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Hernán Cortés, en una carta escrita de su puño y letra, explica a Carlos I que esta
infraestructura sería mucho más importante que la reciente conquista de México. Ese mismo
año comenzaron los estudios para la construcción del canal, pero la falta de recursos hizo que
este intento fracasará antes de empezar. En 1590 Felipe II canceló el proyecto alegando
motivos religiosos. Además, mantenía la firme creencia de que al estar un océano a distinto
nivel que otro tendría como consecuencia una inundación.
Con Felipe III la idea repuntó, pero el Consejo de Indias alertó del peligro que podría suponer
por la piratería de la zona. El proyecto tuvo defensores, pero finalmente la corona decidió
asumir otras prioridades.
1876, el francés Lucien Napoleón Bonaperte Wyse fue encargado por la Sociedad Civil
Internacional del Canal Interoceánico de realzar los estudios para su construcción. Dos anos
más tarde, el 20 de marzo de 1878, se firmó entre Colombia y Francia el tratado conocido
como Convenio Salger-Wyse, por medio del cual Francia obtenía la concesión para la
construcción y explotación del canal por 90 años, tiempo tras el cual la obra regresaría al
Gobierno colombiano (por aquel entonces el territorio que ocupa la actual Panamá formaba
parte de Colombia).
En 1893, tras estas dificultades, Wyse decidió cambiar y reorientar la construcción del canal
hacia un sistema de esclusas, Pero la nueva compañía no contaba con los fondos suficientes y
la desconfianza del público, por el anterior fracaso, no permitió conseguir financiación.
A inicios de 1903 se firma el Tratado de Herran-Hay, donde Colombia (Panamá todavía no era
un país independiente) otorga a Estados Unidos derechos exclusivos por 100 años a cambio de
10 millones de dólares y una renta anual de 250.000 dólares para Colombia con cargo a los
peajes del canal. El pacto fue ratificado por el Senado estadounidense pero el Senado
colombiano solicitó mayor compensación económica para, finalmente, rechazar la propuesta.
Este rechazo hizo que Roosevelt negociara directamente con los panameños rebeldes en el
Tratado Hay-Bunau-Varilla. Les prometió, a cambio del control total sobre la zona del Canal de
Panamá, su independencia además de una compensación económica. Un año después se
reanudaron las obras de la vía interoceánica que finalizaría 10 años después, en 1913.