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SALUD MENTAL FRENTE A LA NUEVA NORMALIDAD LABORAL

En el presente artículo la autora analiza la protección de la salud mental y los riesgos


psicosociales generados debido a la pandemia del COVID-19 en el sector laboral.

Por Greta Monge, asociada del área de Laboral de Rodrigo, Elías & Medrano
Abogados

1. INTRODUCCIÓN

No es novedad que durante la pandemia muchas personas se han sentido afectadas


emocionalmente por la incertidumbre, el temor y otros sentimientos generados por
esta situación.

Los trabajadores no están exentos de ello y por diversos motivos podrían estar
expuestos a una mayor carga emocional relacionada a una posible pérdida del
empleo, a la variación de condiciones de trabajo, al retorno a sus actividades
presenciales, entre otras circunstancias.

El COVID-19 ha traído una serie de cambios en la vida cotidiana y laboral que


requieren de una especial atención por parte de los empleadores, no solo porque ello
podría afectar en mayor o menor medida el desempeño de sus trabajadores, sino
porque puede hacerlos psicológicamente más propensos a contraer enfermedades.

2. RIESGO PSICOSOCIAL EN NUESTRA LEGISLACIÓN LABORAL

Nuestra legislación define a los factores de riesgo psicosociales (o biopsicososiales)


como aquellas condiciones presentes en una situación laboral relacionadas con el
ambiente, la organización, el contenido del trabajo y la realización de las tareas, que
afectan el bienestar o a la salud (física, psíquica y social) del trabajador así como el
desarrollo del trabajo[1].

Las normas de seguridad y salud en el trabajo establecen la obligación del empleador


de prever que la exposición a este y otros agentes de riesgo no genere daños a la
salud de los trabajadores.

El artículo 103° del Decreto Supremo No. 005-2012-TR, Reglamento de la Ley de


Seguridad y Salud en el Trabajo (“RLSST”), reconoce al estrés como un riesgo
psicosocial que a largo plazo puede causar una serie de sintomatologías clínicas como
enfermedades cardiovasculares, respiratorias, inmunitarias, gastrointestinales,
dermatológicas, endocrinológicas, musculoesqueléticas y mentales, siendo que
muchas de ellas son precisamente comorbilidades asociadas a los factores de riesgo
para COVID-19.

Pero no solo el estrés puede generar daños en los trabajadores, sino también el
hostigamiento sexual, el mobbing, la violencia laboral, el síndrome de burnout, entre
otros, por lo que corresponde al empleador adoptar medidas concretas para identificar,
evaluar y controlar la exposición a este tipo de factores en el ámbito del trabajo, en
especial, en el contexto en el que nos encontramos actualmente debido a las
implicancias que ello puede tener en la salud física y mental de las personas.
Dicho ello, surgen algunas preguntas, por ejemplo, ¿cómo se lleva cabo esta
identificación de peligros y evaluación de riesgos psicosociales en el trabajo? ¿existen
algunas pautas que deban seguir los empleadores especialmente en el contexto de la
pandemia por COVID-19?.

Si bien las normas sobre seguridad y salud en el trabajo no precisan cómo se ejecuta
la evaluación de riesgos psicosociales, de aquellas se pueden extraer algunos
lineamientos generales que detallamos a continuación.

Por el momento, adelantamos que cualquier medida que se adopte en ese sentido
debe efectuarse a la luz de lo dispuesto por la Resolución Ministerial No. 375-2008-TR
(“RM 375”), Norma Básica de Ergonomía y de Procedimiento de Evaluación de Riesgo
Disergonómico, y las normas de prevención emitidas durante la emergencia sanitaria,
como es principalmente la Resolución Ministerial No. 448-2020-MINSA (“RM 448”) que
aprueba los “Lineamientos para la Vigilancia, Prevención y Control de la Salud de los
Trabajadores con Riesgo de Exposición a COVID-19”. Naturalmente ello deberá
también ser contrastado con las normas sectoriales de seguridad y salud en el trabajo
según el tipo de actividad.

3. LINEAMIENTOS PARA LA EVALUACIÓN DE RIESGOS


PSICOSOCIALES DURANTE LA PANDEMIA POR COVID-19

Según la RM 375, las condiciones de trabajo potencialmente propicias para desarrollar


un daño psicosocial u otras enfermedades derivadas de aquel son, principalmente, el
ambiente laboral, la organización del trabajo y el contenido y la forma de ejecución de
las tareas. De acuerdo a la misma norma, los requisitos mínimos que debe prever el
empleador para evitar que ello se materialice, son los siguientes:

1. Impulsar un clima laboral adecuado.


2. Definir el rol y las responsabilidades de cada trabajador
3. Establecer un ritmo de trabajo adecuado.
4. Elevar el contenido de las tareas evitando la monotonía.
5. Brindar capacitación para el desarrollo profesional.
6. Incorporar pausas en el trabajo (de preferencia cortas y frecuentes).

Resulta imprescindible, para estos efectos, que tales medidas vayan de la mano con
las normas sobre salud mental, específicamente, con lo señalado en la Ley No. 30947,
Ley de Salud Mental, y su Reglamento, aprobado por el Decreto Supremo No. 007-
2020-SA, tomando cuenta que dichas normas exigen adoptar toda una cultura de
prevención y atención a la salud mental de las personas en general, correspondiendo
a los empleadores implementar planes y programas de cuidado personal, alimentación
saludable, actividades socioculturales, estrategias para el manejo del tiempo y otras
medidas contra el estrés laboral, acoso, malestar, desmotivación, agotamiento laboral,
etc.
Ya hemos comentado que la pandemia por COVID-19 genera para los trabajadores
una situación especial de riesgo psicosocial, por ello las normas emitidas en este
contexto refuerzan la obligación del empleador en esta materia, no solo para la
continuidad del trabajo remoto que pareciera extenderse hasta el próximo año, sino
también frente al retorno progresivo a las actividades laborales como producto de la
reactivación económica.

Con relación a las medidas de prevención frente factores de riesgo psicosocial por
trabajo remoto, el Decreto Supremo No. 010-2020-TR dispuso que ante el cambio de
la modalidad de trabajo presencial por remoto, el empleador debía informar al
trabajador sobre las medidas, condiciones y recomendaciones de seguridad y salud en
el trabajo que se deban observar durante este período, lo que ciertamente incluye
información sobre los riesgos psicosociales durante la ejecución del trabajo en el
período de aislamiento social o cuarentena[2].

Con relación a las medidas de prevención para el retorno a las actividades laborales,
la RM 448 señala que la vigilancia de la salud de los trabajadores debe contemplar la
exposición a otros factores de riesgo distintos al biológico, como son los de tipo
ergonómicos y psicosociales, siendo que ello deberá ser determinado por el Servicio
de Seguridad y Salud en el Trabajo e incorporarse en el Plan de Vigilancia, Prevención
y Control de COVID-19 en el Trabajo (“Plan COVID -19”) de cada empresa.

Nótese que la vigilancia de estos factores es especialmente importante respecto de los


grupos protegidos por nuestra legislación, como es el caso de las mujeres, personas
con discapacidad, adultos mayores, personas con factores de riesgo para COVID-19 y
adolescentes, por lo que los empleadores deberán poner énfasis en la identificación y
evaluación de los riesgos psicosociales y las medidas protección de la salud mental de
dichas personas, reforzando su participación en tales procedimientos.
Dicho ello, nuestro consejo de trabajo para los empleadores es controlar los efectos
del trabajo en la salud mental de los trabajadores mediante el cumplimiento de las
siguientes pautas:

Obligación Criterios para su implementación

Evaluación de riesgo Esta evaluación se podrá realizar en base al método que


psicosocial elija la empresa.
Responsables Servicio de Seguridad y Salud en el Trabajo.
Se realizará de acuerdo a lo siguiente:
·      Una vez al año, como mínimo.
Frecuencia ·      Cuando cambien las condiciones de trabajo.
·      Cuando se produzcan daños a la salud de los
trabajadores.
El Plan COVID-19 debe incluir las medidas de prevención a
Plan COVID-19
factores de riesgo psicosociales, así como de salud mental.
Participación de los La evaluación debe contar con la participación de los
trabajadores trabajadores en tres niveles:
·      Consulta.
·      Información.
·      Capacitación.
Se debe adoptar un enfoque a favor de grupos
especialmente protegidos, como las mujeres, personas con
Enfoque
discapacidad, personas con factores de riesgo para COVID-
19, adultos mayores y adolescentes.
La evaluación se incorpora en el formato de registro
Registro aprobado por la RM 050-2013-TR, que será conservado por
un plazo de cinco años.
Identificación de Peligros,
Los resultados de la evaluación se deberán incorporar a la
Evaluación de Riesgos y
matriz IPERC.
Medidas de Control (IPERC)

El incumplimiento de esta obligación puede motivar la aplicación de multas por parte


de la SUNAFIL, así como la interposición de demandas para la indemnización de los
daños causados por factores de riesgo psicosocial en el trabajo no identificados o
controlados.

[1] Punto 3.7 del anexo de la Resolución Ministerial No. 375-2008-TR, Norma Básica
de Ergonomía y Procedimiento de Evaluación de Riesgo Disergonómico.
[2] Ver el punto 9 de la Resolución Ministerial No. 072-2020-TR que aprueba el
documento denominado “Guía para la aplicación del trabajo remoto”.

https://www.enfoquederecho.com/2020/08/31/salud-mental-frente-a-la-nueva-
normalidad-laboral/#_ftnref2

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