Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Otra sociedad de Europa que integró el panorama de los primeros Estados organizados de la humanidad
fue Roma, en la península itálica. Su historia no se remonta a la profunda antigüedad de las sociedades
que hemos visto, pero alcanzó un notable desarrollo político, económico, social y cultural por la manera
particular como se organizó y por la asimilación de las culturas anteriores.
La historia de Roma abarca aproximadamente 1200 años. Se divide en tres grandes periodos:
La Monarquía: entre 753 a.C. y 509 a.C.
La República: entre 509 a.C. y 27 a.C.
El Imperio: entre 27 a.C. y 476 d.C.
El Imperio Romano fue el período de máxima expansión del Estado romano en la Antigüedad Clásica.
Operó como un sistema político autocrático y existió entre los años 27 a. C. y 476 d. C.
El período del Imperio romano fue considerado como “los siglos de oro” debido a que Roma se consagró
como potencia dominante sobre el Mar Mediterráneo, norte de África, oeste de Asia y suroeste
de Europa. El Imperio se caracterizó por un gobierno autócrata en el que los poderes, administrativo,
político, militar y religioso, estaban en manos de una sola persona, el emperador, que no era regulado por
ninguna otra autoridad.
Según cuenta la leyenda, Roma fue fundada en el 753 a. C. por Rómulo y su hermano Remo. Sin embargo,
arqueológicamente se sabe que los primeros habitantes poblaron la llanura del Lacio hacia el siglo IX a.C.
y se establecieron en las colinas Palatina, Esquilina, Viminal, Aventina y Capitolina. A pesar de los
desbordamientos del Tiber, la región no fue muy fértil y tuvieron que realizar un largo proceso para
desecar pantanos, dominar las salinas en la desembocadura del rio, asimilar el Tiber como principal ruta
comercial y establecer puertos marítimos y fluviales. En medio de las colinas establecieron un centro de
intercambio comercial al que llamaron Foro y a la reunión de sus territorios en una ciudad naciente le
dieron el nombre de Roma. Para defenderse de enemigos rodearon su ciudad con murallas.
El primer periodo de Roma antigua fue la “época de los reyes” o monarquía. En él, los romanos se
organizaron como ciudad-Estado a partir de pobladores distribuidos en familias, encabezadas por un padre
de familia que representaba el ancestro común. El núcleo de la composición étnica lo conformaron tres
tribus de pobladores conocidos como ramnes (latinos), lúceres (etruscos) y ticios (sabinos), que, a su vez,
se dividieron en 30 curias (reunión de hombres), 10 por cada tribu, encargadas de los asuntos religiosos,
políticos y militares. En una reunión general de curias (comicios curiales) se elegía al rey.
El primero de los siete reyes legendarios fue Rómulo. A él se le atribuyó la creación de instituciones
romanas como el Senado (asamblea de ancianos de la alta nobleza romana que aconsejaban al rey,
llamados patricios o patres); la organización del ejercito; la repartición de la tierra cercana a la ciudad
entregando un cuarto de hectárea a cada familia, y la declaración de propiedad colectiva de aquellas
tierras que se encontraban fuera de la ciudad.
Los patricios aceptaron las exigencias por el temor a que los plebeyos generaran una insurrección, aunque
no solucionaron el problema de repartición de tierras. El mayor logro fue crear la figura del Decenviro con
el fin de escribir la Ley de las Doce Tablas., que fueron las primeras leyes escritas. En ellas, se permitió el
matrimonio entre patricios y plebeyos, se protegió la propiedad privada, el derecho a la apelación y a tener
un juicio antes de ser ejecutado. Estas leyes se convirtieron en la base del derecho romano. Lo que aparecía
en ella se aplicaba sin excepción, sin compasión y sin concesiones.
Organización de la República
Con el reconocimiento de los plebeyos como ciudadanos iguales a los patricios, la República se organizó
así:
Cónsules: Máxima magistratura del Estado. Compuesta por dos hombres elegibles cada año.
Convocaba al Senado y dirigía el ejército.
Pretores: Encargados de las funciones judiciales.
Tribunos de la plebe: De dos diez integrantes elegidos anualmente, protegían a los ciudadanos de
los abusos.
Ediles: Vigilaban el orden público y de la ciudad: mercados, baños y juegos.
Censores: Compuesto por dos personas elegidas cada cinco años. Realizaba el conteo de la
población y reorganizaba la lista de senadores.
Roma se expande
En 272 a.C. Roma se había expandido por toda la península itálica. Algunos pueblos conquistados
gozaron de autonomía y otros fueron esclavizados por su oposición. No obstante, todos tenían la
obligación de entregar tributos y participar en las guerras de conquista iniciadas por Roma. Las tierras
conquistadas fueron declaradas propiedad estatal. Sin embargo, los conflictos por la tierra siguieron
dándose: la nobleza se quedó con la mayor parte de la tierra, mientras algunos ciudadanos libres y
desposeídos se hicieron a pequeñas parcelas. Esto dio origen a los latifundistas y a los minifundistas. En
esta distribución desigual, muchos ciudadanos romanos se quedaron sin tierra.
En esta época, surgió un cambio en la esclavitud. Algunos esclavos que trabajaron en diferentes
actividades lograron acumular recursos económicos para comprar su libertad y la ciudadanía. Estos
fueron llamados Libertos.
Las Guerras Púnicas
En 200 a.C. Roma se hizo a más territorios fuera de la península, los llamaron provincias. Con el apoyo de
reinos enemigos de Macedonia, el cónsul Flaminio la atacó en la Segunda Guerra Macedónica y
conquistó Grecia en 197 a.C.
Roma consolidó su dominio en el Mediterráneo desde 244 a.C. hasta 139 a.C. En este periodo se
expandió hacia el norte de África y Germania, al norte de Europa.
En los años 90 y 80 a.C., comenzó un periodo de guerra civil que duró 50 años. Este se caracterizó por la
oposición constante de dos tendencias políticas: populares y optimates.
Un esclavo llamado Espartaco lideró, en los años 74 y 71 a.C., varias sublevaciones que vencieron las
tropas del ejército romano. Fue derrotado por los militares Craso y Pompeyo, quienes fueron nombrados
cónsules. Pompeyo fue enviado a combatir los piratas en el Mediterráneo y obtuvo victorias que
fortalecieron el poder de Roma en Siria, Jerusalén y Asia Menor.
Los triunviratos
El Primer Triunvirato Romano fue aquel formado por Craso, Pompeyo y Julio César entre los años 60 y 53
antes de Cristo. Esta medida se tomó para solucionar las luchas internas. Cabe destacar que
esta alianza no fue oficial. Se conoce como Segundo Triunvirato Romano, por otra parte, al compuesto
por Octavio, Lépido y Antonio desde 43 hasta 38 antes de Cristo. Ambos intentos terminaron en la
concentración del poder en una sola persona.
Cuando Roma aún era República, el senador Julio César (100 – 44 a. C.), fue asesinado por quienes lo veían
como un tirano. La ironía es que tras su muerte se desató una cruenta guerra civil por el control político
de la República. La victoria fue para el bando de Augusto (63 a. C. – 14 d. C.), Marco Antonio y Lépido.
Así se instauró una dictadura militar conocida como el Segundo Triunvirato. Ejerciendo ya
el poder autocráticamente, Augusto (llamado también Cayo Octavio Turino y sobrino nieto de Julio César)
se enfrentó a los otros dos triunviros. Sin embargo, logró exiliar a Lépido y venció a Marco Antonio en la
batalla naval de Accio en 31 a. C.
Entonces Augusto devolvió al Senado sus poderes, restaurando la República, sólo para que ésta le rogara
que asumiera la conducción del poder, otorgándole el título de César (Imperator Cesar Augustus), o
emperador. Así se dio fin a la vida republicana de Roma y el Imperio Romano comenzó formalmente en
el año 27 a. C.
Fue tal la devoción del pueblo romano por su primer emperador, que sus sucesores usaron el nombre
César y Augusto como nombre real, y al sexto mes del calendario de entonces, llamado Sextillis, se le puso
“Agosto” en su honor.
El Imperio Romano surgió del territorio de la República Romana, actual Italia y su capital era Roma. Sus
principales intereses históricos estuvieron siempre orientados al mar Mediterráneo, ya que conecta
a Europa con el norte de África y con el Medio Oriente. En ese territorio, el Imperio se expandió hasta
alcanzar una extensión de más de 7 millones de km2.
Por lo tanto, la ubicación del Imperio romano cambió mucho a lo largo del tiempo, a medida que ganaba
territorio y hacia el final de sus tiempos lo perdía. En su momento cumbre, abarcó:
Casi toda Europa occidental.
Los Balcanes.
Las costas del mar Negro.
Casi toda la actual Turquía, Siria y Chipre.
El levante entero del Oriente Próximo (Palestina, Israel, Jordania).
El norte africano (desde Egipto hasta Marruecos).
Semejante territorio era difícil de recorrer y requirió ser dividido en provincias, que inicialmente fueron 46
(117 d. C.) pero a través de subdivisiones terminaron siendo 96 (285 d. C.). Muchos de los nombres de
dichas provincias engendraron el nombre actual de países y regiones, como Britannia, Germania, Baetica,
Iudaea, Galia, etc.
Se puede dividir la historia del Imperio romano en dos etapas: el Alto Imperio y el Bajo Imperio.
Alto Imperio:
Es la etapa que va desde el inicio del imperio en el año 27 a. C. con la coronación de Augusto con el título
de emperador hasta la muerte del último emperador de la dinastía de los Severos, en el siglo III.
Durante período, gobernaron 4 dinastías:
Bajo Imperio:
El Bajo Imperio comenzó con la llegada de Diocleciano al poder, en el año 284 d. C., y finalizó con la caída
del imperio, en el año 476 d. C.
Diocleciano instauró una tetrarquía, es decir, un gobierno de cuatro hombres. Estaba integrado por dos
coemperadores (Augustos), uno para Oriente y uno para Occidente. A su vez, cada uno contaba con un
emperador asistente (César).
Luego de una reunificación del imperio bajo el gobierno de Constantino, en el año 380 el emperador
Teodosio dividió el territorio entre sus dos hijos Arcadio y Honorio, y así quedó constituida definitivamente
una nueva organización territorial y política: el Imperio Romano de Occidente y el Imperio romano de
Oriente, este último llegó a conocerse como el Imperio Bizantino.
El Imperio Bizantino
Gobernado por Arcadio, el Imperio Romano de Oriente, que tuvo su capital en Constantinopla,
sobrevivió a las invasiones y cambió su nombre a Bizantino, debido a que Constantino había fundado su
capital sobre una colonia griega llamada Bizancio. Este imperio fue el resultado de la síntesis entre las
culturas romana y griega. El griego se impuso como lengua oficial y la autoridad la ejercía el emperador.
El momento de máximo esplendor de Bizancio coincidió con el reinado de Justiniano (527-565), quien se
centró en reconquistar los territorios del antiguo Imperio. Además, recopiló el derecho romano en un
código jurídico, el Codex Justinianus.
Organización social y política
Organización social
Organización política
La máxima autoridad del imperio era el emperador, quien concentraba todo el poder político y estaba a
cargo de los asuntos militares, legislativos, religiosos y judiciales.
El Senado actuaba como consejero del emperador, pero no tenía suficiente poder para tomar decisiones.
Las asambleas se mantuvieron como una tradición romana desde la época de la república, pero no tenían
poder efectivo.
La economía del Imperio romano era típica de un Estado esclavista, que destinaba la mano de obra esclava
a la producción agrícola, sin más remuneración que una porción de tierra para el propio cultivo. La vida y
el comercio estaban centradas en las grandes ciudades, interconectadas mediante una vasta red vial, que
permitía también el movimiento de tropas.
Los romanos desarrollaron el agro y la ganadería, introduciendo nuevas técnicas y cosechando muy
diversos alimentos, dado que el Imperio era tan extenso que les permitía diversos tipos de suelos, climas y
recursos. Los cultivos más importantes fueron la vid, el trigo, la cebada y los olivos, de los que obtenían
aceite, así como otros árboles frutales, hortalizas y legumbres.
Bibliografía:
Bravo, G. N. (2008). Viajeros 6 Sociales. Bogotá: Norma.
SM, E. (2017). Ciencias Sociales Conecta 3.0. Bogotá: Santillana