Por música programática se entiende música instrumental con un «contenido extramusical», que se comunica por medio de un título o programa. El conte- nido consta preferentemente de una sucesión de acciones, situaciones, imágenes o ideas. Este programa estimula la fantasía del compositor y orienta la del oyente en determinada dirección. Entre la música programática se cuentan asimismo las oberturas de óperas, ora- torios u obras teatrales, en la medida en que reflejen el contenido de las mismas, todas las oberturas de concierto de contenido programático y, en amplia me- dida, la pieza de carácter. No pertenecen a ella, a pesar de su contenido extra- musical, las músicas vocal, de ballet y cinematográfica. A la música programática se le halla enfrentado el ámbito mayor de la música «absoluta», que se halla «libre» de ideas extramusicales. Las sensaciones y sen- timientos no se verbalizan en ella, mas alla de las indicaciones para su ejecución. Existen tres posibilidades básicas para representar elementos extramusicales por medio de la música: − la reproducción de impresiones auditivas; − la representación simbó1ico-musical de impresiones visuales (pintura musical) y de asociaciones; − la representación de sentimientos y estados anímicos (pintura situacional).
La reproducción de impresiones auditivas (fig. A) se funda en la imitación
acústica sobre todo de las trompas en las escenas de caza, de voces de pájaros («la tercera del cuclillo») y el trueno. Al principio, los medios para ello y su ejecución estaban fuertemente estilizados, ganando en refinamiento con el au- mento de la orquesta en el siglo XIX, en que los instrumentos se convirtieron en vehículos tímbricos. Así, VIVALDI escoge la nota más grave de los violines, en rápidas semicor- cheas, para imitar el oscuro rugido del trueno. BEETHOVEN imita el trueno mediante una superposición disonante (a la manera de un ruido) de los instru- mentos de la orquesta, en parte, además de las figuras retumbantes de violon- cellos y contrabajos, y por el redoble del timbal en fortísimo. Por último, BER- LIOZ utiliza 4 timbales y describe con realismo el retumbar del trueno, que crece desde la lontananza y vuelve a apagarse. La cita de los cantos de los pájaros en BEETHOVEN aparece estilizada en ritmo y compás (6/8), tonalidad (Si bemol mayor) y timbre (maderas).
Representación simbólico-musical. En contraposición a la imitación directa del
sonido, es posible representar en forma solo figurativa o simbólico-musical las impresiones sensoriales visuales (en la música no desempeñan papel alguno to- dos los demás sentidos, excepto los del oído y la vista). Para ello, se configuran de una manera análoga en la música determinados elementos aparentes: − movimiento: Aceleración y detención , lento y rápido; ida y vuelta por medio 1|Página de sonidos más agudos y más graves; aproximación y alejamiento mediante el aumento y la disminución de la intensidad sonora; − situaciones: altura y profundidad mediante sonidos agudos y graves, proximi- dad y lejanía mediante sonidos fuertes y suaves, y también por el timbre ca- racterístico de instrumentos (trompa distante, trompeta cercana, etc.); − luz: claridad y oscuridad mediante sonidos agudos (estridentes, claros) y gra- ves (opacos, oscuros). Así, VIVALDI describe la huida del animal cazado y su muerte como una rá- pida escala que termina en el grave («en tierra»). En cambio, los relámpagos se representan como la imagen de la llamarada (rápidos movimientos ascen- dentes) y fin súbito (breve nota final con pausa; fig. B).
Los elementos no-sensoriales pueden reproducirse en la música de una manera
simbólico-musical. En el Barroco, determinadas figuras sonoras adquirieron un valor lingüístico propio, el cual resultó, en parte, de representaciones pictóricas, pero que luego se entendía directamente como figura. Se desarrolló así todo un arsenal de esta suerte de figuras retórico-musicales en las teorías de la composi- ción de esa época, p. ej. la cuarta cromáticamente descendente como expresión del dolor (passus duriusculus, bajo de lamento; cf. cuadro de motivos, cantata BWV 159). En la vinculación primigenia de una melodía a un texto se funda la posibilidad de establecer la asociación con ese texto mediante meras citas de di- cha melodía. Así, en los Feux d 'artifice (Preludes, vol. II) de DEBUSSY, resuenan, hacia el final, fragmentos distorsiona dos de La Marsellesa (fig. B). También la técnica del leitmotiv se basa en la asociación: un motivo o tema se acopla con una idea extramusical, apareciendo luego en forma constante como vehículo de la misma (p. ej. el motivo del Moldava en SMETANA).
Representación de sentimientos y estados anímicos
Es el modo de expresión más apropiado a la música. El mismo deja abierto todo el campo a la conformación musical absoluta, sin restricción programática al- guna. Por cierto que el tono de los sentimientos se reproduce como abstracción de ciertos elementos, como por ejemplo el duelo mediante el movimiento lento, la alegría mediante el movimiento rápido, pero las categorías son tan generales, que el argumento programático requiere una indicación verbalizada. Por ejemplo, MUSSORGSKY describe, mediante una melodía triste y melan- cólica, el estado de ánimo y los sentimientos suscitados por la visión de un viejo castillo (Il vecchio castello, fig. C).
Determinación de la forma por el decurso programático
Se la advierte, por ejemplo, en la disposición de las partes de un poema sinfónico como El Moldova de SMETANA, pudiendo esas propias partes obedecer por en- tero a leyes absolutamente musicales (forma lied en la boda campecina. etc.). Pero el programa también influye sobre pormenores tales como la fragmentación motívica en los rápidos de San Juan (fig. D). 2|Página Instituto Superior de Bellas Artes (ISBA) Licenciatura en Música – Historia y Morfología -Relación entre contenido y forma- La parte de imagen con el identificador de relación rId7 no se encontró en el archivo.