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PASTORAL VOCACIONAL DIOCESIS DE SAN PEDRO SULA

ESCUELA DE FE PARA LAICOS


PRIMER MODULO: ESTUDIO DEL CREDO – Clase# 4
“Todos vivan preparados para confesar a Cristo ante los hombres y a seguirle
por el camino de la cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia” (CCE 1816)

TERCERA VERDAD: “CREO EN JESUCRISTO, SU ÚNICO HIJO, NUESTRO SEÑOR”

DIOS ENVIÓ A SU HIJO AL MUNDO


"Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley,
para rescatar a los que se hallaban bajo la Ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva" (Ga 4,
4-5). He aquí "la Buena Nueva de Jesucristo, Hijo de Dios" (Mc 1, 1): Dios ha visitado a su pueblo
(cf. Lc 1, 68), ha cumplido las promesas hechas a Abraham y a su descendencia (cf. Lc 1, 55); lo ha
hecho más allá de toda expectativa: Él ha enviado a su "Hijo amado" (Mc 1, 11). (CEC 422)

Por más de dos mil años, muchos han reconocido en la persona de Jesús de Nazaret el cumplimiento
de las promesas del Padre y la plenitud de la revelación. Otros no lo reconocieron así. No han sido
pocos los que han distorsionado su imagen, su mensaje ¿Ignorancia? ¿O negligencia en la búsqueda
de la verdad? Quizá su mensaje es demasiado exigente. Lo cierto es que Jesús nos invita
constantemente a participar de su vida inagotable, nos brinda su amistad de hermano, de amigo,
de redentor, porque nos ha salvado al precio de sangre. ¿Pero sabemos realmente que significa
creer en Jesucristo, hijo único de Dios y señor nuestro?

El libro del Génesis nos narra, en lenguaje simbólico que después de la caída del hombre y de la
mujer, ellos no fueron abandonados por Dios, sino que el Señor los llamó y les anunció la victoria
sobre el mal y la restauración de su caída (Gn 3, 9-15). Este pasaje ha sido llamado el “Proto
evangelio” que en griego quiere decir: primer evangelio, porque es la primera buena noticia sobre
la redención del Ser humano que aparece en la sagrada escritura. Es el primer anuncio del Mesías,
el Salvador y Reconciliador de todo lo creado, con su Dios. Los cuatro Evangelios canónicos (Mateo,
Marcos, Lucas y Juan) son la fuente más confiable de la vida de Jesús que los cristianos poseemos,
sin ellos no sabríamos que Dios envía a su hijo por amor eterno a la humanidad, para que a pesar
de nuestros pecados, podamos retornar a la comunión con él, ahora bien debemos entender que
Evangelio no es el título de un libro sino un género literario.

Un género literario es una categoría, grupo o clasificación que se hace de un escrito según su
estructura y su contenido, por ejemplo hay escritos que son poéticos, épicos o narrativos, otros son
dramáticos, históricos, o novelescos. La Palabra “Evangelio” viene del griego “Euaggélion”que a su
vez proviene de la composición de dos términos: “Eu” (“εὐ”) que quiere decir bueno/a,
y “angelion” (“αγγέλιον”), noticia, mensaje, por lo que Evangelio quiere decir “la buena noticia”.
Consta que desde tiempos muy tempranos los cristianos se referían a los libros que relataban la
misión de Cristo como evangelio, pues ya para el siglo II San Justino, en su “Primera
Apología” dirigida al Emperador Antonino Pío y escrita hacia el año 150, habla de las “memorias de
los Apóstoles refiriéndose a ellas como Euaggelia”.

Por eso es necesario aclarar que los Evangelios no son biografías de Jesús, pues los relatos acerca
de su vida, muerte y resurrección, no pretenden presentarnos datos exactos y precisos como
fechas, nombres o lugares sobre su vida como si fuera un personaje, sino que el objetivo es dar
testimonio de que el Judío Jesús de Nazaret, nacido en Belén, es el “Hijo del Dios vivo (Mt 16,16)
hecho hombre. Fue enviado por el Padre para que “todos los seres humanos se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad” (1 Tim 2,4)

HIJO ÚNICO DE DIOS (Crf. CEC 441-445)

Hijo de Dios, o “bene ha elohim” como se dice en Hebreo es un título que aparece dado a los ángeles,
al pueblo elegido a los hijos de Israel y a sus reyes, en el Antiguo Testamento, significaba entonces
una filiación adoptiva estrecha y cercana que existía entre Dios y su criatura. Sin embargo en el
Nuevo Testamento algo cambia con este título en referencia directa a la persona de Jesús, pues
dentro de la comunidad apostólica (los 12) con Pedro a la cabeza cuando este le confiesa como "el
Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16) el maestro le responde con solemnidad "no te ha
revelado esto ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mt 16, 17).

Igualmente Pablo al hablar de su conversión en el camino de Damasco afirma: "Cuando Aquel que
me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo
para que le anunciase entre los gentiles..." (Ga 1,15-16). "Y en seguida se puso a predicar a Jesús en
las sinagogas: que él era el Hijo de Dios" (Hch 9, 20). Este será, desde el principio (cf. 1 Ts 1, 10), el
centro de la fe apostólica (cf. Jn 20, 31) profesada en primer lugar por Pedro como cimiento de la
Iglesia (cf. Mt 16, 18). Y llevada por los demás apóstoles y San Pablo hasta los confines de la tierra.

La filiación divina de Jesús es algo que el mismo reveló ante el Sanedrín, a la pregunta de sus
acusadores: "Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?", Jesús ha respondido: " Ustedes lo dicen: yo soy"
(Lc 22, 70; cf. Mt 26, 64; Mc 14, 61). Ya mucho antes, Él se designó como el "Hijo" que conoce al
Padre (cf. Mt 11, 27; 21, 37-38), que es distinto de los "siervos" que Dios envió antes a su pueblo
(cf. Mt 21, 34-36), superior a los propios ángeles (cf. Mt 24, 36). Distinguió su filiación de la de sus
discípulos, no dice jamás "nuestro Padre" (cf. Mt 5, 48; 6, 8; 7, 21; Lc 11, 13) salvo para ordenarles
"ustedes pueden orar así: Padre Nuestro" (Mt6, 9); y subrayó esta distinción: "Mi Padre y su Padre"
(Jn 20, 17). Dándonos a entender que era él, el Hijo único quien nos habilitaba para poder dirigirnos
a Dios de esa manera, haciéndonos en él y por el hijos del Padre. Los evangelios narran en dos
momentos solemnes, el Bautismo y la Transfiguración de Cristo, que la voz del Padre lo designa
como su "Hijo amado" (Mt 3, 17; 17, 5). Jesús se designa a sí mismo como "el Hijo Único de Dios"
(Jn 3, 16) , esto tiene una consecuencia enorme, pues mediante este título afirma su preexistencia
eterna (cf. Jn 10, 36), eso sí, sin negar jamás su humanidad.

El mismo pide la fe en "el Nombre del Hijo Único de Dios" (Jn 3, 18). Esta confesión cristiana aparece
ya en la exclamación del centurión delante de Jesús en la cruz: "Verdaderamente este hombre era
Hijo de Dios" (Mc 15, 39), porque es solamente en el misterio pascual donde el creyente puede
alcanzar el sentido pleno del título "Hijo de Dios". Después de su Resurrección, su filiación divina
aparece en el poder de su humanidad glorificada: "Constituido Hijo de Dios con poder, según el
Espíritu de santidad, por su Resurrección de entre los muertos" (Rm 1, 4; cf. Hch 13, 33). Los
apóstoles podrán confesar "Hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno
de gracia y de verdad "(Jn 1, 14).
LOS NOMBRES DE JESÚS

YESHÚA (‫ )ֵ יׁשעַע‬en hebreo o Jesús en español es el nombre que según las escrituras, el Arcángel
Gabriel le ordenó a San José, en un sueño, poner al hijo que María su esposa daría a Luz, (Mt 1,21),
para los hebreos el nombre de una persona, expresa su identidad y su misión en la vida, no es la
primera vez que este nombre aparece en la Biblia, muchos personajes del A.T. lo portan, ya sea de
la forma hebrea comun “Yeshua” o con otras variaciones como: Yehoshua o Josué ,la mano derecha
de Moisés, o el autor del libro de Siracides: Yeshua ben sirá. Al parecer los galileos no pronunciaban
la ayin (‫ )ע‬al final de palabra, es quizás por ello que tiempo después, para referirse a Jesús de
Nazaret se comenzó a escribir el nombre según la pronunciación galiela (Yeshú), que ha llegado
hasta nosotros como Jesús, cuyo significado es “Dios salva”.

En los hechos de los apóstoles dice San Pedro: “Bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro
nombre por el que debamos salvarnos” (Hch 4,12) Ya que "¿quién puede perdonar pecados, sino
sólo Dios?"(Mc 2, 7), es Él quien, en Jesús, su Hijo eterno hecho hombre "salvará a su pueblo de sus
pecados" (Mt 1, 21). En Jesús, Dios recapitula así toda la historia de la salvación en favor de los
hombres, Él no se ha contentado con librar a Israel de "la casa de servidumbre" (Dt 5, 6) haciéndole
salir de Egipto. Él lo salva además de su pecado. Puesto que el pecado es siempre una ofensa hecha
a Dios (cf. Sal 51, 6), sólo Él es quien puede absolverlo (cf. Sal 51, 12). Por eso es por lo que Israel,
tomando cada vez más conciencia de la universalidad del pecado, ya no podrá buscar la salvación
más que en la invocación del nombre de Dios Redentor (cf. Sal 79, 9).(CECE 431)

El Nombre de Jesús significa que el Nombre mismo de Dios está presente en la Persona de su Hijo
(cf. Hch 5, 41; 3 Jn 7) hecho hombre para la Redención universal y definitiva de los pecados. Él es el
Nombre divino, el único que trae la salvación (cf. Jn 3, 18; Hch 2, 21) y de ahora en adelante puede
ser invocado por todos porque se ha unido a todos los hombres por la Encarnación (cf. Rm 10, 6-13)
de tal forma que "no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos
salvarnos" (Hch 4, 12; cf. Hch 9, 14; St 2, 7). ( CEC 432)

LOS TITULOS DE JESUS

CRISTO: En la formula “Jesús es el Cristo” se expresa el núcleo de la fe cristiana: Jesús ben Joseph,
el sencillo hijo del carpintero de Nazaret, es el Mesías esperado y el Salvador. Tanto la palabra griega
χριστός (christos) , como la hebrea ‫( משיח‬Mashiah) significan ungido, la unción es el acto de
impregnar con aceite perfumado y consagrado que se realiza sacramentalmente, es decir por medio
de la unción se exterioriza en el culto que algo o alguien es apartado, reservado para uso exclusivo
de Dios.

En Israel eran ungidos Reyes, sacerdotes y Profetas, por eso Cristo pasa a ser nombre propio de
Jesús porque él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. Por eso nos
referimos a él como Jesucristo, es decir Jesús el mesías. El catecismo en el # 437 nos dice: …El ángel
anunció a los pastores el nacimiento de Jesús como el del Mesías prometido a Israel: "Os ha nacido
hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor" (Lc 2, 11). Desde el principio él es "a
quien el Padre ha santificado y enviado al mundo"(Jn 10, 36)…
En las catacumbas romanas se encuentra un signo secreto de los primeros cristianos, que era una
confesión de la fe en Cristo —la palabra ICHTHYS (= pez) En griego. Si separamos la palabra letra por
letra resultan un acrónimo Ἰησοῦς (Jesús), Χριστὸς (Cristo), Θεοῦ (de Dios) Υἱὸς (Hijo) Σωτήρ
(Salvador)

La hipótesis más acreditada es que un cristiano, cuando pensaba encontrarse


ante otro cristiano clandestino, dibujaba una curva o media luna en tierra. Si el
otro dibujaba otra media luna superpuesta a la primera, completando así la
figura de un pez, había una probabilidad muy elevada que se tratase
precisamente de un seguidor de Jesús que conocía el “código secreto”
cristiano. Así, el pez se convirtió en uno de los primeros símbolos cristianismo,
junto a la imagen del Buen Pastor. EL ICHTHYS se usaba también para
señalar las catacumbas cristianas durante las persecuciones contra la
comunidad, de forma que sólo los cristianos sabían dónde estaban enterrados
sus mártires, para rezar allí. Como es el caso de la inscripción ICHTHYS ZONTON
significa «pez de la vida».

SEÑOR: “Ustedes me llaman el maestro y el Señor y dicen bien , porque lo soy” (Jn 13,13). Como ya
explicamos anteriormente en la traducción griega de los libros del Antiguo Testamento, el nombre
impronunciable con el cual Dios se reveló a Moisés (cf. Ex 3, 14), YHWH, es traducido
por “Kyrios” (Señor) o “Hadonai” en hebreo. Señor se convierte desde entonces en el nombre más
habitual para designar la divinidad misma del Dios de Israel. En el N.T. se utiliza en este mismo
sentido para hablar del Padre, pero la novedad radica en que los autores sagrados neo
testamentarios también usan el término “Kyrios” para refreírse a Jesús, reconociéndolo de esta
manera como igual al Padre (cf. 1 Co 2,8).

Por eso los primeros cristianos hablaban con naturalidad de Jesús como “El Señor” sabiendo que
este término había estado reservado hasta entonces para dirigirse a Dios. Mediante numerosos
signos Jesús les había demostrado que el poseía poder divino sobre la naturaleza, los demonios, el
pecado y la muerte. El origen divino de la misión de Jesús quedó manifiesta plenamente con su
resurrección de entre los muertos. Así da testimonio el evangelio de Jn. 20,28, cuando Tomas el
gemelo al constatar que Jesús está vivo se postra ante él y exclama “Señor mío y Dios mío”, una
lección para los creyentes de todos los tiempo pues si es verdad que Jesús es el Señor , un Cristiano
no debe ni puede doblar su rodilla ante ningún otro poder en el mundo, así nos lo deja claro el
catecismo:

Desde el comienzo de la historia cristiana, la afirmación del señorío de Jesús sobre el mundo y sobre
la historia (cf. Ap 11, 15) significa también reconocer que el hombre no debe someter su libertad
personal, de modo absoluto, a ningún poder terrenal sino sólo a Dios Padre y al Señor Jesucristo:
César no es el "Señor" (cf. Mc 12, 17; Hch 5, 29). " La Iglesia cree que la clave, el centro y el fin de
toda historia humana se encuentra en su Señor y Maestro" (GS 10, 2; cf. 45, 2). (CEC 450)

La oración cristiana está marcada por el título "Señor", ya sea en la invitación a la oración "el Señor
esté con ustedes ", o en su conclusión "por Jesucristo nuestro Señor" o incluso en la exclamación llena
de confianza y de esperanza: Maran atha ("¡el Señor viene!") o Marana tha ("¡Ven, Señor!") (1 Co 16,
22): "¡Amén! ¡ven, Señor Jesús!" (Ap 22, 20). (CEC 451)

La conciencia del Señorío de Cristo estaba tan arraigada en la iglesia primitiva que fue el motivo
principal del martirio de los cristianos de los primeros cuatro siglos, pues muchos de ellos se negaron
en distintos momentos y ante diferentes autoridades a quemar incienso en el altar de la estatua
del emperador, que era el culto oficial del imperio. Pues el nombre del Hijo de Dios significa la
relación única y eterna de Jesucristo con Dios su Padre: Él es el Hijo único del Padre (cf. Jn 1, 14. 18;
3, 16. 18) y Él mismo es Dios (cf. Jn 1, 1). Para ser cristiano es necesario creer que Jesucristo es el
Hijo de Dios (cf. Hch 8, 37; 1 Jn 2, 23). El nombre de Señor expresa la soberanía divina. Confesar o
invocar a Jesús como Señor es creer en su divinidad "Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por
influjo del Espíritu Santo"(1 Co 12, 3). Por eso todos los bautizados estamos habilitados por ese
mismo espíritu para poder profesar que creemos en “en Jesucristo, su Único Hijo, Nuestro Señor”.

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