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La Relacion Juridica Procesal y Las Defensas Del Demandado - Hector Lama More PDF
La Relacion Juridica Procesal y Las Defensas Del Demandado - Hector Lama More PDF
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Profesor universitario (UNMSM, USMP y PUCP) y de la Academia de la Magistratura.
Magíster en Derecho con mención en Derecho Civil por la PUCP. Estudios concluidos de
Doctorado en Derecho por la UNMSM. Magistrado del Poder Judicial (actualmente
Presidente de la Primera Sala Comercial de la Corte Superior de Justicia de Lima). Fue
Presidente de la Corte Superior de Justicia de Lima (periodo 2011-2012).
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COUTURE Eduardo, “Fundamentos del Derecho Procesal Civil” . Roque De palma
Editor. Tercera Edición (Póstuma) Buenos Aires 1958. Pág. 132 - 133. El profesor de
Montevideo sostiene que : “Puede afirmarse que la tesis de la relación jurídica procesal
es la que ha contado con mas adhesiones en nuestro tiempo a pesar de ciertas
autorizadas disidencias”. Agrega el autor que: “Cuando en el lenguaje del derecho
procesal se habla de relación jurídica, no se entiende sino a señalar el vínculo o ligamen
que unen entre si a los sujetos del proceso y sus poderes y deberes respecto de los
diversos actos procesales”
3
ALSINA Hugo, “Tratado teórico y práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial”
Tomo I, parte general, Segunda Edición. Ediar Soc. Anon. Editores, Buenos Aires, 1963.
Pág. 417. Refiere este autor que el deber fundamental que constituye como esqueleto de
toda relación procesal, es la obligación que tiene el juez de proveer las demandas de las
partes, obligación que forma parte de su oficio y que esta garantizada con las penalidades
en que incurre con su incumplimiento, señala además que a las partes corresponde la
exposición y la prueba de los hechos, en la forma, plazos y condiciones previstas en la ley;
agrega que el contenido de la relación procesal, que viene así a comprender el conjunto de
derechos y obligaciones que tiene el juez y las partes, esta condicionado por las formas
establecidas por la ley para la tramitación de los juicios.
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cada uno de los que intervienen, pero tendiendo todos ellos al mismo fin
común: la actuación de la ley.
Esta teoría fue duramente criticada, entre otros, por el procesalista alemán de
nombre James Goldschmidt, quien a través de Teoría a la que denominó de la
Situación Jurídica4, sostuvo que dicha teoría -de la relación jurídica- era
falsa. Dando sustento a su teoría, Goldschmidt, sostuvo que el origen de las
obligaciones y derechos respectivos del juez y las partes, no puede
encontrarse en la "relación jurídica procesal", pues allí donde se indica que
nacen las obligaciones de la referida relación jurídica, deberá hablarse con
exactitud de cargas procesales5, y que la "obligación de fallar" que se
atribuye al Tribunal (juez) es como tal el deber de administrar justicia, y es una
manifestación de la "relación política" del ciudadano con el Estado.
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GOLDSCHMIDT, James. “Derecho Procesal Civil”. Traducción a la segunda edición
alemana por Pietro de Castro, con adiciones sobre doctrina y legislación española por
Niceto Alcalá-Zamora Castillo. Editorial Labor S. A. Barcelona, Madrid, Buenos Aires, Río
de Janeiro. 1936. Pág. 9. Se precisa en la citada obra que: “Es erróneo creer, por esto,
que el concepto de „situación jurídica‟ no es distinto del de relación procesal, y por ello es
imposible admitir que ésta se desenvuelva hasta llegar a ser una „situación jurídica‟; ésta
no es una situación de la relación procesal, sino del derecho material que constituye el
objeto del proceso. Resulta por ello innecesario recurrir al concepto de relación procesal,
para asegurar la unidad del proceso, ya que tal unidad viene predeterminada por el
derecho material, objeto de referencia de las „situaciones jurídicas‟ que surgen en el
proceso. También es equivocado discutir el valor del concepto de „situación jurídica‟ ya
que, gracias a él, se determina no sólo el concepto y caracteres de los derechos y cargas
procesales, sino que de él emana el concepto de „actos de postulación‟ y la peculiaridad de
su calificación como „admisibles‟ y „fundados‟, así como la luz que aclara los conceptos de
litisconsorcio especial, de sucesión procesal, etc. (…).” (subrayado nuestro)
5
GOLDSCHMIDT, James, “Teoría General del Proceso”. Editorial Labor S.A..
Barcelona, Madrid, Buenos Aires, Río de Janeiro. Pág. 82-83 . El autor expone con
precisión el concepto de carga procesal: “La antítesis del Derecho procesal es la carga
procesal, es decir la necesidad de prevenir un perjuicio procesal, y, en último término una
sentencia desfavorable, mediante la realización de un acto procesal. Estas cargas son
imperativos del propio interés. En eso se distinguen de los deberes, que siempre
representan imperativos impuestos por el interés de un tercero o de la comunidad. (…)
para el enfoque procesal la carga, el imperativo del propio interés, es la única forma en
que se manifiesta un imperativo bajo amenaza de un perjuicio. La causa jurídica consiste
en que la lucha de las partes integra la esencia del pleito, y que impone a las partes la
necesidad de actuar, es decir de emplear los medios de ataque y de defensa. Y la
consecuencia del descuido de la parte es el empeoramiento de su situación procesal, es
decir, el inicio o el aumento de la perspectiva de una sentencia desfavorable.”
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GOLDSCHMIDT, James, “Derecho Procesal Civil”. op cit. Pág. 8. Refiriéndose a los
presupuestos procesales indica el autor que: “Generalmente se admite que sólo se origina
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fondo, sobre los que se resuelve el proceso. Considera que el proceso es
dinámico y no estático; que los vínculos jurídicos que nacen en el proceso son
"situaciones jurídicas", esto es, situaciones de expectativas, esperanzas de la
conducta judicial que ha de producirse y, en último término, del fallo judicial
futuro: en una palabra: expectativas, posibilidades y cargas. El proceso tiene
forma dinámica, varia conforme va avanzando el proceso.
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La teoría de Goldschmidt agregó, en mi opinión, un enfoque relevante a la
razón de la unidad del proceso; por ello es fácil advertir que la unidad del
proceso no se encuentra determinada sólo en la relación procesal, es decir, al
interior del proceso; sino que para ello, además, debe dirigirse la mirada hacia
fuera y conectar dicha relación procesal con la relación sustantiva que es su
fuente y subyace al origen del proceso; la identidad entre la relación material
y la relación procesal constituye un elemento importante que asegura al
integridad del proceso y los sujetos que deben intervenir en el mismo. Con tal
elemento se puede apreciar con más nitidez y vigor la figura del litisconsorcio,
la de sustitución procesal, la de sucesión procesal, etc.
Por otro lado, toma fuerza la teoría de las cargas procesales en general, que
habían permanecido solo vinculados a la prueba; así también, el enfoque de
Goldschmidt ha permitido, en mi opinión, apreciar de un modo mas amplio y
claro, no solo la intervención de terceros legitimados, sino además las
exigencias que corresponden ser impuestas al demandante para asegurar que
la relación material guarde identidad con la procesal a efecto de obtener un
pronunciamiento de fondo, como es el caso de la legitimación, el interés y la
posibilidad jurídica de la pretensión del demandante (voluntad de ley), que los
seguidores de Bulow denominaron los presupuestos materiales o
condiciones de la acción.
8
CHIOVENDA, Giuseppe, “Instituciones de Derecho Procesal Civil”. Volumen I,
Conceptos fundamentales, La Doctrina de las acciones. Cárdenas Editor y Distribuidor.
Primera Edición. México. 1989 Pág. 76-77.
9
CHIOVENDA, Giuseppe, op cit Pág. 68.
4
representar a otro, o de quienes acuden haciendo uso de la figura de la
sustitución procesal.
Juez
A B
A es demandante y B es demandado.
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COUTURE Eduardo, op cit. Pág. 134-135.
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Los presupuestos procesales tienen que ver con la naturaleza que se le da al
proceso, entendida ésta como la relación jurídica procesal.
En nuestros días la relación jurídica procesal tiene que ver no solo con la
presencia de las partes en el proceso, sino también con la incorporación de
quienes no habiendo sido emplazados como demandados, su ausencia privaría
de eficacia práctica la sentencia que se dicte, nos referimos a lo que en la
doctrina se conoce como los litisconsortes necesarios; tal figura solo es
posible apreciar de modo idóneo, observando en todo momento la identidad
que debe existir entre la relación material y la procesal, que constituye uno de
los fundamentos de la teoría expuesta magistralmente por Goldschmidt.
Para que la Relación Procesal sea válida (dice Bulow) deben cumplirse ciertos
requisitos, a los que denominó presupuestos procesales. Ello habilitará al
Juez para expedir pronunciamiento sobre el fondo de la controversia,
amparando o desestimando la demanda. Ahora deberá agregarse a ellos la
exigencia de que se cumpla también con otros requisitos que se conocen en la
doctrina como los presupuestos materiales, los que permitirán al demandante
un pronunciamiento favorable.
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La doctrina reconoce que no es suficiente que la demanda se interponga para
obtener un pronunciamiento de fondo sobre las pretensiones postuladas en la
demanda, es necesario que la relación jurídica procesal sea válida. Los
requisitos básicos que deben cumplirse para que exista válidamente dicha
Relación Jurídica Procesal son los llamados presupuestos procesales, su
ausencia impide un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia.
En cuanto al tercer presupuesto diremos que para el correcto inicio del proceso
la demanda debe estar correctamente estructurada, vale decir, debe existir
lógica entre el petitum y la causa petendi; vale decir entro lo que se pide y lo
que se expone como sustento fáctico; así también, la demanda debe contener
pretensiones que no sean implicantes de tal manera que todas ellas tengan un
sentido lógico; entre otros.
Aun cuando reciente doctrina sostiene que la capacidad –de derecho- es una
sola y no es otra que un atributo de la personalidad y que por tal razón viene
con el ser humano desde su aparición en este mundo; no obstante para fines
simplemente didácticos diferenciaremos, como lo hace nuestra norma civil
sustantiva, entre capacidad de ejercicio y capacidad de goce o de derecho.
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Son incapaces absolutos:
Por otro lado, se presenta la incapacidad relativa de ejercicio cuando, por algún
defecto existente en la manifestación de la voluntad, consistente en el hecho de
que por alguna razón (edad, enfermedad, afectación a la libertad, entre otros)
dicha voluntad no puede ser expresada plenamente. Los actos realizados por
estas personas son anulables, y pueden ser objeto de convalidación o
confirmación.
Sin embargo, para comparecer al proceso, esto es, para concurrir a él,
apersonándose y realizar actos procesales, se requiere tener capacidad de
ejercicio.
La persona jurídica es una ficción y, como tal, según algunos autores, no tiene
capacidad de ejercicio, pues ello estaría reservado para las personas naturales.
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Pero si tendría capacidad de goce. Las personas jurídicas tienen capacidad y
personalidad jurídica, siempre que existan jurídicamente y hacen valer sus
derechos a través de sus representantes, quienes, obviamente, deben tener
capacidad para comparecer al proceso.
Ningún Juez puede delegar su competencia en otro Juez, salvo que se trate de
encargos o comisiones para la realización de determinados actos procesales.
Distribución de la Competencia:
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- Penal.- Si la relación de derecho material proviene de una norma penal
Hasta hace poco los procesos que se iniciaban ante el Juez de Paz o el Juez
de Paz Letrado, eran revisados por el respectivo Juez Especializado o mixto;
sin embargo en virtud de lo dispuesto por el Artículo Único de la Ley N° 28434,
publicada el 28-12-2004, las resoluciones de los Juzgados de Paz son
conocidas en grado de apelación por el Juez de Paz Letrado. Las emitidas por
este último, por los Juzgados Especializados o Mixtos. Establece además la
citada norma procesal –que modifica el artículo 59° del TUO de la LOPJ- que
las resoluciones emitidas por los Juzgados de Paz serán examinadas tomando
en cuenta también las particularidades culturales y sociales, así como el criterio
de justicia del Juez de Paz.
Los procesos iniciados por ante el Juez Especializado o mixto, son revisados
en apelación por la Sala Superior respectiva, y vía recurso de Casación, por la
Sala Suprema correspondiente.
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Algunos procesos se inician ante la Sala Superior correspondiente, como es el
caso de la acción popular; en este caso conoce en apelación la Sala de
Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema. Hasta hace unos años
los juicios de responsabilidad civil y acciones de amparo contra resoluciones
judiciales se iniciaban ante la Sala Civil Superior respectiva, y en el caso del
primero de ellos si la pretensión era contra Vocales Superiores o Supremos,
se iniciaba directamente ante la Sala Civil de la Corte Suprema de la
República; en la actualidad, en virtud de la Ley 29364, que modificó el Art. 511
del CPC, todos los juicios de responsabilidad civil atribuida a los jueces,
cualquiera sea su nivel, es competente el Juez Especializado en lo Civil o en su
caso el Juez Mixto; por su parte similar competencia es atribuida a los jueces
civiles o mixtos, y en su caso a los jueces constitucionales, para conocer los
procesos de amparo dirigidos contra resoluciones judiciales.
En materia penal, los procesos que se inician contra altos funcionarios del
Estado (Presidente de la República, Congresistas, Ministros de Estado,
Fiscales y Vocales Supremos, Magistrados del TC, etc), previo ante juicio, son
de conocimiento en primera instancia ante la Sala Penal de Corte Suprema de
República, designándose de sus miembros al Vocal instructor y al Tribunal
respectivo.
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- lugar donde se encuentra el bien o la cosa materia de conflicto,
En materia penal la competencia del Juez penal se establece, entre otros, por
el lugar en donde se cometió el delito, el lugar donde ha sido arrestado el
inculpado, el lugar donde se hayan descubierto las pruebas materiales del
delito, y el lugar donde tiene el domicilio el inculpado.
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Habrá prórroga tácita respecto del demandante, por el hecho de interponer la
demanda. Se producirá respecto del demando cuando éste es notificado con la
demanda y deje transcurrir el plazo legal sin cuestionar su competencia o
contesta la demanda sin invocar el derecho a que ese proceso sea conocido
por el juez de su domicilio.
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respectiva de la Corte Suprema de la República, quien dirimirá la competencia;
si los jueces pertenecen al mismo distrito judicial dirimirá la competencia la
Sala Superior correspondiente del Distrito Judicial. Establecida la competencia
continuará el proceso con el juez que corresponda.
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Así mismo en los procesos de desalojo cuando la renta mensual es menor de
50 URP será competente el Juez de Paz Letrado, si la renta mensual es mayor
que esta suma, o no existe cuantía será competente el Juez Especializado en
lo Civil o Mixto.
Por otro lado la propia norma procesal precisa que si son varias las medidas
cautelares, todas ellas fuera de proceso y además destinadas a asegurar la
eficacia de una misma pretensión, deben solicitarse ante el mismo juez, bajo
sanción de nulidad de las resoluciones cautelares dictadas. El solicitante debe
expresar claramente la pretensión a demandar.
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correspondiente o en el ámbito de su competencia, el Juez Titular no se
encuentre habilitado.
Así por ejemplo, Juan no puede demandar por sí mismo la disolución del vínculo
matrimonial -divorcio- existente entre su hermano Pedro y Julia, por causal,
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por ejemplo, de sevicia, en razón de que ésta causa, sevicia, le corresponde
invocar a Pedro, por ser portador de la titularidad del derecho al divorcio.
Cabe precisar que sobre esta materia existe controversia en la doctrina, pues
se señala, en contra de ésta opinión, que el tema de legitimación no pude ser
evaluado en la etapa postulatoria del proceso; sostiene esta posición que toda
persona tiene derecho a que su legitimación sea objeto de pronunciamiento en
la sentencia y no en fase preliminar.
Tiene que ver con la necesidad actual que tiene el demandante del órgano
jurisdiccional a efecto de que se pronuncie sobre su pretensión. Ello supone
haber agotado todas las posibilidades para que el conflicto –que aun subsiste-
se resuelva fuera del Poder Judicial.
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Tener interés para obrar supone, en primer lugar, la existencia de un conflicto
intersubjetivo de intereses con relevancia jurídica; y en segundo lugar que
respecto de tal conflicto no exista posibilidad alguna que el mismo pueda ser
resuelto fuera del Poder Judicial; en éste último caso, por ejemplo el requisito
de falta de agotamiento de la vía administrativa es una expresión de falta de
interés para obrar, o la omisión de concurrir a la conciliación extrajudicial
prevista en la ley.
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Sobre este tema, cabe precisar que nuestra norma procesal civil ha establecido
en el Inc. 3 de su artículo 438 que, no es jurídicamente posible iniciar otro
proceso con el mismo petitorio.
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materiales antes citados; por ello el pronunciamiento que el juez realice
respecto de tales defensas del demandado se producirá en momento que el
juez evalúa de oficio la validez de la relación jurídica procesal; nuestra norma
procesal la ha denominado saneamiento procesal.
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Tomo en este caso concepto distinto al que le atribuye COUTURE, Eduardo, (op cit
Pág.114-115) a las referidas excepciones. El autor Uruguayo concibe las excepciones
dilatorias como aquellas defensas previas, alegadas in limine litis, que versan sobre el
proceso y no sobre el derecho material alegado por el actor; tienden a corregir errores
(defecto en el modo de proponer la demanda), o a evitar un proceso inútil, como la
litispendencia, a impedir un proceso nulo por incompetencia absoluta; tales excepciones
no buscan dilatar el juicio, sino postergar la contestación, a efecto de que se haga valer en
otro proceso. Por otro lado, el citado autor entiende por perentorias las excepciones que
no son en estricto defensas sobre el proceso, sino sobre el derecho; constituyen defensas
de fondo sobre el derecho cuestionado; se alude a hechos extintivos de las obligaciones,
como el pago, la novación, compensación, etc. Estas excepciones descansan sobre
circunstancia de hecho o circunstancias de derecho, como exceptio facti, exceptio iure, etc
.
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jurisdiccional o arbitral quien deba conocer de dicha pretensión -
incompetencia, litispendencia o convenio arbitral-, le está prohibido
pronunciarse sobre cualquier otro cuestionamiento, toda vez que ello deberá
hacerlo el órgano jurisdiccional o arbitral competente.
Los defectos que pueden ser objeto de denuncia vía las otras excepciones
procesales pueden ser abordados de oficio por el Juez, siempre que tales
defectos se presenten en el proceso de modo evidente. Así, por ejemplo, la
legitimación –activa o pasiva- puede ser abordada por el juez de oficio, en
virtud de la verificación de la identidad que debe existir entre la relación
material y la procesal que aparece en la litis.; la cosa juzgada material impide
la juez conocer de un proceso donde la pretensión a sido objeto de
pronunciamiento en otro proceso idéntico; en este caso existe falta de interés
para obrar, como existe en la litispendencia, la conclusión del proceso por
transacción o conciliación, desistimiento de la pretensión.
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en realidad una variante de la denominada excepción de inoficiosidad de la
demanda; ésta excepción incluía dos variantes, una de ellas era la denuncia
por el demandado de que él no era parte de la relación jurídica material –lo que
ahora sería la de falta de legitimidad para obrar del demandado- y la otra que
él no tenía la representación que el demandante le atribuía, por ejemplo que él
no era albacea, o que ya no es o nunca fue curador de un incapaz, etc,
Nuestra actual norma procesal ha tomado ésta segunda variante; por ello
diremos entonces que en virtud de la excepción antes citada, el demandado
refiere al juez que él no tiene la representación que el demandante le
atribuye, razón por la cual el proceso debe concluir.
Así por ejemplo el demandado puede denunciar ante el juez que con el
demandante no existe conflicto pendiente de ser resuelto, pues el mismo fue
objeto de solución a través de formas de auto composición de conflictos
previstos en la ley, como es el caso de la transacción extrajudicial y la
conciliación fuera del proceso. Resulta evidente que si tal hecho se
encuentra fehaciente mente acreditado estaríamos frente a un caso de
evidente falta de interés para obrar del demandante.
Así por ejemplo, existirá falta de interés para obrar del demandante si, en un
proceso, cuya pretensión es de indemnización por daños ocasionados por
accidente de tránsito, se acredita que antes del juicio las partes transigieron por
los daños ocasionados, fijando un monto por ellos.
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juicio iniciado por una de las partes que suscribieron tal acuerdo, invocando
como pretensión lo que lo fue objeto de transacción, resulta válido que tal
acuerdo –alegado como defensa- sea objeto de dilucidación y pronunciamiento
definitivo en la sentencia. No resulta en este caso evidente la falta de interés
para obrar del demandante para generar la conclusión del proceso por
ausencia de tal presupuesto material.
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tercera que se celebro para indemnizar a su tercer menor hijo, abonándose la
suma de S/. 11,250.00 nuevos soles. Refieren que en los tres casos se
suscribieron las respectivas addenda en las que consta que acordaron duplicar
el monto indemnizatorio a cada uno de los afectados con el derrame.
1.- Como lo previene el Art. 453 del CPC, resulta procedente la excepción de
conclusión del proceso por transacción, si concurren los dos siguientes
requisitos: a) Cuando se inicia un proceso idéntico a otro anterior; y b) que el
primer proceso idéntico haya concluido por transacción judicial homologada por
el juez que conoce del proceso. En consecuencia, la procedencia de la
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excepción indicada importa necesariamente la existencia de dos procesos
idénticos, de tal modo que la transacción extrajudicial alegada por la parte
emplazada, al n o haber sido celebrada dentro de un proceso, no puede figurar
un supuesto de proceso idéntico y, en tal virtud, no puede sustentar
válidamente la excepción de conclusión del proceso.
La transacción es una forma de autocomposición del conflicto. Por esta vía, las
partes deciden –voluntariamente- poner fin a su controversia sin que sea
necesario que un tercero imparcial –juez o arbitro- la dirima .
El Art. 1302 del CC. establece que para ello las partes se hacen concesiones
recíprocas y que el objeto es evitar el pleito –juicio- o poner fin al que esta
iniciado. Implícitamente la citada norma civil reconoce que tal acuerdo puede
ser extrajudicial, cuando lo que se pretende es evitar un juicio que esta por
iniciarse, o judicial, cuando existe ya un juicio en trámite.
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Resulta evidente que cuando el citado Art. 1302 del CC. señala, en su último
párrafo, que la transacción tiene el valor de cosa juzgada, se está refiriendo
exclusivamente a la transacción judicial, es decir, aquella que ha sido objeto de
homologación por el juez, y no a la extrajudicial, esto es, la celebrada por las
partes antes del inicio del juicio o del proceso judicial.
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