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Reis 137 031326199412159 PDF
Reis 137 031326199412159 PDF
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John H. Goldthorpe
* Traducción de Mª Teresa Casado Rodríguez. La versión en inglés de este artículo puede consultarse en http://reis.
cis.es y http://reis.metapress.com
con más igualdad los individuos en todos los Sin embargo, la mayoría de los econo-
niveles económicos tienen más salud que en mistas se mostrarían escépticos respecto a
las sociedades con menos igualdad. Algunos la posición de Marmot-Wilkinson. Afirmarían
epidemiólogos, como Michael Marmot (2004) que correlaciones como las de la figura 1 no
y Richard Wilkinson (1996, 2005; Wilkinson y son estadísticamente robustas. Pueden de-
Pickett, 2009) vienen a sostener que en el pender de la particular selección de países
caso de las sociedades económicamente que se ha hecho; pueden desaparecer
avanzadas actuales esos efectos contextua- cuando se introducen otras variables como
les tienen efectivamente un fundamento sóli- la educación o la etnia; y, lo que quizás es
do. Su posición la ilustran gráficos como el de más grave, no aparecen si se adopta una
la figura 1, que relaciona la desigualdad de la perspectiva dinámica, a lo largo del tiempo
renta con la esperanza de vida en 23 países (véanse, por ej., Mellor y Millo, 2001; Deaton,
avanzados. Como se puede apreciar, en estas 2002; Leigh, Jencks y Smeeding, 2009)1.
sociedades la esperanza de vida tiende a dis- Con todo, esta colaboración debe, en sí
minuir a medida que aumenta la desigualdad. misma, ser muy bienvenida. Es bueno que el
Si se aceptan estos análisis, se podría enton-
ces extraer la implicación de que en las socie-
dades con mucha desigualdad, como EE.UU.
o Portugal, la salud de las personas acomo- 1 Hay que añadir que otros epidemiólogos discreparían
dadas podría no ser mejor, o incluso peor, que también de Marmot y Wilkinson sobre si un efecto po-
blacional de la desigualdad social en la salud está inva-
la salud de los pobres en las sociedades con riablemente presente en las sociedades avanzadas.
mayor igualdad, como Japón o Suecia. Véase, por ejemplo, Lynch et al. (2000, 2004).
estudio de la desigualdad en la economía «se des en el logro educativo al que, por medio
haya descongelado», como ha observado de la teoría del capital humano, tratan como
Tony Atkinson (1997); y es bueno también un determinante importante de la renta. A
que las incursiones de los epidemiólogos en este respecto, se preocupan por la desigual-
las ciencias sociales se tomen con seriedad, dad en un sentido que podría calificarse de
aunque no sin una actitud crítica. Pero lo que atributivo. La renta, la riqueza y la educación
debe preocupar de todo esto a los sociólo- son atributos que tienen los individuos en
gos es el modo en que son casi totalmente mayor o menor grado. A diferencia de ellos,
ignoradas sus contribuciones distintivas —y los sociólogos tienden a analizar la desigual-
es mi deseo mantener que muy relevantes— dad en términos de clase social o estatus,
al estudio de la desigualdad social. por lo que tratan la desigualdad en un senti-
Como he sugerido, ello se debe, en parte, do relacional: es decir, en función de las rela-
a que los sociólogos no han participado tan ciones sociales en las que los individuos tie-
activamente como deberían haberlo hecho nen mayor o menor ventaja.
en los debates actuales sobre la desigualdad Así, en lo que creo que se está convirtien-
frente a los debates sobre las tendencias a do en una perspectiva cada vez más común,
largo plazo. Pero, según creo, se debe tam- la clase llega a definirse por las relaciones
bién a que tanto los economistas como los sociales en los mercados de trabajo y las uni-
epidemiólogos permanecen notablemente dades productivas (Erikson y Goldthorpe,
adheridos a sus paradigmas disciplinarios, y 1992, cap. 2; Goldthorpe, 2007, vol. 2, cap. 5;
no se han percatado de los conceptos socio- McGovern et al., 2007, cap. 3). Surgen de
lógicos o se sienten incómodos con ellos y este modo distinciones iniciales entre los em-
con la investigación empírica que tienen una pleadores, los trabajadores autónomos y los
relación directa con los debates actuales. empleados; y luego entre los empleados se
hacen más distinciones de acuerdo con el
En consecuencia, yo diría que buena par-
tipo de relación con los empleadores que se
te de la investigación reciente sobre la desi-
refleja en sus contratos de trabajo (tanto im-
gualdad realizada por economistas y epide-
plícitos como explícitos). Por ejemplo, aquí
miólogos ha sido, en el mejor de los casos
se establece una distinción crucial entre, por
indebidamente limitada y, en el peor, defi-
un lado, los empleados del salariado y, por
ciente. En los próximos apartados desarrolla-
otro, los trabajadores asalariados empleados
ré este argumento inspirándome en una serie
en algún tipo de trabajo a destajo o sobre una
de contribuciones empíricas, teóricas y con-
base temporal. Este enfoque sobre la clase
ceptuales de sociólogos con dos objetivos
se puede hacer operativo a los efectos de la
en mente: primero, revelar lo que es princi-
investigación empírica mediante clasificacio-
palmente distintivo en el enfoque sociológico
nes bien establecidas en la literatura socioló-
sobre la desigualdad; y, segundo, mostrar,
gica —que, en algunos casos, han sido
basándome en dos ejemplos particulares,
adoptadas por las oficinas estadísticas na-
cómo la desatención de economistas y epi-
cionales, incluyendo ahora una prototípica
demiólogos a este enfoque ha causado gra-
Clasificación Socioeconómica de la Unión
ves problemas.
Europea (Rose y Harrison, eds., 2009).
Los economistas pueden afirmar que es-
La aproximación sociológica
a la desigualdad social
tán primordialmente interesados en la desi-
gualdad económica más que en la social,
En el análisis de la desigualdad, los econo- más general. Pero hay buenas razones para
mistas centran su atención en la renta y la mantener que, de hecho, el concepto de cla-
riqueza, y quizás también en las desigualda- se, entendido de la manera que he indicado,
genera una perspectiva más completa de la ridad, igualdad e inferioridad que reflejan las
desigualdad económica que un enfoque so- evaluaciones prevalecientes del honor o va-
bre la renta exclusivamente, sobre todo lor social. En las sociedades tempranas el
sobre la renta actual. Se puede mostrar que estatus estaba vinculado típicamente a ca-
los individuos en diferentes posiciones de racterísticas adscritas, en particular al «naci-
clase difieren sistemáticamente no solo en miento» o la «ascendencia». En las socieda-
función de sus niveles de renta, sino también des de hoy día, el estatus a menudo se
al menos en otros tres aspectos más (Gol- vincula a las posiciones sociales, en particu-
dthorpe y McKnight, 2006; Chan y Goldthor- lar a las ocupaciones, aunque también a ca-
pe, 2007): primero, en su grado de seguridad racterísticas adscritas como la raza y la etnia
de la renta; segundo, en su estabilidad de la (Laumann, 1966). La forma más inmediata en
renta a corto plazo y, tercero, en sus perspec- la que se expresa el orden de estatus es en las
tivas de renta a largo plazo. Así, los miembros pautas de asociación íntima, como la amis-
del salariado directivo y profesional, además tad estrecha y el matrimonio (o cohabitación).
de tener ingresos generalmente superiores a Quienes tienen el mismo estatus comen y
los de los trabajadores asalariados, tienen un duermen juntos. Pero las diferencias de esta-
menor riesgo de perder la renta como resul- tus también se expresan en los estilos de
tado del desempleo, tienen rentas menos vida de diferente «distinción» que son consi-
dependientes de la variabilidad de los suel- derados apropiados a los diferentes niveles
dos y, lo que quizás es más importante, tie- de estatus.
nen rentas que continúan aumentando du-
Igual que hay ahora buenos instrumentos
rante mucho más tiempo en el curso de sus
disponibles para medir la clase, hay también
vidas laborales debido a las escalas salaria-
buenos instrumentos disponibles para medir
les incrementales y a unas relativamente bien
el estatus entendido como se ha explicado
definidas promoción y oportunidades labora-
les2. antes y, especialmente, basado en la ocupa-
ción (véase, por ej., Chan, 2010)3. Y lo que se
El énfasis en los aspectos relacionales de
puede mostrar es que, aunque, como cabe
la desigualdad y no solo en los atributivos es,
esperar, las posiciones que ocupan los indi-
por lo tanto, un proceder que hace al enfoque
viduos en las estructuras de clase y las jerar-
sociológico distintivo. Un segundo proceder
quías de estatus están correlacionadas, esa
es el reconocimiento del hecho de que la es-
correlación tiende a ser solo moderada. Sur-
tructuración de la desigualdad —o estratifi-
gen claramente «inconsistencias» de clase y
cación social— es más que unidimensional.
estatus. En otras palabras, la clase y el esta-
Al menos desde los tiempos de Max Weber
tus deben considerarse dos formas cualitati-
(1922/1968), los sociólogos han concebido la
vamente diferentes de estratificación social.
desigualdad no solo en función de la clase,
sino también en términos de otro concepto Es en este punto, por lo tanto, en lo que
relacional: el estatus. el enfoque sociológico de la desigualdad di-
fiere más marcadamente del típico que en-
El orden —o jerarquía— de estatus está
contramos en la epidemiología. Los epide-
formado por relaciones sociales de superio-
miólogos han mostrado mucha preocupación hay una única jerarquía social y las posicio-
por las desigualdades sociales —o por lo que nes en esta jerarquía están determinadas por
ellos llaman «gradientes sociales»— en mor- una serie de indicadores que son en mayor o
talidad, morbilidad y otros aspectos de la menor grado intercambiables: por ejemplo, la
salud. Pero mientras demuestran un gran renta, la educación o los niveles ocupaciona-
cuidado y sofisticación en la medición de es- les en tanto están determinados por varios
tas variables dependientes de sus análisis, la criterios diferentes.
medición que hacen los epidemiólogos de la Sin embargo, este supuesto de la unidi-
desigualdad social es, en su mayor parte, no- mensionalidad no está justificado. Aunque,
tablemente despreocupada y ad hoc. El su- como se ha señalado al principio, algunos
puesto subyacente parece ser que la desi- sociólogos se han alejado de una posición
gualdad es esencialmente unidimensional: weberiana para concebir la estratificación
Derecha-Izquieda Autoritario-Libertario
β β
N 2,421 2,441
R2 0,130 0,170
supuesto problema y el gobierno de coalición y 2005, lo que proporciona una base más só-
actual ha seguido los pasos del anterior go- lida que los estudios de cohortes para valorar
bierno del Nuevo Laborismo estableciendo las tendencias de movilidad en la población
como uno de sus objetivos el aumento de la (Goldthorpe y Mills, 2008). Sobre esta base
movilidad social. se apoya el descubrimiento de Goldthorpe-
Sin embargo, Michelle Jackson y yo mis- Jackson: en el periodo estudiado, apenas se
mo (Goldthorpe y Jackson, 2007) hemos uti- aprecia tendencia en las ligeras fluctuaciones
lizado los mismos datos de cohortes de na- de las tasas relativas de movilidad de clase.
cimiento que los economistas para investigar Sin duda, no hay razón alguna que expli-
la movilidad de clase intergeneracional y, al que por qué los estudios de la movilidad de
mismo tiempo, para distinguir entre las tasas renta y los de la movilidad de clase deben
de movilidad absoluta y las tasas de movili- mostrar los mismos resultados. Pero sí intere-
dad relativa: es decir, entre las tasas de mo- sa examinar mejor en qué difieren. Así, en otro
vilidad medida en términos de simples por- artículo, Robert Erikson y yo (Erikson y Gold-
centajes y las tasas de movilidad medidas thorpe, 2010) hemos retomado los datos de
con las odds ratios que muestran el grado de las cohortes de nacimiento y hemos realizado
asociación existente entre la clase de los pa- más análisis utilizando solo los miembros de
dres y la clase del hijo cuando se lo conside- las dos cohortes que se podían incluir en los
ra con independencia del cambio estructural análisis de los economistas y en el análisis de
de todas las clases (sobre esta distinción, Goldthorpe-Jackson: es decir, aquellos indivi-
véanse, además, Erikson y Goldthorpe, 1992: duos para los que tenemos datos de movili-
54-59; Breen, 2004). Por lo que se refiere a dad de renta y de movilidad de clase.
las tasas de movilidad relativas —o la llama- La tabla 2 muestra algunos resultados de
da fluidez social—, descubrimos, a diferencia un ejercicio de modelación loglineal que rela-
de los economistas, que no se apreciaba nin- ciona las tablas de movilidad de estos indivi-
gún cambio significativo entre las cohortes duos basadas en quintiles de renta y en cinco
de 1958 y 19705. Además, Colin Mills y yo clases sociales. Adviértase, antes de nada,
hemos analizado datos de 13 encuestas na- que los hallazgos anteriores se confirman
cionales por muestreo realizadas entre 1972 plenamente. Para la movilidad de clase, el
modelo de fluidez social constante (FSC)
proporciona un ajuste aceptable tanto para
5 Hasta hace poco tiempo al parecer los economistas varones como para mujeres, lo que no es
han tratado las cuestiones de movilidad sin percatarse mejorado por el modelo UNIDIF, que propone
de la distinción entre tasas absolutas y tasas relativas.
Cuando la renta se analiza en términos del movimiento un cambio uniforme en el nivel de las log-
entre los quintiles de renta, el análisis está indudable- odds ratios que define la movilidad relativa.
mente «relativizado» desde el principio. Pero cuando la Pero para la movilidad de la renta, el modelo
movilidad se calcula en términos de «elasticidades» —es
decir, mediante la regresión de la renta de los hijos sobre UNIDIF mejora significativamente el modelo
la renta de los padres— los efectos de la asociación neta FSC tanto para varones como para mujeres,
existente entre estas variables y de las diferencias en y los parámetros para la cohorte de 1970
sus distribuciones tienden a confundirse. Björklund y
Jäntti, dos economistas que trabajan en este campo con son positivos en ambos casos, lo que indica
un conocimiento inusual de la literatura sociológica, han una menor fluidez para esta cohorte que para
propuesto recientemente (2009) usar las correlaciones la de 1958, que es el hallazgo de los econo-
en lugar de las elasticidades cuando la preocupación
principal es el cambio de la movilidad en el transcurso mistas. En concreto, el modelo implica que
del tiempo o en la variación entre las sociedades. De todas las log-odds ratios que fundamentan
hecho, Blanden et al. (2004) usan todos los métodos las tablas de movilidad de la renta aumentan en
indicados anteriormente y en todos los casos descubren
un descenso en la movilidad en las dos cohortes que un factor de 1,54 en el caso de las mujeres y
estudian. de 1,70 en el de los varones.
TABLA 2. Resultados de los modelosa de ajuste de independencia, fluidez social constante (FSC) y diferencia
uniforme (UNIDIF) para el quintil de renta y las tablas de movilidad de cinco clases para las cohortes
británicas de nacimiento de 1958 y 1970
Tabla Modelo G2 Pb DI
varones (N = 3.415)
Sin embargo, se deben advertir además En todos los casos, tanto con los promedios
los valores del estadístico G2 calculados bajo no ponderados como con los ponderados6, las
el modelo de independencia. Tanto para los odds ratios son mayores —es decir, existe una
varones como para las mujeres, estos valo- asociación intergeneracional más fuerte— en el
res son mucho mayores para la movilidad de caso de la clase que en el caso de la renta. Esta
clase que para la movilidad de renta, lo que diferencia es muy notable —y estadísticamente
muy significativa— en la cohorte de 1958,
sugiere que en el caso de la clase prevalece
mientras disminuye en la cohorte de 1970, es-
una asociación intergeneracional más fuerte
pecialmente en el caso de los varones (véase
que en el caso de la renta. Para comprobar además Cox, Jackson y Lu, 2009).
esta posibilidad más directamente, Erikson y
Erikson y yo argüimos en nuestro artículo
yo calculamos las log-odds ratios globales
que los datos de la renta que usan los eco-
que resultan de dividir las tablas 5 × 5 de mo-
vilidad de clase y de renta en sucesivas ta-
blas 2 × 2, y luego promediamos estas ratios. 6 Las ponderaciones utilizadas son las varianzas inver-
La tabla 3 revela estos resultados. tidas de las log-odds ratios.
TABLA 3. Promedios de las log odds ratios obtenidas de dividir 2 x 2 las tablas del quintil de renta y de
movilidad de cinco clases
Varones Mujeres
Nota: La salud y los problemas sociales están estrechamente relacionados con la desigualdad de la renta en los países ricos.
Fuente: Wilkinson y Pickett (2009).
Es evidente que la pauta trans-societal de que genera— lo que influye más generalmen-
la figura 2 es esencialmente la misma que la te en la salud y en el bienestar individual y
de la figura 1. A medida que aumenta la desi- social. El estrés psicológico creado por la
gualdad de la renta, empeoran la salud y desigualdad de estatus ejerce sus efectos
otros problemas sociales. negativos de dos maneras: de forma más in-
Sin embargo, lo que es importante adver- mediata en la salud a través de mecanismos
tir es que Wilkinson y Pickett no creen que lo neuroendocrinos, pero también, a la larga y
que aquí se revela sean las consecuencias de forma más generalizada, fomentando
directas —es decir, materiales— de la desi- comportamientos perjudiciales, como fumar,
gualdad de la renta. Antes bien, hacen la su- comer en exceso, la promiscuidad sexual o
posición que antes he mencionado de que la la violencia.
estructura de la desigualdad social es esen- Esta perspectiva de los efectos de la desi-
cialmente unidimensional, por lo que toman gualdad de estatus en es sí controvertida7.
la desigualdad de la renta como un indicador
fiable de lo que para ellos es el factor causal
crucial que subyace en su gráfico, es decir, la 7 Los mismos epidemiólogos mencionados en la nota 1
desigualdad de estatus. Es la desigualdad de que dudan si un efecto poblacional de la desigualdad en
la salud está siempre presente, también creen (Lynch et
estatus —y la incertidumbre e intranquilidad, al., 2000, 2004) que, cuando ese efecto está presente,
la autoestima dañada y la falta de confianza opera menos a través de los efectos psicológicos de
Pero quiero exponer aquí un problema que mente ofenderá a alguien que espera una
subyace al argumento de Wilkinson y Pickett: mayor deferencia de estatus». Kerbo, de he-
el supuesto de que la estratificación social es cho, llega a sugerir (2003: 509-512) que para
unidimensional y de que el grado de desi- los individuos que ocupan puestos de nivel
gualdad de estatus en una sociedad se pue- alto, por ejemplo en el mundo corporativo, el
de por lo tanto inferir de forma fiable del gra- alto estatus es en sí mismo una recompensa
do de desigualdad de la renta. Como he que contribuye a compensar su relativamen-
señalado ya, la evidencia disponible indica te baja remuneración material. El caso japo-
que las posiciones de estatus y de clase de nés plantea, por lo tanto, serias dificultades
los individuos están correlacionadas solo a Wilkinson y Pickett —de las que al parecer
moderadamente, y lo mismo es cierto de sus son bastante inconscientes—, y en general
posiciones de estatus y sus niveles de renta subrayan la necesidad de que los epidemió-
(Chan, 2010). Sería por lo tanto arriesgado logos se muevan hacia una concepción más
suponer que existe una situación diferente en sofisticada y sociológica de la desigualdad
el nivel societal, y de hecho hay un caso en social8.
particular que apoya este argumento: el de
Por último, para plantear este punto de
Japón.
manera más positiva, quisiera mencionar una
Como se puede apreciar en la figura 2, investigación reciente de dos sociólogos,
Japón se sitúa en el extremo «bueno» del Jenny Torssander y Robert Erikson (2010),
gráfico de Wilkinson y Pickett. Japón tiene que se han movido hacia el territorio de la
una desigualdad de la renta comparativa- epidemiología en buena medida como reac-
mente baja —principalmente debido a la baja
ción contra su concepción unidimensional de
desigualdad de ingresos— y también tiene
la estratificación. Torssander y Erikson usan
una buena puntuación en el índice de salud
datos de registros de toda la población sueca
y problemas sociales. Sin embargo, entre los
para investigar las desigualdades en el riesgo
estudiosos de la estratificación social com-
de mortalidad por clase y estatus, como va-
parada, Japón destaca por tener una jerar-
riables «relacionales», y también por renta y
quía de estatus muy definida, jerarquía que,
educación, como variables «atributivas». La
en un grado inusual, está formalizada y en-
tabla 4 muestra algunos de los resultados
carnada en el lenguaje mediante el uso ex-
obtenidos.
tensivo de distinciones honoríficas. Citando
a un destacado experto, Harold Kerbo (2003: Cuando las cuatro variables explicativas
478-80), «los japoneses parecen obsesiona- se toman por separado, como en el panel iz-
dos con el rango y la jerarquía»; en la vida quierdo de la tabla, cada una revela un «gra-
cotidiana, solo «una vez que los marcadores diente» en los riesgos de muerte del tipo que
relevantes del estatus… se han estableci- cabe esperar, con la única excepción de la
do… es cuando los negocios de comer, ha- renta en el caso de las mujeres. Así, uno po-
blar, beber o cualquier otra actividad pueden dría esperar que estas medidas de la desi-
proceder de una forma ordenada que difícil- gualdad social fueran en mayor o menor gra-
do intercambiables. Sin embargo, cuando
—sin problemas de colinealidad— se intro-
la desigualdad de estatus que a través de efectos ma- ducen las cuatro variables al mismo tiempo
teriales más directos, aunque no solo los de la desigual-
dad de la renta. Las sociedades que tienen baja desi-
gualdad social, se afirma, tienden también a tener
infraestructuras que ofrecen más apoyo en la forma de 8 Hay de hecho indicios prometedores de que se está
servicios sanitarios, regulación de la seguridad y la salud iniciando un movimiento en esta dirección. Véase, por
ocupacional, controles medioambientales, subsidios de ej., Geyer et al. (2006) y especialmente Galobardes et al.
desempleo y programas de reinserción laboral, etc… (2006).
TABLA 4. Resultados de las regresiones de Cox bivariante y multivariante del riesgo relativo de muerte por
clase, estatus, renta y educación, varones y mujeres suecos con edades comprendidas entre 35
y 59 años en 1990 (los coeficientes en negrita son significativos en un nivel de 5%)
Bivariante Multivariante
Clasea
1 1 1 1 1
2 1,17 0,98 1,01 0,94
3 1,37 1,18 1,07 1,01
4 1,61 1,18 1,09 0,90
5 1,87 1,36 1,18 1,03
Estatusb
Quintil 1 1 1 1 1
Quintil 2 1,19 1,05 1,04 1,02
Quintil 3 1,36 1,23 1,03 1,11
Quintil 4 1,69 1,27 1,04 1,09
Quintil 5 1,80 1,49 1,09 1,28
Educación
Terciaria superior 1 1 1 1
Terciaria inferior 1,14 1,04 1,06 1,06
Secundaria superior 1,26 1,23 1,13 1,17
Secundaria inferior 1,67 1,34 1,28 1,24
Obligatoria solo 1,76 1,48 1,27 1,30
a1: Profesionales y directivos superiores; 2: profesionales y directivos inferiores; 3: técnicos y trabajadores de rutina no
manuales; 4: manuales cualificados; 5: inferiores de rutina no manuales y manuales no cualificados.
b Escala basada en la homogamia/heterogamia ocupacional.
Fuente: Adaptada de Torssander y Erikson (2010: tabla 4).
en el análisis, como indica el panel derecho sobre la estratificación social será incapaz
de la tabla, se aprecia un panorama diferen- de revelar la evidente complejidad de la cues-
te. La educación sigue siendo el factor prin- tión de la generación social de los riesgos
cipal en los riesgos de muerte para los varo- de muerte.
nes y las mujeres por igual. Pero mientras el Este postulado encuentra un buen apoyo
estatus sigue teniendo alguna importancia en en los resultados obtenidos por Torssander y
el caso de las mujeres, en el de los varones Erikson (2009) cuando tienen en cuenta los
apenas la tiene; y mientras la clase y la renta efectos del cónyuge (o pareja) en el riesgo de
siguen siendo importantes para los varones, muerte. Dichos resultados se pueden resumir
ninguno de los dos influye en las mujeres. así: una mujer que quiere vivir mucho tiempo
En otras palabras, sobre la base de esta evi- —al menos en Suecia— lo mejor que puede
dencia cualquier enfoque unidimensional hacer es emparejarse con un varón de clase
alta con elevados ingresos; pero un varón economistas y epidemiólogos han sido valio-
que quiere vivir mucho, lo mejor que puede sas porque han contribuido a volver a enfo-
hacer es emparejarse con una mujer de esta- car la investigación social científica sobre
tus alto con un nivel educativo también alto9. estos problemas de la desigualdad. Pero en
la actualidad es urgente que los sociólogos
se impliquen más y de forma más convincen-
CONCLUSIONES te que hasta ahora en la investigación y el
análisis empírico relevantes e intenten de-
En este artículo me he propuesto reivindicar
mostrar de forma explícita las ventajas distin-
la importancia de un enfoque sociológico tivas que su enfoque puede proporcionar.
para comprender la desigualdad social. En
un nivel conceptual, me he referido, en pri-
mer lugar, al énfasis que los sociólogos con- REFERENCIAS
ceden, a diferencia de la mayoría de los eco-
nomistas, a los aspectos relacionales de la Aghion, Philippe, Eve Caroli y Cecilia García-Peñalo-
sa (1999): «Inequality and Economic Growth: the
desigualdad en lugar de dárselo exclusiva-
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mente a sus aspectos atributivos; y, en se-
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gundo lugar, al reconocimiento de los soció-
Atkinson, Anthony B. (1997): «Bringing Income Dis-
logos, a diferencia de la mayoría de los
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economistas, de la naturaleza multidimensio- 107: 297-321.
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como dos formas cualitativamente diferentes Press.
de estratificación social. Luego he intentado
Becker, Gary y Nigel Tomes (1979): «An Equilibrium
mostrar, en dos campos específicos, cómo la
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investigación sociológica ha revelado los nerational Mobility», Journal of Political Economy,
problemas del trabajo de, respectivamente, 87: 1153-89.
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Creo que en años venideros —a conse- Background», en W. Salverda, B. Nolan y T.
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ral de la que nace la crisis— la tendencia ge- Blanden, Jo y Stephen Machin (2004): «Educational
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tion», Scottish Journal of Political Economy, 51:
igualdad social en todas sus formas. A su
230-49.
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9 Torssander y Erikson (2009) también abordan la cues-
—, Paul Gregg y Stephen Machin (2005): «Educatio-
tión de las posibles relaciones que hay entre diferentes
aspectos y formas de la desigualdad social y los riesgos nal Inequality and Intergenerational Mobility», en
de muerte por diferentes causas. La realización de más S. Machin, y A. Vignoles (eds.), What’s the Good
investigación sobre esta cuestión podría contribuir a re- of Education?, Princeton: Princeton University
solver los desacuerdos actuales entre los epidemiólogos Press.
(véase la nota 7) sobre la importancia relativa de la in-
fluencia de las implicaciones «materiales» y «psicológi- Bowles, Samuel, Herbert Gintis y Melissa Osborne
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RECEPCIÓN: 04/02/2011
APROBACIÓN: 08/04/2011