La juglaría era el modo de mendicidad más alegre y socorrida y a ella se refugiaban lo
mismo infieles, lisiados que trúhanes y chacarreros. Pero el juglar no era un mendigo, ni siquiera era un hombre pobre; había juglares de posición social avejentada. Estos se ganaban la vida ante un público recreando con música, con literatura o con charlatanería, con juegos de mímica, etc. Juglaría significa el oficio o menester propio del juglar. Los juglares tomaban un nombre distinto al de pila, procurando que fuera sonoro y significativo. Estos debieron tener orígenes múltiples derivándose en parte de los que practicaban los músicos y escamoteadores romanos y en parte de los hábitos de los scopas o cantadores barbaros. Tienen también influencia múltiple de cantares musulmanes. Los juglares contribuyeron a la transmisión de la literatura en un momento en que esta se basaba en la oralidad. Los juglares de gesta son los más estimados entre los juglares; existieron en Castilla y Aragón donde floreció la GESTA. El juglar divertía a todas las clases sociales, desde las altas has las más ínfimas por ello se dividían en dos mitades: la primera, es la que vive con el pueblo bajo; la otra está consagrada a los nobles, viajando de corte en corte. Ellos cobraban de distintas maneras, según la condición y la clase social y consistía en dinero, ropa, víveres, objetos. El Mester de Juglaría (escuela), posee métodos propios y recursos útiles de recitación oral: el juglar expresa su subjetividad, realiza llamadas de atención, repite construcciones: paralelismo, anáforas para reforzar, predominan las oraciones simples hacen referencias visuales, el juglar le da a sus personajes, con el propósito de ennoblecerlos, cualidades excelentes mediante el epíteto.