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Tras los pasos de Jesús hacia la Cruz

La Semana Final: Miércoles

Los sucesos precedentes de esta semana final parecen ser relatados por los
escritores de los Evangelios dentro del claro contexto ya sea del domingo, del
lunes o del martes, tal como han sido presentados. El momento exacto de lo
que sucede después de esos acontecimientos, sin embargo, parece ser menos
cierto. Juan es particular narra solo ligeramente los hechos comprendidos
entre la entrada triunfal de Jesús y la así llamada “última cena” que Jesús
comparte con sus discípulos. Refiriéndose a diversas reacciones públicas
durante ese período, Juan advierte que, a pesar de la enseñanza y de las
obras milagrosas de Jesús, todavía hay mucha gente que no cree o que tiene
miedo de reconocer su fe. Luego Juan registra lo que es al parecer la última
apelación pública de Jesús ante su subsiguiente arresto. Como no hay
evidencias de que esos sucesos ocurrieran en cualquiera de los tres días
anteriores, se establecen aquí como si hubieran sucedido el miércoles, si bien
ese marco temporal es especulativo.

De mucha mayor importancia a esas alturas es la cronología relacionada con


la última cena, la crucifixión de Jesús y su posterior resurrección.
Tradicionalmente se cree que la última cena tuvo lugar el jueves en la noche,
seguida por la crucifixión el viernes en la tarde y la resurrección el domingo
en la mañana. Sin embargo, esto hace surgir por lo menos dos preguntas.

Primero, en una semana final llena de acción, ¿qué motivo existe para creer
que habría un día entero de inactividad, o de actividad, que se deja sin
registro?

Segundo, y mucho más importante, si Jesús es crucificado el viernes en la


tarde y a partir de ahí es rápidamente colocado en el sepulcro, ¿cómo pudo
haber tiempo suficiente para hacer coincidir la propia predicción de Jesús de
que permanecería en el sepulcro durante tres días y tres noches antes de
resucitar? Incluso si uno utiliza mucha imaginación, dentro del marco
temporal tradicional, a fin de encontrar partes de los tres días, no es posible
encontrar tres noches.
La respuesta a ambas preguntas parece estar en reconocer que la última cena
se produjo el miércoles en la noche, seguida por la crucifixión y el sepelio el
jueves.
La aceptación de tal suposición requiere de la comprensión de la Pascua, la
Fiesta de los panes sin levadura, y la forma en la que los judíos contaban el
tiempo. En cuanto a esto último, el día judío comienza al atardecer de la
noche anterior. Esto significa, por ejemplo, que nuestra noche del miércoles
en realidad es jueves, y que nuestra noche del jueves es realmente viernes.

La Pascua se observa en el día 14 del mes de Nisán, correspondiendo a


marzo-abril. Como se indicó antes, la Pascua se observa en conmemoración
de la liberación de los israelitas de la esclavitud egipcia. El nombre deriva de
pasar por alto las casas de los israelitas cuando la muerte llegó al
primogénito de cada familia egipcia. Como parte de esa misma
conmemoración, la Pascua es seguida por la Fiesta de los panes sin levadura
de siete días de duración, que les recuerda a los judíos de la huida de sus
ancestros de Egipto, durante cuyo tiempo los israelitas solo comieron pan sin
levadura. (Es común entre los judíos de la época de Jesús referirse a ambas
celebraciones por un solo nombre, ya sea la Pascua o la Fiesta de los panes
sin levadura). Por orden de Dios (Lev 23), debe sacrificarse un cordero el día
14, Pascua, y la comida de Pascua debe comerse esa noche, que sería el
comienzo del día 15, el primer día de la Fiesta de los panes sin levadura.
Luego debe observarse todo el día todo el día 15 como un día de reposo, o un
día sumamente santo, independientemente del día de la semana en la que
recayera en cualquier año dado. (Si el día 15 es un viernes, entonces, tanto
ese día como el sábado siguiente, se observan como días de reposo).

Con tal trasfondo, el cuadro total comienza a clarificarse. Mateo, Marcos y


Lucas registran la preparación de los discípulos para la Pascua en el primer
día de la Fiesta de los panes sin levadura en el que debía sacrificarse el
cordero pascual. Entonces eso colocaría sus preparaciones a comienzos del
día 14, que, por supuesto, empieza al anochecer del día 13. (Entre las
preparaciones comunes en la noche del día 13 está la remoción de toda
levadura de la casa). Por lo tanto, parece ser que los discípulos suponen que
deben esperar compartir con Jesús la noche siguiente, y, por lo visto, no se
dan cuenta que la cena común de la primera noche en realidad será su
“última cena” con Jesús.
Si bien generalmente se refiere a la ocasión como parte de la celebración de
la Pascua, Jesús parece explicar por qué es importante para Él comer con
ellos la noche antes de la verdadera cena de la Pascua. Como se verá, las
palabras de Jesús son: “¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua
antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se
cumpla en el reino de Dios”. Refiriéndose a su sufrimiento, Jesús
evidentemente está anticipando que su propia muerte de sacrificio ocurrirá
más tarde ese día, evitándole participar en la verdadera cena de la Pascua.

El relato de Juan elimina toda duda de que esta cena sucediera antes de la
verdadera cena de la Pascua. Cuando Jesús le dice a Judas durante la cena
que haga lo que está por hacer, algunos de los otros discípulos
“pensaban……. Que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la
fiesta”. Es más, los judíos que arrestaron a Jesús no entrarán al palacio de
Pilato por temor a ser ceremonialmente inmundos, y, por lo tanto, no poder
comer la Pascua. Más convincente es el hecho de que, el día de la crucifixión
de Jesús, llanamente se llama el día “de la preparación de la Pascua”, el día
en que se mata el cordero pascual para la cena de la Pascua, que se realiza
la noche de ese día.

El resultado más significativo de salirse del marco temporal tradicional es


ver cómo la crucifixión de Jesús se convierte ben el “tipo” perfecto del
cordero de la Pascua. Bajo la Ley Hebrea, el cordero pascual se elige el día
décimo, y luego “se lo guarda” hasta el día 14, cuando es sacrificado por los
pecados del pueblo. Si se cuenta que la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén
ocurre el día 10, el jueves sería el día 14, y, así, el día en que Jesús es
crucificado. Mucho más importante que este posible paralelo es el hecho de
que Jesús, como el perfecto Cordero de Dios, no celebra la Pascua con algún
otro cordero común de sacrificio, ¡sino que Él mismo se convierte en el
Cordero que es muerto precisamente a la hora apropiada!

Por lo tanto, hay firmes evidencias de que la última cena se lleva a cabo en la
noche previa al día de la preparación, que, de acuerdo con el cálculo
moderno, sería el miércoles por la noche. Partiendo de esa suposición, los
sucesos relacionados con este miércoles final, incluyen no solo la última
enseñanza de Jesús en público, sino también el relato de Pedro y Juan
buscando el Aposento Alto, y, haciendo los preparativos para la celebración
de la Pascua.

Miércoles en la mañana
Jesús enseña en el Templo, miércoles en la mañana Luc 21: 37-38
Hay muchos que todavía no creen Jn 12 : 37
La incredulidad cumple la profecía Jn 12: 38-41
Algunos tienen miedo Jn 12: 42-43
Apelación pública final Jn 12: 44-50

Miércoles en la tarde
Los discípulos hacen preparativos, miércoles en la tarde, en el Aposento
Alto, Luc 22: 7-13; Mat 26: 17-19; Mrc 14: 12-16

El Aposento Alto
Con el complot de matar a Jesús tomando su forma final, y con el clamor por
su vida alcanzando un crescendo, un Aposento Alto es Jerusalén se convierte
en la calma en el centro de la tormenta. Aquí Jesús y sus discípulos escogidos
se apartan para esperar la participación en la fiesta de la Pascua.
Indudablemente, porque Jesús ha indicado que la llegada de su reino es
inminente, los apóstoles comienzan a discutir acerca de quién de ellos es el
más grande. ¿Es inconcebible que, tras haber estado con Jesús a lo largo de
todo su ministerio, y, habiendo escuchado todas sus enseñanzas sobre la
naturaleza del reino, sus 12 escogidos sigan teniendo aspiraciones políticas
de poder y rango dentro de un reino terrenal? ¿Qué tiene que hacer Jesús
para convencerlos que no es así? Adoptando el papel de un siervo, Jesús
comienza a lavar los pies de sus discípulos a fin de enseñarles la necesidad,
no de poder y posición, sino de humildad y servicio a los demás.

A medida que progresa la cena, Jesús toma el pan y el vino, y les dice a sus
discípulos que participen de ellos como símbolos de su cuerpo y de su sangre,
instituyendo, así, su especial recordatorio y pacto con todos sus discípulos.
Luego, como para prepararse par el sello del pacto, Jesús revela a Judas
como quien lo traiciona, y lo envía a completar su traición, cada vez más
cercana.
Lo que sigue es un llamado al amor mutuo, no solo a causa de las pequeñas
rivalidades que continúan dividiendo a los discípulos, sino también porque
Jesús sabe que ellos necesitarán apoyarse, uno en el otro, para poder
soportar los retos que pronto vendrán.

Cuando Jesús les dice que va a partir, Pedro responde que quiere seguirlo. Y
cuando Jesús le dice que no puede ir con Él esta vez, Pedro insiste en que, de
ser necesario, está dispuesto a morir por Jesús.
Lucas y Juan registran la primera de las dos advertencias a Pedro de que él
negará a Jesús antes que amanezca.

Mateo y Marcos demuestran que Jesús repite la advertencia un poco más


tarde en un escenario diferente mientras que los discípulos se encaminan
hacia el Monte de los Olivos.

Los acontecimientos en el Aposento Alto comienzan ahora con Jesús


expresando su amor por sus discípulos.

Importancia de la ocasión, en el Aposento Alto. Luc 22: 14-16


Institución del memorial Luc 22: 17-20; Mat 26: 26-29; Mrc 14: 22-25
Las pistas de Jesús respecto del traidor Luc 22: 21, 23
Los apóstoles disputan Luc 22: 24-30
Jesús lava los pies de los apóstoles Jn 13: 1-5
Pedro duda Jn 13: 6-11
Jesús explica porqué les lava los pies Jn 13: 12-17
Jesús predice la traición Jn 13: 18-21; Mat 26: 20-21; Mrc 14: 17-18
Identificación del traidor Mat 26: 22-25; Jn 13: 22-27ª; Mrc 14: 19-21; Luc
22: 22
Jesús pide a Judas que se vaya Jn 13: 27b-30
Jesús pide que se amen Jn 13: 31-35
Pedro formula una solicitud Luc 22: 31-34; Jn 13: 36-38
Jesús va a preparar lugar Jn 14: 1-4
Tomás quiere conocer el camino Jn 14: 5-7
Felipe quiere ver al Padre Jn 14: 8-15
Jesús promete el Espíritu Santo Jn 14: 16-21
Judas está confundido Jn 14: 22-24
Jesús predice su regreso Jn 14: 25-31ª
Cumplimiento de la profecía Luc 22: 35-38
Salida al Monte de los Olivos Mat 26: 30; Jn 14: 31b; Mrc 14: 26; Luc 22:
39
Advertencia sobre el abandono Mat 26: 31-32; Mrc 14: 27-28
Pedro alardea de su lealtad Mat 26: 33-35; Mrc 14: 29-31

El Discurso Final
Solo Juan registra el discurso final de Jesús con sus discípulos escogidos.
Ocurre cuando Jesús y sus discípulos continúan hacia el Monte de los Olivos,
justo antes de cruzar el Valle del Cedrón, que forma la frontera oriental de
Jerusalén.

Cada palabra que pronuncia Jesús refleja el peso que siente al dejar a estos
hombres para que finalicen la obra que Él ha comenzado. Jesús los alienta en
su fe y les promete que en su nombre harán grandes obras. De nuevo los
llama al amor mutuo a fin de soportar la inevitable persecución que les
espera. Explicando la necesidad de su partida, Jesús les promete que no los
va a dejar solos. Jesús les afirma de nuevo que el Espíritu Santo estará con
ellos y los guiará en su misión.

Después de recordarles que el gozo vendrá de la congoja que van a sentir,


Jesús hace una oración. En esa oración primero hace una exhortación para
que Dios mismo pudiera ser glorificado, luego ora por los 11 discípulos y,
finalmente, por todos ellos, por que se amen unos a otros, y, por ende, sean
testigos continuos para el mundo.

El discurso final comienza con una alegoría acerca de la vid y los pámpanos
como una lección de dar fruto a través de Cristo.

La vid y los pámpanos Jn 15: 1-8


Amarse unos a otros Jn 15: 9-17
Preparación para la persecución Jn 15: 18 – 16:4
De la necesidad de partir Jn 16: 5-11
De la guía del Espíritu Santo Jn 16: 12-15
Los discípulos quedan perplejos Jn 16: 16-18
Del gozo a partir de la congoja Jn 16: 19-24
El discurso se hará más claro Jn 16: 25-28
Los discípulos manifiestan su fe Jn 16: 29-33
Jesús ora por Él mismo Jn 17: 1-5
Jesús ora por los discípulos Jn 17: 6-19
Jesús ora por los creyentes Jn 17: 20-26

Miércoles en la noche
Al final de este discurso de despedida queda poco tiempo para la soledad o la
reflexión. El momento de la traición está cerca. Muy pronto Judas conducirá
a los oficiales de los principales sacerdotes hasta Jesús y lo traicionará ante
la presencia del resto de los apóstoles. Así que el escenario está listo, y el
arresto está por suceder. A medida que se acerca a la hora de la traición, el
registro comienza ahora con Jesús conduciendo a sus discípulos hasta una
arboleda de olivos conocida como Getsemaní, en el Monte de los Olivos, justo
al este de Jerusalén. Al llegar al tranquilo huerto, el corazón de Jesús
claramente se siente pesado ante la perspectiva de los sucesos que pronto
tendrán lugar. Tomando a Pedro, Jacobo y Juan con Él, Jesús va solo todavía
más lejos, a un lugar tranquilo, donde agoniza en oración con el Padre. Y su
soledad durante ese momento crítico se ve incrementada cuando, al regresar
a sus discípulos, los encuentra durmiendo.

Salida hacia Getsemaní Mrc 14: 32-34; Jn 18: 1; Mat 26: 36-38; Luc 22: 40
Jesús ora en agonía Luc 22: 41-45; Mat 26: 39; Mrc 14: 35-36
Jesús ora por segunda vez Mat 26: 40-42; Mrc 14: 37-39; Luc 22: 46
Jesús ora por tercera vez Mat 26: 43-46; Mrc 14: 40-42
Judas traiciona a Jesús Mrc 14: 43-45; Luc 22: 47-48; Jn 18: 2-3; Mat 26:
47-50ª
La seguridad de los discípulos garantizada Jn 18: 4-9
Pedro corta una oreja Mat 26: 50b – 54; Mrc 14: 46-47; Luc 22: 49-51; Jn
18: 10-11
Jesús increpa a causa del arresto Luc 22: 52-53; Mat 26: 55-56ª; Mrc 14:
48-49
Jesús es arrestado Mat 26: 56b; Mrc 14: 50-52; Jn 18: 12ª

El juicio ante el sanedrín


Después del arresto de Jesús, Juan registra que primero es llevado ante Anás,
que ha sido el sumo sacerdote desde los años 6 al 15 d. C. antes de ser
depuesto por el procurador romano Valerio Grato. Parece ser que Anás
continuó ejerciendo gran influencia entre los judíos, así que no debe
sorprendernos que Jesús sea llevado ante él para que lo interrogue.

Luego es enviado al yerno de Anás, Caifás, que ha desempeñado el cargo de


sumo sacerdote desde el año 18 d. C. Caifás preside el sanedrín (también
conocido como “el consejo”, que es el tribunal supremo judío, compuesto por
71 ancianos elegidos de entre los sumos sacerdotes y los escribas. Algunos de
los miembros del sanedrín, al parecer, se unen a Caifás en su casa a altas
horas de la noche para interrogar a Jesús respecto de sus argumentos como
Mesías.

Luego, cuando amanece, el jueves en la mañana, se reúne todo el consejo a


fin de obtener el voto para la condena oficial.

Encajado en el registro del juicio a Jesús ante los líderes judíos, hay un
conmovedor relato de la lucha personal de Pedro por su lealtad a Jesús. En el
huerto, Pedro había sido característicamente impulsivo al correr a defender a
Jesús. Pero ahora, cuando comienza a comprender la gravedad del arresto de
Jesús, Pedro se da cuenta del propio peligro que corre. Cuando se le acusa
de ser uno de los discípulos de Jesús, se muestra débil y niega tal asociación.
En tres ocasiones diferentes, durante esta larga noche, y ante una cantidad de
acusadores diferentes, Pedro lo negará con vehemencia, y hasta blasfemará a
fin de protegerse a sí mismo.

Sus posteriores remordimientos, y su subsiguiente liderazgo en el


establecimiento de la iglesia, aparecen en claro contraste con Judas
Iscariote, quien el mismo día será consumido por la culpa y se suicidará.

Jesús es conducido ante Anás en Jerusalén Jn 18: 12b-14


La primera negación de Pedro Jn 18: 15-17
Jesús ante Anás Jn 18: 19-23
Jesús ante Caifás, el sumo sacerdote Luc 22: 54; Jn 18: 18, 24; Mat 26: 57-
58; Mrc 14: 53-54
Pedro lo niega de nuevo Mat 26: 69-72; Luc 22: 55-58; Mrc 14: 66-70ª; Jn
18: 25
Jesús ante Caifás y el concilio Mrc 14: 55-64; Mat 26: 59-66
Jesús es maltratado Luc 22: 63-65; Mat 26: 67-68; Mrc 14: 65
Pedro vuelve a negarlo Mat 26: 73-74ª; Luc 22: 59-60ª; Jn 18: 26-27; Mrc
14: 70b-71
Pedro llora Luc 22: 60b – 62; Mat 26: 74b- 75; Mrc 14: 72

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