Está en la página 1de 3

El amor, un sentimiento abstracto en su significado y ejecución, es mucho lo que

se ha debatido a lo largo de los años sobre lo que es y lo que representa el amor,


grandes filósofos han sido los que nos han otorgado los más interesantes
conceptos/definiciones sobre esta palabra, así que en el presente ensayo
hablaremos manera de una especie de "recorrido" histórico lo que era el amor
para los distintos grandes filósofos y pensadores a lo largo de nuestra historia.

Para empezar, hablaremos sobre Platón, su teoría sobre el amor es de las más
curiosas y que mayor interés han generado a través de toda la historia pues este
concebía el amor de una forma muy peculiar. Debemos saber que este filósofo se
basaba en la dualidad, es decir para él la realidad estaba conformada por dos
sustancias independientes e mezclables entre sí, la materia y el espíritu. Ahora
bien, para este filósofo el amor era entendido como el estado de mayor éxtasis de
una persona y a la vez un estado de relativa frustración que se experimenta al
saber que hay algo más allá de lo físico que nos llama pero que, a la vez, no nos
será entregado totalmente, para Platón el amor es "un impulso que nos lleva a
querer ir mas allá de lo material en nuestra experimentación de algo", es decir que
al final, en esencia, a teoría del amor de Platón es la de una imposibilidad de
acceder a aquello que se ama. Aristóteles, uno de los precursores de la filosofía
quien fuera discípulo de platón, aunque este sea más conocido por sus
pensamientos y teorías sobre la ciencia y la filosofía política, también tenía su
teoría sobre lo que es el amor, para este filósofo Griego, el amor solo existía de
una forma, y se basaba en que las personas que estaban destinadas a estar
juntas, fueron alguna vez la misma persona, para el al morir, el alma se
dispersaba por el mundo y finalmente se convertía en otra persona al nacer, lo que
quiere decir que, si uno se encontraba con alguien que fue parte de esa misma
alma otrora vez, de manera irreversible uno se iba a enamorar.

Siguiendo con nuestro viaje, debemos irremediablemente hacer una parada por
una de las épocas de nuestra historia en las que el concepto de amor obtuvo quizá
su mayor apogeo y significado, estamos hablando de la época del Cristianismo, si,
habrá quienes digan que en cuanto a filosofía se refiere, esta época no cabe aquí,
pero teniendo en cuenta que la filosofía se define como el estudio de una variedad
de problemas acerca de la existencia del hombre, es irrefutable y hasta seria
deshonroso no hablar sobre el hombre más importante que haya pisado la tierra, y
que a su vez fue quien más hablo sobre el amor, es decir, Jesús, para él y
posteriormente para la teología cristiana, Dios era/es amor, en el Nuevo
Testamento nos encontramos innumerables referencias al amor, en todos los
contextos imaginables. Así el nuevo símbolo del Amor ya no era la pasión infinita
del alma en busca de luz, ni la dualidad que nos proponía Platón sino el
matrimonio de Jesucristo y de la Iglesia, del amor al prójimo, del amor incluso a tu
"enemigo", un amor que es bueno cuando es por amor a Dios y resulta malo
cuando es una tendencia solamente humana.

Siguiendo con la época subsiguiente, llegamos a la era medieval, lo que le siguió


al Cristianismo, y aquí nos encontramos con San Agustín, quizá como el mayor
representante filosófico de la época, en el caso del este personaje podemos
observar tres enfoques sobre el amor, el primero el amor en el sentido de anhelo,
lo que podemos decir es una primera fase del amor, en segundo lugar está el
amor resultante de la desnudez ante Dios, y por último el sentido del amor al
prójimo. Para San Agustín todo el mensaje de la Biblia se reduce a dos
mandamientos, amor de Dios y amor del prójimo.

Avanzamos hasta la era moderna de la filosofía, aquí nos encontramos con


grandes nombres como Descartes, Locke, Hobbes y Kant. Para Descartes quien
no hablo nunca propiamente del amor como tal, en su racionalismo cartesiano se
resistía a lo sentimental, pues opinaba que todas las pasiones son estados del
alma, estados que sin embargo estaban con una causa en el cuerpo, e insistía en
la conexión de ambas cosas. Su definición de las pasiones era la siguiente:
Percepciones, o sentimientos, emociones del alma causadas y sostenidas por
algún movimiento de los espíritus. Las pasiones principales según Descartes son
admiración, amor y odio (que incitan a unirse o separarse de lo que parece
conveniente o perjudicial); deseo, alegría, tristeza. Más allá de esto no fue mucho
lo que Descartes aportó al concepto de amor. Para el filósofo John Locke las
pasiones está en el placer y el dolor, y este definió el amor como una especie de
fruto de la reflexión sobre el placer (físico y sentimental) que alguien puede
producirnos. Hobbes en su obra "Leviatán" define al amor y afirma que es un
producto del miedo a no ser reconocido, a estar solo y resultar indiferente:
"Llamamos amor por una persona concreta al deseo de ser deseados por ella".
Finalmente Immanuel Kant nos habla de un "amor propio" para Kant “el amor
propio se trata del principio de hacer de la felicidad el fundamento determinante
del arbitrio” mientras que, la felicidad es “la conciencia del agrado de la vida que
acompaña permanente la existencia de un ser racional."

Finalmente nos encontramos con la época contemporánea de la filosofía, acá


aparecen Freud, Sartre y Nietzsche como los más representativos de esta
denominada última gran época de la filosofía. Para Freud, el amor es el instinto
de la vida, para el son las pulsiones de conservación y sexuales que se oponen al
instinto de muerte, pulsiones de destrucción, la tendencia a regresar al estado
inorgánico e inanimado. Freud descubrió en el mito de Narciso, una interesante
concepción sobre el amor, pues en este mito estaba condenado a enamorarse de
su propia imagen reflejada en las aguas de un estanque, por haber rechazado el
amor de Eco; la formulación clásica del amor y el culto a sí mismo, el placer de la
propia interioridad que hace que una persona se encierre en el egocentrismo y en
la indiferencia hacia los demás y de lo cual es necesario salir para poder tener una
vida plena, descubriendo así, si se puede decir, el amor hacia uno mismo.

Jean Paul Sartre, este exponente del existencialismo tenía una extraña visión del
amor, que incluso hoy en día, se ve más que antes, pero primero hay que
entender el existencialismo de Sartre, este es “esencialmente” ateo, es decir Dios
no existe, y por lo tanto, no hay una “naturaleza” estrictamente humana que sería
común a los hombres. Es primaria a la esencia humana, la existencia concreta de
los hombres. Y como Dios no existe, no existe normativa ni ley que obligue al
hombre a comportarse condicionalmente de determinada manera. El hombre está
“condenado a ser libre. Así pues Sartre reconoce que nuestra vida consciente
depende de nuestros cuerpos adoptando un modo sexual. El cuerpo nos hace
vulnerables para la mirada del otro. El amor, para Sartre, es el intento de capturar
la libertad del ser querido transformándolo en un objeto irresistible, fascinante y
hasta mágico, en otras palabras el amor para Sartre, no era más que algo
meramente material y sexual.

Kierkegaard, veía el amor de dos maneras, por un lado lo entendía como ilusión, y
por otro como un sentimiento que anularía o absorbería a la moral. Para el la
máxima expresión del amor es el amor romántico, definido como un encuentro
inmediato entre aquellas personas que son tocadas o elegidas por el amor.

Nietzsche veía el amor como una trampa para perpetuar la especie. Cuando
Nietzsche habla en sus obras sobre el amor, nos lo menciona como la única
salvación del individuo, como aquel acto que, llegado a su punto más alto, es la
exaltación del amor erótico entre dos personas. En su obra “Humano demasiado
humano”, Nietzsche pensaba en el amor como un asunto de suma importancia.
Este amor reflejaba una completa igualdad entre los amantes, sin ningún tipo de
jerarquía entre ellos: "El amor desea, el temor evita. En esto consiste que no
se pueda ser al mismo tiempo amado y respetado por una misma persona,
por lo menos al mismo tiempo. Pues el que respeta reconoce el poder, es
decir, teme; su estado es un temor respetuoso. Pero el amor no reconoce
ningún poder, nada que separe, que distinga, que establezca superioridad e
inferioridad de rango (Nietzsche, trad. en 1986, p. 321)."

Al final, vemos como Nietzsche veía el amor como una salvación que lleva al
hombre a encontrarse a sí mismo y a encontrarse con el otro, dejando un espacio
para la desilusión y uno para el triunfo en aquello que se llama amor, bien sea un
amor por el otro o un amor propio, sabiendo que aquello que se hace por amor
está más allá del bien y del mal.

También podría gustarte