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ricos?
Simplemente sobie la base de nuestras consideraciones gene
rales (cjue todavía se profundizarán mucho y recibirán una cons
tante confirmación con nuestros análisis ulteriores) resulta claro
que semejantes teorías sólo son posibles mientras se evita fijar
seriamente la vista y ahondar científicamente el sentido del darse
una cosa y por ende de "cosa en generar', sentido implícito
en la esencia propia de la experiencia, sentido que constituye
la norma absoluta de todo hablar racionalmente de cosas. Lo
que peca contra este sentido es precisamente un contrasentido
en la más rigurosa acepción,1 y esto es sin duda aplicable a
todas las teorías gnoseológicas del tipo señalado.
a Sería fácil mostrar que si la supuesta causa desconocida exis
tiese, en general, tendría que ser en principio perceptible y ex
perimentare, sí no para nosotros, para otros y os que viesen más
y mejor. No se trata de una posibilidad vacía, meramente lógica,
sino de una posibilidad esencial, dotada de un contenido y
válida en compañía de éste. Habría que mostrar, además, que
la misma percepción posible tendría que ser, y con necesidad
esencial, una percepción por medio de apariencias, y que con
esto caeríamos en un inevitable regreso in injinitum. Habría
que señalar, también, cómo una explicación de los piocesos
dados en la percepción por medio de realidades, en sentido es
tricto, causales e hipotéticamente admitidas, por medio de cosas
desconocidas (como, por ejemplo, la explicación de ciertas per
turbaciones planetarias por la hipótesis de la existencia de un
nuevo planeta todavía desconocido, Neptuno) es en principio
algo distinto de una explicación en el sentido de la determina
ción iísica de las cosas de experiencia sirviéndose de medios de
explicación física de la índole de los átomos, los iones, etc. Y así
liabría aún muchas cosas que desarrollar por el mismo estilo.
§ 5 4 . C O N T IN U A C IÓ N . J L A V I V E N C I A PSIC O LO G ICA’ T R A SC EN D E N T E
i-S C O N T IN G E N T E Y R E L A T IV A ,* L A V IV E N C IA T R A SC E N D E N T A L
E S N E C E SA R IA Y A B SO LU T A
C a p ít u l o IV
LA S R ED U CC IO N ES FEN O M EN O LÓ GICAS
.
1 Cf. supra, § 26, pp. 61 55 En la fenomenología se fundan entonces,
naturalmente, las ciencias llamadas en el lugar indicado específicamente
filosóficas.
pisar casi en sus dominios, pero a ojos ciegas. Y mucho más la
d iv is a JCant, cuyas máximas intuiciones sólo nos resultan del todo
com prensibles cuando nos hemos puesto perfectamente en claro
lo peculiar del dominio fenomenológico. Entonces nos resulta
evidente que la mirada del espíritu de Kant descansaba sobre
tiste -c a m p o , aunque no lograra apropiárselo todavía, ni reconocer
m i I -el-campo de trabajo de una ciencia esencial rigurosa y
aparte. Así, se mueve, por ejemplo, la deducción trascendental^
de la primera edición de la Critica de la razón pura propiamen
te ya sobre terreno fenomenológico; pero Kant lo interpreta
c n ó n c n m e n te como psicológico y, por ende, lo abandona de^
nuevo.
Pero estamos anticipando temas venideros (los del libro ter
cero de este trabajo). Sirva lo dicho aquí a modo de indicación
para justificar por qué llamamos dogmático el complejo de las
ciencias que sucumben a la 1 educción y lo oponemos a la feno
m enología como ciencia de una dimensión completamente dis
tinta» A la vez ponemos paralelamente en contraste la actitud
dogmática y la actitud fenomenológica, a la primera de las cuales
he. subordina patentemente como caso particular la actitud na
tu» al a la dogmática.
N O TA