Está en la página 1de 20

PSICOONCOLOGÍA. Vol. 1, Núms. 2-3, 2004, pp.

231-250

EVALUACIÓN Y CONTROL DE SÍNTOMAS EN ONCOLOGÍA PEDIÁTRICA:


UNA NECESIDAD QUE CUBRIR Y UN MUNDO POR DESCUBRIR
Maitane Salas*, Olga Gabaldón**, José Luis Mayoral**, Mila Arce** e Imanol Amayra*
*Universidad de Deusto. Bilbao.
**Servicio de Pediatría-Psiquiatría Pediátrica. Hospital Donostia. San Sebastián.

Resumen Abstract
Los niños con cáncer experimentan sínto- Children with cancer experience symptoms
mas asociados a la enfermedad y/o tratamien- related to illness and/or treatment. Symptom
to. La experiencia de los síntomas en el niño experiences in the child with cancer are indivi-
oncológico es individual, subjetiva y cambian- dual, subjetive and they change over time. There
te. Queda mucho por descubrir acerca de cómo is still much to be discovered about how children
los niños oncológicos y sus familias experimen- with cancer and their families experience child-
tan los síntomas. En este artículo se describe hood cancer symptoms. In this article, how chil-
cómo los niños y sus familias experimentan los dren and their families experience symptoms is
síntomas, y se revisa la literatura sobre algunos described, and the literature about some frequent
síntomas frecuentes en el niño oncológico: el symptoms experienced by child with cancer,
dolor, la fatiga y las náuseas y vómitos asocia- including pain, fatigue and chemotherapy related
dos a la quimioterapia, exponiendo las técnicas nausea and vomiting, is reviewed, adressing
psicológicas utilizadas en el tratamiento de los psychological techniques used in the treatment of
mismos. Finalmente, se reflexiona sobre el rol these symptoms. Finally, there is a reflexion about
del psicooncólogo infantil en la evaluación y pediatric psychooncologist role in the assessment
tratamiento de los síntomas físicos del niño and management of physical symptoms in pedia-
oncológico y la necesidad de investigar sobre la tric oncology patient, and about the need of rese-
evaluación y control de esto síntomas. arch in symptom assessment and control.
Palabras clave: Psicooncología Pediátrica, Key words: Pediatric Psychooncology,
síntomas, dolor, fatiga, náuseas, vómitos, eva- symptoms, pain, fatigue, nausea, vomiting,
luación, tratamiento. assessment, treatment.

INTRODUCCIÓN a los niños y sus familiares distress físico y


emocional(1).
El control de síntomas es una parte La experiencia de los síntomas en el
esencial de la atención integral al niño gra- niño afecta a su calidad de vida y a la de los
vemente enfermo o de los cuidados palia- familiares. En tal sentido, parece apropiado
tivos pediátricos. La misión principal de que los profesionales de la salud contem-
esta intervención es prevenir y aliviar el plen la reacción familiar al distress infantil
sufrimiento en todas sus dimensiones: físi- como parte del proceso de alivio sintomá-
ca, emocional y espiritual. Si bien esto no tico del niño(2).
siempre es posible lograrlo, los profesiona- En lo que tiene que ver con la pobla-
les y organizaciones sanitarias disponen ción oncológica infantil, el tratamiento de
de conocimientos y recursos para ahorrar síntomas es un objetivo principal para los

Correspondencia: Financiación:
Imanol Amayra y Maitane Salas Trabajo realizado en parte gracias a una beca predoctoral
Universidad de Deusto. del Programa de Formación de Investigadores del
Facultad FICE. Departamento de Psicología. Despacho 2133-D. Departamento de Educación, Universidades e Investigación
Avenida de las Universidades s/n. Apartado 1. 48080 Bilbao. del Gobierno Vasco (BFI01.16) concedida a la primera
E-mail: maitanesalas@yahoo.com autora del mismo.
232 Maitane Salas et al.

médicos y otros profesionales de la salud(3). paciente al diagnóstico de cáncer, al trata-


A pesar de los recientes avances sobre la miento y a la rehabilitación, así como al
evaluación y tratamiento del niño oncoló- diseño de métodos eficaces para la reduc-
gico, queda mucho por descubrir acerca de ción del distress del paciente pediátrico. En
cómo éste y sus familiares perciben y afron- relación con esto último, el enfoque con-
tan el estrés asociado a los síntomas de la ductual, con su visión operacional del estu-
enfermedad y su tratamiento(2). Además, la dio del comportamiento, ha contribuido a
estimación de la prevalencia de síntomas y no patologizar los problemas de adaptación
de sus características resulta difícil por la del niño oncológico(6).
ausencia de instrumentos de evaluación de
síntomas adaptados a esta población(4).
Los niños con cáncer conviven diaria- PERCEPCIÓN DE SÍNTOMAS POR
mente con los síntomas de la enfermedad y PARTE DEL NIÑO ONCOLÓGICO Y
los efectos secundarios del tratamiento, SU FAMILIA
muchos de ellos no aliviados(5). Los sínto-
Recientemente, algunos estudios sobre
mas asociados al diagnóstico, tratamiento y
Oncología Pediátrica se han centrado en
rehabilitación, no sólo afectan a la calidad
analizar la experiencia de los síntomas aso-
de vida del paciente, sino que también afec-
tan al cumplimiento de las prescripciones ciados al cáncer desde la perspectiva del
terapéuticas(6). niño y su familia(2,4,7,8). Según estos trabajos,
En las últimas décadas, diferentes estudios la mera prevalencia de un síntoma no está
se han centrado en la determinación de la pre- necesariamente relacionada con su fre-
valencia del dolor y otros síntomas, en evaluar cuencia, intensidad o distress. Por ejemplo,
y reducir el distress, la ansiedad y dolor aso- la prevalencia de insomnio puede ser
ciado a procedimientos médicos y en evaluar modesta, pero altamente estresante para los
y controlar la emesis asociada a la administra- pacientes que lo padecen(4).
ción de la quimioterapia. Así mismo, durante De los estudios mencionados, cabe
los últimos años la fatiga, un síntoma frecuen- destacar los efectuados por Collins et al.(4,8),
te en la población oncológica pediátrica, ha Hedström et al.(7) y Woodgate et al.(2).
empezado a recibir atención. Collins et al.(4,8) determinaron la preva-
El estudio de los síntomas del cáncer en lencia, características y nivel de distress en
el niño es limitado. La mayoría de los inves- niños con cáncer. Para ello, emplearon la
tigadores han realizado estudios de corte escala Memorial Symptom Assessment Sca-
transversal, lo que no permite conocer la evo- le (MSAS) en niños oncológicos de edades
lución de los síntomas durante periodos pro- comprendidas entre 10 y18 años(4) y de
longados. Además, se han efectuado princi- entre 7 y 12 años(8) obteniendo medidas de
palmente dentro del paradigma cuantitativo síntomas físicos y psicológicos.
que sugiere el empleo de instrumentos estan- En niños de 10 a 18 años(4) el síntoma
darizados(2). Por último, se ha pasado de la más frecuente (49,7%) fue la falta de ener-
evaluación unidimensional de síntomas a la gía. Entre los resultados obtenidos cabe
evaluación multidimensional de éstos, y de mencionar los siguientes: a) Los niños hos-
intervenciones como la hipnosis a tratamien- pitalizados experimentaron más síntomas
tos basados en técnicas cognitivo-conductua- que los no hospitalizados; b) los pacientes
les. Finalmente, cada vez son más los estu- que recientemente habían recibido quimio-
dios cualitativos que muestran la experiencia terapia presentaron más síntomas que aque-
individualizada, subjetiva y cambiante de los llos que no la habían recibido en los últi-
síntomas en el niño oncológico. mos 4 meses, y c) los pacientes con tumo-
Los investigadores y clínicos de la con- res sólidos experimentaron más síntomas
ducta han contribuido significativamente a que los pacientes con leucemia, linfomas o
la comprensión de las respuestas del tumores del sistema nervioso central.
Evaluación y control de síntomas en Oncología Pediátrica 233

Los síntomas más frecuentemente men- denció: a) un nivel de acuerdo moderado


cionados (con una prevalencia > 35%) fue- para los síntomas de náusea, dolor y letar-
ron: falta de energía, dolor, somnolencia, gia, b) un nivel regular para la anorexia, tris-
náusea, tos, falta de apetito y síntomas psi- teza e insomnio, y c) un nivel escaso para
cológicos (sentimientos de tristeza, de ner- los picores y la preocupación. En este últi-
viosismo, preocupación, irritabilidad). En mo caso, los niños tendían a mencionar los
relación con esto, los síntomas percibidos picores y el insomnio más frecuentemente
como más estresantes para un tercio de los que los padres, y estos últimos referían con
pacientes fueron los sentimientos de triste- mayor frecuencia que sus hijos a la tristeza
za, el dolor, las náuseas y la falta de apeti- como síntoma relevante.
to e irritabilidad, estando el distress psico- Por su parte, Hedström et al.(7) analiza-
lógico y el estado de ánimo relacionados ron los eventos estresantes en niños y ado-
con el número de síntomas en general y con lescentes oncológicos mediante entrevistas
el dolor específicamente. efectuadas a 50 niños, 65 padres y 118 enfer-
Collins et al.(8) demostraron que los meras. Para ello, se formuló la siguiente pre-
niños oncológicos de 7 años son capaces de gunta a cada participante “¿Ha habido algún
proporcionar una información clínica rele- evento especialmente estresante para tí/tu
vante y consistente sobre su experiencia hijo/el niño relacionados con la enfermedad
con los síntomas, y que los niños de entre 7 y tratamiento?”. Las categorías que surgieron
y 12 años experimentan múltiples síntomas. del análisis se agruparon en dos dimensio-
Aproximadamente un tercio experimen- nes: física y emocional. En los resultados
taron letargia y/o dolor y/o insomnio 48 finales, y respecto a la primera dimensión,
horas antes de cumplimentar el MSAS. La la percepción de estrés se relacionó con las
prevalencia de síntomas 48 horas antes de siguientes situaciones y síntomas: dolor
completar la evaluación fue la siguiente: resultante de los procedimientos diagnósti-
cansancio (35.6%), dolor (32.4%), insomnio cos y tratamientos, náuseas y fatiga. Por eda-
(31.1%), picores (25%), falta de apetito des, lo más mencionado en niños de hasta
(22.3%), preocupación (20.1%), náusea 12 años era el dolor asociado a procedi-
(13.4%) y tristeza (10.1%). Aunque la triste- mientos diagnósticos y terapéuticos, y para
za era el síntoma con menor prevalencia, los niños mayores de 13 años las náuseas.
más de la mitad de los niños la evaluaron Los aspectos emocionales más frecuente-
como intensa, frecuente y estresante, lo que mente mencionados como causas de estrés
sugiere una posible necesidad de apoyo psi- fueron el confinamiento, sentimientos de
cológico continuado a lo largo de la enfer- alienación y temor antes de los procedi-
medad. El alto nivel de distress estaba más mientos médicos. Por edades, los niños de
asociado con el dolor, el insomnio, picores, 0-3 años valoraron como más estresante el
náuseas y preocupación que con el cansan- confinamiento, el grupo de 4-7 años los sen-
cio y la falta de apetito. Al igual que en el timientos de alienación, el grupo de 8-12
estudio anterior, los niños hospitalizados años la preocupación sobre la muerte y, por
experimentaban más síntomas que los niños último, los niños mayores de 13 años se
ambulatorios. La falta de apetito y el cansan- mostraron especialmente preocupados por
cio eran más frecuentes en aquellos niños a los cambios en el aspecto físico. De todos
los que se había administrado quimioterapia los grupos citados, los niños de entre 8 y 12
durante los 7 días anteriores, mientras que años mencionaron más a menudo aspectos
las náuseas eran más prevalentes en los de estrés de naturaleza emocional.
pacientes que no habían recibido quimiote- Finalmente, Woodgate et al.(2) propor-
rapia en los últimos días. Finalmente, se ana- cionaron un nuevo enfoque de acercamien-
lizó el grado de acuerdo respecto al impac- to a la experiencia de los síntomas en el
to subjetivo de los síntomas entre los afecta- niño oncológico, demostrando que los
dos y sus progenitores. En tal sentido, se evi- niños experimentan los síntomas como
234 Maitane Salas et al.

ocho sentimientos con sus significados aso- conductuales, psicológicos, familiares y cultu-
ciados. En opinión de los autores, los signi- rales influyen en el dolor y el sufrimiento(9-13).
ficados que los niños y sus familias asignan Dentro de estos factores cabría destacar: a)
a los síntomas son cruciales para entender procesos psicológicos como las cognicio-
cómo el niño los experiencia. Por ello, con- nes, estrategias de afrontamiento, capacidad
sideran necesario estudiar cada uno de los de comunicar el dolor, miedo, temperamen-
síntomas en el contexto de los significados to y personalidad; y b) componentes socio-
asignados. Esto tiene implicaciones en lógicos como la familia, la cultura y la eco-
cómo se evalúan y tratan, concluyendo que nomía, que influyen en las percepciones y
es necesario el desarrollo de instrumentos en las reacciones del niño ante el dolor(14).
de evaluación de síntomas basados en la Los niños oncológicos no experimentan
asignación de significados. el mismo dolor crónico debilitante que los
En el estudio realizado, hallaron que los adultos con cáncer, presumiblemente por los
síntomas son más que efectos secundarios diferentes tipos de enfermedades que suelen
objetivos (por ejemplo náusea) o estados físi- tener(15). No obstante, como refieren diferen-
cos o psicológicos, ya que representan expe- tes investigadores, todos los niños con cáncer
riencias dinámicas y multidimensionales que padecerán dolor causado por la enfermedad,
ocurren dentro de un contexto particular. dolor durante y después de los tratamientos y
Los síntomas están compuestos por dolor resultante de su estrés psicológico(11,16).
múltiples estados que representan múltiples Los niños pueden padecer dolor cróni-
significados. Por lo tanto, al experimentar- co cuando el proceso de la enfermedad
se los síntomas como estados globales, se genera actividad nocioceptiva invadiendo
hace difícil aislar unos de otros y evaluar el la masa ósea, comprimiendo nervios, infil-
grado de intensidad de cada uno. Esto pue- trándose en los vasos sanguíneos y dañan-
de contribuir a que los niños tengan dificul- do tejidos sanos. El dolor agudo surge del
tades o muestren desinterés a la hora de daño tisular producido por procedimientos
hablar sobre sus síntomas con otras perso- como extracciones de sangre, punciones
nas, sobre todo cuando se conceptualizan lumbares, aspiraciones medulares, inyec-
los síntomas de acuerdo a la norma, es ciones intramusculares e intravenosas, ciru-
decir, como efectos secundarios o estados gía, quimioterapia y radioterapia. Los efec-
fisiológicos o psicológicos singulares. Ade- tos acumulativos de los tratamientos pue-
más, los niños pueden verse afectados por den generar dolor crónico, ya que los niños
más de una experiencia de síntomas a la oncológicos reciben tratamientos variados
vez. Un hallazgo importante de este estudio a lo largo de varios años (pueden desarro-
fue que aunque la percepción de cada niño llar problemas de dolor de espalda, dolor
era única, todos manifestaron no haber debido al daño irreversible del tracto gas-
alcanzado un alivio completo en ninguna trointestinal, etc). Además los niños onco-
de las ocho experiencias de síntomas. lógicos pueden desarrollar dolor como
resultado del estrés psicológico de vivir con
una enfermedad potencialmente fatal(11).
EL DOLOR El dolor que pueda experimentar el
niño oncológico puede surgir de una o más
Naturaleza y etiología del dolor en
de las siguientes categorías (16-19):
Oncología Pediátrica
El dolor no sólo depende del daño físi- Dolor asociado al cáncer
co, ya que el mismo tipo de lesión tisular
puede causar dolor de diferente naturaleza Puede reconocerse conociendo la histo-
o intensidad en diferentes niños o en el mis- ria natural del tumor, siendo el dolor óseo el
mo niño en diferentes momentos. Además, más común. Puede ser generalizado (como
diversos factores ambientales, evolutivos, en las leucemias o en tumores sólidos como
Evaluación y control de síntomas en Oncología Pediátrica 235

el neuroblastoma con metástasis medular), o Prevalencia del dolor en Oncología


localizado en uno o más lugares claramente Pediátrica
definidos. Otro tipo de dolor menos común
pero extremadamente importante es el dolor Aunque no disponemos de estadísticas
provocado por la invasión o compresión mundiales referentes a los diferentes tipos
tumoral de los sistemas nerviosos central y/o de dolor en niños oncológicos, los centros
periférico (dolor de cabeza por presión intra- de tratamiento señalan que en los países
craneal, dolor de espalda asociado a com- desarrollados los niños con cáncer experi-
presión medular, etc) y el dolor por invasión mentan dolor debido a la enfermedad y/o
tumoral de tejidos blandos u órganos. tratamiento(20-25). Entre las causas más
importantes se señalan los procedimientos
médicos diagnósticos y terapéuticos(16) has-
Dolor asociado a procedimientos ta el punto de que muchos niños conside-
médicos ran que estas intervenciones son incluso
peores que la misma enfermedad(18).
El dolor asociado a los procedimientos
Miser et al.(20,21) fueron los primeros auto-
médicos es generalizado y frecuentemente es
res en centrarse en la prevalencia del dolor
la experiencia más desagradable y temida del
en Oncología Pediátrica. En un estudio en el
programa entero del tratamiento curativo. Un
que se define la prevalencia y etiología del
tratamiento óptimo de este tipo de dolor es
dolor en esta población(20) se cuantificó que
extremadamente importante para el bienestar
este síntoma estaba presente en el 40% de
del niño y de su familia, y, en algunos casos,
los pacientes, que afecta al 42% de los
para el éxito del tratamiento médico, ya que el
pacientes recidivantes y que la causa predo-
niño puede rechazar en algunas ocasiones el
minante estaba más relacionada con el trata-
tratamiento médico con el objetivo de evitar el
miento que con el propio tumor en el 74%
dolor asociado a procedimientos médicos.
de los casos. Respecto al tipo de terapéutica
constataron que el 47% estaba recibiendo
Dolor asociado al tratamiento medicación analgésica narcótica, y el 14%
analgésicos no narcóticos. En otro estudio
El dolor se puede predecir al conocer el dirigido a describir la importancia del dolor
tumor y el tipo de tratamiento administra- como un síntoma presente en Oncología
do. Algunos ejemplos de este tipo de dolor Pediátrica(21), evidenciaron que el 78% de los
son: incisiones quirúrgicas, mucositis, neu- pacientes lo experimentaba antes del diag-
ropatías (secundarias a irradiación, admi- nóstico, estando presente una media de 74
nistración de quimioterapia y particular- días antes del comienzo del tratamiento.
mente del fármaco “vincristina”, dolor de Concluyen sugiriendo que el dolor persisten-
miembro fantasma), infecciones, dermatitis te en un niño o joven puede ser un indica-
o necrosis cutánea secundaria a irradiación dor importante de enfermedad grave, por lo
o extravasación de agentes quimioterapéu- que se precisa una evaluación cuidadosa.
ticos, cambios óseos inducidos por corti- En un estudio posterior centrado en
costeroides, jaqueca prolongada posterior a establecer las causas del dolor experimen-
punciones lumbares y gastritis debida a tado por los pacientes de una clínica de
vómitos o daño de las mucosidades induci- Oncología Pediátrica(22) se constató que
do por administración de medicación. para el 33% de los participantes en el estu-
dio, el dolor derivado de las inyecciones y
Dolor debido a otras etiologías la quimioterapia era percibido como un
problema grave. Los niños participantes
Se refiere a aquel síntoma común en los habían padecido en algún momento un
niños y originado por golpes, contusiones, nivel oscilante entre moderado e intenso: el
caídas, etc. 35-40% causado por la quimioterapia, el
236 Maitane Salas et al.

28% causado por inyecciones, el 78% cau- ma de mayor prevalencia en niños hospita-
sado por aspiraciones medulares y el 61% lizados con edades comprendidas entre los
causado por punciones lumbares. 10 y 18 años (84.4%) siendo descrito con un
En un estudio multicéntrico(23) se confir- nivel entre moderado y severo por el 86.8%
maron los resultados de anteriores estudios y como altamente estresante por el 52.8% de
al demostrar que los niños oncológicos estos niños. En pacientes ambulatorios el
experimentaban dolor asociado al trata- dolor se experimentaba en un 35.1% de los
miento (el 57.8%) y dolor referido a la enfer- casos, y era descrito entre moderado y seve-
medad (el 21.1%). ro por el 75% y como altamente estresante
Ljungman et al.,(24) en un estudio multi- por el 26.3% de estos niños. En un estudio
céntrico analizaron la prevalencia y causas posterior(8) encontraron que casi un tercio de
del dolor, la metodología de evaluación, los niños oncológicos con edades compren-
principios terapéuticos y las necesidades didas entre los 7 y 12 años habían experi-
educativas del personal sanitario respecto a mentado dolor en las últimas 48 horas y que
estas cuestiones. En tal sentido, el 40% del el dolor causaba un alto grado de estrés en
personal sanitario estimó un nivel de dolor estos niños. Así mismo, Hedström et al.(7)
intenso-moderado en los niños con cáncer. concluyeron que el dolor asociado a proce-
Un 70% opinó que este síntoma era más pre- dimientos diagnósticos y terapéuticos desen-
dominante en la fase terminal. El 41% iden- cadenaba un gran nivel de estrés a los niños
tificó el dolor causado por el tratamiento de hasta 12 años de edad.
como el problema más importante y el 72%
creía que el dolor se podía tratar de una
manera más eficaz. Para la evaluación del Dolor y ansiedad asociados a
dolor, constataron que el 31% utilizaba esca- procedimientos médicos
las visuales analógicas y el 23% escalas tipo
Faces. Asimismo, describieron que el análi- El ámbito más estudiado acerca de la
sis de la cualidad y tipo de dolor era un pro- evaluación y tratamiento del dolor oncoló-
cedimiento rutinario en 37% de los departa- gico pediátrico ha sido el del dolor y la
mentos. El 67% administraba opiáceos ansiedad asociados a procedimientos médi-
basándose en criterios temporales más que cos. El paradigma cuantitativo ha podido
en las demandas del paciente. El 30% pro- influir en que se haya investigado más en
porcionaba información respecto a los efec- este ámbito, ya que es posible medir la
tos de los opiáceos antes de comenzar el tra- intensidad del dolor y de la ansiedad aso-
tamiento para el dolor. Un 67% creía que era ciados a estos procedimientos, y éstos se lle-
necesario más tiempo para tratar el dolor. van a cabo de manera estandarizada en casi
En un estudio posterior(25) constataron todos los países desarrollados.
que para el 62% de los niños oncológicos Los primeros estudios realizados a prin-
el dolor era un gran problema. Antes del tra- cipios de la década 80 se centraron en ana-
tamiento, el 60% había experimentado lizar las reacciones de distress del niño
dolor y el 36% tenía dolor a menudo o muy oncológico ante intervenciones médicas
a menudo. El 49% calificó el dolor referido dolorosas como aspiraciones medulares y
al tratamiento como el mayor problema, punciones lumbares. Dichas investigacio-
mientras que para el 38% éste estaba aso- nes permitieron el desarrollo de escalas
ciado a procedimientos médicos. De estos observacionales con el objetivo de evaluar
últimos, para el 30% las inyecciones intra- las reacciones de distress del niño ante estos
musculares, subcutáneas e intravenosas procedimientos, como es el caso de las
eran percibidas como muy dolorosas. escalas Procedure Behavioral Rating Scale
En estudios sobre diversos síntomas en (PBRS)(26), Observational Scale of Behavio-
población oncológica pediátrica, Collins et ral Distress (OSBD)(27) y Procedure Behavior
al.(4) evidenciaron que el dolor era el sínto- Check List(28).
Evaluación y control de síntomas en Oncología Pediátrica 237

A finales de la década de los 80 comien- programas de tratamiento del dolor es


za a ser objeto de investigación no sólo el imprescindible disponer de antemano
distress asociado a los procedimientos conocimientos acerca de su evaluación(44).
médicos dolorosos, sino también su afron- Las intervenciones psicológicas han demos-
tamiento(29) y las conductas de promoción trado ser eficaces para el tratamiento de este
de afrontamiento y promoción de distress tipo de dolor pediátrico y la ansiedad aso-
de las personas presentes en la sala de tra- ciada, siendo un buen complemento para
tamiento. A tal efecto, se desarrollan esca- las terapias físicas y farmacológicas, aun-
las observacionales para evaluar el distress que este tipo de intervenciones no se han
y afrontamiento como la Behavioral Appro- aplicado de manera rutinaria en la práctica
ach Avoidance Distress Scale (BAADS)(29), y pediátrica(45).
todas las variables mencionadas anterior- El enfoque psicológico más común-
mente, como es el caso de la escala Child- mente utilizado para el tratamiento del
Adult Medical Procedure Interaction Scale dolor, el distress y la ansiedad asociados a
(CAMPIS), y sus versiones revisada CAM- procedimientos médicos dolorosos ha sido
PIS-R y corta CAMPIS-SF(30-34). el cognitivo-conductual, existiendo varias
Asimismo, algunos de estos instrumen- revisiones de la literatura(45-51). Dentro de la
tos están inspirados en un modelo de traba- investigación en este ámbito habría que
jo o conceptualización de cómo varios fac- destacar las líneas de investigación y apor-
tores influyen en las conductas de afronta- taciones de Jay et al.(52-56), Manne et al.(57-58);
miento y distress de los niños que se ven Kazak et al.(59-62); Powers, Blount et al(63-64),
sometidos a procedimientos médicos dolo- Dahlquist et al.(65), Broome et al.(66),
rosos(35-36). McCarthy et al.(67) y Chen et al. (68).
A partir de estos estudios pioneros, sur- Instituciones reconocidas internacio-
gen otros que tienen en cuenta las relacio- nalmente(16,18,69-72) recomiendan la combi-
nes entre las conductas de los adultos y las nación de enfoques farmacológicos que
conductas del niño durante los procedi- proporcionen analgesia y sedación y enfo-
mientos médicos dolorosos(37-40) o los dife- ques cognitivo-conductuales para el trata-
rentes tipos de conductas de distress en cada miento del dolor, el distress y la ansiedad
fase del procedimiento(41). En estas últimas asociados a procedimientos médicos dolo-
investigaciones se desplaza la atención de rosos, dado que las intervenciones psicoló-
los procedimientos como las aspiraciones gicas no son suficientes para controlar el
medulares o punciones lumbares(26-32,40) a dolor ocasionado por algunas técnicas
procedimientos médicos más comunes como las aspiraciones medulares o puncio-
como inyecciones intravenosas, intramus- nes lumbares(73). Asimismo, es conveniente
culares y subcutáneas (37-39, 41) e incluso a recordar que también se pueden adminis-
procedimientos menos invasivos como trar estrategias cognitivo-conductuales para
resonancias magnéticas(42) o radioterapia(43). el afrontamiento de procedimientos médi-
Los avances de la ciencia conductual cos no tan invasivos como la radioterapia(43)
han permitido la implementación de pro- o pruebas de imagen como la resonancia
gramas de ayuda para el afrontamiento de magnética(74).
los procedimientos médicos, considerán- En nuestro entorno, cabe destacar la
dose desde este área de conocimiento que experiencia piloto del Servicio de Pediatría
los procesos psicológicos y sociales interac- del Hospital Donostia (San Sebastián), don-
túan en la experiencia fenomenológica del de se ha desarrollado un protocolo de inter-
dolor. Desde esta perspectiva, la respuesta vención psicológica para la ansiedad, dolor
del ambiente socioecológico puede elicitar, y estrés asociados a procedimientos médi-
mantener o disminuir la expresión del dolor cos dolorosos en Oncología Pediátrica(75).
y conductas de afrontamiento. Teniendo en Este protocolo integra la práctica clínica y
cuenta esto último, para la implantación de la investigación, y tiene en cuenta no sólo
238 Maitane Salas et al.

la valoración subjetiva de la intensidad del el impacto mayor sobre el bienestar fue


dolor y ansiedad del niño, sino también debido a la fatiga, circunstancia que les
variables familiares. Resultados prelimina- impedía participar en las actividades pro-
res no generalizables(76-78) muestran que este pias de su edad.
tipo de intervenciones pueden reducir la Diversos estudios cualitativos indican
intensidad de la ansiedad anticipatoria que la fatiga se define de forma diferente
(entre el 50% y 100%) y el dolor (entre el según lo hagan niños, adolescentes o sus
40% y 80%) asociados a procedimientos padres(80,81), existiendo diferentes tipos en
médicos, y que la intensidad de la ansiedad los niños oncológicos(82). Se han desarrolla-
que experimentan los padres ante los pro- do y probado instrumentos de medida de la
cedimientos médicos dolorosos disminuye fatiga en niños oncológicos durante los últi-
cuando perciben que sus hijos utilizan mos años: el Childhood Fatigue Scale (CFS),
estrategias de afrontamiento adaptativas. el Parent Fatigue Scale (PFS) y el Staff Fati-
Además, se constata que los padres experi- gue Scale (SFS)(83) y las Multidimensional
mentan ansiedad ante los procedimientos Fatigue Scales del Pediatric Quality of Life
médicos a los que se ven sometidos sus Inventory PedsQL(84). Estos instrumentos no
hijos, y que los niños pequeños (a partir de se han adaptado ni validado con población
los 3 años de edad) pueden proporcionar española.
auto-informes de la intensidad de su ansie- La fatiga se describió inicialmente en
dad anticipatoria y dolor asociados a pro- pacientes de Oncología Pediátrica en un
cedimientos médicos utilizando instrumen- estudio que incluía dos grupos separados:
tos apropiados. Por último, son capaces de niños de entre 7 y 12 años y adolescentes
utilizar las técnicas de afrontamiento apren- entre 13 y 18 años, sus padres y el personal
didas cooperando activamente en su propio de enfermería que cuidaba de ellos(81,85). La
tratamiento y facilitando la labor del perso- fatiga se definía por los niños como un sen-
nal sanitario. timiento profundo de estar físicamente can-
sado o de tener dificultad en el movimiento
FATIGA corporal (utilizar brazos o piernas, abrir los
ojos). Los adolescentes hablaban de fatiga
La fatiga en Oncología Pediátrica es un como un estado cambiante de agotamiento
síntoma que no ha recibido atención hasta que puede incluir cansancio físico, mental y
fechas recientes, debido probablemente a emocional. Los padres describían la fatiga
dos razones: a) la ausencia de una defini- de sus hijos como un estado de disminución
ción apropiada de tal constructo tanto en para compensar la pérdida de energía,
niños y adolescentes oncológicos y b) la influido por múltiples factores como la
carencia de métodos para evaluarla. Hay enfermedad, nutrición, emociones, conduc-
que mencionar que la mayoría de los artí- ta, actividades familiares y tratamiento(80). El
culos acerca de la fatiga en Oncología personal sanitario describía la fatiga del niño
Pediátrica, se han publicado durante los oncológico como un síntoma acompañado
últimos 5 años, principalmente en revistas de aislamiento emocional o mental, cam-
de enfermería. bios en el estado de ánimo como irritabili-
En un estudio sobre diversos síntomas dad y disminución en la cooperación y un
en población Oncológica Pediátrica(4) se deseo físico de descansar o tumbarse. Cuan-
observó que en los niños oncológicos de do intenta determinar la presencia o ausen-
entre 10 y 18 años el síntoma más frecuen- cia de fatiga, el personal sanitario compara
te era la falta de energía. En un estudio cua- el estado actual del niño con estados pre-
litativo sobre la calidad de vida en niños vios, más que con otros niños. Además el
con leucemia(79) se detectó que todos los personal sanitario es consciente de tener un
participantes estaban fatigados como resul- papel importante en la causa y alivio de la
tado de la enfermedad. En opinión de éstos, fatiga en estos pacientes(86). Niños, padres y
Evaluación y control de síntomas en Oncología Pediátrica 239

personal identificaron diversas causas de la Es útil proporcionar a la familia y al niño


fatiga del niño: ambientales, personales/ educación acerca del impacto de la fatiga a
conductuales, culturales/ familiares y aso- fin de prepararlos para la experiencia del
ciadas al tratamiento. cáncer. Los factores que contribuyen y ali-
Estos factores pueden tener como resul- vian la fatiga pueden identificarse en cada
tado dificultades para jugar o para las inter- paciente teniendo en cuenta la edad, nivel
acciones sociales, capacidad de concentra- evolutivo y entorno cultural. Padres y
ción y emociones negativas(85). Los padres y pacientes pueden tener opiniones diferen-
el personal sanitario se ven a sí mismos tes acerca de qué es la fatiga y qué puede
como responsables de aliviar la fatiga del ser útil para reducirla(88). La investigación
paciente, percibiendo los padres el descan- sobre la fatiga en el contexto de la edad y
so y la distracción como sus recursos más del nivel evolutivo sería útil en el desarro-
importantes para mejorar este síntoma(80). llo de guías de prevención y tratamiento
Davies et al.(82) utilizaron métodos cua- adaptadas a cada edad y nivel evolutivo(89).
litativos para describir la fatiga en los niños Actualmente se están probando algunas
con cáncer. Destacaron que la energía es un intervenciones farmacológicas, de activi-
concepto clave en las descripciones del sín- dad física y psicológicas dirigidas a aliviar
toma y que los niños oncológicos pueden la fatiga durante el tratamiento(5), por lo que
experimentar tres tipos subjetivos de fatiga habrá que esperar a que se publiquen los
que representan niveles diferentes de ener- resultados de estos estudios para obtener
gía: cansancio típico, fatiga del tratamiento conocimientos acerca del tratamiento de la
y agotamiento. Los niños tratan su disminu- fatiga en población oncológica pediátrica.
ción de energía y minimizan la pérdida de
energía a través de estrategias de aprovisio- NÁUSEAS Y VÓMITOS
namiento, conservación y preservación. La
utilización de estas estrategias en éstos está Los tratamientos agresivos que constitu-
influida por el temperamento, estilo de yen la terapia multimodal (cirugía, radiote-
vida, factores ambientales y modalidades rapia y quimioterapia) pueden producir
de tratamiento. La fatiga aumenta por la efectos secundarios aversivos o estresantes.
energía mental y emocional necesaria para Las náuseas y vómitos son efectos secunda-
afrontar las rutinas desconocidas y no fami- rios de la quimioterapia. Los antieméticos
liares del hospital. son esenciales, especialmente cuando el
En un estudio reciente Meeske et al.(87) tratamiento es intensivo. No obstante, a
compararon el nivel de fatiga en pacientes pesar de los múltiples fármacos disponibles,
pediátricos diagnosticados con tumores se carece de recomendaciones adecuadas
cerebrales y leucemia linfoblástica aguda, basadas en la evidencia(90). Si el tratamien-
utilizando la versión parental del PedsQL to antiemético no funciona desde el princi-
Multidimensional Fatigue Scales. pio, pueden surgir síntomas anticipatorios o
Constataron que los pacientes con condicionados resistentes al tratamiento
tumores cerebrales experimentaban niveles posterior(91,92).
más altos que los pacientes con leucemia A pesar de los avances médicos para ali-
linfoblástica aguda. Cabe destacar en este viar los síntomas de náuseas y emesis aso-
estudio que además de comparar este sín- ciados a la quimioterapia, los niños onco-
toma en diferentes grupos diagnósticos, lógicos continúan padeciendo estos sínto-
incluye a niños con problemas de desarro- mas(5) que causan un gran estrés(4,8), sobre
llo o incapacidades cognitivas al utilizar todo a los adolescentes(7).
una versión parental de las escalas, niños Las consecuencias físicas de náuseas y
que aun teniendo necesidades son exclui- vómitos incluyen deshidratación, desequi-
dos de muchos estudios sobre la evaluación librio de electrolitos, anorexia, pérdida de
y tratamiento de síntomas. peso, debilidad, mayor susceptibilidad a
240 Maitane Salas et al.

infecciones y la interrupción de actividades La extinción o disminución de las NVA


normales de la infancia(93). Además las aver- se debía a la terminación del estímulo incon-
siones condicionadas a alimentos, induci- dicionado (ej. el fármaco emético) o la utili-
das por los síntomas asociados a los fárma- zación de técnicas conductuales de contra-
cos, pueden ser otro factor que contribuya condicionamiento. En este sentido, es
a la anorexia y pérdida de peso en estos importante que el personal sanitario propor-
pacientes(94). cione a padres y niños información acerca
No hay estudios concluyentes sobre la de las causas de las NVA para prevenir las
prevalencia de náuseas y vómitos en niños creencias erróneas, ansiedad y evitación.
y adolescentes oncológicos. Algunos estu- Estudios posteriores han confirmado
dios han demostrado que los niños tratados algunos de los hallazgos del estudio anterior.
con quimioterapia padecen náuseas duran- Tyc et al.(97) hallaron que el 59% de niños,
te la quimioterapia (hasta el 71.2%) y náu- aun recibiendo tratamiento antiemético,
seas anticipatorias (hasta el 76%). Además presentaban NVA. La mayoría de estos sín-
un 13% llega a padecer emesis anticipato- tomas eran consistentes con el modelo del
ria (91,93,95,96). condicionamiento clásico, si bien los proce-
En un estudio pionero sobre la preva- sos cognitivos parecían desempeñar un
lencia de náuseas y vómitos anticipatorios papel importante en el desarrollo de estos
en pacientes ambulatorios de Oncología síntomas. Los niños con elevadas expectati-
Pediátrica(91), se halló que casi un tercio vas de padecer vómitos postquimioterápi-
experimentaban náuseas anticipatorias y cos intensos y que padecían altos niveles de
un cuarto emesis antes de la administra- estrés por causa de las náuseas y vómitos
ción de medicación. Las náuseas anticipa- eran más susceptibles de desarrollar NVA.
torias comenzaban entre dos y cuatro En otro estudio(92) se halló que la edad, géne-
horas antes del tratamiento, y eran más ro, agresividad de la quimioterapia, intensi-
intensas en la última hora anterior a la qui- dad de náuseas y vómitos postquimiotera-
mioterapia. Los vómitos anticipatorios pia, número de tratamientos de quimiotera-
comenzaban dos horas antes del trata- pia, número, tipo y eficacia de estrategias de
miento y eran más intensos en el momen- afrontamiento y expectativas de síntomato-
to de la administración de quimioterapia. logía postquimioterapia, no diferenciaban
En el 62% de los niños que presentaban o entre los grupos que desarrollaban NVA y los
habían presentado náuseas y vómitos anti- que no desarrollaban esta sintomatología. El
cipatorios (NVA), éstos se habían desarro- estrés subjetivo asociado a las náuseas y
llado durante los cuatro primeros meses vómitos era significativamente más alto en
del tratamiento. Entre las causas facilitado- el grupo que desarrollaba NVA.
ras de las NVA cabe destacar: a) la ansie- Las estrategias de afrontamiento en
dad asociada al tratamiento; b) el poten- niños oncológicos pueden influir en el
cial emético del régimen de quimioterapia potencial emético de la quimioterapia(98),
y el nivel de náusea y vómitos postquimio- por lo que se podría identificar a niños de
terápicos; c) las altas dosis de ciertos agen- alto riesgo que se podrían beneficiar de
tes quimioterápicos, como la ciclofosfami- intervenciones basadas en el afrontamiento.
da, elicitadoras de reacciones más inten- El 85% de los niños prefirieron las estrate-
sas; d) la ansiedad de los padres estaba sig- gias de pensamientos positivos, regulación
nificativamente relacionada con las NVA, emocional y distracción para afrontar las
indicando que a mayor ansiedad de los náuseas, y la regulación emocional para
padres, se producen reacciones más inten- afrontar la emesis. Las estrategias de afron-
sas previas al tratamiento en los niños; tamiento utilizadas y la percepción de su efi-
e) la comunicación sobre las visitas al hos- cacia dependen de la edad y género del
pital se relacionaba negativamente con los paciente, estrés asociado a la intensidad de
niveles de náuseas y vómitos. sintomatología, tiempo transcurrido desde
Evaluación y control de síntomas en Oncología Pediátrica 241

la última quimioterapia, experiencia, y si las conductuales(96,103-106). Independientemente


náuseas y vómitos eran un problema identi- del método administrado, todos los estudios
ficado. Los niños que afrontaban el trata- han empleado la imaginación o distracción
miento exitosamente componían tan sólo el atencional(95-96,101-107), utilizando en ocasio-
25% de la muestra y referían una alta efica- nes videojuegos(103, 104, 106) e incluso técnicas
cia de afrontamiento y un distress mínimo. más novedosas como la realidad virtual(107).
Estos niños utilizaban las estrategias de reso- En un estudio pionero, Zeltzer et al.(101)
lución de problemas y apoyo social para el utilizaron la hipnosis en ocho adolescentes
manejo de síntomas. oncológicos con el objetivo de disminuir
Respecto a la evaluación de sintomato- los vómitos asociados a la quimioterapia.
logía de náuseas y vómitos, las evaluacio- Los resultados mostraron reducciones en la
nes de náuseas de padres y niños correla- frecuencia de los vómitos (entre el 19% y
cionan significativamente, aunque los 100%), una reducción en la duración de la
niños valoran sus náuseas y vómitos como emesis en 6 de los 8 participantes, disminu-
más frecuentes e intensos que sus padres(99). ción de la ansiedad estado tras 6 meses des-
La combinación del régimen antieméti- de la intervención y la interrupción de la
co y la ansiedad del niño valorada por los administración de antieméticos en la mitad
padres cuentan aproximadamente el 47% de los participantes.
de la varianza en el número de episodios de En un estudio posterior en el que parti-
emesis, por lo que quedan por determinar ciparon 19 niños con edades comprendidas
otros factores que influyan en el desarrollo entre los 6 y 17 años(105) con el objetivo de
de esta sintomatología. disminuir las náuseas y vómitos asociados a
la quimioterapia, compararon dos interven-
ciones: la hipnosis (imaginación y sugestión
Intervenciones psicológicas para las post-hipnótica) y el apoyo psicológico (dis-
náuseas y vómitos asociados a la tracción, respiración profunda, e instruccio-
administración de quimioterapia nes para evitar pensamientos sobre los sín-
tomas). En ambos grupos se redujeron las
Se han publicado numerosos estudios sensaciones de náusea, los episodios de
acerca de la utilización de técnicas psico- vómito y la preocupación asociada a estos
lógicas para la reducción de náuseas y síntomas, no hallándose diferencias signifi-
vómitos durante el tratamiento de quimio- cativas entre los dos tratamientos.
terapia. La mayoría de estudios se han lle- LeBaron et al.(106), estudiaron con ocho
vado a cabo con pacientes adultos, siendo adolescentes una intervención en la que se
escasos los estudios efectuados con pobla- aplicaron las técnicas de hipnosis, distrac-
ción infantil. ción (mediante juegos), relajación, tranqui-
En términos generales, los resultados lización e información. Este estudio mostró
concluyen que las intervenciones conduc- reducciones en náuseas, vómitos, preocu-
tuales pueden reducir las náuseas y vómi- pación asociada a estos síntomas e interrup-
tos anticipatorios en pacientes oncológicos ción de las actividades.
adultos y pediátricos tratados con quimio- Cotanch et al.(102) confirmaron estos
terapia; sin embargo, no está clara la evi- resultados al demostrar que la hipnosis
dencia de la eficacia de estos tratamientos reduce la frecuencia, cantidad, intensidad y
en el control de las náuseas y vómitos duración de los vómitos. Los niños del gru-
postquimioterapia(6, 100). po de intervención con hipnosis manifesta-
Los estudios llevados a cabo en ron menos preocupación por la quimiotera-
población pediátrica sobre el tratamiento pia. Los autores observaron que los niños en
psicológico de las náuseas y vómitos el grupo de hipnosis tendían a comer más
asociados a la quimioterapia han utilizado 24 horas después tras la administración de
la hipnosis (95, 101, 102) y técnicas cognitivo- quimioterapia.
242 Maitane Salas et al.

Así mismo, Jacknow et al.(95) demostra- También estudiaron problemas funciona-


ron que con la hipnosis se requiere menos les (escolares, sociales, alimentación y
medicación antiemética. En el seguimiento sueño), hallando que éstos están determi-
efectuado se comprobó que dos meses des- nados por el potencial emético de la qui-
pués del diagnóstico el grupo de hipnosis mioterapia y la administración profiláctica
experimentaba menos náuseas anticipato- de antieméticos.
rias. No obstante, no se comprobaron dife- Otros estudios(103,104) han utilizado la dis-
rencias significativas a los 4-6 meses. tracción mediante videojuegos para el con-
Zeltzer et al.(96) compararon dos inter- trol del distress y las náuseas asociados a la
venciones (hipnosis y distracción cogniti- quimioterapia. Kolko y Rickard-Figue-
va/relajación) con un grupo control en 54 roa(104), en un análisis de caso único, halla-
niños y adolescentes con edades compren- ron que los síntomas anticipatorios, la ansie-
didas entre los 5 y 17 años. Los resultados dad-estado y el distress evaluado por obser-
demostraron que las náuseas fueron vadores se pueden reducir utilizando vide-
menos duraderas en los dos grupos de ojuegos, y que la introducción y retirada de
intervención. Por otro lado, los vómitos los videojuegos producían cambios en los
fueron menos duraderos en el grupo de efectos secundarios postquimioterapia.
hipnosis que en el grupo control. Además, Por su parte, Redd et al.(103), hallaron
los efectos secundarios mejoraron a lo lar- que mediante la distracción con videojue-
go del tiempo en el grupo de hipnosis; en gos se reducían las náuseas asociadas a la
el grupo de distracción cognitiva/ relaja- quimioterapia y que la introducción y reti-
ción los efectos secundarios mejoraron rada de los videojuegos producían cambios
levemente o permanecieron igual, mien- en las náuseas, confirmando los hallazgos
tras que en el grupo control empeoraron. de Kolko y Rickard-Figueroa(104).

Tabla 1. Aspectos generales de control de síntomas en el niño oncológico

• Todos los niños oncológicos experimentan síntomas físicos y emocionales asociados a la


enfermedad y/o tratamiento.
• No existen estadísticas mundiales que estimen la prevalencia de síntomas en el niño
oncológico.
• El dolor, la fatiga, las náuseas y los vómitos, y otros síntomas causan un alto grado de estrés
a los niños y sus familias.
• La experiencia de los síntomas en el niño oncológico es individual, subjetiva y cambiante.
• Niños, padres y personal sanitario definen los síntomas y sus implicaciones de manera
diferente.
• Es conveniente preparar al niño, a la familia y al personal sanitario para la experiencia de
los síntomas, y proporcionar recursos que permitan una detección temprana de éstos para
su posterior tratamiento.
• En general se carece de instrumentos validados internacionalmente para evaluar todos los
síntomas en el niño oncológico.
• Las técnicas cognitivas y conductuales pueden aliviar algunos síntomas físicos del niño
oncológico, como pueden ser el dolor, las náuseas y los vómitos.
• Con la utilización de técnicas cognitivas y conductuales, niños y familias toman parte
activa en el tratamiento de la enfermedad.
• Queda mucho por investigar acerca de la evaluación, tratamiento y prevención de los
síntomas físicos y psicológicos del niño oncológico adecuados a su nivel evolutivo.
Evaluación y control de síntomas en Oncología Pediátrica 243

Recientemente se ha comenzado a estu- Como se demuestra en este artículo, el


diar la realidad virtual(107) como una técnica psicólogo puede detectar y evaluar sínto-
de distracción ante la administración de qui- mas desde el punto de vista del niño y su
mioterapia, aunque todavía no se ha estu- familia, especialmente en el niño pequeño,
diado su efecto para reducir las náuseas y al no existir muchos auto-informes de sín-
vómitos. tomas para menores de 7 años, utilizando
Estos estudios han demostrado que las entrevistas adecuadas a su nivel evolutivo.
técnicas psicológicas pueden ayudar a con- Así mismo, puede ayudar al personal sani-
trolar las náuseas y vómitos asociados a la tario a controlar estos síntomas mediante la
quimioterapia. No obstante, no existe una aplicación de técnicas psicológicas como la
evidencia empírica suficiente a gran escala relajación, distracción, apoyo psicológico e
que demuestre cuáles son las mejores téc- información adaptada al nivel evolutivo del
nicas para controlar estos síntomas y sus niño, corrigiendo creencias erróneas en el
resultados exactos. Esto sugiere la necesi- niño y su familia.
dad de que se efectúen más investigaciones El síntoma que más atención ha recibi-
centradas en: a) la evaluación de estos sín- do por parte de los investigadores es el
tomas (especialmente en niños pequeños) y dolor, especialmente el asociado a procedi-
b) el desarrollo de tratamientos adecuados mientos médicos. Hoy en día se dispone de
a cada nivel evolutivo, ya que se ha demos- instrumentos que permiten evaluar el dolor
trado que algunos niños, a pesar de los tra- pediátrico y de técnicas para controlarlo efi-
tamientos antieméticos, siguen experimen- cazmente (farmacología e intervenciones
tando náuseas y vómitos asociados a la qui- psicológicas). No obstante, los niños onco-
mioterapia, síntomas que afectan conside- lógicos siguen experimentando dolor aso-
rablemente a su calidad de vida y que ciado a la enfermedad, a los procedimien-
pueden comprometer la adherencia al tra- tos médicos, al tratamiento y a otras etiolo-
tamiento médico. gías. El tratamiento integral del dolor pediá-
trico (el tratamiento del dolor que abarque
DISCUSIÓN los aspectos físicos, psicológicos y sociales)
sigue siendo un tema pendiente en Onco-
A pesar de los avances médicos en el logía Pediátrica. El psicólogo infantil en este
tratamiento del cáncer infantil, queda ámbito puede evaluar el dolor en el niño
mucho por descubrir acerca de la evalua- desde la perspectiva de éste y su familia, al
ción y control de síntomas en Oncología ser el dolor una experiencia subjetiva y mul-
Pediátrica. Diversos estudios han demostra- tidimensional y teniendo en cuenta pará-
do que los niños oncológicos siguen expe- metros como la cualidad, duración, inten-
rimentando síntomas como dolor, fatiga o sidad y localización. También puede anali-
náuseas y vómitos, que les preocupan y que zar cómo las variables psicológicas, fami-
afectan a su calidad de vida. Además estas liares y sociales interactúan en la
son experiencias únicas para cada niño y experiencia del dolor, asesorar a los padres
sus familias y varían a lo largo del tiempo, sobre cómo afrontar el dolor del niño, pro-
por lo que se hace necesaria una continui- porcionarles directrices para su manejo
dad en la evaluación y tratamiento adapta- cognitivo y conductual y ayudar al propio
da a cada niño y su experiencia particular. niño mediante el entrenamiento en técnicas
El psicólogo pediátrico o infantil puede de afrontamiento para el dolor y el estrés
tener un papel muy relevante y útil en la eva- asociado.
luación y tratamiento de síntomas del niño Dentro del tratamiento psicológico del
oncológico. No sólo en los síntomas consi- dolor en Oncología Pediátrica cabe desta-
derados puramente psicológicos (ansiedad, car la preparación psicológica para la rea-
depresión, irritabilidad), sino también físicos lización de procedimientos médicos dolo-
(dolor, náuseas, vómitos, fatiga). rosos. Esta es una intervención empírica-
244 Maitane Salas et al.

mente contrastada de gran ayuda para el de la enfermedad, síntomas que se pueden


niño oncológico, el cual suele considerar el presentar aisladamente o en conjunto. Es
dolor y la ansiedad asociados a los proce- importante lograr una adecuada evalua-
dimientos médicos como “la peor parte de ción de estos síntomas y maximizar la efi-
la enfermedad”. cacia de los tratamientos existentes, obje-
La fatiga en el niño oncológico no ha tivo que se puede conseguir mediante una
recibido atención hasta fechas recientes, investigación adecuada al nivel evolutivo
por lo que se hace necesario disponer de del niño y a la singularidad de los síntomas
instrumentos de evaluación de este síntoma en cada individuo. La investigación en Psi-
adaptados en población pediátrica españo- cooncología Pediátrica debería tener
la, especialmente para el grupo de edad como objetivo no sólo la disminución del
inferior a 7 años. Ante esta carencia puede sufrimiento emocional, sino también el ali-
ser útil evaluar la fatiga mediante métodos vio del sufrimiento físico del niño. La expe-
cualitativos con el objetivo de disponer de riencia de los síntomas en el niño oncoló-
descripciones más amplias de este fenóme- gico es un mundo por descubrir que
no, tanto de su naturaleza y manifestacio- requiere del esfuerzo interdisciplinar de
nes, como de las formas de afrontamiento muchos profesionales.
que emplean niños y familias. Todavía no
se dispone de intervenciones que puedan
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ayudar a aliviar la fatiga y el agotamiento,
por lo que se requiere de más investigación 1. Salas Arrambide M, Gabaldón Poc O,
que tenga como objetivo desarrollar guías Mayoral Miravete JL, González Pérez-Yar-
de prevención y tratamiento adaptadas a za E, y Amayra Caro I. Los Cuidados Palia-
cada nivel evolutivo. tivos Pediátricos: Un Modelo de Atención
Algunos niños oncológicos también Integral al Niño Gravemente Enfermo y a
pueden presentar náuseas y vómitos asocia- su Familia. An Pediatr (Barc) 2004;
dos a la quimioterapia, a pesar de la admi- 61:330-5.
nistración de farmacología antiemética. 2. Woodgate RL, Degner LF, Yanofsky R. A
A pesar de los escasos estudios existen- different perspective to approaching can-
tes en población pediátrica, se ha demos- cer symptoms in children. J Pain Symptom
trado que las intervenciones conductuales Manage 2003;26:800-17.
pueden controlar eficazmente las náuseas y 3. Berde C, Billett A, Collins J. Symptom
vómitos anticipatorios, aunque no está cla- management in supportive care. En: Pizzo
ra la evidencia de que estas intervenciones P, Poplack D, editors. Principles and prac-
puedan controlar eficazmente las náuseas y tice of pediatric oncology. 4ª ed. Philadel-
vómitos posquimioterapia. El psicólogo phia: Lippincott Williams & Wilkins,
puede tener un papel importante a la hora 2002; p. 1301-32.
de evaluar y tratar estos síntomas asociados 4. Collins JJ, Byrnes ME, Dunkel IJ, Lapin J,
a la administración de quimioterapia, Nadel T, Thaler HT, Polyak T, et al. The
actuando como complemento de la terapia measurement of symptoms in children
antiemética. Quedan por investigar otros with cancer. J Pain Symptom Manage
métodos de evaluación de estos síntomas 2000;19:363-77.
en población pediátrica, así como desarrollar 5. Hockenberry M. Symptom management
estrategias de intervención para las náuseas y research in children with cancer. J Pediatr
vómitos postquimioterapia. Es necesario Oncol Nurs 2004;21:132-6.
además continuar con las líneas de investi- 6. DuHamel KN, Redd WH, Johnson Vick-
gación ya existentes para lograr una mayor berg SM. Behavioral interventions in the
evidencia empírica. diagnosis, treatment and rehabilitation of
Todos los niños oncológicos manifes- children with cancer. Acta Oncol 1999;
tarán algún síntoma a lo largo del proceso 38: 719-34.
Evaluación y control de síntomas en Oncología Pediátrica 245

7. Hedstrom M, Haglund K, Skolin I, von 20. Miser AW, Dothage JA, Wesley RA, Miser
Essen L. Distressing events for children and JS. The prevalence of pain in a pediatric
adolescents with cancer: Child, parent and and young adult cancer population. Pain
nurse perceptions. J Pediatr Oncol Nurs 1987;29:73-83.
2003; 20:120-32. 21. Miser AW, McCalla J, Dothage JA, Wesley M,
8. Collins JJ, Devine TD, Johnson EA, Pinker- Miser JS. Pain as a presenting symptom in
ton CR, Thaler HT. The measurement of children and young adults with newly diag-
symptoms in young children with cancer: nosed malignancy. Pain 1987:29:85-90.
the validation of the memorial symptom 22. McGrath PJ, Hsu E, Cappelli M, Luke B.
assessment scale in children aged 7-12. J Pain from pediatric cancer: a survey of an
Pain Symptom Manage 2002;23:10-16. outpatient oncology clinic. J Psychosoc
9. Ross DM, Ross SA. Childhood pain. Oncol 1990;8:109-24.
Current issues, research, and manage- 23. Elliott SC, Miser AW, Dose AM, Betcher
ment. Baltimore, MD: Urban & Schwar- DL, O´Fallon JR, Dukos RS, et al. Epide-
zenberg, 1988. miologic features of pain in pediatric can-
10. McGrath PJ, Unruh AM. Pain in children cer patients: A co-operative community-
and adolescents. Amsterdam: Elsevier based study. Clin J Pain 1991;7:263-8.
Science, 1987. 24. Ljungman G, Kreuger A, Gordh T, Berg T,
11. McGrath PA. Pain in children. Nature, Sorensen S, Narinder R. Treatment of pain
assessment, and treatment. New York: The in pediatric oncology: a swedish nationwi-
Guildford Press, 1990. de survey. Pain 1996;68:385-94.
12. Schechter NL, Berde C, Yaster M. Pain in 25. Ljungman G, Gordh T, Sörensen S, Kruger
infants, children and adolescents. Balti- A. Pain in pediatric oncology: interviews
more, MD: Williams & Wilkins, 1992. with children, adolescents and their
13. Dahlquist LM. Pediatric pain manage- parents. Acta Paediatr 1999;88:623-30.
ment. New York: Kluwer Academic/Ple- 26. Katz ER, Kellerman J, Siegel SE. Distress
num Publishers, 1999. behavior in children with cancer under-
14. McGrath PJ, McAlpine L. Psychologic going medical procedures: developmental
perspectives on pediatric pain. J Pediatr considerations. J Consult Clin Psychol
1993;122(5 Pt 2):s2-8. 1980;48:356-65.
15. Jay SM, Elliott C, Varni JW. Acute and chro- 27. Jay SM, Ozolins M, Elliot CH, Caldwell S.
nic pain in adults and children with can- Assessment of children’s distress during
cer. J Consult Clin Psychol 1986;54:601-7. painful medical procedures. Health
16. World Health Organization. Cancer pain Psychol 1983;2:133-47.
relief and palliative care in children. Gine- 28. LeBaron S, Zeltzer L. Assessment of acute
bra: WHO, 1998. pain and anxiety in children and adoles-
17. Miser AW. Management of pain associated cents by self-reports, observer reports, and
with childhood cancer. En: Schechter NL, a behavior checklist. J Consult Clin
Berde CM, Yaster M, editors. Pain in infants, Psychol 1984;52:729-38.
children, and adolescents. Baltimore, MD: 29. Hubert NC, Jay SM, Saltoun M, Hayes M.
Williams & Wilkins, 1990; p. 411-24. Approach-avoidance and distress in chil-
18. Schechter NL, Altman A, Weisman S. dren undergoing preparation for painful
Report of the consensus conference on the medical procedures. J Clin Child Psychol
management of pain in childhood cancer. 1988;17:194-202.
Pediatrics 1990; 86 (5 Pt 2):814-34. 30. Blount RL, Corbin SM, Sturges JW, Wolfe
19. Miser AW, Miser JS (1993). Management VV, Prater JM, James LD. The relationship
of childhood cancer pain. En: Pizzo PA, between adults’ behavior and child coping
Poplack DG, editors. Principles and prac- and distress during BMA/LP procedures: A
tice of pediatric oncology. 2nd ed. Phila- sequential analysis. Behav Ther 1989; 20:
delphia: Lippincott, 1993; p. 1039-50. 585-601.
246 Maitane Salas et al.

31. Blount, RL, Sturges, JW, Powers, SW. hips to child behavioral distress. J Pediatr
Analysis of child and adult behavioral Psychol 1995;20:477-90.
variations by phase of medical procedu- 41. Tucker CL, Slifer KJ, Dahlquist LM. Relia-
res. Behav Ther 1990; 21: 33-48. bility and validity of the Brief Behavioral
32. Blount RL, Landolf-Fritsche B, Powers SW, Distress Scale: a measure of children´s dis-
Sturges JW. Differences between high and tress during invasive medical procedures.
low coping children and between parent J Pediatr Psychol 2001;26:513-23.
and staff behaviors during painful medical 42. Tyc VL, Fairclough D, Fletcher B, Leigh L,
procedures. J Pediatr Psychol 1991; Mulhern RK. Children´s distress during
16:795-809. magnetic resonance imaging procedures.
33. Blount RL, Cohen LL, Frank NC. The Child Health Care 1995;24: 5-19.
Child-Adult Medical Procedure Interac- 43. Scott L, Langton F, O´Donoghue J. Minimi-
tion Scale-Revised: An assessment of vali- sing the use of sedation/anaesthesia in
dity. J Pediatr Psychol 1997;22:73-88. young children receiving radiotherapy
34. Blount RL, Bunke V, Cohen LL, Forbes CJ. through an effective play preparation pro-
The Child-Adult Medical Procedure Inter- gramme. Eur J Oncol Nurs 2002;6:15-22.
action Scale-Short Form (CAMPIS-SF): 44. Salas Arrambide M, Gabaldón Poc O,
Validation of a rating scale for children’s Mayoral Miravete JL, Amayra Caro I. Eva-
and adults’ behaviors during painful medi- luación de la ansiedad y el dolor asocia-
cal procedures. J Pain Symptom Manage dos a procedimientos médicos dolorosos
2001;22:591-9. en Oncología Pediátrica. An Esp Pediatr
35. Blount RL, Bunke VL, Zaff JF. Bridging the 2002;57:34-44.
gap between explicative and treatment 45. Salas Arrambide M, Gabaldón Poc O,
research: a model and practical implica- Mayoral Miravete JL, Guerrero Pereda R,
tions. J Clin Psychol Med Settings Albisu Andrade J, Amayra Caro I. Interven-
2000;7:79-90. ciones Psicológicas Eficaces para el Afron-
36. Blount RL, Bunke VL, Zaff JF. The integra- tamiento de Procedimientos Médicos Dolo-
tion of basic research, treatment research rosos en Oncología Pediátrica: Revisión
and clinical practice in pediatric psycho- Teórica. An Pediatr (Barc) 2003;59:41-7.
logy. En: Drotar D, editor. Handbook of 46. Blount RL, Smith AJ, Frank NC. Prepara-
research in pediatric and clinical child tion to undergo medical procedures. En:
psychology. Practical Strategies and Goreczny AJ, Hersen M, editores. Hand-
Methods. New York: Kluwer Academic/Ple- book of pediatric and adolescent Health
num Publishers, 2000; p. 491-510. Psychology. Boston: Allyn and Bacon,
37. Jacobsen PB, Manne SL, Gorfinkle K, 1999; p. 305-26.
Schorr O. Analysis of child and parent 47. Powers SW. Empirically supported treat-
behavior during painful medical procedu- ments in Pediatric Psychology: Procedure-
res. Health Psychol 1990;9:559-76. related pain. J Pediatr Psychol
38. Manne SL, Bakeman R, Jacobsen JB, Gorfin- 1999;24:131-45.
kle K, Bernstein D, Redd WH. Adult-child 48. Bragado C, Fernández A. Psychological tre-
interaction during invasive medical proce- atment of evoked pain and anxiety by inva-
dures. Health Psychol 1992;11:241-9. sive medical procedures in paediatric onco-
39. Manne SL, Jacobsen PB, Redd WH. logy. Psychology in Spain 1997;1:17-36.
Assessment of acute pediatric pain: do 49. Vessey JA, Carlson KL. Nonpharmacologi-
child self-report, parent ratings, and nurse cal interventions to use with children in
ratings measure the same phenomenon?. pain. Issues Compr Pediatr Nurs
Pain 1992;48:45-52. 1996;19:169-82.
40. Dahlquist LM, Power TG, Carlson L. Physi- 50. Cardona L. Behavioral approaches to pain
cian and parent behavior during invasive and anxiety in the pediatric patient. Child
pediatric cancer procedures: Relations- Adolesc Psychiatr Clin N Am 1994;3:449-64.
Evaluación y control de síntomas en Oncología Pediátrica 247

51. Ellis JA, Spanos NP. Cognitive-behavioral 61. Kazak AE, Penati B, Waibel MA, Blackall
interventions for children´s distress during GF. The Perception of Procedures Ques-
bone marrow aspirations and lumbar tionnaire: psychometric properties of a
punctures: A critical review. J Pain brief parent report measure of procedural
Symptom Manage 1994;9:96-108. distress. J Pediatr Psychol 1996;21:195-
52. Jay SM, Elliott CH, Ozolins M, Olson RA y 207.
Pruitt SD. Behavioral management of chil- 62. Kazak AE, Penati B, Brophy P, Himelstein
dren´s distress during painful medical pro- B. Pharmacologic and psychologic inter-
cedures. Behav Res Ther 1985;23:513-20. ventions for procedural pain. Pediatrics
53. Jay SM, Elliott CH, Katz ER y Siegel S. Cog- 1998;102:59-66.
nitive-behavioral and pharmacologic 63. Powers SW, Blount RL, Bachanas PJ, Cot-
interventions for children’s distress during ter MW, Swan SC. Helping preschool leu-
painful medical procedures. J Consult Clin kemia patients and their parents cope
Psychol 1987;55:860-5. during injections. J Pediatr Psychol
54. Jay SM, Elliott CH. A stress inoculation pro- 1993;18:681-95.
gram for parents whose children are 64. Blount RL, Powers S, Cotter MW, Swan S,
undergoing painful medical procedures. J Free K. Making the system work. Training
Consult Clin Psychol 1990;58:799-804. pediatric oncology patients to cope and
55. Jay SM, Elliott CH, Woody PD y Siegel S. their parents to coach them during
An investigation of cognitive- behavior BMA/LP procedures. Behav Modif
therapy combined with oral valium for 1994;18:6-31.
children undergoing painful medical pro- 65. Dahlquist LM, Gil KM, Armstrong FD,
cedures. Health Psychol 1991;10:317-22. Ginsberg A, Jones B. Behavioral manage-
56. Jay SM, Elliott CH, Fitzgibbons I, Woody P ment of children´s distress during chemo-
y Siegel S. A comparative study of cogniti- therapy. J Behav Ther Exp Psychiatry
ve behavior therapy versus general anes- 1985;16:325-9.
tesia for painful medical procedures for 66. Broome ME, Rehwaldt M, Fogg L. Rela-
children. Pain 1995;62:3-9. tionships between cognitive behavioral
57. Manne SL, Redd WH, Jacobsen PB, Gor- techniques, temperament, observed dis-
finkle K, Schorr O, Rapkin B. Behavioral tress and pain reports in children and ado-
intervention to reduce child and parent lescents during lumbar puncture. J Pediatr
distress during venipuncture. J Consult Nurs 1998;13:48-54.
Clin Psychol 1990;58:565-72. 67. McCarthy AM, Cool VA, Hanrahan K.
58. Manne SL, Bakeman R, Jacobsen PB, Gor- Cognitive behavioral interventions for
finkle K y Redd WH. An analysis of a beha- children during painful procedures: rese-
vioral intervention for children under- arch challenges and program develop-
going venipuncture. Health Psychol ment. J Pediatr Nurs 1998;13:55-63.
1994;13:556-66. 68. Chen E, Craske MG, Katz ER, Schwartz BA,
59. Kazak AE, Boyer BA, Brophy P, Johnson K, Zeltzer LK. Pain sensitive temperament:
Scher CD, Covelman K, Scott S. Parental does it predict procedural distress and res-
perceptions of procedure-related distress ponse to psychological treatment among
and family adaptation in childhood leuke- children with cancer?. J Pediatr Psychol
mia. Child Health Care 1995;24:143-58. 2000;25:269-78.
60. Kazak AE, Penati B, Boyer BA, Himelstein 69. Royal College of Nursing Institute. Recog-
B, Brophy P, Waibel MK, Blackall GF, et al. nition and assessment of acute pain in chil-
A randomized controlled prospective out- dren: recommendations. Bristol: RCN
come study of a psychological and phar- Publishing Company Ltd., 1999.
macological intervention protocol for pro- 70. American Academy of Pediatrics, Ameri-
cedural distress in pediatric leukemia. J can Pain Society. The assessment and
Pediatr Psychol 1996; 21:615-31. management of acute pain in infants, chil-
248 Maitane Salas et al.

dren and adolescents. Pediatrics 79. Hicks J, Bartholomew J, Ward-Smith P,


2001;108:793-7. Hutto CJ. Quality of life among childhood
71. Agency for Health Care Policy & Research. leukemia patients. J Pediatr Oncol Nurs
Acute pain management in infants, chil- 2003;20:192-200.
dren, and adolescents: operative and 80. Hinds PS, Hockenberry-Eaton M, Gilger E,
medical procedures. Quick reference gui- et al. Comparing patient, parent, and staff
de for clinicians. Rockville, MD: AHCPR, descriptions of fatigue in pediatric onco-
1993. logy patients. Cancer Nurs 1999;22:277-
72. Hockenberry-Eaton M, Barrera P, Brown 87.
M, Bottomley SJ, O’Neill JB. Pain manage- 81. Hockenberry-Eaton M, Hinds PS, Alcoser
ment in children with cancer. Texas: Texas P et al. Fatigue in children and adolescents
Cancer Council, 1999. with cancer. J Pediatr Oncol Nurs
73. McGrath PJ. Annotation: Aspects of pain 1998;15:172-82.
in children and adolescents. J Child 82. Davies B, Whitsett SF, Bruce A, McCarthy
Psychol Psychiatry 1995;36:717-30. P. A typology of fatigue in children with
74. Tyc VL, Leigh L, Mulhern RK, Srivastava cancer. J Pediatr Oncol Nurs 2002;19:12-
DK, Bruce D. Evaluation of cognitive- 21.
behavioral intervention for reducing dis- 83. Hockenberry MJ, Hinds PS, Barrera P,
tress in paediatric cancer patients under- Bryant R, Adams-McNeill J, Hooke C, Ras-
going magnetic resonance imaging pro- co-Baggott C, Patterson-Kelly K, Gattuso
cedures. Int J Rehab Health 1997;3: JS, Manteuffel B. Three instruments to
267-79. assess fatigue in children with cancer: the
75. Salas Arrambide M, Gabaldón Poc O, child, parent and staff perspectives. J Pain
Mayoral Miravete JL, Arce Rodríguez M, Symptom Manage 2003;25:319-28.
Amayra Caro I. Protocolo de Intervención 84. Varni JW, Burwinkle TM, Katz ER, Meeske
Psicológica para la Ansiedad, Dolor y K, Dickinson P. The PedsQL in pediatric
Estrés asociados a Procedimientos Médi- cancer: reliability and validity of the
cos Dolorosos en Oncología Pediátrica. Pediatric Quality of Life Inventory Gene-
51 Congreso de la Asociación Española de ric Core Scales, Multidimensional Fatigue
Pediatría, Bilbao 16/18 Junio 2002. An Esp Scale, and Cancer Module. Cancer
Pediatr 2002;56(suppl. 5):164-5. 2002;94:2090-106.
76. Salas Arrambide M. Distress Procedimen- 85. Hockenberry-Eaton M, Hinds P, O´Neill JB
tal en Oncología Pediátrica (Tesina). Bil- et al. Developing a conceptual model for
bao: Universidad de Deusto; 2002. fatigue in children. Eur J Oncol Nurs
77. Salas Arrambide M, Gabaldón Poc O, 1999;3:5-11.
Mayoral Miravete JL, Guerrero Pereda R, 86. Hinds PS, Hockenberry-Eaton M, Quarg-
Amayra Caro I. Intervención Psicológica nenti A. at al. Fatigue in 7 to 12 year old
para el Afrontamiento de Procedimientos patients with cancer from the staff perspec-
Médicos Dolorosos en Oncología Pediá- tive: an exploratory study. Oncol Nurs
trica: estudio de un caso. An Pediatr (Barc) Forum 1999;26: 37-45.
2003;59:105-9. 87. Meeske K, Katz ER, Palmer SN, Burwinkle
78. Salas Arrambide M, Gabaldón Poc O, T, Varni JW. Parent proxy-reported health-
Mayoral Miravete JL, Guerrero Pereda R, related quality of life and fatigue in pedia-
Arce Rodríguez M, Amayra Caro I. Trata- tric patients diagnosed with brain tumors
miento cognitivo-conductual en adminis- and acute lymphoblastic leukemia. Can-
tración intramuscular de quimioterapia: cer 2004;101:2116-25.
caso clínico. 53 Congreso de la Asocia- 88. White AM. Clinical applications of rese-
ción Española de Pediatría. Madrid, 17-19 arch on fatigue in children with cancer. J
de Junio de 2004. An Pediatr (Barc) Pediatr Oncol Nurs 2001;18(2 suppl
2004;60(supl. 3):77-8. 1):17-20.
Evaluación y control de síntomas en Oncología Pediátrica 249

89. Erickson JM. Fatigue in adolescents with 99. Tyc VL, Mulhern RK, Fairclough D, Ward
cancer: a review of the literature. Clin J PM, Relling MV, Longmire W. Chemothe-
Oncol Nurs 2004;8:139-45. rapy induced nausea and emesis in pedia-
90. Antonarakis ES, Evans JL, Heard GF, Noo- tric cancer patients: external validity of
nan LM, Pizer BL, Hain RD. Prophylaxis of child and parent emesis ratings. J Dev
acute chemotherapy-induced nausea and Behav Pediatr 1993;14:236-41.
vomiting in children with cancer: what is
100. Redd WH, Montgomery GH, DuHamel
the evidence?. Pediatr Blood Cancer
KN. Behavioral intervention for cancer tre-
2004;43:651-8.
atment side effects. J. Natl. Cancer Inst.
91. Dolgin MJ, Katz ER, McGinty K, Siegel SE.
Anticipatory nausea and vomiting in 2001;93:810-23.
pediatric cancer patients. Pediatrics 101. Zeltzer L, Kellerman J, Ellenberg L, Dash J.
1985;75:547-52. Hypnosis for reduction of vomiting asso-
92. Tyc VL, Mulhern RK, Bieberich AA. Anti- ciated with chemotherapy and disease in
cipatory nausea and vomiting in paedia- adolescents with cancer. J Adolesc Health
tric cancer patients: an analysis of condi- Care 1983;4: 77-84.
tioning and coping variables. J Dev Behav 102. Cotanch P, Hockenberry M, Herman S.
Pediatr 1997; 18: 27-33. Self-hypnosis antiemetic therapy in chil-
93. Hockenberry-Eaton M, Benner A. Patterns dren receiving chemotherapy. Oncol Nurs
of nausea and vomiting in children: nur- Forum 1985;12:41-6.
sing assessment and intervention. Oncol 103. Redd WH, Jacobsen PB, Die-Trill M, Der-
Nurs Forum 1990;17:575-84. matis H, McEvoy M, Holland JC. Cogniti-
94. Dolgin MJ, Katz ER. Conditioned aversions
ve/attentional distraction in the control of
in paediatric cancer patients receiving
conditioned nausea in pediatric cancer
chemotherapy. J Dev Behav Pediatr
1988;9:82-5. patients receiving chemotherapy. J Con-
95. Jacknow DS, Tschann JM, Link MP, Boyce sult Clin Psychol 1987;55:391-5.
WT. Hypnosis in the prevention of chemo- 104. Kolko DJ, Rickard-Figueroa JL. Effects of
therapy-related nausea and vomiting in video games on the adverse corollaries of
children: a prospective study. J Dev Behav chemotherapy in pediatric oncology
Pediatr 1994;15:258-64. patients: a single-case analysis. J Consult
96. Zeltzer LK, Dolgin MJ, LeBaron S, LeBaron Clin Psychol 1985;53:223-8.
C. A randomized, controlled study of 105. Zeltzer LK, LeBaron S, Zeltzer P. The effec-
behavioral intervention for chemotherapy tiveness of behavioral intervention for
distress in children with cancer. Paedia- reducing nausea and vomiting in children
trics 1991; 88:34-42. receiving chemotherapy. J Clin Oncol
97. Tyc VL, Mulhern RK, Barclay DR, Smith BF, 1984;2: 683-9.
Bieberich AA. Variables associated with
106. LeBaron S, Zeltzer LK. Behavioral inter-
anticipatory nausea and vomiting in
vention for reducing chemotherapy-rela-
pediatric cancer patients receiving onda-
ted nausea and vomiting in adolescents
setron antiemetic therapy. J Pediatr
Psychol 1997;22:45-58. with cancer. J Adolesc Health Care
98. Tyc VL, Mulhern RK, Jayawardene D, Fair- 1984;5:178-82.
clough D. Chemotherapy-induced nausea 107. Schneider SM, Workman ML.Virtual Rea-
and emesis in pediatric cancer patients: an lity as a Distraction Intervention for Older
analysis of coping strategies. J Pain Children Receiving Chemotherapy.
Symptom Manage 1995;10:338-47. Pediatr Nurs 2000;26:593-7.

También podría gustarte