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Fernando de Rojas, La Celestina

Versiones | Autoría | Argumento | Estructura | Personajes | Género de La Celestina | Intencionalidad y sentido


| Lengua y estilo | Influencia
Fernando de Rojas - La Celestina: Análisis literario | Resumen | Edición digital (Biblioteca Virtual)

El siglo XV se cierra con la aparición de una de las obras cumbre de nuestra literatura: La Celestina. Es una
época en que el humanismo ya está en plena vigencia, lo cual también influye en la obra de Fernando de
Rojas. De Italia han llegado nuevas ideas, la nueva estética que luego se plasmará definitivamente en la
época del emperador.

Versiones

La Celestina es una obra que desde su aparición ha planteado varios y difíciles problemas en torno a la
composición del libro, sobre el autor y la extensión de la misma, ninguno de los cuales puede tenerse todavía
por resuelto. La obra nos ha llegado en dos versiones: la primera, titulada Comedia de Calisto y Melibea , de
dieciséis actos; y una segunda, Tragicomedia de Calisto y Melibea , en veintiuno. Las primeras ediciones,
hasta que La Celestina adquiere su forma definitiva de veintiún actos, se concretan en tres estados bien
definidos. Al primero corresponde la edición, considerada como princeps, impresa, al parecer, en Burgos por
Fadrique de Basilea en 1499, de la cual se conoce un ejemplar único, falto de hojas al principio y al fin; carece
de título y comienza con el argumento del Acto I. En esta versión de la obra todavía no se da noticia del autor.

El segundo estado lo constituyen las ediciones de 1500 (Toledo) y de 1501 (Sevilla) - conservadas también en
ejemplares únicos -, las cuales contienen una Carta de "El autor a un su amigo" once octavas acrósticas de
arte mayor, el argumento de la obra, los dieciséis actos con sus argumentos, y unas coplas del corrector
Alonso de Proaza, que explican cómo debe leerse el acróstico y dan el lugar y la fecha de impresión.

El tercer estado lo representan las cinco ediciones de 1502 - Salamanca, Toledo y tres de Sevilla -, las cuales
llevan ya el nombre definitivo de Tragicomedia de Calisto y Melibea y de la puta vieja Celestina : en todas
ellas se añade un prólogo después de las octavas acrósticas y otras tres octavas antes de las coplas de
Proaza, se intercalan algunos nuevos pasajes y se suprimen otros y se agregan - con el nombre de Tratado
de Centurio - cinco actos más, pero no al final sino a continuación del XIV, con lo que los actos XV y XVI
pasan a ser el XX y el XXI. En la edición de Toledo de 1926 apareció un nuevo acto, llamado "el de Traso" ,
intercalado como número XXI, epílogo tardío del cual se prescinde generalmente por su falta de calidad
literaria.

Autoría

El libro de La Celestina , tal y como hoy lo conocemos, contiene una carta de "el autor a un su amigo", once
octavas acrósticas, un prólogo, la obra propiamente dicha, compuesta por el Argumento y los veintiún actos
con sus argumentos, tres octavas explicando el propósito de la obra y, finalmente, las coplas del corrector
Alonso de Proaza en las que explica cómo han de leerse los dichos versos acrósticos. éstos, al unir la primera
letra de cada uno, dicen: <<El bachiller Fernando de Rojas acabó la Comedia de Calisto y Melibea e fue
nascido en la Puebla de Montalbán>>. En la carta "a un su amigo" se dice que, habiendo encontrado el primer
acto, "viendo no sólo ser dulce en su principal historia o ficción toda junta, pero aun de algunas sus
particularidades salían deleitables fuentecillas de filosofía [...] se detuvo en continuarla quince días" . Estas
palabras plantean varios problemas: ¿Fueron dos o uno los autores? Si hubo dos, ¿quién fue el del primer
acto? ¿Quién fue Fernando de Rojas?

Si bien la crítica del siglo XIX se inclinó rotundamente por la unidad del autor, opinión consagrada por la
autoridad de Menéndez y Pelayo, hoy los eruditos son partidarios de los dos autores que las palabras de
Rojas afirman. El primer acto es, por lo tanto, anónimo. La atribución de su autoría a Cota o a Mena está hoy
generalmente descartada.

De FERNANDO DE ROJAS se puede afirmar que era bachiller en leyes. Nacido en la Puebla de Montalbán
(Toledo) hacia 1475, poseyó una importante biblioteca. Estudió en la Universidad de Salamanca, donde la
tradición clásica siempre tuvo una enorme acogida. En 1517 se estableció en Talavera de la Reina (Toledo),
donde ejerció por breve tiempo el cargo de Alcalde Mayor. Era judío converso. La ascendencia judía de Rojas
está probada por el proceso contra Álvaro de Montalbán; éste, acusado de judaizante nombró "por su letrado
al bachiller Fernando de Rojas, su yerno, vecino de Talavera, que es converso" , pero la Inquisición lo rechazó
diciendo que no había lugar y le pidió que nombrara a otra persona "syn sospecha" . Rojas otorgó testamento
en Talavera el 3 de abril de 1541 y debió de morir casi inmediatamente, ya que su mujer comienza el

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inventario de sus bienes el día 8 del mismo mes. Fue enterrado en la "yglesia del monesterio de la Madre de
Dios" en Talavera, de cuya Congregación era miembro. Sus restos fueron localizados en marzo de 1936 en la
pequeña iglesia de dicho monasterio, y exhumados en marzo de 1968.

Argumento

Calisto, un joven noble apuesto y de preclaro ingenio, penetra persiguiendo a un halcón en la huerta donde se
halla a Melibea, de quien queda profundamente enamorado. Ante el rechazo de ésta y aconsejado por su
criado Sempronio, decide encomendar su cuidado a Celestina, para lograr por medio de ella el amor de
Melibea. La alcahueta consigue mediante artimañas que Melibea se enamore de Calisto. Los criados de éste
intentan explotar un beneficio propio la pasión de su amo: que había prometido una cadena de oro a Celestina
si lograba entre todos enamorar a Melibea. Cuando esto sucede, los criados reclaman su parte y ante la
negativa de Celestina, la matan. Son apresados y ejecutados por la justicia, de lo que Calisto tiene noticia al
día siguiente. Concierta una entrevista una entrevista nocturna con Melibea; sube por una escalera de cuerda
y cuando va a bajar para marcharse, se rompe la escalera y Calisto se mata. Ante la muerte de su amado,
Melibea sube a una torre y se arroja desde ella tras declarar las causas del suicidio a su padre. Termina la
obra con el llanto y unas reflexiones morales de Pleberio, padre de Melibea.

Estructura

Lo sorprendente es que una historia en apariencia tan simple, que podría haber sido la de una novela de
serial, se convierta en argumento de una extensa y trascendental obra. ¿Cómo ocurre esto? Aparte de otras
razones, dos son las que aquí se pueden señalar: por una parte, la acción se demora tranquilamente, con lo
que se consigue diseñar unos caracteres de gran fuerza y un ambiente que es exacto reflejo de la vida
misma; por otra, la trabazón de causas y consecuencias - fatales en definitiva - se entrecruzan como en la
vida misma. Es por lo tanto, la plasmación de esa vida y la intensidad humana de los personajes lo que
determina esa riqueza, profundidad y complejidad de la obra.

Atendiendo a la estructura argumental, debemos tener presente tres tipos de factores.

Como señala el esquema, el motor de la acción es el amor o pasión. Pero obsérvese que se trata del amor-
trágico; y es que la estructura de La Celestina está montada sobre el contraste de amor y muerte , maridaje
permanente en la literatura de todos los tiempos. El acto XII es fundamental. Es el momento en que cambia el
movimiento de la obra; el amor y la muerte se aúnan aquí en un mismo acto, en síntesis estructural perfecta:
el primer encuentro de amor de Calisto y Melibea y la primera muerte, la de Celestina. Anteriormente se ha
visto una ascensión hacia el amor; desde ese momento, aparece la muerte como protagonista de la caída en
cascada.

Efectivamente, la primera parte, hasta el acto XII, presenta un ritmo ascendente de acercamientos múltiples
alrededor y en función del principal: el encuentro de Calisto y Melibea. Hasta este momento, los
acercamientos interesados se van sucediendo con mayor o menor dificultad. Calisto ante los impedimentos
determinados por la ilegitimidad de su amor y las imposiciones sociales se alía con Celestina por mediación
de Sempronio. Pármeno, más idealista y bienintencionado para con su amo, es, al principio, un impedimento
que hay que destruir. Las muchachas de Celestina, Elicia y Areusa, desempeñarán un papel importante en la
consecución de la necesaria asociación de Celestina, Sempronio y Pármeno. Celestina se encuentra con una
doble misión: atraer como aliado a Pármeno, que la conoce bien y la desprecia, y, como proyecto último
conseguir la claudicación de Melibea, misión ardua no por el modo de ser de Melibea sino principalmente por
los comportamientos sociales que se le imponen. La corrupción de Pármeno se consigue definitivamente en el
acto IX en el encuentro con Areusa; la atracción de Melibea, trabajosa y lenta, culmina en el XII

La segunda parte, de línea descendente, se inicia también en el acto XII con el asesinato de Celestina, a
manos de Sempronio y Pármeno. La muerte, ya anunciada varias veces en la primera parte, va a convertirse
a partir de ahora en motor de la acción. Tras la muerte de Celestina, Tristán y Sosia comunican el
ajusticiamiento de Sempronio y Pármeno en el acto XIII. En el XIX, única noche de amor completo, muere
Calisto. El XX, el suicidio de Melibea, último eslabón de la cadena: Celestina, criados, Calisto, Melibea. Pero
la muerte también está presente también en otros actos; por ejemplo, en el XV, XVII y XVIII con los planes de
venganza de las muchachas de Celestina y, sobre todo, en el XXI, con el planto de Pleberio, que cierra la
obra confirmando el triunfo de la muerte sobre el amor por la fuerza del destino.

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Personajes

La Celestina es una obra única en cuanto a la creación de caracteres. Aunque Calisto y Melibea aparecen
como protagonistas, es Celestina la que señorea la obra entera; éste es el hecho que justifica el cambio de
título. Es, sin duda el personaje mejor logrado y a la vez el más complejo de los personajes creados por
Rojas. Sobre este personaje se han cargado todos los calificativos imaginables, hasta el demoníaco. Y
Celestina no es un personaje demoníaco sino humano en el sentido de que su existencia sólo es posible
porque existe una sociedad urbana que de alguna manera la necesita. Celestina es un personaje que vive del
vicio y de las bajas pasiones de los demás. Y todo esto lo aprovecha en beneficio propio. Pero sin los vicios y
miserias morales de la ciudad, Celestina no sería posible.

Lo que sí hace Celestina es servirse de todas las artes, desde la hechicería a las ocasiones para lograr su
propósito: dinero. Porque la gran pasión de Celestina es la avaricia. La avaricia es la que la lleva a pervertir a
los criados de Calisto: por avaricia no se detiene ante nada ni le importan los medios. Sus conocimientos de la
naturaleza humana, el engaño, la falsedad, la pretendida compasión, el cinismo y la ironía, la hechicería y
sobre todo su inmensa experiencia, todo lo pone al servicio de su gran pasión, que no es la lujuriar sino la
avaricia.

Celestina ha pasado a la posteridad como la encarnación de la moral sin escrúpulos, puramente utilitaria, para
lo que todo es lícito si es en provecho propio No repara en medios para lograr sus objetivos, y el proceso de
perversión a que somete a los criados de Calisto es algo cercano a lo demoníaco.

Importante también es señalar que Celestina ama su oficio y lo realiza con el interés de un profesional, como
otros realizan el suyo - según ella misma dice-. El fundamento de dicho comportamiento lo constituyen dos
aspectos: su filosofía del amor y una definida actitud psicológica. Para ella, el amor es una fuente de vida que
la naturaleza proporciona y, por lo tanto, es bueno, obra de Dios; además, en su vida ha sido ley y norte.
Psicológicamente, ella goza al revivir, realizando su oficio, el esplendor de su juventud - recuérdese la escena
con Areúsa.

Otro hecho que la define de algún modo es su importancia social como alcahueta, hecho éste digno de
tenerse en cuenta a la hora de ver La Celestina como testimonio histórico social. En efecto, Celestina es
reconocida, tal como es, de una manera general. Pármeno, en la descripción que de ella hace, dice que en
todas partes está y todos la solicitan.

Calisto , mozo noble y de notable ingenio, no posee la firmeza y determinación de Melibea. Es voluble,
impresionable, fácil al desánimo y la exaltación más apasionada. Los dos rasgos más sobresalientes de este
nuevo amador son por un lado, su total enamoramiento, es un poseso del amor, lo cual le hace andar
completamente abstraído, en ocasiones como un sonámbulo, y por otro su egoísmo y su inseguridad.

El enamoramiento le lleva a las alabanzas más incontenibles, y a veces sofisticadas, de Melibea. Cae así en
los esquematismos del amor cortés y en las exageraciones propias de los amantes, fruto no de la razón sino
del corazón. Encarna el amor ciego, la pasión desatada, pasión que le esclaviza hasta convertirle en un
personaje trágico.

Otro rasgo de este personaje es su inseguridad. Es tan inseguro, que llega incluso a perder protagonismo a
favor de Celestina y de sus criados, quienes de esta manera se agigantan como personajes imprescindibles
en la obra.

En cualquier caso, la pasión de Calisto le lleva a un profundo egoísmo que no repara en dádivas ni en
ofensas. A Celestina y a los criados se los gana mediante riquezas y adulaciones, y, cuando le llega l noticia
de que han muerto, su dolor parece inicialmente sincero, pero enseguida se apresura a justificar su muerte.

A Calisto sólo le importa la consecución de sus deseos, por eso morirá víctima de ellos.

El retrato que Calisto hace de Melibea podría hacernos pensar que estamos ante un tipo de mujer
estandarizada, con resabios de dama del amor cortés y con rasgos de la nueva estética renacentista. Y
efectivamente, nos hallamos ante un retrato estereotipo, ante un ideal femenino de belleza que es común al
final de la Edad Media y a todo el Renacimiento. Un retrato que tiene más de ideal y de sueño que de real.

Pero aunque el retrato físico de Melibea pertenece a un ideal de belleza propio de una época, no así su
personalidad. Melibea es ya profundamente individual; sabe actuar de modo práctico y directo, buscando

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enérgicamente aquello que anhela. Melibea no es la joven cuya voluntad aparece ligada a la de los padres.
No dudará en engañarlos, en fingir, en pasar ella sola a la acción para lograr sus apetencias.

En este sentido, Melibea representa en la literatura española la primera gran incorporación del individualismo
de la persona defendido por el Renacimiento. El proceso de su pasión está magníficamente expresado con
verdadera intuición del alma femenina: desde el rechazo inicial, al comienzo de la obra, hasta su entrega
apasionada a Calisto en el jardín de su casa, pasando por ese punto intermedio de fingidas protestas y
pretendidos rechazos.

Melibea enamorada ya no se detendrá ante nada. Pactará con la vieja, engañará a su madre y se entregará a
Calisto. Cede a su pasión: no le importan la educación, el recuerdo de sus padres, ni tiene escrúpulos que la
atormenten; es una mujer enérgica, apasionada, e incluso arrogante porque lo exige su pasión.

Pero el azar, la fatalidad o el destino acabarán con cualquier tipo de apasionamiento, como posteriormente en
Romeo y Julieta o en Don Álvaro, el duque de Rivas . Entra, por tanto en la concepción moderna de la mujer.
En posesión de una belleza idealizada, propia del Renacimiento afirma, sin embargo, a lo largo de la obra su
poderosa individualidad, su fuerza y su pasión.

No se puede olvidar a los padres de Melibea . Alisa y Pleberio, padres de Melibea, tienen más importancia
social que dramática. Son el reflejo de un matrimonio burgués, orgulloso de su hija y confiado en su inocencia.
Son dos personajes sobre los que no pesa el convencionalismo. Pero su seguridad y confianza en la hija
facilitan los manejos de Celestina y, en definitiva, del desenlaza trágico. Alisa aporta originalidad a la obra en
cuanto a una casi total ausencia de la madre en nuestro teatro posterior. Es autoritaria, pagada de su posición
e ignorante en todo lo que se refiere a su hija. Pleberio es padre amoroso y preocupado por la seguridad
económica de su hija, de la que, en definitiva, también lo desconoce todo. Por otra parte, Pleberio, con su
retórico discurso, dará el testimonio de la enseñanza final: su imprevisora paternidad permitirá que Melibea
caiga en las asechanzas del loco amor.

Los criados de Calisto y las pupilas de Celestina están trazadas con innegable maestría y originalidad. Son
personajes enteros y no simples y fieles servidores. Pármeno, Sempronio, Elicia y Areúsa representan la
incorporación al teatro de toda un realidad social: el mundo bajo de los criados y las prostitutas, propio del
ambiente de la gran ciudad. Sus intereses y conflictos van parejos a los de los personajes de alto rango. En la
tragedia clásica sólo intervenían reyes, héroes e, incluso, dioses; sin embargo, en la obra de Rojas las gentes
del pueblo entran a formar parte de la trama trágica, lo cual es una característica de la comedia humanística.
Fernando de Rojas ha sabido captar la crisis social del siglo XV, señalando la situación socioeconómica del
asalariado. El resultado ha sido que, con una audacia literaria inesperada, ha hecho intervenir en u obra a los
criados y a las prostitutas como si se tratasen de personajes altos socialmente. Cada uno de los personajes
constituye un mundo con sus problemas, preocupaciones y miserias, cosa que no se dio ni en el teatro
anterior ni en el inmediatamente posterior, en el que el criado no es más que un intérprete de la voluntad del
señor. En La Celestina , en cambio, los criados deciden, ponen condiciones, exigen, y a la vez son pieza
clave sin la cual es inconcebible la marcha de la obra; hasta el punto de que, cuando Pármeno y Sempronio
son muertos aparecen suplidos inmediatamente por Sosia y Tristán. Los criados de La Celestina tienen su
pequeño drama íntimo y su gran pasión: el interés y la avaricia. Todo cuanto hacen es arrastrados por el
interés y el ansia de medrar. Los criados de La Celestina son un reflejo de esa crisis social que vimos
anteriormente y que llevó al criado a cierto grado de rencor y desprecio hacia el señor.

Género de La Celestina
Aunque el carácter de obra dramática de La Celestina parece imponerse sin dificultad debido a su estructura y
a la total ausencia de parte narrativas, el género literario a que pertenece ha sido objeto de diversas
estimaciones, basadas sobre todo en el hecho de su gran longitud - que la hace prácticamente irrepresentable
en su forma original - y de su peculiar utilización del tiempo, que hace pensar en formas novelescas; de aquí
los nombres de novela dramática o de novela dialogada con que ha sido calificada en muchas ocasiones.

A pesar de lo dicho es innegable el carácter dramático de la obra. La estructura es pues básicamente


dramática, pero, de algún modo, rebasa los moldes propios del drama.

Pero es que la Tragicomedia de Calisto y Melibea no fue escrita para ser representada, sino para ser leída,
característica que enlaza con comedia humanística, género en que se inspira la obra de Fernando de Rojas.
Este género fue creado por Petrarca y se caracterizaba por el argumento simple pero de desarrollo largo y su
interés por los sectores pobre de la sociedad. Otra característica era el diálogo variado y que estaba escrito
en latín

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Intencionalidad y sentido

Dice Fernando de Rojas en la "carta a un su amigo" que escribió la obra contra los fuegos del amor, contra los
lisonjeros y malos sirvientes y falsas mujeres hechiceras. Estas mismas intenciones de moralidad vienen
repetidas al final en un poema que declara su intención. Estas manifestaciones expresas han sido
interpretadas como subterfugios que pretenden ocultar el contenido irreligioso, pesimista y negativo de la
obra. Ante estos supuestos indemostrables, ha habido últimamente una reacción a favor de la sinceridad de
Rojas. La autoridad de Marcel Bataillon ha reavivado la interpretación de que La Celestina fue escrita para
que fuera leída y entendida como una moralidad. Lo que confunde la posible evidencia de esta opinión, que
parece imponerse por los mismos hechos, es la inmensa riqueza de vida que la obra comporta, lo que
posibilita la multiplicidad de sentidos e interpretaciones. Si Rojas hubiera operado con símbolos - personajes
tipo - y esquemas, la enseñanza sería patente; pero esa misma riqueza a la que me he referido dificulta la
interpretación como ocurre con la vida misma.

Lengua y estilo

No debemos olvidar que La Celestina llega en un momento de madurez y por ello los diferentes movimientos
culturales y literarios confluyen en ella purificados. En efecto, en ella se aúnan, en equilibrio admirable, el
mundo medieval y el renacentista, por una parte y la tendencia culta y la popular, por otra. Esto determinará
en gran medida su lenguaje y estilo.

Se pueden distinguir, en efecto, un lenguaje culto y latinizante, cargado de artificios, y un habla popular lleno
de refranes y de expresiones vivaces. Sin embargo, la separación no es nítida; el uso de los diferentes
registros del lenguaje no corresponde de forma absoluta a los estamentos sociales distintos - señores y
plebeyos. -, sino que se entrecruzan ambas tendencias, dependiendo no sólo del emisor, sino también del
interlocutor y del asunto tratado. No obstante, hay que apreciar una clara tendencia a la diferenciación.

El estilo elevado, por su parte, presenta una cierta moderación, si bien encontramos aún la frecuente
colocación del verbo en el final de la frase, consonancias, amplificaciones, latinismos léxicos y sintácticos
como el uso frecuente del infinitivo y el participio de presente. En cuanto a la crítica sobre el exceso de
erudición, hay que decir que la abundancia de sentencias y alusiones históricas y mitológicas se interpretan
hoy como una convención estilística análoga al hecho de que en el Siglo de Oro todos los personajes
hablasen en verso.

También el lenguaje popular, tan rico en La Celestina , está sujeto a cierta mesura; es prudente el uso de los
modismos del hambre y prescinde de dialectalismos y de formas de ambientación localista que le hubieran
proporcionado fáciles elementos de comicidad y colorismo. En cambio, es de destacar la gran abundancia de
refranes.

Por último, en La Celestina la técnica del diálogo se manifiesta con suma perfección, pudiéndose distinguir
diferentes tipos según la intención del autor: monólogos caracterizadores y ambientadores - importantísimos,
ya que, al no estar destinada la obra para la representación, sirven a su vez de acotaciones dramáticas-,
diálogos oratorios y diálogos breves de gran riqueza.

Influencia de La Celestina

La influencia de La Celestina en la literatura posterior es amplísima. Desde el principio fue objeto de


continuaciones como la Segunda Celestina de Feliciano de Silva. Su influencia fue grande en obras de Lope
de Vega como La Dorotea y El Anzuelo de Fenisa . También la tuvo presente el autor de La Lozana Andaluza
y el género de la novela picaresca. Fue traducida durante el siglo XVI al italiano, alemán, francés y holandés.

Aunque se ha intentado en reiteradas ocasiones su adaptación a la escena esto no ha tenido demasiado


éxito, como la película de la Celestina rodada en 1996. El personaje de Celestina ha sido estudiado por
Ramiro de Maeztu como una de las constantes socio-literarias de la vida española, al lado de Don Quijote y
Don Juan . Un gran pintor, Picasso, nos ha dejado en su época azul el retrato evocador de Celestina. El
propio lenguaje ha dado entrada en el léxico a términos como celestinar y celestinesco.

La figura de intermediario en las relaciones amorosas, universales y eternas, ha quedado para siempre
cristalizada en el personaje de Rojas.

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Entrando Calisto en una huerta en pos de un halcón suyo, halló ahí a Melibea, de cuyo amor preso,
comenzole de hablar. De la cual rigurosamente despedido, fue para su casa muy angustiado. Habló con un
criado suyo llamado Sempronio, el cual, después de muchas razones, le enderezó a una vieja llamada
Celestina, en cuya casa tenía el mismo criado una enamorada llamada Elicia, la cual, viniendo Sempronio a
casa de Celestina con el negocio de su amo, tenía a otro consigo, llamado Crito, al cual escondieron.
Entretanto que Sempronio está negociando con Celestina, Calisto está razonando con otro criado suyo, por
nombre Pármeno, el cual razonamiento dura hasta que llega Sempronio y Celestina a casa de Calisto.
Pármeno fue conocido de Celestina, la cual mucho le dice de los hechos y conocimiento de su madre,
induciéndole a amor y concordia de Sempronio.
2
Partida Celestina de Calisto para su casa, queda Calisto hablando con Sempronio, criado suyo; al cual, como
quien en alguna esperanza puesto está, todo aguijar le parece tardanza. Envía de sí a Sempronio a solicitar a
Celestina para el concebido negocio. Quedan entretanto Calisto y Pármeno juntos razonando.
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Sempronio vase a casa de Celestina, a la cual reprehende por la tardanza. Pónense a buscar qué manera
tomen en el negocio de Calisto con Melibea. En fin sobreviene Elicia. Vase Celestina a casa de Pleberio.
Queda Sempronio y Elicia en casa.
4
Celestina, andando por el camino, habla consigo misma hasta llegar a la puerta de Pleberio, donde halló a
Lucrecia, criada de Pleberio. Pónese con ella en razones. Sentidas por Alisa, madre de Melibea, y sabido que
es Celestina, hácela entrar en casa. Viene un mensajero a llamar a Alisa. Vase. Queda Celestina en casa con
Melibea y le descubre la causa de su venida.
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Despedida Celestina de Melibea, va por la calle hablando consigo misma entre dientes. Llegada a su casa,
halló a Sempronio, que la aguardaba. Ambos van hablando hasta llegar a casa de Calisto y, vistos por
Pármeno, cuéntalo a Calisto, su amo, el cual le mandó abrir la puerta.
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Entrada Celestina en casa de Calisto con grande afición y deseo, Calisto le pregunta de lo que le ha
acontecido con Melibea. Mientras ellos están hablando, Pármeno, oyendo hablar a Celestina de su parte
contra Sempronio, a cada razón le pone un mote, reprehendiéndolo Sempronio. En fin, la vieja Celestina le
descubre todo lo negociado y un cordón de Melibea. Y, despedida de Calisto, vase para su casa y con ella
Pármeno.
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Celestina habla con Pármeno, induciéndole a concordia y amistad de Sempronio. Tráele Pármeno a memoria
la promesa que le hiciera de le hacer haber a Areúsa, que él mucho amaba. Vanse a casa de Areúsa. Queda
ahí la noche Pármeno. Celestina va para su casa; llama a la puerta. Elicia le viene a abrir, increpándole su
tardanza.
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La mañana viene. Despierta Pármeno. Despedido de Areúsa, va para casa de Calisto, su señor. Halló a la
puerta a Sempronio. Conciertan su amistad. Van juntos a la cámara de Calisto. Hállanle hablando consigo
mismo. Levantado, va a la iglesia.
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Sempronio y Pármeno van a casa de Celestina, entre sí hablando. Llegados allá, hallan a Elicia y Areúsa.
Pónense a comer, y entre comer riñe Elicia con Sempronio. Levántase de la mesa. Tórnanla apaciguar.
Estando ellos todos entre sí razonando, viene Lucrecia, criada de Melibea, a llamar a Celestina que vaya a
estar con Melibea.

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Mientras andan Celestina y Lucrecia por el camino, está hablando Melibea consigo misma. Llegan a la puerta.
Entra Lucrecia primero. Hace entrar a Celestina. Melibea, después de muchas razones, descubre a Celestina
arder en amor de Calisto. Ven venir a Alisa, madre de Melibea. Despídense de en uno. Pregunta Alisa a
Melibea, su hija, de los negocios de Celestina. Defendiole su mucha conversación.

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Despedida Celestina de Melibea, va por la calle sola hablando. Ve a Sempronio y a Pármeno que van a la
Magdalena por su señor. Sempronio habla con Calisto. Sobreviene Celestina. Van a casa de Calisto.
Declárale Celestina su mensaje y negocio recaudado con Melibea. Mientras ellos en estas razones están,
Pármeno y Sempronio entre sí hablan. Despídese Celestina de Calisto, va para su casa, llama a la puerta.
Elicia le viene a abrir. Cenan y vanse a dormir.

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Llegando la media noche, Calisto, Sempronio y Pármeno, armados, van para casa de Melibea. Lucrecia y
Melibea están cabe la puerta, aguardando a Calisto. Viene Calisto. Háblale primero Lucrecia. Llama a
Melibea. Apártase Lucrecia. Háblanse por entre las puertas Melibea y Calisto. Pármeno y Sempronio en su
cabo departen. Oyen gentes por la calle. Apercíbense para huir. Despídese Calisto de Melibea, dejando
concertada la tornada para la noche siguiente. Pleberio, al son del ruido que había en la calle, despierta.
Llama a su mujer, Alisa. Preguntan a Melibea quién da patadas en su cámara. Responde Melibea a su padre
fingiendo que tenía sed. Calisto, con sus criados, va para su casa hablando. Échase a dormir. Pármeno y
Sempronio van a casa de Celestina, demandan su parte de la ganancia. Disimula Celestina. Vienen a reñir.
Échanle mano a Celestina; mátanla. Da voces Elicia. Viene la justicia y prende a ambos.

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Despertado Calisto de dormir, está hablando consigo mismo. De aquí a un poco está llamando a Tristán y a
otros sus criados. Torna a dormir Calisto. Pónese Tristán a la puerta. Viene Sosia llorando. Preguntado de
Tristán, Sosia cuéntale la muerte de Sempronio y Pármeno. Van a decir las nuevas a Calisto, el cual,
sabiendo la verdad, hace gran lamentación.
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Está Melibea muy afligida hablando con Lucrecia sobre la tardanza de Calisto, el cual le había hecho voto de
venir en aquella noche a visitarla, lo cual cumplió, y con él vinieron Sosia y Tristán. Y después que cumplió su
voluntad, volvieron todos a la posada. Y Calisto se retrae en su palacio y quéjase por haber estado tan poca
cuantidad de tiempo con Melibea. Y ruega a Febo que cierre sus rayos, para haber de restaurar su deseo.
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Areúsa dice palabras injuriosas a un rufián llamado Centurio, el cual se despide de ella por la venida de Elicia,
la cual cuenta a Areúsa las muertes que sobre los amores de Calisto y Melibea se habían ordenado. Y
conciertan Areúsa y Elicia que Centurio haya de vengar las muertes de los tres en los dos enamorados. En
fin, despídese Elicia de Areúsa, no consintiendo en lo que le ruega, por no perder el buen tiempo que se daba
estando en su asueta casa.
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Pensando Pleberio y Alisa tener su hija Melibea el don de la virginidad conservado, lo cual, según ha
parecido, está en contrario, están razonando sobre el casamiento de Melibea. Y en tan gran cuantidad le dan
pena las palabras que de sus padres oye, que envía a Lucrecia para que sea causa de su silencio en aquel
propósito.

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Elicia, careciendo de la castimonia de Penélope, determina de despedir el pesar y luto que por causa de los
muertos trae, alabando el consejo de Areúsa en este propósito. La cual va a casa de Areúsa, adonde viene
Sosia, al cual Areúsa con palabras fictas saca todo el secreto que está entre Calisto y Melibea.

18
Elicia determina de hacer las amistades entre Areúsa y Centurio por precepto de Areúsa y van a casa de
Centurio, donde ellas le ruegan que haya de vengar las muertes en Calisto y Melibea. El cual lo prometió
delante de ellas. Y como sea natural a éstos no hacer lo que prometen, excúsase como en el proceso parece.

19
Yendo Calisto con Sosia y Tristán al huerto de Pleberio a visitar a Melibea, que lo estaba esperando, y con
ella Lucrecia, cuenta Sosia lo que le aconteció con Areúsa. Estando Calisto dentro del huerto con Melibea,
viene Traso y otros por mandado de Centurio a cumplir lo que había prometido a Areúsa y a Elicia, a los
cuales sale Sosia. Y oyendo Calisto desde el huerto donde estaba con Melibea el ruido que traían, quiso salir
fuera, la cual salida fue causa que sus días pereciesen, porque los tales este don reciben por galardón, y por
esto han de saber desamar los amadores.

20
Lucrecia llama a la puerta de la cámara de Pleberio. Pregúntale Pleberio lo que quiere. Lucrecia le da prisa
que vaya a ver a su hija Melibea. Levantado Pleberio, va a la cámara de Melibea. Consuélala, preguntándole
qué mal tiene. Finge Melibea dolor de corazón. Envía Melibea a su padre por algunos instrumentos músicos.
Sube ella y Lucrecia en una torre. Envía de sí a Lucrecia. Cierra tras ella la puerta. Llégase su padre al pie de
la torre. Descúbrele Melibea todo el negocio que había pasado. En fin déjase caer de la torre abajo.

21
Pleberio, tornado a su cámara con grandísimo llanto, pregúntale Alisa, su mujer, la causa de tan súpito mal.
Cuéntale la muerte de su hija Melibea, mostrándole el cuerpo de ella todo hecho pedazos. Y haciendo su
planto, concluye.

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