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LA VIRTUD TEOLOGAL DE LA FE
La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado
mediante la Santa Iglesia. Por la fe "el hombre se entrega entera y libremente a Dios" (DV 5). El
discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella, sino también profesarla, testimoniarla con
firmeza y difundirla (LG 42; cf. DH 14).
- Explicación bíblico-teológica:
La fe bíblica es una respuesta a la llamada de Dios a entrar en comunión de vida con El. Creer es
aceptar a Dios en su palabra, también es una actitud radical que compromete toda la persona del
creyente, con sus potencias y facultades. La fe del Nuevo Testamento incluye la aceptación de Cristo
como el Mesías, por eso se salva quien cree que Cristo es el Señor. Creer es entrar en diálogo con Dios:
Él llama y la persona responde. La palabra "fe" sirve también para indicar el contenido de la fe, lo que
se acepta por verdadero (Ga. 3,23). Tal acto de fe es incompatible con la negación explícita de una
verdad revelada y propuesta como revelada, como la herejía, que constituye a un pecado contra la fe.
Para el acto de fe se requieren estas condiciones: a). Conocimiento del contenido de la palabra
revelada: "Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo"
(Rm.10,17). b). Conocimiento de que esta palabra está atestiguada por Dios. Sin la fe no es posible
acercarse a Dios ni ser grato a El: "Ahora bien, sin la fe es imposible agradarle, pues el que se acerca a
Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan" (Hb.11,6).
La fe es un don gratuito de Dios: no se debe a las capacidades humanas (Mt.16,16-17). A la fe no se
podrá llegar por la sola razón humana. Pero la fe es razonable en cuanto presupone el dictamen sobre
las razones de credibilidad y sobre el deber de creer. El acto de fe no incide solamente en el campo
religioso, sino también en el moral, pues procede de la libertad. El mayor obstáculo que se opone a la fe
es la soberbia y la concupiscencia. La virtud teologal de la fe es el principio de la salvación, el
fundamento de la justificación (Hb.10,38). La verdadera fe, la que salva, es la que está animada,
'informada' por la caridad, que muestra su vitalidad por las obras del amor.
- Eclesialidad de la fe:
"Creo" (Símbolo de los Apóstoles): Es la fe de la Iglesia profesada por cada creyente, principalmente
en el bautismo. "Creo" es también la Iglesia, nuestra Madre, que responde a Dios por su fe y que nos
enseña a decir: "creo", "creemos". En el Ritual Romano, el ministro del bautismo pregunta al
catecúmeno: "¿Qué pides a la Iglesia?". Y la respuesta es: la fe. "¿Qué te da la fe?". La vida eterna.
La Iglesia no solamente es nuestra madre, es también la educadora de nuestra fe. La Iglesia, que es
"columna y fundamento de la verdad" (1Tm.3,15), guarda fielmente "la fe transmitida a los santos de
una vez para siempre" (Judas 3). Desde siglos, a través de muchas lenguas, culturas, pueblos y
naciones, la Iglesia no ha cesado de confesar su única fe. "El mensaje de la Iglesia, es, pues, verídico y
sólido, ya que en ella aparece un solo camino de salvación a través del mundo entero" (ibíd.5,20,1).