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DOSSIER DE LA BATALLA DE VILLAMONTES

REFERENCIAS QUE DEJAN TRASLUCIR LA MAGNITUD DE BAJAS


PRODUCIDAS AL ADVERSARIO EN LA BATALLA DE VILLAMONTES,

Un Grupo de Artillería asignado a la Cuarta División se dislocó en la orilla derecha


del río Pilcomayo, flanco derecho del ejército boliviano. También recibió la misión
de concursar con sus fuegos con el de otros, instalados en las faldas de la
Cordillera del Aguarare. El comandante de aquel Grupo era el coronel chileno
Aquiles Vergara Vicuña. Sobre los ataques paraguayos a la posición fuertemente
organizada de Villamontes, desencadenados a partir del 7 de febrero, nos relata lo
siguiente:

"En medio de este arduo tronar de calibres de todas clases, tuvieron que abatir su
furia, como desgarrándose en pedazos, las unidades de élite del ejército
paraguayo. Fueron los regimientos Sauces, Corrales, Mariscal López, Rubiñú,
Lomas Valentinas, Valois Rivarola, Cerro Corá y otros los que fueron dispersando
braveza, energías enloquecidas y miembros mutilados a lo largo de la resistencia
incólume de Villamontes. Hubo casos tan horrorosos como el del regimiento
Sauces, que ingresando en la zona de fuero con 800 hombres la abandonó sólo cn
78 sobrevivientes, según confesión de prisioneros".

“! Con cuánta emoción distinguíamos en la zarabanda frenética, con sabor de


apocalipsis, las explosiones de las granadas bolivianas. Era aquello la sinfonía
épica por antonomasia. !Bam...! !Bam....! !Bam...! en do mayor, ta, ta, ta, ta... en la
nota menor. Y así todo un día, toda una noche, en una suerte de engranaje sin fin y
vuelta a comenzar, sólo con variaciones de sonoridad por la cercanía o el
alejamiento del río".

Los primeros ataques paraguayos que se desencadenaron a partir del 7 de febrero


- 35, se orientaron al frente mismo de la posición defensiva boliviana, gravitando
con su esfuerzo principal al sub sector norte. La finalidad fue el de hacer creer al
mando boliviano, que los ataques serían frontales. El verdadero ataque se inició el
16 de febrero, pero no al frente, sino, a casi 200 kilómetros al norte de Villamontes,
es fue, por Ñancorainza, señalado por la Directiva militar emitida desde Buenos
Aires, como la dirección de la maniobra de envolvimiento del norte, con la finalidad
de capturar río Pilaya situado detrás de la cordillera del Aguarague. Similar
maniobra de envolvimiento se estableció para arribar al mismo río Pilaya, en este
caso por el sur, bordeando la población de Yacuiba. Estas maniobras que en la
doctrina militar boliviana se la conoce como "de doble envolvimiento", no llegaron a
materializarse, porque era imposible atravesar semejante cordillera.

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El intento sorpresivo de atravesar la cordillera por Ñancorainza fue oportunamente
descubierta porque la unidad atacante cometió el error de cortar la línea telefónica
que enlazaba al regimiento Ingavi con el Comando de la Séptima División, cuyo
puesto comando se encontraba instalado en Ivo. Extrañado el coronel Demetrio
Ramos por haberse silenciado la comunicación con uno de sus regimientos y
temiendo lo peor, de inmediato destacó refuerzos y los morteros entraron en acción
sembrando la muerte entre los atacantes, entre ellos el Regimiento San Martín,
conformado en su mayoría por mercenarios argentinos.

Los defensores del sector Villamontes tenían conocimiento antelado que el ataque
principal se iniciaría el 16 de febrero -35 y efectivamente eso sucedió cuando el
Primer Cuerpo de Ejército paraguayo logró abrir un bolsón en Caigua, habiendo
logrado penetrar casi un kilómetro, pero las fuerzas de contención lo rodearon por
el frente y flancos y abrieron un fuego infernal con ametralladoras, artillería,
morteros y aviación, sembrando la muerte y restituyeron la línea de trincheras.

Ese antelado aviso llegó desde Buenos Aires, de la boca de un nuevo espía militar
argentino reclutado el mes de octubre - 34. Este espía era el mismísimo Ayudante
de Campo - el capitán Guillermo Mac Hannover - del general Ramón Molina, Jefe
de Estado Mayor del Ejército argentino que presidía los trabajos de planeamiento
de las operaciones militares paraguayas. El reclutamiento de este valioso espía
logrado por mediación de otro espía, el teniente Thelmo Azpilicueta, recién en ese
mes de octubre, explica del por qué el Ejército de Bolivia no tuvo conocimiento de
anteriores planes operativos, que mediante el método de "Estudios de Estado
Mayor", Molina, con sus generales y coroneles abordaban el análisis de la situación
de determinado momento por el que atravesaban ambos adversarios y formulaban
sus recomendaciones pertinentes al mando militar paraguayo. También este
reciente reclutamiento explica del por qué, en los archivos de la Cancillería
boliviana, se encuentran únicamente los Estudios de Estado Mayor, elaborados a
partir del mes de septiembre - 34, esto es, desde que el Destacamento Toro librara
la exitosa batalla de Carandaiti en el mes de octubre y parte de noviembre.

En estos estudios - cuatro en total - el mando militar argentino le presionan a


Estigarribia capturar el objetivo político de Villamontes a cualquier costa,
rápidamente y sin escatimar vidas. El comandante paraguayo, al no poder capturar
Villamontes, decidió por una siguiente batalla - la de Camatindi - en el sector
central o región de Boyuibe. Nuevamente, una oportuna información transmitida
desde Buenos Aires delató la verdadera dirección del ataque principal del Segundo
Cuerpo de Ejército conformado por unos 4 mil hombres, que se encontraba al
mando del coronel Rafael Franco. Esta gran unidad de batalla, finalmente en el
mes de mayo - 35 será reducida a unos 200 hombres, después de haber roto del
cerco de Cambeiti.

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Sobre los resultados de una parte de la batalla de Villamontes, el Comando en
Jefe del Ejército en Campaña, a través de Radio Illimani de La Paz dio a conocer
con este comunicado:

"La ofensiva enemiga sobre Villamontes ha sido completamente quebrantada,


siendo más que posible que enemigo no tenga el propósito de reanudarla para
insistir en la captura de esta importante plaza, frente a cuyas posiciones dejó miles
de cadáveres. Todo deja ver que el enemigo desplaza actualmente su centro de
gravedad sobre los sectores Boyuibe y Parapetí".

Al citar a Boyuibe, se está refiriendo a la batalla de Camatindi que efectivamente se


libró desde el 8 al 11 de marzo - 35. En cuanto a Parapetí, también se libró a partir
del 17 de abril - 35; batalla conocida como "La Contraofensiva del Parapetí, que
finalmente obligó al enemigo a retroceder desde Charagua, hasta Huirapitindi.

A mediados de marzo, todavía el coronel paraguayo Fernández, Comandante del


Primer Cuerpo de Ejército que aferraba las posiciones de Villamontes, intentó y sin
éxito, un sorpresivo nuevo ataque. Desde entonces, esta gran unidad de batalla,
totalmente debilitada ya no pudo operar.

……………………….

“GENERAL RAMÓN MOLINA. PLAN DE OPERACIONES CONTRA


VILLAMONTES” (asesoramiento al comando paraguayo).

Lo que se lee más arriba y en esos términos, forma parte de la bibliografía (libros)
utilizada por el coronel Edmundo Paz Soldán Pol, para escribir el suyo: “GUERRA
DEL CHACO, planes y conducciones de operaciones militares”.
Con esto, el coronel Paz Soldán nos da a entender que el general Molina del
ejército argentino, escribió un libro, dando a conocer su testimonio sobre la
participación de su estado mayor en la planificación de las operaciones militares
paraguayas y no sólo para el caso de la Batalla de Villamontes; existen en archivos
de la Cancillería boliviana trabajos de estado mayor anteriores, abordados por el
mando militar argentino.
El general Molina, durante la Guerra del Chaco se desempeñó como Jefe de
Estado Mayor del ejército argentino y en cumplimiento al Decreto Supremo

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(reservado) emitido el 8 de febrero de 1932 por el presidente Pedro Justo, en algún
momento organizó un equipo de planeamiento de estado mayor, conformado por
coroneles y generales. Una organización de esta naturaleza trabaja las 24 horas
del día, siguiendo con detalle el curso de los eventos que suceden en el terreno de
las operaciones, analizándolos, para luego, en el caso que nos ocupa, proponer al
mando paraguayo acciones a ejecutar, entre estos, tipos de maniobra y sus
correspondientes ideas de maniobra.
Para el caso de la conquista de Villamontes hizo lo propio. Tengo en mi poder y
escaneados, varios estudios de estado mayor argentinos que dan cuenta del
seguimiento y correspondiente análisis, que ese equipo de estado mayor realizó
desde después de la batalla de El Carmen (12 al 16 de noviembre de 1934), hasta
después del 20 de marzo de 1935. Algunos de estos estudios se encuentran
textualmente insertados en el libro titulado SALAMANCA, cuyo autor es el boliviano
Demetrio Canelas.
Retomando el libro del coronel Paz Soldán, a continuación, transcribo lo que
escribe en la página 124 y 125:
“El estado mayor General Argentino, en su permanente trabajo de asesoramiento al
Alto Comando paraguayo, había elaborado el siguiente plan para el ataque a
Villamontes”:
“El general Ramón Molina del Estado Mayor General argentino, dentro de los
asesoramientos al Alto Mando militar paraguayo, reiteraba sus sugerencias para un
ataque de las tres columnas o Cuerpos de Ejército contra Villamontes, en la última
etapa de la guerra. Propuso el envolvimiento de doble tenaza que cortase los
caminos Villamontes – Tarija y Villamontes – Yacuiba. De este modo, el estratega
argentino, creía que se definiría la guerra a favor del Paraguay. La columna
envolvente se introduciría al Oeste de Villamontes un poco más arriba de D
´Orbigny, cortando el camino Villamontes a Yacuiba. La columna de la derecha,
desde su base de “27 de noviembre”, avanzaría por Boyuibe con la ayuda de la
columna central y ambas seguirían a Villamontes para rodear esta plaza por el
Norte y cortar el camino Villamontes – Tarija. El estudio terminaba comentando que
la operación era difícil, pero de capital importancia para el Comando paraguayo,
pues produciría el definitivo aniquilamiento de las fuerzas bolivianas, ya que los
defensores de Villamontes con sus comunicaciones cortadas no tendrían más
remedio que combatir hasta morir o entregarse” ….
“El pensamiento operativo del Alto Mando paraguayo para la conquista de
Villamontes se basaba pues en el Plan del Estado Mayor General argentino, con
cuya estrategia ofensiva se conseguiría – fácilmente – la destrucción del ejército
boliviano y por consiguiente, el fin de la guerra”.
COMENTARIO:
La sucinta ponencia en estas páginas sobre el “pensamiento militar argentino”; es
decir, sobre la directiva militar encubierta con el eufemismo de: “Consejos”,
“Asesoramiento”, o simplemente remitiendo al mando paraguayo los “estudios de
estado mayor”, realizados en Buenos Aires, coinciden con el análisis realizado por

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el suscrito y publicado en este sitio, en semanas pasadas y que más abajo lo
anexo, como apoyo a la interpretación que deseara algún lector realizar, a lo
analizado por el coronel Paz Soldán, en las páginas mencionadas.
Aunque entre ambos análisis, existe una pequeña diferencia.
El coronel Paz Soldán escribe:
… “La columna de la derecha, desde su base de “27 de noviembre”, avanzaría por
Boyuibe” …
En realidad, esa “base” (base de maniobra), que menciona, no era “27 de
Noviembre”, sino, Boyuibe, situado mucho más al sudoeste (ver imagen).
Con referencia a “27 de Noviembre”, lo que en uno de sus estudios de estado
mayor prescribe el general Ramón Molina, es, el de destacar a este punto crítico
una fuerza, para adoptar una posición defensiva, con la finalidad de detener un
probable envolvimiento boliviano por esta ruta, con unidades procedente de Santa
Cruz. Esta protección de su flanco derecho (en “27 de Noviembre”, le permitiría a
los tres Cuerpos de Ejército paraguayos, operar con relativa tranquilidad sobre
Villamontes.
Aclarar que para diciembre de 1934, en que el Estado Mayor argentino le venía
presionando a Estigarribia para que se apresurara en conquistar Villamontes, esa
“fuerza envolvente procedente de Santa Cruz”, no existía. Recién se lo fue
organizando en Saipurú (norte de Charagua) y entró en combate el 17 de abril de
1935, cuando ya había terminado la Batalla de Villamontes, con una severísima
derrota al ejército invasor, al provocarle alrededor de 9 mil bajas, la mayor parte
muertos.
Finalmente señalar:
El libro publicado por el Jefe de Estado Mayor del Ejército argentino, general
Ramón Molina, nos hace deducir que el mando militar boliviano, equivocadamente
tenía entendido que venía luchando intelectualmente contra el mando militar
paraguayo. En realidad, lo venía haciendo y desde casi un principio de la guerra,
contra el mando militar argentino, dotado de mayores recursos logísticos y
tecnológicos, perteneciente a un país considerado en esa época como la quinta
potencia del mundo, cuyo gobierno, además de emplear a su poder militar contra
Bolivia, invirtió y generosamente sus recursos financieros e influencia diplomática
internacional.
Con esta batalla perdida – la de Villamontes – en que el mando militar argentino
tenía cifradas todas sus esperanzas para que su país se apoderara de los
Departamentos de Santa Cruz, Tarija y de una parte del Departamento de
Chuquisaca, demostró que la VOLUNTAD DE VENCER del mando militar
argentino, finalmente fue doblegada por el mando militar boliviano.
Las siguientes dos batallas- de Camatindi y del Parapetí – terminaron por
convencer al general Ramón Molina que su brazo ejecutor – el ejército paraguayo
- , de continuar la guerra, sería casi por completo aniquilado. En tan crítica

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situación de su aliada, entró en acción el arma diplomática, en la persona del
Canciller argentino que logró detener su desgaste final. A estas alturas – mayo de
1935 - al ejército paraguayo sólo le quedaban en la zona de combate, alrededor de
12.500 hombres.
Para una mayor comprensión de la interpretación que realiza el coronel Edmundo
Paz Soldán, sobre la concepción estratégica operativa del general argentino
Ramón Molina, sugiero leer el siguiente artículo:

……………………….

INTERPRETACIÓN DE LA CONCEPCIÓN ESTRATÉGICA OPERATIVA DEL


ESTADO MAYOR ARGENTINO, PARA LA CONQUISTA DE VILLAMONTES

OBJETIVO: Capturar 01 (Río Pilaya).

TIPO DE MANIOBRA:
Doble envolvimiento.

IDEA DE MANIOBRA:
Segundo Cuerpo de Ejército: mediante una maniobra de envolvimiento, atacar
desde el sur de Boyuibe, para capturar la retaguardia profunda del sistema
defensivo de Villamontes, debiendo para este propósito alcanzar rio Río Pilaya,
afluente del río Pilcomayo y límite entre los Departamentos de Chuquisaca y Santa
Cruz.

Primer Cuerpo de Ejército: aferrar el frente del sistema defensivo boliviano.

Tercer Cuerpo de Ejército: proteger el flanco izquierdo del ejército paraguayo, en


condiciones de realizar un envolvimiento por Caiza, con la finalidad de enlazarse
con el Segundo Cuerpo de Ejército, en Río Pilaya.

CONDICIONES DE EJECUCIÓN:
El segundo Cuerpo debe asegurar el flanco derecho para detener la posible
progresión de fuerzas bolivianas destacadas desde Santa Cruz.
Plazo máximo para la captura del objetivo de la guerra: 20 de febrero de 1935

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………………..

ACLARACIONES

El 15 de diciembre de 1935, el Estado Mayor argentino, continuando con su


análisis de los últimos acontecimientos pasados sucedidos cuando el ejército
boliviano se replegaba a las cordilleras desde Ballivián y El Carmen, vierte las
siguientes consideraciones:

…” Para que comando paraguayo pueda ejecutar enunciado anteriormente y lo


dicho para el comando boliviano, necesario tener en cuenta siguientes
consideraciones:

“1ro. Que tropas continúen por ahora, ofensiva con el objetivo limitado a fin tratar
converger hacia oeste Carandaití y este Villamontes para así tener asegurada su
libertad de acción”.

“2do.- Que es absolutamente indispensable reunir mayor cantidad tropas


disponibles sin dejar destacamentos observación fortificados en los caminos
probables de invasión enemiga para impedir concurrencia enemiga campo principal
batalla”.

“3ro.- Intensificar por aviación bombardeo Villamontes caminos de avance


destruyendo obras arte importantes como también ferrocarriles, para impedir o
retardar concentración enemiga. Concentración forma total, enemigo puede recién
después de sesenta días en que podrá tener masa que hemos aludido en
condiciones actuar hacia norte o sur. Quiere decir, entonces, que dentro sesenta
días comando paraguayo debe vencer obstáculos actuales enemigo y reunir sus
tropas en región ya citada. Para esto necesario dejar sector norte fuerte
destacamento región 27 de Noviembre, dirigiendo esas tropas directamente Río
Parapetí dejando Carandaití hacia sur. Con esto, conseguiríase armonizar
movimiento con fuerzas que actualmente se dirigen hacia Carandaití, dejando otro
destacamento fuerte Picuiba y Algodonal. Necesario tomar Carandaití cuanto antes
y entonces dirigirse directamente Villamontes. Tropas sur tienen misión más difícil
porque deben vencer sucesivas resistencias enemigas del norte y fortín D’Orbigny
quienes están dando frente al norte y este con el río a sus espaldas, lo que a
nuestro juicio favorece acción para quienes deben toda costar marchar por el norte
y noroeste de este último lugar y echar al enemigo sobre el río, no permitiendo
retirada dirección Villamontes. Una vez apoderados D’Orbigny, se dirigirán tropas
hacia norte dejando fuerte destacamento para evitar tropas desprendidas

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Villamontes, puedan intervenir y cortar líneas comunicaciones. De acuerdo con
esta forma proceder, comando paraguayo puede dentro sesenta días reunir tropas
al este y sudeste de Villamontes y allí hacerse fuerte o según acontecimientos
proseguir ofensiva contra Villamontes; pero nuevamente aconsejamos mucha
prudencia y si ahora es necesario continuar ofensiva, hay que estudiar muy bien
acontecimientos y proceder en consecuencia”.

Con este análisis, el comando militar argentino le plantea a su brazo ejecutor -


Estigarribia - orientar su esfuerzo principal sobre la región del Parapetí y con el
resto, capturar Carandaití, aferrar Villamontes y si la situación lo permite, también
capturar esta plaza. Simultáneamente, le aconseja cubrir la región de Algodonal –
Picuiba para hacer frente a una posible maniobra de envolvimiento que el ejército
boliviano podría efectuar sobre su retaguardia.

En este período – diciembre de 1934 – lo cierto es que el mando boliviano ya venía


realizando acciones retardatrices para finalmente adoptar una actitud defensiva en
las cordilleras chaqueñas, desde la región norte y este de Charagua hasta
Villamontes en el sur; entretanto, venía organizado el Segundo Cuerpo de Ejército,
en previsión para lanzarlo a la contraofensiva desde el norte de Charagua, en
coordinación con la proveniente del sector central (Boyuibe). La tarea más
prioritaria estaba abocada a defenderse en Villamontes, basándose en la hipótesis
que el mando paraguayo concentraría sobre el, sus mayores ataques. Hipótesis
que se confirmó el mes de febrero – 35, con las exactas informaciones que los
espías militares argentinos al servicio de la Legación Diplomática boliviana en
Buenos Aires venían proporcionado a medida que evolucionaban los
acontecimientos.

A propósito de espías militares argentinos, enfatizar indicando que, desde que en


octubre de 1934, un segundo espía militar se incorporó al servicio boliviano – el
mayor Guillermo Mac Hannaford, Ayudante del Jefe de Estado Mayor del Ejército
Argentino – a partir de entonces, todos los estudios de Estado Mayor realizados en
la sala de operaciones del cuartel general de Buenos Aires, eran de conocimiento
del mando militar boliviano.

En cuanto a la aviación paraguaya, al que el comando militar argentino le asignó la


misión de destruir objetivos en la retaguardia de Villamontes, no pudo ejecutarlo
por carecer de una casi completa incapacidad. Los aviones bolivianos, para esta
batalla, se constituyeron en los únicos dueños del aire, señalando objetivos y
destruyendo columnas de camiones y concentraciones de tropas.

Prosigamos.

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Para el 17 de enero, el ejército invasor llegó a Capirenda y más al norte, su
Destacamento Garay, por el camino 27 de Noviembre se aproximaba al Río
Parapetí. Simultáneamente a esto y como se señaló más arriba, en Saipurú se
organizaba el Segundo Cuerpo de Ejército boliviano al mando del coronel José
Anze, para lanzarse a la contraofensiva en la región del Parapetí que se haría
efectivo el 17 de abril.

Con la ocupación de Carandaití, luego Boyuibe y Tiguipa y Machareti a fines de


enero – 35, el mando militar argentino y el propio Estigarribia creyeron que habían
dividido en dos al ejército boliviano. Al parecer, desconocían que ya se había
terminado de construir un camino paralelo a las cordilleras que partiendo del centro
logístico de Choreti, se unía con el sector central (Boyuibe) y norte (Charagua);
además, este mismo camino se extendía hasta El Espino en la región de Río
Grande y cruzaba la cordillera chaqueña en este sector hacia el este, para
internarse en la llanura hasta tocar Saipurú (Puesto Comando del Segundo Cuerpo
de Ejército en fase de creación) y de este punto, se prolongaba hacia el sur, hasta
tocar Charagua.

Todo este avance paraguayo hacia las cordilleras y la llanura del Parapetí le habían
significado muchas bajas y extremas fatigas a su personal. Sobre esto, el mando
militar argentino, se refiere en estos términos:

“Tropieza el comando paraguayo con el factor tiempo y los abastecimientos difíciles


obligando emplear mujeres gran escala disponible, depósitos intermediarios,
cabezas etapas, vehículos para transporte abastecimientos”.

Tantísimas bajas había sufrido el ejército invasor, que el mes de diciembre de 1934
fueron reclutados niños comprendidos entre 15 y 16 años de edad y empleados
casi sin instrucción frente a Boyuibe y en la región del Parapetí; en estos sectores
serían aniquilados a partir del 9 de marzo – 35.

Muy a pesar de semejantes deficiencias insalvables que incluso eran similares con
lo que el Presidente Ayala manifestaba, el Estado Mayor argentino no cejaba en su
empeño de presionar a Estigarribia para apoderarse de Villamontes, más todavía
cuando el ejército boliviano fue aparentemente dividido en dos y sin mayores
posibilidades de actuar en conjunto.

En primera instancia, el Estado Mayor argentino le fijó a Estigarribia el 11 de enero


– 35, como fecha de ocupación de Villamontes.
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El comandante paraguayo no pudo cumplir este primer plazo, pues, venía haciendo
frente a las acciones retardatrices que desde Ballivián y por distintas rutas,
efectuaba el ejército boliviano; entretanto, Villamontes, para su defensa sin idea de
repliegue, continuaba organizándose.

En su nuevo Puesto Comando de Capirenda, Estigarribia y siguiendo las


instrucciones recibidas de Buenos Aires se propuso trasladar su esfuerzo principal
sobre Charagua, con la finalidad de alcanzar por esta ruta, Lagunillas y después,
Monteagudo y cortar con esto, el eje de abastecimientos boliviano en su sector
central. Esta idea era todo descabellado por impedírselo no sólo la gran distancia a
salvar, sino, las innumerables serranías que imprescindiblemente requerirían contar
con una larga columna motorizada de abastecimientos, que ya no contaba.
Además, el único camino camionable para atravesar la gran cordillera charagueña
atravesaba la máximas altura de Aguas Calientes donde se había dislocado la
Banda de Músicos al mando del capitán Hernán Sardón. A manera de una
rajadura, este paso es un punto crítico desde donde fácilmente y con pocas fuerzas
se puede batir cualquier objetivo que intentara escalar por las altísimas paredes de
ese gran sector.

Nuevamente el Estado Mayor del ejército argentino, en su empeño porque su brazo


ejecutor concentrara su atención sobre Villamontes, le hizo conocer a Estigarribia el
supuesto complot subversivo en marcha para derrocar al Presidente Luís Tejada
Sorzano y para este propósito, sólo se esperaba que esa población cayera; los
implicados serían “los generales Lanza y Osorio, apoyados posiblemente por el
coronel Toro”. Sin embargo, en la zona de operaciones, la realidad era totalmente
distinta: se organizaba la defensa territorial en gran frente, bajo la consigna
unánime de “No pasarán”. Lanza y Osorio ya estaban fuera del servicio; Toro
fungía como Jefe de Estado Mayor del Comando en Jefe y era opinión de: “el
ejército debe acabarse aquí en el Chaco, antes de darse la orden de replegarse a
las alturas”. El cerebro de la concepción operativa de esta nueva batalla defensiva
en Villamontes era el coronel Ángel Rodríguez.

En las estaciones de Etapas de Villazón, Tarija, Entre Ríos, Palos Blancos y


Villamontes, desde meses antes se encontraban acumulados enormes cantidades
de munición para todas las armas, víveres, artículos de sanidad, de
comunicaciones y otros.

En el denominado “Campo Atrincherado de Villamontes”, se dislocó un Cuerpo de


Ejército con cuatro Divisiones y en su flanco derecho (orilla derecha del Río
Pilcomayo), una División de 3 mil hombres. Todos, al mando del coronel
Bernardino Bilbao Rioja.

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La mayor presión argentina para capturar Villamontes se hizo patente con una
nueva instrucción remitida el 31 de enero, priorizando esta vez la captura de
Villamontes (ver imagen de la carta de operaciones):

…” Conforme con anterior estudio pudo asegurarse caída Carandaití, aunque fue
evacuado por tropas bolivianas obedeciendo plan de su comando. Absolutamente
indispensable acelerar acciones para aislar Villamontes y librar allí batalla definitiva
porque lo contrario significa muerte operaciones paraguayos que hay que evitar
todo trance. … Por eso aconsejamos celeridad ya que no quiso escuchar nuestra
opinión de no avanzar Al oeste de Ingavi – Ballivián. Ya que se ha hecho,
aconsejamos que ambas columnas norte, marchen rápidamente para librar acción
decisiva Villamontes. Para esto, es necesario:

“PRIMERO”:
Columna Bernabé se apodere cuantos antes, de Machareti y lance sudoeste tropas
para cruzar Pilcomayo a la altura de confluencia con el Río Pilaya interceptando
camino Tarija – Villamontes.

“SEGUNDO”:
“Columna Ramos marche cuanto antes dirección Villamontes siguiendo con una
agrupación por el norte ya sea por Camatindi Guazú o por Caiza pasando por
Laguna Blanca. Otra agrupación debe dirigirse directamente hacia Villamontes para
atacarla de frente, mientras agrupación norte y columna Bernabé ataquen por el
norte y noroeste”.

“TERCERO”:
Aprovechar obstáculos naturales colinas para impedir auxilios Santa Cruz”.

“CUARTO”:
“Columna sud de coronel Fernández debe también apresurar marcha para
apoderarse camino Villamontes a Villa Ingavi por San Antonio y Aguaray y de allí
amenazar Villamontes por el sur y oeste”.

“QUINTO”:
“Recomendamos rapidez ganar tiempo”.

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“SEXTO”:
"Cumplido lo expuesto, puede Bolivia evacuar Villamontes para ofrecer nuevas
resistencias más al oeste en terreno más propicio. En este caso, aconsejamos al
Paraguay que una vez reunidas tres columnas en Villamontes y alrededores, no
debe avanzar más al oeste, sino reorganizar y ocupar defensivamente terreno”.

INTERPRETACIÓN DE ESTA NUEVA INSTRUCCIÓN ARGENTINA:

Le plantea a su ejecutor llevar a cabo dos tenazas envolventes sobre la retaguardia


de Villamontes, cada una por una dirección situada a 50 kilómetros al norte
(Machareti) y sur (Caiza), de Villamontes, respectivamente. Otras dos tenazas
interiores, de menor radio como maniobras de desbordamiento por las direcciones
de Camatindi y San Antonio, este último, situado detrás de la población de
Villamontes, en la orilla derecha del Río Pilcomayo. Concurrentemente, “otra
agrupación” como ataque frontal o de aferramiento al dispositivo defensivo
organizado en cuatro anillos".

No obstante, esta última instrucción, Estigarribia, el 7 de febrero de 1935, se decide


por intentar capturar dos objetivos al mismo tiempo: Villamontes y Charagua, pero
su fuerza en esta última dirección no es la suficiente y los bolivianos continúan
retardándolo. Villamontes resiste este primer intento de ataque.

Al día siguiente 8 de febrero, La fuerza envolvente del norte, en su pretensión de


atravesar la cordillera del Aguarague es detenida por el Regimiento Manchego y
sus refuerzos, donde prácticamente los atacantes son cazados cuando procedían a
ascender por las elevaciones de Ñancorainza; los sobrevivientes tuvieron que
replegarse a Boyuibe. Al respecto, Estigarribia comentó: “Sufrimos severas
pérdidas” ...”Así pagamos nuestra inexperiencia de la guerra en montañas”.

El 13 de febrero, el Presidente paraguayo llega hasta Capirenda para anunciarle a


Estigarribia que la guerra tocaba su fin; éste le responde que podía apoderarse de
Santa Cruz, Beni y Tarija. Este mismo día, sus fuerzas atacan Villamontes con
mucha violencia y son rechazados y lo serán también los siguientes dos días.

A su turno, en vista de los infructuosos ataques a la plaza fortificada de


Villamontes, el Estado Mayor argentino, el 22 de febrero continuó analizando esta
situación, de la que se extracta lo saliente:

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“Operaciones desarróllanse lentamente por paraguayos cuyas ofensivas han sido
detenidas…Estas paralizaciones del ejército paraguayo llaman atención
habiéndose advertido a su comando el peligro de dejar débilmente protegida su ala
norte, donde precisamente comando boliviano ha llevado recia ofensiva derrotando
o por lo menos neutralizando ventajosamente avance de segundo cuerpo
paraguayo, derrotándolo en Ñancorainza con lo que se ha evitado envolvimiento de
Villamontes por el norte y noroeste… Situación cuerpo primero y tercero es igual
anterior estudio.- Primer cuerpo sigue presionando frente, pero sin intensidad por
difícil situación geográfica y por gran peligro que tropas Tarija puedan dirigirse sud
Villamontes para meterse como cuña entre primer y tercer cuerpo aislándolos
completamente del segundo, que dirigiría tropas contra primer y tercer cuerpos.-
Este es grave peligro para paraguayos”.

El 27 de febrero, el Estado Mayor, en Buenos Aires, vertía estas consideraciones:

“Comando paraguayo resolvió modificar momentáneamente planes por pérdidas y


desgastes sufridos… pensó ocupar Villamontes esta fecha asestando golpe moral
muy grande. No ha logrado objetivo, gobierno instruye carece urgencia ofensiva
Villamontes siendo indispensable economía vidas. Esta resolución a nuestro juicio
es completamente desacertada desde momento que hemos aconsejado
continuamente rapidez operaciones con sacrificio vidas puesto que transcurso del
tiempo hácese fuerte ejército boliviano. General Estigarribia pretende sacar tropas
del primero y tercer cuerpos para cooperar segundo cuerpo y presionar ala norte y
efectuar envolvimiento tan codiciado por comando paraguayo”.

En este caso, Estigarribia buscaba afanosamente profundizar la brecha abierta el


18 de febrero en la quebrada de Taiguati, donde la Sección del Subteniente Félix
Méndez Arcos se inmoló: pero, un demoledor contraataque precedido por un
infierno de granadas de todo calibre, logró contener la profundización del bolsón
abierto. Este 20 de febrero, el mismo Estigarribia se había auto impuesto como
fecha para su conquista de Villamontes.

El 26 de febrero, el mando boliviano expidió el siguiente comunicado:

“La ofensiva enemiga sobre Villamontes ha sido completamente quebrantada,


siendo más que posible que enemigo no tenga el propósito de reanudarla para
insistir en la captura de esta importante plaza, frente a cuyas posiciones dejó miles
de cadáveres. Todo deja entrever que el enemigo desplaza actualmente su centro
de gravedad sobre los sectores de Boyuibe y Parapetí”.

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Efectivamente, al finalizar la primera semana de marzo -35, el Segundo Cuerpo de
Ejército paraguayo, el mismo que había intentado atravesar las serranías de la
cordillera del Aguarague, volverá a reeditarlo con su Octava División, esta vez por
el norte de Boyuibe, partiendo de Itatique, en coordinación con la Sexta y Novena
Divisiones que aferrarán el dispositivo defensivo boliviano instalado en Abra de
Ururigua, dando lugar la denominada Batalla de Camatindi, donde en menos de
cinco días, este Segundo Cuerpo será casi aniquilado. Más al norte, en la región
del Parapetí, el 17 de abril, el ejército boliviano y en coordinación entre el Segundo
Cuerpo de Ejército y el Cuerpo de Caballería en el Sector Central, serán lanzados a
la contraofensiva donde otra vez, el ejército invasor sufrirá nuevas e importantes
bajas. Esta contraofensiva se prolongará hasta el mes de mayo; para entonces, el
ejército paraguayo, en toda la zona de combate será reducido a unos 13 mil
hombres, de un total promedio de 35 mil hombres.

Todavía el 26 de marzo, el Primer Cuerpo de Ejército paraguayo, ya duramente


castigado, practicó su último intento por apoderarse de Villamontes, lanzando un
sorpresivo ataque sobre el sector del Regimiento Ayacucho y que le costó unos
400 muertos.

El 30 de marzo, el mando boliviano despachó al gobierno, el siguiente radiograma:

“Fracasados los veintisiete asaltos del enemigo en el sector Villamontes,


nuevamente el comando paraguayo concentra su masa en el sector Boyuibe,
donde nuestras tropas han rechazado y a trece ataques anteriores”.

El 2 de abril – 35, el estudio de estado mayor argentino reflejaba la situación final


de esta batalla, del siguiente modo:

“a.- Ante imposibilidad tomar Villamontes comando paraguayo sigue desplazando


fuerzas al norte con la intención de atacar Boyuibe – Ñancorainza”.

“b.- Críticos militares argentinos suponen que comando boliviano trata de facilitar
ataque paraguayo por el norte Villamontes para después realizar golpe decisivo
que aniquilaría al Paraguay”.

“c.- Explican tardanza de ofensiva boliviana que temen se produzca con resultado
desastroso para Paraguay”.

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“d.- Considerase peligrosa situación ejército paraguayo que en dos meses más
quedaría desecho”.

EN SÍNTESIS:

Para librar la Batalla de Villamontes que se esperaba ser la última de la guerra, la


idea de maniobra concebida por el Estado Mayor argentino, en los hechos no
obtuvo resultado significativo. La maniobra envolvente por el norte cuya misión era
apoderarse de la retaguardia profunda de Villamontes, no logró penetrar la
cordillera y fue frenada en Ñancorainza. Tampoco su maniobra de desbordamiento
por el mismo norte que a costa de muchas bajas, el Primer Cuerpo de Ejército,
apenas pudo abrir una brecha en una parte del flanco izquierdo del dispositivo
defensivo y que rápidamente fue contenido y finalmente restituido.

En el centro del dispositivo defensivo, el mismo Primer Cuerpo se desgastó tanto


en sus ataques de aferramiento, que ya no pudo continuar operando. Tampoco
pudo realizar una maniobra de desbordamiento por el sur vadeando el Río
Pilcomayo, para capturar San Antonio, asiento del Cuartel General del ejército
boliviano.

El Tercer Cuerpo paraguayo, misionado desde Buenos Aires para envolver


Villamontes por el extremo sur, haciendo una convergencia por Caiza – situado a
50 kilómetros al sur de Villamontes - en la práctica se limitó a extenderse en la orilla
izquierda del Río Pilcomayo, a lo largo de cien kilómetros, sin atreverse a cruzarlo
por la crecida del río en esta época e impedírselo la 4ta. División boliviana, que,
apoyada por artillería, se dislocó en la orilla opuesta.

En cuanto a las bajas sufridas por el invasor en la Batalla de Villamontes, un ex


combatiente boliviano, en diciembre de 1935 publicó su libro titulado LA FRAGUA,
donde asevera que el enemigo sufrió un promedio de 300 bajas por cada asalto, lo
que, en 27 asaltos, la cifra resulta ser de 8.100 bajas.

LOS ESTUDIOS DE ESTADO MAYOR DEL EQUIPO DE PLANEAMIENTO DEL


EJÉRCITO ARGENTINO.

Para abordar análisis antes y después de cada batalla, la metodología empleada


era el "Estudio de Estado Mayor", consistía en un análisis simple, libre, sin formato
alguno, semejante a un mapa mental, que, a uno conceptual, este último, vertical y
secuencialmente impositivo. Estos estudios, basados en la situación real del día,

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del ejército boliviano y su oponente y apropiados para su nivel de planeamiento – el
estratégico operativo - hacían abstracción de detalles que le correspondían al
comando paraguayo analizarlos para luego planificar y convertirlo en un producto
denominado "Orden de Operaciones".

FUENTES CONSULTADAS:
“SALAMANCA”, Tomo IV, de David Alvestegui.
“VILLAMONTES”, Tomo II, de Juan Lechín Suárez.
Archivos de la Cancillería del Estado.

……………………………….
REFERENCIAS QUE DEJAN TRASLUCIR LA MAGNITUD DE BAJAS
PRODUCIDAS AL ADVERSARIO EN LA BATALLA DE VILLAMONTES

Un Grupo de Artillería asignado a la Cuarta División se dislocó en la orilla derecha


del río Pilcomayo, flanco derecho del ejército boliviano. También recibió la misión
de concursar con sus fuegos con el de otros, instalados en las faldas de la
Cordillera del Aguarare. El comandante de aquel Grupo era el coronel chileno
Aquiles Vergara Vicuña. Sobre los ataques paraguayos a la posición fuertemente
organizada de Villamontes, desencadenados a partir del 7 de febrero, nos relata lo
siguiente:

"En medio de este arduo tronar de calibres de todas clases, tuvieron que abatir su
furia, como desgarrándose en pedazos, las unidades de élite del ejército
paraguayo. Fueron los regimientos Sauces, Corrales, Mariscal López, Rubiñú,
Lomas Valentinas, Valois Rivarola, Cerro Corá y otros los que fueron dispersando
braveza, energías enloquecidas y miembros mutilados a lo largo de la resistencia
incólume de Villamontes. Hubo casos tan horrorosos como el del regimiento
Sauces, que ingresando en la zona de fuero con 800 hombres la abandonó sólo cn
78 sobrevivientes, según confesión de prisioneros".

“! Con cuánta emoción distinguíamos en la zarabanda frenética, con sabor de


apocalipsis, las explosiones de las granadas bolivianas. Era aquello la sinfonía
épica por antonomasia. !Bam...! !Bam....! !Bam...! en do mayor, ta, ta, ta, ta... en la
nota menor. Y así todo un día, toda una noche, en una suerte de engranaje sin fin y
vuelta a comenzar, sólo con variaciones de sonoridad por la cercanía o el
alejamiento del río".

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Los primeros ataques paraguayos que se desencadenaron a partir del 7 de febrero
- 35, se orientaron al frente mismo de la posición defensiva boliviana, gravitando
con su esfuerzo principal al sub sector norte. La finalidad fue el de hacer creer al
mando boliviano, que los ataques serían frontales. El verdadero ataque se inició al
día siguiente 8 de febrero, pero no al frente, sino, a casi 100 kilómetros al norte de
Villamontes, es fue, por Ñancorainza, señalado por la Directiva militar emitida
desde Buenos Aires, como la dirección de la maniobra de envolvimiento del norte,
con la finalidad de capturar río Pilaya situado detrás de la cordillera del Aguarague.
Similar maniobra de envolvimiento se estableció para arribar al mismo río Pilaya,
en este caso por el sur, bordeando la población de Yacuiba. Estas maniobras que
en la doctrina militar boliviana se la conoce como "de doble envolvimiento", no
llegaron a materializarse, porque era imposible atravesar semejante cordillera.

El intento sorpresivo de atravesar la cordillera por Ñancorainza fue oportunamente


descubierta porque la unidad atacante cometió el error de cortar la línea telefónica
que enlazaba al regimiento Manchego con el Comando de la Séptima División,
cuyo puesto comando se encontraba instalado en Ivo. Extrañado el coronel
Demetrio Ramos por haberse silenciado la comunicación con uno de sus
regimientos y temiendo lo peor, de inmediato destacó refuerzos y los morteros y
artillería entraron en acción sembrando la muerte entre los atacantes de la 9na.
División, entre ellos el Regimiento San Martín, conformado en su mayoría por
mercenarios argentinos.

En cuanto a los defensores del sector Villamontes, tenían conocimiento antelado


que el ataque principal a su sector se iniciaría el 16 de febrero -35 y efectivamente
eso sucedió cuando el Primer Cuerpo de Ejército paraguayo logró abrir un bolsón
en Caigua, habiendo logrado penetrar casi medio kilómetro, pero las fuerzas de
contención lo rodearon por el frente y flancos y abrieron un fuego infernal con
ametralladoras, artillería, morteros y aviación, sembrando la muerte y finalmente
restituyeron la línea de trincheras.

Ese antelado aviso llegó desde Buenos Aires, de la boca de un nuevo espía militar
argentino reclutado el mes de octubre - 34. Este espía era el mismísimo Ayudante
de Campo - el capitán Guillermo Mac Hannover - del general Ramón Molina, Jefe
de Estado Mayor del Ejército argentino que presidía los trabajos de planeamiento
de las operaciones militares paraguayas. El reclutamiento de este valioso espía
logrado por mediación de otro espía, el teniente Thelmo Azpilicueta, recién en ese
mes de octubre, explica del por qué el Ejército de Bolivia no tuvo conocimiento de
anteriores planes operativos, que mediante el método de "Estudios de Estado
Mayor", Molina, con sus generales y coroneles abordaban el análisis de la situación
de determinado momento por el que atravesaban ambos adversarios y formulaban
sus recomendaciones pertinentes al mando militar paraguayo. También este

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reciente reclutamiento explica del por qué, en los archivos de la Cancillería
boliviana, se encuentran únicamente los Estudios de Estado Mayor, elaborados a
partir del mes de septiembre - 34, esto es, desde que el Destacamento Toro librara
la exitosa batalla de Carandaiti en el mes de octubre y parte de noviembre.

En estos estudios - cuatro en total - el mando militar argentino le presionan a


Estigarribia capturar el objetivo político de Villamontes a cualquier costa,
rápidamente y sin escatimar vidas. El comandante paraguayo, al no poder capturar
Villamontes, decidió por una siguiente batalla - la de Camatindi - en el sector
central o región de Boyuibe. Nuevamente, una oportuna información transmitida
desde Buenos Aires delató la verdadera dirección del ataque principal del Segundo
Cuerpo de Ejército conformado por unos 4 mil hombres, que se encontraba al
mando del coronel Rafael Franco. Esta gran unidad de batalla, finalmente en el
mes de mayo - 35 será reducida a unos 200 hombres, después de haber roto del
cerco de Cambeiti.

Sobre los resultados de una parte de la batalla de Villamontes, el Comando en Jefe


del Ejército en Campaña, a través de Radio Illimani de La Paz dio a conocer con
este comunicado:

"La ofensiva enemiga sobre Villamontes ha sido completamente quebrantada,


siendo más que posible que enemigo no tenga el propósito de reanudarla para
insistir en la captura de esta importante plaza, frente a cuyas posiciones dejó miles
de cadáveres. Todo deja ver que el enemigo desplaza actualmente su centro de
gravedad sobre los sectores Boyuibe y Parapetí".

Al citar a Boyuibe, se está refiriendo a la batalla de Camatindi que efectivamente se


libró desde el 8 al 11 de marzo - 35. En cuanto a Parapetí, también se libró a partir
del 17 de abril - 35; batalla conocida como "La Contraofensiva del Parapetí, que
finalmente obligó al enemigo a retroceder desde Charagua, hasta Huirapitindi.

El 20 de marzo, todavía el coronel paraguayo Fernández, comandante del Primer


Cuerpo de Ejército que aferraba las posiciones de Villamontes, intentó y sin éxito,
un sorpresivo nuevo ataque. Desde entonces, esta gran unidad de batalla,
totalmente debilitada ya no pudo operar.

A este dossier se agrega un archivo en PDF

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