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Resumen Kaplan

Trivializaciones y Glorificaciones
En los momentos finales de la infancia y la futura adultez está la
etapa ambigua de la adolescencia, la cual se contrasta con la objetividad de la
pubertad condición biológica de haber adquirido madurez genital y la
capacidad funcional de reproducirse. En este sentido la adolescencia
engloba todas las incertidumbres connotativas del crecimiento emocional y social.
Hay poca discusión sobre la existencia de la pubertad, ya que se concuerda que
las niñas llegan a la pubertad entre los 14 y los 16 años y los varones entre los 15
y los 17 años, en ambos casos con uno o dos años de margen. En cambio, la
adolescencia es un concepto debatido, ya que no todos admiten que exista, y de
existir puede tener cualquier duración, desde una semana hasta los 10 años que
abarca app en las sociedades occidentales. Prácticamente la única aseveración
en la que están de acuerdo los especialistas es que se trata de un proceso
psicológico vinculado de alguna manera a la pubertad: un proceso que varía
de persona a persona, de familia a familia, de sociedad a sociedad, y de una
época, era, centuria o década a la siguiente.
Las circunstancias de la pubertad proporcionan un punto de apoyo confiable,
porque es un hecho que las niñas empiezan a menstruar y al poco tiempo tiene
óvulos fértiles y que los varones empiezan a eyacular y después tienen esperma
maduro. También podemos estar seguros de que los propios varones y niñas
asignan significación psicológica a estos acontecimientos dramáticos y que los
adultos que los rodean reaccionan ante estos cambios en su condición física. A lo
largo de la historia se ha reconocido en mayor o menor grado la amenaza
potencial que plantea a la sociedad esta etapa de transición; la adolescencia.
Tanto el niño en proceso de cambio como el mundo adulto se esfuerzan por
someter una genitalidad emergente a las normas sociales y al orden moral
vigentes, sean estos los que fueren. La sexualidad y la moralidad siempre
maduran en forma conjunta y todo lo demás se desarrolla alrededor de ellas.
Ahora el texto está hablando sobre algunos ritos de iniciación a la adolescencia
que se practican en algunas sociedades donde les hacen mutilaciones
corporales, el cuerpo humano es tratado como un pedazo de madera cuyas
superficies pueden ser pulidas, atravesadas, marcadas y cuyas prominencias
irregulares se pueden cincelar o moldear hasta que adquieran la forma, cualquiera
sea ésta, que la sociedad considera propia de la mujer o el hombre adultos. Las
amputaciones, perforaciones, etc. son transformaciones permanentes del cuerpo
que representan el pertenecer a cierta comunidad, la incorporación a la edad
adulta y en su sentido más directo denotan las diferencias entre hombres y
mujeres.
Cualquiera sea la edad para convertirse en adulto, siempre tiene la misma
significación: se aparta a un individuo del mundo asexuado de la infancia y se lo
inicia en la sexualidad y la responsabilidad moral adultas. La autorización para
funcionar sexualmente como un adulto se otorga con la condición de ser
iniciado en el orden moral. a virtud, tal como LA DEFINE CADA SOCIEDAD. Un
niño puede ser bueno y moralmente obediente, pero solo en el proceso de llegar a
la adultez es capaz el ser humano de adquirir la virtud, es decir, las cualidades de
la mente y del cuerpo que cumplen con los ideales de la sociedad.
El vocablo latino virtud, que significa virilidad o valor torna explicita la
asociación entre la excelencia moral y la potencia sexual masculina. Virtud
también es una señal de que la virtud, como el proceso de la adolescencia, es a
menudo un privilegio que solo se otorga a las personas especiales. En su
significado original está restringida a los seres sobrenaturales y divinos y un ser
humano podría adquirir el poder de la virtud por medio de su identificación con
alguna figura divina. La virtud es una constante pero sus interpretaciones varían.
Si bien virtud y ética no son sinónimas, el concepto de virtud implica que, si una
persona alberga esas cualidades ideales, será capaz de reflexionar sobre las
conductas humanas y de evaluar las consecuencias que tendrán esas conductas
para otras personas y luego podrá actuar de acuerdo con dicha evaluación. Sin
embargo, no podemos asumir que el sentido ético sigue a la virtud. Como
sabemos en ocasiones se fomentan ciertos ideales de virtud en una clase o sector
de la sociedad como forma de excluir o dominar a otros.
El orden social no confiere todas las ventajas ni impone las mismas pruebas a
todos los varones y niñas en proceso de crecimiento hacia la edad adulta. Algunos
niños son incitados a pasar a la adultez con tranquilidad y discreción si bien, si es
inevitable que incurran en ciertas travesuras juveniles, se espera que lo hagan con
la mayor rapidez posible y luego se deslicen a una vida adulta convencional.
No todas las sociedades tienen ritos asociados a la pubertad. Incluso en
algunas sociedades antiguas, etc. el tiempo de adolecer o crecer hasta la edad
adulta solo se otorgaba a los hombres jóvenes de las clases altas y a
pocos varones y niñas de excepcionales dotes intelectuales, religiosas,
etc. hasta la emancipación de la clase obrera y el advenimiento de
movimientos juveniles en el siglo XX, el termino juventud se refería al hombre
joven que disfrutaba de ciertas que la adolescencia es de todos muchos adultos
comienzan a inquietarse ante lo que parece una horda de sucios muchachos
empeñados en desmantelar las estructuras de la sociedad. Los adultos ven en
ellos irá, envidia, pereza, lujuria, etc. en varias ocasiones, no hace mucho tiempo,
la enemistad entre adultos y adolescentes dio lugar a guerras con armas de fuego,
cuchillos, piedras, y gases lacrimógenos. Pero lo general es que los antagonismos
generacionales se den en forma encubierta y más solapada.
Una característica privativa de la especie humana es su agilidad mental sobre todo
cuando se trata de hacer frente al temor. Un método es la negación, otra es la
trivialización de lo que tememos; entonces inventamos jovencitos, muchachas
chillonas que persiguen a sus ídolos de televisión, los adictos a los juegos
electrónicos, el ejército de jóvenes vagos, incultos, ignorantes, etc. “que
fastidiosos y exasperantes son estos chicos tontos. Pero pronto van a superar esta
etapa”. Otro método consiste en volverse lo más parecido posible al objeto de
temor, así que los adultos se ponen revoltosos, etc. A esto le llaman la era del
acuario Sobre el tema de la psicología de la adolescencia, el resultado ha sido una
exótica amalgama de la era del acuario y un retroceso conservador. La negación,
la trivialización y la identificación están apenas debajo de la superficie. Solo que
ahora, además se ha corrido la voz de que la adolescencia QUIZAS NO EXISTA,
o de que, si existe, no es en absoluto lo que habríamos supuesto. Muchas
personas quieren abolir la adolescencia, se ha vuelto molesta y puede haberse
convertido en una amenaza.
En 1981 la sección científica del New York Times saco un artículo que decía que
el 85% de los adolescentes normales son felices, no son en absoluto
revolucionarios, emocionalmente tensos, ni como los imaginábamos, son honestos
y enérgicos y los cambios corporales que tienen no les causan temor, es más le
gustan y sus padres aprecian a los hijos y estos también a ellos. Este informe es
un resumen de los descubrimientos de Daniel oOer y su equipo de investigación,
quien junto con ostro y kennerh publicaron un libro donde analizan un cuestionario
referido a la autoimagen. Estudiaron la forma en la que los chicos se ven a sí
mismos. Quieren dar una imagen actualizada de la adolescencia, según ellos
el Trun und Drang de la adolescencia al que estamos acostumbrados
es un mito creado por adultos que han impuesto sus propios temores, sueños,
fantasías, y deseos al adolescente. Dicen que la mayoría de los adolescentes
hacen frente al desafío de volverse adultos de una buena manera y que la rebeldía
y los cambios de humos son propios de adolescentes perturbados. A esta altura
el concepto de que la adolescencia es una acción sostenida generada por una
anticuada camada de psicólogos y psicoanalistas ha dado origen a toda una
mitología. Oler dice que los psicólogos, padres, docentes, filósofos y
novelistas han exagerado el alcance y la profundidad de la tensión
emocional que acompaña al pasaje a la edad adulta. Otros van más allá y basan
sus conclusiones en métodos más complejos como entrevistas clínicas
observacionales del comportamiento real y afirman con esto que los
adolescentes norteamericanos y europeos en particular los de clase media y alta,
son conformistas cínicos, interesados, indolentes y no comprometidos
políticamente y que no para nada esos idealistas politizados que describen las
novelas románticas y ciertos filósofos y psicólogos ingenuos. Otros declaran que
el termino adolescencia es un artefacto social. Se inventó para apuntalar formas
de pensar y hábitos de crianza infantil compatibles con nuestras
sociedades urbano
industriales. Las pruebas etimológicas van seguidas de una cadena de
razonamientos tendientes a demostrar las intimas relaciones existentes entre el
termino inventado de adolescencia y las necesidades económicas de nuestras
sociedades industriales y posindustriales.
Algunos partidarios de la teoría de la invención son idealistas sociales que
sedean llamar la atención sobre paradojas inherentes a nuestras disposiciones
legales con respecto a los niños y los adolescentes. Alegan que la enseñanza
obligatoria entre los 6 y los 18 años, las leyes sobre trabajo infantil, el concepto
de delincuencia juvenil etc. los que fueron creados para proteger a los jóvenes de
las exigencias de la responsabilidad adulta, han producido un submundo de niños
y jóvenes despojados de sus derechos, quienes se ven ahora como prisioneros de
un sistema social que les promete éxito, poder, y riqueza a cambio de demorar su
adquisición de estatus sexual y legal adulto, pero que en los hechos proporciona
pocas de estas ventajas a la mayoría. Hay argumentos que vinculan la
prolongación artificial de la infancia con algunas de las desigualdades
que merecen elogio, ya que nos hacen ver las inquietantes discrepancias
existentes entre nuestro manifiesto de proteger a los niños y nuestra forma de
suprimirlos. Dicen que la marcada preocupación por salvaguardar la
seguridad de los jóvenes puede ser un método encubierto de impedir si
avance hacia la independencia y los propios adolescentes detectan la hostilidad
oculta detrás de la solicitud y por lo mismo a veces reaccionan violentamente
cuando tratamos de “protegerlos”
La conexión entre el deseo de igualdad social y los puntos de
vista reaccionarios sobre la naturaleza humana se ejemplifica en un libro de
Aries, llamado Centurias of childhood. El cual respalda la teoría de la invención de
la adolescencia. Dice que antes del siglo XVII los adultos no tenían noción de la
primera infancia ni la niñez, y mucho menos de la prolongación de la infancia
exteriores de la hidalguía se mantuvieron hasta la baja edad media, pero el amor
cortesano se deterioró hasta convertirse en un pretexto glorificado para el adulterio
y la promiscuidad, mientras que el valor se puso al servicio de las guerras
bárbaras. La edad media constituyó una ruptura violenta del progreso humano, fue
un espectáculo según lo que dice Aries, donde se vivía en un estado de
contrastes; el vicio con la virtud, el escandalo con la devoción, etc. Pasaban
por alto lo ético de la sociedad medieval, en la edad media hay
espontaneidad y libertad como si pudiese desestimar las obligaciones morales de
una persona hacia su prójimo.
Aries dice que, en los espacios libres y abiertos de La baja Edad media, el niño de
más de 7 años podría participar de todas las prerrogativas de la vida adulta. Se
establecían muy jóvenes, tenían que lograr que la comunidad los reconociera. Acá
el talento meda más que los conocimientos.
La sociedad era roja, dejaban mucho lugar al juego y la libertad de movimientos,
los sentimientos igual estaban desatados. Hasta la ilustración el niño era libre.
Desde el s. XVII en adelante la solicitud de la familia y la iglesia habrían de
imponer a aquel niño libre de problemas y ataduras, el látigo y la celda, es decir
los castigos normalmente reservados a los criminales. Aries no menciona que el
niño común del que habla en la edad media no tenía oportunidad de mejorar su
suerte por medio de la educación. Sus probabilidades de sobrevivir eran hasta los
20 años con suerte. La vida era corta y brutal, admite Aries, pero era dulcemente
vital. Hacia el siglo XX con el ascenso de la individualidad y la realización
personal a la categoría de valores principales, la conciencia cedió en si vigilancia y
fue parcialmente reemplazada por la opinión pública, el consenso general y la
moralidad pragmática. El capullo familiar pensado para resguardar al individuo de
las indignidades de la era industrial y mecánica se convirtió en una jaula de hierro
que para proteger a sus ocupantes les cerraba la puerta a las realidades sociales
del exterior. Y en la medida en que la familia aislaba a sus miembros de la
comunidad, la sociedad iba invadiendo el capullo, progresivamente. A familia
terminó por no servir de refugio, su fue pareciendo cada vez más al duro
mundo exterior. El individualismo y la búsqueda del propio interés dentro en esa
institución. Aries no estaba totalmente equivocado al hablar sobre las indignidades
de la modernidad, sus escritos han arrojado luz sobre la medida en que le
surgimiento de la infancia en las conciencias occidentales puede considerarse un
síntoma de la conmoción provocada por la modernización.
Aries lamenta la alienación espiritual de la vida urbana modera, con la expansión
industrial, la división del trabajo y esas instituciones creadas para compensar la
destrucción de las formas tradicionales: la unidad familiar moderna dedicada al
consumo, al ocio, crianza infantil, etc., Algunos críticos de izquierda defienden la
idea de que solo las formas sociales pueden crear la personalidad del niño y
moldear al adulto para convertirlo en un ciudadano digno, dicen que la naturaleza
humana es maleable y que lo único que se necesita para concretar
el potencial psicológico son estructuras sociales. La sociedad impone sus pautas
a la naturaleza. En el otro extremo están los de derecha quienes quieren
mantener su status quo por lo que nada nuevo debe surgir, todo cambio debe ser
dirigido, canalizado por la senda de lo tradicional. No se debe permitir que
tensiones de la vida individual perturben los engranajes de la maquina social. La
pubertad, con la madurez sexual que implica, es un hecho biológico, lo que es
amenazante son las relaciones entre madurez sexual y la madurez moral. En toda
la controversia de la existencia de la adolescencia hay consenso acerca de que la
pubertad supone un conflicto con las estructuras de la sociedad. La generación
adulta, frente al desafío que representa la presencia de personas a punto de
convertirse en la próxima generación, invariablemente inventa alguna forma social
que institucionaliza y regula la sexualidad de la pubertad.
Toda sociedad humana trata de protegerse inventando la adolescencia QUE
REQUIERE. En otras palabras, cada sociedad inventa la adolescencia
que merece y luego considera ese invento monstruoso, santo o heroico. La
mayoría de los adultos se sienten obligados a apaciguar la temiblevitalidad de
esos monstruos, santos o héroes.

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