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NOMBRES Y CÓDIGOS:

JULIÁN ANDRÉS MARÍN LANCHEROS  1630669-3350 Y JHON JAIRO ORTEGA MONTERO 1834958-
3260
INTRODUCCIÓN A LA ÉTICA
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
FACULTAD DE HUMANIDADES
UNIVERSIDAD DEL VALLE

TALLER NO. 1
ÉTICA ANTIGUA Y MODERNA – ERNS TUGENDHAT

1.  ¿Cuál creen ustedes que es la idea principal del ensayo de Tugendhat? Sustenten su respuesta en
máximo 500 palabras.
2.   ¿Qué querrá decir Tughendat cuando afirma lo siguiente?:
“Pero parece obvio que en la salud tenemos un criterio del bien objetivo, independiente de la
voluntad y efectivamente normativo para ésta desde su propia perspectiva” (p. 60). Máximo 500
palabras.

Desarrollo

1.  En este texto Tugendhat realiza una comparación sobre la manera como se ha concebido la
ética en la antigüedad y en modernidad, para ello, pone de manifiesto que parte de la tradición
moderna, representada principalmente por Kant, para hablar de la tradición griega, representada
por Aristóteles. En estas época se pueden encontrar diferencias en la manera como definen
nociones como, por ejemplo, ¿qué es lo que se considera correcto? En Aristóteles lo correcto en
cada caso debe ser conocido de modo inmediato a la situación particular en lo que se encuentra
en la concepción que se considera adecuada, para él la capacidad para formular juicios morales
correctos concretos no es una facultad intelectual libre, depende de la disposición afectiva
adecuada del ser humano, es decir, una correcta educación. El autor encuentra que el criterio de
lo moralmente correcto para Aristóteles encuentra su determinación en lo dado de antemano, en
la costumbre de su momento, esto puede representar un problema ya que algo que se admita
como correcto o bueno sólo porque ya está dado, va en contra de la duda. En Kant lo correcto
debe decidirse cada actuación del principio moral general, en ella se expresa lo que debemos
hacer, no lo que queremos. Este pensador no permite que se deje sin determinar cómo se
fundamentan los juicios, realiza una distinción entre la fundamentación apriorística en sentido
estricto y justificado y una fundamentación empírica. Tugendhat afirma que una característica
importante de la modernidad es la radicalización de los criterios de demostración, tanto en juicios
teóricos como prácticos.
Otro contraste importante entre ética antigua y moderna tiene que ver con su objetivo, a pesar de
que ambas tratan temas como la felicidad y el deber hacia el otro, se encuentran diferencias en el
enfoque que toman. En la antigua, se piensa en aquello que en cada caso es bueno para el
individuo, se preocupa por el estilo de vida que se debe seguir, tiene un carácter teleológico, se
preocupa por distinguir entre felicidad aparente y felicidad verdadera. El aspecto de la obligación
hacia el otro toma un segundo lugar, se concibe como “lo bello”. Por el contrario, la ética
moderna se interesa principalmente por normas intersubjetivas, el que se debe hacer respecto al
otro. En la ética Kantiana el problema de lo moral pasa a primer plano, Kant afirma que se
pueden formular reglas objetivas para lo que debemos hacer, pero no hay reglas objetivas y de
validez universal para la consecución de la felicidad. Esta concepción tiene que ver con su
orientación política, está influenciado por la convicción liberal de que cada cual puede configurar
su vida a su manera, su ética es deontológica. La felicidad la define como “el estado de un ser
racional (...) al cual, en el conjunto de su existencia, le va todo según su deseo y voluntad”
(Tugendhat, Pág. 57). Con voluntad no se refiere sólo al bienestar de la propia persona, se obtiene
bienestar cuando aquello a lo que se dirige la voluntad, alcanza satisfacción, esto significa que el
bien del otro, cuando es algo que el individuo quiere por sí mismo, es un componente de la propia
concepción de felicidad.

2. Tanto en la historia antigua como en la moderna, es inevitable encontrar como las estructuras
sociales influyen en los intereses de los individuos. Las particularidades y prejuicios de una época
dificultan la construcción y determinación de criterios que se puedan considerar verdaderos. El
contexto cultural y social condiciona lo que se considera bueno, tal como dice el autor,
refiriéndose a Aristóteles, una determinada concepción del hombre solo puede fundarse en una
determinada concepción correcta del individuo, concebido como ser esencialmente social
(Tugendhat, Pág. 59).
Teniendo en cuenta tal complejidad para determinar la objetividad de una cuestión, el autor se
pregunta por la existencia de un criterio que se pueda considerar universal sobre el bien y el mal.
Tugendhat encuentra dicha representación en los conceptos de salud y enfermedad.
A pesar de que existe un consenso general al percibir la salud como algo positivo y bueno, se
puede notar una gran dificultad para definirla de manera objetiva. Cuando los griegos
reflexionaron sobre el concepto de felicidad se preguntaron por aquello que en cada caso es
bueno para el individuo, por aquello que se orienta a la salud o a la capacidad de funcionamiento
de constitución anímica. Para ellos la salud consistía en la armonía, el equilibrio y la mezcla
correcta de sustancias corporales, esta definición abarca tanto una dimensión física como psíquica
en el ser humano. Por otro lado, la enfermedad era concebida como un menoscabo de la
capacidad de funcionamiento.
Esta definición que abarca un punto medio entre dualidades también se puede observar en época
moderna. Erick Fromm, en su libro “Man for himself” (1947), define la salud psíquica como el
equilibrio entre la propia independencia y la necesidad de los demás, sin embargo, en opinión de
Tugendhat, no queda claro si esta es una definición de salud o una proposición empírica. Ante la
necesidad de encontrar un concepto formal de salud psíquica, el autor recurre a las observaciones
de Lawrence kubie, quien afirma que la característica general de la conducta patológica es el
carácter compulsivo que se repite automáticamente sin consonancia de la situación, el provecho,
o las consecuencias de la acción, lo cual se opone al comportamiento normal o sano que es
flexible y se controla a voluntad (Tugendhat, Pág. 63). Teniendo en cuenta la definición anterior,
el autor define la enfermedad psíquica como el menoscabo de la capacidad del ejercicio del
querer. En base a su opuesto, la enfermedad,
Tugendhat encuentra un fundamento para demostrar el carácter universalmente bueno del
concepto de salud: a pesar de que no se conoce la medida de la compulsividad de nuestro querer,
no se elegiría libremente el querer conocerla, a pesar de que se podrían tener buenas razones para
querer estar enfermo como medio para obtener otros fines, sería irracional buscarla como fin en sí
misma.
Referencia bibliográfica

Tugendthat, E. (1988) PROBLEMAS DE LA ETICA. Barcelona: G. E. Grijalbo.

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