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WÊÊÊBÊÊFm^iC\WBBKWBI

HISTORIA
DB-MVNDO
A ntîgvo 37
,
Esta historia obra de un equipo de cuarenta profesores de va­
f im m ,
rias universidades españolas pretende ofrecer el último estado
,
de las investigaciones y, a la vez ser accesible a lectores de di­
HISTORIA versos niveles culturales. Una cuidada selección de textos de au­
, ,
tores antiguos mapas, ilustraciones cuadros cronológicos y
orientaciones bibliográficas hacen que cada libro se presente con
°^MVNDO ,
un doble valor de modo que puede funcionar como un capítulo
del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una
ANTÎGVO monografía. Cada texto ha sido redactado por. el especialista del
tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto.

25. J. F ernández N ieto, La guerra 44. C . G onzález R o m án , L a R e­


del Peloponeso. pública Tardía: cesarianos y
1. A. C aballos-J. M . S errano, 26. J. F ernández N ieto, Grecia en pompeyanos.
Sum er y A kka d . la primera m itad del s. IV. 45. J. M. R oldán, Instituciones po­
2. J. U rru ela , Egipto: Epoca Ti- 27. D . P lácido, L a civilización líticas de la República romana.
nita e Imperio Antiguo. griega en la época clásica. 46. S. M ontero, L a religión roma­
3. C . G . W ag n er, Babilonia. 28. J. F ernández N ieto , V. A lon­ na antigua.
4. J. U rru ela , Egipto durante el so, Las condiciones de las polis 47. J. M angas, Augusto.
Imperio Medio. en el s. IV y su reflejo en los 48. J. M angas, F. J. Lom as, Los
5. P. Sáez, Los hititas. pensadores griegos. Julio-Claudios y la crisis del 68.
6. F. Presedo, Egipto durante el 29. J. F ernández N ieto , E l m un­ 49. F. J. Lom as, Los Flavios.
Imperio N uevo. do griego y F Hipa de Mace­ 50. G. C hic, La dinastía de los
7. J. A lvar, Los Pueblos del M ar donia. Antoninos.
y otros movim ientos de pueblos 30. M . A . R a b a n a l, A lejandro 51. U . Espinosa, Los Severos.
a fines del I I milenio. Magno y sus sucesores. 52. J. F ernández U biña, El Im pe­
8. C . G . W agner, Asiría y su 31. A. L ozano, Las monarquías rio Romano bajo la anarquía
imperio. helenísticas. I: El Egipto de los militar.
9. C . G . W agner, Los fenicios. Lágidas. 53. J. M uñiz Coello, Las finanzas
10. J. M . B lázquez, Los hebreos. 32. A. L ozano, Las monarquías públicas del estado romano du­
11. F. Presedo, Egipto: Tercer Pe- helenísticas. II: Los Seleúcidas. rante el A lto Imperio.
nodo Interm edio y Epoca Sal­ 33. A. L ozano, Asia M enor he­ 54. J. M. B lázquez, Agricultura y
ta. lenística. minería romanas durante el
12. F. Presedo, J. M. S erran o , La 34. M . A. R abanal, Las monar­ A lto Imperio.
religión egipcia. quías helenísticas. III: Grecia y 55. J. M. B lázquez, Artesanado y
13. J. A lv ar, Los persas. Macedonia. comercio durante el A lto I m ­
35. A. P iñero, L a civilización he­ perio.
lenística. 56. J. M angas-R . C id, E l paganis­
mo durante el A lto Imperio.
14. J. C . Berm ejo, E l m undo del ROMA 57. J. M. S antero, F. G aseó, El
Egeo en el I I milenio. cristianismo primitivo.
15. A. L ozano, L a Edad Oscura. 36. J. M artín ez-P in n a, El pueblo
58. G . B ravo, Diocleciano y las re­
16. J. C . Berm ejo, E l m ito griego etrusco.
form as administrativas del I m ­
y sus interpretaciones. 37. J. M artín ez-P in n a, L a Rom a perio.
primitiva.
17. A. L ozan o , La colonización 59. F. Bajo, Constantino y sus su­
38. S. M ontero, J. M artín ez-P in ­
gnegtf. cesores. La conversión del I m ­
na, El dualismo patricio-ple­
18. J. J. Sayas, Las ciudades de Jo- perio.
beyo.
nia y el Peloponeso en el perío­ 60. R . Sanz, E l paganismo tardío
39. S. M o n te ro , J. M artínez-P in-
do arcaico. n a, La conquista de Italia y la y Juliano el Apóstata.
19. R . López M elero, E l estado es­ igualdad de los órdenes. 61. R. Teja, La época de los Va-
partano hasta la época clásica. 40. G. Fatás, E l período de las pri- lentinianos y de Teodosio.
20 . R . López M elero, L a fo rm a- meras guerras púnicas. 62. D. Pérez Sánchez, Evolución
ción de la democracia atenien­ 41. F. M arco, La expansión de del Imperio Rom ano de O rien­
se, I. El estado aristocrático. R om a por el Mediterráneo. De te hasta Justiniano.
21 . R . López M elero, La fo rm a­ fines de la segunda guerra Pú­ 63. G . B ravo, E l colonato bajoim-
ción de la democracia atenien­ nica a los Gracos. perial.
se, II. D e Solón a Clístenes. 42. J. F. R odríguez N eila, Los 64. G. B ravo, Revueltas internas y
22. D . Plácido, C ultura y religión Gracos y el comienzo de las penetradones bárbaras en el
en la Grecia arcaica. guerras civiles. Imperio i
23. M . Picazo, Griegos y persas en 43. M .a L. Sánchez León, R evuel­ 65. A. Jim énez de G arnica, La
el Egeo. tas de esclavos en la crisis de la desintegración del Imperio R o­
24 . D . Plácido, L a Pentecontecia. República. mano de Occidente.
WmWum
HISTORIA
^MVNDO
A ntîgvo

ROMA
Director de la obra:
Julio Mangas Manjarrés
(Catedrático de Historia Antigua
de la Universidad Complutense
de Madrid)

Diseño y maqueta:
Pedro Arjona

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reproducción total o parcial de
este libro, ni su tratamiento
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© Ediciones Akal, S.A., 1989


Los Berrocales del Jarama
Apdo. 400 - Torrejón de Ardoz
Madrid - España
Tels. 656 56 11 - 656 49 11
Depósito Legal: M -38565-89
ISBN: 84-7600-274-2 (O bra.com pleta)
ISBN: 84-7600-485-0 (Tomo XXXVII)
Impreso en GREFOL, S.A.
Pol. II - La Fuensanta
Móstoles (Madrid)
Printed in Spain
LA ROMA PRIMITIVA
Jo rg e Martínez-Pinna
Indice

Págs.

I. Introducción. Los documentos ........................................................................................ 7

II. La cultura lacial ............................................................................................................. 13

III. Topografía de Roina ..................................................................................................... 20

IV. Los orígenes de Roma .................................................................................................. 24

V. Las primeras instituciones .............................................................................................32


1. El o r d e n a m ie n to gentilicio .............................................. ...................................... 32
2. El rey ..............................................................................................................................34
3. C u ria s y tribus ............................................................................................................ 38
4. La estructura social ...................................................................................................41

VI. La formación de la ciudad ...........................................................................................44

VII. Servio Tulio y el fin de la monarquía romana ......................................................52

Cuadro cronológico ............................................ .................................................................... 61

Bibliografía ............................................................................................................................... 62
La Roma Primitiva 7

I. Introducción. Los documentos

El p r o b le m a de los orígenes y p rim e ­ nu estras fuentes d ocum entales.


ra historia de R o m a es sin d u d a u na Los testim onios de los que d is p o ­
de las cuestiones m ás c a n d e n te s que ne m o s son de dos tipos f u n d a m e n ta l­
todavía tiene p la n te a d a la crítica his­ mente, a rqueológicos y literarios; los
tórica. La bibliografía sobre el tema textos epigráficos son m uy reducidos,
es a b u n d a n tí s im a y co n tin u a m e n te se pues a u n q u e la escritura fue in tr o d u ­
e n riq ue c e con nuevos títulos que casi cida en el Lacio a c o m ien z o s del siglo
siem pre a p o r ta n algo interesante. Los VII a.C., su utilización no se g enerali­
investigadores se esfuerzan en la a c ­ zó sino hasta un siglo m ás tarde y los
tu alid a d en u n a b ú s q u e d a in cesante ejem plos c o no cido s son escasos y de
de nuevos d atos arqueológicos, en su difícil in terp retación , de m a n e ra que
sistem atizació n exhaustiva y en p r o ­ a u n q u e a p o r t a n d a to s positivos, se
c u ra r con tra sta rlo s con el testim onio pierden ante la m ayor cantidad y tras­
de los autores antiguos, con la finali­ c e n d e n c ia de los arqueológicos y lite­
d a d últim a de p re s e n ta r u n a visión rarios. C o m e n c e m o s p o r estos últi­
c o h e re n te y d o c u m e n t a d a del devenir mos. Las trad icio nes sobre la R om a
histórico de la R o m a primitiva. Sin prim itiva son b astante a b u n d a n te s y
em bargo , los resultados o b te n id os no hasta cierto p u n to co herentes, pero
g o z a n sie m p re de u n a c o m p le ta a c e p ­ p re se n ta n d e te r m in a d o s aspectos que
tación p o r p a rte de los especialistas, h acen d u d a r de su veracidad y o b li­
c u y a s o p i n i o n e s se e n c u e n t r a n en g a n en c o n s e c u e n c i a a p l a n t e a r s e
o c a s io n e s , a ú n a p o y á n d o s e en los h asta qué p u n to p u e d e n ser utiliza­
m ism o s datos, en posicio nes d ia m e ­ das co m o fuente de conocim iento his­
tra lm e nte opuestas. La razón de esta tórico. L1 p rim e r p ro b le m a serio que
situación se e n c u e n tra en el carácter ofrecen es de n atu ra le z a cronológica,
de la docum en tació n disponible, cues­ ya que la historia c o m o género litera­
tión q ue subyaee en general en todos rio nace en R o m a en u n a fecha relati­
los e stud io s de la histo ria a ntig ua, v a m e n te reciente. Fabio Pictor, el p r i­
p ero qu e es todavía m ás d e te r m in a n ­ m er histo ria d o r r o m a n o conocido, es­
te respecto a los casos concretos de cribió su o b ra a finales del siglo III
los orígenes, a los p e río d o s de los p ri­ a.C., es decir en u n m o m e n to poste­
mordia. Por ello no creo que esté de rior en varios siglos a los aco nteci­
m ás c o m e n z a r esta breve síntesis de m ientos que n arra, que p a ra nosotros
los orígenes de R o m a ofreciendo un se sitúan, según las fechas tra d ic io n a ­
p a n o r a m a sobre las características de les, entre los a ñ o s 753 (fu n d a c ió n de
8 Akal Historia del M undo Antiguo

R om a) y 509 a.C. (fin de la m o n a r ­ m a e leván do se a u n a época m uy a n ­


qu ía y c o m ie n z o de la República). te rior a la fu n d a c ió n de la ciudad. El
Este en orm e lapso de tiempo nos c o n ­ p u n to de a r r a n q u e se sitúa en la gu e­
duce a su vez a la s e gun da cuestión, el rra de Troya, u n o de cuyos héroes,
de las fuentes de in fo rm ació n, esto es E neas, h u y e n d o tras la destrucción de
lo que p o d r ía m o s lla m a r la « p re h is­ su c iu d a d , llegó finalm ente a las cos­
toria de la n o ticia», in c lu y e n d o su tas del Lacio en Italia, d o n d e se esta­
origen, las co n d ic io n e s de su t ra n s m i­ bleció y murió. Su hijo A scanio fu n ­
sión y el tra ta m ie n to q ue le dio el h is ­ dó la c iu d a d de A lba e in agu ró u n a
to ria d o r c u a n d o ésta llegó a sus m a ­ disn a stía de cuyo tro n c o surgieron los
nos. Pero a q u í no a c a b a n los p r o ­ dos gem elos R ó m u lo y R em o p r o ta ­
blemas, ya que p o r d esgracia la o bra g on istas de la fu n d a c ió n de R om a.
de los p rim e ro s h isto riad ores r o m a ­ Este a c o n te c im ie n to tuvo lugar, se­
nos ha llegado a no so tro s e n o r m e ­ gún la cro nolog ía que ac a b ó im p o ­
m ente inc o m p le ta , d isp o n ié n d o se tan niéndose. en el a ñ o 753 a.C., y R ó m u ­
sólo de a lg un os fragm entos incluidos lo. v e n c e d o r de su h e rm a n o , a su m ió
en escritos posteriores que ya c o n o c e ­ la c u a lid a d de héroe fu ndacional. A
mos mejor. A h o ra bien, estos p rim e ­ p a rtir de estos m o m e n to s c o m ie n z a el
ros h istoriado res ro m a n o s, cata lo g a ­ p erío d o m o n á r q u ic o de R om a, repre­
dos en su c o n ju n to b a jo la etiqueta de s e n ta d o p o r siete reyes de los cuales
«prim era analística», fueron a su vez los c u a tro p rim e ros form an la lla m a ­
utilizados p o r sus c o n tin u a d o re s, la da fase latin o -sa b in a y los otros tres
llam ada «segunda analística», que hi­ la etrusca. ce rrá n d o s e en el a ñ o 509
cieron u n a historia m u c h o m ás c o m ­ con la expulsió n de los reyes y la ins­
p ro m e tid a con la política de su tiem ­ ta u ra c ió n de un régim en republicano.
po. a t r i b u y e n d o a é p o c a s p a s a d a s La c o n c e p c ió n histórica de los a n ­
a c o n t e c i m i e n t o s q u e en r e a l i d a d tig u o s i m a g i n a b a el d e s a r r o llo de
n u n ca sucedieron pero que entonces R o m a m e d ia n te la acción in d iv id u a ­
e n c o n tr a b a n su p le n a ju stificació n. lizada de sus reyes, q uienes se con sti­
De esta « seg und a a nalística» ta m p o ­ tuían en los auténticos p rotagonistas
co d isp o n e m o s de n in g ú n re p re se n­ del h ec h o histórico. Así vemos c om o
tante com pleto, de m a n e r a qu e c u a n ­ R ó m u lo (753-717), p rim e r rey de R o­
do a cced em os a los p rim e ro s relatos ma. no sólo se limitó al acto en sí de
extensos y co he re nte s sobre los p ri­ la fu n d a c ió n física de la ciud ad , sino
meros siglos de R o m a , c o nc re ta do s que a d e m á s p ro p o rc io n ó a ésta sus
en la o b ra de 'l ito Livio y de D io nisio p r im e ra s instituciones políticas e in ­
de H a l i c a r n a s o , h is t o r i a d o r e s a m ­ cluso u n o r d e n a m ie n to social, pues
bos de la época de A ugusto, el p r o ­ eligió entre la m u c h e d u m b re de todo
ducto q ue nos e n c o n t r a m o s resulta tipo qu e se conv ocó a su lla m a d a a
e x tr a o r d in a ria m e n te e la b o r a d o y m a ­ los cien in d iv id u o s m ás destacados, a
nipu lado . P or ello n o es de e x tra ñ a r los q ue dió el título de patres y c o n sti­
que a lgunos investigadores a do pte n tuyó c o n ellos el p rim e r S e na d o que
postu ra s ra d ic a lm e n te críticas frente c o n o c ió la c iu d ad ; el resto de la p o ­
al relato tradicional (E. Pais a p rin c i­ blación q u e d ó relegado a la c o n d i­
pios de siglo, J. Poucet en los últimos ción plebeya. Si R ó m u lo era c o n sid e ­
años), c o n c lu y e n d o en definitiva que rado c o m o el c re a d o r político y social
u n a parte im p o rta n te de la tradición, de la c iu d a d , su suceso r N u m a P o m ­
aqu ella referida a la historia de los pilio (715-673), q uién o cu pó el tro n o
cuatro prim e ros m o n a rc a s, no es p o r ­ tras u n a ñ o de interregno, hizo lo p r o ­
ta d o ra de valor histórico. pio en el c a m p o religioso, pues insti­
Todos los historiad ore s c o m e n z a ­ tuyó los p rin cip ales colegios sac e rd o ­
b a n su relato sobre la histo ria de R o ­ tales y o rg a n iz ó la vida religiosa de la
La Roma Primitiva 9

c o m u n id a d m e d ia n te la creación del ñ a l a n d o la e n t r a d a de u n a n u e v a
c a l e n d a r io . El te rc e r rey de R o m a fase. Este T a rquinio, que reinaría e n ­
Tulo H ostilio (672-641), a b a n d o n ó el tre los a ñ o s 616 y 578 a .C , era un p e r­
pa c ifism o y la religiosidad de su a n te ­ son aje de origen etrusco —co m o lo
cesor y a s u m ió u n c a rá c ter to ta lm e n ­ indica su n o m b r e — que se estableció
te guerrero que le a se m e ja b a m ás a en R o m a d u r a n te el rein a d o de A nco
Rómulo: su gran acción fue la destruc­ y q u e gracias a sus dotes y a su riq u e ­
ción de Alba, con lo cual R o m a a s u ­ za consiguió a lc a n z a r el trono. Sus
m ía la h e g e m o n ía sobre el c o n ju n to h e c h o s tien en u n a perspectiva m ás
del p u e b lo latino. F in a lm e n te Anco a m p lia que la de sus antecesores: en
M a rc io (640-617) p re se n ta en su gesta sus relaciones con el exterior penetra
u n o s ele m e ntos característicos de R ó ­ en el e n tr a m a d o político in te rn a c io ­
m u lo y otros de N u m a , con el que es­ nal, en el in terior lleva a cabo im p o r­
tab a e m p a r e n ta d o ; en el p rim e r g ru ­ tantes reform as políticas y finalm ente
p o se e n m a r c a su p olítica de c o n ­ destaca p o r su la b o r urbanística. To­
quista, que su p u so la extensión del dos estos e le m e n to s , d e sa rro lla d o s ,
d o m in io de R o m a sobre u n am p lio nos los e n c o n tr a m o s en el relato de
territorio y el crecim ien to de m og ráfi­ su suc e so r Servio Tulio (577-535), a
co de la c iu d a d , pero p o r otra p arte q uien se a tribuye la cre a c ió n de dos
observó g ran respeto y dedicació n h a ­ de las p rin c ip a les instituciones de la
cia las institucio nes religiosas, c o n si­ historia co n stitu c io n a l ro m a n a , el or­
d e r á n d o s e le c o m o el re g u la d o r del d e n a m i e n to c e n tu r ia d o y las tribus
d ere c h o pontifical. te r rito r ia le s , d e s t a c a n d o a s im is m o
A p a rtir de T a rq u in io Prisco, q u i n ­ p o r sus victorias en el exterior y po r
to rey de R o m a , el to n o del relato su o b ra de u r b a n iz a c ió n . El m o n a rc a
analístico cam b ia sustancial mente, se­ que cierra la serie es T arq u in io el So­

Loba Capitolina
10 Akal Historia del M undo Antiguo

berbio (534-509), en cuyo s o b r e n o m ­ la a p a ric ió n de E neas, motivos todos


bre va im plicito el c a rá c ter tiránico ellos in v e n ta d o s p a r a vin c u la r la h is­
de su gobierno ; en efecto, la tradición toria de R o m a al m u n d o griego.
se c o m p la c e en recalcar su c r u e ld a d y I n c lu s o el m is m o R ó m u lo es u n
violencia, c o m e n z a n d o p o r su e n tr o ­ p e rso n a je tota lm e n te ficticio, m o d e ­
n izació n que se vió p re c e d id a del a se­ lado segú n el e sq u e m a griego del oi-
sinato de Servio, pero al m ism o tie m ­ kistés, del héroe fu n d a d o r, figura esta
po no le niega im p o rta n te s re a liz a ­ ú ltim a en p rin c ip io totalm en te ex tra­
ciones, c o m o la r e a firm a ció n de la ña a la m e n ta lid a d r o m a n a e itálica
h e g e m o n ía r o m a n a y la constitució n p ero a d m itid a gracias a la fuerte in ­
del g ran tem plo de Jú p ite r sobre el fluencia helénica. R ó m u lo c u m p le su
Capitolio. papel de f u n d a d o r en un doble plano:
Este breve c u a d r o del relato tr a d i­ en p rim e r lugar, m e d ia n te la p ro p ia
cional que a c a b o de e x p o n e r no c o n ­ de finición u rb a n ístic a de la ciudad,
cu erda sin e m b a rg o con los resulta­ f u n d a d a etrusco rilu; p o r otra parte,
dos que se o b tie n e n a través del tes­ c r e a n d o las instituciones a p ro p ia d a s
tim o n io arqueológico. Pero a u n sin p ara el g o bie rn o de la nueva ciudad.
necesidad de recurrir a este último, Este era el proceso que se seguía en
pu e d e n descu brirse con facilidad di­ las fu n d a c io n e s coloniales griegas —
versas in v e n c io n e s y a n tic ip a c io n e s salvo n a tu r a lm e n te la inclu sió n del
que no re sp o n d en a la realidad. H a y ritual e tru sc o —, p e ro en el caso de
que ten e r presente que este relato c a ­ R ó m u lo su falsificación salta a la vis­
nónico se form ó a p a rtir de tra d ic io ­ ta, pu es ta n to el rito de fu n d a c ió n uti­
nes de m uy diferente signo (tradicio­ lizado c o m o las instituciones a trib u i­
nes po pu lares, familiares, sa c e rd o ta ­ das al fu n d a d o r son claras a n tic ip a ­
les, escritos historiográticos griegos y ciones de h ech os qu e c o rre sp o n d e n a
e tru s c o s , etc.), c u ya c o n s i d e r a c i ó n otra é p oca m á s reciente. La gesta de
co m o fuente histórica era ya un p r o ­ R ó m u l o se e n r i q u e c e a d e m á s c o n
blem a m uy d iscutido en la a n tig ü e ­ otra leyenda igu alm en te frau du lenta:
d a d ro m a n a . Así, u n a in fluencia d i­ la de los sabinos. Según cuenta la tr a ­
recta de las c o n c ep c io n es históricas d ic ió n , c o m o R o m a se fu n d ó c o n
griegas se observa en la p rim e ra parte gentes de to do tipo a tra íd a s p o r el
del relato, en la d in a stía a lb a n a y en asylum in sta la do en el Capitolio, la

1. Fundación de Roma (Plutarco, Ró­ de la ciu da d, dá nd ole la form a de un círcu ­


mulo, 11) lo. Tras poner a su arado una reja de bro n ­
ce, el fu n d a d o r lo un ció a un buey y a una
vaca y lo co n d u jo cavando un surco p ro ­
D e spu és de h a be r e n te rra d o c o n ju n ta ­ fundo sobre la línea circu la r que se había
mente a Remo y a sus padres adoptivos en trazado. Le seguían unos hom bres en car­
la Remoria, Róm ulo se dispu so a levantar gados de echar hacia adentro los terrones
la ciudad. Para ello hizo venir de Etruria a que levantaba el arado, sin dejar ninguno
unos hom bres que le guiaran y enseñaran fuera. Esta línea m arca el con tro no de las
los ritos y fórm ulas que debía observar, m urallas y lleva el nom bre de pom erium ,
com o en una cerem onia religiosa. Hacia el palabra sin cop ada que significa «detrás de
lugar llam ado hoy C o m icio se cavó una la muralla». Allí d o nd e se quiere intercalar
fosa circular, d o nd e se arrojaron las p rim i­ una puerta, se retira la reja, se levanta el
cias de todo cuyo uso está legitim ado por arado y se deja un intervalo. Así se co n si­
la ley o im puesto por la naturaleza; fina l­ dera sagrado todo el m uro a exce pción de
mente cada uno echó un pu ña do de tierra las puertas, pues si se tiene a estas por sa­
traído de su lugar de origen y se m ezcló gradas no se podría, sin tem er la cólera d i­
todo. A esta fosa le dan el nom bre de m u n ­ vina, hacer pasar por ellas las cosas nece­
dus, el m ism o que en el O lim po. Después sarias que entran en la ciudad ni las cosas
se trazó alrededor de este centro la m uralla im puras que se expulsan.
La Roma Primitiva

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TIRREHENUM Μ. \
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^Antium
Lacio protohistórico

c o n tin u id a d de la c iu d ad , p o r lo que m a y o r parte del m is m o esta fo rm ad o


to m a n d o c o m o pretexto un a festivi­ p o r leyendas, reconstrucciones artifi­
d a d religiosa, los Consualia, se p ro ce ­ c ia le s, a n t i c i p a c i o n e s de a c o n t e c i ­
dió al rapto de las sa b in a s que h a ­ m ientos que sucedieron m á s a d e la n ­
b ía n a c u d id o a trai celebración. Esta te, etc. Sin e m b a rg o , esto no d ebe
afren ta provocó u n a guerra entre sa ­ llevarnos a d e sp re cia r en b lo q u e toda
bino s y ro m a n o s, que te rm in ó con la la tradición , c o m o se ha p reten d id o
u n ió n de los c o n te n d ie n te s y la c o n s ­ en fecha reciente, pues p o r p e q u e ñ o
titución de u n a m o n a r q u ía bicéfala qu e p u e d a ser el nú cleo d e v erd a d
re p re sen ta d a p o r R ó m u lo y Tito Ta- que conten ga, d e b e m o s in te n ta r des­
cio. N ace así la lla m a d a cuestión sa ­ cub rirlo y v alorarlo en toda su m a g ­
b in a y c u y o s d e f e n s o r e s so s tie n e n nitud. Por o tra parte, estas críticas no
u n a c o m p o n e n te de este pu e b lo en la p u ed e n extenderse al c o n ju n to del re­
fu n d a c ió n de R om a. Sin em bargo, la lato tra d icio n a l, sino tan sólo a su p r i­
arq ueología en n in g ú n m o m e n to d o ­ m era parte, en concreto a a quélla re­
c u m e n ta la p resen cia de los sa b in o s ferida a los cu a tro p rim e ro s m o n a r ­
en la R o m a prim itiva y el relato tra d i­ cas. La fase d e n o m in a d a etrusca m e ­
cional es el resultad o de u n largo p r o ­ rece otro tra ta m ie n to , p u e s a q u í la
ceso e x tr a o r d in a ria m e n te e la b o ra d o tra dic ió n es m u c h o m á s segura en sus
(J. Poucet). afirm a c io n es, y a u n q u e n o está c a ­
En re a lid a d m u y p o c o es lo que rente de falsificaciones . en el fondo
p u e d e sa lv a rse del relato c a n ó n ic o re sp o n d e a u n a situación m u c h o más
sobre los orígenes de R om a , ya que la en c o n s e cu e n c ia co n lo que co n o ce ­
c are n c ia de m ujeres h acia peligrar la m os p o r otras fuentes.
ιζ Akal Historia del Mundo Antiguo

Ante la ausencia de fuentes direc­ d e b e n s u p lirse in te g r a n d o en este


tas literarias, el testimonio a rqu eo ló ­ contexto arqueológico los escasos d a ­
gico asum e autén ticam ente esta fun­ tos fiables que nos a p roporciona la
ción. p resen tán do se com o el c a m ino tradición, así com o instituciones bien
m ás idóneo p a ra aproxim arse al p ro ­ sean de carácter político, m ilitar o re­
blema. La arqueología ofrece un p a ­ ligioso, que el característico conserva­
no ra m a muy sugestivo de los p rim e­ d u r i s m o r o m a n o m a n tu v o vivas y
ros tiem p os r o m a n o s , d escub re los cuyo origen se eleva a una época m uy
fraudes cometidos p o r la tradición y antigua. Pero tam bién se debe a c u ­
p ro p o rc io n a bases firmes sobre las dir a otros testimonios arqueológicos,
que ap oy ar la investigación. Así, gra­ esta vez procedentes de otras locali­
cias a los avances de esta disciplina, dades que p o r seguir u n a evolución
se puede d isp o n e r p o r ejemplo de un sim ilar a la ro m a na , p u eden contri­
m arco cronológico seguro; tam b ién b u ir con sus datos a co lm ar las lagu­
m uestra que R o m a no nació m e d ia n ­ nas de la d o c u m e n ta c ió n rom ana.
te el acto individual de un fundador, Este últim o p u n to es de una im p o r­
sino que es el resultado de un largo tancia manifiesta, pues la arq ueo lo ­
p r o c e s o de f o r m a c i ó n , i n d i c a n d o gía del Lacio ha experim entado en
cuáles fueron sus principales fases; fi­ los últim os años u n notable auge. A
nalm ente a través de la cultura m ate­ partir fundamentalmente del año 1974,
rial que nos p ro p o rc io n a preciosos el p la n te am ie n to metodológico sobre
datos sobre la vida económ ica, social el estudio de los orígenes de R om a ha
e id e o ló g ic a de los p r im itiv o s r o ­ sido afectado p o r u n cam bio de m ejo­
manos. ra su sta n c ia lm e n te las perspectivas
Sin em bargo la arqueología tiene de éxito. En vez de considerar a Roma
ta m b ié n sus dificultades, que en el com o u n caso individual, com o tradi­
caso concreto de R om a se ven acre­ cio n a lm e n te se hacía, en la actuali­
centadas po r la intensa o c upación ur­ d a d se estudia integrada en el contex­
b an a a que ha estado sometida: efec­ to más general del lacio al cual ló­
tivamente los grandes trabajos u r b a ­ gicam ente pertenece, es decir que vie­
nísticos iniciados en la antigüedad, ne a ser un ejemplo más, y en ocasio­
engrandecidos p o r los p a p a s y a m ­ nes no el principal, de la historia lati­
pliados en tiempos m od erno s, h a n al­ na. Por esta razón, vamos a c o m e n z a r
te ra d o n o ta b le m e n te la to po gra fía p o r la exposición de la cultura lacial,
más antigua de la ciudad, destruyen­ para a d q u irir así u n a base im prescin­
do al m ism o tiem po im portantes res­ dible que nos permitirá com p re n d e r
tos de su pasado. Estas deficiencias el p ro ce so de fo rm a c ió n de Roma.
Urna-cabaña
La Roma Primitiva 13

II. La cultura lacial

Bajo el n o m b re de Latium, los a n ti­ fases antigu as del paleolítico, neolíti­


guos d e s ig n a b a n aq uella región de la co y eneolítico y otras m ás recientes,
p e n ín s u la Itálica situada en la sec­ ya en el segu n d o milenio, característi­
ción central de la vertiente tirrénica y cas de la e d a d del b ro nce y co in ci­
lim ita d a p o r el río Tiber, los c o n tr a ­ dentes con la c ultura ap e n ín ic a pri­
fuertes del A p e n in o y el m a r T irreno m ero y s u b a p e n ín ic a a con tinu ación .
desde la d e se m b o c a d u r a de esc río La autentica historia individual del
hasta el p ro m o n to r io Circeo. F.l Lacio Lacio c o m ie n z a p rá c tic a m en te en el
no pu e d e c o n sid e ra rse co m o u n país p r im e r m ilenio, en el m o m e n to en
rico, pues no poseía recursos m in e r a ­ que se define u n a cultura p ropia, c o n ­
les c o m o la vecina Etruria, ni u n a fér­ s e c u e n c ia de la fra g m e n ta c ió n del
til tierra de labor: a d e m á s pese a te­ a p e n ín ic o en diversas fases regiona­
ner fa c h a d a m arítim a, ta m p o c o dis­ les. La cu ltu ra característica del Lacio
p o n ía de b u e n o s pu erto s naturales, recibe el n o m b re de lacial y a ella p er­
base im p re sc in d ib le p a ra u na origi­ tenecen los te stim o n io s a rq u e o ló g i­
naria vocación m arinera. No o b s t a n ­ cos ro m ano s.
te esta po bre z a de recursos, el Lacio La d o c u m e n ta c ió n se lim ita p rácti­
fue de las regiones más a v a n z a d a s de c a m e n te al área funeraria. Las tu m ­
Italia y la ra z ó n h ay que b uscarla en bas son todas de incineración , d e p o ­
su privilegiada situación. El Lacio era sitánd ose las cenizas del d ifu n to en
u n a e n c ru c ija d a de c am ino s, d isp o ­ u n a u r n a que n o rm a lm e n te era un
n ie n d o de excelentes vías de c o m u n i ­ gran vaso ovoide y en ocasiones tom a
cación internas q u e lo p o n ía n en rá­ la form a de u n a c a b a ñ a ; el a ju a r es
pid a relación con el in terior y con las b as ta n te u n ifo rm e y consta de diver­
regiones vecinas; estas eran a d e m á s sos tipos de vasos, o r n a m e n to s perso ­
los dos p rin c ip a le s polos de d e s a rro ­ nales, arm a s, etc., p ero siem pre con la
llo qu e existían en la p e n ín su la, E tru ­ p e cu lia rid a d de que tales objetos son
ria al norte y C a m p a n i a al sur, con lo m iniatura s; a lg u n a s veces se a c o m p a ­
cual era el Lacio p aso oblig ad o en las ña de u n a estatuilla asexual que re­
c o m u n ic a c io n e s entre am bas, lo que presenta al difunto. Todo este c o m ­
le reportó g ra n c a n tid a d de b eneficio­ plejo está revestido de u n a p ro fu n d a
sas influencias de todo tipo. carg a id eo ló g ica y d e n u n c ia una
La evolución prehistórica del Lacio creencia en el m á s allá: el difunto, in­
es sim ilar a la de c u a lq u ie r otra re­ cinerado, necesita u n soporte m a te ­
gión de la Italia p e n in su la r, con u n a s rial que se lo p ro p o r c io n a la estatuí-
14 Akal Historia del M undo Antiguo

lia; la u rn a p a sa a ser su nueva vi­ pu e sta de alg u n as posturas que p o ­


vienda y p a ra darle u n m a y o r valor d r ía m o s calificar co m o in te rm e d ia s
a d o p ta la form a de la c a b a ñ a ; final­ (H. R ie m a n n , M. Pallottino), en la a c ­
m en te los objetos m in ia tu rizados del tu a lid a d la práctica totalidad de los
a ju a r v ie n e n a re p re se n ta r todo a q u e ­ investigadores a d m ite n la cronología
llo qu e el difu n to poseía en vida y que e la b o r a d a p o r la escuela italiana, so ­
a h o r a sigue u tiliz a n d o en el m ás allá; bre todo p o r los tra b a jo s de G. C olon -
todo ello se c o m pleta con o fren das de na, a p a rtir de los presu pu estos de H.
víveres, restos de la c o m id a f u n era ­ M iiller-K arpe; ésta es p re cisam ente la
ria (silicernium). que va m o s a seguir aquí:
La d istrib u c ió n topográfica de las
tu m b a s nos p ro p o r c io n a a lgunos in­ p e río d o I 1000-900 a.C.
dicios sobre las co n d ic io n e s de los es­ p erío d o IIA 900-830 a.C.
tablecim ientos h u m a n o s . Estos a p a ­ p e río d o IIB 830-770 a.C.
recen c o n c e n tra d o s en alg u n a s áreas p erío d o III 770-730/720 a.C.
concretas, c o m o ya h em o s visto, y se perío do IVA 730/20-630/20 a.C.
e s tru ctu ra n a través de grupos de pe­ perío do IVB 630/20-580 a.C.
q u e ñ a s aldeas, s itu a d a s a poca dis­
tancia entre sí y v in c u la d a s p a r a la A p a rtir de esta últim a fecha se si­
realización de d e te r m in a d a s activida­ túa el c o m ie n z o de la e d a d arcaica la ­
des com u n e s, pero c o n se rv a n d o u n a tina, p o n i e n d o fin a la etapa proto-
a u to n o m ía prop ia. La estructura so­ histórica.
cial parece m a r c a d a p o r los lazos de Los restos a rqueológicos cono cid os
paren tela, y a u n q u e a lg u n a s tu m b a s en el Lacio q u e se elevan a la fase I
d e n u n c ia n a in dividu os con u n papel son escasos, pero basta n te bien c a r a c ­
social m ás destacad o, en general no terizados. La m a y o r c o n c e n tra ció n de
se observa u n a estratificación p e r m a ­ los m ism o s se d o c u m e n ta en el área
nente sino m ás bien u n a situ ación so­ de los Colli A lban i, form ació n m o n ­
cial b asta n te simple. ta ñ o sa de escasa altura y origen vol­
P ara su m e jo r estudio, la cu ltu ra la- c án ico q u e d o m in a la región latina,
cial se h a divid id o en fases, c a d a u n a d o n d e p u e d e n e n c o n tra rse en su for­
de las cuales con u n a d u ra c ió n deter­ ma m ás perfecta las m anifestacio nes
m in ada. La p e rio d iz a c ió n y c r o n o lo ­ cultu rales de este período, así com o
gía de esta cu ltu ra ha sido d u ra n te u n a m a y o r riqu eza y variedad en el
m uc h o s añ os m otivo de discu sión e n ­ m aterial arqueológico. O tros testim o­
tre los in v e s tig a d o r e s , h a b i é n d o s e nios se d o c u m e n t a n e n la l l a n u r a
prop u e sto diversas o p in io n e s al res­ ( R o m a ) y en la z o n a costera (Anzio,
pecto. B a sán d o se en criterios estricta­ P ratica di Mare). Los elem entos c o n s ­
m e n te estilísticos de las c e r á m ic a s titutivos de la cu ltu ra lacial I p ro c e ­
h a lla d a s en las tu m b a s , la escuela den de diversas fuentes: a lgunos son
sueca rep re se n ta d a p o r E. Cijerstad y heren cia de p erío d o s anteriores; otros
P.G. G iero w lijó la d e n o m i n a d a c r o ­ fueron e la b o ra d o s allí m ism o; fin al­
nología baja, e stru c tu ra d a de la m a ­ m en te u n tercer grupo, q uizás el m ás
nera siguiente: I —800—750; I I = 7 5 0 — im p o rta n te , resulta de u n influencia
700; 111 = 7 0 0 -6 2 5 ; I V = 6 2 5 -5 7 5 a.C. directa de las gentes del otro lado del
Este p l a n t e a m i e n t o fue i n m e d i a t a ­ Tiber, de la facies A llu m ie re del pro-
m ente constestado, su rg ie n d o la lla­ tov illa n o v ian o m e rid io n a l etrusco.
m a d a cron olog ía alta, que según uno La siguiente fase HA sigue en g e n e ­
de su s p r i n c i p a l e s p a r t i d a r i o s , H. ral con la m ism a tó n ic a que la a n te ­
Miiller-Karpc, q u e d a b a c o m o sigue: rior, salvo en sus m o m e n to s finales,
1= siglo X; 11= siglo IX; 111= siglo c u a n d o c o m ie n z a n a a p a re c e r nuevos
VIII; I V = siglo VII a.C. Tras la p r o ­ e lem entos q ue c a ra c te riz a rá n al p e ­
La Roma Primitiva 15

ríodo IIB. D u r a n te esta fase el Lacio ú ltim a c o m ie n z a p a u la ti n a m e n te a


se ab re m ás a las influencias externas ejercer un m a y o r influjo sobre el L a ­
y m a n t i e n e i n te n s o s c o n ta c to s no cio, d e s p la z a n d o la influencia villa-
sólo con la E truria m e rid io na l sino noviana. Así se p r o d u c e n entonces no
ta m b ié n con C a m p a n i a , d o n d e se d e ­ sólo im p o rta n te s no vedades en la c u l­
sa rro lla n las florecientes culturas vi- tura material, sino tam bién en la ideo­
ll a n o v i a n a s de las t u m b a s de fosa logía funeraria: el rigorism o im p u e s­
(F ossakultur) re s p e c tiv a m e n te . E sta to p o r la inc ine ra c ió n del p eríodo I se

Ajuar funerario de una tumba de las


primeras fases laciales
16 A ka l Historia del M undo Antiguo

m a n tie n e so la m e n te en el área de los vos e i m p o r t a n t e s c e n tr o s l a t i n o s


m o ntes A lb a n o s, m ie ntra s q ue en las (Castel di D ecim a, L au re n tin a , T iv o­
z o n a s de lla n u r a la c re m a c ió n c o ­ li, y u n poco m ás tarde La Rustica),
m ien z a a ser sustitu id a p o r la i n h u ­ los cuales n a c e n con gran fuerza y
m a c ió n en tu m b a s de fosa. cierta o rg a n iz a c ió n interna. U n ele­
En c u a n to a las características de m e n to d e sta c a d o es el clim a de vio­
los p o b la m ie n to s, no parecen o b se r­ lencia e in se g u rid a d que se respira a
varse g ra n d e s tran sfo rm a c io n e s en su través del te stim o n io arqu eológ ico:
estructura interna: c o n tin ú a la m ism a tras el pacifism o de la fase anterior,
te n d e n c ia de p e q u e ñ a s a ld eas c o n ­ las a r m a s a p a re c e n de nuevo en las
c e n tra d a s en d e te rm in a d a s áreas, al tu m b a s , y lo que es m ás im p ortante,
tiem po que la h o m o g e n e id a d p r e d o ­ a lg u n a s c o m u n id a d e s tratan de p r o ­
m in a n te en los ajuares funerarios in ­ tegerse con la c on struc c ió n de u n ag­
dica u n a p revalen cia de los lazos de ger. primitivo sistema de defensa c o m ­
p aren tela, sin s ín to m a s claros de u na p u e s to p o r u n foso y u n m u r o de
diferenciación social. Un h echo im ­ t ie r r a l e v a n t a d o a p r o v e c h a n d o el
p o rta n te viene d a d o p o r el in c re m e n ­ declive de u n a ladera. U n o de estos
to dem ográfico, perceptible a través aggeres, el de D ecim a, fue con struido
del m a y o r n ú m e r o de sepulturas. Este de sp ué s de u n a etapa de destrucción
fe n ó m e n o no afectó p o r igual a todas e incendio.
las zonas, sino que resultó m ás b e n e ­ La o rg a n iz a c ió n in te rn a de las c o ­
ficioso p a ra las c o m u n id a d e s de lla­ m u n id a d e s laciales sigue b a s á n d o se
nura, d o n d e se observa un c rec im ie n ­ en e s q u e m a s m u y sim ples, a u n q u e
to en las ya c o n o c id a s y la aparición un p oco m ás a v a n z a d o s que la fase
de o tra s n u e v a s (G a b ii-O s te ria anterior. La vida ec on óm ic a se basa
d cll’Osa); p o r el c o n tra rio los m ontes e se n c ia lm e n te en los recursos locales;
A lb a n o s e x p e rim e n ta n el fe n ó m e n o la cerám ica, h e ch a a m a n o , es u n a a c ­
opuesto, d e te c tá n d o se en estos m o ­ tividad d o m é stic a cuya p r o d u c c ió n
m en to s los p rim e ro s sín to m a s de des­ viene d e te r m in a d a p o r la necesidad.
censo dem ográfico. Por el c on trario, la m etalurgia requie­
El pe ríodo TIB su p o n e en el Lacio re e sp e cialización y en este c a m p o sí
c a m b io s m u y no tables que ya se in­ se p r o d u c e n n o ta b le s in n o v a c io n e s
tuían en la a n te rio r fase Í1A. La in ­ respecto a las fases anteriores, que se
fluencia de la «Fo ssak u ltu r» c a m p a ­ p u e d e n resu m ir en el in c re m e n to y
na es a h o ra p re d o m in a n te , que des­ e s t a n d a r i z a c i ó n d e la p r o d u c c ió n ;
p laza al v illa n o v ia n o no sólo en el esto significa que el arte sa n o m eta lú r­
área latina sino ta m b ié n en la falisca, gico se ha in te g ra d o en la c o m u n id a d
in tro d u cién d o s e incluso en la pro p ia y a s u m e en ella u n no table peso eco­
Etruria: un reflejo de la nueva situ a ­ nóm ico. Por otra parte, la d o c u m e n ­
ción lo e n c o n tr a m o s en la definitiva tación fun e ra ria revela la existencia
sustitución de la in c in e ra c ió n p o r la de u n a e s t r u c t u r a so c ia l b a s t a n t e
i n h u m a c ió n en el rito funerario. Las igualitaria, sin c o n c e n tra cio n e s rele­
m ay ores tra n s fo rm a c io n e s se detec­ vantes de riqueza, com o si esta últim a
tan en el c a m p o dem o grá fic o y en las p e rte n e c iera a la c o m u n id a d en su
co n d ic io n e s del establecim ien to h u ­ c on ju nto. T i n sólo al final del p erío ­
m ano. El crecim iento de la p o b la c ió n do c o m ie n z a n a observarse signos de
e x p erim en ta a h o r a un fuerte em puje, funciones sociales d istingu id as y de
del que n u e v a m e n te se b e n efic ia n las u n a d istrib u c ió n d ife re n c iad a de la
c o m u n i d a d e s de l l a n u r a ' m ie n tr a s riqueza, aspectos q u e serán decisivos
que el área a lb a n a sigue su frien do un en la siguiente fase.
d e s p o b la m ie n to c o ntin uo. Poco des­ El p e río d o III p u e d e c on siderarse
pués del a ñ o 800 a.C., ven la luz n u e ­ c o m o u n a etapa de transición, en la
La Roma Primitiva 17

cual se a s u m e n las tran sfo rm a c io n es nos e x p e r i m e n t a n a h o r a u n vacío


h a b id a s en la fase a n te rio r y al m is­ casi total. La vida ec o nó m ic a se ve
m o tiem po se p re p a ra el c a m in o p ara e m p u ja d a p o r las in n ov acio nes a p o r ­
la explo sión del oricntalizante. Dos tad as "desde el exterior, sobre todo en
hechos d e te rm in a n te s m a rc a n los c o ­ la p r o d u c c ió n a rte sa n a l, d a tá n d o s e
m ien zo s del período: p o r una parte, de e n to nces la in trod uc c ión del torno
vuelve la in fluencia villa novia na de del alfarero, que perm itirá fabricar la
la otra orilla del Tiber, d e sp la z a n d o c erám ica en serie, y nuevas técnicas
d e finitivam en te a la «Fossakultur», y en el tra b a jo del metal: estos avances
p o r otra se p ro d u c e en el sur de la p e­ no tienen u n a incid encia inm ediata,
n ín su la la in stalación colonial de los pero en algunas tum bas pueden ya e n ­
griegos, q uienes con su c ultura s u p e ­ co ntra rse alg un os vasos a torno y de
rior a c tú a n c o m o c a ta liz a d o r en el a c u e rd o con los m odelos griegos. To­
proceso evolutivo de los p ueblos tirré- das estas in n o vacio nes afectaron ló­
nicos. Fste ú ltim o f e n ó m e n o tiene gicam ente a la estructura social, de
u n a especial in c id e n c ia en Etruria, m a n e r a qu e el igualitarism o an te rio r
objetivo ú ltim o del interés comercial se r o m p e d a n d o paso a u n a clara d i­
griego en Italia, in tro d u c ie n d o en esa ferenciación social, tra d u c id a en las
región im p o rta n te s a d e la n to s de los tu m b a s m e d ia n te la apa ric ió n de ce­
cuales ta m b ié n se benefició el Lacio. rám ica griega y de im itación, así c o ­
Los p o b la m ie n to s latinos atravie­ mo u n a m a y o r a c u m u la c ió n de m e­
san a h o ra u n a fase de c o n so lidación tal. d a to que indica que sus posesores
y crecim iento, fu n d a m e n ta lm e n te h a n a lc a n z a d o en vida una posición
aquellos situados en la lla n u ra y ju n ­ d e s ta c a d a . A sistim o s pu es al n a c i­
to a las p rin c ip a le s vías de c o m u n ic a ­ m iento de la aristocracia latina.
ción. m ie n tra s que los m ontes Alba- El p erío d o IVA recibe tam b ié n el

Foro Romano
18 Aka! Historia del M undo Antiguo

n o m b r e de orie n ta liz a n te, pues c o in ­ ca de im p o rta c ió n , produ ctos de o ri­


cide c o n el de sa rro llo en el Lacio de gen oriental, e incluso en ocasiones
esta c u ltu ra d efin id a p or la a c e p ta ­ u n carro, con los distintivos de las
ción de m od e lo s orientales, fenó m e­ t u m b a s aristo cráticas. Al igual que
no q ue se d a al m is m o tie m p o en sucede en la vecina Etruria, tam b ié n
E truria y en G recia. D u r a n te esta fase la aristocracia latina, autentica p r o ta ­
se asiste a u n av a n c e g e n e ra liz ad o de go nista del orientalizante, se b e n e fi­
todos lo's elem en to s que c o n fo r m a n cia casi exclusivam ente de otras in n o ­
la c u ltu r a lacial. e s p e c ia l m e n te de v a c io n e s , c o m o la vid y p r o b a b l e ­
aqu ello s que h a b ía n a p are c id o en el m e n te ta m b ié n el olivo, p r o d u c to s
períod o anterior. Los ase n ta m ie ntos cuyo cultivo y disfrute son c aracterís­
h u m a n o s e x p e r im e n ta n u n n o ta b le ticos de esta clase social; igualm ente
crecimiento, iniciando un c am ino irre­ la escritura, in tro d u c id a desde E tru ­
versible h acia la defin ició n de su c a ­ ria. viene a tener el m ism o c arácter
rácter u rb a n o , h e c h o que se c u m p lirá qu e en esta ú ltim a región, es decir,
en el pe ríodo siguiente a finales del q u e se c o n s id e ra c o m o un bien de
siglo VIII a.C. Las relaciones c o n el prestigio y su c o n o c im ien to relegado
exterior son a h o ra m u c h o m ás in te n ­ a la c a p a aristocrática.
sas y o rg a n iz a d a s , e sp ecialm ente con Esta última controla pues el p oder
la Etruria m erid io n a l, cuyos centros político y concentra en sus m anos gran
de C a e re y Veyes c o m p ite n p o r im p o ­ parte de la riqueza existente en el L a ­
ner sus respectivas influencias en el cio. Las causas y m ecanism os de esto
Lacio. A sim ism o la p resencia griega último no es algo fácil de determinar:
se intensifica n o ta b le m e n te , c o m o lo la tierra debió ju g a r un papel im po r­
m uestra el a b u n d a n t e m aterial tanto tante al respecto, pero no tra nsc e nd e n­
griego c o m o oriental e n c o n tr a d o en tal. ya que la agricultura latina fue d u ­
las tu m b a s , así c o m o p ro d u c to s de rante m u c h o tiem po de subsistencia,
im itació n local que in d ic a n la a d o p ­ sin posibilidades de asegurar c o n sta n ­
ción de téc n ic a s (uso g e n e r a liz a d o temente unos excedentes, pues las c o n ­
del torno) y estilos griegos po r parte diciones naturales no eran óptim as e
de los a rte s a n o s locales. im pedían utilizar las especies más pro­
El análisis de las necrópolis con fir­ ductivas, al contrario de lo que sucedía
ma la existencia de un a realidad so­ en Etruria; po r ello se h a n de buscar
cial m uy estratificada, m o s tra n d o los otras causas, fu nd am entalm ente la ga­
diferentes grad os de ap ro p ia c ió n de nadería, que todavía d uran te la R e p ú ­
la riqueza. C o n t i n u a n d o con la ten ­ blica constituía la base económ ica de
dencia iniciada en la a n te rio r fase III, m u ch a s gentes patricias, y el control
la aristocracia latina se m u estra a h o ­ de las vías de com unicación.
ra con su m a y o r g ra n d io s id a d a tra­ Sin em barg o, el disfrute del p o d e r
vés de las lla m a d a s tu m b a s p rin c ip e s­ p o lític o y del e c o n ó m i c o n o llevó
cas, qu e tie n e n sus e je m plos m ás re­ c onsigo el q u e la aristocracia ejercie­
presentativos en las tu m b a s Bernardi- ra ta m b ié n u n estricto control social.
ni y B arbcrini de la an tig u a c iu d a d de La a r q u e o lo g ía m u e stra u n a s i tu a ­
Praeneste. Estos sep ulcro s aristo cráti­ ción m uy estratificada en el m u n d o
cos se distin gu en de los restantes a ve­ funerario, reflejo evidente del m u n d o
ces p o r su a rq u ite c tu ra (túm ulo, c á ­ de los vivos: así, p or d e b a jo de las
m a r a , p s e u d o - c á m a r a ) , lo q u e los tu m b a s p rin c ip e sca s, nos e n c o n tr a ­
a s e m e ja a sus c o n t e m p o r á n e o s de mos con otras que c o n tie n e n esp a d a
Etruria, pero es sobre t o d a en el a ju a r y l a n z a y u n a ju a r de riqueza m e d ia ­
fun erario d o n d e m e jo r se m anifiesta na, en el q u e están ausentes algunos
la d ig n id a d del difunto: g ra n c a n ti­ p ro d u c to s de im p o rtac ió n ; a su vez,
d ad de metal, ce rá m ic a griega y etrus- detrás de éstas hay otro gru p o de tum -
La Roma Primitiva 19

bas m a sc u lin a s c a racterizad o por e n c u e n tra la sede de todas las in stitu­


c o n t e n e r s o l a m e n t e la la n z a y u n ciones, y u n c o n ju n to de estableci­
a ju a r m á s b ie n m odesto. Todo ello m ientos m e n o re s ('pagi), qu e p o r su
p arece in d ic a r q ue en general los b ie­ m e n o r v ita lid a d fu e ro n a b s o r b id o s
nes de p r o d u c c ió n p r im a r ia e staban p o lític a m e n te p o r la m a y o r p u ja n z a
b a sta n te repartid os y que las dife re n ­ de sus vecinos sin llegar a a lc a n z a r
cias entre los diversos estratos se m e ­ p o r ello el g ra d o c iu d ad a n o .
d í a n e s t r i c t a m e n t e en c u a n t o a la La estructu ra social sigue la m ism a
c a n tid a d de riq u e z a a c u m u la d a po r te n d e n cia del perío do anterior. A la
otros m edios, ofrecien do u n p a n o r a ­ c a b e z a se e n c u e n tra u n a clase aristo­
m a m u c h o m á s a rtic u la d o que el que crática que a d q u ie re a h o ra u n m arco
existía c o n te m p o r á n e a m e n te en E tru ­ más a p r o p ia d o p a ra ejercer su s u p e ­
ria. F in a lm e n te e sta b a n los artesanos, rioridad: en el am b ie n te c iu d a d a n o
cuyo n ú m e r o d eb ió ser b a sta n te n o ta ­ utiliza la casa de piedra, q u e d a n d o la
ble, p uesto q ue la m a y o r parte de las c a b a ñ a relegada a los estam entos m e ­
ac tiv id a de s q u e les e s ta b a n ligadas nos privilegiados; su estilo de vida se
eran ya propias de especialistas, a b a n ­ caracteriza m á s con la a d o p c ió n de
d o n a n d o m u c h a s de ellas su antiguo algunas costum bres tom adas del m u n ­
ca rá c ter dom éstico. do griego, co m o la un ción del cuerpo
L la m a d o ta m b ié n orientalizante re­ c o n aceites p e rfu m a d o s y la práctica
ciente, el perío do IVB p o n e té rm in o a del b a n q u e t e . Sin e m b a r g o , en el
la cu ltura lacial. A p e sa r de su breve­ m u n d o funerario se asiste a u n a tra n s­
dad, este p e río d o es de excepcional fo rm ación notable: a p a rtir del a ñ o
im p o rta n c ia , sobre todo en la a rtic u ­ 600 a p r o x im a d a m e n te , las tu m b a s se
lación in te rn a de los a se n ta m ie n to s e m p o b re c e n n ota ble m en te , hasta tal
h u m a n o s , q u e p u e d e n d e fin irse ya p u n to que a lg u n a s se p re s e n ta n total­
co m o u rb a n o s: asistim os entonces al m en te p riv a d a s de ajuar; esto sucede
n a c im ie n to de la c iu d a d en el Lacio. en todos los en te rra m ien to s, a u n q u e
Este fe n ó m e n o se prese n ta co m o el la clase aristocrática sigue o ste n ta n d o
resultad o de u n largo proceso, que se su s u p e rio rid a d m e d ia n te la utiliza­
inicia con las p rim e ra fases de la c u l­ ción de la tu m b a de c á m a r a frente a
tura lacial y que se vió acelerad o a la m á s c o m ú n de fosa. La inte rpre ta ­
p artir de m e d ia d o s del siglo VII a.C. ción de este fe n ó m e n o se ha dirigido
Allí d o n d e la a rq ue o lo gía lo permite, p r e fe re n tem e n te h a c ia la existencia
p u e d e n o b s e r v a r s e las im p o r ta n te s de leyes s u n tu a ria s que, a im agen de
tra n sfo rm a c io n es qu e tienen lug ar en las c o n t e m p o r á n e a s l e g is la c io n e s
los p o b la m ie n to s: la a n tig u a a r q u i­ griegas, p r e te n d ía n lim ita r la ex h ib i­
tectura de c a b a ñ a s c o m ie n z a a ser c ión de lujo en los funerales (G. Co-
sustituida p o r otra con cim ien to s de l o n n a , C. A m p o l o ) ; p e r o t a m b i é n
p iedra, p a re d e s de ladrillo y cubiertas p u e d e in terp retarse co m o un reflejo
de tejas, que en los edificios públicos del c a m b i o de id e o lo g ía ; s e g ú n el
se com p le ta con ele m e n to s de c o ra ti­ cual la aristocracia no destinaría su
vos fab ricad os con terracota; a sim is­ riq u e za a su p r o p ia tu m b a sino hacia
m o se p ro d u c e u n a p rim e ra p la n ific a ­ el m u n d o de los vivos, lo cual explica­
ción ub an ístic a , d e lim itá n d o se las d i­ ría el e n riq u e c im ie n to de los d e p ó si­
ferentes áreas fu nc iona le s (religiosas, tos votivos y el de sa rro llo de la activi­
políticas, residenciales, eco n ó m ic a s, d ad edilicia en las ciudades. Sea lo
viarias, etc.). La defin ició n del a sp ec­ que fuere, lo cierto es que a m b a s in ­
to u r b a n o se c o m p le m e n ta c on la del te rp re ta c io n e s c o n d u c e n h a c ia u n a
territorio, de m a n e r a que las ciu dades m is m a co nclu sió n: la c o n so lidación
vienen a c on stitu ir u n co m p lejo c o m ­ de la estructura u r b a n a y de la ideolo­
puesto p o r u n centro cívico, d o n d e se gía que lleva consigo.
20 A kal Historia del M undo Antiguo

III. Topografía de Roma

Es en cl contcxto de la cu ltu ra lacial m e r c a n c ía s e x tra n je ra s ; su m ar, lo


que a c a b a m o s de ver d o n d e debe si­ b a sta n te p ró x im o para utilizarlo, no
tuarse el estudio sobre los orígenes de nos e x p o n e sin e m b a rg o a los p eli­
R om a. Pero a ntes de e n tra r en este ú l­ gros de las flotas enem igas» (Livio,
timo p u nto, es m uy c o nv en ie n te a m ­ V.54.4). R o m a sigue pues la tend encia
pliar los c o n d ic io n a m ie n to s básicos casi general de las c iu dades etruscas y
m e d ia n te la exposición de la to p o g ra ­ latin as de no situarse d irectam en te en
fía de R om a, es decir, de aquellos ele­ la orilla del mar, sino un poco hacia
m entos que c o n f o r m a b a n el paisaje el in te rio r, a u n q u e sin p riv a rse de
físico sobre el cual se levantó po ste­ cierta c o n d ic ió n m arítim a. Esto últi­
riorm ente la ciud ad. Los estudios so­ m o se lo p r o p o r c io n a b a a R o m a el río
bre topografía antigua, bien sea u r b a ­ Tiber, u n a de las vías m ás im p o r ta n ­
na o física, se h a n revelado en los tes de la Italia central y de cuya nave-
ú ltim o s a ñ o s c o m o f u n d a m e n t a le s g ab ilid a d R o m a era de las, p r in c ip a ­
p a ra un a m e jo r c o m p r e n s ió n de la les beneficiarias, sobre todo a partir
historia de R om a, y p a ra los efectos del desarro llo del com ercio tirrénico
que p e rseguim os, este c a p ítu lo sera en el siglo VIII a. C. Pero a d e m á s
de e n o r m e u ti lid a d p a r a e n t e n d e r R o m a se a p ro v e c h a b a asim ism o de
m ás c la r a m e n te las c o n d ic io n e s de su c o n d ic ió n de p u e n te sobre el río,
los prim eros a s e n ta m ie n to s h u m a n o s p o r lo que en ella c o nflu ía n rutas te­
así c o m o su p osterior evolución hasta rrestres m uy tra n sita da s que e n la z a ­
la form ació n definitiva de su asp e c ­ b a n E truria c o n C a m p a n ia .
to urb a n o . Las c o lin a s de R o m a son en d e fin i­
El sitio sobre el qu e nació R om a tiva la ú ltim a e xpresió n de las cola­
estaba c o n stitu id o p o r un c o n ju n to das v olcánicas de los m ontes Alba-
de colinas de m e d ia n a a ltu ra situadas nos. C u a n d o estos esta b a n en e r u p ­
en la o rilla i z q u ie r d a del T ib e r, a ción pro yectaron a su alrededor, a ve­
unos 30 km. de su d e s e m b o c a d u ra . Ya ces a g r a n d e s d is ta n c i a s , e n o r m e s
los antiguos re c o n o c ía n las ventajas c a n tid a d e s de cen iz a s que luego se
de esta situación: « N o sin motivo los solid ificaron f o r m a n d o las llam a d a s
dioses y h o m b re s eligieron este lugar «p o z z o la n c » y las tobas. Las p r im e ­
p a ra f u n d a r n uestra ciu d a d , con sus ra s , m e n o s c o h e r e n t e s , s u f r i e r o n
sa lu d a b le s colinas, su o p o r tu n o río, p r o n t o la a c c i ó n e je r c id a p o r los
p o r el cual p u e d e n llegar las cosechas agentes erosivos, ofrecien do u n p a is a ­
de las regiones del in te r io r e im p o rta r je dulce y o n d u l a d o co m o se puede
La Roma Primitiva 21

a p re c ia r en la C a m p a g n a di Rom a. v in c u la d a c o m o un a p é n d ic e al P a la ­
Las tobas, p o r el co n tra rio , a c a b a r o n tino, a u n q u e en la a c tu a lid a d ap e n a s
co n stitu y e n d o im p re s io n a n te s riscos tiene en tidad.
que de vez en c u a n d o sa lp ic a n la lla­ Al noroeste del Pa la tin o y se p ara d o
n u ra y cuyo ejem p lo m ás característi­ de él p o r la de presión cenagosa del
co lo e n c o n tra m o s en el paisaje de Velabro, se alza el Capitolio, con un
R om a. ú n ic o acceso natu ral (el clivus Capito­
D esd é el p u n to de vista topográfi­ linus, que p a rtía del Foro) y p e n d i e n ­
co, en R o m a h ay q u e d istingu ir entre tes m u y e scarp ad as , co nd ic ion e s que
las c olin as y las partes bajas. Según la le valieron ser la acrópolis de la c iu ­
s is te m a tiz a c ió n tra d ic io n a l, las p r i­ dad. E n esta co lin a se distinguen tres
m e ra s c o m p r e n d í a n el P a la tin o , el partes: el A rx o c iu d a d e la al norte
C a pitolio, el Q u irin a l, el V im inal, el (49,2 m.), el C a p ito liu m p r o p ia m e n te
E squ ilin o, el Celio y el Aventino. El d ic h o al su r (46 m.) y u n a depresión
P ala tin o o c u p a b a respecto a las res­ in te rm e d ia d e n o m i n a d a Asylum o in­
tantes c o lin a s u n a po sició n central; ter duos lucos (36,5 m.). Parece que en
presenta un aspecto m acizo, en form a origen el C a p ito lio estaba u n id o al
de gran d a d o con las c a ra s co rta d a s Q u irin a l, pero el p e q u e ñ o relieve que
casi a pico. E n la a c tu a lid a d su s u p e r­ servía de u n ió n entre a m b o s se ro m ­
ficie e stá m á s o m e n o s a p l a n a d a , pió d e fin itivam en te en el siglo II d. C.
pero en los tie m p o s antiguo s se p o ­ p a ra la c o n stru cc ió n del Foro y los
d ía n d istin g u ir dos c u m b re s opuestas, m e rca d o s del e m p e r a d o r Trajano. El
el G e rm a i (51 m.) al oeste y el P a la ­ Q u irin a l (altitud m á x im a 61 m.), que
tium (51,2 m.) al este; c o m o p e rte n e ­ c on el V im inal (altitud m á x im a 56
ciente al c o n ju n to , h a y q u e situ a r a la m.) fo rm a b a u n c o n ju n to q ue recibía
Velia (30 m.), de m e n o r altitud pero el n o m b r e de Colles, c o n sta b a de c u a ­

Velia V f - . M ons°PP¡¿fc

/ M on s A ventinus

Límite de la ciudad de las cuatro regiones


1 S e p tim o ntiu m
Restos arqueológicos de las ■M uru s terreus Carinarum
fases l-IV A
Plano topográfico de Roma
22 Akal Historia del M undo Antiguo

tro crestas (Latiaris, M ucialis, S a lu ta ­ a rroyo q ue n a c ía en la fo n s Cati, en


ris y Q u irin a lis) que p r á c tic a m e n te las faldas del Q uirinal.
d e s a p a r e c i e r o n e n el s ig lo X V II, Todas estas depresiones eran zonas
c u a n d o el p a p a U r b a n o VIII tran sfo r­ p a n ta n o s a s , expuestas c o n s ta n te m e n ­
m ó s e n s ib le m e n te la fiso n o m ía del te a las in u n d a c io n e s del Tiber. El Ve-
lugar. lab ro se e sta n c a b a ya en el Argileto y
El E sq u ilm o , o Esquiliae, era u n a a c o n tin u a c ió n en el prop io Foro, y el
especie de m eseta qu e cerra b a el p erí­ lug ar d o n d e m u c h o después se le v a n ­
m etro de la c iu d a d hacia el este. En el taría el Coliseo, en origen estaba for­
c o n ju n to co nv iene d isting uir los si­ m a d o p o r u n p e q u e ñ o lago; de igual
guientes elem entos: el C ispio (54 m.), m a n e r a en el C a m p o de M arte existía
a ltura situ a d a en la sección m ás sep ­ u n a g ra n laguna, el Lacus Caprae, al
tentrional y se p a ra d a del V im inal po r p a re c e r un antig uo m e a n d r o del T i­
la dep resión del vicus Patricius; el O p ­ ber. E sta s i t u a c i ó n se c o m p l i c a b a
pio (53 m.), situ ad o al s u r y pro yecta­ e n o r m e m e n te c u a n d o se p r o d u c ía n
do hacia el valle del Foro; el Fagutal los d e s b o r d a m ie n to s del Tiber, río de
(46 m.), in serta d o en el O ppio; la S u­ régim en m e d ite rrá n eo que en p r i m a ­
bura, que constituye la falda s e p te n ­ vera lleva aguas altas y que con m u ­
trional del O p p io y del Fagutal y fi­ c h a frecuencia rebasa fácilm ente su
n a lm e n te las C a r in a s , n o m b r e que c auce i n u n d a n d o las áreas próxim as.
recibía la ladera m e rid io n a l y occi­ A p e s a r de todos los trabajos de c o n ­
dental del O p pio. E n ú ltim o lugar y ten ción realizad os ya en la an tigü e­
en volviendo al Pa la tin o p o r el este y dad, el agua a lc a n z a b a a cu b rir todc
el sur. se e n c u e n tr a n respectivam ente el C a m p o de Marte, la val lis M urcia e
el Celio, lla m a d o ta m b ié n Q uerquetu­ incluso el p ro p io Foro, lo q ue sirvió
lanus mons, y el Aventino, c olina m a ­ de motivo al poeta P ropercio p a ra d e ­
ciza q ue se levanta b ru s c a m e n te des­ cir q ue «en otro tiem po p o r aq uí el
de la m ism a orilla del Tiber. T ib e r hacía su c a m in o , y c u e n ta n que
E n tre estos m o n tíc u lo s se e x te n ­ se e sc u c h a b a el ruido de los rem os al
d ía n u n a s d e p r e s io n e s a tr a v e s a d a s b a tir las aguas» (Propercio, IV.2.7-8;
p o r p e q u e ñ o s cursos de agua trib u ta ­ tam b ién IV.9.5-6, y Tibulo, JI.5.33-34).
rios del Tiber. La p rin c ip a l de todas E ntre las co lin a s y las partes bajas
ellas era la del valle del Foro, que con existía u n claro con traste paisajístico.
el tiem p o llegaría a convertirse en el Las p rim e ra s e ra n form aciones escar­
centro de la c iu d a d y al cual se a so ­ p a d a s, de acceso difícil pero fácil d e ­
m a b a n las p rin c ip a le s colinas; el Fo­ fensa; esta característica p ro p ic ia b a
ro era recorrido p o r u n arroyo, el Ve- el a s e n ta m ie n to h u m a n o , qu e se veía
labro, que tras recoger las aguas del a d e m á s favorecido p o r los en o rm es
Q uirin al, V im inal y E sq uilino, p a s a ­ recursos hídricos del lugar y p o r las
ba entre el Palatin o y el C a p ito lio y extensiones boscosas. De esto últim o
d e s e m b o c a b a en el Líber en el Foro te n e m o s a b u n d a n te s noticias, no sólo
Boario. Otro arroyo, éste de n o m b re de los tiem pos históricos, sino t a m ­
descono cido , se u n ía al T ib e r cerca bién de la época primitiva, c o m e n ­
de la d e s e m b o c a d u r a del Velabro des­ z a n d o p o r la p ro p ia to p o n im ia que
pués de atra ve sa r la vallis Murcia, que en té rm inos co m o Querquetulanus, Fa-
se p a ra b a el Pa la tin o del A ventino, y gutalis, inter duos lucos, etc., indica c la ­
la depresión del Coliseo, entre el Pa­ ra m e n te la a b u n d a n c ia de diferentes
la tin o , el E s q u i l i n o y el C elio. El especies a rb ó rea s que crecían en el
C a m p o de M a rte era la· z o n a b a ja suelo de R om a. Por el contrario, en
más extensa de R om a; situ ad a entre las z o n a s b a ja s p r e d o m i n a b a n los
el Q uirin al, el C a p ito lio y el Tiber, es­ p a n t a n o s y las m a rism a s , c o n g r a n ­
taba dividida p o r el Petronia am nis, des superficies de aguas e sta n c a d a s y
La Roma Primitiva 23

Necrópolis de la Sacra Via, Foro, Roma

b a j o l a c o n s t a n t e a m e n a z a de la tivos esta im po sic ió n de la natu raleza


in u n d a c ió n . Por ello las c on dic io ne s y en c o n s e c u e n c ia situó la p rim era
p a ra el a s e n ta m ie n to del h o m b re se ciu d a d surgida sobre el suelo de R o ­
h a c ía n s u m a m e n te difíciles en estas ma, la le g e nda ria Palantea, fu n d a d a
áreas, y así vem os c ó m o los prim eros p o r el griego E vandro , en el Palatino,
estab lecim ientos p e r m a n e n te s tuvie­ lugar que luego repetiría esta función
ron que acogerse en las cum bres: la prim o rd ial al a lb e rg a r la R o m a fu n ­
m ism a tradición reconocía sin p a lia ­ d a d a p o r R óm ulo.
24 A kal Historia del M undo Antiguo

IV. Los orígenes de Roma

T o m a n d o c o m o base io expiiesto en m o d e la cio n es urba nístic a s del p a s a ­


los dos a p a r ta d o s anteriores, vam os a do; el C ap ito lio es otro caso d r a m á ti ­
e n tra r a h o ra en la p ro b le m á tic a sobre co, pues tras h a b e r p e r m a n e c id o m u ­
los orígenes de R o m a , y p a ra ello n i n ­ do d u r a n te d é c a d as, tan sólo ú ltim a ­
guna guía m ejo r q ue la d o c u m e n ta ­ m ente parece h a b e r desvelado un te­
ción arqueológica, a la vista de que la nue recuerdo sobre su m ás lejano p a ­
in fo rm a c ió n literaria deja m u c h o que sado; finalm ente, el Celio no ha p r o ­
de se a r sobre su c o n te n id o histórico. p o rc io n a d o todavía el m ás m ín im o
La arq ueolog ía r o m a n a es p o r defini­ dato arqu eo ló gico y sólo a través de
ción e x a c ta m en te igual a la latina, en alg u n a s tradicio nes de diferente sig­
cuyo contexto n e c e sa ria m e n te se in te­ no p o d e m o s in tu ir cuál fue su papel
gra. Sin em b arg o, nos e n c o n tra m o s en esta función histórica.
co n a lg u n o s p r o b l e m a s específicos H a sta hace poco m ás de u n a d é c a ­
que dificultan e n o rm e m e n te el estu ­ da, los estudiosos sobre los orígenes
dio de la R o m a prim itiva, cuales son de R o m a se e n c o n tr a b a n divididos en
todos aquellos de rivados de la o c u p a ­ dos te n d e n c ia s fu n d a m en ta le s, c o in ­
ción p lu rim ile n a ria de la ciud ad, que cidentes con las dos o p in io n e s c r o n o ­
ha pro v o c a d o la d estrucció n de un ri­ ló g ica s ya m e n cio n a d a s. Por una p a r ­
q u ís im o p a t r i m o n i o h istó ric o . Por te, e s ta b a n los defensores de la teoría
ello todavía no existe u n acu e rd o ge­ lla m a d a «sinecística», u n o de cuyos
n era liz a d o entre la investigación so­ m ás fervientes expositores, el sueco E.
bre c ó m o se llevó a c a b o el n a c im ie n ­ G jerstad , sostenía que en un p rin c i­
to de R om a, y la ra z ó n se e n c u e n tra pio R o m a estaba p o b la d a p o r diver­
in d u d a b le m e n te en las características sas aldeas situ a d a s en sus diferentes
de la d o c u m e n t a c ió n a rq u eo ló g ica , c u m b re s (Q uirinal, E squilm o, Celio.
su escasez y las g ra n d e s dificultades Palatino), las cuales llegado un m o ­
de i n t e r p r e t a c i ó n . P o r e je m p lo , el m e n to — que este investigador co lo ­
Q u irinal, colina que según la tra d i­ c aba en el a ñ o 575 a. C .— m edian te
ción d e se m p e ñ ó un p ap e l de p rim e r un fe n ó m e n o de sinecism o, se u n ie ­
o r d e n en los p r im e r o s tie m p o s de ron co nstitu y e n d o la ciudad; a partir
R o m a , ta n sólo ha p r o p o r c i o n a d o de esos instan te s c o m e n z a ría la fase
un a parte m ín im a de sus secretos y u r b a n a de R om a. Esta reco nstru ció n
quizás el resto se h a y a p e rd id o p a ra l e v a n tó i n m e d i a t a m e n t e las voces
siem pre víctima de las c o n tin u a s re­ c o n tra ria s de otro im p o rta n te sector
La Roma Primitiva
25

de la investigación (H. M üller-K arpe. I| m ás com p le ja y soluciones m ás di tu­


G. C o lo n n a ). que a d e m á s de e la b o ra r mi n a d a s de aq u éllas re u n id a s en la
un nuevo sistem a cronológico, id ea­ sim ple opo sición de la tesis sinecísti­
ron otra hipótesis sobre la form ación ca de G je rsta d y de la tesis u n ita ria de
de R om a , la lla m a d a teoría « u n ita ­ M ü lle r-K a rp e . A m b o s pro cesos, de
ria»: ésta consiste fu n d a m e n ta lm e n te fusión y de crecim iento, p u e d e n h a ­
en q ue los p r im e r o s p o b la d o re s de b e r c o n c u r r i d o a la f o r m a c ió n de
R o m a o c u p a b a n el área del Palatino- R o m a en c irc u n sta n c ias y en m o m e n ­
Foro y q u e a partir de a q u í el pobla- tos distin to s» . Los h e ch o s p a r e c e n
m i e n t o fue e x t e n d i é n d o s e p o r los c o n c e d e r la razón a Pallottino y así
otros m ontes, pero sin p e rd er su u n i­ las ú ltim as ten den cias sobre el origen
d ad o rig in a ria , h a sta c o n stitu irse de la c iu d a d en Etruria a d m iten que
c o m o c iu d a d a finales del siglo Vil ésta se p r o d u jo m e d ia n te un proceso
a. C. sinccístico y u n ita rio sim u ltá n e a m e n ­
La c ontroversia m a n te n id a d u ran te te (M. Torcí 1i ).
m ás de diez a ñ o s entre estas dos pos­ T e n ie n d o lo d o esto en c u e n ta y
turas o p uestas te rm in ó con el triunfo siendo conscientes de la e x tra o rd in a ­
de la seg un da, sobre todo p o r sus m e­ ria fra g m e n ta rid a d de los d o c u m e n ­
jo re s ap o y o s cron ológ ico s. Sin e m ­ tos y m ovilid ad en nuestros c o n o c i­
bargo, si bien es cierto q u e tal com o mientos, v a m o s a in te n ta r p rese n ta r
era p r e s e n ta d a la teoría sinecística un c u a d r o c o h e re n te de los p rim ero s
ofrecía m uy serios p ro b le m a s p ara su tiem po s rom anos. Para ello nos servi­
total aceptació n, no lo es m enos que remos fu n d a m e n ta lm e n te de los testi­
la u n i t a r i a t a m p o c o e stá lib re de m o n io s a rqu e ológ ic o s y su in teg ra­
ellos, y las investigaciones realizadas ción en el contexto m á s general de la
sobre otros centros del Lacio y de la c u ltu ra lacial, y c u a n d o ello sea p o si­
Etruria m e rid io n a l no a v a la n en n in ­ ble c o n tra stá n d o lo s con datos de d i­
gú n m o m e n to sus conclusion es. Ya ferente n a tu ra le z a sacado s de la do-
en 1972, c u a n d o la discu sió n m e n c io ­ cu m e n tació n lile r a r i a .
nada estaba llegando a su fin. M. Pa- Los testim onios m ás antiguo s de la
llottino a f irm a b a q ue los dalos d is p o ­ presencia h u m a n a en R o m a se ele­
nibles «p a re c e n sugerir u n a realidad van a las eta p a s finales de la e dad del

Fíbula de Praeneste
26 Akal Historia del M undo Antiguo

bronce, pertenecientes a la llam a d a no ocurre lo m ism o en el Q uirin al:


c u ltu ra su b a p e n ín ic a . C o n siste n en las tu m b a s del Foro de Augusto, que
un o s c u a n to s fragm entos cerámicos, a se g u ra n p a ra las fases anteriores la
e n c o n tra d o s en el valle del Foro y en ex istencia de u n a aldea en la collis
un estrato de relleno en el área del L a tia ris , no tie n e n c o n tin u id a d en
Foro B oario , q u e in d ic a n u n a fre­ este período, d e n u n c ia n d o la d e s a p a ­
c ue n ta c ión del lug ar pero sin visos de rición de este p o b lam ien to ; la ú nica
e s t a b l e c i m i e n t o p e r m a n e n t e ni de in fo rm a c ió n que p ro p o rc io n a el Q u i­
c o n tin u id a d con las fases siguientes. rinal consiste en u n c o n ju n to de h a ­
El a s e n ta m ie n to definitivo no suce­ llazgos esp orá dic os dispersos p o r el
de en R o m a h asta la p rim e ra fase la­ h in te r la n d de las colles, lo que parece
cial. en el siglo X a. C . pcrído d o c u ­ in d ic a r la presencia de p e q u e ñ ísim o s
m e n ta d o sobre todo p o r restos de c a ­ g ru p o s de h a b i t a c i ó n d is e m in a d o s
rácter funerario. Pertenecientes a esta p o r la z o n a sin llegar a u n a o c u p a ­
fase y a la siguiente IIA d isp o n e m o s ción p e rm a n e n te . M ás so rp re n d e n te
de u no s c u a n to s g ru po s de tum bas, es lo q ue sucede en el valle del Foro,
situados en distintos lugares del valle que d u r a n te la fase IIB deja de ser el
del Foro (Foro de Augusto. T em plo de lugar h a b itu a l de ente rra m ien to , c a ­
A n to n in o y Faustina. Arco de A ugus­ racterística q u e h a b ía go z ad o en los
to) y en el Palatino («casa de Livia»). pe ríodos anteriores, y cesa p o r el m o ­
y en p ro p o rc ió n m u c h o m e n o r de al­ m e n to de p r o p o r c io n a r inform ación
gunos restos de z o n a de h a b itac ió n alguna: el últim o testim onio al res­
( F o r o - A r c o d e A u g u s to , P a l a t i n o - pecto lo constituye la tu m b a infantil
D om us Augustana, Capitolio-Asylum). M ’, d a ta d a en las p ostrim erías del p e ­
Todos estos testim o nios ind ican una ríodo IIA o todo lo m ás en los co­
situación que p o r en to nces es general m ien zo s del IIB. La d o c u m e n ta c ió n
en el Lacio; existencia de p e q u e ñ o s funeraria es p r o p o r c io n a d a a h o ra de
a se n ta m ie n to s, p o s ib le m e n te de c a ­ form a m a yo rita ria p o r el Esquilino,
rácter p arental, esp arcido s p o r el va­ z o n a c o n s id e r a d a a p a r tir de estos
lle del Foro y sobre todo en las alturas m o m e n t o s c o m o la n e c r ó p o l i s de
p ró x im a s (Capitolio, Palatino. Q u iri­ R om a. La situ a c ió n c o n tin ú a con la
nal). m ism a tónica d u r a n te el siguiente p e ­
Los p r o b l e m a s c o m i e n z a n a ser ríodo III y ta n sólo a finales del m is­
m ás serios a p a rtir del p e río d o IIB. El mo y c o m ie n z o s del IVA p u ed e o b s e r­
p o b la m ie n to no se in te rru m p e ni en varse u n c a m b io notable: el valle del
el Palatino (c a b a ñ a s b ajo la D o m u s Foro es rco c u p a d o , pero en esta o c a ­
F la v io ru m ) ni en el C ap itolio , pero ya sión no p o r los muertos, sino p o r los

2. Organización sacerdotal de Numa por los dioses y determ inan lo que presa­
(Dionisio, 11.64-73) gian tanto a los privados com o al Estado;
estos......son llam ados augures por los ro ­
m anos y nosotros les llam aríam os oión o-
(11.64) La prim era división de los ritos re li­ p o lo i o «adivinos por m edio de los pája­
giosos la asignó a los 30 curiones, quienes ros»; son expertos en todo tipo de adivin a­
realizaban los sacrificios p ú blicos de las ción en uso entre los rom anos, bien sean
curias. La segunda, a aquellos llam ados signos que aparecen en el cielo, en m edio
por los griegos ste p h a n é p h o ro i o «porta­ del aire o en la tierra. La quinta la asignó a
dores de la corona» y por los rom anos fla­ las vírgenes que guardan el fuego sagrado
mines, ... La tercera, a los com andantes de y que son llam adas vestales por los rom a­
los celeres, quienes servían corrio guardia nos, del nom bre de la diosa a la que sir­
de los reyes y com batían tanto a caballo ven, ha biend o sid o el m ism o Num a el p ri­
com o a pie; para estos tam bién ordenó al­ m ero en e d ifica r un tem plo en Rom a a
gunos ritos específicos. La cuarta, a a q u e ­ Vesta y en d e sig n a r vírgenes co m o sa ­
llos que interpretan los signos enviados cerdotisas...
La Roma Primitiva 27

vivos; asim ism o , el Q u irin a l vuelve a que constituye u n a e n tid ad perfecta­


ser p o b la d o en su sector m ás m e rid io ­ m ente u n ific a d a y «si todavía no es
nal y ofrece p o r otra parte el p rim e r u n a c iu d a d en el se ntido urbanístico
testim o nio de u n lu g a r de culto a tra­ del térm ino, y qu izás ta m p o c o en el
vés del dep ósito votivo de Sta. M a ria sen tido jurídico-sacral..., sí lo es cier­
della Vittoria; p o r últim o la n e c ró p o ­ ta m en te bajo el aspecto económ ico,
lis del E s q u ilin o c o n tin ú a p r o p o rc io ­ social y político» (G. C olon na).
n a n d o in fo r m a c ió n funeraria. Esta in te rp re tació n c hoca sin e m ­
Los seguidores de la teoría un itaria bargo con serios inconvenientes. Por
in te rp re ta n todos estos d atos c o m o la u n a parte, es b astan te pro b le m ática
e xpresión de la d ila ta c ió n del pobla- la o c u p a c ió n del valle del Foro d u ­
m ie n to a p a rtir del núcleo originario rante el pe ríodo IIB, pues tras la m e n ­
del P a latin o . El c r e c im ie n to d e m o ­ c io n a d a tu m b a M ’ de la necrópolis
gráfico q ue ex p e rim e n tó el Lacio en del tem plo de A n to n io y Faustina, el
este p erío d o IIB afectó po sitivam ente siguiente d o c u m e n to lo e n c o n tra m o s
a R o m a, lo cual obligó a u n re p la n ­ en la tu m b a M. situ a d a en la m ism a
te a m ien to en la d istrib u ció n de los es­ n ecrópolis y fechada en los m o m e n ­
pacios; el Pa la tin o y el valle del Foro tos finales del perío d o III. Por lo que
q u e d a r ía n reservadas c o m o zonas de respecta a la necrópolis del E squ ili­
h a b ita c ió n , m ie n tra s que la n e c ró p o ­ no, los p ro b le m a s son de dos órdenes
lis se situaría, co m o o c u rre en otras f u n d a m e n ta lm e n te : u n o topográfico,
localidades laciales, en u n a altura ve­ pues no está situ ada en la prop ia m e ­
cina, el E squilino, en este caso c o n ­ seta e squilina, sin o en la depresión
creto. A d em ás, y al igual q u e en otros que se p a ra b a el Cispio del O ppio; y
lugares del Lacio, este prim itivo po- en seg u n d o lu g ar cronológico, ya que
b la m ie n to r o m a n o ta m b ié n se p r o c u ­ no sucede in m e d ia ta m e n te a los en te­
ró un sistem a defensivo, del cual si rra m ie ntos del Foro, sino que su c o ­
bien no existen restos arqueológicos, m i e n z o se f e c h a en u n m o m e n t o
sí d is p o n e m o s p o r el c o n tra rio de una a v a n z a d o d e la fase I I B, es decir,
tra dic ió n topográfica que h a b la del p r á c t i c a m e n t e s i m u l t á n e o al n a c i ­
m urus terreus C arinarum (Varrón, De m ien to de im p o rta n te s p o b la m ic n to s
lingua latina, V. 48), esto es un agger latinos.
de tierra que corría a lo largo de las Las c o in c id en c ias entre el caso ro­
C a rin a s y cuyos restos todav ía se c o n ­ m a n o y la situación general en el L a ­
se rva b a n en época histórica. La p ri­ cio no se ag otan en esta últim a c o n s­
m era R o m a así defin id a entra en el tatación. C o m o ya h e m o s te nido o c a ­
c o nc e p to de lo p ro to -u rb a n o , es decir, sión de ver, el p erío d o IIB se caracte-
(11.70.1) La sexta división de las institu­ de los fetiales; estos pueden ser llam ados
ciones religiosas la asignó a aquellos que en g rie g o e iré n o d ik a i o «á rbitro s de la
los rom anos llam an Ss¡¡¡; el m ism o Numa paz». Son elegidos entre las mejores fam i­
los reclutó entre los pa tricio s, elig ie n d o lias y ejercen su sag rad o o ficio de por
doce jóvenes de la m ejor presencia. Estos vida; el rey N um a fue tam bién el prim ero
son los sarios, cuyos objetos sagrados es­ que instituyó esta sagrada m agistratura e n ­
tre los rom anos...
tán depositados en el Palatino y por ello
(11.73.1) La últim a sección de las o rd e ­
son llam ados S alii Palatini; los Agonales,
nanzas de Num a referidas a los oficios sa­
llam ados por algunos S alii Collini, cuyos grados pertenece a aquellos que poseen
objetos se guardan en el Q uirinal, fueron
el más alto sa ce rd o cio y el m ayor poder
creados después de Num a por el rey H os­
entre los rom anos. Por una de las fu n cio ­
tilio, com o cu m p lim ie n to de un voto hecho nes que realizan, la reparación del puente
en la guerra contra los sabinos...
de m adera, son llam ados en su lengua
(11.72.1) La séptim a división de las insti­ p o ntifice s, pero tienen ju risd icció n sobre
tuciones sagradas fue asignada al colegio los asuntos de m ayor im portancia...
28 Akal Historia dei M undo Antiguo

riza, entre otras cosas, p o r un clim a a n tiq u ísim o rito de lustración v in c u ­


generalizado de violencia, y de ello lad o a esta m ism a colina; las antiguas
existen ta m b ié n testim onios en R o­ pu e rta s del Palatino, la R o m u n u la y
ma. Por ejemplo, el p o b lam ie n to del la M og on ia, sím b o lo de se pa ra ción
Capitolio fue destruido p o r un in c e n ­ de este m o n te fren te al e x te r io r y
dio, y a u n q u e por el m o m e n to este m uestra indirecta de u n sistema d e ­
dato no puede valorarse en toda su fensivo propio.
magnitud, no p o r ello deja de ser sin ­ E n su co n ju n to , estos dos grupos de
tomático: el propio a b a n d o n o del va­ tradicion es nos h a b la n de la existen­
lle del Foro y de las cu m bres m erid io ­ cia en la futura R o m a de dos c o m u n i­
nales del Q u irin a l so n he c h o s que dades diferentes y e nfrentadas, situ a ­
a b u n d a n en la m ism a idea, esto es, das resp ectiv am en te en el Palatino y
que el centro de la futura R om a se ha en el E s q u ilm o . O tra tradición nos
convertido en los añ os iniciales del h a b la a h o r a de la realidad de tal cli­
siglo VIH en u n lugar poco frecuenta­ m a de violencia: el E quus October, fes­
do y b astante inseguro. M ás a p r o p ia ­ tividad del m á s a n tig u o c a le n d a rio
da me parece la opin ió n según ¡a cual ro m a n o . El día 15 de octubre se cele­
la necrópolis del E sq u ilm o no debe b ra b a e n el C a m p o de M arte u n a c a ­
consid e ra rse c o m o p e rte n e c ien te al rrera de bigas y el ca b a llo de la d ere­
po bla m ie n to del Palatino, sino m ás cha del carro ven ced or era sacrifica­
bien a uno situado en el pro pio Es­ do a M a rte , llev á n d o se i n m e d i a t a ­
quilm o y cuyo origen vend ría a c o in ­ m ente su cola a la Regia, en el Foro
cidir con el de otros ase ntam ie ntos la­ R o m a n o , p a ra que diese tiem po a que
tinos; la pre se n c ia de estas nuevas alg u n a s gotas de sangre cayesen en el
gentes en R om a significó un factor de hogar, m ie n tra s que la cab e z a era o b ­
desestabilización y, en consecuencia, jeto de d isp u ta entre los h a b ita n te s de
se generó ese clima de violencia. la Sacra Via y los de la S u bu ra, de
El análisis de alg un as tradiciones m a n e r a qu e si g a n a b a n los prim ero s
to pog ráficas pa re c e c o n f ir m a r esta la c o lg a b a n en la Regia y si los vence­
impresión. E n p rim e r lugar tenem os dores e ra n los S u b u r a n e n ses h a cían
la ya conocida sobre el m urus terreus lo p ro p io en la turris M am ilia. Esta
Carinarum, interpretado c o m o el sis­ dispu ta entre u no s y otros 110 era un
tema defensivo del Palatino. Sin e m ­ co m b a te ritual, pues los térm in os que
bargo, razones p u ra m e n te topográfi­ se e m p le a n p a ra describirla in dican
cas inducen a p e n s a r justo lo c o n tr a ­ un a a u té n tic a lucha basta n te violen­
rio, va que, p o r u n a parle, es m uy p r o ­ ta. lo d o in d u c e a p e n s a r que el c o m ­
bable que al m enos cl agger a b ra z a ra bate entre Sacravienses y Suburanenses
casi lodo el O ppio, inclu yen do el Fa- es la supervivencia, redu cida a su es­
gutal, y. p o r otra, estando situado en cala religiosa, de u n conflicto real que
la ladera de un monte, la protección e n fre n ta b a a dos grup os de p o b la ció n
que p uede ofrecer a la parte inferior con intereses opuestos, u n o p e rte n e ­
del m is m o es c i e r t a m e n t e e s c a s a , ciente al á m b ito topográfico del E s­
m ientras que, po r el contrario, sí o p o ­ q u ilm o (S u b u ra) y otro al del Palati­
ne serias dificultades a un a taq u e d es­ no (Sacra Via).
de abajo. Otro c o n ju n to de tradicio­ La tradición referente al Septim on­
nes nos c o n d u ce a c o n sid e ra r la exis­ tium ofrece un nuevo c u a d ro históri-
tencia de un p o b la m ie n to circ u n scri­ co-topográfico de la R o m a primitiva.
to al Palatino, con exclusión de la Ve­ La festividad del S e p tim o n tiu m c o n ­
lia: así. el pom erium Romuli, que lim i­ sistía en la celeb ració n, el día 11 de
taba la extensión de la c iud ad f u n d a ­ diciem bre, de un sacrificio en o cho
da p or R ó m u lo exclusivam ente al P a ­ m ontes r o m a n o s en h o n o r de su ge­
latino; el festival de las Lupercalia, nius respectivo. Estos m ontes eran los
La Roma Primitiva 29

siguientes: P a la tiu m , Velia, Fagutal, que esta R o m a septim ontial no c o m ­


S u b u ra , G e rm a i, Celio, O p p io y Cis- p re n d ía a la totalidad de los p o b la ­
pio. A d e m á s del sacrificio, se realiza­ m ie n to s r o m a n o s : la e xc lusió n del
ba ta m b ié n u n a p roc e sión que iba re­ C a p ito lio y del Q u i r in a l q u iz á s se
c o rrie n d o estos lugares c o n u n c a rá c ­ d eba a m otivos religiosos (Capitolio?)
ter m u y claro de lustración, esto es, o m á s p r o b a b le m e n te a que en virtud
q ue d ib u ja b a u n circuito con el p ro ­ de los conflictos de los a ñ o s a n te rio ­
pósito de p u rific a r el territorio situ a­ res, al ser dos áreas m ás castigadas,
do en el interior. A sim ism o , de a n ti­ no se e n c o n tr a r o n con fuerzas sufi­
guo origen, esta festividad indica u n a cientes p a r a igualarse a los dem ás;
nueva fase en el proceso de fo rm a ­ p o r otra parte, en la lista tam p o c o fi­
ción de R o m a , en la cual u n o s c u a n ­ guran otras zonas habitadas cuya exis­
tos p o b la m ie n to s p are c en unificarse tencia está atestig uada p o r la a r q u e o ­
p a ra c o n stitu ir u n a realidad política logía (Foro R o m a n o , Foro Boario).
m á s a m plia. E n la lista no figuran ni La situ a c ió n cro nológica de esta es­
el Q u irin a l ni el C a p ito lio y, sin e m ­ tructura política presen ta a lgunas d i ­
bargo, a p a re c e un nuevo elem ento to­ ficultades, pero el c u a d r o que m ejo r
pográfico del cual n o se tenía noti­ se a d a p ta a la re a lida d topográfica
cias h asta el m o m e n to , el Celio. Nos del S e p tim o n tiu m es de los c o m ie n ­
e n c o n tr a m o s a q u í a n te u n ejem plo zos del perío d o IVA. En efecto, la a r ­
m ás de la p o b re z a de nuestra d o c u ­ q u e o lo g ía n o s m u e s t r a q u e en los
m e n tac ió n , pero a p e sa r de ello no a ño s finales del siglo VIII a. C. el va­
existen r a z o n e s de peso p a r a creer lle del Foro se ve p a u la tin a m e n te c u ­

Terracota arquitectónica, perteneciente a la


Regia, Foro, Roma
30 A ka l Historia del M undo Antiguo

bierto p o r grupos de c a b a ñ a s, id e n ti­ re c on oc e r siem p re u n a cierta p re e m i­


ficados h a sta el m o m e n to en las áreas n e n c ia al Palatino.
del Equus Domiticmi, del tem plo de A p a rtir de estos m o m e n to s la c o­
C é s a r y Arco de Augusto, de la Regia m u n i d a d r o m a n a p u e d e d e f in ir s e
y de la Sacra Via, y en otros lugares a b ie rta m e n te c o m o p ro to -u rb a n a . En
de R o m a apa rec e p o r prim e ra vez d o ­ térm in o s de cron olog ía tradicional, la
c u m e n ta c ió n arq ueológica fiable en c o nstituc ión de la R o m a septim ontial
la Velia y en el Foro Boario, al m ism o c oincid e con las fechas que la a n a lís ­
tiem p o que la necrópolis del E sq u ili­ tica c o nc e día al rein ado del m o n a r c a
no se d e sp la z a ya d ecisivam ente h a ­ N u m a Pom pilio. C o m o ya h em o s vis­
cia el este, sin ser b a rre ra de s e p a r a ­ to, a este rey se le atrib uía u n a im p o r ­
ción entre el C isp io y el Oppio. t a n t e r e f o r m a r e lig io sa , t r a d u c i d a
Por otra parte, la c e re m o n ia de lus- f u n d a m e n ta lm e n te en la re o rg a n iz a ­
tración septim ontial puede ponerse en ción de los colegios sacerdotales y en
c o r r e s p o n d e n c ia c o n otra tra d ic ió n la institució n del c alendario. Según
religiosa que, con el m ism o c arácter h a n in te n ta d o d e m o s tra r a lgunos in ­
p u r i f i c a t o r i o , m u e s t r a t a m b i é n la vestigadores m o d e rn o s (E. M. H o o ­
existencia de u n a c o m u n id a d un id a , ker, L.-R. M e n a g e r y el q ue suscribe
a u n q u e en esta o casión ya no se refie­ estas líneas), la o rg a n iz a c ió n sa c e rd o ­
re d ire c ta m e n te al p o b la m ie n to , sino tal de N u m a no se configura com o
al territorio que servía de m arc o a la u n a a u té n tic a carta política, e x p re ­
actividad política, e c o n ó m ic a y reli­ sión del c o m p ro m is o a c o rd a d o p o r
giosa de sus habitan tes. D u r a n te la las diferentes c o m u n id a d e s en su vo­
festividad de los Ambarvalia, los p o n ­ lu n ta d u nificadora. D e igual m a n e ra ,
tífices c u m p lía n u n o s sacrificios en la institució n del c alendario, a u n q u e
un os lugares situ a d o s entre los m ilia ­ tal co m o ap a re c e en el relato a n a líti­
rios V y VI y c o n sid e ra d o s c o m o la co s u p o n e u n a a n ticipación, ya que
fron tera del territorio de R o m a , si­ fue in tro d u c id o p o r los etruscos, es
g u ie n d o u n a p r o c e s ió n de c a rá c te r un reflejo de la nueva situación, pues
purificatorio qu e establecía u n a e sp e­ con ello se p re te n d ía sim b o liz a r el in ­
cie de « circunferencia m ágica» p a ra te n to p o r r a c io n a liz a r la o r g a n iz a ­
proteger su interior. Este territorio es ción del tiem po, elem ento básico en
c o n s id e ra d o co m o el agger R om anus la vida de toda c o m u n id a d perfecta­
m ás antig uo y su existencia es c o n fir­ m ente constituida.
m a d a p o r otras festividades, ta m b ié n A p a rtir de estos m o m en to s, la vida
de an tigu o origen y con u n c arácter en R o m a ya no se ve alterada y sigue
de p ro tección y fertilidad de la tierra, un desa rro llo sim ila r a la de los otros
q u e se c e l e b r a b a n a u n a d is ta n c ia c e n tr o s latinos. La d o c u m e n ta c ió n
m u y sim ila r de R om a. arqueológica, a u n q u e no m uy a b u n ­
En resum en, la tra d ic ió n sobre el d a n te respecto a períodos anteriores,
S ep tim o n tiu m y su c o rre sp o n d e n c ia c o n f ig u r a la e sta b ilid a d y el c re c i­
con los indicios del p e río d o IVA nos m ie n to de R om a. Por desgracia, en
indica que R o m a ha c on seg uido ya R o m a no se h a n e n c o n tr a d o tu m b a s
u n a cierta u n id a d y s u p e ra d o los c o n ­ del o rie n ta liz a n te ta n ricas co m o las
flictos anteriores. Sobre có m o se p r o ­ de P r a e n e s te o D e c im a , h e c h o sin
d u jo esta u n ific a c ió n , la v erd a d es d u d a a lg u n a d eb id o a la ya m e n c io ­
que p o r el m o m e n to n a d a p u e d e afir­ n a d a de struc c ión del p a trim o n io a r ­
m a r s e c o n to ta l s e g u r i d a d . C o m o q u e o l ó g ic o a q u e se vio" s o m e ti d a
m era hipótesis reconstructiva se p u e ­ R o m a. A p e s a r de ello, la necrópolis
de p e n s a r en q ue q u iz á s fuese el re­ del E sq u ilin o p ro p o rc io n a gran c a n ­
su ltad o de u n fe n ó m e n o de sinecis- tidad de c e rá m ic a griega y otros p r o ­
mo. p ero en to d o c a so h a b r í a que ductos de im p o rta c ió n , lo que no deja
La Roma Primitiva 31

lugar a d u d a s sobre la presencia en ceso, m ie n tra s que otras q u e d a r o n re­


R o m a de u n a aristocracia sim ila r a la legadas a u n s eg u n d o p la n o sin llegar
latina y cuya existencia h a b ía sido en a c o n s u m a r su definitiva e n tra d a en
ocasiones p u e sta en entredicho. el estadio u rb a n o , según u n m e c a n is­
La fase IVA coincide c ron ológ ic a ­ m o ya c o n o c id o en Etruria.
m en te con los re in a d o s de Tulo H o s ­ E n este contexto hay qu e situ ar u n a
tilio y de A nco M arcio , a d e m á s del de noticia del relato tra d ic io n a l según la
N u m a Po m p ilio que in a u g u ra el p e­ cual el rey A n c o M arcio destruyó al­
ríodo, todo ello n a tu ra lm e n te en tér­ gunos estab lecim ientos latinos situ a ­
m in o s de cro no lo gía tradicional. Sin dos no lejos de R o m a y a c o n tin u a ­
em bargo, las acciones a trib u id a s a es­ ción tra sla d ó a su p o b la c ió n p a ra in ­
tos m o n a rc a s n o e n c u e n tra n u n a es­ c re m e n ta r los recursos dem ográficos
tricta c o n firm ac ió n en la d o c u m e n ta ­ de R o m a . E n t r e las c o m u n i d a d e s
ción arqueológica. La tradición hace afectadas se m e n c io n a n a F ic a n a y a
de R o m a la c a b ez a de la heg em onía Politorium , pero en a m b o s casos la
latina p r á c tic a m e n te desde Róm ulo, arqueo lo gía d e m u e stra — si v erd ad e ­
pero, en todo caso, a p a r tir de la des­ ra m e n te Politorium ha de id entificar­
trucción de A lb a p o r el rey Tulo H o s ­ se al p o b l a m i e n t o e n c o n t r a d o en
tilio. N a d a de ello p u e d e afirm arse Castel di D e c im a — que la vida co nti­
con total s e g u rid a d : la arq u eo lo g ía nu ó a lo largo del siglo VI, lo que se
tan sólo m u e stra q u e R o m a es un o ha c o n sid e ra d o c o m o p ru e b a de la
m ás entre los centros p ro to -u rb a n o s falsedad de la tradición. Sin e m bargo,
latin o s, a u n q u e c i e r t a m e n t e de los y a q u í es d o n d e está el hecho signifi­
m ás p róspero s e im po rta nte s, com o cativo, n in g u n a de estas c o m u n id a ­
lo p ru eb a , entre otras cosas, la exten ­ des, y sin lu gar a d u d a s F'icana, llegó
sión que a lc a n z a su área h abitad a, a convertirse en u n a civitas, es decir,
m u y su p e rio r a la de c u a lq u ie r núcleo qu e su pro ce so de u r b a n iz a c ió n se
latino c o n te m p o rá n e o . vio in te r r u m p id o an te s de llegar a
E n las postrim e ría s de este período cristalizar, lo cual n o p u e d e d e ja r de
la situació n c o m ie n z a a c a m b ia r, d e­ p o n e rse en relación con la gesta de
n o tá n d o s e los p rim e ro s sín to m a s del A nco M arcio. G o m ó ya h e m o s visto,
proceso de u rb a n iz a c ió n . En R o m a el Lacio b a s a b a su desarrollo sobre
esta o b serv a c ió n se c o n sta ta en los todo en su estratégica situación en el
p r im e r o s t r a b a jo s re a liz a d o s en el m a p a de las c o m u n ic a c io n e s y en es­
Foro, consistentes en u n a p rim e ra p a ­ tos m o m e n to s del siglo Vil el c o m e r­
vim e n ta c ión de tierra batid a, im p li­ cio e n tre E t r u r ia y C a m p a n i a era
c a n d o la d e m o l i c i ó n de c a b a ñ a s , muy intenso; d e n tro de este contexto,
poco d espu és de m e d ia d o s del siglo F'icana ju g a b a u n papel de gran im ­
VII: se in ic ia n de esta m a n e ra las p ri­ p o rta n c ia p o r su c o n d ic ió n de p rim e r
meras o b ra s de u r b a n iz a c ió n que se pu e n te sobre el Tiber, y de ahí el inte­
i n c r e m e n t a r á n d u r a n t e el ú l t i m o rés de R o m a p o r hacerse con el c o n ­
c u a rto de siglo, p a ra a lc a n z a r un os trol de u n a p elig ro sa rival e in c re ­
a ñ o s más tarde, en torno al 600 a. C , m e n ta r así sus prop io s recursos. N a ­
a p r o x im a d a m e n te , la p le n a realiza­ tu ra lm e n te la tradición analística no
ción u r b a n a , c o m o te n d re m o s o c a ­ se i m a g i n a b a este h e c h o m á s q ue
sión de ver. E n esta r á p id a tra n sfo r­ c o m o lo narra, es decir, en té rm inos
m a c ió n qu e se está llevando a cabo, bélicos m uy radicales, pero no p o r
no parece que todas las c o m u n id a d e s ello d e b e m o s d e s p r e c i a r el n ú c le o
latinas h ay an seguido un curso p a r a ­ histórico que contiene, esto es, la ex­
lelo, s in o q u e m á s p r o b a b l e m e n t e p a n s ió n de la influ encia ro m a n a p o r
aq u é lla s c on m ay o re s posib ilid a d e s u n a zo n a del Lacio con g rand es pers­
de desarrollo vieron ace le rad o el p r o ­ pectivas e conóm icas.
32 Akal Historia del M undo Antiguo

V. Las primeras instituciones

1. El ordenam iento gentilicio fiesta en diversos cam p os, siendo uno


de los p r in c ip a le s el religioso, q ue
La d o c u m e n ta c ió n arq u eo ló g ica de c on stitu ía u n o de los elem entos a g lu ­
las p rim e ras fases de la c ultura lacial tinan tes de m a y o r im portancia. Este
indica q ue los p o b la m ie n to s se es­ e le m e n to viene re p re sen ta d o p o r el
tru c tu ra b a n en b ase a las relaciones culto a los a n te p a sa d o s difuntos y p o r
de parentela. Esta realidad no es c a ­ aq u e l d e d ic a d o a u n a divinidad p a r ti­
racterística del Lacio, sino q u e en ge­ cular, fondo de reclu tam ien to de los
neral se en c u e n tra en todos los p u e ­ cultos pú blicos con el desarrollo de la
blos itá lic o s y se e n g lo b a b a jo el religión estatal. Tales prácticas reli­
concepto de o r d e n a m ie n to gentilicio, giosas eran exclusivas de los gentiles
sin d u d a a lg u n a p rim e r sistem a de y c u a n d o un a familia e n tra b a en u na
organ ización que c on oc ie ro n los la­ gens distinta a la suya de origen, era
tinos. im p re sc in d ib le que renegara de sus
La gens significa ante todo una re­ cultos anteriores (detestatio sacrorum).
lación de p aren tesco , aspecto que está O tro aspecto que re m a rc a la c o h e ­
im plícito en el p ro p io térm ino, y se sión de la gens lo e n c o n tra m o s en el
d e fin e c o m o el c o n j u n t o d e tod os c a m p o eco nó m ico , en concreto en el
aquellos individu os (gentiles) que d e s­ c a rá c ter colectivo de la p ro p ie d a d de
cienden o creen d e s ce n d e r de un a n ­ la tierra. A h ora bien, en origen esto
tepasado c o m ú n , g e n e ra lm e n te m íti­ no d ebe to m arse co m o un sim ple d e ­
co, po r línea m asculin a. C o m o c o n ­ recho de p ro p ie d a d , sino m ás bien
secuencia in m e d ia ta se d e sp re n d e el del p o d e r so b e ra n o del grup o sobre el
ca rá c ter de o r g a n is m o c e rra d o q u e suelo, al objeto de asegurarse la s u b ­
tiene la gens, en el sen tido de que la sistencia y el ejercicio del culto; este
p e rte n e n c ia a u n a de ellas im plica origen no estaba d e stin a d o a satisfa­
necesariam ente la condición de extra­ cer n e c e s id a d e s m e r a m e n te in d iv i­
ño para todas las d em ás. Se entra a duales, sino qu e servía a los intereses
form ar p arte de u n a gens p o r n a c i­ del grupo. J u n to a la tierra en régi­
miento d entro de su seno, p o r un voto m en de colectividad existía otra, lla­
de los gentiles o p o r a d m is ió n en u n a m a d a heredium, que se o rg a n iz a b a a
familia que p ertenece a esa gens; ta m ­ p a rtir de un r u d im e n ta rio sistem a de
bién p o r m a trim o n io , pero sólo en el p r o p i e d a d p riv a d a . E r a n p e q u e ñ a s
caso de la mujer. parcelas, de dos yugadas de extensión
La so lidaridad gentilicia se m a n i ­ (m edia hectárea, a p ro x im a d a m e n te).
La Roma Primitiva 33
34 A ka l Historia del M undo Antiguo

cuya titu la rid a d c o rr e s p o n d ía a los p o r c o m ú n a c u e rd o {decreta), que se


patres fam iliarum y tran sm itib le a los erigieron en p a u ta de c o m p o r ta m ie n ­
herederos, pero con la p ro h ib ic ió n de to p a r a todos los m ie m b ro s de la gens.
e n a je n a rla fuera de la gens. Precis-a-mente el he c h o de que los de­
T anto las prácticas culturales com o creta se d i c t a m i n a r a n p o r a c u e r d o
la explo tación colectiva de la tierra Cconsensus), h a llevado a p e n s a r en la
requ ieren o b lig ato ria m e n te u n a o rg a ­ existencia de u n a especie de a s a m ­
nización, que todavía se hace más ne­ blea re sp o n sab le de la to m a de d eci­
cesaria b a jo las con d ic io n e s en q ue se siones, a u n q u e ya no se puede preci­
p r o d u jo el p o b l a m ie n to de los n ú ­ sa r si en ella p a rtic ip a b a n tan sólo los
cleos latinos. En u n m edio hostil, a patres de las diferentes familias que
merced de la a m e n a z a de las bestias y c o m p o n ía n la gens, o si p o r el c o n tr a ­
de otros grup os h u m a n o s , las necesi­ rio e staba abierta a todos los gentiles.
d ades de ord e n y de defensa se i m p o ­ D e to d a s m a n e r a s su a c tu a c ió n se
n en c o m o im perativo de sup erviven ­ deja ver en otros asuntos, c o m o la vi­
cia. A p a rtir de estas prem isas se ha gilancia p a ra el c u m p lim ie n to de las
d e sa rro lla d o la lla m a d a teoría políti­ n o rm a s y la im po sició n de p enas a
ca de la gens (P. Bomfante), según la los infractores. Estos últim os p o d ía n
cual esta aso c ia c ión p are nta l c o n sti­ llegar a ser e xp ulsad os de la gens o
tuía en sus orígenes u n g ru po perfec­ c u a n d o m e n o s ser advertidos con u n a
ta m e n te e s tr u c tu ra d o y o rg a n iz a d o , nota gentilicia; la p e n a po dría en o c a ­
con u n a s instituciones internas que siones e n tr a r en el á m b ito religioso,
a se g u ra b a n su fu n c io n a m ie n to p ara con la p ro h ib ic ió n al cu lp a b le de p a r ­
la co n se c u c ió n de los fines p ro p u e s ­ ticipar en los sacra gentilicia e incluso
tos: con su p ro p io territorio, sus c u l­ negarle el culto q ue la gens pra c tic a ba
tos y sus instituciones, la gens se c o n ­ a sus m ie m b ro s difuntos.
figura c o m o u n p e q u e ñ o E stado con
u n a s n o r m a s aplicab les a todos sus
m iem bros.
2. El rey
U n o de los p ro b le m a s relativos a T odas n u e s tra s fuentes c o n c u e r d a n
la gens que m ás d iscusión ha p ro v o ­ en q ue desde el m ism o m o m e n to de
cado y sigue p ro v o c a n d o es el de la su fu n d a c ió n , R o m a estuvo g o b e r n a ­
existencia de un jefe p e r m a n e n te de da p o r reyes; pero ta m b ié n p a ra los
la gens. E n realidad, si se acepta la tiem p os m ás antiguos, aquéllos repre­
teoría política que a c a b a m o s de ver, se n ta d o s p o r la d in a stía a lb a n a y p o r
la respuesta h a de ser positiva, pues E neas, la m o n a r q u ía era el ún ico sis­
a d e m á s no faltan en los autores a n t i­ tem a político conocido. Los antiguos
guos m e n c io n e s de este p e rso n a je . r o m a n o s i m a g i n a b a n p u e s al régi­
Sin em bargo, sobre las características m en m o n á r q u ic o co m o algo original,
de su poder, sus funcion es y el m o do es decir, no p r e c e d i d o p o r n in g ú n
de elección, m u y p o co es lo que p u e ­ otro y c o n n a tu r a l a los prim itivos lati­
de decirse. Su presen cia está ase g u ra ­ nos. Sin em barg o, la cuestión del o ri­
da p o r las fuentes en diferentes h e ­ gen de la m o n a r q u ía ro m a n a y de los
chos, c o m o la dirección de los cultos poderes del rey constituye u n o de los
(el magister de c a d a u n o de los cole­ p r o b l e m a s m á s d e b a tid o s en tre los
gios Luperci) y la dirección de la gens juristas.
en u n m o v im ie n to m igra to rio (Atta La o p i n ió n q u e en la a c tu a lid a d
Clausus). cu en ta c o n m a y o r n ú m e r o de p a rti­
La vida de la gens no se'd e sa rro lla darios es la qu e defiend e el princip io
al azar, sino q u e e stab a regida po r c o n tra c tu a l de la realeza. Esta teoría
u n a s n o rm a s en p arte here d e ras del prese n ta al rey co m o u n m agistrado,
p a s a d o {mores) y p a r te in s ta u r a d a s a u n q u e de c a rá c ter vitalicio, al cual el
La Roma Primitiva 35

c o n ju n to de los patres investía de sus explicar satisfactoriam ente su poste­


p o d e r e s , q u e en n i n g ú n m o m e n to rior evolución h asta llegar a la d efini­
p u e d e n calificarse de absolutos: el rey c ió n m o n á r q u i c a qu e e n c o n tra m o s
sería e n to nc e s c o m o u n a especie de en la trad ició n literaria. Nosotros va­
p rim us inter pares, y su acción c o n tro ­ m os a fijarnos ex clusivam ente en esta
l a d a p o r la c la s e a r is to c r á tic a , de ú ltim a situación, es decir, a partir de
cuyo seno surge el m o n a rc a, a través la un ificació n de R o m a c on la fase
de su ó rg a n o de rep rese n ta ció n p olíti­ septim ontial.
ca, el S enado. C ie rta m e n te es ésta la La m o n a r q u ía r o m a n a no era h e re d i­
im ag e n q ue m ejor se refleja en el p a ­ taria, a u n q u e la p e rte n e n c ia a la gens
n o r a m a arq ueológico latino a partir del rey p u d ie ra constitu ir u n a reco­
de m e d ia d o s del siglo VIII a. C . esto m e n d a c ió n p a r a a lc a n z a r el tron o,
es, c u a n d o c o m ie n z a a percibirse u n a pero n u n c a un requisito im p re sc in d i­
d iferenciación en el reparto de la ri­ ble; tan sólo en el últim o siglo de la
qu e z a y q ue c o n d u c irá a la explosión m o n a r q u í a p u e d e o b serv a rse cierta
de la aristo c ra c ia o ric n ta liz a n te: la te n d e n c ia d in ástic a . R e c ie n te m e n te
m era existencia de esta últim a es un se ha p ro p u e sto que la sucesión era
fuerte a r g u m e n to c o n tra los que ven exogám ica p o r vía uterina, de m a n e ra
en el rey la tin o un m o n a rc a de n a t u ­ que en n in g ú n m o m e n to p o d ía n rei­
raleza absolutista, o p in ió n que ta m ­ n a r los hijos del rey, sino el yerno, el
poco cu e n ta con un g ran apoyo en la hijo de la hija, el hijo de la h e rm a n a ,
trad ició n literaria. etc.; según esta teoría, la sucesión era
P or otra parte, la institución real a uto m á tic a , pues el rey, que ya hab ía
c on tie n e algunos c im p orta n te s ele­ d esig n a d o a su sucesor, antes de m o ­
m en to s de c a rá c te r religioso que ele­ rir le a so ciaba al trono, sin que ésto
van su origen a u n a época m uy a n te ­ signifique u n a d ia r q u ía o c u alq u ier
rior a la r e p re se n ta d a p o r R ó m u lo y otro tipo de colegialidad, sino tan só­
N u m a . Así ocu rre p o r ejem p lo con el lo u n fácil m e c a n is m o de a p ren d iz a je
p ro p io té rm in o que los latinos utili­ en el p o d e r (P. M. M artin). Sin e m ­
z a b a n p a ra d e sig n a r el título real, rex. bargo. la tra dic ió n literaria nos tr a n s ­
Esta p a la b r a deriva de la raíz in d o e u ­ mite u n sistema sucesorio que en n a ­
ropea reg-, q ue se e n c u e n tra ta m b ié n da c o in c id e con esta o p in ió n , pues
en el rajan de la In d ia védica y en el define a la m o n a r q u ía ro m a n a com o
rix de los p u e b lo s celtas; incluso entre electiva, a u n q u e co n a lg u n a s p a r ti­
los p u e b lo s in d o e u ro p e o s de Italia, c ularidades.
en los que la institu ción m o n á rq u ic a Según el relato p rá c tic a m en te u n á ­
n o a l c a n z ó g r a n e x te n s ió n , se e n ­ nim e de la tradición, a la m uerte del
c u e n tra n restos de esta raíz, a d e m á s rey se d e c la ra b a cl interregnum, c a ra c ­
de en el Lacio, entre los sículos, q uie­ teriz ad o p o r la fórm ula auspicia ad
nes en el siglo V a. C. se g o b e rn a b a n patres redeunt: el p o d e r p a s a b a e n to n ­
p o r u n rhesós. En su estudio sobre las ces a ser d e te n ta d o p o r los senadores
instituciones in d o e u ro p ea s , E. Benve- (patres), pero no colectivam ente, sino
niste llega a la c o n c lu sió n de que el que eligiendo grupos de diez y p o r
reX in d o e u ro p e o es m á s religioso que tu rn o s de cin co días, el interrex se p e r ­
político, ya que la raíz reg- indica en sonificaba en c a d a u n o de ellos; este
el fon do u n a o p e ra c ió n con fuerte c a ­ proceso se d e sa rro lla b a h asta el m o ­
rá c te r m ágico-religioso: se trata de m e n to en q u e se e n c o n tra b a al c a n d i­
tra z a r la línea, la vía a seguir. Sin e m ­ dato m ás id ó n e o p a r a o c u p a r el tro­
bargo, la exacta u b ic a c ió n de este rey no. La se g u n d a fase consistía en p r e ­
en el m a rc o arq ueológico e histórico se n ta r el c a n tid a to a la a p ro b a c ió n
de los p rim itivos latin o s es u n p ro b le ­ p o p u la r, de form a qu e el pueblo, reu ­
m a de m uy difícil solución, así com o nido p o r curias, vo ta b a la que poste-
36 Akal Historia del M undo Antiguo

n ó rm e n te se d e n o m in a r á lex curiato ig u a lm e n te c o n el de doce meses. Era


de imperio y cuyo significado último el au té n tic o protago nista de la o rg a ­
es de carácter militar, es decir, el reco­ n iz a c ió n del tie m p o : c o m o dice
nocim iento de su nuevo jefe p o r parte J. H e u rg o n , «el rey no sólo a n u n c ia b a
de los arm ados; a c o n tin u a c ió n el Se­ el c a le n d a rio , ta m b ié n lo vivía». El
n a d o c o n firm a b a la a p r o b a c ió n de rey interven ía dire c ta m e nte en los ri­
las curias. La últim a etap a del p ro c e ­ tuales s e ñ a la d o s con su nom bre, co­
so de en tron ización era la investidu­ m o el Regifugium (24 de febrero) y el
ra, en la que se d istinguen dos ritos de los días 24 de m a rz o y 24 de mayo,
que c um plía u n sacerdote especiali­ m a r c a d o s en el c a le n d a rio con las si­
zado, el augur: el p rim e ro de ellos re­ glas Q. R. C. F„ esto es, quando rex co­
cibía el nom b re de auspicatio y se d e ­ mitiavit fa s\ a d e m á s p a rtic ip a b a ta m ­
fine co m o la c o n s u lt a de los a u s ­ b ién en la festividad de los Consualia,
picios, esto es, la observación del v u e ­ el día 15 de diciem bre. Pero d o n d e
lo de las aves y de otros signos e n v ia ­ m ejo r se m anifiesta su im p o rta n c ia es
dos por la divinidad, la cual m a n ife s­ en la fu n c ió n de a n u n c ia r el c a le n d a ­
taba de esta m a n e ra su c o n fo rm id a d rio al p ueb lo , co m o ya se ha dicho: al
con el acto a realizar; el segundo rito c o m ie n z o de c a d a mes, en las c a le n ­
era una o peració n augurai, la inagu- das, el rey c o n v o c a b a al pu eb lo p a ra
ratio, m ed ia n te la cual el a u g u r c o m u ­ c o m u n ic a rle en qué día de ese mes
nicaba al rey la fuerza so b renatural c a e ría n las no na s, p a ra llegado ese
que le perm itiría g o b e rn a r de acuerdo día a n u n c ia r los días fastos y n efas­
con la divinidad. tos, es decir, los aptos o no p a ra la a d ­
U n a vez investido de su poder, el m in istra c ió n de justicia y, en general,
rey se convertía en el jefe abso lu to de p a ra todo a s u n to público.
la c o m u n id a d , e x tendién do se su a c ­ El p apel p r e p o n d e r a n te del rey en
ción a los ca m p o s político, militar, j u ­ tem as religiosos q u e d a ta m b ié n p a ­
dicial y religioso. Las funciones reli­ tente, al m e n o s d u r a n te la p rim e ra
giosas del rey son quizás las m ejor fase de la m o n a r q u í a ro m a n a , en su
conocidas, y entre ellas de sta c a ba la p apel del augur, pues, a u n q u e no p e r­
de dictar el c a le n d a rio al pueblo, in s­ tenecía al colegio sacerdotal de los
titución de cuya im p o rta n c ia ya se ha augures, poseía la m is m a fuerza que
h e c h o m en c ió n . Los a n tig u o s a t r i ­ estos p a r a e n ta b la r dire c ta m e nte c o n ­
bu ían a R óm ulo la creació n de u n c a ­ tactos con la d iv in id a d y llevar a cab o
lendario de diez meses, que fue in m e ­ p rácticas augurales. De igual m a n e ra
d ia ta m e n te o b je to de r e fo r m a p o r h ay que e n te n d e r la especial relación
parte de N u m a , qu ien in trod ujo otro que m a n te n ía con aquellos sa ce rd o ­
de doce meses, en vigor h asta la refor­ tes de m a y o r im p o rta n c ia y que luego
ma de C ésar en el siglo I a. C. Sin e m ­ no c o n se rv a rá n los m agistrad os re p u ­
bargo, esta reconstrucción trad icion al b licanos. Así sucedía con el flam en
ha sido con razó n re c h a z a d a p o r la Dialis, sac e rd o te sacrificad or a quien
crítica m od e rn a , pues el c a le n d a rio G. D u m ézil califica com o «el doble
lu n a r de doce meses lla m a d o nu m ai- del rey», el cual atraía hacia sí todos
co fue introducido en R o m a en el si­ los ta b ú e s e in c o m p a tib ilid a d e s de la
glo VI y fue el antecedente del luniso- fu n ció n sacerdo tal lib e ra n d o al rey
lar establecido p o r los decenviros h a ­ de los m ism o s; el colegio de las vesta­
cia el 450 a. C. En R o m a existía un les, cuyo tem p lo y culto sim boliza el
calendario en época de N u m a , pero h o g a r c o m u n a l, estaba en íntim a re­
era el d e cam ensual, cuyo origen p o r lación con el rey, qu ien se en c a rg a b a
otra parte se pierde en el tiempo. El d ire c ta m e n te de elegir a las nuevas
rey d e se m p e ñ a b a en este c a le n d ario sacerdotisas e im p o n e r las p e n a s p e r ­
un papel fu n d a m en ta l, c o m o lo h a rá tinentes a las que v io la b a n su férreo
La Roma Primitiva
37
estatuto, a c tu a n d o en definitiva com o
su «esposo»; fin a lm e n te el rey m a n te ­
nía u n a estrech ísim a relación con el
pontifex m a x im u s, qu ien se con figu ra­
ba c o m o su segu n d o p a ra todos los
a su ntos relativos a la a d m in istra c ió n
de la religión pública.
C o n a n te rio rid a d veíam os que el
p o d e r del rey no era a b soluto y que su
g o biern o era vigilado p o r el Senado.
C o n v ie n e a h o ra m a tiz a r estas p a la ­
b ras y lo h a re m o s m e d ia n te la exposi­
ción de las características de esta in s­
titución. C o m o su m ism o n o m b re lo
in dica (Senatus, derivado de sen ex, a n ­
ciano), el S e n a d o rep resenta lo que
los etn ólog os d e n o m i n a n a sa m b le a
de los a n c ia n o s, institu c ió n que a p a ­
rece ya en p ue b lo s de m u y bajo nivel
cultural. Por ello, la a sa m b le a s e n a to ­
rial tiene u n origen p r o b a b le m e n te
m uy a n te rio r al del p ro p io rey y en la
época de las p rim e ra s aldeas o c u p a ­
ría un lugar de excepción en la p rim i­
tiva o rg a n iz a c ió n política. Sin e m b a r ­
go, en el m o m e n to en q u e se co n sti­
tuye la c o m u n i d a d septim on tial, su
im p o rta n c ia q u e d a relegada a u n se­
g u n d o térm ino, to ta lm e nte a b so rb id a
p o r la p re p o n d e r a n c ia del rey. Teóri­
c a m e n te el S e n a d o carece de c u a l ­
q u ie r poder; es u n m ero ó rg a n o c o n ­ Minerva. Sant’Omobono, Roma
sultivo, y de ah í el n o m b r e de consi­
lium regium con el que ta m b ié n se le to peso en la decisión ú ltim a que to ­
conoce d u r a n te la época real; sus d e ­ m a b a el rey. A lg u n a s a n tiq u ís im a s
cisiones no e ra n vinculantes, de m a ­ in s t itu c i o n e s no s d e l a t a n p o r otra
nera que el m o n a r c a requería su o p i­ parte el peso político del Senado. Así
n ió n pero no tenía p o r qué seguirla. la fó rm ula de d e c la ra ció n de guerra
In c lu s o en el r e c lu ta m ie n to de los que Livio po n e en boca de los feciales
m iem b ro s del S e n a d o se percibe su (Livio, 1.32.5-14), a u n c o n t e n i e n d o
d e p e n d e n c ia , pues esta fu nción c o ­ m u c h o s elem entos a nacró nico s, en su
rre sp o n d ía igu a lm e n te al rey, quien parte m á s arcaica se h ace m e n c ió n
elegía a los nuevos senadores, p o r c u ­ del Senad o, a u n q u e la respo nsab ili­
na s, entre los patres fa m ilia ru m m ás d a d ú ltim a es de exclusiva c o m p e te n ­
distinguidos. cia del rey. D e igual m a n e ra , la a u to ­
Sin em barg o, en el ejercicio de la ridad del Sen ado , la auctoritas patrum,
práctica política, el S e n a d o tenía u n a está c a rg a d a de u n fuerte con tenido
gran auto rid a d , a u n q u e n o poder. En religioso, c o m o se p o n e de manifiesto
definitiva, su c o m p o s ic ió n reflejaba en el m e c a n ism o del interregnum, in s ­
la p e rte n e n c ia de sus m ie m b ro s a la titución cuya im p o rta n c ia basta p o r
clase e c o n ó m ic a m e n te d o m in a n te y sí m ism a p a r a p r o b a r el verd a d e ro
su o p in ió n tenía qu e c o n ta r c o n cier- papel político del Senado.
38 A kal Historia del M undo Antiguo

3. Curias y tribus do el p o b la m ie n to ro m a n o , siem p re a


base de p e q u e ñ o s g rupos de c a b a ñ a s,
T oda la tra d ic ió n c o n c u e r d a que a de la m is m a m a n e r a se iba in c r e m e n ­
efectos ad m inistrativo s los prim itivos ta n d o el n ú m e r o de curias: p o r ello
ro m a n o s esta b a n divididos en tres tri­ co n r a z ó n se ha llegado a decir que
bus y en treinta curias, a razón de R o m a se form ó m e d ia n te u n a agrega­
diez curias p o r tribu; esta o rg a n iz a ­ ción de curias. C u a n d o p o r las ra z o ­
ción regía desde los p rim e ros tiempos nes ya vistas se p ro d u jo la rcagrupa-
de la ciu d a d y su creación es en c o n ­ c ió n secto rial del p o b la m ie n to , las
secuencia a trib u id a a R ó m u lo , co m o curias c o n se rv a ro n c a d a u n a su in d e ­
en general ocurre con todas las insti­ pe n d e n c ia , pero al m ism o tiem po se
tuciones de an tigu o origen. La finali­ u n ie r o n en un p u n to concreto p a ra
dad de estas divisiones era de n a tu r a ­ c u m p lir aq uellos ritos que les e ra n
leza política y militar, pues servirían c o m u n e s: la tradición nos ha c o n s e r­
de b a s e p a r a el r e c lu ta m ie n to del va d o el recuerdo de este h ech o a tr a ­
ejército c o m o de otras instancias p o ­ vés del edificio de las curiae veteres, si­
líticas. Todos estos d atos son en m a ­ tu a d o en el Pa la tin o y lugar de reu ­
yor o m e n o r m e d id a ciertos excepto nión de los curiales v inculado s a este
uno, p re cisam en te el de su creador, á m b ito topográfico. Posterio rm ente,
pues la curia es sin d u d a algu na m u ­ e n el m o m e n t o d e la u n i f i c a c i ó n
cho m ás an tigu a que la tribu. c o m p le ta de R o m a y p a ra alb ergar al
A p esar de todas las críticas de que c o n ju n to de las curias, se creó u n a
ha sido objeto, la teoría p r o p u e s ta nueva sede, las curiae novae, situada
hace a ño s p o r P. K re tsch m e r sobre la esta vez en la ladera del Celio. Res­
etimología de la p a la b r a curia sigue pecto al n ú m e r o de las curias, p o r las
siendo válida: según este investiga­ c o n d ic io n e s del desarro llo de R om a,
dor, curia derivaría de un té rm in o in ­ es po sib le q ue fuese in d e te rm in a d o ;
doeuropeo, kowiriya, que d aría en la ­ la cifra final de treinta y p o r c o n s i­
tín co-uiria, y a c o n tin u a c ió n curia. El guiente su a d a p ta c ió n p ro p o rc io n a l a
significado de la p a la b r a se perfila to­ las tribus, se conseguiría c om o c o n se ­
davía más a p a rtir de su segu n d o ele­ cue n c ia de u n a p r o fu n d a reform a del
mento, -uir, té rm in o que se refiere al sistem a a dm in istrativo , así c o m o del
h o m b re d e s ta c a n d o sus funciones vi­ p l a n t e a m i e n t o u rb a n í s tic o , lo c u a l
riles, c o n lo q u e v ie n e a d e s ig n a r sólo es p osible con el rein ad o de Tar­
prin c ip a lm e n te al soldado. Así pues, q u in io Prisco, c o m o en seguida te n ­
curia significa en sus orígenes la reu­ d re m o s o c a sió n de c o m p ro b a r.
nión de todos a quellos capaces de lle­ E n la R o m a de la prim e ra fase m o ­
var arm as, y de a q u í p asó ta m b ié n a n á rq u ic a , la curia se presenta co m o la
designar el lugar d o n d e se llevaba a auté n tic a p ie d ra a n g u la r del sistema
cabo tal reunión. D esde este p u n to de político y adm inistrativo : es u n a e n ti­
vista, la curia es pues u n a institución d a d de n a tu ra le z a diversa, con c o n ­
a n tiq u ís im a y m u y g e n e ra l, p u es to nota c io ne s en el c a m p o de la religión,
que la asa m b le a de los guerreros a p a ­ de lo m ilita r y de la política. La curia
rece en general en todas las culturas era p o r otra p a rte el p u n to de referen­
proto-históricas. cia m á s firme de q u e d isp o n ía un ro­
Si a plicam o s esta d efin ició n al caso m a n o de c ara a sí m ism o y a la c o m u ­
rom ano, vemos c o m o la curia existe nid ad , y p o r ello p r á c tic a m e n te todos
desde el m o m e n to de las p rim e ra s al­ los h a b ita n te s de R o m a , salvo las m u ­
deas, siendo u n a in stitu c ió n f u n d a ­ jeres y los niños, g o z a b a n de la c o n d i­
mental en su prim itiv a organizació n. ción de curiales, esto es, de m iem b ro s
En un prin cipio h a b ía u n a curia p o r de u n a curia. Al frente de c a d a curia
cada aldea y c o n fo rm e iba a v a n z a n ­ h a b ía u n p re sid e n te lla m a d o curio y
La Roma Primitiva 39

c o m o c o o r d in a d o r general de las acti­ que a p o rta b a . El papel de la curia no


vidades religiosas de todas las curias, d e ja b a p o r ello de ser fu n d a m e n ta l,
u n curio m a x im u s; el cu rión era el jefe pues era a su través p o r d o n d e se c a ­
político, m ili ta r y religioso de la curia, n a liz a b a toda la energía bélica de la
a u n q u e en época histórica se vio rele­ c o m u n id a d , e m p e z a n d o p o r la p r o ­
g a d o e x c lu s iv a m e n te a esta ú ltim a pia se le c c ió n de los g u e rre ro s m e ­
función; en sus actividades era a y u ­ d ia n te ritos de iniciación a las arm as,
d a d o p o r otros personajes, c o m o el en virtud de los cuales el jov en p a s a ­
flam en curialis —sacerd ote sacrifica- ba a ser h o m b r e in tegránd ose en la
d o r de la c u r ia — y el lictor curialis, curia; esta últim a ase g ura ba ta m b ié n
q u e se e n c a r g a b a de l l a m a r a los la p re sen c ia de los a r m a d o s a la c o n ­
m ie m b ro s de la curia e jecu tando la vocatoria del rey y fin a lm e nte p r o ­
convocatoria o rd e n a d a p o r el curión. p o r c i o n a b a u n jefe en la p e r s o n a
L a c u r ia r e p r e s e n ta b a la u n id a d del curión.
militar. Así lo reconocía la tradición F u e p r e c i s a m e n t e g ra c ia s a esta
que confería a la curia la fun ción de fu n c ió n m ilitar el que las curias d e sa ­
célula de re clutam iento, ya que c ada r r o lla r a n ta m b ié n otra política, los
u n a d e b ía p r o p o r c io n a r cien s o ld a ­ com icios p o r curias (comitia curiata).
dos a la infantería. Sin em bargo, la Estos e ra n u n a a sa m b le a p o p u la r en
existencia de un n ú m e r o fijo en el re­ la q u e c a d a i n d iv i d u o p a r tic ip a b a
c lu ta m ie n to es to ta lm e n te im p e n s a ­ de n tro de su curia; la a sa m b le a repre­
ble p a r a esta época, no sólo en térm i­ se n ta b a pues al c o n ju n to de los a r m a ­
nos absolutos, sino ni siquiera com o dos, era la expresión política del ejér­
cifra de referencia. Todavía no existía cito, y p o r ello el p rinc ipa l acto que
un v e rd a d e ro ejército, perfectam ente tenía lu gar en su p resencia era de c a ­
o r g a n i z a d o c o m o in s titu c ió n , sin o rácter m ilitar: m e d ia n te la a p r o b a ­
ta n sólo u n a s fo rm as tu m u ltu o s a s en ción de la lex curiata de imperio, los
las que la c u a lid a d de guerrero se m e ­ guerreros investían al rey de su po der
día exclu sivam en te p o r el a rm a m e n to m ilitar y re c o n o c ía n su jefatura. Sin

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4m .

Planta del Lapis Niger


40 Akal Historia del M undo Antiguo

em bargo, no fueron estos los únicos qu e en definitiva m uy pocos q u e d a ­


com icios que conoció la R o m a p r im i­ b a n al m a rg e n de la vida c o m u n a l
tiva. La tra d ic ión m e n c io n a tam bién rom ana.
a los lla m a d o s comitia calata, c o n v o ­ S obre el origen y na tura le z a de las
cados p o r el rey en las ca le n da s y n o ­ tribu s la investigación m o d e rn a no
nas de c a d a m es p a ra c o m u n ic a r al lo g ra to d a v ía p o n e r s e de a c u e r d o ,
pu e b lo el c a le n da rio ; an te estos c o m i­ d i s c u t i é n d o s e si s o n r e p a r ti c io n e s
cios se lle v a b a n a lg u n a s cuestiones gentilicias, distritos territoriales, refle­
referentes a la vida de las gentes y la jo de las diferentes c o m p o n e n te s é tn i­
inauguratio del rey. Este últim o c o n ­ cas q ue c o n trib u y ero n a la form ació n
vocaba y presidía los comicios, que le de R o m a , o incluso n e g a n d o todo v a ­
e sta b a n totalm ente s u b o rd in a d o s . La lor a la trad ició n a le g a n d o que es u n a
a s a m b le a carecía de toda iniciativa; sim ple invención. Por otra parte, los
su ú n ic a m isión consistía en asistir, pro p io s n o m b re s de las tribus (Tities,
sin n in g u n a c a p a c id a d delib eran te y R am nes y Luceres) ta m p o c o a y u d a n a
a p r o b a r lo que se le p r o p o n ía ; ta m p o ­ resolver el pro b lem a . En el estado a c ­
co h a b ía votación, sin o que las p r o ­ tu a l d e n u e stro s c o n o c im ie n to s , lo
puestas se a p r o b a b a n m e d ia n te a c la ­ ú n ico qu e p ued e tenerse p o r seguro
m ación: el té rm in o latin o suffragium respecto a su origen es que son m ás
(voto) deriva de la p a la b r a /ragor, que recientes q ue las curias; adem ás, p o r
significa estrépito, ruido, etimología las fun ciones que realizab an , se p u e ­
que m uestra m u y c la ra m e n te c ó m o se de s u p o n e r que su a p a ric ió n en R o ­
d e s a r r o l la b a n las p rim itiv a s a s a m ­ m a no es a n te rio r a la fo rm ació n de
bleas rom an as. la c o m u n id a d septim ontial.
F in a lm e n te las curias ten ía n t a m ­ La fu n c ió n de las tres tribus viene a
bién u n c arácter religioso. Esta fu n ­ lim itarse a u n a división de la p o b la ­
ción se m a n if e s ta b a a nivel ind iv i­ ción o del territorio con la finalid ad
dual, pues c a d a curia rendía culto a de serv ir c o m o c u a d r o de re c l u ta ­
su prop ia d iv in id a d y d isp o n ía para m ie n to p a ra los m ie m b ro s de a lg unas
este servicio de u n sacerdote específi­ instituciones. P o r ejem plo, d e te r m i­
co. Pero ta m b ié n a lg u n a s festvidades n a d o s colegios sacerdotales, co m o el
exigían la partic ip ac ió n c o n ju n ta de de los a ugures y el de las vestales, se
todas las curias, c o m o las Fordicidia y a r tic u la b a n p ro p o rc io n a lm e n te a las
las Fornacalia, a m b a s de n aturaleza tribus, de m a n e r a que c ad a u n a de es­
agraria y de g ra n antig ü e d a d . La últi­ tas contribuía con el m ism o n úm e ro a
m a de estas dos c eleb racio nes p re s e n ­ la c o m p o sic ió n ternaria del.colegio.
ta cierto interés. Las Fornacalia eran Las tribus d e s e m p e ñ a b a n tam bién ,
u n a fiesta móvil que co ng regaba a los al igual que las curias, un a función
m ie m b ro s de c a d a curia p a r a la torre­ m ilita r al c onstituirse c o m o u n id a d
facción del g ra n o en el h o r n o c o m u ­ de re c lutam ien to de la caballería, ya
nal; el curio m a xim u s d e te r m in a b a la qu e c a d a tr ib irp r o p o r c i o n a b a cien j i ­
fecha de reu n ió n de c ada curia, pero netes, lla m a d o s celeres^ y su c o m a n ­
p a ra todos aquello s que no h a b ía n dan te, el tribunus celerum . Sin e m b a r ­
po d id o o que d e s c o n o c ía n cuál era su go, la im p o rta n c ia tactica de la c a b a ­
curia, el día 17 de febrero, c o in c id ie n ­ llería era m á s bien sec u n d a ria , pues
do con las Quirinalia, p o d ía n c u m p lir carecía de u n a rm a m e n to a d e c u a d o
c on su ob ligación de curiales: este día q u e e n cierta m e d id a c o m p e n s a b a
era ta m b ié n lla m a d o Stultorum Feriae, p o r la s u p e rio rid a d que le po d ría p r o ­
es decir, «fiesta de los necios». Este p o r c io n a r la ca b a lg a d u ra: p u e d e d e ­
h e c h o indica que el sistem a de las c u ­ cirse q u e h asta finales del siglo IV a.
rias era de n a tu ra le z a m u y laxa, que C. el ejército r o m a n o 110 llegó a dis­
a dm itía a todo tipo de individu os y p o n e r de u n a a u té n t ic a c a b a lle r ía
La Roma Primitiva 41

c o m o a r m a decisiva de com bate; h a s ­ 4. La estructura social


ta e n to n c e s el p e so de las b a ta llas
siem pre fue so p o rta d o p o r la in fa n te ­ C o m o vim os con anterioridad, la últi­
ría. La im p o r ta n c ia de la caballería m a fase del perío d o III y la prim e ra
prim itiva es m ás de o rd e n social que del siguiente su pu sieron , entre otras
militar, c o m o lo d e m u e stra n diversos cosas, u n notab le crecim iento de los
elem entos. E n p rim e r lugar, la p o se ­ a se n ta m ie n to s de lla n u ra e i m p o r ta n ­
sión del ca b a llo siem pre ha sido c o n ­ tes tr a n sfo rm a c io n es en la vida eco­
sid e ra d a en sociedades de este tipo n óm ica. A m b o s h echo s vienen d a d o s
co m o sím b o lo de distinción, y el testi­ p o r las favorables circ u nsta n c ias del
m o n io arqu eo ló gico ac u d e en nuestra contexto itálico, con la presencia de
ayuda, pues las tu m b a s d o n d e a p a re ­ los griegos en el su r y el e n o rm e d e sa ­
cen restos pertenecientes al aparejo rrollo q u e e n to n c e s e x p e rim e n ta b a
del c a b a llo c o r r e s p o n d e n a in d iv i­ E truria. El Lacio resultó e x tra o rd in a ­
duos so c ia lm e n te c onsiderados. C o n riam ente ben eficiado con esta nueva
idéntico sentido h ay que in terp retar situación y sobre todo aquellas c o m u ­
la noticia según la cual las centurias n id a d e s situ adas en la llanu ra y más
ecuestres fueron c rea d a s p o r R óm ulo abiertas al m u n d o exterior. Por sus
c o m o u n a g u a r d i a p e r s o n a l, y así c o n d ic io n e s favo rab les, a lg u n a s de
m ism o el h e c h o de que tales c e n tu ­ ellas se convierten en polos de a tra c ­
rias fueran so m e tida s a la inauguratio. c ió n de c o rrie n te s m ig ra to ria s que
E n síntesis, la caba lle ría se presenta a c u d e n lla m a d a s p o r u n a m ejor p ers­
en sus orígenes c o m o la e x pre sión pectiva. R o m a se inscrib e perfecta­
m ilitar de la clase aristocrática, que m ente en esta nueva din á m ic a , g ra­
m e d ia n te la p osesión del c aballo m a ­ cias, sobre todo, a su estratégica si­
nifestaba su su p e rio rid a d ante el res­ tuació n geográfica de cara a las c o ­
to de la población . m u n ic a c io n e s c o n E truria: la p re se n ­
León de marfil con inscripción etrusca.
Sant’Omobono, Roma
42 Akal Historia del M undo Antiguo

cia atestiguada de c om erciantes grie­ 3. Trabajos urbanísticos de Tarquinio


gos en R o m a a p a rtir de m e dia do s del Prisco
siglo VIH, es p ru e b a p a lp a b le de su
im po rtancia. (Livio, 1.35.8-10) A esta época se rem onta
la e lecció n del em plazam iento para el c ir­
La nueva situ ación econ ó m ic a p r o ­
co que hoy se llam a M áxim o. A los sena­
vocó lógicam ente alteraciones en la dores y caballeros se les asignó lugares
estructura social, a rq u e o ló gicam ente para construirse palcos particulares d e n o ­
d e m o strad a s p o r la ru p tu ra del igua­ m inados fon: asistían a| espectáculo desde
litarism o a n te rio r y la a p a ric ió n de sus palcos sostenidos por un andam io de
claras diferencias en el reparto de ri­ do ce pies de altura. Se presentaron ca b a ­
queza. Este d ato significa que alg u­ llos de c a rre ra y p u g ilista s, casi tod os
nas gentes sup ieron aprov echars e en etruscos. Desde entonces cada año se c e ­
m a y o r m ed id a que otras y c o m ie n z a n lebraron estos juegos solem nes llam ados
Juegos Rom anos o tam bién G randes Ju e ­
a m o n o p o liz a r g ran parte de la riqu e­
gos. Este m ism o rey asignó igualm ente a
za disponible, co n lo cual m an ifies­
los particulares terrenos para edificar en
tan su v o lun ta d de convertirse en u n a los alred edo res del Foro; allí m ism o co n s­
clase d o m in a n te (C. A m polo). Poco truyó pó rticos y tiendas.
tiem po después, a c o m ie n z o s del si­ (Livio, 1.3 8 .6 -7 ) Se propuso term inar las
glo VII, se situaría la in tro d u cc ió n en partes in co n clu sa s del m uro de piedra,
R o m a del se g u n d o m ie m b r o en la obra in te rrum p ida en sus com ienzos por la
fórm ula o no m ástica, del nom en g enti­ guerra con tra los sabinos. Adem ás había
licio, reservado en esta época exclusi­ distritos bajos en el Foro y en los valles e n ­
tre las colinas en los que la falta de pe n­
v a m e n te a las p rin c ip a le s familias,
diente hacía difícil el correr de las aguas:
que de este m o d o tra ta n de d isting uir­ los desecó m ediante un sistema de can a­
se a firm a n d o su c o n tin u id a d de g en e­ les que iba desde los puntos elevados has­
ración en g e ne ra c ió n (G. C o lo nn a). ta el Tiber. Finalm ente repecto al tem plo
U n elem ento de g ran im p o rta n c ia que durante la guerra sabina había p ro m e­
que ilu m in a m a g n ífic a m e n te la situ a ­ tido con stru ir a Júp iter sobre el Capitolio,
ción de p o d e r de estas gentes es la in s­ estableció sus cim ientos presintiendo en
titución de la clientela. Su origen p u e ­ su ánim o la futura grandeza de estos lu­
de sin d u d a elevarse a u n a época m uy gares.
antigua, pero es a p a rtir de estos m o ­
m entos c u a n d o su p resen cia c o m ie n ­ c o n tin g e n te h u m a n o de la gens y de
za a hacerse sentir. La clientela es las fam ilias qu e la c o m p o n e n , a u n ­
u n a relación entre dos perso n a s, el que en u n a situ ac ió n de d e p e n d e n c ia,
p a tro n o y el cliente, q ue conlleva d e ­ pero sin que esto signifique la p é rd i­
rechos y obligaciones p o r a m b a s p a r ­ da de la libertad, pues posib le m e n te
tes; el vínculo entre a m b o s se fo rm a li­ e ra n a d m itid o s en las curias.
za con total libertad y se basa en las El de sa rro llo de la clientela es otro
fieles, fuerza religiosa q ue asegura al indicio de las tra n s fo rm a c io n e s so ­
cliente la p ro te cc ió n del p a tr o n o a ciales q u e tien en lu g a r en R om a. Por
ca m b io de su ob ediencia. Las o blig a­ u n a parte, m u estra la existencia de
ciones del p a tr o n o se p u e d e n sim p li­ elem entos desc la sad os y sin recursos
ficar en la asistencia ju r íd ic a y social que p a r a p o d e r subsistir se v in c u la n a
y en el m a n te n i m ie n to e c o n ó m ic o , u n g ru p o m á s p ode roso ; pero ta m ­
pa ra lo cual entre g a ba al cliente u n a bién in d ic a la r u p tu ra de u n a socie­
parcela de tierra en precario; p o r su d a d igualitaria y la a p aric ió n de in d i­
parte este ú ltim o se veía c o n stre ñ id o viduos destacad os, los cuales a c u m u ­
a ciertas prestaciones h a c ia su p a tro ­ la n g ra n p arte de los m edios de p r o ­
no, f u n d a m e n t a l m e n t e d e c a r á c te r d u c c ió n y p u e d e n en c o n se c u e n c ia
militar, ju ríd ic o y pec u n ia rio . De esta entregárselos a sus clientes. C u a n to
m a n e ra , el cliente p a s a a e n g ro sa r el m ás g ra n d e sea el n ú m e r o de éstos,
La Roma Primitiva 43

m a y o r será el p o d e r y el prestigio del de p e r p e t u a r h e r e d i t a r i a m e n t e su


p a tro n o . F in a lm e n te , se p ued e c o n si­ c o n d ic ió n de senadores, de m iem b ro s
d e ra r ta m b ié n u n a cierta relajación de los princ ip a le s colegios sa c e rd o ta ­
de los lazos gentilicios, desde el m o ­ les y de base de reclu tam iento de las
m en to q ue u n a s c u a n ta s familias a s u ­ c en tu ria s ecuestres.
m e n u n p a p el p r e p o n d e r a n te que trae El resto de la p o b la c ió n se articula
c onsigo u n c a m b io en el régim en de según su gra d o de riqueza, pero j u r í­
la p r o p ie d a d de la tierra, que pierde d ic a m e n te pertenece en c o n ju n to a la
el c a rác ter c o m u n a l a v a n z a n d o rá p i­ categoría de quirites, es decir, de ciu­
d a m e n te h a c ia su total privatización d a d a n o s m ie m b ro s de las curias, si­
(G. Diósdi). tua c ió n que ju ríd ic a m e n te es, asim is­
E n r e s u m e n , to d o s estos h e c h o s mo, ex tensible a las fam ilias p a tr i­
c o n d u c e n hacia u n a m ism a c o n c lu ­ cias. C o m o ya h e m o s visto, la a rq u e o ­
sión: la fo rm ación de u n a aristo cra­ logía m uestra d u r a n te el p erío do IVA
cia que tiend e a ser hered itaria y que u n a situació n social m u y estratifica­
posee u n a clara s u p e rio rid a d e c o n ó ­ da, c o n diversos grados de a p ro p ia ­
m ica y social, tra d u c id a en u n a m a ­ ción de la riqueza. A lgun os in divi­
yor a c u m u la c ió n de riqueza y en la d uo s destacados, a ú n sin en c u a d ra rs e
e xten sió n de las clientelas, respectiva­ en el grup o de los patricios, llegaron
mente. Sin em b a rg o, esta situación de ta m b ié n a o c u p a r puestos públicos,
h e c h o se tra n sfo rm ó en u n reconoci­ pues no toda familia senatorial tenía
m ien to de d erecho, su rg ien d o e n to n ­ n e c e sa ria m e n te p o rq u é ser patricia.
ces el p r im e r nú c le o de familias p a tri­ Por d e b a jo nos e n c o n tra m o s con un
cias. Según h a p uesto de relieve J.-C. c o n ju n to m uy v ariado de elem entos
R ic h a rd , estas fam ilias aristocráticas d ed ic a d o s a la vida agrícola y pastoril
m a n ife s ta ro n in m e d ia ta m e n te su a m ­ y a actividades artesanales y c o m e r­
bición de c o n s o lid a r su p o d e r en el ciales, todos ellos indiv id uo s libres e
te rr e n o político, p r e s io n a n d o sobre integrado s perfectam ente en el siste­
los reyes p a r a c on se g uir el privilegio ma de las curias.

1. Capitolium
2. Collis Q urinalis
3. Collis V im inalis
4. M ons Cispius
5. M ons Oppius
6. Fagutal
7. M ons Caelius
8. M ons Palatinus
9. Velia
10. M ons A ventinus
1 1. Tiberis fl.
1 2. Forum

AConstr. religiosas
• Constr. públicas
■Constr. privadas
o M o n u m e n to s
"fuentes literarias"
“ '" M u r o serviano
----- Cloaca M axima

La Roma arcaica
44 Akal Historia del M undo Antiguo

VI. La formación de la ciudad

Es todavía frecuente en c on tra r en al­ El período IVB, al m eno s su fase


gunas obras recientes sobre la historia m ás característica, coincide con los
de Roma la opinión de que esta ciu­ años que la tradición atribuye al reina­
dad, y, en definitiva, todo el Lacio, fue do de T arquinio Prisco, quien in a u g u ­
conquistada p o r los etruscos a finales ra la m al lla m a d a etapa «etrusca» de
del siglo VII, perm a n e c ien d o bajo su la m o n a r q u ía rom ana. Según la tradi­
poder durante u n siglo, a lte rna nd o en ción, T arquinio era hijo del griego D e ­
esta situación de poder diversas ciu d a ­ m a ra to y o riu n d o de la ciudad etrusca
des según la potencia que en esos m o ­ de Tarquinia; po r cuestiones políticas
mentos dom inase en Etruria (A. Alfól- y sociales tuvo que a b a n d o n a r su p a ­
di). N a d a hay de cierto en todo ello. Es tria y se dirigió a Rom a, d on de fue a d ­
verdad que la cultura lacial d u ran te la mitido entre el patriciado, in tegrándo­
fase IVB se etrusquiza notablem ente y se perfectam ente en su nueva socie­
que la presencia de elementos etruscos dad, h asta tal pu nto que a la muerte de
es a partir de estos m o m entos más in­ A nco M arcio fue elegido rey, siguien­
tensa que nunca; hasta un personaje do los trámites en vigor. Este relato tra­
de origen etrusco llegó a ser rey de dicional, e x tra o rd in a ria m e n te ela b o ­
R o m a . Sin e m b a rg o , n a d a de esto rado, h a sido consid erad o com o m ues­
quiere decir que el Lacio fuese someti­ tra de esa conquista etrusca de Rom a,
do a una conquista militar o que un a hecho ocultado p o r la analística m e ­
m inoría de etruscos a lc a n z a r a n p o r diante narraciones ficticias que inten­
doquier el dom inio político en esta re­ ta b a n escon der la auténtica historia.
gión. Roma fue siempre un a c o m u n i­ Sin em bargo, la explicación que se da
dad latina, h abitada p o r4 a tin o s a u n ­ en la actualidad es m u c h o más simple
que abierta a elementos extranjeros y y perfectamente ajustada a los d o c u ­
con una cultura latina, pero partícipe mentos: se trata, en definitiva, de un
de la llam ada Icoiné cultural etrusco- ejemplo m ás de la movilidad social ar­
latina, esto es que sin perder su identi­ caica, p le n a m e n t e c o n s ta ta d a en la
dad comparte m u ch os elementos co­ epigrafía etrusca, según la cual un in ­
munes a una am plia zo na de Italia. dividuo de rango destacado es acepta­
Por ello la historia de R om a a partir de do sin n in g u n a dificultad en u n a so­
estas fechas se integra en la de Etruria, ciedad ajena a la propia, pero m uy
recibiendo de esta última u n a nueva sim ilar en su estructura interna, sin
savia que contribuyó decisivamente a que ello im p liq u e c o ndic ió n de ex­
su desarrollo. tranjero. C u a n d o T a rq u in io oc u p ó el
La Roma Primitiva 45
46 A kal Historia del M undo Antiguo

trono ya no era etrusco, sino ro m an o, a la Sacra Vía, en el m ism o lugar que


y com o tal, p erfectam ente legitim ado sirvió de necrópolis a los primeros p o ­
para ello. La trad ició n a tribuía a T ar­ bladores de Rom a, se alzan ah ora c a ­
qu in io im p o r ta n te s refo rm as, pero, sas con cimientos de piedra que susti­
ante todo, le presen ta co m o el p rim e r tuyen a ca b a ñ a s construidas u n siglo
u rb a n iz a d o r de R o m a y la a r q u e o lo ­ antes; viviendas privadas con la m is­
gía parece confirm arlo. ma estructura arquitectónica se d o c u ­
Com o ya vimos al h a b la r de la cul­ m e n ta n tam bién en la Velia y p ro b a ­
tura lacial, el período IVB se caracteri­ blem ente en el Palatino. En esta últi­
za fundam entalm ente por la u rb a n i­ ma colina se construyó u n a gran cis­
zación, de m anera que los principales terna c o n la finalidad de proveer de
centros proto-urbanos llegan a conver­ agua a la zona. Fin alm ente todavía se
tirse en auténticas ciudades, en civita­ pu ed en detectar otras dos áreas sagra­
tes. De todos ellos R om a constituye el das de gran importancia: la prim era
ejemplo mejor conocido, gracias, so­ en el Capitolio, d o n d e se elevó u n pri­
bre todo, a los avances arqueológicos m er tem plo a Júpiter; la segunda en el
logrados en los últimos años. El valle Foro Boario, lugar o c u p a d o p o r u n
del Foro se convierte definitivamente grupo de c a b a ñ a s que fueron dem oli­
en el verdadero centro de la ciudad y das y consagrad o a continuación, p ara
es adaptado a las diferentes funciones finalm ente ser solar de u n a edificación
que tiene que albergar. C o m o trabajo religiosa.
previo, se llevan a cabo im portantes A partir del año 575 Rom a aparece
obras hidráulicas p a ra la desecación y ya totalm ente definida com o c iudad
canalización de las aguas que periódi­ desde el p u n to de vista urbanístico. Es­
camente an egaban el lugar: el arroyo tos prim eros trabajos son fu n d a m e n ­
Velabro, que c o n fo rm a b a el paisaje tales, pues a u n q u e no de gran enverga­
del valle del Foro, es canalizado, lo dura, p r o p o rc io n a ro n la base sobre la
mismo que algunos de sus pequeños cual se apoyaría el inm ediato desarro­
afluentes, con lo cual se evitaron posi­ llo urbanístico de la ciudad. Los suce­
bles estancamientos así com o el rápi­ sores de Tarquinio, a cuya acción se
do fluir de las aguas en caso de in u n ­ pu ed en atribuir las obras m e n c io n a ­
dación. La sección occidental del valle das, con tin u a ro n las líneas m arcadas
fue liberada de cab a ñ as y a c o n tin u a ­ por éste, y así la arqueología muestra
ción cubierta de diferentes pavimentos sucesivas reconstrucciones de la Regia
sucesivos, siguiendo los trabajos ini­ y del C o m id o . A Servio Tulio a p a re ­
ciados en el período anterior. cen especialmente vinculados el s a n ­
A partir a prox im a d a m e nte del año tuario del Foro Boario en su segunda
600 a. C. el paisaje de R o m a se trans­ fase, con la construcción de los tem ­
forma de m anera radical. En la esqui­ plos de Fortuna y M ater Matuta; el lla­
na noroccidental del valle del Foro se m ado «m u ro serviano», sistema defen­
situó el Comitium, con la prim era C u­ sivo en el que a lte rn a b an un agger y
ria Senatus, co nfig urán do se co m o el lienzos de piedra; los Saepta del C a m ­
centro político de la ciudad. También po de Marte, com plejo político en ínti­
en el valle del Foro, pero en su parte ma relación con la asam blea c enturia­
central, se levantó un im p ortante c o m ­ da cre a d a p o r este m o n a rc a . F i n a l­
plejo político-religioso com puesto por mente Tarquinio el Soberbio destacó
la Regia, donde el rey cu m plía sus fun ­ po r la construcción de la Cloaca M á ­
ciones en tanto que jefe religioso de la xima y, sobre todo, po r el gran templo
com unidad, y el tem plo de Vesta, con de Júpiter sobre el Capitolio, sucesor
la adyacente casa de las vestales, sacer­ del m ás p e q u e ñ o elevado por Tarqui­
dotisas que como ya h em o s visto esta­ nio Prisco.
ban en unión mística con el rey. Junto A ho ra bien, m o n u m en taliz ac ió n no
La Roma Primitiva 47

equivale necesariam ente a u r b a n iz a ­ ción urbana. Este hecho tiene un pri­


ción, sino que en la antigüedad una m er reflejo en la obra de Tarquinio
ciudad se define ante todo por los ciu­ Prisco, quien llevó a cabo u n a reforma
d a d a n o s y p o r las funciones que estos del sistema curiado, ya en abierta cri­
realizan c o m o m iem b ros de u na co­ sis, con la adaptación proporcional de
m u n id a d política, condición que se su­ las curias a las tribus, m odificando el
perpo ne a cu alquier otra de índole fa­ r e c lu ta m i e n to del S e n a d o y, so b re
m iliar o gentilicia. En este aspecto el todo, p r o p o rc io n a n d o u na mejor base
reinado de T arquinio Prisco supone al ejército. Pero la transform ación de­
tam b ién u n a transform ación notable, cisiva al respecto tiene lugar con Ser­
estableciendo las bases sobre las que vio Tulio, quien, m ediante la creación
se articulará la nueva R om a y que se­ de las nuevas tribus, identificó el terri­
rán perfeccionadas p or sus sucesores, torio con el núcleo urbanizado.
principalm en te p o r Servio Tulio, a cu ­ La nueva situación que se crea en
ya figura va un id a la m ás im portante R om a tiene lógicamente un reflejo in­
de todas las reformas. m e d ia to en la vida económ ica. Los
E n el c a m p o religioso esta nueva si­ grandes trabajos urbanísticos que aca­
tuación se aprecia sobre todo en la ins­
titución del culto a u n a divinidad c o n ­
sid e ra d a c o m o políade, Júp iter O p ti­
mo M áxim o, cuyo tem plo se levantó
en el Capitolio; a partir de ahora toda
la c o m u n id a d se po ne bajo la protec­
ción de Júpiter, garante de la existen­
cia de la c iudad y protagonista de to­
dos los actos públicos. E n la vida polí­
tica las transform aciones fueron muy
profundas, c o m e n z a n d o p or la propia
institución m onárqu ica. El rey se secu­
lariza y pierde parte de sus atributos
religiosos, d eja nd o de ser un rey-augur
p ara someterse al estricto control de
los augures; pero al m ism o tiempo se
convierte en jefe de un a co m u n id a d
política y el concepto de su poder c a m ­
bia, tendiendo a distanciarse de la n o ­
bleza: este rey se rodea de unos nuevos
sím bolos del poder, influencia directa
de la vecina Etruria; n o m b ra diversos
magistrados laicos (magister; quaestor)
que cum p len dete rm ina d as funciones
p or delegación suya; y, sobre todo, re­
fuerza su posición militar al modificar
radicalm ente la estructura del ejército,
de m a n e ra que las. antiguas form acio­
nes tu m u ltu o sa s con base gentilicia
son sustituidas p or un auténtico ejérci­
to ciu dadan o, con cuadros fijos de re­
c lu ta m ie n to y a d a p t a d o a la nueva
táctica hoplítica. Por fin la articula­
ción interna es tam bién objeto de re­
forma, aco plán dola a la nueva situa­ Estatua de Hércules. Sant’Omobono, Roma
48 Akal Historia del M undo Antiguo

bo de rese ñ a r no p o d ía n llevarse a últim o m o n a rc a trató de extender la


efecto sin el concurso de u n a m a n o de in flu e n c ia r o m a n a p o r u n a a m p lia
o b ra e sp e c ia liz ad a, que R o m a tuvo z o na del Lacio con u n objetivo clara­
que b u sc a r en la vecina Etruria; así lo m ente comercial: no se trataba de in­
dice la tradición, p a ra la construcción c re m e n ta r el territorio, sino de c ontro­
del gran tem plo de Júpiter, en el que lar estratégicos p untos de la red viaria,
colaboró el artista veyense Vulca, pero p r in c ip a l m e n te a q u e llo s situ a d o s a
la arqueología lo descubre tam bién en orillas del Tiber. Los mismos motivos
otros tr a b a jo s a rq u ite c tó n ic o s, y lo im pulsaron, tanto a Tarquino com o a
m ism o p uede decirse de las obras hi­ sus sucesores, a invervenir en los a s u n ­
dráulicas, en las que los etruscos eran tos de E tru ria , p a r t ic ip a n d o R o m a
c o n su m a d o s maestros: la tradición re­ com o u n a más en los conflictos que
lativa al vicus Tuscus constituye u n fiel entonces e n fre nta ban a las ciudades
reflejo de la masiva presencia etrusca etruscas; en este contexto los dos Tar­
en la R o m a del siglo VI a. C. Todas las quinios b u sca b a n la alianza de Caere
actividades artesanales a lc a n z a ro n a y Servio Tulio la de Vulci. En el plano
lo largo de este m ism o siglo u n a n o ta ­ m e d ite rrá n eo la presencia de R om a
ble im po rtancia económica, pla sm a da ta m b ié n se hace sentir, a u n q u e la ca­
en la institución de los collegia opifi­ rencia de u n a auténtica política m a rí­
cum po r parte de Servio Tulio. Al m is­ tim a la sitúan en u n lugar po r debajo
m o tiempo R o m a se convierte en un de sus c o n te m p o rá n e as de Etruria. La
gran centro de redistribución de pro ­ am istas con los griegos de Massalia, la
ductos, pues a u n q u e no llegó a in se r­ actual Marsella, se eleva p rácticam en­
tarse to ta lm e n te en las g ra n d e s co­ te al m ism o m o m e n to de la fundación
rrientes del tráfico m e d ite rrá n eo , sí de la colonia, en torno al 600 a. C. Pero
exigió la parte que le correspondía en el he c h o f u n d a m e n ta l lo constituye,
el c om ercio del T irreno: la e n o rm e s in d u d a , el p r i m e r t r a t a d o e n tr e
c a n tid ad de cerám ica griega, p rin c i­ R om a y Cartago en el año 509, que
palm ente ática, e n c on trad a en la ciu­ a un qu e , según Polibio (III.22.1), se fir­
dad, la construcción de un área « e m ­ mo ya b ajo el régimen republicano, re­
pórica» en el Foro Boario, la apertura fleja u n a situación m uy anterior en la
hacia Ostia son ejemplos entre m u ­ que la a lian za con Caere jugó u n p a ­
chos que ilustran el deseo de R om a pel trascendental al respecto.
p or conseguir u n a posición de fuerza T odas estas tra nsform a cion es, que
en el com ercio itálico. en p o co tiem po elevaron a R o m a a la
El desarrollo económ ico de R om a categoría de c iudad, de civitas, no se
no se c o m p re n d e bien si no se acude a llevaron a c a b o sin contrastes. El sis­
sus relaciones con el exterior. C o m o ya tema tra d ic io n al de las curias h a b ía
h em os visto, R o m a se integró en la e n tr a d o en p ro f u n d a crisis y no se
koiné etrusco-latina, pero no s o la m e n ­ a d a p t a b a a la o r g a n i z a c i ó n cívica
te a nivel cultural, sino tam b ién en sus qu e se estaba e lab o ra n d o , tanto desde
aspectos económ ico y político. La tra­ el p u n to de vista u rb a n ístic o c o m o el
d ición p re te n d ía h a c e r de R o m a la dem o gráfico o el político. Por ello la
ciudad hegem ónica del Lacio prácti­ p rim e ra m e d id a q ue tom ó T arq uinio
cam ente desde su fundación, lo que no Prisco se centra en u n a reform a de
deja de ser un o de los m u c h o s elem en­ las curias, cuya estructura se a d a p tó a
tos anacrónicos con que los analistas la de las tribus, en ra z ó n de 10/1; este
a d o r n a b a n el relato de los orígenes. p a s o sign ific ó u n p r im e r e n f r e n t a ­
Sin embargo, a partir de A nco M arcio m ien to del rey c o n la aristocracia p a ­
la situación com ien za a c a m b ia r y con tricia, h e c h o q u e m a rc a r ía todo su
Tarquinio Prisco se nota que entram os re in a d o y sería ca u sa decisiva de su
en un terreno m u c h o más seguro. Este muerte. Las gran d e s fam ilias d om i-
La Roma Primitiva 49
50 Aka! Historia del M undo Antiguo

4. La constitución serviana (Livio, de hondas, piedras y objetos arrojadizos y


1.43.1-11) com p ren día tam bién los cornetas y tro m ­
petas repartidos en dos centurias; el censo
de esta clase era de 11.000 ases. Los que
Los que poseían 100.000 ases o más tenían un censo inferior a éste constituían
fo rm a b a n 80 ce n tu ria s, 40 de hom bres una sola centuria y estaban exentos del
m ayores (s e n io re s) y 40 de jovenes (iunio- servicio m ilitar. Una vez que hubo arm ado
re s ): el con ju nto era llam ado prim era c la ­ y organizado la infantería, reclutó entre los
se. Los seniores se encargaban de la d e ­ p rincip ales de la ciudad 12 centurias de
fensa de la ciudad, los jóvenes de las gue­ ca b a lle ro s; tam bién a m p lió a 6 las tres
rras exteriores. Su arm am ento constaba centurias instituidas por Rómulo, con ser­
de yelm o, escu do redondo, grebas y co ra ­ van do los nom bres con los que habían
za, todo de bronce, com o arm as defensi­ sido inauguradas. Para com p rar el caballo
vas, y ofensivas lanza y espada. A esta cla ­ ord e n ó que el erario les entregara 10.000
se se añadieron dos centurias de artesa­ ases por año y para su m antenim iento g ra­
nos, que no llevaban armas y se encarga­ vó a las viudas con un im puesto de 2.000
ban de las m áquinas de guerra. La seg un­ ases anuales. De esta m anera todas las
da clase exigía un censo entre 100.000 y cargas pasaban de los pobres a los ricos,
75.000 ases y estaba form ada por 20 ce n ­ pero los honores les iban unidos. Efectiva­
turias en total. Su arm am ento com prendía mente, rom p ien do con la tradición estable­
el escu do alargado en lugar del redondo, cid a por Róm ulo y conservada por sus su­
pero no la coraza; las otras armas eran las cesores, no m antuvo el sufragio universal
mismas. Para la tercera clase fijó un censo según el cual cada ciu da dan o indistinta­
de 50.000 ases y estaba form ada por idén­ m ente tiene los m ism os de rech os, sino
tico núm ero de centurias y tam bién con que creó grados que sin excluir aparente­
discrim in ació n de edad; ningún cam bio en mente a nadie, ponía todo el poder en m a­
el arm am ento, excepto la pérdida de las nos de los princip ales de la ciudad: los c a ­
grebas. En la cuarta clase la fortuna se es­ balleros votaban los prim eros y a co n ti­
tableció en 25.000 ases, con el m ism o nú­ nuación las 80 centurias de la prim era cla ­
m ero de ce n tu ria s, pe ro el a rm a m en to se; así era necesario un de sacuerdo entre
cam biaba, d isp o n ie n d o sólo de lanza y ja ­ ellos, lo que era raro, para acudir a la se­
balina. La quinta clase era más num erosa gunda clase; casi nunca se llam aba a las
y la form aban 30 centurias; estaba arm ada clases bajas.

n a b a n las curias, puesto que era a tra­ que servían de base p a ra la c o n stitu ­
vés de ellas c o m o p o d ía n c o n tro la r c ió n del p atriciado: en p rim e r lug ar el
los p r i n c i p a l e s re so rtes del p o d e r, S en ad o, cuyo n ú m e r o fue in c r e m e n ­
co m o el S e n a d o y el ejército, y co n se r­ ta d o a trescientos m ie m b ro s co n la
var u n a fuerte c o hesió n interna. La inclusió n de los lla m a d o s patres m i­
acción de este m o n a r c a no se detuvo norum gentium ; el m ism o criterio de
aquí, sino que ta m b ié n in tentó a m ­ d u p lic a c ió n se aplicó a las cen tu rias
pliar las tres tribus de los Ramnes, Ti­ ecuestres q u e p a s a r o n a un total de
ties y Luceres; pero en esta o casió n la seis, las d e n o m in a d a s con p osteriori­
oposición, c o n d u c id a p o r el a u g u r At- d a d sex suffragia, d isting uiénd ose en-
tus Navius, c onsig uió triu n fa r c hizo tre eq u ites y e q u it es p o s t e r i o ­
desistir al rey de sus propósitos. res, de m a n e r a q u e c a d a tribu p ro p o r ­
A p e sa r de este últim o fracaso, la c io n a b a al c o n ju n to u n a cen tu ria de
tra n sfo rm a c ió n del sistem a de las c u ­ c a d a clase; fin a lm e n te a lgunos sacer­
rias p e rm itió a T a rq u in io a c o m e te r docios, en c o n c re to los colegios de
con seguridad otras reform as, c o n la vestales, a ugures y pontífices, in c re ­
fin a lid a d de a s e g u r a r el p o d e r del m e n ta r o n a sim is m o sus c o m p o n e n ­
m o n a r c a y d i s m i n u i r la fuerte i n ­ tes p a s a n d o de tres a seis.
fluencia de la aristocracia gentilicia, y C o n estas m e d id a s T arq u in io in tr o ­
p a ra ello dirigió sus m iras re fo rm a ­ d u jo en los p r in c ip a le s o rg a n ism o s
d o r a s h a c ia a q u e l l a s i n s t itu c i o n e s de la c iu d a d a fam ilias e individuos
La Roma Primitiva 51

m ás favorables a sus p la n te a m ie n to s ferentes fuerzas.


políticos y a m e n a z ó el m o n o p o lio del U n tanto a b r u m a d o p o r la perso­
p atric ia d o trad icio nal: sin d u d a sus n a lid a d de los dos reyes que le suce­
p artid a rio s e ra n g rupos m e n o s p o d e ­ dieron, T arq u in io Prisco nos es p re ­
rosos e c o n ó m ic a m e n te , con clientelas se n ta d o p o r la analística en u n a si­
m ás reducidas, a u n q u e con u n a es­ tua c ió n m uy inferior, h a sta tal p u n to
tructura in te rn a similar, pero que, so­ que u n a corriente m o d e rn a de no p o ­
bre todo, se veían m a rg in a d o s cad a co peso científico ha llegado incluso
vez m á s p o r la te n d e n cia exclusivista a negarle toda historicidad, c o n sid e ­
de las fam ilias p atricias a o c u p a r p e r ­ rá n d o le sim p lem e n te c o m o u n a «fic­
m a n e n te m e n te los p rincip ales p u e s­ ticia redu p lic a c ió n » del otro T arq ui­
tos de la vida política de la c o m u n i­ nio, del Soberbio, cuyo re in a d o cierra
dad. T a rq u in io c o n ta b a a d e m ás con el p e r í o d o m o n á r q u i c o de R o m a .
el ap oy o de las nuevas «clases u r b a ­ A f o r tu n a d a m e n te la investigación a r ­
nas», es decir, ese c o n ju n to de ele­ queológica ha salido en su defensa,
m entos que atraídos p o r el desarrollo situ án d o le co n justicia en el lugar que
e c o n ó m ico de R om a , se establecían le corresp o n d e , y al m ism o tiem po ha
c o n tin u a m e n te en la c iu d a d con u n a im p u e sto co n sus d e sc u brim ie ntos la
especial v o c a c ió n h a c ia actividades n ecesidad de u n a a p ro x im a c ió n m e ­
a rte s a n a le s y m erc a n tiles; este m o ­ todológica diferente p a r a el estudio
narca d e fe ndió sus intereses e c o n ó ­ de este pe rso n a je y de su época, cuya
micos al tiem po q ue prop ició su p e r ­ im p o rta n c ia aflora c a d a día con m a ­
fecta in t e g r a c i ó n j u r í d i c a , a u n q u e yor nitidez.
ciertam ente el peso político de estas E n efecto, T arq u in io Prisco se p re ­
clases era todavía m uy escaso. senta c o m o u n a de las figuras con
Las g ra n d e s fam ilias se o p usie ro n m a y o r peso en la historia de la R om a
c o n s ta n te m e n te a la política de Tar­ arcaica, c o m o u n a pieza clave en el
q u in io Prisco. El relato tra dic io na l proceso de form ación de la ciudad.
n o s p r o p o r c i o n a i n d i c i o s de e llo U n ta n to e sc o n d id a en los recovecos
p rá c tic a m en te desde la m ism a e n tro ­ de la literatura antigu a, su o b ra políti­
n iz a c ió n del rey, q u ie n es pre se ntad o ca y social co bra excepcional relieve
c o m o el p r im e r hom o am bitiosus de la al s e n t a r las b a s e s d e u n a n u e v a
historia de R om a: las circ u nsta n c ias R o m a , a la que elevó al rango de p o ­
que llevaron a T a rq u in io al trono le te n c ia en el m u n d o etru sc o -la tin o .
a n e je n a r o n la aversión de un im p o r ­ A u n q u e la tra d ic ió n hace b a s c u la r
tante sector de la aristocracia, p e rso ­ esta época de la m o n a r q u ía ro m a n a
n a liz a d o en los hijos de su antecesor sobre sus dos sucesores, Servio Tulio
A nco M arcio, q uien es se creían con c o m o c r e a d o r de la nueva co n stitu ­
derecho s a suc e d e r a su padre. Esta ción y T a rq u in io el Soberbio c om o el
e n e m ista d se m a n tu v o a lo largo de tira n o que c o n d u jo al régimen m o ­
to d o el r e i n a d o , i n c r e m e n t á n d o s e n á rq u ic o a u n callejón sin salida, lo
c o n fo rm e se iba a v a n z a n d o en la p o ­ cierto es qu e ta n to u n o c o m o otro es­
lítica de reformas, y a lc a n z ó u n m o ­ tán en d e u d a c o n la o b ra del p rim e r
m e n to c u lm in a n te en los a ñ o s finales T a rquinio, pu e sto que p a r a c o m p r e n ­
del mism o: la misteriosa desaparición der sus respectivos reinados, p revia­
del a u g u r Attus N a v iu s, u n o de los m ente hay qu e c a p ta r el significado
m á x im o s o p o n e n te s a T arquinio, y el p r o fu n d o de la política de T arquinio
a s e s in a to del m is m o rey a in s tig a ­ P risc o . S in e m b a r g o , la a n a l ís t ic a
ción de los hijos de A nco, son a c o n ­ prefirió c o n c e n t r a r todos sus elogios
tecim ientos que p o n e n de m anifiesto en Servio Tulio, h a c ie n d o de él u n se­
la i n e s t a b i l i d a d p o l í t i c a y el e n ­ g u n d o R ó m u lo y la figura d o m in a n te
f r e n t a m i e n t o a b i e r t o e n tr e las d i ­ de esta fase de la R o m a arcaica.
52 Akal Historia del M undo Antiguo

VII. Servio Tulio y el fin de


la m onarquía rom ana

Toda la tradición c o nc ue rda en que etrusca la co n o c e m o s f u n d a m e n t a l­


T arquinio Prisco fue sucedido en el m ente a través de un discurso del e m ­
tron o de R o m a p o r Servio Tulio, y p e ra d o r Claudio, conocido p or su gran
a u n q u e los acontecim ientos que según dedicación etruscológica, y por unas
la analística c o n du je ron a este hecho p in tu ra s que a d o r n a b a n la lla m a da
no resisten el m e n o r análisis crítico, tu m b a François, en la ciudad etrusca
no po r ello hay que desechar este dato de Vulci. Según la oratio Claudiana,
e inventar un a nueva historia de Ro­ S e m o Tulio, conocido en Etruria con
ma, com o todavía se defiende p or p a r ­ el n o m b re de M astarna, a c o m p a ñ ó a
te de u n im portante sector de la inves­ los h e rm a n o s Vibenna, de Vulci, en d i­
tigación. Al c o m e n z a r con el relato del versas expediciones, con suerte alter­
reinado de Servio, los analistas se e n ­ na, hasta que finalmente consiguió es­
contraro n con un grave problem a, ya tablecerse en Roma. Por su parte, las
que al h acer derivar el no m bre del rey, p inturas de la tum ba François repre­
Servius, del term ino utilizado para de ­ se n ta n un e n fre n ta m ien to entre dos
signar al esclavo, servus, tenían que ex­ grupos de guerreros, u no compuesto,
plicar cóm o un esclavo llegó a ser rey entre otros, po r los hem an o s Cacle y
de Roma. Esta com prom etedo ra situa­ Aule V ibenna y u n personaje de n o m ­
ción provocó diversas variantes en la bre M acstrna, y el segundo por indivi­
tradición, sobre todo a propósito de su duos de los que se indica su lugar de
padre, pero, en definitiva, todas ellas procedencia y entre ellos se m enciona
trataban de coincidir en el principio y a un tal Cnenve Tarchunies Rum ach,
en el final: Servio nació en un a m b ie n ­ esto es, C n e o Tarquinio de Roma, es
te de esclavitud, pero pron to salió del decir, u n m ie m b ro de la familia rei­
m ism o por v oluntad divina para c u m ­ n ante en Roma.
plir los objetivos que le estaban pre­ C o m o puede observarse, el c onteni­
destinados, esto es, o c u p a r el trono de do de la versión etrusca difiere consi­
Rom a, al que llegó p or designación de derab lem en te del relato tradicional ro­
la propia casa real, y establecer la li­ m a n o , m ás p re o c u p a d o p o r ofrecer
bertad de los ciudadanos. una visión lineal de su historia sin ne­
Sin embargo, Servio n q era conoci­ cesidad de a c u d ir a n in g ú n tipo de
do solam ente por las tradiciones ro­ ruptura: Servio sucede a Tarquinio con
manas, sino ta m b ié n p or las etruscas, la única dificultad de salvar el clima
que ofrecen u n a versión bastante dife­ de desestabilización consecuencia del
rente de las anteriores. La tradición asesinato del rey. A hora bien, la ma-
La Roma Primitiva 53

yor fiabilidad de la versión etnisca no lio se centra según el relato tradicional


debe obligarnos a adm itir que Servio en dos aspectos fundamentales, sobre
era etrusco (R. Thom sen), pues incluso los cuales existe una total conform i­
el no m b re con que era conocido en dad entre los investigadores, salvo en
esa región d e n un c ia su origen latino, cuestiones de detalle que en ocasiones
ya que m acstm a no es sino la etrusqui- revisten gran importancia. Estos son la
zación del térm ino latino magister [ma- creación de las nuevas tribus y la insti­
c(i)st(e)rna], título desco no cid o en la tución de la organización centuriada,
epigrafía arcaica etrusca. Esta versión reformas am b a s que tienen en Tarqui­
indica que entre Servio Tulio y los Tar­ nio Prisco un antecedente inmediato.
quinios existió u n enfrentamiento, en U n a perfecta definición de ciudad
el cual se m e zc la ro n los intereses de la en el m u n d o antiguo greco-rom ano re­
política exterior r o m a n a y m uy posi­ quiere com o condición necesaria la to­
blemente tam bién en estrecha relación tal identificación cam po-ciudad, esto
c on los sucesos q u e p r o v o c a r o n la es, que a efectos políticos y religiosos el
muerte de Tarquinio. Si todo ello lo territorio se englobe en la m ism a es­
un im os a las condiciones de la entro­ tructura que el núcleo u rbanizado, de
nización de Servio, no exentas de ile­ m anera que los habitantes de este últi­
galidad, y el brusco c a m bio de la polí­ mo sean en todo iguales a los del terri­
tica exterior de R om a, ahora abierta­ torio cívico. Es m uy prob able que Tar­
mente favorable a Vulci, se destaca un quinio intentara una prim era acción
c uadro muy sugerente y rico en c o n ­ en este sentido, pues es la única m a n e ­
trastes en el que la oposición Scrvio- ra de c o m p re n d e r su propósito de d o ­
Tarquinios se convierte en el prisma blar las tribus, pero chocó con la o p o ­
m ás idóneo para c o m p re n d e r la histo­ sición representada p o r Attus Navius,
ria de la R om a arcaica. quien finalmente le im pidió llevar a
La política reformista de Servio Tu­ térm ino su proyecto.

Muro de los cimientos del templo de


Júpiter, Capitolio, Roma
54 Akat Historia del M undo Antiguo

Sin embargo, allí d o n d e fracasó Tar­ dos principales funciones, esto es, la
quinio triunfó Servio. Según el testi­ representación de la c iu da d a nía y su
m onio u n á n im e de la tradición, este papel militar.
m on a rc a extendió el sistema de las tri­ A partir de estos m om entos la c o n ­
bus al territorio y lo perfeccionó en el dición de c iu d a d a n o va u nida a la p er­
núcleo urbanizad o. Este último fue di­ tenencia a u n a tribu. Este sistema re­
vidido en cuatro distritos o regiones, las fleja el interés de facilitar la integra­
lla m ad a s tribus u rban as, a saber, la ción de los nuevos c iud a da no s a los
Palatina, la Esquilm a, la S u b u ran a y que el sistema curiado, a u n q u e no los
la Collina, c o rre sp o n d ie n d o las tres rech a z ab a tam p oco ofrecía faciliades,
p rim e ra s a las m ás antig u as de los com o lo dem uestra la festividad de las
Ramnes, los Tities y los Luceres — a u n ­ Stultorum Feriae. Pero tam bién se rele­
que sin la m e n o r posibilidad de h acer vó c o m o un m ecanism o acertado para
correspondencias exactas—, mientras ejercer un estricto control sobre el c o n ­
que la cuarta englobaba el Q uirinal y ju n to de los ciudadanos, com o lo p ru e ­
el Viminal. El territorio fue asim ism o b a n la prohibición de c a m b ia r de tri­
dividido en tribus, d e n o m in a d a s esta bu y las obligaciones que co m p ortaba
vez rústicas. Si en cu anto al núm e ro de el cum p lim ie n to de los rituales de las
las tribus u rb a n a s no existe la m en o r Paganalia, fiesta instituida po r Servio y
du d a de que eran cuatro, ya no ocurre que le perm itía con ocer a n u a lm e n te
lo m ism o respecto a las rústicas, sien­ todos los movim ientos naturales de la
do e xtra ordina riam en te difícil po der población (G. Piéri).
precisar c uán tas de las treinta y una E n la actualidad ya nadie dud a que
existentes c u a n d o el proceso finalizó R o m a conoció la táctica militar hoplí-
varios siglos más tarde, corresponden tica en el siglo VI, to m a n d o com o bue­
a la reforma serviana, pues ni siquiera na la tradición según la cual este siste­
los a u to r e s a n t i g u o s se p o n e n de ma de c om bate fue introducido desde
acuerdo al respecto. De todas m a n e ­ Etruria y que corresponde al rey Ser­
ras, el hecho co nstatado es que la insti­ vio la p a te r n id a d de este h echo en
tución de las tribus rústicas se eleva a R om a. La táctica hoplítica se formó en
la época de Servio, q u ie n e n m a r c ó G recia a p artir del antiguo com bate
todo el territorio cívico bajo u n m ismo a risto c rá tic o , p u d ié n d o s e e n c o n t r a r
esquem a organizativo. perfectam ente establecida a m ediados
C o n la constitución serviana, las tri­ del siglo VII; la táctica consiste en
bus vienen a sustituir a las curias en c o m b atir en falanges cerradas con un
las principales funciones que estas de­ a rm a m e n to pesado y supone la sup e­
sem peñaban. Las curias no desapare­ ración del com b a te individual practi­
cieron, puesto que el tradicional c o n ­ cado en tiem pos homéricos; ademas,
servadurismo ro m a n o no permitía la el sistem a hoplítico tuvo en G recia
elim inación de antiguas instituciones, u n a vertiente política de gran im p o r­
pero perdieron toda su relevancia. El tancia, pues representa la expresión
pueblo siguió reuniéndose por curias militar del espíritu c iu d a d a n o y al m is­
p ara a p ro b a r la designación del rey — m o tiempo señala u n a m arcad a ten­
com o du rante la República h ará con dencia dem ocratizante al a m p lia r la
los m agistrados cuín imperio— el S ena­ base de representación popular, esto
do continuó reclutándose curiatim, es es, al ab rir las filas del ejército a n u e­
decir, p o r curias, y estas últimas se­ vos elementos ciudadanos.
guían celebrando sus tradicionales fes­ A u n q u e la tradición concede u n á n i­
tividades religiosas; pero si p rev iam en ­ m e m e n te a Servio Tulio el papel de in­
te todos estos actos e ra n p uras fo rm a­ troductor en R o m a de la falange h o ­
lidades, ah ora lo son con m ay or razón. plítica, es m u y pro b a b le que Tarquinio
Las curias se vieron privadas de sus hubiese ya contribu id o a este acontecí-
La Roma Primitiva 55

miento. C o n la reforma de las curias, Este esq uem a responde a u n a organi­


Tarquinio no sólo pretendía pro p o r­ zación tanto política, pues constituye
cion ar u n a m ejor estructura interna a el d e n o m in a d o comicio por centurias
la ciudad, sino tam bién construir un (comitia centuriata), com o militar, y p or
nuevo ejército que se ada p tara a su p o ­ ello a cada clase se le exigía u n a r m a ­
lítica, ro m p ie n d o la fuerte cohesión m ento determ inado, m ás completo en
gentilicia que existía en las formacio­ la prim era y con pérdida sucesiva de
nes guerreras anteriores. Por otra p a r­ elementos conform e se desciende en la
te, la intervención m ilitar que practicó tabla; a d e m á s las centurias de cada
no sólo en el Lacio, sino tam bién en clase se dividían equitativamente entre
Etruria, exigía un ejército m oderno y los iuniores, aquellos que prestaban un
concorde a las circunstancias del m o ­ servicio militar activo, y los seniores,
m ento, sim ila r al que ya existía en quienes po r su edad sólo eran llam a­
Etruria. A dem ás sabem os que algunos dos en ocasiones de extrema necesi­
elementos de la p a n o p lia hoplítica ya dad.
existían en el Lacio en el añ o 600, a u n ­ N a tu ra lm e n te un cuadro com o este
que ello no sea pru e b a directa de la no encaja en la época de Servio, co­
existencia de la táctica. E n mi opinión, m e n z a n d o por las estimaciones de ri­
el sistema hoplítico se estableció en queza, im posibles de m edir en térmi­
R o m a en dos fases: u n a prim era con nos m onetarios a m ediados del siglo
Tarquinio, consistente en la mejora del VI. N o obstante, su significado profu n­
a r m a m e n to y en la constitu ció n de do sigue siendo válido y un indicio de
cuadros fijos de reclutamiento, con un u n a situación plen a m e nte serviana lo
ejército de 3.000 infantes primero, a m ­ e n c o n tra m o s en algunos anticuarios
pliado a 6.000 a c o ntinuación; la se­ que h a b la n de u n a primitiva división
gunda, referida a Servio Tulio, supone en clasis e infra classem a efectos milita­
la estabilización del sistema al pro p o r­ res. En el c u a d ro anterior se observa
cionarle el a rm a z ó n político y social u n a clara diferencia entre las tres pri­
que necesitaba. meras clases y las dos últimas, puesto
Todas nuestras fuentes atribuyen a que unas poseen a rm a m e n to defensi­
Servio u na constitución centuriada c u ­ vo y ofensivo y las otras tan sólo ofen­
yos detalles co rrespo nden al estadio fi­ sivo, de m anera que estas no pueden
nal de u n largo proceso, no a sus co­ e ncuad rarse en un sistema hoplítico;
m ienzos. Según la tradición. Servio si tenem os en cuenta que tan sólo las
ideó u n a nueva distribución de los ciu­ centurias de iuniores pa rtic ip a ba n acti­
d ad an os, en clases y centurias, en la vam ente en el ejercito, resulta en to n ­
que la posición de cad a u n o se medía ces un total de 60 centurias (40+10+10),
según su fortuna. El cu a d ro resultante cifra que se m a ntuvo inalterable en el
es el siguiente (Livio, 1.43; Dionisio, esquem a de la legión rom ana; estas 60
IV. 16-22): centurias constituían entonces la clas-

Centurias A se s ce n so mínimo
Caballería (equites) 18
Infantería
1.a clase 80 100.000
2.a clase 20 75.000
3.a clase 20 50.000
4.a clase 20 25.000
5.a clase 30 11.000
Fabri (adscritos 1.a)
Musici (adscritos 5.a) capite sen si
A ccensi
56 Aka! Historia del M undo Antiguo

sis y las restantes la infra classem. Esta ce e n o r m e m e n te difícil, p o r lo que


teoría, propuesta p o r P. Fraccaro, tuvo hasta m ediados del siglo V, com o m uy
un a notable incidencia en la investiga­ pronto, no se introdujo la aestimatio
ción, adh irién do se a ella autores de to­ monetaria. Todos los intentos realiza­
das las tendencias fascinados p o r la dos para restituir esos valores origina­
satisfactoria explicación de tan c ontro­ les en el m arco de una econom ía pre­
vertido tema. M ás recientemente J.-C. monetal. resultan extraordinariam ente
Richard, ba sá ndo se en que el elem en­ h ip o té tic o s e i n f u n d a d o s ; ta n sólo
to m ás característico de la p anoplia existe u n a total c onform idad en que el
hoplítica. el escudo re dondo (clipeum ), criterio de riqueza em pleado se b a sa ­
tan sólo lo llevaban los m iem bros de ba en la tierra, com o sucedía en el c o n ­
la prim era clase, concluye que la cías- te m p o rá n e o o rd e n a m ie n to censitario
sis estaba c om pu esta exclusivamente instituido p o r Solón en Atenas. En un
por las 40 centurias primeras, pertene­ estudio sobre la naturaleza del censo,
ciendo las d em ás a las infra classem. G. Piéri ha establecido el auténtico va­
El hecho definitivo es la constitu­ lor de esta institución en su estadio
ción de un ejército hom ogéneo en el primitivo partien do de conceptos to­
que las m ism as responsabilidades in­ talm ente diferentes, y concluye en que
c u m b ía n a todos los combatientes. Es­ el verbo censere im plica u n a acción
taba com puesto por un núcleo de in­ creadora de jerarquía, « p ro n u n c ia r la
fantería pesada, la classis. compuesto situación de cada uno y su rango en la
po r 40 ó 60 centurias, que com b atían sociedad» (E. Benveniste). En la R o m a
según el sistema hoplítico y apoyado primitiva la operación del censo tenía
en caso de necesidad por contingentes lugar m ediante la convocatoria a to­
arm ado s más a la ligera reclutados en­ dos los c iu d a d a n o s en el C a m p o de
tre las infra classem. A dem ás existían Marte, quienes tenían que presentarse
18 centurias de caballería, los supra arm ados: Omnes quirites pedites arma-
classem, doce m ás que en el reinado tos, era la fórmula oficial que se e m ­
anterior, pero con m uy escasa función pleaba (Varrón, De lingua latina, VI.86),
táctica, ya que la falange hoplítica. con la que se especifica que tal convo­
tanto en R om a com o en Grecia y en catoria era sólo obligatoria para la in­
Etruria, es la auténtica protagonista de fantería, no para la caballería, cuya
la guerra. Los ciu d a d an o s contribuían co n stitu ció n co rresp o n d ía directa­
con sus propios recursos a la form a­ m ente al rey. Esta operación no tenía
ción del ejército, de m an e ra que según com o finalidad conocer la fortuna in ­
su riqueza eran situados en uno u otro dividual de los c iudadanos, sino ap re­
grupo de la infantería, pues los equites ciar la calidad del a rm a m e n to presen­
seguían siendo designados po r el rey tado y a tenor del m ism o e n c u a d ra r a
entre los primores civitatis. cada u n o dentro o fuera de la classis.
Esto último nos c onduce a otro im ­ La constitución centuriada implicó
p o r ta n te aspecto de la c o n stitu c ió n a d e m á s u n n u e v o e s q u e m a social.
serviana, el censo, criterio m ed iante el A u n q u e el c o n ju nto del cuerpo cívico
cual se procedía a la clasificación de se en c o n tra b a inm erso en un m ism o
los ciudadanos. Desde el m om e n to de sistema organizativo, el de las tribus,
su creación, la tradición asim ilaba el sin posibilidad de distinción entre las
censo a la estim ación monetaria, atri­ u rb a n a s y las rústicas, a efectos milita­
buyendo a cada clase u nas cantidades res, y, en consecuencia, ta m b ié n socia­
m ínim as. A u n q u e ya en el siglo VI les y políticos, se produce en su seno
existían trozos de b ronce cün un valor u na diversificación que rom pe el teóri­
premonetal. la evaluación en metal de co igualitarismo im puesto p or la ante­
patrim onios com puestos p o r elem en­ rior organización curiada. A partir de
tos de m uy diferente n aturaleza se h a ­ a hora los c iu d a d a n o s se dividen en ad-
La Roma Primitiva 57

sidui y proletarii. El prim er grupo está seno un a fuerte tendencia a hacer he­
com puesto p o r el conjunto de todos reditaria la situación; este grupo se re­
los propietarios de u n a tierra que ocu­ clutaba entre los elementos m ás desta­
p a n p e rm a n e n te m en te y son los ú n i­ cados y constituía u na fuente del pa-
cos que pueden acceder a la función triciado. A c o n tin u a c ió n ven ía n los
militar, reclutándose entre ellos tanto e n c u a d r a d o s en la classis, es decir,
la classis c o m o las infra classem. Por el aquellos que d ispo nían de suficientes
contrario, los proletarios son aquellos recursos económ icos para procurarse
que. com o su m ism o n om bre indica, p o r su cuenta el costoso arm a m en to
no poseen m ás que prole, o. en térmi­ hoplítico; constituyen u n grupo de ri­
nos de derecho rom ano, los que care­ cos propietarios rurales cuyo escalón
cen de fa m ilia y pecunia, en definitiva, superior deb ían tener u n poder muy
de tierras: a este grupo pertenecían los similar al de los caballeros. En tercer
comerciantes, los artesanos y. en gene­ lugar aparecen las infra classem, esto
ral. las llam adas clases urbanas, a las es, el resto de los propietarios rurales,
cuales les estaba v ed a d o el ejército gran m asa de cam pesinos poseedores
centuriado. im m unis m ilitia. según dice de las m edian as y pequeñas prop ied a­
Livio. des, y en el último grado, los proleta­
La nueva estru ctura social q ueda rios.
pues señalada p or la existencia de gru­ U n pro blem a al respecto surge so­
pos perfectam ente delimitados, a u n ­ bre la situación de los clientes, sobre
que no cerrados, ya que. teóricamente, los cuales algunos autores piensan que
se dejaba la puerta abierta a la posibi­ estaban englobados en la clasis arro p a ­
lidad de prom o ció n social si se c u m ­ dos po r sus patronos, quienes de esta
plían los requisitos exigidos para el ac­ m anera reforzaban su posición (A. Mo-
ceso al escalón superior: es pues un a migliano); po r el contrario, otros criti­
estructura censitaria. En la cúspide se c a n esta p o s tu r a , a l e g a n d o q u e el
e n co n tra b an los caballeros, que, pese cliente poseía a título individual tan
a ser de designación real, existía en su poca tierra que no le permitiría cos­

Moneda de Bruto (?)


58 Akal Historia del M undo Antiguo

tearse el a rm a m e n to necesario, p o r lo g en etrusco, un «condottiere», q ue re­


que habría que situarles entre las infra p re s e n ta b a los intereses de las nuev as
classem (J.-C. Richard). Sin embargo, clases q ue a p a re c iero n con el n a c i­
hay que tener presente que la tierra m ie n to de la ciud ad, tanto en E tru ria
pertenecía al pater fam ilias y p or ello c o m o en el Lacio, y en consecuencia,
sus hijos no eran propietarios, lo que op u e s to a las aristocracias gentilicias
no les impedía presentarse en el censo q u e p o r d o q u ie r i n te n ta b a n c o n so li­
y entrar en la classis c u a n d o los recur­ d a r su poder. Esta o p in ió n es, en g ra n
sos familiares lo permitían, y que ta m ­ m e d id a , c o m p a r tid a p o r los p ro pios
bién el cliente form aba parte de la fa­ h is to ria d o r e s a ntiguos, que a d o r n a ­
m ilia. Todo p a re c e in d i c a r q u e no ro n a Servio Tulio co n todas las v irtu ­
existía u na no rm a fija sobre la cues­ des tra d ic io n a le s del c iu d a d a n o ro ­
tión y que la situación debía ser muy m a n o , situ a c ió n qu e todavía se hace
variable a tenor de las circunstancias. m á s relevante en la inevitable c o m p a ­
Según u n a o p in ió n m u y extendida ra c ió n entre Servio y T arq u in io el So­
ú ltim a m e n te (J. H eurgon, F. De M ar- b erb io . Sin em b a rg o , u n a reflexión
tino, R. M. Ogilvie, J.-C. Richard), la d e te n id a de los prin c ip a le s p u n to s en
nueva o rg a n iza c ió n que Servio p r o ­
c uró al ejército tuvo u n in m e d ia to re­
flejo político m e d ian te la institución 5. La tiranía de Tarquinio el Soberbio
(Livio, 1.49.1-7)
de u n a nueva a sa m b le a c iu d a d a n a ,
los comicios p o r centurias. Esta no Entonces com enzó el reinado de Lucio
constituía todavía u n au téntico com i­ Tarquinio, llam ado el S oberbio por sus he­
tiatus, tal co m o se definirá la a s a m ­ chos, ya que com o yerno pro hibió la se­
blea p o p u la r en el siguiente pe ríodo pultura a su suegro (Servio Tulio), dicien do
republicano, es decir, a ú n carente de que «R óm ulo tam po co había sido enterra­
toda iniciativa y facultad de decisión. do», y a los p rin cip a le s senadores, por
Su existencia se justifica p o r el h e c h o creer que habían, favo re cid o los asuntos
de ser la re p re se n ta ció n del nu evo de S ervio, les m a n d ó matar. Pensando
que su usurpación crim inal era un pre ce­
ejército, al igual que antes las curias,
dente que podía volverse contra él, se ro ­
y co m o tal era c o nv ocada p o r el rey a deó de una guardia arm ada, pues no tenía
propósito de las cuestiones referentes otro d e rech o al trono que la fuerza, ya que
a la defensa .de la ciu dad, pero se ha ni el voto del pueblo ni la ap rob ació n del
de su p o n e r que el m o n a r c a no se ve­ S enado le habían hecho rey; adem ás, no
ría obligado a ello. Sin em bargo, no pu d ie n d o contar con el apoyo de los c iu ­
todos los c iu d a d a n o s e ra n lla m a d o s a dadanos, no le qu edaba otro m edio para
pa rticipa r en la asam b lea; solam ente de fend er su poder que el terror.· Para in­
g o z a b a n de este privilegio aquellos fun dirlo en m ayor m edida, instruía p ro ce ­
sos capitales por sí m ism o, sin asesores, y
que c o n trib u ía n d ecisivam ente a la
por este cam ino hacía ejecutar, enviar al
fo r m a c ió n del ejército, esto es, los exilio y privar de sus bienes no sólo a sos­
m iem b ro s de las centurias ecuestres y p e c h o s o s o e n e m ig o s, sin o ta m b ié n a
de la classis: p o r el contrario, las infra aquellos que no hacían más que esperar
classem y, sobre todo, los proletarios los despojos. Después de haber diezm ado
estab an excluidos de esta asam blea, al S enado d e cid ió no nom brar otros sen a­
a u n q u e no de los comicios p o r curias. dores, a fin de desacreditar esta institución
Las reformas de Servio Tulio son incluso por su d e bilid ad num érica. Fue el
in terpretadas gen eralm en te c om o la prim er rey que rom pió con la tradición de
som eter todo al S enado; con consejeros
expresión de ciertas tend en cias iso-
privados adm in istra ba los asuntos p ú b li­
nóm icas surgidas en Ronici y que e n ­ cos: hizo y discutió sobre la guerra, la paz,
co n tra ro n u n a p rim e ra expresión en los tratados, las alianzas por sí m ismo, con
la ob ra de T arquinio Prisco. Servio es quienes quería, sin la opinión del pueblo ni
presentad o com o u n pe rsona je de o ri­ del senado.
La Roma Primitiva 59

r?

Alzado del tem plo de Júpiter, sobre el


Capitolio (según E. Gjerstad)

que se a rticula la o b ra de Servio, nos da de los propósitos de este monarca.


c o n d u c e a c o n c lu s io n e s to ta lm e n te E n p r im e r lugar, el in c rem e n to de
diferentes, y al m ism o tiem po, nos las ce n tu ria s de caballería significa
ay u d a a c o m p r e n d e r m e jo r la figura u n a fia n z a m ie n to de las fam ilias p a ­
de T a rq u in io el Sob erb io y en gen e­ tricias, t r a t a n d o de d is o lv e r la i n ­
ral, la h isto ria de R o m a en el siglo VI fluencia que c o n la creación de los
a. C. equites posteriores h a b ía in tro d u c id o
C o m o h e m o s visto con a n te rio ri­ T a rq u in io Prisco en esta institución.
dad, Servio accedió al tron o de R o m a Pero es en la estructura de la classis,
en c o n d ic io n e s difíciles y tras u n e n ­ así c o m o en la a sa m b le a que llevaba
f re n ta m ien to a r m a d o con T arquinio consigo, d o n d e m e jo r se aprecia la
Prisco. Este ú ltim o se h a b ía de sta c a ­ te n d e n c ia aristocrática de Servio, ya
do co m o firme o p o n e n te a las a m b i ­ que descargó todas las resp on sab ili­
ciones de p o d e r de la aristocracia p a ­ d a d e s en los g r a n d e s p ro p ie ta rio s ,
tricia, llegando a p a g a r con su vida el m ie n tra s que los m e d ia n o s y p e q u e ­
éxito de su política reformista. Po r el ños, a u n q u e en u n a ocasión se dice
contrario, Servio Tulio consiguió rei­ que fu eron protegidos p o r el rey, lo
n a r c o n el a poyo de esa m is m a aristo­ cierto es que se les exigían deberes
cracia y su política sirvió en general a m ilitares sin los corresp on dientes de­
sus intereses, p ro p o r c io n á n d o le un os rechos políticos; p o r lo que respecta a
nuevos c u a d ro s a d a p ta d o s a las cir­ los p r o le t a r io s , su m a r g i n a c i ó n es
c u n sta n c ia s de la ép oca y sustitutivos p rá c tic a m e n te total, pues se les c o n ­
de a quellos m ás antig uo s que T a rq u i­ virtió en c iu d a d a n o s de segunda, p ri­
nio h a b ía tr a n s f o r m a d o . La p ie d ra vados de deberes m ilitares pero ta m ­
a n g u la r de todas las reform as servia- b ién de d erecho s políticos. E n sínte­
n a s, la c o n s ti tu c ió n c e n tu r ia d a , es sis, en la o r g a n iz a c ió n de Servio Tulio
q uizás la m a n ife sta c ió n m ás se ñ a la ­ el p atric ia d o e n c o n tró u n m arco ideal
60 Akal Historia del M undo Antiguo

d o n d e f u n d a m e n t a r sus asp iracion es b e r b io su p o n e u n a vuelta al reinad o


de p od er, y así lo d e m o s tró u n o s años de su a b u e lo , el p r im e r T a rq u in io ,
m ás tard e c u a n d o so brev in o el régi­ a u n q u e a h o ra la situació n se p re se n ­
m e n rep u b lica n o . Por ello, no es de ta b a m u c h o m ás radicalizada. D e s ­
e x tr a ñ a r q ue la analística, te n d e n c io ­ g ra c ia d a m e n t e , p o r el m o m e n to es
s a m e n te c o n se rv a d o ra y aristocrática, im p o sib le establecer en qu é m e d id a
s a lu d a r a a Servio c o m o aquél qui li­ el fu n c io n a m ie n to de la constitu ción
bertatem civibus stabiliverat (L. Accio, se rv ia n a se vio afectado p o r el gobier­
e n C icerón, Pro Sextio, 123). Pero p o r no de Tarquinio. Todo parece in d ic a r
lo m ism o ta m p o c o d e b e m o s s o r p re n ­ q ue éste m a n tu v o todas las in stitucio­
d e rn o s de qu e Servio fuese v io len ta­ nes en suspenso, p r a c tic a n d o u n a p o ­
m e n te s u c e d id o p o r u n m o n a rc a que lítica p erson alista, sim ilar a la de los
reviste to d a s las a p a rie n c ia s de un tira n o s griegos c o n te m p o r á n e o s , en
tirano. beneficio de los elem entos p o p u la re s
Los histo riad o re s antig uo s d e d ic a n y e n c o n t r a de los inte re se s de la
a la figura de T a rq u in io el Soberbio aristocracia.
la s p á g i n a s m á s n e g r a s d e to d a s La tra d ic ió n acusa a Tarquinio de
c u a n ta s p u e d e n e n c o n tr a r s e en sus h a b e r d ie z m a d o el S e n a d o y de go­
escritos. Todos los vicios y defectos b e r n a r sin consultarle, pero ta m b ié n
posibles son sin m ás atribu id os a este de o b lig a r al p u eb lo a tra b a ja r g ratu i­
personaje, q u ie n recibió a d e m á s to­ ta m e n te en las gran d e s ob ras p ú b li ­
d o s a q u e l lo s q u e la h is to r io g r a f ía cas q u e proyectó. Si la p rim e ra a c u s a ­
griega del siglo IV a. C. u tilizaba p a ra ción refleja con to d a p r o b a b ilid a d el
definir a sus tiranos. La perversidad h e c h o h istó ric o d e la o p o sic ió n de
de T a rq u in io se m an ifiesta e n los m is­ T a rq u in io a los primores civitatis, la se­
m o s c o m ie n z o s del relato, c u a n d o g u n d a es to ta lm en te in fu n d a d a , pues
inicia el c a m in o h a c ia el tro n o c o m e ­ este m o n a r c a d e m o stró u n a especial
tiendo varios crím e ne s y c u lm in a n d o d e d ic a c ió n hacia todos aquellos m a r ­
c o n el del p ro p io Servio co m etid o a la g in a d o s p o r la c o nstituc ió n de Servio,
luz del día, a q u ie n a d e m á s negó la favoreciendo el desarro llo de las acti­
sepultura. A p a rtir de este m o m e n to v i d a d e s m e r c a n tile s y a r te s a n a le s ,
todos los actos v inc u la do s a T arq ui­ c o m o q u e d a p a te n te en el a c u e rd o
nio se c a ra c te riz a n p o r u n a s c o n s t a n ­ c on C a rtag o del a ñ o 509 y en la c o n s ­
tes de c ru e ld a d e injusticia q ue o c u l­ tru c ció n del m ag nífico tem plo de J ú ­
ta n el verd a d e ro significado que c o n ­ p iter sobre el C apitolio, realizaciones
tienen, de m a n e r a que no resulta fácil a m b a s qu e in ju sta m e n te los a nalistas
e n c o n tr a r tras este relato estereotipa­ tr a ta r o n de a r r e b a ta r le s itu á n d o lo s
do el recuerdo de h e c h o s históricos. e n el p r im e r a ñ o de la República.
C i e r t a m e n t e T a r q u i n i o llegó a ser Según c u e n ta la tradición, T a rq u i­
o d ia d o d u r a n te su rein ado , pero sólo nio fue d e s tr o n a d o c o m o c o n se c u e n ­
p o r aqu el sector al q u e c o m b atió, la cia de u n a revuelta de pa la c io p r o v o ­
aristo c ra c ia p a tric ia , qu e co n sig u ió c a d a p o r u n a nu e v a c ru e ld a d , esta
cristalizar en su p e r s o n a el odium reg­ vez c o m e tid a p o r u n o de sus hijos. I n ­
ni y tra n sm itir este espíritu a la a n a ­ m e d ia ta m e n te a su expulsión, la m o ­
lística posterior. n a r q u ía fue r e c h a z a d a p o r o dio al
Es m u y p r o b a b l e q u e T a r q u i n io m o n a r c a y su stituida p o r u n a res p u ­
hu b ie se u s u r p a d o el trono, p ero al a c ­ blica c o n s titu id a ex com entariis Ser.
tu a r de esta m a n e r a n o h a c ía sino Tullii (Livio, 1.60.4), es decir, a p a r tir
c o n t in u a r u n a te n d e n cia in ic iad a p o r de las in d ic a c io n es de Servio Tulio.
Servio. Si éste h a b ía c o n ta d o en su Este a c o n te n c im ie n to tuvo lug ar en el
m o m e n to c on el ap oy o del p a triciado, a ñ o 509 a. C. y c o n él se cierra el p ri­
la e n tro n iz a c ió n de T a rq u in io el So­ m e r ca p ítu lo de la historia de Roma.
La Roma Primitiva 61

Cuadro Cronológico:
Fases de la cultura lacial

Pinza Gjerstad M. Karpe Peroni Pallottino Colonna

1.000 1 IA 1
950 IB
900 1 I1A 11A1 1 I1A
850 IIB IIA2 IIB
800 1 111 IIA3 II 111
Rómulo
750 11 IIB1 III IVA
Numa
700 11 III IV IIB2 IV Tulo
650 IV V IVB Anco
Tarquinio I
600 1
Servio
550 Comienzo de la época arcaica

500 Tarquinio II
República
62 A kai Historia d el M undo Antiguo

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