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Clase-2 NT Escuela Laicos PDF
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“Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de
los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo a quien instituyó
heredero de todo, por quien también hizo los mundos” (Heb 1,1-2)
Las palabras con que comienza la carta a los Hebreos (1,1-2), y que hemos colocado al
comienzo de esta introducción, nos muestran que la revelación de Dios al pueblo de Israel
en el Antiguo Testamento, había quedado abierta a una manifestación más plena y
definitiva. Esta manifestación nos ha venido por Jesucristo, que nos ha mostrado el
rostro de Dios Padre, dando pleno cumplimiento a las esperanzas de salvación de
Israel y del mundo. La vida y las enseñanzas de Jesucristo nos señalan la llegada de
los últimos días, los tiempos de la salvación.
El Nuevo Testamento
Los escritos del Nuevo Testamento nacieron en una situación histórica muy concreta.
Su principal intención fue animar y consolidar la fe de las primeras comunidades
cristianas, que se habían extendido por las costas del Mediterráneo durante el
segundo tercio del siglo I d.c. En ese tiempo, estas comunidades se encontraban en
territorios del Imperio Romano, al que pertenecía Palestina, la tierra donde vivió
Jesús de Nazaret. Así pues, podemos decir que el contexto histórico del Nuevo
Testamento está formado por dos círculos concéntricos: el primero, el más cercano,
es la historia del cristianismo naciente. El segundo, el más amplio, es el Imperio
Romano, en cuyo seno nació el cristianismo y que ya hemos visto con detalle.
FORMACIÓN DE LOS EVANGELIOS
Desde los primeros siglos de la Iglesia, hasta hoy, los cristianos distinguimos entre
"el Evangelio" y "los evangelios". El Evangelio, es el anuncio de la Buena Noticia de
Jesús; mientras que los evangelios son los escritos en los que se ha conservado esta
Buena Noticia en forma de narración seguida.
Los 27 libros del Nuevo Testamento, a diferencia de los del Antiguo Testamento, fueron
escritos en un breve espacio de tiempo, en la segunda mitad del siglo primero d.C., y todos
en lengua griega. Todos, igualmente, vieron la luz en el seno de las primeras comunidades
cristianas y su principal propósito era alentar y consolidar la fe de aquellas comunidades
cristianas (Lc 1, 14; Jn 20, 30-31).
Las tradiciones acerca de Jesús que están en el origen (antes) de los Evangelios,
son las más antiguas, pero no fueron las primeras en cristalizar por escrito. Es decir,
al resucitar el Señor Jesús, se comenzaron a recordar sus palabras, milagros,
discursos, etcétera. Sin embargo, no fueron las primeras en escribirse, sino que
comenzaron a circular de manera oral.
Por su parte, las tradiciones que fueron tomando forma en torno a la predicación, la
catequesis y la vida litúrgica de las primeras comunidades, son las cartas del
apóstol san Pablo, denominadas proto-paulinas, es decir, las primeras cartas; son las
que tienen por autor directo al propio Pablo y habrían sido escritas antes del año 60.
Por eso podemos decir que la distinción más importante es el reconocimiento de Pablo
como autor de esas cartas denominadas proto-paulinas. Pero en las deutero-paulinas esta
autoría se les da a sus discípulos, que continuarían su obra después de la
muerte del apóstol.
En este estudio solamente se hace mención a los escritos de san Pablo, como
referencia para el estudio de los evangelios, y a las epístolas católicas; ya que en el
tercer curso del programa, se abordarán expresamente.
VIDA DE
JESÚS Generación Apostólica Segunda Generación
O Primera Generación Cristiana
Los segundos escritos se sitúan del año 70 al 100 d.C., cuando han desaparecido ya todos
los apóstoles; y se agrupan en torno a cuatro tradiciones vinculadas a personajes clave de la
Iglesia primitiva. Esto significa que los escritos del Nuevo Testamento tuvieron el
reconocimiento de los Apóstoles y las tradiciones eran reconocidas por quienes fueron
testigos oculares de la vida del Señor Jesús, ellos son:
Pedro
Pablo
Juan
Santiago
EPÍSTOLAS CATÓLICAS
Las 7 cartas o epístolas "católicas" no se han especificado en la lista paulina (corpus paulino),
pero es necesario hacer una referencia. Son llamadas así porque no se dirigen a una persona
o a una determinada comunidad, sino a todas las Iglesias cristianas. (Católico significa
universal). Estas cartas son:
• Carta de Santiago.
• Dos cartas de san Pedro.
• Tres cartas de san Juan.
• Carta de san Judas
Con todo lo que hemos visto hasta ahora, es más fácil saber qué es un "evangelio", o qué es
este género literario. En primer lugar, no es una biografía de Jesús. Los evangelistas no
intentan redactar una vida de Jesús; ellos no quisieron reconstruir su vida, paso por paso, ni
en el tiempo, ni en el espacio. No es una historia aunque cuente he- chos históricos. Porque
va más allá de su intención y su composición se rige por otros criterios. Entonces, ¿qué es
un "evangelio"?
Es, sobre todo, una CATEQUESIS sobre Jesucristo. Un anuncio de su persona, que lo llena
todo y le da sentido a todo. Una PROCLAMACIÓN de Alguien y algo que nos compromete
a todos y todas, que no permite una lectura neutral o indiferente, sino que nos invita a una
nueva vida. Un PREGÓN de una Palabra que, por ser "palabra viva quiere ser acogida como
fuente de vida.
Para leer inteligentemente los textos, no debemos buscar en ellos lo que no hay. No será
necesario buscar demasiadas precisiones de tipo geográfico, por ejemplo, pues no es eso
algo que le preocupe a los que
escriben. La lectura y la reflexión de un
creyente pondrán todo el acento en
buscar y encontrar a Jesús y sus
palabras de salvación.
"Evangelio" es una palabra griega que significa "buena noticia", por eso los evangelios
reciben este nombre, porque en su origen se encuentra una "Buena Noticia": Es ante todo
un testimonio de fe. Los evangelistas querían transmitir una experiencia que había cambiado
sus vidas. Con el paso del tiempo, la situación de las comunidades cristianas fue cambiando.
Cuando se inicia el último tercio del siglo primero (70-100 d.C.), han muerto
ya muchos de los que habían sido testigos oculares de la vida de Jesús.
Además, la Iglesia se ha separado del judaísmo.
Algunas comunidades viven una difícil relación con los judíos (Mateo y Juan), mientras que
otras miran hacia el horizonte del Imperio romano (Marcos y Lucas). En muchas de ellas
aparece la rutina y el cansancio. Es una nueva situación, en la que se hace necesario dirigir
la mirada hacia Jesús. Fue precisamente en esta época cuando se escribieron los evangelios.
Alrededor de los 70 d.C., sobre todo después de la destrucción de Jerusalén,
durante la lenta y trágica separación entre judíos y cristianos, fueron rehechas varias
síntesis de lo que en las comunidades se transmitía sobre Jesús (Lc 1, 4). Solamente
cuatro de estas síntesis fueron conservadas en el Nuevo Testamento.
Las comunidades para quienes fueron escritos o sea los primeros destinatarios, pueden
ubicarse en el siguiente mapa.
Redacción de los
Evangelios
Cada una de estas síntesis tiene un objetivo, su propia visión. Es como pedir a cuatro
hermanos que narren la personalidad de su padre; escribirán cuatro narraciones que serán,
al mismo tiempo, iguales y diferentes.
Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas son llamados sinópticos. Viene de la palabra
griega: sino-ptein= tener visión de conjunto. Los tres, si se los coloca paralelamente,
presentan muchas semejanzas, aunque también diferencias notables. Desde el punto de
vista literario, existe interdependencia entre ellos. ¿Cómo ocurrió entonces su composición?
La cuestión sinóptica
El propósito de los evangelios no es dar fechas y datos exactos de los acontecimientos que
estaban sucediendo o que iban a suceder, sino más bien presentar la
persona de nuestro Señor Jesucristo como el Mesías esperado, el Salvador, el Redentor. Cada
evangelista escribió pensando en un público particular; pero el Espíritu
Santo, que los movía a escribir, quiso que fuesen para todos los hombres de todos
los tiempos.
Mateo y Lucas compusieron sus evangelios teniendo presente el relato de Marcos. Contaron,
además, con una colección de dichos de Jesús de la que tomaron muchas de las parábolas
y enseñanzas que tienen en común. Finalmente, tanto Lucas como Mateo, incluyeron en sus
evangelios tradiciones propias, que completaban lo que habían tomado de Marcos y de la
colección de dichos. Ambos siguieron el esquema trazado por Marcos, pero lo hicieron con
gran libertad.
De acuerdo a las investigaciones se ha llegado a un común acuerdo sobre el orden en que
se fueron escribiendo los evangelios, es la llamada cuestión sinóptica o tradición de las
fuentes. En el esquema anterior puede apreciarse un tanto cómo fueron empleados los
materiales orales y escritos. El evangelio de Juan tiene su propia historia. Sus fuentes son
distintas, el esquema general de la obra no se parece al de los sinópticos, y sólo en contadas
ocasiones (por ejemplo, en el relato de la pasión) se encuentran relatos procedentes de una
tradición común.
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