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Ahora bien, la prueba que se convalida en el delito de lavado de activos resulta estar un
tanto apartado de la concepción formal de la prueba, ya que la prueba usual en este
delito es la indiciaria, a cuyo efecto la experiencia dicta como válidos, y a título
simplemente enunciativo los siguientes indicios:
1. En primer lugar, el incremento inusual del patrimonio de quien realiza las
operaciones de ingreso de dinero o bienes al mercado o el manejo de cantidades
de dinero que por su elevada cantidad, dinámica de las transmisiones,
características del negocio mercantil llevado a cabo, razonabilidad de las
inversiones o por tratarse de dinero en efectivo, pongan de manifiesto
operaciones extrañas a las prácticas comerciales ordinarias.
2. En segundo lugar, la inexistencia de negocios lícitos que justifiquen el incremento
patrimonial o las transferencias dinerarias.
3. En tercer lugar, la constancia de algún vínculo o conexión con actividades de
tráfico de drogas o con personas o grupos relacionados con aquellas; y,
4. En cuarto lugar, la utilización de documentos falsos para aparentar operaciones
inexistentes, que estos indicios y otros que se establezcan caso por caso, siempre
que por su gravedad y fuerza conviccional permitan inferencias razonables, y claro
está, en la medida que se encuentren plenamente acreditados, pueden enervar la
presunción de inocencia y, por ende, justificar una sentencia condenatoria.
CONCLUSIÓN:
Como nota final o conclusión debemos señalar que la prueba usual en este delito es la
indiciaria, estos indicios y los que se establezcan caso por caso, por su gravedad y fuerza
conviccional permitirán arribar a inferencias razonables, y en la medida que se
encuentren plenamente acreditados, pueden enervar la presunción de inocencia
constitucionalmente reconocido.