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LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA Y CARMELITA

Esta experiencia se enmarca en el Siglo XVI donde la dirección espiritual será la


actividad fundante y central de toda la época. Estas dos fuentes de espiritualidad
influirán tanto en el concepto como la estructura propia de la misma.

Esta práctica tendrá un paso fundante en la conceptualización entre Dirección


Espiritual o Acompañamiento Espiritual. Por consiguiente la Dirección Espiritual ha
sido el nombre otorgado desde sus principios y es direccionada por un Padre o un
Maestro, esto quiere decir que no hay espiritualidad sin direccionamiento si dentro
de una experiencia mística la persona no busca o no tiene orientación no será
creíble. Ahora bien muchos autores, maestros o guías lo llaman Acompañamiento
porque conlleva una relación más fraterna, donde se siente hermanos de la persona
al direccionado. Sencillamente, la ayuda que una persona presta a otra para crecer en
su vida cristiana.

Como lo mencionamos a principio de las dos grandes escuelas de espiritualidad


podemos rescatar que ambas eran grandes y quizás Teresa haya bebido de las
fuentes ignacianas.

Dentro del marco de la imagen del acompañante rescatamos que esta imagen se
lleva tan adentro del hombre que se identificada por el maestro, el padre, superior de
la comunidad, la regla, el confesor y el amigo, todas estas consecuencias son un
resultado de unas experiencias sistemáticas que se han llevado a lo largo de la
historia

Figuras de la dirección espiritual

El Padre: Esta figura del padre se encuentra presente en la dirección


espiritual actual de nuestro tiempo es decir somos herederos de ella misma.
El Maestro: Esta figura es asumida por nosotros los cristianos,
remitiéndonos al modelo y único maestro, Cristo, es tomada en la época
antigua de la historia de la Iglesia también designa educación, guía y
experiencia.

El Confesor: Esta figura está relacionada únicamente con el presbítero o


sacerdote quien ejerce con total autoridad la confesión que es un sacramento
de la Iglesia. Por la propia ordenación sacerdotal gozan de manera sublime la
dirección espiritual ya que por naturalezas son Orientadores de Conciencias.
Por la propia actuación in persona christi ejerce con autoridad este
acompañamiento.

Podemos cerrar diciendo que estas dos escuelas de espiritualidad mencionadas


anteriormente enmarcaran la época y la llevara a valorar más en estos tiempos la
importancia del acompañamiento espiritual… Seria satisfactorio que este
acompañamiento sea cada día mas aterrizada y centrada en todas las dimensiones del
hombre como ser receptor de Dios.

La relación que se debe tener entre el maestro y el alumno es fundamental para la


mejor compresión o seguimiento del proceso, y quizás en el camino encontremos
elementos tan propios que nos lleven a entender más y más esta misión de Orientar
las conciencias.

Una buena guía espiritual es efectiva de acuerdo a que tanto el maestro y alumno se
comprenda mutuamente sin llegar a perder el horizonte que se está buscando.

Jeison Mosquera Mosquera

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