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BAUTISMO Y CONFIRMACIÓN

1. LA INICIACIÓN CRISTIANA

1.1. LA INICIACIÓN Y SU IMPORTANCIA EN EL MUNDO DE LAS


RELIGIONES

1.1.1. CONCEPTO DE INICIACIÓN


Del latín in-re = ir hacia adelante o entrar; initium = entrar en algo nuevo, comienzo o principio de
algo; introductio = llevar adentro, introducir o comenzar a entrar. Iniciación, entonces, significa
comienzo de algo = acción, instrucción, actividad o etapa.
Es una categoría antropológica fundamental. Todos tenemos que «iniciarnos» en el sentido físico,
psicológico, cultural. Todos tenemos que «ser iniciados» en el seno de una familia y una cultura, en
un mundo y una historia por una integración o aprendizaje, para entender e interpretar para que
sean «nuestro mundo» y «nuestra historia».
«Endoculturación» o «socialización», iniciación natural o cultural, proceso por el cual se transmiten a
un nuevo miembro de un grupo social los valores, normas, actitudes y comportamientos
compartidos por los miembros ya existentes del mismo grupo.
Se realiza en los diversos aspectos de la vida personal y social. Tiene sus momentos más fuertes en
situaciones que suponen crisis o cambios vitales (nacimiento, pubertad, matrimonio, muerte). Hay
ritos de paso que marcan el inicio de una nueva etapa o forma de vida: del seno materno al mundo,
de la niñez a la vida adulta, de la soltería a la responsabilidad familiar, de la vida a la muerte.
Aún en la cultura más atea hay ritos. Es muy difícil que alguien haga un paso y no le diga a
nadie. Ej.: Baby shower
Suele incluir tres elementos o etapas: separación de la anterior situación; transición progresiva a la
nueva situación; reintegración en el ámbito social para desempeñar en él un nuevo rol, que se
expresa mediante algún signo externo.
Esto es dentro del ámbito antropológico. Los símbolos inevitablemente pegan. Y nos pega en la
parte más animal. El problema de los símbolos es que no los dominamos. Preferimos las ideas.
Todo el mundo afectivo. Nuestros sacramentos se han estilizado tanto es que ya no “golpea”
como antes. Nadie ve pan en la hostia. El “baño de inmersión” ya no es sino derramar agua.
No alcanza con decir Jesús, hay que tocar la vida. La propaganda sabe de esto. Solo Dios dice
muchas cosas que dice la propaganda.

1.1.2. LA INICIACIÓN EN EL MUNDO DE LAS RELIGIONES


Íntima y muchas veces inseparablemente unida al concepto de iniciación natural o cultural, está la
iniciación religiosa o sobrenatural / sagrada. Se fundamenta en la convicción de la dependencia del
ser humano en relación con los dioses y se expresa mediante una serie de ritos de admisión de una
persona en la sociedad religiosa o su captación para participar en el culto.
Elementos fundamentales son la instrucción en el cuerpo mítico-doctrinal y la purificación. Hay tres
clases de ritos de la iniciación religiosa:
- Con motivo de la edad adulta.
- Por la entrada en cualquier tipo de grupo o sociedad religiosa.
- Los que capacitan para ejercer una especial función religiosa.
Las religiones mistéricas ofrecían la participación en la vida divina, reservada a los «iniciados», que
pasaban de una vida puramente profana a tener una dimensión sagrada bajo la dirección de un
«mistagogo» (así como hay pedagogos hay mistagogos, los que te acompañan en el misterio) con ritos
culturales: baños de purificación, banquetes sagrados, unciones, vigilias, revelación de misterios,
símbolos de nacimiento, muerte y resurrección.
Los incas, mayas o aztecas vivían esta iniciación en un doble contexto: los tiempos rituales y la
finalidad propiciatoria de su ritual. Se buscaba obtener de sus dioses favores, fuerzas sobrenaturales
y liberación de los males y desgracias. Tienen valor los momentos críticos del nacimiento, pubertad,
matrimonio, enfermedad y muerte.
Sus elementos principales son: ofrendas; cantos, oraciones y danzas; autoescarificaciones; sacrificios
de animales o humanos; desfiles, procesiones; juegos y combates simulados. Éstos no son sólo datos
de arqueología folclórica-religiosa o sólo idolatría y superstición: «su "religiosidad popular"
predisponía a los indígenas a una más pronta recepción del evangelio, aunque hubo evangelizadores
que no siempre estuvieron en condiciones de reconocer esos valores» (SD 17).
Confundimos con brujería algo que están tocando unas fibras íntimas. La macumba, por
ejemplo. Todo tipo de gente está en la macumba. La macumba manda bautizar en la Iglesia
católica. Es el único bautismo que reconocen.
¿De dónde surge? Africanos que llegan a Brasil, que tienen sus religiones animistas, no se les
permite. Disfrazan a sus dioses de santos católicos. Hoy la macumba no tiene nada que ver con
las religiones animistas africanas. Tiene elementos católicos.

1.2. ORIGINALIDAD Y ELEMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA


1.2.1. ORIGINALIDAD DE LA INICIACIÓN CRISTIANA
La expresión «iniciación cristiana» no es usada durante los tres primeros siglos de nuestra era para
evitar cualquier confusión con las religiones mistéricas y los ritos del paganismo coetáneo. A partir
del siglo IV los Padres de la Iglesia asumirán y utilizarán con frecuencia la fórmula iniciación cristiana
nombrando el proceso mediante el cual los creyentes entran en la plenitud de la vida cristiana,
incorporándose al misterio de Cristo y de su Iglesia.
Muchas de las otras religiones, usaban la expresión iniciación. En el mundo romano había un
culto a los muertos, una religión familiar. Tenían estatuitas de sus familiares. Le ofrecían
ofrendas, le rezaban, etc. No estaba tan claro el culto a los santos si no era esto de los romanos.
La historia de la Iglesia no fue siempre igual. Se nutre de elementos de la cultura. La Iglesia
también es hija de su tiempo. GS 44: “La Iglesia aprende del mundo”. Es una clave importante
para la inculturación, para el diálogo.
La iniciación cristiana no es una simple copia acomodaticia de la iniciación típica de las religiones
mistéricas. Pero tampoco es tan completamente novedosa y original que no sea posible encontrar
en ella puntos de referencia o similitud con la iniciación de las antiguas religiones, los ritos de
iniciación del judaísmo.
La iniciación es un proceso que supone un paso o cambio trascendental, exige la transmisión de
unos conocimientos, se expresa por ritos y determina la integración o pertenencia a la comunidad
cristiana. Reflejan la pedagogía divina y la acción del Espíritu, común en toda cultura religiosa.
Pero hay diferencias definitivas e innegables:
- La iniciativa de la gracia divina. En los judíos no hay gracia, es todo esfuerzo del que reza. Esto es
algo propiamente cristiano.
- El sentido integral y universal. No es solo para un grupo, es para todos.
- Es un proceso abierto.
- Es en relación directa a la persona de Jesucristo y su Misterio Pascual.
- Es histórica: la iniciación te introduce en una historia de la que Dios y el hombre son
simultáneamente protagonistas y de la que el iniciado comienza a ser también actor.
- Tiene un sentido comunitario y ritual. Te inicias también a la vida de la Iglesia. Nos incorporamos
al Cuerpo de Cristo, y por eso somos Hijos de Dios. Nos incorporamos a Cristo misteriosamente, y
hay un cambio ontológico, somos hijos de Dios.
No se nace cristiano, se hace cristiano. En algún momento se tiene que optar por Jesús.
Tiene que haber un proceso de iniciación. Hay un hacerse cristiano, que es la comunidad
que te va iniciando en tu seguimiento de Cristo.

1.2.2. QUÉ ES LA INICIACIÓN CRISTIANA


Es un proceso catequético y sacramental a través del cual se llega a ser cristiano, incorporándose al
misterio de Cristo y de la Iglesia, por el aprendizaje global de la fe y la celebración del bautismo, la
confirmación y la eucaristía que consagran la existencia del creyente. En definitiva, es un proceso:
- Gradual y progresivo, suficiente tiempo de maduración en la fe, entre la inscripción para el
bautismo y la participación en la eucaristía.
- Comunitario que supone la adhesión personal a Jesucristo en su Iglesia.
- Que lleva a la conversión teológico-práctica (ortodoxia-ortopraxis).
- Ritual, iniciación litúrgica con ritos propios que culmina en la celebración de los sacramentos.
- Centrado en lo catequético y lo sacramental.

1.2.3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA INICIACIÓN CRISTIANA


Se marcan cinco etapas principales:

a) Etapa primitiva (s. I-III)


NT, Hechos de los apóstoles y escritos paulinos. Rica vitalidad de las primeras comunidades; proceso
básico claramente constituido por la proclamación de la palabra, la respuesta de fe - conversión, la
recepción del bautismo «en el nombre del Señor Jesús» y la incorporación a la comunidad, para
compartir en ella la comunión fraterna y el dinamismo misionero.
Comienza con la proclamación de la palabra y termina para continuar la misión. Así como
Jesús, nosotros hablamos, tocamos en nombre de Jesús. Somos el Cuerpo de Cristo. Lo misionero
y el discipulado no son dos cosas distintas.
Tertuliano, Tradición Apostólica (siglo II-III), ya hay una estructura de iniciación cristiana con tres
momentos principales: catecumenado, ritos de bautismo y ritos post-bautismales.

b) Edad de oro (s. IV-V)


Final de las persecuciones (edicto de Milán 313), libertad. Reto pastoral: conversiones masivas con
motivación interesada. Es necesario un esfuerzo de iniciación cristiana, con su estructura básica
tripartita: preparación catecumenal - bautismo - ritos post-bautismales.
Todos los grandes pastores y padres asumirán personalmente la labor de iniciación cristiana. Obispo:
peculiar protagonismo en el período catecumenal; catequesis cuaresmal, celebración pascual de los
sacramentos de iniciación y catequesis post-bautismales o «mistagógicas» (sobre los misterios) que
recibían los neófitos (= recién iluminados) durante el tiempo pascual.
Con todo, la situación de la iniciación cristiana presenta ya algunos aspectos negativos: se retrasa el
bautismo, el catecumenado se reduce en su duración, la consignatio (unción reservada al obispo) se
separa ocasionalmente de los ritos post-bautismales.

c) Progresiva decadencia (s. VI-XVI)


La práctica generalizada del bautismo de niños, hasta la casi desaparición del bautismo de adultos,
marca una crisis de las estructuras de iniciación en la Iglesia.
Se asocia salvación con el bautismo. San Agustín: si muere antes de bautizarse. Surge el “limbo”.
No es dogma de fe. Benedicto ya lo dijo. Ligaban la acción de Dios al sacramento. Esto va
cambiando en la reflexión.
En el s. VI el tiempo de catecumenado se reduce de tres años a 40 días (Cuaresma), para desaparecer
ya en el s. VII. Sólo se conservan breves ritos de introducción a la liturgia bautismal o una apresurada
preparación antes de Pascua o Pentecostés.
S. VIII, parroquias, la consignatio o confirmación se separa ya definitivamente de la liturgia bautismal,
igual que la recepción de la eucaristía: la «edad de la discreción» (7-9 años) es la época en que el
bautizado recibirá la confirmación y la eucaristía (así lo legislará luego Letrán IV, en 1215).
S. IX, se multiplican las fechas de celebraciones bautismales. La teología del pecado original y la alta
tasa de mortalidad infantil urgieron la práctica del bautismo a los pocos días del nacimiento del niño,
lo que luego (ss. X-XI) será considerado una grave obligación.
Aunque explicable, la evolución en esta época es francamente negativa y perjudicial. El elemento
catequético queda anulado, se rompe la unidad del proceso de iniciación y se oscurece la relación
entre sus tres ritos sacramentales propios; la celebración (en latín) se hace ritualista y casi mágica.
Es la mentalidad de cristiandad: todo el pueblo es cristiano, todos los niños deben bautizarse cuanto
antes, lo más importante es la administración de los sacramentos, la evangelización y la catequesis
se consideran menos necesarias o se dan por supuestas (todas las familias son cristianas). Tal
situación se prolongará prácticamente hasta el s. XX, con la excepción de intentos de renovación. Se
cambia el orden, al adelantarse la «primera comunión» a los siete años, aunque el niño no estuviera
confirmado (Decreto de Pío X, 1910).
Hay un aporte importante de San Pio X. Es el padre de la catequesis. Se dio cuenta de la pérdida
de la sociedad de “cristiandad”. Pensando en la evangelización de América e India se le ocurre
hacer catecismos para niños. Empieza a haber una formación solo doctrinal. Era de preguntas
y respuestas. En el siglo XX se incorporan otros elementos a la catequesis, se incorporan
cuestiones pedagógicas. En el fondo es tocar la vida. Que el camino de fe se tal, que haya una
conversión no solo un aprendizaje.
Con todo, fue una época rica en frutos de santidad suscitados por el Espíritu Santo a pesar de las
fallas humanas. Pero la historia confirma que una Iglesia con deficientes estructuras de iniciación no
estaba preparada para afrontar los desafíos del humanismo, el protestantismo y la secularización.
La tradición oriental ha sabido conservar mucho mejor el carácter unitario de la iniciación cristiana,
como único dinamismo sacramental conferido en tres etapas sacramentales íntimamente ligadas. La
importancia de la liturgia de la Palabra y la participación de los fieles en las celebraciones orientales
del bautismo y la normal administración de la unción post-bautismal y la eucaristía por el mismo
sacerdote (en el rito bizantino), son signos externos y elocuentes de esta mentalidad.

d) El impulso misionero (s. XVI-XIX)


Las misiones en el «Nuevo Mundo» (s. XVI-XVII), el Oriente asiático (s. XVI-XVII) y el Continente
africano (s. XVIII-XIX), le dan un nuevo impulso misionero e intentos de renovación a la iniciación
cristiana. Son los primeros evangelizadores de América, los misioneros jesuitas en China, India y
Japón, los espiritanos, oblatos, Padres Blancos en África. Se da en todos un itinerario fundamental:
- Llegan a «tierras de misión», preocupados por «cristianizar», bautizar infieles para su salvación.
- Progresivo convencimiento de la necesidad de una catequesis previa, en la lengua de cada pueblo
y en diálogo con la cultura. Las catequesis mistagógicas hacían hincapié en lo litúrgico. Hay un
acercamiento a lo cultural, los catecismos se traducen. Mucho antes que las Biblias. La preocupación
para que se leyera y se entendiera. Había toda una propuesta de vida en las “misiones jesuíticas”
por ejemplo. Terminaron por razones políticas entre Portugal y España.
- Esfuerzo evangelizador y catequético: lenguas autóctonas, catecismos, creatividad pastoral.
- Renovación del catecumenado, iniciativas (cambios en la liturgia, catequistas nativos, etc.). Pero
todavía no se piensa en ministros nativos. A la Iglesia le cuesta los cambios. Pero hay propuestas
que, si se hubieran llevado a cabo, no sabemos dónde habría terminado.
- Su labor pastoral no siempre fue exitosa ni sus ideas aceptadas por la jerarquía de la época, pero
vale la pena admirar su inquietud pastoral.

e) La renovación contemporánea (s. XX)


La segunda guerra mundial en la historia de la teología es un hito importante. Las guerras
habían sido solo cristianos contra otros. En la guerra mundial eran todos católicos. Surgen
preguntas sobre la evangelización. Surge el movimiento focolar. Surge la pregunta qué nos pasó
que nos peleamos entre hermanos. Surge la pregunta sobre el sentido, las corrientes
existencialistas. Surge la pregunta: Cómo creer después de Auswitch.
La conmoción cultural y religiosa de la Segunda Guerra mundial influyó en la renovación bíblica,
litúrgica, eclesiológica y teológica-pastoral en la Iglesia centro-europea de los años 40. Estos
movimientos culminarán en el Concilio Vaticano II, que restaurará oficialmente el catecumenado.
Francia: la exigencia pastoral del creciente número de adultos que piden el bautismo o que,
bautizados desde niños, vuelven a acercarse a la Iglesia, despierta la sensibilidad misionera: Francia
es un país de misión y cada parroquia una comunidad misionera. Los pastoralistas franceses miran
la experiencia del Card. Lavigerie en África y el modelo catecumenal de la Iglesia primitiva. Los
primeros testigos como modelos de evangelización. Congar: querés ser tradicionalista, mirá a Jesús, no
al siglo XIX. Entre el '53 y el '63, estudios y encuentros sobre la iniciación cristiana de adultos, florecen
los centros catecumenales, coordinados a nivel nacional y dirigidos a diversos sectores: obrero, rural,
centros urbanos, migrantes, etc. La experiencia francesa se extendió rápidamente a toda Europa.
Desde 1969 se celebran periódicamente jornadas europeas sobre el catecumenado.
Surge un nuevo concepto de evangelización. Se dan cuenta que no son en verdad cristianos. La
palabra evangelización surge dentro del ámbito católico recién en el 1975 (Evangelii Nuntiandi).
Antes sonaba a protestante. Surge la reflexión sobre el “signos de los tiempos”.
Hablamos de la Iglesia que va al mundo a llevar al evangelio. Se confunde evangelización con
conquista o civilización. A veces decimos que la Iglesia responde a los cuestionamientos del
mundo. Pero en el contexto de indiferencia religiosa al mundo no le importa la Iglesia. Este
esquema está mal. Falta el elemento Dios, Reino, Espíritu Santo. Que no está todo en la Iglesia,
ni tampoco en el mundo.
La Iglesia va al mundo a buscar los signos de Dios que ya están en el mundo. La Iglesia y en el
mundo no son dos elementos separados. La Iglesia descubre en el mundo y en ella misma signos
del Reino. La Iglesia está en el mundo, no para que todo el mundo sea Iglesia, está para ser
levadura. Si todo es levadura, es un asco. No se identifica el Reino con la Iglesia. El Reino es
mucho más.
Por eso, la Iglesia se implica en lo social. Como Jesús, que corroboraba con sus actos lo que
decía; la Iglesia, debe corroborar con sus actos con lo que dice, en el servicio. El movimiento
evangelizador es muy complejo. La Iglesia es un catalizador, que provoca la reacción. Si la
Iglesia no es misionera, no sirve para nada. El que manda en este proceso es el Reino, nosotros
somos solo instrumento.
La impresión de que todo el mundo era católico es mentira.
“Porque es lindo”, “Porque a la gente le gusta” no son criterios pastorales.
América Latina: CEBs autóctonas e independientes, no surgidas por influjo de catecumenados
europeos, con la recepción creativa de la renovación conciliar. Han cambiado desde entonces la
fisonomía y el espíritu de la Iglesia latinoamericana; hacen reales la comunión y participación, tienen
un marcado compromiso liberador y misionero, son focos e instrumentos de evangelización.
Formación continua de sus miembros, riqueza de su liturgia, acompañamiento del proceso de
conversión personal y comunitario. Son modelos de renovación eclesial y expresión del rostro
latinoamericano de la iniciación cristiana de adultos.
50 años de Medellín: empiezan a mirar desde sí. Es un paso de adultez. Empieza un camino más
propio latinoamericano. América Latina empieza a producir para el resto de la Iglesia. Francisco
es el paradigma sobre esto. Hay términos propios que terminan asumiéndose eclesialmente:
opción preferencial por los pobres.
Hay aportes de métodos de pequeños grupos, de Paulo Freire, método latinoamericano de ver-
juzgar-actuar.
La “riqueza” de la liturgia en América Latina es relativa.
En el fondo de todas las experiencias subyace el mismo principio: sólo a través de un proceso
personal de educación y maduración en la fe en el seno de una comunidad es posible, normalmente
llegar a la conversión auténtica y a ser cristianos y adultos coherentes.

1.3. EL CATECUMENADO
Hablar de iniciación cristiana es lo mismo que hablar de proceso catecumenal. No existe auténtica
iniciación cristiana sin un catecumenado serio -antes o después del bautismo-; es la estructura básica
y el elemento fundamental, junto con los ritos sacramentales, de la iniciación cristiana.
La pregunta de “estar preparado” es una estupidez.

1.3.1. EL CATECUMENADO ANTIGUO


Hay numerosas fuentes: escritos canónico-litúrgicos, catequesis mistagógicas, tratados doctrinales,
libros litúrgicos.
TESTIGOS DEL CATECUMENADO ANTIGUO

Justino (+ 165)
Roma
Hipólito (+253)
Tertuliano (160-220)
Cartago Cipriano (200/210-258)
Occidente Agustín (354-430)
(latín) Milán Ambrosio (339-430)
Paciano de Barcelona (+c. 392)
Gregorio de Elvira (+c. 392)
España
Isidoro de Sevilla (560-633)
Ildelfonso de Toledo (+667)
Clemente (140/150-215)
Alejandría
Orígenes (185-254)
Jerusalén Cirilo (315-386)
Oriente Teodoro de Mopsuestia (350-428)
Antioquía
(griego) Juan Crisóstomo (354-407)
Basilio de Cesarea (329-379)
Siria Gregorio de Nacianzo (330-390)
Gregorio de Nisa (335-395)
La Tradición Apostólica (Hipólito) es el «primer manual de iniciación» con las etapas básicas del
catecumenado romano del s. III que duraba tres años:
1. Admisión al catecumenado: bajo la responsabilidad de otros cristianos que le presentan y
acompañan («padrinos») es examinada la vida y motivaciones del pagano para ser aceptado para
iniciar la preparación al bautismo.
2. Período de catequesis: instrucción doctrinal y moral, ayuda de los «doctores» o catequistas.
Contenido bíblico. Nuevos exámenes. Etapa larga (casi 3 años), en la que los catecúmenos participan
ya los domingos en la Liturgia de la Palabra («oyentes»).
3. Acceso al bautismo: los considerados aptos eran «elegidos» para el bautismo: preparación
próxima (catequética, litúrgica y ascética) durante toda la cuaresma, para la gran celebración en la
Vigilia Pascual. En ella se administraba conjuntamente el bautismo (por triple inmersión, tras la
renuncia a Satanás y la profesión de fe), la confirmación (consignatio o unción con el crisma) y la
eucaristía (pan y vino consagrados acompañados de una mezcla de leche y miel).
4. Catequesis mistagógica: semana de pascua, vestidos de blanco, los «neófitos» (recién
iluminados o bautizados) eran instruidos y exhortados por el obispo -con la presencia gozosa de la
comunidad- a entender y vivir cada vez más los misterios sacramentales celebrados.
Ss. IV-VI: la duración del proceso catecumenal se reduce. Importancia de la preparación próxima al
bautismo durante la cuaresma, enriquecida con la penitencia (oración, ayuno y limosna), la
instrucción doctrinal (catequesis bíblica, explicación del símbolo de la fe y el padrenuestro,
aprendidos y recitados -traditio y redditio- en comunidad) y la iniciación litúgico-ritual («escrutinios»
o reuniones especiales con exorcismos y otros ritos). Más importancia a las homilías y catequesis
mistagógicas de los obispos para completar la iniciación cristiana de los recién bautizados. Los
actuales leccionarios litúrgicos de Cuaresma y Pascua (ciclo A) son fiel reflejo de este esfuerzo
pastoral de la Iglesia durante los primeros siglos.
Domingo “in albis” estaban vestidos de blanco, era una gran fiesta. Era el primer domingo que
celebraban los neófitos con la comunidad después de la Vigilia.

a) Etapas
Períodos Duración Categorías de catecúmenos
catecumenales En Oriente En Occidente En Oriente En Occidente
Acroatai «Accedentes»
Etapa (oyentes) (Tertuliano)
pre-catecumenal Orígenes «Rudes»
(Agustín)
Etapa de Tres años Tres años Catechumenoi «Audientes»
preparación (en Roma) «Auditores»
remota Dos años Catechumeni
Catecumenado (en España)
«pre-bautismal»
Cuaresma Cuaresma Photizomenoi Electi
(ocho semanas) (seis semanas)(iluminados) (Roma)
«Competentes»
Etapa de
(África)
preparación
Illuminati
inmediata
Ingressuri
baptismum
(Tertuliano)
Catecumenado Semana de Pascua Semana de Pascua Neophytoi Neophyti
«post-bautismal» Neophotistoi
b) Contenidos
Tipo de Examen de
Etapas Destinatarios Contenido Catequistas
catequesis Admisión
Los Anuncio Un primer anuncio Por lo general
paganos kerigmático a evangélico (muy simples
Etapa
través de la elemental) cristianos
pre-
palabra o del (laicos)
catecumenal
testimonio de
vida
1a. fase: Los InstruccionesAbarcaba el doble Doctores Como primer
«audientes» o aspecto «doctrinal» audientium: en paso para
«catecúmenos» y «moral»; un principio entrar en el
«fundamentos de la eran laicos catecumenado
fe» (regulae fidei, (escuelas
verbum breviatum); privadas);
«exigencias de la luego, también
Etapa vida cristiana» eclesiásticos
catecumenal (decálogo)
«pre 2a. fase: Los Instrucciones y En la doble línea El obispo (o Para poder
bautismal» «elegidos», homilías «doctrinal» y algún acceder al
«competentes» «moral», presbítero) bautismo
o comprendía
«iluminados» explicación de la
(período Escritura,
cuaresmal) explicación símbolo
y explicación del
padrenuestro
Los recién Homilías Explicación de los El obispo
Etapa «post- bautizados mistagógicas ritos de los tres
bautismal» sacramentos de
iniciación cristiana
c) Ritos
Ritos de entrada Ritos durante la Ritos de paso a
Períodos Ritos propios del
en el primera etapa la segunda etapa
catecumenales período cuaresmal
catecumenado catecumenal catecumenal
Primer período del  Simple  Imposición de  Elección o  Imposición de las
catecumenado presentación las manos  Inscripción del manos
(siglo III)  Exámenes de  Oración de los nombre  Exorcismos diarios
adimisión catecúmenos  Exorcismo
solemne antes del
bautismo
 Oración de los
catecúmenos
 Ayunos
Segundo período  Signación  Elección o  Escrutinios
del catecumenado  Ofrecimiento de  Inscripción del  Exorcismos
(siglos IV-VI) sal nombre  Traditio - redditio
 Ofrecimiento del de los evangelios
pan exorcizado (y de los salmos)
(oriente)  Bendiciones
 Simple  Ayunos
imposición de
manos (en Galia)

d) Itinerario catecumenal
Preparación Preparación
Etapas Precatecumenado Mistagogía
cuaresmal cuaresmal
Duración Ilimitada Uno o más años Cuaresma Tiempo pascual
Contenidos Anuncio evangélico Catequesis Retiro intensivo, Catequesis
íntegra y preparación sacramental y
graduada inmediata litúrgica
Finalidad Despertar de la fe y la Profundizar la fe Madurar las decisiones Integrarse en la
conversión comunidad

Celebraciones Encuentros Celebraciones Tres escrutinios: 3°, 4° y Eucaristías


humanos de la palabra. 5° dom. de cuaresma. comunitarias.
Exorcismos Entregas del símbolo y Aniversario del
menores. padrenuestro. bautismo.
Bendiciones.

Funciones Acogida Iniciación Iluminación Contemplación


Categorías Precatecúmenos Catecúmenos, Elegidos, competentes, Neófitos (nuevos
(simpatizantes o oyentes iluminados (decididos o cristianos)
interesados) (candidatos) aspirantes)

1.3.2. EL CATECUMENADO HOY


1972: edición oficial latina del Ritual de la iniciación cristiana de adultos (ed. española en 1976).
Mirando a la Iglesia antigua, ofrece un itinerario catecumenal susceptible de ser adaptado a las
diversas situaciones actuales, con el objetivo de acompañar al adulto convertido a Jesucristo hasta
su plena incorporación a la Iglesia. Se presentan cuatro tiempos o etapas:
- El precatecumenado o primera evangelización, el despertar de la fe, la conversión inicial por la
aceptación de la persona de Cristo y la realidad de la Iglesia. El «simpatizante» o «precatecúmeno»
es admitido con la señal de la cruz.
- El catecumenado, catequesis de iniciación progresiva, sistemática y completa, acompañada de
celebraciones de la palabra, bendiciones y exorcismos. El «oyente» o «catecúmeno» será «elegido»
para iniciar la preparación próxima para los sacramentos.
- Preparación cuaresmal, camino de purificación e iluminación. «Escrutinios», «entrega y
devolución del símbolo y padrenuestro» y las «unciones». Los tres sacramentos de iniciación
celebrados en la solemne Vigilia Pascual expresan y realizan el paso de los «elegidos», «iluminados»
o «competentes» a la vida cristiana plena en el seno de la comunidad local.
- La mistagogía o etapa post-sacramental; los «neófitos» experimentan con gozo el sentido de
la vida cristiana, el simbolismo de los ritos sacramentales y su inserción en la fraternidad comunitaria.
Se integran así tres dimensiones centrales: doctrinal, litúrgica y moral.

1.3.3. EXIGENCIAS DEL CATECUMENADO


«Cristiano no se nace, se hace» (Tertuliano, Apologético 18,4)
El catecumenado es «una formación y noviciado convenientemente prolongado de toda la vida
cristiana» (AG 14). Es un tiempo o proceso de educación y maduración en la vida cristiana en su triple
dimensión de fe, liturgia y compromiso.
Tiene algunas exigencias:
1. Conservar la propia identidad, no llamar «catecumenado» o «catecumenal» a cualquier tipo
de grupo o de catequesis, incluida la de los niños para la primera comunión. Así se corre el riesgo
de llegar a vaciar de sentido el proceso catecumenal.
2. Realizarlos siempre en un marco comunitario: la comunidad es la que acoge, acompaña,
celebra e incorpora al catecúmeno, ofreciéndole su testimonio, la posibilidad de una auténtica
experiencia cristiana y los diversos ministerios o compromisos para hacerla real y operante. No hay
catecumenado sin comunidad.
En las parroquias se adolece. A los niños se habla de comunidad y el niño piensa en la catequista
y nada más.
3. Emplear el tiempo necesario, difícilmente será auténtico en menos de un año, y nunca se
conseguirá con una serie de charlas o unos pocos meses.
4. Respetar las etapas fundamentales: precatecumenal-catecumenal-cuaresmal-mistagógica.
Cada una con sus características, contenidos y ritos propios.
Al menos captar que hay un proceso en la aprehensión del dato revelado.
5. Mantener el equilibrio entre la libertad y la exigencia. La Iglesia propone, acoge y acompaña,
respetando el proceso libre de la conversión personal; ofrece un sentido y exige coherencia.
6. Tener en cuenta las leyes de la pedagogía de la fe. Tiene distintas etapas: pre-evangelización,
evangelización, catequesis, homilía.
7. Ser sensibles a las cuestiones actuales. Es la dinámica de la encarnación que exige un diálogo
con las situaciones y preocupaciones del catecúmeno: experiencia personal de la fe, ambiente
familiar y social, cultura, religiosidad, dificultades para entender lo institucional o litúrgico,
inquietudes socio-políticas, problemas morales... La conversión no puede reducirse sólo a algunas
áreas de la existencia.
Desafío grande en la catequesis y la tarea catequética. La catequesis no es dar clase. Estamos
acompañando una experiencia de fe. Hay un proceso personal y un testimonio del catequista.
8. Conservar la unidad del proceso. Ante la fragmentación pastoral hay que señalar la íntima
relación entre fe-sacramentos-vida, catequesis-ritos-conversión, bautismo-confirmación-eucaristía.
De ahí que el catecumenado tiene ciertas características:
A) Sigue la dinámica de Emaús: la realidad de los acontecimientos y la vida, iluminada por la
palabra de Dios, despierta la fe y hace posible el encuentro y la celebración sacramental con el Señor,
vividos en la comunidad. La historia, la Palabra, los sacramentos y la comunidad están en el corazón
de todo catecumenado.
B) Es un proceso dinámico (etapas, programación), tiene ritos (don de Dios, compromiso
personal), comunitario (responsables y testigos, ministerios), educativo-doctrinal (contenidos básicos
de la fe, historia de la salvación), vivencial (conversión, experiencia personal de Jesucristo, oración,
sacramentos, hermanos), compromiso (vida nueva según el evangelio y en la Iglesia, cambio radical
de criterios, actitudes y costumbres).
C) Es una experiencia profunda y personal de la gracia de Dios. Búsqueda de sentido, conversión
al Dios de Jesucristo, palabra de Dios acogida y aceptada, puesta en común de la fe y la vida en la
comunidad eclesial, celebración del misterio de Cristo (simbolismo litúrgico), responsabilidad en el
mundo y en la Iglesia.

1.4. LA INICIACIÓN CRISTIANA EN AMÉRICA LATINA


1.4.1. SÍNTESIS HISTÓRICA
«Luces» y «sombras» (DP 6 ss.) en la primera evangelización o «evangelización fundante» de América
Latina. El mestizaje, típico y prácticamente exclusivo de nuestro ámbito latinoamericano, es unas
claves básicas para la interpretación de su experiencia histórica. Es un fenómeno ambiguo y su
interpretación depende del punto de vista adoptado que se mueve entre la «leyenda negra» y la
apología acrítica de la «hispanidad».
Lo mismo con la tarea evangelizadora de la Iglesia. Se puede subrayar el predominio de la
dominación-colonización sobre la evangelización, o insistir en el original esfuerzo de inculturación
que supone la evangelización de América Latina que engendró un catolicismo popular inseparable
de la identidad cultural de nuestros pueblos.
Lo mismo con la iniciación cristiana de los pueblos indígenas. Se arrastraron condicionantes
negativos de la Iglesia de cristiandad española: inexistencia de catecumenado o estructuras serias de
iniciación, actitud cerrada ante las religiones no cristianas, confusión entre la autoridad civil y la
Iglesia. Pero también había un extraordinario celo apostólico, que llevó a la defensa y evangelización
de los pueblos indígenas con actitudes heroicas y creatividad pastoral.
España se venía de conquistar todo el país de los musulmanes, luego descubren América.
Tienen un fervor de conquista. Les costó muchísimo comprender la cultura que existían.
Llegan a “civilizar”. Algo nefasto.
Sabemos que, lamentablemente, no fue esa la praxis ordinaria de los misioneros: lo común eran los
bautismos masivos y con mínima preparación. Los franciscanos hablan de diez mil bautizados en un
solo día; son cinco millones los indígenas bautizados en 12 años (1524-1536) con una sumaria
instrucción previa sobre la fe: padrenuestro, credo, mandamientos de Dios y de la Iglesia, nociones
de los sacramentos; la confirmación era ocasional y tardía (en las visitas episcopales); la admisión de
los indígenas a la comunión fue objeto de polémicas.
Toribio de Mongrovejo recorre todo América Latina en el s. XVI para confirmar.
Las consecuencias negativas (denunciadas en las primeras crónicas misioneras): coacción para la
recepción del bautismo, insuficiente preparación, conversiones simuladas, repetición del bautismo
por motivaciones interesadas, paganismos prácticos bajo un cristianismo simulado, sincretismo e
ignorancia religiosa.
Pero es injusta una visión global negativa. Junto a las sombras, se reconocen también luces:
1) El afán evangelizador y la administración del bautismo, reconocía la dignidad de los indígenas
como personas humanas e hijos de Dios, paso fundamental para la defensa de sus derechos
oponiéndose a la opresión y destacando en muchas ocasiones que eran mejores cristianos que los
españoles.
2) Preocupación por superar el sacramentalismo: predicación del evangelio, fechas apropiadas
para celebrar el sacramento, estudios y discusiones de las exigencias de la pastoral bautismal (el
Concilio de Lima, 1551, decreta que nadie fuera bautizado sin una mínima preparación de al menos
30 días).
3) Seriedad de catequesis postbautismal, en especial en «doctrinas», «misiones» o
«reducciones» en agustinos, franciscanos y jesuitas. Auténticas «escuelas de catequesis», verdades
fundamentales de la fe, principios de la oración cristiana, normas morales e instrucción litúrgica.
Catequistas indígenas, agentes de pastoral para la iniciación cristiana de su pueblo.
4) Creatividad pastoral. Catequesis inspiradas en la narración de la historia de la salvación.
Aprendieron lenguas nativas, escribieron en ellas numerosos catecismos, usaron imágenes plásticas
y música, adaptaron a la simbología indígena... Un admirable esfuerzo de inculturación
ensombrecido por la mentalidad de «tabula rasa» de la época. El primer libro impreso en América
Latina fue precisamente el catecismo de Toribio de Mogrovejo en castellano, quechua y aymará.
Luego vendrán etapas de estabilización, cansancio y rutina en la Iglesia del Continente, más las crisis
socio-políticas y eclesiásticas del siglo XIX y comienzos del XX. Con el Vaticano II se abre la fuente
de renovación eclesial.

1.4.2. SITUACIÓN ACTUAL


No es fácil conseguir una visión global objetiva de la iniciación cristiana en América Latina por la
diversidad de situaciones concretas en cada Iglesia local (líneas pastorales, renovación litúrgica y
catequética, mentalidad popular, problemas sociales y culturales, sectas). Igual se propone esta
descripción:
1) El pueblo latinoamericano es consciente de la necesidad de la práctica sacramental y acude
masivamente a solicitar los sacramentos de iniciación. Especialmente bautismo de los niños y la
primera comunión. Muchas confirmaciones y con frecuencia, en muchas partes del continente, es
alto el porcentaje de asistencia a la eucaristía dominical. Limitaciones: enorme extensión de las
diócesis y carencia o escasez de ministros ordenados.
2) La motivación explícita tiene valores y ambigüedades típicas de la religiosidad popular. No
es fácil emitir un juicio sobre los elementos de auténtica fe cristiana en las motivaciones como por
ejemplo: El niño estará más cerca de Dios y crecerá más sano; el bautismo preserva o «resguarda» al
niño de males que le pueden venir; si muere, el niño podrá ir al cielo y Dios no lo castigará; Es
costumbre, para que el niño no quede «infiel», o «morito»; que sea católico como toda la familia, y
que pueda hacer la primera comunión; hay muchos bautismos de emergencia («agua de socorro»),
como «rito de protección».
3) La dimensión catequética de la iniciación cristiana presenta deficiencias. Es, muchas veces,
mínima y reducida a la preparación para la primera comunión. La catequesis pre-bautismal suele
reducirse a una o dos «charlas» impuestas y rutinarias.
4) Crece la preocupación pastoral en busca verdaderas estructuras de iniciación: escuelas de
catequesis, procesos catecumenales, materiales, catequesis familiar, celebraciones comunitarias
cuidadas, renovación litúrgica, revalorización de la confirmación en el contexto de la pastoral juvenil.
5) La celebración de los sacramentos de iniciación tiene características de verdaderas fiestas
populares, con riquezas y peligros. Se involucra a toda la familia, hay vínculos de amistad
(«compadres» o catequistas), alegría comunitaria. Pero también hay comercialización, abusos de
licor, derroche y ostentación, intereses (padrinos «poderosos»), desigualdades sociales.
6) Entre los pastores hay dos tendencias: la rutinaria sacramentalización con mínimas exigencias
preceptivas y los que intentan replantear con seriedad toda la pastoral de las iniciación cristiana.
7) Nuevos aspectos de nuestra realidad son el desprecio de los sacramentos de iniciación por
influjo del secularismo, dudas que las sectas fundamentalistas están sembrando (legitimidad del
bautismo de los niños), sincretismo.

1.4.3. PERSPECTIVAS
Está presente la preocupación por las deficiencias de la iniciación cristiana en América Latina (SD 26,
33, 96, 130, etc.). La mayor parte de los bautizados no dan su adhesión personal a Jesucristo en la
primera conversión. Son bautizados alejados o no convertidos, sin conciencia de pertenencia a la
Iglesia («católicos», pero no Iglesia), no asumen valores cristianos ni criterios evangélicos en su vida,
ni sienten la necesidad de compromiso eclesial. Ellos deben ser los primeros destinatarios de la tarea
misionera de la Iglesia.
Igual desafío presenta el sacramento de la confirmación (SD 115) y la celebración eucarística como
fuente de compromiso personal y comunitario (SD 43). Es necesario renovar profundamente las
estructuras de iniciación cristiana, sin olvidar el principal desafío, que es la injusticia estructural que
amenaza y empobrece al continente.
Hay que redescubrir y potenciar la dimensión social y liberadora de los sacramentos cristianos. Los
signos del amor de Dios revelado en Jesucristo, celebrados en la Iglesia por la fuerza del Espíritu, no
pueden concebirse en nuestro contexto de pecado y muerte sin interpelación sobre la presencia del
mal y sin que nos comprometa solidariamente.

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