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“La santidad primordial en clave feminista”

Jean Benítez
Teologa protestante
El Salvador, Centroamerica

 Introducción

En el imaginario religioso de la mayoría de individuos cristianos, existe la convicción firme que


la “Santidad” en un don, que es la virtud que los acerca a Dios, que a partir de actos de
contemplación y obediencia obtenemos la perfección humana. Es lógico que estas personas que
se consideran “santas” no se interrelacionen con el mundo para evitar contaminación ante lo
profano. No obstante, Jon Sobrino nos propone una clase de santidad que brota desde ese mundo
“profano” para muchos, una santidad no abstracta, no trascendente, sino encarnada en cada
individuo que experimenta en algún momento de su vida el sufrimiento. A continuación,
ponemos en perspectiva sus premisas acerca de lo que el llamaría “Santidad Primordial”

1. Epistemología “Santidad primordial desde la perspectiva de Jon Sobrino”


(Jon Sobrino, Concilium 351 (2013) 365-377)

Para Jon Sobrino esta “santidad primordial surge o se hace presente en los seres humanos en el
anhelo y la voluntad de vivir, convivir y sobrevivir en medio de grandes sufrimientos con
resistencia y fortaleza, desafiando inmensos obstáculos” (Sobrino, 2013, p. 182-183). En esos
momentos añade el autor resplandece sobre todos la solidaridad entre las víctimas como una
empatía ante el sufrimiento común que experimentan. Un aspecto importante es que
generalmente la santidad primordial se identifica más entre la gente pobre y humilde, entre los
marginados, entre aquellos que Ignacio Ellacuría llamara el “pueblo crucificado” De acuerdo a
Ellacuria los que sufrieron de violencia, destrucción, desaparición, Guerra y muerte en El
Salvaoer son el “pueblo crucificado”. Es desde el contexto de los crucificados de donde Jon
Sobrino parte con su concepto de “Santidad primordial” ante la crucifixion del pueblo la
santidad primordial ofrece salvación” (Sobrino, 2013, p. 183), porque la salvación viene desde
abajo, desde las víctimas.

Sobrino describe que en Puebla, en 1979, “se denuncia la situación de inhumana pobreza en que
viven millones de latinoamericanos, expresada en mortandad infantil, falta de vivienda
adecuada, problemas de salud, desnutrición, migraciones masivas… Y describe los rostros de la
pobreza: niños golpeados por la pobreza, jóvenes sin posibilidades, indígenas y afroamericanos,
hacinados urbanos… todos ellos agrega Sobrino son sujetos de la santidad primordial”
(Sobrino, 2013, p. 185), son sujetos primordiales de salvación.

¿Cómo podemos hablar de la “santidad primordial“desde las mujeres víctimas de violencia


feminicida? antes de dar respuesta a esta pregunta recorramos brevemente los textos de algunas
autoras contemporaneas que nos hablan de este grave flagelo.

2. Hacia una experiencia del horror: feminicidio y alienación sensorial como


naturalización de la barbarie. (Gasquez, Astrolabio, Número 13, 2014, Nueva
Época)

Gasquez en su escrito “Hacia una experiencia del horror” nos describe los feminicidios de niñas
y mujeres que son perpetrados con “dosis excesivas de crueldad, con evidencia de violaciones,
torturas, mutilación y estrangulamiento”1 actos indignates que son cometidos en Ciudad Juarez
desde 1993. Sin duda una realidad aberrante del siglo XXI que trae dolor y luto a miles de
familia mexicanas. Agrega la autora que estos sucesos causan escandalo por la magnitud de la
barbarie con que se comenten pero los casos son silenciados las mujeres siguen viviendo en
santidad primordial en su cotidianidad si es que tienen la suerte de escapar de las garras de la

1
Cfr. hacia una experiencia del horror: feminicidio y alienación sensorial como naturalización de la barbarie. (Gasquez,
Astrolabio, Número 13, 2014, Nueva Época)

1
muerte. A la fecha aun se escuchan las voces de las víctimas, de sus hijos y familiares clamando
por justicia.

Así como el ejemplo de ciudad Juarez existen hoy en día muchos países a nivel Latinoamericano
y global que sufren el horror de ver cientos y miles de mujeres sometidas a este tipo de
vejaciones que finalmente terminan en feminicidio. Todas ellas son parte de ese pueblo
crucificado al cual se refería Ellacuría, y pareciera que es imposible hablar de salvación
desde su dolor y muerte.

Es importante mencionar que el témino de “alienación sensorial” 2


concepto que Gazquez
apuntala en su escrito y que se refiere a un tipo de anestesiamiennto que afecta a las mujeres ante
el maltrato psicologico y físico de su victimario o ante la realidad de un hecho social o
comunitario, es producido por parte del patriarcalismo androcéntrico y misógino que predomina
en la cultura y que se ha encargado de realizar interpretaciones erradas de los textos bíblicos
desde su postura de superioridad ante la creación y la mujer. Desde esta vision patriarcal la mujer
es subordinada del hombre, en primer lugar “porque ella salió de la costilla del hombre” (Gen.
2:21-23), y en Segundo “porque por ella entró al pecado al mundo” (Gen. 2:12) en este sentido
ellas deben ser sometidas y controladas para evitar engañen y seduzcan hombre que representa la
cabeza del hogar.

El hombre entonces se apodera de la autoridad que cree es respaldada por la Biblia y toma la
posición de amo y cabeza de hogar, esta visión en muchos casos legitima abusos de poder en
contra de las mujeres y contra sus hijos. La hipótesis de Gasquez consiste entonces en sostener
que la violencia ejercida contra la mujer supone “un pacto entre iguales (dimensión que surge
del patriarcado como norma) que reviste carácter disciplinador para aquellos, aquí ellas, que
han quebrado la norma establecida al desplazarse de su posición de subordinación a un espacio

2
Ídem, p. 357

2
que no aparece contemplado en la jerarquización institucionalizada” (Gasquez, Astrolabio,
2014, p. 350) Si la mujer no se ofrece voluntariamente a esta subordinación y sometimiento
masculino es considera desobediente a la palabra de Dios y esta rebeldía vendrá acompañada de
una reacción y alección por parte de su victimario, esta alección incluye acciones disciplinarias
y castigos que muchas veces tambien puede terminar en feminicidios con consecuencias
devastadoras para sus hijos. De acuerdo a Gasquez “se trata del feminicidio como gesto
disciplinador destinado a mantener la dominación y el silencio y de la perpetuidad como lógica
que confunde naturaleza e historia, contingencia y eternidad”. (Gasquez, Astrolabio, 2014, p.
352) En este sentido, todas aquellas mujeres pertenecientes a la sociedad que en uno u otro
momento de su historia entran al grupo de las crucificadas por sus propios esposos o
novios, estas también sobreviven en una santidad primordial. Sumado a ellas tenemos a las
mujeres de Juarez, las mujeres de El salvador que sufrieron torturas, violaciones y muerte en la
década del los 70-80, las mujeres y madres salvadoreñas y latinoamericanas que actualmente
sobreviven ante los abusos de sus padres, parejas, religiosos y extraños, y la lista podía
aumentarse infinitamente con mujeres que estan expuestas en otros ámbitos a el abuso de su
dignidad y derechos mumanos, ejemplo de ello las trabajadoras sexuales, las trabajadoras
domésticas, las mujeres que venden en las calles, las migrantes, las indígenas, las negras, todas
ellas parte de lo que el mundo teologico se conoce como feminización de la pobreza.

3. El feminicidio y sus representaciones. El feminicidio Sexual


Monárrez Fragoso Julia, Elementos de análisis del feminicidio sexual sistémico en Ciudad
Juárez para su viabilidad jurídica)

La experiencia y estadísticas de feminicidios que se viven en Ciudad Juarez y otros puntos del
globo terrestre son innumerables, dicho fenómeno afecta también a El Salvador, según los
informes del Instituto de Medicina Legal, (IML), “entre enero y octubre 2017 se cometieron 398

3
feminicidios, uno cada 16 horas”3. Además la coordinadora del programa de violencia de
ORMUSA, Silvia Juárez describe que “la impunidad es uno de los elementos principales, en
estos casos” ella expresa que tanto homicidios y agresores quedan en la impunidad. Otro
informe presentado por el ISDEMU, indica que en el año hay 14,000 casos de violencia contra
las mujeres de los cuales 5,000 son abusos sexuales; cifras desconcertantes que ubican a la
nación como unos de los países con más tasas de feminicidios al año en el mundo.

Monárrez describe que el sexo y la violencia son normas del patriarcado, ella menciona que no
es que sean psicópatas sexuales4 como algunos jueces quieren verlo, si no que la violencia hacia
la mujer es un aspecto inminentemente patriarcal que va acompañado de misoniginia y
sexualidad sádica. (Monárrez Fragoso Julia, p. 6) agrega la autora que la construcción social de
la masculinidad ha sido la precursora de esta superioridad sobre otros en este caso sobre la
mujer. Ella señala el hecho de que estos ataques misoginicos del patriarcado van dirigidos en su
mayoría a mujeres generalmente de la misma clase social y con características similares, ejemplo
de ello es que la gran mayoría son jóvenes, morenas, estudiantes, obreras, niñas y
económicamente marginales. Sin duda el grupo identificado esta inmerso en la santidad
primordial por vivir en condiciones límites, algunas inmersas en guerras, en condiciones de
explotación laboral o abuso sexual. Desde su contexto de sufrimiento surge la santidad
primordial que las caracteriza por ser mujeres, por ser madres, por ser pobres y por querere
sobrevivir sobre todo por sus hijos.

Estos suscesos de violencia y de agresión feminicida no son una novedad en Latinoamerica,


desde la conquista e invasión las mujeres lo sufren. No podemos olvidar los miles de mujeres
indígenas que sufrieron ante la experiencia desgarradora y aberrante de las violaciones
multiples y muerte que sufren por causa de los españoles. Nadie velo por sus derechos como
seres humanos (porque no eran consideradas seres humanos), no hubo justicia para ellas, todo

3
Ormusa, Femininicidios en El Salvador 2010-2017
4 Cfr. El feminicidio y sus representaciones. El feminicidio Sexual Monárrez Fragoso Julia, Elementos de análisis del feminicidio
sexual sistémico en Ciudad Juárez para su viabilidad jurídica)

4
quedo en el silencio. Ahí también, en su contexto fue necesaria esta santidad primordial que
las animará a resistir, convivir y sobrevivir ante la adversidad a la cual estaban expuestas.

La realidad hoy en día es semejante, las mujeres siguen siendo víctimas de la agresión y de los
feminicidios de parte de los hombres y de igual manera el estado no es contuntente con la
prevención de este flagelo. Más indignante el el hecho de que el aparato judicial no aplica todo el
peso de la ley en los casos de violencia, agresión sexual y feminicidio que afectan a las mujeres.
Como menciona Monárrez “La falta de una política de justicia en la reparación del daño, tanto
por parte del gobierno federal como el gobierno estatal, ha dado pie a mayores divisiones y
enfrentamientos entre familiares de victimas”. (Monárrez Fragoso Julia, p. 16) Los derechos
humanos lamentablente son pisoteados tanto por los agresores, como por el estado en
colaboración del aparato judicial. Aquino propone una teología feminista de liberación que luche
en pro de la prevensión y los derechos humanos de las víctimas.

4. Asunto de salud y derechos humanos. La liberación para la justicia


(Aquino, Liberación de la violencia, p. 1 de 27

Aquino refiere que estamos liriando con “un complejo sistema piramidal de dominación que
opera a través de la violencia de la explotación económica y la subordinación vital” (Aquino, p.
164). Esto ante la falta de justicia de parte del estado y del aparato judicial y ante las expresiones
indiferentes del cristianismo hacia la violencia, agresión y feminicidio de parte de los hombres a
las mujeres. No obstante, a partir de intepretaciones de la teologia feminista de la liberación se
busca crear un nuevo panorama que reinvindique los derechos humanos de las mujeres ante la
iniquidad que enfrentan, según Aquino, “la teología feminista de la liberación es una práctica
teórico-crítica enfocada a contribuir, desde cosmovisiones y experiencias religiosas plurales, al
fortalecimiento de los movimientos sociales y religiosos que combaten la hegemonía de los
sistemas y relaciones kyriarcales para afirmar alternativas hacia sistemas y relaciones sociales
justas”. (Aquino, p.2) En este sentido, la teología feminista se enfrenta a dos desafíos culturales

5
en el camino hacia la liberación de las mujeres: primero la revalorización del cuerpo de la mujer
y Segundo la concientización para una kenosis del patriarcado.

El primer desafío es la revalorización del cuerpo de la mujer, para ellos debemos tomar en cuenta
que las prácticas sexistas y opresoras provocan una humanidad quebrantada y herida de las
mujeres en su identidad y sexualidad, ante esta realidad la teóloga feminista negra M. Shawn
Copeland Copeland propone la siguiente premisa como medio de concientización cristiana “si
los clamores de las víctimas son la voz de Dios, entonces los rostros de las víctimas son el rostro
de Dios, los cuerpos de las víctimas son el cuerpo de Dios”. (P.16). si hablamos del cuerpo de
las víctimas, debemos referirnos entonces a la postura de Theresa Denger que “califica al
individuo como sujeto y parte del cuerpo de Cristo”. Como sujeto el individuo presenta una
dignidad otorgada al momento de la creación, dignidad que a lo largo de la historia ha sido
pisoteada por parte de aquellos seres humanos que se consideran superiores. En este sentido es
fundamental que las reinterpretaciones Bíblicas que se realizan vayan en torno a devolver la
dignidad al cuerpo y a la sexualidad de la mujer.”5. Sabemos que la sexualidad ha sido una de
las mayores afrentas con las que la mujer ha tenido que lidiar, y sobre todo por que la sexualidad
es explotada y oprimida en tres sentidos, primero a través de la cosificación sexual en la
economía de mercado, segundo a través de la prostitución y tercero porque el cuerpo de la mujer
sufre ante la misoginia, marginación, desigualdad y violencia de parte de la cultura machista. Si
Retomamos el texto de Isabel Gómez Acebo, sobre la “Revalorización del cuerpo” podemos
decir que, indudablemente el planteamiento de la autora nos invita a cambiar la concepción que
se tiene sobre el cuerpo femenino, para Aquino “los mecanismos retórico religiosos para el
control del cuerpo y la sexualidad de las mujeres, han contribuido combinada y
simultáneamente al establecimiento de asimetrías e iniquidades que refuerzan al sistema global
hegemónico” agrega que, “La justificación de la violencia hacia las mujeres como mecanismo
de poder y sometimiento, también tiene arraigo en el componente religioso fundamentalista y
autoritario de ese Sistema” (Aquino, p. 13-14)

5
El concepto de» Cuerpo de Cristo «en Jon Sobrino leído desde la perspectiva feminista. (Theresa Denger). p. 1
6
Como segundo desafío se debe abogar por una Kénosis del patriarcado como lo plantea Radford
Ruether “La kenosis nos encamina a nueva humanidad… el anuncio de la nueva humanidad a
través de un estilo de vida que desautoriza los privilegios jerárquicos.”6. Las relecturas bíblicas
que dignifiquen a la mujer deberán estar enfocadas en concientizar hacia esta kenosis del
hombre. Esta kenosis fue necesaria en el siglo I con Jesús y es necesaria en el siglo XXI, porque
a pesar del progreso tecnológico, a pesar de las luchas de clases, luchas de género, a pesar de los
libres pensadores, a pesar de las teologías que invitan a una liberación nos encontramos
sumergidos en continuas experiencias de violencia y muerte en contra de las mujeres, es
necesaria la salvación de las crucificadas a partir de la liberación. Para Ignacio Ellacuría la
“liberación es... la justicia” él agrega que “Desde la perspectiva cristiana, no hay liberación sin
justicia, ni salvación sin liberación, porque la liberación es la manifestación histórica de la
salvación. (Ignacio Ellacuría, 1993. p. 15) por otra parte Servitje Montull indica que “la teología
feminista en todas sus manifestaciones es una teología crítica pues lo que quiere es descubrir las
injusticias contra las mujeres que existen en el mundo y en las iglesias y proponer una visión
alterna” (2011, p. 81). (p. 8) Sin duda la vision alterna que promueva la liberación y los
derechos humanos en beneficio de las mujeres agredidas psicológica y físicamente, con el fin de
que estos hechos no queden en el silencio o en una crucifixión primordial permanente.

Finalmente, después de este recorrido por algunas de las realidades que enfrentan las mujeres
ante el feminicidio nos corresponde dar respuesta a la pregunta inicial ¿Cómo podemos hablar
de la santidad primordial desde las mujeres víctimas de feminicidio? Sin duda que la
respuesta debe partir desde las experiencias, desde la falta de justicia y desde la falta de una
conversión y transformación del sistema kyriarcal. Hemos visto a lo largo de la lectura los
sufrimientos de ellas ante el abuso, violencia y muerte, hemos comprobado que aun inmersas en
una sociedad que no les hace justicia luchan por vivir, convivir y sobrevivir, generalmente no
solo por ellas mismas, sino porque entre sus brazos golpeados y heridos acobijan y protegen a
sus hijos frente al victimario que en su mayoría es el propio padre. Estas mujeres saben que a
pesar de estar crucificadas sus hijos esperan de ellas una salvación inmediata ante los gritos y

6
Radford Ruether, R. (1983). Sexism and God-talk: Toward a Feminist Theology. Londres. SCM Press.
7
golpes que viven cotidianamente. A estas mujeres, muchas de ellas condenadas a la muerte,
hacen hasta lo imposible para enfrentar a su abusador, confiando que Dios la acompaña, la
acepta y la ama. Que el mismo Dios está del lado del oprimido del que sufre y de ella. Que, así
como la mujer que unge los pies de Jesús toma la iniciativa, enfrenta el miedo, se arriesga para
llegar al Salvador (Lc. 7:36-50), ellas enfrentan a su abusador con el propósito de encontrar
liberación en su condición de desprecio, opresión y muerte a la cual el patriarcalismo las ha
sometido. ¡Ellas arrebatan la salvación y el Reino que se les había escondido!

Juntamente con ellas, las teologas de la teología feminista de la liberación deben comprometerse
para lograr juntas el objetivo de acompañar a estas mujeres que buscan la dignificación y la
liberación antes las garras del feminicidio, como dice Aquino ellas y nosotras, teólogas debemos
estar “impregnadas de valentía, profetismo, rebeldía y militancia…y así podamos también
movernos como una bandada de águilas furiosas, derribando muros. (Aquino, p. 19-20)

BIBLIOGRAFIA

- Ellacuría, Ignacio. 1993. “Liberación”. En Conceptos fundamentales del cristianismo, editado


por Casiano Floristán y Juan José Tamayo, pp. 690-710. Madrid: Trotta.

- Hacia una experiencia del horror: feminicidio y alienación sensorial como naturalización de la
barbarie. (Gasquez, Astrolabio, Número 13, 2014, Nueva Época)

- El feminicidio y sus representaciones. El feminicidio Sexual


Monárrez Fragoso Julia, Elementos de análisis del feminicidio sexual sistémico en Ciudad Juárez
para su viabilidad jurídica)
- Asunto de salud y derechos humanos. La liberación para la justicia
(Aquino, Liberación de la violencia, p. 1 de 27

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