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Acompañamiento Terapéutico y Vejez


LA PLAZA AT · DOMINGO, 9 DE DICIEMBRE DE 2018 · TIEMPO DE LECTURA: 9 MINUTOS

La PlazAT
La revista digital de los acompañantes terapéuticos Nº 5 / Diciembre de 2018

SECCIÓN: Senderos clínicos /


Tercera edad.

AUTOR: Juan Pablo Acevedo

(Paraná, Argentina)

El mundo está envejeciendo: durante el siglo XX la proporción de personas mayores de 60


años aumentó de manera muy significativa, y se espera que esta tendencia se mantenga en el
siglo XXI. En el 2007, el 10,7% de la población mundial tenía 60 años o más, esto significa
672 millones de personas mayores de 60 años en el mundo. Para el 2050 el 21,7% de la
población tendrá 60 años y más, lo que implica 2000 millones de personas mayores en el
mundo.

Argentina es uno de los países más envejecidos de Latinoamérica, mostrando signos de su


envejecimiento desde 1970. En la actualidad, según cifras aportadas por el INDEC (2010)
presenta un 14,27% de personas mayores de 60 años, representando las mujeres casi el
57,47% de esta cantidad.

Se sostiene a partir del crecimiento de la psicogerontología como campo con desarrollos


teóricos propios, que la etapa de la vejez es importante. Propiciamos procesos de
envejecimiento activos, saludables, en comunidad; pero al llegar a la etapa de la vejez, nos
encontramos con una paradoja: producimos poblaciones viejas con las cuales no sabemos
que hacer.

La vejez suele representarse en el imaginario social como lo ajeno, lejano, ominoso. Aquello
de lo que no queremos saber, pero que de no ser trabajado en el propio análisis, retornará en
nuestras intervenciones. Se trata de tramitar el hecho de que estamos envejeciendo. Aquí,
ahora y desde nuestro nacimiento.

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Los desarrollos del acompañamiento terapéutico son frondosos en cuanto a las etapas vitales
de la infancia y la adolescencia, pero: ¿pasa lo mismo con la etapa de la vejez?

A partir de esta pregunta, propongo algunas categorías teóricas y reflexiones que permiten
pensar el acompañamiento terapéutico y sus especificidades en esta etapa vital en particular.

Sobre la posibilidad del acompañamiento terapéutico en la vejez.

Es necesario que sea dicho: es posible acompañar terapéuticamente en la vejez. Y no; no es


una obviedad. La vejez ha sido hablada y pensada a través del paradigma médico hegemónico
a partir de la conclusión vejez sinónimo de enfermedad. Basta con pensar que hasta la década
del 1970, la especialidad médica que se ocupaba de la vejez (y sólo de sus aspectos
patológico-orgánicos), era la geriatría. Así, los dispositivos y discursos, estaban armados en
función de una patología que debía ser abordada: los equipos (médico geriatra, enfermeros,
cuidadores), las instituciones (asilos o geriátricos), la formación universitaria (dedicada a
estudiar el proceso involutivo y el declive del individuo-enfermo)… Nada había allí para leer
del sujeto.

Freud (1904) advertirá acerca de la analizabilidad de las personas viejas; debido a la


acumulación de demasiadas capas de material a remover; aún incluso habiendo descrito
análisis exitosos con adultos mayores. Esta recomendación ha calado hondo en la
representación de algunos psicoanalistas, que sostienen a veces al psicoanálisis en la vejez
como un imposible.

A partir de la emergencia del campo de la psicogerontología y de los avances en el terreno del


psicoanálisis en la vejez, nuevas profesiones han podido ser convocadas a trabajar lo que allí
acontece con el sujeto que se encuentra atravesando esta etapa vital.

Recaudos transferenciales en el trabajo con adultos mayores

La clínica del acompañamiento terapéutico en la vejez, reviste características transferenciales


que deben ser especialmente atendidas

El lugar del cuidado: mucho se ha escrito acerca de la inermidad de cachorro humano, y no es


mi intención ahondar acerca de este aspecto en estas líneas. Pero es necesario tener en
cuenta una explicación acerca del lugar que ocupa la dinámica cuidar/ser cuidado en el
campo del AT en la vejez. La experiencia clínica me ha llevado a comprobar la facilidad con la
cual el adulto mayor se ubica en lugar de objeto de cuidados. Ya sea por teorías como la del
intercambio social, el desapego o la que sea que el profesional adhiera en relación al
envejecimiento, es importante ubicar que la posición de búsqueda de ser cuidado, es una
demanda recurrente en los adultos mayores. No faltan experiencias clínicas por ejemplo en el
la clínica de las demencias, en las que el paciente orgánicamente en control de esfínteres se
orine o defeque; convocando al AT a un lugar conocido por esta persona anteriormente: el de
objeto de cuidados. Será oportunidad de lectura en el caso en particular por parte del AT los
por menores de esta manifestación en relación al lugar que ocupa en la economía libidinal del
paciente, y las estrategias que se dará para correrse de esta invitación a ocupar el binomio
cuidar/ser cuidado.

Los viejismos: esta categoría teórica, permite pensar acerca de la construcción de la alteridad
que se realiza acerca del acompañado. Los viejismos son los prejuicios y estereotipos que se
enuncian en relación a la etapa de la vejez. Por ejemplo: los viejos son todos buenos, en la
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vejez no se cambia, los viejos no tienen sexualidad, viejo como sinónimo de abuelo o de
enfermo, etc.

Reviste especial importancia dentro de los viejismos pensar el infantilismo: el sufijo ito en
“viejito”; despoja al sujeto viejo de la categoría que lo ubica en un sistema productivo y social:
la de ser un adulto. Más grave aún, niega una historia de vida. Toda persona vieja es
primeramente un adulto, y será importante que el AT no pierda de vista este componente, ya
que no son escasas las experiencias en que las intervenciones de los AT replican operatorias
relacionadas a lo infantil, produciendo efectos que anulan la posibilidad de emergencia de lo
propio de una subjetividad y un psiquismo adultos.

La gerotrascendencia como función psíquica: la vejez como etapa, implica procesos


psíquicos en función de la temporalidad. La crisis de la mitad de la vida, funciona a modo de
preludio para tres aspectos que ofician de componentes de un psiquismo de la vejez:
incremento de la interioridad, cambio en la percepción del paso del tiempo y personalización
de la muerte. La noción de que el tiempo se termina, es un encuentro con la castración; y es
en estos términos que empieza la preocupación por algo del orden del legado, de la
transmisión intergeneracional. Alguien con más edad pone a disposición de alguien más
joven material que lo hará ingresar en una serie (ser recordado) o en caso de no poder alojar
esto, lo excluirá. Como recomendación clínica, considero que en el campo del
acompañamiento terapéutico estos procesos deben ser redireccionados en dos direcciones
posibles: la de la gerotrascendencia a nivel familiar, implicando a la familia del acompañado
si existiese; o a nivel comunitario propiciando lo que en el campo de la gerontología
comunitaria se conoce como “promoción de ligaduras”.

La complejidad a nivel transferencial en caso de que el AT decida intervenir con algo del
orden de la transmisión, es quedar entrampado en el semblante hijo/nieto; corriendo el
riesgo de que aquello transmisible sólo pueda ser engranado y empalmado a una serie
significando sólo y sí solo algo del semblante de lo familiar se pone en juego; resultando en
una exclusión de aquello que se pretende legar.

Acompañar los duelos: el acompañamiento terapéutico durante un proceso de duelo; llega


cuando algo del orden de la elaboración normal de un duelo no se encuentra en condiciones
de producirse. Se ha problematizado acerca del duelo “normal” y un duelo “patológico”;
donde las coordenadas para diferenciarlos se encontrarían en la dimensión temporal (duelos
de larga data), en la imposibilidad de catectizar nuevos objetos y en la frase cuasi poética
mencionada por Freud donde se equipara el duelo patológico a la melancolía: “la sombra del
objeto ha recaído en el Yo”. Para elaborar, es necesario recordar y es en ese punto en donde
se puede ubicar la importancia del AT en la cotidianeidad de un sujeto adulto mayor.

La clínica en el AT con adultos mayores, suele mostrar pacientes con polifarmacia y en estado
de fragilidad subjetiva. En los casos en que la familia tiene presencia, se evidencia un alto
desgaste por empatía en sus miembros, manifestando sentirse “cansados, agotados,
agobiados” por distintas razones, perdiendo la posibilidad de alojar o estar disponibles para
el familiar. Aquí el AT juega un rol fundamental: se ofrece para alojar subjetivamente a un
otro para el cual luego de un derrotero de tratamientos, profesionales e instituciones se ha
agotado la disponibilidad. Esta disponibilidad que es de un orden diferente a la familiar y que
además tiene horizontes clínicos, será la que posibilitará comenzar a recordar para poder
elaborar. Recordar implica atravesar el proceso de reminiscencia; donde los soportes
materiales pueden servir de gran ayuda para fomentar este proceso. El trabajo con fotos,
calendarios, espejos, videos, objetos significativos para el paciente; tiene posibilidades de
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eficacia clínica no por el carácter que revisten esos objetos; sino por la posibilidad de
vehiculizar algo de la subjetividad en la transferencia paciente-AT. Será esta disponibilidad la
que permitirá recordar, repetir y elaborar cuando otras disponibilidades solamente presentan
fondos de ausencia.

NOTAS VINCULADAS
NOTAS VINCULADAS

Andressa Ferreira (San Pablo, Brasil), O silêncio da rosa azul: a clínica do


Acompanhamento Terapêutico na promoção do cuidado além da vida.

Mariana Rodriguez (Buenos Aires, Argentina), Clínica del Envejecimiento.


Acompañamiento Terapéutico en la pérdida progresiva del vínculo.

Marco Antonio Macías López (Querétaro, México), Acompañando el invierno.


Publicado originalmente en MEMORIAS del 5° Congreso Internacional, 6°
Iberoamericano y 1er. Congreso Mexicano de Acompañamiento Terapéutico, Querétaro
2010.

DE COLECCIÓN...!

La PlazAT Nro. 1
La revista digital de los
Acompañantes Terapéuticos Nº 1 /
Julio de 2017
La PlazAT Nro. 2
La revista digital de los
Acompañantes Terapéuticos Nº 2 /
Octubre de 2017
La PlazAT Nro. 3
La revista digital de los
Acompañantes Terapéuticos Nº 3 /
Marzo de 2018.
La PlazAT Nro. 4
La revista digital de los
Acompañantes Terapéuticos Nº 4 /
Julio de 2018
La PlazAT Nro. 5
La revista digital de los
Acompañantes Terapéuticos Nº 5 /
Diciembre de 2018
La PlazAT Nro. 6 La revista
digital de los Acompañantes Terapéuticos Nº 6 / Julio de 2019.
La PlazAT Nro. 7 La revista digital de los Acompañantes Terapéuticos Nº 7 / Julio de
2019.

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Más relevantes

Greys Gallo Felicitciones Juan Pablo


1
1 año

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