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La Última Cena Y La SeÑal De JonÁs (ii)

Por Julia Blum abril 26, 201714 comments

Precisar qué clase de comida fue la última que Jesús compartió con Sus discípulos, lo
mismo que el día y la hora de Su crucifixión, han sido de los temas más debatidos a lo
largo de la historia del Nuevo Testamento. En mi último post, discutimos la
comprensión tradicional de la historia: La Última Cena, desde luego, fue la comida de
Pascua (Seder) que tuvo lugar el jueves por la noche, y el viernes Jesús fue
crucificado. Esta opinión parece recibir el apoyo de los Evangelios Sinópticos. Sin
embargo, hay un problema bien conocido de discrepancia entre los Evangelios
Sinópticos y el Evangelio de Juan, que aparentemente data todos estos eventos un
día antes que los Sinópticos. Se han hecho numerosos intentos para armonizar todos
los Evangelios, en particular con la ayuda del concepto de ‘calendarios diferentes’: Si
fueron usados diferentes calendarios, entonces, los días de celebración fueron
calculados de otra manera por los diferentes grupos. Primero, los comentaristas
distinguieron entre la fecha farisaica de la Pascua y la fecha saducea, datada un día
antes, la cual podría estar detrás del Evangelio de Juan. Incluso más evidencias
apuntan al hecho de que los  esenios también usaron su propio calendario. La famosa
historia del hombre con el cántaro de agua[1] se basa en esto: un hombre cargando
un cántaro de agua solo podía ser un esenio; los esenios tenían su comunidad en
varias ciudades y también en Jerusalén, y ya que ellos usaban un calendario diferente,
sus habitaciones para huéspedes todavía estaban disponibles. Por eso, Jesús sabía
que había un lugar libre para la Última Cena –y Él pudo haber seguido también su
calendario–.

Hoy vamos a comentar los escenarios alternativos. Una vez más, quiero enfatizar que
no afirmo tener las respuestas finales, nadie puede estar cien por ciento seguro de
cómo y cuándo tuvieron lugar estos eventos, sin embargo, no tenemos por qué
tambalearnos sobre esta historia: hay varios escenarios posibles que presentan los
días finales de Jesús. Además, aunque compartiré aquí algunas opiniones hebreas,
deseo que nos acordemos que siempre existe la posibilidad de perdernos algo. “Las
cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios”…[2]

Personalmente no creo que fuese la comida tradicional de la Pascua. ¿Por qué?


Primero que todo, tal como ya he mencionado, siempre he estado perpleja por el
hecho de que, al salir Judas a mitad de la Última Cena “algunos pensaban, puesto
que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: “compra lo que necesitamos para la
fiesta”.[3] Hoy en día en Israel, todo estaría cerrado durante la Fiesta, pero aunque
algo estuviese abierto, ningún judío piadoso pensaría en comprar algo con dinero en
el día festivo. Sin embargo, el argumento más importante, creo yo, se encuentra en
una normativa de la Mishná:

Un cordero pascual no es válido si ha sido sacrificado por aquellos que no le


comerán… [4]

El cordero de la Pascua debía ser comido durante la comida de Pascua. Comer el


sacrificio pascual era la parte principal del Seder, y por eso la comida hecha ANTES
del sacrificio, por definición, no podía ser el Seder.

Sin embargo, si no era el Seder, ¿qué era? ¿Cuál era la naturaleza de esa comida?
Antes de que empecemos nuestro debate, déjame compartir algunas citas adicionales
del Mishná del mismo tratado del Pesachim:

…Los sabios dicen que en Judá trabajarían el día antes de Pesach hasta el mediodía,
mientras que en Galilea no trabajarían del todo. En cuanto a la noche [anterior] se
refiere: Bet Shammai lo prohibió, mientras que Bet Hillel lo permitió hasta la salida del
sol.[5]

Donde era costumbre trabajar hasta el mediodía, el día anterior a la Pascua, la gente
podía trabajar; donde no era costumbre, la gente no lo hacía. Cuando alguien pasa de
un lugar donde trabaja a otro donde no trabaja (o desde un lugar donde no trabaja a
otro donde sí trabaja) aplicamos las más severas restricciones de ambos lugares, de
donde es y del lugar a donde va…[6]

Vemos que existían diferentes tradiciones de la Fiesta en distintos lugares. Hasta


donde sabemos, Jesús y Sus discípulos eran galileos, por lo tanto, ellos habrían
observado las tradiciones galileas. Existían varias diferencias entre la observancia de
la Pascua en Judea y en Galilea, pero la más importante era un ayuno especial –el
Ayuno de los Primogénitos–, en recuerdo de aquellos primogénitos israelitas que
fueron salvados de la muerte (por eso leemos en la Mishná que “en Galilea ellos no
trabajaban del todo”, en el día de la Pascua). El ayuno comenzaba el 14 de Nisán, el
día de la Pascua.[7]

En Hebreo, la última comida antes del ayuno se llama seudah maphsehket (si alguna


vez has estado en Israel en Yom Kippur, conocerás que la seudah maphsehket es la
última comida antes del ayuno de Yom Kippur, un evento muy especial). Así pues, en
la tradición galilea, al comienzo de la Pascua (Nisán 14), tenía que prepararse esta
comida especial llamada seudah maphsehket. Después de la comida, habría un día
completo de ayuno –y la próxima comida sería la comida de Pascua, el Seder–. En
este sentido, esta comida era desde luego la Última Cena.[8]
*****************************************

Vamos a intentar descifrar ahora los días cuando todo esto sucedió. Definitivamente
necesitaremos la señal de Jonás aquí, porque sin lugar a dudas, no podemos
completar los tres días y tres noches desde las 3:00 pm del viernes hasta las primeras
horas del domingo. El domingo es dado, así que para hacerlo más simple, contaremos
atrás tres noches y llegaremos al jueves, y así todo el resto queda en su lugar. Fue el
13 de Nisán, que los discípulos prepararon la comida especial que nosotros llamamos
la Última Cena y que de hecho era, seudah maphsehket –la última comida antes del
Ayuno de los Primogénitos–. Jesús y sus discípulos hicieron esta comida el miércoles
por la noche, al comienzo de la Pascua, cuando el día cambia al 14 de Nisán.
Entonces Jesús fue arrestado en la noche, juzgado y sentenciado a primeras horas de
la mañana del jueves, y crucificado durante el día –y todo esto sucedió durante el día
de la Pascua, el 14 de Nisán, jueves–. Así pues, el jueves 14 de Nisán Jesús murió en
la cruz; y el domingo, 17 de Nisán –en la Fiesta de las Primicias–[9] Jesús resucitó.

Me gustaría finalizar este artículo con las palabras de un magnífico estudio de L.


Piperov: “La crucifixión fue el 14 de Nisán, jueves, seguido por el Día de Resurrección,
el domingo de madrugada, es decir, el 17 de Nisán que sería una sorprendente
confirmación de las propias palabras proféticas del Señor Jesús basadas en el profeta
Jonás (Jonás 1:17).

Porque así como tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre de un gran pez,
también tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en las entrañas de la
tierra (Mateo 12:40; NVI).

Toma nota que Jesús dijo días y noches, no noches y días. De hecho, fue arrestado el
miércoles al anochecer, seguido por una terrible prueba, incluyendo
juicio/humillación/crucifixión y muerte y sepultura antes de la puesta del sol al día
siguiente, jueves (Día Uno en el corazón de la tierra), y la Resurrección fue justo antes
del amanecer del domingo que corresponde precisamente a esas palabras”.[10]

[1] Marcos 14:13

[2] Deuteronomio 29:29

[3] Juan 13:29

[4] Mishná, Tratado Pesachim, Capítulo 5 Mishná 3

[5] Mishná, Tratado Pesachim, Capítulo 4 Mishná 5


[6] Mishná, Pesachim, Capítulo 4, Mishná 1

[7] Puedes leer sobre esto en: David H. Stern, Jewish New Testament Commentary, -
 Jewish New Testament Publications, 1995, p. 77

[8] Estoy en deuda con Tom Bradford de TorahClass.com por esta idea.

[9] Levítico 23:10

[10] Lyuben Piperov, A Tale of Two Gospels, p.22; este estudio de los códigos de la
Biblia también confirma el jueves 14 de Nisán como el día de la Crucifixión.

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Me parecen las fechas pascuales en las que nos hallamos, las idóneas para entrar en
una bella cuestión histórica cual es la de la fecha y año en que se produjo la muerte
de Jesús. Y para ello, amigo lector, lo primero a determinar, -ya verá Vd. porqué-, es si
lo que Jesús celebró con sus principales discípulos, los apóstoles, fue o no una cena
pascual al modo en que lo hacían sus compatriotas judíos, razón por la que vamos a
ponernos a ello sin mayor dilación.
 
            Lo primero que se ha de señalar es que entre los judíos, aunque el día grande
de la pascua es el 15 de nisán, la cena pascual se realiza la víspera, esto es, el
14, primer día de ázimos, primero de los siete que los judíos se han de abstener de
todo alimento fermentado con levadura.
 
            Sobre la fecha en la que Jesús celebró la última cena con los apóstoles
disponemos de un dato que es el único en el que, a los efectos, los cuatro
evangelistas están de acuerdo: que su muerte se produjo un día de la preparación,
esto es, un viernes, parasceve en griego...
 
            “Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del
sábado [...]” (Mc. 15, 42, acorde con Mt. 27, 62; Lc. 23, 54; Jn. 19, 31).
 
            ...en consecuencia con el cual, la última cena de Jesús con sus discípulos que
tiene lugar la noche anterior a su muerte, se produjo necesariamente un jueves.
 
            Hasta ahí el acuerdo, porque a partir de ahí, ya nada coincide en un relato, el
de Juan, y los otros, los de los Sinópticos. Y es que para éstos, Jesús celebra la
comida de Pascua el primer día de ázimos, es decir, en la fecha de la cena pascual:
 
            “Llegó el día de los ázimos, en el que se había de celebrar el cordero de
Pascua; y envió a Pedro y a Juan diciendo: “Id y preparadnos la Pascua para que la
comamos”” (Lc. 22, 7-8; similar a Mt. 26, 17 y Mc. 14, 12).
 
            El 14 de nisán, pues. Lo que si bien hace el relato sinóptico, por lo que a la
pascua se refiere, perfectamente acorde con lo que marca la Torah, tiene el
inconveniente de que según él, la muerte de Jesús habría ocurrido un 15 de nisán, es
decir, en plena pascua, con dos consecuencias inaceptables. Por un lado, la
incompatibilidad del relato con la prohibición legal de los judíos de ejecutar a nadie en
pascua. Y es que el solo contacto de un judío con un cadáver humano, como con toda
claridad se expresa en el libro de los Números, lo convierte en impuro:
 
            “El que toque un muerto, cualquier cadáver humano, será impuro siete
días” (Nu. 19, 11).
 
            Y la impureza, en inhábil para celebrar la pascua:
 
            “Yahvé habló a Moisés en estos términos: «Di a los israelitas: Si uno de
vosotros o de vuestros descendientes se encuentra impuro por un cadáver, o está de
viaje en tierra lejana, también celebrará la Pascua en honor de Yahvé. La celebrarán
el mes segundo [es decir, un mes después, el de iyar, pues el de nisán es el primer
mes del año judío, ver Exodo 12, 2]” (Nu. 9, 1011).
 
            Y por otro, la que representa el episodio de Simón de Cirene, quien como se
sabe ayudó a Jesús a portar la cruz, el cual “volvía del campo”, cuando todo judío
sabe que durante los días sagrados, -y el de la pascua es el más sagrado de todos-, el
trabajo está estrictamente prohibido:
 
            “Ningún trabajo se hará en esos días” (Ex. 12, 16).
 
            Para  Juan en cambio, la cena se celebra un día antes. Y es que según él, el
día en que Jesús fue crucificado, era día de “comer la Pascua” (Jn. 18, 28), ésto es, 14
de nisán, lo que implica que la última cena de Jesús con sus apóstoles no habría
acontecido el 14 (día de comer la pascua), sino el 13. Lo que queda perfectamente
expresado en estas palabras, pertenecientes también al Evangelio de Juan:
 
            “Antes de la fiesta [nótese la locución, ‘antes’] de la Pascua, sabiendo Jesús
que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los
suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena [...]” (Jn.
13, 1-2).
 
            Avidos de coordinar los relatos sinópticos y joanesco, esto es la fecha en la
que Juan señala que se produce la última cena con el carácter pascual de dicha cena
que señalan los Sinópticos, varios autores han intentado aportar soluciones.
 
            Para unos, se trataría de una ruptura expresa de Jesús con la pascua judía,
antecedente de todas las rupturas que habrían de venir luego culminadas con la
completa emancipación del cristianismo frente al judaísmo del que procede.
 
            Para otros, se trataría de una simple diferencia de costumbres entre los judíos
de Judea y los judíos de Galilea -Jesús, no se olvide, era galileo-, los cuales comerían
la pascua el 13 de nisán. Se basan los que así piensan en el hecho de que Galilea,
territorio bien diferenciado de Judea, no forma parte del núcleo duro del judaísmo, y
sobre todo, en la fama de los galileos contemporáneos de Jesús de no ser
excesivamente estrictos en lo que a la práctica religiosa se refiere.
 
            Para unos terceros, Jesús estaría celebrando la pascua al modo de
los esenios, grupo judío que tras romper con el Templo, habría optado por adelantar
algún día su celebración. Entre los signatarios de tal teoría, alguno tan ilustre como
el Papa Benedicto XVI, quien en su Sermón del jueves santo 5 de abril de 2007, hace
la siguiente afirmación:
 
            “El descubrimiento de los escritos de Qumran nos ha llevado a una posible
solución convincente [sobre la discrepancia entre Juan y los sinópticos] que, si bien
todavía no es aceptada por todos, tiene un elevado nivel de
probabilidad [...] El [Jesús] celebró la Pascua con sus discípulos probablemente
según el calendario de Qumrán, es decir, al menos un día antes. La celebró sin
cordero, como la comunidad de Qumrán”.
 
            Como quiera que sea, a saber, que Jesús celebró una pascua de propia
fundación, que celebró una pascua galilea, que celebró una pascua esenia, o que
consciente de que el tiempo se acababa, simplemente no celebró la pascua sino una
última cena con sus principales discípulos, hipótesis que no se ha de desdeñar, ese
dato inicial, es decir, que Jesús celebró la cena en cuestión un día antes del día de
aquél en el que los judíos comían la pascua, es el que habremos de retener como
válido para determinar la fecha en la que fue crucificado.
 
            Ahora bien, amigo lector, la secuencia normal de la Semana Santa aconseja
dejar el tema para mañana, por lo que si decide Vd. volver a visitarnos, aquí
estaremos gustosos para explicarle lo que sabemos, sometido, como siempre, a
criterio más autorizado, entre los cuales, el de cuantos de Vds. deseen compartir con
nosotros su opinión.

¿CUANDO SE CELEBRÓ LA ÚLTIMA CENA?

La postura del evangelista Juan

El jueves santo, todos los católicos del mundo celebran la última cena de Jesús,
durante la cual instituyó la eucaristía, lavó los pies a sus discípulos, y nos dejó el
mandamiento del amor al prójimo. Al día siguiente, a las 3 de la tarde, moría clavado
en una cruz.

¿Pero esa cena realmente tuvo lugar un jueves? Para poder plantear el problema,
conviene tener presente una característica de la cultura judía. Mientras para nosotros,
el día comienza a la medianoche, es decir, a la hora cero, para los judíos el día
comienza la tarde anterior, alrededor de las 5. Es decir, el lunes comienza el domingo
a la tarde, el martes comienza el lunes a la tarde, y así sucesivamente.

Ahora bien, según el Evangelio de Juan, el año en que murió Jesús la Pascua cayó en
sábado (Jn 19,31); por lo tanto, había que comer el cordero pascual la tarde anterior,
es decir, el viernes. Pero como Jesús iba a estar muerto ese viernes a las 3 de la
tarde, y no llegaría a cenar con sus discípulos, la adelantó para el jueves. Por eso
Juan dice que Jesús celebró la última cena "antes de la fiesta de la Pascua" (Jn 13,1),
es decir, el jueves por la noche. De ahí que también los cristianos celebremos el
jueves como día de la última cena.

El disenso de los otros tres

Pero el problema se plantea cuando vemos que los otros tres evangelios, aunque
coinciden con Juan en que Jesús murió un viernes a las 3 de la tarde (Mt 27,62; Mc
15,42; Lc 23,54), afirman que Jesús no adelantó la cena, sino que cenó el mismo día
de Pascua.

Así, Mateo y Marcos dicen que cenaron "el primer día de los ázimos, cuando se
sacrificaba el cordero pascual" (Mt 26,17; Mc 14,12). Los "ázimos" era el primero de
los siete días que duraba la pascua, y por lo tanto, el viernes a la noche. Lucas, más
explícito, aclara que Jesús se sentó a cenar en "la fiesta de los ázimos, llamada
Pascua" (Lc 22,1.7.14).

O sea que mientras para Juan, la última cena fue antes de la Pascua (el jueves), para
los sinópticos fue el mismo día de Pascua (el viernes). ¿Cuál de las dos versiones
sería la verdadera?

La solución: Qumrán

A lo largo de los siglos se han propuesto distintas soluciones, sin que llegara a
convencer ninguna. Pero en 1947 fueron descubiertos los manuscritos del Mar Muerto,
en Qumrán, y con ellos apareció una nueva solución, que parece arrojar nuevas luces
a este acertijo.

¿Qué son los manuscritos del Mar Muerto? Formaban parte de una vieja biblioteca del
s.I a. C, perteneciente a una secta judía llamada de los esenios. Entre los numerosos
libros allí encontrados, se hallaron dos (el Libro de los Jubileos, y el Libro de Henoc),
que revelaron que en tiempos de Jesús no había uno sino dos calendarios distintos en
uso. El primero, llamado "solar" (porque se basaba en el curso del sol), estaba dividido
en 12 meses, 8 de 30 días y 4 de 31, con un total de 364 días. Como este calendario
tenía 52 semanas justas, todos los años eran iguales, es decir, siempre comenzaba el
mismo día de la semana (el miércoles), y todas las fiestas importantes también caían
el mismo día (miércoles).

¿Por qué el calendario solar daba tanta importancia al miércoles? Porque según el
Génesis cuando Dios creó el mundo, fue el cuarto día, es decir, el miércoles, cuando
hizo al sol, la luna y las estrellas, que son los astros que rigen el calendario. Por ello,
es a partir del miércoles que se debe comenzar a contar el curso del tiempo.

Este calendario parece haber sido utilizado por los judíos en los primeros tiempos. En
efecto, algunos libros del Antiguo Testamento, como el Pentateuco o Ezequiel,
muestran que ciertas fechas, ciertos datos cronológicos, la fiesta de Pascua (que
siempre caía en miércoles), y otras celebraciones, se regían según este calendario
solar.

El cambio de calendario

En el siglo II a.C., se produjo un cambio en el calendario. Por influencia de la cultura


griega, los dirigentes israelitas adoptaron el llamado calendario "lunar", basado
justamente en las fases de la luna. Éste tenía la ventaja de que todos los meses
comenzaban con la luna nueva, lo cual permitía que las fiestas religiosas pudieran
celebrarse según las fases de la luna. Así, por ejemplo, la Pascua coincidía con la luna
llena. Pero tenía una desventaja: las fiestas ya no caían siempre en miércoles, sino
que podían caer en cualquier día de la semana.

Debido a la practicidad de esta nueva manera de contar el tiempo, y a que era el


calendario que estaba en uso internacionalmente, poco a poco se fue imponiendo en
Palestina. Pero no todos lo aceptaron. Los círculos sacerdotales (que escribieron las
tradiciones antiguas de los Patriarcas en el Pentateuco) prefirieron seguir con el solar,
sobre todo en la liturgia. También algunos grupos judíos más conservadores, y los
estratos más populares, mantuvieron el antiguo calendario.

Sabemos por ejemplo que un sector de los judíos (los esenios de Qumrán) se negó a
aceptar el nuevo cómputo, considerándolo una alteración a la Ley de Moisés. Por eso
los libros mencionados (el Libro de los Jubileos y el Libro de Henoc) ordenaban
preservar el calendario primitivo. Lo mismo se lee en otra obra, llamada el Manual de
Disciplina, también hallada en Qumrán, que dice: "Que no se salga ni un paso fuera de
lo que la Palabra de Dios dice de sus tiempos. Que no se avancen sus fechas ni se
retrase ninguna de sus fiestas".

Los dos tenían razón

Al parecer, pues, en tiempos de Jesús estaban en vigencia los dos calendarios. El


solar (más antiguo) en los estratos más populares, y en el que la fiesta de Pascua caía
siempre en miércoles (es decir, el martes a la noche). Y el lunar, utilizado por el
sacerdocio oficial y las clases más elevadas, en el que la fiesta de Pascua podía caer
cualquier día de la semana. El año de la muerte de Jesús cayó en sábado, no en
miércoles.

Ahora bien, si suponemos que Jesús con sus discípulos celebró la última cena según
el calendario más antiguo (es decir, el martes por la noche), día en que lo hacía
también el pueblo más simple, entonces desaparecen las contradicciones de los
Evangelios. En efecto, cuando los sinópticos afirman que Jesús celebró la cena "el
mismo día de Pascua", se refieren al calendario antiguo, mientras que cuando san
Juan dice que cenó "antes de la Pascua", alude el calendario oficial.

Imposible que entrara todo

Si suponemos, pues, que Jesús celebró la última cena el martes por la noche, y que
esa misma noche fue apresado por las autoridades, se solucionan también otras
dificultades, admitidas por los estudiosos. Una de ellas es la cantidad de episodios
vividos por Jesús en tan pocas horas. Porque si, como tradicionalmente pensamos, la
última cena fue el jueves y la crucifixión el viernes, tenemos apenas 15 horas para
colocar todos los acontecimientos de la pasión de Jesús, que son muchos.

En efecto, después de su arresto en el huerto de Getsemaní, Jesús fue llevado a casa


de Anás, el ex sumo Sacerdote, donde tuvo lugar el primer interrogatorio (Jn 18,12).

Luego lo condujeron a la casa de Caifás, sumo sacerdote de turno (Jn 18,14). Allí
esperaron a que reuniera el Sanedrín, tribunal supremo de justicia de los judíos,
integrado por los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas (Mc 14,53).

Durante la sesión intentaron conseguir testigos falsos para acusar a Jesús, lo cual les
resultó trabajoso porque los que encontraban no se ponían de acuerdo (Mc 14,55-59).

A continuación lo humillaron con golpes, escupitajos y burlas (Mc 14,65). Al amanecer


se reunió por segunda vez el Sanedrín con sus 71 miembros (Mc 15,1) y decidieron
condenarlo a muerte.

El largo proceso romano


Pero las cosas no terminaron ahí. Después del proceso religioso llevaron a Jesús ante
Pilato, el gobernador civil (Lc 23,1). La sesión debió de durar bastante. Hubo primero
una reunión de los judíos con el Prefecto romano, donde le presentaron las
acusaciones. Siguió un interrogatorio privado a Jesús, con la posterior declaración de
inocencia de Pilato, y nuevas y repetidas acusaciones por parte de los judíos.

Pilato, para desentenderse del acusado, al que juzgaba inocente, decidió


remitirlo a Herodes Antipas, gobernante de la Galilea, ya que Jesús por ser galileo
pertenecía a su jurisdicción (Lc 23,7). También este encuentro debió de llevar tiempo,
pues el Evangelio afirma que Herodes le hizo muchas preguntas (Lc 23,9). Finalmente
lo devolvió otra vez a Pilato (Lc 23,11).

El gobernador, entonces, volvió a reunir a los sumos sacerdotes, magistrados y todo el


pueblo. Luego de conversar otra vez con Jesús, decide someter a la opinión popular la
liberación de Barrabás o de Jesús. Ante la insistencia de la gente, Pilato acepta soltar
a Barrabás (Mt 27,11-25). Siguió el rito de la flagelación, la coronación de espinas, los
últimos intentos de Pilato de liberar a Jesús, y finalmente la sentencia y la lenta
caminata hasta el calvario (Mt 27,27-31).

Y todo ello, entre la noche del jueves y el mediodía del viernes.

La nueva distribución

Resulta imposible colocar en tan breve tiempo todos estos sucesos. En cambio con la
nueva fecha de la última cena todo se distribuye mucho mejor, de la siguiente manera:

Martes: por la noche Jesús celebra la Pascua. Luego va al monte de los Olivos a orar,
donde es apresado y llevado ante el sumo sacerdote.

Miércoles: por la mañana, tiene lugar la primera sesión del Sanedrín, que escucha a
los testigos. Por la noche, Jesús la pasa en la cárcel de los judíos.

Jueves: por la mañana, delibera por segunda vez el Sanedrín y condena a muerte a
Jesús. Inmediatamente es llevado ante Pilato, quien lo interroga y lo envía a Herodes.
Esa noche, Jesús la pasa en la cárcel de los romanos.

Viernes: por la mañana Pilato recibe por segunda vez a Jesús. Lo hace flagelar, lo
corona de espinas, pronuncia la sentencia, y lo manda a crucificar. A las 3 de la tarde,
muere en la cruz.

Un juicio según la Ley

Hay una tercera ventaja que favorece la nueva hipótesis de la última cena de Jesús en
martes. Basándonos en la Mishná, (el libro sagrado de los judíos, que recoge la
legislación complementaria del Antiguo Testamento), se habría violado una serie de
leyes durante el juicio a Jesús, si es que nos atenemos a la fecha tradicional de la
cena.

Efectivamente, la legislación judía ordenaba que todo juicio debía llevarse a cabo
durante el día. Si la cena de Jesús fue el jueves, debemos suponer que el Sanedrín
sesionó inmediatamente después, y por lo tanto durante la noche, lo cual habría sido
ilegal. Por otra parte, resulta improbable que los sanedritas y los testigos estuvieran
reunidos a esa hora para deliberar, sin tener la certeza de que Jesús sería apresado.
En cambio si la cena fue el martes por la noche, podemos suponer que las sesiones
tuvieron lugar en la mañana del miércoles y jueves.

Sabemos además por la Mishná que estaba prohibido condenar a muerte a un reo en
víspera del sábado o de fiesta. Si seguimos el cómputo tradicional, Jesús habría sido
condenado a muerte por el Sanedrín el viernes por la mañana, víspera de sábado y de
fiesta de Pascua. En cambio con la nueva teoría, Jesús sería condenado a muerte el
jueves por la mañana, cuando aún faltaba un día y medio para la Pascua y el sábado.

También ordenaba la Ley judía que no se condenara a muerte a nadie dentro de


las 24 horas de su arresto, para evitar que en la decisión pesaran aún los ánimos
caldeados. Según la cronología breve, Jesús fue condenado a muerte a las pocas
horas de ser apresado. En cambio con la cronología larga, sería arrestado el martes
por la noche y condenado el jueves por la mañana, en el plazo estipulado por la ley.

Dado el respeto reverencial que los judíos tenían por sus normas, es improbable que,
en el juicio a Jesús, se transgrediera de un modo tan grosero las leyes, que por otra
parte ellos mismos procuraban defender.

El silencio de los días

Otros detalles menores también quedan más claros si sostenemos que la última cena
tuvo lugar el martes, y que Jesús murió el viernes.

Por ejemplo, los Evangelios narran paso a paso los últimos días de Jesús hasta el
martes por la noche. Pero del miércoles y jueves no dicen una palabra. Este
misterioso silencio llevó a pensar que Jesús habría pasado esos días en privado con
sus discípulos. Ahora sabemos que estuvo en la cárcel, como parte de su larga
pasión.

Lo apoya la tradición

Finalmente, una buena confirmación de esta hipótesis de la última cena la


encontramos en el testimonio de la Iglesia primitiva. Así, una obra antigua del siglo III,
llamado Didascalia de los Apóstoles, nos informa: "Después de haber comido la
Pascua el martes por la tarde, nosotros (los apóstoles) fuimos al monte de los Olivos,
y por la noche apresaron al Señor. Al día siguiente, que es el miércoles, permaneció El
custodiado en la casa del sumo sacerdote" (5,14).

También Victorino de Pettau, Obispo de Estiria, fallecido hacia el 304, dejó un escrito
donde dice: "Cristo fue apresado el cuarto día (martes por la tarde, miércoles para los
judíos). Por su cautividad ayunamos el miércoles. Por su Pasión ayunamos el viernes"

Otro Obispo, Epifanio de Salamina, en Chipre, que murió en el 403, escribió: "Cuando
comenzaba el miércoles (martes por la noche) el Señor fue apresado, y el viernes
crucificado".

Ya la Didajé, un libro del siglo I, conocía esta tradición, y recomendaba: "Vosotros


ayunad el miércoles y el viernes" (VIII 1).

Hay, pues una antiquísima costumbre, desde el siglo I, que parece apoyar la hipótesis
de la Cena pascual el martes por la tarde.

Fiel hasta el final

La Iglesia, siguiendo al Evangelio de Juan, siempre recordó como día de la última


cena el Jueves Santo. Con la nueva hipótesis del martes, ¿habrá que cambiar la
liturgia de la Semana Santa? Claro que no. La liturgia, en la Iglesia, tiene una finalidad
pedagógica, no histórica. Y así como celebramos el nacimiento de Jesús el 25 de
diciembre, aun cuando sabemos que esa fecha no es históricamente cierta, podemos
seguir celebrando la última cena el jueves, pues de lo que se trata es de obtener un
provecho espiritual.

Pero lo que si conviene tener en cuenta, es que la pasión de Cristo fue mucho más
larga de lo que comúnmente pensamos. No duró unas pocas horas sino varios días, lo
cual confirma que su muerte no fue el desenlace abrupto de una turba exaltada e
irracional que en un breve lapso decidió su fin, sino la resolución premeditada y
consentida de las autoridades judías, romanas y el pueblo todo.

Aparece, así, la pasión de Cristo con contornos mucho más dramáticos y pavorosos
de lo que estábamos habituados a meditar. Pero aparece también con mayor claridad
su inexorable voluntad de seguir hasta el fin, no obstante los penosos cuatro días de
tormento en los que buscaron quebrantar su resistencia. Jesús no fue fiel por unas
pocas horas, sino todo el tiempo que duró su pasión. Nosotros, sus discípulos, no
debemos contentarnos con ser fieles un corto tiempo. Debemos serlo todo el tiempo
que dure la lucha que la vida nos impone.

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