Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
317-334
ISSN: 1696-7240 – DOI: 10.5209/rev_PSIC.2013.v9.n2-3.40900
Resumen Abstract
Correspondencia:
aquellas que estaban satisfechas con la co- las razones para su adopción en el ámbito
municación transmitida por su cirujano en de la oncología es que el término distrés a
cuanto a su diagnóstico y las posibilidades menudo es más útil que términos psiquiá-
terapéuticas, mostraron menor morbilidad tricos como la ansiedad o la depresión Es
psiquiátrica durante los tres años siguien- más fácil de entender por los profanos y no
tes a la finalización del tratamiento(10). Los conlleva el estigma asociado a etiquetas
trabajos de Kiss et al., llegan a conclusio- como psiquiátrico, psicosocial y proble-
nes similares, destacando que los oncólo- mas emocionales. Por lo general, es bien
gos pueden jugar un papel importante no comprendido por los profesionales sanita-
sólo en identificar distrés psicosocial sino rios no especializados en salud mental y
también en proporcionar una adecuada in- facilita la evaluación rápida a través de
formación y apoyo básico a los pacientes autoinforme del paciente(13).
y sus familiares. Además, pueden ofrecer Söllner et al., ponen de manifiesto una
derivación a otros servicios de apoyo psi- necesidad real de elaboración de métodos
cosocial especializado a aquellos pacien- que ayuden a identificar los posibles pro-
tes que presenten un nivel de distrés más blemas sociales y nivel de distrés que tie-
elevado o un escaso apoyo por parte de nen los pacientes y familiares para, de esta
su red social. Por este motivo, los auto- forma, ofrecerles los recursos necesarios
res concluyen que el grado de distrés así que puedan cubrir dichas necesidades. En-
como el grado de apoyo social percibido tre estos métodos, los autores destacan: a)
por el paciente debería ser evaluado lo utilización de métodos de screening, y b)
antes posible(11). proporcionar un adecuado entrenamien-
En 1997, la Red Oncológica Nacional to a las personas encargadas de detectar
de Estados Unidos (National Comprehen- las diferentes demandas y necesidades de
sive Cancer Network, NCCN) creó una los pacientes(14). Sin embargo, aún no se
comisión multidisciplinar para examinar ha establecido un modelo operativo en el
cómo integrar los cuidados psicosocia- que los diferentes servicios asistenciales se
les en la valoración médica de rutina. Se puedan enlazar entre sí y adecuar a las
preguntaba a los pacientes acerca de sus necesidades que presentan los pacientes
preocupaciones psicosociales, y la comi- de cáncer y al grado de severidad de su
sión de la NCCN observó que el distrés, sintomatología. Diversas guías de práctica
entendido como “Una experiencia emo- clínica, publicadas en Australia, Canadá y
cional desagradable de naturaleza psicoló- EEUU, recogen un conjunto de recomen-
gica, social y/o espiritual que se extiende daciones elaboradas en base a las eviden-
en un continuo de sentimientos normales cias científicas disponibles, para ayudar a
de vulnerabilidad, tristeza y miedos a pro- los clínicos y a los pacientes en la toma de
blemas más graves de depresión, ansiedad, decisiones sobre los cuidados psicosocia-
pánico, aislamiento social y crisis espiri- les más adecuados en oncología. En defi-
tual o de creencias”, era el mejor término nitiva, definen la estructura y la dirección
para representar la variedad de preocupa- de las intervenciones psicosociales en pa-
ciones emocionales que experimentan los cientes con cáncer y sus familiares. En to-
pacientes con cáncer(12). El distrés no es un das ellas aparece como noción emergente
término clínico preciso que aparezca en de gran relevancia el concepto de triage, el
el DSM-IV como diagnóstico psiquiátrico, cual hace referencia a un método de selec-
pero se constituye como un criterio clínico ción y clasificación de pacientes, basado
significativo para clasificar varios de los en sus necesidades terapéuticas y los re-
trastornos del estado de ánimo. Una de cursos disponibles para su atención. Como
320 Belén Fernández Sánchez et al.
bla 2). En relación a las necesidades detec- serva que las mujeres se sitúan en mayor
tadas, la proporción de sujetos que presen- medida que los varones en los intervalos
tan necesidad es superior a aquellos que superiores de distrés, pero estas diferen-
no manifiestan necesidad (64% frente al cias no alcanzan la significación estadística
36%). Entre aquellos con necesidad espe- (χ2= 0,506; p=0,477). En esta misma línea,
cífica, un 75% presentan necesidad emo- el estado civil tampoco mostró asociación
cional, un 15% social y un 10% necesidad con el nivel de distrés. Por el contrario,
medico-sanitaria. Hasta el 54,5% de los si mostraron una asociación significati-
casos necesitan derivación a un servicio va las siguientes variables: tipo de bene-
especializado de atención, principalmente ficiario, esto es, si es enfermo o familiar
el servicio de atención psicológica. (χ2 = 11,29; p=0,001), la localización del
Respecto a la posible asociación entre tumor (χ2= 44,37; p=0,000), los días trans-
las diferentes variables recogidas y el ni- curridos desde el diagnóstico (≤30 o >30)
vel de distrés, la media distrés en mujeres (χ2 = 8,008; p= 0,005) y la edad de la per-
es ligeramente superior a los varones (5,52 sona evaluada (< 35; 36-55; 56-65; >65)
y 5,22 respectivamente). En general se ob- (χ2= 28,617; p=0,000). Así, los familiares
Edad 21,91*
vaciones para informar a pacientes y fami- que una elevada detección de pacientes
liares sobre el programa, que van desde el con niveles de distrés significativos pue-
beneficio que supone para sus pacientes de sobrecargar los servicios psicosociales.
hasta la propia satisfacción personal del Sin embargo, los datos no apoyan esta
trabajo en equipo. Sin embargo, la reali- afirmación. Así, el estudio llevado a cabo
dad se encuentra con barreras no siempre por Carlson y colaboradores entre más de
fáciles de solventar; la escasez de tiempo 1.100 pacientes con cáncer de mama y
en consulta y el olvido a la hora de ofrecer pulmón destaca que sólo entre 40% y 50%
la información a los pacientes son las más de los pacientes aceptó una consulta tele-
citadas por los profesionales, si bien no fónica y solo el 30% acude finalmente al
son las únicas. En este sentido, el principal servicio(34). En la misma línea, en el tra-
hándicap con el que nos hemos encontra- bajo de Verdonck realizado con pacientes
do ha sido que algunos de los profesiona- con cáncer de cabeza y cuello señala que
les sanitarios solo ofrecían información del únicamente el 20% de los pacientes con
programa a los pacientes que ya presen- niveles de distrés llegaron al servicio de
taban un importante nivel de distrés. Sin derivación(35) y el grupo de Shimizu obser-
duda, los equipos deben tratar de ofrecer vó que de aquellos pacientes que mostra-
la información sobre los servicios de ayuda ron elevados niveles de sufrimiento, sólo
de forma que todos los pacientes puedan el 25% optó por acudir al servicio al que
beneficiarse de los mismos. Actualmente, fue derivado(36).
aún necesitamos identificar con mayor de- Nuestra experiencia en este sentido,
talle los aspectos prácticos en la ejecución es claramente diferente, un 70% de los
del programa en la práctica clínica diaria, usuarios con niveles de distrés significati-
pero ya estamos en disposición de ofrecer vos que fueron derivados llegan al servicio
algunos aspectos que determinan el óptimo de derivación. El porcentaje de usuarios
desarrollo del programa en el hospital. Así, perdidos viene determinado por el lugar
es necesario un apoyo institucional claro, donde se realiza la intervención, así varía
explícito y público de las administraciones entre un 11% cuando se realiza en forma-
sanitarias y una implicación por parte de to presencial en las sedes de la AECC, un
los profesionales que garantice que la in- 23% por vía telefónica y un 40% cuando
formación sobre el programa llegue a los se desarrolla en un centro hospitalario. El
usuarios. Para conseguirlo, las estrategias perfil de los usuarios que han participado
que se han mostrado más eficaces han en el protocolo pero no llegan al servicio
sido: presentación en las distintas áreas de derivación es el de varones y mayores
clínicas; establecimiento de acuerdos con de 65 años.
determinados servicios para incorporación
funcional; identificación, formación y en- Elevados niveles de distrés y diferencias
trenamiento de informantes clave y distri- en la detección en función del perfil del
bución de material de difusión. profesional que desarrolla la evaluación
un punto de corte de 4 o más en el DT, lo go, el hecho de que los niveles de distrés
cual es claramente superior a lo descrito de los profesionales no psicólogos tengan
por autores como Almanza (61,8%)(37), Za- mayor similitud con los publicados y a
bora (31%)(38), Pascoe(35%)(39), Dolbeaut la magnitud de las diferencias entre los
(38%)(40), Trask (50%)(41), Ozalp (59%)(42) y niveles detectados por unos profesionales
Graves (61,6%)(43). Discrepancias que pro- y otros nos hace sospechar que hay más
bablemente obedecen a diferencias meto- variables implicadas. Variables, que mere-
dológicas, trans-culturales (Australia, Esta- ce un mayor nivel de análisis futuro que
dos Unidos de América, Francia, México, nos permita discernir sobre las siguientes
etc.), y a los distintos momentos de eva- cuestiones ¿los profesionales no psicólo-
luación de los correspondientes estudios. gos tienen más dificultades para detectar
Respecto a las diferencias metodológicas el distrés? o, por el contrario, ¿por qué
destacar dos de gran relevancia. La prime- los psicólogos detectan más casos con
ra de ellas hace referencia a la población distrés significativo?, ¿será que cuando
objetivo. Nuestros datos incluyen tanto a el profesional no psicólogo desarrolla el
pacientes como familiares, aspecto que no protocolo funciona cómo un programa
concurre en el resto de los estudios cita- de screening y cuándo lo desarrolla un
dos que se circunscriben a pacientes. Este psicólogo funciona como un programa de
hecho es de interés a la hora de explicar evaluación y atención?
que nuestra población muestre un nivel
superior de distrés, dado que los familia- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
res, principalmente el subgrupo de padres,
informan de distrés más elevado que los 1. Bayés R. Una estrategia para la detección
pacientes. Otro aspecto diferencial es el del sufrimiento en la práctica clínica. Rev
momento de medida, en nuestro caso la Soc Esp Dolor 2000;7:70-4.
detección de distrés se produce en mo- 2. Derogatis LR, Morrow GR. The prevalence
mentos muy próximos al diagnostico. of psychiatric disorders among cancer pa-
Quizá el hecho que más ha llamado tients. JAMA 1983;249:751-7.
nuestra atención se refiere a las diferencias 3. Massie MJ, Holland JC. Depression and
que hemos encontrado en la detección de the cancer patient. J Clin Psychiatry 1990;
distrés significativo en función del perfil 51 Suppl 12-7, discussion,1990;18-9.
del profesional que realiza la evaluación. 4. Hopwood P, Stephens RJ. Depression in
Así, cuando el protocolo de detección es patients with lung cancer prevalence and
realizado por un psicólogo se producen risk factors derived from quality o life data.
una mayor tasa de casos positivos, en- J Clin Oncol 2000;18:893-903
tendidos éstos como distrés significativo 5. Grassi L, Travado L, Gil F, Sabato S, Rossi E;
y presencia de necesidad, que cuando es and de SEPOS Group. Psychosocial
�����������������
mor-
realizado por otro perfil profesional. En bidity and its correlatos in cancer patients
principio, este hallazgo sería coincidente of the Mediterranean area: findings from
con la literatura que señala que los profe- the Southern European Psycho-Oncology
sionales de la salud no psicólogos tienen Study. J Affect Disord 2004;83:243-8.
más dificultad para reconocer el distrés 6. Gil F, Costa G, Pérez FJ, Salamero M, Sán-
en los pacientes(13,44). De ser así, la estrate- chez N, Sirgo A. Adaptación psicológica
gia sería relativamente fácil, únicamente y prevalencia de transtornos mentales en
tendríamos que reforzar la formación que pacientes con cáncer. Med Clin (Barc)
se realiza con estos profesionales para fa- 2008;130(3):90-2.
cilitar su labor de detección. Sin embar- 7. Arranz P, Ulla S, Coca C. Leucemias, linfo-
332 Belén Fernández Sánchez et al.
mas y mielomas. En Die Trill M. Psicoon- quality of life after allogeneic bone marrow
cología. Madrid: ADES; 2003. transplantation. Ann Hematol 2001;0:137-
8. Iscoe N, Williams JI. Prediction of 43. Doi: 10.1007/s002770000249
psychosocial distress in patients with 18. Kissane DW, McKenzie M, McKenzie
cancer. In: Osoba D, editor. Effect of cancer DP, Forbes A, O’Neill I, Bloch S.
on quality of life, CRC Press: Boca Raton- Psychosocial morbidity associated
Boston-Ann Arbor-London, 1991. p. 41-59. with patterns of family functioning in
9. Vargas G, Espósito G. Dolor y cuidados palliative care: baseline data from the
Paliativos en Oncología: evaluación, Family Focused Grief Therapy controlled
manejo, y tratamiento. Caracas, Venezuela: trial. Palliat Med 2003; 17 (6): 527-37.
Editorial Expansión Científica; 1999. Doi:10.1191/0269216303pm808oa
10. Fallowfield LJ, Hall A. Psychosocial effects 19. Zabora JR. Screening procedures for ps-
of being offered choice of surgery for ychosocial distress. En: Holland JC,
breast cancer. BMJ 1994; 309-448. Breitbart W, Jacobsen PB, et al., editors.
11. Kiss A, Cavalli F, Cull A, Gallmeier WM, Psycho-oncology. New York, NY: Oxford
Hürny C, Keller M, et al. Psychosocial/ University Press; 1998. p. 653-61.
psychotherapeutic interventions in cancer 20. Hoffman BM, Zevon MA, D’Arrigo MC,
patients: consensus statement. Supp Care Cecchini TB. ������������������������������
Screening for distress in can-
Cancer 1995;3:270-1. cer patients: the NCCN rapid-screening
12. National Comprehensive Cancer Network. measure. Psychooncology 2004; 13 (11):
Practice Guidelines in Oncology, Version 792-9. Doi: 10.1002/pon.796
1; 2002: National Comprehensive Can- 21. Hegel MT, Collins ED, Kearing S, Gillock
cer Network. Distress Management. Fort KL, Moore CP, Ahles TA. Sensitivity and spe-
Washington, PA; 2002. cificity of the Distress Thermometer for de-
13. Carlson LE, Waller A, Mitchell, AJ. Screen- pression in newly diagnosed breast cancer
ing for distress and unmet needs in patients patients. Psychooncology 2008;17(6):556-
with cancer: review and recommenda- 60. Doi: 10.1002/pon.1289
tions. J Clin Oncol 2012;30(11):1160-77. 22. Akizuki N, Akechi T, Nakanishi T, Yos-
14. Söllner. W, DeVries. A, Steixner E, Lukas P, hikawa E, Okamura M, Nakano T, et al.
Sprinzl G, Rumpold G, Maislinger S. How Development of a brief screening inter-
successful are oncologists in identifying view for adjustment disorders and ma-
patient distress, perceived social support, jor depression in patients with cancer.
and need for psychosocial counselling? Cancer 2003;97:2605-13. Doi: 10.1002/
Br J Cancer 2001; 84(2). 179-85. Doi: cncr.11358
10.1054/bjoc.2000.1545 23. Jacobsen PB, Donovan KA, Trask PC, Fleis-
15. Mitchell JT. Essencial factors for Effective hman SB, Zabora J, Baker F, et al. Scree-
Psychological response to disasters and ning for psychologic distress in ambula-
other crises. Int J Emerg Ment Health, tory cancer patients: a multicenter eva-
1999;19:299-325. luation of the Distress Thermometer. Can-
16. Hutchison SD, Steginga SK, Duna J. The cer 2005;103:1494-502. Doi: 10.1002/
tiered model of psychosocial intervention cncr.20940
in cancer: A community based approach. 24. Hawkes A, Hughes K, Hutchison S, et al.
Psychooncology 2006;15(6):541-6. Doi: Feasibility of brief psychological distress
10.1002/pon.973 screening by a community-based telepho-
17. Heinonen H, Volin L Uutela A, Zevon M, ne helpline for cancer patients and carers.
Barrick C, Ruutu T. Quality of life and fac- BMC Cancer 2010;10:14.
tors related to perceived satisfaction with 25. Campbell A, Steginga S, Ferguson M, et
Primer impacto: programa de detección de distrés y atención psicosocial 333
al. Measuring distress in cancer patients: Bultz BD. Screening for distress in lung
The distress thermometer in an Australian and breast cancer outpatients: A randomi-
sample. Prog Palliat Care, 2009; 17:61-68. zed controlled trial. J Clin Oncol, 2010;
Doi:10.1179/096992609X392259 28:4884-91.
26. Gessler S, Low J, Daniells E, et al. Scree- 35. Verdonck-de Leeuw IM, de Bree R, Kei-
ning for distress in cancer patients: Is the zer AL, Houffelaar T, Cuijpers P, Meche-
Distress Thermometer a valid measure line H. van der Linden, et al. Comput-
�������
in the UK and does it measure change erized prospective screening for high
over time? A prospective validation stu- levels of emotional distress in head and
dy. Psychooncology 2008; 17:538-47. neck cancer patients and referral rate
Doi:10.1002/pon.1273 to psychosocial care. Oral Oncol 2009;
27. Carroll BT, Kathol R, Noyes R, et al. 45:e129-e133. Doi: 10.1016/j.oraloncol-
Screening for depression and anxiety in ogy.2009.01.012
cancer patients using the hospital anxiety 36. Shimizu K, Ishibashi Y, Umezawa S, Izumi
and depression scale. Gen Hosp Psychia- H, Akizuki N, Ogawa A et al. Feasibility
try 1993; 15: 69-74. Doi:10.1016/0163- and usefulness of the “Distress Screening
8343(93)90099-A Program in Ambulatory Care” in clinical
28. Holland JC, Anderson B, et al. NCCN Gui- oncology practice. Psychooncology 2010;
delines for Distress Management. JNCCN 19:718-25. Doi: 10.1002/pon.1616
2007; 5:66-98. 37. Almanza MJJ, Rosario JI, Pérez S. Traduc-
29. Pascoe S, Edelman S, Kidman A. Preva- ción, adaptación y validación del Termó-
lence of psychological distress and use metro de Distrés en una muestra de pa-
of support services by cancer patients at cientes mexicanos con cáncer. Rev Sanid
Sydney Hospitals. Aust N Zeal J Psychiatr Milit Mex 2008; 62(5):209-17.
2001;34:785-91. 38. Zabora J, Brintzenhofeszoc K, Curbow
30. Ozalp E, Cankurtaran ES, Soygür H, Geyik B, Hooker C, Piantadosi S.The preva-
PO, Jacobsen PB. Screening for psycho- lence of distress by cancer site. Psy-
logical distress in Turkish cancer patients. chooncology 2001; 10: 19-28. Doi:
Psychooncology 2007; 16(4): 304-11. .1002/1099-1611(200101/02)10:1<19::AID-
Doi:10.1002/pon.1059 PON501>3.0.CO;2-6
31. Shim EJ, Mehnert A, Koyama A, et al. 39. Pascoe S, Edelman S, Kidman A. Preva-
Health-related quality of life in breast can- lence of psychological distress and use
cer: A cross-cultural survey of German, Ja- of support services by cancer patients at
panese, and South Korean patients. Breast Sydney Hospitals. Aust N Zeal J Psychiatr
Cancer Res Treat, 2006;99:341-50. 2001;34:785-91. Doi: 10.1046/j.1440-
32. Von Essen L, Larsson G, Oberg K, Sjödén 1614.2000.00817.x
PO. “Satisfaction with care”: Associations 40. Dolbeault S, Bredart A, Mignot V, Hardy
with health related quality of life and psy- P, et al. Screening for psychological dis-
chosocial function among Swedish patients tress in two French cancer centers: fea-
with endocrine gastrointestinal tumours. sibility and performance of the adapted
Eur J Cancer Care (Engl), 2002; 11:91-99. distress thermometer. Palliat Support
Doi: 10.1046/j.1365-2354.2002.00293.x Care 2008;6(2):107-17. Doi: 10.1017/
33. Hamer M, Chida Y, Molloy GJ. Psychologi- S1478951508000187
cal distress and cancer mortality. J Psycho- 41. Trask PC, Paterson A, Riba M, Brines B,
som Res 2009;66:255-258. Doi:10.1016/j. Grifith K, Parker P, et al. Assessment of
jpsychores.2008.11.002 psychological dsitress in prospective bone
34. Carlson LE, Groff SL, Maciejewski O, marrow transplant patients. Bone Ma-
334 Belén Fernández Sánchez et al.