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Demonios en una cruz cristiana.

Gemas mitológicas y gnósticas sobre la Cruz


de los Ángeles (Oviedo)

Sabino PEREA YÉBENES


Universidad de Murcia

1. LA CÁMARA SANTA DE LA CATEDRAL DE OVIEDO Y LA CRUZ DE LOS


ÁNGELES

La Cámara Santa de la catedral de Oviedo custodia secularmente tres


tesoros, la Cruz de los Ángeles, la Cruz de la Victoria, y la llamada Caja de las
Ágatas1.
De estas tres joyas del arte altomedieval, la Cruz de los Ángeles es la más
antigua –y la que más nos interesa–; fue donada por Alfonso II el Casto en el año
808, según consta en una inscripción del reverso. Mide 46,5 cm (alto) x 45 cm
(ancho). Es una cruz-relicario cubierta por 49 gemas preciosas2, muchas de ellas
romanas. La Cruz de la Victoria, procesional, es del año 908; fue donada a la
Basílica del Salvador (SANTO SALVATORI OVETENSE SEDIS) por el rey Alfonso III
y su esposa Jimena, según consta en la inscripción de la cara posterior
(ADEFONSVS PRINCES ET SCEMENA REGINA). Mide 92 cm (alto) x 72 (ancho).
Según la leyenda, Pelayo la enarboló en la batalla de Covadonga tras su aparición
en el cielo, como un nuevo Constantino. De ahí que Gonzalo Menéndez Pidal la
llamara «el lábaro primitivo de la Reconquista»3. En el reverso del brazo inferior
de esta cruz se lee la inscripción: HOC SIGNO TVETVR PIVS · HOC SIGNO VINCITVR
INIMICVS4. El hecho no carece de importancia, porque de esta cruz (y de la de los
1
Ver las imágenes de estas piezas en la lámina 1, al final del presente trabajo.
2
Como se indica en el Libro Becerro de la catedral de Oviedo, en un inventario de joyas
existentes en 1385. En el verso la hoja 174 se lee, refiriéndose a la Cruz de los Ángeles:
«Primeramente una cruz que ficieron los ángeles toda de oro en que ha unos camafeos y quarenta y
nueve piedras, en derredor de las cinco piedras dos filos de aliofar de faballoro con letras en derredor
y esta en una caja guarnida y cubierta de plata».
3
Menéndez-Pidal, 1955, pp. 13-17.
4
Comentarios a esta parte de la inscripción, Schlunk, 1985, pp. 35-36. Este mismo dístico
profiláctico aparece en la Cruz de los Ángeles (Schlunk, 1985, p. 13).
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Ángeles) derivan una serie de cruces altomedievales del noroeste hispano5 que
remedan con leves variantes el lema constantiniano «In hoc signo vinces»6.
Finalmente, la Caja de las Ágatas, como consta en la inscripción del solero,
fue donada a la Basílica del Salvador de Oviedo, por Fruela II, hijo de Alfonso III,
y por su esposa Nunilo Jimena, en el año 910, poco antes de la muerte de su padre7.
La caja mide 42,4 (largo) x 27,1 (ancho) x 16,5 (alto). Es de madera revestida de
oro, y perforada con 99 recortes huecos rellenos de placas de ágata de 3 mm de
espesor. Su peso es 7,420 kg.
La cámara y sus tesoros sufrieron en un breve lapso de tiempo, en 1934 y
1977, mayores desgracias que en los diez siglos anteriores. El 11 de septiembre de
1934 explotó la Cámara Santa por efecto de la explosión de dinamita acumulada en
la Cripta de Santa Leocadia. Los revolucionarios hicieron estallar el edificio cre-
yendo que esta parte era la base de la torre gótica (que está en realidad en el lado
opuesto). Con la explosión se pretendía volar la torre con los Guardias de Asalto de
la República, que estaban defendiéndola. Tras la deflagración la Cámara Santa fue
destruida en gran parte, quedando los tesoros tirados por el suelo, entre los escom-
bros8. De estos lamentables sucesos se hizo eco la prensa de la época, a través de la
pluma de Don Manuel Gómez Moreno9. Las cruces fueron restauradas, con medios

5
Sirva como ejemplo la Cruz de Santiago, del mismo estilo que las cruces ovetenses, y otras
estudiadas por Schlunk, 1985: figs. 22-23 (Cruz de Santiago). La Cruz de Santiago fue robada y no
recuperada, en 1906). De menor arte, fig. 69 (Cruz pintada de San Salvador de Valdediós); fig. 70
(Cruz pintada de Santullanos, San Julián de los Prados); figs. 71 y 72 (relieves de piedra de las
murallas de Oviedo); fig. 73 (cruz del Antifonario de la Catedral de León); fig. 74 (cruz del Beato de
San Millán), etc. Estas imágenes, y las citadas cruces de los Ángeles y de la Victoria son signo
evidente del culto a la Vera Cruz en España, cuyo primer testimonio es del año 599, en el que el papa
Gregorio Magno escribe al rey Recaredo, alegrándose por su conversión al catolicismo. Desde Roma
no sólo le llegó al rey la carta sino también una cruz-relicario, con un trozo de la Vera Cruz, y
cabellos de San Juan Bautista, según se lee en misiva papal: Crucem quoque latori praesentium
dedimus vobis offerendum in quam lignum dominicae crucis inest et capilli beati Johannis Baptistae
(Greg. I, Reg. Epist. IX, 228), cfr. Prelog, 1980, p. 178, n. 354, citado por Schlunk, 1985, p. 9). Cabe
pensar que la iglesia, hoy inidentificada, fue consagrada antes del 599, fecha del Segundo Concilio de
Barcelona, que fue el último presidido por Recaredo, en el año 14 de su reinado (Vives, 1963, p. 159).
Sobre el culto a la Vera Cruz en la Hispania Visigótica, ver Schlunk, 1985, pp. 9-11.
6
Lact. De mort. pers. 44; Euseb., Vita Const. I, 28.
7
Cid Priego, 1995-1996, p. 28.
8
«Las joyas cayeron al fondo de la cripta mezcladas con los cascotes del edificio y los
fragmentos del Apostolado. A pesar de todo sufrieron relativamente poco. La Cruz de los Ángeles
apareció el día 20 de octubre cruzada por uno de los barrotes de hierro de la vitrina que la custodiaba.
Se produjo la rotura del camafeo a la altura de un tercio, y una fisura en el entalle de Minerva» (Cid
Priego, 1995-1996, p. 32).
9
«La destrucción de la Cámara Santa de Oviedo», Diario de Madrid, 10 noviembre 1934;
«La Cámara Santa de Oviedo, preocupación actual entre los doctos de todo el mundo», El Debate,

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muy precarios, tras la guerra civil, en 1942. Por lo que respecta a la Cruz de los
Ángeles, se partió el camafeo central, aunque pudo ser recompuesto sin problemas.
El 9 de agosto de 1977 José Domínguez Saavedra, un delincuente común y
ladrón de obras de arte en iglesias de Asturias, Galicia y Portugal, pasó la tarde y la
noche en la catedral, robando los cepillos o objetos menores; luego forzó la puerta
de la escalera que comunica con la Cámara Santa desde el crucero, y entro la
misma, quedando deslumbrado por los tesoros10. Rompió las vitrinas y arrancó
bestialmente las láminas de oro de las cruces y las piedras preciosas. La Cruz de los
Ángeles casi desapareció por completo, y de la de la victoria, quedaron la madera y
parte de la chapa de oro del reverso. Guardó todo el botín en una bolsa, y el día
siguiente, 20 de agosto, por la mañana pasó al claustro y salió forzando la llamada
Puerta de la Limosna, y huyó.
Tras la recuperación11, en 1978 se decide iniciar su restauración, que se
realiza en Oviedo, en contra de la opinión y del enfado del señor H. Schlunk
(respaldado en este punto por los Sres. Blanco Freijeiro y Vázquez de Parga), que
habían propuesto el Römisch-Germanisches Zentalmuseum de Maguncia. Siempre
con el asesoramiento de expertos españoles, los trabajos de restauración se
realizaron en la Joyería Pedro Álvarez de Oviedo. El 1 de septiembre de 1982 se
entregó al Cabildo, totalmente terminada, la Cruz de la Victoria. A vista del
excelente resultado, se decidió restaurar las otras dos piezas, y la Caja de las
Ágatas y la Cruz de los Ángeles fueron entregadas al Cabildo en septiembre de
1986, siendo expuesto el conjunto a partir de esa fecha tal como puede verse hoy12.

Madrid, domingo 25 noviembre de 1934; «La Catedral de Oviedo. Daños y perjuicios en este
monumento durante los sucesos revolucionarios de octubre de 1934», Madrid 1934.
10
Sobre las peripecias del robo y el historial delictivo de este individuo, Cid Priego, 1995-
1996, pp. 28-32.
11
Los hitos de la recuperación se resumen así: Día 12 de agosto 1977: inventario de los
restos y evaluación de los destrozos. Día 18-20 agosto: la Guardia Civil encuentra un alijo de
contrabandista en la frontera con Portugal, en Puente Barjas (Orense). Se recuperan fragmentos de
láminas de oro, esmaltes, 251 piedras preciosas, por un peso total de 1,900 kg. La policía portuguesa
encuentra en la estación de ferrocarril de Belo otro lote de 40 piedras. Día 13 septiembre: detención
del ladrón, acorralado en el tejado de la iglesia de las Ánimas, en Oporto, que también intentaba
robar. Dos días después, tras la declaración del detenido, la policía recupera en Gijón, en una
escombrera cercana a la fábrica Moreda, las láminas de oro arrugadas como gurullos de papel de
periódico, y un lote de piedras sueltas, todo muy negro, pues había intentado ser quemado. En octubre
de 1989 se encuentran en Galicia piezas de oro entre unos guijarros de río, entre ellas la placa
superior de la tapa de la Caja de las Ágatas. Pasan de las manos de tratantes gitanos a un joyero de
Orense, y de aquí se reintegran a Oviedo.
Respecto a la Cruz de los Ángeles cabe decir que fueron recuperadas todas las gemas romanas
figuradas, excepto el camafeo central de la cara posterior, perdido hasta el día de hoy. Ha sido
sustituido por otro, realizado en 1985, que copia el original por fotografías.
12
Cid Priego, 1995-1996, pp. 30 y 42. Sirva a modo de anécdota, recordar que el delincuente
de 1977 fue condenado a 18 años de prisión menor (luego revisados a 10 de reclusión mayor) en

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2. ELEMENTOS SUPERSTICIOSOS EN LAS CRUCES ASTURIANAS PRERROMÁNICAS

El origen de la Cruz de los Ángeles está ya viciado en origen por leyendas y


milagros tendentes a enfatizar su origen prodigioso y divino. La más difundida es
que dos ángeles en forma de orfebres itinerantes se presentaron al rey Alfonso II, y
fue éste quien le entregó el oro y las joyas para que hicieran la cruz. Resulta muy
fácil racionalizar la leyenda pensando que «los ángeles» eran simplemente
artesanos-joyeros itinerantes, hábiles en su profesión13, quizás de origen nord-
itálicos, por comparación con otras cruces contemporáneas, igualmente preñadas
de entalles y camafeos romanos, como la cruz lombarda llamada de Desiderio.
Estas cruces han sido estudiadas recientemente en una publicación colectiva de
enorme interés14.
¿Qué sentido tuvieron o pudieron tener las gemas romanas «demónicas» que
decoran la Cruz de los Ángeles para los artistas que la hicieron o para el rey que las
encargó?
No lo podemos saber porque no tenemos noticias de primera mano en tal
sentido. Esta ya es una declaración de principios. Pero quiero añadir sumariamente
otras:

2.1. Estética

El criterio prioritario para el uso de gemas antiguas en la cruz es el


decorativo. Se trataría de enriquecer «lo más posible» la cruz con joyas antiguas,
cuanto más ricas mejor. Entre éstas había algunas grabadas con motivos
mitológicos u otros. No era impedimento. Primaba, a mi juicio, su valor intrínseco
como joya, como objeto valioso, y no su representación artística simbólica. En
apoyo de esta hipótesis está el hecho de que la ubicación de los entalles de la Cruz
de los Ángeles obedece a un criterio puramente práctico: su tamaño; y en segundo
orden, su color. En el planing estético la representación queda relegada a un tercer
orden de importancia.

razón de un delito económico por el destrozo de las joyas, que fueron valoradas en 1.605.150 pesetas,
y que su restauración sobrepasó los 25 millones.
13
De hecho, la llamada Historia Arcae Sanctae, del obispo don Pelayo, recogida por el padre
Flórez en su España Sagrada, I, 35, apéndice XV (Risco, 1789), dice, refiriéndose a la Cruz de los
Ángeles: «Crux ibi monstratur (in Camara Sancta) operi angelico modo fabricata spectabile modo».
Sobre las leyendas sobre los orígenes de la Cruz de la Victoria, ver: Cid Priego, 1988, 1991, 1993;
Fernández Pajares, 1962.
14
Sena Chiesa (ed.), 2002.

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2.2. El valor de las gemas para el estudio de la religiosidad tardía en


Hispania

No hay noticia de estas gemas romanas, mitológicas o gnósticas (si


aceptamos esta última adscripción de dos de ellas), antes del siglo IX. Por tanto
utilizar estos documentos –como se ha hecho– como fruto o en el contexto de las
corrientes gnósticas o heréticas de la Hispania tardoantigua, me parece, de entrada,
que es dar palos al viento. ¿Por qué? Porque no tenemos elementos objetivos que
nos permitan afirmar que estas gemas son de origen hispano (de la tardía
romanidad hispana). El único indicio, y sólo es un indicio, es que las gemas eran
propiedad del rey Alfonso II, pues como se lee en la Crónica General de España, el
rey «tenía muchas piedras preciosas; e mientras quel fazie la iglesia de San
Salvador asmó de fazer una cruz de oro e engastonarlas en ella»15. No se habla de
la procedencia «arqueológica» de las piedras preciosas. Por otra parte, si aceptamos
la hipótesis de que la Cruz de los Ángeles es obra de un artistas italianos
itinerantes, resulta que la pedrería de la cruz, incluidas las gemas romanas, podían
proceder, literalmente, de cualquier lugar, ya que no sabemos si las piedra
finalmente encastradas en la cruz eran todas o en parte de origen hispano (es decir,
las del rey Alfonso) o si viajaron a España en el saco de viaje del artesano joyero
italiano, o por otra vía igualmente desconocida, una compra, un expolio, un botín
de guerra, etcétera16.
Deseo insistir que solamente en el caso de poder confirmar que las gemas
romanas circularon en la Hispania romana —tras demostrar eso—, sería posible
hablar de estas gemas como testimonios o documentos relativos a la religiosidad
herética, gnóstica o mágica de la Hispania Antigua. Tal demostración (¡tan alejada
de la simple opinión!), a mi juicio resulta al día de hoy completamente imposible.
De modo que, por decirlo claro, a pesar de su antigüedad contrastada y de su locali-
zación en Asturias en el siglo IX, estas gemas gnósticas carecen de valor objetivo
como documentos que expliquen, ilustren o contextualicen la religiosidad hispana
tardía en relación con las corrientes gnósticas y las herejías, incluida por tanto la
llamada «herejía priscilianista» en Gallaecia, de obligada cita, claro, por ser esta la
única secta bien documentada en el noroeste hispano a finales del siglo IV17.
En mi opinión, el conjunto de gemas romanas de la Cruz de los Ángeles
queda «sometido» a la eficacia ornamental del conjunto, que es, eso sí, una obra
maestra de la orfebrería y objeto religioso per se, y sólo indirectamente puede

15
Alfonso X el Sabio, 1955, II, p. 349.
16
Cid Priego, 1992, p. 247, habla de otras posibilidades, como su posible procedencia de
otros lugares de Hispania, como parte de un regalo de Carlomagno al rey Alfonso II.
17
Los tratados de Prisciliano están reunidos en el libro de Prisciliano, 1975. Sobre el
personaje: Chadwick, 1978; Terán Fierro, 1985.

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plantearse la posibilidad de que las gemas «demónicas» romanas tuvieran alguna


influencias en las inscripciones apotropaicas en latín, medievales, que aparecen
grabados al dorso de la cruz. De ello hablo enseguida.

2.3. Elementos supersticiosos medievales en las cruces

En el brazo izquierdo del lado posterior de la Cruz de los Ángeles se lee la


siguiente inscripción en latín:

QVISQVIS AVFERRE PRESVMSERIT MIHI


FVLMINE DIVINO INTEREAT IPSE

Cualquiera que intente llevarme (robarme)


muera alcanzado por un rayo divino

Parece como si desde el principio existiera el temor de que tal cruz fuese
robada. Con la inscripción de esta fórmula el objeto quedaba bajo la protección de
la divinidad capaz de matar con un rayo al ladrón: ni más ni menos que con las
armas de Zeus. Con todo, el sentido de la fórmula es apotropaico, preventivo, pero
toca de lleno el mundo de las supersticiones paganas antiguas.
Conviene reseñar otro elemento supersticioso de las cruces asturianas
derivadas del modelo de la Cruz de los Ángeles. Me refiero a los relieves
altomedievales con cruz e inscripciones latinas en las que se enfatiza la frase
CRVCIS ALME/FERO SIGNV/FVGIE DEMON, es decir «Llevo la Señal de la

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Cruz. Huye Demonio»18, como vemos en el altar de piedra, quizás de alabastro, que
estuvo en la iglesia de Santa María de Leorio, cerca de Gijón, hasta que el templo
fue bombardeado y destruido durante la Guerra Civil española en 1936. El altar,
que fue escondido, apareció años después y hoy está encastrada en un paño de la
iglesia de San Andrés de la Pedrera, no lejos de Leorio. El frente del altar está
presido por una gran cruz inspirada claramente en la de Los Ángeles. Detrás de
sendos brazos hay esculpidas en gran tamaño las letras Alfa y Omega, y en los
espacios libres la mencionada inscripción, fechada en la ERA LXXXVIII19. Otro
relieve de la misma fecha, procedente de la Colegiata de San Pedro de Taverga,
que es un epitafio, muestra la Cruz de los Ángeles, con alfa y Omega, y encima de
nuevo la misma fórmula contra los demonios, escrita en una sola línea: CRVCIS
ALME FERO SIGNVM/FVGE DEMON20, del año 1074.

3. GEMAS ROMANAS CON FIGURACIÓN, QUE DECORAN LA CRUZ DE LOS ÁNGELES

Mitológicas:
Gema 1: Eneas y Ascanio21.
Gema 2: Minerva sentada en un trono22.
Gema 3: Fortuna23.
Gema 4: Metis o Hebe24.
Gema 5: Sátiros o Sátiro y ménade en el campo25.
Retrato:
Gema 6: Gran camafeo con retrato de muchacha26.

18
Cid Priego, 1987, p. 101. En p. 102, facsímil del texto hecho por Ciriaco Miguel Vigil.
Dos letras, Alfa y Omega, de gran tamaño, estaban colgadas de sendos brazos de la Cruz de los
Ángeles, al menos, con toda seguridad, hasta el siglo XI.
19
Hay que entender año 89 (post Millesima) de la Era de Cristo, es decir el año 1051.
20
Cid Priego et alii, 2002, vol. I, p. 55. El dibujo conservado fue recogido por Miguel Vigil
en 1887, y hoy se conserva en la Real Academia de la Historia.
21
Salcedo Garcés, 1987, núm. 1; Álvarez de Benito, 2002, núm. 11; Cid Priego, 1992, p. 250
(nº 2), fig. 4.
22
Salcedo Garcés, 1987, núm. 2; Álvarez de Benito, 2002, núm. 50; Cid Priego, 1992, p. 252
(nº 6), fig. 8.
23
Salcedo Garcés, 1987, núm. 4; Álvarez de Benito, 2002, núm. 12; Cid Priego, 1992, pp.
250-251 (nº 3), fig. 5.
24
Salcedo Garcés, 1987, núm. 5; Álvarez de Benito, 2002, núm. 41; C. Cid Priego, 1992, p.
250 (nº 4), fig. 6.
25
Salcedo Garcés, 1987, núm. 6; Álvarez de Benito, 2002, núm. 17. Cid Priego, 1992, p. 250
(nº 1), fig. 3.

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Iconografía amulético-mágica:
Gema 7: imagen de matriz27.
Gema 8: imagen fusiforme, ¿pez, langosta?28.
Gnósticas:
Gema 9: demonio danzante29. No es un entalle. La figura está pintada.
Gema 10: demonio, con inscripción PHACA VAL30.

Paso ahora a hacer una brevísima descripción litológica31 y a dar una


explicación rápida de su iconografía. Para las imágenes remito a la lámina que doy
al final del presente estudio.

3.1. Gema 1 (mitológica): Eneas y Ascanio32

Imagen, muy gastada, de Eneas llevando a hombros a su padre Anquises, y a


Ascanio de la mano. Esta Pietas Aeneae presenta al héroe troyano saliendo de la
puerta Escea, por donde huye Eneas con su familia en el relato de Virgilio. En la
representación Eneas marcha a derecha, con la pierna ostensiblemente adelantada.
Viste una coraza musculada, con lambrequines33. Parece obra del siglo I o II d.C.

26
González García, 1979, foto de portada del libro; Cid Priego et alii, 2002, vol. I, p. 257,
foto de la pieza original; Salcedo Garcés, 1987, núm. 4; Cid Priego, 1992, pp. 249-250, fig. 2.
27
Salcedo Garcés, 1987, no la estudia; Álvarez de Benito, 2002, núm. 34.
28
Salcedo Garcés, 1987, no la estudia; Álvarez de Benito, 2002, núm. 29.
29
Salcedo Garcés, 1987, no la estudia; Álvarez de Benito, 2002, núm. 27; Cid Priego, 1992,
p. 252, fig. 9 (que reproduce el dibujo de Ciriaco Miguel Vigil para el libro de J. Amador de los Ríos,
su número IV).
30
Fernández Pajares, 1968, pp. 21ss.; Salcedo Garcés, 1987, núm. 3; Álvarez de Benito,
2002, núm. 49; Cid Priego, 1992, p. 251, fig. 7.
31
Los tipos de piedra y sus medidas están sacados del cuadro-resumen del análisis
petroquímico publicado por Álvarez de Benito, 2002, pp. 382-383. Sigo la numeración y el orden de
gemas según el dibujo de este autor (ibidem, p. 381), de donde lo reproduzco yo aquí para facilitar al
lector la ubicación de cada gema romana en la Cruz de los Ángeles.
32
Posición de la gema en la Cruz de los Ángeles: Cara anterior, brazo superior de la cruz, en
la segunda banda (a la izquierda) desde el arranque. Placa oval. Tipo de piedra: turquesa. Color: azul
verdoso, con incusiones pardas que se ven a lupa. Medidas y peso: longitud: 9,39 mm. Anchura: 8,45
mm. Grosor: 2,14 mm. Peso: 6,67 qm.
33
Una descripción más pormenorizada, y comparativa, en Salcedo Garcés, 1987, pp. 75-80.

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3.2. Gema 2 (mitológica): Minerva sentada en un trono34

Muy bien conservada35, esta gema muestra la imagen de Minerva sentada,


casi de perfil hacia la izquierda. Lleva peplos e himation, casco corintio con
penacho, y escudo a la izquierda sobre el que posa el antebrazo. El brazo derecho;
la figura está orientada a la imagen enfrentada: una columna adornada con
guirnaldas, sobre la cual se yergue una estatua de Victoria sosteniendo una corona
en la mano derecha y una rama de laurel en la izquierda36. Puede datarse en los dos
primeros siglos del Imperio.

3.3. Gema 3 (mitológica): Fortuna37

Imagen de Fortuna38. Viste chiton largo e himation. Entalle en negativo. En


la impresión muestra una patera en la derecha y en la izquierda una cornucopia. Es
una iconografía típica con numerosos paralelos en glíptica romana39.

3.4. Gema 4 (Mitológica): Metis o Hebe40

Imagen poco clara, pero que puede corresponder a Metis41 o Hebe42. Prefiero
esta última personalidad. La figura se atiene perfectamente a su papel en la familia
mítica Zeus-Hera, de la que actúa «servidora», la cual, como indica Pierre

34
Posición de la gema en la Cruz de los Ángeles: Cara posterior, extremo del brazo derecho
a vista del espectador. Placa oval. Tipo de piedra: calcedonia. Color: naranja, con incusiones rojizas
circulares. Medidas y peso: longitud: 22,75 mm. Anchura: 18,58 mm. Grosor: 4,88 mm. Peso: 16,02
qm.
35
Según Cid Priego, 1995-1996, p. 32 este entalle de Minerva sufrió una fisura en la
explosión de 1934.
36
Una descripción más pormenorizada, y comparativa, en Salcedo Garcés, 1987, pp. 81-83.
37
Posición de la gema en la Cruz de los Ángeles: Cara anterior, brazo superior de la cruz, en
la segunda banda (a la derecha) desde el arranque. Forma oval. Tipo de piedra: calcedonia. Color:
azul verdoso. Medidas y peso: longitud: 10,52 mm. Anchura: 8,17 mm. Grosor: 3,30 mm. Peso: 2,39
qm.
38
Una descripción más pormenorizada, y comparativa, en Salcedo Garcés, 1987, pp. 92-93.
39
Paralelos fáciles de ubicar en el M.A.N. de Madrid: Casal, 1990, nºs. 835, 990.
40
Posición de la gema en la Cruz de los Ángeles: Cara anterior, brazo inferior, segundo
registro de gemas desde el arranque, a la izquierda. Placa oval. Tipo de piedra: calcedonia. Color:
azul, casi negro. Medidas y peso: longitud: 11,40 mm. Anchura: 9,68 mm. Grosor: 2,80 mm. Peso:
2,77 qm.
41
Según Salcedo Garcés, 1987, que también contempla la posibilidad de que sea una Hebe.
42
Indudablemente según Cid Priego, 1992, p. 251.

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Grimal43, prepara el baño de Ares y ayuda a Hera a enganchar su carro y sirve el


néctar antes del rapto de Ganímedes. Este momento es el que retrata la gema, a la
joven Hebe sirviendo un cuenco supuestamente a un dios. La imagen muestra a
Hebe en pie, como en acto de parar después de haber estado en movimiento, como
denota la posición del pie izquierdo. Viste un mando que le cae por la espalda.
Cabello recogido en moño bajo, y las manos alzadas ofreciendo un plato o
cuenco44.

3.5. Gema 5 (mitológica): Escena de sátiros o sátiro y ménade45

En un paisaje de jardín o bosque se ven dos figuras humanas, de sexo


incierto. La figura sentada parece ser masculina, y la que está en pie, como
huyendo, parece una mujer. De ahí que quepa pensar que se trata del tema «sátiro y
ménade». La joven que huye viste la nebrys y sostiene un pedum en su mano. El
sátiro sentado está en posición de querer sujetar a la joven, o en actitud de
despedida46.

3.6. Gema 6 (retrato): Camafeo con imagen de muchacha47

No existen datos petrográficos seguros al no haberse recuperado esta pieza


del expolio del año 1977. En la deflagración de 1934 se fracturó, aunque se
conservaba prácticamente entera. Se conservan buenas fotos anteriores a 1977, en
base a las cuales, y tras muchas propuestas y debates, se hizo un duplicado lo más
exacto posible en 1985, sobre una piedra ágata bicolor. Debajo del busto de la
figura femenina se puso una inscripción moderna indicativa e inequívoca para los
tiempos venideros: «reprodújose 1985»48. El trabajo de tallado se debió al
especialista alemán Richard Hermann Han49.

43
Grimal, 1981, p. 224.
44
Una descripción más pormenorizada, y comparativa, en F. Salcedo Garcés, 1987, pp. 93-
95. Paralelos en el M.A.N. de Madrid: Casal, 1990, nºs. 546, 604, 880a.
45
Posición de la gema en la Cruz de los Ángeles: Cara anterior, brazo superior, gema grande
del extremo, al centro. Placa oval. Tipo de piedra: calcedonia. Color: negro y azul claro. Medidas y
peso: Longitud: 25,90 mm. Anchura: 21,60 mm. Grosor: 5,80 mm. Peso: 30,10 qm.
46
Una descripción más pormenorizada, y comparativa, en Salcedo Garcés, 1987, pp. 95-96.
47
Posición de la gema en la Cruz de los Ángeles: Cara posterior. Centro. Tipo de piedra:
ágata. Color: colores diversos de las capas. Medidas y peso: 41 x 30 mm aproximadamente, por tanto
ligeramente ovalada.
48
Sobre la restauración, Álvarez de Benito, 2002, vol. I, pp. 392-395.
49
Cid Priego, 1995-1996, p. 41.

220
Sabino PEREA YÉBENES
Demonios en una cruz cristiana

Imagen de muchacha. No tiene rasgos o atributos específicos que permitan


asignarle con seguridad una personalidad divina. Por el estilo puede corresponder a
los dos primeros siglos del Imperio.

3.7. Gema 7 (amuleto)50

Se ha descrito la imagen como «muescas en forma de H»51. Es cierto que la


piedra está muy gastada, pero yo veo el dibujo de una matrix. El motivo tiene
bastantes paralelos en glíptica romana52.

3.8. Gema 8 (¿amuleto?)53

Figura fusiforme, posiblemente una langosta. Tiene paralelo en una gema del
Museo Arqueológico Nacional de Madrid54.

3.9. Gema 9 (gnóstica)55

Se ve un personaje humanoide, de cuerpo estilizado, en actitud de marchar o


danzar. Tiene la cabeza deforme, caprina, ovalada. Parece avanzar a derecha
sosteniendo en la mano una lanza o palo.
La imagen puede compararse con una gema mágica de la colección de la
University of Michigan's Taubman Medical Library56, donde se ve una figura
antropoide con cabeza humana, con forma de Anubis. Está en pie y anda a derecha.
En una mano lleva una sítula y la otra un cetro o un rollo de papiro. Debajo aparece
la palabra Micahl.
50
Posición de la gema en la Cruz de los Ángeles: Cara anterior de la cruz. Brazo derecho,
arriba. Cabujón oval. Tipo de piedra: cristal de roca. Incoloro. Medidas y peso: longitud: 12,12 mm.
Anchura: 10,60 mm. Grosor: 6,85 mm. Peso: 6,58 qm.
51
Álvarez de Benito, 2002, p. 383 sub 34.
52
Compárese la gema con matriz del M.A.N: Casal, 1990, nº 506.
53
Posición de la gema en la Cruz de los Ángeles: Cara anterior. Extremo superior del brazo
izquierdo. Doble cabujón oval. Tipo de piedra: calcedonia. Color: anaranjado, con incusiones
redondeadas en bandas. Medidas y peso: longitud: 10,48 mm. Anchura: 8,11 mm. Grosor: 3,83. Peso:
2,23 qm.
54
Casal, 1990, nº 452.
55
Posición de la gema en la Cruz de los Ángeles: Cara anterior. Extremo del brazo izquierdo
de la cruz a vista del espectador. Forma oval. Tipo de piedra: cristal de roca. Incoloro. Es un cabujón
doble, con imagen de demonio (?) pintada en rojo. Quedan restos de pintura irregulares. El dibujo que
acompaño es el que hizo Ciriaco Miguel Vigil en 1887 para el estudio de Don José Amador de los
Ríos sobre la Cruz de los Ángeles. Medidas y peso: longitud: 27,00 mm. Anchura: 21,80 mm. Grosor:
8,00 mm. Peso: 28,77 qm.
56
Bonner, 1950, p. 259.

221
Sabino PEREA YÉBENES
Demonios en una cruz cristiana

3.10. Gema 10 (gnóstica)57

Como punto de partida creo muy oportuno reproducir literalmente la buena


descripción iconológica que hace de la gema J. Manzanares en su estudio de 1972,
p. 8-9: «vemos [...] una piedra ovalada de bello color rojo mate trabajada con
limpieza y pulcritud perfectas: su eje mayor mide 21 mm., y el menor 16 mm.
Ofrece una imagen de una figura fantástica con cabeza caprina, cuerpo lanudo y
terminado, sin patas, de manera serpentiforme cuyo apéndice se enrolla
graciosamente: dos brazos rudimentarios terminados en cuatro dedos o, mejor,
garras, completan la figura y el derecho sujeta en alto una bola que remata en una
especie de áncora invertida, mientras que el izquierdo, dirigido hacia abajo, parece
sujetar de algún modo una vara rígida de la que penden hasta seis colgantes de
longitud menguante, siendo mayor el del extremo, lo que recordaría acaso a un
látigo de seis colas».
Bajo la figura del daimon, en dos líneas aparece la siguiente inscripción en
latín: PHACA/VAL.

3.10.1. La imagen del démon gnóstico

Son muchas —y muy distintas— las interpretaciones que se han hecho de


este ser monstruoso, desde el Viage de Ambrosio de Morales, publicado en 1765,
hasta el trabajo de Fabiola Salcedo de 1987. Las opiniones más interesante y más
desarrolladas: Una metamorfosis de Pan58; «una especie de sirena, mitad mujer
mitad serpiente»59; entalle gnóstico-mágico cuya iconografía es un unicum60; sin
juicio alguno61. El importante estudio de F. Salcedo Garcés, concluye, tras una
57
Posición de la gema en la Cruz de los Ángeles: reverso, extremo del brazo izquierdo a
vista del espectador. Forma oval. Tipo de piedra: jaspe rojo, o quizás keraunia (pedernal). Color:
ladrillo oscuro. Medidas y peso: longitud: 21,10 mm. Anchura: 15,97 mm. Grosor: 3,68 mm. Peso:
10,20 qm.
58
Manzanares, 1972, p. 9: «No es fácil llegar a una conclusión definitiva y zanjar las
discusiones que origina esta extraña representación; pero, tenemos por probable la de que sea una
versión de la metamorfosis experimentada por el dios Pan que, acometido por invencible terror
causado por el gigante Tifón, halló así la manera de librarse de su enemigo y dio origen al mito del
Capricornio».
59
González García, 1979, pp. 46-47: «En el reverso hay dos entalles. Uno representa una
especie de sirena. Solamente que, en vez de ser mitad mujer, mitad pez, es mitad ciervo, mitad
serpiente. Quieren ver en ello el principio del bien simbolizado en el ciervo y el principio del mal que
representaría la serpiente».
60
Fernández Pajares, 1968.
61
González García, 1979, pp. 46-47: «También aparecen unas letras cuyo exacto sentido
desconocemos. Parecen decir: PHACA VAL».

222
Sabino PEREA YÉBENES
Demonios en una cruz cristiana

larga disgresión62, concluye con la triple posibilidad de identificar al numen como


un «Abraxas cérvido, un Anubis, o un Chnoubis»63, decantándose finalmente por
que «el personaje del amuleto de Oviedo puede tratarse de un Abraxas».
Si prestamos atención a la imagen, enseguida nos invade el desconcierto,
intentando mentalmente buscar paralelos en los acervos iconológicos de la glíptica
greco-romana, que utiliza frecuentemente imágenes espurias de dioses menores
egipcios64. Tomando como punto inicial de la reflexión el trabajo de Fabiola
Salcedo, antes citado, yo creo que no se trata de un Anubis, pues la imagen no tiene
cabeza de cánido, sino de bóvido, y que tampoco es un Chnoubis, pues uno de los
rasgos identificativos de este daimon-serpiente es su cabeza leonada rodeada por el
nimbo o círculos solares. La forma de la cabeza se asemeja más bien a la del dios
egipcio Chnoum65, como vemos, por ejemplo en relieves de época romana en File.
Este dios con cabeza de carnero es muy adorado en la región de la catarata de
Elefantina, también en época romana, formando triada con Anukis y Satis, como
hemos estudiado en otro lugar66. Chnoum aparece en el llamado papiro mitológico
de Died-khonsu-ieufanhk67, en una de cuyas escenas se ve al dios Khonsu-
Chnoum68, con cuernos torneados, en pie sobre dos figuras humanas unidos por las
extremidades hasta formar el suelo de una especie de barca, al tiempo que
sostienen una serpiente. Enfrente del dios hay un pájaro con cabeza humana, sobre
la cual aparece un disco solar. El texto relativo dice así: «Adorar a Ra cuando
aparezca sobre el horizonte de Oriente del cielo desde el reino de Osiris,
trasfigurado a través de un conocimiento misterioso, Turiu, “escaso de voz”

62
Salcedo Garcés, 1987, pp. 84-91.
63
Salcedo Garcés, 1987, p. 90.
64
Agradezco al profesor Attilio Mastrocinque, de la Universidad de Verona, las sugencias
que me ha transmitido por carta ante mi desconcierto inicial al estudiar el demon de esata gema. Estoy
de acuerdo con él en que predomina «lo egipcio» en la representación, aunque no atiene a los cánones
fijos de los démones greco-egipcios de las gemas mágicas.
65
Si bien es verdad que en la imagen de la gema de Oviedo la representación de los cuernos
es abstracta y problemática, pues hacia el lado izquierdo de la cabeza del demonio parecen elevarse
cabellos o cintas ¿o un cuerno?), y al otro lado, lo que desde lejos parece otro cuerno, parece
representar un cuerpo de serpiente con dos cabezas. El tocado del monstruo se complica con ese otro
apéndice que sale del cogote, a modo de aplique del peinado, coleta u otra cosa de difícil
identificación.
66
Perea Yébenes, 2001, pp. 125-134. Sobre Chnoum, Badawi, 1937, passim.
67
Ciampini, 2002, p. 31, fig. 4.
68
Khonsu, «el caminante», dios-luna con forma humana. Antítesis funcional de Horus,
Khonsu lleva el disco lunar sobre la cabeza, y es también un niño divino (hijo de Amón y de Mut) que
peina trenza o blucle.

223
Sabino PEREA YÉBENES
Demonios en una cruz cristiana

(¿difunto?), te saluda a ti, Khephri (?)69, que estás sobre las olas, Horus el viejo,
que emerge del horizonte, el rey dorado, el de los rayos infinitos, Atum, padre de
los dioses, Señor Supremo, toro señor del templo excelso». El niño solar Horus
aparece circunscrito en una serpiente ouroboros en la escena 3 del Papiro de
Heruben, con la siguiente leyenda explicativa: «Adoración de Ra; fiesta del Año
Nuevo de la barca de Ra en el cielo»70.

Papiro de Died-khonsu-iuefanhk, escena 5

En otros papiros mitológicos egipcios la imagen humana criocéfala de


Chnoum es un contrapunto nocturno al esplendor del día representado por Ra. Así
vemos a Chnoum junto a un escarabajo dentro de un círculo en un papiro de época
ramésida71. La cabeza de Chnoum circunscrita por el disco solar se ve en el Papiro
de Dirpu, escena 2, con las letras «Occidente»72; y en el Papiro de Gautsekhen,
escena 2, se ve la cabeza de Aker, que surge del centro de una extraña barca
franqueada por dos momias sin cabeza; sobre la cabeza caen los rayos del sol73. El
astro está representado por un círculo perfecto en cuyo interior hay un escarabajo
negro y la figura encorvada del Chnoum. Estos ejemplos y otros, muy bien
estudiados recientemente por E. M. Ciampini, son indudables «rappresentazione
delle potenze cosmiche che rigenerano la vita, e che sono insieme preposte al
passare del tempo, egli riassume in sè i tratti salienti dell’essenza divina: la
presenza del’ouroboros circonscribe la divinità all’interno di uno espazio ben
preciso, che si identifica con lo stesso cosmo, e in questa stessa realtà ha luogo,

69
Kephry, «el que llega a la existencia», forma del dios solar representado por un escarabajo
o más rara vez con humano con cabeza de escarabajo.
70
Ciampini, 2002, p. 30, fig.2; Hornung, 1999, pp. 165-166.
71
Hornung, 1992, p. 321, fig. 1; Ciampini, 2002, 29, fig. 1.
72
Ciampini, 2002, p. 30, fig. 3.
73
Ciampini, 2002, p. 31, fig. 5.

224
Sabino PEREA YÉBENES
Demonios en una cruz cristiana

ogni notte, il processo rigenerativo: la potenza divina rinnova nei suoi aspetti più
profondi, e non a caso, in concomitanza di questo momento, anche el tempo si
ferma (o meglio, viene nascosto), per riprendere normalmente quando il dio va a
rinascere all’alba»74. Estas reflexiones icono-mitológicas egipcias pasan a la Baja
Época faraónica, y al periodo greco romano, modificando a conveniencia, y sin
orden necesario, estas eximias formas antiguas, y teológicas, de imaginar el
cosmos. En estas formas arcaicas egipcias de pensar la transcendencia «cósmica»
de la muerte a través de símbolos iconológicos la imagen del humano con cabeza
de carnero tenía un papel claro como guardián de las puertas de la noche, o como
barquero en las tinieblas de la barca divina que conduce desde el orto hasta el alba.
A propósito de la serpiente Ouroboros, Erik Hornung afirma que «desde la
época del Amarna75 el egipcio representa la serpiente enroscada sobre sí misma con
el nombre de cola en la boca, que se convierte en época romana en el Ouroboros,
el devorador de la cola. En el círculo cerrado del cuerpo de la serpiente se hace
visible el ser que rodea el mundo por todas partes y sin brecha alguna, hasta donde
eso es posible. Esta imagen aún era tan convincente en su poder simbólico durante
la Antigüedad tardía, que los escritos gnósticos y las gemas mágicas con influencia
gnóstica hacen uso profuso de ella, e incluso simbolizan con el Ouroboros las
tinieblas últimas que rodean el mundo, es decir, a la postre lo no-existente, o, lo
que viene a ser lo mismo, el fin último del mundo»76.
En la figura de este daimon gnóstico de la Cruz de los Ángeles, el cuerpo
serpentiforme (pero sólo el cuerpo) copia la iconografía del Chnoubis representado
profusamente en gemas mágicas. Pero la gema de Oviedo introduce otra variable
inexplicable: el cuerpo de la serpiente cubierto de pelo, o mejor de lana, para
darnos una iconografía imaginaria única. Los largos mechones de lana del cuerpo
se dibujan con especial atención en las extremidades superiores, igualmente
equívocas y singulares: hacia la derecha el monstruo parece elevar dos brazos para
sostener con ambos el objeto pesado que sostiene (esa esfera con una especie de
asa o ancla invertida clavada en su parte superior), aunque parece ser un espejismo
visual o un exceso del grabador, pues a la izquierda vemos otro brazo, otra
extremidad o apéndice, que sostiene de abajo-arriba, y desde su base, una vara de
la que penden siete u o ocho colas a modo de látigo; colas de longitud calculada
para que dibujadas en su conjunto parezcan un triángulo.
Cada símbolo podría ser analizado por separado, comparándolo con otras
iconografías glípticas de tipo mágico-gnóstico, pero, en el caso de esta gema de la
Cruz de los Ángeles, hay que claudicar ante cualquier intento de explicarla en su

74
Ciampini, 2002, p. 33.
75
La representación más antigua del Ouroboros aparece en la segunda capilla de la tumba de
Tutankamón. Sobre el tema, Hornung, 1999, p. 165 y nota 126.
76
Hornung, 1999, pp. 165-166.

225
Sabino PEREA YÉBENES
Demonios en una cruz cristiana

conjunto. Si es que esta representación tenía un significado global, total y claro


para el grabador o para la persona que lo encargó en su momento, es algo que no
podemos saber, y lo único claro es que tampoco podemos comprender su
significado profundo antiguo a la luz de los testimonios antiguos, y menos aún del
racionalismo o de la simple lógica.
Hay una realidad indudable: que la imagen de esta gema de la Cruz de los
Ángeles sobrepasa la bizarra iconografía mágica greco-egipcia o greco-romana que
estamos acostumbrados a ver en los catálogos de glíptica. Se diferencia de las
gemas mágicas en:

a) su factura absolutamente impecable;


b) su imagen en sí, que es única, y es extraordinariamente compleja, hasta
el punto de poder decir que, por su simbología, excede al ámbito de la
operatividad mágico-demónica (aunque utilice en parte imágenes del
acervo iconológico mágico) para abordar e ilustrar un universo más
elevado, más espiritual al tiempo que más «oculto», es decir, el universo
de la gnosis. Ese universo gnóstico «oculto» es, además, «más culto», es
decir, más intelectual o intelectualizado que la verborrea del mago
popular.
c) No debe pasar inadvertido el hecho de que la inscripción esté en latín,
circunstancia rarísima en epigrafía mágica de las gemas. Se trata de un
latín transliterado del griego y llevado a letras latinas trazadas a modo
«capitales-monumentales» por el lapicida gemmarius.

3.10.2. La inscripción

Lo dicho antes sobre la interpretación del demon se repite respecto a la


interpretación de la inscripción PHACA VAL, por cierto no siempre leída así77, y
nunca convincentemente explicada. Las interpretaciones parten de la que hizo en su
día José Amador de los Ríos, que un intento de reconstrucción imposible, creía que
allí ponía Abraxas, en la línea superior, y en la inferior «yal» (¡sic!), y donde lo
deriva a Iao o Iacho en una larga y farragosa disgresión que relaciona esta gema (y
la otra gnóstica) con las desviaciones basilidianas que atacó Ireneo de Lión78.

77
Manzanares, 1972, p. 9: PHAGA/VAL. [sic, male].
78
Un estudio posterior casi un siglo, el del erudito Carlos Cid Priego, publicado en 1992,
viene a decir casi lo mismo, ibid., p. 251: «Es una figura muy extraña, de cuerpo cubierto de escamas
y terminado en una larga cola reptiloide enroscada. Los brazos son desiguales; con el derecho levanta
la bola del mundo rematada por un áncora colocada del revés, y en el otro lleva un látigo de seis o
siete colas y una cruz con asa de tipo egipcio faraónico. La cabeza es ovicrápida, con cuernos de toro
vistos de frente, desiguales; sobre la nuca caen varios mechones. Debajo hay una inscripción [...]
parece que lo correcto es unirlas en PHACAVAL [...] Todos estamos de acuerdo en que sea la figura

226
Sabino PEREA YÉBENES
Demonios en una cruz cristiana

Cabe, en efecto la posibilidad de que las letras indiquen el nombre de un


daivmwn de uno de los verbonúmenes gnósticos (eones, emanaciones, vigilantes,
etc.), o simplemente, aunque con menos probabilidad, voces magicae.
De los dos ámbitos más probables, el de la magia y el del gnosticismo me
decanto por este último, que, siendo más espiritual, no niega el orbe mágico, y a
veces coincide en entidades tan importantes como Abraxas, en unos casos daivmwn
mágico (en papiros mágicos y gemas mágicas) y en el otro mundo, el gnóstico,
actúa como ángel auxiliador del alma caída del gnóstico79, ayudante de la salvación
«de los espirituales»80, o «servidor de la luminaria Eletet»81.
Ha sido infructuosa mi indagación para buscar paralelos al término PHACA
entre los démones mágicos o los númenes espirituales gnósticos, pero no me resisto
a plantear una solución, aunque sea más una propuesta que una afirmación
categórica. Como he indicado antes, el hecho de que el texto esté en latín no carece
de importancia. Ello puede responder a una circunstancia imposible de ser
asegurada, por ejemplo que el dueño del anillo o amuleto fuese latinohablante, e
hiciese grabar en latín las palabras, más comprensibles en la zona del occidente
romano. Descarto que la inscripción sea un añadido posterior al grabado de la
imagen demónica, sino que ambos elementos, imagen y texto, responden a un
deseño inicial de grabador, que ha dejado un espacio suficientemente amplio
debajo del cuerpo serpentiforme del demonio para grabar un par de líneas de texto.
La primera línea con las letras PHACA estaría completa, y debajo VAL son las
iniciales de una palabra ostensiblemente más larga pero perfectamente compren-
sible con las tres primera líneas dentro del universo religioso gnóstico.
Mi propuesta es que la primera palabra corresponde al participio presente del
verbo fhmiv (dor. famiv), fa" - fa'sa - favn, cuyo femenino es, transliterado a grafía
latina, PHASA. No hay problema en la forma de la sigma S por C, pues esta última
es la forma cursiva monumental de la sigma en las inscripciones griegas con letra
capital. Por tanto PHACA = fa'sa. El verbo fhmiv significa «manifestar el
pensamiento», «expresar una idea», en el sentido de dotar de forma a un concepto
abstracto.
La segunda palabra VAL puede referirse a un nombre propio, al dueño del
anillo/amuleto, como sucede en muchos casos, indicador determinativo del objeto
(el anillo) que es sujeto sintáctico, Val(entini) (anillo «de Valentino»). Pero al no ir
solo creo que tiene que resolverse como determinativo de la palabra anterior. VAL

de un Abraxas, dentro de las corrientes gnósticas heréticas de la Antigüedad que mezclaron de modo
extraño y complicado las religiones judaica, cristiana, grecolatina y egipcia. Pero también caben otras
posibilidades dentro de los complejos hermetismos egipcios [...]».
79
Zostriano (NHC VIII, 1) 47, 10.
80
Evangelio de los egipcios (NHC IV 50, 1-81), 64, 10 ss.
81
Evangelio de los egipcios (NHC IV 50, 1-81), 52, 20.

227
Sabino PEREA YÉBENES
Demonios en una cruz cristiana

puede ser una aposición o un determinativo genitivo de la palabra que le precede.


A mi juicio, la inscripción puede entenderse como fa'sa [O]ujal(entivnou),
«manifestación valentiniana» o de Valentino, en el sentido apuntalar con letras el
sentido «teológico» del numen dibujado, quizás para no ser confundido con la
igualmente bizarra iconografía mágica contemporánea, con la que, en todo caso, y
conviene enfatizarlo, no tiene paralelos.
Metidos en el trasfondo religioso de estos mundos unas veces contingentes y
otras veces paralelos del gnosticismo y de la magia, parece como si las iniciativas
iconográficas –glípticas y/o amuléticas– de los gnósticos se quisieran distanciar de
la baja teología mágica y de los magos, superándolos a nivel figurativo con la
representación de démones superiores en complejidad y en significado. De ello son
buen ejemplo los innumerables nombres de demonios, potencias, eones,
emanaciones, vigilantes, etcétera, nombrados y explicados en los textos de Nag
Hammadi, los demonios (en el sentido actual del término) citados en los textos
cristianos que combaten a los herejes gnósticos, o los nombres de los «agentes
terribles» que aparecen escritos por cientos en las recetas de los papiros mágicos y
en las fórmulas invocativas de las gemas mágicas.

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Sabino PEREA YÉBENES
Demonios en una cruz cristiana

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Sabino PEREA YÉBENES
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