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al
corpus paulinum
PARTE PRIMERA
1
SAN JUAN CRISÓSTOMO, Panegírico, 7,3.
2
Homilía del Papa Benedicto XVI, el 28 de junio de 2008, al inaugurar el año santo paulino.
3
«En los Hechos de los Apóstoles Pablo desempeña el papel principal en la misión de difusión del evangelio:
desde Antioquía de Siria (cf. Hch 13,1) hasta Roma (cf. Hch 28,31). Su theologia crucis reverbera en el
evangelio de Marcos, que es el más antiguo (entre el 65 y el 70 d.C.), y su visión de la salvación o de la
soteriología influye, sustancialmente, aquella del evangelio de Lucas. La primera carta de Pedro retoma, en
varias partes, la trama y las diversas temáticas del epistolario paulino, como la salvación en Cristo, la
comprensión del Espíritu y la generación de los creyentes por la palabra. En la segunda carta de Pedro […] el
autor toma partido a favor de Pablo contra cuantos instrumentalizan su mensaje (cf. 2Pe 3,15-16)» (A. PITTA,
L’evangelo di Paolo, 12).
4
«Ciertamente, después de Jesús, él es el personaje de los orígenes del que más estamos informados. De
hecho, no sólo contamos con la narración que hace de él Lucas en los Hechos de los Apóstoles, sino también
de un grupo de cartas que provienen directamente de su mano y que sin intermediarios nos revelan su
personalidad y pensamiento» (BENEDICTO XVI, Audiencia General, 25 de octubre de 2006).
Introducción al Corpus Paulinum 4
enseñanzas5; también las trece cartas que conforman el Corpus Paulinum nos
permiten adentrarnos en la vida de este gran evangelizador de la Iglesia naciente.
Y como si fuera poco, la segunda carta de Pedro — último libro escrito del
Nuevo Testamento, redactado hacia el año 130 d.C. — también contiene una
importante referencia al apóstol de las gentes:
La paciencia de nuestro Señor juzgadla como salvación, como os lo escribió
también Pablo, nuestro querido hermano, según la sabiduría que le fue otorgada.
Lo escribe también en todas las cartas en las que habla de esto. Aunque hay en ellas
cosas difíciles de entender, que los ignorantes y los débiles interpretan
torcidamente — como también las demás Escrituras — para su propia perdición
(2Pe 3,15-16).
Vale la pena que nos detengamos un momento en estas palabras de Segunda
Pedro, con el fin de subrayar tres elementos:
• Dice el autor: «nuestro querido hermano» (v. 15). Es clara la admiración
por el apóstol de los pueblos.
• Afirma luego: «según la sabiduría que le fue otorgada» (v. 15). Se
reconoce aquí abiertamente el nivel cultural y la importancia espiritual de
la acción evangelizadora de Pablo.
• Después agrega: «en todas las cartas en las que habla de esto» (v. 16). Se
alude aquí a «la segunda venida de Cristo» que Pablo había ya explicado
en sus cartas. «Sospechamos que, a finales del s. I, hubo ya una cierta
colección de cartas de Pablo, reunida con la intención de que su
pensamiento llegara a otras comunidades, que serían “paulinas”»6.
Este texto nos muestra, además, que en el pensamiento de Pablo hay cosas de
difícil comprensión — «Aunque hay en ellas cosas difíciles de entender» —.
No cabe duda de que entender a Pablo es arduo, tanto por sus contenidos
profundos y geniales, como por su original modo de expresarse.
Este ejemplo de Segunda Pedro nos permite intuir que, ya desde los primeros
tiempos del cristianismo, las cartas de Pablo empezaron a ser consideradas con
la misma validez y autoridad de los libros del Antiguo Testamento: textos
normativos para la vida de toda la Iglesia.
5
«La imagen de Pablo es sorprendente en Hch. Ciertamente presenta al apóstol como judío observante de
la Ley: celebra las festividades de Pentecostés (cf. 20,16), del Yom Kippur o Día de la expiación (cf. 27,9),
observa el sábado, visita las sinagogas (por ejemplo, 13,14; etc.); circuncida a Timoteo (16,1-4) […] es un
fariseo practicante (cf. 22,3-4; 23,6); [algunos] fariseos lo defienden (cf. 23,9). Sin embargo, [el autor de Hch]
no ofrece al lector la doctrina esencial del héroe de su historia respecto a temas fundamentales de su teología,
por ejemplo, los fundamentos de la admisión de los gentiles en la salvación, ni tampoco las carencias de la Ley
(salvo quizás 13,38-39 y 15,10), la justificación por la fe, etc.» (A. PIÑERO, Guía para entender a Pablo de
Tarso, 19-20).
6
A. PIÑERO, Guía para entender a Pablo de Tarso, 21.
Introducción al Corpus Paulinum 5
7
«A través de los siglos, la Iglesia ha sido bendecida en abundancia con muchos grandes comentadores de
la Sagrada Página, pero pocos han ofrecido el aporte extraordinario de Juan Crisóstomo. Penetrante, agudo
exégeta y teólogo, este gran Padre Oriental de la Iglesia ha descubierto y asimilado la extraordinaria riqueza de
la comprensión profunda que tuvo Pablo del evangelio de Jesucristo» (S.N. BRODEUR, Il cuore di Paolo è il
cuore di Cristo, I, 15).
8
Homilía XXXII a la carta a los Romanos.
Introducción al Corpus Paulinum 6
9
Audiencia General, 2 de julio de 2008.
Introducción al Corpus Paulinum 7
1,101), un filósofo como Séneca, superando todo ritualismo exterior, enseñaba que
«Dios está cerca de ti, está contigo, está dentro de ti» (Cartas a Lucilio, 41,1). Del
mismo modo, cuando san Pablo se dirige a un auditorio de filósofos epicúreos y
estoicos en el Areópago de Atenas, dice textualmente que «Dios... no habita en
santuarios fabricados por manos humanas..., pues en él vivimos, nos movemos y
existimos» (Hch 17,24.28). Ciertamente, así se hace eco de la fe judía en un Dios
que no puede ser representado de una manera antropomórfica, pero también se pone
en una longitud de onda religiosa que sus oyentes conocían bien.
Para profundizar:
• CARLOS MESTERS, Una entrevista con el apóstol Pablo.
• ROMANO PENNA, «San Pablo, un judío en Cristo», 30 días 5 (2008).
• ________, «El apóstol Pablo». Entrevista.
10
Explicaciones como la que citamos a continuación no son extrañas en algunas homilías y catequesis en el
mundo católico: «Born as Saul in Tarsus (on the southern coast of modern-day Turkey). The exact date of his
birth is unknown. Schooled as a Pharisee under the Jerusalem religious leader Gamaliel. Became a traveling
missionary and preacher for the early church; renamed Paul» (cf. A.L. DONNE, «Paul the Apostle», AA.VV. The
Lexham Bible Dictionary, en Verbum). Una explicación como esta, referida al nombre del apóstol de las gentes,
no es correcta. Afirmar que antes del encuentro con Jesús él se llamaba «Saulo» y que luego de dicho encuentro
empezó a llamarse «Pablo» es un error.
11
A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 17.
12
«Como gran parte de los judíos del s. I d.C., [Pablo] habla hebreo y griego: sus cartas son escritas en
griego, pero su modo de argumentar es prevalentemente hebreo» (A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 18).
Introducción al Corpus Paulinum 8
de nacimiento es Tarso de Cilicia (cf. Hch 22,3), ilustre ciudad del Asia Menor e
importante centro cultural del mundo griego, al sur de la actual Turquía. «La
ciudad era famosa por sus escuelas de retórica y por su cultivo en gen eral de
las letras y las artes (Estrabón, Geografía, XIV 5,13)»13.
Esa ciudad era capital administrativa de la región y en el año 51 antes de Cristo
había tenido como procónsul nada menos que a Marco Tulio Cicerón, mientras que
diez años después, en el año 41, Tarso había sido el lugar del primer encuentro
entre Marco Antonio y Cleopatra14.
Pablo Saulo proviene de familia hebrea, perteneciente a la comunidad de la
diáspora judía. Transcurre su infancia en su ciudad natal. Siendo adolescente va a
Jerusalén15 y allí frecuenta la escuela de Gamaliel I16 (cf. Hch 22,3) para recibir su
formación como fariseo (cf. Flp 3,5; Hch 23,6; 26,5)17.
Hay que agregar que Pablo nunca menciona en sus cartas los años de
adolescencia y juventud transcurridos en la ciudad santa.
Su profesión es la de fabricante de tiendas, σκηνοποιός (Hch 18,3), «lo cual
probablemente equivalía a trabajar la lana ruda de cabra o la fibra de lino»18. Aún
en medio de sus campañas misioneras, Saulo Pablo seguía ejerciendo su oficio
(cf. 1Ts 2,9; 1Cor 4,12; Hch 20,34). «Aunque estaba convencido de estar
dispensado del mismo y tener derecho a ser mantenido por las comunidades que
había fundado (cf. 1Cor 9,14), lo ejercía, no obstante, a fin de no ser una carga
13
A. PIÑERO, Guía para entender a Pablo de Tarso, 30.
14
BENEDICTO XVI, Audiencia general, 27 de agosto de 2008.
15
«Hacia los doce o trece años, la edad en la que un muchacho judío se convierte en bar mitzvà (“hijo
del precepto”), san Pablo dejó Tarso y se trasladó a Jerusalén para ser educado a los pies del rabí Gamaliel
el Viejo, nieto del gran rabí Hillel, según las normas más rígidas del fariseísmo , adquiriendo un gran celo
por la Torah mosaica (cf. Ga 1,14; Flp 3,5-6; Hch 22,3; 23,6; 26,5)» (BENEDICTO XVI, Audiencia general, 27
de agosto de 2008).
16
Gamaliel I el Viejo fue jefe de la escuela de los fariseos en la primera mitad del s. I d.C. Hombre de grande
equilibrio y sabiduría. Se opuso a la persecución de los apóstoles (cf. Hch 5,33-40).
17
Algunos niegan que Pablo se haya formado en Jerusalén, como fariseo, a los pies de Gamaliel; su principal
argumento es cuanto afirma el mismo apóstol en Ga 1,22-23: «Personalmente no me conocían las iglesias de
Cristo en Judea. Solamente habían oído decir: “El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la
fe que entonces quería destruir”». A. Piñero afirma: «Parece imposible que en un grupo relativamente pequeño
de piadosos extremos, la rama de los seguidores de Jesús, fuera Pablo un perfecto desconocido si es que había
pasado años en la capital formándose y adquiriendo gran notoriedad como conocer de la Ley y de las costumbres
tradicionales. Además, había colaborado en la muerte del protomártir Esteban, según Hch 7,60: “Pablo aprobaba
su muerte”» (ID., Guía para entender a Pablo de Tarso, 34). Para hacer frente a esta postura, bien podemos
basarnos en R. Fabris, que afirma: «Es verdad que él en la reconstrucción de sus relaciones con los otros
apóstoles de Jerusalén dice que “personalmente no me conocían las iglesias de Judea que están en Cristo” […].
Pero este hecho se refiere explícitamente al ambiente cristiano de Jerusalén, que Pablo no ha frecuentado
después de su experiencia en Damasco» (ID., Para leer a San Pablo, 37). A favor de R. Fabris podemos leer
Ga 1,18; 2,1.
18
BENEDICTO XVI, Audiencia general, 27 de agosto de 2008.
Introducción al Corpus Paulinum 9
para estas mismas (cf. 1Ts 2,9) y perjudicar su predicación mostrando la apariencia
de una conducta interesada (cf. 1Cor 9,12)»19.
En el s. I d.C. los fabricantes de tiendas no se situaban entre los ricos, aunque
tampoco entre los pobres. «Más bien formarían parte de la “clase media”, en la que
entraban los artesanos por cuenta propia»20. Sin embargo, el hecho de que Pablo
poseyera la ciudadanía romana (cf. Hch 16,37; 22,25-29; 23,27) nos permite suponer
que pertenecía a una familia de condición pudiente21.
19
S. LÉGASSE, Pablo apóstol, 56.
20
S. LÉGASSE, Pablo apóstol, 58.
21
Cf. E. COTHENET, Saint Paul en son Temps, CB 26, 6.
22
R. FABRIS, Para leer a San Pablo, 33.
Introducción al Corpus Paulinum 10
23
Cf. A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 18.
24
R. FABRIS, Para leer a San Pablo, 33. «La hipótesis de que Pablo estuviera casado antes de la experiencia
de Damasco se basa en el hecho de que era normal para un hebreo el casarse a determinada edad. Según la
repartición ideal de los tiempos de la vida humana […] un joven debería casarse a los dieciocho años (Pirqé Avot,
V,21). Para un judío observante de orientación farisea como se presenta Pablo, se puede considerar la opción de
casarse en la edad prevista como obvia. Solamente los rabinos ordenados retardan el matrimonio hasta la
conclusión de los estudios» (Ibíd., 34). En los Pirqé Avot leemos: «A los cinco años la Biblia, a los diez la Mishná,
a los trece la práctica de los mandamientos, a los quince el Talmud, a los dieciocho las bodas» (V,21). «Pirqé Avot
o Sentencias de los Padres (recopilación hecha en el s. II d.C.) intenta demostrar la continuidad de la tradición
desde Moisés y formular los principios que deben seguir los doctores y los jueces. Es una fuente esencial para la
historia del fariseísmo antiguo» (E. COTHENET, Saint Paul en son Temps, CB 26, 10). «En tiempos de Pablo,
como siempre en Israel, era imprescriptible el deber de fundar una familia, pues procede de la Torá (Gn 1,28;
véase también 38,8-10; Dt 25,5-10), y es de esperar que un judío tan ferviente como Pablo se apresurara a
cumplirlo. Se señalan, no obstante, algunas excepciones no condenadas. Jeremías recibe incluso de Dios la
orden de no casarse ni procrear, a fin de ser un signo de desgracia para su pueblo (Jr 16,1-4). Más tarde, tenemos
el caso, bien complejo por lo demás, de los esenios, de Jesús y, en el siglo II, de Simon ben Azzaí, que se quedó
soltero por amor a la Torá. Por otra parte, la edad de los desposorios anda lejos de corresponder, como regla
general, a la enumeración citada más arriba. Flavio Josefo esperó a la treintena para casarse y lo hizo, además,
por orden de Vespasiano. Según Filón, el sabio toma mujer a los cuarenta años. La moral de los Testamentos
de los doce patriarcas (s. II a.C.) da consejos similares alegando los ejemplos de Leví, casado a los veintiocho
años, y de Isacar, casado a los treinta y cinco» (S. LÉGASSE, Pablo apóstol, 62-63).
25
«Esta determinación de Pablo de renunciar al vínculo esponsal para dedicarse completamente al anuncio
del evangelio corresponde a la imagen de los filósofos y predicadores itinerantes del ambiente griego,
particularmente el estoico. Son raros los casos de maestros hebreos que, como Johanán ben Zakkai, renuncian
al matrimonio para dedicarse exclusivamente al estudio de la Toráh. En cambio, es más conocido el celibato de
los miembros de las comunidades hebreas de orientación esenia, como aquella que vivía a orilla del mar Muerto
en la localidad denominada actualmente Qumrán» (R. FABRIS, Para leer a San Pablo, 34).
Introducción al Corpus Paulinum 11
26
«De todos modos, seguiré en Éfeso hasta Pentecostés» (1Cor 16,8).
27
«En Cencreas se había afeitado la cabeza, porque tenía hecho un voto» (Hch 18,18c). «El que emitía un
voto era nazir (cf. Nm 6,2-18) por todo el tiempo de su voto — unos treinta días —; entre otras observancias,
no debía cortarse el pelo en este tiempo» (Nota de la Biblia de Jerusalén).
Introducción al Corpus Paulinum 12
Sagradas de Israel siguen siendo su libro favorito: él las usa y las trata al modo de
los rabinos, siguiendo métodos de lectura y de interpretación empleados por ellos28.
Acerca de las raíces judías de Pablo, Romano Penna afirma:
Pablo no niega jamás su matriz judía. Nunca se autodenomina «cristiano», quizá
porque el término es probablemente posterior a él (a pesar de Hch 11,26). Él no
solo se declara «circunciso el octavo día, de la estirpe de Israel, de la tribu de
Benjamín, hebreo de hebreos» (Flp 3,5), «estirpe di Abraham» (2Cor 11,22),
sino que llega a augurarse de ser «anatema, separado de Cristo, en favor de sus
hermanos, sus consanguíneos según la carne» (cf. Rm 9,3), a los cuales reconoce
toda una serie de particularidades distintivas: «Ellos son israelitas y poseen la
adopción de los hijos, la gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las
promesas, los patriarcas, y de ellos proviene Cristo según la carne» (Rm 9,4-5).
Pablo comparte las mismas Escrituras (cf. Rm 1,2), la misma fe monoteísta del
Shemá (cf. 1Cor 8,6), la misma espera del futuro «día del Señor» (cf. 1Cor 5,5;
1Ts 5,2; etc.), la misma concepción de fondo acerca de Israel como pueblo elegido
y amado por Dios, quien lo ha llamado «sin arrepentirse de ello» (Rm 11,29). Pablo
siguió autodefiniéndose «judío», pero un judío en Cristo29.
Frédéric Manns, gran conocedor de la cultura judía de la época de Jesús,
sostiene que para entender a profundidad al apóstol de los gentiles es necesario
ubicarlo en su verdadero contexto: el judaísmo helenístico del s. I de nuestra era.
Muy a menudo los rasgos judíos de Saulo son ensombrecidos a favor de una
imagen cristiana.
Hay algo extraordinario en la vida de este fariseo de la tribu de Benjamín que,
además, era ciudadano romano. Si el ha recorrido el mundo helenizado
proclamando el kerygma, lo hecho iniciando en las sinagogas, en medio de sus
hermanos hebreos. Nunca perderá de vista ni dejará de defender el destino del
pueblo judío. En cada acción, Saulo permanecerá el testigo del mesianismo judío30.
28
Por ejemplo, Midrash − procede del hebreo darásh, buscar; el término indica toda investigación, técnica
u homilética sobre la Escritura; comentario, discurso sobre la Escritura que la hace actual y desentierra todas
sus riquezas − (cf. 1Cor 1,1-10) y Gezerá shawah − es una regla que rige las asociaciones verbales. La expresión
significa literalmente «principio equivalente». Es una regla judía de interpretación de la Escritura. Se razona
sobre analogías: dos pasajes diferentes de las Escrituras que tienen uno o varios términos en común pueden ser
interpretados uno por el otro (cf. Ga 3,10-14; Rm 4,3-8; 9,25-28).
29
R. PENNA, «Paolo di Tarso, l’imprevisto», 146.
30
F. MANNS, Saulo di Tarso, 5.
Introducción al Corpus Paulinum 13
31
J. SÁNCHEZ BOSCH, Nacido a tiempo, 24.
32
(+ gen.) de parte de, por; (+ dat.) junto a, con, delante de, a juicio de, para; (+ acus.) junto a, al lado de,
en, en comparación con, más que, a causa de, contra, menos.
33
(+ gen.) por, para bien de, a favor de, por causa de, en lugar de; (+ acus.) sobre, por encima de, más allá
de; (adv.) más.
34
«con, junto con, en compañía de, por, además de».
Introducción al Corpus Paulinum 14
Corpus Paulinum (cf. Rm 6,4; Col 2,12). Otros ejemplos del uso paulino de verbos
con la preposición σύν los encontramos en 8,17 (συμπάσχω, «sufrir
juntamente»; συνδοξάζω, «glorificar junto con»); Ga 2,19 (συσταυρόω,
«crucificar junto con»); Flp 3,10 (συμμορφίζω, «hacerse conforme,
semejante»). Véase también: Ef 2,6; Col 2,12; 3,1ss.
Además, no son raros los casos en los cuales Pablo usa algunos vocablos con
significados nuevos, distintos a los dados por sus contemporáneos. Él
transforma semánticamente vocablos tales como σάρξ (carne), δικαιοσύνη
(justicia), ἐλευθερία (libertad), entre otros.
Pablo no sólo conoce la lengua griega, sino también la filosofía producida por los
pensadores griegos. Recordemos que, en tiempos de Saulo Pablo, Tarso era una de
«las patrias» del estoicismo. Muy posiblemente, el apóstol conoció en esta ciudad
dicha corriente de pensamiento, asimilando algunos de sus elementos éticos. Por
ejemplo, los ideales de autosuficiencia (αὐτάρκεια/αὐτάρκης: «suficiencia, lo
suficiente, contentarse con lo que se tiene»/«que se basta a sí mismo»35; cf. Flp 4,1136;
2Cor 9,837; 1Tm 6,638) y dominio de sí (ἐγκράτεια/ἐγκρατεύομαι: «dominio de sí
mismo, continencia»/«guardar continencia, imponerse privaciones»; cf. 1Cor 7,939;
9,2540; Ga 5,2341). Aprendió de ellos algunos conceptos filosófico-religiosos, como,
por ejemplo, la transparencia de Dios en el mundo (cf. Rm 1,19-2042).
35
«Pablo emplea una de las grandes palabras de la ética pagana (autárkês), que quiere decir totalmente
autosuficiente. Autárkeia, autosuficiencia, era la meta suprema de la ética estoica; por ella entendían los estoicos
un estado mental en el que el hombre era totalmente independiente de todas las cosas y de todas las personas.
[…] Los estoicos creían acertadamente que la autosuficiencia no consistía en poseer mucho, sino en desear
poco: «Si queréis hacer feliz a un hombre —decían—, no aumentéis sus posesiones, sino reducid sus deseos».
[…] Los estoicos creían que la única manera de llegar a la autosuficiencia era abolir todo deseo hasta que uno
llegaba a la situación en que nada ni nadie le era esencial. [Hay, sin embargo, una gran] diferencia entre los
estoicos y Pablo. Los estoicos decían: «Aprenderé a ser autosuficiente mediante un acto de mi propia voluntad».
Pablo decía: «Todo lo puedo gracias al Cristo que me infunde las fuerzas». Para los estoicos, la autosuficiencia
era un logro humano; para Pablo era un don divino. El estoico era autosuficiente; Pablo era Dios-suficiente»
(W. BARCLAY, Comentario al Nuevo Testamento, 754).
36
οὐχ ὅτι καθ᾽ ὑστέρησιν λέγω, ἐγὼ γὰρ ἔμαθον ἐν οἷς εἰμι αὐτάρκης εἶναι. «No lo digo movido por la
necesidad, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo» (Flp 4,11).
37
δυνατεῖ δὲ ὁ θεὸς πᾶσαν χάριν περισσεῦσαι εἰς ὑμᾶς, ἵνα ἐν παντὶ πάντοτε πᾶσαν αὐτάρκειαν ἔχοντες
περισσεύητε εἰς πᾶν ἔργον ἀγαθόν, «poderoso es Dios para colmaros de toda gracia a fin de que, teniendo,
siempre y en todo, lo necesario, tengáis aún sobrante para toda obra buena» (2Cor 9,8).
38
Ἔστιν δὲ πορισμὸς μέγας ἡ εὐσέβεια μετὰ αὐταρκείας· «Y ciertamente es un gran negocio la piedad, con
tal de que se contente con lo que tiene» (1Tm 6,6).
39
εἰ δὲ οὐκ ἐγκρατεύονται, γαμησάτωσαν, κρεῖττον γάρ ἐστιν γαμῆσαι ἢ πυροῦσθαι. «Pero si no pueden
contenerse, que se casen; mejor es casarse que abrasarse» (1Cor 7,9).
40
πᾶς δὲ ὁ ἀγωνιζόμενος πάντα ἐγκρατεύεται, ἐκεῖνοι μὲν οὖν ἵνα φθαρτὸν στέφανον λάβωσιν, ἡμεῖς δὲ
ἄφθαρτον. «Los atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona corruptible!; nosotros, en cambio, por una
incorruptible» (1Cor 9,25).
41
πραΰτης ἐγκράτεια· κατὰ τῶν τοιούτων οὐκ ἔστιν νόμος. «mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas
no hay ley» (Ga 5,23).
42
«pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque lo invisible
de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su
divinidad, de forma que son inexcusables» (Rm 1,19-20).
Introducción al Corpus Paulinum 15
Pero no sólo en Tarso, sino también en Jerusalén Saulo Pablo tiene la oportunidad
de ejercitarse en la lengua y en la cultura de los griegos, porque la capital de Judea, en
el s. I d.C., es un centro de cultura internacional43.
Finalmente, cabe agregar que la actividad evangelizadora de Pablo se
sitúa, toda ella, en un clima cultural griego: los pueblos que reciben el
anuncio evangélico de boca suya están fuertemente influenciados por el
pensamiento griego. Esto lleva al apóstol a expresarse, sea de manera oral que
escrita, en categorías comprensibles para sus destinatarios. Un óptimo ejemplo
de esto lo encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles: el bellísimo
discurso en el Areópago, en Atenas (cf. Hch 17,16-34).
43
Cf. R. FABRIS, Para leer a San Pablo, 39.
Introducción al Corpus Paulinum 16
44
BENEDICTO XVI, Audiencia general, 27 de agosto de 2008.
45
En Hch 7,58 leemos: «le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus
vestidos a los pies de un joven llamado Saulo». En griego aparece el sustantivo νεανίας, «joven», que hace
referencia a una persona cuya edad oscila entre los 20 y los 40 años. Esto quiere decir que, cuando Esteban fue
apedreado, Saulo Pablo tendría unos 30 años.
46
BENEDICTO XVI, Audiencia general, 8 de noviembre de 2006.
Introducción al Corpus Paulinum 17
todo es nuevo, «las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas» (2Cor 5,17). De
ahora en adelante el centro de la vida, del pensamiento y de la predicación del Saulo
Pablo será siempre Jesucristo: él es el evangelio que predica el apóstol de los
gentiles. Pero este Cristo está crucificado:
22Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, 23 nosotros
predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los
gentiles; 24 mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza
de Dios y sabiduría de Dios (1Cor 1,22-24).
abordar el tema del misterio de nuestra religión, explica que la casa de Dios es la Iglesia del Dios viviente, y
que esta Iglesia es «columna y defensa de la verdad» (1Tm 3,15).
Introducción al Corpus Paulinum 19
50
ἱερουργοῦντα: se trata de un participio presente del verbo ἱερουργέω, que traduce «ejercer un ministerio
sacerdotal».
Introducción al Corpus Paulinum 20
51
Ἐγὼ γὰρ ἤδη σπένδομαι, καὶ ὁ καιρὸς τῆς ἀναλύσεώς μου ἐφέστηκεν; «Porque yo estoy a punto de ser
derramado en libación y el momento de mi partida es inminente» (2Tm 4,6).
Introducción al Corpus Paulinum 21
52
BENEDICTO XVI, Audiencia General, 25 de octubre de 2006.
Introducción al Corpus Paulinum 22
53
Cf. BENEDICTO XVI, Audiencia general, 22 de noviembre de 2006.
54
Cf. BENEDICTO XVI, Audiencia general, 27 de agosto de 2008.
Introducción al Corpus Paulinum 23
a) En el primer viaje (cf. Hch 13‒14), san Pablo no tuvo la responsabilidad directa,
pues fue encomendada al chipriota Bernabé. Juntos partieron de Antioquía del
Orontes, enviados por esa Iglesia (cf. Hch 13,1-3), y después de zarpar del puerto
de Seleucia, en la costa siria, atravesaron la isla de Chipre, desde Salamina a
Pafos; desde allí llegaron a las costas del sur de Anatolia, hoy Turquía, pasando
por las ciudades de Atalía, Perge de Panfilia, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra
y Derbe, desde donde regresaron al punto de partida. Había nacido así la Iglesia
de los pueblos, la Iglesia de los paganos55.
Mientras tanto, sobre todo en Jerusalén, había surgido una fuerte discusión
sobre si estos cristianos procedentes del paganismo estaban obligados a entrar
también en la vida y en la ley de Israel (varias normas y prescripciones que
separaban a Israel del resto del mundo) para participar realmente en las
promesas de los profetas y para entrar efectivamente en la herencia de Israel. A
fin de resolver este problema fundamental para el nacimiento de la Iglesia futura
se reunió en Jerusalén el así llamado Concilio de los Apóstoles para tomar una
decisión sobre este problema del que dependía el nacimiento efectivo de una
Iglesia universal. Se decidió que no había que imponer a los paganos
convertidos el cumplimiento de la ley de Moisés (cf. Hch 15,6-30); es decir, que
no estaban obligados a respetar las normas del judaísmo. Lo único necesario era ser
de Cristo, vivir con Cristo y según sus palabras. De este modo, siendo de Cristo, eran
también de Abraham, de Dios, y participaban en todas las promesas.
55
Los cuatro viajes paulinos han sido diseñados utilizando los recursos digitales de Google:
• https://www.google.com/maps/d/viewer?ll=35.97800600000001%2C33.55224599999997&spn=6.2
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• https://www.google.com/maps/d/viewer?ll=36.57142356926852%2C29.300536999999963&spn=9.
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Introducción al Corpus Paulinum 24
b) El segundo viaje misionero (cf. Hch 15,36‒18,22) inició después de que Pablo
se separó de Bernabé y escogió a Silas]. Después de recorrer Siria y Cilicia, volvió a
ver la ciudad de Listra, donde tomó consigo a Timoteo (personalidad muy importante
de la Iglesia naciente, hijo de una judía y de un pagano), e hizo que se circuncidara.
Atravesó la Anatolia central y llegó a la ciudad de Tróade (Troas), en la costa norte
del Mar Egeo. Allí tuvo lugar un nuevo acontecimiento importante: en sueños vio a
un macedonio en la otra parte del mar, es decir en Europa, que le decía: «¡Ven a
ayudarnos!». Era la Europa futura que le pedía ayuda, la luz del evangelio. Movido
por esta visión, entró en Europa. Zarpó hacia Macedonia, entrando así en Europa. Tras
desembarcar en Neápoles, llegó a Filipos, donde fundó una hermosa comunidad;
luego pasó a Tesalónica y, dejando esta ciudad a causa de las dificultades que le
provocaron los judíos, pasó por Berea y llegó a Atenas.
En esta capital de la antigua cultura griega predicó, primero en el Ágora y después
en el Areópago, a los paganos y a los griegos. Y el discurso del Areópago, narrado en
los Hechos de los Apóstoles, es un modelo sobre cómo traducir el evangelio en cultura
griega, cómo dar a entender a los griegos que este Dios de los cristianos, de los judíos,
no era un Dios extranjero a su cultura sino el Dios desconocido que esperaban, la
verdadera respuesta a las preguntas más profundas de su cultura.
Seguidamente, desde Atenas se dirigió a Corinto, donde permaneció un año y
medio […] Podemos suponer que Pablo llegó a esta ciudad más o menos en el año 50
y que permaneció hasta el año 52.
Desde Corinto, pasando por Cencres, puerto oriental de la ciudad, se dirigió hacia
Palestina, llegando a Cesarea Marítima, desde donde subió a Jerusalén para regresar
después a Antioquía del Orontes.
Introducción al Corpus Paulinum 25
Desde allí volvió sobre sus pasos: regresó a Macedonia, llegó en barco a Tróade
y, después, tocando apenas las islas de Mitilene, Quíos y Samos, llegó a Mileto,
donde pronunció un importante discurso a los ancianos de la Iglesia de Éfeso,
ofreciendo un retrato del auténtico pastor de la Iglesia (cf. Hch 20).
Desde allí volvió a zapar en un barco de vela hacia Tiro; llegó a Cesarea
Marítima y subió una vez más a Jerusalén. Allí fue arrestado a causa de un
malentendido: algunos judíos habían confundido con paganos a otros judíos de origen
griego, introducidos por san Pablo en el área del templo reservada a los israelitas. La
condena a muerte, prevista en estos casos, se le evitó gracias a la intervención del
tribuno romano de guardia en el área del templo (cf. Hch 21, 27-36); esto tuvo lugar
mientras en Judea era procurador imperial Antonio Félix. Tras un período en la cárcel
(sobre cuya duración no hay acuerdo), dado que, por ser ciudadano romano, había
apelado al César (que entonces era Nerón), el procurador sucesivo, Porcio Festo, lo
envió a Roma con una custodia militar.
d) [El cuarto viaje fue a Roma]. En éste tocó las islas mediterráneas de Creta
y Malta, y después las ciudades de Siracusa, Reggio Calabria y Pozzuoli. Los
cristianos de Roma salieron a recibirle en la vía Apia hasta el Foro de Apio (a
unos 70 kilómetros al sur de la capital) y otros hasta las Tres Tabernas (a unos
40 kilómetros). En Roma tuvo un encuentro con los delegados de la comunidad
judía, a quienes explicó que llevaba sus cadenas por «la esperanza de Israel»
(cf. Hch 28,20). La narración de san Lucas concluye mencionando los dos años
que pasó en Roma bajo una blanda custodia militar, sin mencionar ni una
sentencia de César (Nerón) ni mucho menos la muerte del acusado.
Introducción al Corpus Paulinum 27
56
«A nadie damos ocasión alguna de tropiezo, para que no se haga mofa del ministerio, antes bien, nos
recomendamos en todo como ministros de Dios: con mucha constancia en tribulaciones, necesidades, angustias;
en azotes, cárceles, sediciones; en fatigas, desvelos, ayunos […] tenidos por impostores, siendo veraces; como
desconocidos, aunque bien conocidos; como moribundos, pero vivos; como castigados, aunque no condenados
a muerte; como tristes, pero siempre alegres; como pobres, aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada
tienen, aunque todo lo poseemos» (2Cor 6,3-10). «Hasta el presente, pasamos hambre, sed, desnudez. Somos
abofeteados, y andamos errantes. Nos fatigamos trabajando con nuestras manos. Si nos insultan, bendecimos.
Si nos persiguen, lo soportamos. Si nos difaman, respondemos con bondad. Hemos venido a ser, hasta ahora,
como la basura del mundo y el desecho de todos» (1Cor 4,11-13).
Introducción al Corpus Paulinum 28
1.3.8 El martirio
Saulo Pablo ofrece el testimonio supremo con su propia sangre. Es martirizado por
orden del emperador Nerón, en Roma, donde aún hoy se conservan y se veneran sus
restos mortales. La decapitación del apóstol se dio entre los años 64 – 68 d.C. 57
La tradición romana relativa al martirio de Pablo es atestiguada por la Primera
Carta de Clemente a los Corintios. El obispo de Roma, hacia fines del primer siglo,
escribe: «Por envidia y discordia Pablo mostró el premio de la paciencia. Siete
veces cargó las cadenas, fue desterrado, apedreado, cuando se había convertido en
el heraldo en Oriente y en Occidente, gozó de la noble fama de la fe. Después de
haber predicado la justicia a todo el mundo, llegado al extremo de Occidente58 y
dando testimonio ante las autoridades alcanzó el lugar santo, llegando a ser el más
grande modelo de paciencia» (1Cor 5,5-7)59.
Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesiástica se refiere al martirio del
apóstol de los gentiles con estas palabras:
Cuando el poder de Nerón estuvo bien afianzado, y habiendo llevado a cabo actos
profanos, se armó contra la mismísima religión del Dios del universo. No obstante,
está fuera de los objetivos de la presente obra el relatar los extremos de su
perversidad. Porque, gracias a que muchos lo han relatado con gran precisión, quien
lo desee podrá examinar perfectamente en sus escritos la extremadamente funesta
locura de este singular hombre, el cual, dirigido por ella, causó la destrucción a
muchos sin razón alguna, y a tal punto llegó su sed de asesinato que no se detuvo
ni ante los parientes más cercanos y amados, sino que hizo sufrir con distintos tipos
de muerte a su madre, a sus hermanos y a su esposa junto, con muchos otros
familiares, como si se tratara de adversarios y enemigos. Pero a todos estos detalles
falta añadir acerca de él, que es el primer emperador en proclamarse enemigo del
culto a Dios. A él de nuevo lo menciona el autor latino Tertuliano cuando dice lo
siguiente: «Revisad vuestras memorias históricas. Allí observaréis que Nerón fue
el primero en perseguir esta creencia, especialmente cuando hubo sometido todo el
oriente, y era inhumano con todos. Para nosotros es un gozo tener a este causante
de nuestro castigo, pues la persona que le conozca sabrá que nada que no fuera un
gran bien podía ser condenado por Nerón». Según todo esto, el proclamado primer
luchador en contra de Dios, entre muchos más, se ocupó en dar muerte a los
apóstoles. Pues se cuenta que Pablo fue decapitado en la misma Roma, y Pedro, a
57
«La fecha de la muerte varía ya en las fuentes antiguas, que la sitúan entre la persecución desencadenada
por Nerón mismo tras el incendio de Roma en julio del año 64 y el último año de su reinado, es decir, el 68»
(BENEDICTO XVI, Audiencia General, 4 de febrero de 2009).
58
«En el texto de san Clemente hemos escuchado que san Pablo habría llegado “hasta el extremo de
Occidente”. Se discute si esto alude a un viaje a España que san Pablo habría realizado. No existe certeza sobre
esto, pero es verdad que san Pablo en su carta a los Romanos expresa su intención de ir a España
(cf. Rm 15,24)» (BENEDICTO XVI, Audiencia General, 4 de febrero de 2009).
59
R. FABRIS, Para leer a San Pablo, 112.
Introducción al Corpus Paulinum 29
su vez, fue crucificado bajo su mando. Y este relato viene secundado por la
denominación de «Pedro y Pablo» para los cementerios, que se mantiene todavía
hoy en aquel lugar. También lo afirma, y no con menor certidumbre, un varón
eclesiástico llamado Cayo, que vivió durante el obispado en Roma de Ceferino.
Este Cayo, en una disputa escrita con Proclo, jefe de la secta de los Catafrigios,
habla acerca de los lugares donde se hallan los santos restos de los apóstoles que
hemos mencionado, y dice lo siguiente: «Pero yo puedo mostrar los trofeos de los
apóstoles. Pues si deseas ir al Vaticano o al camino de Ostia, verás los trofeos de
aquellos que fundaron esta iglesia60». El obispo de Corinto, Dionisio, en su
correspondencia con los romanos, confirma el hecho de que ambos (Pablo y Pedro)
fueron martirizados al mismo tiempo, como sigue: «Vosotros también habéis
unido, mediante esta advertencia, la obra plantada por Pedro y la que plantó Pablo,
la de los romanos y la de los corintios. Pues ambos, una vez que plantaron en
nuestra Corinto, los dos nos instruyeron, y, tras enseñar en Italia en el mismo lugar,
ambos fueron martirizados a la vez». Sea esto también una confirmación de lo que
hemos mencionado (Hist. eccl. II,25,1-8).
60
«Los “trofeos” son los monumentos sepulcrales, y se trata de las mismas sepulturas de san Pedro y de san
Pablo que aún hoy veneramos, tras dos milenios, en los mismos lugares: aquí, en el Vaticano, por lo que respecta
a san Pedro; y en la basílica de San Pablo extramuros, en la vía Ostiense, por lo que atañe al Apóstol de los
gentiles» (BENEDICTO XVI, Audiencia General, 4 de febrero de 2009).
61
R. Penna nos ofrece una composición-traducción de la inscripción hallada en Delfos: «Tiberio
Claudio Cesare Augusto Germanico (nel 12° anno della sua) potestà tribunizia, (2) acclamato imperatore
per la sua 26 a volta, padre della patria, saluta [...]. (3) Già da tempo verso la città di Delfi sono stato non solo
ben disposto, ma ho avuto cura della sua prosperità (4) e sempre ho protetto il culto di Apollo Pitico. Ma poiché
(5) ora si sente dire che viene abbandonata anche dai cittadini, come mi ha da poco riferito L. Giunio (6) Gallione
(hōs moi árti apēggeile L. Ioúnios Gallíōn), amico mio e proconsole (ho fílos mou kaì anthýpatos), desiderando
che Delfi (7) conservi intatta la sua primitiva bellezza, vi ordino di chiamare anche (8) da altre città a Delfi degli
uomini liberi come nuovi abitanti e che (9) ad essi e ai loro discendenti sia integralmente concessa la stessa
dignità di quelli di Delfi, (10) in quanto cittadini in tutto e per tutto uguali […]». R. Penna añade una
interesante explicación de la inscripción: «Come si vede nella riga 6, Gallione è chiaramente qualificato
come “proconsole” e “amico” di Claudio. Ma tutta la questione consiste nel datare il testo. A questo
proposito, l’indicazione più precisa si legge nella riga 2 e si riferisce alla 26 a acclamazione di Claudio
ad “imperatore” (autokrátōr). Un’iscrizione greca trovata nella Caria (cf. BullCorr Hell 11,1887, 306-
308) la fa collimare col 12 o rinnovamento della sua potestà tribunizia; questa d’altronde, come risulta
da un’iscrizione latina sull’acquedotto dell’Acqua Claudia alla Porta Maggiore di Roma (cf. CIL VI
1526) e da una notizia di Frontino (De aquaeductu urbis Romae 13s), corrisponde all’anno che va da
Introducción al Corpus Paulinum 30
Dicho texto fue publicado por vez primera en 1905. La carta de Claudio,
enviada desde Roma entre los meses de abril y julio del año 52 d.C. y en la
que se menciona a Lucio Anneo Galión, con los títulos de «amigo mío» y
«procónsul», constituyó la respuesta imperial al informe presentado por el
mismo Galión, hacia el final de su mandato, acerca de los problemas
demográficos de la ciudad-santuario de Delfos. Hoy, gracias a los estudios de
la arqueología y de la sociología, sabemos que el oficio de procónsul, en
aquel entonces, duraba un año. Esto quiere decir que Galión, con toda
probabilidad, estuvo en Corinto desde la primavera-verano del 51 hasta la
primavera del 52 d.C. Pablo habría comparecido ante él (cf. Hch 18,12-16) a
finales del año 51 o inicios del 52. Con base en estos datos podemos afirmar
que el arribo del apóstol a la capital de Acaya, o sea, Corinto, pudo haber
tenido lugar en el año 50 d.C. 62.
A partir de este dato, los estudiosos han tratado de ordenar cronológicamente la
biografía de Pablo.
gennaio-febbraio dell’anno 52 al gennaio-febbraio dell’anno 53. Ma, poiché la citata iscrizione latina
(comparata col passo di Frontino) parla già della 27 a acclamazione nel mese di agosto del 52, ne resulta
che la 26a deve collocarsi nel breve periodo che va da gennaio-febbraio ad agosto dell’anno 52. Proprio
nello spazio di questi mesi va datato il rescritto di Claudio e l’esercizio del proconsolato di Gallione in
Acaia. Questa funzione però durava un anno con inizio ad aprile (cf. Dione Cassio 60,17,3). Quindi c’è da
chiedersi se Gallione, menzionato da Claudio, era solo all’inizio del suo mandato (= anno 52-53) o più
probabilmente già verso il termine (= anno 51-52). In ogni caso il soggiorno di Paolo a Corinto, durato “un
anno e mezzo” (Hch 18,11), coincide appunto con la funzione proconsolare di Gallione e verosimilmente va
datato dalla fine dell’anno 50 agli inizi del 52» (ID., L’ambiente storico-culturale, 234-235).
62
Cf. R. FABRIS – S. ROMANELLO, Introduzione, 10-11.
Introducción al Corpus Paulinum 31
Las palabras con las que Pablo introduce esta perícopa anticipan la
importancia del discurso que sigue. Nótese que se habla de la alegría, un tema
muy amado por el apóstol, clave en la carta a los Filipenses.
2 Βλέπετε τοὺς κύνας,
βλέπετε τοὺς κακοὺς ἐργάτας,
βλέπετε τὴν κατατομήν.
Atención a los perros;
atención a los obreros malos;
atención a los falsos circuncisos.
63
Verbo Imperativo Presente Activo 2a. Persona Plural de βλέπω (ver, mirar, fijarse, tener cuidado, sentir)
64
κατατομή mutilación
Introducción al Corpus Paulinum 32
65
Καυχώμενοι: Verbo Participio Presente Medio Nominativo Masculino Plural de καυχάομαι (gloriarse,
ufanarse, sentirse orgulloso).
66
Rm 2,17.23; 5,2.3.11; 1Cor 1,29.31(x2); 3,21; 4,7; 13,3; 2Cor 5,12; 7,14; 9,2; 10,8.13.15.16.17(x2);
11,12.16.18(x2).30(x2); 12,1.5(x2).6.9; Ga 6,13.14; Ef 2,9; Flp 3,3; St 1,9; 4,16.
Introducción al Corpus Paulinum 34
67
Antigüedades judías, 18,12-15.
Introducción al Corpus Paulinum 37
Una ganancia (v. 7) es sustituida por otra mayor: Cristo Jesús (v. 8). Vienen
a la mente las dos parábolas de Mateo: el tesoro escondido y la perla preciosa
(cf. 13,44-46). Para Pablo Cristo es aquel tesoro; él es el único motivo de su
inédita auto-privación, de su auto-despojo. Por encima de todas las cosas
(incluidas las siete cualidades antes estudiadas) está «la sublimidad del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor».
Este conocimiento del que habla Pablo no es algo meramente teórico,
abstracto o intelectual. «Conocer» en Pablo, así como en toda la Biblia, implica
la dimensión de la experiencia viva y personal. Por ejemplo, en Os 6,6
conocimiento y amor van de la mano: «Porque yo quiero amor, no sacrificio,
conocimiento de Dios, más que holocaustos».
Es en Cristo donde «están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la
ciencia» (Col 2,3). Es hacia el conocimiento del Hijo de Dios que todos
debemos caminar (cf. Ef 4,13).
Notemos cómo llama Pablo a Cristo: Χριστοῦ Ἰησοῦ τοῦ κυρίου μου (v. 8).
Esta fórmula «mi Señor» es literalmente extraordinaria, porque él, por lo general,
habla de «nuestro Señor», en perspectiva comunitaria. Aquí, y solo aquí en todo el
Corpus Paulinum, el apóstol lo llama de este modo. Estamos de frente al
testimonio de una experiencia personalísima, que ha tocado las cuerdas más
íntimas del corazón de Saulo Pablo. Esta expresión paulina está inspirada en el
Sal 16,2: «Yo digo a Yahveh: “Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti”».
En los vv. 7 y 8 Pablo habla tres veces de «pérdida»: en ambos versículos usa
el sustantivo ζημία, «pérdida», y en el v. 8 el verbo ζημιόω, «perder». A esto
añade el término σκύβαλον, que puede traducir «basura» o, más exactamente,
«excremento». Para el apóstol de las gentes todo es pérdida y estiércol
comparado con la única verdadera ganancia: Jesucristo. Es él quien llena la vida
de Saulo Pablo y la de todos los creyentes.
Introducción al Corpus Paulinum 38
En los tres últimos versículos de nuestra perícopa Pablo nos comparte el paso
que ha dado: de un concepto de justicia fundado sobre la Ley, a un concepto de
justicia fundado únicamente en «la fe de Cristo». Este paso es punto de
referencia para los creyentes de todos los lugares y tiempos.
El v. 9 se abre con estas palabras «ser hallado en él» (v. 9). He aquí el
verdadero sentido del «ser cristiano»: ser hallado en Cristo. Pablo no habla de
«encontrar», sino de «ser encontrado». En efecto, el texto griego presenta esta
forma verbal εὑρεθῶ68: un pasivo divino. «Ser hallado» ¿por quién? Por Dios
(cf. Ga 4,9; 1Cor 13,12). «Ser hallado por Dios» significa ser juzgado
positivamente por él, ser aceptado por él, estar en la luz para poder ser visto por
él. En definitiva: estar en comunión con él.
Las palabras de Pablo nos llevan a pensar que también Dios quiere ser encontrado
por el hombre y es Jesucristo el punto de encuentro entre la búsqueda del hombre
por parte de Dios y la búsqueda de Dios por parte del hombre.
La pregunta formulada por Dios en el paraíso: «[Adán,] ¿dónde estás?»
(cf. Gn 3,9) deberá obtener una única respuesta por parte de los creyentes:
«Estoy en Cristo».
Aparece en nuestro versículo uno de los temas favoritos de Pablo: la
justificación. Ésta se da ¿por las obras de la Ley? o ¿por la fe de/en Cristo? Para
el apóstol se llega a ser «justo delante de Dios» no con la propia fatiga, sino con
la acogida de un don. La justicia del cristiano no es materia de una conquista,
sino la consecuencia de un acto gratuito de Otro: de Dios en Cristo. La justicia
no es jamás una recompensa, sino una verdadera y propia gracia inmerecida. Es
la fe de/en Cristo Jesús la que nos abre las puertas de la justicia, de la comunión
con Dios, de la santidad.
Es interesante que Pablo habla aquí de πίστεως Χριστοῦ, que traduce «fe de
Cristo». En algunas versiones de la Biblia aparece: ««fe en Cristo». Para el
apóstol es la confianza de Cristo Jesús en el Padre y su eterno amor hacia él lo
68
Verbo Subjuntivo Aoristo Pasivo 1a. persona singular de εὑρίσκω (encontrar, obtener, alcanzar).
Introducción al Corpus Paulinum 39
que permite que los hombres gocemos de la gracia. En realidad, la fe del hombre
es limitada, débil, titubeante: la única fe sólida que es capaz de solidificar la fe
de otros es la de Cristo Jesús. Esta interpretación, obviamente, no excluye la
traducción: «fe en Cristo», o sea, confianza en él, abandono en su poder,
aceptación plena de su voluntad.
10τοῦ γνῶναι αὐτὸν
καὶ τὴν δύναμιν τῆς ἀναστάσεως αὐτοῦ
καὶ [τὴν] κοινωνίαν [τῶν] παθημάτων αὐτοῦ,
συμμορφιζόμενος τῷ θανάτῳ αὐτοῦ,
y conocerle a él,
el poder de su resurrección
y la comunión en sus padecimientos
hasta hacerme semejante a él en su muerte,
69
Para el estudio de esta perícopa han sido consultadas estas obras: J. FITZMYER, The Acts of the Apostles.
A New Translation with Introduction and Commentary; trad. italiana, Gli Atti degli Apostoli. Introduzione e
commento, 426-439; J. ROLOFF, Die Apostelgeschichte; trad. española, Hechos de los Apóstoles, 196-205;
A. MIRANDA, «La chiamata di Paolo nella comunità cristiana nelle tre narrazioni degli Atti dell’episodio di
Damasco (9,1-19; 22,3-21; 26,9-23)», RivB 46 (1998) 61-88.
70
BENEDICTO XVI, Audiencia general, 8 de noviembre de 2006.
Introducción al Corpus Paulinum 41
separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar
en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles».
Esta historia de comisión tiene como punto central una cristofanía. Cabe añadir
que es el único lugar del Nuevo Testamento que nos narra una aparición de Cristo
Resucitado después de Pentecostés. Este Cristo tiene el poder de transformar en
siervos suyos a los más encarnizados enemigos de su comunidad.
1 Ὁ δὲ Σαῦλος ἔτι ἐμπνέων ἀπειλῆς καὶ φόνου
εἰς τοὺς μαθητὰς τοῦ κυρίου,
προσελθὼν τῷ ἀρχιερεῖ
Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes
contra los discípulos del Señor,
se presentó al Sumo Sacerdote,
71
El término «el camino» era usado por los esenios para hacer referencia a una estricta observancia de la
ley de Moisés. Probablemente, algunos cristianos tomaron de este contexto el título que ahora nos ocupa.
Introducción al Corpus Paulinum 42
Cristo se identifica con los discípulos, con el Camino, o sea, con la Iglesia.
Perseguir a los creyentes es perseguirlo a él. Este modo de hablar de Jesús
llevará a Pablo a comprender aquello que San Agustín llamará siglos más tarde
el Christus totus (cf. In Ioh XXI,8).
6ἀλλ᾽ ἀνάστηθι καὶ εἴσελθε εἰς τὴν πόλιν
καὶ λαληθήσεταί σοι ὅ τί σε δεῖ ποιεῖν.
Pero levántate y entra en la ciudad
y te dirán lo que debes hacer.
72
Verbo Participio Perfecto Pasivo Acusativo Masculino Plural, del verbo δέω (atar, amarrar, envolver).
Introducción al Corpus Paulinum 43
Es la primera vez que Lucas nos dice cuál es la procedencia de Saulo Pablo:
Tarso. Nos lo volverá a decir en Hch 21,39. Bien sabemos que, en época del
apóstol, esta ciudad era un reconocido centro cultural e intelectual. Los nacidos
allí tenían la ciudadanía romana.
En este versículo encontramos la forma verbal προσεύχεται, del verbo
προσεύχομαι «orar». En el v. 9 se nos dice que él pasó tres días — a partir del
encuentro con el Resucitado — «sin comer ni beber nada», o sea, en ayuno. Mientras
espera las instrucciones que deberá darle Ananías, él continúa practicando los actos
ordinarios de la piedad judía.
15εἶπεν δὲ πρὸς αὐτὸν ὁ κύριος·
πορεύου, ὅτι ἐστίν μοι οὗτος
Aquel que había hecho sufrir a otros, porque invocaban el Nombre de Jesús,
ahora deberá aprender a sufrir por este mismo Nombre. Este aprendizaje lo ha
de llevar a estar dispuesto incluso a dar la vida por este Nombre.
18καὶ εὐθέως ἀπέπεσαν αὐτοῦ ἀπὸ τῶν ὀφθαλμῶν ὡς λεπίδες,
ἀνέβλεψέν τε καὶ ἀναστὰς ἐβαπτίσθη.
E inmediatamente cayeron de sus ojos como escamas,
recobró la vista y se levantó y fue bautizado.
4. Paulinismo y antipaulinismo
Las cartas de Pablo rápidamente se difundieron por las distintas iglesias
cristianas, influyendo no sólo en la vida sino también en la reflexión de los
creyentes. Prueba de esto es que en no pocos escritos cristianos canónicos y
cristianos apócrifos se puede apreciar un esfuerzo por acoger, profundizar y
actualizar el evangelio paulino. Existen, sin embargo, otros escritos cristianos
en los que la actitud de cara al Corpus Paulinum es diferente: su propósito es
Introducción al Corpus Paulinum 47
rechazar o contradecir las enseñanzas de Saulo Pablo. Es por esto que podemos
hablar de paulinismo y antipaulinismo73.
4.1 Paulinismo
En los escritos deuteropaulinos, en las Cartas Pastorales, en los Hechos de
los Apóstoles, en el evangelio según Marcos, en Primera y en Segunda de Pedro,
entre otros, encontramos una positiva acogida de las enseñanzas de Pablo.
En los Hechos de los Apóstoles Pablo desarrolla el papel principal en la misión y
difusión del evangelio: desde Antioquía de Siria (cf. Hch 13,1) hasta Roma (cf.
Hch 28,31). Su theologia crucis reverbera en el evangelio de Marcos, que es el más
antiguo (entre el 65 y el 70 d.C.), y su visión de la salvación influye, en modo
sustancial, aquella del evangelio de Lucas. Primera de Pedro retoma diversas
temáticas del epistolario paulino, como la salvación en Cristo, la concepción del
Espíritu y la generación de los creyentes por medio de la Palabra. Y Segunda de
Pedro, redactada a finales del s. I d.C., levanta su voz con fuerza a favor de Pablo,
contra aquellos que quieren instrumentalizar su mensaje (cf. 2Pe 3,15-16)74.
Estos escritos pro-Pablo son una profundización y una relaboración del
pensamiento del apóstol de las gentes. Todos ellos hacen parte de lo que hoy
llamamos paulinismo, un movimiento que se originó en el Pablo de carne y
hueso, que continuó en la experiencia litúrgica y misionera de las iglesias
nacientes y que llegó a los tiempos de los Padres de la Iglesia.
El paulinismo nos permite comprender cómo fueron comprendidas o
asimiladas y transmitidas las palabras de Pablo en medio de las nuevas
realidades que vivían las iglesias, a finales del s. I y comienzos del s. II d.C. El
lugar habitual en el que se leían y meditaban las cartas de Pablo era la liturgia,
concretamente la eucaristía dominical. Las deuteropaulinas (Ef y Col) —
relectura de las cartas paulinas — son un claro testimonio a favor de cuanto
acabamos de afirmar. Así pues, en el prólogo a la carta a los Efesios
encontramos un himno litúrgico (cf. Ef 1,3-14): el pensamiento del apóstol
transformado en alabanza comunitaria, recitada por los cristianos, tanto de aquel
entonces como por los cristianos de todos los tiempos.
No cabe duda de que las iglesias de los primeros tiempos se esforzaron por
recoger el material paulino; buscaron entenderlo y reelaborarlo para las nuevas
circunstancias que ellas vivían. Además, lo expresaron en cantos, himnos y
aclamaciones. Pablo seguía resonando en las iglesias nacientes, concretamente
en sus asambleas eucarísticas.
73
En el desarrollo de este punto seguimos muy de cerca a S.N. BRODEUR, Il cuore di Paolo è il cuore di
Cristo, I, 80-90.
74
A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 12.
Introducción al Corpus Paulinum 48
4.2 Antipaulinismo
Al lado del movimiento a favor de Pablo, encontramos también una
tendencia contraria: en contra del apóstol. El antipaulinismo no fue tan
fuerte en el s. I, pero sí en el s. II. Aquí se destacan las cartas Pseudo-
Clementinas, falsamente atribuidas a Clemente Romano. Este movimiento
consiguió destruir varias epístolas que, aunque sabemos que existieron, no
alcanzaron a llegar hasta nosotros.
Algunos estudiosos creen que la exaltación de Pablo en los Hechos de los
Apóstoles podría corresponder a la necesidad de recuperar su figura,
descalificada por el movimiento antipaulino. Esta hipótesis permanece en un
estadio de mera conjetura.
Veamos un ejemplo de antipaulinismo, pero moderado, de finales del s. I d.C.
Nos referimos a la carta de Santiago. Partamos de un dato: tanto Pablo como
Santiago citan en sus escritos Gn 15,6 «Y creyó él en Yahvé, el cual se lo reputó
por justicia» (Gn 15,6; cf. Rm 4,3; St 2,23). Sin embargo, cada uno interpreta
las palabras del Génesis de un determinado modo.
El apóstol de las gentes enseña que cuenta la fe en Cristo Jesús y no las obras
de la ley mosaica (por ejemplo, circuncisión, normes alimenticias, obediencia
al calendario hebreo, etc.); en efecto, la justificación es concedida a Abrahán
(antes de la ley mosaica) porque tuvo fe en Dios. Para Santiago no basta la fe
en Cristo: son necesarias también las obras buenas, y Abrahán fue justificado
porque se dispuso a sacrificar a su propio hijo Isaac.
Cuando Santiago afirma que la fe sin obras está muerta, está en disonancia,
más no en oposición al pensamiento de Pablo. El apóstol tarsiano hablaba de fe
sin excluir las buenas obras; sin embargo, se refería a estas como un «después»
o «una consecuencia» de la fe en Cristo Jesús (cf. Ga 5,6; 6,9-10). En Pablo la
prioridad absoluta corresponde a la fe. En Santiago, en cambio, la prioridad es
dada a las obras, a través de las cuales se manifiesta la fe.
75
J.L. SICRE, El Cuadrante, I, 215.
Introducción al Corpus Paulinum 50
otra parte, no tenemos ningún dato fidedigno que nos permita afirmar que Lucas
llegó a leer alguna carta de Pablo […] Si Lucas no escribió su obra completa hasta
unos diez o veinte años después del arresto domiciliario — o incluso de la muerte
— de Pablo en Roma, ¿no hay motivos más que suficientes para esperar que haya
notables diferencias entre la teología de Pablo y el «paulinismo» de Lucas? Si
Lucas no estaba entre los colaboradores de Pablo durante aquellos años cruciales
en los que el Apóstol se enfrentó con los judaizantes, y si, además, no tuvo ocasión
de leer las cartas de Pablo, ¿no cabría esperar que la imagen que él guardaba de su
maestro — tan idílica [idealizada] en muchos sentidos — fuera sensiblemente
distinta de la que nos dan los escritos del propio Pablo?76.
Como será dicho más adelante, una de las fuentes principales para conocer al
apóstol es el conjunto de cartas escritas (o más exactamente, dictadas) por él.
Como afirma S.N. Brodeur, «el apóstol de las gentes no ha escrito poesías o
novelas, o diálogos filosóficos; él ha dictado, por el contrario, cartas personales a
sus comunidades, con el fin de confirmar y reforzar su fe en el Señor Jesucristo»77.
Son justamente estas cartas las que permiten que conozcamos al más grande de
todos los seguidores de Jesucristo en los comienzos del cristianismo.
76
J.A. FITZMYER, El evangelio según Lucas, I, 93.97.
77
S.N. BRODEUR, Il cuore di Paolo è il cuore di Cristo, I, 15
Introducción al Corpus Paulinum 51
78
Cf. R. PENNA, Paolo Scriba, 27-28.
79
Cf. A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 36.
80
Cf. R. PENNA, Paolo Scriba, 28.
81
«Analizando rigurosamente las cartas podemos afirmar que Pablo no las escribe con su proprio
puño y letra, sino que se sirve de la colaboración de secretarios que las redactan bajo dictado.
Desafortunadamente, conocemos solamente el secretario de la Carta los Romanos: un cierto Tercio que,
en Rm 16,22, envía saludos de los corintios a los cristianos de Roma, especificando que él había escrito
la carta» (A. P ITTA , L’evangelo di Paolo, 40).
82
Cf. A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 36.
Introducción al Corpus Paulinum 54
83
Cf. R. PENNA, Paolo Scriba, 28.
84
J. Murphy-O’Connor afirma que Pablo no concebía sus cartas en total soledad, como lo presenta una
difundida y muy romántica imagen del apóstol, sino que, con toda probabilidad, él las discutía con algunos
colaboradores y juntos elaboraban su contenido. Claro está que el texto definitivo era decidido por Pablo.
Cf. ID., Paul et l'art épistolaire, 58. Véase, también: S. BYRSKOG, «Co-Senders», 235.249-250.
85
Dado que los textos antiguos no poseían una puntuación ni tampoco una acentuación que permitieran una fácil
lectura en público, se hacía necesario que la persona que debía realizar dicha lectura conociera muy bien tanto la
intencionalidad del autor como el contenido del escrito. Es por esto que Pablo, con toda probabilidad, envió sus cartas
por medio de quienes estuvieron a su lado en la redacción de las mismas. Esto permitiría, además, que, en caso de
dudas por parte de los oyentes, el lector pudiera dar una respuesta correcta y convincente, coherente con el
pensamiento de Pablo. Cf. B. WITHERINGTON III, New Testament Rhetoric, 105-106.
86
Cf. B. WITHERINGTON III, New Testament Rhetoric, 8.97.130; A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 41-42.
87
A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 44.
88
Para una mayor comprensión de la relación del apóstol con la epistolografía véase: J.A. ESCHLIMANN,
«La rédaction des épîtres pauliniennes»; C.W. KEYES, «The Greek Letter of Introduction»; L. MOWRY, «The
Early Circulation of Paul’s Letters»; R.L. ARCHER, «The Epistolary Form»; G.J. BAHR, «Paul and Letter
Writing»; H. GAMBLE, «The Redaction of the Pauline Letters»; A. J. MALHERBE, «Ancient Epistolary
Theorists»; J.L. WHITE, «New Testament Epistolary Literature»; M.L. STIREWALT JR, «The Form and Function
of the Greek Letter-Essay»; ID., Studies in Ancient Greek Epistolography, 77.85-87; S. BYRSKOG,
«Epistolography, Rhetoric and Letter Prescript»; D.E. AUNE, The New Testament in Its Literary Environment,
160-172; H.-J. KLAUCK, Ancient Letters, 9-42. 67-297; A. ADAMS, «Paul’s Letter Opening and Greek
Epistolography».
89
Cf. A. PITTA, Lettera ai Galati, 37.
90
Cf. A. DEISSMANN, Light, 5.
Introducción al Corpus Paulinum 55
91
Cf. W. DOTY, «The Classification», 191.
92
Cf. C. PELLEGRINO, Paolo, servo di Cristo, 23. Véase también B. WITHERINGTON III, New Testament
Rhetoric, 111-112.
93
Cf. C. PELLEGRINO, Paolo, servo di Cristo, 29.
94
Cf. A. KUEN, Introduction au Nouveau Testament, 55. El estudioso afirma que las misivas paulinas se
acercan más a lo que en la literatura judía se conoce con el nombre de «official letters» (un ejemplo de esto lo
encontramos en Jer 29,4-28 y Hch 15,23-29), que a las cartas del mundo greco-romano. Sin embargo, el apóstol
también va más allá de de dichas cartas oficiales del judaísmo. Por esto, en opinión suya, es mejor decir que
Pablo inauguró con sus escritos un nuevo género literario que podría denominarse «ensayo teológico con forma
epistolar». Cf. Ibid. Véase también R. PENNA, Paolo Scriba, 30.
Introducción al Corpus Paulinum 56
95
Cf. C. PELLEGRINO, Paolo, servo di Cristo, 30. B. Witherington señala que la acción de gracias sirve a
Pablo para introducir a los destinatarios en los distintos temas que abordará en la misiva. Por ejemplo, en 1Cor
1,4-9 el apóstol agradece a Dios por los dones espirituales y el conocimiento que ha concedido a los corintios.
Estos dos elementos, conocimiento y dones, aparecerán más adelante: en 1−4 el primero, en 12−14 el segundo.
Otro ejemplo se encuentra en Rm 1,8-17. Cf. ID., New Testament Rhetoric, 112-113.
96
Cf. R. FABRIS – S. ROMANELLO, Introduzione, 111. Hablar de originalidad no puede llevarnos a olvidar
que Pablo hizo uso de elementos tradicionales, ya conocidos en las comunidades creyentes, como por ejemplo,
confesiones de fe (cf. 1Cor 11,23-26; 15,3-11), catálogos de virtudes y vicios (cf. Ga 5,19-26; Rm 1,29-31;
13,13), himnos litúrgicos (Flp 2,6-11), entre otros. Cf. B. WITHERINGTON III, New Testament Rhetoric, 114.
97
Cf. L.T. JOHNSON − M.M. MITCHELL − D.P. MOESSNER, ed., Contested Issues, 318.
98
«In particolare, che la lettera rappresenti il mittente e sia sostituto della sua presenza fisica, è così vero
che a volte ciò viene dichiarato esplicitamente. Si potrebbe al proposito citare uno scritto giudaico di pochi anni
posteriore a Paolo, nel quale una lettera si chiude con le parole: “Ricordatevi di me per mezzo di questa lettera,
come anch’io mi ricordo di voi, in essa e sempre” […] La comunicazione epistolare è per lui (Paolo) in qualche
modo equivalente alla sua presenza fisica: “…Quel tale sappia che, quali noi siamo con le parole di una lettera,
tali saremo anche con i fatti della presenza fisica” (2Cor 10,11); “Per questo vi scrivo queste cose da lontano,
per non dovere poi, presente fisicamente, agire con severidad con il potere che il Signore mi ha dato per edificare
e non per distruggere” (2Cor 13,10)» G. BIGUZZI, Paolo, comunicatore, 53-54.
99
«La lettera Greco-romana aveva tre scopi principali: 1) la filofro,nesij, cioè l’intento di stabilire o
mantenere una relazione di amicizia tra due persone; 2) la parousi,a, per rendere presente il mittente, fisicamente
distante; 3) la o`mili,a, un dialogo scritto che funge da conversazione a distanza» (C. PELLEGRINO, Paolo, servo
di Cristo, 23).
Introducción al Corpus Paulinum 57
actuación100. Ya san Agustín de Hipona había visto esta relación. ¿Qué vió este
gran Padre de la Iglesia latina? Él logró identificar en las cartas del apóstol la
presencia de varias figuras retóricas. Por ejemplo, en Rm 5,3-5 vio un κλίμαξ o
gradatio101 y un membra y caesa102; en Ga 4,14-20 la figura de la antítesis
(DoctrChrist, IV,21,45)103.
No cabe duda de que Pablo ve en el antiquísimo arte de la retórica 104 una
excelente herramienta, útil para la predicación del evangelio. Tanto sus
discursos como sus escritos tienen claramente una intencionalidad
persuasiva105: él busca persistentemente convencer a sus destinatarios de la
validez del evangelio que le ha sido revelado106. Por esta razón, sus enseñanzas,
orales o plasmadas en papiros, deben ser estudiadas a través del filtro o lente de
la retórica greco-romana107.
100
Cf. R. BARTHES, «L’ancienne rhétorique», 173.
101
La gradatio consiste en una disposición progresiva o gradual de frases, en escalera, en la que la palabra
clave de una frase se recoge o repite en la frase sucesiva. Cf. E.W. BULLINGER, Figures of Speech, 256;
R. JEWETT, Romans, 31.
102
En griego cw/la y co,mmata. Estos términos hacen referencia a la división del discurso en frases breves
con sentido completo. Cf. J.R. HARRIS, «Stichometry», 92-93.
103
Cf. T. DUNCAN, «The Style and Language», 132.143; F. HUGHES, Early Christian Rhetoric, 19-20.
104
La historia de la retórica se remonta al siglo V a.C., a la época de los sicilianos Gelón y Gerón, los cuales
expropiaron numerosas tierras a ciudadanos de Siracusa en favor de los mercenarios que formaban su ejército
personal. Los perjudicados se sublevaron y quisieron volver al statu quo anterior, lo cual produjo numerosos
procesos legales con los cuales se buscaba demostrar quiénes eran los verdaderos propietarios de las tierras de
Siracusa. Ello creó la necesidad de personas que fueran elocuentes, es decir que supiesen hablar bien ante la
asamblea de jueces, para poder defender los derechos de los antiguos dueños de dichas tierras. Rápidamente
esa elocuencia se constituyó en materia de enseñanza. Los primeros maestros que se dedicaron a la difusión de
esta nueva disciplina fueron Empédocles de Agrigento, Córax de Siracusa y Tisias. Cf. R. BARTHES,
«L’ancienne rhétorique», 175.
105
A. Ortega afirma que la predicación cristiana ⎯ Pablo fue el más grande exponente de dicha predicación
⎯ surgió como esencialmente persuasiva. Cf. ID., Retórica, 15.
106
Aristóteles definía la retórica como la facultad de descubrir los posibles medios de persuasión en
referencia a cualquier tema, dicho de otro modo, ver los medios que hay en cada caso para persuadir. Cf. Rhet
A, 1355b. A la luz de esta definición, Ch. Perelman y L. Olbrechts-Tyteca afirman que la retórica es «l' étude
des moyens d'argumentation, autres que ceux relevant de la logique formelle, qui permettent d'obtenir ou
d'accroître l'adhésion d'autrui aux thèses qu'on propose à son assentiment» (ID., «Logique et rhétorique», 63).
En este orden de ideas, es claro que las cartas de Pablo pueden ser catalogas como verdaderas obras retóricas,
ya que el apóstol buscó, a través de ellas, persuadir a sus oyentes acerca de diversos temas que para él eran
cruciales.
107
Cf. R. FABRIS – S. ROMANELLO, Introduzione, 113-114. Hasta mediados del s. XX los estudios de Pablo
eran confesionales, es decir, cada Iglesia o denominación cristiana buscaba en los textos paulinos los
argumentos necesarios para defender sus propias doctrinas o principios. M.J. Borg y J.D. Crossan nos ofrecen
un interesante ejemplo de ello al hablarnos del «Pablo católico» y del «Pablo protestante». Cf. ID., The First
Paul, 5-8. En la década de los setenta y principios de los ochenta dos acontecimientos cambiaron este modo de
estudiar a Pablo. En primer lugar, la obra de Hans Dieter Betz, su comentario a la carta a los Gálatas: Der
Galaterbrief: ein Kommentar zum Brief des Apostels Paulus an die Gemeinden in Galatien; en segundo lugar,
el trabajo de George A. Kennedy acerca del uso de la retórica greco-romana en el Nuevo Testamento: New
Testament Interpretation through Rhetorical Criticism. Ambos autores demostraron la profunda relación entre
el Corpus Paulinum y la retórica antigua. Es imposible comprender los escritos del apóstol desconociendo el
fuerte influjo que los métodos persuasivos del s. I de nuestra era tuvieron en ellos. Cf. B. WITHERINGTON III,
New Testament Rhetoric, 123. Para una mejor comprensión de la retórica greco-romana: G.A. KENNEDY, The
Introducción al Corpus Paulinum 58
Pablo sabe muy bien que sus cartas serán leídas en público, especialmente
durante las asambleas litúrgicas. Esto lo lleva a concebirlas, no sólo como un
escrito, sino también como un discurso108.
La lectura pública está en consonancia con el pensamiento de sus
contemporáneos; ellos prefieren la palabra viva o hablada a aquella escrita, por
dos razones:
• en primer lugar, porque los costos de producción y de adquisición de un
texto escrito son enormes; el papiro, la tinta y el trabajo de los escribas
cuestan bastante109. A esto hay que añadir que no todas las personas
tienen fácil acceso al aprendizaje de la lectura y de la escritura;
• en segundo lugar, porque se cree que un discurso, a través de sus cuatro
pasos fundamentales ⎯ exordium, narratio, argumentatio y peroratio110
⎯ tiene el poder de producir diversos e inmediatos efectos en los oyentes,
sin importar que estos sean letrados o indoctos, ricos o pobres, nativos o
extranjeros. La preferencia generalizada de la palabra hablada sobre
aquella escrita lleva a los oradores a prestar gran atención tanto a la
preparación como a la declamación de sus discursos 111.
Art of Rhetoric, 428-486; ID., Classical Rhetoric, 98-126. 137-182; P.A. MEADOR, «Quintilian and the Institutio
oratoria»; R.R. DYER, «Rhetoric and Intention». Para una más amplia bibliografía del tema: D.F. WATSON,
«The New Testament and Greco-Roman Rhetoric». En cuanto al influjo de la retórica en la literatura paulina,
véase: G.A. KENNEDY, New Testament Interpretation, 86-96; B. STANDAERT, «La Rhétorique ancienne dans
Saint Paul»; H.D. BETZ, «The Problem of Rhetoric and Theology»; D.F. WATSON, «A Rhetorical Analysis of
Philippians»; ID., «1Corinthians 10,23−11,1»; C.C. BLACK, «Rhetorical Criticism»; J. LAMBRECHT, «Rhetorical
Criticism»; B.L. MACK, Rhetoric and the New Testament, 56-73; J.-N. ALETTI, «La présence d’un modèle»;
ID., «La dispositio rhétorique»; ID., «La rhétorique paulinienne»; A. PITTA, «Come si persuade un uomo?»; ID.,
«Così “inesperto nell’arte retorica?”»; J. M. GARCÍA GONZÁLEZ, «Aproximación retórica».
108
Cf. R. FABRIS – S. ROMANELLO, Introduzione, 113.
109
Cf. B. WITHERINGTON III, New Testament Rhetoric, 1.3.
110
Estas partes fundamentales del discurso fueron fijadas, originalmente, por Córax de Siracusa.
111
Quien debía hablar ante un grupo de personas tenía que observar, fundamentalmente, tres pasos:
1) eu]resij o inventio, invenire quid dicas, o sea, encontrar qué cosa decir. Consiste en la recolección de
argumentos o temáticas a tratar. La inventio no es tanto inventar argumentos, sino más bien descubrirlos. En
este primer elemento el orador debe tener en cuenta que su discurso deberá convencer (fidem facere) y conmover
(animos impellere) a los oyentes. 2) τάξις o dispositio, inventa disponere, es decir, poner en orden aquello que
ha sido encontrado o descubierto. El orador debe dar a su discurso este orden: exordium, narratio, argumentatio
y peroratio. El primero y el último de los pasos del discurso miran a los sentimientos; el segundo y tercero a la
razón. R. Barthes propone este esquema de la dispositio:
Dimostrativo
1 2 3 4
esordio narratio confirmatio epilogo
Passionale
3) le,xij o elocutio, ornare verbis, esto es adornar el discurso con figuras y ejemplos que puedan seducir al
auditorio. Cf. R. BARTHES, «L’ancienne rhétorique», 197-223; B. WITHERINGTON III, New Testament Rhetoric,
7.15-16. Al momento de realizar el discurso, el orador debía tener en cuenta dos elementos: 1) ὑπόκρισις o
Introducción al Corpus Paulinum 59
actio, agere et pronuntiare, o sea recitar el discurso como un actor, con gestos adecuados y óptima dicción. La
presentación personal también influye en la adquisión del objetivo. 5) μνήμη o memoria, memoriae mandare,
recurrir a la memoria, o sea, no olvidar ni el orden específico del discurso ni tampoco los puntos centrales o
principales del mismo. Cf. R. BARTHES, «L’ancienne rhétorique», 197.
112
«[Paolo usa] molte delle cosiddette figure retoriche, dalla litote (Rm 1,16) alla paronomasia (1Cor 5,3a),
dalla preterizione (1Ts 4,9) all’enallage (Rm 7,9-10), dalla ripetizione (Flp 2,17b-18) all’iperbole (1Cor 8,13),
dal sorite (Rm 5,2-5) all’ironia (Ga 5,15), dall’entimema (2Cor 5,14b) all’isocolìa (1Cor 13)» (R. PENNA, Paolo
Scriba, 34). R. Fabris y S. Romanello creen que Pablo conoció la cultura griega, con todo lo que ella implicaba
(incluida, obviamente, la retórica), en tres ambientes: «Nella capitale della Cilicia, negli scambi commerciali,
nell’amministrazione e ovviamente nelle scuole e nei circoli culturali […] Nelle sinagoghe di Gerusalemme,
frequentate dai Giudei della diaspora, si legge la Bibbia in greco. E nella predicazione successiva alla lettura,
si fa giocoforza ricorso ad alcuni espedienti retorici, connaturati alla cultura espressa da tale lingua […] Ma è
soprattutto nei suoi viaggi attraverso le città della Grecia e delle province orientali dell’Impero che Paolo ha
potuto assimilare la lingua e la cultura greca» (ID., Introduzione, 33). A favor de la formación griega de Pablo
en Jerusalén, B. Witherington nos recuerda que, gracias a Herodes el Grande, este lugar se convirtió en una
ciudad cosmopolita, con gran influencia griega; en efecto, existían en ella un hipódromo y un teatro griegos. Es
revelador, en opinión del estudioso, que de las inscripciones de la Jerusalén de la época paulina el 33% estén
en griego y un 7% sean bilingües. Cf. ID., New Testament Rhetoric, 100. Otros autores que sostienen la
formación retorica de Pablo en Tarso son: M. HENGEL, The “Hellenization”, 55-56; J.L. KINNEAVY, Greek
Rhetorical Origins, 20-21.24-25.143-150; C.J. CLASSEN, Rhetorical Criticism, 29-30.
113
Cf. B. WITHERINGTON III, New Testament Rhetoric, 99-103.
114
Cf. A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 45.
115
«La retorica paolina è intessuta sul livello di conoscenza di Cristo, della Scrittura e sulla credibilità del
Vangelo che comunica per lettera e non su un’indimostrabile formazione retorica. Pertanto la retorica paolina
presenta tratti spiccati di originalità e non segue alcun trattato teorico, ma scaturisce dalla conoscenza di Cristo
ed è incentrata sul paradosso, mentre manca di argomentazioni chiare e logiche richieste dalla retorica antica»
(A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 46).
Introducción al Corpus Paulinum 60
orales y/o escritos, sino dar a conocer su evangelio y convencer a sus oyentes
de la importancia y la necesidad de aceptarlo y vivirlo para ser salvos.
116
«Se dice que un escrito es auténtico cuando el que lo firma o lo publica es verdaderamente su autor. En
caso contrario se habla de inautenticidad o de pseudoepigrafía. Así, para muchos exegetas, Col, Ef y las
Pastorales no son auténticas, pues su autor, que se hace pasar por Pablo, no es el apóstol, sino uno de sus
colaboradores o de sus discípulos» (J.-N. ALETTI, − al., Vocabulario razonado, 115).
117
«Los exegetas llaman protopaulinas a las cartas reconocidas como propias de Pablo y, por tanto,
consideradas como auténticas» (J.-N. ALETTI, − al., Vocabulario razonado, 116).
118
«Se llaman homologúmena (del griego homo, “igual”, y logúmena, “lo que se dice”) a las cartas de las
que se está seguro que fueron escritas por Pablo» (J.-N. ALETTI, − al., Vocabulario razonado, 116).
Introducción al Corpus Paulinum 61
iglesias; después, las dirigidas a personas individuales; por último, está la Carta
a los Hebreos.
5,9-11). Con base en esta afirmación, podemos concluir que aquella que
nosotros llamamos «Primera Corintios» es, en realidad, la segunda y que la
verdadera «primera» es desconocida.
Algunos estudiosos piensan de modo distinto y presentan esta hipótesis: el
texto de la «supuesta carta perdida» pudo haber sido insertado en la actual
Primera Corintios por un redactor que, a finales del s. I, recogió en un solo Corpus
las cartas de Pablo. La supuesta carta perdida se encontraría en 1Cor 6,1-11; 11,2-
34 y cap. 15. Esta hipótesis, empero, está toda por demostrarse. Lo cierto es que
leyendo el texto antes citado (1Cor 5,9-11) podemos entender parte del contenido
o temática de aquella carta perdida, a saber: una seria preocupación pastoral de
Pablo de cara a la vida moral de los cristianos de Corinto.
Otra de estas cartas «perdidas» es nombrada en la actual Segunda
Corintios:
Efectivamente, os escribí en una gran aflicción y angustia de corazón, con muchas
lágrimas, no para entristeceros, sino para que conocierais el amor desbordante que
a vosotros os tengo […] Porque si os entristecí con mi carta, no me pesa. Y si me
pesó — pues veo que aquella carta os entristeció, aunque no fuera más que por un
momento — ahora me alegro. No por haberos entristecido, sino porque aquella
tristeza os movió a arrepentimiento. Pues os entristecisteis según Dios, de manera
que de nuestra parte no habéis sufrido perjuicio alguno (2Cor 2,4; 7,8-9).
La carta a la cual alude Pablo no es, ciertamente, Primera Corintios, cuyo
contenido no justifica las lágrimas del apóstol ni tampoco la tristeza de los
destinatarios. Sin duda, se trata de otra carta llamada «la carta de las muchas
lágrimas». Es difícil saber cuál era su contenido. Posiblemente, Pablo, después de
haber enviado la actual Primera Corintios, tenía que ir a Corinto, desde Éfeso, a
causa de los conflictos internos de la comunidad. Estando allí alguien lo ofende
gravemente (esto se deduce leyendo Segunda Corintios). Después de dicha
ofensa el apóstol regresó humillado a Éfeso y allí escribió la carta en cuestión.
Algunos estudiosos creen que esta «carta de las muchas lágrimas» ha sido
conservada, parcialmente, en 2Cor 10−13. En efecto, el tono de estos capítulos
es distinto del de los capítulos precedentes.
La tercera «carta perdida» es aquella recordada por «Pablo» (o más
exactamente, por uno de sus discípulos) en la carta a los Colosenses: «Una vez
que hayáis leído esta carta entre vosotros, procurad que sea también leída en la
iglesia de Laodicea. Y vosotros leed la de Laodicea» (Col 4,16). En el canon
del Nuevo Testamento no existe ninguna carta a la iglesia de Laodicea. Surge
aquí una pregunta: ¿la carta de la que habla Colosenses se perdió o subsiste en
algún otro texto paulino? Es muy difícil dar respuesta a estos interrogantes.
Introducción al Corpus Paulinum 63
Ya hacia mediados del s. II d.C. Marción sostenía que la carta escrita por
Pablo a los de Laodicea era la misma Carta a los Efesios. Esta opinión de
Marción no puede ser del todo rechazada. No sabemos, a ciencia cierta, a
quiénes estaba dirigida esta carta que llamamos «a los Efesios».
122
«de tal forma que se ha hecho público en todo el Pretorio y entre todos los demás, que me hallo en
cadenas por Cristo».
123
«Te ruego en favor de mi hijo, a quien engendré entre cadenas, Onésimo».
124
«Yo querría retenerle conmigo, para que me sirviera en tu lugar, en estas cadenas por el evangelio».
125
«El saludo va de mi mano, Pablo. Acordaos de mis cadenas. La gracia sea con vosotros».
126
«Por lo cual yo, Pablo, el prisionero de Cristo por vosotros los gentiles».
127
«Os exhorto, pues, yo, prisionero por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que
habéis sido llamados».
128
«El hecho de que el Apóstol fuera arrastrado ante Galión, el procónsul de Acaya (Hch 18,12) ha sido
utilizado como punto fijo de la cronología paulina, pues una inscripción (NJBC 79,9) sitúa a este personaje
como procónsul en Corinto en el año duodécimo del reino de Claudio (41-54), que comenzó el 25 de enero del
52. Parece que Galión abandonó Corinto a finales de este año. Estos límites sugieren una fecha para la estancia
de Pablo en Corinto: hacia el 50/51-52» (BROWN, R.E., Introducción al Nuevo Testamento, II, 571-572).
Introducción al Corpus Paulinum 64
5. Cartas protopaulinas
A partir de este momento nos adentramos en cada una de las cartas que
reconocemos como escritas (= dictadas) por Saulo Pablo de Tarso. Seguimos
aquí el esquema propuesto por Juan Luis Caballero en Escritos Paulinos, de
EUNSA:
• Ocasión de la carta
• Estructura y contenido
• Enseñanza
Al concluir el estudio de algunas de las cartas, realizaremos la lectura
exegética de una de sus perícopas.
Cada estudiante deberá leer las CARTAS PROTOPAULINAS en el siguiente orden (el mismo
en el que las estudiaremos): 1 Tesalonicenses, 1 Corintios, 2 Corintios, Gálatas,
Romanos, Filemón, Filipenses.
Es importante que el estudiante sepa dar razón de los principales contenidos temáticos de
estas cartas. Al inicio del estudio de cada carta haremos un control de lectura.
129
Cf. A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 64.
130
Cf. A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 64-65.
Introducción al Corpus Paulinum 65
131
Para el desarrollo de este tema seguiremos muy de cerca a S.N. BRODEUR, Il cuore di Paolo è il cuore de
Cristo, I, 120-122.
Introducción al Corpus Paulinum 66
Nos encontramos a finales de la década de los 40, cuando, después del concilio
de Jerusalén (46-49 d.C.), Pablo retoma su misión hacia Occidente.
La actividad de Pablo en Tesalónica es descrita en Hch 17,1-9. Las palabras del
apóstol son tan convincentes que un cierto número de judíos y numerosos griegos
temerosos de Dios, entre los cuales había «no pocas de las mujeres principales»
(Hch 17,4b), son conquistados para la causa de Cristo. Nace así una nueva
comunidad que busca vivir el evangelio predicado por el apóstol (cf. 1Ts 2,13).
Desafortunadamente, la reacción de la mayoría de los judíos de cara a la obra
de Pablo es negativa: «[los judíos] llenos de envidia, reunieron a gente maleante
de la calle, armaron tumultos y alborotaron la ciudad. Se presentaron en casa de
Jasón buscándolos para llevarlos ante el pueblo» (Hch 17,5). Este Jasón era un
judío simpatizante del evangelio, en cuya casa se alojaba el apóstol con sus
acompañantes. La persecución de estos judíos obliga al equipo misionero a
trasladarse a Berea (Hch 17,10). La repentina partida de Pablo y sus compañeros
tiene, sin duda, un impacto dramático y chocante en la comunidad que,
inesperadamente, se encontró sola y afrontando «persecuciones y sufrimientos»
que ponen a prueba su fe y su perseverancia con gran severidad (2Ts 1:4;
cf. 1Ts 3:3)132.
Desafortunadamente, la persecución no termina con la huida a Berea:
Cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que también en Berea había
predicado Pablo la palabra de Dios, fueron también allá, y agitaron y alborotaron a
la gente. Los hermanos entonces hicieron marchar a toda prisa a Pablo hasta el mar;
Silas y Timoteo se quedaron allí. Los que conducían a Pablo le llevaron hasta
Atenas y se volvieron con una orden para Timoteo y Silas de que fueran adonde él
lo antes posible (Hch 17,13-15).
Más tarde, Silas Silvano y Timoteo se reúnen con Pablo en Atenas. El apóstol
les expresa su gran deseo de volver a Tesalónica. Pero ante la imposibilidad de
hacerlo, decide enviar a Timoteo (cf. 1Ts 2,17‒3,3). Mientras tanto, Pablo viaja
a Corinto, a donde poco tiempo después llega Timoteo (cf. Hch 18,5), trayendo
consigo buenas noticias acerca de la situación general de la iglesia de los
tesalonicenses. Timoteo, empero, advierte al apóstol que los creyentes de
Tesalónica se sienten turbados en relación con el destino de los cristianos, más
concretamente de sus familiares y amigos, ya difuntos: ¿en qué modo aquellos
que ya han muerto se encontrarán con aquellos que aún viven, cuando suceda
la segunda venida o parusía de Cristo? ¿Cómo se debe entender la participación
de todos los creyentes en la resurrección de Cristo? ¿Aquellos que
permanecerán vivos serán privilegiados respecto a aquellos que «duermen»?
132
M. HOLMES, 1 y 2 Tesalonicenses, NVI, 20.
Introducción al Corpus Paulinum 67
5.1.1.1 Tesalónica
Fundada sobre la antigua Thérme hacia el 315 a.C. por Casandro, uno de los
generales de Alejandro Magno. El nombre de la ciudad «Tesalónica» es el mismo
de la hermana de Alejandro y mujer del general Casandro.
En el año 146 a.C. la ciudad se convirtió en la capital de la Provincia romana de
Macedonia y sede proconsular.
En el año 42 a.C. llega a gozar del estado de civitas libera porque, en ocasión de
la batalla de Filipos133, se había declarado a favor de Antonio y Octavio. Llegó a ser
uno de los centros urbanos más importantes de la época imperial.
El desarrollo de la ciudad se vio favorecido por su estratégica ubicación: en el
golfo Termaico134, sobre la famosa vía Egnatia135.
La ciudad estaba gobernada por 5 o 6 magistrados (en griego se llama πολιτάρχης,
cf. Hch 17,6.8).
En épocas de Pablo la ciudad contaba con unos 45 a 50 mil habitantes; la mayoría
era de origen local; pero ⎯ al igual que todas las ciudades portuarias del
Mediterráneo ⎯ con minorías étnicas provenientes de Acaya, Asia Menor, Egipto,
Siria.
En el campo religioso, en esta ciudad florecieron diversos cultos de origen
autóctono, griego, romano y oriental, incluido los judíos. Un culto que merece ser
señalado es el del dios Cabiro136; cada año se celebraba su resurrección.
También era adorado Dionisio, un dios conocido por todo el Imperio Romano.
133
La batalla de Filipos enfrentó a las fuerzas de Marco Antonio y Octavio (miembros del Segundo
Triunvirato) contra las fuerzas de los asesinos de Julio César: Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino, en el
año 42 a. C., en Filipos, Macedonia.
134
El golfo de Tesalónica o golfo Termaico es un golfo en el mar Egeo, que está al sur de Tesalónica. Su
nombre proviene de la ciudad antigua de Terme, (griego Θέρμη), así denominada a causa de sus aguas calientes,
la cual estaba en la costa del golfo. Los antiguos romanos lo denominaban golfo Thermaicus o Thermaeus sinus
(«golfo de Terma») o Macedonicus sinus («golfo de Macedonia» o «golfo macedonio»).
135
La Vía Egnatia fue una vía construida por los romanos alrededor del 146 a. C. para unir las diferentes
colonias romanas desde el mar Adriático hasta Bizancio. Cubría una distancia total de cerca de 1.120 km y al
igual que otras vías romanas importantes, tenía unos seis metros de ancho y estaba pavimentada con grandes
losas de piedra poligonales o revestida con una dura capa de arena.
136
Los arqueólogos han encontrado muchas monedas o medallas que representan al dios Cabiro: en unas
con una túnica corta, en otras con túnica larga. Ordinariamente lleva en su mano un martillo y, en algunas de
ellas, una copa en forma de cuerno.
Introducción al Corpus Paulinum 68
El primer dato que emerge de la dispositio de nuestra carta tiene que ver con su
naturaleza propiamente epistolar, porque es introducida por un breve Praescriptum
(1,1) e por agradecimientos protocolarios (1,2-10) y concluye con unas
recomendaciones (5,12-22) y el Post-scriptum final (5,23-28).
A la naturaleza epistolar corresponden también las noticias acerca del envío
de Timoteo de Atenas a Tesalónica y su regreso a Corinto (3,1-13). Estamos,
por tanto, delante de una verdadera carta. Se puede percibir, además, un tono
persuasivo (retórica). No olvidemos que esta, como las demás cartas de san
Pablo, fueron escritas para ser leídas públicamente. 1Ts fue dictada por Pablo y
por sus colaboradores (Silvano y Timoteo) con el fin de ser leída en la asamblea
ante todos los hermanos y hermanas.
En cuanto al género literario, porque toda la carta está atravesada por el
lenguaje de la exhortación o Paráclesis y del consuelo podemos afirmar que
pertenece al género epistolar de la consolación, difundido en la cultura antigua.
Al confrontar con cartas análogas, se pone en evidencia, tanto la situación de
tristeza en la cual se encuentran los tesalonicenses ⎯ a los cuales Pablo anima
a no desanimarse como los que no tienen esperanza ⎯ así como la novedad de
la consolación enviada por el apóstol a través de la carta.
Introducción al Corpus Paulinum 70
5.1.3 Enseñanza
El evangelio es el contenido central de 1Ts. Fue la difusión del evangelio lo que
llevó a Pablo de Filipos a Tesalónica (2,2). La acogida de este evangelio por parte
de los tesalonicenses (especialmente de los gentiles) es motivo de agradecimiento al
Señor. Pablo sabe bien que todo esto ha sido obra del Espíritu Santo. Gracias a él el
evangelio llegó a Tesalónica; es el Espíritu el que acompaña siempre la palabra de
los evangelizadores (1,5).
El evangelio predicado por Pablo y sus colaboradores es el mismo Cristo Jesús.
Este evangelio tiene como origen al mismo Dios; no es invención humana. La
expresión εὐαγγέλιον τοῦ θεοῦ (2,2.8.9) no hace alusión al contenido sino al origen
del evangelio.
En 1Ts se puede percibir el modo como Pablo transmitió a esta comunidad el
evangelio: como un padre (2,11).
llamados «en el hoy de Pablo» y seguirán siendo llamados con miras a heredar
definitivamente el Reino de Dios.
El modo de actuar de los creyentes debe poner de manifiesto esta tensión entre el
«ya» pero «todavía no» de la heredad del Reino. Por esto el llamado a un
comportamiento «digno» del llamado.
Οὐ θέλομεν δὲ ὑμᾶς ἀγνοεῖν: Pablo empieza esta perícopa con una litote
(figura retórica; consiste en obtener un grado superlativo con la negación del
contrario: no pequeño, significa muy grande). Pablo está poniendo de manifiesto
que la ignorancia de los tesalonicenses acerca de los muertos es muy grande.
ἀγνοεῖν es un infinitivo; sirve para dar entender que el argumento que va a
tratar es muy importante. En efecto, Pablo quiere explicar detalladamente a los
tesalonicenses su doctrina escatológica, para que ellos la comprendan
profundamente.
ἀδελφοί: A causa de la fe común en Cristo Jesús se ha creado una relación
familiar entre Pablo y sus destinatarios. Siendo Dios el Padre de Jesús y el Padre
de todos los creyentes, estos son entre sí hermanos. Los creyentes —
Introducción al Corpus Paulinum 73
137
κοιμωμένων, verbo participio presente deponente genitivo masculino plural de κοιμάομαι (dormir/se).
Introducción al Corpus Paulinum 74
proposición principal. Aquí Pablo afirma que lo que hizo Dios en la persona de
Jesús, lo hará también a los muertos en Cristo.
Nótese que Jesús viene llamado con su nombre histórico, para mostrar que el
hombre histórico fue el sujeto de ambas acciones: morir y resucitar.
Con la expresión διὰ τοῦ Ἰησοῦ Pablo subraya la mediación de Cristo Jesús
en la resurrección de los creyentes.
15 Τοῦτο γὰρ ὑμῖν λέγομεν
ἐν λόγῳ κυρίου,
ὅτι ἡμεῖς οἱ ζῶντες
οἱ περιλειπόμενοι εἰς τὴν παρουσίαν τοῦ κυρίου
οὐ μὴ φθάσωμεν τοὺς κοιμηθέντας.
Esto, en efecto, os decimos
en el Verbo del Señor / como Palabra del Señor
que nosotros los vivientes,
los restantes hasta la parusía del Señor
no precederemos a los que se durmieron.
138
Verbo indicativo futuro medio 3ª. singular de καταβαίνω «bajar, descender, caer». Se trata de un futuro
sigmático, conserva el valor desiderativo; al ser «medio» hace referencia a una acción que se realiza en la esfera
del sujeto, o sea, hay una intensa participación del sujeto en la acción.
Introducción al Corpus Paulinum 76
Dios — que como rey baja a la tierra para observar y juzgar a los hombres —
como de los hombres. Este verbo recuerda también el descenso desde Jerusalén
— en el caso de los judíos — después de haber celebrado una grande fiesta.
Para Pablo es claro que Jesús, que ahora se encuentra a la derecha de Dios,
descenderá, como Juez de todos los hombres, al final de los tiempos. El verbo
en cuestión nos lleva a recordar cómo la sociedad griega precristiana y también
la sociedad judía concebían el mundo en el s. I de nuestra era: sobre la tierra
concebida como un disco, estaban en orden el firmamento, el agua y el cielo
(sede de los seres divinos).
El Señor descenderá desde la parte más alta que mente humana haya podido
concebir: ἀπ᾽ οὐρανοῦ.
ἀναστήσονται: por segunda vez en esta perícopa aparece el verbo ἀνίστημι
«levantar, suscitar, resucitar, levantarse, surgir» (la primera vez en el v. 14
Introducción al Corpus Paulinum 77
hablando de Cristo). Esta vez se usa para hablar de los muertos, que resucitarán
cuando Cristo Resucitado venga. La Iglesia vive entre el «ya de la resurrección
de Cristo» y el «todavía no de la resurrección de los muertos». Nótese que ἐν
Χριστῷ acompaña a οἱ νεκροὶ: el Ungido de Dios, el Vencedor de la muerte,
comparte su vida inmortal con los difuntos. ¡Esto es la resurrección! Es
imposible no ver aquí una alusión a Ez 37,1-14: la visión de los huesos secos.
17 ἔπειταἡμεῖς οἱ ζῶντες οἱ περιλειπόμενοι
ἅμα σὺν αὐτοῖς ἁρπαγησόμεθα ἐν νεφέλαις
εἰς ἀπάντησιν τοῦ κυρίου εἰς ἀέρα·
καὶ οὕτως πάντοτε σὺν κυρίῳ ἐσόμεθα.
Después nosotros, los vivientes, los restantes,
junto con ellos seremos arrebatados sobre las nubes
para ir al encuentro del Señor en el aire
y así estaremos con el Señor siempre.
Pablo retoma aquí el argumento del v. 15 para confirmar que en el Día del
Señor los vivos no gozarán de ninguna preferencia en relación con los que ya
murieron: todos por igual, todos listos para el místico rapto final.
Pablo y los vivientes y los nuevos resucitados, todos, seremos raptados
juntos. ἅμα y σὺν subrayan la simultaneidad de la acción y la estrecha unión.
Con la misma velocidad con la que los muertos han resucitado, así todos,
muertos y vivos, serán raptados, llevados al cielo. El «rapto» del que habla
Pablo hace referencia a un viaje celeste para los creyentes.
La finalidad primera de la resurrección y del «rapto» es el encuentro con el
Señor. Esto sucederá en el aire, es decir, en el elemento interpuesto entre la
tierra y el cielo, entre la morada de los hombres y la morada de Dios. El aire es
el espacio intermedio entre lo humano y lo divino, en el cual el Señor Jesús (el
Mediador por excelencia entre Dios y los seres humanos) encuentra a los suyos.
Aquí se habla de ἀπάντησιν, «encuentro»: la parusía del Señor no será un
acontecimiento frío o lejano, sino un encuentro personal y gozoso entre el
Redentor y los redimidos.
Nuestro versículo marca el final de esta gigantesca, imponente y
espectacular escena apocalíptica, que expresa la esperanza de todos los
creyentes: estar siempre con el Señor. Pablo usa πάντοτε que significa
«siempre» y «totalidad»: estaremos con el Señor por la eternidad y
completamente. Nosotros, los vivos y los resucitados, tomaremos nuestros
puestos junto a Cristo Jesús en su gloria para siempre.
Introducción al Corpus Paulinum 78
Este versículo sirve para concluir todo de modo parenético. El punto esencial
de la doctrina de Pablo es la consolación mutua entre los hermanos. El verbo
παρακαλέω aparece 8 veces en 1Ts. Aquí viene usado para exhortar a los
tesalonicenses a ayudarse mutuamente a superar los momentos de dolor
causados por la muerte de los seres queridos y la incertidumbre de la suerte de
quienes han muerto. Es interesante notar que en los LXX se usa el mismo verbo
para invitar a Israel a la confianza en medio del exilio en Babilonia (Is 40,1-5).
139
S.N. BRODEUR, Il cuore di Cristo, 70-71.
140
De praescriptione haerticorum 36,1-2.
Introducción al Corpus Paulinum 80
5.2.3 Enseñanza
141
Hecho o expresión aparentemente contrarios a la lógica.
Introducción al Corpus Paulinum 83
«La comune partecipazione all’unico pane eucaristico e quindi “al corpo di Cristo” opera l’unità della
142
143
Cf. ID., St. Paul’s Corinth, 153-161; B. WITHERINGTON III, Conflict and Community, 29; B.M. METZGER,
«The Development of Institutional Organization», 16.
144
Morada o templo de Dios (cf. 1Cor 3,9.16-17; 2Cor 6,16; Ef 2,22), esposa de Cristo (cf. 2Cor
11,2; Ef 5,25-27), casa y familia (cf. 1Tm 3,15), pueblo de Dios (cf. Rm 9,24 -26; 2Cor 6,16; Ga 4,22-
31), campo de Dios (cf. 1Cor 3,9).
145
Cf. G. BARBAGLIO, La Prima Lettera ai Corinzi, 665; R. PENNA, «La Chiesa come corpo di Cristo», 246-
247; U. SCHNELLE, Apostle Paul, 219.
146
A. Pitta recuerda que Platón, Aristóteles y Dionisio de Halicarnaso usaron la metáfora del cuerpo y los
miembros para explicar la relación entre los ciudadanos y el estado. Cf. ID., L’evangelo di Paolo, 126-127.
Introducción al Corpus Paulinum 86
que compara a los habitantes de Roma con el cuerpo147. Con toda seguridad, Pablo
conoció este difundido modo de pensar; en él encontró una fuente de inspiración
para componer sus enseñanzas en torno a la vocación y misión de la Iglesia 148.
Hemos dicho que Pablo al hablar del «cuerpo» hace referencia a la
eucaristía y a la Iglesia. No podemos dejar de lado otro uso de dicho
término: cada uno de los creyentes. Estos, con su propio cuerpo, son
miembros de Cristo: «¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de
Cristo?» (6,15). Para Pablo es muy importante insistir en la unión del
creyente con Cristo, ya que esto se opone claramente a la inmoralidad
sexual; hay una evidente oposición entre unirse a una prostituta y unirse a
Cristo. El creyente está unido a Cristo, mediante la sangre del Señor (6,16-
20), por eso debe rechazar todo tipo de relación sexual inmoral.
147
Cf. TITO LIVIO, Historia de Roma, 320-321.
148
Cf. R.I. HICKS, «The Body Political» 34; M.M. MITCHELL, Paul and the Rhetoric of Reconciliation, 157-164;
D.B. MARTIN, The Corinthian Body, 94-100; M.V. LEE, Paul, the Stoics and the Body, 5.198-200; J.-N ALETTI, Essai
sur l’Ecclésiologie, 54.70; A. MEREDITH, Christian Philosophy, 29.
Introducción al Corpus Paulinum 87
Este primer versículo, propositio del texto a analizar, sin bien es cierto que
continúa la idea que el apóstol ha venido desarrollando en los versículos
anteriores, a saber, que la Iglesia es un cuerpo y funciona como tal, marca,
gracias al uso del pronombre personal ὑμεῖς, el inicio de un nuevo paso o
segmento dentro de la unidad 12−14. Estamos de cara a la aplicación de la
metáfora del cuerpo (cf. vv. 12-26) a la comunidad corintia. El apóstol, en cierto
modo, abandona el lenguaje figurado o alegórico para hablar directamente a sus
destinatarios. Aquí Pablo conjuga, magistralmente, diversos aspectos esenciales
de la Iglesia: pluralidad, ὑμεῖς δέ ἐστε σῶμα Χριστοῦ, y singularidad, καὶ μέλη
ἐκ μέρους149; unidad ⎯ se habla de un sólo cuerpo ⎯ y diversidad ⎯ se afirma
que cada uno tiene una función en el cuerpo150⎯; unidad en la multiplicidad
(cf. v. 27a) y multiplicidad en la unidad (cf. v. 27b)151. Pablo centra su atención
no tanto en el hacer, sino en el ser de la Iglesia 152. C. Hodge153 y U. Schnelle154
creen que el apóstol, lejos de interesarse por señalar a los creyentes un
determinado comportamiento que les permita llegar a ser un día el cuerpo de
Cristo, lo que pretende con este versículo es llevar a sus destinatarios a tomar
conciencia de que ellos ya son, realmente, dicho cuerpo 155. Su posterior
conducta, como es obvio, tendrá que ajustarse a esta gran verdad.
ὑμεῖς δέ ἐστε. El v. 27 se abre con una afirmación de identidad 156. El
pronombre personal ὑμεῖς es usado aquí para subrayar la dimensión
comunitaria de la Iglesia; dada su ubicación, tiene un sentido enfático 157.
La primera forma verbal que encontramos en nuestra perícopa es ἐστε. Se
trata de un presente indicativo activo. El hecho de que sea un presente indicativo
nos permite comprender que Pablo está haciendo una constatación, o sea, está
hablando de algo que ya existe, que ya se está realizando. Como dijimos hace
apenas unas pocas líneas atrás, a Pablo le interesa hacer énfasis no tanto en el
hacer sino en el ser de la Iglesia.
σῶμα Χριστοῦ. Esta afirmación no deja de causar admiración. Es, sin lugar
a dudas, una de las más importantes definiciones de Iglesia en el Corpus
149
Cf. A.C. THISELTON, The First Epistle, 1012.
150
Cf. T. WIESER, «Community», 91-92; G. BARBAGLIO, La Prima Lettera ai Corinzi, 678.
151
Cf. S.J. KISTEMAKER, Exposition, 440.
152
Cf. R.E. OSTER, 1 Corinthians, 296. P. Vang cree que en el v. 27 Pablo, yendo más allá de la metáfora,
se expresa en términos ontológicos, es decir, pone de manifiesto aquello que la Iglesia es, su esencia. Cf. ID., 1
Corinthians, 178.
153
Cf. C. HODGE, A Commentary, 284.
154
Cf. U. SCHNELLE, Apostle Paul, 219-220.
155
M. Barth se expresa de otro modo: «They are Christ’s body, but only as they live as Christ’s body». El
estudioso ve en las palabras de Pablo no una descripción de lo que los corintios son, sino una exhortación a vivir de
un determinado modo para llegar a ser en verdad cuerpo de Cristo. Cf. ID., «A Chapter on the Church», 147.
156
Cf. G. BARBAGLIO, La Prima Lettera ai Corinzi, 676; G. LORUSSO, Chiesa, 50-51.
157
Cf. T.C. EDWARDS, A Commentary, 332; L. MORRIS, 1 Corinthians, 172; F.F. BRUCE, 1 and 2 Corinthians,
122; G.D. FEE, First Corinthians, 618; S.J. KISTEMAKER, Exposition, 440; G.L. LOCKWOOD, 1 Corinthians, 450.
Introducción al Corpus Paulinum 89
158
Cf. D.B. CAPES – R. REEVES – E.R. RICHARDS, Rediscovering Paul, 219.
159
Cf. T.C. EDWARDS, A Commentary, 332; S.J. KISTEMAKER, Exposition, 440.
160
Cf. R. PENNA, «La Chiesa come corpo di Cristo», 244. S.N. Brodeur se refiere a ella como «un’affermazione davvero
stupefacente per l’ecclesiologia» (ID., Il cuore di Cristo, 354).
161
Cf. R. PENNA, «La Chiesa come corpo di Cristo», 244.
162
J.-N. ALETTI, «Paulinienne (Théologie)», 868-869.
163
Cf. U. VANNI, L’ebbrezza, 57.67.
164
Cf. I. SICHKARYK, Corpo, 367-372.
Introducción al Corpus Paulinum 90
165
Cf. R. SCHNACKENBURG, Die Kirche im Neuen Testament, 148.
166
Cf. R.S. NASH, 1 Corinthians, 364.
167
Citando nuestro texto, Ireneo de Lyon compara a quienes no participan activamente en la edificación
del cuerpo de Cristo con unos hombres que, en lugar de nutrirse con los alimentos maternos, prefieren beber
agua pútrida, mezclada con lodo, en cisternas rotas. Para este Padre de la Iglesia la participación en la vida
de la Iglesia es el mejor alimento del creyente. Cf. Adv haer 3,24,1.
168
Cf. C.F. KLING, First Corinthians, 257; F.F. BRUCE, 1 and 2 Corinthians, 122; R.D. H ARDIN, «The
“Year of the Laity”», 675; M.L. SOARDS, 1 Corinthians, 266; A.C. T HISELTON, The First Epistle, 1012;
P. NAYLOR, A Study Commentary, 321-322; U. SCHNELLE, Apostle Paul, 219.563-564; J.D.G. DUNN, Unity and
Diversity, 119. Para Y.S. Kim la diversidad no es simplemente el respeto por las diferencias culturales o
ideológicas que existen en la comunidad. La diversidad implica que todos los miembros de la Iglesia
asumen en su vida actitudes fundamentales como el diálogo sincero, la apertura de corazón, e l espíritu
autocrítico y la comprensión mutua. Estas actitudes tienen como meta la edificación de la Iglesia. Cf.
I D., Christ’s Body, 99.
169
Cf. C. HODGE, A Commentary, 285; Véase también: M.R. DE HAAN, Studies, 144; P. NAYLOR, A Study
Commentary, 322; C.R. HOLLADAY, A Critical Introduction, 436; D.B. CAPES – R. REEVES – E.R. RICHARDS,
Rediscovering Paul, 149; J. MURPHY-O’CONNOR, Keys to First Corinthians, 197.
Introducción al Corpus Paulinum 91
170
Para T. Wieser la interdependencia constituye el elemento clave, no sólo para comprender todo cuanto
el apóstol afirma al final del cap. 12, sino también para llevar a la práctica las enseñanzas paulinas acerca de
la unidad y la diversidad. La interdependencia pone de manifiesto la importancia de todos los miembros del
cuerpo, incluso de aquellos que sufren. Cada uno tiene algo que aportar para el bien de la comunidad. Cf.
ID., «Community», 92.
Introducción al Corpus Paulinum 92
171
El verbo τίθημι tiene un doble significado: local, «llevar a un lugar, poner o colocar, establecer», y
metafórico, «determinar la cualidad de la cosa o de la persona puesta en un lugar». Cf. C. MAURER, «τίθημι»,
1225. Los LXX usan repetidamente este verbo para mostrar que Dios es quien ha establecido y determinado
todas las cosas. En efecto, fue él quien fijó el orden de la creación (cf. Gn 1,17; Jb 38,10; Sal 32,7) y
determinó los eventos de la historia de la salvación; él estableció, también, la suerte de Abraham, Jacob,
David y los profetas de Israel (cf. Gn 17,5ss; 32,13; Sal 88,28.30; 109,1; Jer 1,5; Is 49,2). Además, la
salvación y la condenación de cada persona y de todo el pueblo han sido establecidas por él (cf. Sal 11,6;
20,10; 65,9; 89,8; Ez 37,14; Am 8,10; Miq 1,7; 4,7). Cf. T. SCHRAMM, «τίθημι», 1624.
172
Cf. S.J. KISTEMAKER, Exposition, 441; R. FABRIS, Prima lettera ai Corinzi, 174. Lucas, seguramente
siguiendo a Pablo, usa la forma verbal ἔθετο para expresar el origen divino del ministerio de custodiar y
apacentar a la Iglesia del Señor (cf. Hch 20,28). Cf. J.A. BEET, A Commentary, 248.
173
Cf. A. VANHOYE, I carismi, 123.
174
Cf. C.W. CARTER, «1 Corinthians», 203.
175
Cf. T.C. EDWARDS, A Commentary, 333; A.T. ROBERTSON – A. PLUMMER, A Critical and Exegetical
Commentary, 278; R. HANNA, Ayuda Gramatical, 451.
Introducción al Corpus Paulinum 93
176
Cf. B. WITHERINGTON III, Conflict and Community, 261; M.L. SOARDS, 1 Corinthians, 266; R.F. COLLINS,
First Corinthians, 468; U. S CHNELLE , Apostle Paul, 354. 569; D.E. GARLAND, 1 Corinthians, 598.
177
Cf. A. VON HARNACK, The Constitution and Law, 24.
178
Cf. R. FABRIS, «Chiesa», 38.49; G. LORUSSO, Chiesa, 59.
179
Cf. A.C. THISELTON, The First Epistle, 1013.
180
En opinión de C.S. Keener, aunque es verdad que Pablo insiste en la importancia que tienen todos los
dones que Dios concede a los creyentes, no excluye la necesidad del liderazgo de algunas personas sobre todas
las iglesias. Los apóstoles, profetas y maestros serían estos líderes que tendrían la tarea de supervisar el correcto
funcionamiento de las comunidades. Cf. ID., 1–2 Corinthians, 104.
181
Cf. C.F. K LING, First Corinthians, 257; A.T. R OBERTSON – A. P LUMMER , A Critical and
Exegetical Commentary, 279; C.W. CARTER , «1 Corinthians», 203; J.D.G. DUNN, Jesus and the Spirit, 273-
274; W.A. ELWELL, «Apostle», 133; J. KNIGHT, 2Peter, 67; R. FABRIS, Prima lettera ai Corinzi, 174; ID.,
«Chiesa», 49; D.B. CAPES – R. REEVES – E.R. RICHARDS, Rediscovering Paul, 157; A. VANHOYE, I carismi,
126.
Introducción al Corpus Paulinum 94
182
Cf. J.-A. BÜHNER, «ἀπόστολος», 386; P.W. BARNETT, «Apostle», 46.
183
Cf. R. SCHNACKENBURG, «Apostles Before and During», 301.
184
Cf. D. MÜLLER, «Apóstol», 146; D.A. CARSON, Showing the Spirit, 88.
185
Cf. J.D.G. DUNN, Unity and Diversity, 121.
186
Cf. W.A. MEEKS, Los primeros cristianos, 218; R.E. BROWN, Responses, 117.
187
J.-A. Bühner sostiene que fue en el contexto de la misión judeocristiana de Palestina donde empezó a
emplearse el sustantivo ἀπόστολος para referirse a los predicadores del evangelio. Cf. ID., «ἀπόστολος», 386.
188
Cf. U. SCHNELLE, Apostle Paul, 570.
189
Cf. C. G ORE , The Church, 214; J.D.G. D UNN , Jesus and the Spirit, 273-274; B. WITHERINGTON
III, Conflict and Community, 261; R.E. C IAMPA − B.S. R OSNER , The First Letter, 610. Para D. Prior
el hecho de fundar una Iglesia, unido a la visión del Resucitado, constituía el elemento esencial para
conferir a alguien el título de ἀπόστολος. En opinión del biblista, las más antiguas iglesias cristianas
fueron fundadas por los apóstoles. Cf. I D ., The Message, 217.
190
Cf. J.-A. BÜHNER, «ἀπόστολος», 386.
191
Cf. B. WITHERINGTON III, Conflict and Community, 262. Consúltese, además: J. KNIGHT, 2Peter, 57.
192
Cf. U. SCHNELLE, Apostle Paul, 570-571; W.A. MEEKS, Los primeros cristianos, 218. Acerca del
reconocimiento por parte de las comunidades, véase: A. VON HARNACK, The Constitution and Law, 24-25.
Introducción al Corpus Paulinum 95
193
Cf. E.A. PARK, «Principles of Rhetoric», 41.
194
«La profezia protocristiana è il discorso ispirato del predicatore carismatico, mediante cui si rende noto il
piano salvifico di Dio nei confronti del mondo e della comunità, oltre che la volontà di Dio per la vita del singolo
cristiano. Il profeta ha qualche conoscenza dei misteri di Dio (cf. 1Cor 13,2), a lui è nota la volontà salvifica di
Dio verso i pagani (cf. Ef 3,5ss). Secondo Ap 22,6ss uno dei suoi compiti precipui è l’annunciare gli imminenti
avvenimenti escatologici. […] Ma il profetismo protocristiano non consiste solo nel rivelare avvenimenti
imminenti, né si esaurisce nel tener desta l’attesa della parusia nella comunità: il profeta prende posizione anche a
proposito di problemi molto concreti nel presente. Non solo dice ciò che Dio si propone di fare, ma annuncia anche
ciò che Dio vuole che l’uomo faccia […] Il profeta esorta gli indolenti e gli stanchi, consola e incoraggia (cf. Hch
15,32; 1Cor 14,3) i provati. La sua predicazione discopre la malvagità nascosta degli uomini (cf. 1Cor 14,25)» (H.
KRÄMER − al., «προφήτης», 617-618).
195
D.A. Carson denuncia que entre los biblistas existe hoy la tendencia a subrayar sólo el segundo de estos
dos elementos, dejando a un lado la dimensión divina del ministerio profético. Esta reducida visión no permitirá
jamás una correcta interpretación del profetismo primitivo. Cf. D.A. CARSON, Showing the Spirit, 92-93.
196
Cf. J. CALVIN, The First Epistle, 271.
197
Cf. U. SCHNELLE, Apostle Paul, 572.
198
Diversos estudiosos creen que la diferencia fundamental entre la tríada y los carismas, que ahora
menciona Pablo, radica en la relación con el anuncio de la Palabra; mientras que la tríada tiene un nexo directo
Introducción al Corpus Paulinum 96
con dicho anuncio ⎯ apóstoles, profetas y maestros son los responsables de la transmisión de la Palabra ⎯ los
cinco carismas se relacionan indirectamente, es decir, sirven para apoyar o confirmar o ilustrar el anuncio
evangélico. Cf. W.F. ORR − J.A. WALTHER, 1 Corinthians, 288; L. MORRIS, 1 Corinthians, 173; C. PERROT,
«Ministeri», 847.
199
Cf. A. VANHOYE, I carismi, 129.
200
Cf. T.C. E DWARDS, A Commentary, 334-335; C.K. BARRETT, The First Epistle, 295; P.
E LLINGWORTH − H.A. HATTON , A Translator’s Handbook, 288; P.H. D AVIDS, «Corinthians», 519.
201
Cf. G.L. LOCKWOOD, 1 Corinthians, 453.
202
M.L. Soards afirma que cuando se habla de «acciones prodigiosas» o «milagros» no hay que pensar a las
connotaciones filosóficas que estas expresiones tienen hoy, es decir, superación o infracción de leyes naturales.
En épocas de Pablo el vocablo «milagro» hacía referencia a las manifestaciones extraordinarias del poder de Dios
por medio de las cuales él mostraba a su pueblo su señorío, su presencia y su protección. El discurso de la violación
de las leyes de la naturaleza era desconocido poir el apóstol. Cf. ID., 1 Corinthians, 259-260. Consúltese, además: U.
SCHNELLE, Apostle Paul, 263-264.
203
Cf. R.E. CIAMPA − B.S. ROSNER, The First Letter, 612. Los estudiosos aseguran que el carisma de
δυνάμεις revive en la Iglesia aquellos prodigios que se dieron en el éxodo. Los corintios pueden ser testigos del
mismo poder de Dios que guió a su pueblo en el desierto. El Señor sigue actuando en la historia de los creyentes.
Cf. Ibíd., 580.
204
Cf. W. GRUNDMANN, «δύναμαι e δύναμις», 1550.
205
Cf. D.A. CARSON, Showing the Spirit, 40; Cf. P. VANG, 1 Corinthians, 168.
Introducción al Corpus Paulinum 97
agregar que este don de gracia acompaña y confirma el anuncio del evangelio hecho
por los primeros cristianos (cf. Rm 15,19; 2Cor 12,12; cf. Mc 16,17-18)206.
ἔπειτα χαρίσματα ἰαμάτων, ἀντιλήμψεις, κυβερνήσεις, γένη γλωσσῶν. Como
ya habíamos referido, aparece nuevamente el adverbio ἔπειτα, esta vez para
introducir los cuatro carismas restantes. Dos de estos dones ya habían aparecido
en 1Cor 12,9-10: χαρίσματα ἰαμάτων y γένη γλωσσῶν; en cambio, capacidades
para asistir y capacidades para gobernar son nuevos.
χαρίσματα ἰαμάτων. Lo primero que debemos anotar es que el sintagma
χαρίσματα ἰαμάτων, que quiere decir «carismas de curaciones» o «de
sanaciones»207, hace referencia a las capacidades que el Señor concede a
algunos miembros de la comunidad, no a todos 208, en determinados momentos,
para curar diversos tipos de enfermedades209. Este carisma no tiene que ver con
las habilidades y funciones de los médicos, de las que habla Si 38,1-7210, sino
con la intervención de Dios, que extiende su mano sobre aquellos que sufren
(cf. Hch 4,30)211. Obsérvese que Pablo habla aquí de carismas de
curaciones y no de don de sanación o curación. Para D.A. Carson la
presencia de este plural, además de indicar que nadie podía
considerarse poseedor o dueño de estos carismas, pues el Señor los
daba a quienes quería y en el momento que él establecía, siempre con
miras al bien de los hermanos que sufrían, evidencia que había diversos
modos de sanar, así como diversas eran las enfermedades que afectaban
a los miembros de la comunidad 212.
ἀντιλήμψεις, κυβερνήσεις. A χαρίσματα ἰαμάτων siguen las capacidades para
asistir, ἀντίλημψις, y las capacidades para gobernar, κυβέρνησις. Estos dos
carismas, a diferencia de los otros tres, no vuelven a mencionarse en los vv. 29-
30. El sustantivo femenino ἀντιλήμψεις es un hápax legomenon que, como afirma
Juan Crisóstomo, hace referencia a todo tipo de asistencia solidaria o caritativa a los
miembros de la comunidad, especialmente a quienes pasan necesidad, o sea, a los
más pobres (cf. HomCor XXXII,3). En esta misma línea, J. Calvino relacionó este
206
Cf. J.F. WALVOORD, «The Person», 44-45.
207
Cf. C. HODGE, A Commentary, 286.
208
En sus cartas Pablo nunca afirma que él poseía los Χαρίσματα ἰαμάτων. Es Lucas quien atribuye al
apóstol estos carismas (cf. Hch 14,8-10; 19,11-12; 20,7-20; 28,8-9).
209
Cf. P. ELLINGWORTH − H.A. HATTON, A Translator’s Handbook, 277.
210
Cf. T.C. EDWARDS, A Commentary, 316; F.F. BRUCE, 1 and 2 Corinthians, 119.
211
Cf. A.T. ROBERTSON – A. PLUMMER, A Critical and Exegetical Commentary, 266. Algunos estudiosos
prefieren traducir «milagros de curaciones» precisamente con el fin de subrayar la intervención de Dios, el
único capaz de devolver la salud a los enfermos. Cf. H. ALFORD, The Greek Testament, II, 579.
212
Cf. D.A. CARSON, Showing the Spirit, 39. Acerca del significado del plural empleado por Pablo, véase
también: G.D. FEE, First Corinthians, 594; J.F. MACARTHUR, 1 Corinthians, 90; L. MORRIS, 1 Corinthians, 166.
Introducción al Corpus Paulinum 98
213
Cf. J. CALVIN, The First Epistle, 272.
214
Cf. P. VANG, 1 Corinthians, 175.
215
Cf. R. FABRIS, «Chiesa», 46.
216
Cf. A.T. ROBERTSON – A. PLUMMER, A Critical and Exegetical Commentary, 281; S.J. KISTEMAKER,
Exposition, 444; G.T. MONTAGUE, First Corinthians, 218.
217
Cf. G. DAUTZENBERG, «γλῶσσα», 672; R.A. HARRISVILLE, 1 Corinthians, 213; W.A. MEEKS, Los
primeros cristianos, 202; R.B. HAYS, First Corinthians, 217; R. FABRIS, Prima lettera ai Corinzi, 174; M.L.
SOARDS, 1 Corinthians, 266; C.S. KEENER, 1-2 Corinthians, 101; F. MANZI, Prima Lettera ai Corinzi, 182.
218
Cf. R.P. SPITTLER, «Glossolalia», 336.
Introducción al Corpus Paulinum 99
219
He aquí una brevísima muestra de la numerosa bibliografía en torno a la glosolalia: S.D. TOUSSAINT,
«First Corinthians Thirteen»; S.L. JOHNSON, «The Gift of Tongues»; G.W. DOLLAR, «Church History»; W.G.
BELLSHAW, «The Confusion»; B. VAN ELDEREN, «Glossolalia in the New Testament»; C.L. ROGERS, «The Gift
of Tongues»; B.L. SMITH, «Tongues in the New Testament»; G.B. WEAVER, «Tongues Shall Cease»; L.T.
ROBERT, «Tongues…Will Cease»; K. S TENDAHL, Paul among Jews, 109-124; W.A. GRUDEM , «1
Corinthians 14,20-25»; H. H UNTER, «Tongues-Speech»; G.D. FEE, «Tongues, Least of the Gifts?»; I D.,
God’s Empowering Presence, 889-890; K. PREUS, «Tongues. An Evaluation»; B. D OMINY, «Paul and
Spiritual Gifts»; F.D. M ACCHIA, «Tongues as a Sign»; C.M. R OBECK, «Tongues»; W.E. MILLS , «Early
Ecstatic Utterances»; D.S. LIM, «An Evangelical Critique»; M.J. C ARTLEDGE , «The Nature and
Function»; D.G. MC DOUGALL, «Cessationism»; J. B ERTONE, «The Experience of Glossolalia»; S.J.
CHESTER, «Divine Madness?»; A. YONG, «Academic Glossolalia?»; B. CHARETTE, «“Tongues as of Fire”»; ID.,
«Reflective Speech»; N. BUSENITZ, «The Gift of Tongues»; P.G. CHAPPELL, «Tongues as the Initial Evidence of
Baptism in the Holy Spirit».
220
Cf. V. HASLER, «γένος», 645; A.C. THISELTON, The First Epistle, 970.
221
En Hch 2,4 aparece el adjetivo ἕτερος y en Mc 16,17 el adjetivo καινός para subrayar la absoluta novedad de
las γλῶσσαι. Cf. J. BEHM, «γλῶσσα», 561; W.F. ORR − J.A. WALTHER, 1 Corinthians, 280; J.W. MACGORMAN,
«Glossolalie Error and Its Correction», 389-391.
222
Cf. G. DAUTZENBERG, «γλῶσσα», 664;
223
En el NT existen treinta y cinco referencias a los géneros de lenguas, de las cuales veintiocho se
encuentran en Primera Corintios. De estas veintiocho alusiones a la glosolalia, veintitrés aparecen en el cap.
14. Cf. R.A. HARRISVILLE, «Speaking in Tongues», 35. Además de Primera Corintios, solamente dos textos
neotestamentarios hablan de este carisma: Hechos de los apóstoles se refiere a él como un signo de la
recepción del Espíritu Santo (cf. 2,4; 10,45ss; 19,6); Marcos, en la segunda conclusión (cf. 16,9-20), lo
nombra como una de las obras que acompañarán el anuncio del evangelio (cf. v. 17). Cf. G. DAUTZENBERG,
«γλῶσσα», 674.
224
Cf. W.F. L. MORRIS, 1 Corinthians, 167; W.F. ORR − J.A. WALTHER, 1 Corinthians, 280.282-283; G. D. FEE,
First Corinthians, 598; S.J. KISTEMAKER, Exposition, 426; A.C. T HISELTON , The First Epistle, 970.
225
Cf. H. HAARBECK, «γλῶσσα», 250; F.A. SULLIVAN, Charisms and Charismatic Renewal, 123; L.T.
JOHNSON, «Tongues», 596-597;
226
Cf. G. DAUTZENBERG, «γλῶσσα», 669-670.
Introducción al Corpus Paulinum 100
29-30 μὴ
πάντες ἀπόστολοι; μὴ πάντες προφῆται;
μὴ πάντες διδάσκαλοι; μὴ πάντες δυνάμεις;
μὴ πάντες χαρίσματα ἔχουσιν ἰαμάτων;
μὴ πάντες γλώσσαις λαλοῦσιν; μὴ πάντες διερμηνεύουσιν;
¿Son todos apóstoles? ¿Todos profetas?
¿Todos maestros? ¿Todos hacen milagros?
¿Todos tienen carismas de sanaciones?
¿Todos hablan en lenguas? ¿Todos las interpretan?
227
Cf. C.W. CARTER, «1 Corinthians», 202; R.E. O STER, 1 Corinthians, 298-299; A. V ANHOYE , I
carismi, 131.
228
Cf. S.N. BRODEUR, Il cuore di Cristo, 353.
229
Cf. R.F. COLLINS, First Corinthians, 470-471.
Introducción al Corpus Paulinum 101
1Cor 14,27-28). Es necesario orar para que este carisma sea suscitado por el
Espíritu de Dios en la asamblea230. El Señor puede concederlo al mismo
glosólalo o a cualquier otro miembro de la comunidad corintia 231.
31aζηλοῦτε δὲ
τὰ χαρίσματα τὰ μείζονα.
Anhelad, pues,
los carismas más grandes.
Esta frase ha generado diversas interpretaciones. G.D. Fee resume dichas
interpretaciones en cuatro puntos232: 1) Pablo está ordenando a los corintios que
anhelen los ministerios de la tríada, que son los más grandes dones que el
Espíritu concede a la Iglesia233. W. H. Mare y C.K. Barrett sostienen esta
interpretación234. 2) Pablo está citando la carta que los corintios le habían
enviado. Por tanto, lo que él les estaría diciendo en el v. 31a es que los elogia o
felicita porque son férvidos buscadores de dones mayores. Entre quienes apoyan
esta interpretación Fee cita a su amigo L.W. Hurtado. 3) Pablo usa el verbo de esta
frase al indicativo para reprender a los corintios por su deseo exagerado de poseer
carismas espectaculares y para invitarlos a ver en el amor el más sublime e
importante de todos los dones del Espíritu (cf. 1Cor 13). G. Iber se declara a favor
de esta interpretación235. 4) Pablo, a través del verbo al modo imperativo, está
exhortando a los corintios a aspirar, no tanto a alguno de los carismas que ha
nombrado en los vv. 28-30, sino más bien a todo aquello que pueda ayudar al
crecimiento y edificación de la Iglesia. Cualquier carisma que contribuya al bien
común puede ser considerado verdaderamente grande236, incluida la glosolalia,
cuando viene acompañada del carisma de interpretación. Este cuarto modo de
entender la frase ζηλοῦτε δὲ τὰ χαρίσματα τὰ μείζονα es, en opinión de Fee, la
más acertada, pues va en la línea de todo lo que Pablo ha venido exponiendo a
230
Cf. N. WALTER, «ἑρμηνεύω», 1384.
231
Cf. J. BEHM, «ἑρμηνεύω», 910-911
232
Cf. G. D. FEE, «Tongues-least of the gifts?», 11-13.
233
Ireneo de Lyon (cf. Adv haer 3,11,4) y Orígenes (cf. In 1Cor XXIV,94) creen que cuando Pablo
habla de anhelar «los carismas más grandes» se refiere concretamente a la profecía. En efecto, Pablo no
sólo fue apóstol sino también un gran profeta, tan grande como Eliseo.
234
Otros autores que apoyan esta primera postura son: B. DOMINY, «Paul and Spiritual Gifts», 56-57;
R.E. SCHWEIZER , «Ministry», 838; R.E. OSTER , 1 Corinthians, 299; R.B. HAYS, First Corinthians, 217.
235
Tertuliano apoyaba este modo de interpretar 1Cor 12,31a (cf. Adv Marc 5,8). Otros autores a favor
de esta lectura: C.F. KLING, First Corinthians, 258; E.D. FREED, The Apostle Paul, 81; W.F. TAYLOR ,
Paul: Apostle, 181; A.J. ROWE, «1 Corinthians 12−14», 123-124. El mismo G.D. Fee hace notar que
Pablo no considera el amor como un carisma, ni aquí ni en ninguna otra parte de sus escritos. Cf. I D .,
First Corinthians, 625. Consúltese también: R.A. H ARRISVILLE , 1 Corinthians, 214-215; D.B. C APES
– R. R EEVES – E.R. R ICHARDS , Rediscovering Paul, 158.
236
Cf. G. D. FEE, God’s Empowering Presence, 197; J.D.G. DUNN, Unity and Diversity, 122; M. TAYLOR,
1 Corinthians, 302.
Introducción al Corpus Paulinum 102
lo largo del cap. 12 acerca de los dones, ministerios y actividades suscitados por
Dios en la comunidad237. Nosotros compartimos el parecer de Fee, pues creemos
firmemente que toda manifestación del Señor en los creyentes, cuando se pone al
servicio del bienestar y de la edificación de todos y cada uno de los miembros del
cuerpo de Cristo, con sinceridad y generosidad, puede ser considerada la mejor o
la más grande, digna de ser anhelada ardientemente238.
237
Cf. G. D. FEE, First Corinthians, 625; Véase, además: R.A. HARRISVILLE, 1 Corinthians, 214-215; D.B. CAPES
– R. REEVES – E.R. RICHARDS, Rediscovering Paul, 158.
238
Cf. U. VANNI, «La Prima Lettera ai Corinti», 95; T. WIESER, «Community», 91; W.C. VAN UNNIK, «The
Meaning», 156-159.
239
Las cinco cartas serían:
A. 2,13; 7,2-4
B. 10−13: la carta de las muchas lágrimas
C. 1,1−2,13; 7,5-16: la carta de la reconciliación
D. 8,1-24: primera carta sobre la colecta para Jerusalén
E. 9,1-15: segunda carta sobre la colecta
Introducción al Corpus Paulinum 103
Como siempre, las opiniones entre los estudiosos están divididas. Por
ejemplo, G. Lorusso afirma:
C’è carenza di argomenti decisivi a favore delle ipotesi formulate, tanto più che a
favore dell’unità abbiamo la compattezza della tradizione manoscritta. L’ipotesi
della scomposizione dei capitoli si basa, infatti, solo sulla critica interna alla lettera.
La frattura tra i cap. 1−9 e 10−13 può essere spiegata a partire del modo tipico di
argomentare di Paolo, a rischio di sembrare incoerente e inconsistente: parte dalla
soluzione per affrontare un problema e scrive per risolvere le questioni riguardanti
le comunità, non per il piacere di scrivere o di comunicare240.
S. Brodeur a favor de una única carta escribe:
Molti biblisti sostengo, a buon diritto, l’unità e l’integrità della Seconda Corinzi.
Probabilmente, la stesura ha subito un’interruzione nel tempo, ma medesima è la
mano. Spesso nelle lettere di Paolo si incontra la composizione concentrica
(schema ternario o concentrico: ABA’), con la quale l’Apostolo interrompe la
sezione narrativa o quella argomentativa. A sostegno dell’integrità della lettera
notiamo soprattutto che la tematica dell’apostolato di Paolo, sostenuto in 2Cor
2,14−7,4 e in 2Cor 10,1−13,10 coagula tutta la lettera.
A. Pitta, en cambio, presenta diversas razones para apoyar la hipótesis de las
dos cartas en una.
L’ipotesi su due lettere confluite nella 2Cor canonica è confermata da ulteriori dati. A
proposito degli avversari, nei cap. 1−9 si accenna soltanto all’offensore della
comunità, mentre nei cap. 10−13 subentrano oppositori esteri non meglio identificati
(11,3-5). Anche le accuse sono differenti: in 2Cor 1−9 Paolo è accusato di essere
incostante e di mercanteggiare la Parola di Dio; in 2Cor 10−13 di essere aggressivo
per lettera e disprezzabile quando è presente a Corinto (10,10), di non essere all’altezza
di quelli che denomina «superapostoli» (11,5-6) e di strumentalizzare la colletta a
proprio tornaconto (12,17-18). Un’analisi approfondita permette di rilevare che
anche i generi retorico-letteraria diversificano le due lettere: mentre nei cap. 1−9
domina l’apologia o la difesa di Paolo in vista della definitiva riconciliazione, nei
cap. 10−13 subentra una mordace «categoria» o accusa con cui polemizza con gli
oppositori esterni alla comunità e con i corinzi 241.
Más allá de las discusiones si son dos o más cartas en una sola, o bien, si se
trata de una única carta, lo cierto es que estamos de cara a un texto inspirado:
2Cor pertenece al canon del NT y a nosotros ha llegado como una única carta,
escrita por Pablo.
240
G. LORUSSO, La seconda Lettera ai Corinzi, 26.
241
A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 152.
Introducción al Corpus Paulinum 105
5.3.3 Enseñanza243
242
Cf. J.L. CABALLERO, Escritos paulinos, 74.
243
G. LORUSSO, La seconda lettera, 35-47; Cf. A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 172-187.
Introducción al Corpus Paulinum 106
244
Este texto hace referencia a Is 49,8: «Así dice Yahveh: En tiempo favorable te escucharé, y en día nefasto
te asistiré. Yo te formé y te he destinado a ser alianza del pueblo, para levantar la tierra, para repartir las
heredades desoladas».
Introducción al Corpus Paulinum 107
5.3.3.2 Jesucristo
Pablo se siente, ante todo, apóstol de Cristo (1,1). Es el amor de Cristo el que
lo lleva a anunciar el evangelio de la reconciliación (5,14). El contenido de este
evangelio es Cristo (2,14; 4,4; 9,13, 10,14).
La misión del apóstol es una participación en la obra de Cristo; por medio de
esta misión se hace presente el evento pascual, con su eficacia de vida (4,10-
12) y con sus efectos reconciliadores (5,18).
Para Pablo Jesús es aquel que, hecho pecado por el Padre (5,21), murió por
todos (5,14) y resucitado ha dado la salvación a todos los hombres. Él se hizo
pobre para enriquecer a la humanidad (8,9).
A Cristo pertenece la comunidad de Corinto; el apóstol tiene la misión de
conducir a esta comunidad hacia Cristo, cual virgen casta (11,2).
Finalmente, el poder del Resucitado se manifiesta en la debilidad del
apóstol (12,9-10). Este poder es eterno y juzgará las acciones humanas en
la parusía (5,10).
245
El contrato de arras o arras, también conocido como anticipo, es un contrato privado donde las partes
pactan la reserva de la compraventa de bienes o inmuebles (como ser una vivienda), entregándose como prueba
una cantidad de dinero en concepto de señal.
Introducción al Corpus Paulinum 108
5.3.3.5 Eclesiología
A diferencia de 1Cor la eclesiología de 2Cor no es muy desarrollada. De 1Cor
Pablo toma la metáfora del templo (cf. 1Cor 3,16; 6,19) para afirmar que la
comunidad cristiana es el «templo del Dios viviente» (2Cor 6,16). Sin embargo,
hay una metáfora original en 2Cor 11,2: «Celoso estoy de vosotros con celos de
Dios. Pues os tengo desposados con un solo esposo para presentaros cual casta
virgen a Cristo».
Introducción al Corpus Paulinum 109
En este versículo emergen las dos fases del matrimonio judío del s. I:
• El Qiddushín o contrato nupcial de santificación.
• El Niss’ín, que establecía la cohabitación de los esposos.
En modo análogo, la iglesia de Corinto ha sido ya santificada por la
celebración nupcial, pero espera la definitiva unión con el esposo que es Cristo.
Mientras llega dicha unión definitiva, la esposa es exhortada a conservarse
casta, sin dejarse seducir de las propuestas de los adversarios de Pablo.
Entre la pertenencia ya ratificada y la unión definitiva con el esposo, que es
Cristo, se ubica la ética eclesial de la fidelidad. En 12,20-21 Pablo advierte a la
iglesia acerca de lo que puede hacerla caer en la infidelidad. Él sabe que la
comunidad corintia necesita continuamente de ayuda: aunque es templo de
Dios, debe custodiar, sin desfallecer, su relación con Cristo.
Dentro de la eclesiología de 2Cor ocupa un puesto muy importante la colecta
para los pobres de Jerusalén (8,1−9,15). Para Pablo esta colecta no es un simple
«recoger dinero»; para él dicha acción tiene un valor inestimable: es
«bendición» (9,5.6); «gracia» (8,6.7.19); «comunión» (8,4; 9,13);
«generosidad» (8,2; 9,13); «amor» (8,8.24); «proyecto» (9,4).
El ejemplo de Cristo, que de rico se hizo pobre por nosotros, para que
fuéramos enriquecidos por su pobreza (8,9) tenía que llevar a los corintios a
participar generosamente en esta colecta.
5.4 Gálatas246
La carta a los Gálatas puede ser llamada «el manifiesto de la libertad en
Cristo». Entre las llamadas «cuatro grandes cartas» paulinas (1-2 Corintios,
Gálatas y Romanos) es la más breve y, al mismo tiempo, la más densa y tajante
de todas las misivas de Pablo contra aquellos que se oponen a su evangelio de
la libertad. Pablo habla duramente a los cristianos de Galacia.
Algunos llaman a esta carta el borrador o el «proyecto» de Romanos. Sin
embargo, tenemos que reconocer que las dos cartas dejan ver situaciones
eclesiales muy diferentes. Además, desde el punto de vista del contenido,
algunos párrafos de Gálatas son originales y encuentran pocos puntos de
contacto con Romanos. Por ejemplo, la sección autobiográfica de Ga 1,13−2,14;
las demostraciones acerca de los tipos de filiación abrahámica en Ga 4,21−5,1;
la sección ética de Ga 5,13 − 6,10.
246
Cf. A. PITTA, L’evangelo di Paolo, 191-196; R. FABRIS – S. ROMANELLO, Introduzione, 149-153;
BROWN, R.E., Introducción al Nuevo Testamento, II, 622-626.
247
Perteneciente o relativo al sur o mediodía.
Introducción al Corpus Paulinum 112
248
Del norte
Introducción al Corpus Paulinum 113
5.4.3 Enseñanza
Antes de la carta a los Gálatas Pablo había tratado muy poco el tema de la
relación entre el evangelio por él predicado y la Ley de Moisés. Es en esta carta
donde, en un contexto gentil, se aborda con profundidad la cuestión de las
condiciones para la justificación: si mediante la Ley, o bien, con la fe de/en Cristo.
Es esta, sin lugar a duda, la temática que más interesa al apóstol en esta misiva.
Palabra de Dios) y también como norma. Los dos significados van muy unidos.
Unas veces Pablo acentúa el carácter divino de la Ley; otras veces acentúa su
carácter normativo; otras veces, en fin, conjuga ambos componentes.
La participación vital de Pablo y los creyentes en la muerte y resurrección de
Cristo lleva a un nuevo modo de relacionarse con la Ley. Por el Misterio Pascual
los seguidores de Jesús han muerto a la Ley (como norma), mediante la Ley
(como revelación), de modo tal que puedan vivir para Dios (2,19-20).
La participación en la muerte y resurrección de Cristo no es una simple
metáfora. Es algo real; tan real que se genera el ser uno en y con Cristo. Esta
nueva realidad va más allá de cualquier separación étnica, civil o sexual (3,28).
Esta nueva realidad se realiza en el bautismo. Es allí donde se inmerge el ser
del creyente en Cristo (3,27-28).
Aquel que es uno con Cristo va más allá de su identidad judía o gentil, pues
ha sido introducido en «una fe operante en el amor» (5,6), es una «nueva
creación» (6,15). Es esto lo que diferencia al creyente de todos los demás.
Cuanto estamos diciendo relativiza tanto la circuncisión y la incircuncisión. Los
gálatas ya no tienen necesidad de someterse a la circuncisión: ¡ellos son
diferentes! desde que se adhirieron al evangelio predicado por Pablo.
En este contexto se comprende muy bien la expresión que aparece en Ga 6,2.
Nótese que aquí se habla de la «Ley de Cristo», que los creyentes cumplen
llevando los pesos los unos de los otros. Esta «Ley de Cristo» no debe ser
entendida como si existiera una ley emanada de Cristo (de la cual Pablo no habla
en ninguna otra parte de su carta). Se trata de la misma Ley de Moisés que, al
ser vivida en el amor mutuo, se convierte en Ley de Cristo.
Es necesario dejar claro que gran parte de la Carta a los Gálatas presenta una
visión negativa de la Ley (entendida únicamente como norma). Aunque nunca
habla de la Ley como «pecado», afirma que cuanto se encuentran bajo su
régimen están «bajo el pecado» (3,22), «bajo la maldición de la Ley» (3,10) y
«bajo los elementos del mundo» (4,3)
En 3,24 Pablo habla de la Ley usando la metáfora del pedagogo. Algunos
estudiosos creen que esta metáfora tiene un significado positivo, pues aquí
estaría afirmando que la Ley conduce a Cristo. Sin embargo, teniendo en cuenta
el contexto en el que aparece esta figura su significado es negativo. En 3,25 y
en 4,2 se nos da a entender que «estar bajo la ley» es estar sin libertad.
Solamente unas pocas afirmaciones en la sesión 5,13−6,10 presentan un
carácter positivo de la Ley.
Para concluir este primer numeral de la enseñanza, podemos aseverar que,
más que de abrogación de la Ley ⎯ Pablo nunca habla de que la Ley haya sido
abrogada con el evento de la fe en Cristo ⎯ sería oportuno hablar de la
Introducción al Corpus Paulinum 115
de origen judío y los gentiles. La Ley no prohíbe que un judío comparta la mesa
con un gentil. Sin embargo, una tradición judía, más concretamente farisea,
establece que, para evitar la contaminación, se deba excluir la comunión de
mesa con los gentiles.
5.4.3.3 La justicia
Acerca de la justicia o dikaiosýne el trasfondo veterotestametario y judío es
importante porque ella se entiende no como «dar a cada uno lo que le
corresponde», sino como la intervención esperada y realizada por Dios para la
salvación humana. Esta temática será tratada por Saulo Pablo especialmente en
su carta a los Romanos.
Para el apóstol hay una estrecha relación entre la justificación en Cristo y la
filiación abrahámica o divina (3,29; 4,7). Pablo afirma que Cristo es el único
hijo de Abraham (3,16). Por eso se llega a ser hijo de Abraham (y por tanto de
Dios) mediante la fe de/en Cristo (3,26) y con el bautismo (3,27) y no mediante
las obras de la Ley (3,17).
Es gracias al Hijo único de Abraham, Cristo, que los creyentes llegan a ser
hijos de Abraham e hijos de Dios.
Detengámonos en el término υἱοθεσία de Ga 4,5. Para comprenderlo es
necesario tener en cuenta su trasfondo judío y greco-romano. En contexto judío
es clave 2Sa 7,14a: «Yo seré para él padre y él será para mí hijo». Con estas
palabras se describe la relación con Dios con su pueblo. Pablo lee dicho
versículo en clave eclesiológica en 2Cor 6,18: «Yo seré para vosotros padre, y
vosotros seréis para mí hijos e hijas, dice el Señor todopoderoso».
Hay que reconocer, sin embargo, que la institución jurídica de la adopción no es
propia de la jurisprudencia judía, sino que es propia de aquella greco-romana. He
aquí las palabras del jurista Gayo (s. II d.C.): «Nosotros hemos apenas establecido
las normas con las cuales nuestros hijos reales entran en posesión. Esto vale también
para aquellos que adoptamos. La adopción puede ser realizada en dos modos: o
mediante la autoridad de la persona (adrogatio), o mediante la jurisdicción de un
magistrado, por ejemplo, un pretor» Institutiones 1,97.
La institución de la adopción es fundamental para comprender las
dimensiones de la filiación de Cristo y la filiación de los creyentes en él, porque
de una parte Cristo es el único hijo de Dios, enviado en la plenitud de los
tiempos; de otra, los creyentes se convierten en hijos de Dios mediante el ser en
Cristo y el don del Espíritu (Ga 4,4-7).
Gracias a la filiación en Cristo, los creyentes podemos invocar a Dios como
«Abbá» (4,6).
Introducción al Corpus Paulinum 117
5.5 Romanos
No cabe duda de que estamos de cara a la carta más importante del epistolario
paulino.
Para el estudio de esta carta leeremos íntegramente una de las mejores
introducciones traducidas al español: R. PENNA, Carta a los Romanos.
Introducción, versión y comentario, Verbo Divino, 23-82.
5.6 Filemón
La carta más breve y personal del epistolario paulino es aquella enviada a
Filemón. En 25 versículos, dictados desde la cárcel, Pablo escribe para defender
la causa de Onésimo, esclavo de Filemón.
No obstante su brevedad, la carta presenta muchas cuestiones sin resolver:
• ¿Por qué Onésimo ha dejado la casa de Filemón? ¿En cuanto esclavo
fugitivo o por qué ha sido enviado por el mismo Filemón?
• ¿Pablo lo reenvía donde su patrón para que este lo acoja nuevamente
o para que lo libere de la esclavitud?
Más problemáticos son los interrogantes sobre la localización de la Iglesia de
Filemón; por ejemplo: si esta Iglesia se encuentra en Colosas ⎯ como parece
demostrarlo la convergencia de los nombres que aparecen tanto aquí como en
la carta a los Colosenses ⎯ ¿por qué en esta última falta precisamente el
nombre de Filemón?
Desafortunadamente, la más breve de las cartas de Pablo parece un mensaje
contenido en una botella lanzada en el mar, desanclada de su contexto de partida
Introducción al Corpus Paulinum 118
En cuanto al contenido, hay que subrayar que Pablo no aborda aquí de forma
teórica la realidad de la esclavitud, tan extendida en el s. I. Sin embargo, nos
deja ver lo que para él significa ser creyente en Cristo Jesús. Él está seguro de
poder pedirle a Filemón que ahora reciba a Onésimo ya no como esclavo, sino
como a un hermano querido (v. 16). Saulo Pablo se hace responsable por los
perjuicios que Onésimo pudiera haberle causado.
Aunque si el apóstol no habla de abolir la esclavitud, sí expresa los principios
que poco a poco deberían crear esa conciencia en la humanidad: Cristo hace
hermanos a todos los hombres, por encima de las diferencias sociales. Para
Pablo no cabe duda de que el amor puede superar todas las barreras.
Introducción al Corpus Paulinum 120
5.6.2 Enseñanza
Quizá la enseñanza más importante en esta carta gira en torno a la relación
patrón – esclavos.
Para comprender bien la enseñanza en torno a esta cuestión es importante
precisar que en época antigua la institución de la esclavitud estaba ampliamente
en el Imperio Romano: enteras poblaciones eran reducidas a la esclavitud y
trasladadas a las ciudades italianas para ser utilizadas en labores manuales.
El esclavo era considerado un «objeto a disposición del patrón», quien podía
servirse de él como quisiera, sin consecuencia penal alguna.
La libertad del esclavo dependía únicamente del patrón. No era vista jamás
como un derecho. Sin embargo, la libertad concedida no era sinónimo de
«adquisición de todos los derechos». Muchas veces el recién liberado se veía
obligado a vivir entre los estratos más indigentes de la sociedad. El hecho de
haber sido esclavo lo marcaba para siempre. Muchas puertas le seguían cerradas
en la sociedad. Por esta razón, muchos esclavos, después de recobrar su libertad,
seguían sirviendo a sus patrones.
La mayoría de los esclavos era analfabeta, sin embargo, no faltaban esclavos
instruidos, como el filósofo Epicteto, que ejercían funciones pedagógicas para
los hijos de los patrones.
A causa de los abusos sufridos, se multiplicaban los casos de fuga. Una vez
capturado por las autoridades imperiales, el esclavo era entregado al patrón, que
podía decidir cuál pena darle: desde servicios aún más bajos hasta la condena a
muerte. La pena capital reservada a los esclavos era la crucifixión.
Con el nacimiento del movimiento cristiano en las ciudades imperiales,
muchos esclavos empezaron a frecuentar las Iglesias domésticas de sus
patrones. Sin embargo, porque se trata de un movimiento clandestino y no
reconocido por las autoridades imperiales, no era «un derecho» que el patrón
pudiera imponer esta «nueva religión» a sus súbditos.
En Ga 3,28 Pablo enseña que todos los seres humanos son uno en Cristo.
Estas palabras de Pablo niegan las distinciones entre esclavos y libres; sin
embargo, no pretenden cancelar la estructura civil imperial. Por esta razón, en
las asambleas cristianas tomaban parte esclavos y libres, sintiéndose hermanos
y hermanas en la fe, sin que por ello la esclavitud fuera abolida.
5.7 Filipenses
La última de las protopaulinas es llamada el «Testamento de Pablo». Esta
carta la escribe el apóstol estando en la cárcel, poco antes de su martirio. Allí
tiene la oportunidad de recorrer/recordar su existencia: desde el nacimiento
hasta este momento, pasando por su encuentro con Cristo Jesús.
Introducción al Corpus Paulinum 121
Pablo sabe muy bien que está cerca la hora de su muerte. ¿Qué podrá dejar
en herencia a sus discípulos? ¿Cómo animarlos de cara a la adversidad que
encontrarán en las autoridades civiles?
Es interesante que, a pesar de las dolorosas circunstancias que ahora afronta
Pablo, toda la carta habla del gozo, entendido, no como sentimiento, sino como
condición que ni siquiera la pena capital puede turbar.
5.7.3 Mensaje
5.7.3.1 Cristología
El elogio de Cristo Jesús, que aparece en el cap. 2, es una de las perlas
preciosas de esta carta, que se irradia sobre toda la misiva. De este elogio brotan
todas las temáticas que aparecen en este escrito.
Esta carta recuerda que el evangelio no es un bonito relato, ni una suma de
valores éticos. Es Jesucristo: él es el evangelio de Pablo. No hay en esta carta
proposición alguna que no hable de la relación con Cristo.
Jesús aquí viene llamado SEÑOR: este el nombre que Dios Padre le ha dado
(cf. 2,11). Además, por primera vez en el epistolario paulino y en el NT, Jesús
es reconocido como σωτήρ «salvador» (Flp 3,20). Los títulos “Señor” y
“Salvador” eran usados para el culto imperial y para las divinidades
relacionadas con la salud (como Asclepio). Pablo los traslada al único verdadero
Señor y Salvador: Jesucristo.
Introducción al Corpus Paulinum 125
5.7.3.4 Eclesiología
Pablo llama a los creyentes de Filipos “santos” por elección (1,1; 4,21); ellos han
sido elegidos por gracia para que crean en Jesucristo y sufran por él. Esta comunidad
vive la fraternidad (cf. uso de “hermanos” en 1,12; 3,1.13.17; 4,1.8); esto les permite
sentirse fuertes en las tribulaciones.
En esta comunidad hay diversos carismas y ministerios que sostienen la vida
eclesial. Pablo menciona los ἐπισκόποις καὶ διακόνοις (1,1b). Es la primera vez en
el NT que son mencionados y puestos en relación. Estos ministros, junto con los
presbíteros, aparecerán en las Cartas Pastorales. Los ἐπισκόποις aquí son los
encargados de velar sobre las personas y los bienes de la comunidad. Los διακόνοις
están dedicados al servicio de la Palabra y de las necesidades de los hermanos.
Otro ministerio mencionado es el del ἀπόστολος. Epafrodito es definido así
(2,25). Se trata de un ministerio itinerante, confiado a algunos creyentes con el fin
de que cumplan una misión entre las diversas comunidades. También aparecen los
“colaboradores” συνεργῶν (2,25; 4,3), comprometidos en la fatiga de la
evangelización y de la caridad. Se habla también del λειτουργός (2,25), pero no
referido a una función cultual, sino al servicio en nombre de la comunidad (4,18).
No se mencionan funciones litúrgicas asignadas a una persona en particular; nada
se dice de ministerios cultuales. En realidad, son todos los creyentes los que ofrecen
“el sacrificio de su fe” (2,17), rinden culto a Dios con la acción del Espíritu (3,3), y
la ayuda económica para Pablo es “sacrificio de suave olor, agradable a Dios” (4,18).
A los creyentes de Filipos Pablo los invita a reconocer que son ciudadanos
del cielo (3,20) y esta ciudadanía los debe llevar a comportarse en la sociedad
como dignos del evangelio (1,27). La ciudadanía celestial está abierta a todos:
esclavos y libres. No así en el Imperio Romano. Los nombres de los ciudadanos
del cielo están registrados por el mismo Señor en el libro de la vida (4,3). En el
Imperio sólo aparecían inscritos en los registros municipales las personas más
prestigiosas de la sociedad.
San Pablo invita a los filipenses a asumir los valores más positivos de la sociedad
en la que viven (4,7-8), distinguiendo siempre lo accesorio de lo esencial, lo
contingente de aquello que permanece.
(2,17). Esto se debe al hecho de que Pablo está encarcelado y sabe que el momento
de su muerte está cerca. En efecto esta prisión culminará con su martirio.
Sin embargo, el apóstol ve la muerte como «una ganancia». El morir como una
ganacia asume un nuevo horizonte de cara a la muerte entendida como enemigo
(cf. 1Cor 15,26). El morir como ganancia depende del vivir que es Cristo y del gozo
que produce la relación íntima y permanente con él. Cuando Cristo se convierte en
el vivir, entonces el morir pasa de enemigo a ganancia. El momento de la muerte es
visto como la llamada superior de Dios en Cristo (3,14).
Como bien sabemos, otro tema frecuente en Filipenses es el gozo. Una alegría
ocasional desaparece ante las primeras adversidades; un gozo artificial no puede ser
compartido; una alegría confundida con hedonismo no lleva al cielo.
La alegría que propone Pablo a los filipenses no es un sentimiento, es una
condición. Este gozo se fortalece en los sufrimientos (1,18), contagia a todos
aquellos que necesitan conforto (1,25). La alegría verdadera es comunitaria: el
uso del verbo συγχαίρω (2,17-18) significa «alegrarse con». Los filipenses son
la alegría de Pablo.
La alegría es la primera y la última palabra de esta carta (1,4; 4,10). Pablo es capaz
de alegrarse en la indigencia económica y en el aproximarse de la muerte, porque
cree firmemente en la resurrección y en la participación que esperan los creyentes.