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EL EXTRACTIVISMO EN COLOMBIA, UN RETO PARA LA LEGISLACIÓN AMBIENTAL Y

SU APLICACIÓN

Por: Jácome Trujillo Ari Tatiana, Marín Ramírez Braina Alejandra, Palomino González Felipe.

La economía extractivista 

 El modelo extractivista es un proyecto económico que centra sus actividades, en


la generación de ingresos mediante la explotación de los recursos naturales como la minería o
desarrollo de cultivos que producen biocombustibles; el objetivo de esta actividad es generar
recursos públicos para hacer inversión social y productiva de un país. (Gudynas, 2011). 

A lo largo de este documento se abordará el reto de Colombia para


regular efectivamente su práctica extractivista, su correcta ejecución y consecuencias de este
modelo de desarrollo, además la necesidad interna de cumplir con los compromisos
adquiridos en pro de un desarrollo económico sostenible, capaz de responder a las
necesidades del país, con el fin de mejorar la calidad de vida de la población, fortaleciendo su
economía, pero primando la protección del medio ambiente y sus habitantes.  

El modelo económico extractivista en Colombia  

Colombia a lo largo de su historia ha venido desarrollando un modelo


económico basado fundamentalmente en la extracción de materias primas, minerales, metales
preciosos y casi todo lo que la misma riqueza natural nos puede ofrecer en nuestro
territorio, este tipo de política plantea diversos retos que afectan a toda la población en distintos
grados. Esto ha originado el retraso económico y de políticas públicas con respecto a las
exigencias que el mundo actual trae.  

Legislación ambiental en Colombia 
Uno de los retos de Colombia en materia medio ambiental es enfrentarse a la escaza
regulación efectiva que se tiene sobre la protección de este, la falta de interés estatal y de la
sociedad en general para hacer cumplir lo que está establecido. Como país que ha definido su
economía en un desarrollo extractivista, el contexto internacional nos obliga a reforzarla y a
aplicarla de manera eficaz y oportuna. 

La responsabilidad del cuidado del medio ambiente se encuentra asentado en artículos 


tales como el 79, 80, 95, 268, 277 de la Constitución Política (Const., 1991), y además se
encuentran respaldado por sentencias de la Corte constitucional, como las sentencias  T-
622/16, en la cual se declara el Rio Atrato y toda la naturaleza en general como sujeto
de derechos (Corte Constitucional, Sala sexta de Revisión, T-622/16, 2016). Y la
sentencia T-536/92 donde declara que el ambiente sano y ecológicamente equilibrado es un
derecho Constitucional fundamental, pues su violación atenta directamente contra la
perpetuación de la especie humana y, en consecuencia, con el derecho más fundamental del
hombre: la vida. (Corte Constitucional, Sala sexta de Revisión, T-536/92, 1992).

Si bien podemos observar que existe normatividad desde el aspecto constitucional hasta


de índole  jurisprudencial, donde se expresa que los derechos del medio ambiente deben
primar sobre intereses  económicos  particulares, el Estado Colombiano
tiene grandes dificultades para tener directrices y criterios unificados entre el legislativo y la
rama judicial pues en muchos casos se ha observado una saturación de normas
y sentencias que lo único que ocasiona son dificultades para aplicarlas e imprecisiones que
conllevan a que no se acate lo dispuesto. 

Esto deja en evidencia la debilidad estatal para ejercer verdadero control ya sea por falta
de recursos, disposición o porque el interés del gobierno de turno esté plenamente alineado
con el proyecto o la actividad que este generando impactos en el medio ambiente. 

Un ejemplo de esto es lo expuesto por el abogado César Rodríguez de la


organización Dejusticia, quien fue el representante legal de la demanda presentada en abril de
2018 en la cual la Corte Suprema de Justicia (CSJ) declaró la Amazonia Colombiana como
sujeto de derechos y ordenó la protección inmediata de la misma (Corte Suprema de Justicia,
Sala de casación civil, STC 4360-2018, 2018). 

En una entrevista con el diario El Tiempo Rodríguez (2019), celebra la decisión de


la CSJ, pero muestra preocupación por lo que él llama falta de voluntad política e inacción de
algunos funcionarios y entidades para que esta decisión pase de ser una decisión simbólica a
una acción de defensa real por parte de las instituciones. 

El escenario anteriormente planteado, se reitera en la gran mayoría de decisiones


judiciales que se han tomado para propender por el cuidado del medio ambiente, con el
agravante de que estas sentencias generalmente no son dictadas por jueces especializados
en medio ambiente y se genera un vacío tanto argumentativo como técnico, pues no se puede
profundizar en muchos aspectos puntuales que atiendan las problemáticas específicas de cada
espacio ambiental en conflicto.  

En la actualidad se refleja la disyuntiva entre el deseo de las autoridades y


las poblaciones locales y su autonomía, que se ve enfrentada a los intereses del Gobierno
Nacional, quien llega a imponerlos sin antes buscar una concertación con las comunidades ni
los gobiernos locales, tal como se expresa en el siguiente extracto: 

El Gobierno Nacional, por medio del PND 2018-2022, busca resolver la tensión a su


favor inmiscuyéndose en las competencias de los entes territoriales, a través de dos
estrategias: en primer lugar, con la inclusión de la variable minero-energética en los
Planes de Ordenamiento Territorial (POT), y, en segundo lugar, con la firma de 300
acuerdos municipales que avalen la explotación minero-energética.  Ambas propuestas
van en contravía de la Constitución colombiana y de la jurisprudencia de la Corte
Constitucional, pues aún no se ha llevado a cabo el proceso de concertación para
reglamentar el uso de los recursos del subsuelo. “Incluir” y no “discutir” la variable
minero-energética en los POT es una afrenta a la autonomía de los entes territoriales y
una omisión de los llamados de las altas cortes a concertar el modelo extractivo. (Díaz,
2019, párr. 3-4). 

Consecuencias 

  Si bien los proyectos que se realizan en aras de la extracción de recursos atraen un


gran capital de inversión extranjera, se ha demostrado como en la mayoría de las veces, los
daños colaterales son el empobrecimiento de las comunidades que se encuentran en las
zonas aledañas y el grave impacto ambiental que allí se genera, esto supone un desequilibrio
en la economía de la población y del Estado mismo, puesto que las riquezas están siendo
entregadas a terceros y la compensación económica que se recibe, de ninguna manera
alcanza a reparar el daño ambiental, cultural y social que se genera con el beneplácito
del Estado y la poca injerencia de la sociedad en todos y cada uno de estos problemas. 

Según Ross (2003) citado por Rodríguez, C. Rodríguez, D. & Duran (2017,
p. 20) existe un vínculo entre las economías dependientes de la extracción de recursos
naturales y la fragilidad política que este modelo económico genera. Esta relación se
conoce como “la maldición de los recursos”, e indica que la dependencia de dichos
recursos por parte del Estado puede generar pobreza, desempleo, corrupción,
distanciamiento del Gobierno de las necesidades de los ciudadanos y propiciar, por
estas razones, el surgimiento de conflictos armados. 

Incluso la lucha por el control de estos territorios trae consigo el desequilibrio social,
como sucede en territorios generalmente de la periferia del país, donde la riqueza natural es
mayor, al igual que la presencia de grupos al margen de la ley. 

Sostienen Massé y Camargo (2012)  “el 80% de las violaciones de los derechos
humanos que han ocurrido en Colombia en los últimos diez años, se produjeron en regiones
minero-energéticas y el 87% de las personas desplazadas proceden de estos lugares” (p. 4). 
Estos datos evidencian la obligación del gobierno frente a sus habitantes en pro de
mejorar su calidad de vida y el medio ambiente y de buscar soluciones oportunas, ya que todas
las consecuencias siempre tienen como víctima directa los pobladores aledaños a estos
proyectos.

Conclusiones

Es deber de la sociedad contemporánea exigir al gobierno, un enfoque diferente al


desarrollo económico; la historia interna y experiencias de otras naciones, demuestran cómo
se puede afectar el crecimiento de un país, cuando se limita en gran parte a subsistir de
recursos naturales no renovables, además de todos los problemas y consecuencias
ambientales, sociales, culturales, políticos y económicos, que acarrea la extracción y el
uso de estos recursos.

Es momento que los gobiernos dejen de auspiciar proyectos extractivos, favoreciendo
a unos pocos y dé vuelco a las políticas extractivas por una producción sostenible de acuerdo
con las necesidades propias del país. 

Se evidencia la necesidad de que la norma escrita pase a una coherente y muy


necesaria aplicación material, desde el fortalecimiento de sus instituciones, pasando por un
contundente control del ejecutivo, el gobierno debe priorizar las necesidades públicas por
encima del privado, tal como lo determina la legislación.

La necesidad de buscar soluciones alternativas al desarrollo económico y de


la población, debe llevar el interés colectivo a una economía sostenible, a un país que
propenda porque sus funciones estén encaminadas a la conservación de su riqueza natural, la
cual es inexistente en muchos lugares del resto del mundo; es este lugar de privilegio al que
debemos entender para tomar conciencia, para así avanzar, generar real riqueza y afrontar los
desafíos y necesidades que el mundo actual nos exige.
REFERENCIAS 

Constitución política de Colombia [Const.] (1991) 8va Ed. Legis. 

Corte Constitucional, Sala sexta de revisión. (10, noviembre, 2016). Sentencia   T-622/16. [MP
Jorge Palacio] Recuperado de https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2016/t-
622-16.htm 

Corte Constitucional, Sala sexta de revisión. (23, septiembre, 1992). Sentencia   T-536/92.


[MP Simón Rodríguez] Recuperado
de https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1992/T-536-92.htm

Corte Suprema de Justicia, Sala de casación civil. (5, abril, 2018). Sentencia STC4360-
2018 [MP Luis Tolosa] Recuperado
de http://www.cortesuprema.gov.co/corte/index.php/2018/04/05/corte-suprema-ordena-
proteccion-inmediata-de-la-amazonia-colombiana/ 

Diaz K. (05 de junio de 2019). Extractivismo a la brava en el plan nacional de desarrollo del


gobierno de Duque. Recuperado
de https://sostenibilidad.semana.com/impacto/articulo/extractivismo-a-la-brava-en-el-
plan-nacional-de-desarrollo-del-gobierno-de-duque/44087 

Gudynas, E. (semana del 4 al 10 de noviembre de 2011).  El modelo “extractivista” en Colombia
– Entrevista a Eduardo Gudynas por Alexandra Mora. Viva la Ciudadanía. Recuperado
de http://viva.org.co/cajavirtual/svc0279/articulo17.html 

Massé, F., & Camargo, J. (2012). Actores armados ilegales y sector extractivo en Colombia. V
Informe 2012. Recuperado de http://www.catedras-
bogota.unal.edu.co/catedras/gaitan/2016-
I/gaitan_2016_I/docs/lecturas/s12/fmasse.pdf 

Rodríguez, C. (05 de abril de 2019). No se han cumplido las órdenes para frenar la
deforestación en la Amazonia - Entrevista a Rodríguez, C. por Pardo, T. El
tiempo. Recuperado de https://www.eltiempo.com/vida/medio-ambiente/no-se-han-
cumplido-las-ordenes-para-frenar-la-deforestacion-en-la-amazonia-colombiana-
346000 

Rodríguez, C.,Rodríguez, D. & Duran, H. (2017). La Paz Ambiental Retos Y Propuestas para
el posacuerdo. Recuperado de https://www.dejusticia.org/wp-
content/uploads/2017/04/fi_name_recurso_924.pdf 

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