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DEPARTAMENTO VI- EDUCACIÓN

COLEGIO MILITAR “CNL. GUALBERTO VILLARROEL”


BOLIVIA

ENSAYO
LA GUERRA DEL CHACO – SEGUNDA BATALLA DE
NANAWA

I.- INTRODUCCIÓN.-
La Primera batalla de Nanawa, se libró en el Chaco Boreal del 20 al 26 de enero
de 1933. Este fue el primer intento Boliviano por capturar el estratégico fortín
Nanawa el cual le permitiría abrir las posibilidades de avanzar hacia el norte
(Arce - Isla Poí) o, en su defecto, avanzar hacia el este para salir al río
Paraguay a la altura de la ciudad de Concepción ubicada sobre la margen
derecha de ese río.
La Segunda Batalla de Nanawa correspondiente a la Guerra del Chaco, entre
Bolivia y el Paraguay, se libró en el Chaco Boreal desde el 4 al 7 de julio de
1933. Fue el segundo intento del general Hans Kundt por capturar el estratégico
fortín Nanawa. Fue el ataque frontal más importante llevado a cabo por el
ejército boliviano durante toda la guerra donde empleó, masivamente, todos los
recursos disponibles: artillería, aviación, tanques, morteros y lanzallamas.
II.- ANTECEDENTES. -
Cuando el ejército boliviano capturó, a fines del mes de julio de 1932, los
fortines Corrales, Toledo y Boquerón, antes de que la guerra comenzara, el
General Paraguayo Quintanilla solicitó al General Osorio que lo autorizara a
ocupar también los fortines Nanawa y Rojas Silva.
El fortín Nanawa, al ser reforzado por el ejército paraguayo durante el mes de
agosto se mantuvo en actitud defensiva desde el comienzo de la guerra. A partir
del 23 de diciembre de 1932, cuando el coronel Estigarribia determinó que todo
el ejército paraguayo debía pasar momentáneamente a una "defensa activa"
hasta que la relación de fuerzas permitiera volver a la ofensiva, las defensas de
Nanawa fueron mejoradas aún más.
Para la primera batalla de Nanawa cuando el General Hans Wundt puso en
marcha su plan ofensivo de capturar, con la acción de dos Cuerpos de Ejército,
los fortines paraguayos Fernández (Herrera), Corrales y Toledo, hacia el norte,
y Nanawa, hacia el sur. El objetivo final era abrirse paso hacia la Isla Poí y
acabar con la presencia paraguaya en el Chaco Boreal. La estrategia de Kundt
se basaba en la utilización masiva de hombres y recursos que desarrollaría todo
el poder de que era capaz el ejército boliviano y que bastaría para hacer
retroceder al ejército paraguayo.
Frente al sector de Nanawa, El general Kundt y el Tcnel. David Toro (Jefe del
Estado Mayor del Primer Cuerpo de Ejército) elaboraron y organizaron en forma
secreta y personalmente la preparación de las operaciones. El Presidente

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Salamanca, enterado por terceras personas, consideró que era prematuro
atacar antes de haber completado las fuerzas bolivianas, tanto en hombres
como en armamento.
III.- DESARROLLO.
Preparativos
Defensa Paraguaya.
La preparación boliviana para el segundo asalto no fue un secreto para el
comando paraguayo. Las informaciones de inteligencia indicaban que Kundt
había movido nuevamente su centro de gravedad al sur. Estigarribia preparó las
defensas de Nanawa con la convicción estratégica de impedir a cualquier precio
que esa posición cayera en manos bolivianas. Esto era inusual porque su
concepción estratégica general era la de realizar una defensa elástica.
A fines de junio, prisioneros bolivianos y patrullas lejanas paraguayas
confirmaron a Estigarribia que era inminente otro poderoso ataque a Nanawa.
Desde mucho antes, el teniente coronel Irrazabal, comandante de la
5.ª División, con la experiencia recogida en enero, había tomado medidas para
reforzar aún más su posición.
Como no se disponía de armamento apropiado para contrarrestar el blindaje de
los tanques bolivianos, se ubicaron piezas de artillería de 75 mm. en posición
rasante para destruirlos con tiros directos. Las primeras trincheras se
ahondaron hasta convertirlas en reglamentarias para tiradores de pie. Frente a
las mismas se colocaron una compleja red de alambradas rastreras, reforzadas
a intervalos de 30  a 40 metros con minas de alto poder explosivo. Frente a la
“Isla Fortificada” o “Isla del Diablo” y sobre la ruta Nanawa-Mariscal López se
construyeron obstáculos antitanques consistentes en grandes y profundas
zanjas. Los tramos de trincheras que inicialmente estaban aislados se unieron
paulatinamente formando una fortificación de varios kilómetros de extensión.
La disposición de las fuerzas paraguayas era la siguiente: La brigada de
caballería RC-4 (con 943 hombres), integrada con los regimientos “Aka Verá” y
“Aka Karayá”, ocupaba posiciones en el ala sudeste de Nanawa, su extrema
izquierda llegaba hasta 3 kilómetros al sudeste. La 5.ª División (con
1500 hombres), integrada con los regimientos RI-7 (ala norte) y RI-13 y RC-3
(ala sur), era la responsable de defender todas las posiciones que circundaban
a Nanawa. Por afuera del sistema defensivo, hacia el norte, fuerzas
desprendidas de la 4.ª División, integradas con los regimientos “Boquerón”, RI-
12 y una compañía de zapadores, mantenían el enlace con el resto de la
4.ª División que defendía Gondra. El diagrama defensivo semejaba una “V” con
el vértice apuntando hacia el oeste apoyado en el fortín "viejo". Desde ese
vértice, las trincheras se abrían en dos hacia atrás, un lado se dirigía hacia el
noreste (unos 2,5 km hasta la “Isla 1”) y el otro hacia el sureste (unos 3 km) casi
todas apoyadas en los bordes de montes e islas con un amplio campo de tiro
delante de ellas.

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Completaba la defensa el GA-2 ‘General Roa’ con una batería de cañones de
105  y dos de 75 mm. La reserva estaba integrada por el Batallón de Rifleros
N.º 1, el Batallón N.º 2 y un escuadrón divisionario.
Plan de ataque boliviano
Grandes eran las ventajas tácticas que tenía el ejército boliviano para llevar
adelante este segundo ataque a Nanawa con relación al primer ataque de enero
de 1933:
1) Las poderosas trincheras como base de partida, muchas de ellas a menos
de 100 metros de distancia del enemigo y a cuya protección se podía
volver en el hipotético caso de que el ataque fracasara.
2) La artillería disponía de una excelente red telefónica que la conectaba con
los puntos de observación avanzados y había ajustado con anticipación
los reglajes sobre las posiciones enemigas.
3) La estación de las lluvias había finalizado meses antes, el terreno estaba
seco, la temperatura era baja. El terreno despejado se prestaba a la
utilización de los tanques e impedía ataques sorpresivos o de cerco.
4) Se contaba con abundante dotación de recursos y con nuevas armas
(granadas de mano, morteros Stokes-Brandt, lanzallamas, tanques
Vickers).
5) La aviación había realizado un detallado relevamiento de las mejoras
hechas por el enemigo mediante observación directa y fotografías aéreas.
El coronel Toro, en su libro "Mi actuación en la Guerra del Chaco", dice que él
se opuso al ataque y que sus esfuerzos para convencer a Kundt fueron
estériles.
El 1.º de julio el general Kundt dictó la detallada Orden de Operaciones para la
captura de Nanawa:
“El ataque se realizará el 4 de julio. A las 08:30 horas, todas las unidades
deberán encontrarse en posición de partida y en la formación correspondiente.
En el sector norte, la señal para el avance de la infantería lo dará la explosión
de la mina. Las trincheras deberán ser arrolladas por grupos de combate
haciendo uso resuelto de los lanzallamas (una de las armas novedosas que se
usaron en esta batalla), granadas de mano, ametralladoras ligeras y armas
blancas; las fracciones que se encuentren a la cabeza deberán avanzar
arrastrando a los que se encuentren en la retaguardia y no deberán detenerse
para hacer prisioneros o capturar material bélico enemigo, dejando este trabajo
a las unidades que vengan detrás. Se deberá construir zanjas de comunicación
entre las líneas propias y las enemigas una vez que estas fueran capturadas.
Previendo que la batalla se pueda prolongar algunos días más se deberá
ahorrar las municiones desde el primer día”
Kundt, Orden Operaciones batalla de Nanawa 1/7/1933 (Querejazu Calvo,
1990, p. 79)

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Esta advertencia de Kundt estaba dirigida contra la tendencia de los soldados
bolivianos a derrochar exageradamente las municiones. Los dos grupos de
tanques debían maniobrar con total libertad, asignándose dos unidades al
sector norte y dos al sector sur. La misión de estos blindados era ver y analizar,
con mucho cuidado, la situación y el avance de la infantería, apoyando con su
fuego donde estas se vieran paralizadas. A las 08.50 horas toda la artillería y
los morteros debían romper con sus fuegos; A las 09.05 horas debía hacerse
explotar la mina. La destrucción de la artillería enemiga se dejaría
exclusivamente al Cuerpo Aéreo.
Las fuerzas bolivianas de la 7.ª División al mando del coronel Gerardo
Rodríguez estaban dispuestas de la siguiente manera:
 la columna norte, al mando del teniente coronel Julio Quiroga estaba
constituida por seis regimientos (RI.: 3,7,22,38,39; RC. 7), un grupo de
artillería, un grupo de tanques (conducidos por von Kries y Kohn) sumando
unos 3.500 hombres.
 La columna sur, al mando del teniente coronel Enrique Frías contaba con siete
regimientos (RI.: 16, 42, 43; RC.:1,3,5), un grupo de artillería (a cargo del
mayor Seleme) y un grupo de tanques (conducidos por el mayor Wilhelm
Brandt) sumando aproximadamente 3500 hombres.
 En el sector central, al mando del teniente coronel Ballón, estaba el RI-8 más
el destacamento 111.
Al poder de fuego de la infantería se sumaba el apoyo de 29 cañones,
12 morteros, 8 lanzallamas y 4 tanques (3 Vickers y 1 tanqueta Carden-Loyd).
Desde el aire una docena de aviones tenía la misión de apoyar el avance
ametrallando las posiciones y lanzando bombas sobre todo el sector.
El plan de ataque no contemplaba acciones sobre los caminos que partían de
Nanawa hacia Bullo, Florida y al este, con dirección a Concepción. Como las
fuerzas bolivianas, después del ataque en enero, habían quedado formando un
semicírculo delante de Nanawa, en la nueva tentativa se contemplaba el avance
sobre ambos extremos del herraje con un ataque demostrativo en el centro. En
el sector norte el ataque tenía que seguir a la explosión de la mina subterránea
que se había preparado cavándose un túnel que salía de la “Punta de los
Cuatro Degollados” (llamada así luego de la batalla de enero donde se
encontraron los cuerpos degollados de cuatro bolivianos después de un
contraataque paraguayo), hasta la “Isla Fortificada”.
Desarrollo de las operaciones
Situación inicial 4 de julio de 1933.
A la hora señalada, la artillería y ametralladoras pesadas bolivianas iniciaron el
fuego. Una hora más tarde, al mismo tiempo que 12 aviones lanzaban sus
bombas sobre el fortín intentando silenciar a la artillería, la mina subterránea
explotó con gran estruendo y los infantes iniciaron su avance en los tres
sectores. El ataque de tantos regimientos a todo lo largo del frente fue
espectacular. La explosión de los proyectiles de artillería concentrados en

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determinados puntos, las fulguraciones de los lanzallamas, el crepitar de las
ametralladoras, el avance estrepitoso y terrorífico de los tanques, el zumbido de
doce aviones que lanzaban modernas bombas guiadas por hélice y
ametrallaban desde el aire, todo esto en un espacio de pocos kilómetros,
constituyó un cuadro dantesco, nunca visto antes en una acción bélica
sudamericana y que los que participaron en ella, y pudieron sobrevivir, no lo
olvidarían jamás.
El ataque en el sector sur no duró más de una hora. La artillería bombardeó
durante 30 minutos la línea principal de resistencia. Las fuerzas de asalto,
retrasadas en su progresión por el fuego enemigo y la maraña del monte
hicieron contacto con las trincheras paraguayas cuando la artillería ya había
alargado sus tiros hacia la retaguardia enemiga, quedando a merced de la
defensa que pudo contenerlos cómodamente. Los lanzallamas, bajo el fuego de
las ametralladoras, perdieron a casi todos sus efectivos. De los dos tanques
que actuaron en ese sector, uno avanzó orillando el monte por donde penetraba
la infantería y llegó resueltamente hasta el parapeto de la trinchera paraguaya
pero al encontrarse peligrosamente aislado por el retraso de los infantes, tuvo
que regresar y no volvió a aparecer. El otro incursionó un poco más al este
hasta detenerse en un lugar, al parecer atascado o con alguna avería
mecánica, desde donde también regresó a retaguardia. El fracaso de este
ataque se debió, en gran parte, a la falta de coordinación entre la artillería, los
tanques y la infantería boliviana en el punto de ruptura.
La batalla más intensa se desarrolló en el sector norte, en los alrededores del
"Reducto", en una extensión lineal de 2000 metros aproximadamente. La mina
subterránea que dio la señal para el asalto, explotó 30 metros delante de las
trincheras paraguayas que habían sido enderezadas días antes con un
retroceso de esa distancia por lo que el efecto fue nulo; los dos tanques
avanzaron por la derecha, desplazándose de un lado a otro y concentrado su
fuego sobre otras dos islas de monte, uno de ellos llegó hasta 60 metros de los
defensores hasta que el tiro directo de una granada de cañón o de mortero lo
paralizó. El otro evolucionó en el campo y quizás desorientado, o por averías o
agotamiento de la munición, retrocedió para no actuar más.
Los regimientos de infantería bolivianos avanzaron resueltamente sobre el
terreno descubierto y con gran derroche de heroísmo y fuertes pérdidas
lograron conquistar sectores de la isla Mojoli y las trincheras paraguayas de
ambos costados del "Reducto" más una segunda línea de trincheras ubicadas
en la Punta Norte. En el último tramo de una zanja, uno de los lanzallamas que
precedía el asalto se enfrentó a un nido de ametralladoras pesadas instalado en
la punta del monte, el chorro de fuego cubrió el nido, penetró por la tronera y
chamuscó a sus ocupantes quienes, sorprendidos, abandonaron la posición.
Los atacantes llegaron hasta el cementerio del RI-7 "24 de mayo", haciendo
peligrar la defensa de todo el fortín. Cundió la alarma en todos los sectores. El
teniente coronel Francisco Brizuela, a cargo del sector, recibió partes cada vez
más preocupantes:"...las cosas van mal, los bolivianos han roto la línea, ...las
cosas empeoran, ...todo está perdido, ...los bolís ya se infiltran". Mientras

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destruía los archivos Brizuela ordenó: “soldado que huya, se lo mata, y soldado
que llegue hasta aquí, lo mato yo”. Por teléfono alertó al teniente coronel Luis
Irrazábal, ubicado a menos de 2 kilómetros del lugar donde se había producido
la ruptura boliviana, que en cualquier momento podía quedar aislado. La
respuesta de Irrazabal fue:
En seguida ordeno al regimiento “Boquerón” y todas las reservas que acudan a
proteger su retirada para salvar 5.ª División; procure mantener enlace.
Sin embargo, una compañía del RI-7, al mando del teniente Eloy Cañiza, se
mantuvo en el "Reducto", pese a estar totalmente rodeada.
A las 14:00 horas, a cuatro de iniciada la violenta arremetida boliviana, y tras
evaluar que el ataque tendía a disminuir en intensidad, Irrazabal ordenó el
contraataque con las reservas que tenía en el sector central para recuperar el
terreno perdido y equilibrar la situación.
En las trincheras tomadas por los bolivianos reinaba una nerviosa euforia con el
grito incesante de “Viva Bolivia”. El comando boliviano reforzó sus fuerzas en el
sector capturado, pero, apretujados en las zanjas y sin poder progresar, los
atacantes fueron sometidos a un letal ataque de morteros y granadas de mano
paraguayas. La lucha se mantuvo hasta la 17:00 horas, momento en que la
tremenda sangría obligó a los infantes bolivianos a ceder el terreno ganado a la
derecha y detrás del "Reducto". El día concluyó con los bolivianos sosteniendo
solamente las zanjas conquistadas en el otro extremo del "Reducto". Durante la
noche continuó el intenso hostigamiento entre ambos bandos, en todo el frente.
5 de julio
Al atardecer del día 4, cuando el regimiento paraguayo RI-7 "24 de Mayo"
retomaba la "Isla Mojoli", se preparó un grupo integrado por el II/RI-7, el
escuadrón divisionario y dos compañías de fusileros, todos al mando del
Capitán Plá, para recuperar el “Reducto” al día siguiente. Durante toda la noche
se presionó contra esa posición para evitar que los bolivianos recibieran
refuerzos. Antes del amanecer, tras una corta pero precisa cortina de fuego del
grupo de artillería GA-2 “General Roa”, el grupo Plá inició el ataque con
bayonetas, machetes y granadas de mano. Atacantes y atacados se trenzaron
en una feroz lucha cuerpo a cuerpo que concluyó cuando la infantería boliviana
quedó reducida al teniente Félix Reyes Laguna y 25 soldados, los que fueron
hechos prisioneros. Al mediodía, el “Reducto” fue retomado por las fuerzas
paraguayas.
En ese momento "comenzó el enemigo con un nervioso hostigamiento, preludio
tradicional de una próxima salida de sus refugios. Al entrar el sol comienza un
nutrido disparo de artillería enemiga que fue el comienzo de otra arremetida
[boliviana] contra las posiciones del RI-7. De inmediato pedí a nuestra artillería
fuego de contención frente a “Punta Mojoli”, tiros que fueron tan bien dirigidos
por su absoluta eficacia, pues el enemigo al salir de sus trincheras fue
liquidado".
(Fernández, 1962, p. 134)

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Este ataque boliviano fue realizado por las fuerzas del coronel Quiroga (Sector
norte) a las 18:00 horas al que siguió otro más intenso a las 19:00 horas siendo
rechazados por los defensores del RI-7 paraguayo al terminar el día 5.
6 de julio
Pese a los logros poco favorables, el comando boliviano siguió empecinado en
que los ataques frontales, tipo Primera Guerra Mundial, lograrían quebrar las
defensas de Nanawa. El día 6, los regimientos “Pérez”, RI-7 y “Chichas”,
atacaron nuevamente la “Isla Fortificada" pero, pese a todos los esfuerzos,
sacrificios y valor demostrados por los soldados bolivianos, no dio ningún
resultado.
Resultados
El 14 de julio, el coronel Estigarribia recorrió el campo de batalla encontrando el
cuadro más macabro que vio en su vida. En el sector donde los bolivianos
habían roto la línea y hecho su más profunda penetración, partes de brazos y
piernas cercenados por la artillería todavía colgaban de los árboles. Los
defensores, al ver el campo de batalla sembrado con tantos cadáveres,
decidieron incinerarlos por cuestiones sanitarias y en lugar de utilizar maderas
los rociaron con kerosén. Mientras había kerosén el fuego se mantenía, pero
cuando este se terminó, quedó un apiñamiento de carne humana a medio
quemar que despedía un olor insoportable.
No existe un total acuerdo sobre las bajas producidas en ambos bandos. El
historiador boliviano Querejazú Calvo calcula en más de 2.000 soldados
bolivianos (muertos, heridos y prisioneros). El coronel Fernández estima que los
paraguayos tuvieron 189 muertos y unos 447 heridos. Este resultado debe ser
evaluado a la luz de lo que implica un ataque frontal contra posiciones
fortificadas.
"Nanawa había representado un ingente sacrificio para el ejército boliviano [...]
amén la lesión invisible pero profunda ocasionada al espíritu de la oficialidad y
aun a la de la tropa, que desde entonces tuvieron el pálpito anunciador que su
suerte estaba perdida si continuaba en manos de Kundt"
Presidente Salamanca (Díaz Machicao, 1954, p. 179)
A partir de este resultado los planes ofensivos de Kundt tuvieron que
posponerse para recuperar fuerzas permitiendo que el ejército paraguayo
retomara lentamente la iniciativa, primero con operaciones de alcance limitado
(Gondra, Campo Grande), luego con operaciones de gran alcance (Alihuatá-
Campo Vía).
IV.- CONCLUSIONES.
A.- Los objetivos y proyecciones tácticas o estratégicas que presentaba
NANAWA no mostraban el justificativo necesario como para que el
General Kundt se empeñara tenazmente en la captura de dicho fortín por
segunda vez, concentrando fuerzas y medios tecnológicos innecesarios.

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B.- Kundt se consideraba autosuficiente. No quiso un organizar un Estado
Mayor y prefirió dirigir personalmente las operaciones.
C.- Kundt comprometió todas las fuerzas disponibles contra el enemigo, sin
esperar Refuerzos ni el apoyo de la Artillería.
D.- Se vulneró el Principio de la Guerra SORPRESA, debido al exceso de
confianza por la gran cantidad de medios a ser empleados, además de
ejecutar el ataque entre las 08:00 y 09:00, considerando que las Fuerzas
Paraguayas conocían su eje principal de ataque.
E.- No fue fuerte en un punto; por el contrario, dispersó las fuerzas en todo el
frente de ataque, mostrando debilidad en toda su extensión.
F.- Prefirió ejecutar un Ataque Frontal exponiendo a las unidades como
blancos fáciles, en vez de optar por un desbordamiento o un
envolvimiento.
G.- No se empleó la información de Inteligencia, por tanto no se tenía
conocimiento sobre la situación del enemigo, tampoco sobre las
características del terreno.
V.- RECOMENDACIONES.
A.- A través de un estudio e informaciones de inteligencia se debe valorar
estratégicamente un objetivo cuya conquista compense el costo y
sacrificio que demande.
B.- El Comandante debe ser siempre asesorado por su Estado Mayor y deben
mantenerse actualizados en los procedimientos y empleo táctico de sus
unidades en los diferentes tipos de ambiente operativo.
C.- El Comandante no debe subestimar al enemigo que tiene al frente, ya que
esto puede llevarlo a cometer errores tácticos cuyos resultados pueden
ser trágicos
D.- Considerando el gran despliegue de medios en el ataque a NANAWA, se
debe tomar en cuenta la SORPRESA como uno de los principios básicos
de empleo para lo cual se deberán adoptar medidas para evitar que el
enemigo anticipe nuestra maniobra, a través de cambios periódicos en la
codificación del sistema de comunicaciones.
E.- Para cualquier operación militar es importante centralizar todos los medios
de Apoyo en una sola unidad para obtener gran potencia de fuego y efecto
psicológico.
F.- Se debe preferir siempre una Maniobra Desbordante a un Ataque Frontal,
ya que este último, aun contando con superioridad de combate, siempre
resultará costoso y rara vez compensará el desgaste ocasionado por este
tipo de maniobra.
G.- Antes de iniciar una acción, el Comandante debe interiorizarse a través de
informes de inteligencia, de la situación propia y enemiga actual, a fin de

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no conducir sus operaciones sobre supuestos que pueden llevarlo a
cometer errores

Bibliografía:

Querejazu Calvo, Roberto (1981). Masamaclay. Historia política, diplomática y militar


de la guerra del Chaco. Cochabamba-La Paz (Bolivia): Los Amigos del Libro.

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