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ÍNDICE

Introducción
Domina tu vida con la colección “Domina Tu(s)…”
Tu guía de acción paso a paso gratuita

I. Construir Unas Ráices De Aprendizaje Sólidas


1. Por qué es importante el aprendizaje
2. ¿Eres un buen estudiante?
3. Ocho ideas equivocadas habituales sobre el aprendizaje
4. Qué es el aprendizaje
5. Seis problemas de aprendizaje comunes
6. Desarrollar una mentalidad de aprendizaje
7. ¿Qué deberías aprender?
8. Identificar tus objetivos de aprendizaje
9. Implementar tu plan
II. Reforzar El Tronco De Tu Árbol De Aprendizaje
1. Qué representa el tronco del árbol
III. Nutrir tu árbol
1. El poder del recuerdo activo
2. Técnicas de aprendizaje efectivas
IV. Podar Tu Árbol
1. Superar la sobrecarga de información
2. Acabar con el síndrome del objeto brillante
V. Los Diferentes Tipos De Aprendizaje
1. Aprendizaje conceptual
2. Habilidades prácticas
3. Aprendizaje de idiomas
4. Test estandarizados

Conclusión
¿Qué opinas?
Domina Tus Emociones (Extracto)
Otros Libros Del Autor
Otros libros:
Sobre El Autor
INTRODUCCIÓN

Ahora aceptamos el hecho de que el aprendizaje es un proceso


continuo de estar al tanto de los cambios. Y la tarea más difícil
es enseñar a la gente cómo aprender.
— PETER DRUCKER, CONSULTOR DE NEGOCIOS.

En muchos aspectos, el aprendizaje es un proceso natural. Como seres


humanos, somos criaturas altamente adaptativas capaces de aprender
cualquier cosa necesaria para asegurar nuestra supervivencia. Aun así, el
mundo actual se ha convertido en un lugar más complejo. Aunque el
aprendizaje es más importante que nunca, también es más complicado—y a
menudo mucho más abstracto.
A mucha gente le cuesta encontrar la información exacta que necesita para
lograr sus objetivos de aprendizaje, y le cuesta aún más entender los
conceptos con la suficiente profundidad como para recordarlos.
Aquí es donde se supone que debería decirte que soy un estudiante mucho
mejor que tú. Por desgracia, este no es el caso. Cuando empecé a recopilar
información para escribir este libro, me leí todo un libro de aprendizaje casi
del tirón. Unas pocas semanas más tarde, al tomar una hoja de papel y
ponerme a escribir todo lo que podía recordar, me avergüenza admitir que
no fue mucho. Me resultaba imposible recordar una sola cosa concreta del
libro. Tras unos minutos mirando la página en blanco, me rendí. Después,
revisé el índice del libro, esperando que me refrescara la memoria. Lo hizo,
pero solo parcialmente.
Aunque había pasado horas leyendo el libro, no era capaz de recordar la
estructura, las ideas principales, ni los conceptos. Es cierto que, como ya
tenía un conocimiento previo del tema, podía deducir algunos de los puntos
tratados, pero no podía recordar nada concreto. Tampoco podía recordar un
ejemplo específico.
¿Te resulta familiar?
Ahora bien, leer un libro te lleva algunas horas, pero, ¿qué me dices de
dedicar años sentado en el escritorio durante cuatro horas todos los días?
Quiero decir, ¿qué pasa con el colegio? ¿Cuánto recuerdas de todos esos
años que pasaste estudiando en la escuela? Si tuvieras que escribir todo lo
que recuerdas desde primaria, pasando por la secundaria y bachillerato y
llegando incluso a la universidad, ¿cuánto podrías recordar?
Lo cierto es que, con el tiempo, olvidaremos la mayor parte de las cosas que
hemos estudiado. Y esto no es algo malo. En muchos aspectos, podemos
decir que el aprendizaje implica olvidar—olvidar lo innecesario para poder
centrarnos en recordar solo una pequeña parte, que es la realmente
importante para nosotros.
Al contrario de lo que dice la creencia popular, tu cerebro no está diseñado
para recordar todo lo que has oído, sentido, olido, saboreado o tocado. Por
supuesto, podría decirte que el poder de tu subconsciente es casi ilimitado,
pero, ¿te ayudaría esto a aprender de forma eficaz? Lo dudo. Tampoco te
diré cómo puedes triplicar tu velocidad de lectura para leerte un libro en un
día. La sobrecarga de información es una de las principales razones por las
que nos cuesta tanto aprender de forma eficaz.
Hoy en día, estamos constantemente incentivados a consumir más
información, mientras que no dedicamos el suficiente tiempo y esfuerzo a
construir unos fundamentos del aprendizaje sólidos. En ausencia de unas
bases sólidas, somos incapaces de generar conocimiento adicional. En
consecuencia, los conceptos, leyes o teorías más importantes quedan
sumergidos bajo un océano de hechos aleatorios, estadísticas inútiles e
historias irrelevantes.
Tristemente, antes de haber tenido tiempo para digerir la información, ya
hemos pasado al siguiente libro o vídeo. Aunque estos esfuerzos nos dan la
sensación de que estamos adquiriendo conocimiento, esto no podría estar
más alejado de la realidad. Como mucho, estamos acumulando hechos, no
conocimiento; y mucho menos sabiduría.
Cuando se trata del aprendizaje, el problema no es una mala memoria, leer
despacio o la falta de información; sino no identificar la información más
relevante, y no ser capaz de codificarla adecuadamente para poder
aprenderla y recordarla.
En este libro, veremos cómo puedes modificar tu estrategia de aprendizaje y
aprender de forma eficaz.
En la Parte I. Construir unas raíces de aprendizaje sólidas, te
proporcionaré los componentes clave necesarios para promover un
aprendizaje efectivo. Revisaremos los errores más comunes y veremos qué
es el aprendizaje realmente. También te presentaré seis desafíos comunes en
el aprendizaje. Además, veremos cómo puedes desarrollar una mentalidad
poderosa que te ayudará a aprender cualquier cosa que desees. Por último,
te mostraré cómo priorizar tu aprendizaje para producir unos resultados
óptimos.
Cuando termines la Parte I, habrás desarrollado los cuatro pilares
necesarios para que tu árbol del aprendizaje comience a crecer. Es decir:

Habrás construido una comprensión sólida acerca de cómo


funciona el aprendizaje (conciencia),
Habrás desarrollado una mentalidad de aprendizaje poderosa
(mentalidad),
Habrás identificado lo que deberías aprender y en qué orden
(claridad) y
Habrás creado un plan de acción efectivo (estrategia).

Equipado con una conciencia sólida, la mentalidad adecuada, una claridad


intensa y una buena estrategia, estarás preparado para avanzar a la Parte II.
En la Parte II. Reforzar el tronco de tu árbol de aprendizaje, veremos la
importancia de construir unas bases sólidas. Explicaremos por qué debes
dedicar más tiempo y esfuerzo a estudiar conceptos centrales, principios,
leyes y teorías generales, así como técnicas fundamentales. Esta parte se
centra en construir un tronco de conocimiento sólido sobre el cual podrás
añadir conocimientos adicionales.
En la Parte III. Nutrir tu árbol, trabajaremos en crear las condiciones
necesarias para que tu árbol crezca aún más alto y fuerte. Revisaremos las
técnicas más efectivas que puedes utilizar para mejorar aún más tu
aprendizaje y retener más información. Descubrirás que el aprendizaje
efectivo consiste principalmente en realizar un esfuerzo consciente para
recordar la información múltiples veces en intervalos espaciados. Con estas
técnicas de aprendizaje efectivas, le proporcionarás a tu árbol de
aprendizaje toda el agua y los nutrientes que necesita para crecer.
En la Parte IV. Podar tu árbol, veremos cómo eliminar las ramas
innecesarias para asegurar que tu árbol sea tan fuerte como puede ser.
Hablaremos sobre problemas como la sobrecarga de información o el
Síndrome del Objeto Brillante. Cuando consumes demasiada información,
sigues añadiendo ramas a un tronco debilitado y estresado (es decir, con
unas bases débiles). Como resultado, te quedas con un puñado de hechos,
historias, fechas históricas o conceptos sueltos que no te sirven de nada.
Esto conduce a varios problemas, que exploraremos en esta parte.
Por último, en la Parte V. Los diferentes tipos de aprendizaje,
explicaremos en detalle cuatro tipos de aprendizaje: el aprendizaje
conceptual, las habilidades prácticas, el aprendizaje de idiomas y los test
estandarizados. Veremos cada uno de estos tipos y la mejor manera de
abordarlos. También te proporcionaré todos los recursos que necesitarás
para ayudarte a aprender de forma eficaz en todos los tipos de aprendizaje.
¡Empecemos!
DOMINA TU VIDA CON LA
COLECCIÓN “DOMINA TU(S)…”

Este libro es el noveno de la colección “Domina Tu(s)…”. Puedes consultar


el primer libro, Domina Tus Emociones, en el siguiente URL:
https://mybook.to/domina_tus_emociones
Qué dicen los lectores de Domina Tus Emociones:
“Soy psicóloga y me encanta este libro por su sencillez. Es muy fácil de
leer y de entender. Le recomendaré a muchos de mis clientes que se
descarguen este libro”.- Laura Beth Cooper, Ph.D., Psicóloga
“Ha cambiado mi vida”.
“¡Este libro me ha absorbido hasta el final! ¡No podía dejar de leerlo y,
cuando lo hacía, no podía esperar a seguir leyendo!”.
“¡Uno de los mejores libros de autoayuda que he leído!”.
“Este será uno de mis libros de cabecera, al igual que Cómo Ganar Amigos
e Influir sobre las Personas, Empieza con el Porqué y otros que consulto
continuamente”.
TU GUÍA DE ACCIÓN PASO A PASO
GRATUITA

Para ayudarte a dominar los principios de la confianza descritos en este


libro, he creado una guía de acción gratuita. Puedes descargarla en esta
URL:
https://whatispersonaldevelopment.org/domina-tu-aprendizaje
También puedes utilizar el libro de ejercicios disponible al final de este
libro.
Si tienes algún problema para descargarte la guía de acción, puedes
escribirme a: thibaut.meurisse@gmail.com
y te enviaré una copia tan pronto como pueda.
PARTE I
CONSTRUIR UNAS RÁICES DE
APRENDIZAJE SÓLIDAS
1

POR QUÉ ES IMPORTANTE EL


APRENDIZAJE

Aprender es algo natural, aunque algunas personas aprenden de manera


mucho más deliberada que otras. ¿Por qué importa esto? ¿Por qué debería
importarte aprender de forma más eficaz?
En esta sección, repasaremos brevemente las razones principales por las que
el aprendizaje es esencial. Esto sentará las pautas para el resto del libro.
A. El aprendizaje es el proceso definitivo de lograr objetivos
Muchas personas no se dan cuenta de que aprender implica mucho más que
recordar el contenido de un libro o dominar una habilidad. Aquí tienes una
definición de aprendizaje sobre la que te invito a reflexionar:
El aprendizaje es el proceso que te permite avanzar desde donde estás
ahora hasta el lugar en el que quieres estar.
Piensa en esto durante un momento. ¿Por qué no estás donde te gustaría
estar en ciertas áreas de tu vida? Una de las razones principales es que aún
te quedan lecciones por aprender. Si ya lo supieras todo y tuvieras las
destrezas y cualidades necesarias para alcanzar tus objetivos, ya los habrías
alcanzado, ¿no es así?
Este es el motivo por el que aprender es fundamental. No se trata de
acumular información en tu cabeza la noche antes del examen, ni de
absorber datos curiosos con los que impresionar a tus amigos. El
aprendizaje es el proceso que te permite convertirte en la persona que
aspiras ser.
B. El aprendizaje es poder
Aquel que sepa cómo aprender de forma efectiva tiene un poder
extraordinario. ¿Por qué? Porque, en un mundo en el que estamos solo a
unos pocos clics de distancia de toda la información que necesitamos, saber
cómo usar esa información para aprender cualquier cosa que deseemos nos
permitirá lograr casi cualquier objetivo.
C. El aprendizaje actúa como una poderosa red de seguridad
Te pueden arrebatar todo tu dinero y todas tus posesiones, pero nadie puede
quitarte tu capacidad de aprender. Una vez que sabes cómo pensar
adecuadamente, filtrar la información innecesaria o errónea, elaborar un
plan de acción efectivo e implementarlo sin dudar, puedes utilizar estas
habilidades para aprender cualquier cosa que desees. Y, en un mundo que
cambia rápidamente, estas habilidades serán cada vez más valiosas.
D. Aprender también es aprender a ser humilde
Como regla de oro, cuanto más dispuesto estés a dejar de lado tu ego, más
rápido aprenderás. Muchas personas no piden ayuda por miedo a parecer
estúpidas. Tienen miedo de que las ridiculicen, de parecer débiles o de que
las vean como incompetentes. Por desgracia, esto es precisamente lo que les
impide aprender. En vez de intentar tener razón o de dar una buena
impresión, considérate como una persona que está aprendiendo. Vincula tu
identidad y tu sentido de la seguridad en ti mismo a tu capacidad de
cometer errores y de aprender de ellos. Cuando tu motivación es que puedes
aprender mucho, inevitablemente aprenderás de forma mucho más efectiva.
Espero haberte convencido de lo importante que es el verdadero
aprendizaje.
2

¿ERES UN BUEN ESTUDIANTE?

Antes de explicar los principales errores y problemas relacionados con el


aprendizaje, veamos hasta qué punto eres un estudiante efectivo. Para ello,
evalúate en una escala del 1 al 10 para cada una de las siguientes
afirmaciones (donde 1 es principalmente falso y 10 es principalmente
cierto):

Me suelo perder en el océano de información disponible.


Tengo un gran deseo de aprender, pero suelo consumir mucho
contenido demasiado rápido, sin utilizar técnicas de aprendizaje
activas como la memorización.
Leo y releo los mismos libros de texto sin realizar un esfuerzo
consciente para recordar lo que he leído.
Cuando pienso en lo lejos que estoy de alcanzar mis objetivos me
siento desanimado o sobrepasado.
Con frecuencia pospongo tareas importantes que me permitirían
avanzar considerablemente hacia mis objetivos.
Aprendo sobre muchos temas, pero nunca domino ninguno de
ellos.
Olvido casi todo lo que leo, incluso cuando el tema realmente me
interesa.
Suelo recordar detalles, hechos o estadísticas irrelevantes, pero
pierdo de vista la visión global.
Asumo que, si he leído sobre un tema, ya me lo sé muy bien (es
decir, creo que adquiero más conocimientos de los que en realidad
adquiero).
Suelo estudiar cosas que en realidad no me interesan o por las que
no siento una verdadera curiosidad, y lo hago para complacer a
otros o para impresionar a los demás.

Si has obtenido una puntuación alta, es una buena noticia. Significa que
tienes mucho margen para mejorar tus habilidades de aprendizaje. Muchos
de los problemas listados arriba son habituales. A medida que leas este
libro, aprenderás a enfrentarte a ellos y a convertirte en un estudiante más
efectivo.
OCHO IDEAS EQUIVOCADAS
HABITUALES SOBRE EL
APRENDIZAJE

¿Alguna vez has tenido un pensamiento similar a estos?:


“Tengo muy mala memoria”. “Ojalá pudiera leer más rápido”. “Ojalá me
costara menos esfuerzo entender las cosas”.
¿Quién no ha soñado con ser capaz de leer algo una vez y recordarlo para
siempre? Sin embargo, esto no es realista. Olvidar forma parte del proceso
de aprendizaje.
El problema de marcarse unas expectativas poco realistas o de tener ideas
equivocadas sobre el aprendizaje es que estas pueden llevar a sentirse
desmotivado. Empezamos a pensar que no somos capaces de aprender lo
que necesitamos para alcanzar nuestros objetivos. O creemos que todo
debería ser más rápido y sencillo. En consecuencia, buscamos una píldora
mágica y acabamos saltando de un concepto al siguiente. Después de un
tiempo, cuando nada parece funcionar, nos desanimamos y acabamos
tirando la toalla.
Por suerte, una vez que te deshagas de las ideas equivocadas, será menos
probable que renuncies a tus objetivos y, como resultado, te será mucho
más fácil aprender.
A continuación, vamos a revisar ocho ideas equivocadas comunes sobre el
aprendizaje. Para cada idea, reflexiona sobre cómo podría aplicarse a tu
situación concreta.
Idea equivocada nº.1: Necesito más información
El número de libros completados es una medida de la vanidad.
Cuanto más sabes, más libros te dejas sin terminar.
— NAVAL RAVIKANT, EMPRESARIO E INVERSOR.

En la sociedad consumista actual, “Más” parece ser la respuesta a todos


nuestros problemas. La doctrina comúnmente aceptada sugiere que
necesitamos consumir más información para poder alcanzar nuestros
objetivos profesionales o personales. Sin embargo, ¿es esto cierto?
Todos los días, consumimos una cantidad asombrosa de información.
¿Realmente necesitamos más? Lo cierto es que probablemente necesites
consumir menos información, pero mucho más dirigida. Es decir, lo que
aprendas debería estar más estratégicamente alineado con tus objetivos
generales. Cuanta más claridad tengas, más fácil será eliminar la
información innecesaria y enfocarte estrictamente en aquello que necesitas.
Más adelante en este libro, veremos cómo clarificar tus objetivos de
aprendizaje. Por ahora, recuerda que, por lo que respecta al aprendizaje,
menos información suele ser más.
Idea equivocada nº.2: Debo aprender más rápido

En cualquier caso, la velocidad de lectura, ya sea rápida o lenta,


supone una fracción mínima de los problemas de lectura de la
mayoría de la gente.
— MORTIMER J. ADLER, AUTOR DE CÓMO LEER UN LIBRO.

Aprender rápido no tiene nada de malo. Pero intentar aprender más de lo


que puedes asimilar es contraproducente. Por ejemplo, duplicar o triplicar
tu velocidad de lectura no necesariamente hará que aprendas más. Lo más
probable es que no mejore tu comprensión del contenido que estás leyendo
ni tu capacidad para recordarlo. ¿Por qué? Porque solo estás enmascarando
el síntoma (lectura lenta) en vez de solucionar el problema de raíz
(comprensión pobre). A medida que sepas más sobre un tema, entenderás
más conceptos y mejorarás tu comprensión. Como resultado, cuando leas
contenidos relevantes, tu velocidad de lectura aumentará de forma natural.
Por ejemplo, yo he leído cientos de libros relacionados con el desarrollo
personal en inglés. Este es el motivo por el que puedo leer en inglés
bastante rápido y sin esfuerzo, aunque no se trate de mi lengua materna.
En cambio, no puedes acelerar tu velocidad de lectura sobre un tema sobre
el que sabes poco o sobre el que te falta el vocabulario adecuado.
Considéralo como cuando aprendes un idioma extranjero. Seguramente yo
podría llegar a leer rápido en italiano—pero, dado que yo no hablo italiano,
¿cómo podría entender lo que estoy leyendo?
Además, ten en cuenta que entender algo no significa que lo vayas a retener
a largo plazo. Como ya he comentado, una vez me leí un libro casi del tirón
y, unas pocas semanas después, no era capaz de recordar nada sobre él.
Idea equivocada nº.3: Tengo mala memoria

Ser estudiante es fácil. El aprendizaje requiere un verdadero


trabajo.
— WILLIAM CRAWFORD, POLÍTICO.

Si bien es cierto que algunas personas tienen mejor memoria que otras, la
mala memoria no suele ser el problema clave del aprendizaje. Como
mucho, es un síntoma de que tus estrategias de aprendizaje no son
adecuadas. Dicho de otra manera, no te cuesta aprender porque tienes mala
memoria; tienes mala memoria debido a una estrategia de aprendizaje poco
efectiva. Si cambias tu aproximación, retendrás mucha más información
con más facilidad.
Idea equivocada nº.4: Debo recordar tanto como sea posible

Cualquier tonto puede saber. El punto es entender.


— ALBERT EINSTEIN, FÍSICO.
Si crees que tu subconsciente es una herramienta poderosa que puede
recordarlo todo, esperarás recordar gran parte de lo que lees, escuchas, ves
o haces. Sin embargo, olvidar no solo es inevitable, sino también necesario.
La pregunta clave no es “¿Cómo puedo recordar tanto como sea posible?”,
sino “¿Qué debería procurar recordar y qué puedo, o debería, olvidar?”.
Por ejemplo, si tiendes a olvidar historias o estadísticas secundarias, puede
que no te haga falta esforzarte por retener esta información a largo plazo.
En caso de que sí desees recordarla, puedes esforzarte en ello tomando
notas, resaltando las frases clave, etc.
Por lo tanto, no asumas la premisa de que debes recordar tanto como
puedas, porque limitará tu capacidad de aprender.
Idea equivocada nº. 5: Toda la información es buena

Cuando leas, asegúrate de que el contenido es de muy, muy


buena calidad.
— NAVAL RAVIKANT, EMPRESARIO E INVERSOR.

La calidad de la información que consumes varía mucho. Algunos libros,


lecciones o artículos tienen el potencial de cambiar tu vida, mientras que
otros son irrelevantes o inútiles. Sin embargo, ¿actúas en consonancia con
esto? ¿Dedicas el suficiente tiempo a consumir información de alta calidad,
releyendo libros valiosos hasta exprimir todo el conocimiento que hay en
ellos? ¿O los lees una vez y los descartas como lo harías con libros de poca
calidad?
Puede que sea inconsciente, pero la mayoría de nosotros no hemos
aprendido a clasificar la información de forma efectiva. Parte de este
desafío puede estar relacionado con la manera en la que aprendimos en el
colegio, donde no nos enseñaron a priorizar la información. En vez de ello,
simplemente estudiamos lo que nos decían que teníamos que estudiar.
En consecuencia, ahora leemos libros que quizá no haría falta leer, vemos
vídeos que no nos enseñan nada y realizamos cursos sobre temas que en
realidad no nos importan mucho. Esta incapacidad de organizar la
información en base a su calidad y utilidad lleva a varios problemas clave,
como:

Sobrecarga de información
Parálisis por análisis y
Poca retención

Profundizaremos en estos problemas en el capítulo posterior Seis problemas


de aprendizaje comunes.
En realidad, podría ser más efectivo dedicar varios meses a absorber los
contenidos de un buen libro que leer por encima veinte libros mediocres.
El escritor y matemático Nassim Taleb, identifica cuánto tiempo lleva
publicado un libro antes de leerlo. En su opinión, si un libro no lleva
publicado al menos diez o veinte años, seguramente no vale la pena leerlo.
Los libros que superan la prueba del tiempo lo suelen hacer por algún
motivo.
La conclusión es que, si crees que lees demasiados libros, plantéate reducir
tus elecciones a libros “valiosos” y profundiza en ellos. Esto reducirá el
riesgo de encontrarte información de baja calidad.
Recuerda, no toda la información es igual. Aprende a distinguir el material
mediocre del material de alta calidad. Después, consume menos
información, pero asegúrate de que la información que consumes es
relevante y de alta calidad.
Idea equivocada nº. 6: Debo acabar de leer lo que empiezo

La sabiduría es aprender qué ignorar.


— WILLIAM JAMES, FILÓSOFO Y PSICÓLOGO.

Este punto está relacionado con el anterior. De la misma manera que se nos
ha enseñado a acabarnos la comida que tenemos en el plato, hemos sido
condicionados a leer libros o artículos hasta el final. De nuevo, no siempre
somos conscientes de esto. Para aprender con eficacia, debes procurar
analizar toda la información con la que te encuentras para determinar si es
lo suficientemente valiosa como para invertir tu tiempo en ella. Esta es la
clave. No siempre es necesario que termines lo que estás leyendo—
obviamente, exceptuando este libro.
El atrevido capitalista y filósofo, Naval Ravikant, percibe los libros como
“publicaciones de blogs, breves tuits o publicaciones en internet”. No siente
la obligación de acabar todos los libros que empieza. No estoy diciendo que
esta sea la mejor estrategia de aprendizaje, pero si estás buscando una
información concreta o una visión general, puede ser una buena idea en
circunstancias concretas.
Idea equivocada nº. 7: Si puedo reconocerlo es porque lo sé

Lo que cuenta es lo que aprendes después de saberlo todo.


— HARRY S TRUMAN, 33R PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS.

Cuando hablamos de aprendizaje, debemos diferenciar entre


reconocimiento y recuperación. Por ejemplo, puedes leer varias veces un
libro de texto, pero no indica que hayas aprendido mucho. Contestar
preguntas de respuesta múltiple (reconocimiento) puede ser de ayuda, pero
no necesariamente implica que seas capaz de recordar los contenidos del
libro de texto en ausencia de pistas (recuperación). Y, aunque recuerdes los
contenidos hoy, esto no significa que los puedas recordar la próxima
semana, mucho menos dentro de un mes o de un año.
La conclusión es esta: tener la sensación de que has aprendido no significa
que realmente lo hayas hecho. Aquí tienes una buena regla de oro: cuanto
menos esfuerzo realices—por ejemplo, si lees un libro de forma pasiva o si
ves un vídeo mientras haces otra cosa—menos estarás aprendiendo
realmente. En cambio, cuanto más esfuerzo realices—tomando apuntes con
tus propias manos, resumiendo el contenido mentalmente, recordando
conceptos clave, etc.—más estarás aprendiendo.
Idea equivocada nº. 8: Necesito aprender X, Y o Z

El estudio sin deseo arruina la memoria, y no retiene nada.


— LEONARDO DA VINCI, CIENTÍFICO, ARTISTA E INVENTOR.

¿Qué estás estudiando actualmente y por qué? Puede que con frecuencia
estudies cosas que no te hacen falta. Puede que lo hagas para imitar a los
demás o para parecer más inteligente. Por ejemplo, puede que decidas que
estaría bien aprender un idioma extranjero, bailar salsa o saber cocinar
tartas, pero, si careces de un deseo genuino de aprender, lo más probable es
que te rindas. Incluso si consigues estudiar consistentemente durante un
tiempo, lo más probable es que más adelante acabes olvidando la mayor
parte de lo que has aprendido.
Por lo tanto, asegúrate de que estudias porque de verdad quieres hacerlo, o
bien porque no tienes otra opción. Antes de comprometerte a aprender
cualquier cosa, date un tiempo para pensarlo bien. Después de unas
semanas, si todavía sigues queriendo aprender, plantéate empezar con el
estudio. Evita centrarte en lo que necesitas aprender. En su lugar, enfócate
en lo que quieres aprender.
Estas son algunas de las principales ideas equivocadas que tiene la gente.
¿Cuántas de ellas te resultan familiares?
A continuación, vamos a ver en qué consiste realmente el proceso al que
llamamos “aprendizaje”.
4

QUÉ ES EL APRENDIZAJE

¿Alguna vez te has planteado en qué consiste realmente el proceso de


aprendizaje? Escribir este libro me ha dado la oportunidad de reflexionar
sobre esta pregunta. En esta sección, compartiré contigo los componentes
clave del aprendizaje efectivo. Una vez que entiendas qué es realmente el
aprendizaje, podrás cambiar tu enfoque y aprender de manera mucho más
efectiva.
Aprender implica mejorar tu razonamiento
En muchos aspectos, el aprendizaje consiste en mejorar tu capacidad de
razonamiento. Esto se debe a que, para adquirir conocimiento, debes ser
capaz de:

Abordar tu aprendizaje de forma meditada para asegurarte de que


es eficaz y de que está en línea con tus objetivos, valores y temas
de interés,
Filtrar la información irrelevante para reunir material de alta
calidad que sea apropiado para tus objetivos de aprendizaje,
Plantearte preguntas inteligentes para extraer los puntos clave de
cualquier material de aprendizaje que utilices,
Codificar los mensajes centrales y las lecciones importantes de una
manera que facilite el aprendizaje y mejore tu retención, y
Utilizar diferentes modelos mentales para ayudarte a tomar
mejores decisiones respecto a tu aprendizaje, (qué aprender, cómo
aprenderlo, etc.).
Muchos de los puntos de esta sección están dirigidos a mejorar tu
razonamiento, con el objetivo de que aprendas de forma más eficaz.
Veámoslos uno a uno.
A. Aprender es convertir el caos en orden
La información no tiene valor por sí misma, todo depende del contexto que
la rodea. Por ejemplo, la información “Hoy lloverá” no tiene mucho valor
para nosotros si nuestro plan es quedarnos en casa, pero puede ser muy
valiosa para un agricultor cuya cosecha depende del tiempo. Lo mismo
sucede con el aprendizaje. Un libro de texto de japonés para principiantes
no es útil para un estudiante avanzado, y un libro académico sobre la
historia del aprendizaje no es demasiado relevante para mí si mi objetivo es
escribir una guía práctica sobre el tema.
La conclusión es que debes tener un objetivo claro para saber dónde
encontrar la información correcta. De esta manera, podrás convertir el caos
(flujo de información) en orden (información importante que te ayuda a
alcanzar tu objetivo).
Aquí tienes algunos consejos para asegurarte de que la información es
relevante:

Filtra la información según tus objetivos. Debes identificar un


objetivo definido para poder recopilar la información de interés.
Sin un objetivo de aprendizaje, no puedes seleccionar la
información relevante. Todo lo demás es solo ruido. El contexto lo
es todo.
Clasifica la información. Identifica la información más valiosa.
Sin prioridades, toda la información vale lo mismo, lo que hace
imposible abarcar el ingente volumen de conocimiento disponible.
Utiliza la información para entender la “visión global”. Debes
procurar comprender la visión global y saber identificar los
conceptos principales. Sin una comprensión sólida de los
conceptos clave, el aprendizaje se convertirá rápidamente en un
proceso abrumador en el que los hechos poco útiles, las historias
irrelevantes, las estadísticas vanas y los conceptos poco claros se
mezclarán entre sí.
El resumen es que el aprendizaje es un proceso de eliminación que solo
puede tener lugar una vez que tienes un objetivo y un plan bien definidos.
Entonces, y solo entonces, puedes seleccionar la información que quieres
retener. Esto es lo que significa convertir el caos en orden.
B. Aprender es razonar correctamente
A primera vista, puede parecer que el aprendizaje consiste en recordar
cosas. Aunque esto es cierto, no podemos aprender algo si no lo
almacenamos en alguna parte de nuestro cerebro. Lo más importante es
cómo almacenamos los datos. Los buenos estudiantes recuerdan las cosas
no solo por tener una excelente memoria, sino debido a la manera en la que
procesan la información—que a su vez es el resultado de su proceso de
razonamiento.
Yo no era capaz de recordar nada unas pocas semanas después de leer un
libro en particular. ¿Se debe esto a mi mala memoria? No—o al menos no
del todo. Se debe a que mi proceso de razonamiento no era el adecuado para
permitir una retención eficaz. Es decir, no tenía un objetivo claro en mente
y, por ello, no enfoqué el material de forma efectiva. Creí que sería
suficiente leer el libro de principio a fin para retener la información que
necesitaba. O puede que simplemente no tuviera ganas de esforzarme por
realizar un verdadero aprendizaje.
La cuestión es que, seamos conscientes de ello o no, abordamos el material
de aprendizaje de una cierta manera—es decir, seguimos un determinado
proceso de pensamiento. Este proceso de razonamiento puede ser efectivo o
no serlo.
Ahora bien, ¿a qué me estoy refiriendo con “proceso de pensamiento” o
“proceso de razonamiento”?
Me estoy refiriendo al proceso cognitivo en el que basamos nuestro
aprendizaje, el cual incluye:

1. Las preguntas que nos planteamos antes de abordar cualquier


material de aprendizaje y
2. La manera en la que interaccionamos con el material (haciendo
pausas entre párrafos, buscando conceptos clave que resuman el
contenido, etc.).

Exploremos brevemente estos puntos.


1. Plantearte preguntas
Cuanto mejor se te dé plantear preguntas relevantes, más efectivo será tu
aprendizaje. La clave es definir tus objetivos de aprendizaje e identificar
unas pocas cuestiones pertinentes. Aquí tienes algunos ejemplos:

¿Qué objetivo de aprendizaje concreto tengo en mente?


¿Qué información estoy buscando exactamente?
¿Por qué voy a utilizar este material de aprendizaje?
¿Cuáles son las principales preguntas que espero contestar leyendo
este material?
¿Cuál es la información más relevante para mí?
¿Qué partes de material debería leer y qué partes debería ignorar?

Cuanto más reflexiones antes y durante tu aprendizaje, mejor será la calidad


de la información que podrás identificar y absorber.
2. Interaccionar con el material
El aprendizaje no es un proceso pasivo. Es el resultado de tu interacción
con los materiales de aprendizaje. Cuanto mejor sea tu forma de
interaccionar con la información, más efectivo será tu aprendizaje. Siendo
más específicos:

Fíjate en la estructura general. ¿Cuál es el concepto principal


establecido por el autor en la introducción? ¿Cómo está
estructurado el libro, lección o artículo y por qué? ¿El curso o
vídeo es relevante para ti y para tus objetivos de aprendizaje?
Realiza pausas entre los párrafos y relee las frases que te parezcan
más importantes. Recuerda: toda la información no es igual de
importante. Algunas partes serán de interés para ti y otras no.
Resume los párrafos o capítulos mentalmente. Interaccionar con el
material significa reformularlo utilizando tus propias palabras. Esto
te ayuda a entender mejor lo que lees y aumenta tu capacidad de
retenerlo.
Sigue preguntándote cuál es la información más relevante. La
mayor parte de la información que consumes no es tan importante
para tus objetivos. Sé riguroso respecto a la manera en la que
seleccionas la información.
Busca formas de conectar lo que lees con lo que ya sabes. A
menudo aprendemos mediante la asociación de ideas. Por lo tanto,
esfuérzate por relacionar lo que aprendes con la información de la
que ya dispones. ¿A qué te recuerda? ¿A qué se parece? ¿Qué
ejemplos personales podrías utilizar para ilustrar los nuevos
conceptos?

En resumen, no consumas información de forma pasiva, mantén una


conversación con el material de aprendizaje. Los que aprenden mucho
siguen un proceso de pensamiento correcto. Con la práctica, construyen un
proceso de razonamiento efectivo que les permite aprender más y mejor.
C. Aprender es construir una biblioteca de conceptos
El aprendizaje no ocurre en el vacío. Requiere que construyas una
biblioteca de conceptos. Esto se debe a que, cuantos más conceptos
conozcas, más matices podrás entender y te irás convirtiendo en un experto.
Piensa en los conceptos como recipientes de conocimiento. Cuantos más
conceptos conozcas, más conocimiento podrás acumular en ellos. Al
construir una amplia biblioteca de conceptos, tendrás un gran número de
recipientes para el aprendizaje que te permitirán establecer conexiones con
nuevos conceptos más fácilmente.
Por ejemplo, si no sabes realizar cálculos básicos, no entenderás el cálculo
avanzado. De forma similar, si no entiendes conceptos básicos como la ratio
precio/beneficio, la técnica de descuento de flujos o el CAGR (tasa de
crecimiento anual compuesto), seguramente te costará entender lo que diga
un analista financiero. Esto se debe sencillamente a que careces del
recipiente adecuado para ese conocimiento.
Pero, ¿qué son los conceptos? Yo defino los conceptos como porciones
significativas de información que te ayudan a organizar la información
nueva de forma más eficaz y, como resultado, facilitan tu aprendizaje.
Ejemplos de conceptos pueden ser:

Nuevas palabras o expresiones. Las palabras representan ideas.


Cuanto más amplio sea tu vocabulario sobre un tema, más fácil
será este de aprender (y de recordar). Si lees un libro sobre un tema
técnico del que no sabes nada, tendrás problemas para entenderlo,
y te costará aún más recordar algo. No puedes internalizar lo que
no entiendes. En este caso, conocer más conceptos y términos es
esencial.
Hechos. Conocer hechos construye unos fundamentos sólidos en
los que puedes basar tu pensamiento y tu aprendizaje. Por ejemplo,
para aprender historia, debes saber qué ocurrió en determinadas
fechas históricas para establecer una cronología y organizar tu
conocimiento de una manera coherente.
Teorías/Leyes. Al igual que los hechos, ayudan a cimentar las
bases de tu pensamiento. Cuantas más teorías y leyes conozcas,
más herramientas tienes a tu disposición para darle sentido a la
información nueva. Por ejemplo, no irás muy lejos en el campo de
la física si no entiendes la física newtoniana, las leyes de la
termodinámica o la ley de Ohm.

En resumen, durante el viaje de tu aprendizaje, adquirirás conceptos clave


sobre los que podrás construir más conocimiento. Cuantos más conceptos
conozcas, más conceptos nuevos podrás aprender y más información podrás
absorber.
D. Aprender implica ser sincero contigo mismo
Cuanto tienes ganas de aprender, a veces intentas abarcar más de lo que
puedes asimilar. Como resultado, el nuevo conocimiento que buscas no será
duradero. En otras palabras, tus cimientos serán débiles, por lo que aprender
nuevos conceptos será poco efectivo.
Para aprender de forma eficaz, debes ser lo suficientemente sincero contigo
mismo para admitir que hay cosas que no entiendes bien. En este caso,
debes estar dispuesto a volver a los fundamentos y volver a aprender
conceptos clave.
Por ejemplo, imaginemos que te gusta leer libros o ver vídeos sobre
economía. Puede que creas que eres un experto en este tema, pero ¿lo eres
en realidad? Por ejemplo, ¿eres capaz de describir los siguientes conceptos
correctamente?

Inflación/deflación
Política monetaria
Política fiscal
Oferta y demanda
Keynesianismo
Neoliberalismo o
Capitalismo

Seguramente no te resulta tan sencillo explicar estos conceptos.


La conclusión es: profundiza en los conceptos clave o practica los
movimientos básicos de cualquier habilidad práctica que busques dominar.
Piensa en los expertos en artes marciales. Practican el mismo movimiento
cientos de miles de veces. No asumen que ya lo saben todo, y tú tampoco
deberías hacerlo.
E. El aprendizaje consiste en construir modelos mentales poderosos
Los modelos mentales son herramientas cognitivas que nos ayudan a
entender mejor el mundo y a navegar por él con más eficacia.
En un mundo complejo con un volumen de información disponible en
constante crecimiento, los modelos mentales son herramientas vitales que
nos ayudan a filtrar la información y darle sentido al mundo. Si nuestros
modelos mentales son adecuados, nos permiten tomar mejores decisiones y
lograr mejor resultados. Por el contrario, si nuestros modelos mentales son
erróneos o inadecuados, nos conducen a tomar malas decisiones. Cuantos
más modelos mentales efectivos internalicemos, más herramientas
tendremos para lidiar con diferentes situaciones en la vida y más rápido
aprenderemos. Resumiendo:
Modelos mentales efectivos Mejores decisiones Mejores estrategias de
aprendizaje Mejores resultados
Ahora, permíteme que te presente algunos ejemplos de modelos mentales.
El Principio 80/20
Este modelo mental está basado en observaciones del mundo real. A
principios del siglo veinte, Vilfredo Pareto, un economista italiano, se fijó
en que, en Italia, el veinte por ciento de la población poseía el ochenta por
ciento de las tierras. Más adelante, se ha visto que esta proporción se
cumple en diversas situaciones. Por ejemplo:

El veinte por ciento de nuestras acciones suele generar el ochenta


por ciento de nuestros resultados.
El veinte por ciento de los clientes de una empresa suelen generar
el ochenta por ciento de los beneficios.
El veinte por ciento de los productos de una empresa suelen
representar el ochenta por ciento de las ventas.

Si aplicamos este modelo al aprendizaje, podemos asumir lo siguiente:

El veinte por ciento de tus acciones genera el ochenta por ciento de


tus resultados de aprendizaje.
El veinte por ciento de la información que consumes contiene el
ochenta por ciento de lo que necesitas aprender.
El veinte por ciento de tus hábitos de aprendizaje conduce al
ochenta por ciento de tu aprendizaje.

El Principio 80/20 probablemente sea uno de los modelos mentales más


poderosos que existen. Asegúrate de que lo utilizas tan a menudo como sea
necesario.
La Ley de Parkinson
Esta ley establece que la cantidad de trabajo se expande para rellenar el
tiempo disponible que se tiene para realizar una tarea. Cuanto más tiempo
tengas, más te costará completar una tarea. Este es el motivo por el que los
plazos y las fechas de entrega son herramientas tan útiles. Imagina qué
pasaría en un mundo sin fechas límite. La mayoría de los proyectos nunca
llegarían a completarse, los escritores pasarían años escribiendo y
rescribiendo sus libros, sin acabarlos nunca, y los estudiantes nunca
terminarían sus trabajos. Entender este modelo de negocio también puede
ayudarte a aprender más rápido y de forma más eficaz.
Ten en cuenta que el Principio 80/20 y la Ley de Parkinson se
compatibilizan muy bien. Cuanto menos tiempo tengas para acabar algo,
más tendrás que centrarte en las acciones esenciales requeridas para
completarlo (utilizando el Principio 80/20).
Ley del Movimiento de Newton
Según esta ley, “Un objeto o bien se mantiene en reposo o bien continúa
moviéndose a una velocidad constante, si no se ejerce una fuerza externa
sobre el mismo”. Este también puede ser un modelo mental efectivo en
relación al aprendizaje. Por ejemplo, si implementas una rutina diaria de
aprendizaje, empezarás a generar inercia, progresando de forma lenta, pero
continúa hacia tus objetivos. En cambio, si careces de una rutina (o te la
saltas), puedes experimentar resistencia cuando intentes reanudar tu
aprendizaje.
Estos son solo algunos ejemplos acerca de cómo funcionan los modelos
mentales y cómo pueden ayudarte a aprender con más eficacia.
En última instancia, el aprendizaje consiste en encontrar la información
correcta y codificarla adecuadamente. En este sentido, los modelos
mentales son útiles porque te proporcionan las herramientas necesarias para
tomar mejores decisiones y agudizar tu pensamiento. Y, cuanto mejor sea tu
pensamiento, más y mejor podrás aprender.
F. Aprender es distinguir más matices
Aprender es equivalente a aumentar la resolución de la pantalla de tu
ordenador. A baja resolución, solo percibes los conceptos principales, a los
que les falta definición. Pero, a medida que aprendes, la resolución va
mejorando. Ahora, empiezas a ver más detalles. Empiezas a percibir
pequeños matices. Divides los conceptos clave en subconceptos y, a medida
que comprendes estos subconceptos en más profundidad, estos te permiten
adquirir cada vez más conceptos detallados.
Por ejemplo, piensa en los jugadores de ajedrez. Los principiantes solo
conocen las reglas básicas y cómo mover cada pieza en el tablero (baja
resolución). Por otra parte, los maestros del ajedrez han memorizado
decenas de miles de patrones (alta resolución). De un vistazo, pueden
recordar la localización de todas las piezas sobre el tablero. Pueden
imaginar inmediatamente diferentes maneras de empezar el juego y pensar
con antelación varios movimientos. Algunos jugadores extremadamente
habilidosos y talentosos incluso pueden jugar con los ojos vendados contra
múltiples oponentes simultáneamente.
Déjame que te muestre un ejemplo más. Cuando escribí mi primer libro,
creé un esbozo general sencillo y empecé a escribir. No pensé mucho en
ello (baja resolución). Sin embargo, al seguir escribiendo libros, empecé a
distinguir más detalles. Empecé a tener en cuenta el ritmo de las frases, a
prestar más atención a la coherencia entre párrafos, a evitar repetir las
mismas palabras, etc. Con el tiempo, he añadido decenas de criterios
adicionales a mi conocimiento de base. Y, con la práctica, los he
interiorizado (alta resolución).
Aprender ralentiza el tiempo
A medida que adquirimos más conocimiento en nuestro campo, el tiempo
empieza a ralentizarse—o al menos, eso parece. Podemos anticipar
movimientos, pensar con más rapidez y producir más y mejor contenido
que la mayoría de la gente. Gracias a la práctica consistente, hemos
transferido nuestras destrezas al subconsciente. En otras palabras, hemos
compactado un concepto difícil, un movimiento elaborado o un proceso
complejo en una porción de información que hemos almacenado en nuestra
mente.
Si realizamos una analogía computacional, adquirir conocimiento es como
comprimir una gran cantidad de información en un archivo zip. Mientras
que los expertos pueden descomprimir el archivo instantáneamente y sin
esfuerzo, los principiantes primero deben procesar la información en tiempo
real, lo que requiere una dosis de esfuerzo significativa.
La conclusión es que aprender consiste en diferenciar más matices. Por lo
tanto, para mejorar tus habilidades, aumenta tu “resolución” internalizando
más conceptos mediante la práctica.
G. Aprender es hacer
A veces, nos cuesta aprender de forma eficaz porque percibimos el
aprendizaje como un acto pasivo, o porque pensamos que el subconsciente
absorberá automáticamente cualquier información que reciba. Sin embargo,
el aprendizaje es un proceso activo. Cuanto más activo sea tu aprendizaje,
con más eficacia y eficiencia aprenderás.
Es casi imposible adquirir verdadero conocimiento de forma pasiva. Antes
de que algo pueda convertirse en una segunda naturaleza para ti—conducir
un coche, dar un golpe de karate imbatible, realizar una presentación
impecable, etc.—debes hacer que tu cerebro trabaje en ello. Tu
subconsciente puede ayudarte a internalizar conocimiento y habilidades,
pero, para ello, tu mente consciente debe realizar primero el esfuerzo.
Por ejemplo, mucha gente cree que solo por vivir en un país extranjero
aprenderán el idioma de este país, o que tener una pareja extranjera hará
que hablen con fluidez en ese idioma mágicamente. Por desgracia, no
funciona así. Puede ser de ayuda, pero aun así tendrás que esforzarte.
Aprender es hacer. Así que, pasa a la acción y no esperes que las cosas sean
fáciles.
5

SEIS PROBLEMAS DE APRENDIZAJE


COMUNES

Ahora que hemos visto algunos de los errores más frecuentes acerca del
aprendizaje y hemos explicado qué es el aprendizaje, profundicemos en los
problemas de aprendizaje más comunes a los que se enfrenta la gente. A
medida que avances en esta sección, pregúntate qué relevancia tiene cada
uno de estos problemas en tu caso particular.
Problema nº.1: Intentas aprender demasiado
Muchos intentan aprender más de lo que pueden digerir. Siguen leyendo
libros, viendo vídeos o escuchando podcasts sin tomarse el tiempo
suficiente para asimilar aquello que están intentando aprender. Por
desgracia, el cerebro no puede digerir toda la información que le
presentamos.
Al intentar absorber demasiada información, en vez de acabar teniendo más
conocimiento, solemos acabar confundidos. Nuestra mente está
desorganizada, y nos cuesta darle un sentido a los incontables libros, vídeos,
podcasts y artículos que hemos acumulado a lo largo de los años. Además,
lo más probable es que retengamos solo una pequeña parte de lo que hemos
estudiado.
En mi opinión, existen varias razones por las que caemos en el aprendizaje
excesivo, incluyendo:

1. Falta de conciencia. Con frecuencia, simplemente no somos


conscientes de que estamos consumiendo demasiada información.
Esto convierte nuestra mente en un vertedero repleto de piezas de
conocimiento sin sentido con las que no sabemos qué hacer.
Aunque podemos recordar hechos, estadísticas o historias, no
conseguimos conectarlos de una manera coherente y perdemos de
vista la perspectiva global.
2. Falta de objetivos claros. Sin unos objetivos específicos,
inevitablemente acabamos absorbiendo demasiada información
irrelevante. Es cierto que tampoco hace falta consumir información
siempre con un propósito concreto en mente, pero es recomendable
tener unos pocos objetivos de aprendizaje que nos ayuden a filtrar
el material redundante.
3. Deseo insaciable de aprender más. Si nos apasiona aprender
cosas nuevas, puede convertirse en una adicción. Leer más libros o
escuchar más podcasts nos genera la ilusión de que estamos
aprendiendo y nos hace sentir bien. Por ejemplo, puede ofrecernos
un cierto sentido de superioridad (estamos aprendiendo y somos
más inteligentes). Sin embargo, si no dedicamos el tiempo
suficiente a repasar lo que hemos aprendido, no recordaremos
mucho.

¿Y tú? ¿Intentas aprender demasiado? Si es así, está bien, dado que


significa que tienes un fuerte deseo de aprender. La clave es estructurar tu
aprendizaje de forma más efectiva.

Actividad práctica

En tu guía de acción, escribe una situación concreta en la que intentaste


aprender más de lo que podías gestionar.
Problema nº.2: Tu aprendizaje es principalmente pasivo
Este es uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la gente. La
verdad es esta: aprender no es un proceso pasivo. Permíteme que te lo
repita: aprender no es un proceso pasivo. Es un proceso activo que requiere
esfuerzo—una dosis considerable de esfuerzo. El motivo por el que puede
que olvides la mayor parte de lo que estudias no es tu mala memoria, sino
que no estás aprendiendo de la manera adecuada.
Déjame que comparta contigo algunos ejemplos de actividades de
aprendizaje pasivas que puedes estar realizando:

Releer los mismos pasajes una y otra vez. En la mayoría de los


casos, releer el mismo libro no te ayudará a retener mejor la
información, solo te dará la ilusión de que estás aprendiendo.
Puede que el contenido empiece a resultarte familiar, pero esto no
significa que lo domines.
Subrayar frases. Subrayar o resaltar es otra manera de sentir que
estamos aprendiendo activamente. No obstante, se ha demostrado
que es poco efectivo.
Escuchar podcasts o ver vídeos de forma pasiva. Consumir
cualquier tipo de información de forma pasiva no es una manera
efectiva de aprender. Existen métodos mejores como resumir el
contenido con tus propias palabras o intentar identificar los puntos
principales en tu mente.
Estudiar. Estudiar para un examen puede ayudarte a recordar una
gran cantidad de información durante un periodo corto de tiempo,
pero seguramente olvidarás la mayoría de lo que has estudiado
rápidamente.

¿Cuál es tu caso? ¿Eres un estudiante pasivo? ¿Qué podrías hacer en


concreto para aprender de forma activa?

Actividad práctica

En tu guía de acción, escribe dos o tres acciones concretas que puedes


empezar a hacer para aprender de forma más proactiva.
Problema nº.3: Careces de un propósito claro tras tu aprendizaje
En muchos aspectos, aprendemos a adquirir destrezas que nos permiten
acercarnos a la persona que aspiramos ser. A pesar de esto, con frecuencia,
aprendemos lo que creemos que deberíamos aprender (o lo que nos dicen
que estudiemos) en vez de lo que realmente queremos aprender.
Por supuesto, no siempre podrás estudiar aquellas cosas que realmente te
gustan, pero esto no significa que no debas intentarlo. Muchas de las
personas con éxito en este planeta se han convertido en las mejores en lo
que hacen porque les apasiona. De hecho, me atrevería a decir que la pasión
por sí sola es al menos tan poderosa como el resto de las técnicas de
aprendizaje que te presento en este libro. Puedes aplicar mal todas las
técnicas de aprendizaje y aun así llegar a dominar una habilidad si te
apasiona lo suficiente, puesto que:

Dedicarás más tiempo y esfuerzo a aprenderla que la mayoría de la


gente,
Retendrás información y aprenderás mucho más rápido porque
tienes una conexión emocional con los materiales de aprendizaje y
Nunca te rendirás, aunque te encuentres obstáculos en el camino
(ya que el tema te encanta).

Al igual que tú, yo también estoy realizando el viaje para aprender de


manera más efectiva. Sin embargo, sigo haciendo cosas mal y caigo en la
mayoría de los errores comunes mencionados en esta sección. Sin embargo,
a pesar de mis técnicas de aprendizaje mediocres, fui capaz de convertirme
en escritor sin tener ningún grado académico en escritura y sin ser nativo en
inglés. Aprendí a escribir siguiendo el consejo de Stephen King, “Si quieres
ser escritor, debes hacer dos cosas por encima de todas las demás: leer
mucho y escribir mucho”.
De forma similar, en retrospectiva, podría haber aprendido japonés de
forma mucho más efectiva, pero como me encantaba estudiar japonés y
pasaba miles y miles de horas estudiándolo, al final aprendí bien el idioma.
La conclusión es que debes intentar aprender cosas que de verdad quieras
aprender. Esto hará que tu experiencia de aprendizaje sea mucho más
agradable y efectiva.
Actividad práctica

Utilizando tu guía de acción, haz una lista de cosas que realmente te


gustaría aprender, no por obligación o porque quieras impresionar a otros,
sino porque de verdad te interesan.
Problema nº.4: No realizas suficientes acciones
Como ya hemos visto, no puedes aprender sin esfuerzo. Y, normalmente,
esforzarse implica pasar a la acción. A lo largo de los años, he visto a
mucha gente fracasando en sus objetivos de aprendizaje porque no
realizaban suficientes acciones. Sin embargo, aún no he encontrado a nadie
que haya fracasado por realizar demasiadas acciones. Con “pasar a la
acción” o “realizar acciones” me estoy refiriendo a:
Hacer exactamente aquello que estás intentando aprender.
Una técnica clave para el aprendizaje efectivo es sencillamente pasar a la
acción. Si quieres hablar con fluidez un idioma extranjero, habla en ese
idioma con otra persona. Si quieres ser un conductor competente, debes
conducir un coche real.
Es de sentido común, ¿no crees?
Hablaremos sobre esta herramienta más detalladamente en la sección
dedicada a herramientas de aprendizaje efectivas.

Actividad práctica

Utilizando tu guía de acción, escribe qué significaría para ti pasar más a la


acción en relación al aprendizaje.
Problema nº.5: Te falta confianza en tu capacidad para aprender
La confianza en nuestra capacidad para resolver las cosas y aprender
cualquier cosa que necesitemos para alcanzar nuestros objetivos determina
la eficacia de nuestro aprendizaje.
Personalmente, no soy inmune a la falta de confianza. De hecho, puedo ver
claramente que sigo operando muy por debajo de mi capacidad real en
muchas, si no todas, áreas de mi vida. Esto mismo te sucede a ti y a
cualquier otro ser humano del planeta. La pregunta clave es, ¿puedes ver el
potencial que tienes?
La falta de confianza en tu capacidad de aprendizaje se puede manifestar de
las siguientes maneras:

No esforzarse lo suficiente por aprender. Al tener miedo de


descubrir que no eres “lo suficientemente bueno” o “lo
suficientemente inteligente”, prefieres no dar lo mejor de ti.
Porque, ¿y si lo das todo y aun así no es suficiente? Esto te
aterroriza.
Procrastinar. De forma similar, para evitar descubrir si eres lo
suficientemente inteligente o no, saboteas continuamente tu
aprendizaje. Una forma de sabotaje es esperar hasta el último
momento para realizar una tarea para no sentirte culpable si los
resultados no son tan buenos (siempre puedes consolarte pensando
“Podría haberlo hecho mejor si hubiera tenido más tiempo”).

Lo cierto es que yo caigo varias veces en el comportamiento de sabotaje.


Escribo menos de lo que me gustaría, no tomo suficientes apuntes, no
memorizo activamente lo que leo o investigo menos de lo que debería. Por
suerte, he desarrollado una mentalidad que me permite seguir adelante con
mi aprendizaje y mis proyectos a largo plazo.
Veremos cómo desarrollar una mentalidad adecuada en más detalles en el
siguiente capítulo. Por ahora, recuerda que tú también puedes aprender la
mayoría de las cosas que los demás pueden aprender. Así que, por un
momento, abandona tus suposiciones sobre lo que puedes y lo que no
puedes aprender. Céntrate en lo que realmente quieres aprender. Recuerda,
tu nivel de entusiasmo es una de las herramientas de aprendizaje más
poderosas que tienes a tu disposición.
Actividad práctica

Si pudieras aprender cualquier cosa que desearas, ¿qué sería? Escribe tu


respuesta en la guía de acción.
Problema nº.6: Tienes expectativas que no son realistas
Otro problema habitual es creer que estás aprendiendo cuando en realidad
no lo estás. Se suele denominar “la ilusión del conocimiento”. Para
aprender con eficacia, debes ser capaz de diferenciar entre el aprendizaje
“verdadero” y el “falso”.
Tu viaje del aprendizaje está lleno de trampas. Con frecuencia asumes que
estás aprendiendo más de lo que realmente estás aprendiendo y crees que
puedes recordar más información de la que realmente puedes recordar. Esto
es un problema, ya que te lleva a creer que algo va mal cuando la realidad
no cumple tus expectativas.
Debes tener cuidado con estas cosas:

Releer el mismo párrafo o capítulo,


Subrayar frases o
Asumir que estás aprendiendo solo porque entiendes el contenido.

Recuerda que aprender es un proceso activo que requiere esfuerzo. Aunque


te parezca que has entendido algo, esto no significa que realmente lo hayas
aprendido.

Actividad práctica

Utilizando tu guía de acción, escribe situaciones concretas en las que has


caído en la ilusión del conocimiento. En otras palabras, escribe cosas que
no sabes tan bien como pensabas.
A continuación, vamos a ver cómo desarrollar una mentalidad poderosa que
te permitirá aprender de manera más efectiva.
6

DESARROLLAR UNA MENTALIDAD DE


APRENDIZAJE

A. Cambia tu identidad
Pocas personas son realmente conscientes del poder de la identidad y de lo
maleable que es. Muchos se mantienen inmutables durante la mayor parte
de sus vidas, sin entender que podrían elegir transformar por completo su
identidad. Si lo hicieran, descubrirían que su vida puede mejorar
notablemente.
Yo he vivido de primera mano lo poderoso que puede ser cambiar la propia
identidad. Mi primer gran cambio de identidad ocurrió cuando decidí causar
un impacto en millones de personas a través de mi trabajo. Pronto me di
cuenta de que la única manera de conseguirlo era verme como un
“triunfador”. Necesitaba elevar mis estándares para poder lograr mi
ambiciosa visión. Puede que te preguntes cómo realicé este cambio de
identidad.
Simplemente decidí hacerlo.
Decidí que, a partir de cierto momento, mi rendimiento iba a ser elevado y
que iba a actuar como tal. Entonces, me pregunté, ¿qué significa rendir a un
alto nivel? ¿Qué hacen diferente los que rinden a otro nivel?
Una de las respuestas a estas preguntas fue que los que rinden a un nivel
elevado cumplen las promesas que se hacen a sí mismos. A medida que
hacen esto, van desarrollando poco a poco más confianza en sus
habilidades. Al lograr objetivos repetidamente, empiezan a confiar en que
pueden alcanzar objetivos cada vez más importantes—y lo hacen.
Así que esto es lo que hice. Me marqué pequeños objetivos y los fui
alcanzando poco a poco, con constancia. Implementé rutinas diarias y las
seguí durante meses. Con el tiempo, empecé a rendir a un alto nivel.
Aquí te muestro otro ejemplo del cambio de identidad que llevé a cabo.
Durante años, cuando me presentaba a otra persona, decía “Escribo libros y
los vendo en Amazon”. En determinado momento, me di cuenta de que
debía cambiar el “Escribo libros” por “Soy escritor”. Así que empecé a
repetirme a mí mismo “Soy un escritor” y visualicé cómo me presentaría.
Más adelante, pasé del “Soy escritor” a la identidad de “Soy un escritor de
seis cifras”. Este se convirtió en mi mantra diario. Siempre que tenía que
tomar una decisión de negocios me preguntaba lo siguiente:
“Como escritor de seis cifras, ¿puedo permitirme renunciar a esto?”.
Por ejemplo, ¿puedo permitirme no comprar un curso, vender mis libros a
precios que marquen la diferencia o escribir con constancia?
Cómo te ves a ti mismo importa—y mucho. A menudo, tu identidad
acabará convirtiéndose en tu realidad—especialmente si la mantienes
durante un período prolongado de tiempo. Debes verte como un estudiante
increíble. Debes confiar en tu capacidad de aprender casi cualquier cosa que
te propongas. Identificarte como un estudiante altamente efectivo
transformará completamente tu estrategia de aprendizaje. Te hará mucho
más resiliente. Te ayudará a disfrutar más del proceso de aprendizaje—
incluso con sus altibajos. Y, como resultado, te permitirá adquirir más
habilidades y conocimiento, posibilitando que alcances muchos de tus
objetivos.
En consecuencia, si ahora mismo te ves como un estudiante mediocre,
debes comprender que esto no tiene por qué seguir siendo así. Hoy mismo
puedes decidir adoptar la identidad de un estudiante altamente efectivo que
nunca se rinde. Imagina que te garantizaran que puedes aprender cualquier
cosa que desearas. ¿Cómo te sentirías? ¿Cómo mejorarías tu vida? ¿Qué
nuevas habilidades emocionantes podrías aprender?
Recuerda que el aprendizaje es un proceso inevitable, así que, ¿por qué no
hacer que tu aprendizaje sea más efectivo y eficiente?

Actividad práctica

Considérate a ti mismo como un estudiante altamente efectivo. Para


empezar a construir tu nueva identidad, completa la siguiente frase en tu
guía de acción. Escribe entre cinco y diez afirmaciones.
Soy un estudiante imparable, por lo tanto, voy a…
B. Adopta una mentalidad de crecimiento
Ser un buen estudiante no es solo un mito o algo que te dices para sentirte
mejor. Los estudios muestran que puedes aprender de forma más efectiva
alterando tu mentalidad (es decir, pasando de una mentalidad fija a una
mentalidad de crecimiento).
Carol Dweck ha popularizado el concepto de mentalidad de crecimiento en
su libro Mindset: La actitud del éxito. Tener una mentalidad de crecimiento
significa entender que puedes mejorar y actuar en consecuencia. Significa
darse cuenta de que tus capacidades no están fijadas y de que no estás
destinado a permanecer donde estás actualmente durante el resto de tu vida.
Las personas con una mentalidad de crecimiento creen que su inteligencia
puede crecer y tienen un fuerte deseo de aprender. Como resultado, suelen:

Aceptar los desafíos. Entienden que la única manera de crecer es


enfrentarse a retos. Como resultado, dan la bienvenida a nuevos
desafíos y creen en su capacidad de resolver las cosas.
Persistir a pesar de los obstáculos. Saben que tendrán que
trabajar duro y que se encontrarán muchos obstáculos antes de
poder alcanzar sus objetivos. Pero la única manera es seguir
adelante. Ser sinceros consigo mismos y enfrentar sus defectos es
un camino que saben que deben recorrer.
Ver el esfuerzo como un camino hacia la maestría. Perciben el
esfuerzo como algo necesario si quieren alcanzar la maestría.
Entienden que el éxito es un proceso a largo plazo compuesto de
montañas y valles. Los obstáculos y las decepciones son
inevitables.
Aceptar la crítica constructiva. Todos tenemos puntos ciegos y
debilidades que debemos reconocer para poder trabajar en ellas.
Recibir retroalimentación constructiva—y, quizás más importante,
actuar en consecuencia sin importar lo desagradable que resulte—
es necesario. Las personas con mentalidad de crecimiento aceptan
las críticas constructivas. Si quieren crecer, esta es una de las
herramientas más útiles que pueden utilizar.
Aprender del éxito de otros. Aunque a veces pueden sentir
envidia al ver el éxito de los que les rodean, están determinados a
aprender todo lo que puedan de las personas con éxito. Se tragan su
ego y buscan maneras de mejorar. Hacen preguntas, vuelven a los
fundamentos, van a clases adicionales, etc. No dejan de mejorar. Se
esfuerzan por ser mejores cueste lo que cueste.

En cambio, las personas con una mentalidad fija tienden a pensar que la
inteligencia es estática. Como resultado, suelen:

Intentar aparentar que son inteligentes. Tienen miedo de ser


juzgados y de parecer tontos. Por consiguiente, dedican mucho
esfuerzo a aparentar ser más inteligentes o más sabios de lo que
son, lo que les impiden aprender aquello que necesitan para pasar
al siguiente nivel.
Evitar los desafíos. Dado que creen que no están lo
suficientemente capacitados y tiene miedo de fracasar, evitan los
retos.
Renunciar con facilidad. Al pensar que no pueden mejorar,
inevitablemente acaban renunciando más pronto que tarde.
Considerar inútil el esfuerzo. No se dedican al cien por cien a sus
tareas. En parte se debe porque, si lo dieran todo y fracasaran, esto
sería la prueba definitiva de que no son lo suficientemente
inteligentes. Esto les asusta más que cualquier otra cosa y, puesto
que creen que sus habilidades son fijas, significa que no pueden
hacer nada al respecto. Prefieren vivir en un estado de negación
que esforzarse en el intento y fallar.
Ignoran la crítica constructiva. Perciben cualquier crítica como
una amenaza a su ego. La crítica confirma lo que ya “saben”: que
no son tan buenos como podrían ser. Y, de nuevo, como piensan
que no pueden mejorar, la retroalimentación es en vano. Solo hiere
sus sentimientos.
Sentirse amenazados por el éxito de los demás. Para evaluar su
competencia, estas personas se comparan constantemente con los
demás. Creen que el éxito es limitado y que, cuando otros tienen
éxito, les están robando su parte del pastel. Además, cuando los
que les rodean parecen tener más éxito que ellos, esto les hace
sentir incompetentes, lo que confirma sus mayores miedos acerca
de que no son lo suficientemente buenos. Por ello, prefieren
rodearse de personas con menos éxito.

¿Cuál es tu caso? ¿Tienes una mentalidad fija o una mentalidad de


crecimiento?
Recuerda, tu aprendizaje no tiene límites, y el primer paso para darte cuenta
de tu potencial es adoptar una mentalidad de crecimiento. Siempre puedes
aprender. Siempre puedes crecer. Siempre puedes mejorar. De hecho, así es
como está diseñado tu cerebro.

Actividad práctica

Familiarízate con las siguientes afirmaciones. Te ayudarán a construir tu


nueva identidad como estudiante imparable.

Acepto los desafíos


Siempre persisto a pesar de los obstáculos
Veo el esfuerzo como el camino necesario hacia la maestría
Acepto la crítica constructiva
Aprendo del éxito de los demás
Piensa en un objetivo que estés persiguiendo ahora mismo. Utilizando tu
guía de acción, escribe qué significaría para ti específicamente adoptar una
mentalidad de crecimiento para alcanzar ese objetivo.
C. Entender el poder de la neuroplasticidad
Durante cientos de años, se enseñaba que nuestros cerebros eran fijos e
incapaces de cambiar después de alcanzar su desarrollo completo. Ahora
sabemos que esto no es cierto. De hecho, el cerebro es sorprendentemente
maleable.
Por ejemplo, muchas personas creen que a los cuarenta años son demasiado
mayores para cambiar de trabajo, perseguir sus sueños o adquirir nuevas
habilidades. Pero no es verdad. Sentirse demasiado mayor es
principalmente un estado mental. No te creerías lo que algunas personas
hacen a los setenta, los ochenta o incluso a los noventa años. Por ejemplo:

Fauna Singh corrió una maratón a los 100 años.


Anna Mary Robertson “Abuela” Moses no empezó a pintar hasta
los 76. En 2006, uno de sus cuadros se vendió por 1.2 millones de
dólares.
Nola Ochs, Model Richardson y Leo Plass obtuvieron sus títulos
universitarios a los 95, 90 y 99, respectivamente. Nola empezó a
escribir su primer libro, “Nola Remembers” (Nola Recuerda), a los
100 años.
Helen Klein empezó a correr con 50 años. Klein acabó corriendo
más de 60 maratones y 140 ultramaratones.
Julia Child escribió su primer libro de cocina a los 50 y acabó
convirtiéndose en una famosa chef.
El coronel Sanders tenía 62 años cuando abrió la franquicia
Kentucky Fried Chicken en 1952.

La cuestión es: tu cerebro es más flexible de lo que crees. Puedes elegir


crear nuevas conexiones mentales en cualquier momento,
independientemente de tu edad. Y, a medida que lo hagas, estarás
reprogramando físicamente tu cerebro.
Mi madre solo tiene sesenta y dos años, y sin embargo habla como si fuera
demasiado vieja para perseguir sus sueños o los proyectos que le apasionan.
Cada vez que me dice que le habría encantado hacer X, Y o Z, le contesto,
“¿Y por qué no empezar ahora?”. Su respuesta siempre es “Es demasiado
tarde”. No obstante, la esperanza de vida en Francia para las mujeres es de
unos ochenta y dos años. Teniendo esto en cuenta, ella podría tener veinte
años de vida o más por delante. Y esta es una cantidad de tiempo decente
para lograr varios objetivos serios.
Envejecer es inevitable, pero no hace falta que aceleremos el proceso
considerándonos viejos. Cuando decidimos utilizar nuestro cerebro para
aprovechar al máximo sus habilidades, es una máquina poderosa, capaz de
logros increíbles. Sin importar cuál sea tu edad, puedes aprender nuevas
habilidades. Así que concédete permiso para aprender.

Actividad práctica

No eres demasiado viejo para alcanzar tus objetivos. En tu guía de acción,


escribe una cosa que siempre hayas querido hacer y a la que has renunciado
por considerarte demasiado viejo (o por otras razones).
Ahora que sabes que tu cerebro es maleable y puede adaptarse al cambio,
¿qué podrías hacer para progresar hacia ese objetivo?
D. Adoptar creencias positivas sobre el aprendizaje
La manera en la que te hablas a ti mismo tiene un impacto notable en las
acciones que realizas y en los resultados que obtienes. No puedes actuar de
forma radicalmente distinta a tu visión de ti mismo y del mundo. Por
ejemplo:

Si piensas que eres demasiado mayor para aprender un idioma


extranjero, ¿cuáles son las probabilidades de que lo hagas?
Si crees que no eres lo suficientemente competente para empezar
tu propio negocio, ¿cuáles son las probabilidades de que des el
primer paso en esa dirección?
Si piensas que eres un mal estudiante, ¿cuál es la probabilidad de
que perseveres en tu aprendizaje cuando te encuentres obstáculos
en el camino?

Respecto al aprendizaje, existen algunas creencias positivas que te


empoderarán y tendrán un impacto en tu capacidad de aprender más
efectivamente. Vamos a revisarlas en esta sección.
Creencia positiva nº. 1: Siempre puedo aprender y crecer. Tus
capacidades no son fijas. Siempre puedes mejorar e inevitablemente lo
harás—siempre que seas constante con tu aprendizaje. Cada día, deberías
recordarte tu capacidad de aprender. Repite regularmente la siguiente
afirmación:
“Siempre puedo aprender y crecer”.
Creencia positiva nº. 2: Puedo resolver las cosas. Los seres humanos
somos solucionadores de problemas natos. El hecho de que sigamos aquí es
testimonio de esta habilidad. Por lo tanto, confía en que puedes resolver las
cosas. Puedes encontrar una manera de aprender cualquier cosa que
necesites aprender para alcanzar tus objetivos. Toda la información que
necesitas está ahí fuera esperándote y cuentas con la capacidad suficiente
para sacarle el máximo partido. Repítete:
“Puedo resolver las cosas”.
Creencia positiva nº. 3: Aprender es un proceso inevitable. Si sigues un
proceso efectivo de aprendizaje, aprenderás lo que necesitas aprender. Creer
que el aprendizaje es un proceso inevitable es esencial, ya que te permitirá
seguir adelante cuando te encuentres con contratiempos pasajeros y cuando
pienses que no estás avanzando. Repítete:
“Aprender es inevitable”.
Creencia positiva nº. 4: Puedo aprender cualquier cosa más rápido que
la mayoría. Aquí tienes una creencia adicional para ti:
“Puedo aprender cualquier cosa más rápido que la mayoría”.
Si piensas que eres un estudiante increíble y que puedes aprender cualquier
cosa que desees de forma rápida y efectiva, esto te dará el extra de
motivación que necesitas para adquirir el conocimiento y las habilidades
que deseas. Puede que ahora no te parezca cierto, pero, a medida que
empieces a considerarte como un estudiante rápido y efectivo, con el
tiempo, empezará a convertirse en tu realidad.
Recuerda, puedes aprender cualquier cosa más rápido que la mayoría.
La conclusión es que te encuentras tan solo a unas pocas creencias de
distancia de transformar tu vida y de mejorar radicalmente tus capacidades
de aprendizaje. Esto es cierto para ti y para cualquiera. Por ello, sigue
repitiéndote las siguientes afirmaciones hasta que se conviertan en tu
realidad:

Siempre puedo aprender y crecer.


Puedo resolver las cosas.
Aprender es un proceso inevitable.
Puedo aprender cualquier cosa más rápido que la mayoría.

Actividad práctica

Utilizando tu guía de acción, completa las siguientes afirmaciones y


empieza a construir tu nueva identidad:

Siempre puedo aprender y crecer, porque…


Puedo resolver las cosas, porque…
Aprender es un proceso inevitable, ya que...
Puedo aprender cualquier cosa más rápido que la mayoría, ya
que…

E. Dominar el proceso de aprendizaje


Aprender no es un proceso lineal. No ocurre de forma fácil y sin esfuerzo.
Para convertirte en un estudiante excelente, debes entender cómo funciona
realmente el proceso de aprendizaje. Una vez que tengas una visión más
realista del proceso, serás capaz de seguir adelante y de aprender cualquier
cosa que te propongas.
En esta sección, explicaré las diferentes etapas del aprendizaje—según mi
propia experiencia. También hablaremos de la importancia de mantener un
estado emocional positivo durante el proceso de aprendizaje.
¡Empecemos!
Entendiendo el ciclo del aprendizaje
A medida que aprendemos, tendemos a atravesar unas fases concretas. El
ciclo del aprendizaje está compuesto por altibajos, lo que puede resultar
exigente emocionalmente. No es de extrañar que la gente se rinda en un
punto y otro. En mi opinión, podemos distinguir las siguientes tres fases de
aprendizaje:

Fase 1: Entusiasmo inicial. Todo es nuevo y progresas rápido. Por


ejemplo, has empezado a aprender un idioma extranjero y ya
puedes construir algunas frases. Te sientes bien contigo mismo y
con ganas de aprender más. Incluso puede que ya te estés
imaginando hablando con fluidez en poco tiempo.
Fase 2: Primer obstáculo. Después del aparentemente rápido
progreso inicial, sientes que avanzas más lentamente. Empiezas a
dudar de ti mismo. Empiezas a darte cuenta de que tus expectativas
son poco realistas. Hablar con fluidez seguramente te costará
mucho más de lo que habías pensado al principio. Además, el
entusiasmo inicial se ha desvanecido. Estás poco motivado y tienes
ganas de rendirte y de dedicarte a otra actividad que parece más
atractiva. También puedes ser víctima del discurso interno
negativo. “¿Por qué no puedo aprender más rápido? ¿Qué es lo que
falla en mí? Quizás no soy lo suficientemente inteligente”. Dado
que los resultados no se ajustan a tus expectativas, crecen las dudas
en ti mismo y consideras abandonar.
Fase 3: Primer éxito. Si perseveras, a pesar de las dudas y del
progreso lento, llegas a un primer logro. De repente, te sientes
como si hubieras progresado enormemente. Te sientes bien y tu
motivación aumenta. Como resultado, sigues aprendiendo y
vuelves a la Fase 1.

El mensaje es este: una vez que seas consistente con tu práctica


independientemente de cómo te sientas cada día, acabarás alcanzando tu
primer éxito. Con el tiempo, te convertirás en un experto.
En el aprendizaje, la clave es la constancia y dominar tus emociones. Es
decir, para aprender cualquier cosa, debes ser capaz de practicarla con
regularidad y durante un periodo de tiempo prolongado confiando en ti
mismo y sabiendo que al final serás excelente en lo que haces. A este
respecto, las cuatro creencias que explicamos previamente serán útiles. Si
desarrollas la creencia de que siempre puedes aprender y crecer, de que
puedes resolver las cosas, de que el aprendizaje es inevitable y de que
puedes aprender más rápido que la mayoría, tendrás la mentalidad adecuada
para actuar en consecuencia y aprender con efectividad. De esta manera, el
aprendizaje será inevitable.
Consejos prácticos para dominar el ciclo del aprendizaje
Repasemos algunos consejos prácticos más que te ayudarán a dominar el
ciclo del aprendizaje:

Celebra tus victorias. Puedes centrarte en lo que no sabes o no


puedes hacer, o puedes centrarte en todas las cosas nuevas que has
aprendido y que antes no sabías hacer. Por ejemplo, si estás
aprendiendo un nuevo idioma, reconoce cuando entiendes una
nueva palabra o un par de frases de una conversación o cuando
construyes frases complejas que antes no sabías construir. A
continuación, alégrate al saber que cualquier cosa nueva que
aprendas te acercará inevitablemente a tu objetivo final.
Visualiza el resultado. Cada vez que te encuentres con un
obstáculo o sientas que no estás yendo a ninguna parte, visualízate
dentro de unos pocos meses o años, una vez que hayas alcanzado
tus objetivos de aprendizaje.
Céntrate en el proceso. Mientras visualizas el logro de tus
objetivos, recuerda que tendrás éxito centrándote en el proceso
consistentemente.
Acepta tus sentimientos. Cuando te sientas desmotivado,
desilusionado o frustrado, acéptalo. No escondas lo que sientes.
Entiende que es parte del proceso. De hecho, es una señal positiva
de que estás progresando, alcanzando nuevas etapas en el ciclo del
aprendizaje.
Recuerda que siempre puedes mejorar. Entonces, recuérdate
que, sin importar lo atascado que puedas sentirte en este momento,
siempre puedes mejorar. Si sigues practicando con constancia,
seguirás avanzando, incluso aunque no te lo parezca.
Asume que el aprendizaje es inevitable. Independientemente de
lo que estés aprendiendo, recuerda que el aprendizaje ocurre casi
automáticamente si haces las cosas correctas. Otras personas ya
han aprendido lo que tú quieres aprender—y tú también puedes
hacerlo. Libérate de las dudas. Sí, puede que te cueste más tiempo
o esfuerzo aprender lo que otros ya han aprendido, pero, ¿cuál es el
problema? Al final, también lo aprenderás.
Considera los obstáculos como señales positivas. El simple
hecho de haberte encontrado con un obstáculo significa que estás
avanzando. Es una señal positiva de que estás en el camino
correcto, ya que no puedes encontrarte con un obstáculo cuando no
te mueves. Por lo tanto, reformula tu pensamiento y empieza a
entusiasmarte con la idea de que un nuevo éxito te está esperando.
Considérate como alguien perseverante. Sigue diciéndote a ti
mismo que eres una de las personas más perseverantes que
conoces. Tú no te rindes. Rendirte no es parte de la identidad que
quieres adoptar y proyectar al mundo.

La clave es considerarte el tipo de persona que puede aprender cualquier


cosa que desea. Sea cual sea el conocimiento o habilidad que te gustaría
adquirir, lo único que no sabemos es cuánto te costará adquirirlo. Por suerte,
cuanto más aprendas, mejor y más rápido será tu aprendizaje.

Actividad práctica
Utilizando tu guía de acción, escribe un objetivo que no hayas conseguido
alcanzar en el pasado. A continuación, escribe qué harías diferente si
empezaras de nuevo (ahora que conoces el ciclo del aprendizaje).
F. Conseguir que tu subconsciente trabaje para ti
Tu subconsciente trabaja constantemente en segundo plano, las 24 horas del
día. Mientras que tú solo puedes procesar una cantidad de información
limitada conscientemente, tu subconsciente es capaz de procesar una
sorprendente cantidad de datos. De hecho, una gran parte del aprendizaje
implica transferir habilidades de tu mente consciente a tu subconsciente.
Dado que tu subconsciente es tan poderoso, sería una lástima no utilizarlo
para acelerar tu aprendizaje. En esta sección, me gustaría explicar algunas
cosas que puedes hacer para conseguir que tu subconsciente trabaje para ti.
En pocas palabras, tu mente consciente es la que establece los objetivos y tu
mente subconsciente es la que los consigue. Entonces, lo que debes hacer es
marcarte objetivos conscientemente y comunicarlo a tu subconsciente.
Tu subconsciente no puede diferenciar lo cierto de lo falso. Simplemente
responde a tus instrucciones y actúa según las creencias que has adoptado
conscientemente o, más frecuentemente, inconscientemente. Este es el
motivo por el que, cuando se internalizan a un nivel más profundo, las
creencias y las afirmaciones como “Siempre puedo aprender”, “Puedo
resolver las cosas”, “Aprender es un proceso inevitable” y “Puedo aprender
cualquier cosa más rápido que la mayoría”, te ayudarán a aprender mejor
(es decir, tu subconsciente actuará de acuerdo a lo que crees).
Ahora bien, para impulsar tu capacidad de aprendizaje, debes desarrollar el
hábito de marcarte objetivos claros. Una vez que tengas una dirección clara,
tu subconsciente trabajará las 24 horas del día, buscando información útil,
procesando ideas y pensando en maneras de conseguir que esos objetivos se
conviertan en una realidad.
Por ejemplo, respecto a la escritura de libros, yo me marco objetivos
anuales y continuamente pienso en ideas para potenciales libros que podría
escribir meses o incluso años más tarde. Esto no significa que vaya a
escribir necesariamente todos esos libros, pero le estoy transmitiendo a mi
subconsciente que esté atento y que empiece a:
Pensar en posibles tramas
Buscar información relevante y
Reunir perspectivas interesantes

En otras palabras, le doy a mi subconsciente la oportunidad de trabajar para


mí antes de empezar a trabajar activamente en el proyecto de un libro.
Piensa que nuestro subconsciente realiza una increíble cantidad de trabajo
sin que nos demos cuenta, ya sea haciendo crecer nuestro cabello y uñas,
regulando nuestro ritmo cardíaco o digiriendo los alimentos que comemos.
También podríamos pedirle que nos ayude a lograr nuestros objetivos, ¿no
te parece?
Aquí te ofrezco algunos consejos prácticos que puedes utilizar para
asegurarte de que tu subconsciente trabaja para ti:

Piensa en tus objetivos con frecuencia. En muchos sentidos, te


conviertes en aquello en lo que piensas la mayor parte del tiempo.
Si sigues pensando en tu objetivo o visión, empezará a formar
parte de tu identidad. Se convertirá en tu punto de enfoque y,
cuanto más pienses en ello, con más fuerza le estarás diciendo a tu
subconsciente que este objetivo es fundamental. Como resultado,
este buscará todas las maneras posibles para ayudarte a alcanzarlo.
Entusiásmate de verdad con tus objetivos. Como seres humanos,
no somos seres racionales. Somos principalmente seres
emocionales que racionalizamos después nuestras decisiones.
Nuestras emociones son un motivador poderoso. Cuando no
puedes dejar de pensar en un objetivo, cuando ese objetivo te pone
la piel de gallina, seguramente no te detendrás hasta conseguirlo.
Por ello, emociónate con tu visión. Lo que nos lleva al siguiente
punto.
Ten una visión poco realista. El realismo es aburrido. Nadie
quiere lograr objetivos realistas. Aunque tener metas realistas a
corto plazo es útil, no ocurre lo mismo con el largo plazo. El
problema de los objetivos “realistas” es que vienen acompañados
de poca energía. No te sacan de la cama por la mañana. No agitan
tu mente y exigen que utilices tus talentos y dones. Por otra parte,
los objetivos “poco realistas” te impulsan hacia la persona en la
que deseas convertirte. Te llevan a desarrollar nuevas habilidades,
cultivar el valor y enfrentarte a algunos de tus mayores miedos. Y,
puesto que son lo que realmente quieres, te aportan mucha más
energía que otros objetivos. Por último, dado que actualmente
parecen estar fuera de tu alcance, requerirán la ayuda de tu
subconsciente.
Comprométete a alcanzar tus objetivos. Las personas con más
éxito en este planeta están comprometidas. Otras personas sueñan
despiertan, esperan o desean alcanzar sus objetivos el día que se
alineen los astros. Esta es la diferencia entre el compromiso y
soñar despierto—y no es pequeña. Comprometerse es decidir lo
que vas a hacer. Implica una confianza sólida en que tu visión se
convertirá en una realidad. Soñar despierto no es más que un
deseo. Cuando sueñas despierto (aun) no te has comprometido.
Desear es esperar, no decidir. Una vez que te comprometes a lograr
tus objetivos, tu subconsciente hará todo lo que esté en su mano
para ayudarte. Cuando sueñas despierto, tu subconsciente ni
siquiera tendrá en cuenta tus peticiones.
Elabora un plan concreto para alcanzar tus objetivos. Escribir
tus objetivos en papel es la mejor manera de organizar tus ideas y
de aclarar tu pensamiento. Parece que el simple hecho de poner por
escrito las cosas envía una fuerte señal a tu subconsciente de que
estos objetivos te importan. Pocas personas escriben sus objetivos,
pero, aquellas que lo hacen—y se adhieren a ellos—suelen obtener
resultados mucho mejores.
Visualiza tus objetivos. La visualización es una poderosa
herramienta que puede ayudarte a alcanzar tus objetivos más
ambiciosos. Practica visualizando tus objetivos todos los días.
¿Cómo te sentirías si hablaras con fluidez ese nuevo idioma que
estás aprendiendo? ¿Cómo te sentirías si supieras tocar tu canción
favorita con la guitarra? Las personas con más éxito utilizan la
visualización conscientemente, centrándose en aquello que quieren
todo el tiempo. Por otra parte, otras personas caen presa de su
propia visualización. Se fijan continuamente en lo lejos que están
de su objetivo y siguen preocupándose pensando en lo peor que
podría pasar. Por lo tanto, sigue visualizando aquello que deseas y
aliméntate con la energía del entusiasmo que produce en ti.
Actividad práctica

Utilizando tu guía de acción, escribe cómo harás que tu subconsciente


trabaje para ti.
Mensajes clave:
1. Cambia tu identidad. Puedes decidir cambiar la manera en la que te ves
a ti mismo en cualquier momento. Elige percibirte a ti mismo como un
estudiante altamente efectivo que puede aprender cualquier cosa que desee.
2. Adopta una mentalidad de crecimiento. Entiende que puedes mejorar y
actúa en consecuencia. Acepta los desafíos, persiste a pesar de los
obstáculos, considera el esfuerzo como el camino hacia la maestría, acepta
las críticas constructivas y aprende del éxito de los demás. Tus capacidades
no están fijadas, así que desarrolla una mentalidad de crecimiento para
alcanzar tus objetivos de aprendizaje.
3. Entiende el poder de la neuroplasticidad. Tu cerebro es más maleable
y adaptable de lo que piensas. Puedes crear nuevas conexiones neuronales
en cualquier momento. Si lo haces, estarás reprogramando tu cerebro. Sin
importar tu edad, aun puedes aprender cosas nuevas. Así que concédete
permiso para hacerlo.
4. Adopta nuevas creencias positivas respecto al aprendizaje. Aquello
que piensas acerca de ti mismo tiene un gran impacto en tu capacidad de
aprendizaje. Incorpora las siguientes creencias en tu identidad:

“Siempre puedo crecer”


“Puedo resolver las cosas”
“El aprendizaje es un proceso inevitable”
“Puedo aprender casi cualquier cosa más rápido que la mayoría”

Esto hará que aprendas de manera mucho más efectiva.


5. Domina el proceso del aprendizaje. Aprender es un proceso caótico
compuesto de picos y de valles. Entiende que a menudo tendrás que
atravesar diferentes etapas antes de alcanzar la maestría. En primer lugar,
estarás emocionado por el aprendizaje y progresarás notablemente.
Después, te encontrarás con el primer obstáculo y te sentirás desmotivado.
Por último, si perseveras y sigues adelante, alcanzarás tu primer logro. La
clave es mantenerse constante y aceptar los altibajos como parte del proceso
de aprendizaje.
6. Haz que tu subconsciente trabaje para ti. Tu subconsciente es una
máquina increíblemente poderosa que trabaja sin descanso las 24 horas del
día. Gana claridad respecto a tus objetivos y dale instrucciones a tu
subconsciente. Cuanto mejor sepa tu subconsciente adónde vas, más te
ayudará escaneando tu entorno en busca de información útil o pensando en
nuevas y creativas maneras de alcanzar tus objetivos.
¿QUÉ DEBERÍAS APRENDER?

Hasta ahora, hemos visto las ideas equivocadas respecto al aprendizaje más
habituales, hemos explicado qué es el aprendizaje en realidad, hemos
identificado problemas comunes y hemos explicado cómo desarrollar una
mentalidad adecuada para el aprendizaje. Ahora, es importante que
contestemos juntos dos preguntas sencillas pero esenciales:
¿Qué deberías aprender? ¿Y por qué?
El tiempo es uno de los recursos más escasos que tenemos. Siempre que
dedicas tiempo a una determinada actividad, estás diciendo que no a
cualquier otra cosa que podrías estar haciendo durante ese tiempo. Esto
mismo es aplicable al aprendizaje.
Por ejemplo, llegar a hablar con fluidez en un idioma extranjero requiere
miles de horas de práctica. En mi época de estudiante, dediqué unas diez
mil horas a estudiar japonés. Podría haber hecho muchas otras cosas en
todas esas horas, pero no me arrepiento ni por un instante.
En esta sección, me gustaría hablar de los criterios principales a tener en
cuenta cuando quieres aprender una nueva habilidad o adquirir más
conocimiento en un área en particular. Con demasiada frecuencia,
intentamos aprender cosas por los motivos equivocados. Como resultado,
nuestro aprendizaje es poco efectivo y acabamos saltando de unas cosas a
otras, sin obtener los resultados que esperábamos.
A. Criterios principales a considerar antes de aprender cualquier cosa
Repasemos los criterios clave que deberías considerar antes de elegir
nuevas habilidades o aficiones a las que te quieres dedicar. Ten en cuenta
que mi lista de criterios podría no estar completa. Si sientes que falta algo,
añádelo a la lista. Aquí te muestro tres criterios a considerar:

1. Nivel de interés. ¿De verdad deseas aprender esa habilidad? ¿Te


apasiona? De forma intuitiva, ¿te parece que es lo correcto para ti?
2. Utilidad. ¿Aprender esa habilidad te ayudará a alcanzar objetivos
emocionantes? ¿Es la manera más efectiva de lograrlos? ¿Te acerca
a la persona en la que te gustaría convertirte? ¿Requiere que
desarrolles la autodisciplina, confianza, liderazgo o cualquier otro
rasgo o característica útil?
3. Conveniencia. ¿Es el mejor momento para aprender esa habilidad
o para adquirir ese conocimiento? ¿Es tu mayor prioridad o
deberías aprender primero otras habilidades más importantes?

Veamos cada punto más detalladamente.


1. Nivel de interés
Aprender es mucho más sencillo—y efectivo—si tienes un deseo genuino
de aprender. Tener interés en lo que aprendes es una de las mejores maneras
de asegurar que progresarás y adquirirás las habilidades o conocimiento que
deseas.
Podemos dividir tu nivel de interés en los siguientes componentes:

Interés
Pasión e
Intuición

Vamos a explicar un poco cada uno de ellos.


Interés. La gente raramente es excelente en habilidades que no le interesan.
Es cierto que con fuerza de voluntad y una fuerte autodisciplina pueden ser
capaces de aprender determinada habilidad, pero no les resultará agradable
y seguramente aprenderían de forma mucho más efectiva si les interesara.
Siempre que intentes aprender algo nuevo, es ideal tener un fuerte interés o
al menos cierta curiosidad.
Pasión. Cuando se habla del aprendizaje, no se le suele conceder suficiente
importancia a la pasión. Aun así, la pasión es una de las herramientas de
aprendizaje más efectivas que existe. De hecho, la pasión puede compensar
métodos de aprendizaje poco efectivos. Si te apasiona lo que estás
aprendiendo, podrías ignorar casi todos los métodos de aprendizaje
mencionados en la Parte III. Nutrir tu árbol, o utilizarlos de manera
inconsistente, y aun así aprenderías más que la mayoría. Más en concreto,
sentir pasión por un tema te proporciona los siguientes beneficios:

Energía increíble. Cuando haces algo que te gusta, no sientes que


estás trabajando o estudiando. Te encanta el proceso y quieres
seguir estudiando más y más. Te emocionan los resultados, pero
también eres capaz de disfrutar del proceso de aprendizaje.
Determinación incomparable. Por norma general, no abandonas
algo que te encanta—nunca renuncias a tu pasión. A veces, la
determinación no es más que la consecuencia natural de hacer algo
que te apasiona. Como dijo Steve Jobs “Con frecuencia, las
personas con éxito aman lo que hacen, de manera que han podido
perseverar cuando las cosas se pusieron difíciles. Aquellas que no
amaban lo que hacían renunciaron—porque están cuerdas”. Sí,
siempre existen maneras de desarrollar la determinación, pero la
pregunta que debes hacerte no es “¿Cómo puedo desarrollar mi
determinación?”, sino “¿Cómo puedo centrarme más en cosas que
me entusiasman y a las que no voy a renunciar?”.
Curiosidad insaciable. Cuando te apasiona algo, deseas aprender
todo lo posible sobre ello, ¿no es así? Para ti, estudiar o practicar
no es una tarea—es la consecuencia inevitable de tu necesidad de
satisfacer tu curiosidad.
Paciencia. Cuando disfrutas del viaje, no tienes tanta prisa por
alcanzar tu destino. El camino es más importante. Así que sigues
avanzando a tu propio ritmo, superando los obstáculos a medida
que se presentan.
Intuición. No tienes que aprender todo lo que “tenga sentido” o parezca
lógico aprender. Somos más bien seres emocionales que racionalizamos
nuestras decisiones. La cuestión es que solo porque algo sea “racional” no
significa que debas hacerlo. De forma similar, solo porque aprender una
determinada habilidad o adquirir conocimiento en un campo concreto
parezca lo más inteligente no implica que debas hacerlo.
Por ejemplo, recibir una oferta de trabajo con un salario mejor al actual no
significa necesariamente que debas aceptarla. O solo porque programar sea
una de las habilidades más valiosas en el mercado no implica que debas
aprender a programar. Muchas otras habilidades pueden encajar mejor
contigo y darte una ventaja competitiva sólida.
Cuando intentas adquirir habilidades que no te interesan, el problema reside
en que nunca serás un experto en ellas. Aquellos que aman esas habilidades
y tienen un talento natural para ellas siempre estarán por delante. Recuerda
que la gente apasionada tiene energía ilimitada, un deseo insaciable de
aprender y nunca se rendirán. Si estás intentando aprender la habilidad
equivocada, es fácil que fracases y acabes abandonándola.
Además, debes tener cuidado con los amigos bienintencionados que te
aconsejan. No tienes por qué hacer lo que hacen los demás. Seguro que
pueden darte un consejo lógico que tenga todo el sentido del mundo—pero
ellos no son tú. No sienten lo mismo que tú. No necesariamente les
apasionan las mismas cosas que a ti.
Por ejemplo, cuando yo estaba desarrollando mi carrera como escritor,
recibí muchos consejos de mis familiares y amigos. Me decían que debería
dedicarme más al coaching, vender productos a precios mayores, crear un
podcast, organizar conferencias o conceder entrevistas. Sin embargo, creo
que la razón principal por la que he tenido tanto éxito (según mi propia
definición del éxito), es que ignoré la mayoría de esos consejos. Y no
necesariamente eran malos consejos—pero podían ser malas
recomendaciones para mí en ese momento.
En resumen, pide consejo y escucha a los demás, pero toma siempre la
decisión final tú mismo. No intentes centrarte en tomar decisiones
“racionales”, sino en tomar decisiones que te aporten energía y que se
ajusten a ti. A menudo, no hacemos cosas porque sean lo lógico, sino
porque nos entusiasman.
2. Utilidad
Siempre que aprendas algo nuevo, deberías preguntarte si es útil. Recuerda
que todo lo que haces tiene un coste de oportunidad---te está impidiendo
hacer otra cosa que podría ser más útil.
Cuando pienses en la utilidad de una habilidad, considera los siguientes
puntos:
El nivel de concordancia con tu visión global. El aprendizaje se puede
considera como una manera de cerrar la brecha entre donde estás ahora y
donde aspiras estar. Por ello, cuando intentes adquirir una nueva habilidad,
pregúntate cómo te ayudará esa habilidad a acercarte a tu visión.
Ventajas. Para ser útil, una habilidad debería ofrecerte ventajas valiosas y,
si es posible, mayores ventajas que cualquier otra cosa que podrías estar
haciendo en su lugar. Estas ventajas pueden estar relacionadas con tu
profesión o con tu crecimiento personal.
El alcance de esa habilidad o conocimiento. Idealmente, las habilidades
que desarrolles deberían permitirte adquirir habilidades aún más útiles. Es
decir, siempre que sea posible, deberías enfocarte en aprender meta-
habilidades que mejorarán tu efectividad global y te abrirán la puerta a un
aprendizaje más efectivo en el futuro.
Veamos cada uno de estos puntos con más profundidad.
Nivel de concordancia
La manera más efectiva de desarrollar tu vida ideal es:

1. Definir claramente lo que quieres


2. Identificar habilidades que necesitas desarrollar para ayudarte a
lograrlo y
3. Adquirir esas habilidades utilizando técnicas de aprendizaje
efectivas
Ahora bien, puede que no tengas una visión clara y puede que no sepas
exactamente dónde te gustaría estar dentro de cinco o diez años, pero no
pasa nada. La claridad no es un concepto absoluto que obtienes y nunca
cambia. Irás refinando tu claridad con el tiempo a medida que ganes
experiencia.
Por el momento, intenta imaginarte cómo te gustaría que fuera tu vida
dentro de cinco años. Aquí tienes algunas preguntas que pueden ayudarte a
definir tu visión:

¿Qué es lo que realmente, realmente deseo?


Si pudiera aprender cualquier cosa que quisiera y desarrollar
cualquier habilidad que deseara, ¿qué objetivos perseguiría?
¿Qué es lo que siempre he querido aprender?
Si ya fuera mi mejor versión, ¿qué habilidades tendría? ¿Qué
conocimiento habría adquirido?

Ventajas
El motivo por el que aprendes cualquier habilidad es porque crees que te
beneficiará de alguna manera. Por lo tanto, cuando consideres qué
habilidad(es) adquirir, identifica los beneficios principales que te
proporcionarán. De forma general, podemos diferenciar los siguientes
beneficios:

Beneficios relacionados con tu profesión. Aprender nuevas


habilidades es una de las mejores maneras de acelerar tu carrera
profesional.
Beneficios relacionados con tu crecimiento personal. Aprender
habilidades también es una manera de mejorar tu satisfacción
personal y de construir tu personalidad.

Beneficios relacionados con tu profesión


Admitámoslo, algunas destrezas son más valiosas que otras en el mundo
laboral. Por ello, cuando aprendas una nueva habilidad, debes determinar si
es beneficiosa para ti y para tus objetivos profesionales. Aquí te muestro
algunos ejemplos de habilidades que parecen estar demandadas
actualmente:
Habilidades técnicas (hard skills)

Desarrollo de programas informáticos


Diseño gráfico
Gestión de proyectos
Aprendizaje automático (machine learning)
Computación en la nube
Edición audiovisual

Habilidades interpersonales (soft skills)

Adaptabilidad y resiliencia
Empatía
Liderazgo
Comunicación y escucha

Ten en mente que solo porque estas habilidades sean algunas de las más
demandadas no es indispensable que las aprendas. Según tu profesión y tus
objetivos en la vida, las habilidades que necesitas aprender podrían ser
completamente diferentes.
Beneficios personales
El valor de una habilidad no se mide solamente en base a lo que te permite
conseguir, sino también—y quizás más importantemente—en función de la
persona en la que te convertirás durante y tras el aprendizaje de esta
habilidad. Cuando aprendas, reflexiona sobre el tipo de persona que deseas
ser. A continuación, identifica habilidades concretas que te podrían ayudar a
construir tu personalidad y a convertirte en esa persona. Por ejemplo:

Aprender a dar discursos delante del público puede aumentar tu


seguridad en ti mismo.
Entrenar para correr una maratón podría aumentar tu fuerza mental
y tu disciplina.
Practicar la meditación cada día puede aumentar tu paciencia y tu
bienestar.

A modo de resumen, piensa en las habilidades tanto en términos


profesionales como personales, reflexionando sobre cómo te harán avanzar
hacia tus objetivos. Después, selecciona las habilidades que serán más útiles
en este sentido
Alcance de esa habilidad o conocimiento
Las habilidades no existen en el vacío, independientes de todo lo demás.
Cuando adquieres una nueva habilidad, inevitablemente te abre las puertas a
nuevas experiencias. Por ejemplo:

Aumenta tu confianza en ti mismo y te sientes con más energía,


preparado para aprender más habilidades (si has podido aprender
una habilidad en particular, ¿qué más eres capaz de aprender?)
Desbloquea nuevas habilidades, abriendo a su vez infinitas
posibilidades (si dominas el cálculo básico, puedes aprender
matemáticas avanzadas)
Te ayuda a aprender habilidades similares con más rapidez (una
vez que aprendes a hablar un idioma extranjero con fluidez,
aprender un segundo idioma es más sencillo)

Con “alcance” me estoy refiriendo al impacto global que tendrá la habilidad


en tu vida una vez que la hayas aprendido (o mientras la estés aprendiendo).
Lo cierto es que algunas habilidades tienen mucho más impacto que otras
(es decir, su alcance es mayor). Cuáles son esas habilidades para ti en este
momento dependerá, por supuesto, de tus habilidades actuales y de tus
objetivos.
Más en concreto, aquí te explico lo que implica el “alcance”:
Generar inercia. Cualquier habilidad que puede ayudarte a disparar tu
motivación es buena. Esto se debe a que, cuanto más motivado estés para
aprender, mejor y más rápido aprenderás. Y, cuanto más aprendas, más
querrás seguir aprendiendo. Por ejemplo, puede que estés aprendiendo
inglés y hayas conseguido decirle unas palabras en inglés a un nativo. Esto
te hace sentir bien y te motiva a seguir estudiando inglés (y, potencialmente,
otras habilidades).
Aumentar tu confianza en ti mismo. Cualquier habilidad que te haga salir
de tu zona de confort puede sacudir con fuerza tu actual “modelo de
realidad”. Es decir, puede redefinir lo que crees que es posible, expandiendo
significativamente tu abanico de posibilidades. Imaginemos que eres tímido
y que reúnes el valor para unirte a una comunidad para hablar en público,
como Toastmasters, y das tu primer discurso para romper el hielo. Como al
principio pensabas que hablar en público era algo imposible para ti, el
simple hecho de conseguirlo remodela tu identidad. Ahora te preguntas qué
más puedes conseguir (spoiler: mucho más).
Amplía tus opciones. Cualquier habilidad que te aporte más opciones en la
vida se puede considerar de gran alcance. Por ejemplo, el “simple” hecho
de conseguir hablar inglés con fluidez aumenta enormemente tus opciones.
Hablar inglés te dará acceso a un inmenso mercado de trabajo y a una vasta
cantidad de información (existen más recursos disponibles en inglés que en
cualquier otro idioma). Personalmente, aprender a hablar y a escribir en
inglés ha sido de lejos la mejor inversión que he hecho. Y tú no estarías
leyendo este libro si no hubiera aprendido a escribir en inglés, ya que es el
idioma en el que escribo mis libros.
Espero que ahora comprendas claramente qué es el alcance de una
habilidad.
¿Cuál es tú caso? Si tuvieras que adquirir una habilidad, ¿cuál tendría el
mayor alcance?
3. Conveniencia
Una habilidad puede ser muy útil, pero puede que no sea el momento
oportuno para que la aprendas. Cuando estás identificando cuáles son las
habilidades que más te conviene aprender, también debes considerar si te
conviene aprenderlas en este momento, lo que incluye reflexionar sobre los
siguientes aspectos:
¿Cuántos proyectos tienes ya en marcha? Solo podemos aprender una
cantidad de cosas limitada en determinado momento. Si ya estás
aprendiendo algunas habilidades, sopesa si es realista añadir una más.
¿De cuánto tiempo y energía dispones? Aprender cuesta tiempo y
esfuerzo. Esto es innegable. ¿Tienes suficiente tiempo y energía para
desarrollar esa nueva habilidad? Si tu tiempo y energía son limitados, un
truco es dedicar un tiempo corto a esa habilidad todos los días. Podrían ser
diez o quince minutos.
¿Cómo de relevante es esa habilidad para ti ahora mismo? Antes de
aprender una nueva habilidad, asegúrate de valorar su importancia para ti en
este momento. ¿Por qué? Porque olvidamos una gran parte de lo que
aprendemos. En consecuencia, deberías poner en práctica lo que aprendes
inmediatamente, siempre que sea posible. Cuanto más lo hagas, más
retendrás esa habilidad o conocimiento a largo plazo.
Mensajes principales
En esta sección, hemos revisado tres criterios principales a tener en cuenta
cuando elegimos qué aprender. Estos son:

1. Nivel de interés
2. Utilidad y
3. Conveniencia

Aquí tienes un resumen de lo que hemos visto:


1. Nivel de interés
Aquello que decides aprender debería ser interesante (para ti), lo que
implica tener en cuenta los siguientes puntos:

Interés. Es mejor aprender cosas que te interesan. De otra manera,


deberás confiar en la fuerza de voluntad y en una autodisciplina de
hierro. Si tu nivel de interés es bajo, las ventajas deberían ser
masivas para que siga valiendo la pena centrarse en esa habilidad.
Pasión. Identificar aquello que más te apasiona te aporta una
energía increíble, una determinación incomparable, una curiosidad
insaciable y mucha más paciencia. Siempre que sea posible,
aprende habilidades que de verdad te entusiasmen.
Intuición. Cuando aprendas, evita centrarte en tomar decisiones
“racionales”. En su lugar, intenta tomar decisiones que se ajusten a
ti y que te den energía. Como seres humanos, normalmente no
hacemos las cosas porque sean lógicas, sino porque nos
entusiasman.
2. Utilidad
Aquello que eliges aprender debería ser verdaderamente útil, lo que incluye
considerar lo siguiente:

El nivel de concordancia con tu visión. Aprender consiste en


gran parte en adquirir las habilidades que necesitas para cerrar la
brecha entre donde estás y donde te gustaría estar. Cuanto más
clara sea tu visión, más fácil te resultará identificar las habilidades
que necesitas para alcanzarla.
Ventajas. Todo lo que haces tiene un coste de oportunidad. Para
que una habilidad sea útil, debe ofrecerte grandes beneficios. Es
decir, debe ayudarte a alcanzar tus objetivos laborales o personales
en la vida.
Alcance de esa habilidad/conocimiento. Lo que aprendes debería
tener impacto. Es decir, debe permitirte generar inercia, mejorar tu
confianza en ti mismo y/o aumentar notablemente tus opciones.

3. Conveniencia
Aquello que decides aprender debería ser altamente relevante para ti en este
momento, lo que incluye los siguientes puntos:

Proyectos que ya tienes en marcha. Puedes aprender una


cantidad de cosas limitada simultáneamente. Considera si añadir
una habilidad más es realista para ti, ahora mismo.
Tiempo y energía disponibles. Tienes una cantidad limitada de
tiempo y de energía disponibles. Determina cuánto tiempo y
energía tienes disponibles para aprender una nueva habilidad.
Relevancia de la habilidad para ti ahora mismo. Olvidamos la
mayor parte de lo que aprendemos, así que asegúrate de que la
habilidad es relevante para ti, ahora mismo. Si no puedes ponerla
en práctica inmediatamente o si no es una prioridad, considera
aprenderla más adelante.
B. ¿Cuántas habilidades debería aprender?
Ahora que hemos visto cómo decidir qué deberías aprender, veamos en
cuántas habilidades deberías centrarte al mismo tiempo.
Cuando se trata de lograr objetivos de aprendizaje (o cualquier otro
objetivo), la concentración es clave. Si abarcas demasiado e intentas
aprender demasiadas cosas, con frecuencia acabarás abandonando algunas
de las cosas que estás intentando aprender. Como regla de oro, yo te
recomendaría centrarte en aprender no más de tres habilidades principales a
la vez.
Con habilidades principales me estoy refiriendo a cosas como:

Idiomas extranjeros
Disciplinas (economía, filosofía, política, física)
Actividades deportivas
Otras habilidades como programar, cocinar o hablar en público

¿Cuánto deberías profundizar en tu aprendizaje?


El número de habilidades que decidas aprender dependerá del nivel que
desees alcanzar. Cuanto más experto quieras ser en algo, más tiempo
tendrás que dedicar a aprenderlo.
Aquí tienes dos de las razones principales por las que te recomiendo
centrarte en aprender solo una o dos habilidades a la vez:

1. Progresarás más rápido. Centrarte y mantenerte constante a largo


plazo es clave para aprender cualquier cosa. Cuantas menos cosas
intentes aprender a la vez, más fácil será estar centrado.
2. Desarrollarás destrezas transferibles. Aprender es un proceso.
La única manera de convertirse en un experto es profundizando en
tu aprendizaje. Para dominar una habilidad tendrás que desarrollar
destrezas esenciales como la determinación, la seguridad en ti
mismo y una elevada comprensión acerca de cómo funciona el
proceso de aprendizaje. Como resultado, serás capaz de superar
cualquier obstáculo, lo que te será útil para aprender cualquier otra
habilidad en el futuro.

¿Cuánto tiempo deberías dedicar al aprendizaje cada día/semana?


Ahora que tienes una idea más clara de las habilidades que te gustaría
aprender, debes decidir cuánto tiempo dedicarás a aprenderlas.
No existe una respuesta única a esta pregunta, ya que dependerá de diversos
factores tales como cuánto tiempo y energía tienes disponibles cada día o lo
rápido que deseas aprender. Sin embargo, déjame que te muestre algunas
recomendaciones generales. Básicamente, podemos dividir a los estudiantes
en tres categorías:

Estudiantes intermedios (3-5 horas/semana)


Estudiantes avanzados (5-10 horas/semana)
Maestros (25-35 horas/semana)

La clave aquí es que para aprender cualquier habilidad principal que pueda
tener un impacto significativo en tu vida, debes dedicar al menos entre tres
y cinco horas de tu tiempo a ella cada semana. Si dedicas menos tiempo, tu
aprendizaje será inefectivo o te costará demasiado adquirir esa habilidad.
Piénsalo de esta manera: si no puedes dedicar al menos tres horas a la
semana a aprender esa habilidad, ¿es tan importante para ti realmente la
habilidad?
La importancia de la constancia
Una vez que hayas decidido cuánto tiempo dedicar a estudiar cada semana,
debes asegurarte de que te mantienes constante si quieres obtener resultados
tangibles a medio o largo plazo. En lugar de estudiar de vez en cuando,
dedica un tiempo al aprendizaje cada día, o al menos tres veces por semana.
Y sigue así durante meses o años.
La clave es empezar por cosas pequeñas y generar inercia. Pregúntate:
“¿Qué es realista, en base a mi situación actual?”. Sé conservador con tus
expectativas. Recuerda que el aprendizaje es una maratón, no un sprint.
Quizás solo puedes dedicar treinta minutos al día cinco veces a la semana al
estudio. Si es así, está bien. Hazlo durante varias semanas hasta que se
convierta en un hábito. Entonces, una vez que te sientas cómodo, aumenta
el tiempo que le dedicas al proceso.
Los estudiantes efectivos se mantienen constantes a pesar de la adversidad.
La constancia es su estrella polar. En cambio, los estudiantes poco efectivos
confían en su nivel de motivación y cada obstáculo que encuentran se
convierte en una razón para rendirse.

Los diferentes niveles de las habilidades


No todas las habilidades requieren meses o años de práctica para
aprenderlas. Algunas se pueden aprender en unas pocas horas. Previamente,
hemos hablado de habilidades principales, así que repasemos ahora
brevemente las habilidades menores e intermedias.
En general, podemos dividir las habilidades de la siguiente manera:

Habilidades menores: 5-50 horas de práctica


Habilidades intermedias: 50-500 horas de práctica
Habilidades principales: +500 horas de práctica
A continuación, te muestro una estimación del número de habilidades
menores/intermedias en las que deberías centrarte como máximo al mismo
tiempo:

Habilidades menores: 5-10


Habilidades intermedias: 3-5

Veamos ahora el propósito principal de las habilidades menores e


intermedias y cómo pueden encajar en tu estrategia global de aprendizaje.
Habilidades menores
Algunos ejemplos de habilidades menores serían:

Técnicas de cocina (básicas)


Manejo de hojas de cálculo (básico)
Malabarismos (básicos)
Mecanografía

Y aquí detallo las principales razones por las que aprender habilidades
menores:
Actúan como trampolín. Las habilidades menores pueden actuar como un
trampolín desde el que saltar hacia alguno de tus objetivos principales. Por
ejemplo, podría ser necesario que perfeccionaras tu manejo de las hojas de
cálculo para un determinado trabajo o profesión.
Mejoran la productividad. Las habilidades menores pueden aumentar tu
productividad global. Por ejemplo, saber utilizar hojas de cálculo puede
ayudarte a acabar antes tu trabajo.
Disfrute personal. También puedes aprender una actividad menor porque
es agradable o interesante. Puede que te interese escribir más rápido en el
ordenador o que quedes impresionado cada vez que ves a alguien hacer
malabares y quieras probar tú también.
Deseo de pertenencia/ego. Tenemos un fuerte deseo innato tanto de
pertenecer a un grupo como, paradójicamente, de destacar sobre los demás.
Por ejemplo, puede que quieras aprender a hacer malabares para
impresionar a los que te rodean de vez en cuando. O puede que quieras
aprender mecanografía para diferenciarte de la mayoría.
Cuando decidas qué habilidades aprender, ten en cuenta los puntos
anteriores.
Habilidades intermedias
Aquí tienes algunos ejemplos de habilidades intermedias:

Idioma extranjero (nivel hablado básico)


Técnicas de cocina (nivel intermedio)
Disciplinas como filosofía, economía, política o psicología (nivel
básico o intermedio)

Las razones por las que aprender habilidades intermedias son muy similares
a las de las habilidades menores. La diferencia es que es necesario invertir
más tiempo y esfuerzo para desarrollar las habilidades intermedias. En
consecuencia, debes ser más selectivo a la hora de elegir cuáles aprender.
También puedes empezar con habilidades menores con la opción de
profundizar más adelante.

Actividad práctica

Utilizando la tabla en tu guía de acción, escribe todas las habilidades que


estás aprendiendo actualmente. Sepáralas en menores, intermedias y
principales. A continuación, determina si estás dedicando el tiempo
suficiente a las habilidades principales.
Por último, fíjate en todas las habilidades que estás aprendiendo. ¿Están
vinculadas entre sí? ¿Las habilidades menores e intermedias estás ligadas a
tus habilidades principales y a tus objetivos de aprendizaje globales o no
tienen nada que ver? ¿Hay cosas que deberías dejar de estudiar o cosas que
desearías empezar a aprender?
Recuerda, cuanto mejor alineados estén tus acciones y tu aprendizaje con
tus objetivos, mejores resultados obtendrás a medio y largo plazo.
IDENTIFICAR TUS OBJETIVOS DE
APRENDIZAJE

A. Seleccionar tus objetivos de aprendizaje


Ahora que tienes más claro qué aprender y cuánto tiempo dedicar cada
semana, definamos tus objetivos de aprendizaje. Cuanto más claros sean tus
objetivos de aprendizaje, más fácil será elaborar un plan efectivo para
alcanzarlos. Recuerda esta verdad sencilla:
No puedes alcanzar una meta que no te has marcado.
Dicho en pocas palabras, el propósito del objetivo es cerrar la brecha entre
donde estás y donde te gustaría estar. A menudo, esto incluye modificar tu
identidad. Por ejemplo:

No sabes inglés y quieres aprender inglés


Eres un escritor aficionado que quiere convertirse en un escritor de
éxito
No sabes jugar al fútbol y quieres convertirte en un jugador de
fútbol competente

Teniendo en cuenta lo que hemos visto hasta ahora, ¿qué habilidades te


gustaría aprender o qué conocimiento te entusiasmaría adquirir?

Actividad práctica
Utilizando tu guía de acción, haz una lluvia de ideas sobre cosas que te
gustaría aprender en el futuro. Simplemente escribe todo lo que se te pase
por la mente. Por ahora, no pienses en si quieres empezar a aprender esas
habilidades mañana o en una década, y no te preocupes en si realmente las
aprenderás.

Ahora, identifica las dos o tres habilidades que han reunido más puntos en
la tabla. Estas son las habilidades en las que deberías centrarte. Aunque
tampoco sigas esta fórmula a ciegas. Pregúntate cómo te sientes acerca de
estas habilidades. ¿Qué te dice tu intuición? ¿Qué habilidad(es) de la lista te
entusiasma(n) más?
B. Especificar tus objetivos de aprendizaje
Para ser realmente útil, cualquier objetivo debe ayudarte a aprender las
habilidades o ganar el conocimiento que te has propuesto obtener.
Por ahora, ya deberías haber identificado dos o tres habilidades principales
en las que centrarte. El siguiente paso es marcarte objetivos claros. Para
ayudarte a establecer objetivos concretos, utilizaremos las siguientes
herramientas:
Visualizar el resultado
Reforzar tus “porqués”
Elaborar el mejor plan de acción posible
Identificar objetivos de proceso y objetivos de resultado
Hacer que tus objetivos sean INTELIGENTES y
Dividir tus objetivos

1) Visualizar el resultado
Antes de empezar a perseguir una meta, visualiza cómo quieres que sea el
resultado final (es decir, qué quieres ser capaz de hacer en el futuro).
Considera este ejercicio de visualización como un recuerdo. Es decir, haz
que sea vívido y específico. Cuando les cuentas a tus amigos cómo ha ido tu
viaje a París no les dices simplemente que estuvo bien. Les explicas en
detalle lo que has hecho, visto, comido, qué tiempo ha hecho y cómo te has
sentido durante el viaje.
Veamos un par de ejemplos.
Objetivo de aprendizaje nº. 1—Tocar el piano
Imagina que tu objetivo es tocar el piano. Si es tu caso, ¿cómo sería el
resultado final para ti? Sé concreto. ¿Dónde estás? ¿Con quién estás?
¿Cómo te sientes? ¿Qué eres capaz de hacer?
Por ejemplo:
Estoy tocando una bonita canción con el piano en el cumpleaños de mi
hermano. Mis padres, mi hermano, mi hermana, mis primos y otros
familiares están encantados de escuchar una canción tan hermosa. Están
orgullosos de mí. Y yo también estoy orgulloso y me siento bien conmigo
mismo. Me alegro de haber dedicado tiempo a aprender esta habilidad. El
tiempo que he dedicado a practicar ha valido la pena.
Objetivo de aprendizaje nº. 2—Hablar inglés
Has decidido que quieres aprender inglés. Pero, ¿cómo es exactamente el
resultado final? ¿Dónde estás? ¿Con quién? ¿Qué estás haciendo? ¿Cómo te
sientes al hablar en inglés con fluidez?
Por ejemplo:
Estoy en California con mis amigos estadounidenses. Estamos teniendo una
conversación divertida en inglés mientras nos relajamos en la playa. El
tiempo es increíble y el agua es transparente. No tengo problemas para
entender lo que dicen mis amigos y me resulta fácil y natural hablar en
inglés. Incluso hago algunas bromas en inglés. Todo el tiempo que he
pasado estudiando ha valido la pena y estoy orgulloso de mí por haber
seguido mis estudios.
¿Ves cómo funciona? Cuantos más detalles puedas añadir a la imagen,
mejor. La clave es experimentar una dosis de motivación cuando visualizas
tu resultado ideal.

Actividad práctica

Selecciona una habilidad que te gustaría aprender. A continuación,


utilizando tu guía de acción, contesta las siguientes preguntas:

¿Qué te gustaría aprender?


¿Qué te gustaría ser capaz de hacer?
¿Qué nivel quieres alcanzar?
¿Qué “recuerdos” futuros te gustaría que te ayudaran a crear tu
nueva habilidad?

2) Reforzar tus “porqués”


Como dijo el filósofo de negocios Jim Rohn, “Cuando el porqué es sólido,
el cómo es sencillo”.
Habitualmente, el problema no es que seamos vagos o que nos falte
disciplina, sino que estamos persiguiendo objetivos que no nos inspiran ni
nos importan. Cuando te apasiona un objetivo de aprendizaje y tienes
decenas de razones para alcanzarlo, aprender se vuelve mucho más fácil—si
no inevitable.
En esta sección, veremos qué puedes hacer para que tus objetivos te
resulten más atractivos.
Encuentra motivos para alcanzar tu objetivo
Cuantas más razones tengas para aprender algo, más energía tendrás y más
motivado estarás para actuar. En consecuencia, para ser realmente efectivo,
debes encontrar porqués sólidos y asegurarte de que son:

1. Específicos. La especificidad genera claridad y hace que tus


objetivos sean mucho más reales. Cuanta más claridad tengas, más
trabajará tu subconsciente buscando maneras de conseguir que tus
objetivos se hagan realidad.
2. Emocionales. Que un objetivo sea racional no significa que te
inspire. Si fuera así, todos comeríamos sano, haríamos ejercicio
con frecuencia y evitaríamos fumar y beber alcohol. Para que tu
aprendizaje sea efectivo debes “darle emoción”. Cuanto más
emocionales sean tus porqués, mejor.

Alinea tus objetivos de aprendizaje con tus valores


Cuando lo que aprendes te permite expresar tus valores o crear las
condiciones necesarias para que se expresen, tu motivación será alta. En
cambio, cuando persigues objetivos impuestos por la sociedad, tu
motivación será baja.
Por ejemplo, algunas de las cosas que más valoro son:

Autonomía: Quiero ser capaz de elegir en qué trabajar, dónde y


cuándo.
Contribución: Me gusta compartir lo que aprendo y ayudar a otros
a mi manera.
Curiosidad: Deseo entender mejor cómo funciona el mundo, lo
que implica viajar, descubrir nuevas culturas, aprender idiomas o
leer libros.
Maestría: Me encanta profundizar en aquello que decido aprender.
Me proporciona un elevado grado de satisfacción.
Crecimiento personal: Me encanta aprender cosas nuevas y poder
dedicar mucho tiempo a mi desarrollo personal.

Siempre que decido aprender algo, hago todo lo que puedo para asegurar
que se ajusta a mis valores.
¿Y tú? ¿Cuáles son tus valores? ¿Justicia? ¿Libertad? ¿Conexión con los
demás? ¿Belleza? ¿Integridad? Si no estás seguro, dedica tiempo a
identificar algunos de tus valores principales.
Intenta identificar entre tres y cinco valores principales.
Para descubrir tus valores, plantéate las siguientes preguntas:

¿Qué es lo más importante para mí? ¿Con qué cosas no estoy


dispuesto a comprometerme?
Si no puedo vivir de acuerdo a mis valores, ¿cuáles me hacen sentir
más incómodo o mal conmigo mismo?
¿Qué es lo que me impulsa? ¿En qué momentos siento que alguien
está traspasando mis límites? ¿En qué situaciones ocurre esto?

Puedes encontrar una lista de valores en esta página web:


https://jamesclear.com/core-values
Alinear tus objetivos con tus intereses
¿Alguna vez has intentado aprender algo que no te interesa? Si es tu caso,
seguramente te costó esfuerzo, ¿verdad?
Como regla de oro, cuanto más entusiasmado estés, mejor. Recuerda, los
más apasionados son los que aprenden más rápido y pueden perseverar
mucho más que la mayoría.
Por ejemplo, a mí me encanta leer libros sobre psicología, desarrollo
personal o negocios. Me resulta fácil. Más bien tengo que frenarme para no
leer demasiado. Este es el motivo por el que me dedico a lo que me dedico.
Pero también hay muchas otras cosas que no me interesan. Por ejemplo, no
estoy tan interesado en la cocina, el bricolaje o en la literatura. Implicarme
en alguna de estas cosas en profundidad requeriría un gran esfuerzo y
fuerza de voluntad por mi parte.
La cuestión es que es mucho más sencillo aprender cosas que realmente te
interesan.
Ten en cuenta que puede costarte tiempo:

1. Identificar claramente lo que te gusta hacer (autoconciencia),


2. Darte permiso para dedicarte a ello (amor propio) y
3. No sentirte mal por no aprender/hacer lo que otros quieren que
hagas (autoaceptación).

Pero no pasa nada. Todos estamos en nuestro viaje hacia amar quienes
somos, aprovechar nuestros talentos y aceptar nuestras debilidades.

Actividad práctica

Volviendo al objetivo que has seleccionado en el ejercicio anterior,


escribe en tu guía de acción diez razones por las que debes
alcanzar ese objetivo.
Escribe entre tres y cinco valores principales acorde a los cuales
aspiras vivir.

3) Elaborar el mejor plan de acción posible


Muchas personas no logran sus objetivos de aprendizaje (u otros objetivos)
porque no están alineadas con la realidad. En otras palabras, no realizan las
acciones correctas para obtener los resultados que desean—y no se dan
cuenta de ello. El gran problema de este comportamiento es que nunca les
permitirá crecer y aprender todas las cosas que les gustaría aprender para
alcanzar sus mayores objetivos.
Es muy fácil engañarte a ti mismo, por lo que debes ser realmente sincero
contigo mismo. ¿Tus acciones están verdaderamente alineadas con la visión
que te gustaría alcanzar?
Ahora, permíteme ofrecerte un ejemplo de mi vida personal. Cuando
empecé mi blog de desarrollo personal, ya tenía la visión clara de que
quería tener un impacto positivo en millones de personas. Era un poco
ingenuo y no me daba cuenta de lo duro que podía ser. Sin embargo:

Sabía que podía costar años, o incluso décadas, y estaba


preparado para ello. Mi razonamiento era sencillo: si sigo
aprendiendo y escribiendo durante décadas, ¿cómo puedo no
convertirme en uno de los mejores en lo que hago?
Aprendí tanto como pude sobre la publicación de libros
independiente. Leí decenas de libros, repasé incontables artículos
y escuché montones de podcasts sobre cómo autopublicar. Creé
miles de anuncios en Amazon y pasé horas explorando cómo
funcionaba el algoritmo. También busqué los éxitos de ventas en
mi categoría más veces de las que puedo contar, para tener una idea
clara de qué aspecto tenían una buena portada y un buen título.
Realicé muchas acciones y seguí escribiendo libros
constantemente. Escribí y publiqué varios libros al año para
construir mi sello personal y aumentar las probabilidades de que
uno de mis libros despegara.

Al estudiar todo lo posible en mi campo, fui capaz de identificar la hoja de


ruta más efectiva, que incluía:

Escribir libros consistentemente en el mismo nicho (que es lo que


hacen la mayoría de los escritores independientes de éxito)
Trabajar en mi marca y escribir colecciones de libros (lo que tomé
de los escritores de ficción)
Crear una lista de correos electrónicos de lectores
Entender los elementos clave que mueven las ventas (portada,
título y subtítulo, descripción del libro y calidad del contenido) y
Aprender cómo aumentar las probabilidades de que el algoritmo de
Amazon juegue a mi favor cada vez que publico un nuevo libro
A continuación, “sencillamente” seguí esta hoja de ruta durante años hasta
que obtuve resultados tangibles.
Ten en mente que una hoja de ruta—sin importar lo detallada y precisa que
sea—nunca es perfecta ni garantiza el éxito, pero aumentará notablemente
las probabilidades de que alcances tus objetivos. Espero que el ejemplo
anterior te ayude a entender la importancia de tener una buena estrategia.
Veamos cómo puedes desarrollar una estrategia efectiva para tus propios
objetivos, ¿te parece bien?
Cómo crear una estrategia de aprendizaje efectiva
Crear una estrategia de aprendizaje efectiva incluye dos aspectos
principales:

Identificar hojas de ruta y las mejores acciones a seguir y


Diseñar un plan de acción que funcione para ti

Profundicemos en cada uno de estos aspectos.


Identificar hojas de ruta y las mejores acciones a seguir
En este punto, deberías haber definido claramente tus objetivos de
aprendizaje. El siguiente paso es encontrar las maneras más rápidas y
efectivas para lograrlos. Para ello, deberías buscar la mejor hoja de ruta
posible.
Encontrar la mejor información posible (para ti)
Para aprender de la forma más efectiva posible, debes identificar la mejor
información. Ahora que tienes un objetivo concreto, puedes buscar la
información adecuada. Siempre que necesito reunir información, me gusta
preguntarme lo siguiente:

¿Quién ya ha aprendido lo que yo estoy intentando aprender?


¿Quién conoce a alguien que ha logrado un objetivo similar?
¿Quién puede tener la información que necesito (o puede saber
dónde encontrar a esa persona)?
¿Quién es el experto más reconocido en ese campo?
Veamos cada pregunta.
¿Quién ya ha aprendido lo que yo estoy intentando aprender?
No hay necesidad de reinventar la rueda. Si conoces a alguien que ya ha
alcanzado un objetivo similar, prueba a preguntarle cómo lo hizo. Además,
pregúntale lo siguiente:

Si tuvieras que aprenderlo de nuevo, ¿qué harías de otra manera?


Si estuvieras en mi lugar, ¿qué harías?
¿Cuál es el 80/20 aquí? Es decir, ¿qué veinte por ciento de acciones
me aportarían el ochenta por ciento de los resultados?

¿Quién conoce a alguien que ha logrado un objetivo similar?


Si no conoces a nadie que haya logrado un objetivo similar, piensa en
alguien que pueda conocer a quien lo haya logrado.
¿Quién puede tener la información que necesito (o puede saber dónde
encontrar a esa persona)?
Puede que no conozcas a nadie que haya logrado un objetivo similar, pero
quizás sí conoces a alguien que pueda tener la información o los recursos
que necesitas (o conoce a alguien que dispone de ellos).
¿Quién es el experto más reconocido en ese campo?
Otra estrategia efectiva es identificar al experto o expertos de más renombre
en tu campo. Por unos pocos euros (o incluso gratis), puedes recibir
información de alta calidad de expertos de talla mundial. ¿Cómo?
Sencillamente comprando sus libros o viendo sus conferencias por internet.
De nuevo, para encontrar a los mayores expertos, piensa en alguien que
conozcas que pueda guiarte. Si no conoces a nadie, haz tu propia búsqueda
por internet de la siguiente manera:
Busca a los más expertos en Google. Por ejemplo, puedes buscar “mejor
profesor de guitarra” o “mejor biólogo marino”. A continuación, puedes
buscar los artículos o vídeos más relevantes. Una vez que encuentres un par
de nombres, te recomiendo buscar en Amazon para ver si han escrito algún
libro sobre ese tema. También puedes mirar si han subido charlas en
YouTube y crear una lista de reproducción. Por último, otra página web que
puede ofrecerte buenas respuestas es quora.com. Quora es una página
donde cualquiera puede preguntar o responder cuestiones.
Atención:
Cuando busques por internet, ten cuidado con la sobrecarga de información.
No intentes aprender todo lo que veas, entrar en todas las páginas web o ver
todos los vídeos disponibles. Con esto solo conseguirás sentirte agobiado.
Además, te encontrarás con información contradictoria que te hará dudar de
ti mismo y acabará con tu motivación. Por ello, intenta dedicar no más de
una hora o dos a la búsqueda de expertos. Debería ser tiempo más que
suficiente.
Aquí tienes algunas recomendaciones generales para la búsqueda por
internet. Te ayudarán a evitar la sobrecarga de información. Para saber más
sobre cómo filtrar información, consulta el capítulo, Superar la sobrecarga
de información.

Sé específico con tu búsqueda. Encuentra la mejor manera de


poner en palabras lo que buscas. Si buscas palabras genéricas,
recibirás respuestas genéricas y pasarás mucho tiempo navegando
en la información.
Selecciona solo los artículos o vídeos más relevantes en función
de sus títulos y la credibilidad de las fuentes. Por ejemplo, la
página web de la Facultad de Medicina de Harvard seguramente
será más precisa que un blog de salud.
Haz clic en los artículos/vídeos relevantes utilizando CTRL +
botón izquierdo (o cmd + clic si utilizas un Mac). Esto abrirá una
nueva pestaña manteniendo la página de búsqueda inicial. De esta
manera puedes abrir múltiples páginas con unos pocos clics y dar
un vistazo rápido al contenido sin tener que ir adelante y atrás.
Quédate con los resultados de la página uno. Si tu búsqueda es
lo suficientemente específica, en la mayoría de los casos no es útil
seguir mirando contenido más allá de la primera página de
resultados. Si lo haces, seguramente te sentirás agobiado y no te
proporcionará una información mejor. Avanza a la página dos solo
cuando sea necesario, o intenta refinar tu búsqueda.
Ojea los artículos/vídeos que has seleccionado. En el caso de los
artículos, dales un vistazo rápido. Fíjate en los titulares y decide si
el contenido es lo que estás buscando. Si no lo es, deja de leer y
pasa al siguiente artículo. Y así sucesivamente. En el caso de los
vídeos, revisa la descripción y la sección de comentarios para ver
si alguien ha escrito un resumen del vídeo. Por último, reproduce el
vídeo. Puedes verlo a velocidad 1.5-2x para “ojearlo” rápidamente.
Si te parece que no es lo que necesitas, deja de mirarlo y pasa al
siguiente vídeo.

Una cosa que debes interiorizar es que es correcto descartar el contenido tan
pronto como te parezca que no es relevante. A menudo, tenemos miedo de
dejar pasar las cosas o perdernos algo. Creemos que, si no leemos el
artículo entero o vemos el vídeo hasta el final, nos perderemos
conocimientos. Sí, esto puede pasar, pero con menos frecuencia de la que
crees. Así que, salvo que necesites hacer una búsqueda exhaustiva para un
doctorado, por ejemplo, no debes preocuparte por esto.
Si preguntas a gente que conoces por los mejores recursos y utilizas las
técnicas de búsqueda mencionadas, realizarás búsquedas más efectivas y
rápidas, al tiempo que evitas la sobrecarga de información.
A continuación, veamos un ejemplo concreto.
Aprender filosofía
Si quieres aprender filosofía, primero debes preguntarte qué es exactamente
lo que estás intentando aprender y por qué. La filosofía es un campo muy
amplio y puedes querer estudiarla por diferentes razones. Algunas personas
puede que solo pretendan parecer más inteligentes. Otras pueden buscar
aplicar la filosofía de una manera concreta que les permita mejorar su vida
(por ejemplo, piensa en las escuelas de filosofía como el estoicismo). Y
otras puede que estén interesadas en mejorar su proceso de pensamiento y
en profundizar en el conocimiento del mundo. Cuanto más específico seas,
mejor sabrás qué debes buscar.
Por ejemplo, puedes buscar “mejor libro de filosofía para principiantes”.
Cuando lo hagas, también puedes fijarte en las búsquedas sugeridas para
ver si alguna se ajusta mejor a tu caso.
Aquí te muestro algunos de los resultados que obtendrás en tu primera
página de Google:

15 Mejores libros para principiantes—El Ápeiron


10 Mejores libros de filosofía para principiantes—Medium
¿Cuáles son los mejores libros de filosofía?—Quora
7 Mejores libros de filosofía para principiantes—Campus Career
Club
Los 4 mejores libros de filosofía para principiantes (con sinopsis)

Ahora, puedes abrir todos los enlaces como te he explicado anteriormente.


Antes de empezar a revisar todas las páginas, piensa en qué títulos te
parecen los mejores. En mi opinión, diez o quince libros me parecen
demasiados para mí. Primero, revisaría “Los 4 mejores libros de filosofía
para principiantes”. Después, le daría un vistazo a Quora (“¿Cuáles son los
mejores libros de filosofía?”), que suele ofrecer buenas respuestas. No
obstante, puede volverse una página abrumadora en seguida, así que ten
cuidado.
El primer enlace recomienda los siguientes libros:

¿Qué significa todo esto?, de Thomas Nagel, es una breve


introducción a la filosofía, escrita por uno de los filósofos más
influyentes del siglo XX.
Apología de Sócrates, de Platón. Una breve visión de Sócrates, uno
de los grandes filósofos de la antigüedad.
Hambre, afluencia y moralidad, de Peter Singer, un escrito de
dieciséis páginas explicando la ética.
Escritura filosófica, de Aloysius Martinich, un libro que explica
cómo funcionan los argumentos.

¿Alguno de estos libros te parece interesante? A mí el primer libro me


parece un buen punto de partida. La apología de Sócrates de Platón puede
valer la pena. El tercer libro puede que sea interesante, pero el último no me
parece tan interesante en este momento.
Entremos en el segundo enlace a quora.com. Después de dedicar un par de
minutos a revisar las respuestas, destacan un par de libros:

Meditaciones, de Marco Aurelio.


La historia de la filosofía, de Will Durant.

La mejor respuesta de Quora es realmente interesante.


“En mi opinión, el principiante debería parar después del capítulo seis.
Esto es más que suficiente para que el principiante se inicie. Después de
esta visión general, el principiante entenderá el tema y tendrá la
información para decidir qué leer a continuación”.
Así que quizás debería empezar con La historia de la filosofía y leer los
primeros seis capítulos, antes de pasar a otros recursos.
Ten en cuenta que esto solo es un ejemplo de cómo buscar información
relevante en internet.
Identificar la mejor hoja de ruta
El siguiente paso es identificar la mejor hoja de ruta. También puedes crear
tu propia hoja de ruta.
Pero, ¿qué es una hoja de ruta?
Una hoja de ruta es la estrategia principal a seguir para alcanzar tus
objetivos de aprendizaje. Te proporciona una dirección clara y orienta la
mayor parte de tus acciones. Puedes considerarlo como “aprendizaje
estratégico”.
Una hoja de ruta puede ser más o menos específica y útil, en función de la
naturaleza de tus objetivos. A veces, puedes copiar y pegar la estrategia de
otra persona. En otras situaciones, tendrás que crear tu propia hoja de ruta y
seguir refinándola con el tiempo.
Un ejemplo de hoja de ruta es la estrategia que seguí para publicar mis
libros:
Me fijé en la gente con éxito en mi nicho, dediqué tiempo a identificar la
estrategia que utilizaban y la “copié”. Sin embargo, llegué a un punto en el
que no podía basarme solamente en esa hoja de ruta y tuve que crear la mía
propia. Así que trabajé en mi sello personal y en publicar colecciones de
libros (entre otras cosas).
¿Y tú? ¿Cuál es tu hoja de ruta? ¿Cuál es tu plan estratégico para adquirir
las habilidades o el conocimiento que deseas?

Actividad práctica

Fijándote en el objetivo anterior, reflexiona sobre tu hoja de ruta actual. ¿Es


la mejor estrategia posible? Si no es así, ¿qué podrías hacer para encontrar o
crear una hoja de ruta más efectiva? Escribe tu respuesta en tu guía de
acción.
4) Identificar objetivos de proceso y objetivos de resultado
Podemos diferenciar entre objetivos de proceso y objetivos de resultado.
Los objetivos de proceso son los hábitos que debes implementar y las metas
que debes alcanzar para lograr tus objetivos finales. Estos objetivos finales
son los objetivos de resultado. En otras palabras, los objetivos de proceso
son el viaje, mientras que los objetivos de resultado son el destino.
Por desgracia, la mayoría de la gente se obsesiona con el destino y se
desmotiva cuando no ven progresos. Esta es la manera equivocada de
pensar en los objetivos. En realidad, un objetivo de resultado es equivalente
al destino que programas en un GPS. Una vez que has marcado el punto de
llegada, no te obsesionas con él, ¿no? Dejas que el GPS te guíe. Mientras, te
centras en la carretera. Esto mismo se aplica a tus objetivos finales. El
propósito principal de un objetivo de proceso es ayudarte a identificar la
carretera a seguir. Este es el motivo por el que la mejor manera de alcanzar
tu objetivo final siempre es:

1. Identificar el mejor proceso para alcanzar tu objetivo final y


2. Centrar toda tu energía en los objetivos de proceso
Déjame que te muestre un ejemplo.
Como escritor, suelo tener dos objetivos de resultado principales para el
año:

1. Ventas anuales en dólares y


2. Número de libros vendidos

Para ello, mis objetivos de proceso son “simplemente” escribir y publicar


un determinado número de libros.
Una vez que marco mi destino—ventas de libros en dólares y ejemplares
vendidos—todo lo que necesito hacer es decidir cuántos libros debo escribir
para maximizar mis opciones de lograr mis metas. A continuación, puedo
marcar metas más pequeñas e implementar hábitos que me ayuden a lograr
mis objetivos. Por supuesto, esto está excesivamente simplificado, pero
estoy seguro de que captas la idea.
La conclusión es que una de las habilidades más importantes que puedes
desarrollar es tu capacidad para definir tus objetivos de aprendizaje e
identificar las maneras más efectivas de alcanzarlos.
Aquí tienes otro ejemplo de objetivos de proceso y de resultado.
Correr una maratón
Si tu objetivo es correr una maratón, tus objetivos de proceso y tus
objetivos de resultado podrían ser los siguientes:
Objetivos de proceso:

Correr cuatro veces a la semana durante treinta minutos


Realizar una carrera larga cada diez días

Objetivos de resultado:

Completar una maratón


Por supuesto, como en el ejemplo anterior, esto es una simplificación. La
idea es que centrarse en el proceso es la manera más efectiva de alcanzar
casi cualquier objetivo. La clave es ser constante. Escribiendo unas pocas
frases cada día, puedes llegar a completar un libro en unos meses.
Aprendiendo unas pocas palabras cada día, puedes aprender un par de miles
de palabras en un idioma extranjero a lo largo de un año. En el aprendizaje,
la constancia es el arma definitiva.
A continuación, vamos a ver cómo puedes marcarte objetivos
INTELIGENTES para aumentar las probabilidades de alcanzarlos.

Actividad práctica

Fíjate en tu objetivo anterior. Determina los mejores objetivos de proceso y


de resultado en este caso y escríbelos en tu guía de acción.
5) Haz que tus objetivos sean INTELIGENTES
Las personas con éxito se marcan objetivos claros y están determinadas a
lograrlos. El resto solo tienen deseos pasajeros o sueños poco concretos.
Los sueños no son objetivos. En general, los sueños solo pueden alcanzarse
cuando se convierten en objetivos definidos. En el momento en el que se
convierten en objetivos, entran en el campo de lo posible. Es como si le
estuvieras dando luz verde a tu subconsciente para trabajar en ellos y
“manifestarlos”. Para marcarte objetivos de forma eficaz, intenta que tus
objetivos sean INTELIGENTES, lo que implica que sean:

Específicos: ¿Qué estás intentando conseguir exactamente?


Cuantificables: ¿Puedes determinar el progreso que has realizado
hacia tu objetivo con facilidad? ¿Cómo sabrás si lo has logrado?
Alcanzables: ¿Es alcanzable? ¿Es realista en el plazo de tiempo
que te has propuesto? ¿Eres capaz de esforzarte lo suficiente a
pesar de todas tus otras responsabilidades?
Importante: ¿Tu visión se ajusta a tus valores? ¿Te entusiasma?
Concretos en el tiempo: ¿Tienes un plazo de tiempo claro?
Por ejemplo, imaginemos que quieres aprender inglés. Tu objetivo
INTELIGENTE podría ser el siguiente:
El 31 de marzo de 2023 mantendré una conversación de quince minutos con
un amigo que habla inglés en la que me presentaré a mí mismo y compartiré
mis objetivos futuros.
Este objetivo es:
Específico. Sabes que debes aprender a presentarte a ti mismo y a hablar
sobre tus objetivos en inglés. Tendrás que estudiar la suficiente gramática y
vocabulario para ser capaz de ello.
Cuantificable. Aunque en este caso puede ser subjetivo, puedes medir tu
progreso determinando cómo ha ido la conversación.
Alcanzable. Tú decides si tus objetivos son alcanzables. Debes decidir
cuánto tiempo debes invertir para alcanzarlos y si es realista para ti en base
a tu situación personal. Una regla de oro es marcarte objetivos en los que
estés entre el setenta y el ochenta por ciento seguro de que puedes
conseguirlos. Cuanta más experiencia tengas en establecer objetivos, mejor
se te dará.
Importante. Si te encanta la cultura inglesa o te apasiona aprender idiomas,
puedes considerar que este objetivo es importante.
Concreto en el tiempo. Aquí te has marcado un plazo concreto, el 31 de
marzo de 2023.
Una vez que tengas una meta clara, resulta más sencillo intentar alcanzarla.
Sabes en qué te debes centrar y puedes diseñar una estrategia efectiva para
alcanzar tus objetivos.
La mayoría de la gente nunca cumple sus sueños porque no se marca un
plazo de tiempo. No seas como ellos. Convierte tus sueños en objetivos. Y
márcate plazos de tiempo. Esta es la manera más efectiva de lograr
cualquier cosa que desees.
Actividad práctica

Utilizando tu guía de acción, haz que tu objetivo de aprendizaje sea


INTELIGENTE.
7) Dividir tus objetivos
Como se suele decir, no existen objetivos poco realistas, sino plazos de
tiempo poco realistas. El aprendizaje efectivo incluye dividir tus objetivos
de aprendizaje en objetivos más pequeños y manejables y metas realistas.
Independientemente de cuáles sean tus objetivos, siempre se pueden
descomponer en tareas más asequibles. Por ejemplo:

En vez de leer un libro completo, lee solo un capítulo (y practica a


memorizarlo).
En lugar de pensar que nunca hablarás inglés con fluidez, aprende
unas pocas palabras y frases cada día.
En vez de agobiarte con la idea de escribir un libro, escribe un par
de párrafos diariamente.

Lo que quiero transmitir es que el aprendizaje es más sencillo cuando


divides temas complejos o habilidades avanzadas en sus componentes más
sencillos y estableces tareas que son asequibles para ti.

Actividad práctica

¿Qué podrías hacer en concreto para dividir tu objetivo en tareas


asequibles? Escribe tus respuestas en tu guía de acción.
IMPLEMENTAR TU PLAN

Ahora que has aclarado tus objetivos de aprendizaje, encontrado modelos a


seguir, identificado la mejor hoja de ruta y definido los objetivos de proceso
y de resultado, es hora de implementar tu plan de aprendizaje.
Para garantizar que aprendes de la manera más efectiva posible, vamos a
tratar los siguientes aspectos:

Decidir cuánto tiempo quieres dedicar a tu aprendizaje,


Elegir cuándo estudiarás o practicarás,
Establecer rutinas y
Optimizar tu entorno.

A. Decidir cuánto tiempo quieres dedicar a tu aprendizaje


Lo primero que debes determinar es cuánto tiempo puedes dedicar a tu
objetivo de aprendizaje cada semana. Como hemos visto anteriormente,
tendrás que dedicar al menos tres horas a la semana para aprender cualquier
habilidad principal. Para habilidades menores, podría ser menos tiempo.
Recuerda, la mayoría de la gente intenta aprender demasiado y demasiado
rápido. Al sentirse abrumados, nunca desarrollan la constancia necesaria
para dominar algo. Así que evita rellenar tu calendario con demasiadas
cosas que aprender. Mantenlo simple. Con el tiempo, cuando adquieras más
experiencia, puedes intentar aprender más cosas a la vez.
B. Elegir cuándo estudiarás o practicarás
El siguiente paso es decidir cuándo estudiarás y reservar el tiempo
suficiente en función de esto. Cuando se trata de completar tareas, bloquear
tiempo en tu calendario para tareas concretas es altamente efectivo. Por
ejemplo, podrías decidir dedicar cuarenta y cinco minutos a estudiar inglés
cada lunes, miércoles y viernes a las 7 de la tarde. Si no incluyes las
actividades de aprendizaje en tu calendario, no serás constante y, antes de
que te des cuenta, habrás abandonado aquello que estabas intentando
aprender.
Otra manera efectiva de mantener la constancia es incluir el aprendizaje en
un ritual diario. Las rutinas matutinas son ideales para esto. Podrías
implementar una rutina como esta en la que incluyas leer, realizar un curso
por internet o aprender un idioma extranjero.
La conclusión es que aquello que se programa suele completarse. Así que
programa tu tiempo de aprendizaje para sacar el máximo partido de tus
habilidades.
C. Establecer rutinas
Todo el mundo se entusiasma cuando empieza a aprender algo nuevo. Sin
embargo, el entusiasmo inicial no suele durar mucho. Este es el motivo por
el que los estudiantes efectivos se basan en sistemas. Como señala James
Clear, autor de Hábitos atómicos “No te elevas al nivel de tus objetivos,
caes al nivel de tus sistemas”. Esto mismo es válido para tus objetivos de
aprendizaje. Por lo tanto, debes procurar implementar rutinas y desarrollar
la perseverancia. Si lo haces, te asombrará lo que puedes lograr.
D. Optimizar tu entorno
Con tu subconsciente recogiendo la información de tu entorno
continuamente, tu entorno inevitablemente juega un papel importante en lo
productivo que eres. Si te rodeas de gente disciplinada que completa sus
tareas, te sentirás impulsado a hacer lo mismo y a generar más disciplina.
Así es como funciona nuestra mente.
Dicho esto, esto no quiere decir que debas apartarte de todos lo que no sean
disciplinados o positivos, pero sí que significa que, siempre que sea posible,
deberías rodearte de personas que te motiven y que te ayuden a elevar tus
estándares.
Ten en cuenta que esto también puede realizarse a través de libros, vídeos,
charlas, etc. Por ejemplo, si solo lees biografías de las personas más
exitosas en el planeta, puede que te sientas inspirado a mejorar. Cuanto
mayor sea la calidad de la información que consumes, más aguda se volverá
tu mente.
En consecuencia, pregúntate, “¿A quién admiro realmente? ¿Cómo quién
quiero ser?”. No te fijes solo en la habitualmente considerada gente con
éxito que ha ganado millones de dólares. Pregúntate con sinceridad a ti
mismo quién representa los valores que más te importan. ¿A qué personas
respetas? ¿Qué hacen? ¿Cómo se comportan? ¿Qué piensan?
Tu entorno es más poderoso que tu fuerza de voluntad. Quizás,
parafraseando a James Clear, podemos decir que “no te elevas al nivel de tu
voluntad, caes al nivel de tu entorno”. Y por entorno, me estoy refiriendo a:

Entorno mental (el tipo de información con la que alimentas tu


mente a diario)
Entorno físico (los incentivos negativos/positivos que se crean en
tu entorno físico) y
Personas que te rodean (el tipo de gente con el que pasas más
tiempo)

Si alimentas tu mente continuamente con información de alta calidad,


diseñas un entorno positivo que te conduce a la productividad y te rodeas de
personas que te inspiran, subir de nivel es sencillo—y el aprendizaje se
vuelve inevitable.
Actividad práctica

En tu guía de acción, escribe:

Cuánto tiempo puedes dedicar a tu objetivo cada semana siendo


realista
Cuándo trabajarás en ese objetivo de aprendizaje que ya has
identificado
Una cosa que podrías hacer para ayudarte a monitorizar tus
objetivos de aprendizaje a largo plazo (por ejemplo, contratar a un
asesor o tener un compañero de responsabilidades)
Una cosa que podrías hacer para mejorar tu entorno de aprendizaje

Hasta ahora, hemos trabajado en desarrollar unas raíces sólidas para crear el
sustento adecuado para que tu árbol de aprendizaje crezca tan alto y fuerte
como sea posible. Hemos trabajado en los siguientes componentes:

Conciencia: desmentir mitos y entender en qué consiste el


aprendizaje.
Mentalidad: implementar la mentalidad adecuada para aprender
de forma tan efectiva como sea posible.
Claridad: priorizar lo que deberías aprender en base a diferentes
criterios como el nivel de interés, la utilidad y la conveniencia.
Estrategia: identificar una hoja de ruta efectiva y elaborar un plan
de acción para tus objetivos de aprendizaje.

Ahora que las raíces están en su lugar, es momento de trabajar en construir


un sólido tronco de árbol que te permitirá aprender de forma efectiva y
duradera.
PARTE II
REFORZAR EL TRONCO DE TU
ÁRBOL DE APRENDIZAJE

Uno de los mayores errores que cometemos en lo referente al aprendizaje es


no dedicar el tiempo y la energía suficientes a los fundamentos. Siguiendo
la analogía del árbol, esto sería el equivalente a no reforzar el tronco y
seguir añadiendo múltiples ramas e innumerables hojas a nuestro árbol.
Puede que te estés preguntando: ¿Y por qué esto es un problema tan
importante?
Es un problema porque nos lleva a sobrecargar el sistema con demasiada
información irrelevante, un exceso de información que no podemos
absorber.
Como resultado, nos costará retener gran parte de lo que aprendemos. La
gente suele quejarse de que tiene mala memoria—y es cierto que la
memoria varía de un individuo a otro. Sin embargo, el obstáculo principal
no suele ser un problema de memoria, sino un problema de codificación. Es
decir, puesto que no han establecido unos fundamentos sólidos para su
aprendizaje (un tronco del árbol sólido), no tienen nada a lo que unir toda la
información nueva que están intentando adquirir.
Déjame que te muestre un ejemplo concreto. Imagina que lees un libro de
300 páginas acerca de cómo aprender más eficazmente. Mientras lo haces,
es probable que recibas un bombardeo de los siguientes tipos de
información:
Anécdotas poco relacionadas con el contenido del libro
Decenas de consejos
Investigación científica sobre el aprendizaje
Historias
Estadísticas y
Palabras y conceptos poco familiares

La mayoría de lo que he mencionado pueden considerarse ramas y hojas


conectadas al tronco. Si te distraes demasiado con ellas y les das más
importancia que al tronco (conceptos clave, puntos principales, etcétera), te
sentirás sobrepasado y retendrás poco de lo que leas en el libro.
Sí, esto es lo que hacemos normalmente. No discriminamos entre la
información vital y la información irrelevante. Recuerda, como mencioné
cuando hablaba sobre las ideas equivocadas acerca del aprendizaje, no toda
la información es de la misma calidad. Debes centrarte en reforzar tu árbol;
no en añadirle más ramas, hojas o adornos. Si no, acabará colapsando—es
decir, no retendrás mucho de tu “aprendizaje”.
Por lo tanto, una pregunta clave que debes mantener en mente es siempre:
¿cuál es el tronco en este caso?

¿Cuál es el tronco de este artículo?


¿Cuál es el tronco de este capítulo?
¿Cuál es el tronco de este libro?
¿Cuál es el tronco de este vídeo?

Por ejemplo, ¿cuál es el tronco de esta sección? ¿Cuál es la idea principal


que debes recordar?
El tronco es este:
Cuando aprendas, céntrate en identificar los conceptos clave y los puntos
principales y en dominarlos.
De esta manera, tendrás unos cimientos sólidos sobre los que construir más
conocimiento.
Veamos qué significa el tronco del árbol en el contexto de este libro en más
detalle.
QUÉ REPRESENTA EL TRONCO DEL
ÁRBOL

¿De qué debería estar compuesto nuestro tronco y qué deberíamos dejar de
lado?
Sea lo que sea lo que queramos aprender, debemos entender los conceptos
clave y la esencia del tema o de las habilidades que buscamos dominar.
Aquí tienes algunos de los aspectos en los que deberías enfocarte:

1. Conceptos clave
2. Principios generales
3. Leyes
4. Teorías y
5. Movimientos básicos

Veamos cada uno de ellos en más detalle.


A. Conceptos clave. Entender los conceptos clave te permite crear una base
sobre la que puedes añadir conocimiento adicional con el tiempo. Si no
comprendes los conceptos principales en profundidad, estarás saturando tu
cerebro, lo que conduce a menor retención y a un aprendizaje poco efectivo
y/o superficial.
Por ejemplo, solo podrás construir un conocimiento sólido sobre economía
una vez que entiendas conceptos clave como la oferta y la demanda,
inflación/deflación, políticas monetarias o la función principal del dinero.
También necesitarás definir tan claramente como sea posible qué es la
economía. Esta es una posible definición:
La economía es una disciplina enfocada a distribuir los recursos escasos de
forma eficaz.
Si los recursos no fueran escasos, no necesitaríamos la economía.
Simplemente tomaríamos todo lo que deseáramos cuando quisiéramos, sin
realizar intercambios.
También puedes pensar en la política. Si quieres entender la política con
más profundidad, podría ser una buena idea asegurarte de que puedes
identificar las características principales que distinguen las políticas de la
derecha y de la izquierda. Puede que no estés de acuerdo con esta distinción
o con el sistema bipartidista que existe en muchas democracias. Sin
embargo, es un buen punto de partida para empezar a comprender la
política. Te proporciona un tronco sólido sobre el cual puedes construir más
conocimiento y perfeccionar tu comprensión del tema.
La conclusión es que, independientemente del tema que estés aprendiendo,
debes capturar los conceptos clave y mejorar tu comprensión de los mismos
con el tiempo. De esta manera, construirás unos fundamentos sólidos que te
permitirán mejorar tu capacidad de pensamiento y adquirir más
conocimiento con el tiempo.

Actividad práctica

Piensa en tus propias definiciones de economía y política. No dediques más


de diez o quince minutos a ello. Y no consultes un diccionario antes de
escribir tu propia definición.
B. Principios generales. Los principios son modelos mentales que te
permiten aumentar tu comprensión. No reflejan exactamente la realidad
(ningún modelo lo hace), pero son útiles. Cuantos más principios
comprendas, más podrás aplicarlos en diferentes situaciones—y más
conocimiento podrás adquirir.
A continuación, te muestro algunos ejemplos de principios generales:

El principio 80/20. El veinte por ciento de lo que haces genera el


ochenta por ciento de tus resultados.
Las neuronas que se conectan juntas, disparan juntas. Aquello
que sigues practicando se vuelve más sencillo a medida que creas
nuevas conexiones neurales o refuerzas las ya existentes.
Muéstrame el incentivo y te mostraré el resultado (el modelo de
Charlie Munger). Los comportamientos de las personas están
altamente influenciados por los incentivos ofrecidos o impuestos.
Por ejemplo, en La riqueza de las naciones, escrito hace casi 250
años, Adam Smith explicaba que “Los trabajadores… cuando se
les paga literalmente por cada pieza producida, están dispuestos a
trabajar hasta el agotamiento, incluso a arruinar su salud y su
constitución en unos pocos años”. Este es un ejemplo de incentivo
contraproducente.

Cuantos más modelos mentales tengas en tu caja de herramientas, mejores


decisiones tomarás y más efectivo tenderá a ser tu aprendizaje. Las
personas más inteligentes en este planeta tienen miles de modelos mentales
de entre los que elegir cuando toman una decisión.
C. Leyes (física). En sentido estricto, las leyes son afirmaciones
matemáticas. Deben ser siempre ciertas o no serían leyes. Es decir, cuando
hacemos X, siempre vamos a obtener Y. Un buen ejemplo es la ley de la
gravedad. Una manzana siempre caerá del árbol hacia el suelo. No existen
excepciones a esta regla. Nunca vemos que ocurra lo contrario.
Dominar leyes básicas es esencial en disciplinas como las matemáticas o la
física.
D. Teorías. Mientras que las leyes se basan en hechos y explican cómo
funciona una parte del mundo natural, las teorías son hipótesis basadas en
estudios e interpretaciones rigurosas. Las leyes nunca cambian, mientras
que las teorías pueden evolucionar a lo largo de tiempo con los nuevos
descubrimientos.
Algunos ejemplos de teorías son:

La teoría del Big Bang


La teoría de la evolución de Darwin
La teoría de la relatividad general de Einstein o
La teoría del campo cuántico

Dominar teorías clave en tu campo de interés es esencial para poder


adquirir más conocimientos.
E. Movimientos básicos. Los movimientos básicos hacen referencia a los
movimientos y técnicas más importantes que debes dominar cuando
aprendes habilidades prácticas.
Una manera en la que sabemos que lo básico es clave es fijándonos en lo
que hacen los profesionales. Si te fijas en los atletas de élite, los jugadores
de ajedrez o los actores de talla mundial, te darás cuenta de que vuelven
continuamente a los fundamentos. Se aseguran de que su tronco es sólido
como una roca. Piensa en los expertos en artes marciales. Siguen
practicando los mismos golpes o patadas miles y miles de veces.
En resumen, una de las principales razones por las que tu aprendizaje es
inefectivo es que no dedicas el suficiente tiempo y esfuerzo a reforzar el
tronco del árbol—y malgastas demasiada energía añadiendo ramas frágiles
y hojas que están listas para caer. Con un tronco débil, careces de los
fundamentos sólidos sobre los que construir conocimiento adicional.
En consecuencia, debes dominar los conceptos clave, los principios
generales, las leyes, teorías y movimientos básicos requeridos para
sobresalir en aquello a lo que te dedicas. Nunca asumas que lo sabes todo.
Si (aun) no estás en la cima, lo más probable es que necesites volver a
repasar lo básico y seguir reforzando tus cimientos.
PARTE III
NUTRIR TU ÁRBOL

Ahora que hemos visto lo que representa el tronco de tu árbol, vamos a ver
qué puedes hacer para reforzarlo. Cuanto más sólidos sean tus fundamentos,
más capaz serás de hacer crecer tu árbol del conocimiento.
En esta sección, compartiré contigo algunas de las técnicas de aprendizaje
más efectivas y te mostraré en detalle cómo incorporarlas a tu caja de
herramientas de aprendizaje. Piensa en estas técnicas como en el agua que
necesitas para que tu árbol crezca sano y fuerte.
1

EL PODER DEL RECUERDO ACTIVO

La memoria es el diario que todos llevamos con nosotros.


— OSCAR WILDE, POETA Y DRAMATURGO.

Como busca la eficacia, tu mente es reacia a esforzarse más de lo necesario.


Cuando te esfuerzas en recuperar información mediante el recuerdo activo,
le estás diciendo a tu cerebro que lo que estás aprendiendo vale la pena. Se
ha visto que la recuperación es una de las maneras más efectivas de
aprender. Incluso aunque no consigas recordar lo que habías aprendido, el
mero hecho de intentarlo te ayudará a aprender y retenerlo.
El recuerdo activo está infrautilizado por muchas razones que ya hemos
mencionado (ideas equivocadas, falta de comprensión acerca de cómo
funciona el aprendizaje o simplemente la falta de voluntad para esforzarse).
En esta sección, veremos en detalle cómo puedes utilizar el recuerdo activo
para aprender de forma más eficaz. Empecemos.
TÉCNICAS DE APRENDIZAJE
EFECTIVAS

El recuerdo activo implica realizar un esfuerzo para recordar aquello que


aprendes. Para lograrlo, puedes utilizar diversas técnicas. Algunas de ellas
serán más útiles para aprender conceptos abstractos como la filosofía,
economía o historia. Otras serán más efectivas para aprender habilidades
prácticas como artes marciales, deportes o cocina.
Para mayor claridad, he dividido las técnicas de recuerdo en dos categorías
principales:

1. Realizar el esfuerzo y
2. Esforzarte en recordar

“Realizar el esfuerzo” incluye métodos de memorización que requieren que


“te esfuerces”, como el recuerdo inmediato, los mapas mentales o enseñar a
otros. Estos métodos están basados en el siguiente principio: el aprendizaje
efectivo requiere que realices un esfuerzo para recordar lo que aprendes.
Incluye técnicas como la repetición espaciada, la práctica intercalada o la
práctica distribuida. Al utilizar estas técnicas, optimizarás tu capacidad de
recordar para retener mejor la información. Esto se enfoca en dos principios
basados en la ciencia:

1. Cuanto más te esfuerces en recordar algo, mejor lo retendrás y


2. Cuando recuerdas lo que has aprendido múltiples veces en
intervalos espaciados, aprendes más y recuerdas las cosas durante
más tiempo.

En pocas palabras, “realizar el esfuerzo” es el qué (recuerdo) y “esforzarte


en recordar” es el cómo (recordar a lo largo del tiempo siguiendo reglas
específicas). Combinar ambos te permitirá aprender de forma más efectiva.
A continuación, vamos a ver detalladamente las técnicas de cada categoría
y cómo puedes utilizarlas.
A. Realizar el esfuerzo
Para aprender de forma efectiva, debes esforzarte utilizando el recuerdo.
Aquí tienes una lista de técnicas que puedes emplear para ello:

1. Test previo
2. Recuerdo previo al estudio
3. Recuerdo inmediato
4. Mapas mentales
5. Resumir
6. Tomar apuntes
7. Enseñar
8. Elaboración y
9. Pasar a la acción

Si esto te parece abrumador, no te preocupes. No hace falta que practiques


el recuerdo activo cada vez que lees, ves o escuchas algo. Lo que debes
hacer es centrarte en practicar el recuerdo activo solo con lo más
importante. Y no te sientas mal si no tienes éxito. Este libro te presenta
métodos de aprendizaje efectivos, pero son solo directrices para ayudarte a
aprender mejor. Debes aspirar a mejorar tu aprendizaje en los próximos
meses o años. Recuerda que puedes volver a consultar este libro siempre
que sea necesario. El objetivo es mejorar poco a poco—a tu propio ritmo.
1. Test previo (recuerdo tentativo)
Esto se refiere a cuando te evalúas acerca de un determinado contenido
antes de empezar a estudiar algo nuevo. Por ejemplo, piensa en alguien que
realiza una prueba del examen de acceso a la universidad antes de empezar
a estudiar el temario en serio. Esta técnica te obliga a utilizar todo lo que
has aprendido hasta ahora (y puedes recordar). Es una manera efectiva de
determinar dónde estás antes de diseñar un plan de estudio. Hablaremos
más sobre ello en la sección sobre test estandarizados.
2. Recuerdo previo al estudio (recuerdo de lecciones previas)
Consiste en probar a recordar lo que has aprendido previamente antes de
empezar una nueva sesión de estudio. Por ejemplo, podrías revisar el
contenido del capítulo que estudiaste en la sesión anterior, o revisar un par
de capítulos que leíste antes en un libro de negocios o de autoayuda antes
de continuar leyendo.
Ten en cuenta que con “revisar” no me refiero a releer lo que ya habías
leído, fijarte en las frases subrayadas o en tus anotaciones. Me refiero a
utilizar el recuerdo activo de las siguientes maneras:

Resumiendo mentalmente los puntos principales


Resumiendo lo que has leído con tus propias palabras—y por
escrito
Creando un mapa mental que indique las ideas principales y cómo
están conectadas
Grabándote a ti mismo utilizando una grabadora de audio y/o vídeo
explicando las ideas principales (como si estuvieras
enseñándoselas a otra persona) o
Escribiendo tu definición de los conceptos principales

Veremos estos puntos más en detalle más adelante en este capítulo.


3. Recuerdo inmediato (memorización reciente)
Esto se refiere a realizar un esfuerzo deliberado para recordar aquello que
acabas de leer, escuchar o ver. Por ejemplo, puedes practicar el recuerdo al
final de este capítulo. Si el capítulo es demasiado largo o el libro es
demasiado complicado, utiliza el recuerdo al final de cada apartado o tras
leer unos pocos párrafos o páginas. Cuando lo hagas, procura utilizar tus
propias palabras.
Aquí tienes unas pocas preguntas que puedes plantearte cuando memorices:

¿Cuál es el punto principal? Debido a nuestra tendencia a


entretenernos con los detalles, debemos entrenarnos para
centrarnos en el mensaje central. Piensa en ello como en
reprogramar tu mente o enfocar tu lente.
¿Qué vale la pena recordar? Identifica lo que te importa y lo que
deseas recordar.
¿Qué sigue sin estar claro? Si no tienes alguna cosa clara,
reconócela e intenta entenderla. Nadie va a juzgarte.

Puedes utilizar esta técnica justo después de una lección. Por ejemplo, tras
una clase, intenta recordar tanto como puedas directamente de tu memoria
durante quince a veinte minutos. Una manera de hacerlo es fijarte en cada
diapositiva del curso e intentar explicarla como si se la estuvieras
enseñando a otra persona. Otra manera es leer tus apuntes, identificar la
estructura y los conceptos principales y elaborarlos.
4. Mapas mentales (recuerdo de conexión de puntos)
Consiste en crear un mapa que conecte las ideas principales de manera
jerárquica y coherente. En cierto sentido, un mapa mental simula el
funcionamiento de nuestro cerebro. Al igual que nuestro cerebro, funciona
mediante asociaciones. Por ejemplo, cuando piensas en el concepto de
“aprendizaje”, inmediatamente te vienen a la mente algunas palabras e
ideas. Puede que hayas pensado en lo siguiente:

Memoria
Lectura rápida
Escuela
Educación
Aprendizaje automático
Libros
Exámenes
Conocimiento o
Sabiduría

Así es como funciona tu mente. Asocia ideas. Y cada idea está asociada a
su vez con otras. Es como un árbol con ramas que se dividen en otras
ramas.
Cuando escribes ideas en una hoja de papel, esto te obliga a pensar de
forma lineal en vez de por asociación de ideas. Puede resultar efectivo
cuando quieres perfeccionar tu pensamiento y aumentar tu comprensión de
un concepto en particular. Pero, cuando quieras recordar lo que aprendes de
una manera más estructurada, los mapas mentales te serán de ayuda.
Cómo crear mapas mentales
Para crear un mapa mental puedes simplemente:

Tomar una hoja de papel (o utilizar una aplicación) y escribir el


tema principal en el centro.
Dibujar diferentes ramas para ideas o conceptos relacionados. Con
frecuencia, estas pueden representar diferentes partes o capítulos
de un libro.
Para cada idea, añade más ramas para ilustrar ideas secundarias.
Escribe ejemplos específicos para las ideas secundarias.

Ten en cuenta que tu mapa mental puede estar organizado de diferentes


maneras en función del contenido de tu aprendizaje. Por ejemplo, puede ser:

Cronológico (fechas históricas)


Espacial (continentes o países)
Descripción de diferentes partes de un todo (partes del cuerpo o
componentes de un ordenador)
Lógico (descripción de un proceso o desarrollo de un argumento)
El material que consumes a menudo te proporcionará un esquema principal
que puedes reutilizar para recordar la información. No obstante, también
puedes reorganizarla si es necesario. Si necesitas sintetizar varios
documentos, probablemente te hará falta crear tu propio esquema (como
cuando escribes un artículo o un libro).
5. Resumir (recuerdo filtrado)
Esto consiste en escribir lo que has aprendido a partir de tu memoria.
Lo cierto es que puedes aprender algo sin entenderlo realmente. Solo
porque hayas tomado apuntes o imitado el vocabulario que emplea el
profesor no significa que entiendas el tema y puedas recordarlo.
Todos utilizamos palabras diferentes al expresarnos. Nuestro vocabulario
refleja nuestro bagaje educativo, lo que nos interesa y nuestras opiniones
políticas o religiosas.
Es por ello que memorizar palabra por palabra lo que lees, escuchas o ves
puede resultar poco efectivo. En vez de ello, debes traducir los
pensamientos e ideas externas en palabras que te resulten familiares, lo que
implica utilizar tus propias palabras.
Aquí te muestro los beneficios principales de resumir los contenidos de un
tema:

Te ayuda a identificar puntos clave. Para resumir cualquier tema,


debes ser capaz de identificar los puntos principales. Esto implica
preguntarte lo siguiente:
¿Qué vale la pena incluir en el resumen y qué debería excluir?
Requiere que utilices tus propias palabras. Para hacer un
resumen, debes utilizar tus propias palabras. Al hacerlo,
automáticamente escribes con palabras que te resultan más
sencillas de recordar, lo que facilita que retengas el contenido.
Promueve tu aprendizaje. Resumir te obliga a recordar lo que
acabas de aprender. Y, como hemos visto antes, recordar
información aumenta la retención de conceptos, ya que le estás
indicando a tu cerebro que vale la pena recordarlos.
Saca a la luz cualquier falta de conocimiento. Cuando expliques
lo que estás aprendiendo, en seguida descubrirás qué conceptos o
ideas no entiendes tan bien como creías. No te habrías dado cuenta
solo repitiendo lo que aparece en tu libro de texto.
6. Tomar apuntes (memorización en tiempo real)
La mayoría de la gente no sabe cómo tomar apuntes de forma adecuada, por
lo que en muchos casos puede no ser útil. Para que el proceso de tomar
apuntes sea útil, debe estar alineado con las técnicas de aprendizaje más
efectivas explicadas en este libro. El objetivo de tomar apuntes es mejorar
tu aprendizaje, no hacerte sentir bien contigo mismo creando la ilusión de
que estás aprendiendo. Aquí tienes algunas ideas sobre qué hacer para
asegurarte de que los apuntes que tomas son útiles:

Ten un objetivo claro. Intenta identificar qué es lo que esperas


obtener exactamente al tomar apuntes. ¿Qué cosas concretas
quieres aprender? ¿Cómo utilizarás después tus anotaciones? ¿Qué
función tienen en tu programa de aprendizaje? ¿Te sirven para
mantener tu atención durante la lección? ¿Las utilizarás para añadir
comentarios personales y opiniones sobre lo que escuchas?
Escribe aquello que te importe. Tomar apuntes debe ser un acto
personal. No es solo copiar lo que escuchas. Por lo tanto, asegúrate
de que parafraseas lo que escuchas utilizando tus propias palabras.
Haz comentarios. Conecta la información nueva con las ideas que
ya conoces. Piensa en tus propios ejemplos.
Revisa tus apuntes. Revisa tus apuntes tan pronto como sea
posible después de la sesión. Añade información que hayas
olvidado escribir (o que no hayas tenido tiempo de escribir). Añade
todo lo que consideres relevante para tu aprendizaje. De esta
manera, estarás practicando el recuerdo activo, lo que favorecerá tu
retención global.
Revisa tus notas tan a menudo como sea necesario. No te limites
a leer lo que has apuntado. Fíjate en los conceptos principales e
intenta recordarlos. Enséñaselos a alguien o resúmelos en una hoja
de papel. Si es necesario, crea mapas mentales o tarjetas de
memorización. Como escribió Barbara Oakley en Aprender a
aprender, “Un estudio realizado con estudiantes de medicina
mostró que los estudiantes que sacaban sobresalientes casi siempre
repasaban las lecciones el mismo día, mientras que los estudiantes
que sacaban suficientes casi nunca lo hacían”.

Pregúntate si deberías tomar apuntes


Tomar apuntes de forma aleatoria no es efectivo. Pregúntate si deberías
tomar apuntes en primer lugar. Hay muchas situaciones en las que te
funcionará mejor crear tarjetas de memorización, resumir lo que lees,
explicar los conceptos básicos a un compañero o memorizar puntos clave.
Seguramente, solo deberías tomar apuntes en los casos en los que el
material de estudio no está disponible. Por suerte, hoy en día, normalmente
tenemos acceso a grabaciones de las clases, resúmenes en PDF o libros de
texto, por lo que tomar apuntes no es tan importante.
Toma apuntes después de las clases, y no durante ellas
Otra opción es tomar apuntes tras una clase o tras leer un capítulo de libro.
Escuchar o leer y tomar notas al mismo tiempo no es lo ideal.
Escribir tus apuntes justo después de una clase te obligará a practicar el
recuerdo activo, lo que te ayudará a retener mejor el material. Recuerda,
cuanto más te esfuerces, más aprenderás. Evitar tomar notas durante la clase
también te permitirá escuchar con más atención, lo que aumentará tu
compresión del tema.
De forma similar, si intentas tomar notas mientras lees un libro, lo más
probable es que acabes copiando el vocabulario del libro. Un abordaje
mejor es cerrar el libro después de leer un capítulo y resumir el contenido
con tus propias palabras. De nuevo, esto te obliga a practicar el recuerdo
activo, lo que hace que tu aprendizaje sea más efectivo.
Cómo tomar apuntes durante las clases
Aquí te muestro dos métodos para tomar apuntes que podrían serte útiles.
Apuntes divididos
Este método de toma de apuntes es el que recomienda Barbara Oakley en su
libro Aprender a aprender. Funciona de la siguiente manera:
Traza una línea vertical a un tercio de la página.
Captura las ideas principales en el lado derecho de la línea vertical.
Después, resume las ideas principales en pocas palabras en la
columna de la izquierda. Puedes resumirlas durante la clase o
después.
Si es posible, revisa tus notas el mismo día. Cuando lo hagas, tapa
el lado de la derecha y comprueba cuánto puedes recordar.

Capturar y crear
Este es el sistema de tomar apuntes que recomienda Jim Kwik en su libro
Sin límites, y consiste en lo siguiente:

En el lado izquierdo, vas a tomar notas (capturar).


En el lado derecho, vas a elaborar notas (crear). Es decir, aquí
escribes tus impresiones. Pregúntate por qué es importante esa
información, cómo puedes utilizarla o a qué te recuerda.
Repasa tus notas inmediatamente después de finalizar tu sesión.
Añade cualquier información que puedas haber pasado por alto
mientras tomabas los apuntes.

Cómo tomar apuntes al leer un libro


Lo cierto es que no hace falta que tomes apuntes todo el tiempo, ni que
intentes recordar todos y cada uno de los puntos de todos los libros que lees.
No obstante, para el caso de libros interesantes, puede que quieras dedicar
un tiempo adicional a tomar apuntes, para poder recordarlos mejor más
adelante o como referencia.
Veamos qué puedes hacer en concreto para aprovechar más los libros que
lees.
Márcate un objetivo
Antes de empezar a leer cualquier libro, es buena idea tener un objetivo en
mente. Por ejemplo, si estás buscando información, tu aproximación no será
la misma que si estás leyendo el libro por placer. Si sabes lo que quieres
obtener de un libro, podrás aprovechar al máximo tu lectura.
Imaginemos que estás buscando una información concreta. En este caso,
podrías repasar por encima varios libros y leer solo un capítulo relevante en
uno de estos libros. En cambio, si estás aprendiendo sobre un tema más
general, podría tener sentido leer un libro sobre ese tema de principio a fin.
Todo depende de tu objetivo.
Hojea los libros
Cuando empieces a leer un libro, dedica unos pocos minutos a hojearlo.
Esto te dará una idea acerca de qué trata el libro, lo que te ayudará a decidir
si quieres leer todo el libro, solo una parte o no leerlo en absoluto. Entender
cómo se estructura el libro también te ayudará a retener más información.
Para hojear un libro:

Lee el título y el subtítulo atentamente. Esto parece obvio, pero


vale la pena mencionarlo. El título y los subtítulos (en el caso de
los libros de no ficción) normalmente te dirán de que va el libro,
qué temas incluye y cuáles no. Esto te ayudará a decidir si el libro
puede incluir la información que estás buscando.
Revisa el índice. Lee el índice e intenta entender de qué va el libro
y cómo está estructurado. ¿Cuántas partes tiene? ¿Cuál es la
lógica? ¿Qué información parece estar incluida? ¿Qué información
parece estar excluida y por qué?
Lee la introducción y las conclusiones. Lee la introducción e
intenta identificar las ideas principales y los argumentos clave.
Después, lee las conclusiones e identifica las lecciones principales
y los puntos clave del libro.
Lee resúmenes al final de cada capítulo. A veces, el autor hace
una lista de los mensajes principales al final de cada capítulo. Si es
el caso, dales un vistazo rápido a estos resúmenes.

Decide qué hacer con el libro


Si después de hojear el libro te das cuenta de que no es lo que estás
buscando, no te sientas obligado a leerlo. Si solo te ha llamado la atención
un capítulo, puedes leer y memorizar solo este capítulo. Los libros son
herramientas de aprendizaje. Utilízalos para adquirir conocimiento, pero no
seas su esclavo. Tú eres el que dicta las normas, no el autor del libro.
Cómo tomar apuntes (libros en papel)
Leer es mantener una conversación con el autor del libro. Marcar un libro te
ayudará a mantener tu atención y te hará reflexionar más durante la lectura.
En combinación con técnicas de memorización, esta es una manera efectiva
de aprender.
En Cómo leer un libro, Mortimer J. Adler recomienda marcar tu libro de la
siguiente manera:

Subraya los puntos principales o las afirmaciones importantes.


Utiliza líneas verticales en el margen para dar énfasis a una
afirmación que ya hayas subrayado o para marcar un párrafo
demasiado largo para subrayarlo entero.
Dibuja asteriscos en el margen para marcar los diez a doce
puntos clave del libro.
Escribe números en el margen para indicar una secuencia de
puntos que explica el autor para desarrollar su argumento.
Escribe los números de otras páginas en el margen para
mencionar en qué otros lugares del libro el autor explica los
mismos puntos (o puntos contradictorios). También puedes utilizar
esta técnica para conectar ideas relacionadas entre sí (aunque estén
separadas por muchas páginas).
Escribe en el margen, o al principio o final de la página para
anotar preguntas relevantes que te hace plantearte un determinado
pasaje, para resumir un argumento complejo o para realizar
comentarios.

Cómo tomar apuntes (libros electrónicos)


Cuando lees libros electrónicos, no puedes marcarlos como si tuvieras el
libro físicamente. Sin embargo, en la mayoría de los casos, puedes hacer lo
siguiente:

Resaltar frases clave.


Escribir comentarios.
Exportar las frases resaltadas y tus comentarios.

Por ejemplo, yo leo libros electrónicos en Kindle, principalmente. Cada vez


que leo un libro, me aseguro de resaltar los puntos que me parecen más
importantes. Después, cuando necesito consultar un libro concreto, puedo
revisar las frases resaltadas más rápidamente, sabiendo que con esto
entenderé la esencia de la información que contiene.
Yendo un paso más adelante, también exporto las frases resaltadas y las
envío a mi correo como un fichero PDF. Más adelante, creo una carpeta en
la que incluyo los libros de la misma temática.
Este es un sistema sencillo que me permite acceder a la información que
necesito cuando voy a escribir un libro.
Crear mapas mentales
También puedes utilizar los mapas mentales para resumir los libros que
lees, ya sea en papel o con aplicaciones específicas, como Mindomo.
Algunos ejemplos son:

Crear un mapa mental de memoria sobre un capítulo que acabas de


leer.
Crear un mapa mental de todo un libro que acabas de leer.

Recuerda que la clave es practicar el recuerdo activo. Intenta recordar tanto


como puedas de un capítulo o de un libro completo sin volver a leerlo.
Céntrate en los conceptos clave y en cómo están interconectados. Después,
intenta recordar ejemplos específicos del libro o inventa tus propios
ejemplos. De forma ideal, lo que debes buscar es ser capaz de explicar los
conceptos del artículo o libro a un amigo de una manera concisa y precisa.
Con la práctica, cada vez se te dará mejor extraer conceptos clave e
internalizarlos.
Consejo adicional:
Cuando leas un libro, imagina que después se lo tienes que explicar a un
amigo en concreto. Este pensamiento por sí solo te ayudará a ser más
deliberado en tu lectura y, en consecuencia, retendrás más información.
Utiliza plantillas de lectura
Otra manera de recordar lo que lees es escribir resúmenes breves utilizando
una plantilla de lectura. Por ejemplo, el doctor y youtuber Ali Abdaal,
utiliza plantillas que contienen la siguiente información:

Resumen del libro en tres frases/puntos clave. Esta es una


sección en la que debes resumir las tres ideas principales del libro.
Lo mejor es utilizar una sola frase para cada punto, pero no pasa
nada si necesitas escribir unas pocas frases.
Cómo me ha cambiado este libro. En esta sección, puedes
escribir cómo ha cambiado el libro tu vida, tu comportamiento, tus
pensamientos y/o tus ideas. Es una buena manera de asegurarte de
que captas las lecciones prácticas principales del libro.
Mis tres citas favoritas. Utiliza esta sección para anotar las citas
que más te han gustado del libro.
Resúmenes + Anotaciones. En esta sección, puedes escribir un
resumen de cada capítulo del libro. Puedes incluir tantos detalles
como desees.

Este es solo un ejemplo de plantilla. Cuando escribas resúmenes, la clave es


escribir los conceptos principales que son más útiles y relevantes para ti y
pensar en maneras concretas de aplicarlos en tu vida.
7. Enseñar (recuerdo estructurado)
Consiste en explicar lo que has aprendido a otra persona. Enseñar es una de
las maneras más poderosas—e infrautilizadas—de aprender. Presenta
muchos beneficios, incluyendo:

1. Te indica qué no entiendes. Para enseñar algo de manera efectiva,


primero debes entenderlo bien. Explicar las cosas te permitirá
identificar cualquier brecha en tu conocimiento.
2. Te obliga a resumir lo que sabes y a organizar tu conocimiento.
Para enseñar bien, debes desarrollar un plan que siga una cierta
lógica. Este proceso te llevará a organizar tu conocimiento y a
profundizar tu aprendizaje.
3. Te hace pensar en maneras de mantener la atención de los
estudiantes. Para facilitar el aprendizaje, necesitas pensar
ejemplos concretos, metáforas útiles, analogías interesantes,
ejercicios prácticos, etc. Esto reforzará tu aprendizaje.
4. Aumenta tu comprensión mediante la interacción con los
alumnos. Los estudiantes te harán preguntas, poniendo a prueba tu
aprendizaje. Cuanto más interactúes con los alumnos, más
reforzarás tu comprensión del tema.

Mientras escribo este libro, estoy perfeccionando mi comprensión del


proceso de aprendizaje para explicarlo de manera que sea efectiva y fácil de
aprender (puntos nº. 1 y nº. 2).
Además, cada vez que quiero transmitir un mensaje, busco metáforas,
ejemplos concretos o analogías para conseguirlo (punto n.º 3).
Por último, aunque no puedes hacerme preguntas directamente mientras
lees el libro, he entrevistado a algunos de mis suscriptores y me he
esforzado para ponerme en el lugar de mis lectores. Me he hecho preguntas
como “¿Esta estructura tiene sentido?, ¿Este ejemplo es relevante?, ¿Este
ejercicio es útil?” (punto nº. 4).
La conclusión es esta. Enseñar es una de las maneras más efectivas de
aprender. No puedes explicar bien algo que no comprendes. Para cualquier
tema importante que desees dominar, piensa si puedes enseñarlo a alguien.
No tiene por qué ser en directo, ni tampoco hace falta que se lo expliques a
decenas de personas. Aquí tienes algunos ejemplos de lo que podrías hacer:

Explícaselo a un amigo o compañero. Por ejemplo, la próxima


vez que quedes con un amigo, explícale lo que has aprendido de un
libro de tu campo de interés. Y deja que te haga preguntas.
Crea un curso por internet, un vídeo o un artículo. Reúne el
contenido que has aprendido y publícalo en internet. Esto te
obligará a filtrar tus pensamientos, a estructurar tu aprendizaje y a
ahondar en tu conocimiento.
Organiza un webinar, conferencia o presentación. Haz una
presentación del tema ya sea en el trabajo, por internet o en la
biblioteca de tu barrio.
Únete o crea un club de lectura. Únete a un club de lectura en el
que podrás debatir sobre un libro en particular y compartir lo que
has aprendido cada semana/mes.
Conviértete en mentor. Cuando sea apropiado, busca a alguien a
quien mentorizar. Mentorizar es una manera excelente de mantener
actualizado tu conocimiento y de profundizar en tu comprensión de
un tema.

En resumen, enseñar es la herramienta definitiva, ya que combina muchas


técnicas de aprendizaje efectivas como:

Recuerdo. Necesitas recordar lo que has aprendido cada vez que


se lo vas a explicar a otra persona o cuando preparas el material de
aprendizaje.
Descomposición o fragmentación. Necesitas organizar tu
aprendizaje, lo cual equivale a descomponerlo (dividir tu
conocimiento en pasos sencillos de seguir).
Resumen. Para elaborar una presentación o un material de estudio,
tienes que resumir lo que has aprendido con tus propias palabras.
Repetición espaciada. Estarás expuesto al tema repetidas veces
mientras creas y enseñas el curso.
Elaboración. Necesitas buscar ejemplos concretos, analogías,
metáforas y otras herramientas de aprendizaje para mejorar la
experiencia de aprendizaje.

Por lo tanto, si quieres saber cuánto has aprendido tras la lectura de este
libro, intenta explicarle el contenido a uno de tus amigos. Descubrirás al
instante lo que sabes y lo que no sabes.
8. Elaboración
Consiste en pensar en ejemplos adicionales que ilustren lo que estás
aprendiendo.
Construir una comprensión sólida de una disciplina no es sencillo y requiere
tiempo. Una forma de mejorar tu comprensión y de aumentar tu capacidad
de retención es pensar en los conceptos.
Con esto me estoy refiriendo a:
Recordar ejemplos concretos que expliquen el concepto (de un libro
que hayas leído o de un vídeo que hayas visto)
Cuando aprendas un nuevo concepto, intenta recordar el ejemplo concreto
que te han ofrecido para ilustrarlo. Después, piensa en ese ejemplo cuando
quieras explicar el concepto a otra persona. Por ejemplo, en este libro, he
comparado el aprendizaje con un árbol en crecimiento (raíces, tronco y
ramas/hojas). Como ejercicio, intenta recordar de qué está compuesto cada
elemento. Aquí tienes un breve recordatorio:

Raíces: son los fundamentos que permiten que tu árbol crezca más
alto y más fuerte. Es decir, entender qué es el aprendizaje
(conciencia), desarrollar una actitud de aprendizaje poderosa
(mentalidad), identificar qué aprender (claridad) y crear un plan de
acción efectivo (estrategia).
Tronco: representa los conceptos centrales, los principios clave y
los movimientos básicos que debes dominar para aprender de
forma más efectiva y mejorar la retención.
Ramas y hojas: estos representan conceptos secundarios, hechos,
historias, anécdotas o estadísticas que puedes añadir para expandir
tu conocimiento base.
Agua: representa las técnicas de aprendizaje que reforzarán tu
árbol, como la memorización, hacer resúmenes o enseñar.

Por ejemplo, para ilustrar el concepto de la oferta y la demanda en


economía, podemos utilizar el siguiente ejemplo:
Oferta/demanda—Alquiler en Estonia durante la COVID. En Estonia,
donde yo vivo, el precio del alquiler bajó durante la crisis de la COVID. En
ausencia de turistas, los propietarios que solían alquiler los pisos para
estancias cortas por Airbnb pasaron a alquilarlos para estancias largas. Al
haber más apartamentos en el mercado (aumento de la oferta) para el
mismo número (o un número inferior) de personas que querían alquilar un
piso (demanda igual o inferior), el precio del alquiler se redujo.

Actividad práctica

Piensa en ejemplos concretos para ilustrar un nuevo concepto. Para ir más


allá, piensa en ejemplos de tu vida personal o de la vida de personas que
conoces. Cuando sea necesario, invéntate los ejemplos.
Crea metáforas/analogías
Otra forma de practicar la elaboración es desarrollar metáforas o analogías.
Imaginemos que quieres ilustrar el concepto de “elaboración”. Podríamos
utilizar la metáfora de una silla. Al principio, un concepto nuevo es como
una silla sin patas. Cuando encontramos un ejemplo concreto, le añadimos
una pata. En este punto, el concepto sigue siendo inestable. Pero cuando
encontramos un ejemplo adicional, ya tenemos una silla con dos patas, por
lo que el concepto está más claro. Si añadimos un par de ejemplo más,
tendremos una silla estable y el concepto estará claro en nuestra mente.
Al utilizar metáforas y analogías, estamos creando anclas a las que
podemos añadir conceptos nuevos. La realidad es que recordamos mucho
mejor las imágenes que las palabras. Como se suele decir, una imagen vale
más que mil palabras.
9. Pasar a la acción (recuerdo no consciente)
Otra herramienta efectiva, aunque infrautilizada, de aprendizaje es pasar a
la acción. He conocido a muchas personas que no han alcanzado sus
objetivos porque no han pasado lo suficiente a la acción, pero aún no he
conocido a nadie que haya fracasado por pasar demasiado a la acción. La
cuestión es que, en la mayoría de los casos, lo que necesitas es poner en
práctica lo aprendido.
Con pasar a la acción me refiero a aprender en una situación de la vida real.
Yo lo llamo “jugarse la piel”, en referencia al título del libro de Nassim
Taleb. Jugarse la piel significa enfrentarte a situaciones de la vida real que
en cierta manera son estresantes o incómodas. Estas situaciones requieren
que te mantengas muy concentrado, lo que te fuerza a aprender y crecer.
Cuanto más te juegues la piel, más estarás estimulando tu cerebro de la
manera correcta y podrás desarrollar las conexiones neuronales necesarias
para aprender. Tu cerebro aprenderá de forma mucho más rápida al
exponerse a situaciones reales.
Cuando decidí aprender estonio, contraté a un profesor por internet para
practicar el idioma. Las primeras sesiones fueron muy estresantes. Nunca
me sentía preparado. Tenía que esforzarme continuamente. Podría haber
seguido el camino fácil utilizando una aplicación en mi teléfono móvil y
aprendiendo desde la comodidad del sofá, pero seguramente ahora no sería
capaz de construir bien una frase y mucho menos de entender una
conversación básica.
El principio es sencillo. Enfréntate a situaciones que aumenten tus
probabilidades de aprender la habilidad que deseas. Es de sentido común,
¿no crees?

¿Quieres aprender a hablar en público? Da un discurso delante de


una audiencia real.
¿Quieres convertirte en un coach? Busca clientes reales y empieza
a asesorarlos (aunque al principio tengas que hacerlo gratis).
¿Quieres convertirte en escritor? Empieza a escribir.

Mensajes principales

1. Test previo. Evalúate antes de empezar a estudiar para un test o un


examen para determinar en qué punto te encuentras y diseñar una
estrategia de aprendizaje efectiva.
2. Recuerdo previo al estudio. Prueba a recordar lo que has
aprendido anteriormente antes de empezar una nueva sesión de
estudio.
3. Recuerdo inmediato. Haz un esfuerzo consciente por recordar lo
que acabas de leer, escuchar o ver. Pregúntate “¿Cuál es el mensaje
principal?, ¿Qué vale la pena recordar?, ¿Qué sigue sin estar
claro?”.
4. Mapas mentales. Crea un mapa para conectar las ideas principales
de manera jerárquica y organizada.
5. Resumir. Escribe de memoria lo que has aprendido con tus propias
palabras. Esto te ayudará a identificar los puntos clave y sacará a la
luz cualquier laguna en tu conocimiento, mejorando así tu
aprendizaje.
6. Tomar apuntes. Antes de tomar apuntes, pregúntate si realmente
es necesario. Si lo es, asegúrate de que tienes un objetivo claro, de
que utilizas tus propias palabras y de que después revisas tus notas.
7. Enseñar. Esta es una de las herramientas de aprendizaje más
efectivas, ya que combina varios componentes del aprendizaje
efectivo. Por lo tanto, explica lo que has aprendido a otros ya sea
grabando un vídeo, escribiendo un artículo, dando un seminario,
mentorizando a otra persona o sencillamente compartiendo las
ideas principales con un amigo o compañero.
8. Elaboración. Cuando intentes adquirir un nuevo concepto,
recuerda ejemplos concretos, busca metáforas o analogías que
puedas recordar fácilmente. Si no eres capaz de dar ejemplos o de
encontrar metáforas para explicar algo, seguramente no
comprendes tan bien el tema.
9. Pasar a la acción. Aprende pasando a la acción. Enfréntate a
situaciones de la vida real en las que tu cerebro esté obligado a
crear las conexiones neurales necesarias para el aprendizaje.
Conduce un coche, asesora a otras personas, da un discurso frente a
una audiencia real, etc.

Ahora que hemos visto cómo practicar el recuerdo, vamos a ver cómo
puedes desarrollar de forma aún más eficaz tus capacidades de
memorización esforzándote en recordar.
B. Esforzarte en recordar
Olvidar es una parte importante del aprendizaje. Mediante el olvido y el
recuerdo, acabamos adquiriendo el conocimiento que retendremos a largo
plazo. Esforzarse en recordar se basa en el siguiente principio: cuando
intentamos recordar lo que aprendemos con regularidad, le estamos
enviando una señal a nuestro cerebro indicándole que vale la pena recordar
esa información. Además, al darle tiempo a nuestro cerebro para que
procese la información entre dos sesiones de aprendizaje, permitimos que
trabaje en segundo plano, mejorando así nuestra capacidad de aprendizaje.
Veamos ahora las técnicas principales que puedes utilizar para esforzarte en
recordar. Estas son:

1. Repetición espaciada. Practicar el recuerdo activo múltiples veces


en intervalos determinados.
2. Aprendizaje distribuido. Extender tu aprendizaje para progresar
de forma consistente con el tiempo. En este libro, diferenciaremos
el aprendizaje distribuido de la repetición espaciada, puesto que
también incluye poner en práctica (aprender algo nuevo) y no solo
recordar conceptos que hemos aprendido previamente.
3. Práctica intercalada. Esta técnica implica rotar entre diferentes
ejercicios. Si se realiza correctamente, este sistema es más efectivo
que practicar una sola cosa repetidamente.

Profundicemos más en cada técnica.


1. Repetición espaciada
¿Alguna vez has estudiado un temario unos pocos días antes del examen? Si
es así, ¿durante cuánto tiempo tras el examen recordaste la información?
Empollar puede ser efectivo para aprender una gran cantidad de
información en un período corto de tiempo. Sin embargo, se ha demostrado
que este tipo de estudio es inefectivo para retener la información a largo
plazo. Para ser un estudiante eficaz, debes reemplazarlo por la repetición
espaciada. Es decir, debes espaciar tu aprendizaje para que sea más regular
y consistente. Se ha visto que esto ayuda a los estudiantes a recordar más y
durante más tiempo.
Para ilustrar la efectividad de la repetición espaciada, vamos a ver un
estudio realizado en treinta y ocho residentes de cirugía y presentado por
Peter C. Brown en su libro Apréndetelo: la ciencia del aprendizaje exitoso.
En este estudio, se les pidió a los residentes de cirugía que asistieran a
cuatro lecciones de microcirugía. La mitad de ellos tuvo las clases en un
único día, mientras que el resto asistió a estas mismas clases con un
intervalo de una semana entre ellas.
Al realizarles un examen un mes más tarde, el segundo grupo obtuvo un
rendimiento superior al primer grupo en todas las áreas (tiempo necesario
para completar la cirugía, número de movimientos manuales y éxito al
operar las aortas dañadas en ratas vivas). Lo que es peor, de entre los
residentes que completaron las cuatro lecciones en un único día, el dieciséis
por ciento “dañaron los vasos sanguíneos de las ratas de forma irreparable y
no fueron capaces de completar la cirugía”.
Cómo practicar la repetición espaciada
Ahora comprendes que repasar lo que aprendes múltiples veces es una de
las mejores maneras de mejorar tu aprendizaje, pero puede que te preguntes
con cuanta frecuencia deberías hacerlo para obtener resultados óptimos. La
respuesta no está clara y dependerá de diversos factores como:

Durante cuánto tiempo deseas retener la información. Si


quieres memorizar algo durante más tiempo, más veces tendrás que
esforzarte en recordar. Este es el motivo por el que los estudiantes
que empollan antes de los exámenes tienden a olvidar la mayor
parte de lo que han estudiado. En cambio, aquellos a los que les
apasiona un tema y no dejan de estudiarlo, pueden recordar un
sorprendente número de hechos y detalles durante años.
Cuánto sabes y cómo de sólidos son tus fundamentos. Cuando
empiezas a estudiar una nueva disciplina, es probable que necesites
estudiar más a menudo. A medida que internalices tu aprendizaje
con el tiempo, serás capaz de espaciar un poco más tus sesiones de
aprendizaje. Obviamente, cuanto mayor sea el nivel que deseas
alcanzar, más tendrás que estudiar y practicar.

Directrices generales
Aunque no existe una respuesta clara respecto a la frecuencia con la que
deberías utilizar la repetición espaciada, las siguientes orientaciones pueden
ayudarte.
Un patrón común para la repetición espaciada es utilizar los siguientes
intervalos:

Un día, dos días, una semana, dos semanas, y un mes.

Por ejemplo, supongamos que quieres recordar los eventos de importancia


que llevaron a la caída del Imperio Romano y que se explican en tu libro de
texto de historia. En este caso, puedes recordar la información al día
siguiente, esperar un par de días, después esperar una semana, un par de
semanas y finalmente un mes antes de intentar recordar la información. Si
quieres recordar lo que aprendes durante años, puedes ir un paso más allá y
repasar el contenido de nuevo después de dos meses, después de seis meses
y dentro de un año.
Enfatiza lo que no recuerdas
La repetición espaciada es aún más efectiva si le das un peso adicional al
material que te cuesta retener. Si puedes recordar el contenido de un
capítulo correctamente varias veces seguidas, puede que no te haga falta
repasarlo tan a menudo. En cambio, si sigues equivocándote en ciertos
ejercicios o no recuerdas los detalles de un determinado capítulo, repasarlos
más a menudo te será de ayuda. Podrías revisarlos todos los días o con
descansos de un día antes de espaciar más las sesiones.
Utiliza tarjetas de memorización
No siempre es fácil diseñar el sistema de repetición espaciada correcto.
Aquí es cuando se vuelven útiles las aplicaciones de tarjetas de
memorización. Muchas apps como Anki cuentan con un sistema
incorporado de repetición espaciada. Por ejemplo, Anki te mostrará con más
frecuencia las tarjetas que te cuesta recordar que aquellas que recuerdas
fácilmente. Incluso puedes personalizar los ajustes en base a tus
necesidades. Entre otras cosas, puedes utilizar las tarjetas de memorización
para:

Memorizar palabras en un idioma extranjero. Puedes escribir


una palabra en un idioma extranjero en un lado de la tarjeta y su
definición en el otro lado (o descargar/comprar tarjetas de este
tipo).
Aprender conceptos. Puedes escribir el nombre del concepto en
un lado de la tarjeta y su definición con ejemplos en el otro lado.
Revisar y preparar clases. También puedes utilizar tarjetas de
memoria para repasar clases o estudiar para exámenes. Algunos
estudiantes de medicina utilizan mucho las tarjetas de
memorización. Los médicos y youtubers Mike y Matty han creado
muchos vídeos explicando cómo estudiar utilizando tarjetas de
memorización. Incluso han creado una herramienta gratuita para
tomar apuntes llamada RemNote. Si te interesa implementar este
sistema, busca su canal de YouTube o descarga su herramienta para
tomar apuntes.
Cuándo utilizar la repetición espaciada
La repetición espaciada será útil en las siguientes situaciones:

En el colegio
Para preparar exámenes (como exámenes de acceso a la
universidad, pruebas de idiomas, etc.) o
Para el aprendizaje en general (aprender vocabulario en otro
idioma)

La repetición espaciada no es tan adecuada en los siguientes casos:

Habilidades prácticas (cocina, deportes, conducir) o


Cualquier actividad que no requiera una memorización de base

Para cualquier destreza que requiera experiencia en la vida real y práctica


en situaciones complejas, las técnicas que vamos a explicar a continuación
—práctica intercalada y aprendizaje distribuido—serán más relevantes.
2. Aprendizaje distribuido
Este es un método de aprendizaje que implica que dispersas tu aprendizaje
para lograr un progreso consistente con el tiempo. Se diferencia de la
repetición espaciada en que no solo se refiere a recordar lo que habías
aprendido previamente, sino también a practicar y aprender cosas nuevas.
Al dejar tiempo entre dos sesiones prácticas, le concedes margen a tu
cerebro para crear nuevas conexiones neurales y solidificar las ya
existentes.
Una buena analogía es comparar el proceso con el ejercicio físico. Cuando
quieres ganar músculo, fuerzas los músculos que estás intentando
desarrollar realizando un esfuerzo. Después, tienes que dejarlos descansar
antes de la siguiente sesión de entrenamiento. Sería poco efectivo dedicar
ocho horas al día a intentar desarrollar el mismo músculo. Lo único que
conseguirías sería lesionarte. De forma similar, estudiar todo el día hasta
altas horas de la noche es una manera poco efectiva de retener el
conocimiento a largo plazo. En su lugar, debes espaciar tu práctica.
Ejemplos concretos de aprendizaje distribuido
Imaginemos que quieres estudiar inglés durante cinco horas a la semana. En
este caso, será más efectivo estudiar una hora al día durante cinco días que
estudiar cinco horas seguidas cada lunes. Estudiar de lunes a viernes te
asegurará que asimilas lo que aprendes, al tiempo que sigues aprendiendo
contenidos nuevos cada día (y recordando el material antiguo). También
evitará que olvides demasiado. En cambio, aunque estudiar una vez a la
semana puede ser suficiente para mantener tus habilidades actuales o
mejorarlas ligeramente, te costará más desarrollar tus destrezas
consistentemente si sigues esta estrategia.
La conclusión es que debes buscar el equilibrio entre constancia e
intensidad. Por supuesto, si tienes tiempo de estudiar varias horas cada día,
es genial, pero esto es poco realista para la mayoría. Recuerda que para
cualquier objetivo que te importe alcanzar, debes intentar dedicar al menos
entre treinta y cuarenta y cinco minutos al día a estudiar o practicar. Si no
puedes dedicar tiempo todos los días, dos o tres veces a la semana es el
mínimo.
3. Práctica intercalada
Anteriormente, se asumía que trabajar en la misma habilidad o intentar
solucionar el mismo tipo de problema repetidas veces era la mejor manera
de aprender y de mejorar el rendimiento. Sin embargo, los estudios
muestran que, aunque la práctica y la repetición son componentes
esenciales del aprendizaje, este no es el método más efectivo. Combinar
varios ejercicios es la mejor manera de aprender. Esto suele denominarse
como “práctica intercalada”.
¿Qué es la práctica intercalada y cómo funciona?
La práctica intercalada implica alternar entre diferentes ejercicios de la
misma categoría.
Por ejemplo, supongamos que hoy tienes que aprenderte el contenido de
tres capítulos de un libro de texto. Podrías estudiar el capítulo uno por la
mañana, el capítulo dos después de comer y el capítulo tres por la tarde.
Con la práctica intercalada, estudiarías los tres capítulos por la mañana. Y
después repetirías el mismo proceso después de comer y por la tarde. De
esta manera, habrías revisado el mismo material tres veces y le habrías
dejado tiempo a tu cerebro a consolidar la información.

Si tienes tres días para estudiar, el primer día puedes estudiar el capítulo
uno por la mañana, el capítulo dos después de comer y el capítulo tres por
la tarde-noche. Y repetir el mismo proceso en los dos días restantes.
El siguiente estudio, descrito por Peter C. Brown en Apréndetelo, muestra
claramente que vale la pena mezclar tu práctica y añadir variaciones en vez
de realizar lo mismo una y otra vez.
Un grupo de niños de ocho años practicó a lanzar judías en un recipiente.
La mitad de los niños tenía que acertar en un recipiente situado a un metro
de distancia, mientras que el resto alternaban entre recipientes situados a
medio metro y metro y medio de distancia. Tras doce semanas de práctica,
se les pidió a todos los niños que lanzaran las judías a un recipiente situado
a un metro de distancia. Los niños que habían practicado las distancias de
medio metro y metro y medio tuvieron un rendimiento superior al del otro
grupo de niños. Y, sin embargo, ellos nunca habían llegado a practicar
realmente con recipientes situados a un metro de distancia.
La conclusión es que, en vez de estudiar una cosa antes de pasar a la
siguiente, es preferible rotar entre diferentes cosas que debas aprender.
Recuerda, tu cerebro tiene que esforzarse cada vez que intentas recordar lo
que has aprendido previamente. Al ir cambiando de tema o de ejercicios,
aumentarás el número de veces que practicas el recuerdo activo, y estarás
espaciándolo en el tiempo. Además, al concederte un tiempo limitado para
estudiar un tema concreto durante una sesión, tu cerebro tendrá que trabajar
más duro, lo que aumentará la retención. Estos dos factores (rotación y
recuerdo con esfuerzo) harán que tu aprendizaje sea mucho más efectivo.
Hemos visto un ejemplo de práctica intercalada aprendiendo algo teórico.
Veamos ahora ejemplos de práctica intercalada para destrezas prácticas.
Por ejemplo:

Si practicas tus servicios de tenis, puedes alternar entre diferentes


variantes (plano, cortado y liftado).
Si trabajas tus habilidades en béisbol, puedes variar entre bolas
rápidas, quebradas y modificaciones.
Si practicas los lanzamientos de baloncesto de tres puntos, puedes
lanzar desde diferentes posiciones.

Como conclusión, los beneficios principales de utilizar la práctica


intercalada parecen ser los siguientes:
Aprovechamiento de la repetición espaciada. La práctica intercalada
proporciona una forma de espaciamiento, dándole tiempo al cerebro a
desarrollar y reforzar conexiones neurales, lo que mejora el aprendizaje y la
retención.
Refuerzo de la adaptabilidad del cerebro. La práctica intercalada
promueve tu habilidad de discriminar entre diferentes tipos de problemas.
Como resultado, entrena tu cerebro a ser más flexible cuando se enfrente a
situaciones de la vida real, que suelen ser impredecibles.
Construye un aprendizaje más profundo. Gracias a los dos beneficios
anteriores, la práctica intercalada ayuda a aprender mejor y a un nivel más
profundo. Probablemente porque hace que el cerebro trabaje más.
El mensaje es este: tu cerebro aprende cuando se esfuerza. Las variaciones
y los imprevistos—junto con el tiempo que se le da al cerebro para que
consolide la información—parecen optimizar el rendimiento cerebral y
mejorar el aprendizaje. Por lo tanto, asegúrate de utilizar la práctica
intercalada cuando sea posible.
Ahora que hemos visto las técnicas de aprendizaje más efectivas, vamos a
explicar uno de los mayores problemas al que se enfrentan los estudiantes:
la sobrecarga de información.
PARTE IV
PODAR TU ÁRBOL

La sobrecarga de información es uno de los mayores problemas a los que te


enfrentarás en el proceso de aprendizaje. Si consumir más información
fuera la solución para conseguir cualquier objetivo, todos tendríamos
mucho más éxito del que tenemos actualmente.
En esta sección hablaremos de la sobrecarga de información y del Síndrome
del Objeto Brillante. Veremos por qué la gente suele ser víctima de estos
problemas y qué puedes hacer en concreto para superarlos. Siguiendo con
nuestra metáfora del árbol, la sobrecarga de información es el equivalente a
añadir demasiadas ramas a tu árbol, que lo debilitarán y frenarán su
crecimiento.
Para mejorar tu aprendizaje, debes podar tu árbol eliminando la información
irrelevante (estadísticas inútiles, anécdotas aleatorias, hechos irrelevantes,
ejemplos poco significativos, etc.). Recuerda, lo que necesitas es un árbol
fuerte y saludable, incluyendo las raíces, el tronco, las ramas y el follaje.
Necesitas una comprensión sólida de conceptos clave. Entonces, y solo
entonces, puedes empezar a añadir adornos pesados sobre tu árbol.
1

SUPERAR LA SOBRECARGA DE
INFORMACIÓN

A. Evaluar cómo es tu consumo de información


El primer paso para superar la sobrecarga de información es fijarte en tu
manera de consumir información. ¿Eres adicto a ver vídeos en YouTube?
¿Lees un artículo tras otro? ¿Tienes demasiados libros por terminar (o libros
que ni siquiera has empezado)?
Cuando tu input (la información que absorbes) es mayor que tu output (lo
que haces con la información), esto conduce a varios problemas:

Bases débiles. No aplicas lo que aprendes, así que en realidad no


estás aprendiendo en profundidad.
Sobrecarga de información/parálisis por análisis. Al haber
acumulado tanta información, no sabes por dónde empezar. No
eres capaz de filtrar la información útil y separar la irrelevante.
Síndrome del Objeto Brillante. Como estás expuesto
continuamente a información nueva, con frecuencia te apetece
dejar todo lo que estás haciendo y empezar algo nuevo que suena
más interesante.
Miedo a dejar pasar la oportunidad. Te encuentras con tantas
“oportunidades” que sientes que estás dejando pasar continuamente
proyectos más interesantes.
Sensación de incompetencia. Debido a la manera en la que los
medios de comunicación y el contenido de Internet distorsionan la
realidad, te aferras a expectativas poco realistas. Empiezas a creer
que hay algo incorrecto en ti, lo que te lleva a perder la seguridad
en ti mismo y sentirte poco valioso.

El resumen es que, cuanta más información consumes, más problemas


sueles tener (salvo que sepas dónde encontrar la información correcta).
Te recomiendo dedicar un tiempo a reflexionar sobre la manera en la que
consumes información. ¿Pasas mucho tiempo viendo las novedades en tus
redes sociales? ¿Miras demasiados vídeos en YouTube? ¿No dejas de leer
artículos, blogs o libros?
B. Reducir la cantidad de información que consumes
Ahora deberías tener una idea más clara de la cantidad de información que
consumes normalmente. En esta sección, explicaremos qué puedes hacer
para reducir tu input de información para que puedas centrarte más en el
output. Aquí tienes una lista de lo que puedes hacer:

Darte de baja de suscripciones. La mayoría de boletines de


noticias a los que te suscribes no te proporcionan información útil
para alcanzar tus objetivos. Lo mejor es dar de baja estas
suscripciones.
Pasa menos tiempo en YouTube. De forma similar, la mayor parte
de vídeos de YouTube no mejoran tu vida de forma significativa, ni
te ayudan a aprender lo que necesitas o a acercarte a tu yo ideal.
Desactiva las notificaciones del móvil. Las interrupciones acaban
con tu productividad y te impiden realizar tu trabajo. Deberías
desactivar todas las notificaciones de tu teléfono, ordenador o de
cualquier otro dispositivo salvo que sean de vital importancia.
Mantente alejado de las redes sociales. Las redes sociales son
una enorme distracción y suelen aportarte menos de lo que piensas.
Limita tu uso de las redes sociales. En su lugar, queda con gente en
persona (sí, esto sigue existiendo).
Lee menos artículos. La mayoría de los artículos no son tan
interesantes. Son demasiado cortos para contener algo sustancioso.
Céntrate solo en los artículos de alta calidad que sean relevantes
para ti.
Sigue una dieta de noticias. En muchos casos, no es necesario que
leas o veas las noticias todos los días. Las noticias nublan tu juicio
aportándote hechos sueltos sacados de contexto y sin ninguna
profundidad o análisis de sus matices. En su lugar, plantéate leer
libros (sobre historia, economía o política), que te darán una
perspectiva mucho más amplia, te harán reflexionar más y te
ayudarán a tomar mejores decisiones.
Sigue una dieta de información. Cuando te sientas sobrepasado o
paralizado, sigue una dieta de información. Deja de leer nuevos
artículos. No compres más libros. No escuches las noticias. Evita
YouTube y revisar tus redes sociales. En vez de ello, consume solo
material relevante que ya hayas leído. Alternativamente, céntrate
en crear output.

Recuerda, en un mundo en el que la información es abundante, tu capacidad


para filtrarla y consumir solo lo que necesitas es una destreza muy valiosa
que cada vez irá ganando más importancia. No se trata de cantidad, sino de
calidad.
C. Red de conocimiento vs. hechos aislados
Algunas personas conocen muchos hechos y lo harían bien en un concurso
de cultura general. Sin embargo, ¿significa esto que son realmente sabios?
No necesariamente. Aprender no consiste meramente en recordar hechos
aislados, sino en aprender conceptos clave y conectarlos de una manera
coherente.
Por ejemplo, ser un buen estudiante de historia no significa saberse miles de
fechas históricas. Saber que la Revolución Francesa ocurrió en 1789 no es
tan útil en sí mismo. Es más importante entender el contexto en el que
sucedió:

¿Qué sucesos llevaron a ella?


¿Cuál era la situación política y económica de aquel momento?
¿Quiénes fueron los principales protagonistas implicados?
¿Cuáles fueron las razones principales de la Revolución Francesa?
¿Cuáles fueron las consecuencias clave?
¿Qué cambios ocurrieron al final de la Revolución Francesa?
Solo cuando entendemos el contexto general y podemos explicarlo a
alguien podemos decir que sabemos realmente sobre el tema. En muchos de
los casos en los que decimos que “sabemos” algo, en realidad no es cierto.
¿Cuál es tu caso? ¿Cuentas con una sólida red de conocimiento que abarca
diversas áreas de tu vida o tu mente está llena de hechos aislados con los
que no sabes qué hacer?
Por ejemplo, quizás:

Conoces muchas fechas históricas, pero no entiendes las


principales tendencias históricas
Has memorizado miles de palabras en un idioma extranjero, pero
apenas puedes construir una frase o
Entiendes algunos principios estoicos e incluso puede que hayas
asistido a una clase de filosofía para principiantes, pero no sabes
explicar los conceptos filosóficos clave

Cabe destacar que no tiene nada de malo recordar hechos o anécdotas, pero
te será más fácil recordarlos si forman parte de una red de conocimiento
más amplia. Esto también te hará reflexionar más y ser mejor estudiante.
La conclusión es que, cuando consumes demasiada información, tiendes a
recordar muchos hechos irrelevantes que no te aportan conocimiento real ni
te hacen más sabio.

Actividad práctica

En tu guía de acción, escribe:

El tipo de información que consumes durante una semana habitual


Qué harás en concreto para reducir la cantidad de información que
consumes
ACABAR CON EL SÍNDROME DEL
OBJETO BRILLANTE

Uno de los principales efectos secundarios de consumir demasiada


información es lo que se conoce como Síndrome del Objeto Brillante. Este
síndrome ocurre cuando pasas de un libro, curso, vídeo o charla al
siguiente. Cuando encuentras algo que parece más interesante o
emocionante que el curso que estás realizando, te lanzas de cabeza a ello.
Esto suele llevarte a pasar años saltando de una cosa a otra sin alcanzar
nada sustancial.
Pero no te preocupes. Vamos a trabajar en solucionar ese problema. Aquí
tienes algunos ejemplos concretos del Síndrome del Objeto Brillante:

Ver un seminario por Internet tras otro y probar nuevos métodos


constantemente en vez de establecer una estrategia de negocio
clara y mantenerte centrado.
Probar una app para aprender idiomas tras otra, esperando
encontrar la píldora mágica que te ayudará a aprender el idioma de
tu interés.
Leer un libro sobre aprendizaje tras otro, esperando encontrar la
“receta secreta” del aprendizaje.
A. Las creencias limitantes tras el Síndrome del Objeto Brillante
La gente cae en el Síndrome del Objeto Brillante por razones concretas.
Vamos a ver algunos de los motivos subyacentes a este problema.
1. Miedo a dejar pasar la oportunidad. Siempre estamos buscando
nuevas oportunidades. Aunque no hay nada de malo en ello, para mucha
gente, esto surge a raíz de la creencia interior de que las oportunidades son
escasas y nunca volverán a presentárseles de nuevo.
Este no suele ser el caso.
Por ejemplo, imaginemos que encuentras un curso por internet relacionado
en cierta medida con uno de tus objetivos. Descubres que está rebajado
durante cuarenta y ocho horas. Por miedo a dejar escapar la oferta, compras
el curso. Estos son los problemas de tu decisión:

Ahora tienes un curso más que realizar, lo que llena más tu mente.
El curso no es exactamente lo que necesitas. Como no está
alineado con tu estrategia actual, dispersa tu concentración y te
confunde.
Te preguntas qué hacer con el curso y cómo integrarlo con los otros
cursos o información que ya has reunido.

Lo cierto es que el miedo a dejar pasar las oportunidades suele ser una
ilusión. Surge de un lugar de carencia—de la creencia de que las
oportunidades son escasas y limitadas. Por supuesto, puede haber
oportunidades que no te quieras perder, pero deberías mantener tu
escepticismo y ser selectivo con cualquier nueva oportunidad que se te
presente, ya sea una oportunidad de:

Diversión (fiesta, eventos)


Aprendizaje (cursos, entrenamientos, libros)
Nuevas experiencias (estancias, viajes, aventuras) o
Relaciones (amistades, relaciones de pareja, relaciones
profesionales)
Las oportunidades están en todas partes. Solo tienes que entrenarte para
saber reconocerlas. Por ello, no tengas miedo de perderte una oportunidad.
Ten miedo de decir que sí a las oportunidades equivocadas.
2. Creer en una fórmula mágica. Sean conscientes de ello o no, muchas
personas buscan continuamente la píldora mágica—ese truco o estrategia
que les permitirá obtener los resultados que desean. Una vez que entiendas
que ninguna fórmula mágica hará que hables como un nativo en un idioma
extranjero, te convertirá en un experto en economía o te ayudará a dominar
el judo, puedes centrarte en realizar el trabajo necesario para aprender.
Si tiendes a buscar resultados rápidos o intentas evitar el trabajo duro,
seguramente estás buscando esa fórmula mágica.
3. No entender el ciclo del aprendizaje. Cuando los progresos que realizan
no se ajustan a sus expectativas, mucha gente empieza a creer que hay algo
equivocado en ellos. Les preocupa no ser lo suficientemente inteligentes o
talentosos para tener éxito. Pero esto suele deberse a que no entienden cómo
funciona el aprendizaje. No progresamos de manera lineal—progresamos
de una manera caótica. Algunos días, puede parecer que hemos avanzado
mucho, mientras que otros parece que estemos yendo hacia atrás. Y a veces
nos sentimos atascados durante días o semanas sin apenas realizar ningún
progreso (o, al menos, eso es lo que parece).
4. Falta de claridad. Si no dedicas el tiempo suficiente a aclarar tus
objetivos y a elaborar una estrategia, es más probable que cambies tu
abordaje múltiples veces cuando no veas resultados, te aburras o dudes de la
efectividad de tus acciones.
Es por este motivo que resulta esencial tener una estrategia efectiva, ya que
esto hará que sea más fácil que te mantengas fiel a tu plan original y sigas
aprendiendo hasta obtener los resultados deseados.
B. Cómo superar el Síndrome del Objeto Brillante
Ahora que hemos visto qué es el Síndrome del Objeto Brillante y cómo
funciona, veamos qué puedes hacer en concreto para inmunizarte contra él.
1) Márcate menos objetivos que sean más realistas. La mayoría de la
gente intenta aprender demasiadas cosas a la vez, por lo que no es
sorprendente que empiecen a sentirse agobiadas y no logren los resultados
que buscaban. Evita tener más de dos, o como máximo tres, objetivos de
aprendizaje principales a la vez. Es mejor centrarse en unas pocas cosas
consistentemente y obtener resultados antes de pasar a otros proyectos que
estudiar muchas cosas simultáneamente y no avanzar.
2) Asegúrate de estar alineado con tus objetivos. Elige disciplinas o
habilidades que realmente quieras aprender y asegúrate de que encajan en tu
visión global y con tus valores. Cuanto más alineado estés con tus
objetivos, más fácil será que te adhieras a ellos a largo plazo.
3) Ten una estrategia meditada. Esfuérzate en diseñar una estrategia
efectiva que te permitirá lograr tus objetivos de aprendizaje. Esto incluye
encontrar los modelos a seguir adecuados, identificar las hojas de ruta a
seguir y crear un plan de acción que funcione para ti.
4) Evita el miedo a dejar pasar las oportunidades. Deja de intentar
aprovechar cualquier nueva “oportunidad” emocionante. Selecciona unas
pocas disciplinas o habilidades que quieras aprender y acepta que no puedes
aprenderlo todo. Cuando sientas la urgencia de consumir más información o
de intentar algo nuevo, pregúntate si es estrictamente necesario.
Seguramente te irá mejor si sigues tu plan original.
Hace años, después de haber identificado una hoja de ruta clara, me
comprometí a seguir escribiendo libros hasta que consiguiera ganarme la
vida con ello. No fue fácil. Hubo muchas veces en las que pensé en
dedicarme a otra cosa, como crear cursos, ser coach o probar una estrategia
completamente distinta. Sin embargo, todas estas veces me repetía “Todo lo
que tengo que hacer es seguir escribiendo”—y eso hice.
Es un buen ejemplo de cómo el Síndrome del Objeto Brillante siempre se
encuentra al acecho en las sombras. Te sentirás tentado muchas veces. La
pregunta es, ¿seguirás tu estrategia original o te distraerás cuando aparezca
la primera oportunidad?
C. Cuándo resulta útil el Síndrome del Objeto Brillante
Saltar de una cosa a otra no siempre es una mala idea. A veces, debes
ajustar tu estrategia o intentar cosas nuevas. No obstante, debes asegurarte
de que lo haces por las razones correctas y en el momento adecuado.
Antes de decidir probar algo nuevo, pregúntate si tu estrategia actual sigue
siendo relevante. Puede que no sea óptima o efectiva por las siguientes
razones:

Puede que no esté funcionando. Es posible que, incluso


aplicándola de forma correcta, tu estrategia actual de aprendizaje
no funcione para ti. Si es así, vuelve a la casilla de salida e intenta
diseñar un plan mejor.
Puede que no te inspire. Aunque tu estrategia de aprendizaje sea
altamente efectiva, puede que no te sientas capaz de seguirla. Si te
falta motivación y te sientes poco inspirado, recuerda por qué
querías aprender esa habilidad o disciplina en primer lugar. ¿Ese
motivo sigue siendo cierto? Si no puedes encontrar razones
emocionales fuertes para aprenderla, quizá no es lo que debes
aprender en este momento.
Puede que no sea realista para ti. También es posible que tu plan
de aprendizaje sea demasiado complicado o demasiado exigente,
ya sea porque lo has diseñado así o porque tu situación personal
haya cambiado, dejándote con menos tiempo y energía de lo que
esperabas. Si es así, puede que necesites ajustar tu plan de
aprendizaje en consecuencia.

Una advertencia. Evita abandonar tus objetivos por las siguientes razones:

Miedo. Dejar de lado un objetivo porque tus prioridades han


cambiado está bien, pero hacerlo porque tienes miedo no lo está.
Pregúntate, “¿Quiero abandonar por miedo o porque mis
prioridades e intereses han cambiado realmente?”.
Falta de progreso. Solemos avanzar sin darnos cuenta de ello.
Sigue adelante hasta que alcances un nuevo logro o revisa tu
estrategia si es necesario. Pregúntate, “¿Mi progreso es más lento
porque estoy a punto de alcanzar un nuevo nivel o porque mi
estrategia actual es poco efectiva?”. Ten en cuenta que es posible
que sí que estés avanzando, pero no te hayas dado cuenta de ello.
PARTE V
LOS DIFERENTES TIPOS DE
APRENDIZAJE

Ahora que hemos revisado algunas de las herramientas y técnicas de


aprendizaje más efectivas y hemos explicado cómo superar obstáculos
habituales como la sobrecarga de información y el Síndrome del Objeto
Brillante, vamos a ver cuáles son los diferentes tipos de aprendizaje.
Dependiendo de la naturaleza de tu aprendizaje, las técnicas y métodos que
necesitarás variarán. En esta sección, explicaremos en profundidad cuatro
tipos de aprendizaje y veremos qué puedes hacer en concreto para
maximizar tus resultados para cada uno de ellos.
Estos cuatro tipos de aprendizaje son:

1. Aprendizaje conceptual
2. Aprendizaje de habilidades prácticas
3. Aprendizaje de idiomas y
4. Aprendizaje para test y exámenes

Antes de empezar, es importante definir los dos sistemas principales en los


que se basa nuestro cerebro para aprender algo nuevo. Estos dos sistemas
suelen funcionar a la vez, pero utilizarás más uno u otro en función del tipo
de aprendizaje. Estos dos sistemas son:
Sistema declarativo y
Sistema procedimental

Sistema declarativo
Dicho de forma sencilla, el sistema declarativo es aquel en el que te basas
para aprenderte cosas de memoria o para seguir un proceso paso a paso. Es
un proceso consciente. Por ejemplo, utilizas el sistema declarativo cuando:

Aprendes vocabulario nuevo, conjugaciones y definiciones de


conceptos
Resuelves problemas matemáticos

Sistema procedimental
El sistema procedimental es aquel que te permite reconocer e internalizar
nuevos patrones. Al contrario que el sistema declarativo, el sistema
procedimental es principalmente inconsciente y ocurre de manera
automática. Te basas en este sistema cuando aprendes habilidades prácticas
como deportes, cocina, conducir o tocar un instrumento musical. El
aprendizaje procedimental es el proceso que te permite transferir una
habilidad de tu mente consciente a tu subconsciente.
La siguiente tabla resume las principales diferencias entre los dos sistemas:
Puede que te estés preguntando por qué te hace falta conocer estos dos
sistemas.
Deberías conocerlos porque, según el tipo de aprendizaje que realices,
deberás utilizarlos de manera diferente y en diferente medida.
Por ejemplo, al aprender un idioma extranjero, muchas personas dedican
todo su tiempo a recordar vocabulario utilizando tarjetas de memorización
(sistema declarativo). Sin embargo, un idioma no es algo que aprendes solo
de memoria como un poema. Está compuesto de cientos de miles de
patrones diferentes. Tenemos que aprender los tiempos verbales y cuándo
utilizarlos. Hay que aprender las conjugaciones. Tenemos que ser capaces
de emplear las formas gramaticales para construir frases que reflejen
nuestro pensamiento correctamente, etc. La única manera de internalizar
todos estos patrones es utilizar de manera efectiva el sistema procedimental,
que implica hablar con otras personas en ese idioma en la vida real, o
consumir mucho contenido en ese idioma, como veremos en la siguiente
sección sobre aprendizaje del lenguaje.
Simplificando mucho, podemos decir que el aprendizaje declarativo se
utiliza para el aprendizaje abstracto (habilidades cognitivas), mientras que
el sistema procedimental se utiliza para el aprendizaje práctico (habilidades
motoras). Entender cuándo y cómo utilizar los sistemas declarativo y
procedimental te ayudará a aprender de manera más efectiva.
A continuación, vamos a profundizar en los cuatro tipos principales de
aprendizaje y vamos a ver las maneras más efectivas de abordar cada uno
de ellos.
Puede que te estés preguntando por qué te hace falta conocer estos dos
sistemas.
Deberías conocerlos porque, según el tipo de aprendizaje que realices,
deberás utilizarlos de manera diferente y en diferente medida.
Por ejemplo, al aprender un idioma extranjero, muchas personas dedican
todo su tiempo a recordar vocabulario utilizando tarjetas de memorización
(sistema declarativo). Sin embargo, un idioma no es algo que aprendes solo
de memoria como un poema. Está compuesto de cientos de miles de
patrones diferentes. Tenemos que aprender los tiempos verbales y cuándo
utilizarlos. Hay que aprender las conjugaciones. Tenemos que ser capaces
de emplear las formas gramaticales para construir frases que reflejen
nuestro pensamiento correctamente, etc. La única manera de internalizar
todos estos patrones es utilizar de manera efectiva el sistema procedimental,
que implica hablar con otras personas en ese idioma en la vida real, o
consumir mucho contenido en ese idioma, como veremos en la siguiente
sección sobre aprendizaje del lenguaje.
Simplificando mucho, podemos decir que el aprendizaje declarativo se
utiliza para el aprendizaje abstracto (habilidades cognitivas), mientras que
el sistema procedimental se utiliza para el aprendizaje práctico (habilidades
motoras). Entender cuándo y cómo utilizar los sistemas declarativo y
procedimental te ayudará a aprender de manera más efectiva.
A continuación, vamos a profundizar en los cuatro tipos principales de
aprendizaje y vamos a ver las maneras más efectivas de abordar cada uno
de ellos.
Puede que te estés preguntando por qué te hace falta conocer estos dos
sistemas.
Deberías conocerlos porque, según el tipo de aprendizaje que realices,
deberás utilizarlos de manera diferente y en diferente medida.
Por ejemplo, al aprender un idioma extranjero, muchas personas dedican
todo su tiempo a recordar vocabulario utilizando tarjetas de memorización
(sistema declarativo). Sin embargo, un idioma no es algo que aprendes solo
de memoria como un poema. Está compuesto de cientos de miles de
patrones diferentes. Tenemos que aprender los tiempos verbales y cuándo
utilizarlos. Hay que aprender las conjugaciones. Tenemos que ser capaces
de emplear las formas gramaticales para construir frases que reflejen
nuestro pensamiento correctamente, etc. La única manera de internalizar
todos estos patrones es utilizar de manera efectiva el sistema procedimental,
que implica hablar con otras personas en ese idioma en la vida real, o
consumir mucho contenido en ese idioma, como veremos en la siguiente
sección sobre aprendizaje del lenguaje.
Simplificando mucho, podemos decir que el aprendizaje declarativo se
utiliza para el aprendizaje abstracto (habilidades cognitivas), mientras que
el sistema procedimental se utiliza para el aprendizaje práctico (habilidades
motoras). Entender cuándo y cómo utilizar los sistemas declarativo y
procedimental te ayudará a aprender de manera más efectiva.
A continuación, vamos a profundizar en los cuatro tipos principales de
aprendizaje y vamos a ver las maneras más efectivas de abordar cada uno
de ellos.
APRENDIZAJE CONCEPTUAL

El primer tipo de aprendizaje es el aprendizaje conceptual. Este incluye


disciplinas como filosofía, economía o política, así como cualquier otra que
requiera comprender numerosos conceptos.
Aquí tienes algunas de las características clave del aprendizaje conceptual:

Se basa en gran medida en el aprendizaje declarativo, y no tanto en


el aprendizaje procedimental.
Implica entender nuevos conceptos, leyes o modelos mentales para
ampliar tu red de conocimiento.
Requiere un esfuerzo cognitivo considerable y poco esfuerzo
físico.

En el aprendizaje conceptual, puedes aplicar la mayoría de las técnicas de


aprendizaje efectivas que hemos mencionado previamente, como el
recuerdo activo, la elaboración o la repetición espaciada. Enseñar a otros es
probablemente el método más efectivo para desarrollar el aprendizaje
conceptual, ya que implica aplicar muchos de los métodos de aprendizaje
anteriores.
Cómo aprender habilidades conceptuales
Dominar los fundamentos
Para convertirte en un experto del aprendizaje conceptual, debes construir
unos fundamentos sólidos (un tronco del árbol grueso sobre raíces sanas y
fuertes), lo que requiere que entiendas conceptos clave y las leyes, teorías o
modelos mentales más importantes en el campo en el que quieres
desarrollarte.
Una manera de comprobar que estás aprendiendo es evaluarte para
cualquier concepto clave o información que consideres esencial. Por
ejemplo:

Escribe tus propias definiciones de los conceptos clave y después


compáralas con las definiciones reales.
Busca ejemplos concretos para ilustrar conceptos, leyes o modelos
mentales relevantes.
Explícales los conceptos clave a tus amigos, compañeros de clase o
compañeros de trabajo. También puedes escribir un artículo o
grabar un vídeo sobre ello.
Cuando sea posible, aplica los conceptos en la vida real.
Resume los capítulos o pasajes de un libro con tus propias
palabras.
Relee materiales fundamentales y evalúate hasta que de verdad los
domines.

Recuerda, sabemos mucho menos de lo que creemos que sabemos. Es


probable que tu conocimiento sobre diversos temas sea incompleto o
superficial. Para evaluar tu conocimiento, explica lo que sabes a un amigo y
fíjate en si sabes explicarlo bien.
Por ejemplo:

Si estudias física, intenta explicarle a un amigo, en términos


sencillos, las teorías y leyes más importantes que hayas estudiado
hasta el momento. Si estás estudiando economía, selecciona
algunos conceptos que no tengas muy claros y enséñaselos a un
amigo o resúmelos de manera que pudiera entenderlos un niño de
seis años. Después, vuelve al material de tu curso, vuelve a
estudiar los conceptos y repite el proceso varias veces si es
necesario.
Si te cuesta resolver un determinado tipo de problema matemático,
sigue resolviendo problemas similares hasta que entiendas el
concepto y el proceso.

Este proceso puede resultar tedioso, por lo que quizá no quieras aplicarlo
siempre. Sin embargo, para aquello que desees aprender en serio, sigue
trabajando con los conceptos clave que quieres internalizar hasta que
puedas explicarlos a otra persona con seguridad y con relativa facilidad.
Ve de lo general a lo específico
Cuando aprendemos, generalmente nos perdemos en determinado punto del
proceso. Nos agobiamos por el exceso de información, perdemos la pista de
las ideas principales y recordamos pequeños detalles irrelevantes. Para
cualquier habilidad que pertenezca a la categoría del aprendizaje
conceptual, practica a priorizar la información. Mira más allá de los detalles
y pregúntate qué es realmente importante. Cuanto mejor entiendas las
bases, más fuertes serán tus raíces y tu tronco y más en profundidad podrás
aprender, añadiendo más ramas a tu árbol. No debes tener miedo de dedicar
una cantidad desproporcionada de tiempo a los fundamentos. No se trata de
aprender más o más rápido, sino de adquirir una comprensión en
profundidad y de construir nuevos modelos mentales.
Empieza con contenido accesible
Cuando intentes aprender un concepto nuevo, en vez de empezar con un
libro de 300 páginas sobre el tema o un artículo de veinte páginas, empieza
con el contenido más simple y fácil de entender que puedas encontrar. Esto
te dará una visión general del tema que estás intentando aprender y evitará
que te sientas sobrepasado y te pierdas en los detalles.
Por ejemplo, puedes realizar una búsqueda rápida por internet. Busca
contenido breve y asequible. Wikipedia puede ser un buen punto de partida.
Generalmente, ofrece una breve definición del concepto al principio de la
página antes de entrar en más detalles. Quizás el contenido para niños
pueda serte útil. La clave es adquirir una idea básica acerca del tema, para
qué puede usarse o cómo puedes aplicarlo en tu vida.
Busca ejemplos concretos
El siguiente paso es buscar ejemplos concretos. Cuantos más ejemplos
tengas para ilustrar un concepto, más fácil será de entender. Aquí tienes una
buena analogía: en japonés, muchas palabras no tienen una traducción
directa al español. Esto se debe a que representan conceptos que
sencillamente no existen en otros países o culturas. La única manera de
entenderlos es estar expuesto a estos conceptos en diversos contextos hasta
que finalmente los internalices.
De forma similar, saber en qué contexto se utiliza un concepto junto con
varios ejemplos específicos puede ayudarte a ampliar tu comprensión y a
construir una representación mental más acertada del concepto global.
Piensa en tus propios ejemplos
Una buena señal de que entiendes un concepto es tu habilidad de ofrecer
ejemplos concretos, metáforas o analogías. Por lo tanto, cuando intentes
recordar un modelo, intenta recordar los ejemplos que te ofrecieron cuando
lo estudiaste. Después, intenta desarrollar tus propios ejemplos o metáforas.
Haz lo mismo cuando enseñes o resumas un tema.
Expande tu biblioteca personal de modelos mentales
Cuantos más modelos mentales internalices, más rápido podrás adquirir
otros nuevos. Esto se debe a que los modelos mentales te ofrecen un mayor
recipiente para acumular más conocimiento. Te permiten establecer
paralelismos, conectar nuevos conceptos con los anteriores y pensar en
ejemplos y analogías diferentes con más facilidad. Los grandes pensadores
y los buenos estudiantes han internalizado miles de modelos mentales.
Como resultado, cuentan con un sólido tronco sobre el que pueden seguir
añadiendo más conocimiento. Aquí te muestro lo que puedes hacer para
construir tu biblioteca de modelos mentales:
Lee más. Cuanto más leas, más modelos mentales entenderás con
el tiempo. Intenta también leer libros sobre diferentes temas para
expandir tu conocimiento base y entender nuevas formas de pensar.
No rechaces la ficción. Las novelas son una manera maravillosa de
ver la vida con los ojos de otras personas que viven o vivieron en
diferentes épocas y lugares.
Estudia modelos mentales. Existen libros y blogs que te presentan
algunos de los modelos mentales más útiles. Por ejemplo, Shane
Parrish y Rhiannon Beaubien han escrito una trilogía de libros
sobre modelos mentales llamada Los grandes modelos mentales.
Shane Parrish también lleva un blog en https://fs.blog llamado
Ayudarte a dominar lo mejor de lo que otras personas ya han
descubierto.
Sé consciente del concepto de “modelos mentales”. Después de
leer este libro, entenderás mejor qué son los modelos mentales y
serás capaz de reconocerlos con más facilidad y de hacer un
esfuerzo consciente por internalizarlos mientras continúas
aprendiendo.
Aprende a aprender. Asegúrate de que tienes una base sólida
desde la que empezar tu aprendizaje, lo que puedes conseguir
leyendo libros como este.
Adquiere conceptos clave en distintas disciplinas. Construye
unos cimientos fuertes. Cuantos más conceptos conozcas, más
nuevos conceptos podrás adquirir y con más facilidad los
adquirirás.

Utiliza la Técnica Feynman


Otra manera de reforzar tu aprendizaje es aplicar la Técnica Feynman.
Llamada así por el físico ganador de un premio Nobel Richard Feynman,
esta técnica consta de cinco pasos sencillos:

Elige un concepto. En primer lugar, selecciona un concepto en el


que quieras trabajar, toma una hoja de papel y escríbelo en la parte
superior.
Explícalo. Explica la idea como si se la estuvieras enseñando a
otra persona. Para ello, procura utilizar tus propias palabras,
escribe de forma sencilla y busca un par de ejemplos. Para que sea
más efectivo, imagina que estás enseñando a un niño.
Parafraseando a Albert Einstein, “Si no puedes explicárselo a un
niño de seis años, seguramente no lo entiendes tan bien como
creías”.
Identifica las lagunas en tu comprensión. Al esforzarte por
explicar el concepto con tus propias palabras, te darás cuenta de
dónde fallas. Este es uno de los principales beneficios de este
método—saca a la luz inmediatamente lo que no entiendes.
Vuelve al material de partida y revísalo. Ahora que has
identificado tus puntos débiles, repasa el material de aprendizaje
una vez más. Si lo necesitas, busca otros materiales que te ayuden
a comprender en más profundidad el concepto.
Simplifica. Finalmente, explica el concepto una vez más de la
manera más sencilla posible.

Escribir conceptos clave utilizando este método es una fantástica manera de


aprender. Como escribí en Twitter hace un tiempo: “La escritura sincera es
sencilla porque no tiene nada que ocultar. La escritura deshonesta es
compleja porque intenta esconder sus intenciones reales, una falta de
comprensión del tema o un pensamiento imperfecto”.
La conclusión es que escribir de forma sencilla y fácil de entender requiere
un pensamiento adecuado, al igual que el aprendizaje. Puesto que escribir
exige que agudices tu pensamiento, también mejora tu aprendizaje en el
proceso.
HABILIDADES PRÁCTICAS

Ahora vamos a considerar la manera más efectiva de aprender habilidades


prácticas. Con habilidades prácticas me refiero a todo aquello que implique
utilizar tu cuerpo de alguna manera. Mientras que el aprendizaje conceptual
solo requiere que utilices tu intelecto, las habilidades prácticas dependen de
tu intelecto y de la coordinación de diversas acciones físicas. Esto es
aplicable a cualquier deporte o disciplina artística que desees aprender.
En este caso, el aprendizaje implica que practiques movimientos específicos
repetidamente hasta que se conviertan en una segunda naturaleza. Antes
hemos hablado del aprendizaje procedimental y hemos explicado cómo se
relaciona con la repetición de movimientos físicos. Para aprender cualquier
habilidad práctica, tienes que utilizar principalmente este tipo de
aprendizaje hasta que tu subconsciente pueda realizar los miles de
movimientos necesarios para dominar esa habilidad. Como hemos
explicado previamente, yo denomino este proceso “transferir una habilidad
a tu subconsciente”. Conducir es un buen ejemplo. ¿Te acuerdas de tu
primera clase de conducir? Había tantas cosas en las que pensar a la vez que
probablemente te sentiste agobiado. Sin embargo, con la práctica, conducir
se ha convertido en un proceso casi automático. Ahora puedes escuchar
música o hablar con tus amigos mientras conduces. Has transferido con
éxito la habilidad de conducir un coche a tu subconsciente.
Estas son algunas de las características clave del aprendizaje práctico:
Se basa principalmente en el aprendizaje procedimental (transferir
una habilidad a tu subconsciente).
El aprendizaje se realiza principalmente pasando a la acción.
Requiere muchas repeticiones y práctica.

A. Dominar el aprendizaje procedimental


Pasar a la acción es clave para adquirir cualquier habilidad práctica. Uno de
los errores más comunes es dedicar demasiado tiempo a pensar o “estudiar”
en vez de pasar a la acción. Recuerda que solo puedes progresar de verdad
si “te juegas la piel”, lo que en la mayoría de los casos sencillamente
implica realizar aquello que quieres aprender. Por ejemplo:

¿Quieres ser mejor conductor? Conduce.


¿Quieres mejorar tu karate? Practica los movimientos y patadas.
¿Quieres convertirte en un cocinero con talento? Cocina muchas
recetas.

La clave es que debes realizar las acciones más efectivas posibles, que
suelen implicar ponerse en una situación real.
Otra manera de pensar en el concepto “jugarse la piel” es estar dispuesto a
exponerse al fracaso y a los juicios de otras personas.
Por ejemplo, si vas a clases de cocina, puede que arruines una receta y
tengas miedo de que el resto de los alumnos se rían de ti. También podrías
compararte con los demás, lo cual es aún peor. Si organizas una cena,
también te estás exponiendo al riesgo de “fracasar”. ¿Y si tu plato no está
tan bueno como creías? ¿Y si a tus invitados no les gustan tus recetas? ¿Qué
pensarán de ti?
Imagina que quieres aprender karate y te unes a un dojo de tu zona. Al
principio, puedes sentirte incómodo. Puedes sentirte fuera de lugar, pero es
el precio que debes pagar para aprender karate y convertirte en un experto a
largo plazo.
Cada vez que evitas jugarte la piel, frenas tu progreso, y este es el motivo
por el que la mayoría de la gente aprende despacio. Creen que pueden
reemplazar el trabajo duro por libros, vídeos o seminarios, intentando
intelectualizar su camino hacia el éxito. Pero lo cierto es que para transferir
una habilidad a tu subconsciente debes practicar, practicar y practicar aún
más. Cuanto más se parezca la práctica a la situación real, mejor.
Ten en cuenta que practicar no significa que tengas que lanzarte de cabeza a
la piscina nada más empezar. Aquello que Tim Ferris denomina “práctica
sin riesgos” también es una manera efectiva de iniciarte y familiarizarte con
la habilidad o conjunto de habilidades que estás intentando aprender.
Por ejemplo, puedes:

Grabarte dando un discurso sin enseñárselo a nadie. De esta


manera, puedes practicar a dar discursos con la mínima presión.
Practicar tus técnicas de cocina en casa. Así no te sentirás
presionado por preparar el plato perfecto.
Escribir en tu diario o en un blog que casi nadie lee. De esta
manera, es menos probable que te sientas juzgado por los demás.

De hecho, para muchas habilidades, el número de horas que dedicas a


practicar por tu cuenta es uno de los mejores indicadores de éxito. Por
ejemplo, un estudio realizado a principios de los noventa en la Academia de
Música de Berlín Occidental mostró que la principal diferencia entre los
mejores violinistas y el resto no era cuánto tiempo dedicaban a practicar
con sus instrumentos en actividades de grupo (lecciones, ensayos), sino
cuánto tiempo dedicaban a practicar por su cuenta; los violinistas
clasificados como excelentes y muy buenos por sus profesores dedicaban
una media de veinticuatro horas a la semana a practicar solos, mientras que
el resto practicaba durante una media de solo nueve horas a la semana.
B. Cómo aprender habilidades prácticas
Algunas personas pasan a la acción de forma innata. Sin embargo, a veces
pasar a la acción no es suficiente. También tienes que actuar de la manera
correcta. La práctica no te hará perfecto. Todos conocemos a gente que
“practica” durante años sin mejorar demasiado. Y también conocemos a
personas que mejoran de forma impresionante en cuestión de meses. La
razón principal es que practican de forma efectiva y con la mentalidad
correcta.
En esta sección, vamos a ver cómo puedes mejorar tu práctica. Más en
concreto, veremos cómo:

1. Establecer objetivos concretos


2. Identificar la mejor hoja de ruta o entrenamiento
3. Crear un plan de trabajo
4. Dividir la habilidad en habilidades más pequeñas relevantes
5. Practicar deliberadamente

Paso 1: Establecer objetivos concretos


Antes de empezar a aprender cualquier habilidad práctica, debes definir
bien tus objetivos de aprendizaje (si es necesario, repasa la sección acerca
de cómo establecer objetivos concretos). El motivo es sencillo: no puedes
avanzar al siguiente paso si no sabes exactamente qué es lo que estás
intentando aprender. Si quieres convertirte en el mejor del mundo,
seguramente tendrás que entrenar de una manera diferente en comparación
con aprender algo porque te resulta satisfactorio.
En consecuencia, asegúrate de que defines bien tus objetivos. Es decir:

Busca razones atractivas para aprender la habilidad. Cuando más


fuerte sea tu “porqué”, más probable es que sigas comprometido
con tu objetivo a largo plazo. Recuerda, la pasión es el impulsor
del aprendizaje más efectivo que existe.
Asegúrate de que tu objetivo está alineado con tu visión y valores
(siempre que sea posible). Si tus objetivos están conectados con tus
valores y con tu visión global, te será mucho más fácil mantener tu
compromiso.
Márcate objetivos INTELIGENTES. Cuanto más específicos sean
tus objetivos, más fácil será construir un plan de acción efectivo.
Paso 2: Identificar la mejor hoja de ruta o entrenamiento
En la mayoría de los casos, otras personas antes que tú han aprendido la
misma habilidad que estás intentando aprender, o una muy similar. Estos
individuos ya han recorrido el camino. Todo lo que necesitas es averiguar
cómo lo hicieron. Por supuesto, solo porque alguien haya aprendido algo no
significa que lo haya aprendido de la forma más efectiva posible. Por ello,
deberías asegurarte de que encuentras personas que:

1. Son las mejores en aquello que hacen y


2. Han compartido el método, hoja de ruta o entrenamiento que han
usado

Dado que tu tiempo es limitado, no te puedes permitir reinventar la rueda.


Cómo encontrar la mejor hoja de ruta
Para crear la hoja de ruta de tu aprendizaje, puedes:

Pedir ayuda a otras personas


Realizar tu propia búsqueda
Comprar materiales de los mejores expertos/asesores
Contratar a un coach
Buscar un mentor

Puesto que ya hemos explicado cómo encontrar la mejor hoja de ruta


anteriormente, vamos a revisar cada punto brevemente.
1) Pedir ayuda a otras personas
Cada vez que quiero aprender algo nuevo o necesito información sobre un
tema, me pregunto quién puede ayudarme de entre la gente que conozco.
Pregúntate si conoces a alguien que ya haya aprendido lo que tú quieres
aprender.
2) Realizar tu propia búsqueda
Tras pedir ayuda o consejo a tus amigos o conocidos, empieza a reunir
contenido de interés. Haz una búsqueda adicional si es necesario. Busca a
los mejores expertos y profesores, etc.
3) Comprar materiales de los mejores expertos/asesores
Busca los mejores libros, productos o cursos que te proporcionarán el
método paso a paso que necesitas para alcanzar tu objetivo de aprendizaje.
Ten en cuenta que no siempre hace falta que compres libros o productos o
que trabajes con coaches. Puedes utilizar recursos por internet, pero de esta
manera será más difícil integrar los materiales para elaborar una hoja de
ruta efectiva. Adquirir recursos de alta calidad o contratar a un asesor te
ayudará de las siguientes maneras:

Te ofrecerá un método paso a paso bien organizado que puedes


empezar a utilizar de inmediato. Un contenido estructurado evitará
que malgastes tu tiempo y tu energía reuniendo la información
relevante. Nada es gratis. El tiempo que dedicas a buscar recursos
gratuitos de buena calidad y a organizarlos se podría haber
utilizado mejor de otra manera. Tener una estructura también
reduce el riesgo de encontrarte con información errónea y hará que
te sea más fácil crear un plan de aprendizaje efectivo. Por ejemplo,
un asesor puede ofrecerte un plan personalizado adaptado a tus
necesidades.
Te motivará a actuar. Como se suele decir, “Si pagas, prestarás
atención”. Invertir el dinero que te ha costado esfuerzo ganar
implica que te tomarás las cosas más en serio y, como resultado,
serás más constante y estarás más comprometido.

Paso 3: Crear un plan de trabajo


Una vez que hayas identificado la mejor hoja de ruta, debes crear un plan de
trabajo efectivo. Esta planificación te permitirá ser constante en tu
aprendizaje. La constancia suele ser mucho más poderosa que la intensidad.
Cuando hayas desarrollado la constancia, puedes aumentar la intensidad.
Cómo crear un plan de trabajo efectivo y eficiente
Vamos a revisar algunas cosas concretas que puedes hacer para crear un
plan de trabajo efectivo. Como dijo el escritor y experto en productividad
Michael Hyatt, “lo que se programa, se hace”.
1) Decide cuántas horas vas a estudiar
El primer paso es decidir cuántas horas a la semana dedicarás a practicar o a
estudiar. Recuerda que, para desarrollar cualquier habilidad principal,
idealmente deberías dedicar al menos entre tres y cinco horas a la semana.
2) Reserva tiempo en tu calendario
Para ser más productivo, uno de los métodos más efectivos es reservar
tiempo en tu calendario. Reservar tiempo es como reservar una cita contigo
mismo. Esto implica que deberías ser puntual y tomarte la práctica tan en
serio como si acudieras a una cita con el médico.
La manera más sencilla de reservar tiempo podría ser utilizar un calendario
por internet o un calendario físico.
Cuando reserves tiempo para tu práctica regular, evita los cambios y
procura tener un horario regular todas las semanas. Esto te ayudará a
desarrollar una rutina, lo que aumentará tu productividad y mejorará tu
concentración.
Paso 4: Dividir la habilidad en habilidades más pequeñas relevantes
Descompón tu objetivo de aprendizaje en habilidades más pequeñas en la
que puedas trabajar por separado hasta dominarla. Un término más
adecuado podría ser “deconstruir” la habilidad que deseas aprender.
Por ejemplo, en El arte de aprender, el jugador de ajedrez profesional Josh
Waitzkin explica cómo redujo la complejidad cuando empezó a aprender a
jugar al ajedrez centrándose solo en un pequeño aspecto del juego:
“Exploraba posiciones de final de partida de reducida complejidad—por
ejemplo, rey y peón contra rey, solo tres piezas en el tablero—para entender
principios de alto nivel como el poder del espacio vacío, el zugzwang (en el
que cualquier movimiento del oponente destruirá su posición), el tempo o
la planificación estructural”. Esto le permitió desarrollar estructuras
mentales sobre diversas situaciones durante las partidas de ajedrez más
adelante en su profesión.
También puedes pensar en los estudiantes de artes marciales. Al principio,
no practican movimientos complicados. En su lugar, siguen practicando
puñetazos y patadas miles de veces. Este concepto de aprender los
fundamentos y repasarlos una y otra vez es clave para dominar cualquier
habilidad.
Aislar habilidades
Descomponer una habilidad en pequeñas habilidades también puede ser útil
cuando has alcanzado un momento en el que no avanzas más. Esto suele
ocurrir cuando algún factor está actuando como cuello de botella.
Como escribió Geoff Colvin en El talento está sobrevalorado, “Los que
rinden a alto nivel aíslan aspectos muy concretos de lo que hacen y se
centran solamente en estos aspectos hasta que los mejoran; y solo entonces
pasan al siguiente aspecto”.
Por ejemplo, fíjate en Tiger Woods. Él contrató a un entrenador para
ayudarle a mejorar su swing. Sí, el mejor jugador de golf del mundo volvió
a lo más básico para que su juego subiera de nivel.
O como dice Nick Velasquez en Aprende, mejora, domina, “Incluso el gran
nadador Michael Phelps haría ejercicios de práctica usando solo sus
brazos o piernas […] Al deconstruir un estilo y aislar sus partes en esta
práctica, Phelps pudo encontrar lo que le estaba limitando y trabajar en
ello”.
Curiosamente, los casos de Tiger Woods y Michael Phelps no son la
excepción. Muchos atletas de élite vuelven a los fundamentos para
optimizar su rendimiento.
La conclusión es que, para mejorar, debes identificar lo que te está
limitando y trabajar en ello de forma consciente. Si no descubres tus
debilidades, no desarrollarás tus fortalezas y no podrás mejorar.
Por ejemplo:

Puede que seas un buen jugador de tenis, pero que tu servicio no


sea lo suficientemente preciso o potente. Si es así, céntrate en
mejorar tu servicio.
Puede que escribas rápido en el ordenador, pero que tengas
problemas con algunas teclas. Imaginemos que la X te da
problemas. Si es así, practica esta letra una y otra vez. Practica la
posición de las manos sobre el teclado. Después, practica a escribir
palabras con la letra X. Finalmente, escribe frases enteras.
Puede que seas un buen jugador de póquer, pero que parezca que
no puedes mejorar porque a veces pierdes los nervios. Si es tu
caso, quizás puedes trabajar en tu estado de ánimo con meditación
o con un psicólogo.

En resumen, para mejorar tu rendimiento, practica movimientos o técnicas


importantes que te cuesten hasta que las transfieras de forma efectiva a tu
subconsciente. Recuerda, si no identificas lo que te está limitando y trabajas
en ello de forma proactiva, te quedarás atascado. Esto es lo que le ocurre a
la mayoría de la gente. Por ello, para cualquier habilidad que quieras
dominar, intenta mejorar activamente—siempre. Esto nos lleva al siguiente
punto.
Paso 5: Practicar deliberadamente
La clave para convertirse en experto en cualquier habilidad es ser
intencional con tu práctica. Practicar sin un objetivo, solo porque sí, nunca
te permitirá dominar una habilidad, aunque dediques años a ello. Pronto
alcanzarás una meseta—y seguramente te quedarás allí para siempre.
Varios estudios han mostrado que la mayoría de la gente deja de mejorar
cuando llega a cierto punto. Por ejemplo, según los investigadores de la
Facultad de Medicina de Harvard, los médicos con décadas de experiencia
no parecen proporcionar un mejor cuidado a sus pacientes que aquellos que
solo tienen unos pocos años de experiencia. Y otros estudios muestran
resultados similares en muchas otras profesiones.
Cuando la gente dice que tiene veinte años de experiencia, lo que te están
diciendo en realidad es que aprendieron durante los primeros tres años antes
de pasar a piloto automático durante los restantes diecisiete. En cambio,
aquellos que practican deliberadamente nunca dejan de mejorar. Siguen
añadiendo nuevos modelos mentales y refinan continuamente movimientos
y técnicas clave. La única manera en la que pueden conseguirlo es
practicando conscientemente.
Cómo practicar deliberadamente
Para practicar deliberadamente, debes implementar métodos de
entrenamiento probados y desafiarte con objetivos concretos y bien
definidos que requieran toda tu atención y te ofrezcan una retroalimentación
periódica.
En su libro, Número uno: Secretos para ser el mejor en lo que nos
propongamos, Anders Ericsson y Robert Pool identifican varios factores
clave de la práctica deliberada. Según los autores, la práctica deliberada:

Desarrolla habilidades para las que ya existen técnicas de


entrenamiento efectivas
Requiere un esfuerzo significativo que generalmente no es
agradable
Incluye objetivos concretos y bien definidos
Requiere una concentración total
Proporciona una retroalimentación periódica
Te permite desarrollar representaciones mentales efectivas y
Suele implicar trabajar en habilidades ya existentes (o en
desarrollar otras nuevas) centrándote en aspectos concretos que
necesitas mejorar

Vamos a profundizar en estos aspectos brevemente utilizando el tenis como


ejemplo.
1) La práctica deliberada desarrolla habilidades para las que ya existen
técnicas de entrenamiento efectivas
Lo más probable es que alguien ya haya logrado el objetivo que tú estás
intentando conseguir. Por lo tanto, no hay necesidad de reinventar la rueda.
Si tu deseo es convertirte en jugador de tenis profesional, ¿por qué no
copiar el entrenamiento de los que ya han alcanzado ese nivel? Esto puede
incluir contratar a un entrenador, leer revistas de deportes o mirar vídeos de
entrenamientos en YouTube.
Sin embargo, a veces el camino hacia tu objetivo no está claro. Puede que
no exista un método probado para lograr tu objetivo. Si es así, investiga un
poco y diseña tu propia hoja de ruta. Siempre puedes perfeccionarla más
adelante.
2) La práctica deliberada requiere un esfuerzo significativo que
generalmente no es agradable
Si sigues haciendo las cosas que ya sabes hacer, tu progreso se reducirá y al
final llegarás a una meseta, sin poder mejorar tu rendimiento.
Jugar al tenis con tus amigos todos los domingos puede ser divertido, pero
¿cuánto puedes progresar de esta manera? Por otra parte, practicar tu
servicio durante dos horas es aburrido, pero si lo haces bien, mejorará tu
juego.
Sin embargo, yo no iría tan lejos al decir que la práctica deliberada “no es
agradable”. De hecho, trabajar en una tarea que supone un desafío puede
aumentar las probabilidades de entrar en un estado de flujo—es decir, un
estado mental en el que estamos tan inmersos en una actividad que nuestra
concentración es máxima y experimentamos una sensación subyacente de
satisfacción.
3) La práctica deliberada incluye objetivos concretos y bien definidos
Trabajar en tu primer servicio es un objetivo concreto y bien definido. Jugar
con tus amigos los domingos no lo es, ya que seguramente no trabajarás una
destreza en concreto, sino que solo pasarás un buen rato.
En cada sesión de práctica deliberada, márcate un objetivo claro y sé
intencional. Esto marcará una gran diferencia en tu práctica.
4) La práctica deliberada requiere una concentración total
Si practicas los servicios concentrado, mejorarás. Sin embargo, si repites los
movimientos de forma mecánica—como cuando estás lavando los platos—
tu progreso será más lento y alcanzarás una meseta rápidamente.
Recuerda, la práctica deliberada nunca se realiza en piloto automático. Si lo
que haces no requiere tu completa atención, probablemente es una señal de
que no estás practicando con la suficiente deliberación. Puede que sigas
dentro de tu zona de confort haciendo cosas que en realidad ya dominas.
5) La práctica deliberada proporciona una retroalimentación periódica
Mientras practicas tu primer servicio, recibes una retroalimentación
instantánea sobre los resultados. Además, si trabajas con un entrenador, este
te indicará qué debes mejorar. A medida que vayas realizando ajustes
basados en esta retroalimentación, mejorarás de forma casi inevitable.
6) La práctica deliberada te permite desarrollar representaciones
mentales efectivas
Mediante la práctica deliberada y la repetición creas una representación
mental de patrones de información que retendrás en tu memoria a largo
plazo. Estos patrones contienen diversos elementos—hechos, imágenes,
reglas, relaciones—organizadas de una manera coherente. La práctica
deliberada te permite crear representaciones mentales efectivas que, a su
vez, disparan tu rendimiento. Por ejemplo, las representaciones mentales
ayudan a los taxistas a encontrar sus rutas en grandes ciudades, o permiten a
los jugadores de ajedrez jugar con los ojos vendados.
Un jugador de tenis que ha practicado el mismo movimiento repetidas veces
tendrá una representación mental mucho más efectiva de la acción que
alguien que juega al tenis como afición.
7) La práctica deliberada suele implicar trabajar en habilidades ya
existentes (o en desarrollar otras nuevas) centrándote en aspectos
concretos que necesitas mejorar
Cuando juegas al tenis con tus amigos los domingos, generalmente no estás
intentando mejorar ninguna habilidad en concreto. Puede que mejores tu
juego ligeramente con el tiempo, pero seguramente tu progreso será lento y
más bien aleatorio.
En cambio, cuando aplicas la práctica deliberada, divides una habilidad o
destreza en sus diferentes componentes. El tenis puede entenderse como
una habilidad compuesta de un conjunto de otras habilidades. Algunas de
estas habilidades son el primer servicio, el segundo servicio, los golpes de
derecha o de izquierda, la volea, el trabajo de pies, etc. Si seguimos
descomponiendo estas habilidades generales, las habilidades más pequeñas
podrían consistir en aislar músculos concretos mediante ejercicios bien
definidos para mejorar un lanzamiento determinado o practicar un ejercicio
concreto para aumentar tu resistencia.
Por lo tanto, si quieres mejorar, identifica unas pocas subhabilidades clave y
trabaja en ellas deliberada y consistentemente hasta que veas alguna mejora.
Recuerda utilizar la práctica distribuida e intercalada para una mayor
efectividad. Por ejemplo, practica diferentes tipos de servicios durante tu
sesión práctica y asegúrate de que eres constante en tu práctica.
La conclusión es que, para las habilidades prácticas, identifica la mejor hoja
de ruta (o crea una). Después, utiliza la práctica deliberada para garantizar
que tu aprendizaje es altamente efectivo.
Práctica habitual vs. práctica deliberada
Si practicas como la mayoría de la gente, nunca alcanzarás un nivel de
experto. La práctica por sí sola no te hará perfecto. Solo la práctica
“perfecta” te llevará a la perfección.
En esta sección, dedicaremos un tiempo a explorar qué significa la práctica
“perfecta”.
El problema principal de la práctica habitual
¿Cómo es posible que algunas personas practiquen durante años y solo vean
una mejora insignificante, mientras que otros avanzan muchísimo en
cuestión de meses? ¿Se debe al talento innato, al trabajo duro o a una
disciplina excepcional? ¿O hay algo más?
Para intentar entender esta cuestión, vamos a fijarnos en el experto en
malabares Laido Dittmar. Su historia es particularmente esclarecedora.
Laido Dittmar es una de las cuatro personas en todo el mundo que pueden
hacer malabares con once anillos simultáneamente. Sin embargo, esto no es
lo más interesante sobre él.
Lo más interesante es que empezó con los malabares a los diecisiete años—
una década más tarde que la mayoría de los malabaristas profesionales.
Imagínate llevar diez años de retraso en términos de práctica. Asumiendo
que los malabaristas profesionales practiquen tres horas al día en promedio,
esto equivale a unas 10.000 horas de retraso que debía compensar. Es como
empezar una maratón cuando ya hay corredores cerca de la línea de meta.
Tras un par de años de práctica intensiva, él seguía estando lejos de
convertirse en malabarista profesional. Se habían burlado de él, le habían
dicho que no tenía talento, que había empezado demasiado tarde y que
estaba persiguiendo un imposible. A pesar de practicar hasta ocho horas al
día, cinco días a la semana, su progreso era lento y no había ninguna señal
de que se convertiría en un malabarista de élite en el futuro.
Entonces, ¿cómo llego a ser un experto?
Dicho brevemente, cambiando su forma de practicar. Observando a los
mejores en su campo, descubrió un “secreto” sencillo:
Los malabaristas de talla mundial dedican la mayor parte de su tiempo a
practicar movimientos y técnicas fuera de su zona de confort. En cambio,
los malabaristas promedio dedican la mayor parte de su tiempo a intentar
pulir habilidades ya existentes.
Una de las razones por las que la mayoría de la gente no practica de forma
efectiva es porque mantienen las siguientes suposiciones:

1. Si no practico lo que he aprendido antes, perderé esa habilidad.


2. Debo dominar por completo una habilidad antes de pasar a otra
más difícil.

Estas dos suposiciones son peligrosas, y merece la pena detenerse a


examinarlas detalladamente.
Suposición n.º 1: Si no practico lo que he aprendido antes, perderé esa
habilidad
Muchas personas tienen más miedo de perder que interés en ganar. Este es
un sesgo habitual llamado “aversión a la pérdida”. Este sesgo también se
refleja en la manera en que practica la gente. De forma inconsciente, creen
que, si no practican algo lo suficiente, lo olvidarán. Como resultado,
dedican la mayor parte de su tiempo de práctica a repasar lo que ya saben
hacer bastante bien.

Los músicos tocan las mismas canciones decenas de veces.


Los jugadores de tenis practican los mismos servicios una y otra
vez.
Los jugadores de fútbol practican las mismas técnicas de driblado
repetidas veces.

El problema es que, tras haber practicado lo que ya saben, les queda poco
tiempo y energía para practicar nuevas habilidades más complicadas que
realmente les permitan mejorar.
Como simplificación, podemos decir que los que rinden a un nivel
promedio dedican el primer 80% de su sesión de práctica a trabajar en cosas
que ya saben y el restante 20% en cosas nuevas. En cambio, los expertos de
talla mundial dedican el primer 80% a practicar cosas nuevas que suponen
un reto y el restante 20% a revisar lo que ya saben.
Sí, dominar los fundamentos es clave. Pero debemos alternar entre reforzar
los fundamentos y enfrentarnos a nuevos desafíos. La tensión constante
entre practicar algo fuera de nuestra zona de confort al principio de cada
sesión y volver a los fundamentos hacia el final de la sesión es lo que nos
permite realizar un progreso continuo.
En otras palabras, los expertos:

Dedican la mayor parte de su tiempo a practicar movimientos y


técnicas fuera de su zona de confort.
Hacen esto al principio de su sesión de práctica, cuando tienen más
energía disponible.

Mientras tanto, los que rinden a nivel promedio:

Solo dedican una parte minoritaria de su tiempo a movimientos o


técnicas que supongan un reto.
Lo hacen al final de su sesión de práctica, cuando les queda poca
energía.

Como resultado, los expertos mejoran mucho más rápido. El tiempo extra
que dedican a técnicas difíciles combinado con el alto nivel de energía que
tienen en su práctica aumenta en gran medida la efectividad de su
entrenamiento. Así es como Laido Dittmar fue capaz de ponerse al día y
convertirse en uno de los mejores malabaristas del mundo.
Suposición nº. 2: Debo dominar por completo una habilidad antes de
pasar a otra más difícil
El otro motivo por el que la mayoría de la gente no se desafía lo suficiente
es porque creen que no están preparados. Ven la práctica como un
videojuego con diferentes niveles que superar, y piensan que solo pueden
pasar al siguiente nivel cuando sientan que han completado el nivel actual.
El problema es que el cerebro no funciona así. No piensa en términos de
niveles. Para conseguir un progreso rápido, el cerebro debe verse forzado a
adaptarse a condiciones desafiantes. En otras palabras, debes practicar fuera
de tu zona de confort para crear nuevas conexiones neurales y expandir tu
campo de competencia. Debes obligar a tu cerebro a crecer.
Date cuenta de que, cada vez que practicas, puedes dedicar tu tiempo a
perfeccionar tus habilidades existentes o a practicar habilidades nuevas y
más desafiantes. Esto significa que las innumerables horas que dedicas a
intentar mejorar el cinco o el diez por ciento que te falta de una habilidad se
podrían invertir en practicar otro movimiento o técnica fuera de tu zona de
confort.
El poder de la expansión
Como escribió Ralph Waldo Emerson, “La mente, una vez que se expande
por una idea, nunca vuelve a sus dimensiones originales”.
Esto es lo que sucede con nuestro cerebro. Cuando practicamos una
habilidad que se sale de nuestra zona de confort, expandimos nuestro
cerebro y desarrollamos nuevas habilidades.
Puede que pienses que, si pasas al siguiente “nivel” sin haber completado tu
nivel actual, no serás capaz de dominar ninguna habilidad ni de ejecutarlas
sin errores. Sin embargo, aquí está el truco: después de expandir tu mente,
vuelve a practicar la habilidad que aún no dominabas. En la mayoría de los
casos, descubrirás que ahora te resulta más sencilla. Esto se debe
probablemente a que:

Has intentado cosas aún más difíciles que han expandido tu mente.
En el proceso, has adquirido nuevas habilidades que te han
ayudado a mejorar tu rendimiento global.
Le has dado tiempo a tu subconsciente a consolidar las conexiones
neuronales existentes. Al concentrarte en otra técnica en vez de
intentar perfeccionar una habilidad existente, te has tomado un
descanso y en realidad has estado utilizando la repetición
espaciada.

Por ejemplo, cuando Laido Dittmar podía hacer malabares con cuatro
anillos más o menos bien, pero no de forma excelente, empezó a practicar
con cinco anillos. Cuando volvió a los cuatro anillos, le resultó mucho más
sencillo. Después siguió practicando de la misma manera hasta que
finalmente fue capaz de hacer malabares con once anillos.
La conclusión es que, para mejorar, debes desafiarte a ti mismo
constantemente. Este es el motivo por el que la gente suele progresar rápido
cuando eligen empezar a aprender una nueva habilidad. Puesto que todo es
nuevo, su cerebro no tiene otra opción que aprender. No obstante, en poco
tiempo caen en la trampa de seguir practicando lo que ya saben, en vez de
practicar nuevas técnicas que escapen de su zona de confort.
En resumen:

1. Practica habilidades desafiantes al principio de la sesión, cuando tu


energía es mayor.
2. Repasa habilidades que ya tengas al final de tus sesiones de
práctica, cuando te queda poca energía.

Mensajes principales:
Para aprender cualquier habilidad práctica, debes estar en el “campo de
batalla”. Debes jugarte la piel. Por lo tanto, procura siempre arriesgarte
más, y no menos. Esto incluye exponerte a fracasos temporales, ser juzgado
por otros y sentir envidia de los que actualmente son mucho mejores que tú.
Sigue estos pasos para adquirir habilidades prácticas:

Márcate un objetivo concreto. Antes de empezar a aprender


cualquier habilidad práctica, dedica tiempo a definir tus objetivos
de aprendizaje. Para ello, encuentra razones atractivas para
aprender esa habilidad, asegúrate de que se ajusta a tu visión y a
tus valores y márcate objetivos inteligentes.
Identifica la mejor hoja de ruta y entrenamiento a seguir. Otras
personas antes que tú ya han aprendido esa misma habilidad o una
muy similar. Averigua cómo lo consiguieron pidiéndoles ayuda,
investigando por tu cuenta, comprando libros o cursos, contratando
a un asesor y/o buscando un mentor. No hay ninguna necesidad de
reinventar la rueda.
Crea una planificación. Tener una planificación concreta te
permitirá ser consistente con tu aprendizaje, lo que se irá
acumulando con el tiempo. La constancia suele ser mucho más
poderosa que la intensidad. Para crear un programa de aprendizaje,
decide cuántas horas estudiarás cada semana y establece una cita
contigo mismo reservando tiempo en tu calendario.
Divide las habilidades en habilidades más pequeñas
(deconstrucción). Descompón tu objetivo de aprendizaje en varias
habilidades secundarias en las que puedas trabajar individualmente
hasta dominarlas. Asegúrate de practicar movimientos y técnicas
fundamentales una y otra vez (al tiempo que te retas a aprender
otros nuevos). Esto es clave para dominar cualquier habilidad.
Practica deliberadamente. Para convertirte en un experto en
cualquier habilidad, tu práctica debe ser intencionada. Practicar
porque sí, incluso si practicas durante años, nunca te llevará a
dominar una habilidad. En consecuencia, nunca dejes de mejorar
aplicando el concepto de la práctica deliberada. Es decir,
implementa métodos de entrenamiento probados y desafíate con
objetivos concretos y bien definidos que requieran tu completa
atención y te proporcionen una retroalimentación regular.

Actividad práctica

Utilizando tu guía de acción, escribe cómo sería tu práctica deliberada para


uno de tus objetivos.
APRENDIZAJE DE IDIOMAS

La mejor manera de garantizar el progreso y el éxito en tu


proyecto de aprendizaje de idiomas es ser activo desde el
principio. No bases tu aprendizaje solo en el estudio; pon en
práctica lo aprendido y utiliza el idioma que deseas aprender.
— BENNY LEWIS, AUTOR DE NATIVO EN 3 MESES.

Por razones misteriosas, mucha gente parece creer que no son capaces de
llegar a hablar con fluidez un idioma extranjero. Quizás piensan que son
demasiado mayores, que aprender idiomas no es lo suyo o simplemente que
no son lo suficientemente inteligentes. A mí me gusta recordarme que, si
unos mil millones de personas pueden aprender chino, yo también puedo.
Puedes argumentar que la mayoría de ellos lo aprendieron de pequeños, y es
cierto. Los niños aprenden idiomas mucho más rápido, pero esto no
significa que no podamos aprender otros idiomas de más mayores.
Yo empecé a estudiar nuevos idiomas a los diecisiete años. Cinco años más
tarde, asistía a una clase en Tokio, escuchando a un profesor leer en voz alta
las obras de Aristóteles—en japonés. Mi inglés también era bastante bueno
por aquel entonces. No obstante, cabe destacar que dediqué una enorme
cantidad de tiempo a estudiar estos idiomas.
Lo que quiero transmitirte es que aprender un idioma lleva su tiempo, pero,
si aprendes de la manera correcta y te mantienes constante, como con
cualquier otra habilidad, al final acabarás siendo realmente bueno. Otra
forma de desmitificar el aprendizaje de idiomas es darse cuenta de que un
idioma no es más que:

Palabras que recordar y


Un conjunto limitado de reglas gramaticales

Ya conoces decenas de miles de palabras en tu idioma nativo. Añadir


algunos miles más de otro idioma no es para tanto, y las reglas gramaticales
también son limitadas. Has aprendido muchas más reglas en ciencias y en
otras disciplinas. En determinado momento, habrás aprendido la mayoría de
las reglas gramaticales necesarias para hablar con fluidez y, con la práctica,
se convertirá en un proceso casi automático. Tu subconsciente hará la
mayor parte del esfuerzo por ti.
Aquí tienes algunas de las características clave del aprendizaje de idiomas:

Se basa tanto en el aprendizaje declarativo como en el


procedimental y
Para que sea realmente efectivo, requiere consistencia.

A continuación, vamos a ver métodos específicos que puedes utilizar para


aprender idiomas extranjeros con eficacia.
En este libro, voy a destacar dos métodos de aprendizaje, que pienso que te
serán muy útiles. Yo los denomino “aprendizaje directo” y “aprendizaje por
input”.
En el aprendizaje directo, empezarás a hablar desde el día uno. Este es el
método que recomienda Benny Lewis en su libro Nativo en 3 meses.
En el aprendizaje por input, consumirás una gran cantidad de contenido
para sumergirte en el idioma (vídeo, audio, texto). Solo empezarás a hablar
cuando entiendas el idioma bastante bien. Este es el método recomendado
por el youtuber Matt vs Japan.
Vamos a explicar cada método en detalle, ¿te parece bien?
A. Aprendizaje directo
La característica principal de este método es que empiezas a hablar desde el
día uno. Cometerás montones de errores, pero no importa, porque cada
error te acercará a hablar con fluidez.
Es lo contrario de lo que hace la mayoría de la gente y lo contrario de la
manera en la que aprendemos idiomas en el colegio. Con un método más o
menos bueno de aprendizaje, todo el mundo debería ser capaz de hablar un
idioma extranjero bastante bien tras siete años de estudio. Sin embargo,
después de estudiar inglés en Francia durante siete años, la mayoría de los
estudiantes son incapaces de mantener más allá de una conversación básica
en inglés cuando se gradúan en el instituto.
¿Para quién es apropiado el aprendizaje directo?
Este método es apto para cualquiera que busque aprender un idioma
extranjero con relativa rapidez (en unos pocos meses). También puedes
utilizarlo para alcanzar un alto nivel de fluidez. No obstante, el segundo
método que explicaremos más adelante puede ser más eficaz, siempre que
realmente desees dominar el idioma y estés dispuesto a dedicar el número
de horas necesario.
Profundicemos en cómo funciona el aprendizaje directo.
1) Habla desde el día uno
Ninguna autoridad te impide hablar cualquier idioma en cualquier
momento. Por lo tanto, empieza a hablar en el idioma que desees aprender
tan pronto como sea posible. En su libro Nativo en 3 meses, Benny Lewis
recomienda que empecemos a hablar desde el primer día, aunque solo
sepamos unas pocas palabras. Él explica que, cuanto antes nos adentremos
en el “estadio del idioma”, mejor.
Hablar desde el día uno sin preocuparse por la gramática puede parecer
difícil para muchas personas. Una de las razones principales es que implica
cometer errores—muchos errores. Cuando yo empecé a estudiar inglés y
japonés, me aterrorizaba equivocarme. Quería que todas las frases
estuvieran bien construidas y me preocupaba mi pronunciación.
Principalmente, esto se debe a la manera en la que nos enseñan en la
escuela a abordar los “errores” y “fracasos”. Nos han condicionado a temer
los errores. Sin embargo, el aprendizaje real no funciona así. Los mal
denominados errores y fracasos son inherentes al proceso de aprendizaje y
son inevitables.
Una manera más adecuada de gestionar los “fracasos” es verlos como lo
que realmente son: “retroalimentación”. Cada error que cometes es
retroalimentación de la realidad. Es una oportunidad para ajustar tu
trayectoria y poder aprender más rápido. En consecuencia, cuantos más
errores cometas—y cuanto más rápido aprendas de ellos—mejor.
Cómo hablar desde el día uno
Para empezar a hablar desde el principio, no hace falta que recorras el
mundo. En muchos casos, puedes hacerlo desde la comodidad de tu casa o
desde tu ciudad.
1. Encuentra a alguien con quien hablar
El primer paso es encontrar a un nativo con quien puedas interactuar. Para
ello, puedes:

Hablar con un amigo nativo en ese idioma. Si conoces a algún


hablante nativo del idioma que quieres aprender, seguramente este
es el mejor punto por el que empezar. Ponte en contacto con ese
amigo e intenta organizar una reunión en persona o por internet.
Buscar a un compañero de intercambio de idiomas. Para encontrar
un compañero de intercambio, puedes visitar páginas web como
Tandem, Conversation Exchange, My Language Exchange,
HelloTalk o Speakly. También puedes buscar grupos en redes
sociales.
Por último, puedes buscar profesores por internet. Yo te
recomiendo páginas como Italki, Preply o Amazing Talker.

2. Prepárate para tu primera interacción


Aprende algunas frases y palabras básicas. Benny Lewis recomienda
dedicar un par de horas a la preparación. Por ejemplo, él sugiere estudiar
frases básicas como:

¿Cómo estás?
¿Cómo te llamas?
Mi nombre es…
No entiendo.
¿Puedes repetir eso?
¿Puedes hablar más despacio, por favor?
¿Qué significa “insertar palabra o expresión aquí”?

3. Habla en el idioma de interés


Ahora que has encontrado a alguien con quien hablar y te has preparado,
puedes conectarte por video llamada o quedar en persona. Intenta practicar
lo que has aprendido sin preocuparte en exceso. El objetivo es empezar a
hablar.
Asegúrate de decirle a tu compañero de interés o profesor que solo quieres
hablar en el idioma que estás aprendiendo (al menos para practicar las
pocas palabras y frases que sabes). Puede que tu primera conversación no
sea muy larga, pero la clave es empezar y desarrollar el hábito de hablar en
ese idioma. Al principio puede ser difícil, pero avanzarás rápidamente.
4. Repite de nuevo
Puedes repetir el proceso con tu profesor, compañero de intercambio o
amigos. Para ello, puedes:

Aprender lo que seguramente utilizarás en tu siguiente sesión.


En vez de estudiar siguiendo un libro de texto convencional,
puedes dirigir tu aprendizaje hacia los temas concretos sobre los
que quieres hablar en tus conversaciones de práctica. Esto te
ayudará a asegurarte de que tienes algo que decir durante tus
conversaciones, ayudándote así a mejorar tus capacidades de
conversación más rápidamente.
Escribe unas pocas palabras o expresiones que quieres utilizar,
pero que no te da tiempo a memorizar. Puede que no tengas
tiempo para memorizar todas las palabras o expresiones que
quieres utilizar. Si es el caso, escríbelas en papel o en un archivo de
tu ordenador. Después, mira tus notas cuando lo necesites durante
la conversación.
Busca palabras durante la conversación si es necesario. Si no
entiendes alguna palabra, puedes buscarla en el traductor de
Google o en Deepl.

Siguiendo este proceso, serás capaz de hablar desde el día uno, aunque el
idioma sea completamente nuevo para ti. Otro beneficio añadido es que
ganarás confianza a medida que te des cuenta de que ya puedes decir
algunas palabras. Recuerda, muchas personas esperan meses o incluso años
antes de intentar hablar, por miedo a equivocarse o a que las juzguen.
2) Márcate objetivos concretos
Aprender un idioma extranjero es más fácil cuando tienes un objetivo bien
definido que te ilusiona. Utilizando lo que explicamos en el capítulo Qué
deberías aprender, establece un objetivo INTELIGENTE que te inspire.
Por ejemplo, tu objetivo podría ser viajar a un país donde podrás hablar el
idioma que estás estudiando. Concretar tu objetivo podría implicar utilizar
ese idioma cada vez que visites una tienda en ese país o mantener una
conversación con un amigo que viva allí.
Otro objetivo podría ser ver tu película favorita en el idioma que estás
aprendiendo, con la intención de entender tanto como sea posible.
Una vez establecido el objetivo, puedes dividirlo en múltiples metas más
pequeñas, creando un programa de aprendizaje que te ayude a lograr tu
objetivo. Si lo necesitas, consulta la sección sobre marcar objetivos
INTELIGENTES.
3) Enfréntate a retos/juégate la piel
En el aprendizaje directo, la clave es arriesgarse. Consiste en enfrentarte a
situaciones que suponen un reto para ti y en las que necesitas estar muy
concentrado. Expandirte de esta manera te permitirá aprender más rápido.
Por ejemplo, yo tengo dos clases a la semana con mi profesor de estonio.
Cada vez, intento construir frases más complejas y utilizar nuevas palabras
o expresiones que he aprendido. Aunque sienta que no voy a ser capaz de
decir lo que quiero decir o de construir la frase que quiero construir, lo
intento de todas formas. Es algo caótico y cometo muchos errores, pero no
importa. Aprendo durante el proceso.
Enfrentarte a retos también implica:

Intentar averiguar lo que ha dicho alguien basándote en el contexto


Recordar las palabras que has aprendido y practicarlas, aunque te
equivoques
Pedirle a la gente que te repitan lo que han dicho en vez de rendirte
a no entenderlos
Intentar construir una frase difícil

Siempre me sorprende cuánta gente ni siquiera intenta entender, y


simplemente se rinden. Tu cerebro es una máquina de reconocimiento de
patrones. Si te esfuerzas lo suficiente, detectarás cada vez más y más
patrones, ya sea para aprender un idioma o en cualquier otro aspecto de la
vida. Por lo tanto, no dejes de pensar que siempre puedes resolver las cosas.
Si tu objetivo es ser capaz de mantener conversaciones en ese idioma,
centra la mayor parte de tu esfuerzo en practicar a hablar en el idioma de tu
interés. Puedes centrarte en escribir y leer más adelante. Y para la
comprensión oral, cada vez que interactúes con un hablante nativo, estarás
practicando. A medida que sigas interactuando con hablantes nativos,
aprenderás la mayor parte de la gramática de forma natural.
4) Haz que tu objetivo sea una prioridad
Aprender un idioma extranjero requiere tiempo y esfuerzo. Esto no tiene
vuelta de hoja. Por lo tanto, si quieres progresar rápido y alcanzar un buen
nivel de conversación en unos pocos meses, dedica tanto tiempo como sea
posible a aprender y a hablar en ese idioma. El políglota Benny Lewis
recomienda dedicar al menos dos horas al día, todos los días. Esto será
suficiente para lograr un avance significativo en cuestión de meses.
Si no puedes o no quieres dedicar tanto tiempo, intenta dedicar al menos
treinta minutos al día. La clave es ser constante a largo plazo.
5) Diseña un plan de acción
Para progresar a largo plazo, debes diseñar un plan de acción concreto y
seguirlo. Por ejemplo, yo decidí tener una clase de estonio de cuarenta y
cinco minutos todos los lunes y martes de 18:30 a 19:15. También dedico
entre quince y treinta minutos al día a estudiar estonio con la aplicación
Speakly.
La constancia es vital. Para transferir tu conocimiento del idioma a tu
subconsciente, debes practicar con regularidad. Si espacias demasiado las
sesiones de estudio, olvidarás muchas cosas y no podrás progresar lo
suficientemente rápido para mantener la inercia y la motivación a largo
plazo. Intenta estudiar un poco todos los días.
Plan de acción concreto
Veamos un plan de acción concreto que puedes empezar a utilizar desde ya
para aprender un idioma. Puedes diseñar tu plan utilizando tu guía de
acción.

1. Selecciona un idioma de interés. Asegúrate de que


verdaderamente te ilusiona estudiar este idioma. Recuerda, cuanto
mayor sea tu pasión, mejor estudiante serás.
2. Establece un objetivo claro. Define un objetivo concreto que
quieras alcanzar en una fecha determinada. Por ejemplo, podría ser
hablar sobre una de tus aficiones en tu idioma de interés. Yo te
recomiendo marcarte un objetivo con un plazo de noventa días.
Noventa días son suficientes para lograr resultados tangibles, pero
es un tiempo lo suficientemente corto como para obligarte a
estudiar seriamente cada día.
3. Encuentra a alguien con quien hablar en ese idioma. Pregunta a
un amigo que sea hablante nativo, busca un compañero de
intercambio o contrata un profesor.
4. Crea un plan de aprendizaje. Para aprender un idioma (o
cualquier otra cosa), la constancia es clave. Asegúrate de practicar
a diario. Como mínimo, estudia al menos treinta minutos al día,
aunque dos horas al día es preferible.
5. Prepárate para tu primera sesión de conversación. Aprende
palabras y expresiones básicas para poder presentarte y decir
algunas frases. También puedes preparar un documento con las
palabras que quieres decir, pero no tienes tiempo de memorizar.
6. Enfréntate a tu primera conversación. Habla en tu idioma de
interés intentando no preocuparte por cometer errores. El mero
hecho de decir algunas palabras desde el día uno es un gran logro
que disparará tu autoestima. ¡Apláudete a ti mismo al acabar la
conversación!
7. Practica a hablar con regularidad. Intenta encontrar a alguien
con quien puedas hablar con regularidad (al menos un par de veces
a la semana). Esto garantizará un progreso constante.
8. Céntrate en mejorar tus habilidades orales. Al estudiar por tu
cuenta, prepárate para la siguiente sesión de conversación. Repasa
el vocabulario que utilizaste antes y aprende vocabulario nuevo
que puedas utilizar en tu próxima conversación. Selecciona temas
que te interesen. Esto te mantendrá motivado y te permitirá mejorar
tus habilidades de conversación. También puedes utilizar tarjetas
de Anki para aprender nuevas palabras cada día y estudiar
gramática.

Extra: En tu tiempo libre, consume contenido en tu idioma de interés. Leer


artículos o ver vídeos y escuchar música o podcasts es una buena manera de
mejorar tu conocimiento del idioma. En esto se basa principalmente el
segundo método de aprendizaje de idiomas del que vamos a hablar a
continuación.
A medida que mejores, también puedes dedicar más tiempo a estudiar la
gramática. Te parecerá cada vez más interesante ahora que entiendes un
poco cómo funciona el idioma.

Actividad práctica
En tu guía de acción, diseña tu plan de aprendizaje de noventa días.
Para aprender más sobre el método de aprendizaje directo, consulta el libro
de Benny Lewis Nativo en 3 meses.
B. Aprendizaje por input
La idea del aprendizaje por input es exponerte al máximo de contenido
posible mirando películas y vídeos de YouTube, leyendo blogs o cómics,
escuchando podcasts, etc. El objetivo es adquirir el idioma más que
simplemente estudiarlo. Y, para adquirir un idioma, debemos aumentar
nuestra exposición de una manera que maximice nuestra comprensión.
Este método se basa en la hipótesis del input descrita por el lingüista
Stephen Krashen. Consiste en lo siguiente, “Adquirimos el idioma de una
manera, y solo de una manera: cuando entendemos los mensajes”. Y la
mejor manera de mejorar nuestra comprensión de un idioma extranjero es
consumir contenido que podemos entender. Esto suele denominarse “input
comprensible”.
Este método ha ganado popularidad en los últimos años gracias a un
youtuber norteamericano, Matt vs Japan, quien lo utilizaba para ganar
fluidez en japonés. Matt creó una página web llamada Refold en la que
explica, detalladamente, cómo utilizar el método del aprendizaje por input
para adquirir fluidez.
Una característica clave de este método es que no intentas hablar desde el
día uno. Primero aprendes las palabras más habituales del idioma y
escuchas mucho contenido en ese idioma (empezando por contenido
sencillo), aprendiendo solo un mínimo de gramática. Solo cuando has
adquirido unas bases sólidas empiezas a hablar, lo que puede llevar entre
tres y seis meses, o más. La clave de este método es entender antes de
empezar a hablar. Necesitas adquirir la esencia del idioma mediante la
exposición repetida más que sumergirte en libros de gramática o métodos
de aprendizaje más tradicionales.
Ahora, puedes hablar si así lo quieres, pero citando a Stephen Krashen,
“Hablar no es practicar”. Hablar pronto no supondrá una gran diferencia en
tu capacidad de adquirir el idioma extranjero con el tiempo.
Este método puede parecer contraintuitivo. Sin embargo, no es tan diferente
de la manera en la que aprendemos a hablar de pequeños. Antes de
pronunciar nuestra primera palabra, consumimos una gran cantidad de
contenido. Este también es el método que utilizan los escandinavos para
aprender inglés, en gran medida. Seguramente las clases de inglés en el
colegio ayudan. Pero sospecho que ver series en inglés desde una edad
temprana juega un papel mucho más importante (en otros países como
Francia o España, las películas y series de televisión suelen estar doblados
en francés o español, respectivamente).
Esto es lo que dice la youtuber JJsays, una norteamericana que habla con
fluidez el chino, sobre este método:
“Esto ha supuesto un cambio en mi vida. De verdad. Aumentar mi input y
utilizar Anki ha logrado auténticas maravillas conmigo. A veces digo cosas
en mi vida cotidiana de las que ni siquiera era consciente que sabía decir.
Esto no me había pasado nunca antes. Nunca me sucedió con el estudio de
idiomas tradicional. Es como si mi cerebro estuviera estimulado por
esteroides en cuanto a mi capacidad de memorizar y recordar cosas”.
Antes de explicar cómo funciona este método y cómo puedes empezar a
utilizarlo, vamos a ver a qué personas les resultará más útil.
¿Para quién es este método?
El método del aprendizaje por input está dirigido a personas que aspiran a
alcanzar un elevado nivel de fluidez a medio o largo plazo. Dado que no
practicas el idioma hablado hasta que no has adquirido un determinado
nivel de comprensión, no podrás mantener conversaciones durante los
primeros meses. En cambio, al consumir contenido en tu idioma de interés a
diario, serás capaz de adquirir unas bases sólidas y de hablar con mayor
naturalidad cuando pases a la fase de conversación más adelante.
Cómo utilizar el método del aprendizaje por input para aprender un
idioma
Ahora que hemos visto brevemente qué es y a quién está dirigido el método
del aprendizaje por input, vamos a explicar cómo puedes implementarlo
para alcanzar un buen nivel en cualquier idioma que te interese aprender.
Dicho en pocas palabras, en este método:
Aprenderás las palabras más habituales en tu idioma de interés
utilizando tarjetas de memorización (y el sistema escrito si es
necesario)
Estudiarás un poco de gramática todos los días para tener una idea
general de cómo funciona el idioma
Dispararás tu comprensión consumiendo contenido sobre un tema
de interés concreto
Empezarás a hablar solo cuando hayas alcanzado un nivel decente
de comprensión del idioma

Más en concreto, implica hacer lo siguiente:


1. Seleccionar un tema que te interese
Para alcanzar un elevado nivel de comprensión de tu idioma de interés,
reduce el ámbito de tu aprendizaje. No intentes aprender acerca de muchos
temas a la vez. Céntrate en un tema que te interese y sigue consumiendo
contenido relacionado hasta que alcances un buen nivel de comprensión.
Por ejemplo, es una buena idea empezar con series de televisión que
muestren la vida diaria de una persona o una familia. Mirar este tipo de
series te permitirá aprender las palabras más habituales en tu idioma de
interés. También puedes centrarte en otras áreas, como la cocina o los
deportes. Esto depende de ti. La clave es mantener tu interés en el proceso y
ser constante.
2. Consumir contenido (input) a diario
Debes consumir contenido en tu idioma de interés a diario, idealmente
durante una o dos horas al día. Si esto no es posible, empieza con treinta
minutos al día y vas aumentando el tiempo.
3. Consumir el contenido adecuado para ti
Para garantizar que el contenido que consumes te ayuda a adquirir el
idioma, busca contenido que se ajuste a tu nivel actual. No hace falta que lo
entiendas todo, pero al menos debes ser capaz de entender algunas palabras
o frases. Si no es así, te acabarás aburriendo o desmotivando. Recuerda, el
aprendizaje consiste en entender mensajes. Cuanto más entiendas el
material, mejor. Veremos maneras de conseguirlo más adelante.
Por norma general, cuando empiezas a aprender un idioma nuevo, debes
procurar que haya tanto contexto como sea posible. Por ejemplo, una serie
de televisión con una historia sencilla (como una historia de amor) es más
fácil de seguir que un podcast. Ves a los actores en situaciones concretas, lo
que te puede ayudar a entender (o adivinar) lo que están diciendo. Con el
tiempo, tu mente irá aprendiendo de forma espontánea palabras y frases.
Para mejorar tu comprensión, puedes ver las series con subtítulos en el
idioma que quieres aprender (por ejemplo, una serie en inglés con subtítulos
en inglés).
Evidentemente, el nivel de dificultad también variará en función del tema.
Por ejemplo, un documental sobre la Segunda Guerra Mundial será mucho
más difícil de entender que una comedia ligera o una historia de amor.
Para empezar, elige temas sencillos. Después, quita los subtítulos si buscas
un desafío mayor. Una vez sientas que dominas el tema (o quieras algún
cambio), pasa a temas más complejos.
Consejo: Intenta evitar los subtítulos en tu idioma nativo. Esto te impedirá
centrarte en lo que dicen los actores, lo que inhibirá tu aprendizaje.
4. Pasar a contenido más difícil
A medida que tu nivel de comprensión aumenta, puedes empezar a centrarte
en contenido más complejo como podcasts, que te proporcionan menos
contexto y son más difíciles de entender. El objetivo es desafiarte y seguir
mejorando tu comprensión.
En paralelo a ver contenido, también aprenderás las palabras más habituales
y un poco de gramática. Una vez que hayas desarrollado un vocabulario lo
bastante extenso, será mucho más fácil entender conversaciones de la vida
cotidiana.
5. Hacer que el input sea comprensible
Cuanto más consumas materiales adecuados para tu nivel actual de
comprensión (aunque un poco desafiantes), más rápido adquirirás tu idioma
de interés.
La clave es optimizar la cantidad y la calidad del input al que te expones. Si
consumes input solo durante cinco minutos al día, te costará una eternidad
aprender. Si solo miras contenido muy por encima de tu nivel actual,
frenarás tu progreso.
Veamos ahora siete maneras de aumentar tu comprensión.

1. Consume contenido que puedas entender (en cierta medida).


Prueba contenido que suponga un pequeño desafío. Por ejemplo,
en vez de leer novelas, busca libros para principiantes. Busca por
internet “lectores de nivel… + tu idioma de interés”. También
puedes ver series o dibujos para niños o canales de YouTube con
input para principiantes.
2. Dale prioridad al contenido altamente contextual (programas de
cocina, telenovelas, historias para niños con muchas imágenes,
etc.). Cuanto más contexto recibas, más fácil será que entiendas el
contenido. Por ejemplo, los vídeos prácticos como los programas
de cocina son geniales. Cuando empiezas a aprender un idioma,
cuanto más puedas inferir del vídeo/las imágenes, mejor.
3. Utiliza subtítulos en tu idioma de interés. Si te hace falta (y es
posible), añade subtítulos en tu idioma de interés. De esta manera,
recibirás input por audio, vídeo y por escrito simultáneamente. Con
el tiempo, puedes quitar los subtítulos a medida que te sientas más
cómodo con el contenido. Alternativamente, lee libros mientras
escuchas la versión en audio.
4. Mira contenido que ya conozcas en tu idioma nativo. Puedes
volver a ver tus series o películas favoritas, pero esta vez en el
idioma que quieres aprender. Como ya conoces la historia,
entenderás mucho más.
5. Vuelve a ver los mismos vídeos. Con el método de aprendizaje
por input, consumirás mucho contenido. De vez en cuando, puedes
volver a ver los mismos vídeos. Te darás cuenta de lo mucho que
has progresado e incluso puede que entiendas nuevas palabras y
expresiones. También puedes revisar vídeos que no entendiste bien
la primera vez.
6. Busca vídeos sobre un tema que conozcas bien. Cuanto más
sepas sobre un tema, más fácil será que lo entiendas en tu idioma
de interés. A medida que te familiarices con el vocabulario, incluso
puedes ser capaz de aprender material nuevo en ese idioma.
7. Utiliza aplicaciones móviles. Hoy en día, existen numerosas apps
que pueden ayudarte a mejorar tu comprensión del idioma. Por
ejemplo, puedes descargar la extensión de Chrome Language
Reactor. Esta caja de herramientas añade subtítulos, diccionarios y
otras características en sitios como Netflix o YouTube.

Cómo implementar el método de aprendizaje por input


La principal desventaja del método de aprendizaje por input es que requiere
tiempo para implementarlo. La página web refold.la explica detalladamente
cómo funciona este método. En esta sección, te ofreceré una visión general
sólida y un plan de acción concreto para ayudarte a empezar con este
método desde ahora mismo.
Dicho de forma sencilla, este método consiste en consumir contenido
comprensible a diario, al tiempo que memorizas algunas palabras y
aprendes un poco de gramática y de pronunciación.
Existen varios matices y maneras de optimizar tu aprendizaje, pero, siempre
que sigas consumiendo contenido a diario consistentemente e intentes
entenderlo, estarás en el buen camino. Con el tiempo, puedes modificar el
método y perfeccionar tu estrategia para que sea aún más efectivo.
Para implementar el método de aprendizaje por input, debes diseñar:

Un entorno de aprendizaje y
Un plan de aprendizaje

Una vez diseñados estos dos componentes, aprender será mucho más
sencillo.
1. Diseñar un entorno de aprendizaje
Uno de los mayores desafíos del aprendizaje por input es reunir material
relevante. Necesitas tener mucho contenido preparado, ya que vas a
consumir horas y horas de vídeo cada semana. Por suerte, seguramente
puedas encontrar todo lo que necesites en YouTube. Una vez hayas
encontrado contenido de interés, debes organizarlo de manera efectiva para
facilitar tu estudio diario.
A. Encontrar contenido relevante
Al principio, es mejor empezar por vídeos sencillos que te permitirán
aprender unas pocas palabras o frases. A medida que vayas entendiendo
más cosas, te sentirás motivado a seguir aprendiendo. Recuerda, aprender
un idioma requiere una gran inversión de tiempo y esfuerzo. No esperes
entender conversaciones diarias de la noche a la mañana.
Algunos ejemplos de contenido relevante para principiantes podrían ser:

Historias sencillas leídas por hablantes nativos


Programas de televisión pensados específicamente para estudiantes
de idiomas (por ejemplo, Extras, una serie para hablantes en inglés,
francés, alemán o español)
Dibujos para niños
Libros adaptados para principiantes que utilicen palabras sencillas
que se ajusten a tu nivel actual del idioma

Contenido algo más avanzado para principiantes podría ser:

Comedias o historias de amor (especialmente si tienen subtítulos


en el idioma que quieres aprender)
Cualquier vídeo sobre el tema de interés en que hayas decidido
centrarte

Contenido aún más avanzado podría ser:

Series de Netflix que te gusten


Comedias e historias de amor sin subtítulos

Recuerda que la clave de este método es:

1. Consumir gran cantidad de contenido en tu idioma de interés y


2. Disfrutar del proceso todo lo posible mientras aprendes
Si te parece que un contenido no es interesante, busca algo que te guste
más.
Yo he preparado una página de recursos con contenido que puedes empezar
a utilizar desde hoy mismo. He incluido recursos para los idiomas más
habituales (español, francés, italiano, alemán, ruso, japonés, chino y
coreano). En esta página encontrarás:

Cartas gratuitas de Anki con las palabras más comunes de cada


idioma para poder aprender vocabulario nuevo fácilmente todos los
días.
Vídeos de YouTube revisados y organizados por nivel de
dificultad, para poder empezar a sumergirte en el idioma.
Vídeos básicos de gramática que puedes ver a diario.
Vídeos de pronunciación para familiarizarte con sonido específicos
de tu idioma de interés.
Un plan de estudio de noventa días que puedes imprimir y utilizar
para empezar tu viaje del aprendizaje.

Mi objetivo es ayudarte a poder empezar a aplicar el método directamente


en vez de tener que estudiar durante horas cómo implementarlo (como yo
tuve que hacer). Cuando empieces a utilizar este método, puedes aumentar
tu conocimiento del método y perfeccionar tu estrategia visitando la página
web refold.la o su canal de YouTube Refold.
Consejos para consumir contenido de forma consistente
En el aprendizaje por input, la clave es consumir contenido en tu idioma de
interés cada día consistentemente durante un período de tiempo prolongado.
Aprender un idioma no es un sprint, es una maratón. Cuando consumas
contenido, debes intentar que sea:

Comprensible. Por norma general, cuanto más entiendas el


contenido, más fácil será que te mantengas motivado. Por ello,
busca contenido que sea un desafío, pero no un desafío demasiado
grande. Busca el equilibrio. Consulta los consejos mencionados en
la parte sobre cómo hacer que el contenido sea lo más
comprensible posible.
Atractivo. Puede que entiendas el contenido perfectamente, pero,
si no te llama la atención, te aburrirás en seguida. Busca contenido
que te parezca interesante o entretenido.

Debes buscar un equilibrio entre contenido interesante y comprensible. En


los días que tengas más energía y motivación, prueba a escuchar contenido
más difícil. En cambio, los días que te sientas más cansado o menos
motivado, consume contenido más fácil o más atractivo. Por ejemplo,
puedes revisar vídeos que ya hayas visto antes o ver tu serie favorita de
Netflix con subtítulos en tu idioma de interés. Si sigue siendo demasiado
complicado, añade subtítulos en inglés.
Selecciona el contenido apropiado en base a tu nivel de energía y de
motivación cada día (consulta el gráfico más abajo). Intenta mantenerte
implicado siempre que sea posible. Si no puedes, al menos intenta estar
entretenido.
B. Reunir contenido sobre gramática
El siguiente paso es encontrar contenido que puedas utilizar para estudiar
gramática. Puedes utilizar libros de texto, pero yo te recomendaría buscar
vídeos, ya que suelen ser más entretenidos. Aquí, el objetivo no es
convertirse en un maestro de la gramática ni ser capaz de explicar cómo y
por qué funciona todo. El propósito es simplemente tener una idea de cómo
funciona la gramática. Con el tiempo, tu mente conectará los puntos y
construir frases será más sencillo.
Para encontrar contenido sobre gramática, busca vídeos de gramática en
YouTube. Da prioridad a canales grandes, ya que suele ser una señal de que
su contenido es bueno. Busca listas de reproducción o vídeos de gramática
que vayan de lo básico a lo más avanzado.
C. Reunir las palabras clave más habituales
Cuanto más amplio sea tu vocabulario, más podrás entender el contenido
que consumes. Es por ello que debes dedicar tiempo a aprender al menos
entre cinco y diez palabras cada día. Si aprendes las 1000-2000 palabras
más utilizadas, tendrás una base que te permitirá entender más y más,
dándote acceso a un amplio abanico de input comprensible.
Una de las mejores maneras de aprender vocabulario nuevo es mediante la
aplicación Anki (gratuita para ordenadores de mesa y Macs). Anki cuenta
con un SRS (sistema de repetición espaciada) incorporado y te mostrará
palabras para maximizar la retención. Deberías crear un conjunto de al
menos 1000 palabras (o comprar/descargar uno). Puedes descargar
vocabularios gratuitos de Anki en la página de recursos para este libro.
D. Organizar tu contenido
Para garantizar que consumes contenido todos los días, haz que sea fácil
acceder al contenido. Te recomiendo no complicarte y crear listas de
reproducción en YouTube a las que puedas acceder en un par de clics.
También puedes crear una lista de películas o series que te apetezca ver en
Netflix.
Además, te recomiendo crear una cuenta de YouTube dedicada a tu idioma
de interés. Busca el vídeo titulado “Cómo: cuentas de inmersión en
YouTube” para aprender cómo hacerlo.
Tener una cuenta de YouTube dedicada a este propósito te proporcionará
más y más sugerencias de contenido. Con el tiempo, solo te mostrará
contenido relevante en tu idioma de interés. Esta es una forma inteligente de
hacer que el algoritmo de YouTube trabaje para ti.
E. Reunir vídeos de pronunciación
Por último, busca una página web o algunos vídeos que puedas utilizar para
aprender la pronunciación correcta en tu idioma de interés. Encontrarás
vídeos sobre pronunciación en la página de recursos.
Ahora que has reunido los materiales de aprendizaje relevantes, el siguiente
paso es implementar una rutina para ayudarte a mantener un aprendizaje
consistente.
2. Diseñar un plan de aprendizaje
Ya hemos visto cómo crear un plan de aprendizaje, así que no hablaré sobre
ello en profundidad en este apartado. Lo primero que debes tener en cuenta
es que, en el método del aprendizaje por input, necesitas tener una visión a
largo plazo. Si aspiras a hablar con fluidez el idioma, es probable que
necesites dedicar uno, dos o más años estudiando todos los días.
Cuánto tiempo necesitas estudiar dependerá de:
El idioma que estés aprendiendo. Cuanto más se parezca el idioma a tu
idioma materno, más rápidamente lo adquirirás. Por ejemplo, yo he
empezado a estudiar español y puedo ver que es mucho, mucho más fácil
que el japonés. Esto se debe a que el español es similar al francés, mi
idioma nativo. Ayer, mientras daba un paseo, estuve escuchando vídeos de
un youtuber español. Aunque los vídeos estaban en español, entendía gran
parte de lo que se decía. Y esto solo tras estudiar algunos días con el
método de aprendizaje por input.
El número de horas por semana que dedicas a consumir contenido. Tu
progreso dependerá en gran medida de las horas que dediques a consumir
contenido, siempre que:

1. El contenido se ajuste a tu nivel


2. Te esfuerces por entenderlo y
3. Estés implicado e interesado en el contenido
Cuanto más estudies, más rápido adquirirás tu idioma de interés. En
consecuencia, para progresar de manera considerable, procura consumir
contenido durante una o dos horas diariamente. Esto puede parecer mucho
tiempo, pero, si lo haces mientras cocinas, conduces, andas, haces ejercicio,
lavas los platos, etc., no te parecerá tanto. Esto es especialmente cierto
cuando disfrutas del contenido. Recuerda, la mayoría de la gente dedica
horas cada día a mirar sus teléfonos móviles, ordenadores o sentados
delante de la televisión. Puedes hacerlo, pero viendo contenido en tu idioma
de interés.
Número de horas de estudio que necesitas para hablar con fluidez
Vamos a ver cuántas horas necesitas, basándonos en la dificultad de tu
idioma de interés. El Instituto de Servicios Extranjeros de Estados Unidos
ha agrupado los idiomas de todo el mundo en cuatro categorías. Utilizaré
estas categorías proporcionándote lo que, en mi opinión, son números más
realistas para llegar a hablar con fluidez en los idiomas de cada categoría.

Nivel 1 (1.500 horas): este nivel incluye lenguas romances como


español, francés, italiano y portugués, así como lenguas
germánicas del norte como noruego, sueco, danés o neerlandés.
Nivel 2 (2.000 horas): incluye alemán, malayo, indonesio, swahili
o el criollo haitiano.
Nivel 3 (2.500 horas): esta categoría incluye la mayor parte del
resto de idiomas como el eslavo, báltico, indio, urálico, semítico,
lenguas helénicas, armenio, turco, thai o vietnamita.
Nivel 4 (4.000-5.000): incluye árabe, chino, japonés y coreano.

Aquí tienes dos aspectos más a considerar:

Esta clasificación se basa en la perspectiva de un hablante nativo


en inglés. Por ejemplo, si eres japonés, podrás aprender idiomas
similares como el coreano o el chino más rápidamente que otros
idiomas.
Una vez que hayas aprendido un idioma, serás capaz de adquirir
cualquier otro idioma más rápidamente que otra persona que aún
no domine ningún idioma extranjero.
Vamos a ver ahora cómo diseñar un plan de aprendizaje que puedas
empezar a utilizar desde hoy mismo.
Diseña tu plan de noventa días
Noventa días es tiempo suficiente para progresar de forma tangible hacia
cualquier objetivo principal. Es por ello que yo recomiendo crear un plan de
noventa días para tu aprendizaje de idiomas. Puede que no sepas
exactamente cuánto progresarás en esos noventa días, pero no pasa nada.
Para diseñar tu plan de noventa días, decide:

Cuántas palabras aprenderás cada día (utilizando Anki u otras


apps)
La cantidad de tiempo exacta que dedicarás a estudiar cada día
En qué momentos del día estudiarás
Un objetivo concreto que deseas alcanzar al final de los noventa
días

Para ayudarte, imprime el plan de noventa días en PDF disponible en la


página de recursos.
Para ir más allá
Tras unos meses de estudio siguiendo este método, puedes crear tus propias
tarjetas de memorización para aprender más palabras. También puedes
practicar varias técnicas como el repetir lo que escuchas, intentando imitar
la pronunciación lo mejor posible.
Para aprender más sobre el método Refold, consulta la hoja de ruta en su
página web.
Mensajes principales
El método de aprendizaje por input se basa en la idea de que adquirimos un
idioma consumiendo contenido que podemos comprender (input
comprensible).
Para empezar a implementar el método del input, necesitas:
Elegir un idioma de interés
Utilizar tarjetas de memorización para aprender las 1.000-2.000
palabras más habituales en ese idioma
Estudiar un poco de gramática todos los días para tener una idea
general de cómo funciona el idioma
Consumir tanto contenido como sea posible cada día (idealmente,
al menos una o dos horas)
Empezar a hablar solo cuando hayas alcanzado un nivel decente de
comprensión del idioma

Para optimizar tu aprendizaje, intenta buscar contenido que se ajuste a tu


nivel actual o haz que el contenido existente sea más comprensible:

Dándole prioridad al contenido que te proporciona mucho contexto


Utilizando subtítulos en tu idioma de interés
Mirando contenido que ya hayas visto en tu idioma nativo
Mirando vídeos que ya hayas visto antes
Mirando vídeos sobre temas que conoces bien y
Utilizando diferentes apps

Actividad práctica

Diseña tu plan de noventa días utilizando tu guía de acción


Consulta el pack de recursos para ayudarte a empezar
TEST ESTANDARIZADOS

Otro tipo de aprendizaje es el aprendizaje relacionado con test


estandarizados. En esta sección, detallaremos técnicas concretas que puedes
utilizar para test estandarizados como pruebas de idiomas (TOEFL, Examen
Oficial de Nivel de Lengua Japonesa, etc.) o test académicos (GMAT o
exámenes de admisión en universidades).
Por suerte, yo nunca he suspendido ningún test estandarizado, ya sea el
TOEFL (test de nivel de inglés), el GMAT (Examen de admisión para
graduados en gestión de empresas), el JPLT nivel uno (el nivel más
avanzado del Examen Oficial de Nivel de Lengua Japonesa) o el TOPIK
(Nivel intermedio del Test de Nivel de Coreano). Por ello, espero poder
compartir métodos efectivos que te ayuden a superar también estos
exámenes.
Aquí te muestro algunas características clave de los test estandarizados:

Requieren que estudies unos contenidos determinados


Implican adquirir un conjunto de habilidades o de conocimientos
bien definidos y
Suelen exigir que te bases más en el aprendizaje declarativo que en
el procedimental (aunque esto puede variar en función del tipo de
test)

Lo bueno de los test estandarizados


Una de las características principales de los test estandarizados es que ya
existen unos criterios muy claros de lo que deben saber los participantes
para superar esos test. Esto es una buena noticia, porque significa que,
como ya sabes lo que se te pide, puedes aumentar notablemente tus
probabilidades de éxito.
Otro aspecto positivo es que los test estandarizados suelen tener fechas
concretas. Por ejemplo, cuando yo me presenté al examen de nivel dos del
JLPT, ese examen solo se realizaba una vez al año, así que tenía tanto un
plazo de tiempo claro como un fuerte incentivo para preparar bien el
examen. Los plazos son poderosos. Los test estandarizados te impondrán
una fecha límite. Aprovéchalo al máximo.
A continuación, vamos a ver maneras efectivas de prepararte para los test
estandarizados detalladamente.
A. Identifica qué se espera de ti
El primer paso es asegurarte de que entiendes lo que se espera de ti.
Pregúntate lo siguiente:

¿Cuál es el ámbito del test?


¿Cuáles son las diferentes secciones y de qué tipo de preguntas
están compuestas?
¿Qué te piden entender exactamente?

Por ejemplo, para el JPLT, debes saber un determinado número de palabras


y de Kanji (los caracteres chinos). También tienes que aprender un
determinado número de normas gramaticales. Después, tienes ejercicios de
comprensión lectora y hablada, que los estudiantes deberían ser capaces de
completar si saben el vocabulario y la gramática y han leído y escuchado el
suficiente material en japonés.
B. Pide consejo a personas que han aprobado antes el examen
Si ya existen técnicas de aprendizaje efectivas, harías bien en conocerlas.
Cuando yo me preparé para el GMAT—una prueba necesaria para unirte a
una escuela de negocios—un amigo mío acababa de unirse a una escuela de
negocios, así que me vendió todos los libros de texto que utilizó para
prepararse el examen.
También puedes realizar una búsqueda rápida por internet para identificar
cuáles podrían ser las mejores maneras de abordar el aprendizaje para un
examen concreto.
C. Reúne material de aprendizaje relevante
El siguiente paso es asegurarte de que reúnes material de aprendizaje más
relevante y de mejor calidad para preparar el examen.
Cuando me preparé para el JPLT, me aseguré de comprar todos los libros
oficiales y no oficiales que pude encontrar. Yo tenía:

Un libro de texto de gramática que incluía las normas gramaticales


con varios ejemplos de cada una de ellas—y un CD para ayudarme
a mejorar mi comprensión oral
Un libro de texto de vocabulario que cubría todas las palabras y
caracteres japoneses incluidos en el examen
Un libro de texto para comprensión lectora con preguntas
simulando las del examen y
Un libro que incluía varios exámenes anteriores

En otras palabras, tenía libros de texto cubriendo cada parte del examen y
exámenes de prueba para evaluar mi progreso.
De forma similar, cuando me preparé para el GMAT, me compré una
docena de libros, incluyendo La guía oficial de preparación del GMAT, un
manual de 840 páginas con alrededor de 800 exámenes GMAT anteriores.
Cada libro cubría una parte específica del examen, tales como razonamiento
crítico, corrección de frases o análisis cuantitativo.
D. Crear un plan de aprendizaje
Preparar exámenes puede llevar meses o años. La única manera de
mantenerse constante y estudiar con regularidad es crear un plan de
aprendizaje específico.
Cuando estudié para el GMAT, me concedí un tiempo concreto para
prepararlo. Debo admitir que no recuerdo exactamente cuánto tiempo me
costó preparar el examen, pero fueron varios meses.
Marcar una fecha límite/apuntarse al examen
Más en concreto, necesitas ponerte una fecha límite y, si es posible,
apuntarte al examen. Algunos exámenes solo se pueden realizar una o dos
veces al año, así que tendrás clara la fecha límite. Otros exámenes, como el
GMAT o el TOEFL, se pueden realizar varias veces al año. Sin embargo, no
te recomiendo simplemente apuntarte a un examen y probar suerte.
Prepárate lo mejor que puedas y apúntate con la firme intención de
aprobarlo a la primera.
Crea un plan
Una vez que hayas marcado una fecha límite o te hayas apuntado al
examen, debes elaborar un plan de estudio. Por ejemplo, cuando estudié
para el GMAT, trabajaba a jornada completa, así que tuve que diseñar el
plan de aprendizaje en las horas fuera de mi jornada.

Estudiaba por la mañana antes de ir a trabajar entre cuarenta y


cinco y sesenta minutos.
Estudiaba en mi pausa para comer durante cuarenta y cinco
minutos
Estudiaba los fines de semana de 10 a 12 de la mañana

Seguí este horario hasta que se convirtió en un hábito.


E. Determina en qué punto te encuentras
Antes de empezar tu estudio, suele ser beneficioso determinar lo lejos que
estás de alcanzar tus objetivos. Esto te ayudará a calcular cuánto tiempo y
esfuerzo tienes que invertir en tu aprendizaje.
Imaginemos que tu objetivo es entrar en una escuela de negocios y
necesitas aprobar el GMAT. Si es así, antes de empezar a estudiar, es una
buena idea realizar un examen de prueba. Puede que descubras que la parte
matemática te resulta sencilla, mientras que la parte de razonamiento verbal
es difícil, o viceversa.
Por ejemplo, cuando yo hice un examen de prueba para el GMAT, en
seguida me di cuenta de que las matemáticas eran mi punto débil, mientras
que el razonamiento verbal era mi punto fuerte. En consecuencia, dediqué
mucho más tiempo a mejorar mis habilidades matemáticas.
Si estudias para un examen del que no tienes ningún conocimiento previo
sobre el tema, lo más probable es que no te haga falta realizar un examen de
prueba antes de empezar. En vez de ello, es mejor que esperes hasta que
hayas estudiado lo suficiente para realizar tu primer examen de prueba.
F. Practica, practica, practica
Una vez hayas creado tu plan de estudio e identificado tu nivel actual, es
hora de sentarse y de ponerse a estudiar.
Con los test estandarizados, la clave es practicar a responder tantas
preguntas de exámenes reales como sea posible. La mejor manera de hacer
esto es reunir preguntas de años anteriores (como con la guía oficial del
GMAT que he mencionado antes). Enfrentarte a preguntas reales y aprender
a contestarlas correctamente te permitirá hacerlo bien el día del examen.
Por consiguiente, busca tantas preguntas de exámenes anteriores como
puedas y plantéate comprar tantas como necesites.
Utiliza la práctica intercalada
Cuando estudies para tu examen, alterna entre tipos de problemas en vez de
centrarte en contestar preguntas del mismo tipo antes de pasar a otra
sección/tipos de ejercicios.
En su libro Apréndetelo, Peter C. Brown comparte un estudio en el que dos
grupos de estudiantes practicaban los mismos problemas matemáticos
(cuatro tipos de problemas en total). El primer grupo trabajaba en cuatro
problemas del mismo tipo antes de pasar al siguiente tipo. Mientras, el
segundo grupo trabajaba en los mismos problemas, pero con los problemas
intercalados. Cuando realizaron un examen una semana más tarde, los
estudiantes del primer grupo solo contestaron correctamente el veinte por
ciento de las preguntas, mientras que los estudiantes del segundo grupo
acertaron el sesenta y tres por ciento.
La conclusión es, diseña tus sesiones de estudio para alternar entre varios
tipos de ejercicios. Esto disparará tu aprendizaje y aumentará la retención.
Aprende de tus errores
Ahora bien, no pases simplemente por todas las preguntas contestándolas
todas lo mejor que puedes y olvidándote de ellas. En su lugar, identifica
todas las preguntas que no has podido contestar bien. Prueba a contestarlas
de nuevo hasta que las contestes correctamente.
Por ejemplo, puedes utilizar la siguiente técnica:

Escribe las preguntas que has contestado mal en tu libreta para


poder consultarlas más adelante (escribe la sección, página y
número de pregunta)
Busca las respuestas correctas a estas preguntas
Intenta contestarlas de nuevo en un par de días

Alternativamente:

Escribe las preguntas en tu libreta


No busques las respuestas
Intenta contestarlas en unos pocos días

La clave es dedicar el tiempo suficiente a las preguntas que te cuesta


contestar. Responder preguntas fáciles repetidamente sirve de poco. Esto no
te llevará a unos resultados óptimos.
G. Mide tu progreso
Fantástico. Ya has dedicado algunas semanas a estudiar para el examen,
pero, ¿cuánto has progresado realmente? La única manera de averiguarlo es
ponerte a prueba con un examen similar al real. Esto:

Te ayudará a identificar tus puntos débiles y tus fortalezas. ¿Estás


estancado en ciertas áreas? ¿Estás avanzando mucho en otras? ¿O
estás yendo hacia atrás?
Replicará las condiciones del examen, incluyendo las limitaciones
de tiempo y preguntas reales. Esto te preparará mentalmente para
el examen de verdad.
Te proporcionará una retroalimentación valiosa para mejorar tus
técnicas de estudio. Por ejemplo, puede que descubras que estás
dedicando demasiado tiempo a determinados tipos de preguntas. O
puede que descubras que es útil empezar por ciertas secciones y
dejar otras para el final.

Para muchos test estandarizados, podrás encontrar exámenes de prueba que


simulan muy bien el test real. Si no están disponibles, piensa en maneras en
las que podrías simular el examen real. Quizá puedes reunir las preguntas o
pedir a un amigo que te ayude con las secciones que requieran interacción
humana.
Vamos a responder ahora algunas preguntas que puedes tener acerca de los
exámenes de prueba.
¿Con qué frecuencia debería realizar exámenes de prueba?
Como hemos visto, el objetivo de estos exámenes es ayudarte a medir tu
progreso y proporcionarte retroalimentación, además de prepararte
mentalmente para el examen real. Por ello, no es útil realizar exámenes de
prueba con demasiada frecuencia. Debes darte un tiempo para mejorar antes
de realizar otro examen. Prueba a realizar uno cada mes o cada dos meses.
¿Debería realizar un examen de prueba completo o uno parcial?
¿Realmente necesitas sentarte durante horas para realizar un examen de
prueba completo o puedes realizar una versión más corta?
Esto es lo que te recomiendo:

Realiza un máximo de entre tres y cinco exámenes de prueba antes


del examen real. Los exámenes de prueba requieren tiempo y
esfuerzo. Si realizas demasiados, estarás utilizando demasiado
tiempo de estudio. Realiza uno al principio, un par más durante el
estudio y un examen de prueba final un par de semanas antes del
examen real.
Realiza exámenes de prueba parciales siempre que lo necesites.
Para practicar de forma efectiva una sección específica de tu
examen, puedes realizar un examen de prueba solo de esa sección.
Por ejemplo, si estudias para el GMAT, puedes dedicar una sesión
de estudio al “razonamiento cuantitativo” (sesenta y dos minutos y
treinta y una preguntas).

H. Ajusta tu aprendizaje
Por último, después de cada examen de prueba, pregúntate si necesitas
ajustar tu plan de aprendizaje. Dedica más tiempo y esfuerzo a las secciones
o preguntas que te cuestan más. Piensa en maneras de mejorar tu
rendimiento. Pide consejos de estudio a amigos y mentores.
No existen garantías, pero seguir estos pasos te ofrecerá la mejor
oportunidad de aprobar cualquier examen estándar al que te presentes.
Mensajes principales

Identifica lo que se espera de ti. Asegúrate de que sabes


exactamente lo que debes aprender para aprobar el examen. Estos
requisitos suelen ser concretos y finitos.
Pide consejos a personas que ya hayan superado el examen.
Encuentra gente que haya aprobado el examen anteriormente y
pídeles consejo. Haz una búsqueda rápida por internet para
identificar la mejor manera de preparar el examen.
Reúne materiales de aprendizaje relevantes. Consigue todos los
manuales oficiales y extraoficiales y otros materiales de interés.
Reúne todas las preguntas de exámenes previos que puedas
encontrar.
Crea un plan de aprendizaje. Decide cuánto tiempo tienes
disponible para prepararte el examen y/o apúntate al examen si es
necesario. A continuación, crea una rutina diaria o semanal para
asegurarte de que realizas un progreso constante.
Determina dónde estás. Realiza un examen de prueba al principio
para identificar las áreas a las que necesitas dedicar más tiempo.
Asegúrate de que reflejas los resultados en tu plan de estudio.
Practica, practica, practica. Como parte de tus sesiones de
estudio, contesta tantas preguntas reales de exámenes anteriores
como puedas. Esfuérzate por aprender de tus errores. Para ello,
anota las preguntas que no has podido contestar bien y ponte a
prueba unos pocos días después (tras haber estudiado). Dedica más
tiempo a las secciones del examen que te cuestan más.
Mide tu progreso. Realiza exámenes de prueba cada cuatro a ocho
semanas. Esto te preparará mentalmente simulando la situación del
examen. También te permitirá identificar áreas que necesitas
mejorar y te dará pistas de cómo realizar mejor el examen de
verdad. Además, realiza exámenes de prueba parciales con tanta
frecuencia como sea necesario para medir tu progreso a un nivel
más concreto.
Ajusta tu aprendizaje. Por último, fíjate en si necesitas adaptar tu
plan de aprendizaje en base a los resultados que has obtenido en
los exámenes de prueba. Dedica más tiempo a las preguntas que te
resultan difíciles o a partes esenciales que cuentan más en la
calificación final.
CONCLUSIÓN

A medida que el mundo se vuelva cada vez más complejo, tu capacidad


para aprender mejor y más rápido que los demás te ofrecerá una increíble
ventaja y te permitirá alcanzar casi cualquier objetivo que te propongas.
Recuerda, aprender es el proceso que te permite avanzar desde donde estás
ahora hasta donde te gustaría estar.
Como hemos visto en este libro, la buena noticia es que el aprendizaje es un
proceso inevitable. Si desarrollas la mentalidad adecuada, construyes la
identidad de un estudiante, defines lo que quieres aprender y por qué
quieres aprenderlo y utilizas técnicas de aprendizaje efectivas,
inevitablemente te acercarás a tus objetivos.
A veces dudarás de ti mismo. Cuando esto ocurra, recuerda que el
aprendizaje puede ser un proceso caótico con sus picos y valles. El progreso
puede ser más lento de lo que esperas. Sin embargo, a medida que sigas
procesos efectivos y persigas tus objetivos, acabarás siendo capaz de
aprender nuevas habilidades y de adquirir más conocimiento. La clave es
mantenerse centrado y evitar intentar absorber más de lo que puedes
asimilar. Para ello, selecciona unos pocos objetivos que realmente te
inspiren, implementa la mejor hoja de ruta posible y sigue avanzando hasta
que alcances tu meta. Una vez que sepas cómo alcanzar un objetivo, será
más fácil replicar el mismo proceso una y otra vez para cualquier otra cosa
que desees aprender.
No te olvides de disfrutar de tu aprendizaje. Estudia lo que tú desees
estudiar, no lo que piensas que deberías aprender o lo que otros quieren que
estudies. La pasión es la técnica de aprendizaje más poderosa que existe.
Puedes equivocarte en muchas cosas, pero, si amas lo que haces, adquirirás
incluso las habilidades más complicadas y dominarás los temas más
difíciles.
Ahora, seamos sinceros. No podrás absorber todo el contenido de este libro
leyéndolo una sola vez. No aplicarás todo de manera perfecta y tampoco es
necesario que lo hagas. La clave es ser más deliberado con lo que decides
aprender y con tu forma de aprenderlo. Al leer y releer este libro e ir
progresando con el tiempo, desarrollarás una mentalidad de aprendizaje
poderosa y dominarás algunas de las técnicas de aprendizaje más efectivas.
Esto te convertirá en un estudiante mucho mejor.
Para concluir, déjame recordarte que eres lo suficientemente inteligente
para resolver las cosas. Nunca dejes que nadie te diga que algo es
demasiado difícil para ti o que no puedes aprender una determinada
habilidad o disciplina. Si muchos otros lo han aprendido antes que tú, tú
también puedes.
Recuerda que siempre puedes aprender, crecer y mejorar. Puedes resolver
las cosas. El aprendizaje es inevitable y, cuando domines el proceso, serás
capaz de aprender mejor y más rápido que la mayoría. Este se convertirá en
tu superpoder.
¿QUÉ OPINAS?

Espero que este libro te haya sido útil. Te estaría muy agradecido si
pudieras dedicar un momento a dejar un comentario sincero en Amazon.
¡Gracias de nuevo por tu apoyo!
Thibaut
DOMINA TUS EMOCIONES
(EXTRACTO)

El espíritu vive en sí mismo, y en sí mismo puede crear un cielo del


Infierno, y un infierno del Cielo.
−JOHN MILTON, POETA.

Todos nosotros experimentamos un amplio abanico de emociones durante


nuestras vidas. Tengo que admitir que yo mismo he experimentado altibajos
mientras escribía este libro. Al principio estaba muy emocionado e
ilusionado con la idea de proporcionar a la gente una guía para ayudarles a
entender sus emociones. Imaginaba cómo mejorarían las vidas de los
lectores al aprender a controlar sus emociones. Estaba muy motivado y no
podía evitar pensar lo maravilloso que sería el libro.
O eso es lo que pensaba al principio.
Después de la ilusión inicial, llegó el momento de sentarse y ponerse a
escribir el libro real, y en este punto es cuando desapareció rápidamente la
emoción. Mi escritura me parecía aburrida, y me sentía como si no tuviera
nada significativo o valioso con lo que contribuir.
Sentarme en mi escritorio y escribir se volvía cada vez más un reto para mí
con el paso de los días. Empecé a perder la confianza en mí mismo. ¿Quién
era yo para escribir un libro sobre emociones si no podía controlar ni mis
propias emociones? ¡Qué ironía! Incluso consideré tirar la toalla. Ya existen
un montón de libros sobre este tema, así que, ¿para qué añadir uno más?
Al mismo tiempo, me di cuenta de que este libro era una oportunidad
perfecta para trabajar mis propias emociones. ¿Y quién no sufre emociones
negativas de vez en cuando? Todos pasamos por altibajos emocionales, ¿no
es cierto? La clave es qué hacemos con nuestros momentos bajos. ¿Estamos
utilizando nuestras emociones para nuestro crecimiento personal? ¿Estamos
aprendiendo algo de ellas? ¿O estamos atormentándonos a causa de ellas?
Hablemos ahora de tus emociones. Déjame empezar haciéndote esta
pregunta:
¿Cómo te sientes ahora mismo?
Saber cómo te sientes es el primer paso para poder tomar el control de tus
emociones. Puede que hayas pasado mucho tiempo internalizando la idea de
que has perdido la conexión con tus propias emociones. Puede que hayas
respondido algo así como: “Siento que este libro puede ser útil”, o “De
verdad siento que podría aprender algo de este libro”. No obstante, ninguna
de estas respuestas refleja cómo te sientes. Tú no ‘sientes que’, simplemente
‘sientes’. No ‘sientes que’ este libro podría ser útil, sino que ‘piensas’ o
‘crees’ que este libro podría ser útil, y esto genera una emoción que te hace
‘sentir’ motivado para leerlo. Los sentimientos se manifiestan como
sensaciones físicas en tu cuerpo, no como una idea en tu mente. Quizá, la
razón por la que la palabra ‘sentir’ se usa en exceso o de forma inadecuada
es porque no queremos hablar sobre nuestras emociones. Así que, ¿cómo te
sientes ahora?
¿Por qué es importante hablar sobre las emociones?
Cómo te sientes determina la calidad de tu vida. Tus emociones pueden
hacer que vivas una vida miserable o verdaderamente mágica. Esta es la
razón por la que son uno de los aspectos de la vida más importantes en los
que centrarse. Tus emociones dan color a todas tus experiencias. Cuando te
encuentras bien, todo parece o sabe mejor. También tus pensamientos son
mejores. Tu nivel de energía es más alto y las posibilidades parecen
ilimitadas. Por el contrario, cuando te sientes deprimido, todo parece triste.
Tienes menos energía y te sientes poco motivado. Te sientes estancado en
un lugar en el que no quieres estar (tanto mental como físicamente), y el
futuro parece oscuro.
Tus emociones también pueden actuar como una poderosa guía. Pueden
decirte que algo está mal y permitirte realizar cambios en tu vida. Por ello,
son una de las herramientas de crecimiento personal más poderosas que
tienes.
Por desgracia, lo más probable es que ni tus profesores ni tus padres te
hayan enseñado cómo funcionan tus emociones ni cómo controlarlas. Me
parece irónico que hoy en día casi cualquier cosa venga con un manual de
instrucciones, excepto tu mente. Porque, ¿nunca has recibido un manual de
instrucciones que te enseñe cómo funciona tu mente y cómo controlar mejor
tus emociones? ¿Verdad? Yo no lo he recibido. De hecho, dudo que haya
existido un manual así, hasta ahora.
Qué aprenderás en este libro
Este libro es el manual de uso que deberían haberte dado tus padres al
nacer. Es el manual de instrucciones que deberías haber recibido en el
colegio. En él, compartiré contigo todo lo que necesitas saber sobre tus
emociones para que puedas superar tus miedos y limitaciones y convertirte
en la persona que realmente quieres ser.
Aprenderás qué son las emociones, cómo se forman y cómo puedes
utilizarlas para tu crecimiento personal. También aprenderás a gestionar las
emociones negativas y a condicionar tu mente para crear emociones más
positivas.
Mi esperanza y mi expectativa sinceras son que, cuando acabes de leer el
libro, tengas una visión clara de lo que son las emociones y las herramientas
que necesitas para empezar a dominar tus emociones.
De forma más específica, este libro te ayudará a:

Entender lo que son las emociones y cómo afectan tu vida


Identificar las emociones negativas que dominan tu vida y aprender
a superarlas
Cambiar tu historia para tomar el control de tu vida y construir un
futuro mejor, y
Reprogramar tu mente para experimentar emociones más positivas.
Aquí tienes un resumen más detallado de lo que aprenderás en este libro:
En la Parte I, hablaremos sobre qué son las emociones. Aprenderás por qué
estás programado para centrarte en la negatividad y qué puedes hacer para
contrarrestar este efecto. También descubrirás cómo tus creencias afectan
tus emociones. Por último, aprenderás cómo funcionan las emociones
negativas y por qué son tan complejas.
En la Parte II, repasaremos los elementos que afectan de forma directa tus
emociones. Entenderás la importancia de tu cuerpo, tus pensamientos, tus
palabras o tu sueño en tu vida y cómo puedes utilizarlos para cambiar tus
emociones.
En la Parte III, aprenderás cómo se generan las emociones. También
descubrirás cómo condicionar tu mente para experimentar emociones más
positivas.
Por último, en la Parte IV, veremos cómo utilizar tus emociones como una
herramienta de desarrollo personal. Aprenderás por qué experimentas
emociones como el miedo o la depresión y cómo funcionan. A
continuación, descubrirás cómo utilizarlas para tu crecimiento personal.
Empecemos.
Para empezar a dominar hoy tus emociones dirígete a
mybook.to/domina_tus_emociones
1. Qué son las emociones
¿Te has preguntado alguna vez qué son las emociones y para qué sirven?
En esta sección, trataremos el tema de cómo afecta a tus emociones tu
mecanismo de supervivencia. A continuación, explicaremos qué es el ‘ego’
y qué influencia tiene sobre tus emociones. Por último, desvelaremos el
mecanismo que se esconde tras las emociones y aprenderemos por qué
puede ser tan difícil gestionar las emociones negativas.
Por qué tendemos hacia la negatividad
Tu cerebro está diseñado para la supervivencia, lo que explica por qué
puedes leer este libro en este momento. Si lo piensas bien, las
probabilidades de que nacieras eran extremadamente escasas. Para que
ocurriera este milagro, todas las generaciones anteriores a ti tuvieron que
sobrevivir lo suficiente para procrear. En su lucha por la supervivencia y la
procreación, seguramente se enfrentaron a la muerte cientos o incluso miles
de veces.
Por suerte, al contrario que tus ancestros, lo más probable es que tú no
tengas que enfrentarte a la muerte cada día. De hecho, la vida nunca había
sido tan segura como ahora (en muchas partes del mundo). Sin embargo, tu
mecanismo de supervivencia no ha cambiado demasiado. Tu cerebro sigue
escaneando tu entorno en busca de potenciales peligros.
En cierta manera, algunas partes de tu cerebro se han quedado obsoletas.
Aunque ya no existe el peligro de que pueda comerte un depredador en
cualquier momento, tu cerebro sigue dándole más importancia a los sucesos
negativos que a los positivos.
Por ejemplo, el miedo al rechazo es un ejemplo de la tendencia hacia la
negatividad. En el pasado, ser rechazado de tu tribu reducía
significativamente tus probabilidades de supervivencia. En consecuencia,
hemos aprendido a buscar cualquier señal de rechazo, y esto ha quedado
arraigado en nuestro cerebro.
Actualmente, ser rechazado suele conllevar pocas o ninguna consecuencia
sobre tu supervivencia a largo plazo. Puede que te odie todo el mundo y aun
así sigas teniendo trabajo, una casa y comida de sobra en tu mesa, pero tu
cerebro sigue estando programado para percibir el rechazo como una
amenaza para tu supervivencia.
Esta es la razón por la que el rechazo puede ser tan doloroso. Por mucho
que sepas que la mayoría de los rechazos no tienen mucha importancia, no
puedes evitar sentir dolor emocional. Si haces caso a tu mente, puedes crear
todo un drama por un rechazo. Puedes pensar que no mereces el amor y
obsesionarte con el rechazo durante días o incluso semanas. Aun peor,
puedes sumirte en la depresión a causa de ese rechazo.
De hecho, una sola crítica puede valer más que cientos de opiniones
positivas. Este es el motivo por el que un autor con opiniones de 5 estrellas
puede sentirse tan mal cuando recibe una opinión de 1 estrella. Aunque el
autor entiende que la opinión de 1 estrella no supone ninguna amenaza para
su supervivencia, su cerebro no lo percibe así. Más bien interpreta la
opinión negativa como una amenaza a su ego, lo que desencadena una
reacción emocional.
El miedo al rechazo también puede hacer que dramatices en exceso los
sucesos negativos. Si tu jefe te critica en el trabajo, tu cerebro puede
entenderlo como una amenaza y puedes pensar, “¿Y si me despiden? ¿Y si
no puedo encontrar otro trabajo y mi mujer me abandona? ¿Qué pasará con
mis hijos? ¿Y si no los puedo volver a ver?”. Aunque eres afortunado por
contar con un mecanismo de defensa tan efectivo, también es tu
responsabilidad distinguir entre las amenazas reales y las imaginarias. Para
superar esta tendencia hacia la negatividad, tienes que reprogramar tu
mente. Una de las capacidades más poderosas del ser humano es nuestra
habilidad para utilizar nuestros pensamientos para dar forma a nuestra
realidad e interpretar los sucesos de una manera que nos empodere. Este
libro te enseñará cómo hacerlo.
Por qué el objetivo de tu cerebro no es hacerte feliz
El objetivo principal de tu cerebro no es hacerte feliz, sino asegurar tu
supervivencia. Por lo tanto, si quieres ser feliz, debes tomar el control de tus
emociones en vez de suponer que serás feliz con ellas porque es tu estado
natural. En la siguiente sección, veremos qué es la felicidad y cómo
funciona.
Cómo puede impedir tu felicidad la dopamina
La dopamina es un neurotransmisor que, entre otras funciones, juega un
papel esencial en recompensar ciertos comportamientos. Cuando se libera
dopamina en áreas específicas de tu cerebro – los centros del placer –
experimentas una sensación de euforia. Esto es lo que sucede cuando haces
ejercicio, cuando haces apuestas, practicas sexo o disfrutas de una comida.
Una de las funciones de la dopamina es asegurarse de que buscas comida
para no morirte de hambre, y de que buscas compañero/a para reproducirte.
Sin la dopamina, muchas especies se habrían extinguido. ¿Está bastante
bien, no?
Bueno, sí y no. En el mundo actual, este sistema de recompensa se ha
quedado obsoleto, en muchos casos. Mientras que en el pasado la dopamina
estaba ligada a nuestro instinto de supervivencia, hoy en día se puede
generar una liberación de dopamina de forma artificial. Un buen ejemplo de
este efecto son las redes sociales, que utilizan la psicología para hacer que
pases todo el tiempo posible en ellas. ¿Te has dado cuenta de todas esas
notificaciones que te llegan constantemente? Su función es generar una
liberación de dopamina para que permanezcas conectado, ya que, cuanto
más tiempo pases conectado a una red social, más dinero gana esta. Ver
pornografía o apostar también induce una liberación de dopamina, lo que
puede hacer que estas actividades se vuelvan muy adictivas.
Por suerte, no estamos obligados a actuar cada vez que nuestro cerebro
libera dopamina. Por ejemplo, no hace falta que revisemos constantemente
nuestro tablón de Facebook solo porque esto nos produce un placentero
aumento de dopamina.
La sociedad actual nos vende una versión de la felicidad que en realidad nos
puede hacer infelices. En gran medida, nos hemos vuelto adictos a la
dopamina porque los vendedores han descubierto formas efectivas de
explotar nuestros cerebros. Recibimos múltiples dosis de dopamina durante
el día y nos encanta. Sin embargo, ¿equivalen realmente a la felicidad?
Peor aún, la dopamina puede crear verdaderas adicciones con
consecuencias graves para nuestra salud. Un estudio llevado a cabo de la
Universidad de Tulane demostró que, cuando se les permitía autoestimular
sus centros de placer a voluntad, los participantes lo hacían unas cuarenta
veces por minuto. ¡Preferían estimular sus centros de placer que comer,
incluso renunciando a la comida cuando estaban hambrientos!
El coreano Lee Seung Seop es un caso extremo de este síndrome. En 2005,
Seop falleció tras jugar a un videojuego durante cincuenta y ocho horas
seguidas sin apenas comer ni beber, y sin dormir. La investigación posterior
concluyó que la causa de la muerte fue un fallo cardíaco debido al
cansancio y la deshidratación. Seop tenía tan solo veintiocho años.
Para tomar el control de tus emociones, es esencial entender el papel que
juega la dopamina y cómo afecta a tu felicidad. ¿Eres adicto al móvil?
¿Vives pegado a la televisión? O quizás pasas demasiado tiempo jugando a
videojuegos. La mayoría de nosotros somos adictos a algo. Para muchas
personas, la adicción resulta obvia, pero para otras, es más sutil. Por
ejemplo, puede que seas adicto a pensar las cosas en exceso. Para controlar
mejor tus emociones, es importante conocer tus adicciones, ya que pueden
robarte tu felicidad.
El mito de “algún día lo haré”
¿Eres de los que piensan que algún día lograrán su sueño y por fin serán
felices? Es poco probable que esto suceda. Puede que logres cumplir tu
sueño (eso espero), pero probablemente no vivirás ‘siempre feliz después de
conseguirlo’. Esta es solo otra de las ilusiones que crea tu mente.
Tu mente se aclimata rápidamente a nuevas situaciones, lo que
probablemente es el resultado de la evolución y de nuestra necesidad de
adaptarnos continuamente para sobrevivir y reproducirnos. Esta también es
la razón por la que tu nuevo coche o tu nueva casa solo te harán feliz por un
tiempo. Una vez que se acaba la emoción inicial, seguirás adelante para
buscar tu nuevo objetivo. Este fenómeno se conoce como ‘adaptación
hedónica’.
Cómo funciona la adaptación hedónica
Déjame compartir contigo un interesante estudio que probablemente
cambiará tu forma de entender la felicidad. Este estudio, que fue llevado a
cabo en personas que habían ganado la lotería y en personas parapléjicas,
fue revelador para mí. Esta investigación, realizada en 1978, evaluó cómo
afectaba a la felicidad el hecho de ganar la lotería o de convertirse en
parapléjico.
El estudio mostró que, un año después de cualquiera de los dos sucesos,
ambos grupos eran igual de felices que antes de experimentarlo. Has leído
bien, igual de felices (o de infelices). Puedes descubrir más sobre el estudio
viendo el video Ted Talk de Dan Gilbert titulado ‘The Surprising Science of
Happiness’ (‘La Sorprendente Ciencia de la Felicidad’).
Puede que pienses que serás feliz ‘cuando lo consigas’. Sin embargo, tal y
como nos muestra el estudio anterior sobre la felicidad, esto no es cierto.
No importa lo que te ocurra. Una vez que te adaptes al nuevo suceso,
volverás a tu estado predeterminado de felicidad. Así es como funciona tu
mente.
¿Significa esto entonces que no puedes ser más feliz de lo que eres ahora?
No. Lo que quiere decir es que, en global, los eventos externos que te
pueden suceder tienen muy poco impacto sobre tu nivel de felicidad.
De hecho, según Sonja Lyubomirsky, autora de ‘The How of Happiness’
(‘El Cómo de la Felicidad’), el cincuenta por ciento de nuestra felicidad está
determinada por la genética; el cuarenta por ciento, por factores internos; y
solo el diez por ciento, por factores externos. Estos factores externos
incluyen si estamos solteros o casados, si somos ricos o pobres, y factores
de influencia social similar.
Esto sugiere que solo el diez por ciento de tu felicidad depende de factores
externos, lo que seguramente es mucho menos de lo que pensabas. En
conclusión: Tu felicidad depende de tu actitud hacia la vida, no de lo que te
ocurre.
Por ahora, hemos visto cómo tus mecanismos de supervivencia afectan
negativamente a tus emociones y te impiden experimentar más alegría y
felicidad en tu vida. En la siguiente sección aprenderemos más sobre el ego.
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SOBRE EL AUTOR

Thibaut Meurisse es un bloguero de desarrollo personal, autor y fundador


de whatispersonaldevelopment.org.
Obsesionado con la superación personal y fascinado por el poder del
cerebro, su misión personal es ayudar a la gente a darse cuenta de todo su
potencial y alcanzar elevados niveles de plenitud y consciencia.
Apasionado por los idiomas extranjeros, él es francés, escribe en inglés y
vivió en Japón durante casi diez años.
Conoce más datos sobre Thibaut en:

amazon.com/author/thibautmeurisse
thibaut.meurisse@gmail.com

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