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Conforme a la Ley 28296, se entiende por bien integrante del Patrimonio Cultural de la

Nación toda manifestación del quehacer humano, material o inmaterial, la que por su
importancia, valor y significado paleontológico, arqueológico, arquitectónico, histórico,
artístico, militar, social, antropológico, tradicional, religioso, etnológico, científico,
tecnológico o intelectual, sea expresamente declarado como tal o sobre el que exista la
presunción legal de serlo. Dichos bienes tienen la condición de propiedad pública o privada
con las limitaciones que establece la citada Ley.
A fin de precisar la definición que establece la Ley peruana, es necesario considerar que
también forman parte del Patrimonio Cultural de la Nación los bienes que revistan interés
cultural que se encuentren comprendidos en los tratados y convenciones sobre la materia de
los que el Perú sea parte.
La definición legal de “Patrimonio Cultural” es sumamente amplia. Incluye prácticamente
todo, incluso los fósiles, que dicho sea de paso no son evidencia de actividad humana, sino
restos naturales, por así decirlo. La definición legal es realmente muy general, y estoy de
acuerdo con ello. No se puede restringir el deber del Estado a proteger el patrimonio cultural
en función de una lista taxativa de bienes, pues poco a poco se pueden descubrir cosas que no
entran dentro de dicha clasificación, y los valores van cambiando, van rotando en el tiempo.
En mi opinión, hay muchos puntos de crítica respecto del tratamiento de la ley.
Tradicionalmente, el Estado entiende que su rol protector del patrimonio cultural se da
eminentemente a través de la propiedad estatal. Si uno ve los incentivos tributarios existentes,
todos redundan en beneficio de propiedad pública. Asimismo, la Ley asigna los derechos de
propiedad de forma distinta según la antigüedad del bien. Si el bien es prehispánico, es de
propiedad y administración estatal exclusiva. Respecto a los bienes posteriores, virreinales y
republicanos, sí puede haber propiedad privada.
Desde inicios del periodo republicano, el gobierno peruano se ha reservado la protección de
los monumentos prehispánicos, por su naturaleza y uso social diferenciado. Estos restos son
la evidencia de nuestros antepasados, nuestros orígenes. La ley reconoce la propiedad
privada, de acuerdo a lo que dispone nuestra Ley General en concordancia con la
Constitución. Los restos prehispánicos no son bienes a los que les podemos dar un uso, sea
comercial, residencial, social, a diferencia del patrimonio colonial, virreinal o republicano
que ha tenido continuidad en su uso, a través de sus propietarios. Éstos sí pueden ser usados y
pueden ser adecuados a las necesidades de la época. Los bienes arqueológicos, salvo que sea
contra su naturaleza, no se pueden afectar, dañar o modificar, por lo que el Estado los reserva
para su protección, conservación y puesta en uso social.
Al momento de legislar sobre temas relacionados con el patrimonio cultural, se debe
considerar su carácter singular, esto debido a que está conformado por bienes no renovables,
los mismos que fueron elaborados en la mayoría de casos en un tiempo distinto al nuestro y
por grupos humanos que posiblemente ya no existan en su concepción original.
Considerando este carácter no renovable y excepcional del patrimonio cultural, al momento
de organizar la estructura y funcionamiento del Estado, se depositó la responsabilidad de
protegerlo, cautelarlo, etc., en órganos con altísimos niveles técnicos y especialistas en el
tema, como es el Instituto Nacional de Cultura.
En la transformación del virreinato al Estado peruano, dicho Estado adquirió muchos
inmuebles prehispánicos, pero luego de eso se han descubierto nuevos inmuebles, dentro de
áreas de propiedad privada. La Ley de Patrimonio Cultural dice que todos los inmuebles
prehispánicos, inclusive los que se descubran en predios de propiedad privada, son de
exclusiva propiedad estatal. Es decir, nunca van a compensar económicamente al propietario.
No estás hablando de expropiación, porque nunca fue tuyo, siempre fue del Estado, lo
descubierto y por descubrir.
En el Perú la norma que regula de forma específica el tema del Patrimonio Cultural de la
Nación, es la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación – Ley Nº 28296, la misma
que es complementada por Reglamento- Anexo al Decreto Supremo N° 011-2006-ED.
De acuerdo a lo prescrito en su versión original, por el numeral 1° del artículo 22° de la ley
Nº 28296, toda obra pública o privada de edificación nueva, remodelación, restauración,
ampliación, refacción, acondicionamiento, demolición, puesta en valor o cualquier otra que
involucre un bien inmueble integrante del Patrimonio Cultural de la Nación, requería para su
ejecución de la autorización previa del Instituto Nacional de Cultura (Actualmente Ministerio
de Cultura).
Complementaba lo referido en el artículo 37º del Reglamento de la Ley Nº 28296, en el
sentido que estaba prohibido conceder autorización de ejecución de obra vinculada a bienes
culturales inmuebles, en vía de regularización, que haya sido ejecutada sin autorización
previa del Instituto Nacional de Cultura (en adelante INC).

Asimismo, prescribía, el artículo 38° del referido Reglamento, que sin perjuicio de las
responsabilidades que acarrea la ejecución de obras vinculadas a bienes culturales inmuebles
sin autorización previa del INC, el responsable estaba en la obligación de reponer el bien al
estado anterior a la intervención, ciñéndose a las especificaciones técnicas que ordene el INC.

Asimismo, de acuerdo a lo prescrito en su versión original, por el numeral 2 del artículo


22°de la Ley Nº 28296, era nula la licencia municipal que carezca de la autorización del INC,
sin perjuicio de las responsabilidades administrativas, civiles y penales que correspondan.

La puesta en uso social del Patrimonio Cultural importa la necesidad de involucrar a la


comunidad en la preservación del Patrimonio Cultural. Un monumento y/o conjuntos
arquitectónicos se integran a su medio en la medida en que recobren su valor histórico y se
constituyan como evidencia del proceso histórico en el que también está directamente
involucrado su entorno social actual, y en la medida en que éste sea capaz de percibirlo y
entenderlo. La conservación del Patrimonio Cultural en sí implica un trabajo eminentemente
técnico y especializado, el cual debe ser necesariamente profesional, no correspondiendo a
una labor que aisladamente realice un voluntario, sino siendo parte de un trabajo de gestión
de Patrimonio Cultural debidamente guiado por el especialista en conservación. Debe
entenderse que la práctica de la conservación sigue una metodología científica.

Los estudiantes y profesionales que provienen de diferentes áreas de estudios como


arqueólogos, historiadores, antropólogos, artistas, trabajadores sociales, historiadores del arte,
educadores, museólogos, economistas, administradores, profesionales de turismo, entre otros
pueden intervenir desde su campo de acción para la promoción, incentivo, diseño y
realización de proyectos educativos, económico-sociales, socioculturales, etnohistóricos,
arqueológicos, artísticos, entre otros, relacionados a la defensa y protección del patrimonio
cultural, tomando decisiones y gestionando administrativa, económica, formativa,
comunicativa y artísticamente proyectos multidisciplinarios. Es necesario la sensibilización a
la población en temas relacionados a la protección del patrimonio cultural, con un equipo
multidisciplinario que provea información necesaria para que el ciudadano tenga los
instrumentos necesarios para hacer frente a esta problemática.

La protección del patrimonio cultural, como bien dice el artículo 5 del título preliminar de la
Ley 28296, es responsabilidad de todo ciudadano:
Los bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación, independientemente de su
condición privada o pública, están protegidos por el Estado y sujetos al régimen específico
regulado en la presente Ley. El Estado, los titulares de derechos sobre bienes integrantes del
Patrimonio Cultural de la Nación y la ciudadanía en general tienen la responsabilidad común
de cumplir y vigilar el debido cumplimiento del régimen legal establecido en la presente Ley.
El Estado promoverá la participación activa del sector privado en la conservación,
restauración, exhibición y difusión de los bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la
Nación y su restitución en los casos de exportación ilegal o cuando se haya vencido el plazo
de permanencia fuera del país otorgado por el Estado.
A fin de detener las excavaciones ilegales (saqueos y huaqueos) en las zonas arqueológicas
de los distritos, se podría trabajar en conjunto con las organizaciones vecinales, sociales,
culturales y civiles de la comunidad en coordinación con las municipalidades locales, ente
rector, Policía Nacional y otros para mejorar la protección, señalización, delimitación de las
zonas arqueológicas que permitiría mejorar la seguridad. Al mismo tiempo coordinar la
realización de la puesta en valor con el ente rector, que permitiría mejorar el estado de
conservación del sitio, y si fuera posible un pequeño museo cercano en el cual se exponga los
bienes culturales hallados. Las exploraciones e investigaciones de todos los proyectos
arqueológicos toma un tiempo prudencial para ser realizados, todos los requisitos para poder
realizar estas investigaciones se encuentran en el Reglamento de Investigaciones
Arqueológicas y se debe presentar un informe final de la investigación realizada.
Artículo 5º. La investigación arqueológica en el Perú es de interés social y científico;
corresponde al Estado su regulación y promoción a través del Instituto Nacional de Cultura.
Es objeto de la investigación arqueológica el estudio de los restos materiales y de
su contexto cultural y ambiental de las sociedades que existieron en el territorio nacional, así
como su protección, conservación y difusión. (Reglamento de Investigaciones Arqueológicas,
2000).
Son los gobiernos locales y regionales que cuentan con presupuestos para desarrollar
proyectos socioculturales y una forma mediante la cual obtener fondos para promover la
protección del patrimonio cultural.
Art 82 Inc. 12. Promover la promoción y difusión del patrimonio cultural de la Nación,
dentro de su jurisdicción, y la defensa y conservación de los monumentos arqueológicos,
históricos y artísticos, colaborando con los organismos regionales y nacionales competentes
para su identificación, registro, control, conservación y restauración. (Ley Orgánica de
Municipalidades).
Se podrían realizar actividades que generen ingresos por medio del turismo y que serían
espacios donde los niños y jóvenes podrían conocer de cerca su patrimonio. Casos como
estos se pueden observar en Machupicchu, que tiene una imagen mundial y el nivel turístico
ha aumentado en la zona a comparación con años anteriores, generando ingresos a las
familias de los alrededores, asimismo se ha incrementado levantando la imagen del Perú en el
exterior por su valor e importancia arqueológica y social. Con respecto a los hurtos, son las
iglesias de pueblos alejados del Perú, donde existen medidas mínimas de seguridad, las que
están en peligro de ser robados. Es ahí donde nosotros podríamos comenzar a realizar
proyectos de sensibilización a la comunidad fomentado la importancia de la seguridad en
ellas, así como la necesidad de emprender la tarea de registro de sus bienes culturales.
El patrimonio tiene valores de referencia tales como: Valor de uso (el bien en tanto que sirve
para satisfacer alguna necesidad concreta, individual o colectiva). Valor formal (se evalúa por
el atractivo estético que despierta en los sentidos y la emoción que proporciona al observador
y otros factores como la antigüedad, rareza, preciosidad, apariencia exótica, etc., y el Valor
simbólico, llamado también valor asociativo (todo objeto o monumento se halla asociado a un
personaje, a una cultura o un acontecimiento del pasado. Se asocian el pasado con el presente
y le concede un valor excepcional). La gestión del patrimonio requiere varias funciones
precisas: identificación y recuperación de grupos de objetos y colecciones que deben ser
sistemáticamente documentados, conservados, estudiados, interpretados o explicados, luego
presentarlos y exponerlos al público a través de instituciones patrimoniales o museos. Así
pues, concluimos que el patrimonio cultural (arqueológico e histórico) es un recurso al
alcance de los seres humanos de nuestro tiempo, quienes haciendo uso de sus capacidades
sensoriales e intelectuales, encuentran un medio para profundizar en el conocimiento del
entorno y establecer juicios acerca de los problemas humanos. Si el patrimonio vale, servirá
para algo, desde la pura contemplación estética o extática hasta el uso como reclamo
nacional. No puede haber uso sin conservación ni mantenimiento. Preservar el patrimonio es
el compromiso que han asumido los países de todo el mundo. A modo de epílogo, el Perú fue
pionero en América en promulgar leyes y normas para la defensa del patrimonio cultural,
unas ominosas y otras de valía. Entre las primeras mencionaremos al nefando Decreto
Supremo del 27 de abril de 1893, expedido por Remigio Morales Bermúdez, Presidente
Constitucional de la República, en cuyo Art. VI, Inc. 2º autoriza que, todos los objetos que se
encontraren pertenecerán al que solicita la licencia, pero tendrá este también la obligación
que se expreserá en el decreto respectivo, de entregar al Estado un duplicado de cada uno de
los objetos que se descubran, o copias fotográficas de los que no tuviesen similares,
acompañadas de la descripción detallada que baste para dar idea exacta del objeto a que se
refiere.

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