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LA BIOLOGÍA DE LOS ESQUEMAS MALADAPTATIVOS TEMPRANOS.

En esta sección proponemos una perspectiva biológica de los esquemas tempranos


maladaptativos basada en recientes investigaciones en emociones y la biología del cerebro
(LeDoux 1996). Hacemos énfasis que esta sección propone hipótesis acerca de posibles
mecanismos del desarrollo y cambio de los esquemas. No se han establecido
investigaciones para saber si las hipótesis son validas.

Recientes investigaciones sugieren que no hay un solo sistema emocional en el


cerebro pero hay varios. Diferentes emociones corresponden a diferentes funciones de
supervivencia. Existen funciones que tienen que ver con cómo lidiar con peligro, conseguir
comida, tener sexo, encontrar parejas, cuidar a los hijos, hacer vínculos sociales etc. cada
una de estas funciones parece estar mediada por su propio circuito cerebral. Nos
enfocamos en circuitos involucrados con condicionamiento al miedo y trauma.

Sistemas Cerebrales Involucrados en Condicionamiento al Miedo y Trauma.

Estudios en la biología del cerebro indican lugares en los que la activación de


esquemas basados en eventos traumáticos de la infancia como abandono o abuso podría
ocurrir en el cerebro. En su revisión de las investigaciones de la biología de memorias
traumáticas, LeDoux (1996) escribe:

“Durante una experiencia de aprendizaje traumática, las memorias conscientes se


consolidan en un sistema que involucra el hipocampo y áreas corticales relacionadas. Las
memorias inconscientes establecidas por mecanismos de condicionamiento por miedo
operan mediante un sistema basado en la amígdala. Estos dos sistemas operan en
paralelo y guardan dos tipos diferentes de información relevantes a la experiencia. Cuando
los estímulos que estuvieron presentes durante el trauma inicial se presentan en otro
momento, cada sistema recupera sus respectivas memorias del evento. En el caso de la
amígdala, la recuperación de la memoria resulta en la expresión de respuestas corporales
que preparan para el peligro y en el caso del hipocampo, recuerdos conscientes surgen.”

Entonces, según LeDoux, los mecanismos cerebrales que registran, guardan, y recuperan
memorias de la significancia emocional de un evento traumático son diferentes de los
mecanismos que procesan memorias conscientes y pensamientos acerca del mismo
evento. La amígdala guarda recuerdos emocionales y el hipocampo y la neo-corteza
guardan recuerdos cognitivos. Las respuestas emocionales pueden ocurrir sin la
participación de las estructuras de procesamiento corticales del cerebro, aquellas
involucradas en pensamiento, razonamiento y consciencia.
Características del Sistema de la Amígdala.

Según LeDoux, el sistema de la amígdala tiene un número de atributos que lo distinguen


del sistema del hipocampo y del neocortex.

 El sistema de la amigdala es inconsciente. Las reacciones emocionales pueden ser


formadas en la amígdala sin ningún registro consciente del estimulo que las
originó. Como Zajonc (1984) dijo hace más de una década, las emociones pueden
existir sin cogniciones.

 El sistema de la amigdala en mas rápido. Una señal de peligro viaja vía el tálamo
hacia la amígdala y la corteza. Sin embargo, la señal llega más rápido a la amígdala
de lo que llega a la corteza. Para el momento en que la corteza reconoce la señal de
peligro, la amígdala ya ha empezado a responder ante el peligro. Como Zajonc
(1984) también dijo, las emociones pueden existir antes que las cogniciones.

 El sistema de la amigdala es automático. Una vez que la amígdala hace la


interpretación de peligro, las emociones y respuestas corporales ocurren
automáticamente. En contraste, los sistemas involucrados en procesamiento
cognitivo no están tan ligados a respuestas automáticas. La característica esencial
del procesamiento cognitivo es flexibilidad en sus respuestas. Una vez que
tenemos cognición, tenemos decisión.

 Las memorias emocionales en la amígdala parecen ser permanentes. LeDoux


Escribe:

“Memorias de miedo inconscientes establecidas a través de la amígdala parecen


estar marcadas permanentemente en el cerebro. Probablemente están con
nosotros de por vida.” Tiene una función de supervivencia el no olvidar estímulos
peligrosos. Estas memorias son resistentes a la extinción. Bajo estrés, incluso los
miedos que parecen estar extinguidos pueden resurgir espontáneamente. La
extinción previene la expresión de respuestas de miedo condicionadas, pero no
borra las memorias que subyacen a las respuestas. “La extinción... involucra el
control cortical sobre las respuestas de la amígdala en lugar de un borrón de las
memorias de la amígdala”. (Por eso decimos que probablemente los esquemas no
pueden ser sanados completamente).
 La amígdala no hace discriminaciones finas. La amígdala esta sesgada hacia
estímulos de miedo. Una vez que una memoria está guardada en la amígdala,
estímulos posteriores que se asemejen aunque sea un poco a la situación inicial
desataran la respuesta de miedo. La amígdala proporciona una imagen cruda del
mundo externo, mientras el cortex proporciona descripciones más detalladas y
cercanas a la realidad. Es la corteza la responsable de suprimir respuestas basadas
en evaluaciones cognitivas. La amígdala evoca respuestas, no las inhibe.

 La amígdala es evolutivamente más vieja que la corteza. Cuando un organismo


confronta una amenaza, la amígdala dispara una respuesta de miedo que ha
cambiado muy poco a lo largo de eones de evolución y que se conserva a través del
reino animal y tal vez en las especies menos evolucionadas. El hipocampo también
es parte de la sección evolutivamente vieja del cerebro pero está muy conectado a
la neocorteza, la cual está muy evolucionada.

Implicaciones para el Modelo de Esquemas.

Consideremos algunas implicaciones de estas investigaciones para la teoría de


esquemas. Como hemos notado, definimos un Esquema como un conjunto de memorias,
emociones, respuestas corporales y cogniciones alrededor de temas de la infancia como
abandono, abuso o rechazo. Podríamos conceptualizar la biología de un esquema de la
siguiente forma: Las emociones y sensaciones corporales guardadas en la amígdala tienen
todos los atributos previamente mencionados. Cuando un individuo encuentra un
estimulo que le recuerda a los eventos de la infancia que originaron el esquema, las
emociones y sensaciones corporales asociadas con el evento se activan por la amígdala de
forma inconsciente; o si el individuo está consciente de ellas, las emociones y sensaciones
corporales se activan más rápido que las cogniciones. Esta activación de emociones y
sensaciones corporales es automática y es probable que sea una característica
permanente en la vida del individuo, aunque el grado de activación disminuye cuando los
esquemas sanan. En contraste, las memorias conscientes y las cogniciones asociadas con
el trauma se guardan en el hipocampo y la neo-corteza. El hecho que los aspectos
cognitivos y emocionales de un mismo evento traumático se guarden en diferentes
sistemas cerebrales podría explicar porque los esquemas no son cambiables solamente
mediante métodos cognitivos. De manera relacionada, los componentes cognitivos de un
esquema se suelen desarrollar más tarde, después de que las emociones se han guardado
en el sistema de la amígdala. Muchos esquemas se desarrollan en una etapa pre-verbal;
antes de que el niño haya adquirido el lenguaje. Los esquemas pre-verbales se originan
cuando el niño es tan joven, que lo único que se guarda son emociones, sensaciones
corporales y memorias. Las cogniciones se añaden después, cuando el niño empieza a
pensar y hablar en palabras. (Este es uno de los papeles de terapeuta: ayudar al paciente a
ponerle palabras a la experiencia del esquema). Entonces las emociones tienen prioridad
al trabajar con los esquemas).

Cuando un esquema se activa, el individuo se inunda de de emociones y reacciones


corporales. El individuo podría o no conectar conscientemente esta experiencia a la
memoria original. (Este es otro de los papeles del terapeuta: ayudar a los pacientes a
conectar las emociones con memorias de la infancia). Las memorias están en el núcleo del
esquema, pero no están claramente representadas en la consciencia, aun en la forma de
imágenes. El terapeuta proporciona apoyo emocional mientras el paciente lucha por
reconstruir estas imágenes.

Implicaciones para la Terapia.

El primer objetivo de la terapia es crear consciencia acerca de los esquemas. El


terapeuta ayuda a los pacientes a identificar sus esquemas y a generar consciencia de las
memorias, emociones, sensaciones corporales, cogniciones y estrategias asociadas a ellos.
Una vez que los pacientes entienden sus esquemas y sus estilos para lidiar con los
esquemas, pueden empezar a ejercer cierto control sobre sus respuestas.

LeDoux escribe:

“La psicoterapia es otra forma de incrementar la potenciación sináptica en circuitos del


cerebro que controlan la amígdala. Las memorias emocionales de la amígdala, como
hemos visto, están marcadas permanentemente en sus circuitos. Lo mejor que podemos
hacer es regular la expresión de esos circuitos. La manera en que hacemos eso es haciendo
que la corteza gane control sobre la amígdala.”

Bajo esta perspectiva, el objetivo del tratamiento es incrementar el control consciente de


los esquemas, debilitando las memorias, emociones, cogniciones y sensaciones corporales
asociados a ellos.

Trauma en la infancia afecta otras partes del cuerpo. Los primates separados de sus
madres experimentan mayores niveles de cortisol (hormona de estrés) en la sangre. Si la
separación en repetida, estos cambios son permanentes. (Coe, Mendoza, Smotherman, &
Levine, 1978; Coe, Glass, Wiener, & Levine, 1983). Otros cambios neurobiológicos
permanentes que resultan de separación temprana de la madre son cambios en hormonas
sintetizadoras de catecolaminas en las glándulas adrenales (adrenalina y noradrenalina)
(Coe et al., 1978, 1983) y en la secreción serotoninérgica del hipotálamo (Coe,Wiener,
Rosenberg, & Levine, 1985). Investigación en primates también sugiere que el sistema de
opioides está involucrado en la regulación de ansiedad de separación y que el aislamiento
social afecta la sensibilidad y el numero de receptores de opio en el cerebro. (van der Kolk,
1987). Evidentemente, experiencias tempranas de separación resultan en cambios físicos
que afectan el funcionamiento físico y que bien podrían ser permanentes.
Temperamento Emocional.

Factores aparte del ambiente temprano en la infancia también juegan papeles


importantes en el desarrollo de esquemas. El temperamento emocional del niño es
especialmente importante. Como la mayoría de los padres aprenden pronto, cada niño
tiene una “personalidad” o temperamento único y distinto desde el nacimiento. Algunos
niños son más irritables, otros más tímidos, otros más agresivos. Hay muchas
investigaciones que respaldan la importancia del sustrato biológico de la personalidad. Por
ejemplo, Kagan y sus colegas (Kagan, Reznick y Snidman, 1988) han generado un gran
cuerpo de investigaciones sobre rasgos temperamentales en la infancia y que han
demostrado ser marcadamente estables a lo largo del tiempo.

Lo que sigue son ciertas dimensiones de temperamento emocional que hemos


hipotetizado que podrían ser innatas en gran medida y relativamente estables e
incambiables con psicoterapia únicamente.

Lábil <-> No reactivo


Distímico <-> Optimista
Ansioso <-> Calmado
Obsesivo <-> Distraído
Pasivo <-> Agresivo
Irritable <-> Alegre
Tímido <-> Sociable

Uno podría pensar que el temperamento es la mezcla única de puntos en estas


dimensiones en un individuo (así como otros aspectos del temperamento que
seguramente se identificaran en un futuro).
El temperamento emocional interactúa con eventos dolorosos de la infancia en la
formación de esquemas. Diferentes temperamentos exponen selectivamente a los niños a
diferentes circunstancias. Por ejemplo, un niño agresivo podría ser más probable que
produzca abuso de un padre violento que un niño pasivo y dócil. Además, diferentes
temperamentos hacen que un niño sea diferencialmente susceptible a experiencias
tempranas diferentes. Dado el mismo trato parental, dos niños podrían reaccionar muy
diferente. Por ejemplo, consideren a 2 niños que ambos son rechazados por sus madres. El
niño tímido se esconde del mundo y se vuelve cada vez más retraído y dependiente de su
madre; el niño sociable se aventura al mundo y hace otras conexiones positivas. De hecho,
la sociabilidad es un rasgo que se ha demostrado que confiere resiliencia a los niños, los
cuales se desarrollan adecuadamente a pesar de abuso o rechazo.

En nuestra observación, un ambiente extremadamente favorable o aversivo puede superar


el temperamento emocional en gran medida. Por ejemplo, un ambiente seguro y amoroso
podría hacer a un niño tímido bastante amigable en muchas situaciones, por el contrario;
si el ambiente es lo suficientemente indiferente y lleno de rechazo, incluso un niño
sociable se puede volverse retraído. Similarmente, un temperamento emocional extremo
puede superar un ambiente sano y ordinario y producir psicopatología sin justificación
aparente en la historia del paciente.

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