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Orientaciones para los

padres

para la realización de la

estimulación del

Lenguaje

en Educación Infantil

Departamento Psicopedagógico
1.-Hablarle a los niños de una forma clara y correcta.

Porque la forma en la que se le habla al niño es muy importante para el


desarrollo del lenguaje; ya que los niños realizan durante el aprendizaje del lenguaje una
imitación del habla del modelo adulto hasta que poco a poco llegan a establecer su
propio modo de habla. Si se ofrecen al niño adecuados modelos verbales, articulaciones
claras, introducción de nuevas palabras, frases sencillas…; de acuerdo con su nivel de
desarrollo, estaremos reforzando positivamente su desarrollo verbal. De ahí la necesidad
de brindar modelos lingüísticamente correctos.

2.-No juntar ni suprimir los finales de las palabras.

Trate que el niño le diga una serie de palabras de una forma rápida, a modo de
juego; por ejemplo: “mesa”, “árbol”, “coche”, su nombre, el de la tutora, el bon dia,
gracias, por favor, etc…ya que los niños más pequeños pueden llegar a percepciones
auditivas consideradas adecuadas, cuando en realidad sólo son simplificaciones, por lo
que los «patrones lingüísticos» formales que se ofrecen a los niños; no pueden estar
distorsionados.

Marque bien las “S” en los plurales para que el niño las oiga y aprenda a
utilizarlas.

3.-Evitar el uso de un lenguaje infantilizado.

No hay que utilizar ni diminutivos ni aumentativos con los niños; por ejemplo:
casita, pupa, pequeñito, vasito, etc…. Porque la reproducción de un lenguaje infantil por
divertido que nos pueda llegar a resultar puede retrasar el desarrollo lingüístico infantil,
al igual que reirse de los errores que cometa el niño en el lenguaje.

4.-Buscar momentos para compartir experiencias, juegos y todo tipo de


actividades.

Convertiremos en juego la imitación de sonidos, palabras y frases porque así


favoreceremos la conducta comunicativa con el niño.

El juego es la actividad más natural en estas edades, contribuyendo


considerablemente al desarrollo integral de la persona. Todas las actividades de lenguaje
que realicemos con los más pequeños se recomiendan realizarlas de una forma lúdica;
ya que los contextos lúdicos suscitan la aparición del lenguaje espontáneo y
conversacional.

Al levarse los dientes, el niño puede cepillarse no sólo los dientes, sino también
la lengua, los labios, el paladar y la parte interna de las mejillas y a la hora de enjugarse
se pueden hacer gárgaras con la ayuda de los padres.

Durante el baño, los niños podrían realizar juegos de soplo: ( hacer pompas de
jabón, soplar hacia las burbujas, soplar molinillos de viento, etc…), ejercicios de
respiración ( cogemos aire por la nariz con la boca cerrada y lo expulsamos por la boca )
e higiene respiratoria ( enseñarles a sonarse las fosas nasales correctamente: cogemos
aire por la nariz con la boca cerrada y lo expulsamos por la nariz con la boca cerrada).

Esto nos servirá para aumentar su capacidad y controlar la dirección del aire,
también para que no se traguen las mucosidades y para que no se malacostumbren a
respirar por la boca o a que se nasalice su voz.

Mientras nos peinamos, los niños pueden hacer muecas frente al espejo (
bostezar, abrir y cerrar la boca, poner cara de: alegría, tristeza, llanto, etc…); así
ayudaremos a la movilidad de los músculos implicados en el habla.

Durante las comidas, los niños tienen que masticar bien: trozos pequeños con la
boca cerrada y con los dos lados de la mandíbula.

Colóquele comida “pringosa” (miel, mermelada) encima de los dientes o de las


encías y con la boca cerrada se la tiene que quitar moviendo su lengua.

Preguntarle al niño para qué sirven algunos objetos: un vaso, la cuchara, el


tenedor, etc…

Antes de acostarse, contarles un cuento, rimas, poesías, chistes, trabalenguas;


enseñarles revistas, fotos o gráficos y pedirle qué está pasando en el dibujo, enseñarles
también canciones; no sólo cantárselas; sino que también trataremos de que el niño
repita lo que está cantando; todas estas actividades nos ayudarán para que el niño
adquiera así un mayor vocabulario.
A través de los cuentos; ( leídos de forma dramatizada, con cambios de voz y
sonidos onomatopéyicos. También se pueden usar títeres para ayudar a contar la
historia.); de una forma se fomenta la imaginación del niño, le descubren las cosas más
extraordinarias y maravillosas, le divierten, le enseñan a escuchar, a pensar y a hablar.

Cuando paseamos con el niño o vamos al parque, le vamos pidiendo al niño


qué es lo que está viendo o también podemos jugar con él o con ella al juego del veo-
veo.

5.-No interrumpir la conversación sólo para corregir las articulaciones defec-


tuosas.

Las deficiencias articulatorias hacen olvidar, en determinadas ocasiones, que los


componentes semánticos, sintácticos y pragmáticos también forman parte del lenguaje.
Las continuas interrupciones en la conversación normal para corregir las dificultades
articulatorias, pueden producir efectos contrarios a los perseguidos inicialmente.
Deberemos insistir inicialmente más en el desarrollo de la capacidad de comunicación e
interacción con los demás, que en un aprendizaje fonético exclusivamente.

6.- Servirse de la conversación normal para establecerlas correcciones oportunas.

Es aconsejable servirse de las conversaciones habituales ( un día de limpieza, el


cuidado de las plantas, hacer un pastel,…) para, ejerciendo de «modelos verbales»
llevar a los niños a la corrección de expresiones inadecuadas aprovechando la propia
conversación.

No debemos forzar las situaciones, ni las repeticiones de palabras, para que el


niño hable, pero sí realizarle preguntas que le ayuden a mejorar la comunicación.

Déle tiempo para que el niño responda a sus preguntas, no le interrumpa cuando
cuente algo.

Juegue con su hijo a pasarse objetos para que aprenda a utilizar los pronombres;
por ejemplo; decirle al niño (al mismo tiempo que se señala): “yo te doy mi peine”, “tú
me das tu pelota”, etc…
7.- Reforzar cualquier sonido inicial.

El premio inmediato a las producciones verbales infantiles mediante las


alabanzas: ¡Qué bien!, ¡ Así se dice! etc. produce efectos positivos en los procesos de
adquisición y desarrollo del lenguaje del niño; también así fomentaremos la confianza
en sí mismo/a.

8.-Incrementar poco a poco los niveles de exigencia.

Sería aconsejable las exigencias del adulto se fuesen incrementando a medida


que los niños progresen en su competencia comunicativa, pero siempre respetando sus
características individuales, de manera que no supongan una carga añadida al propio
ritmo de desarrollo personal.

9.-No desanimarse por un progreso lento.

Hay que utilizar un vocabulario apropiado al nivel de desarrollo del niño, hay
que hablarle de las cosas que le interesan, para retener su atención y porque tiene que
familiarizarse con las palabras. No anticipe su respuesta aunque tarde en dársela, no
responda por él o por ella, deje que se exprese libremente; respetando también el turno
de palabra.

No le de prisas al niño porque a usted le parezca que el niño habla de una forma
lenta; ya que cada niño tiene su propio ritmo de pronunciación, de vocalización y de
expresión oral.

10.-No repetir el lenguaje erróneo del niño

Porque lo que haríamos sería fijar esa palabra de forma incorrecta y al niño le
costaría comprender y llegar a pronunciarla posteriormente de una forma adecuada. Se
puede utilizar el método de corrección indirecta de las palabras del niño; es decir;
respondiéndole frecuentemente, repitiendo sus frases, corrigiendo las palabras mal
dichas pero nunca diciéndole:”que eso no se dice así “ y añadiendo las que no dice, pero
siempre después de que él haya acabado de hablar, por ejemplo: él dice: “banca”
señalando una casa y nosotros le diremos: “sí, la casa es blanca y grande” repítelo
conmigo le diremos a continuación.
11.-Hablarle al niño sin rapidez y frecuentemente.

Proporcionar estimulación a su hijo no debe implicar pretender acelerar su


desarrollo ni su dependencia, sino que debemos identificar y fomentar sus capacidades,
respetando su ritmo y aceptando su proceso de desarrollo y proporcionándole
oportunidades para expresarse.

Así favoreceremos también un ambiente de tranquilidad,; sin prisas; para el niño.

12.-Diferencia entre SILENCIO-RUIDO

Habituar al niño a que sepa escuchar y que él también será escuchado.

13.-El niño necesita ver, tocar y oir a la persona que le habla.

Por eso, debemos colocarnos a su altura y evitar ambientes ruidosos y enseñarle


a identificar a las personas con quienes se relaciona, también deberíamos acostumbrar al
niño a que mire a los ojos a la persona que habla; si esto no fuese así; sería aconsejable
que cogiésemos la barbilla del niño con una mano y dirigir su mirada hacia la persona
que le está hablando en ese momento; así el niño entiende que está hablando con usted y
que le tiene que atender y que escuchar; porque una cosa es hablar con su hijo y otra
hablar a su hijo.

Realice juegos para estimular los sentidos del niño, por ejemplo: enséñele a
identificar con el tacto, diferentes texturas: suave y áspero, mostrándole varios objetos y
expresándole cuál es cuál e intentando que después él o ella exprese cuál es suave y cuál
es áspero; motívelo a oler diferentes sustancias con inspiraciones profundas; también le
puede enseñar la diferencia entre dulce y salado con diferentes tipos de juego; por
ejemplo: durante las comidas que realice en casa, diciéndole cuáles son dulces o
salados.

14.-Controlar el aparato respiratorio del niño

Para prevenir posibles futuras ronqueras, otitis, resfriados, etc…


15.- Evitar las riñas, los comentarios despectivos o castigos relacionados con el
lenguaje.

Porque el niño puede cogerle miedo a hablar en un futuro.

16.- Hablarle al alumno con un tono de voz adecuado.

Sin exagerar ni gritar.

17.-Estos aspectos pueden dificultar la aparición, la producción o el desarrollo del


lenguaje.

La utilización del chupete: más allá de los tres años, no es recomendable ya que
deforma el paladar y modifica la posición de los dientes.

Los biberones, la ingesta de líquidos y papillas: en cuanto pueda, facilite a su


hijo comida sólida; aunque sea muy blanda al principio; y posteriormente se le irá
introduciendo comida más consistente; ya que esto ayuda a ejercitar los músculos,
obteniendo una adecuada movilidad, tonicidad y fortalecimiento de los órganos
bucofonatorios: la boca, la lengua ( influye en la masticación, la deglución, el
lenguaje y el sentido del gusto) los labios, el paladar y la mandíbula: posibles
ejercicios para realizar: que saquen la lengua, que la escondan, intentar tocarse la punta
de la nariz con ella; dar besos, hacer muecas, hacer onomatopeyas, hinchar globlos,
beber con pajitas en un momento dado, etc…

Si el niño se introduce la mano o algunos de sus dedos en el interior de su boca:


dificulta la pronunciación y posterior vocalización de sonidos, fonemas y palabras.

18.-Anímele al niño a que le conteste con algo más que con un sí o un no.

Si utilizamos preguntas abiertas ampliaremos los mensajes que el niño nos


quiera relatar.

Después de hacer una actividad interesante para el niño, como viajes,


cumpleaños, excursiones… comente con él todo lo que ha ocurrido, háblele de ese
acontecimiento, que le cuente lo que le ha pasado.
19.-Realice juegos en los que su hijo ejercite los movimientos de todo su cuerpo.

Realice el juego de la carretilla, su hijo coloca sus manos sobre el suelo y luego
usted le levanta los pies para que avance; trace figuras en el suelo: triángulo, cuadrado,
líneas curvas, en zigzag, etc…; motive a su hijo a caminar por encima de ellas;
estimúlelo a desplazarse en distintas posiciones en cuclillas, sobre las puntas de los pies,
sobre talones, hacia delante y hacia atrás; motívelo a que salte de una silla pequeña con
los pies juntos, tomándolo de las manos, etc…

20.-Realice juegos en los que su hijo ejercite los movimientos de la mano.

Pídale a su hijo que haga movimientos con sus manos hacia arriba, abajo,
adelante, atrás, a un lado, a otro, dentro de su ropa, fuera; toque con el dedo pulgar cada
uno de los dedos restantes y realice movimientos de tijera con los dedos, motívelo a
sacar objetos que no floten, de un recipiente con agua, utilizando la presión de pinza; es
decir; los dedos pulgar e índice, realice actividades con pinturas de dedos, con gelatina
de colores, con barro o arcilla, trace una figura grande en papel y pídale que la rasgue,
que la recorte con tijeras por el contorno, etc… Enséñele cómo hacerlo,; es decir;
primero hágalo usted y después intente que su hijo le imite.

21.-Afiance la comprensión del SI y del NO.

No sólo con gestos, sino también con palabras, por ejemplo: le enseñamos una
manzana verde y le preguntamos: “¿esta manzana es verde?” y tenemos que intentar que
de forma gestual nos diga que sí y también de forma hablada.

22.-Enséñele al niño a realizar acciones que pueda hacer por el mismo.

Al principio ayudamos al niño a realizar estas acciones ( intentando siempre)


que sea el propio niño el que nos pida esa ayuda, pero poco a poco debemos ir
retirándosela ya que sino fuese así, le estaríamos creando una dependencia del niño
hacia nosotros; tenemos que intentar que el niño se vaya dando cuenta que va creciendo
y que se está haciendo mayor, el niño comprenderá que es capaz de hacer cosas y
actividades solo y se sentirá muy orgulloso de ello.
Por ejemplo: abrocharse y desabrocharse el babero, ponerse y quitarse los
zapatos, ir sólo al baño, lavarse y secarse las manos, comer solo, etc…

23.-Hacer que el niño obedezca órdenes sencillas y complejas.

Para facilitar la comprensión podemos utilizar las palabras siguientes:


“primero”, “después”; por ejemplo: primero recoge tus juguetes y luego guárdalos en su
sitio para que no se rompan.

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