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Motivación intrínseca
La motivación intrínseca tiene que ver con la satisfacción que se proporciona a los
empleados el trabajo por distintos factores: porque les ayuda a crecer, a expresarse, a
desarrollar su creatividad.
Motivación extrínseca
Esta tipo de motivación está relacionada con todo lo referido al exterior, por tanto basa su
recompensa en cosas tangibles: dinero, premios, objetos, etc.
Características distintivas
Tal como hemos mencionado más arriba la motivación intrínseca nace desde el interior
de la persona y es voluntaria.
Es voluntaria Es involuntaria
1. Hobbies
2. La motivación por el hecho de aprender más sin la necesidad de obtener una
calificación por dicha actividad
3. Ayudar a una persona a cruzar la calle
4. Asistir a un comedor para servir la cena o el almuerzo
5. Donar ropa usada en buen estado para personas en condición de calle
6. Mejorar el conocimiento sobre algo
7. Tener mayores responsabilidades por superación personal
Si los empleados desconfían de sus capacidades, tienen ansiedad por lograr resultados y
se infravaloran, tenderán a desarrollar patrones motivacionales negativos: apatía,
desánimo, sentimiento de fracaso… El trabajo tiene una función terapéutica porque
mejora el sentimiento de autoestima. Por eso la motivación laboral es un aspecto que no
se debe descuidar.
Para que los empleados estén motivados de forma intrínseca hay que detenerse en estos
aspectos:
A pesar de que en muchos casos, depende del propio trabajador tener esa capacidad de
disfrutar con el simple hecho de realizar su tarea, eso no quiere decir que no se pueda
trasladar al resto de sus compañeros.
Una de las más utilizadas es, sin duda alguna el trabajo por objetivos. En este caso, el
salario no depende del número de horas que dedique, sino que irá en función de las
metas que vaya alcanzando. A mayor número de tareas realizadas, mayor será su
retribución.
Otra opción muy interesante es reservar unas cuantas horas, normalmente las últimas de
la semana, para reunir a los trabajadores en un ambiente distendido (puede ser un
pequeño aperitivo), para que comenten aspectos relevantes sobre su trabajo.
De esta manera, los empleados verán que sus superiores se preocupan por su bienestar
y que sus opiniones cuentan, (todo ello en un entorno amable) lo que sin duda es un gran
estímulo para seguir trabajando. Optar por implantar la jornada intensiva, en verano o
incluso durante todo el año, es también una iniciativa muy bien acogida por los
empleados.
Pero no solo sirve para tener contentos a los trabajadores. Empresas como Iberdrola han
aumentado en 500.000 horas al año su productividad y reducido su absentismo al 10%
con solo aplicar la jornada reducida durante todo el año.
Esta pregunta, que puede parecer muy complicada, tiene una respuesta muy sencilla:
depende. Como es obvio, si detectas que un trabajador no está rindiendo al nivel que
quieres, la opción más idónea será la de motivarle a través de incentivos (extrínseca).
Pero si a tus empleados les basta con su trabajo como incentivo, tendrás que invertir
recursos de la empresa para que sigan así pero sobre todo, para evitar que la situación
cambie. Por eso, es importante que conozcas a tus trabajadores para así, poder optar por
la estrategia adecuada.
Tanto la motivación intrínseca como la extrínseca son dos caminos distintos que
conducen al mismo destino: trabajadores más productivos.