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Universidad Hebrea de Jerusalén

Facultad de Humanidades

Departamento de Religión Comparada

La Liturgia en la Iglesia Ortodoxa Etíope:


Características, Desarrollo y Estructura

Por Mauricio Lapchik Minski

Jerusalén

Julio, 2016
Introducción

El presente trabajo tiene como objetivo principal describir y analizar el desarrollo, la estructura
y el papel de la liturgia en la Iglesia Ortodoxa Etíope. Para alcanzar este objetivo, es menester la
exposición de una breve reseña histórica del surgimiento del Cristianismo en Etiopía.
Posteriormente, me voy a enfocar en el desarrollo de la liturgia etíope, – haciendo hincapié en las
diferentes influencias que participaron en su conformación – para luego presentar una
descripción general de la estructura de la liturgia, las formas de celebración y el calendario
litúrgico.

Contexto Histórico de la Iglesia Ortodoxa Etíope

El Cristianismo Etíope constituye un caso excepcional para el estudio y análisis de la liturgia en


el mundo cristiano. Los orígenes Iglesia Ortodoxa Etíope están fuertemente ligados al Judaísmo
del Segundo Templo, así como al Cristianismo primitivo. Entre otras cosas, podemos destacar la
importancia de esta Iglesia a la hora de preservar algunos libros fundamentales – como lo son el
Libro de Enoc y el Libro de los Jubileos – que han sobrevivido en su totalidad en etíope antiguo,
transformándose en piezas fundamentales para entender la literatura Judeo-Cristiana de la época
del Segundo Templo. En cuanto a la fe y las prácticas, la influencia judía en el Cristianismo
etíope, entre otras influencias, presentan un caso extremadamente interesante para el estudio
comparativo de las religiones. Debido a esta circunstancia, veremos que la liturgia etíope es una
característica sumamente interesante y singular en relación al resto del mundo cristiano.

Según las fuentes históricas tradicionales, tanto la tradición judía como el paganismo eran
practicados simultáneamente en el territorio etíope, antes y después de la adopción del
Cristianismo como religión oficial del Reino en el siglo IV EC. La posición geográfica de este
reino, posibilitaron el contacto constante con otras culturas del Medio Oriente. Por lo tanto, el
afianzamiento del Cristianismo como la religión oficial del Reino Aksumita es, en primer lugar,
producto de la actividad evangélica extranjera. Esta intensa presión exterior, coincidió con la
voluntad del monarca Ezana, que alrededor del 350 E.C decide convertirse al Cristianismo. La
historia de la conversión del rey Ezana fue conservada gracias a Rufino, el historiador de la
Iglesia. La crónica redactada por Rufino se centra en el personaje de Frumencio, nacido en Siria,
quien siendo joven naufragó junto a su hermano en la costa Africana del Mar Rojo. Debido a sus

1
cualidades intelectuales, Frumencio y Edeso, su hermano, ganaron el favor del Rey y se unieron
a su corte como asesores. Algunos años después, El Reino Aksumita adopta al Cristianismo
como su religión oficial, mientras que Frumencio fue nombrado obispo de Aksum por Atanasio
de Alejandría. Asimismo, Frumencio fue el responsable, según Claude Summer, de traer consigo
las tradiciones eclesiásticas de Alejandría, y entre estas, la liturgia, conocida en la Iglesia
Occidental como la “Misa,” así como el conjunto de rezos y ceremonias, alabanzas y acciones
que forman el “Sacrificio Eucarístico.”1 Es importante señalar que, el Cristianismo en Etiopía
surge y florece en el seno de la clase aristocrática, y gradualmente se fue extendiendo al resto de
la población. De esta manera, el Cristianismo en Etiopía, al ser adoptado como la religión oficial
del reino desde los primeros años, se aseguro la asistencia del gobierno desde el inicio. Por lo
tanto, la Iglesia Etíope no ha sido objeto de persecución – como ha sucedido en el mundo Greco-
Romano – sino que lo contrario, este apoyo constante del Estado promovió la creciente
expansión de la fe entre la población. 2

Esta característica, según el historiador Etíope Sergew Selassie, es fundamental a la hora de


analizar el desarrollo y el avance de la fe cristiana en Etiopía. A pesar de los esfuerzos por
erradicar las creencias paganas que eran comunes entre la población, el Cristianismo reinante
entre las castas superiores se diferenciaba notablemente de la fe del pueblo. Por esta razón,
cuando nos referimos a la “Iglesia Ortodoxa Etíope” debemos resaltar las características de las
tradiciones y costumbres de la población, que se diferenciaban visiblemente de la doctrina oficial
de la Iglesia Cristiana, en particular de la alejandrina y Copta. Edward Ullendorf, uno de los
académicos más destacados en el estudio de la historia de Etiopía y sus costumbres, sostiene que
la posición doctrinal de la Iglesia Ortodoxa Etíope se ha caracterizado por su complejidad, ya
que su definición en los primeros siglos fue influenciada por la tradición local, profundamente
arraigada entre la población, y el deseo de mantener vigente su naturaleza cristiana. 3 Esta
búsqueda constante en pos del equilibrio entre estos dos rasgos, son fundamentales a la hora de
analizar ciertos rasgos con la liturgia cristiana en Etiopía.

1
Claude Summer, “The Ethiopic Liturgy: An Analysis,” Journal of Ethiopian Studies, 1(1), 1963. p. 40.
2
Sergew Hable Selassie, Ancient and Medieval Ethiopian History to 1270 (Addis Ababa: Haile Selassie I University
Press, 1972), p. 104.
3
Edward Ullendorff, Ethiopia and the Bible (Oxford: Oxford University Press, 1997), p. 107.

2
El Desarrollo de La Liturgia Etíope

El reino Aksumita, ubicado en el mayor altiplano de todo el continente africano, fue aislado por
razones tanto geográficas como políticas-religiosas. El surgimiento del Islam durante el siglo
séptimo, provocó un aislamiento cultural debido a la falta de comunicación con el resto del
mundo cristiano. En este contexto, la liturgia primitiva alejandrina – también conocida como la
liturgia de San Marcos – se fue desarrollando progresivamente.4

El primer paso fue, sin lugar a dudas, la traducción de la liturgia, llevada a cabo a finales del
siglo V EC, probablemente del griego. Taddese Tamrat afirma que el griego era probablemente
el idioma oficial de la Iglesia, debido a la falta de libros en etiópico antiguo. Por lo tanto,
podemos suponer que la mayoría del clero era de origen extranjero.5 El lenguaje utilizado en la
corte y en el reino Aksumita – el Ge´ez – pertenece al grupo de lenguas semíticas. Hoy en día es
considerada como una “lengua muerta”, ya que es utilizada solamente en textos litúrgicos y
religiosos, cumpliendo una función similar a la del latín en el Catolicismo. 6 Respecto a este
aspecto, podemos señalar que la Iglesia Etíope estableció un vínculo muy estrecho, tanto
teológico como eclesiástico, con la Iglesia de Alejandría – principalmente por razones
geográficas y políticas – así como por la Iglesia Siria. En relación a este último factor, debemos
resaltar la influencia de los aclamados “Nueve Santos” quienes escaparon de Siria a causa de las
persecuciones posteriores al Concilio de Calcedonia, 7 fundando el movimiento monástico en el
norte del país, más precisamente en la provincia de Tigray. 8 Algunos historiadores, entre ellos
Ephraim Isaac, resalta el trabajo hecho por estos santos, sosteniendo que la traducción de los
libros de la biblia, del griego al ge´ez, fue producto del trabajo de estos santos. Los “´Nueve
Santos” también se encargaron de traducir las homilías de los padres de la Iglesia, así como otros
trabajos dogmáticos escritos en sirio. Posteriormente, el cuerpo litúrgico fue modificado en
varias ocasiones. A la liturgia original, se le agregó las Anáforas de los Apóstoles, y

4
Claude Summer, “The Ethiopic Liturgy: An Analysis,” p. 41.
5
Taddesse Tamrat, Church and State in Ethiopia: 1270-1527 (Oxford: Clarendon Press, 1972), p. 23.
6
Claude Summer, “The Ethiopic Liturgy: An Analysis,” p. 41,
7
Enrico Cerulli, Storia Della Letteratura Etiopica (Milano: Nuova Accademia Editrice, 1961), pp. 23-24.
8
Ephraim Isaac, The Ethiopian Orthodox Tewahedo Church (New Jersey: The Red Sea Press, 2013), p. 21.

3
gradualmente otras Anáforas fueron añadidas, sumando entre catorce o diecisiete. 9 Sin embargo,
la mayor parte del cuerpo litúrgico etíope permaneció desconocida hasta el siglo XIII EC.

Estructura y Celebración de la Liturgia

En el centro del culto de la Iglesia Ortodoxa Etíope y como un factor fundamental, aparece la
lectura de los textos sagrados. La lectura de los textos sagrados se divide tradicionalmente en dos
servicios: el matutino, denominado Mahïlet (término que puede ser traducido como “alabanza”)
y el vespertino – la Misa - también conocido como Qïdasse. 10 Este último servicio, está
estrechamente vinculado con el arresto de Jesús por parte de los Romanos, relatado en el
evangelio según Juan.11 Según E. Isaac, el Qïdasse fue establecido, desde la perspectiva etíope,
por Jesús mismo. Esto le otorga un valor sustancial a la cena pascual, así como al sacrificio de la
Misa, donde el sacramento de la Sagrada Comunión es realizado. Por esta razón, la idea del
sacrificio es una parte central del Qïdasse. Asimismo, la Iglesia Etíope, coincidiendo con lo
establecido en el Concilio de Nicea, ve en la Sagrada Comunión la reproducción del sacrificio
incruento. El Qïdasse es diariamente celebrado en las Iglesias Etíopes, generalmente durante la
mañana, con la excepción de los días de ayuno en los cuales es celebrado al mediodía. Por
último, el Qïdasse incluye cuatro lecciones, que se leen en dirección de los cuatro puntos
cardinales.12

La estructura del Qïdasse está formada, principalmente, por dos partes: en primer lugar la
anáfora y la pre-anáfora. La pre-anáfora está compuesta por varias etapas: en primer lugar, la
entrada, que es seguida por la incensación y la preparación del altar, que antecede a la bendición
del pan y del vino. Subsecuentemente, se comienza con la recitación de los rezos, pedidos, el
trisagio, la lectura de las epístolas y los evangelios, y por último, la declaración del Credo
Niceno. Este rito corresponde a la Misa de los Catecúmenos que era común a la Iglesia primitiva,
demostrándonos nuevamente el hecho señalado anteriormente, por el cual la Iglesia Etíope ha
conservado ciertos ritos y prácticas comunes a la Iglesia Cristiana primitiva, en mayor medida

9
Ephraim Isaac, The Ethiopian Orthodox Tewahedo Church, p.21.
10
Ibid, p. 85.
11
Juan 18:31.
12
Emmanuel Fritsch, “The Liturgical Year and the Lectionary of the Ethiopian Church,” Warszawskie Studia
Teologiczne, 12(2), 1999, p. 81.

4
que el resto de las iglesias. 13 Por otra parte, la anáfora Etíope, está asociada al rito bizantino
denominado hierakliton, que se traduce como el “Canon de la Misa” en occidente. En las Iglesias
de occidente, la anáfora está formada por el Canon de la Misa y un prefacio, mientras que la
anáfora etíope cuenta con hasta veinte.14

En relación al origen de las anáforas, carecemos de información. La única anáfora que nos
provee un poco de información es la anáfora de los apóstoles, que es similar a la utilizada en la
Liturgia de San Marcos, pero con algunos arreglos y extensiones. El resto de las anáforas han
sido adaptadas al rito Etíope, y se puede apreciar en ellas el alto desarrollo teológico y poético
que al parecer, es posterior al siglo X EC.15

Por último, es menester dedicar algunas palabras a la forma de celebración de la Liturgia en la


Iglesia Etíope. Tradicionalmente, la lengua empleada en la recitación de la liturgia era el Ge´ez,
pero en los últimos años se ha optado por el amhárico, de forma parcial o total. El lugar de la
celebración debe ser sagrado, consagrado con la presencia del Tabot, – que representa el Arca de
la Alianza – mientras que durante las fiestas más importantes del calendario etíope, como Mäskäl
y Tïmkät (La Celebración de la Cruz y la Epifanía, respectivamente) la celebración se da en un
lugar abierto, pero con la presencia del Tabot. 16 Adicionalmente, dos libros son indispensables
durante la celebración: el Mäshafa Qïddase (el misal) y el Qeddus Mashaf (el Nuevo
Testamento).17

La Liturgia y el Calendario Etíope

El calendario litúrgico etíope representa un caso particular a la hora de analizar las diversas
fuentes que intervinieron en la creación del cuerpo litúrgico abisinio. Emmanuel Fritsch afirma
que es recién en este período que podemos notar algunas influencias provenientes de la Iglesia
Copta.18 El resultado es contundente cuando analizamos el estado actual del cuerpo litúrgico
utilizado en la Misa y en los sacramentos, donde el orden eclesiástico es notablemente estricto.
Por otro lado, el año litúrgico suscita un debate central a la hora de establecer cuál es la fuente de

13
Ephraim Isaac, The Ethiopian Orthodox Tewahedo Church, p. 85.
14
Para una reseña de la lista completa, ver: Isaac, p. 86.
15
Ibid, p. 87.
16
Ibid, p. 88.
17
Ibid, pp. 88-89.
18
Emmanuel Fritsch, “The Liturgical Year and the Lectionary of the Ethiopian Church,” p. 74.

5
inspiración de su estructura. Fritsch sostiene que los liturgistas etíopes se tomaron la libertad de
desarrollar y crear su propio calendario litúrgico. Sin embargo, el leccionario adoptado por la
Iglesia Ortodoxa Etíope, reúne características tanto de origen copto como sirio: por un lado, la
liturgia de los Textos Sagrados utiliza la misma estructura que la Iglesia Copta, pero sin
embargo, la Iglesia Etíope ha producido períodos litúrgicos fijos, los cuales pueden durar
solamente un día. El único período que su duración es fija, es el período pascual. Adoptando la
descripción propuesta por Fritsch, podemos describir el año litúrgico etíope en dos partes
principales: el ciclo temporal incluye los períodos litúrgicos, tanto fijos como el pascual; los
domingos del año; las fiestas y finalmente, los ayunos. El ciclo santoral incluye todas las
conmemoraciones establecidas en días fijos del mes a lo largo de todo el calendario.

El Papel de los Salmos

La importancia del Libro de los Salmos para el cristianismo, tanto como manual de rezos y
alabanzas en el rito público, así como en la comunión privada con Dios. El Obispo Perowne,
quien ha investigado el papel de los Salmos en el Cristianismo, afirma que no existe otro libro, ni
siquiera el Nuevo Testamento, que se haya apoderado tan fuertemente del corazón de la
Cristiandad. Ningún libro, quizás con la excepción de los evangelios, ha influido tanto en la
formación de los sentimientos, de las esperanzas y la purificación de los creyentes. Perowne
concluye afirmando que el Salterio ha sido, el libro de oraciones central, tanto en el judaísmo
como en el cristianismo. 19

No nos debería sorprender el hecho de que los Salmos, también juegan un papel fundamental
entre los cristianos abisinios. La Iglesia Etíope ha desarrollado una relación extremadamente
íntima con el Libro de los Salmos y su utilización a la hora de rezar. Tan importante es el papel
de los Salmos en la Iglesia Abisinia, que según Kristen Pedersen, un cuerpo de comentarios
bíblicos – Andemta – ha sido escrito con el objetivo de interpretar el Salterio. 20 A modo de
referencia, el Libro de los Salmos es también conocido como Dawit (David), y es utilizado por
los creyentes con tanta frecuencia, que la frase “repetir un David” es la utilizada para expresar

19
J.J Stewart Perowne, Commentary on the Psalms (Grand Rapids: Kregel Publications, 1989) p. 22.
20
Kirsten S. Pedersen, Traditional Ethiopian Exegesis of the Book of Psalms (Wiesbaden, Harrassowitz Verlag,
1995), p. 1.

6
que uno va a rezar!21 Asimismo, la memorización constante de los salmos, así como su canto,
representa una de las partes más significativas del proceso educativo religioso.22

Conclusión

A lo largo de este trabajo, hemos descrito y analizado los diferentes rasgos y características de la
liturgia utilizada por la Iglesia Ortodoxa Etíope. He demostrado como el singular desarrollo
histórico-político, así como la ubicación geográfica del territorio Abisinio, han influenciado en la
formación – o conservación – de algunos aspectos que se remiten hasta los años de la Iglesia
Cristiana primitiva. Asimismo, la influencia tanto alejandrina como siria, no pueden ser ignorada
en este contexto.

La liturgia, en mi opinión, es una de las formas que tiene el creyente de comunicarse y


relacionarse con Dios. Cada Iglesia, o más precisamente, cada sistema religioso, han desarrollado
formas y técnicas de relacionamiento que reflejan las características de su cultura, de su
población y su contexto. El caso Etíope es un caso singular, por algunos motivos aparentemente
contradictorios: en primer lugar, por su cercanía o similitud con el rito más primitivo del
cristianismo, rito que se fue reconfigurando con el correr de los siglos en otras partes del mundo.
En segundo lugar, y a pesar de esta similitud con los ritos de los primeros siglos del
Cristianismo, vemos un deseo constante por la renovación y la adaptación de estos a la realidad
social de cada una de las épocas, mientras que paralelamente la influencia exterior hace su
aparición. Es por esto que, el estudio del Cristianismo Etíope representa un desafío que enfrenta
al pasado y al presente, a la tradición y a la renovación, lo clásico y lo exótico. En este caso, la
liturgia representa un caso típico, en el cual se reflejan, constantemente, estas dicotomías.

21
Kirsten S. Pedersen, Traditional Ethiopian Exegesis of the Book of Psalms, p. 9.
22
Ephraim Isaac, The Ethiopian Orthodox Tewahedo Church, p. 90.

7
Bibliografía

Cerulli, Enrico. Storia Della Letteratura Etiopica, Milano: Nuova Accademia Editrice, 1961.

Fritsch, Emmanuel. “The Liturgical Year and the Lectionary of the Ethiopian Church,”
Warszawskie Studia Teologiczne, 12(2), 1999, 71-116.

Hable Selassie, Sergew. Ancient and Medieval Ethiopian History to 1270. Addis Ababa: Haile
Selassie I University Press, 1972.

Isaac, Ephraim. The Ethiopian Orthodox Tawahido Church. New Jersey: The Red Sea Press,
2013.

Pedersen, Kirsten. Traditional Ethiopian Exegesis of the Book of Psalms, Wiesbaden:


Harrassowitz Verlag, 1995.

Perowne, J. J. Stewart. Commentary on the Psalms, Grand Rapids: Kregel Publications, 1989.

Summer, Claude. “The Ethiopic Liturgy: An Analysis,” Journal of Ethiopian Studies, 1(1), 1963,
pp. 40-46.

Tamrat, Taddesse. Church and State in Ethiopia: 1270-1527. Oxford: Clarendon Press, 1972.

Ullendorf, Edward. The Ethiopians: An Introduction to Country and People, London: Oxford
University Press, 1960.

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