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Integrantes:
● Giron Ayma, Elizabeth
● Flores Vilavila, Najhely Iris
● Huaman Gonzales,Lizet Valery
● Gonzales Quispe, Ivan Edgar
● Espinoza Rosas, Alexandra Ximena
Arequipa 18 de agosto,2022
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INTRODUCCIÓN
Los conflictos se presentan en una gama de diversas dimensiones según los actores
involucrados, el volumen de inversión, la presencia o ausencia del Estado y de los mecanismos
legales, políticos, administrativos y jurisdiccionales para gestionarlos adecuadamente. Las
poblaciones locales reclaman que los efectos negativos de la minería en sus actividades
agropecuarias se oponen mediante diversos mecanismos de protesta que involucran marchas,
paros, bloqueos de carreteras, entre otros (Arellano, 2011) Los espacios de diálogo y concertación
que ha venido promoviendo el estado están siendo desconocidos al sentir la población ya que no
aportan soluciones sino largos tiempos de espera.
Lograr un balance entre los beneficios y los costos económicos, financieros y socio
ambientales que genera la minería es el gran desafío para lograr que esta industria logre un
desarrollo sustentable.
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DESARROLLO
En los últimos años, la economía peruana viene mostrando un alto crecimiento económico
impulsado principalmente por la inversión privada y en particular por la expansión de la industria
minera. La expansión de las industrias mineras en los últimos años ha generado a su vez diversos
escenarios de conflicto, relacionados principalmente con el temor por la afectación de recursos
naturales como el agua y la tierra. Desde el año 2004, la Defensoría del Pueblo publica
mensualmente un reporte de conflictos sociales. Desde que la Defensoría del Pueblo empezó a
reportar los conflictos sociales, los tipos de conflictos se fueron ampliando. No eran sólo conflictos
entre las poblaciones y las entidades públicas sino también aparecen los conflictos ambientales,
conflictos relacionados al cultivo de coca y por violencia política. Pero los de tipo socio ambiental
(la Defensoría lo denomina solo “Conflictos Ambientales”) (Untitled, n.d.)
El principal motivo de los conflictos relacionados con la minería es la percepción y temor
de las poblaciones a la contaminación de sus recursos (fundamentalmente el agua y la tierra). En
muchos lugares donde se asientan los proyectos mineros, la actividad económica de la población
local depende principalmente de la explotación de la tierra (agricultura y ganadería), donde el uso
del agua es fundamental. La tierra representa para las poblaciones rurales no solo un medio de
producción sino también de vinculación con el espacio y con otros actores, pues además de proveer
insumos para la producción y el consumo es un lugar para vivir y para socializar con otros.
En los últimos años la presencia de proyectos mineros —y también de proyectos
hidrocarburíferos— ha generado diversos conflictos, principalmente “la superposición de derechos
entre el propietario del predio y el concesionario es una fuente potencial de conflictos” (Gamarra
2006: 137). Cuando se otorga la concesión, esta puede superponerse sobre un terreno privado y en
este caso, la empresa tiene que negociar para tener acceso a dicho terreno y usufructuar lo que está
en el suelo. El derecho de servidumbre prácticamente obliga a hacer la transacción, ya que según
la ley se da preferencia al titular de la concesión sobre el uso de la tierra (Glave 2002). Además,
la servidumbre minera impone a las comunidades y a la empresa llegar a un acuerdo sobre el valor
de las tierras. En caso que las comunidades no acepten negociar, por diversos motivos, se inicia el
proceso de servidumbre, cuestión que las comunidades rechazan firmemente pues sienten sus
derechos vulnerados.
Debemos de considerar que la minería es uno de los pilares del desarrollo económico en
América latina y más principalmente en el Perú ya que su economía depende principalmente
teniendo en cuenta que la participación del sector minero en el PBI es de 8.7%. Es decir, el aporte
de la minería en recaudación es más que proporcional a su producción”
La actividad minera ha sido uno de los principales motores de desarrollo para nuestro país
durante la última década. Este sector no solo ha generado empleos directos e indirectos, sino que
ha impulsado la inversión, nuestro comercio con el mundo y ha generado recursos a través de
impuestos, canon y regalías, los cuales han sido redistribuidos en el interior del país.
De acuerdo con el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), en 2020, el producto bruto
interno (PBI) minero sumó un valor total de S/ 42,663 millones, lo que significó una caída del
13.8% con respecto a 2019. A pesar de ello, como se observa en el gráfico, esta actividad
representó el 9% del PBI este año. Cabe mencionar que, entre 2010 y 2020, en promedio, la minería
ha representado el 8.7% del PIB. Asimismo, la minería metálica entre 2010 y 2020 tuvo un
crecimiento acumulado del 25.7% (COMEX-PERÚ, 2021).
Esas causas siguen tan vigentes hoy como en 2007. Sin embargo, las autoridades parecen
ignorar tal situación y, por mencionar sólo algunos factores, el temor justificado de la población y
la desconfianza en el Estado se siguen agudizando
Pero toda causa trae consecuencias negativas y a veces positivas en este veremos algunos
impactos que trae dichos conflictos mineros
Quilish y el riesgo que corren proyectos como Río Blanco, Conga, la Zanja, Tantahuatay,
Pachamanca, genera la postergación en el calendario de inversiones, pérdida de
oportunidad en la generación de trabajo en la región, postergación de un mayor ingreso por
canon para la región y tributación para el país y postergación de proyectos de desarrollo
sostenible para las comunidades y centros poblados de la zona rural y las ciudades. s
(DEFENSORÍA DEL PUEBLO, n.d.).
● Impactos sociales expresados, fundamentalmente, en un detrimento de las relaciones entre
diversos sectores de la población. En la actividad minera, por ejemplo, diversos grupos al
interior de las comunidades están divididos en lo que la población denomina grupos “pro
mina” y “anti mina”, lo que implica un resquebrajamiento de las relaciones cotidianas y la
fragmentación de la sociedad. No obstante, esta polarización, existen sectores
significativos de la población que están de acuerdo con la ejecución de proyectos mineros
o hidrocarburíferos, pero a condición de que se haga con responsabilidad, compartiendo
los beneficios y dentro de la ley. Asimismo, se produce un debilitamiento de la cultura del
diálogo entre los ciudadanos, las empresas y el Estado, refiriéndose a las acciones de
violencia. s (DEFENSORÍA DEL PUEBLO, n.d.).
● Impactos políticos expresados en el debilitamiento de las autoridades regionales y locales
en su capacidad para incidir en la gestión y transformación de los conflictos. La demanda
de la población de exigir “Comisiones de Alto Nivel” está impidiendo la consolidación de
la institucionalidad estatal intermedia, debido a que la población exige la intervención de
las instancias nacionales centralizadas como la Presidencia del Consejo de Ministros
(DEFENSORÍA DEL PUEBLO, n.d.).
Estos son algunos de los beneficios que lamentablemente no muchas veces se ven
por la minería informal, la corrupción y las malas coordinaciones ya que tienes
beneficios como peligros los cuales son
parte del país todavía no se encuentra integrada a las redes de servicios y los vínculos con
el Estado son precarios y esporádicos. Por lo tanto, muchas poblaciones aún no cuentan con las
formas de organización que se crean en otros lugares en torno a la relación con el Estado; por
ejemplo, club de madres, asociaciones de padres de familia, juntas de usuarios de riego, etc.
(COMEX-PERU, 2021)
Un actor social que tiene presencia nacional son las iglesias. La presencia de la Igle
(Minería Y Conflicto Social, 2009) (Minería Y Conflicto Social, 2009) si católica, suele facilitar
una vinculación con actores sociales externos ya que sus miembros son parte de una estructura
jerárquica global, y de organizaciones que trascienden el espacio local (congregaciones). Situación
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distinta es la que existe cuando se trata de iglesias evangélicas. Estas son autónomas, con una
estructura muy simple, el Pastor y la feligresía. En las zonas rurales del país, la presencia de las
iglesias evangélicas es cada vez mayor.
Además, la relación con organizaciones campesinas regionales o nacionales es muy débil,
principalmente, por la crisis que vienen experimentando desde hace ya varios años, lo que no les
permite una articulación clara de las demandas.
Por lo tanto, en zonas rurales de gran altitud, la empresa minera se suele relacionar con
comunidades que están organizadas en función de la gestión compartida y vertical del territorio y
regulan sus relaciones con el derecho consuetudinario.
Si una o varias de estas comunidades se resisten al proyecto minero, lo primero que suelen
hacer es buscar relacionarse con el Estado y hacer valer sus derechos sobre la tierra. Generalmente,
trasladan a los miembros de su junta directiva a la ciudad más cercana y finalmente a la capital del
país, por el nivel de centralismo en las decisiones. Estos intentos suelen ser extremadamente
difíciles para las comunidades debido a que desconocen la estructura del Estado y sus
competencias. Aprovechan también para pedir el apoyo de las organizaciones sociales de
campesinos de nivel regional y nacional y vincularse también a organismos no gubernamentales
(ONG), como ha ocurrido en varios conflictos en la última década.
Un primer intento del lado de las comunidades es revertir las concesiones o derechos
mineros que el Estado peruano otorga a las empresas, algo que es casi imposible. Otro momento,
en los que las comunidades solas o articuladas
Por otro lado, las empresas mineras y los gobiernos, especialmente los gobiernos locales,
han mostrado algunas lagunas en el manejo político de los recursos obtenidos de la minería.
Actualmente se desarrollan varios proyectos mineros con un alto grado de conflictividad,
por el impacto en el entorno social que crearon retraso o pausa, las actividades de la empresa,
debido a la disputa, pueden afectar la solvencia y cumplir con las obligaciones de la deuda puede
implicar riesgos financieros significativos, también afecta la reputación de la empresa. Además,
algunas compañías han notado disminuciones significativas en su trabajo, no tiene efectos en el
mercado de capitales en el que ocurre el proyecto, pero también en el país. Controlar o evitar
conflictos sociales aparecieron en la industria de explotación como una prioridad si las compañías
de explotación quieren hacer un seguimiento. La cartera estimada del proyecto. Durante mucho
tiempo se ha preferido la gran minería debido a los altos precios
A partir de materias primas desde 2003, sin embargo, comienza el mismo camino mostrar
una dirección diferente. A la luz de lo anterior y del creciente incremento de los costes,
especialmente económicos y en términos financieros, las ganancias de los mineros empiezan a ser
más limitadas. lo que tenía antes, destacan en la noticia las continuas valoraciones que hacen las
empresas. Decide si mantiene o amplía sus inversiones en los tres países del estudio gestionar los
ingresos generados por la industria minera a través de una buena gobernanza una tarea prioritaria
de los gobiernos de Colombia, México y Perú, para que puedan lograrlo maximizar al máximo los
recursos derivados de la explotación de los recursos no renovables traer prosperidad a todas las
naciones, el estudio se divide en tres capítulos. En primer lugar, analice los efectos problemas
socioeconómicos generados por la industria minera en casos específicos de Colombia, México y
Perú. El segundo capítulo presenta y analiza las principales causas de los conflictos y problemas
ambientales y sociales ocasionados por la minería en los tres países de estudio. En el tercer capítulo
muchos de los costos económicos, financieros, ambientales y sociales observados son analizados
y evaluados. El potencial ha surgido en el desarrollo de algunos proyectos mineros. finalmente
aparecieron algunas conclusiones y reflexiones sobre el impacto de los conflictos ambientales y
sociales en actividades mineras y la importancia de controlarlas y/o evitarlas en el futuro cercano
El gran problema al que se enfrenta cualquier país que mantenga actividades mineras es el
de preservar su medio ambiente. Debido a las sustancias químicas contaminantes que resultan
como residuos en varias actividades mineras, los ecosistemas en muchas regiones se han visto
afectados. Muchos trabajos de exploración y explotación han causado daños, en muchos casos
irreversibles, en zonas de manantiales, acuíferos, ríos, lagunas, entre otras. En los últimos años, a
raíz del boom en el precio de las materias primas, las ganancias económicas que ha generado la
minería han sido extraordinarias, pero observando los casos de impacto ambiental expuestos por
el OCMAL, el daño ambiental también ha sido alto. En la mayoría de los proyectos mineros que
se desarrollan en los tres países en estudio, la principal preocupación de las comunidades afectadas
ha sido los impactos ambientales existentes y potenciales. Al analizar los conflictos mineros en
Colombia, México y Perú expuestos por el OCMAL se confirma que el impacto ambiental ha sido
una de las principales causas de conflictos. Las mineras se han establecido frecuentemente en
zonas de extrema pobreza y junto a comunidades donde la agricultura, la pesca y la ganadería han
sido la principal fuente de recursos por décadas. La industria minera requiere de cantidades
extraordinarias de agua por lo que muchas comunidades han sufrido la escasez de este recurso no
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sólo para desarrollar sus actividades económicas sino también para satisfacer sus necesidades
básicas de agua potable. Lo anterior ha generado un gran descontento entre la gente por las
precarias situaciones en que viven. También se muestran casos en que las poblaciones disponen
de agua, pero con elementos tóxicos. Las fuentes de contaminación se han dado principalmente de
dos formas: cuando accidental o deliberadamente se liberan residuos de sus operaciones hacia
cuencas, ríos, lagunas, napas subterráneas etc., es decir hacia las fuentes de los recursos hídricos
y cuando las compañías mineras transportan los residuos tóxicos. Como resultado de la liberación
de restos mineros, así como del transporte de forma inadecuada, muchas comunidades han estado
expuestas a metales pesados (cianuro, plomo, cadmio, arsénico, mercurio, fierro, manganeso,
selenio, entre otros) con sus respectivas consecuencias para la salud. (Naciones Unidas, 2013)
Los costos que han surgido producto de los conflictos durante el desarrollo de los proyectos
mineros han sido principalmente de tipo económicos, financieros y quizá los más sensibles, los
sociales y ambientales, con sus efectos para la salud. Como lo señala (Yupari, 2003), la actividad
minera se ha desarrollado en América Latina por siglos, generando diversos tipos de residuos. Las
viejas prácticas mineras y el manejo inadecuado de los residuos, así como la falta de normas
precisas que regulen el cierre de minas ha permitido la acumulación de pasivos ambientales
mineros a lo largo de extensas áreas, provocando la contaminación de recursos naturales que han
puesto en riesgo la salud pública. El término “pasivo ambiental minero” (PAM) ha generado una
discusión a nivel internacional sobre la terminología apropiada, pero en general se refiere a los
impactos generados por las operaciones
mineras abandonadas con o sin dueño u operador identificables y en donde no se haya
realizado un
cierre de minas regulado y certificado por la autoridad correspondiente (Yupari, 2003). Los
impactos ambientales que no han sido remediados y representan un riesgo para la salud, el
ambiente o el patrimonio son los que se consideran Pasivos Ambientales (Arango, 2011). El riesgo,
definido por Chaparro y Oblasser (2008), es “la combinación de la probabilidad de ocurrencia de
un evento y la magnitud de su consecuencia. Un riesgo de menor magnitud es un evento con una
probabilidad baja de ocurrencia y consecuencias despreciables, mientras que un riesgo de mayor
magnitud tiene una alta probabilidad de ocurrencia y una consecuencia catastrófica. El riesgo de
un tranque de relave con una alta probabilidad de falla de talud por inestabilidad física depende
por lo tanto de la magnitud de la consecuencia de la posible falla. Por esta razón, es importante no
considerar solamente el riesgo en si como elemento de definición de los PAM, sino también la
magnitud del riesgo”.
Cada país define sus PAM’s de diferente manera, pero si hay algo en lo que coinciden
Colombia, México y Perú es el hecho que al evaluar un PAM, de presentar un alto riesgo
de salud, ambiental o de patrimonio, los gobiernos actúan de forma inmediata para remediarlos,
no importando el responsable del pasivo. De acuerdo a Arango (2011), en Colombia existen
muchas áreas mineras que fueron abandonadas sin el control efectivo por causas como la minería
ilegal e informal, además de la falta de seguimiento y control de las autoridades competentes.
Todos los pasivos que fueron abandonados o cerrados antes de la
ley de cierre de minas son susceptibles de ser PAM. Yupari (2003) complementa lo anterior
señalando que “la pequeña minería del carbón presenta atraso y obsolescencia, pues la actividad
se realiza sin estudios previos, sin tecnología apropiada, ni asesoría técnica adecuada. Estas
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condiciones propician el uso inadecuado de los recursos mineros, la contaminación de las aguas,
la severidad de los procesos erosivos, la destrucción de la fauna y flora y afectación de los
ecosistemas en general”. Actualmente, aunque el gobierno de Colombia ha expuesto su interés en
identificar los pasivos ambientales, aún no se conoce el número preciso de pasivos ambientales.
En el 2009 el Ministerio de Minas y Energía de Colombia contrató a una consultoría para
implementar una metodología de identificación, valoración y gestión de pasivos ambientales en
dos subsectores piloto como el del oro y el
carbón. Hasta la fecha no hay información disponible de los resultados obtenidos.
En México, de acuerdo a la definición de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales (SEMARNAT) se consideran PAM’s aquellos sitios contaminados por la liberación de
materiales o residuos peligrosos, que no fueron remediados oportunamente para impedir la
dispersión de contaminantes, pero que implican una obligación de remediación. En esta definición
incluyen la contaminación generada por una emergencia que tenga efectos a largo plazo sobre el
medio ambiente.
De existir un responsable por los daños, la Ley General para la Prevención y Gestión
Integral de Residuos (LGPGIR) aplica el principio de “el que contamina paga” en seguimiento de
las disposiciones de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente
(LGEEPA) y las disposiciones de la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de
Residuos. (Naciones Unidas, 2013).
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CONCLUSIÓN
Las principales causas de conflictos han estado asociadas a los impactos ambientales, a los
problemas territoriales, vinculados en muchos casos de consulta previa e informada, a la violación
de los derechos humanos, a una falta de políticas y la lucha por obtener mayores beneficios tanto
entre las comunidades y la empresa como entre los niveles local y central de los gobiernos.
Sin embargo, existen temores, especialmente el impacto al recurso hídrico que hacen que la
población entable una relación conflictiva con las mineras que desean explotar su territorio. Esto
ha generado que las empresas mineras diseñen una serie de mecanismos para acercarse a la
comunidad. Por otro lado, la población en contra se ha organizado en movimientos sociales, A su
vez, los conflictos entre el gobierno central y las autoridades locales se han originado por la
repartición de los ingresos tributarios provenientes de las actividades mineras Junto con el
acrecentamiento de los conflictos socio ambientales, los costos económicos, financieros,
ambientales y sociales para los tres actores involucrados también se han visto incrementados, lo
que ha generado, en algunos casos, el paro temporal o incluso la cancelación de algunos proyectos
mineros en el país . Un proyecto de industrias extractivas supone muchas veces un cambio
productivo, impacto ambiental y social. Aquí es importante que son procesos y entender la
dinámica, creando reglas claras que amparen derechos y cautelen preocupaciones ambientales y
sociales en todas las etapas del proceso de otorgamiento del derecho, exploración, explotación y
finalización de actividades.
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REFERENCIAS
COMEXPERU. (2021, Octubre 1). Sociedad de Comercio Exterior del Perú. Comex
Perú - Sociedad de Comercio Exterior del Perú. https://www.comexperu.org.pe/articulo/un-pais-
minero-con-inversion-minera-estancada-que-nos-espera
Miryam Saade Hazin Naciones Unidas.( n.d). (2013, septiembre). Desarrollo minero y
conflictos socio ambientales Los casos de Colombia, México y el Perú.
https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/5369/LCL3706_es.pdf
MINERÍA Y CONFLICTO SOCIAL - Revista Argumentos - Revista Argumentos, 2009)
Referencies. MINERÍA Y CONFLICTO SOCIAL - Revista Argumentos - Revista
Argumentos (iep.org.pe)
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