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OPÚSCULOS

Traducción y notas de
CARLOS R. DE DAMPIERRE
SOBRE LA CONVERSIÓN DEL PECADOR

El texto de este opúsculo procede de una copia del Manuscrito Périer (pp.
Bo-83) y de la tercera Colección Guerrier (B. N. f fr. 13913, pp. 300-304). ,
El P. Pierre Guerrier lo atribuye a ]acqueline Pascal, pero es, indiscu-
tiblemente, de Blaise Pascal.
En primer lugar porque figuraba en el Manuscrito Périer, que sólo
contiene textos de Pascal. En segundo lugar porque estas páginas, además
de su notable sutilidad analítica, expresan con gran exactitud los sentimien-
tos de Pascal a finales de 1653 cuando, según el testimonio de su hermana
]acqueline, sentía «Un gran desprecio por la sociedad y una repugnancia
casi insoportable hacia todas las personas que la forman». (Carta del 8 de
diciembre de 1654.)

La primera cosa que Dios inspita al álma k la que se ha dignado tocar


verdaderamente, es un conotimientd y una visión extraordinaria por
la que el alma considera las cosas y a sí misma de una manera com-
pletamente nueva.
Esta nueva luz le produce temor y le causa una inquietud que tur-
ban la paz que encontraba en las cosas que hacían sus delicias.
Ya no puede gozar con tranquilidad de las cosas que le encanta-
ban. U na inquietud continua la combate en este goce, y esta visión
NOTA DE TRADUCCIÓN interior no le permite gozar ya más de esa dulzura habitual entre las
cosas a las que se abandonaba con una plena efusión cordial.
La edición de base para la presente traducción es la edición de L. Lafuma Oeuvres Pero todavía encuentra más amargor en los ejercicios de piedad
completes, París, Le Seuil, L'Intégrale, 1963. También se han consultado l~s edicio-
nes de J.. Mesnard, Oeuvres completes, 2 vals., Brujas, Desclée de Brouwer, 19 6 , y, que en las vanidades del mundo. Por un lado, la presencia de los obje-
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en_ espectal, la de J. Chevalier, L'Oeuvre complete de Pascal París Gallimard Bi- tos visibles la incita más que la esperanza de los invisibles, y por el otro
bhotheque de la Pléiade, 1954. Los escritos han sido revisados po; Carlos Solfs en la firmeza de las cosas invisibles la impresiona más que la inanidad de
su parte científica.
las visibles. Y de esta suerte, la presencia de los unos y la firmeza de las
Opúsculos
Sobre la conversión del pecador

otras se disputan su afecto; y la yanidad de los unos y el alejamiento de encuentra ineluctablemente en la obligación de despojarse de todos
las otras excitan su aversión, de Sl.iérte que nacen en ella un desorden esos objetos de su felicidad; y así, si tuvieron con qué satisfacerla no
y una confusión que ... tendrán con qué satisfacerla siempre; y que si esto es proporcionarse
· Considera las cosas perecederas como perecientes e incluso como una felicidad verdadera, no es proporcionarse una felicidad duradera
si ya hubiesen perecido; y ante la visión cierta del aniquilamiento de ya que debe estar limitada al curso de esta vida. '
todo lo que ama se espanta de tal consideración y, viendo que cada De modo que, por una santa humildad que Dios exalta por encima
instante la priva del goce de su bien, y que lo que le es más querido de la soberbia, el alma empieza a elevarse sobre la generalidad de los
huye en todo momento y que en fin llegará con seguridad un día en hombres. Condena su conducta, detesta sus reglas, llora su ceguera.
que se encontrará privada de todas las cosas en las que había puesto Se lanza a la búsqueda del verdadero bien. Comprende que es preciso ·
su esperanza ... De suerte que comprende perfectamente que como su que éste tenga estas dos cualidades: una, que dure tanto como ella y
corazón se ha apegado solamente a cosas frágiles y vanas, su alma se que no pueda ser separado de ella más que por su propio consenti-
debe encontrar sola y abandonada al salir de esta vida, ya que no ha miento, y la otra que no haya nada más digno de ser amado.
cuidado de unirse a un bien verdadero y subsistente por sí mismo que Ve que en el amor que ella ha tenido al mundo encontraba en él
pudiese sostenerla durante y después de esta vida. esta segunda cualidad en su ceguera, porque no reconocía nada más
De ahí viene que empieza a considerar como una nada todo lo digno de ser amado, pero como no ve en él la primera, conoce que
que debe volver a la nada: el cielo, la tierra, su espíritu, su cuerpo, sus no es ése el supremo bien. Lo busca por lo tanto, en otro sitio, y al
familiares, sus amigos, sus enemigos, la riqueza, la pobreza, la desgra- conocer, gracias a una luz purísima, que no se encuentra en las cosas
cia, la prosperidad, el honor, la ignominia, el aprecio, el desprecio, la que están en ella, ni fuera de ella, ni ante ella, empieza a buscarlo por
autoridad, la indigencia, la salud, la enfermedad y la misma vida; en encima de ella.
fin, todo lo que debe durar menos que su alma es incapaz de satisfacer Esta elevación es tan eminente y tan trascendente que sólo se de-
el deseo de esta alma que trata seriamente de instalarse en una felici- tiene en el cielo: no tiene con qué satisfacerla, ni por encima del cielo, ·
dad tan duradera como ella misma. ni en los ángeles, ni en los seres más perfectos. El alma pasa a través de
Empieza a asombrarse de la ceguera en que ha vivido. Y cuando todas las criaturas y no puede detener su corazón hasta llegar al trono
considera, por un lado el largo tiempo que ha vivido sin hacerse estas de Dios en el cual empieza a encontrar su reposo y ese bien, que es tal
reflexiones y la gran cantidad de personas que viven de la misma ma- que no existe nada más digno de ser amado, y que sólo puede serle
nera, y por el otro lado hasta qué punto es cierto que el alma, siendo arrebatado por su propio consentimiento.
como es inmortal, no puede encontrar su felicidad entre las cosas pe- Porque aunque no sienta esas delicias con que Dios recompensa la
recederas y de las que será desposeída por lo menos al morir, entra en habituación a la piedad, comprende, sin embargo, que las criaturas no
una santa confusión y en un espanto que le producen una turbación pueden ser más dignas de ser amadas que el Creador, y su razón, ayu-
muy saludable. dada por las luces de la gracia, le hace conocer que no hay nada más dig-
Porque considera que por muy grande que sea el número de los que no de ser amado que Dios y que sólo puede serle quitado a aquellos que
envejecen siguiendo las normas de conducta del mundo, y por mucha lo rechazan, ya que es poseerlo el desearlo y es perderlo el rechazarlo.
autoridad que pueda tener esta multitud de ejemplos de los que ponen De esta suerte el alma se alegra de haber encontrado un bien que
su felicidad en el mundo, es indudable, sin embargo, que aunque las no puede ser le arrebatado mientras ella desee poseerlo, y que no existe
cosas del mundo tuviesen algún placer consistente, lo que es recono- nada por encima de él.
cido como falso por un número infinito de experiencias tan funestas y Y con estas reflexiones nuevas llega a comprender las grandezas
tan continuadas, es inevitable la pérdida de estas cosas o que la muerte de su Creador y se entrega a humillaciones y adoraciones profundas.
) finalmente nos prive de ellas. Se anula en su presencia y al no poder formarse de ella misma una
' De suerte que el alma, habiendo acumulado tesoros de bienes idea lo bastante baja, ni concebir una lo bastante elevada de ese bien
temporales de cualquier clase que sean, ya sea oro, ciencia, fama, se soberano, hace nuevos esfuerzos para descender a los últimos abismos
Opúsculos

de la nada, mirando a Dios en unas inmensidades que ella misma


multiplica; en fin, en esta concepción, que agota sus fuerzas, le adora
en silencio, se considera cmno su vil e inútil criatura y por sus reite-
rados respetos le adora y le bendice y quisiera bendecirle y adorarle
eternamente.
Luego reconoce la gracia que él le ha hecho de manifestar su infi-
nita majestad a un tan vil gusano, y después de una firme resolución
de quedarle eternamente agradecida, se avergüenza de haber prefe- ORACIÓN PARA PEDIR A DIOS EL BUEN USO
rido tantas vanidades a ese divino tnaestro, y con un espíritu de com- DE LAS ENFERMEDADES
punción y penitencia recurre a su piedad para d<dener su cólera, cuyo
efecto le parece espantoso a la vista de sus innP.ensidkdes ...
Eleva ardientes preces a Dios para obtenerde su misericordia que,
lo mismo que le ha placido revelarse a ella, le plazca guiarla y hacer Existe una redacción manuscrita de esta Oración en el Recueil Conrart,
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/ nacer en ella los medios para llegar a él. Porque como es a Dios a lo Arsenal, no 5423, p. 1121. Circulaba en Port-Royal desde 1662, ya que
\ que aspira, no espera, sin embargo, llegar a él más que por medios que poco después de la muerte de Pascal, la Madre Angélique de Saint-]ean
'· proceden de Dios mismo, porque quiere que él mismo sea su camino, (Amauld d'Andilly) dice en una carta que buscaba consuelo en su lectura
su objeto y su último fin. Después de estas preces empieza a obrar y (Cf L. Cognet).
busca entre aquéllos ... Se imprimió por primera vez en Divers traités de piété, Colonia,
Empieza a conocer a Dios y desea llegar a él; pero como desconoce 1666. Se reimprimió luego, más correctamente, en la edición de Les Pen-
los medios para lograrlo, si su deseo es sincero y verdadero, hace la sées de 1670, cap. xxxn.
misma cosa que una persona que, deseando llegar a un sitio y habien- Como en la Advertencia de la edición se dice que Pascal la compuso
do extraviado el camino y conociendo que se ha perdido, recurre a «siendo todavía muy joven» se había deducido que se la debía fechar en
aquellos que conocen perfectamente e~e camino y ... 1647-48. Pero Gilberte Périer en la Vie de Monsieur Pascal dice taxati-'
Se decide a conformar a sus voluntades el resto de su vida; pero vamente que no es anterior a 1659:
como su debilidad natural, junto con la costumbre que tiene de los «Pero no se pueden conocer mejor las disposiciones con que sufría todos
pecados en que ha vivido, la han reducido a la impotencia de alcanzar los nuevos tormentos de los cuatro últimos años de su vida más que por esta .
esa felicidad, implora de su misericordia los medios de llegar a él, de oración admirable que aprendimos de él y que compuso en aquel tiem-
apegarse a él, de adherirse a él eternamente ... po, para pedir a Dios el buen uso de las enfermedades».
De esta suerte reconoce que debe adorar a Dios como criatura,
darle gracias como deudora, satisfacerle como culpable, rezarle como
indigente. I. Señor, que tenéis un espíritu tan bueno y tan dulce en todas lasco-
sas, y que sois tan misericordioso que no sólo las prosperidades, sino las
desgracias mismas que suceden a vuestros elegidos, son los efectos' de
vuestra misericordia, hacedme la gracia de que no me comporte como,··
patanc?,! en el estado a que vuestra justicia me ha reducido: que,
como/un verdadero cristiano os reconozca como mi Padre y como Dios
en cualquier estado en que me encuentre, ya que el cambio de mi con-
dición no lo produce en la vuestra, puesto que vos sois siempre el mismo
aunque yo esté sujeto a cambio y que no sois menos Dios cuando afligís
Ycuando castigáis que cuando consoláis y aplicáis vuestra indulgencia.

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Opúsculos Oración para el buen uso de las enfermedades

II.:Nle habéis dado la salud para serviros y he hecho de ella un uso enfermedad como en una especie de muerte, separado del mundo,<.
profano. Me enviáis ahora la enfermedad para corregirme: no permi- desprovisto de todos los objetos a que me he apegado, solo en vuestra \
táis que la use para irritaros con mi impaciencia. He empleado mal presencia para implorar de vuestra misericordia la conversión de mi
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( mi salud y me habéis castigado. Y puesto que la corrupción de mi cor,azón; y que de esta suerte tenga el gran consuelo de que me enviéis
\,naturaleza es tal que me convierte en perniciosos vuestros favores, ahora una especie de muerte para ejercer vuestra misericordia antes
/haced, ¡oh, Dios mío! que vuestra gracia omnipotente me convierta de que me enviéis efectivamente la muerte para ejercer vuestro jui-
( en saludables vuestros castigos. Si he tenido el corazón lleno del amor cio. Haced pues, ¡oh Dios mío! que lo mismo que habéis anticipado
. al mundo mientras he tenido algún vigor, destruid ese vigor para mi rni muerte yo anticipe el rigor de vuestra sentencia y me juzgue yo
salvación y hacedme incapaz de gozar del mundo, ya sea por debili- mismo antes de vuestro juicio para encontrar misericordia en vuestra
dad del cuerpo, ya por celo de la caridad, para no gozar más que de presencia.
IV. Haced, ¡oh, Dios mío!, que adore en silencio el orden de vuestra
vos solo.
\. III. ¡Oh Dios, ante quien debo rendir cuenta exacta de todos mis providencia adorable sobre el comportamiento de mi vida; que vues-
actos al final de mi vida y al final del mundo! ¡Oh Dios que solamente tro azote me consuele y que, habiendo vivido en la amargura de mis
dejáis que subsista el mundo y todas las cosas del mundo para probar pecados durante la paz, goce de las dulzuras celestes de vuestra gra-
' ·, a vuestros elegidos o para castigar a los pecadores! ¡Oh Dios, que cia durante los males saludables con que me afligís. Pero reconozco,
. dejáis a los pecadores empedernidos en el uso delicioso y criminal ¡oh Dios mío!, que mi corazón está tan endurecido y lleno de ideas,
del mundo! ¡Oh Dios, que hacéis n10rir a nuestro cuerpo y que en la cuidados, inquietudes y apego al n1undo que ni la enfermedad ni la
hora de la muerte despojáis a nuestra alma de todo lo que amaba en salud, ni los discursos ni los libros, ni vuestras Sagradas Escrituras ni
el mundo! ¡Oh Dios, que me separaréis en el último momento de mi vuestros Evangelios, ni vuestros misterios más santos ni las limosnas
' '
vida de todas las cosas a las que me he apegado y en las que he puesto ni los ayunos, ni las mortificaciones, ni los milagros, ni el uso de los
mi corazón! ¡Oh Dios, que debéis consumir en el último día el cielo Sacramentos, ni el sacrificio de vuestro cuerpo, ni todos mis esfuerzos,
y la tierra y a todas las criaturas que contienen, para hacer ver a todos ni los de todo el mundo juntos pueden nada en absoluto para empezar
los hombres que nada subsiste sino vos, y que por lo tanto nada es mi conversión, si vos no acompañáis todas esas cosas con la asistencia
',digno de amor sino vos, puesto que nada es duradero sino vos! ¡Oh extraordinaria de vuestra gracia. Por eso, ¡oh Dios mío!, me dirijo
. Dios, que debéis destruir todos esos vanos ídolos y todos esos funestos a vos, Dios todopoderoso, para pediros un don que todas las criatu-
objetos de nuestras p~siones! Os alabo, Dios mío, y os bendeciré todos ras juntas no pueden concederme. No tendría la osadía de dirigiros
los días de mi vida por haberos dignado anticipar en mi favor ese día mis gritos si alguna otra persona pudiese escucharlos. Pero, Dios mío,
terrible, volviendo indiferentes para mí todas las cosas a causa de la como la conversión de mi corazón, que os imploro, es una obra que '
debilidad a que me habéis reducido. Os alabo, Dios mío, y os ben- sobrepasa todos los esfuerzos de la naturaleza, sólo puedo dirigirme al
. deciré todos los días de mi vida por haberos dignado reducirme a la autor y al dueño todopoderoso de la naturaleza y de mi corazón. ¿A
, incapacidad de gozar de las dulzuras de la salud y de los placeres del quién clamaré, Señor, a quién recurriré si no es a vos? Todo lo que no
mundo, y de que hayáis destruido, por así decirlo, los ídolos engaño- Dios no puede colmar mi espera. Es Dios mismo lo que pido y lo
sos, que destruiréis efectivamente, para confusión de los malvados, el qne busco; es a vos sólo, Dios mío, a quien me dirijo para obteneros.
día de vuestra ira. Haced, Señor, que yo me juzgue a mí mismo des- Abrid mi corazón, Señor; entrad en esta plaza rebelde que los vicios
pués de esa destrucción que habéis hecho en consideración mía, a fin ocupado. La tienen sometida: entrad como en la casa del fuerte
pero atad primeramente al fuerte y poderoso enemigo que la domina
'
de que no me juzguéis vos mismo después de la total destrucción que
haréis de mi vida y del mundo. Porque, Señor, como en el momen- tomad luego los tesoros que hay en ella. Señor, tomad mis atect9s
to de mi muerte me encontraré separado del mundo, desprovisto de que el mundo había robado; robad vos mismo ese tesoro o más bien
todo, solo ante vuestra presencia, para responder ante vuestra justicia recuperadlo, puesto que es a vos a quien pertenece, como un tributo
de todos los impulsos de mi coratón, haced que me considere en esta {}Ue os debo, ya que vuestra imagen está impresa en él. Vos la habíais
Oración para el buen uso de las enfermedades

formado, Señor, en el momento de mi bautismo que es mi segundo remedio haciéndome considerar en los dolores que siento el que no
nacimiento, pero ha sido borrada. La idea del mundo está de tal modo sentía en mi alma a pesar de estar tan enferma y cubierta de úlceras.
grabada en él que la vuestra ya no es reconocible. Sólo vo.s habéis po- Porque, Señor, la ~ayor de sus enfermedades es esta insensibilidad
dido crear mi alma; vos solo podéis reformarla y reimprimir vuestro y esta extrema debilidad que le habían quitado todo sentimiento de
borrado retrato, es decir a Jesucristo mi Salvador que es vuestra ima- sus propias miserias. Hacédmelas sentir vivamente y que lo que me
gen y la impronta de vuestra sustancia. queda de vida sea una penitencia continua para lavar las ofensas que
v. ¡Oh Dios mío, qué feliz es un corazón que puede amar a un he cometido.
objeto tan encantador, que no lo deshonra y cuyo apego le es tan salu- VIII. Señor, aunque mi vida pasada haya estado exenta de gran-
dable! Siento que no puedo amar al mundo sin disgustaros, sin per- des crímenes, cuyas ocasiones habéis alejado de mí, os ha sido sin
judicarme y sin deshonrarme,'y sin embargo el mundo es todavía el embargo muy odiosa por su continua negligencia, por el mal uso de
objeto de mis delicias. ¡Oh Dios 1nío, qué feliz es un alma de la que vuestros más augustos sacramentos, por el desprecio de vuestra pa-
vos sois las delicias, ya que puede abandonarse a amaros no sólo sin labra y de vuestras inspiraciones, por la C\eiosidétd y la inutilidad de
vacilación sino también con ventaja! ¡Qué firme y duradera es su fe- mis actos y de mis pensamientos, por la pé~\:lida total del tiempo que
licidad puesto que su espera no se verá frustrada, porque jamás seréis me habíais dado para adoraros, para buscar en todas mis ocupaciones
destruido y ni la vida ni la muerte la separarán jamás del objeto de los medios de agradaros y para hacer penitencia de las faltas que se
sus deseos; y el mismo momento que arrastrará a los malvados y a sus cometen todos los días y que incluso son habituales en los más justos,
ídolos a una ruina común, unirá a los justos con vos en unagloria co- de suerte que su vida debe ser una penitencia continua sin la que es-
mún, y lo mismo que los unos perecerán con los objetos perecederos a tán en peligro de perder ese estado. Así, Dios mío, os he sido siempre
los que se han apegado, los otros subsistirán eternamente en el objeto contrario.
eterno y subsistente por sí mismo al que se han unido estrechamente! rx. Sí, Señor, hasta aquí he sido siempre sordo a vuestras inspira-
( ¡Oh cuán felices son aquellos que con una entera libertad y una incli- ciones: he despreciado vuestros oráculos; he juzgado contrariamente
nación invencible de su voluntad, aman perfecta y libremente lo que a como vos juzgáis; me he opuesto a vuestras santas reglas que habéis
están obligados a amar necesariament,e! . traído al mundo del seno de vuestro Padre eterno y según las cuales
VI. Completad, oh Dios mío, los buen~s irrlpulsos que me dais. Sed juzgaréis al mundo. Vos decís: «Bienaventurados los que lloran y ay
su fin como sois su principio. Coronad vuestros propios dones; porque de aquellos que son consolados». Y yo he dicho: «Ay de aquellos que ,
yo reconozco que son vuestros propios dones. Sí, Dios mío, lejos de gimen y felices los que son consolados». Yo he dicho: «Felices los ·
pretender que mis preces tengan el mérito que os obligue a atenderlas que disfrutan de una fortuna favorable, de una reputación gloriosa y
inexcusablemente, reconozco muy humildemente que habiendo dado de una salud robusta». ¿Y por qué los he reputado felices sino por-
mi corazón a las criaturas, al que sólo habíais formado para vos y no que todas esas ventajas les proporcionaban una facilidad muy grande
para el mundo ni para mí mismo, no puedo esperar ninguna gracia de gozar de las criaturas, es decir de ofenderos? Sí, Señor, confieso
de vuestra misericordia, puesto que no tengo nada en mí que os pue- que he considerado la salud como un bien, no porque es un medio
da obligar a ello y que todos los impulsos naturales de mi corazón, al fácil para serviros útilmente, para dedicar más cuidados y vigilias a
inclinarse hacia las criaturas o hacia mí mismo sólo pueden irritaros. vuestro servicio y para socorrer al prójimo; sino porque gracias a ella
.. Os doy pues gracias, Dios mío, por los buenos impulsos que me dais, podía entregarme con menos moderación a la abundancia de deli-
y de ese mismo que me dais de daros gracias. cias de la vida y gozar mejor de sus funestos placeres. Concededme
VII. Tocad mi corazón con el arrepentimiento de mis faltas ya que, la gracia, Señor, de reformar mi casa corrompida y de conformar mis
sin ese dolor interior, los males exteriores con que tocáis mi cuerpo sentimientos con los vuestros. Que me considere feliz en la aflicción
me serían una nueva ocasión de pecado. Hacedme conocer que los Yque al estar en la impotencia de obrar en el exterior, purifique hasta
. · males del cuerpo no son otra cosa que el castigo y el símbolo al mismo tal punto mis sentimientos que no sean contrarios a los vuestros; y
tiempo de los males del alma. Pero, Señor, haced también que sean su que de este modo os encuentre dentro de mí mismo ya que no puedo
Opúsculos
Oración para el buen uso de las enfermedades

(buscaros fuera a causa de mi debilidad. Porque, Señor, vuestro Reino


sin ningún dolor. Porque, Señor, habéis dejado languidecer a todo el
' está en vuestros fieles, y lo encontraré en mí mismo si encuentro allí
mundo en los sufrimientos naturales sin consuelo antes de la venida
vuestro Espíritu y vuestros sentimientos.
de vuestro único Hijo: consoláis ahora y dulcificáis los sufrimientos de
x. Pero, Señor, ¿qué haré para obligaros a derramar vuestro Es-
vuestros fieles por la gracia de vuestro Hijo único, y llenáis de una
píritu sobre esta miserable tierra? Todo lo que soy os es odioso Y_ no
beatitud purísima a vuestros santos en la gloria de vuestro Hijo único.
encuentro nada en mí que os pueda agradar. No veo nada, Senor,
Son los admirables grados por los que guiáis vuestras obras. Me ha-
más que mis solos dolores que tenga alguna semejanza con los vues-
béis sacado del primero;hacedme pasar por el segundo para llegar al
tros. Considerad pues los males que sufro y los que me amenazan. tercero. Señor, es lá gracia que os pido.
Mirad con ojos misericordiosos las llagas que vuestra mano me ha
XII. No permitáis~que esté en tal alejamiento de vos que pueda mi-
hecho. ¡Oh mi Salvador, que habéis ama~o vuestros sufrimientos e.n
rar vuestra alma triste hasta la muerte y vuestro cuerpo abatido por
la muerte! ¡Oh Dios mío, que sólo os habéis hecho hombre para suf:tr
la muerte por mis propios pecados sin regocijarme de sufrir en mi
más que ningún hombre por la salvación de los hombres! ¡Oh D10s
cuerpo y en mi alma. Porque ¿qué hay más vergonzoso y sin embar-
mío, que no os habéis encarnado después del pecado. de lo,s hombres
go más frecuente en los cristianos y en mí mismo sino que, mientras
y que no habéis tomado un cuerpo más. que para s~fnr e~ el todos l,~s
que vos sudáis sangre para la expiación de nuestras ofensas nosotros
males que nuestros pecados han merecido! ¡Oh Dws mw, que am.a1s
vivamos en las delicias; y que unos cristianos que hacen profesión de
tanto los cuerpos que sufren que habéis escogido para vos el cuerpo
perte.peceros, que aquellos que· por el bautismo han renunciado al
más abrumado de sufrimientos que jamás haya existido en el mundo!
mundo para seguiros, que aquellos que han jurado solemnemente
·Amad a 1ni cuerpo, no por él mismo ni por todo lo que contiene,
~orque todo en él es digno de vuestra cólera, sino por los males que
ante la faz de la Iglesia morir y vivir con vos, que aquellos que ha-
cen profesión de creer que el mundo os ha perseguido y crucificado,
soporta, que son los únicos que pueden ser dignos ~e v.uestro ~~orl
que aquellos que creen que os habéis expuesto a la cólera de Dios y
Amad mis sufrimientos, Señor, y que mis males os InVIten a VISitar-
a la crueldad de los hombres para redimirlos de sus crímenes; que
me. Pero para completar la preparación de vuestra morada, haced, oh
aquellos, digo, que creen todas esas verdades, que consideran vuestro
Salvador mío, que si mi cuerpo tiene de común con el vuestro el que
cuerpo como la hostia que se ha entregado para su salvación, que
sufre por mis ofensas, mi alma tenga también eso de común con la
consideran los placeres y los pecados del mundo como el único mo-
vuestra, que sienta tristeza por las mismas ofensas y que. de esta suerte
tivo de vuestros sufrimientos y al mundo mismo como vuestro ver-
yo sufra con vos, y como vos, y en mi cuerpo, y en mi alma por los
dugo, traten de halagar su cuerpo con esos mismos placeres, en ese
pecados que he cometido. .
mismo mundo, y que aquellos que no podrían, sin estremecerse de
xr. Concededme la gracia, Señor, de unir vuestros consuelos a m1s
horror, ver a un hombre acariciar y amar al asesino de su padre que
. '¡sufrimientos para que sufra como cristiano. No pido ser exi171ido de
se habría entregado para salvarle la vida, puedan vivir como yo lo he
, los dolores, porque ésa es la recompensa de los santos, pero/pido no
hecho, con plena alegría, en el mundo que yo sé que ha sido verda-
(quedar abandonado a los dolores de la n~t~~aleza si~ lo~ consuelos
deramente el asesino de aquel a quien yo reconozco como mi Dios y
)de vuestro Espíritu, porque ésa es la maldKwn de los )Udws y de l~s
mi Padre, que se ha entregado para mi salvación y que ha llevado en
'paganos. No pido tener una plenitud ~e consu:lo sin ningún sufn-
~u persona la pena de mis iniquidades? Es justo, Señor, que hayáis
miento, porque ésa es la vida de la glona. No pido tampoc~ est~f en
Interrumpido un goce tan criminal como aquel en el que descansaba
.)1 una plenitud de males sin consuelo porque es un estado de )Uda1smo. a la sombra de la muerte.
Pero pido, Señor, sentir al mismo tiempo los dolores de la naturaleza
xnr. Quitad pues de mí, Señor, la tristeza que el aÍ)lor a mí mismo '
por mis pecados y los consuelos de vuestro Espíritu por vuestra. gra-
me podría causar por mis propios sufrimientos, y por las cosas del
cia porque ése es el verdadero estado del cristianismo. Que no s1e1~ta
mundo que no resultan a satisfacción de las inclinaciones de mi cora- 1

dolores sin consuelo sino que sienta los dolores y el consuelo al mis-
zón, que no consideran vuestra gloria; pero poned en mí una tristeza
mo tiempo para llegar por fin a no sentir más que vuestros consuelos
semejante a la, vuestra. Que mis sufrimientos sirvan para apaciguar
Opúsculos Oración para el buen uso de las enfermedades

vuestra cólera. Convertidlos en ocasión de mi salvación y de mi con- que, estando lleno de vos ya no sea yo quien vive y quien sufre sino:
versión. Que no desee desde ahora salud y vida más que para em- que seáis vos quien vive y sufre en mí, oh Salvador mío; y que de
plearlas y realizarlas para vos, con vos y en vos. No os pido ni salud ni esta suerte, teniendo una pequeña parte en vuestros sufrimientos, me
enfermedad, ni vida ni muerte, sino que dispongáis de mi salud y de llenéis totalmente de la gloria que os han traído, en la cual vivís con·
mi enfermedad, de mi vida y de mi muerte para vuestra gloria, para el Padre, y el Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Así sea.
mi salvación y para la utilidad de la Iglesia y de vuestros santos, de los
l que espero, por vuestra gracia, formar parte. Vos solo sabéis lo que
) me conviene; vos sois el amo y señor, haced lo que os plazca. Dadme,
quitadme, pero conformad mi voluntad con la vuestra; y que en una
sumisión humilde y total, y en una santa confianza, me prepare a reci-
bir las órdenes de vuestra providencia eterna, y que adore igualmente
todo lo que procede de vos.
XIV. Haced, Dios mío, que en una uniformidad de espíritu siem-
pre igual, reciba toda clase de sucesos, ya que no sabemos lo que
debemos pedir y que no puedo desear uno más que otro sin pre-
sunción y sin hacerme juez y responsable de las consecuencias, que
vuestra sabiduría ha querido justamente ocultarme. [señor, sé
que sólo sé una cosa: que es bueno seguiros y que es malo ofenderos.
·Después de esto no sé qué es lo mejor y lo peor en todas las cosas. No
sé lo que me es provechoso, la salud o la enfermedad, la riqueza o
la pobreza, ni todas las cosas del mundo. Es un discernimiento que
rebasa la fuerza de los hombres y de los ángeles, y que está oculto
en los secretos de vuestra providencia que adoro y que no quiero
profundizar.
xv. Haced pues, Señor, que tal como sea, me conforme con vues-
.'1 tra voluntad; que estando enfermo como estoy, os glorifique en mis
'· sufrimientos. Sin ellos no puedo llegar a la gloria; y vos mismo, mi
Salvador, no la habéis querido alcanzar más que por ellos. Fue por
las señales de vuestros sufrimientos por lo que fuisteis reconocido
por vuestros discípulos; y es por los sufrimientos por lo que vos tam-
bién reconocéis a aquellos que son vuestros discípulos. Reconocedme
pues por vuestro discípulo en los males que soporto en mi cuerpo y
en mi espíritu en expiación de las ofensas que he cometido. Y como
nada es grato a Dios si no le es ofrecido por vos, unid mi voluntad a
la vuestra y mis dolores a los que vos habéis sufrido. Haced que los
( míos se conviertan en los vuestros. Unidme a vos; llenadme de vos y
) vuestro Espíritu Santo. Entrad en mi corazón y en mi alma para me-
ter en ellos mis sufrimientos a fin de seguir soportando en mí lo que
os queda por sufrir de vuestra Pasión, que vos realizáis en vuestros
miembros hasta la consumación perfecta de vuestro Cuerpo; a fin de
-

REFLEXIONES SOBRE LA GEOMETRÍA


EN GENERAL
DEL ESPÍRITU GEOMÉTRICO. DEL ARTE DE PERSUADIR

Estos dos opúsculos son de importancia capital para la comprensión del!


pensamiento de Pascal,· nos muestran cómo pasó de la geometría al estudio
del hombre y de Dios. Han llegado a nosotros gracias al manuscrito de
Louis Périe1; el cual se los había enviado a dom Antaine Augustin Touttée
quien, al devolvérselos, en carta del 12 de junio de 177 I, le comunica su
opinión sobre ellos.
El P. Desmolets publicó ( 1728) dos breves extractos del primero, De
l'esprit géométrique; Condorcet dio a conocer aproximadamente la mi-
tad ( 1776),· Bossut lo completó ( 1779) aunque omitiendo algunos párrafos,
y unas notas que Faugere ( 1842) dio finalmente a conocer. Se trata pro-
bablemente de un prólogo para unos Eléments de Géométrie que había
escrito Pascal a petición de Arnauld para Les Petites Écoles de Port-Royal.
Amauld, que encontró su redacción confusa, los redactó de nuevo en 1667
(A. Amauld, Oeuvres, París y Lausana, 1780, in 4· 0, t. 41, prefacio histó-
rico, IV, Des éléments de géométrie).
El segundo opúsculo, De 1' art de persuader,fue publicado casi íntegro
por el P. Desmolets ( 1728). Condorcet ( 1776) lo reimprimió parcialmente
y Faugere lo dio utilizando la copia del manuscrito Périer.
Algunos comentadores fechan ambos opúsculos en 1659, pero en
ese año, como lo demuestra una carta (22 septiembre) de Ch. Bellair a
Huyghens, Pascal se encontraba en la imposibilidad de «aplicarse a cual-
qu,:er cosa que supusiese esfuerzo intelectual (contention d' esprit)». Por '
otra parte, en su carta a Fermat ( 10 agosto 166o), Pascal, hablando de la
geometría, dice: «Estoy (dedicado) a estudios tan alejados de esa discipli-
na que casi ni me acuerdo de que existe ... ». Ambos opúsculos fueron por
lo tanto escritos, lo más tarde, en 1657-58.
Opúsculos Reflexiones sobre la geometría en general

Pod~r,nos ten~r tres bbjetiv~s principales en ¡1 estu~io d¿ la (:verd'ad: observa la geometría, y no lo puedo hacer perfectamente sin dar antes
: uno, de,s~_ll:~~~El~---~~ani<?_la -~-~s~~mos; otro, demostrarla cuando la una idea de un método todavía más eminente y más perfecto, pero
pos~~mos y el último"disting_uirla de lofa_lso cu;:~J9]iexam1n~~~~. hasta el que los hombres no podrían llegar jamás: porque "ª-q~~Jl()_g~e
No hablo del primero: trato particular~~~-t; del segund~--gu~ in- sQprepasa a la__g~o~~~ríanos S()brepasa; y sin embargo es necesario
cluye el tercero. Porque si conocemos la manera de probar la verdad decirafgo sobre él aunqu~-;-~~ imp;-;ble ponerlo en práctica y mucho
tendremos al mismo tiempo la de distinguirla, puesto que al exami- más conseguirlo con uno que con el otro método.
nar si la prueba que damos de ella está conforme con las reglas que Y no he escogido ~st~,:~ienha para llegar a ello más que porque
conocemos, sabremos si queda demostrada exactamente. sólo ella conoce las verd~deras reglas del razonamiento y, sin detener_! 1
La ge().t?;l_etría, que se destaca en estos tres géneros, ha explicado el se en las reglas de los silogismos, que son hasta tal punto naturales que
~~te de descubrir las verdades desconocidas: es lo que ella llamwaná- no se las puede ignorar, se detiene y se funda en el verdadero método
\J • :, lisis y sobre lo que sería inútil extendqse después de tqntas excelentes para guiar el razonamiento en todas las cosas, que casi todo el mundo
obras como se han escrito sobre este tema. ·· ignora, y que es tan provechoso conocer que vemos por experiencia,
El de demostrar las verdades ya descubiertas y explicarlas de tal que entre espíritus iguales y en igualdad de circunstancias, aquel que:
suerte que la demostración sea irrefutable es el único que quiero dar; conoce la geometría triunfa y adquiere un nuevo vigor.
y ~e basta para ello con explicar ~hnétódo que observa la $eom'etría: Quiero pues hacer comprender en qué consiste la de~~str~ción
porque lo enseña perfectamente [porr sus ejemplos, aunque no pre- con el ejemplo de las de la geotnetría que escasi la única de las cien-
sente ningún razonamiento. Y como este arte consiste en dos cosas cias humanas que las prodlJ.c~ infalibles, porque ella sola observa el
principales: una, probar cada proposiciÓnen partict1lar, la otra djspo- verdadero método, mientras que tod~s las otras están por una necesi-
ner todaslas proposiciones en el ~ejor orden, haré dq:s secciones, una dad natural en cierta clase de confusión que sólo los geómetras saben
l \ de las cuales contendrá las reglas sobre la forma de establecer demos- descubrir perfectamente].
traciones geométricas, es decir, metódicas y ger-fecta;, y la seg~nda _:gg~ y~rdadero método, que daría a las dem,ostradones la/ ma-
comprenderá las del orden geométrico, es decir metódico y completo: yor perfección, si fuese posible conseguirla, consistiría en dos cosas
. ' ' d /1 ,1
de suerte que las dos juntas abarcará~ todo lo que será necesario para pnncipalés: la una, no emplear ningún término cuyo. significa o no
el desarrollo del razonamiento para probar y discernir las verdades, se hubiese explicado previamente con toda clarid;ld; la otra, no expo- \
las cuales tengo el propósito de dar completas. ner ia-más ninguna proposición que no se demostrase con ve~dades
ya conocidas, es decir, en una palabra, en definir todos los tétminosy
en prob~r~ todas l~s proposiciones. Pero para seguir ese orden mismo
SECCIÓN 1 que explico es predso que haga saber lo que entiendo por definición.
Sólo se reconocen en geometJÍa las definiciones que los lógicos
Sobre el método de las demostraciones geométricas, llaman definicionesdeJlürnpre, es decir, las meras imposiciones de
es deci1; metódicas y pe1fectas ll5?JT1bres a las cosas que se han designado claramente en términos per-
fe~~~amente conocidos; y hablo únicamente de ésas.
Solamente puedo hacer co,mprender mejor el método que se debe se- Su utilidad y su aplicación son las de aclarar y abreyiar el razona-
guir para hacer las demostraciones convintentes, explicando el que miento, al expresar con solamente el nombre qué se impone lo que no
se 'podría decir más que con varios términos; de manera, sin embargo,
1
Varios extensos pasajes de la copia manuscrita están entre corchetes· los con- que el nombre imphesto quede desprovisto de cualquier otro sentido, 1 '
serva~~s con este ~igno, que indica tal vez que habían sido tachados por' Pascal y si lo tiene, para-no conservar más que aquel al que se le destina única-
c?ns~1tman una pnmera redacción, más tarde abandonada, o que la supresión ha- mente. He aquí un ejemplo: si se necesita distinguir entre los números
b~a s1do propuesta por Dom Touttée, a quien Périer había consultado sobre la
publicación de este opúsculo, como parece indicarlo una nota a la cabeza del ma- aquellos que son divisibles en dos exactamente de aquellos que no lo
nuscrito: «Hay que suprimir lo que está entre los dos [ ]». son, p~ra evitar tener que repetir con frecuencia esta condición se les
-
Opúsculos Reflexiones sobre la geometría en general

da un nombre de esta manera: todo número divisible exactamente en Por lo tanto, avanzando cada vez más en las búsquedas, llegamos
dos se le llama número par. necesariamente a palabras primitivas que no podemos definir y a ,
He aquí una definición geométrica: porque después de haber de- principios tan claros que no se encuentran otros que lo sean más para
signado una cosa con claridad, a saber todo número exactamente divi- servir a su demostración.
sible en dos, se le da un nombre al que se despoja de todo otro sentido, De, lo que resulta que los hombr'es se encuentran en una imposi-
si lo tiene, para darle el de la cosa designada. bilidad natural e inmutable de tratar cualg~ierciencia que sea ~n un
De donde resulta que las definiciop.es son muy libres y que jamás or09i completamente perfecto. -·
están sujetas a' ser discutidas; porque no hay nada que esté más permi- Pero no resulta de eso que debamos renunciar a toda clase de or-
tido que dar a una cosa que hemos definido claramente el nombre que d~f1-· Porque ~ay uno, y es el deJa geometría, que es en realidad in-
nos plazca. Hace falta solamente procurar n9 Cl.busar de la libertad ferior en tanto que es menos convince_nte, pero no en tanto que sea
que tenemos de poner nombres d~pdo el mismo a dos cosas distir:~tas. menos cierto. No lo define todo y no lo demuestra todo, y en esto les es
No es que esto no esté permitido siempre que no se confundan las iiíferior; pero sólo supone cosas claras e indudables por la luz natural,
conclusiones y que no se las extienda de la una a la otra. y es por esto por lo que es totalmente v2rdadero, ya que la naturaleza
Pero si se incurre en ese defecto se le puede oponer un remedio es V! que )e sostiene en lugar del razonamiento. ~ste orden, el más
muy seguro y muy infalible; el de sustituir mentalmente la definición p_erfecto entre los hombres, consiste, no en definirlo todo o en demos-
por el definido, ;y tener siempre la definición tan presente que todas trarlo todo, ni tampoco en no dej}nir nada o en no demostrar nada
las veces que se hable por ejemplo del número par, se entienda exac- sino en mantenerse en un término medio de no definir las cosas claras'
tamente que es el que es divisible en dos partes iguales, y que esas dos y_~IE:Erendidas por todos los hombres y en definir todas las demás, y
cosas estén tan juntas e inseparables en el pensamiento que tan pronto en no demostrar todas las cosas conocidas por todos los hombres y de-
como el razonamiento exprese lo uno la mente lo relacione inmedia- mostrar todas las demás. Contra este orden pecan igualmente los que
tamente con lo otro. se lanzan a definirlo todo y demostrarlo todo, y los que no se ocupan
Porque los geómetras y todos los que operan metódicamente sólo de hacerlo en las tosas que no son evidentes por sí mismas.
imponen nombres a las cosas para abreviar el discurso y no para dis- Es lo que la geometría enseña perfectamente. No define ninguna
minuir o cambiar la idea de las cosas sobre las que discurren. Porque de es~as cosas: espacio, tiempo, movimiento, nútnero, igualdad, ni las
1

pretenden que la mente sustituya siempre con la definición entera los parecidas que,¡existen en gran número porque esos términos designan
términos cortos que sólo emplean para evitar la confusión que com- tan naturalmente las cosas que significan a aquellos que entienden la
porta la abundancia de palabras. lengua, que la explicación que quisiéramos dar aportaría más oscuri-
No hay nada que aleje más rápida y fuertemente las sorpresas cap- dad que conocimiento.
ciosas de los sofistas que este niéto'do, que hay que tener siempre pre- Porque no hay nada más flojo que el razonamiento de los que quie-
(sente, y que se basta por sí solo para alejar toda clase de dificultades ren definir esas palabras p'rimitivas. ¿Qué necesidad hay de explicar
l /
1Y equ1vocos. ,1 l~ que entendemos con la palabra hotnbre? ¿~o s~b~mos de sobra qué
Una vez comprendidas claramente estas cosas vuelvo a la explica- cosa es la que queremos designar con, e~c:_t~~mino? ¿Yqué ventaja pen-
ción del verdadero drden, que consiste, como decía, en definirlo todo saba procurarnos Platón al decir que es un a~imal bípedo e implume?
y en demostrarlo todo. . Co~o si la idea que de él tengo naturalmente, y que no puedo expresar
Indudablemente este método sería hermoso pero es totalmente ~o,t~es~ más clara y más segura que la que él me da con su explicación
iniposíble. Porque es evidente que los primeros términos que querría- mutll e mcluso ridícula; ya que un hombre no pierde la humanidad al
mos definir supondrían otros anteriores para servir a su explicación perder sus dos piernas ni la adquiere un capón al perder sus plumas.
y que igualmente las primeras proposiciones que querríamos demos- Los hay que llegan hasta este absurdo de explicar una palabra con
trar supondrían otras que las precediesen; y de este modo está claro esa misma palabra. Conozco a algunos que han definido la luz de esta
que no llegaríamos nunca a las primeras. manera: «La luz es un movimiento lumínico de los cuerpos lumino-
Opúsculos Reflexiones sobre la geometría en general

sos», como si se pudiesen comprender las palabras lumínico y lumino- Será, pues, preciso evitar los equívocos y no confundir las conclu-
so sin la palabra luz. siones. Porque no se deducirá de esto que la cosa que comprendemos
No se puede intentar definir ql ser sih caer en este absurdo: porque naturalmente con la palabra tiempo sea en efecto el movimiento de
no se puede definir esa palabra sin comenzar por esta: es, ya sea que una cosa creada. Ha habido libertad para nombrar esas dos cosas de la
, se exprese o que se sobreentienda. Por lo tanto, para definir el ser misma manera; pero no la habrá para hacerlas concordar en naturale-
: habría que decir es y de este modo emplear la palabra definida en la za lo mismo que en nombre.
definición. , Así, si exponemos este razonamiento: «El tiempo es el movimien-
\ ( .· Vemos claramente con esto que hay palabras imposibles cle defi- to de una cosa creada», hay que preguntar lo que entendemos por esa
'¡\:nir; y si la naturaleza no hubiese suplido esta carencia con una idea se- palabra «tiempo», es decir, si se le deja el sentido ordinario aceptado
' 1 mejante que ha dado a todos los hombres, todas nuestras expresiones por todos o si se le despoja de él para darle en esta ocasión el de «mo-
serían confusas, mientras que las empleamos con la misma seguridad vimiento de una cosa creada». Porque si se le despoja de cualquier
y la misma certidumbre que si estuviesen explicadas de una manera otro sentido no nos podemos contradecir y así será una definición li-
totalmente exenta de equívocos, porque la naturaleza nos ha dado bre, después de la cual, como ya dije, habrá dos cosas que tendrán ese
en ella misma, sin palabras, una comprensión más clara que la que el mismo nombre. Pero si le dejamos su sentido ordinario y pretende-
método nos proporciona por medio de nuestras explicaciones. mos sin embargo que lo que entendemos con esta palabra es el movi-
No es que todos los hombres tengan la misma idea de la esencia de miento de una cosa creada, lo podemos discutir. Ya no se trata de una
· las cosas que yo digo que es imposible e inútil definir. definición libre sino de una proposición que hay que demostrar, a me-
Porque, por eje1nplo, el tiempo es de esta clase de cosas. ¿Quién nos que sea muy evidente por sí sola, y entonces será un principio y un /
podrá definirlo? ¿Y por qué intentarlo puesto que todos los hombres axioma, pero no una definición, porque en esa enunciación no enten- ·
comprenden lo que queremos decir al hablar de tiempo sin expli- demos que la palabra tiempo signifique la misma cosa que estas otras
carlo más? Sin embargo existen muy diferentes opiniones respecto a palabras: el movimiento de una cosa creada; pero entendemos que lo
la esencia del tiempo. Unos dicen que es el movimiento de una cosa que concebimos por el término tiempo es ese movimiento supuesto.
creada; otros que la medida del movimiento, etc. Por eso no es la na- Si no supiese lo necesario que es entender esto perfectamente y
turaleza de esas cosas lo que yo digo 'que es conocido de todos: es sim- hasta qué punto se producen frecuentemente en las conversaciones
plemente 13. relación entre el nombre y la co~a, de suerte que ante familiares y en los razonamientos de la ciencia circunstancias seme-
esta expresión, tiempo, todos dirigen el pensamiento hacia el mismo jantes a la que he puesto como ejemplo, no me habría extendido tanto
objeto, lo que es suficiente para hacer que ese término no tenga nece- sobre ella. Pero me parece que, por la experiencia que tengo de la con-
sidad de ser definido aunque luego, al examinar lo que es el tiempo, fusión de las disputas, no se puede comprender lo bastante ese espíritu
se venga a cambiar de opinión después de haberse puesto a pensar en de claridad para el que compongo este tratado, sino a través del tema
i\~\ él; porque las definiciones solamente se hacen para designar las cosas que trato en él.
1.'
í .: que nombramos, y no para demostrar su naturaleza. Pues, ¿cuántas personas hay que crean haber definido el tiempo
No es que no esté permitido llam.ar con el nombre de tiempo al cuando han dicho que es la 1nedida del movimiento, dejándole sin
movimiento de una cosa creada porque, como acabo de decir, no hay embargo su medida ordinaria? Y sin embargo han hecho una propo-
nada más libre que las definiciones. sición y no una definición. ¿Cuántas personas hay asimismo que creen
Pero después de esta definición habrá dos cosas que llamaremos haber definido el movimiento cuando han dicho: Motus nec simpliciter
con el nombre de tiempo: una es la que todo el mundo comprende actus nec mera potentia estJ sed actus entis in potentia ?2 Y sin embargo,
naturalmente con esa palabra y que todos aquellos que hablan nuestra
lengua designan con este término; la otra será el movimiento de una 2
El movimiento no puede referirse simplemente ni al ser en. acto ni al ~er en
cosa creada porque la llamaremos también con este nombre siguiendo potencia, es la actualización del ser en potencia. (Fórmula escolásttca, traduCida de
esta nueva definición. Aristót~les, Física, m, 2.)
Opúsculos Reflexiones sobre la geometría en general

si dejan a la palabra movimiento su sentido~ordinario, como hacen, Pero no nos sorprenderemos si observamos que esta admirable
no es una definición sino una proposición; y(al confundir así las defi- ciencia, al no preocuparse más que de las cosas más simples, esa mis-
niciones que llaman definiciones de nombre, que son las verdaderas ma cualidad que las hace dignas de ser sus objetos las hace incapa-
definiciones libres, permitidas y geométricas, con las que llaman de- ces de ser definidas, de suerte que la falta de definición es más una
; finiciones de cosa, que son propiamente proposiciones no libres sino perfección que un defecto, porque no procede de su oscuridad sino
sujetas a contradicción, se irrogan la libertad de formarlas lo mismo al contrario de su extrema evidencia, que es tal que aunque carezca
:. que las otras; y al definir cada uno las mismas cosas a su manera, por de la convicción de las demostraciones, tiene toda su certeza. Supone
una libertad que está tan prohibida en esa clase de definiciones como pues que sabemos cuál es la cosa que entendemos por estas palabras:
permitida en las primeras, embrollan todas las cosas, yfal perder todo movimiento, número, espacio; y sin detenerse a definirlas inútilmen-
orden y toda claridad se pierden ellos mismos y se extravían en con- te, penetra en su naturaleza y descubre las maravillosas propiedades "1

fusiones inextricables. que hay en ellas.


· ;~ No se caerá nunca en ellas siguiendo el orden de la geometría. Esta Estas tres cosas que comprenden todo el universo, de acuerdo con
/ciencia exacta está muy lejos de definir esas palabras primitivas: espa- estas palabras: Deus fedt omnia in pondere, in numero, et mensura (Sab
cio, tiempo, movimiento, igualdad, mayoría, disminución, todo y las u, 20),3 tienen una conexión recíproca y necesaria. Porque no pode-
otras que el mundo comprende por sí mismas. Pero fuera de éstas, los mos imaginar un movimiento sin alguna cosa que se mueva; y esta
demás términos que emplea están tan evidentemente aclarados y defi- cosa, al ser una, esa unidad es el 9rigen de todos los números; en fin,
nidos que no se necesita diccionario para comprender ninguno de ellos, al no poder existir el movimiento sin espacio, vemos esas tres cosas
zde suerte que todos esos términos son perfectamente inteligibles en una encerradas en la primera.
:palabra, bien por la luz natural, bien por las definiciones que da. El tiempo mismo está también incluido en ella: porque el movi-
He aquí de qué manera evita todos los defectos que se pueden miento y el tiempo están relacionados entre sí, ya que la rapidez y la
encontrar en el primer punto, el cual consiste en definir las solas cosas lentitud, que son las diferencias de los movimientos, tienen una rela-
que necesitan definición. Hace lo mismo con respecto al otro punto, que ción necesaria con el tiempo.
consiste en demostrar las proposiciones que no son evidentes. Hay, por lo tanto, propiedades comunes a todas estas cosas cuyo co-
Porque cuando ha llegado a las primeras verdades conocidas, se nocimiento abre el espíritu a las mayores maravillas de la naturaleza.
, detiene allí y pide que se las acepte al no tener nada más claro para La principal comprende las dos infinidades que se encuentran en
demostrarlas; de suerte que todo lo que la geometría propone está todas: una de grandeza, la otra de p<tqU:eñez.
perfectamente demostrado o por la luz natural o por las pruebas. Porque por muy rápido que sea un movimiento podemos con-
De ahí viene que si esta ciencia no define y no demuestra todas las cebir otro que lo sea aún más y acelerar aún más este último; y así
cosas es por la sola razón de que nos es imposible hacerlo. Pero como siempre hasta el infinito, sin llegar jamás a uno que lo sea de talma-
la naturaleza aporta todo lo que esta ciencia no da, su orden, a decir nera que no le podamos añadir más velocidad. Y viceversa, por muy
verdad, no da una perfección más que humana pero tiene toda aque- lento que sea un movimiento lo podemos retrasar n1ás y lo mismo
lla que los hombres pueden alcanzar. Me ha parecido oportuno dar a este último; y así hasta el infinito, sin alcanzar jamás tal grado de
desde el principio de este discurso esta ... lentitud que no podamos seguir descendiendo a una infinidad de
Parecerá tal vez extraño que la geometría no pueda definir ningu- otros sin caer en la quietud.
na de las cosas que tiene como principales objetos: porque no puede Del mismo modo, por grande que sea un número, siempre pode-
, definir ni el movimiento, ni los números, ni el espacio; y sin embargo mos concebir uno mayor, y otro todavía que sobrepase al anterior, y
\esas tres cosas son las que considera especialmente y según a cuál de así hasta el infinito, sin llegar jamás a uno que ya no pueda ser aumen-
ellas dedique su investigación tomará esos tres diferentes nombres tado. Y viceversa, por pequeño que sea un número, como la centésima
' de me~ánita, aritmética y geometría, perteneciendo este último nom-
3
bre al género y a la especie. «Dios hizo todas las cosas con su debido peso, número y medida.»
Opúsculos Reflexiones sobre la geometría en general

o la diezmilésima parte, siempre podemos imaginar uno menor, hasta Igualmente un espacio, por pequeño que sea, ¿no puede ser divi-
el infinito, sin llegar al cero o la nada. dido en dos? ¿Y lo mismo esas dos mitades? ¿Y cómo podría ser que
Igualmente, por grande que sea un espacio, podemos concebir esas dos mitades fuesen indivisibles y sin ninguna extensión, ellas que,
otro más grande, y otro que lo sea aún más, y así infinitamente, sin juntas, constituyen la primera extensión?
llegar nunca a uno que ya no pueda ser aumentado. Y viceversa, por No existe conocimiento natural en el hombre que preceda a estos
pequeño que sea un espacio, podemos considerar otro menor, y siem- conocimientos y que los sobrepase en claridad. Sin embargo, a fin de
pre hasta el infinito, sin llegar jamás a uno indivisible que ya no tenga que haya ejemplo de todo, encontramos mentes, excelentes en cual-;
ninguna extensión. quier otra cosa, a las que repugnan esas infinidades y que no las pue- ~:
Lo mismo ocurre con el tiempo. Podemos concebir siempre uno den admitir de ningún modo;4)
más grande sin llegar al último y uno menor sin llegar a un instante y No he conocido jamás a nadie que haya creído que un espacio no
a una pura nada de duración. puede ser aumentado. Pero he visto a algunos, muy inteligentes en lo
Es decir, en una palabra, que cualquier movimiento, cualquier nú- demás, que han afirmado que un espacio podía ser dividido en dos
\ mero, cualquier espacio, cualquier tiempo que sea, hay siempre uno partes indivisibles, por muy absurdo que parezca.
más grande y uno más pequeño: de suerte que se mantienen siempre He intentado averiguar cuál podía ser la causa de esta oscuridad y
todos entV:e la nada y el \nfinito, permaneciendo siempre infinitamen- he encontrado que sólo había una principal, que es la de que no sabían
te alejados de esos extremos. concebir un contenido divisible hasta el infinito: de lo cual concluyen
Todas estas verdades no se pueden demostrar y son sin embargo que no es divisible. ;
los fundamentos y los principios de la geometría. Pero como la razón Es una enfermedad común al hombre creer que posee la verdad :
que hace imposible su demostración no es su oscuridad sino por el directamente: y de ahí viene que esté siempre dispuesto a negar todo
contrario su extrema evidencia, esa falta de demostración no es un lo que le es incomprensible; mientras que en realidad no conoce na-
defecto sino más bien una perfección. turalmente más que la mentira y que sólo debe tomar por verdaderas
Con lo cual vemos que la geometría no puede definir los objetos aquellas cosas de las que lo contrario le parece falso.
ni demostrar los principios, pero ello es debido a esta única y privile- Y por eso todas las veces que una prqposición es i11;,toncebible hay
1
giada razón de que los unos y los otro's se encuentran en una extrema que dejar el juicio en sus penso y no negarla a causa de esta señal,
( claridad natural que convence a la razón más poderosamente que los sino examinar su contraria y si se la encuentra manifiestamente falsa,
: razonamientos. se puede sin dudar afirmar la primera, por incomprensible que sea.
Porque, ¿qué cosa hay más evidente que esta verdad de que un Apliquemos esta regla a nuestro tema.
número, cualquiera que sea, puede ser aumentado? ¿No podemos do- No hay geómetra que no crea que el espacio es divisible hasta el in-
blarlo? ¿Qué hay más evidente que el que la rapidez de un movimien- finito. No podemos ser geómetras sin este principio como no se puede
to pueda ser doblada, que un espacio pueda ser igualmente doblado? ser hombre sin tener alma. Y sin embargo no hay ninguno que conci-
¿Y quién puede dudar también de que un número, cualquiera que ba una división infinita; y sólo estamos seguros de esta verdad por esta
sea, puede ser dividido por la mitad, y su mitad otra vez por la mitad?
¿Porque acaso esta mitad sería una nada? ¿Y cómo esas dos mitades,
que serían dos ceros, formarían un número? 4 «En este pasaje, y en el siguiente, Pascal alude claramente a Méré, como se ,:
puede juzgar por su carta a Fermat del29 de julio de 1654, y por la carta que Méré ·
Del mismo modo, un movimiento por lento que sea, ¿no se le pue- escribió a Pascal a finales de 1658 (colección Grands Ecrivains de la France [en
de disminuir la velocidad a la mitad, de modo que recorra el mismo adelante, G. E.], IX, 215-223), y que ha sido comentada por Bayle y por Leibniz.
espacio en el doble de tiempo, y hacer lo mismo con este último moví- Vid. también La Vérité des sciences contre les Sceptiques et les Pyrrhoniens, del P. Ma-
rin Mersenne, 1625, pág. 3o (G. E., IX, 258). Más adelante, Pascal se refiere a las
miento? ¿Acaso sería éste una pura quietud? ¿Y cómo se conseguiría
objeciones hechas en la Geometría indivisibilibus continuorum nova quadam ratione
que esas dos mitades de velocidad, que serían dos quietudes, forma- Promota de Cavalieri (Bolonia, 1635), que había sido falsamente interpretada en el
sen la primera velocidad? sentido.de un atomismo matemático.» (N. de Chevalie~:)
Reflexiones sobre la geometría en general 27I
Opúsculos
270
contrarán que se recorre una infinidad de divisibles en una infinidad
única razón, pero que es ciertamente suficiente, de que comprende-
de instantes, y un pequeño espacio en un pequeño tiempo: en lo cual
mos perfectamente que es falso que al dividir un espacio podemos lle-
ya no encuentran la desproporción que les había chocado.
gar a una parte indivisible, es decir, que no tenga ninguna exten.si~~·
En fin, si encuentran extraño que un pequeño espacio tenga tantas
Porque, ¿qué cosa hay más absurda que pretender que, al d1v1du
partes como uno grande, que comprendan también que éstas son más
continuamente un espacio llegaremos finalmente a una división tal
peq~eña~ en tamaño Y. ~u~ 1niren el firmamento a través de un pe-
que, al dividirla en dos, cada una de las mitades sea indivisible y sin
queno cnstal para famthanzarse con este conocimiento, viendo cada
ninguna extensión, y que de este modo esas dos nadas de extensión
parte del cielo en cada parte del cristal.
constituyen juntas una extensión? Porque yo quisiera preguntar a
~ero si no ~ueden comprender que unas partes tan pequeñas que
aquellos que tienen esta idea si conciben claramente que dos indivisi-
son Imperceptibles para nosotros, pueden ser tan divididas como el
bles se toquen: si se tocan por todos los lados, no son más que una mis-
firmamento, no existe mejor remedio que hacérselas mirar con unas
ma cosa, y si no se tocan por todos los lados no lo hacen más que por
lentes que aumenten aquella punta imperceptible hasta una masa ex-
una parte; por lo tanto tienen partes, por lo tanto no son indivisibles.
traordinaria; gracias a lo cual comprenderán que, con la ayuda de otro
Que confiesen, como lo hacen en efecto cuando se les acorrala, que
cristal tallado de una manera aún más hábil, podríamos aumentarla
su proposición es tan inconcebible como la otra; que reconocen que no
hasta igualar ese firmamento cuya extensión admiran. Y así, al pare-
es por nuestra capacidad para concebir esas cosas por lo que debemos
cerles ahora esos objetos muy fácilmente divisibles, que se acuerden/
juzgar de su veracidad, ya que esos dos contrarios, al ser ambos incon-
de que la naturaleza puede infinitamente más que el arte.
cebibles, es sin embargo cierto que uno de los dos es verdadero.
Porque, en fin, ¿quién les ha asegurado que esos cristales habrán
Pero que a estas dificultades quiméricas, y que sólo guardan pro-
cambiado el tamaño natural de aquellos objetos, o si por el contrario
porción con nuestra debilidad, opongan estas dos claridades naturales
y estas verdades efectivas: si fuese verdad que el espacio estaba com-
hab~án rest~blecido el verdadero, que la configuración de nuestros ojo~
habia cambiado y acortado, como hacen las lentes de disminución?
puesto por un cierto número finito de indivisibles, resultaría que dos
Es molesto detenerse en estas bagatelas, pero existen momentos
espacios cada uno de los cuales fuese cuadrado, es decir, igual y seme-
para las futilidades.s
jante por todos sus lados, al ser doble el uno del otro, el u_no .c~~ten­
Basta con decir a espíritus esclarecidos en esta materia que dos na- ·
dría un número de esos indivisibles doble del número de mdtvtstbles J de extenswn '/ no ~ue den formar una extensión. Pero como los hay J
oas
del otro. Que retengan bien esta consecuencia y que traten luego de
que pretenden esqmvar esta claridad por medio de esta maravillosa
poner puntos en unos cuadrados hasta encontrar dos cuadrados uno
respuesta de que dos nadas de extensión pueden formar una exten-
de los cuales tenga el doble de puntos que el otro y entonces yo les
sión, del m.ismo modo que dos unidades de las que ninguna es nú-
regalaré todos los geómetras del mundo. Pero si la cosa resulta ma-
mer~ constituyen un nú.mero por su reunión; hay que replicarles que
terialmente imposible, es decir, si existe la imposibilidad insuperable
podnan oponer de la misma manera que veinte mil hombres forman
de colocar cuadrados de puntos de los cuales uno tenga el doble que
un ejército, ~unque ninguno de ellos sea un ejército; que mil casas
el otro como lo demostraría en este mismo lugar si la cosa mereciese
hace~ una cmdad aunque ninguna sea una ciudad, o que las partes
detene,rse en ella, que saquen la debida consecuencia.
~onst1tuyen el todo aunque ninguna sea el todo, o para permanecer en
Y para aliviarles de los trabajos que tendrían en ciertas circun~t~~­
!~ com~aración de los números, que dos binarios hacen un cuaterna-
cias, como en la de concebir que un espacio tenga infinidad de dtvtsl-
no Yd1ez decenas una centena, aunque ninguno lo sea.
bles; si se considera que se los recorre en tan poco tiempo, durante el
.Pero no es te~er la mente bien equilibrada confundir con compa-
cual habríamos recorrido esa infinidad de divisibles, hay que adver-
raciOnes tan desiguales la naturaleza inmutable de las cosas con sus
tirles que no deben comparar cosas tan dispares como lo es la infini-
dad de los divisibles con el poco tiempo en que son recorridos: pero
que comparen el espacio entero con el tiempo entero y los infinitos
5 Alusión alEce 3, + Tempusfiendi et tempus ridendi. («Todo tiene su mamen-
su hora de llorar y su hora de reír.»)
divisibles del espacio con los infinitos instantes de ese tiempo, y así en-
Opúsculos Reflexiones sobre la geometría en general 2 73
números libres y voluntarios y dependientes del capricho de los hom- nero, define así las grandezas homogéneas: «Las grandezas -dice-
bres que los han compuesto. Porque está claro que para facilitar los son llamadas del mismo género cuando al ser una multiplicada varias
discursos se ha dado el nombre de ejército a veinte mil hombres, el veces, puede llegar a sobrepasar a la otra». Y por consiguiente, ya que
de ciudad a varias casas, el de decena a diez unidades, y que de esta la unidad puede, al ser multiplicada varias veces, sobrepasar cualquier
libertad nacen los nombres de unidad, binario, cuaternario, decena, número que sea, es del mismo género que los números, precisamente
centena, diferentes para nuestra imaginación aunque esas cosas sean por su esencia y por su naturaleza inmutable, en el sentido del mismo
en realidad del mismo género por su naturaleza invariable, y que sean Euclides que quiso que no se llamase número.
todas proporcionadas entre sí y sólo difieran por el más y el menos, y Lo mismo pasa con un indivisible respecto a una extensión; por-
aunque, a consecuencia de esos nombres el binario no sea cuaternario, que no solamente difiere de nombre, lo que es voluntario, sino que
ni una casa una ciudad, como tampoco una ciudad es una casa. Sin difiere de género por la misma definición, puesto que un indivisible,
embargo, aunque una casa no sea una ciudad, no es tampoco una nada multiplicado tantas veces como se quiera, está tan lejos de poder re-
de ciudad; hay mucha diferencia entre no ser una cosa y ser una nada. basar una extensión que no puede formar más que un solo y único
Porque, para que entendamos la cosa a fondo, hay que saber que la indivisible; lo que es natural y necesario, como ya se ha demostrado.
única razón por la que la unidad no está en el rango de los números es Y como esta última demostración está basada en la definición de esas
porque Euclides y los primeros autores que han tratado de la aritmé- dos cosas, indivisible y extensión, vamos a terminar y consumar la
tica al tener varias propiedades que dar que convenían a todos los nú- demostración.
meros excepto a la unidad, para evitar tener que decir.continuamente Un indivisible es lo que no tiene ninguna parte y la extensión es lo ~·
que en todo número, excepto en la unidad, se encuentra tal condición, que tiene diversas partes separadas.
excluyeron a la unidad de la significación de la palabra número, por Basándome en estas definiciones digo que dos indivisibles al ser
la libertad que ya hemos dicho que tenemos de hacer las definicio- unidos no forman una extensión.
nes a nuestro gusto. 6,Por eso, si hubiesen querido, hubiesen excluido Porque, cuando están unidos, se tocan cada uno en una parte y así /
igualmente el binario y el terciario, y todo lo que hubiesen querido, las partes por donde se tocan no están separadas, ya que de otra forma
porque somos dueños de hacerlo con tal de advertirlo; como por'el no se tocarían. Ahora bien, por su definición, no tienen otras partes: por
(contrario ponemos cuando querem¿s a la unidad en la categoría de lo tanto no tienen partes separadas; por lo tanto no son una extensión
) los números, y lo mismo las fracciones. Y, en efecto, estamos obliga- por la definición de extensión que supone la separación de las partes.
dos a hacerlo en las proposiciones generales, para no tener que decir Se demostrará la misma cosa en todos los otros indivisibles que se
cada vez: «en todo número, y en la unidad y en las fracciones, se juntan por la misma razón. Y por lo tanto un indivisible, multiplicado
encuentra tal propiedad»; y es en este sentido indefinido en el que lo tantas veces como se quiera, no formará nunca una extensión. Por lo
he tomado en todo lo que he dicho del número. tanto no es del mismo género que la extensión, según la definición de
Pero el mismo Euclides, que ha despojado a la unidad del non1bre las cosas de igual género.
de número, lo que se le ha permitido, para hacer comprender sin em- He aquí cómo se demuestra que los indivisibles no son del mismo
bargo que no es una nada, sino que es por el contrario del mismo gé- género que los números. De ahí viene que dos unidades pueden perfec-
tamente formar un número, porgue son del mismo género, y que dos
6
«Según Euclides (Libro VII, def. 2.), "el número es una multitud comp~es~a
indivisibles no forman una extensión porgue no son del mismo género.
de varias unidades", de manera que la unidad debe ser considerada como pnnct- Con lo que vemos hasta qué punto hay poca razón en comparar la
pio del número, pero no como número (Teón de Esmirna). Esta cuestión e:a. t~U~ relación que existe entre la unidad y los números con la que hay entre
debatida en el siglo XVII, como se ve por el libro del P. Mersenne sobre La Venté d~.1 los indivisibles y la extensión.
· ¡.sciences, pág. 254 y sigs.; aunque Stevin de Brujas hubiese demostrado por su Art-
thmétique (1585) que la unidad es un número, todavía se seguía afirman~o en el Pero si queremos tomar en los números una comparación que re-
siglo xvm que la unidad no es un número. (Trad. de La Méthode des fiuxwns, de presente con exactitud lo que consideramos en la extensión, es preciso ,
:Newton, por Buffon, 1740.)» (N de Chevalie1:) que sea la relación del cero con los números, porque el cero no es del
-
Opúsculos Reflexiones sobre la geometría en general

mismo género que los números, ya que al ser multiplicado no los pue- tensió~ de la ruta del barco con la división infinita e infinitamente
de sobrepasar, de manera que es un verdadero indivisible de número, peque~a de ese pequeño espacio que queda por debajo de ese pun-
como el indivisible es un verdadero cero de la extensión. Y encon- to honzontal. Aquellos que no queden satisfechos con est
. as razones
,. traremos una parecida relación entre quietud y movimiento, y entre y que s1gan creyendo que el espacio no es divisible hasta el infi 't
instante y tiempo, porque todas esas cosas son heterogéneas con sus d d nl o,
no pue en preten er nada de las demostraciones geométricas; y aun-
tamaños ya que al ser infinitamente multiplicadas sólo pueden hacer que puedan saber mucho de otras cosas sabra'n muy d '
. , poco e estas:
/indivisibles, lo mismo que los indivisibles de extensión y por la misma porque se puede muy bien ser muy inteligente y muy mal geómetra.
i razón. Y entonces encontraremos una correspondencia entre esas co- Pero aquellos que vean claramente estas verdades podrán admirar
sas; porque todas esas grandezas son divisibles al infinito sin caer en la grandeza y el poder de la naturaleza en esta doble infinidad que
sus indivisibles, de manera que todas ocupan el término medío entre n~~s rodea por todas partes, y aprender por esta consideración mara- '
el infinito y la nada. vtllosa a conocerse a sí mismos al verse situados entre una infinidad
He aquí la admirable relación que ha puesto la naturaleza entre y una nada de extensión, entre una infinidad y una nada de t'd d
esas cosas y las dos maravillosas infinidades que ha propuesto a los . fi . can I a ' r

entre una m .mdad y una nada de movimiento, entre una infinidad y


hombres, no para concebirlas sino para admirarlas; y para terminar una nadad~ tiempo. ~asándonos en ello podemos aprender a estimaros
este examen con una última observación, añadiré que ~stos dos infi- en nuestro JUsto preciO y hacer reflexiones que valen más que todo el
nitos, aunque infinitamente diferentes, guardan sin embargo relación resto de la geometría. .
entre sí, de suerte que el conocimiento del uno lleva necesariamente He creído estar obligado a hacer este largo examen en beneficio de
al conocimiento del otro. los que, aunque no comprenden al principio esta doble infinidad, pue-
Porque en los números, por el hecho de que pueden ser siempre au- den llegar a ser persuadidos · Y aunque haya algun os con sufi Cientes
·
mentados, resulta indefectiblemente que pueden ser siempre disminui- luces pa,ra no ne~esitarlo, puede suceder sin embargo que este discurso,
dos, y esto con toda claridad: porque si podemos multiplicar un número que sera necesano para los unos, no sea del todo inútil para los otros.
hasta 1oo.ooo por ejemplo, podemos igualmente tomar de él una cien-·
milésima parte dividiéndolo por el mismo número por el que lo hemos
multiplicado, y de este modo todo término de aumento se convertirá en SECCIÓN II
término de división, cambiando el entero en fracción. De suerte que el
1~) aumento infinito implica necesariamente la división infinita. Del arte de persuadir
Y en el espacio vemos la misma relación entre esos dos infinitos
opuestos; es decir que, por el hecho de que un espacio puede ser in- ~l arte de persuadir guarda una relación necesaria con la manera que
finitamente prolongado se desprende que puede ser infinitamente ttenen los hombres de aceptar lo que se les propone y con las condicio-
disminuido, como se ve por este ejemplo: Si miramos a través de un nes de las cosas que queremos hacer creer.
cristal un barco que se aleja siempre en la misma dirección, es cla- ~adie ignora que existen dos entradas por donde las op~niones p~­
ro que el lugar del diáfano en que vemos un punto, cualquiera que n~tt~n,en el alma, las cuales son sus dos principales potencias: el enten-
sea, del barco, dicho punto subirá siempre gracias a un flujo continuo dimiento' Y la voluntad. La más natural es la del entendimiento porque
a medida que el barco se aleja. Por lo tanto, si la ruta del barco es ~o d~benat_nos aceptar nunca más que las verdades demostradas; pero
siempre horizontal y hasta el infinito, ese punto se elevará continua- la mas cornente, aunque contraria a la naturaleza, es la de la voluntad,
mente, y sin embargo no llegará nunca a aquel en el que caerá el rayo ~or~ue todos los hombres que existen en el mundo están casi siempre
horizontal llevado del ojo al cristal, de manera que se le acercará mclmado~ a cree~ n~ po: la demostración sino por el agrado.
siempre sin llegar nunca, dividiendo incesantemente el espacio que l Esta Vla es bap, md1gna Y extraña: por eso todo el mundo la con-
quedará bajo ese punto horizontal, sin llegar nunca a él. Con lo que ~0ena. Todo el mundo presume de no creer, incluso de no amar, sino
vemos la consecuencia necesaria que se saca de la infinidad de la ex- que sabe que lo merece.
Opúsculos Reflexiones sobre la geometría en general

No hablo aquí de las verdades divinas, que me guardaré mucho de además de varios objetos particulares que cada cual sigue para conse-
hacer depender del arte de persuadir, porque están infinitamente por guirlos y que, teniendo la fuerza de agradarnos, son tan fuertes, aun- ·,
encima de la naturaleza. Sólo Dios puede ponerlas en el alma, y de la que perniciosos en realidad, que hacen obrar a la voluntad como si
forma que le plazca. hiciesen su verdadera felicidad.
. Sé que Él ha querido que pasen del corazón a la mente y no de la He aquí por lo que se refiere a las potencias que nos inclinan a
1
)• mente al corazón, para humillar a esa soberbia potencia del entendí- consentir.
miento que pretende que debe ser juez de las cosas que elige la vo- Per~ por lo que respecta a las cualidades de las cosas que debemos
luntad, y para sanar a esa voluntad débil que se ha destruido toda por admitir, son muy diversas:
sus sucias inclinaciones. Y de ahí viene el que, al hablar de las cosas Unas se sacan, por una consecuencia necesaria, de los principios ,¡
humanas, en vez de decir que hay que conocerlas antes de amarlas, lo comunes y de las verdades reconocidas. Éstas pueden ser infalible-
que se ha convertido en proverbio, los santos digan por el contrario, al mente admitidas porque al demostrar la relación que tienen con los
hablar de las cosas divinas, que hay que amarlas para conocerlas y que principios reconocidos, hay una necesidad inevitable de convencer.
: no se entra en la verdad más que por la caridad, de lo que han hecho Y es imposible que no sean aceptadas por el alma, ya que las hemos
una de sus más útiles sentencias. podido unir a aquellas verdades que ella ya había aceptado.
Por lo cual se ve que Dios ha establecido este orden sobrenatural Las hay que están estrechamente unidas a los objetos de nuestra
y completamente opuesto al orden que debía ser natural a los hom- satisfacción; y éstas son también aceptadas con certidumbre, porque tan
bres en las cosas naturales. Éstos, sin embargo, han destruido este or- pronto como hacemos al alma que una cosa puede llevarla a lo que ama
den, haciendo con las cosas profanas lo que debían hacer con las cosas supremamente, es inevitable que se entregue gozosamente a ella.
santas porque, en efecto, no creemos casi nada más que lo que nos Pero aquellas que tienen esta relación, tanto con las verdades re-
. agrada. Y de ahí viene lo alejados que estamos de aceptar las verdades conocidas como con los deseos del corazón, están tan seguras de su
de la religión cristiana, tan opuesta a nuestros placeres. «Dinos cosas eficacia que no hay nada que lo esté más en la naturaleza.
agradables y te escucharemos», decían los judíos a Moisés. ¡Como si el Como, por el contrario, aquello que no tiene relación ni con nues-
agrado debiese regir la creencia! Y es para castigar ese desorden con tras creencias ni con nuestros placeres nos resulta importuno, falso y
un orden que le es conforme por lo qu~ Dios sólo derrama sus luces en totalmente indiferente.
las mentes después de haber domeñado la rebelión de la voluntad con En todas estas ocasiones no hay que dudar. Pero las hay en que
una dulzura celestial que la seduce y la empuja. las cosas que queremos hacer creer se hallan firmemente establecidas
Hablo solamente, por lo tanto, de las verdades al alcance de nuestra sobre verdades conocidas pero que son al mismo tiempo contrarias a '
inteligencia, y a ellas me refiero cuando digo que la mente y el corazón los placeres que más nos atraen, y éstas se hallan en gran peligro de
son como las puertas por las que entran en el alma, pero que muy pocas hacer ver, por una experiencia de lo más corriente, lo que yo decía al
entran por la mente mientras que son introducidas en montón por los principio: que ese alma imperiosa, que se jactaba de obrar solamente
caprichos irreflexivos de la voluntad, sin la aprobación del razonamiento. por razonamiento, se somete por una elección vergonzosa y temeraria
Estas potencias tienen, cada una, sus principios y los primeros mo- a lo que desea una voluntad corrompida, por mucha resistencia que
tores de sus actos. un espíritu muy esclarecido pueda oponer.
Los del espíritu son verdades naturales y sabidas de todo el mun- Entonces es cuando se produce una oscilación que duda entre la
do, como que el todo es mayor que su parte, además de varios axiomas verdad y la voluptuosidad, y en que el conocimiento de la una y el
particulares que unos aceptan y otros no, pero que tan pronto como sentimiento de la otra libran un combate cuyo resultado es muy inse-
son aceptados, tienen tanta fuerza, aunque sean falsos, para conseguir guro, ya que haría falta, para juzgarlo, conocer todo lo que pasa en lo
ser creídos, como los más verdaderos. más íntimo del hombre, que el hombre mismo no conoce casi nunca.
Los de la voluntad son ciertos deseos naturales y comunes a todos Parece deducirse de esto que, sea lo que sea de lo que queremos
los hombres, como el deseo de ser feliz, que nadie puede no tener, convencer, hay que tener en cuenta a la persona que queremos con-
......

Reflexiones sobre la geometría en general 2 79


Opúsculos

casi verdades con las que estemos siempre de acuerdo, y todavía me-
vencer, de la que hay que conocer la mente y el corazón, cuáles son los
nos ~bjetos de placer ~ue no cambiemos constantemente, no sé si hay
principios que acepta, qué cosas ama, y luego observar, en la cosa de
medw de dar reglas fips para hacer concordar los razonamientos con
que se trata, qué relaciones tiene con los principios reconocidos, o con
la inconstancia de nuestros caprichos. ..
los objetos deliciosos por los encantos que le damos.
Este arte, al que yo llamo arte de persuadir, que no es propiamen-
De suerte que el arte de persuadir consiste tanto en el de agradar
te más que la dirección de las pruebas metódicas perfectas, consiste '
como en el de convencer. ¡A tal punto los hombres se rigen más por
en tres partes esenciales: definir los términos que debemos utilizar
el capricho que por la razón!
por medio de definiciones claras; proponer principios evidentes para
Ahora bien, de esos dos métodos, el uno el de convencer, el otro el
demostrar la cosa de que se trata, y poner siempre mentalmente en
\de agradar, sólo daré aquí las reglas del primero; y sólo en el caso de
la demostración las definiciones en lugar de los definidos.
que hayamos aceptado los principios y nos mantengamos firmes en
Y la razón de este método es evidente, puesto que sería inútil pro-
reconocerlos: de otro modo no sé si existiría un arte para adaptar las
poner lo que queremos probar y hacer la demostración si primera-
pruebas a la inconstancia de nuestros caprichos.
mente no hubiésemos definido claramente todos los términos que no
Pero la manera de agradar es incomparablemente más difícil, más
son int~ligibles; y q~e. hace falta igualmente que la demostración vaya
útil y más admirable; por eso, si no me ocupo de ella, es porque no soy
precedida de la petiCIÓn de los principios evidentes que le son nece-
capaz de hacerlo: y me siento tan desproporcionado, que lo considero
sarios, porque si no afirmamos los cimientos no podremos levantar el
absolutamente imposible.
edificio; y porque, en fin, hace falta al demostrar poner mentalmente
,, No es que yo no crea que hay reglas tan seguras para agradar como
las definiciones en el lugar de los definidos, ya que de otro modo po-
- ,. ;para demostrar y que aquel que llegara a conocerlas y practicarlas a la
dríamos abusar de los diversos sentidos que coinciden en los términos.
perfección conseguiría con la misma seguridad hacerse querer de los
Y es fácil ver que observando este método estamos seguros de con-
reyes y de toda clase de personas como se demuestran los elementos
vencer, ya que los términos, al ser todos ellos comprendidos y estar ,
de la geometría a aquellos que tienen la suficiente imaginación para
totahnente libres de equívocos por las definiciones y estando acordes:
comprender las hipótesis.
los principios, si en la demostración ponemos siempre mentalmente.
Pero considero, y es tal vez mi debilidad la que me lo hace pensar,
las definiciones en el sitio de los definidos, la fuerza invencible de las
que es imposible conseguirlo. Por lo menos sé que si alguien es capaz
conclusiones no podrá dejar de hacer todo su efecto.
de hacerlo, son personas que conozco y que nadie tiene sobre esto tan
Por eso una demostración en la que se han respetado estas circuns-
claras y tan abundantes luces.
tancias no ha podido nunca inspirar la menor duda; y jamás aquellas
La razón de esta extrema dificultad estriba en que los principios
en que no han sido respetadas pueden tener fuerza.
del placer no son firmes ni estables. Son distintos en todos los hombres
Importa por lo tanto comprenderlas y poseerlas bien, y por eso,
1 y variables en cada individuo, con tal diversidad que no hay nada más
1 para hacer la cosa más fácil y más eficaz, las resumiré todas ellas en
diferente de otro que él mismo en sus diferentes épocas. Un hombre
estas pocas reglas que comprenden todo lo que es necesario para la •
tiene placeres distintos a los de una mujer; un rico y un pobre los
perfección de las definiciones, de los axiomas y de las demostraciones
tienen diferentes; un príncipe, un soldado, un mercader, un burgués,
y, por consiguiente, del método completo de las pruebas geométricas
un campesino, los ancianos, los jóvenes, los sanos, los enfermos, todos
del arte de persuadir.
varían; los menores sucesos los cambian.
Reglas para lc¡s definiciones.-!. No tratar de definir ninguna de
Ahora bien, existe un arte, y es el que doy aquí, para hacer ver
las cosas tan conocidas por sí mismas que no existan términos más
la relación de las verdades con sus principios, sea de verdad, sea de
claros para explicarlas. 2. No adm.itir ninguno de los términos un
placer, con tal de que los principios que una vez hemos reconocido se
poco oscuros o equívocos sin definición. 3· No emplear en la defini-
mantengan firmes y sin ser desmentidos nunca.
ción de los términos más que palabras perfectamente conocidas o ya
Pero como hay pocos principios de esta clase y que, dejando a un
explicadas.
lado la geometría que sólo considera las líneas muy simples, .QO hay
'' ... ___ /
Opúsculos Reflexiones sobre la geometría en general

Reglas para los axiomas.-1. No admitir ninguno de los principios No abusar nunca del equívoco de los términos dejando de sustituir
necesarios sin haber preguntado si se acepta, por muy claro y evidente mentalmente las definiciones que los rentringen o los explican.
que pueda ser. 2. No dar como axioma más que cosas perfectamente [He aquí las cinco reglas que constituyen todo lo que es necesario
evidentes por sí mismas. para hacer las pruebas convincentes, inmutables y, para decirlo todo,
Reglas para las demostraciones.-!. No intentar demostrar ninguna geométricas; y las ocho reglas juntas las hacen todavía más eficaces.
de las cosas que son tan evidentes por sí mismas que no tenemos nada Paso ahora a la del orden en que deben disponerse las proposicio-
más claro para demostrarlas. 2. Demostrar todas las proposiciones nes para que estén en una serie excelente y geométrica ... Después de
un poco oscuras y no emplear en su demostración más que axiomas haber establecido ... ]
muy evidentes o proposiciones ya aceptadas o demostradas. 3· Colo- He aquí en lo que consiste este arte de persuadir que se encierra
car siempre mentalmente las definiciones en el lugar de los definidos en estas tres reglas: definir todos los nombres que damos; demostrarlo
para no equivocarnos a causa del doble sentido de los términos que las todo poniendo mentalmente las definiciones en el sitio de los definidos.
definiciones han restringido. Después de lo cual me parece conveniente anticiparme a tres ob-,
He aquí las o\cho reglas que contienen todos los preceptos de las jeciones principales que se me podrían hacer. Una, que este método,
pruebas firmes e iprrtutables. De todas las cuales ha;y tres,quct no son nada tiene de nuevo.
absolutamente necesarias y que se pueden desatender sin error; que La otra, que es muy fácil de aprender sin que sea necesario para
es incluso difíc:il y casi imposible observar siempre con exactitud, aun- ello estudiar los elementos de la geometría, ya que consiste en esas dos
', que sea más perfecto hacerlo siempre que se pueda. Éstas son las tres palabras que se aprenden a la primera lectura.
, de cada una de las partes: Y, finalmente, que es bastante inútil, ya que su utilización está casi
Para las definiciones: No definir ninguno de los términos que son limitada a las solas materias geométricas.
perfectamente conocidos. Sobre esto hay que hacer ver que no hay nada tan desconocido,
Para los axiomas: No consentir que se ponga en duda ninguno de nada más difícil de practicar ni nada más útil y más universal.
los axiomas perfectamente evidentes y simples. Por lo que respecta a la primera objeción, que dice que estas reglas
Para las demostraciones: No demostrar ninguna de las cosas muy son comunes a todo el mundo, que hay que definirlo todo y probarlo
conocidas por sí mismas. todo, y que los mismos lógicos las han puesto entre los preceptos de su
Porque no hay duda de que es una gran falta definir y explicar con arte, quisiera que la cosa fuese verdad, y que fuese tan conocida que yo
toda claridad las cosas que ya son muy claras de por sí, ni permitir no hubiese tenido el trabajo de buscar con tanto cuidado la fuente de
que se discutan axiomas que no puedan ser negados en el lugar todos los defectos de los razonamientos que son realmente comunes.
en que son necesarios, ni, finalmente, que se demuestren proposicio- Pero esto lo es tan poco que, si exceptuamos a los solos geómetras que
nes que aceptaríamos sin demostración. constituyen un número tan pequeño que son únicos en todo el pueblo
Pero las otras cinco reglas son de una necesidad absoluta y no po- y en todo un largo período, no vemos a nadie que también lo sepa. Se-
demos prescindir de ellas sin un defecto esencial y frecuentemente sin ría fácil hacérselo comprender a aquellos que hayan comprendido per-
error; y por eso las volveré á exponer aquí en particular. fectamente lo poco que he dicho, pero si no lo han concebido perfecta-
Reglas necesarias para las definiciones.-No admitir ninguno de los mente confieso que nada tendrán que aprender sobre este particular.
términos un poco oscuros o equívocos sin definición. N o emplear en las Pero si han penetrado en el espíritu de estas reglas y éstas les han
definiciones más que términos perfectamente conocidos o ya explicados. hecho suficiente impresión para que se arraigen y se afirmen en ellas,
Reglas necesarias para los axiomas.-No considerar como axiomas se darán cuenta de hasta qué punto existe diferencia entre lo que se
más que cosas perfectamente evidentes. dice aquí y lo que algunos lógicos han escrito, tal vez por casualidad,
Reglas necesarias para las demostraciones.-Demostrar todas las que se le aproxime, en algunos pasajes de sus obras.
proposiciones sin emplear en su demostración más que axiomas muy Aquellos que tienen espíritu de discernimiento saben la diferencia
evidentes por sí mismos o proposiciones ya demostradas o aceptadas. que hay entre dos palabras semejantes según los sitios y las circuns-
Opúsculos Reflexiones sobre la geometría en general

tancias que las acompañan. ¿Creeremos, realmente, que dos personas en esta suposición digo que esa palabra es tan diferente en sus escritos
que han leído y aprendido de memoria el mismo libro lo conocen de de la misma palabra en los otros que la han dicho de pasada, como un , ,
la misma manera, si uno lo comprende de forma que sepa todos sus hombre muerto es diferente de un hombre lleno de vida y de fuerza.
principios, la fuerza de las conclusiones, las respuestas a las objeciones Alguien dirá una cosa por sí mismo y sin ver su importancia y
que se le pueden hacer y toda la economía de la obra, mientras que algún otro verá una serie maravillosa de consecuencias que nos hace
en el otro sean palabras muertas y semillas que, aunque semejantes a decir sin vacilar que ya no se trata de la misma palabra, y que le de-
las que han producido árboles tan fructíferos, se han quedado secas e bemos tan poco a aquel de quien la ha recibido como un árbol admi-
infructuosas en el espíritu seco que las ha recibido inútilmente? rable no pertenece a aquel que ha arrojado la semilla distraídamente
No todos los que dicen las mismas cosas las poseen de la misma y sin conocerla en una tierra fértil de la que tanto se habrá beneficiado
manera; y por eso el incomparable autor de El arte de conferenciar el árbol gracias a su propia fertilidad.
se demora con tanto cuidado en hacer comprender que no hay que Los mismos pensamientos crecen a veces de manera diferente en
juzgar la capacidad de un hombre por la excelencia de un rasgo de otra persona que en su propio autor: estériles en su campo natural,.
ingenio que se le oiga decir, pero, en vez de extender la admiración fértiles al ser trasplantados a otros.
de un buen discurso a la persona, penétrese -dice- en el espíritu de Pero sucede aún con más frecuencia que un buen espíritu hace que
donde sale: intente1nos saber si se lo debe a su memoria o a un feliz sus propios pensamientos produzcan todo el fruto de que son capaces
' azar, acojámoslo con frialdad o con desprecio a fin de ver si le duele y que luego, algunos otros, habiéndolos oído alabar, los toman presta-
que no demos a lo que dice la estima que su valor merece: veremos dos y se adornan con ellos, pero sin conocer su excelencia: es entonces
las más de las veces que le haremos desestimarlo al momento y que cuando la diferencia de una misma palabra en diversas bocas resulta
le alejaremos de esa buena opinión que tenía de su discurso para ha- más visible.
cerle caer en otra baja y ridícula. Hay pues que sondear de qué modo De esta manera es como la lógica ha tomado tal vez prestadas las
ese pensamiento está instalado en su autor; cómo, por dónde, hasta reglas de la geometría sin comprender su fuerza y así, al ponerlas al
dónde lo posee: de lo contrario el juicio precipitado será: he obrado azar entre las que le son propias, no resulta de ello que haya penetra-
a la ligera. do el espíritu de la geometría; y estaré muy lejos, si no da otras mues-
Quisiera preguntar a personas equitativas si este principio: «La tras de no haberlas dicho de pasada, de ponerla en parangón con esta
materia se halla en una incapacidad natural, irremediable de pensar>>, ciencia que enseña el verdadero método de guiar la razón.
y este otro: «Pienso, luego existo», son en realidad una misma cosa en Pero estaría por el contrario muy dispuesto a excluirlas y casi sin
la mente de Descartes y enJa de san Agustín, que dijo la misma cosa compensación. Porque el haberlas dicho de pasada, sin fijarme en que
mil doscientos años antes) todo está encerrado ahí dentro y, en vez de seguir estas luces, extra-
En realidad estoy muy lejos de decir que Descartes no sea su verda- viarme interminablemente en búsquedas inútiles, para buscar lo que
dero autor aunque sólo los hubiese encontrado en la lectura de aquel aquéllas ofrecen y no pueden dar, es verdaderamente mostrar que no
gran santo; porque sé cuanta diferencia hay entre escribir una palabra somos muy clarividentes e incluso mucho más que si hubiésemos de-
al azar, sin una reflexión más larga y extensa y ver en esa palabra la jado de seguirlas porque no las habíamos visto.
: diferencia de las naturalezas material y espiritual, y deducir de esto un El método para no errar es buscado por todo el mundo. Los lógi- l
, principio firme y constante de una física completa, como ha pretendido cos se jactan de llevarnos a él, sólo los geómetras lo consiguen, y fuera :
hacer Descartes. Porque, sin entrar a examinar si ha conseguido efec- de su ciencia y de lo que la imita no existen verdaderas demostracio-
tivamente lo que pretendía, supongo que lo ha hecho, y basándome nes. Y todo el arte está encerrado en los solos preceptos que hemos
dado: bastan por sí solos, prueban por sí solos: todas las demás reglas
7 «Sabido es que Arnauld, en sus Quatriemes objecti01u aux Méditation~ de
son inútiles y perjudiciales.
Descartes, y en la carta que le escribió el3 de junio de 1648, así como e~ la Log1que He aquí lo que sé por una larga experiencia de toda clase de libros
de Port-Royal (IV, 1), atribuye el Cogito a san Agustín.» (N. de Chevalle1:) Ypersonas.
Opúsculos Reflexiones sobre la geometría en general

Y sobre esto hago el mismo juicio de aquellos que dicen que los que engolar el espíritu; las maneras tensas y forzadas lo llenan de una
geómetras no les enseñan nada nuevo con estas reglas, porque las tonta presuncion por una elevación antinatural y por una hinchazón
tenían ya en realidad, aunque mezcladas con una multitud de otras vana y ridícula en vez de una formación sólida y vigorosa.
1

inútiles o falsas de las que no podían distinguirlas, como de aquellos Y una de las razones principales que alejan tanto a aquellos que ,
que, buscando un diamante de gran precio entre una gran cantidad adquieren esos conocimientos del verdadero camino que se debe se-
de falsos, pero de los que no sabrían distinguirlo, se jactasen, al tener- guir, es la idea que tenemos al principio de que las cosas buenas son !
los todos juntos, de poseer el verdadero, lo mismo que de aquel que, inaccesibles cuando les damos los nombres de grandes, altas, elevadas,
sin detenerse en ese montón sin valor, pone la mano sobre la piedra sublimes. Esto lo echa todo a perder. Quisiera darles los nombres de
escogida que buscamos y a causa de la cual no habíamos tirado todo bajas, comunes, familiares: tales nombres les convienen más. Detesto
el resto. esos nombres enfáticos ...
El defecto de un razonamiento falso es una enfermedad que se
cura con estos dos remedios. Se ha compuesto otro con una infinidad
de hierbas inútiles, entre las que están mezcladas las buenas y en el
, que no producen efecto por las malas cualidades de esta mezcla.
Para descubrir todos los sofismas y todos los equívocos de los razo-
namientos capciosos, han inventado nombres bárbaros que asombran
a los que los oyen. Y aunque sólo se pueden deshacer de toda la ma-
raña de este nudo tan complicado tirando por uno de los cabos que
los geómetras indican, han determinado un extraño número de otros,
entre los cuales están mezclados sin que sepan cuál es el bueno.
Y de esta suerte, al mostrarnos muchos caminos diferentes, que
nos dicen que llevan adonde queremos, aunque solamente haya dos
que nos lleven, hay que saber disting~irlos en particular; se pretende-
rá que la geometría, que los determina con exactitud, sólo da lo que
ya nos daban los otros, porque nos daban en efecto la misma cosa e
incluso más, sin fijarnos en que ese regalo perdía su valor por su abun-
dancia y que quitaban cuando añadían.
No hay nada más común que las cosas buenas: de lo único que
• se trata es de distinguirlas y es cierto que todas son naturales y es-
, tán a nuestro alcance e incluso que son conocidas por todo el mundo.
Pero no sabemos distinguirlas. Esto es universal. La excelencia, de
cualquier clase que sea, ~o se encuentra en las cosas extraordinarias y
/ extrañas. Nos empinamos para alcanzarlas y nos alejamos de ellas: lo
más frecuente es que nos tengamos que agachar. Los mejores libros
son aquellos que los que los leen creen que los habrían podido escribir
ellos mismos. La naturaleza, que es esencialmente buena, es también
esencialmente familiar y corriente.
No pongo por lo tanto en duda que estas reglas, por ser las verda-
deras, tienen que ser simples, auténticas y naturales como en efecto lo
:, son. No es barbara y baralipton lo que forma el razonamiento. No hay

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