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Reseña-libro: Las consecuencias económicas de la paz de Jhon Maynard

Keynes.
Juan Pablo Contreras Pérez
Historia económica
Keynes inicia su breve contribución a la crítica del Tratado de Versalles dando una pequeña
descripción de la situación de la Europa de 1914, haciendo hincapié en cuatro aspectos:
población, economía, la conducta social que imperaba en ese entonces y las relaciones con
el nuevo mundo. Para Keynes, la población es determinante en todos los cambios
históricos, y esta no fue la excepción, más en una situación donde el reflejo de la población
era el reflejo mismo de la fuerza militar, en el que Alemania, Rusia y el Imperio Austro-
Húngaro comenzaron a tener “ventajas” desde 1870, pues el crecimiento porcentual de
estos dos territorios fue abrumador. En el ámbito económico destaca la interdependencia
comercial de Alemania con Europa, siendo el principal socio de varios países tanto en el
papel de importador como exportador, así como también su rol de inversionista en el
extranjero. Por otra parte, en el ámbito psicológico menciona que estaba presente una
conducta moral austera que no permitía el gasto desaforado y la necesidad de consumo sino
todo lo contrario (lo que permitió gran ahorro de capital por parte de las clases más altas 1),
el ahorro se veía con buenos ojos, sobre todo porque era indicador de un buen porvenir
(aspecto que se trastocará a partir de la 1ra Guerra Mundial). Por último, en el aspecto de
las relaciones con el nuevo mundo, menciona que existía también una dependencia con
Europa pero esta ya no era en el sector del carbón (tal como fue el caso de Alemania con el
resto de Europa) sino en la alimentación, su soberanía alimentaria estaba perdida y
dependió en gran parte de América.
Fue así como la Conferencia de Paz tuvo como misión brindar soluciones con respecto a
estas nuevas realidades europeas, no obstante hubo intereses y convicciones de por medio,
es así como Keynes describe el proceso político que se originó en torno a lo que se debía
hacer como un proceso egoísta, que solo velaba por las convicciones personales, mas no
colectivas, sin tener en cuenta que Europa era una sola y el fracaso de Alemania repercutía
sobre todo el continente. Clemenceau, fue uno de los más radicales en sus posiciones,
contrario a Woodrow Wilson a quien Keynes describió como una persona enajenada,
desubicada, que no se hallaba y que no contribuía a mejorar la situación debido a su falta de
liderazgo y posición.
De esta forma se encaminó El Tratado, que enfrentó básicamente dos posiciones, la
primera, describe Keynes, fue como una paz cartaginesa que consistió en humillar al otro a
través de condiciones desiguales y oportunistas, y la otra posición (en la que confiaron los
Alemanes) fue la de Woodrow Wilson y sus 14 puntos. Finalmente, debido en parte a la
débil representación de Wilson, el acuerdo presentó serios inconvenientes que fueron
establecidos a manera de ataque, que fueron redactados por medio de eufemismos. El
principal punto del Tratado consistió en afectar económicamente a Alemania, que en ese
momento consistía abarcaba tres aspectos: el comercio marítimo, la explotación de su

1
Es oportuno mencionar acá que para Keynes ese era el fundamento principal del sistema capitalista (la
acumulación de capital). Esto también permitió que no se desatara un inconformismo popular con respecto
a la desigual distribución de la riqueza a pesar de que esta hubiera sido profunda.
carbón y hierro, y el transporte y sistema aduanero, en palabras de Keynes, menciona que
“El Tratado aspiró a la destrucción sistemática de las tres” (p.46). Sin embargo, la mayor
afectación se dio en torno a: 1) los pagos que debía hacer Alemania a otros países por el
transporte de su comercio y 2) Las retenciones arbitrarias en los territorios que eran
colonias alemanas, lo que implicaba la confiscación de propiedad, capital y demás.
Además de esto, el Tratado también ataca el Talón de Aquiles Alemán, este es, el
aprovisionamiento de carbón, que era uno de sus principales dinamizadores económicos. Es
así como Alemania se ve en la obligación de ceder los derechos de explotación a Francia,
así como también los campos mineros de Sarre y Alta Silesia, disminuyendo en 1/3 el
aprovisionamiento de carbón Alemán, por tal, Keynes señala que “Alemania no podrá
cumplir con poder contribuirles a los aliados con la proporción de carbón estimado” (p. 62).
Finalmente otro aspecto que compromete a la economía alemana es el transporte, en donde
los pagos se ejecutan con más de 2000 barcos, 5000 locomotores, y 150000 vagones, y
otras regulaciones respecto a los sistemas fluviales.
En la mente de muchos europeos, como Mr. George, estaba la idea de hacer pagar el costo
total de la guerra a Alemania, tal como Alemania lo impuso décadas atrás a Francia.
Keynes señala en oposición a esta tesis que hay que imponer una sanción justa, pero más
que justa se trata de una sanción sabia, debido a que el problema que se deriva del Tratado
no es territorial ni político ni mucho menos ideológico, el problema es económico. Lo justo
y sabio, dice Keynes, es imponer una sanción que se pueda pagar, y esta está por el orden
de 2000 millones de libras, como arreglo para todos los países. Y es que algunos países
como el caso de Bélgica exageraron el daño causado, pues sus reclamaciones excedían su
propia riqueza.
Finalmente Keynes hace un estudio riguroso sobre la capacidad de pago de Alemania, ¿de
dónde saldrá el dinero que exija arbitrariamente la Comisión de Reparaciones, que podía
ser exigido en cualquier forma de pago (oro, barcos, mercancías, etc.) y sin un monto total
definido! Esto del monto total indefinido tuvo un fin claro: hacer pagar a Alemania lo que
más pueda anualmente, según su capacidad productiva; esto generaría, sin duda, la asfixia
económica de ese país. La capacidad de pago alemana, estaba dada en tres sentidos:
riqueza, valor en territorios cedidos y metales/recursos, y concluye Keynes que entre estos
tres formas de pago el total o el rango estimado en términos actuales era de 280 y 433
millones de libras. Imponerle una cifra de cientos de millones a Alemania solo dejaría en
ruinas a Alemania y a Europa, y sin contar con los intereses, que según Keynes se
terminarían pagando 650 millones de libras anualmente solo en estos.
Por último, Keynes señala con pesimismo que existe una especie de anacronismo
económico, pues el comercio no se puede pensar en términos anteriores a la guerra,
asimismo sus consecuencias, la cual, la más fatal para Keynes, es caer en el bolchevismo
como ya se estaba viendo con Europa oriental, en donde la pobreza y miseria condujeron a
ese camino. Europa Occidental estaba en el punto más crítico, pues existían varios
obstáculos para el comercio tanto alemán como europeo entre estos estaban: el tipo de
cambio, el crédito, y un sistema monetario desordenado, en el que la inflación juega un
papel clave de desconfianza en el orden económico. Todos estos obstáculo al comercio
hacen que la revisión del Tratado sea imperativa para evitar la improductividad del
continente y su miseria misma, se trata es de lo contrario, esto es, de tener como prioridad
la reconstrucción de la economía europea.

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