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pri111eraedició11e11francé s, 1980
~ éditio11~ du et1iJ. parf s
títt,lo origir1a): po,,,,oirs de / 'horre,,r
•
ÍNDICE •
Sobre la abyección 7
De qué tener miedo 47
De la suciedad a la Impureza 77
Semiótica de la abomlnactOn blbllca 121
...Qui tollts peccata mundl 151
Céltne: ni comediante ni mártir 177
Dotor/ho ,rror 185
Esas hembras que nos estropean el infinito 209
Ser judio o morir 231
En el comienzo y stn fin 251
Poderes del horror 277
•
SOBRE lA ABYECCION
Ni sujeto ni objeto
Hay en la abyección una de esas violentas y os-
curas rebeliones del ser contra aquello que lo ame -
naza y que le parece venir de un afuera o de un aden -
tro exorbitante, arrojado al lado de lo posible y de
lo tolerable. de lo pensable. A1ll está, muy cerca. pe -
ro inasimiJable. Eso solicita. Inquieta. fascina el de-
seo que sin embargo no se deja seducir. As11stado.
se aparta. Repugnado. rec},aza. un absoluto lo pro-
tege del oprobio, está orgulloso de ello y lo mantie -
ne. Y no obstante, al mismo tiempo. este arrebato ,
este espasmo, este salto es atraido hacia otra par -
te tan tentadora como condenada. Incansablemen-
te. como un bítmerang indomable. un polo de atrac -
ción y de repulsión coloca a aquel que está. habita-
do por a literalmente fuera de si.
c,1ando me encuentro invadida por la abyec -
ción, esta torsión hecha de afectos y de pensamten-
7
8 J11lia Krlsteva
La suciedad••
La abyección de sí .
Si es cierto que lo abyecto solicita y pulvenza si-
multáneamente al sujeto. se comprenderá que su
máxima manifestación se produce cuando, cansa -
do de sus vanas tentaUvas de reconocerse fuera de
si. el sujeto encuentra lo imposible en sl mismo:
cuando encuentra que lo imposible es su ser mis-
mo, al descubrir que él no es otro que siendo abyec -
to. La abyeccl6n de si serla la forma culmtnante de
esta ~rtenc!a del sujeto a quien ha sido devela -
do que todos s11s objetos sólo se basan sobre la pér-
dtda Inaugural fundantc de su propio ser. Nada me-
jor que la abyección de si para demostrar que toda
abyección es de hecho reconocJmlento de la Jal.ta
!undante de todo ser, sentido, lenguaje, deseo. En
general se pasa por alto demasiado rápidamente
esta palab~ falta, de la que el psicoanálisis no re -
tiene en la act11a]idad más que el producto más o
menos fetiche, el •objeto de la falta•. Pero si uno se
tmagtna (y Justamente se trata de imaginar, ya que
lo que aqul se funda es el trabajo de la tmaglna -
cl6n) la experiencia de la falta misma como lógica-
mente anterior al ser y al objeto - al ser del objeto-
entonces se comprende que su único significado
sea la abyección. y con más razón la abyección de
si, siendo su stgnlficante ... la literatura. La cristian -
dad mlstlca hizo de esta abyección de sl la prneba
última de la humildad ante Dios, como lo atestigua
Santa Isabel. quien ..por más grande princesa que
fuera, amaba por sobre todo la abyección de si
mtsma"". 1
Goce y afecto
Goce. en suma. Ya qµe el extraviado se considera
como el equivalente de un Tercero. Se cerciora del
Juicio de éste. se apoya en la autortdad de su poder
para condenar. se funda sobre su ley para oMdar o
desgarrar el velo del olvido. pero tam .bJén para eri-
gir a su objeto como caduco. Como caldo. Eycctado
por el Otro. Estructura tcr11aria, si se quiere, consi-
derado por el Otro como piedra angular. pero "es-
tructura· exorbltada, topolog1a de catástrofe. Ya
que. al construirse un alter ego. el Otro deja de ma-
nejar los hes polos del triángulo donde se s11stenta
la homogeneidad subjetiva. y deja caer al objeto en
un real abominable. inaccesible salvo a b:avés del
goce. En este sentido~ se lo goza. Vlolenta•nente y
con dolor. Una pasión. Y. como en el goce, donde el
objeto llamado •a· del deseo estalla con el espejo
·- - -
18 Julia Kristeva
Alucinación de nada
Una metáfora, dijimos más arrtba. Aun más que
eso. Ya que a los movimientos de despla.zamfento y
de condensación que presiden su fut xnactón. se
agrega una dimensión pulslonal (señalada por el
miedo) de valor anafórico. de indexación. que remi -
te a otra cosa. a la no-cosa. a lo incognoscible. En
este sentido el objeto fóblco es la altlCinact6n de na-
da; una metáfora que es la anáfora de nada
¿Qué es •nada'"?, se pregunta el analista. para
responder, después de •prtvacton·. •frustración•,
•falta•, etc., que es ·el falo materno•. Lo cual no es
un et'r"Or.siempre desde su perspectiva. Pero esta
poslctl>n implica que, para sobrellevar el miedo. la
confrontación con el objeto imposible (ese falo ma-
terno que no es). va a ser transformada en un fan-
tasma de deseo. Asl e11cucntro mi deseo en la hue-
lla de mi miedo, y allf me er,c.ad;eno. Abandonando
la cadena del discurso con la cual construí mJ alu-
ctnacl6n. mi debilidad y mi fuerza. ml capital y mi
ruina.
Este es el punto en que la escrttura reemplaz.a al
n!Ao fóbtco que somos. porque sólo hablamos de
angustia.. La escritura no transfo1 roa la confronta-
ción con lo abyecto como fantasma de deseo. Muy
por el contrario, despllega sus estrategias lógicas y
pstco -pulsionales, constituyentes de la met.Afora-
alucinaclón mal llamada ·objeto de la fobia.... Si
bien todos somos fóblcos en el sentido en que la an-
gustia nos hace hablar sieml)re y cuando alguit:11 lo
prohiba. no todos tenemos miedo a los caballos
Poderesde la.MfVe!!~ ,, en --
65
Una fortaleza
Metáfora proyectada o aludnadl>n, el objeto f6-
blco nos condujo por un lado a las fronteras de la
psicosis, y por otro al poder potepdalmente eatruc-
turante de la simbollctdad. En ambos casoe noa
hallamos fre11te a un lb11tte: lbntte que hace del ser
hablante un ser que sólo dice aJ separar, en la dis-
creción de la cadena fonemática y hasta en las cons-
trucciones lógicas e ideológicas.
¿Cómo se instaura este límite sin transformarse
en prisión? Si el efecto radical de la división fun-
dante es el establecimiento de la división sujeto/ob -
jeto. ¿cómo evitar que sus fallas conduzcan al ence-
rramiento secreto de un narct .stsmo arcaico, o a la
dispersión indiferente de objetos expertme .ntados
como falsos? La mirada que recién dirigimos al sin-
toma fóbtco nos hizo asistir a la emergencia doloro-
sa, y espléndida por su complejidad simbólica, del
signo (verbal) enfrentado con la pulsfón (miedo.
agiesMdad) y con la visión (proyección del Yo
- mol- sobre el otro). Pero la actualldad analítica,
Purificación en Colono
Muy otra es la historia en Edipo en Colono. El
' leyes divinas no
luga;r ha cambiado. Y si bien las
perdieron su rigor, Edipo. en cambio, modificó su
posición al respecto. En realidad se produjo una
SEMIOTICA DE IA
ABOMINACION BIBLICA
La neutralización bíblica
de la impureza
El pecado:
deuda. hostilidad. iniquidad
"Confesar los pecados ..... devolver los pecados",
es en estas fór·mulas de origen probablemente litúr-
gico pero que en sí mismas no dejan de definir ya
los pecados como inherentes a la palabra y prome-
tidos a una supresión donde aparecen los térmi-
nos que designan el acto pecaminoso: aniartia. deu -
da, y anomta. iniquidad.
Evid~ntemente judaica. la detlda señala un acree-
Poderes de la p eroers ión 167
Un pecado:
¿debido a Dios o a la mujer?
5 le(;ons, Uv . m. p. 128 .
178
La escatología banalizada
30 Ibtd .• p. 33?.
31 JbSd.• p . 137 · 138.
Pode re_s
_de la ,ecn'C'rs ión 205
5 lbid .. p . 784 .
6 V~age . p . 95.
7 Mortacrédft, p. 540 .
8 Ibid .. p . 541.
9 fbid .• p . 531.
Poder e s de la peroer sió n 2 19
21 lbtd .• p . 111 .
22 Ibld ., p . 138.
23 Ibid .. p . 163.
230 Julia Krtsteva
10 L·Ecoledescadavres. p . 270.
11 Ibtd .• p. 272 .
12 IbJd .• p. 133
13 lbld .• p. 252
14 Jbld., p . 189 .
242 Julia Kristeva
29 Baga.tell.es, p . 127 .
30 Les Beaux Draps . p. 142
31 lbld .• p.119.
32 Bagatelles. p. 127 .
Poderes de la~n.~rsión 247
... o Mujer
33Rtgodon.p . 823 .
278 Julia Kristc.va
J .K.
siglo
ve1nt1uno
editores 9 789682 315152