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Tras la muerte de Fernando IV sube al trono su hijo Alfonso XI habiendo la necesidad de una tutoría
debido a la minoría de edad del nuevo rey, y por los intentos de asaltos al poder. Debido a ello se
forman dos facciones para la tutoría, una liderada por María de Molina y su hijo don Pedro, y otra
por don Juan y Juan Núñez de Lara.
Ahora el movimiento hermandino que había surgido en el anterior reinado, es utilizado por la nobleza
para sus objetivos políticos. En 1312 los concejos de León, Zamora, Benavente, Salamanca, Mansilla,
Alba de Tormes, Ledesma, Villalpanda, Olmeda, Granadilla, Sayago, Mayorga, y Astorga, forman una hermandad, y al
año siguiente las cinco primeras forman una nueva hermandad aliada con don Juan teniendo como objetivo la tutoría
del rey. Ese mismo año se convocan Cortes en Palencia para la elección del tutor, pero se realizan dos sesiones
paralelas, las del grupo de don Juan se reúnen en el convento de San Pablo y las de don Pedro en el de San Fco, el
primer grupo pone como tutor a don Juan y la crianza del rey a doña Constanza. Pero no se llega a ninguna solución.
Se agrava la situación en 1314 con el surgimiento de la Hermandad de Valladolid, formada por obispos y el arzobispo
de santiago para la defensa de los abusos, y además ese mismo año debido al Acuerdo de Palenzuelos, liderado por
María de Molina, se propone como tutores a don juan y don Pedro, con la custodia en María; tras ello Alfonso XI da
la orden de no abusar y hacer daño al clero. En las Cortes de Burgos de 1315 se ratifica lo acordado en
Palenzuelos, convirtiéndose las hermandades generales en una única formada por nobles y concejos la cual no
pretendía durar más de la minoría, al año siguiente en las Cortes de Carrión de los Condes instrumentada por la
Única Hermandad fue un intento de don Juan por ser tutor único , realizándose un examen en profundidad de la
situación de la Hacienda Real, y teniendo como límite la aprobación de un cuaderno de peticiones y acuerdos de la
Hermandad. en 1318 en las Cortes de Medina del Campo se confirma la hermandad general por última vez, estando en
acusada decadencia, el año siguiente morirán don Juan y don pedro en la ‘derrota de Elvira’, dentro de la Batalla del
Estrecho, quedando como tutora María de Molina surgiendo por ello nuevas intrigas que ocasionaron luchas
desembocando en la división de la hermandad y con ello la pérdida de cohesión; con la mayoría de edad de Alfonso XI
en 1325, se suprimen las hermandades en las Cortes de Valladolid, siendo ratificado en las de Madrid de 1329.