien está equivocado. Todos somos
hermanos y hermanas en este tiempo tan corto que compartimos. Considera esto por un
momento mientras piensas en la otra persona.
Mentalmente pide a la otra persona que te perdone.
Aunque no haya nada que perdonar, visualiza mentalmente el perdón en la cara de él o
de ella. De esta manera, también estás perdonándote, ya que todo en tu imaginación no es
sino un reflejo de ti mismo.
Es a través de aprender a perdonarte a ti mismo que aprendes a hablar con la verdad a
todos los que te rodean.
La verdad es una armadura poderosa. La verdad es la auténtica fuerza en toda la
naturaleza y detrás de todas nuestras necesidades. Perdónate a ti mismo y el poder de la
naturaleza será tuyo.

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Decir No al egoísmo inconsciente

JAMES: Mucha gente dice “Vive la vida como si fuera tu último día.”
Lo captamos perfectamente. Aprende a apreciar todo lo que te rodea, porque puede
ser que no estemos aquí mañana. Es una lección muy importante. Pero este capítulo no
trata de esto.
Muchas veces la gente usa esta expresión queriendo decir que deberías vivir tu vida
sin que importe cómo. Que puedes hacer lo que quieras porque puede ser que el mañana
nunca llegue.
Pero el mañana nunca se perderá, básicamente porque no existe. Siempre es hoy.
Inténtalo. Mañana cuando te levantes pregúntate a dónde se fue el mañana. Es “hoy”
otra vez.
De hecho, es muy probable que nunca conozcas un solo momento en el que no
estés vivo. Más bien, debes pensar en los demás.
Ésta puede parecer una manera muy tonta de decirlo, pero no te preocupes. Pensar
de esta manera puede cambiar tu vida.
Piensa en alguien a quien quieres. O incluso en mucha gente que quieres, o incluso
en gente que no te importa mucho. ¿Qué pasa si tienes una pelea con uno de ellos? ¿Qué
pasaría si murieran hoy?
Aquí está una nueva expresión que puedes utilizar. Ve cómo esto mejora las
interacciones que vas a tener hoy.
“Trata a todos hoy como si fuera su último día.”
Entonces tú:

• Serás más amable con ellos.


• Tratarás de ayudarlos a estar menos estresados.
• Tratarás de hacer realidad sus sueños sólo por hoy.
• No hablarás mal de ellos hoy. No hables mal de alguien que está a punto de morir.
• Abrázalos, o incluso bésalos, si es apropiado (aunque no lo hagas necesariamente con la gente que
vas a trabajar después. Puede ser un poco excesivo).
• Realmente escúchalos. “Voy a escuchar las últimas palabras de todos con los que me cruce hoy, sin
interrumpirlos. Incluso si puedo terminar sus frases porque estoy a años luz de ellos, dejaré que ellos
las terminen”. De hecho, no sólo voy a dejar que terminen de hablar; voy a mostrarles respeto. Toma
aire y cuenta hasta dos antes de responder.
• Aprende de ellos. “Voy a imaginarme que una fuerza de vida universal me está hablando a través de
las palabras de los demás. Voy a escuchar atentamente para encontrar claves que pueda descifrar
después. Éstas son las únicas claves que Dios va a darme, así que más vale que escuche.”

Cada persona con la que interactúas es un ángel enviado del cielo para enseñarte una
lección. ¿No crees que deberías escuchar?
Aunque pueda parecer un poco macabro pensar que todos los que están a tu

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alrededor están hoy a punto de morir, en realidad este simple truco nos ayuda a dejar el
egoísmo inconsciente que forma parte de la mayor parte de nuestros pensamientos. Si
somos afortunados, incluso podremos salir de nuestro flujo de pensamientos para ver a
los seres humanos que nos rodean con una nueva luz y con una disposición de servicio.

Las cosas extrañas que suceden cuando le dices


No a las mentiras

JAMES: La gente tiende a pensar que la “honestidad” de alguna manera depende de la


“felicidad”. ¡Que alguien puede ser honesto porque es feliz o porque tiene todo el dinero
del mundo!
Pero no es verdad. La vida es una serie de fracasos interrumpidos por algunos
éxitos. Ésa es la honestidad. El fracaso no es necesariamente malo; es la realidad. E
incluso todos los que tienen todo el dinero del mundo también sufren problemas
amorosos, depresiones, miedo y finalmente la muerte.
Todos compartimos la misma humanidad. En un nivel físico, casi no hay diferencia
genética entre nuestro ADN y el de las otras personas.
En un nivel más profundo, queremos ser libres. La libertad viene, claro está, cuando
nuestras necesidades materiales básicas han sido solucionadas. Pero también viene de la
sensación de que ver el atardecer es todo lo que se necesita. Y para ello no necesitamos
un yate de 12 metros.
Muchas veces la gente tiene miedo de ser honesta. “La gente no va a quererme” si
digo lo que pienso. O “van a pensar que soy un tonto”. O “puedo perder mi trabajo.”
Existe una expresión: “La pluma es más poderosa que la espada”. Esto sólo quiere decir
que una palabra de honestidad es más poderosa que cualquier arma que puedas usar.
Porque la pluma –esto es, tu palabra– es más poderosa que la espada, y la fe en la
palabra va a hacer que el universo fluya hacia ti.
Pero debo advertirte: algunas cosas inesperadas pueden surgir. Ser honesto contigo
mismo puede producir, y con frecuencia produce, cambios visibles en tu vida. La
honestidad puede incluso cambiar a tus amigos, a tu familia y tu trabajo. Pero no todos
están listos para el cambio.
Cuando empieces a mojar los dedos de los pies en la honestidad, tu familia podría
dejarte de hablar. También algunos de tus amigos. Incluso tus colegas pueden comenzar
a evitarte.
Ésta es una buena señal porque significa que te estás transformando en quien
realmente eres, y por ello tu red personal/tribu/comunidad va a cambiar y a
transformarse.
Nuestro lema es Honestidad hasta cierto punto. Nunca voy a herir a nadie.
La siguiente pregunta que la gente va a hacer es “¿Te estás matando a ti mismo?”
Porque todo lo que dices puede parecerles una carta suicida. Cuando empecé a revelar
los hechos más íntimos de mi vida, y que me llevaron a la bancarrota en todos los
niveles, y cómo pude comenzar de nuevo, la gente realmente me preguntaba si había

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tenido un ataque cardiaco.
Aprendemos a una edad muy temprana que la vida es un baile de disfraces en el que
debemos escoger cuidadosamente nuestras máscaras. Han aparecido industrias enteras
para enseñar a la gente cómo manipular para conseguir lo que quiere. Al final dejan de
ver que el manipulador realmente se encuentra en la posición más débil.
Con el verdadero poder nunca estarás en una posición de debilidad. Cuando hablas
desde el corazón y desde la verdad, no importa lo difícil que sea, vas a ser más fuerte.
Pero eso puede dar miedo. La gente no entenderá lo que estás haciendo. No van a
entender por qué estás diciendo lo que piensas, ni por qué ya no vives en el miedo como
todos los demás.
La gente va a mandar correos electrónicos a tus amigos: “¿Realmente está tan loco
como parece?” Y así es como vas a conocer nuevos amigos, porque un halo de intriga y
tu integridad van a esparcirse a tu alrededor.
Con el tiempo, otras personas tan especiales y únicas como tú comenzarán a verte y
te reconocerán desde el otro lado de la habitación. Ah, van a pensar, alguien que es
como yo. Y así es como vas a encontrar una nueva tribu, aquellos con los que vas a
compartir el crecimiento.
Aun así, otros pueden sentir miedo porque decir la verdad es intimidante. Cuando la
gente no está lista para ver su propia verdad, se vuelve un desafío estar con alguien que
ya lo ha hecho. Así que puede que te den ciertos calificativos. Oh, ese tipo es un
“disidente”, por ejemplo. O un “idiota”. O incluso peor.
Es difícil no tomarse eso de manera personal. Nuestro cerebro está entrenado a
reconocer el peligro antes que lo positivo. Pero date cuenta de que ahora estás
funcionando en una vibración más alta. No necesitas preocuparte por los miedos, los
comentarios y los golpes que vienen de vibraciones más bajas.
Finalmente, la gente regresará contigo. Porque hay algo atractivo en ti. Si 20 000
personas están mintiendo y sólo una está diciendo la verdad, esa persona va a sobresalir
del resto. Al principio la gente regresará contigo por puro voyeurismo. Si ven en la
televisión Esposas de verdad (Real Housewives) saben bien que no están viendo nada
“de verdad” ni a ninguna “esposa”, en cambio tú eres real, quieren saber qué es lo que
harás.
También la gente regresará para que le des consejos porque eres una verdadera
fuente de integridad.

Decir No al colapso nervioso

JAMES: No es fácil para mí ser honesto. Crecí pensando que debía mentir para que la
gente me aceptara. Necesitaba ser alguien que no era para esconder las cicatrices que
pensaba que nadie veía.
Pensaba, por ejemplo, que debía ir a una buena universidad para agradarle a la
gente. O ser un maestro del ajedrez. O tener el pelo lacio. O no tener lentes ni acné. Y
sobre todo, tener mucho dinero.

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Éstas eran las mentiras que yo les decía a los demás. A la primera chica con la que
salí le dije que les había robado a mis padres mucho dinero y que lo había perdido
apostando a los caballos. Cuando su padre vino a visitarnos, como había escuchado
sobre mis aventuras en las carreras, dijo: “¡Vamos todos a las carreras!” Nunca había ido
a las carreras de caballos. Fuimos y no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Fue muy
claro que le había estado mintiendo a mi novia, como lo había hecho en otras ocasiones
y como lo hice después, hasta que no quedó nada de la relación.
La verdad es que sí les robé dinero a mis padres, pero me lo gasté yendo al cine,
comprando comics y libros sobre ajedrez. El dinero lo quería usar para irme de pinta y
viajar a Nueva York, ir a Washington Square y ponerme a jugar ajedrez con todos lo que
están ahí. No era una historia tan excitante como la que le había confesado a la chica que
esperaba escuchar cómo yo era un joven forajido judío de la clase media de los
suburbios.
Luego, mientras iba de trabajo en trabajo, conté otras mentiras. Decía que tenía
habilidades en un 100%, cuando en realidad eran en un 10%. Al salario anterior le
agregaba unos miles más para que cuando recibiera una oferta fuera todavía por otros
miles más. También decía tener títulos que había tenido en otros trabajos que nunca
existieron.
Luego le contaría a la gente que me estaba divorciando, o que estaba perdiendo mi
casa. O incluso que estaba perdiendo la esperanza.
Pero, ¿por qué decía mentiras?
Nunca pensé que fuera realmente bueno para nada. Pero siempre quería más. Si
llegaba al cuarto escalón de la escalera, estaba seguro que el quinto escalón ya tenía mi
nombre. Y aunque estaba sudando, hambriento, infeliz y asustado, sólo sabía que si
llegaba al quinto escalón seguramente sería feliz. El premio me estaba esperando.
Así que no me importaba mentir para tomarlo.
Y entonces todos me perdonarían. Todos me darían una palmadita en la espalda,
tendríamos una gran reunión y todos dirían “Sabíamos que podrías hacerlo.”
Las chicas que habían roto conmigo dirían que tan sólo estaban poniéndome a
prueba, que ellas también estaban esperando este momento. Estaría codo a codo con los
jefes que me habían despedido, y con la gente que me había ignorado. Todos en una
gran fiesta para festejarme. Todos estarían felices, riéndose y dándome palmadas en la
espalda.
Pero la verdad es que nunca llegué a ese escalón. Y nunca lo haré; en realidad, me
caí de la escalera.
Hace unos meses desayuné con la directora de una compañía en la que trabajé. En
esa época me despidieron y retuvieron un bono que yo necesitaba desesperadamente.
Desde entonces cambiaron de directores varias veces y ahora estaba conociendo a la
última, que me había contactado. Cuando retuvieron mi pago en ese entonces, me di
cuenta de que allí no me ayudarían. Nadie sería justo. No era por culpar a nadie, ni era
pesimismo. Sólo necesitaba ponerme otra vez en pie ya que, finalmente, era mi culpa no
haberme relacionado con gente buena, no haber sido suficientemente creativo o no

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sentirme agradecido.
Pero para poder estar cerca de las buenas personas, yo también necesitaba ser una y
no una imaginaria. Necesitaba sentir la abundancia, sin mentir sobre ella, para que ésta se
derramara sobre mí. No pensando en las leyes de la atracción, sólo para poder dormir en
la noche.
Era así de simple. Necesitaba dejar de usar toda la energía de mi cerebro para
imaginar posibles futuros. La mente necesita mucho combustible para poder mantener las
mentiras. Mejor usar ese combustible para ser feliz y bueno ahora, que crear ansiedades
y remordimientos para el futuro.
La directora me dijo: “He escuchado que tuviste un ataque cardiaco o un colapso
nervioso hace unos años. Es lo que todos me dijeron.”
No podía creer lo que decía. Acababa de tener de los años más exitosos en mi vida,
pero la gente pensaba que había tenido un colapso nervioso cuando se cayó la fachada
que llevaba. Había vivido sepultado en mentiras, ahora no.
“No”, le dije, “estoy más sano de lo que nunca he estado.”
Y ella repitió, “Pero todos insisten que tuviste un colapso nervioso.”
Tal vez lo tuve, pero ya no estaba nervioso, ni en bancarrota, ni deprimido.
No más.

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• EJERCICIO •

RECONOCER TU SOMBRA

Una de las mejores maneras de entrar en contacto con tu verdadero ser es darte cuenta de
las cosas que te disgustan enormemente en los demás.
Cuando tengas un momento para reflexionar, siéntate y toma algunas respiraciones
para limpiar tu interior. Luego piensa sobre alguien que te disgusta y escribe las
características que él o ella tiene que te repelen. Por ejemplo, excesivo moralismo, o
descuido o agresividad pasiva.
Date cuenta de que estas características están dentro de ti también. Es una parte que
tal vez no te gusta mirar.
Al hacer esto, puedes ser consciente de cuándo estás proyectando estas
características sobre otros. La próxima vez que te veas a ti mismo criticando a alguien por
algo por lo que hayan dicho o hecho, si sientes que hay algo que no está bien, debes
reconocer que hay una proyección tuya ahí. También puedes darle vuelta a la cuestión y
preguntarte “¿Dónde soy yo así?”.
Esto es increíblemente poderoso y te ayuda a centrarte. El saber que eres humano, te
ayuda a poner los pies en la tierra y reconocer que estas cosas que tanto niegas las
compartes con otros.
Al observar otras partes que mantienes en la oscuridad, tendrás acceso al poder
porque te pone en una posición de apertura con respecto a ti y a los otros.

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JAMES: El poder del alquimista no está en transformar polvo en oro. Ésta es una metáfora
para mostrar la fuerza de la mente que está detrás del milagro.
El verdadero milagro es lo que pasa cuando a pesar de la desesperación, de las
heridas, de la derrota y de la bancarrota, todavía podemos cambiar nuestra percepción de
la escasez a la abundancia.
Tenemos los pies en el suelo, y sabemos dónde estamos, pero también confiamos
en la fuerza infinita que nos mantiene vivos ahora mismo. Sabemos que ahora tenemos
abundancia porque estamos aquí. ¿No es eso un milagro?
Es bueno ser espiritual. Es bueno buscar la iluminación, pero enfrentémoslo:
tenemos que pagar las deudas. En muchos casos, también tendremos que pagar las
deudas de nuestros hijos por algún tiempo. Y dentro de ese camino, podemos sentirnos
asustados. Nos dará miedo quedarnos sin un centavo. Nos dará miedo perder nuestro
nivel de vida. ¿Cómo comerán nuestros hijos? ¿Y cómo comeremos nosotros?
Nuestros cerebros quieren que pensemos que los recursos del universo son escasos.
Por 400 000 años, los recursos para la raza humana eran escasos: teníamos que cazar y
recolectar. Pero desde hace poco tiempo, hemos sido bendecidos en salir de esa
mentalidad. Ésta fase de nuestra evolución es sobre la abundancia y no la escasez.
Ignorar esto para permanecer en la escasez es rechazar la fase de la evolución en la
que realmente estamos.
Como todo lo que hacemos en la vida, el cambio hacia la abundancia requiere
práctica, porque tiene ciertas dificultades. Pero es un simple cambio. En lugar de centrar
tu percepción en lo que es insuficiente en tu vida, trata de darte cuenta en dónde estas
carencias tocan tu corazón. Tal vez sientas una opresión en el pecho. Tal vez te dé una
migraña o se te revuelva el estómago.
Tal vez sientes ansiedad sobre un futuro distante en el que tus necesidades no estén
satisfechas. Tal vez tengas miedo de no ser suficiente para evitar esta situación.
En este punto, puedes volverte un alquimista al sentir tu nerviosismo y aun así
contar tus bendiciones. La gente dice, comúnmente, que debes “contar tus bendiciones”.

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Es casi un cliché, pero estos existen por una razón: contienen la semilla de la verdad.
Así que inténtalo. Cuéntalas ahora. Cuenta las cosas con las que has sido bendecido.
Cuenta tu abundancia. Puede ser tan básico como contar la gente en tu vida a la que
quieres y de la que recibes cariño. O incluso puede ser muy mundano: estás atrapado en
el tráfico, muy irritado: cuenta, entonces, la gran cantidad de coches que hay al frente y
detrás de ti.
La alquimia se da cuando practicas una y otra vez; cuando te das cuenta de los
acontecimientos que apuntan hacia el destino en nuestro mundo físico (perdimos el
trabajo) y cuando permanecemos conscientes de nuestros sentimientos (abrir nuestros
corazones) y no los evitamos, pero tampoco dejamos que nos ahoguen. Los vemos de
manera neutral, incluso los invitamos a tomar el té porque sabemos que una resolución
está en camino.
Sabemos que nuestro cerebro trata de buscar nuestro mayor beneficio. Buen
cerebro, pero también debemos decírselo con toda amabilidad: “No, cerebro.”
La realidad es que nuestras vidas siempre son abundantes sin importar cómo se vea
el pasado y el futuro. El pasado y el futuro son sueños, fantasías. La abundancia está
aquí y ahora.
Cuando yo (Claudia) regresé de mi entrenamiento profesional de yoga en Tailandia
en marzo de 2009, me despidieron de mi trabajo en el que había estado diez años. Tenía
una hipoteca, un coche con pagos vencidos, una deuda de $30 000 dólares y nada de
ahorros.
La estructura corporativa me estaba echando hacia la noche oscura, y hacía frío.
Literalmente no sabía dónde iba a dormir en los siguientes treinta días. Tal vez porque
venía de un programa intensivo de respiración profunda, yoga y meditación diaria tenía la
preparación necesaria, y aunque estaba asustada, pude mantenerme conciente de mis
sentimientos, conservar una actitud positiva y aceptar que lo que estaba sucediendo era
lo que necesitaba.
Y lo fue.
Esto no significa que no sintamos pánico ante algo complicado. Tal vez tengamos
algunos “momentos”, algunos días, meses o incluso años de desorientación. Esto es
natural. Si no sintiéramos nada, probablemente nos volveríamos locos. Permitirnos vivir
nuestros sentimientos no es fácil.
Al sentir una traición, una injusticia o acciones deshonestas y poder quedarse en el
sentimiento sin rechazo es difícil, especialmente cuando decidimos ser alquimistas y (a)
reconocer la parte que jugamos para causar el problema y (b) poner los nuevos límites
que las circunstancias requieren. Esta es la marca de un verdadero guerrero. Esto es lo
que significa el honor. Esto es apropiarnos de nuestras elecciones y nuestra vida.
Tal y como aprendí con la postura del guerrero en yoga, nos quedamos fuertes y en
equilibrio frente al desafío, y aún cuando sentimos que nos duelen los tendones, en lugar
de quejarnos, respiramos profundamente, ajustamos los músculos y hacemos lo que sea
necesario para mantener la postura. Por supuesto, hacemos esto dentro de nuestros
propios límites (sin forzarlo, para evitar daños). Pero aún así, trabajamos buscando el

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complicado punto medio, nuestro límite, dejando que el aire circule.
La oración de la serenidad que millones de personas recitan a diario se aplica
también aquí. Trata de repetirla en voz alta y de ver cómo te sientes:
Dios dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor
para cambiar aquello que puedo y la sabiduría para conocer la diferencia.

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• EJERCICIO •

LA LEY INVERSA DE LA ATRACCIÓN

Ya hemos hablado de la ley de la atracción. Hay muchos libros, videos, seminarios, gurús,
astronautas, extraterrestres, ángeles y dioses que hablan de sus milagros.
Juguemos un juego diferente por unos segundos.
Cada vez que haces algún acto de amabilidad sin esperar nada a cambio, Dios derrama
una lágrima de felicidad. Así que intenta esto:

• Debes saber que tu palabra es suficientemente buena para manifestar cualquier cosa
que quieras. La ley de la atracción, como se ha hablado en muchos textos, trabajará
para ti.
• Debes saber que cada día tienes derecho a una cantidad de milagros. De hecho, si
tienes fe en el universo, llegarán cada día. Coincidencias de aquello que no
esperamos. Un río fluirá generosamente en el océano, si navegas en él.
• Así que dite a ti mismo, Dedico los milagros de hoy a todos los demás. No quiero
ninguno de ellos, pero espero que los demás se beneficien de ellos.
• Visualiza toda la gente a tu alrededor disfrutando de los milagros que estaban
destinados para ti y que ahora viven más saludables, con más dinero y con más
sabiduría en su vida gracias a estos milagros.
• Sonríe, sabiendo que la verdad que has cultivado ha liberado a los demás.
• Comienza tu día sabiendo que tú eres uno de los mensajeros de milagros.

Visto desde esta manera, los milagros fluyen a través de nosotros y podemos reconocer las
bendiciones infinitas a nuestro alrededor.
Hoy Dios derrama una lágrima y tú navegas en ella. Disfruta.

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Cómo desatorarse

JAMES: Me sentía “atorado” en un trabajo corporativo. Tenía un cubículo y luces


fluorescentes. Tenía un jefe que podía hacerme llorar. Jugaba al ajedrez por internet todo
el día. Tomaba descansos para tomar café a las 9 de la mañana, a las 11, a las dos de la
tarde y a las cuatro. No fumaba, pero quería tomar descansos para fumar con “los
muchachos”, así que tomé un paquete de regaliz y bajé las escaleras mientras fingía estar
fumando cuando comía los dulces.
En la mañana no podía salir de la cama. La luz ya brillaba en el exterior. 7 de la
mañana, 8 de la mañana, 9 de la mañana. “Aquí tienes un café”. 10 de la mañana.
Finalmente me caí al piso: pelos de perro, pelos de gato, asqueroso, y los tenía por todos
lados. Llegué tres horas tarde al trabajo. Durante muchos días. Estaba literalmente
A.T.O.R.A.D.O.
No puedo decir que tuviera quejas precisas. Mis colegas eran aceptables y tenía
pocas responsabilidades. Los veranos, cuando todos se iban de vacaciones, los pasaba
con facilidad. ¿Así que cuál era mi problema?
No había ningún problema.
Mucha gente se siente atorada. Lo sé porque recibo muchos correos electrónicos
que empiezan con “Estoy atorado”. No les gusta el lugar en el que están, pero no saben
cómo salir de allí. No saben cómo sacudirse la situación. Una vez un amigo (que obtuvo
su doctorado a los 15, así que todo lo que me dijo sobre ciencia lo asumí como verdad)
me contó que BIC hace sus encendedores poniendo todas las partes en una máquina; la
máquina se sacude hasta que todas las partes de alguna manera toman su lugar y los
encendedores comienzan a salir de la máquina.
No sé si esto es cierto, pero me encanta la idea.
¿Así que cómo puedes “desatorarte”? Pon todas las partes en una máquina.
Comienza a sacudirte. Está bien estar atorado; nadie va a culparte por ello. Pero cada
vez vas a ser menos y menos feliz. Luego, para que puedas desatorarte, van a pasar
cosas que no pensabas que sucederían. Tal vez tengas un romance que va a complicar
todo. Tal vez vas a robar algo de la oficina. Tal vez vas a hacer menos cosas en el
trabajo porque sabes, por el tiempo que has estado ahí, que puedes dejar cosas de lado.
Puedes empezar a decir muchos chismes sobre otras personas. Has empezado el arduo
proceso de las puñaladas traperas para salir del mundo que te ha engañado para que
pienses que ésa es la manera de desatorarse.
Pero no lo es.
Aquí hay una guía de nueve pasos para desatorarse:

1. Haz una lista de tu rutina. No dejes ningún detalle fuera. Cuando estás atorado quiere decir que
tienes una rutina demasiado rígida. Aquí está parte de la mía: despertarse, lavarse los dientes,
esperar el frío metro, subir al metro, tomar un café con una dona, ver los correos electrónicos, leer

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otras cosas en la web, jugar una partida de ajedrez, hacer una lista de cosas que tenía que hacer,
empezar a programar... coquetear... algunos chismes... almuerzo... pausa para el café... pausa para
el ajedrez... cena... jugar al billar, etc. Tenía escritas como 50 cosas en la “lista de mi rutina”. Pon
60 en la tuya si puedes.
2. Cambia algo en tu rutina. No lo hagas demasiado complicado. Una sola cosa. No vayas directo al
trabajo. Ve a la biblioteca. O levántate una hora antes y lee un libro. O ve a correr alrededor de la
cuadra, incluso si nunca antes has salido a correr. O no leas tus correos electrónicos esta mañana.
O deja de contar chismes. O come con personas diferentes en la comida. En un poco de tiempo,
¿cuántas cosas de tu rutina puedes cambiar? ¿La mitad de ellas? ¿Todas? Toma el desafío de hacer
un cambio al día. Rompe tu récord. Rompe mi récord.
3. Haz una lista de cosas que has hecho, al final del día. Esta lista es mucho mejor que el instrumento
estándar para medir la productividad: la lista de cosas que debes hacer. Esa lista implica mucho
estrés. Me siento muy mal si no logro poner una paloma en cada una de ellas.
En lugar de eso, en la lista de cosas que has hecho puedes usar la magia de la visión
retrospectiva para mejorar tu vida ahora. En otras palabras: “¡Mira esto! De verdad he hecho
todas estas cosas.” El orgullo es una bella cosa al final del día. Y la lista tomará vida propia.
Será casi como escritura automática. Te sorprenderás de todas las cosas que has hecho. Tal
vez las habías olvidado, pero tus manos hacen que las recuerdes.
Y aquí están. En el block de notas, en la lista, escritas con una pluma por tu mano.
Felicidades.
4. Encuentra algo que te apasionara cuando eras un niño; pasa una hora investigando lo que se ha
hecho en esta área desde entonces. Por ejemplo, a mí me encantaba Jacques Cousteau. Escribió
una serie de libros de lo que pasaba bajo el agua. ¿Qué paso con ese tipo? No podría decirte ahora
mismo si está muerto o manchado por algún escándalo sexual. ¿Por qué debes hacer esto? Porque
has sido un niño por 18 años. Hay probablemente muchas cosas que te apasionan, incluso si fuera
algo tan tonto como un programa de caricaturas. Cada cosa que averigües es algo nuevo que
puedes aprender. Y todavía puedes descubrir cosas que te apasionen.
5. La red. Cada día puedes encontrar una nueva persona con la que estar en contacto. Una vieja
amiga de la escuela. Alguien a quien le hablas al azar en el metro o en el elevador. Ve a almorzar con
esa persona y pregúntale cosas de su vida. Hazle una entrevista. Entérate de cómo son otras rutinas
distintas a la tuya. Tal vez alguien te dé una idea de algo que no hayas pensado. Todos tenemos
miedo de romper nuestras rutinas. Yo también. Recientemente acepté salir en los medios
simplemente porque tenía miedo de que si me negaba, dejaría de gustarle a la gente con la que
estaba. Contacta a una nueva persona, toma un riesgo y cambia algo.
6. Crea. Puedo saber por los correos electrónicos que recibo que mucha gente prefería crear algo
antes que ser parte de una rutina robótica. ¿Cómo puedes crear si no tienes tiempo o si nunca lo
has hecho antes? ¡Muy simple! No te preocupes por ninguna de estas cosas. En el metro escribe
un poema de cuatro líneas. Compra unas acuarelas en la papelería y pinta con los dedos por diez
minutos antes de irte a dormir. No escribas la lista de cosas por hacer o la lista de cosas hechas.
Crea una lista de cosas que te hubiera gustado hacer hoy. Incluso inventa situaciones, como “que
un OVNI me recogiera el día de hoy”, u “ojalá pudiera ir a Andrómeda y luego volver a casa a
cenar”. Puedes desear cualquier cosa. Esto nunca sucedió. El punto es estar inventando cosas,
estar creando.
7. La Práctica Diaria. Aquí está la razón por la cual la Práctica Diaria que recomendé antes funciona.
Recuerda: esa práctica está diseñada para ayudarte a encontrar la salud al ocuparte de tu bienestar
físico, emocional, mental y espiritual cada día. Es mi creencia personal sobre cómo el universo
funciona. No tienes que creerlo, pero sé que eso funciona para mí.
Creo firmemente que tenemos cuatro cuerpos y que la mayor parte del tiempo descuidamos
por lo menos a dos o tres de ellos si no es que los cuatro.
Si descuidas tu cuerpo físico, puedes empezar a tener problemas estomacales, puedes
enfermarte más frecuentemente. Eventualmente puedes morir más joven o por lo menos tener
una vida más dolorosa y no muy placentera. Adivina qué: si descuidas tu cuerpo emocional,
puedes deprimirte, o volverte resentido o enojado.
Descuidar tu cuerpo mental puede hacer que seas menos agudo, menos creativo y con más
amargura hacia las cosas que no puedes controlar.
Y si descuidas tu cuerpo espiritual, puedes caer en el complejo de escasez, la creencia de

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que no mereces nada, la creencia de que la abundancia nunca te llegará.
E incluso es peor que eso. En tu cuerpo físico (en los cuatro cuerpos, de hecho), hay
sangre que pone todo en contacto. Si la sangre no funciona, el oxígeno no llega a todas las
diferentes partes de tu cuerpo. Tendrías que respirar más rápidamente o de manera más
irregular o peor aún, si el oxígeno no llega al corazón o a la cabeza, podemos tener un ataque al
corazón o una apoplejía. Si el oxígeno no llega a tus células apropiadamente, puedes llegar a
tener cáncer.
En cada uno de nuestros cuerpos tenemos “sangre” que hace que todo funcione
adecuadamente. No sólo eso: hay sangre que conecta los cuatro cuerpos también. Si no están
en sincronía, el torrente sanguíneo comienza a tener problemas.
Conozco a personas a quienes no les importa la idea de los cuatro cuerpos. Y me han dicho:
“Me encanta la idea de el músculo de las ideas” o “Me gusta tu manera de pensar pero no
pienso mucho en la espiritualidad”. Ésta es una manera limitada de ver las cosas; es como decir
“Sólo necesito ejercitar las piernas porque quiero verme bien.”
Necesitamos una visión completa de nuestra salud, lo que incluye los cuatro cuerpos.
Si los cuatro cuerpos no están en armonía unos con otros, comienzan a desarticularse.
Empiezas a dejar que la gente abusiva entre en tu vida. O comienzas a dejar de poder llevar a
cabo las buenas ideas. O te enfermas.
A muchas personas no les gustan algunas palabras como espiritual. Llámalo entonces de
otra manera, como gratitud. Llámalo el cuerpo compasivo. No importan las palabras.
Para mí, esto es lo que funciona. No puedo salir de una rutina, cualquier rutina, si no sigo
este consejo. Sé que funciona para mí. Y sé que funciona para la gente que me ha oído hablar
de esto antes. He recibido más de mil correos electrónicos sobre cómo han cambiado las vidas
de las personas. No digo esto porque trate de vender nada, tan sólo lo digo porque funciona.
8. ¿De qué tienes miedo? Nunca volveré a tener un trabajo tan bueno como este otra vez. Voy a
fracasar como empresario. Me quedaré sin dinero y tendré que cambiarme de casa. No conozco a
ninguna persona rica que pueda ayudarme, etc. Hay miles de excusas para no romper con la rutina,
muchas de ellas basadas en el miedo, pero puedes romper la rutina al volverte consciente de los
miedos.
A veces una “rutina” es una persona. Me despierto... ¿me escribió ella? Son las once... ¿me
ha llamado? ¿Me quiso ayer? ¿Cómo es que todavía no ha hecho planes conmigo para este fin
de semana? Dijo que iba a venir hoy a las 7 pero ya son las 8 y ni siquiera ha llamado... Tal vez
esta rutina es particular para mi caso. Pero pregúntate: ¿De qué tengo miedo? ¿Qué en mi
pasado me puede llevar a tener una rutina como ésta? Un padre o madre que me dijo que era
feo cuando era pequeño. Experiencias de otras mujeres engañándome (dijo a las 7 y son las 8).
Puedes temer algo como “nunca voy a conocer a nadie como ella otra vez” (una declaración
que se dice frecuentemente pero que no es cierta). Miedo a estar solo.

Haz una lista de las excusas del miedo. Luego piensa en lo contrario. Por ejemplo,
siempre conozco a una chica después de seis meses de una ruptura, así que es probable
que encuentre a otra. O nunca he tenido que ir a vivir en un refugio para indigentes, así
que es probable que tampoco me pase ahora.
Puedes decir “¡Pero realmente quiero estar con esta chica!” o “¡Realmente puedo
quedarme sin un centavo!” Está bien. Piensa en lo opuesto.
Dije que te daría nueve cosas, pero en realidad te he dado ocho. He roto con mi
rutina. Pero está bien. Oh, espera, hay una novena: lee este capítulo otra vez mañana.
Finalmente salí de la cama y le dije a mi jefe que renunciaba. Dijo: “¿Puedes
esperar hasta que regrese de vacaciones dentro de tres semanas?” Yo le dije que no, y le
mandé mi renuncia. Con el tiempo dejé de llamar a “la chica” cuando entendí que no le
gustaba. Con el tiempo dejé de contar chismes sobre la gente que me odiaba. Nunca

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llegué a vivir en un refugio de indigentes a pesar de que tenía miedo de ello.
Me despertaba a las 7 y me quedaba en la cama hasta las 10. El sol entrando y
llenando la habitación cuando todo el mundo estaba ocupado con su rutina y yo tenía
demasiado miedo para moverme. A veces lo tengo.
Pero el sol tiene una manera de hacer que los capullos florezcan, lo quieran o no.

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• EJERCICIO •

CÓMO ROMPER LAS RUTINAS

1. Sé consciente de las excusas que te dices a ti mismo para continuar con tus viejas
rutinas.
2. Piensa en por qué existen. ¿De qué momento de tu vida vienen? ¿Qué miedo
representan?
3. ¿Qué es lo contrario de este miedo? De verdad tuve que decirme a mi mismo: “Voy a
conocer a una mujer con la que voy a enamorarme cuando deje esta relación”. Tuve
que decirlo una y otra vez. Si no lo decía, nunca hubiera dejado esa relación. Nunca
hubiera conocido a la persona adecuada (mi coautora). Si no lo dices, no lo creerás.
4. No lo digas nada más: velo. Acuéstate. Pon tus manos en tus costados. Toma diez
respiraciones profundas y visualiza lo contrario a tus miedos. En mi caso visualizaba
encontrar a la persona adecuada. Siéntelo como si fuera real.

Así es como llegué a desatorarme.


Repítelo cada día si es necesario.

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Decir No a la mala suerte

JAMES: ¿Alguna vez dices “Querría tener más suerte”?


Por ejemplo, si hubiera estado en el lugar adecuado en el momento adecuado,
pudiste haber conocido a esa persona especial.
O si hubieras sido el compañero de cuarto de Mark Zuckerberg en Harvard, ahora
serías multimillonario.
Tal vez no quieres ser multimillonario, pero si tan sólo no te hubieras enfermado
antes de esa audición...
Y otras tantas cosas.
Tenemos un romance con la suerte.
A veces la perseguimos. A veces nos engaña. A veces la tenemos por un momento.
A veces cuando esperamos un beso, y se va con la lluvia, nos quedamos solos y con
miedo.
Entre los ajedrecistas (y los jugadores de póker y en Wall Street y en Main Street),
hay un dicho: “Sólo los buenos jugadores tienen suerte.”
¿Por qué dicen eso? Porque la gente que piensa estar maldita con la mala suerte con
frecuencia dice: “Sólo ganaste porque tienes suerte.”
Es una cosa horrible tener suerte en ese punto.
“¡No es verdad!”, te gustaría insistir.
Es sólo la gente que usa la suerte como una acusación la que nunca la tendrá. Tu y
yo sí.
La suerte es algo que nos ganamos. En cuanto la tienes, sabrás cómo hacer que
regrese. Le podrás decir No a la gente que trata de rebajarte, o que trata de usar su mala
suerte para controlarte porque no puede subir a tu altura.
La suerte es la clave de la libertad. Pero la suerte no es magia.
La suerte es igual a (1) diversificación más (2) persistencia.
La diversificación significa tener mil ideas e implementar el 1% o 2% que te parezca
razonable.
La persistencia es una frase llena de fracasos con algunos puntos y comas de éxitos.
Poder tener miles de ideas quiere decir contar con la energía y la creatividad para
practicar la “lluvia de ideas”.
La energía es salud física más salud emocional más salud mental más salud
espiritual.
Todas las formas de salud están en función de cuánto controlas tu propia vida,
dividida entre cuánto la gente te controla a ti.
Uf, no soy bueno con las fracciones, pero si mucha gente te controla, entonces te va
a ser más difícil tener salud, lo que lleva a tener menos y menos energía, lo que significa
sacrificar algunas de tus ideas, lo que lleva a una menor diversificación.
Cuando respondemos a un comentario de enojo, la persona que lo hizo nos

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controla. El enojo me controla. Entonces paso menos tiempo con buena salud.
Si estoy en una relación infeliz pero con miedo de las consecuencias de terminarla,
el miedo me controla.
Si me la paso soñando con diálogos con mi jefe, con una hermana, con un colega o
con otra persona, en un sentido me están controlando. En realidad, sus problemas no
tienen nada que ver conmigo.
Si dejo que me controle –o si trato de controlarlos– voy a controlar mi salud.
Entonces puedo generar ideas. Si persisto en lo anterior, pierdo la suerte y la libertad.
Cada vez, sin excepciones. Prefiero estar saludable que tener “razón”.

Aprender a escuchar con un corazón abierto

Cuando hablas con otras personas, los silencios son buenos. Las pausas pueden significar
amor. Queremos escuchar, estamos interesados y nos importa.
Cuando apresuramos las palabras significa que tenemos miedo. Muestra nuestra
poca habilidad para prestar atención y estar presente. Refleja que no queremos que nadie
entre, que queremos llenar los silencios y que creemos que sabemos más.
Los silencios incómodos pueden ser buenos. Contienen la oportunidad para que
cosas nuevas sucedan; ofrecen un espacio amortiguador de tiempo para los guiones pre-
escritos que llevamos en nuestras mentes para que se disuelvan y le abran espacio a algo
nuevo.
Nosotros (Claudia y James) adoramos los silencios; a veces nos sentimos
incómodos, pero los respetamos de todos modos. Hay momentos de vulnerabilidad que
nos dicen si podemos estar en paz con la persona enfrente de nosotros, incluso en la
ausencia de palabras.
Vivimos en una sociedad que habla demasiado; un silencio puede dar un agradable
respiro de aire fresco.
Inténtalo, puede gustarte. Por las próximas 24 horas, intenta poner tu atención total
en todas las personas que encuentres, especialmente el cajero del supermercado, el
encargado de la tintorería, la gente en el elevador o en el autobús. Quédate en la
presencia de los otros.

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• EJERCICIO •

DI NO A LAS PALABRAS INNECESARIAS

La persona promedio habla unas 2 500 palabras al día. Ve si puedes quedarte con 1 200
palabras el día de hoy. Todavía son muchas. Puede darte un buen día de descanso el
practicar estas técnicas, cuando te acuerdes de ellas:

• Cuando alguien está hablando, deja que termine.


• No digas “sí” en medio de la frase.
• Cuando alguien termine de hablar, toma una respiración.
• Cuenta hasta dos antes de responder.
• Reconoce ante ti mismo que la verdadera comunicación no pasa en las palabras, sino
en los silencios entre las palabras.

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Cuando prendes el radio, muchas veces hay estática entre las estaciones.
¿Sabes de dónde viene la estática? Es la misma estática que aparece en una vieja
televisión cuando pones los canales.
Ésta es una energía que permea el universo y es un residuo del Big Bang.
No es broma, esa estática tomó 13 mil millones de años en llegar aquí y ahora
puedes escucharla. Pero cuando sintonizas la estación, la estática ya se ha ido.
Nuestra vida está bombardeada con el ruido, y éste es el desagradable ruido original
del universo. Es el ruido de la negatividad, el ruido de las noticias que trata que se
extienda el miedo, el ruido de personas quejándose de trabajos penosos y de los dolores
de la vida; es el ruido del chismorreo, de la manipulación y de la agresión.
Todos queremos sintonizar la frecuencia adecuada, en la que tengamos tanto el
poder de escuchar la música como de hacer la música que nos rodea; así podemos
volvernos nuestros propios faros y nuestras propias orquestas.
Pero sólo puedes hacer esto cuando hayas aprendido a bloquear el ruido.

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• EJERCICIO •

IDENTIFICAR EL RUIDO

Comienza por identificar la estática/los sonidos negativos que están a tu alrededor:

• Las noticias que tratan de asustarte


• Los chismes
• Gente que te rebaja a ti o a otros
• Pensamientos negativos de preocupación o de remordimiento
• Los miedos y las ansiedades sobre el futuro
• Pensamientos de enojo

En este ejercicio no necesitamos actuar con respecto a nada. A veces es muy difícil prestar
atención a las cosas que hacemos que pueden hacernos daño, pero si reconocemos el
ruido, es un buen primer paso.

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Tu propósito... ahora

JAMES: El propósito no es eliminar el ruido. Eso es tan imposible como eliminar la


estática que emana hasta ahora del Big Bang que creó el universo. Es un ruido de fondo
que siempre está presente.
Ser consciente del ruido y de sus poderes destructivos te ayudará a transformarlos
en una fuerza igualmente poderosa en tu vida.
Elegimos qué información dejamos entrar, y cómo debemos comunicarnos. Usamos
nuestras palabras con cuidado cuando somos conscientes de su poder, ya que las
palabras tienen el poder de lanzar hechizos, sin la menor duda.
Nos damos cuenta de que hay un plan divino para cada uno de nosotros, si estamos
dispuestos a escuchar.
Nota: esto no significa que tengas que esperar a escuchar una voz contundente que
diga: “¡Moisés, libera los esclavos!” Si es así, vas a quedarte muchas noches sin dormir
esperando escuchar esa voz.
No es que no tengas un objetivo vital o un propósito, pero también tienes un
propósito ahora: simplemente quitar el ruido para que los susurros divinos puedan ser
escuchados. El poder superior que está detrás de nosotros y cuya presencia sentimos en
el cuarto No (y tal vez mucho antes), quiere estar en contacto con nosotros todos los
días. Y puede encontrarse en un sólo lugar: el silencio.
Desde el silencio podemos movernos hacia una vida de alta frecuencia, una que
podamos vivir como si se tratara de una plegaria. Podemos vivir una vida que sirva de
ejemplo, que muestre las cosas y no sólo las cuente o las prometa. Vidas que suman en
lugar de restar.
Así nos transformamos en el cambio que queremos ver en el mundo, como diría
Gandhi, que tenía gran capacidad de escuchar.
Una historia: una mujer vino a ver a Gandhi y le pidió que hablara con su hijo para
recomendarle que dejara de tomar azúcar. Él aceptó hacerlo la semana siguiente, así que
esperaba recibir al niño siete días más tarde.
La mujer, que necesitaba tomar un largo camino, ahora por la segunda vez,
preguntó en su siguiente visita por qué no la citó antes. ¿Por qué tendría que regresar?
Gandhi le dijo que para poder pedirle a cualquiera hacer semejante cosa, primero
necesitaba él mismo dejar de tomar azúcar.
Él tenía que asegurarse de que su palabra fuera pura y verdadera, de que estaba en
la frecuencia adecuada y no sólo emitiendo el ruido que proyectan muchos gurús con
objetivos e ideas en conflicto. ¿Qué tal esto sobre cómo ser el cambio?

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• EJERCICIO •

CAMBIA LA CONVERSACIÓN

Ya empezaste a escuchar el ruido a tu alrededor. Ahora, cuando lo escuches, cambia la


conversación. Si hay malas noticias en la televisión, apágala.
Si alguien está contando chismes, aléjate o cambia la plática.
Si los pensamientos negativos en tu cabeza comienzan a ser susurros de
remordimiento, de ansiedad o de preocupación, páralos inmediatamente y reemplázalos con
pensamientos de gratitud y abundancia.
La preocupación nunca ha resuelto un problema del futuro, pero siempre te roba la
energía del día de hoy.
El poder de cambiar una conversación no tiene que ver solamente con dos personas
comunicándose, sino con el murmullo del planeta que siempre está hablando, que siempre
transmite preocupaciones, llenas de pena y ansiedad.
Si logras seguir consistentemente los siguientes cuatro pasos, vas a desarrollar los
poderes que pueden cambiarlo.

1. Date cuenta de cuándo sientes dolor o cuándo estás negativo, ansioso,


preocupado, arrepentido, enojado o asustado. Puedes sentir todas estas cosas en tu
cabeza y en tu cuerpo. Tal vez tu pecho te duele, el estómago o la espalda.
2. Pregúntate a ti mismo: “¿Por qué? ¿Qué es lo que está creando el dolor? ¿Estoy
preocupado por acontecimientos sobre los que no tengo control? ¿Estoy
preocupado por un futuro que tal vez nunca suceda? ¿Me siento mal por algo que
dije hace diez años?” No puedes cambiar estas cosas, pero puedes identificarlas.
3. Para, eso es, tan sólo para. Si eso te puede ayudar, mira a tu alrededor. Siéntete
agradecido por la belleza de tu vida. Agradece cualquier cosa buena que esté
pasando ahora en tu vida o en el mundo.
4. Da un paso atrás. Este mismo día, este mismo segundo, ¿estás ayudándote a tener
salud de las siguientes maneras?
Física: Haciendo lo mejor que puedas para apoyar tu salud física.
Emocional: Estando con la gente que amas o estando con la gente que te
inspira.
Mental: Expresando gratitud. Reconociendo que no puedes controlar todo en el
mundo.

Al cambiar la conversación cambias tu vida, lo que significa que también cambias la vida de
la gente que te rodea; puedes incluso cambiar al universo entero. Esto atrae abundancia y
éxito en tu vida, conforme cambia el universo al escuchar tus palabras.
Habla suavemente, porque llevas un poderoso bastón contigo.

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El secreto final para subir tu vibración

CLAUDIA: “Necesitas sentarte durante dos horas hoy”, me decía a mí misma en mi


cabeza. Era un día muy intenso –tenía una entrevista de radio en la noche, además de la
entrega de un libro–, ¿y sin embargo, el mensaje que recibía sobre mi hora diaria de
silencio era que debía en realidad transformarse en dos horas?
Lo hice, y por supuesto que fue lo que necesitaba.
Todos los días me quedo sentada en el silencio. Casi nunca fallo. Las únicas veces
que no puedo hacerlo es cuando estoy viajando o dando charlas, cuando las exigencias a
mi sistema nervioso son ya muy grandes. Esos días escucho durante una hora una cinta
de relajación.
Esta práctica empezó en un mes de abril de hace unos años, cuando caí en una
espiral depresiva que afectó mi cuerpo, mi mente y mi espíritu. Me sentía enojada y
confundida.
Al final de la primavera, el fuego de la cólera que estaba en mi estómago hizo un
viraje extremo, y fui yo quien se quedó ardiendo.
Cuando se interioriza el enojo, éste se vuelve depresión. El enojo y la depresión son
el reflejo de las necesidades de un alma solitaria.
Visitamos a un practicante de medicina oriental en la ciudad de Nueva York. Tomó
mi pulso, miró mi lengua y me prescribió hierbas que fortalecieran mi energía y alegraran
mi corazón. Lo que me sorprendió fue cómo el médico me involucró en un proceso
directo y permanente de sanación. No se trataba de tomar una pastilla y dejarle a ésta la
responsabilidad de la curación; se trataba de apropiarme de mi salud.
Entonces me dijo: “Claudia, necesitas sentarte en silencio durante una hora cada
día.”
¡En silencio! ¿Esta era su recomendación para mí? ¿Este supuesto yogui? Pero si
estaba hablando con alguien que había soportado no uno, sino dos cursos de meditación
de diez horas diarias, además de una serie de retiros de meditación, incluyendo un intento
(fallido) de una semana de soledad total en una cabaña en el bosque. Mi ego estaba en
negación total: yo no quería esto.
Por supuesto pregunté: “¿Puedo hacer treinta minutos en la mañana y treinta en la
noche?”
“¡No! Sólo siéntate. Por una hora. De una sola vez. Cada día. Quédate en silencio y
deja que se vayan tus pensamientos. Hazlo”, me dijo.
No estaba segura de poderlo hacer. Había tratado con este tipo de prácticas muchas
veces luego del ímpetu de los retiros, y siempre terminaba dándome por vencida. Había
leído los mejores libros sobre yoga y no me estaba funcionando. Pero admitámoslo, la
realidad es que no tenía ganas de hacerlo.
Él se dio cuenta de lo que estaba pensando, porque dijo: “Tengo otro paciente que
tiene cáncer. Le dije que se sentara en silencio total durante ocho horas diarias. Le dije:

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‘¿Quieres sanar? Pues siéntate en silencio durante ocho horas’.”
Después de eso ya no pude argumentarle nada. Sabía que tenía que hacerlo.
Entendí que esto no era yoga o meditación; era distinto. El objetivo no era el
silencio mismo, ni algo que tenía que lograr. Yo me encontraba enferma y el silencio era
mi medicina. Me quedé sentada mirándolo, con lágrimas en los ojos, llena de dudas y
sabiendo que no iba a dejarme ir a menos que llegáramos a un acuerdo. Así que asentí,
cabeza hacia arriba y hacia abajo. No estaba contenta, pero lo entendía.
Desde entonces me he sentado en silencio una hora al día. Así que siéntate en
silencio por el tiempo que quieras, todos los días, porque el silencio realmente ayuda.
Nadie puede enseñarle a nadie a hacer esto. He estado en los confines del mundo y
más allá buscando a maestros, buscando a alguien que me enseñara cuál es el buen
camino. Esa persona no existe. He ido a retiros espirituales en América del Sur, Europa,
los Estados Unidos, Canadá, India, Tailandia, siempre en la búsqueda espiritual.
He recibido muchas indicaciones, pero todas se resumen en una sola: siéntate en
silencio. Deja que suceda, permítete entrar en este momento tal y como eres, en total
aceptación. Si aparecen las emociones, déjalas. Luego suéltalas. Eso es todo. Cuando
soltamos un problema emocional en lugar dejar que nos envuelva, permitimos que el
problema deje de tener poder sobre nosotros.
Claro está, cuando me siento no siempre estoy tranquila y reposada; algunas
técnicas y ejercicios pueden ser útiles.
Déjame darte algunas de estas herramientas, que he tomado prestadas de yoguis que
han experimentando durante miles de años cómo permanecer sentado, cómo aquietar la
mente y cómo sanar al usar la energía de una manera más efectiva.

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• EJERCICIO •

CÓMO ENTRAR EN UN SILENCIO


PROFUNDO Y COSECHAR LOS BENEFICIOS

Conectarse a la tierra: Éste es un excelente y muy bien guardado secreto que los yoguis
usan para centrarse y hacer acopio de su energía para poder sentarse y mantener la mente
en calma.
Imagina una calle de dos sentidos que sube y baja por tu espina dorsal: un carril va
hacia el centro de la tierra y el otro sube hacia el universo infinito.
Mientras inhalas muy despacio y sientes cómo se llena tu pecho de aire, céntrate de
manera inversa en la raíz de tu cuerpo, en el área del perineo y desde ahí hasta el centro de
la tierra.
Luego, mientras exhalas y el cuerpo se desinfla y la energía tiene una tendencia a bajar,
visualiza cómo florece tu energía mental como un loto y se expande hacia el universo
atravesando la coronilla en la cabeza.
Al usar la imaginación de manera contraria a la respiración, los yoguis mandan energía
vital a todas las partes del cuerpo. Esto ayuda a permanecer en el presente, porque mientras
más sintamos el cuerpo, más soltamos la mente.
No hay necesidad de repetirlo muchas veces. Con sólo algunas respiraciones muy
lentas utilizando estas visualizaciones podrás asentar tu energía y calmar tu mente.

Aceptar lo que hay: Antiguos sentimientos reaparecen cuando te sientas en silencio. Ésta
es una oportunidad para aclararlos y luego dejarlos ir. Dales la bienvenida: están aquí para
que los dejes ir. Obsérvalos y ten la certeza de que no pueden hacerte sentir feliz ni
miserable por mucho tiempo. Como todas las olas de la vida, primero suben y luego
bajarán. Luego déjalos ir.
Cuando haces esto, cuando observas cómo sentimientos que han estado mucho
tiempo almacenados luego se van, sin reaccionar a ellos, éstos pierden su poder sobre ti y
te sientes más libre.

Limpiar los pulmones: Esto es algo simple. Sólo exhala y cuando termines, exhala
todavía más, y luego más y más. Te vas a dar cuenta de que ya no tienes nada de aire.
Entonces cuando inhalas te sientes muy bien. Disfrútalo.

Limpiar el subconsciente: En esos días en que siento que me gustaría darle un sentido
práctico a mi silencio, hago este ejercicio que usan los yoguis: pintar un punto negro del
tamaño de un tomate en medio de una página en blanco y quedárselo mirando sin parpadear
(una técnica que se conoce como trataka).
Cuando te empiezan a llorar los ojos, los cierras y te quedas con la imagen mental.
Este ejercicio vacía todo lo que está dentro del subconsciente. Úsalo con cuidado; puede
traer viejos recuerdos. Pero también puede ventilarlos.

Respetar el proceso: No te enganches con ningún sentimiento ni con ningún resultado.


Tal y como cada copo de nieve es único, también cada proceso es único y diferente.
Respeta todo lo que pase en el tiempo que le dediques al silencio.

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Ejercicio para “abrillantar cráneos”: Esta herramienta es especialmente útil en esos días
en que tu mente simplemente no para. Lo he corroborado, es la técnica más poderosa que
los yoguis han captado para poder llevar a la mente de un estado a otro. De la
hiperactividad a una actividad más baja y luego al silencio. Y funciona porque modifica
inmediatamente la manera de respirar.
Lo único importante es hacerlo bien porque de otra manera puedes hiperventilar el
cerebro, marearte, y no va a funcionar. Esta técnica no se recomienda a gente con presión
alta, así que en estos casos es mejor consultar con un profesional antes de intentarla.
Este ejercicio también se conoce en los círculos de yoga como kapalabhati, en
sánscrito: “abrillantar el cráneo.”

1. Asegúrate de que no tienes comida en el estómago (de que no hayas comido nada
en las últimas cuatro o cinco horas).
2. Siéntate en un posición confortable, con las piernas cruzadas o en una silla con los
dos pies sobre el suelo (no debes acostarte, porque entonces no será efectiva). La
postura es importante, así que para esta técnica, toma un momento para revisarla.
Pon tu espalda recta, pero no demasiado. Respeta tu cuerpo.
Relaja las caderas.
Pon tu pelvis ligeramente hacia delante.
Abre el pecho.
Echa tus hombros hacia atrás, sin forzarlos.
Relaja la mandíbula, el paladar y la cara. Es una sensación muy agradable.
Toma una respiración profunda y exhala diciendo Aaaaaahhhhh como una
señal de alivio.
Sonríe internamente.
3. El ejercicio consiste en inhalar hasta la mitad de los pulmones, luego forzar la
exhalación desde el estómago y repetirlo. No debes forzar la inhalación, sólo la
exhalación. La inhalación debe ser natural. El error que algunos hacen es forzar las
dos cosas. No lo hagas.
4. Trata de mover sólo tu estómago (no los brazos, ni los hombros ni tu cara). Hazlo
suavemente haciendo una exhalación forzada cada vez.
5. Revisa que tu cara esté relajada. Hacer caras es uno de los principales errores.
6. Hazlo de nuevo. Tómate tu tiempo. Al principio puede ser que hagas sólo seis o
siete exhalaciones forzadas antes de perder el ritmo.
7. Si pierdes el ritmo, quiere decir que estás listo para parar. Es importante hacer una
pausa y tal vez hacer otra ronda de ejercicios cuando sientas que has recobrado la
compostura, o espera hasta la siguiente ocasión de práctica.
8. Deja que esta práctica vaya acrecentándose a lo largo de los días y los meses,
tanto en el número de veces como en la velocidad de tus exhalaciones. Me tomó
cuatro semanas de práctica llegar a hacer 30 respiraciones kapalabhati, pero cada
uno es diferente, así que toma tu tiempo (¡no te apresures!). Con sólo unos pocos
de estos ejercicios sentirás el gran efecto calmante en la mente. Si llegas a más de
30 verás que tienen un efecto todavía más profundo.

Cuando te sientes en el silencio y estés muy distraído, recuerda alguno de estos ejercicios e
inténtalo. Pero lo importante es solamente permanecer sentado. Éstos son sólo
instrumentos de ayuda, pero no deben ser practicados ni aprendidos todos al mismo
tiempo.
Si sientes el impulso, date cuenta de que estás alejándote de lo importante, que es estar
en silencio y quedarse en el presente. Toma tu tiempo, y regresa a la quietud.

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No somos lo que pensamos

CLAUDIA: Realmente me gustaría comprender que no soy mis pensamientos. Muchos de


nosotros tenemos muchas heridas en nuestro cuerpo emocional. Y no hablo del drama
barato, sino de heridas reales y muy profundas. Justamente esas que queremos evitar o
que hicimos como que no era para tanto, o que dejamos que permanecieran secretas.
El otoño pasado tuve la gran suerte de conocer a Thich Nhat Hanh en Nueva York.
Era una noche cálida y un grupo de gente se reunió en una tienda de muebles muy finos
en Manhattan.
Deepak Chopra presentó a Thich Nhat Hanh como “una persona que encarna la
paz”. Y nos dimos cuenta de cuán verdadera era esta presentación en cuanto subió al
escenario, rodeado de sus monjes y monjas.
La primera cosa que nos dijo fue que las monjas y monjes iban a cantar para
nosotros. Esto era algo muy distinto de lo que esperaba, que era más como una
conferencia o una charla, pero de alguna manera todo parecía perfectamente razonable
en su presencia.
Al principio de la velada, Thich Nhat Hanh dijo que los monjes y monjas iban a
conectarse con su dolor interno para llegar a la compasión y entonces nos cantarían una
canción. ¡Qué manera más extraordinaria de acceder a la compasión! Nunca me había
dado cuenta pero cuando siento dolor, es entonces cuando puedo sentir el dolor de los
demás.
Entonces, dijo, cantarían otra vez la misma canción, luego de haber sentido y
haberse conectado a su propio dolor, mandándonos a los de la audiencia todo el “amor
maternal” que había en ellos.
Esto me hizo sentir un poco incómoda. No sabía si todo el amor que esos monjes y
monjas tenían sería demasiado abrumador para una persona sensible como yo. Así que
hice una respiración profunda, y me quedé dentro de la experiencia, con cualquier cosa
que esto resultara ser.
Cuando cantaron la primera vez, me dolía el corazón de una manera profunda. Me
acordé de la muerte reciente de mi padre, y luego esto se disipó. Y no sólo eso: muchas
mujeres y hombres estaban llorando igual que yo.
Sentí cómo se estaba construyendo una conexión humana en la audiencia. Ya no
éramos más presentador y audiencia; éramos todos uno, conectados con la humanidad
que todos compartíamos a través de nuestros sistemas nerviosos con sus recuerdos
dolorosos, con nuestras mentes, cuerpos y corazones.
Cuando los monjes y monjas comenzaron la segunda ronda de cantos y dirigieron
su amor maternal hacia nosotros, toda mi incomodidad por haber usado tacones muy
altos esa noche desapareció. No sé por qué me los había puesto. Tal vez porque pensaba
que en todas las reuniones budistas había que sentarse y quitarse los zapatos. Tal vez
porque era la semana de la moda y quería sentirme fabulosa.

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A pesar de estar de pie con ellos, me sentí inspirada, reconfortada y contenida. A
pesar de que a mi mente le parecía el asunto de los zapatos tan ramplón, mi cuerpo
emocional en verdad se sentía inspirado.
Y podías ver la vulnerabilidad de la audiencia y sentir también lo especial que era.
Algunas personas frente a mí estaban grabando videos y tomando fotos con sus
teléfonos, aunque en la entrada nos habían dicho que por favor no lo hiciéramos. Pero
entiendo por qué lo hacían. Al poner frente a ti una pantalla también pone un velo sobre
el sentimiento presente. Pone una distancia entre nosotros y lo que está sucediendo, y
pone una barrera de tiempo en lo que es propiamente la experiencia y el tener que vivirla.
Ayuda a evitar llorar y la vergüenza que eso genera. Es un mecanismo de defensa.
Pero muchas otras personas en la sala se quedaron dentro de la experiencia, y al
hacerlo permitieron que muchas heridas emocionales subieran a la superficie, para
mostrar que estamos heridos pero que no estamos solos. Eso es la compasión. Thich
Nhat Hanh no estaba explicándonos esto: lo estábamos experimentando, viviendo con él
en ese momento. Nos lo estaba mostrando.
Mientras continuaba la segunda ronda de cantos, la mayor parte de la audiencia nos
permitimos encontrar la punta del hilo que nos lleva hacia la curación emocional.
Teníamos que hacerlo. Es nuestra responsabilidad.
Es muy difícil servir a los demás sin estar completo en nuestros cuerpos
emocionales. Si no sanamos nosotros primero no podemos ayudar a nadie después: duele
demasiado. Es más fácil escapar, dejar de mirar, encontrar a otra persona con la que
poder acostarse o tomar otra copa de vino.
Cuando finalmente los monjes y monjas se retiraron esa noche, James y yo
caminamos por la exhibición de pinturas que Thich Nhat Hanh había preparado
especialmente para esa noche. Una se intitulaba: “Fluir como un río”. Otra decía “Nada
de lodo, ningún loto”. Otra era graciosa, decía: “Ser o no ser ya no es la pregunta.”
Y la última decía “Un Buda ya no es suficiente.”
Yo quería poder ser como Buda, ojalá supiera que no soy mis pensamientos. Pero el
camino para saberlo y para dejar de identificarme con el flujo constante de pensamientos
que evitan que vea la realidad, tengo que comenzar por curar mis propias heridas. Debo
parar, encontrar una bonita cueva e ir hacia ellas.
Es en el silencio que nuestras cuevas interiores se inundan con la luz universal. Mis
heridas profundas me dan suficiente lodo del que, de vez en cuando, puede brotar un
loto.

Los beneficios del silencio

JAMES: Mucha gente define el minimalismo como “no necesitar cosas materiales”, así
que reducen de manera obsesiva la cantidad de cosas en su vida.
No hay nada malo en ello; de hecho, puede incluso hacer que tu vida sea más
simple. Lo importante es tener cuidado con que tu definición de minimalismo no vaya
hacia una suerte de anorexia material, en la cual te niegues las pequeñas celebraciones

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que la vida quiere que tengas.
Una manera más holística de practicar el minimalismo es cuidar no sólo el ambiente
en el que estás, sino el “ambiente ruidoso” que se da alrededor de ti: los ruidos que oyes,
los sonidos que salen de tu boca, los pensamientos que son más ruidosos que tus propias
acciones.
El espacio dentro de nosotros es enorme. Es infinito. El verdadero minimalismo es
un espacio limpio y fresco.
Hay muchos beneficios en esta forma de silencio, que van desde lo material a lo
espiritual. De la abundancia y la magia.

• Profesionalismo. Esto viene en todas las formas. Los médicos no hablan de sus pacientes. Los
abogados citan constantemente el privilegio abogado/ cliente. Los psiquiatras no hablan de lo que
escuchan en el diván.
El silencio es un signo de profesionalismo. Incluso lo ves en las películas: el tosco pistolero que
no habla de lo que ha visto en su trabajo. El soldado que no quiere hablar de la guerra.
De hecho, sabes que no debes preguntarle a un profesional en lo que está trabajando o lo que ha
visto. Forma parte de su mundo, de quien es, de cómo se mueve y se expresa a sí mismo.
Su silencio es lo alto de la pirámide y su vasta experiencia es lo que queda debajo.
• Confianza. Otras personas confían en la mujer o el hombre que sabe cómo estar en silencio, que
sabe cómo guardar un secreto y que no cuenta chismes.
Una vez una amiga estaba contando chismes en el trabajo sobre una mujer con la que había
trabajado, llámala Diane. Diane escuchó lo que había dicho y mi amiga se sintió horriblemente mal.
Luego de eso hizo todo lo adecuado: se disculpó con Diane y fue muy amable con ella. Le dio el
suficiente crédito por sus acciones y reconocía su trabajo en las reuniones, en sus conversaciones y
en sus funciones laborales.
“¡Diane todavía está enojada conmigo!”, me dijo casi un año después. “¿Por qué sigue tan
enojada? Me disculpé con ella, le di las recomendaciones y siempre la ayudo. ¿Entonces por qué?”
Porque no guardaste silencio, así que ya no confía en ti. Y tal vez nunca lo haga.
• Valor. Recuerda esta ecuación: el valor de las palabras es igual a la demanda de esas palabras
dividida entre la oferta de esas palabras.
Asumiendo que la demanda de tus palabras sea básicamente la misma (¿quién se despierta
pensando “Debo oír hablar a James y Claudia”?), mientras menos proporciones tus palabras y tu
sabiduría, más valor tendrá ésta última.
No me lo estoy inventado. Inténtalo.
Una vez estaba en un trabajo que deseaba dejar, así que simplemente dejé de hablar en las
reuniones porque ya no me importaba nada. Poco después me estaban ofreciendo la dirección de la
empresa (que rechacé). Así es cómo subió el valor de mis palabras en cuanto dejé de hablar.
• Ahorro de tiempo. Mientras menos tiempo hables, más tiempo tienes para tus proyectos, como
escuchar, leer, hacer ejercicio o incluso dormir. Yo prefiero dormir a hablar.
• Mística. ¿Alguna vez te has dado cuenta de que la chica o el chico “cool” es el que está parado en
una esquina mirando a los demás? No te estoy recomendando que te quedes en silencio para crear
un aura de misterio. Eso puede parecer narcisista.
Pero esto es lo que va a suceder. En el país de los ciegos, el tuerto es rey. Cuando todo el
mundo se expresa sin contención, también pierden visión de las cosas. El que logra guardar el
precioso recurso del silencio, se vuelve el tuerto, y por lo tanto el rey.
• Obsevación. Cuando no estás hablando o pensando demasiado, tienes la posibilidad de observar.
Puedes ver lo que te rodea.
A veces lo que ves es la belleza que está simplemente ahí: afuera de mi ventana hay un árbol
cuyas hojas se han convertido en un amarillo brillante, dejando debajo de ellas unas lágrimas
amarillentas, mientras que otros árboles muy verdes custodian a su hermana que está muriendo.
A veces esta observación aguda puede ayudarte después: para ponerlo en un libro, la experiencia

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de un jugador de póker, la brillantez interior de un monje o sólo las preocupaciones de un amigo que
necesita tu compasión.
• Más energía cerebral. Tu cerebro, tu sistema digestivo, tu corazón y tus pulmones te mantienen
vivo y necesitan energía. Cuando hablas demasiado, el cerebro necesita mucha energía para
mantener la conversación: ¡eso es trabajo duro!
Mientras menos hables, más energía conserva el cerebro para elegir las palabras importantes. No
olvides que las palabras son sólo instrumentos para sobrevivir; no son tú mismo. No te definen a
menos que las dejes.
• Menos madeja que desenredar. Como dice la famosa frase, “Qué madeja más enredada tejemos”.
¿Cómo es que se enreda tanto? Hablando.
Y todo esto se aplica también al discurso interior. El silencio consiste en sentarse cómodamente
contigo mismo y poder cortar estas madejas antes de que tengas tiempo de enredarlas.
• Menos estrés. Levanta la mano si alguna vez te has levantado luego de una noche de fiesta y has
pensado: “Oh Dios mío, ¡cómo he podido decir eso!” Adelante, no se lo diré a nadie. Levanta la
mano.
Ése es un tipo de estrés. Pero hablar puede causar diferentes tipos de estrés. Ya hemos visto
algunos ejemplos antes, así que no los repetiré.
Todos conocemos la negatividad del estrés, pero también tiene algunas cosas positivas. Puede
ser una señal de peligro para dejar de hacer algunas cosas. O la señal de que necesitamos hacer
algunas cosas.
Pero el estrés también tiene algunos beneficios. La mayor parte de la gente vive en un estado
constante de lucha o de evasión. El problema es que en nuestra sociedad sedentaria la mayor parte
de la gente no está moviéndose. No está luchando ni escapando, así que el estrés se vuelve un
asesino. Causa ataques al corazón, apoplejías, problemas estomacales, cáncer, Alzheimer y muchas
cosas más.
Así que, sí, escucha a tu estrés para ver hacia a dónde apunta, pero no crees estrés inconsciente
a través de un parloteo inconsciente. Dile No a eso.
Cuando le dices No al ruido y le das la bienvenida a todas las capas del silencio, le dices Sí a una
vida más sana. Una vida más feliz.

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¿Por qué a Buda le encanta decir No?

JAMES: A primera vista, esto no suena bien.


Un rico playboy, hijo de un rey, recibe todo lo que quiere cuando quiere. Incluso
una bella esposa, la mejor de todas las elecciones.
Una noche tiene un hijo y se siente aterrorizado ante la responsabilidad, así que pide
un caballo y deja su casa, abandonando sus responsabilidades como heredero, como
esposo y como padre.
Ocho años después regresa. ¡Sorpresa!
Cuando se va de nuevo, contra los ruegos de su padre y de su mujer, se lleva a su
hijo.
El hombre que estoy describiendo es por supuesto Sidharta Gautama, luego
conocido como Buda.
De acuerdo, los tiempos eran distintos entonces. Sidharta sabía que había un
sistema de apoyo que se encargaría de su familia y de su reino. Pero él también tenía un
llamado superior que le llevaría años poder realizar.
¿Qué fue entonces lo que llegó a comprender?
Que ya no necesitaba decir Sí.
Su padre había intentado protegerlo. Tal y como el cerebro pretende protegernos;
trata de dejarnos en nuestra zona de confort para que nada peligroso ni perturbador
suceda.
Al padre de Sidharta le habían dicho que su hijo iba a ser un gran rey o bien un gran
maestro espiritual que iba a aliviar el sufrimiento de su gente, así que trató de evitar que
su hijo viera cualquier tipo de sufrimiento. Lo encerró en su castillo donde tenía a su
disposición todos los placeres.
Pero Sidharta vio sufrimiento en su primer viaje para recorrer su reino.
Nuestra mente quiere que no veamos el sufrimiento que está fuera. Pero Buda dijo
No a esta autoevasión.
Él dijo: “La vida es sufrimiento”. Esto no es pesimista, ni es opuesto al pensamiento
positivo. Es la realidad. Llegamos a enfermarnos, nuestros trabajos y relaciones tienen
subidas y bajadas. Nuestras ansiedades y remordimientos regresan una y otra vez, y
además envejecemos, con todos los problemas y dolores que eso conlleva.
Él dijo: “El sufrimiento viene del deseo”. Muchas veces crecemos pensando: Si
tengo una carrera universitaria, si tengo un buen trabajo, si tengo una casa donde
puede echar raíces, si tengo una esposa maravillosa y si tengo hijos, si hago mucho
dinero, entonces puedo ser feliz.
Tal vez no pienses todas esas cosas: no todo el mundo lo hace. Pero es probable
que pienses una variación de esas cosas y no te culpo. Es genial tener una esposa
maravillosa, o tener hijos o un buen trabajo. Nadie dice que no lo sea.
El problema es sentir decepción cuando no tienes todo lo que quieres. Eso es lo que

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te mata.
Hay dos flechas en la vida que tratan de hacerte daño. ¡Ten cuidado!
Digamos que no obtienes el trabajo que esperas. Ésa es la primera flecha. Esa flecha
tal vez no te mate, pero te hará daño.
Pero luego vas a comenzar a pensar por qué. Empiezas a arrepentirte. Empiezas a
estar ansioso: ¿Qué pasaría si nunca obtengo un buen trabajo? Empiezas a pensar, y
pensar y pensar.
Ésa es la segunda flecha, y sí puede matarte.
El segundo precepto explica la segunda flecha. El deseo engendra sufrimiento.
Pero también dijo: “Hay un camino para salir del sufrimiento.”
Me gusta cómo lo dice y hace que todos nos acerquemos. ¿Cuál es la manera de
salir del sufrimiento?
Y luego nos dice cómo: a través de la meditación, de la consciencia y de su noble
óctuple.
Vamos a describir su acercamiento acercándonos a la historia. Dejemos por un
momento el noble sendero óctuple y la meditación.
Un día, luego de que su hijo Rahula se reuniera con él en sus viajes, Buda lo llevó a
dar un paseo. Le dio algunos consejos.
Ésta es la última mención de Rahula en los textos budistas, pero tal vez también es
la mención más importante.
Llamémoslo “Buda le explica a su hijo el Poder del No.”
Todo lo que le dijo fue lo siguiente: “Antes, durante y después que pienses decir o
hacer algo, determina si puede hacer daño a alguien.”
Eso es todo.
¿Debes decir chismes del colega que te dio una puñalada trapera? No, porque
estarías diciendo algo que podría dañar a alguien.
¿Deberías comprar esa casa? Puede ser, pero si hay una posibilidad de que te
arruine a ti y a tu familia, poniéndote en una deuda que sólo puedas solventar trabajando
80 horas a la semana y no viendo a tus hijos crecer. Entonces la respuesta es No.
¿Deberías conducir un coche? Bueno, existe la posibilidad de que le hagas daño a
alguien, así que debes ser un buen conductor y tener cuidado mientras conduces.
El ejemplo del coche es importante. Puedes hacer daño a alguien, pero debes usar
tu discernimiento. Si mientras conduces “haces las acciones correctas” como diría Buda,
no le harás daño a nadie.
¿Entonces debo comprar una casa? ¿Qué pasaría si hago lo correcto mientras tanto?
Okey, pues cómprala, pero evita llegar a la bancarrota después.
Buda no dice “Dile que Sí a las cosas que quieres para ser feliz”. Más bien dice:
“Dile No a las cosas que pueden hacerte daño.”
Y Buda también dijo: “No creas sólo mi palabra. Inténtalo tú. Ve si esto funciona
para ti.”

Decirle No a las energías negativas que nos llegan

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La gente a veces trata de provocarnos. Quieren una respuesta. Se sienten solos y
necesitan que estemos enojados, molestos, asustados o avergonzados para que ellos no
se sientan tan solos. Es fácil caer en sus trampas y ser absorbidos por el vórtice de la
negatividad.
Esto no es algo único, ni algo que pase una vez al mes o al año. Pasa todos los días.
Nos vemos absorbidos por la negatividad solamente al recibir una llamada telefónica, al
ver las noticias o las cosas que pasan en la calle.
Es muy fácil sentir la negatividad de la que todo el mundo se alimenta.
Lo importante es darse cuenta de ello, darse cuenta de cuándo empieza a subir por
tu cabeza.
Ése es el momento de pararla, de decirle No. Y la única manera de hacerlo es
ejercitar el músculo de la gratitud.
Cuando te sientes agradecido, en lugar de la negatividad, ves las sutilezas en todo lo
que te rodea; ves las coincidencias que aparecen en tu vida y aprecias los espacios vacíos
que mágicamente aparecen en un mundo demasiado poblado.

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• EJERCICIO •

UN POCO DE PRÁCTICA
CON LA GRATITUD

Haz una lista de los problemas en tu vida. Por ejemplo:

1. Perdí mi trabajo en el que tenía un mal jefe.


2. No puedo encontrar trabajo.
3. Cada esfuerzo creativo que hago es rechazado.
4. Mi novio/novia me ha engañado.
5. Mi casa está en juicio hipotecario.
6. Estoy trabajando en un bar aunque lo que realmente quiero es ser actor o escribir una
novela.
7. Trabajo como personal de intendencia, en mi país trabajaba como médico.
8. ¡Mi vecino hace mucho ruido!
9. Los inspectores de Hacienda me están buscando.

Estas situaciones no van a gustarte; decir lo contrario es falsa espiritualidad. También es


caer en el ego: como si tuvieras el poder de forzarte a querer algo que en realidad, detestas.
Tratar de llenar estas situaciones con amor puede dañar el músculo espiritual en lugar de
hacerlo crecer.
Practicar el pensamiento positivo en malas situaciones tan sólo hará que te atores más;
hará que te separes más de la realidad.
El objetivo es que estés tranquilo ahora mismo cuando te enfrentes con malas
situaciones. Y sólo puedes hacerlo si empiezas a sentirte agradecido por las cosas en tu
vida que crees que son buenas.
Empieza en algún lugar, en algún punto de referencia. Quiero a mi esposa, a mis dos
hijas y me siento agradecido por eso. Okey, esto es algo importante. Puedes empezar con
algo más pequeño: estoy agradecido por respirar ahora mismo. Tienes que empezar en
algún lugar, aun si es sólo agradecimiento por respirar.
Cuando practicas estar agradecido y se vuelve algo natural, es más fácil decirle no a
las situaciones que, aunque crees que podrían hacerte feliz, terminarán haciéndote sentir
miserable.
Y lo más importante es que vas a “desatorarte”. De hecho, vas a darte cuenta de que
nunca estuviste “atorado”, gracias a la enorme abundancia en tu vida por la que te sientes
agradecido.
Esta conciencia, que es tan fácil de implementar en tu vida, es la base sobre la cual se
construyen todos los milagros.
Pongámoslo todo junto. Así es como funciona el músculo de la gratitud:

1. Haz una lista de todas las situaciones negativas en tu vida.


2. Haz una lista de todas las situaciones buenas en tu vida para que no lo des por
hecho. Por ejemplo, me siento muy agradecido por mis hijos.
3. Intenta esto (es difícil): sé feliz, todo el día, por todo lo que pasas la mirada, sin
importar lo pequeño que pueda ser. Todo esto está contigo ahora. Es importante
estar agradecido por las pequeñas cosas de la vida.

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4. Intenta esto: ponte a una Dieta de Gratitud. Por los próximos diez días, cuando
despiertes, piensa en diez cosas por las que te sientes agradecido. Pueden ser
cosas importantes (familia y amigos, por ejemplo). O pueden ser cosas pequeñas
(hoy salió el sol). El universo, después de todo, es una colección de partículas
pequeñas. Practicar la gratitud por las pequeñas cosas en tu vida es un buen
mensaje que le mandas al universo.

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El “No Yo”? ¿Es eso lo que te oigo decir?
Sí. Eso es lo que queremos decir. No existe un tú, y no hay un yo. Sólo hay uno de
nosotros aquí.
En mayores niveles de consciencia el No significa un “claro discernimiento”. El
discernimiento es la fuente de la que bebemos.
Usamos esta fuerza para darnos cuenta de cuándo es que el ego nos está llevando
hacia el parloteo, los celos y los juicios, o al contrario, cuándo estamos siendo dirigidos
por lo divino hacia las cosas que se necesitan hacer a través de nuestros talentos, y
también hacia lo que creemos que es nuestro llamado.
Aquí todos somos invitados, a todos se nos espera y se nos quiere. Hay aire puro en
la cumbre de la montaña. Las ilusiones se han desvanecido finalmente. Nuestra energía
se dirige al lugar correcto, nos sentimos vivos y llenos de creatividad, nuestros esfuerzos
producen acciones poderosas en el mundo y nos sentimos llenos de satisfacción.
Nuestros talentos le sirven a la humanidad y nuestras directrices proceden del
silencio.
No podemos decir Sí hasta que no experimentemos el No más profundo.
En este nivel no nos preocupa prestar atención a otros ni nos preocupamos por lo
que puedan pensar: somos independientes de sus buenas o malas opiniones. Somos libres
porque sabemos, a partir del magma de la sabiduría que se derrama todos los días desde
el silencio y desde nuestros rituales espirituales, que debemos hacer nuestro mejor
trabajo. Y nos encanta.
Estamos fluyendo voluntaria y suavemente hacia el río de la sabiduría divina, sin
importar los resultados, con una sonrisa y en la confianza total.

El No final

El objetivo último para una persona que ha subido su nivel energético es soltar para vivir

198
la vida dirigida por las fuerzas divinas.
Inhala. Deja entrar al mundo entero. Todo. Todo tu pasado y todo tu futuro.
Exhala. Ya se ha ido.
Has llegado.
Bienvenido.

¿Soltar quiere decir darse por vencido?

A veces quiere decir que ya no podemos con algo. Las deudas. Las relaciones que nos
hacen daño. Las oportunidades de negocios que no funcionan, una vez más.
¿Cuántas veces debemos aguantarlo?
A veces pensamos Guau, ¿han pasado ya X años desde que sucedió Y? Y “Y” fue
algo increíblemente bueno que nos hizo felices.
Y cuando pensamos he trabajado cada minuto de los últimos años ¿y qué me ha
dejado todo eso?
Nos dan ganas de darnos por vencidos.
Eso es lo que nos atraviesa la cabeza, como en un desesperado “¡Me rindo!”
¿Es esto soltar?
No.
Es más bien lo opuesto.
Se basa en la ilusión de que tú tenías un control sobre las cosas.
He aquí algunas cosas sobre las que no tienes control:

• El tiempo que hace


• La temperatura de ayer
• A qué personas les vas a gustar y quiénes te odiarán
• El momento de tu muerte
• También el momento de tu nacimiento
• Las oportunidades que pueden o no abrirse ante ti

Y la lista sigue.
¿Entonces qué es soltar?
¿Puedes decir “de acuerdo, encárgate tú de eso. Lo dejo en tus manos”, donde el
“tú” sea un poder superior, una entidad divina.
Eso tampoco funciona. Si tú no haces nada, normalmente nada sucede. Es tan sólo
una manera más engañosa de controlar las cosas. Es como si estuvieras tratando, a través
de una manera agresivo-pasiva, de hacer que el universo se sienta culpable para darte lo
que quieres.
Soltar es otra cosa. Si has llegado a este punto, si ya le has dicho No a todas las
cosas que debes decir No, entonces ya estás listo para soltar.
Entonces, después de todo eso, soltar significa:

199
• Que estás comiendo bien.
• Que estás durmiendo bien.
• Que estás cuidando tu cuerpo.
• Que estás diciéndole No a las comidas, bebidas y actividades que te hacen daño.
• Que estás diciéndole No a la que gente que trata de derribarte.
• Que le estás diciendo No a las historias en las que la gente ha tratado de meterte. No estás en el
ejército; eres tu propia persona.
• Que le estás diciendo No a las mentiras que sostienen estas historias.
• Que le estás diciendo No a los ofrecimientos y las oportunidades que no serían para ti la mejor
opción. Estás buscando cuidadosamente los Sí reales en las oportunidades que te llegan.
• Que le estás diciendo No al ruido, que estás encontrando el silencio que está entre cada palabra y en
cada bocanada de aire.

Todo esto permite que tu creatividad se exprese libremente, que tu espíritu se relaje, que
tu cerebro pueda sentirse aliviado y que tu cuerpo tenga más energía de lo que nunca ha
tenido.
¡Tanto alivio!
Ahora...
Entregarte.
¿A quién?
A ti mismo.
A un ser superior.
A esa parte de ti que es sabia y que sabe lo que se requiere.
Hazlo.
Di Sí.
A ti mismo.

200
201
• EJERCICIO •

LA TÉCNICA EXTRATERRESTRE
PARA SOLTAR

Esto funciona mejor temprano por la mañana.


Te despiertas.
Tu primer pensamiento del día es ¿quién soy?
Porque sabes en lo más profundo de tu ser que eres un extraterrestre que ha venido
desde el espacio exterior.
Has sido enviado por la nave nodriza para habitar este cuerpo por 24 horas. No tienes
idea de quién es este cuerpo ni lo que debes hacer en él.
Flexiona un poco los músculos. ¿Eres humano? ¿Qué luces llegan a la habitación?
¿Qué sonidos puedes escuchar?
¿Hay alguna parte de tu cuerpo que se sienta mal? Puede ser una señal que este
humano está sufriendo de excesivo estrés.
Tu trabajo puede ser quitarle ese estrés.
Ah, está entrando la luz. Te bañas en ella. A los integrantes de tu raza extraterrestre les
gusta mucho la luz.
Cualquier cosa que hagas hoy, sabes que es para ayudar al humano; es por ello que te
han enviado aquí. Sabes que tomarás las decisiones adecuadas para él o para ella.
Pero no es tan crucial, porque sabes que mañana te despertarás en otro cuerpo
humano. Eres un agente especial.
Y tu trabajo es salvar vidas.

202
203
Soltar es una cosa extraña

Casi parece que estos ejercicios fueran maneras de engañarte para que dejes de tratar de
controlar todo aquello que no puedes controlar.
Y es verdad. Son trucos. Porque tu mente no quiere soltar.
Se le ha dado a tu cerebro una enorme responsabilidad evolutiva para encargarse de
todo, para mantenerte vivo y para ponerte en la mejor posición para poder reproducir tu
ADN.
Éste no se da cuenta de cómo, en un pasado reciente, pasamos de ser cazadores-
recolectores por millones de años (si incluyes a todos tus ancestros evolutivos) a seres
con los problemas de una sociedad relativamente rica y tecnológicamente sofisticada.
Nuestras ideas han evolucionado mucho más rápido que nuestros cerebros. No
podemos viajar por el mundo en un solo día, pero podemos ver imágenes del mundo
entero en menos de un segundo. Podemos hacer una comida con materia prima que ha
sido arada, cazada, recolectada y procesada en 50 puntos distintos alrededor del mundo,
y transportada hasta nosotros para no tener hambre.
Hemos creado un mundo maravilloso, aunque somos infelices. No quiero decir que
tú lo seas, pero la gente, en general, lo es. Los antidepresivos son las medicinas más
rentables de la historia.
A nuestro cerebro no le importa si somos infelices. Hay una sola misión para
nuestro cerebro: reproducir el ADN.
Cuando un ADN no se reproduce, una especie se extingue y eso es un fracaso
evolutivo. Cuando el ADN se duplica, una especie sigue adelante y eso es un éxito.
Eso es lo único que sabe el cerebro. Así que tenemos que sacarlo de la jugada.
Debemos engañarlo o hipnotizarlo.
Eso es posible a través de la meditación o de permanecer en silencio cada día. Pero
hay muchas maneras de hacerlo. Seguir las ideas de este libro es una de ellas.
El cerebro requiere una gran cantidad de energía cada día, cada segundo para
cumplir con sus actividades. Finalmente, al quitar lo innecesario y usar esa energía en
maneras más productivas, podemos entregarnos a ella. Porque la energía pura sabe lo
que debe hacerse si confías en ella.
Cuando haces un viaje largo, puedes ver el camino frente a ti. Confías que si te
quedas en ese camino llegarás hasta donde quieres. No tratas de ver el final del camino:
dejas de controlarlo. Aceptas el hecho de que el camino conoce mejor que tú el final.
Eso no significa que el camino te llevará. Tú tendrás que dar cada paso.
Leer este libro es un paso. Nosotros los autores te agradecemos que lo leas.
Sabemos que las ideas que están en él te ayudarán porque también nos han ayudado a
nosotros y a muchos lectores a través de los años.
Cada vez que dices No de la forma adecuada, eso te ayudará a dar un paso en ese
camino. Pero el mayor No que puedes decir es a todas las cosas que pensaste que eran

204
parte de “ti”. Tu historia, tu educación, tus cosas, tus dramas, tus relaciones. Todos son
tu historia y debes dejar de tratar de controlarla.
Cuando naciste tomaste el primer paso en tu camino. Y ahora has llegado hasta
aquí.
Toma otro paso. Y otro. No sabes dónde acabarás, pero a donde vayas, estarás ahí.

205
JAMES: Estás leyendo este libro porque la palabra No te sonó como algo verdadero.
Porque sabes que tienes un regalo que darle a este mundo y que el mundo está listo para
esa energía que debes compartir. Pero necesitas un plan, un mapa de carreteras para
reinventarte.
Éste es el armazón de ese plan. Síguelo y verás milagros, éxitos y abundancia en tu
vida. He visto cómo funciona para cientos de personas, a través de entrevistas, a través
de cartas, a través de los talleres a los que ha ido mucha gente en los últimos veinte años.
Puedes intentarlo, o no hacerlo.
La lista que sigue es la crème de la crème de todas las preguntas y comentarios que
he recibido en los últimos años. Es el fruto de mi observación de lo que funciona y lo que
no funciona.
Como en todas las formas de información condensada, hay muchas cosas que están
ahí concentradas. Puede ser que quieras tomarte tu tiempo. Lee algunas hoy y otras en
algunos días. Vuelve a comenzar cuando así lo requieras. No hay prisa.
El hecho de reinventarnos puede mandarnos una y otra vez a comenzar de nuevo,
mientras crecemos, nos casamos, tenemos hijos, encontramos un trabajo que enriquezca
nuestra vida y nos volvemos mayores y más sabios.
Todos experimentamos la necesidad de reinventarnos en diferentes momentos de la
vida. Tal vez pierdas un trabajo, una relación, encuentres una nueva pasión o un nuevo
amor.
La reinvención toma muchas formas. Es como Halloween: el timbre de la puerta
suena constantemente. Siempre hay alguien afuera con un nuevo disfraz. Quieren que les
des algo de comer y que te diviertas con ellos.
La reinvención está tocando a tu puerta todo el tiempo.
Está tocando ahora.

El mapa para reinventarte a ti mismo

a. La reinvención nunca termina.

206
Cada día te reinventas a ti mismo. Siempre estás en movimiento, pero tú decides si es
hacia delante o hacia atrás.

b. Siempre se empieza sin nada.


Todas las etiquetas que trates de reivindicar de tu pasado son sólo vanidad. ¿Eras
médico? ¿Estuviste en las mejores universidades? ¿Tuviste millones en tu cuenta?
¿Tuviste una familia? A nadie le importa.
Lo perdiste todo. Eres un cero. No pretendas ser más.

c. Necesitas un mentor.
O te hundirás hasta el fondo. Alguien tiene que mostrarte cómo debes moverte y respirar.
Pero no te preocupes por encontrarlo (ve aquí abajo).

d. Hay tres tipos de mentor.


Directo: alguien que está frente a ti que te mostrará cómo él o ella lo hizo. ¿Qué es “lo”?
Espera.
Indirecto: libros, películas. Puedes sacar el 90% de las enseñanzas de un mentor de
los libros y de otros materiales. Se puede considerar que entre 200 y 500 libros pueden
hacer un buen mentor. La gente nos pregunta: ¿Qué libro puedo leer que sea bueno?
Nunca sabemos qué contestar. Hay entre 200 y 500 buenos libros que leer. Comienza
con alguno, sigue las recomendaciones de otras lecturas que estén detrás de ese libro,
sigue adelante y añade otros temas: autoayuda, libros de inspiración y de tu área de
trabajo, etc. Cualesquiera que sean tus creencias, sigue tus pasiones y ve hacia dónde te
llevan. Subraya los pasajes significativos.
Un mentor es todo: si estás en cero en todos los campos, sin importar cuál sea tu
cero personal y si tienes pasión por la reinvención, todo lo que veas será una metáfora de
lo que quieres hacer. El árbol que ves, con las raíces y el agua subterránea que no ves,
todo alimenta: todo es una metáfora para llegar a la información, si sigues los puntos.
Y siempre que miras en esa dirección, vas a unir los puntos.

e. No te preocupes si no sientes pasión por nada.


Haz tus actividades con amor, cualquier cosa que sea, y el éxito llegará de forma natural.

f. Pon tu músculo de las ideas en forma.


Toma pasos muy pequeños. Al principio escribe sólo diez ideas al día. No pueden estar
mal. Por ejemplo, diez cosas que me gustan: el helado, las fresas, los pasteles, dormir, la
luz, el silencio... entiendes lo que quiero decir. No te preocupes. Escribe las ideas. Hazlo
todos los días y el músculo crecerá. Luego escribe 20, luego 100.
Hay quien nos dice: “No puedo. Simplemente no puedo. Sólo tengo cuatro o cinco
ideas y luego no se me ocurre nada.”
Nuestra respuesta es “De acuerdo, no necesitas llegar a tener diez ideas. ¡Necesitas
llegar a veinte!” Necesitas aprender a tener también malas ideas. El músculo de las ideas

207
crece con la repetición.
Luego las ideas se vuelven mejores; fluyen, y el músculo se vuelve una especie de
máquina. Entonces verás el mundo tal y como es: un océano de creatividad en el que
todo está aferrado al fondo, con miedo de soltarse y flotar.
Pero tú, amigo mío, tienes los ojos bien abiertos.
Te sueltas y dejas que el océano te lleve a casa.

g. El tiempo que va a tomar que te reinventes: cinco años.


He aquí una descripción de los cinco años.
Año Uno: estás empezando a desgranar tus ideas, a leer todo lo que llega a tus
manos y a hacer algunas cosas.
Año Dos: ya sabes con quién debes hablar y con quiénes debes trabajar en
conjunto. Estás haciendo cosas todos los días. Ahora ya sabes cómo se ve el tablero del
Monopoly en tus nuevos proyectos.
Año Tres: ya has podido empezar a hacer algo de dinero, aunque no puedas vivir de
eso.
Año Cuatro: ya ganas lo suficiente como para que dejes tu empleo anterior.
Año cinco: estás creando riqueza.
A veces puedes sentirte frustrado entre los años uno y cuarto. Te dices “¿Por qué
no está sucediendo ahora lo que quiero?” Está bien. Sólo sigue adelante. O para y toma
un nuevo camino.

h. La paciencia es la clave.
Si tu reinvención toma más o menos de cinco años, estás haciendo algo mal.

i. No es por el dinero, pero el dinero es una buena medida.


Cuando la gente dice “No es por el dinero”, deberían tener otra medida de las cosas.
“¿Qué tal con hacer lo que te gusta?” Habrá muchos días cuando no te gustará lo
que haces. Si lo haces sólo porque te gusta, va a tomarte más de cinco años. Muchas
veces nos enamoramos de aquello que buscamos. No se sabe si el amor viene antes, a
veces va y viene, como toda nueva relación.
La felicidad es una percepción positiva de tu cerebro. Algunos días vas a sentirte
infeliz. Tu cerebro es un instrumento que utilizas.

j. ¿Cuándo puedo decirle al mundo: “¡Estoy haciendo X!”, en donde X es mi nueva


carrera?
Hoy mismo.

k. ¿Cuándo puedo empezar a hacer X?


Hoy mismo.
Si quieres pintar, entonces ponte hoy frente a la tela y pinta. Empieza a comprar los
500 libros, o sácalos en la biblioteca pública, uno por uno, y léelos. Aprende algo nuevo

208
cada día, y sigue pintando.
Si quieres escribir, haz estas tres cosas: Lee. Escribe. Toma la historia que más te
guste de tu autor favorito y cópiala, palabra por palabra. Pregúntate por qué escribió cada
palabra. Él es hoy tu mentor.
Si quieres empezar un negocio, escribe todas las posibilidades y los detalles de la
idea de negocio. La reinvención empieza hoy y todos los días.

l. ¿Cómo hacer dinero?


Para el Año Tres ya habrás invertido 5 000 o 10 000 horas de trabajo. Es bueno estar en
los primeros 200 o 300 de tu campo. Los mejores 200 de cada campo casi siempre
ganan bien.
Para el Año Tres ya sabrás cómo hacer dinero. Para el Año Cuatro ya habrás
escalado y ganarás lo suficiente. Mucha gente se para en el Año Cuatro.
Para el Año Cinco formarás parte de los 30 a 50 mejores, con lo cual harás fortuna.

m. ¿Qué es “eso”? ¿Qué es lo que debería hacer?


Cualquier área de la que quieras leer 500 libros. Ve a la librería o a la biblioteca y
averígualo. Si te aburres tres meses después, vuelve a la librería.
Está bien llegar a desilusionarse. De eso trata el fracaso. El éxito es mejor que el
fracaso, pero las mayores lecciones las aprendemos en el fracaso.
Muy importante: No hay prisa. En una vida interesante vas a reinventarte muchas
veces. Muchas veces también fracasarás intentándolo.

n. Muchas reinvenciones hacen un libro de relatos y no un libro de texto.


A algunas personas les gustaría que la historia de su vida fuera un libro de texto. Pero
para bien y para mal, la mayoría de nosotros tiene un libro de relatos.
Las elecciones que hagas hoy serán tu biografía de mañana, así que haz elecciones
interesantes y tendrás una biografía interesante.

o. Las elecciones de hoy son tu biología de mañana.


Cuídate del enojo, causa intranquilidad y enfermedad. Si te sientes enojado a lo largo del
camino, quiere decir que hay algo que no has digerido bien. Permanece en silencio con
ese sentimiento, deja que pase a través de ti y se vaya, para que puedas estar abierto y
listo para continuar tu camino de reinvención.

p. ¿Y qué si me gusta algo obscuro? ¿Como la arqueología bíblica o el arte de la


guerra del siglo XI?
Repite todos los pasos anteriores y en Año Cinco harás fortuna. No tengo idea cómo.
Pero no trates de ver el final del camino cuando apenas estás en el primer paso. Tan sólo
da el primer paso. Suelta la necesidad de saber cómo van a suceder las cosas.

q. ¿Y qué hago si mi familia quiere que sea un contador?


¿Cuántos años de tu vida le has prometido a tu familia que vas a dedicarles? ¿Diez años?

209
¿Toda tu vida? Entonces espera hasta la próxima vida. Lo bueno de todo esto es: eres tú
quien elige.
Elige la libertad en lugar de la familia, libertad en lugar de las ideas preconcebidas,
libertad en lugar del gobierno, libertad en lugar de agradar a los demás. Entonces te
agradarás a ti mismo.

r. Mi mentor quiere que lo haga a su manera.


Está bien. Aprende cómo lo hace él. Luego haz las cosas a tu manera. Con todo respeto.
Esperemos que nadie te haya puesto una pistola en la sien. Si es así, haz lo que los
otros quieren hasta que bajen el arma.

s. A mi esposo/a le preocupa quién va a mantener/ocuparse de los niños.


Tú lo harás. Después de realizar un trabajo que odias 16 horas diarias siete días a la
semana, usas tu tiempo para reinventarte.
Alguien que se está reinventando siempre tiene tiempo libre. Parte de la reinvención
consiste en juntar pequeños espacios de tiempo para trabajarlos como tú quieres. Ése es
El Poder del No en acción: le dices No a las distracciones superfluas porque debes
encontrar tiempo para ti.

t. ¿Y si mis amigos piensan que estoy loco?


¿Qué amigos?

u. ¿Y si quiero ser un astronauta?


Ésa no es una reinvención; es un trabajo específico. Si te gusta “el espacio exterior” hay
muchas carreras. Tal vez Richard Branson quería ser astronauta, y así comenzó Virgin
Galactic.

v. ¿Y si me gusta salir de fiesta e ir a beber?


Lee de nuevo este libro dentro de un año.

w. ¿Y si estoy muy ocupado engañando a mi esposo o esposa, o a un socio?


Lee este trabajo de nuevo en dos o tres años, cuando te encuentres sin dinero y sin
trabajo y no le gustes a nadie.

x. ¿Y si no tengo talentos?
Lee otra vez “b”.

y. ¿Y si no tengo una carrera o si la que tengo no me sirve para nada?


Lee otra vez “b”.

z. ¿Y si tengo que concentrarme en pagar mi deuda y la hipoteca?


Lee otra vez “s”.

210
aa. ¿Por qué me siento como si siempre estuviera viendo todo desde fuera?
Albert Einstein estaba viéndolo todo desde fuera. Nadie en el sistema quería contratarlo.
La mejor forma de creatividad nace del escepticismo. Einstein no siguió ciegamente
el camino del tiempo; él creó el suyo propio.

bb. No puedo leer 500 libros. Me gustaría leer un único libro para lograr la
inspiración. ¿Cuál puede ser?
Date por vencido.

cc. ¿Qué pasa si estoy demasiado enfermo para reinventarme?


La reinvención va a estimular cada célula química sana en tu cuerpo: serotonina,
dopamina, oxitocina. Si sigues adelante tal vez no vayas a curarte, pero vas a estar más
sano. No uses la salud como excusa.
O bien primero reinventa tu salud. Duerme más horas. Come mejor. Haz ejercicio.
Éstos son pasos claves para la reinvención.

dd. ¿Y qué hago si mi último socio me estafó y todavía estoy demandándolo?


Abandona el proceso legal y no pienses en él nunca más. La mitad del problema fuiste tú,
no él.

ee. ¿Y si voy a la cárcel?


Perfecto. Vuelve a leer “b”. Se pueden leer muchos libros en la cárcel.

ff. ¿Y si soy demasiado tímido?


Haz de tus debilidades tus fuerzas. Los introvertidos escuchan mejor, se concentran
mejor y provocan más ternura.

gg. ¿Y si no puedo esperar cinco años?


Si tienes planeado vivir cinco años más, tal vez te convendría empezar hoy.

hh. ¿Cómo puedo crear una red?


Haz círculos concéntricos. Tú eres el centro.
El siguiente círculo corresponde a los amigos y la familia.
El siguiente círculo a las comunidades de internet.
El círculo posterior son reuniones y cafés.
El círculo siguiente son conferencias y líderes de opinión.
El círculo que le sigue son los mentores.
El círculo que va después de éste son los clientes y los creadores de riqueza.
Empieza a hacer tu camino a través de estos círculos.

ii. ¿Qué pasa si se me sube el ego por lo que he hecho?


En seis o en doce meses otra vez estarás en “b”.

211
jj. ¿Qué hago si siento una gran pasión por dos cosas y no puedo decidirme?
Combínalas y serás el mejor del mundo en esta combinación.

kk. ¿Y si me siento tan feliz de lo que he aprendido que quiero enseñarlo?


Comienza a dar cursos por YouTube. Comienza con un público de uno y ve creciendo
desde ahí.

ll. ¿Y si quiero hacer dinero mientras duermo?


En el Año Cuatro, empieza a hacer contratación externa para lo que haces.

mm. ¿Cómo encuentro mentores y líderes de opinión?


En cuanto tengas suficiente conocimiento (luego de 100 o 200 libros), escribe diez ideas
para 20 mentores potenciales.
Ninguno de ellos te responderá. Escribe de nuevo diez ideas para 20 nuevos
mentores. Repítelo cada semana.
Haz un informe por cada uno que no te responda. Sigue haciéndolo hasta que
alguien te conteste. Cuenta tus esfuerzos en un blog y crea una comunidad porque ya
eres un experto.

nn. ¿Qué hago si no me ocurre ninguna idea?


La práctica hace que te lleguen las ideas. El músculo si no se usa se atrofia, así que debes
entrenarlo.
No es fácil para James tocarse los dedos de los pies si no lo hace cada día. Tiene
que practicarlo cada día durante un rato para poder llegar hasta abajo fácilmente (qué
bueno que Claudia sea su maestra de yoga). No esperes tener grandes ideas el día uno.

oo. ¿Qué más puedo leer?


Después de leer los libros, puedes leer páginas de internet, entrar en foros y revistas,
aunque mucho de eso es basura. Lo mejor son los 500 libros.

pp. ¿Y si hago todo eso y todavía parece que no funciona?


Funcionará. Sólo tienes que esperar y seguir reinventándote cada día.
No trates de encontrar el final del camino. No se puede ver en la niebla. Pero si
puedes ver el siguiente paso y sabes que, si tomas el siguiente, con el tiempo llegarás al
final del camino.

qq. ¿Y si me deprimo?
Siéntate en silencio durante una hora. Necesitas volver a tu centro.
Si crees que eso suena estúpido, no lo hagas. Quédate deprimido.

rr. ¿Y qué pasa si no tengo una hora al día para quedarme sentado en silencio?
Entonces siéntate por dos horas al día. No se trata de hacer meditación, tan sólo de
quedarte sentado.

212
ss. ¿Y si me asusto?
Si te sientes abrumado, baja el ritmo. Duerme ocho o nueve horas al día y no cuentes
chismes de nadie. El sueño es la clave número uno para una buena salud. No es la única
clave, pero sí la número uno. Alguna gente me escribe y me dice “Yo sólo necesito
cuatro horas de sueño” o “En mi país, dormir es sinónimo de pereza”. Bueno, esas
personas no podrán llegar al objetivo y morirán jóvenes.
¿Qué tienen que ver los chismes? El cerebro, biológicamente, quiere tener 150
amigos, así cuando estés con uno, puedes contar chismes de los otros 149. Si no tienes
150 amigos, el cerebro quiere que leas revistas de chismes para que pienses que tienes
150 amigos.
Pero no tienes que ser tan tonto como tu cerebro.

tt. ¿Qué puedo hacer si siempre siento que nada me funciona?


Pasa diez minutos al día practicando la gratitud. No elimines el miedo; tan sólo date
cuenta del enojo.
Pero también date la oportunidad de estar agradecido por las cosas que tienes. El
enojo no ayuda a inspirarse, pero la gratitud sí. La gratitud es el puente entre tu mundo y
el universo paralelo donde viven todas las ideas creativas.

uu. ¿Qué hago si tengo que enfrentar el comportamiento agresivo de otros todo el
tiempo?
Encuentra nuevas personas con las que convivir. Una persona que se está reinventando
encontrará personas que tratarán de desanimarla. El cerebro tiene miedo de la
reinvención porque puede ser peligroso.
Biológicamente, el cerebro quiere que estés en seguridad y la reinvención es un
riesgo, así que pondrá gente en tu camino que tratará de pararlo.
Aprende a decir No.

vv. ¿Y si soy feliz en mi cubículo del trabajo?


Buena suerte.

ww. ¿Cómo puedo confiar en ustedes si han fracasado tantas veces?


No confíes en nosotros.

xx. ¿Podrían ser ustedes mis mentores?


Ya estás leyendo este libro. Todos estamos reinventando nuestras vidas juntos.
Todos estamos aprendiendo a decir Sí.

213
JAMES: El otoño pasado estábamos conduciendo por los bosques alrededor del lugar
donde vivimos.
La muerte estaba por todos lados.
Podías verla en los árboles, que tenían partes verdes, rojas, naranja y amarillas. En
un día o dos las hojas amarillas se habrían vuelto cafés, morirían y se desprenderían de
las ramas.
Claudia dijo: “Es hermoso. Es como si los árboles desprendieran fuego por las
hojas.”
Y es verdad. La muerte es hermosa en el otoño. Y hay todo tipo de metáforas en la
historia de la poesía y de los romances sobre la transformación del verano en otoño. Las
metáforas a veces son tristes, a veces conmovedoras, a veces hermosas y
tranquilizadoras, a veces oscuras... el invierno ya está muy cerca. Tan frío, quebradizo y
odioso.
Tenemos un culto de la muerte.
Cuando alguien va a morir, con frecuencia queremos saber cuáles serán sus últimas
palabras. Existen diversas razones.
Muchas veces queremos saber si son capaces de ver algo especial, si pueden ver a
través del velo entre la vida y la muerte y decirnos lo que encuentran. Tal vez piensen
que puede verse a la madre, al padre o a los amigos que se han ido. Puede ser que la
vida después de la muerte sea una feliz reunión que dura por toda la eternidad.
¿Quién lo sabe? Nosotros no.
Pero sobre todo queremos escuchar sus últimas palabras para saber si la sabiduría
les ha sido revelada.
Vayamos hacia atrás por un instante.
¿Recuerdas cuando eras niño? No importa de qué edad. Digamos de diez años o
quince años. Lo que tú quieras.
¿Recuerdas el último día de escuela de ese año? Era genial, no había un día mejor.
Primero que nada sentías el sentimiento total de “¿A quién le importa?” porque ya
no había nada de qué preocuparse. Ya no había exámenes, ni tareas, ni clases aburridas.
Si veía a otros niños que me caían mal, entonces “¿A quién le importaba?”. No los

214
vería sino hasta dentro de otros tres meses. Y qué diablos, tal vez nunca más. Tres
meses es mucho tiempo y no se puede predecir nada. Tal vez se cambiarían de casa (o
se morirían, realmente no me importaba).
Si veía a algún maestro, pues tampoco importaba. No había exámenes, ni tarea. Era
el último día de escuela. Ya no había tiempo para trabajar. Si veía a un maestro o
maestra, nunca me sentí mal pensando que ya nunca lo o la tendría más. Mi tiempo de
alumno con él o ella ya había pasado.
En unas pocas horas estaría montado en mi bici por la calle, para ver a mis amigos o
comer pizza, o ir a una película, o ir a nadar.
No me importaba nada. Tres meses frente a mí eran como una gran vereda que
atraviesa el bosque, y de la que no ves el final. No sabes dónde terminará.
Ya no había nada que me importara. Qué alivio. No importaba a quién podría
encontrar, ni quien me molestara o contara chismes sobre mí, ni tareas que terminar el
domingo por la noche cuando preferiría estar leyendo comics. Ningún dato que
memorizar y retener hasta el siguiente examen. En ese momento podía ver cómo todos
esos hechos se caían al suelo y no tenía que levantarlos nunca más.
Y me encantaba. Nada era mejor que ese sentimiento. Raramente como adulto he
vuelto a experimentar ese sentimiento de alivio tan extremo. Había llegado a la meta.
Solía volver a sentirlo cuando me iba de una ciudad a otra: la muerte de una parte
de mi existencia y el nacimiento de otra. Pero en cuanto me casé, tuve hijos y una
carrera, era complicado encontrar la línea de meta en algo. Nunca había alivio. De hecho
yo era responsable por mi familia, y eso dura para siempre.
Y soy responsable por mi carrera. Nadie más lo es, y dura hasta que mi carrera
acabe. A veces cambian los trabajos y sientes un sentimiento de alivio y de novedad y el
fin de algo que ya estaba rancio; pero ese sentimiento se va rápidamente y se transforma
en nerviosismo por lo que vendrá después.
Quiero volver a sentir el alivio de cuando era niño.
Pero regresemos a la muerte.
Es como el último día de la escuela otra vez.
Así que nos apiñamos alrededor de la persona que va a morir y esperamos oír esas
últimas palabras.
Hace poco apareció un libro sobre las últimas palabras de 100 personas agonizantes
y sobre lo que todas tenían en común. Otro libro muy popular es La última clase (The
last lecture) de Randy Pausch, un profesor de la Universidad Carnegie Mellon que tenía
cáncer terminal y que estaba dando la última clase de su carrera, y de su vida.
Otro libro es Los martes con Morrie (Tuesdays with Morrie), sobre un hombre que
pasaba tiempo con otro que estaba cercano a la muerte.
Cuando estás cercano a la muerte tienes una perspectiva de lo que es importante
porque estás liberado de todas las cosas que ya no son: asegurarte de que puedes
alimentarte durante muchos años más, o las pequeñas discusiones políticas en el trabajo,
o votar por los Demócratas o los Republicanos, o todo aquello que te pone nervioso y te
quita el sueño durante tu vida.

215
Hay belleza en la muerte, como la belleza de las hojas de los árboles cuando llega el
otoño.
Las hojas son como el fuego.
Las palabras de los que están a punto de morir pueden encender nuestras mentes
como el fuego.
Pero no necesitamos visitar hospitales para tener esta sabiduría. Podemos tenerla
ahora, donde quiera que estemos.
Hay un dicho “Vive el día de hoy como si fuera el último”. Aunque no me gusta
mucho ese dicho, hagamos un pequeño juego.

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• EJERCICIO •

RENACIMIENTO

• Acuéstate.
• Cierra los ojos y relaja tu cuerpo.
• Toma algunas respiraciones profundas, sin forzarlas, para limpiarte.
• Imagina que estás en el momento de tu muerte. Finalmente ha llegado, y ya te has
despedido de todo el mundo.
• ¿Qué serás mañana? No serás nada. Ya no serás tu cuerpo. Ya no serás tus
pensamientos ya que estos necesitan el órgano físico llamado el cerebro para ser
producidos.
• Ya no sabemos dónde estarás. Todo lo que puedes hacer es una lista de las cosas que no
serás.
• Haz una lista de las cosas que han dejado de preocuparte. Haz una lista de las cosas que
no vas a extrañar.
• Ámate por el regalo que te has dado a ti mismo: una vida en la que has aprendido
muchas cosas. Una vida en la que has sido bueno y malo. Una vida en la que te has
sentido solo y deprimido, pero también feliz y satisfecho. Ha sido como estar en la
Montaña rusa, ¿no crees? Ama lo que te han dado.
• Visualiza una imagen tuya y abrázala. Dale un beso de despedida. Haz hecho un buen
trabajo, y ahora es tiempo de irse.
• Ahora siente el alivio. Como el último día de escuela, sólo que mejor.

En este punto encuentras el silencio. Ahora tú eres la persona con las palabras de la
sabiduría. Es tu turno saber lo que es importante y lo que no lo es.
La sabiduría infinita está ahora en tu mente.
Tal vez puedes decirte una o dos frases de ese pozo de profunda riqueza.
Escribe esas palabras. Quédate con ellas para recordar la sabiduría que tienes dentro.
No se trata de un ejercicio macabro; mañana te despertarás y vivirás la vida. Volverás
al trabajo y verás a la gente con la que tienes diferencias políticas; en algunas ocasiones los
arrepentimientos aparecerán y la ansiedad te hará cosquillas en el fondo de tu corazón.
Pero cuando lo necesites, cierra los ojos y vuelve a este momento. Vuelve al momento
en el que te das un abrazo por haber hecho un buen trabajo y por una vida bien vivida.
Cuando haces esto y practicas para poder aislar el alivio de haber llegado a la meta,
siempre podrás acceder a ese mismo recurso de sabiduría del que hablan tantos libros
famosos que ponen “citas de los agonizantes”.
A través de la historia, hemos abreviado esa sabiduría para saber qué es lo importante
en la vida. Para saber a quién amamos realmente. Para saber en qué debemos centrarnos
para encontrar nuestro llamado o nuestro propósito.
Practica este sentimiento cuando puedas. Tal vez incluso cada noche antes de dormir.
Mientras más puedas acceder a ese sentimiento y a esa sabiduría, más espacio tendrás
para que puedan ocurrir los milagros; los milagros que acaban bloqueados por las
ansiedades, los remordimientos, las preocupaciones, las políticas y los miedos de cada día.
En esos momentos, tú eres el fuego, tú eres las hojas que arden, tú eres el alivio: tú
eres la sabiduría del universo.

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¡No, no, no, no!
¡Uno pensaría que somos como los malos padres que siempre están diciendo No a
todo! Malas noticias. Malas personas. Malo esto, malo aquello.
Pero no se trata de eso.
Este libro es sobre ti.
Sobre las cosas buenas que pueden pasarte cuando decides decir No. Cuando te
puedes proteger de la gente y las situaciones que te hacen daño. Cuando puedes poner un
escudo frente a las historias y los mitos que tus colegas, tu familia y las instituciones
utilizan para tratar de controlarte. Cuando finalmente dices No a tu condicionamiento
interno y a la psicología que tu cerebro trata de imponerte en sus esfuerzos desacertados
por protegerte.
Y cuando trabajas en las cosas que puedes hacer: observa el papel que juegas, date
cuenta de tus emociones, pon atención a tu crecimiento espiritual.
Hay un mundo nuevo a tu alrededor. Un mundo lleno de amor y de innovación, de
abundancia y creatividad.
Hay un mundo al que decirle Sí.
Yo (Claudia) no soy perfecta. Ni en lo más recóndito de mi imaginación. Pero voy a
decirte algo que he aprendido a lo largo de los años, cuando me descubro haciendo algo
“tan malo”, y lo que es peor, que lo he hecho “de nuevo”. Es un desastre, ¿no es así?
Cuando hacemos algo que nos hace daño y nos damos cuenta de que no es la primera
vez. ¿Cómo pude hacerlo?
De lo que me he dado cuenta es que cada vez que me hago daño a mí misma, hay
un No que no he respetado.
Yo (James) he dicho muchas veces Sí sin haber estado listo. Le he dicho Sí a
relaciones para las que no tenía la madurez, o a oportunidades que he desperdiciado.
O dije Sí a cosas que no quería.
¿Qué pasa en esos momentos? Puedes enfermarte. Puedes desperdiciar la energía
que has almacenado. Puedes hacerte daño físicamente. Puedes deprimirte. Puedes
fracasar.
Te encuentras perdiendo un tiempo precioso cuando pudiste haber hecho algo

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valioso.
El Poder del No trata sobre manifestar tu propio poder, desde tu centro hacia fuera.
Es sobre utilizar la energía del universo para que puedas transformarte en un generador
espiritual viviente, lleno de creatividad, abundancia, madurez y amor.
Cuando dices Sí, es como dejar caer un guijarro en el centro del océano. Las ondas
de ese Sí van a extenderse hacia fuera y tocarán todas las costas.
Esto cambiará el mundo.
Esto te cambiará a ti.

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James Altucher es un empresario exitoso, maestro de ajedrez, maestro espiritual y
escritor. Ha creado más de 20 empresas, algunas de las cuales han cerrado, y otras que
ha vendido con buenos beneficios.
Pero aún más importante que lo anterior, James ha estado ofreciendo inspiración a
mucha gente a través de cientos de eventos, a través de sus libros y a través de sesiones
semanales de preguntas y respuestas en Twitter, hablando de temas tan distintos como el
estrés, el miedo, la ansiedad, las empresas, el amor, el dinero y las relaciones.
Sus obras han sido reseñadas en revistas y periódicos muy prestigiosos como The
Wall Street Journal, ABC, el New York Observer, Elephant Journal, Tech Crunch y
Thought Catalog.
Su blog, The Altucher Confidential ha atraído a más de 15 millones de personas
desde su lanzamiento en 2010. Es autor de 12 libros, incluyendo el bestseller Choose
Yourself! y I Was Blind but Now I See.

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Claudia Azula Altucher es autora y maestra de yoga, de meditación y de antiguos
principios espirituales.
Es la autora de 21 cosas que debes saber antes de empezar ejercicios de Ashtanga
Yoga (21 Things to Know Before Starting an Ashtanga Yoga Practice). También escribe
para los medios y revistas como Thought Catalog, Mantra Yoga + Health Magazine,
Elephant Journal y MyLifeYoga.
Claudia también coordina retiros espirituales y de yoga en los Estados Unidos.

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El poder del NO
Una pequeña palabra que dará salud, abundancia y felicidad

Título original: The power of no: Because One Little Word Can Bring Health,
Abundance and Happiness

Publicado originalmente por Hay House Inc., USA, 2014.

Primera edición digital: febrero de 2015

D. R. © 2014, James Altucher y Claudia Azula Altucher

D. R. © 2015, derechos de edición mundiales en lengua castellana:


Santillana Ediciones Generales, S.A de C.V., una empresa de
Penguin Random House Grupo Editorial, S.A. de C.V.
Blvd. Miguel de Cervantes Saavedra núm. 301, 1er piso,
Colonia Granada, delegación Miguel Hidalgo,
C.P. 11520, México, D.F.

www.editorialaguilar.com/mx

D. R. © Diseño de cubierta: Michelle Polizzi


Diseño de interiores: Fernando Ruiz Zaragoza
Traducción: Gabriela Vallejo Cervantes

Comentarios sobre la edición y el contenido de este libro a:


megustaleer@penguinrandomhouse.com

Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones
establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos la reprografía, el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares de la misma
mediante alquiler o préstamo públicos.

ISBN 978-607-113-664-6

/megustaleermexico

@megustaleermex

Conversión libro electrónico: Information Consulting Group de México, S. A. de C. V.

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Índice
Portadilla 4
Índice 6
Tu carta de derechos del No 9
Por qué este libro es para ti 21
PRIMERO. El No que elige la vida 26
SEGUNDO. El No que te trae amor verdadero, creatividad y
50
abundancia
TERCERO. El No a las historias falsas 90
CUARTO. El No a los enojos del pasado 132
QUINTO. El No a la escasez 147
SEXTO. El No al ruido 167
SÉPTIMO. El No a “mí” 195
Decirle sí a tu nuevo poder 206
El momento de decir No a este libro 214
Llegar al sí 220
Sobre los autores 222
Créditos 224

225

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