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CAYENA
Historia.
La confusión acerca de la naturaleza de la “pimienta” de Cayena se
remonta a la época de la conquista de América: uno de los más
preciados bienes que esperaban obtener los españoles de la ruta
occidental hacia las Indias eran las especias, cuyo tráfico a través
del Mar Rojo estaba impedido tras la toma de Constantinopla por
los turcos. Creyendo aún que había alcanzado las costas asiáticas,
Colón probó los frutos de alguna especie de chile y lo tomó por
“pimienta en vainas, […] muy fuerte, pero no con el sabor de
Levante”. El error llevó también a que en España se llame pimiento
a las variedades importadas de este fruto, mientras que en América
conservan aún el nombre de ají, morrón o chile —del náhuatl chilli
—.
Usos.
Varias especies se emplean de esta manera para producir un
aderezo de sabor fuerte, algo amargo, ligeramente ahumado y muy
picante —entre 30.000 y 50.000 unidades en la escala Scoville—;
las más usuales son Capsicum baccatum y Capsicum frutescens. La
especie Capsicum chinense, que produce las variedades más
picantes, generalmente no se utiliza de este modo.
Propiedades.
El picor que produce la pimienta de Cayena se debe a varios
alcaloides, la caspicia (8-metil-N-vanillil-6-nonenamida,
C18H27NO3) y otros compuestos similares, que estimulan los
receptores de calor y dolor de la epidermis, provocando así una
irrigación sanguínea más intensa. En respuesta a la irritación, el
cerebro segrega endorfinas, un opiáceo natural que provoca una
sensación de bienestar y satisfacción. La capsaicina tiene también
efecto sialagógico; es decir, estimula la secreción de saliva, lo que
facilita la digestión.
Usos medicinales.
El fruto de la especie Capsicum annuum ha sido utilizado en
medicina durante siglos y, recientemente, se ha demostrado
científicamente que estimula la producción de endorfinas en el
cuerpo humano.