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Algunas técnicas argumentativas

Se considera la argumentación como una forma de hacer con las palabras, un juego del lenguaje.
Un argumento es un medio de hacer admitir una conclusión.
Quien argumenta no busca simplemente forzar a su interlocutor o imponerle tal creencia o tal actitud por medio de
procedimientos manipulatorios, busca mostrarle que es lógico y razonable adoptar esta creencia o esta actitud en
vista de tal argumento.

La relación entre argumentador y el enunciatario: el valor de la pregunta en la secuencia argumentativa

En la argumentación, el YO enmascara su intención de imponer una opinión, una postura a su enunciatario a


través de la formulación de preguntas. “La utilización de una interrogativa resulta particularmente apta para los
casos en que el emisor trata de conseguir algo del destinatario sin que éste sienta que se lo está coaccionando,
ya que la forma misma refleja y sugiere el carácter abierto del enunciado” (Escandell Vidal, 1996: 182). El
argumentador que busca consenso se muestra cortés, amable con su enunciatario: finge no imponerle una idea
suya sino compartir con el destinatario una idea que éste apoya. El truco es a través de la pregunta retórica, en la
que la respuesta ya está prevista y lo único que se le permite al enunciatario es consentir con esa respuesta ya
prevista.
“Lo interesante es que el mecanismo [de la pregunta retórica] se utiliza para hacer pasar como algo comúnmente
aceptado lo que no es más que una opinión particular del emisor” (Escandell Vidal, 1996: 183).

La relación entre contrincantes: la definición argumentativa

El uso de la definición en la argumentación implica rechazar una definición del opositor y establecer qué
posiciones están en disputa.
La definición argumentativa suele cuestionar asociaciones o disociaciones de conceptos que hace el contrincante.
Se reestructuran los conceptos y se le atribuye al opositor ignorancia o intención de engañar. En el discurso
académico, puede atribuirse rigidez o sesgo explicativo del opositor. Estas atribuciones, según la situación
particular, se destacarán o serán disimuladas.
Es muy común la estrategia de disociar nociones que el opositor conecta. Se postula que la apariencia, a la que
se accede siempre de forma inmediata, es equívoca o ambigua y que ello es inaceptable porque todos los
aspectos de lo real son compatibles entre sí. Se introduce una redefinición de un término que presenta el sentido
real, verdadero, oculto a las primeras y espontáneas consideraciones de las cosas.
Una argumentación elaborada suele establecer relaciones entre parejas conceptuales para reforzar la tesis.
Apariencia/realidad con frecuencia se halla en correlación con parejas como opinión/verdad, subjetivo/objetivo,
verbal/real.

La ayuda de la opinión común: tópicos y argumentación

Tópicos especiales: son proposiciones aceptadas generalmente en vinculación con un tema. Son innumerables
frases sueltas que provienen de textos de los que se han desprendido, pero cuyo sentido general sigue vigente
como un eco. Usar un tópico especial implica orientar el texto con cierto tipo de enunciados, contar con que el
enunciatario vinculará con el tópico una serie de frases. Una frase como “carpe diem” (del poeta latino Horacio
(siglo I antes de Cristo) en cuya obra presenta a un anunciador que intenta convencer a una muchacha que
rechaza sus ofertas amorosas que se entregue al amor ofrecido) se conectará normalmente con enunciados como
“lo que importa es el presente”, “goza lo que tienes hoy”. Otros, podría ser el caso de frases como “los hermanos
sean unidos”, “juremos con gloria morir”, “la única verdad es la realidad”, entre otros.
Lugares comunes: conjunto de casilleros vacíos en los que se puede volcar un tema para confeccionar
argumentos. La ventaja de los lugares comunes en una discusión es que circulan por los discursos como si fueran
verdades indiscutibles para la sabiduría general, popular. Éstos, en la mayoría de los casos, están relacionados a
los argumentos de cantidad y calidad.

Tipos de argumentos

Se entiende por argumento el razonamiento mediante el cual se intenta probar o refutar una posición,
convenciendo a alguien de la verdad o falsedad de ella.
1. Argumento de autoridad: La argumentación se apoya en testimonios fidedignos y citas de hombres famosos,
de expertos conocidos que manifiestan la opinión sobre un tema. La cita de autoridad señala quiénes son los
ayudantes del argumentador. Consiste en incorporar en apoyo a la propia hipótesis un enunciado
perteneciente a otro enunciado cuyo prestigio para el argumentador y para la comunidad a la que se dirige es
garantía, es prueba de validez. La autoridad citada es considerada una persona razonable, honesta,
inteligente, audaz y de ello se deriva que sus dichos sean racionales, sinceros, correctos. Ej.: El tiempo es
relativo. Einstein fue categórico…
2. Argumento de hecho: Se trata en pruebas observables cotejadas por documentos estadísticos. Ej.: El año
pasado se produjeron dos mil accidentes de tráfico con víctimas fatales.
3. Argumento racional: Se basa en ideas y verdades admitidas y aceptadas por la sociedad. Ej.: En la tesis “No
hay que contaminar el mar”, “el mar es fuente de vida” se constituye como argumento racional que sustenta la
afirmación principal.
4. Argumento ético o de moralidad: Se prefiere lo que está de acuerdo con un código moral, frente a lo inmoral.
Ej.: Haz el bien y evita el mal.
5. Argumento pragmático o de utilidad: Se valora lo útil, necesario y eficaz, frente a lo inútil, ineficaz y peligroso.
Ej.: Subyace en frases como “si bebes, no conduzcas”.
6. Argumento estético: Lo bello se valora sobre lo feo. Depende de los cánones de belleza de la época y cultura.
7. Argumento hedonista o de placer: Se prefiere lo agradable a lo desagradable. Ej.: Vive la vida. Nada ganas
encerrado horas y horas estudiando.
8. Argumento de cantidad: Lo que más cantidad posee de algo es valorado con respecto a lo que tiene menos.
Ej.: Valen tanto como tienen. Miles de personas refrendaron en las calles el rumbo de las políticas.
9. Argumento de calidad: Frente a la cantidad, se valora lo bueno. Algunos argumentos de calidad sirven de
contraargumentos frente a otros de cantidad. Ej.: Más vale poco y bueno que mucho y malo.
10. Argumento de tradición: Lo antiguo, el producto de generaciones anteriores, es valorado positivamente, Un
caso sería el famoso “Más vale malo conocido que bueno por conocer”.
11. Argumento de progreso: El valor radica en la novedad, en la innovación. Se opone al argumento de tradición.
Ej.: Es preferible tropezar mil veces a seguir atrapados en las mismas torpezas.
12. Argumento de la existencia: Se prefiere lo real, lo existente, verdadero y posible, frente a lo inexistente, falso o
imposible. Ej.: Más vale pájaro en mano que cien volando. La única verdad es la realidad.
13. Argumento de justicia: El valor reside en lo justo frente a lo injusto; lo correcto es lo que resulta más justo.
14. Argumento de la experiencia personal: Se apoya en el hecho de que “lo he visto o vivido”. Es poco riguroso
como argumento único y puede ser refutado por su parcialidad.
15. Argumento de semejanza o comparación: Se defiende algo en razón de ser muy parecido a otro elemento que
convence mucho. En los textos explicativos y expositivos, el empleo de ejemplos y casos concretos para hacer
comprender una idea general o abstracta, es un caso del argumento de semejanza. Ej.: Grecia pudo salir de la
crisis gracias al apoyo del FMI, Argentina, seguramente, va por ese camino.
16. Argumento de generalización: Se utiliza un único hecho concreto como representante de una situación
general. No es un argumento lícito ni justo ya que puede ser fácilmente rebatido. Ej.: Los vendedores de
plumeros están desapareciendo. Yo soy vendedor de plumeros. Yo estoy desapareciendo. El gobernador
corrompió las prácticas del estado. Los políticos son todos unos ladrones.

Bibliografía:
• Muñoz, Nora Isabel, Plantin, Christian, El hacer argumentativo, Editorial BIBLOS, Bs. As., 2011.
• Araya, Eric, Abecé de la redacción, Una guía accesible y completa para escribir bien, OCEANO,
España, 2013.
• Nogueira, Sylvia, Manual de lectura y escritura universitarias, Editorial Biblos, Bs. As., 2010.

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