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Fábulas

Peruanas

Juan Miguel y Víctor Raúl


ATAUCURI GARCÍA
Fábulas peruanas

Autores:
© Juan Miguel Ataucuri García
Víctor Raúl Ataucuri García

© Gaviota Azul Editores de Víctor Raúl Ataucuri García


Jr. Azángaro 720 - Lima

Tercera Edición - 2,000 ejemplares
Mayo, 2017

Dibujos interiores realizado por los autores


Carátula: Artyess

Hecho el Depósito Legal en la
Biblioteca Nacional del Perú N° 2016-06013

ISBN : 978-612-46663-1-5

Consultas: Telf. 428-5079 / 999497208


E-mail: gaviotaazuleditores@yahoo.com

Impresión: Miguel Ataucuri / Gaviota Azul Editores
Jr. Azángaro 720, Lima - Perú
Mayo - 2017

Printed in Peru

Prohibida su reproducción total o parcial de los textos y dibujos


por cualquier medio, sin previa autorización escrita de los autores,
salvo para el uso de trabajos de investigación sin fines comercia-
les, en los cuales se deberá mencionar la fuente.
Derechos de autoría protegidos conforme a Ley.
WARMILLUVIA, MACHOLLUVIA

E n el cielo vivían dos hermanitos, eran hijos del dios Inti.


La niña era tranquila y perseverante, el niño travieso e
impetuoso. El dios Inti, para entretenerlos les dio sendos
regalos. A la chica le entregó un cantarito de agua y al niño
una vara que despedía rayos.
La niña se entretenía echando poco a poco, desde su
cantarito, gotitas de agua a la tierra. De ese modo, pasaba
todo el día sin aburrirse. Su hermanito, en cambio, se cansó
pronto de su juguete e irritado arrojó su varita a las nubes.
Por eso, cuando las nubes chocan entre sí, sacuden la varita
que por allí vaga y se producen los rayos.
Envidioso de la divertida ocupación de la niña, el mu-
chachito pidió a su padre un regalo igual al de su hermana.
El dios, entonces, le dio un cantarito más grande.
El niño se puso a jugar imitando a la niña; pero pronto

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se aburrió e irritado, vació de golpe todo el agua contenida
en su vasija marchándose a buscar otra ocupación.
El tiempo ha pasado y los hermanos siguen jugando de
esta manera: la niña dejando caer pacientemente durante
todo el día las gotitas de agua de su cantarito; y el niño,
impaciente, echando de un tirón toda el agua de su vasija.
En la tierra, todos conocen a la niña como Warmilluvia
y al niño como Macholluvia.
Y aunque parezca increíble, los hombres prefieren en-
frentarse a macholluvia antes que a warmilluvia. Porque
mientras el primero los puede asustar con su violento y
abrumador chaparrón, pero dura poco y permite prose-
guir con las labores cotidianas. La warmilluvia, en cambio,
siendo más suave aguacero, molesta todo el día, y es capaz
de mantener dentro de sus casas o guaridas a hombres y
animales, inmovilizándolos de toda tarea productiva.
“Destruye menos el violento maretazo
que el manso pero incansable oleaje.”

1. ¿Sabes cómo son las lluvias en la selva de nuestro país?


2. ¿Qué diferencia encuentras entre la actitud de la niña y la
del niño?
3. ¿Piensas que como el caso de la warmilluvia, hay cosas, que
por su constancia, a la larga ocasionan mayor efecto? Pon
un ejemplo.
4. ¿Por el contrario, existen cosas que asustan, pero al final no
dañan tanto como se pensó en primera instancia?
5. ¿Qué entiendes de la moraleja?

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