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Equilibrio entre Razón y Emoción

Para ser eficaces en nuestras comunicaciones, deberemos reflexionar primero sobre las
diferentes variables que intervienen en el proceso. El dominio del plano verbal y el no verbal,
la práctica de la escucha activa , el desarrollo de la empatía y el equilibrio entre argumentos
racionales y emocionales, son las claves del éxito de la comunicación eficaz.

Resulta evidente que las empresas de hoy están viviendo un cambio brusco en el terreno de
la comunicación. El movimiento es tan rápido que ya no hablamos de cambio sino de
aceleración. Queremos comunicar más y mejor, pero para lograrlo, debemos saltar las
barreras que nos encontramos cada día, tanto en el terreno laboral, como en el personal.
Necesitamos convencer, persuadir, porque por fin nos hemos dado cuenta de que lo
importante no es lo que hacemos, sino lo que queremos que hagan los demás. El directivo ya
no dirige equipos; dirige personas, por ello entre sus cometidos estará el de crear un clima
favorable, honesto, que facilite la expresión de dudas y se convierta en foro de comprobación
de la correcta recepción de los mensajes. Entramos pues en un terreno complejo, donde
jugamos con dos criterios distintos: la razón y la emoción.

Con una experiencia de más de 18 años formando a directivos en habilidades de


comunicación y liderazgo, hemos podido comprobar el gran salto dado por las compañías
españolas y las necesidades formativas en habilidades de comunicación. Las nuevas
estructuras empresariales cuentan con una herramienta base, una herramienta estratégica y
vital para el crecimiento: el poder de la comunicación. Pero, como todo poder, hay que
conocerlo y entrenarlo.

La comunicación interpersonal, ha pasado a ser un valor indispensable para el desarrollo


empresarial. Desde nuestra óptica de consultores de comunicación, encontramos cada vez
más casos de grandes empresas cuyos directivos apenas conocen el potencial de sus
colaboradores por errores tan sencillos como la escasa práctica de la escucha activa.

El arte de un buen comunicador está en la preparación. Un buen entrenamiento es el secreto


del éxito para poder lograr persuadir con nuestra oratoria. Las empresas de hoy necesitan
comunicadores, tanto en el ámbito interno como en el externo, capaces de llegar a todos sus
públicos, no sólo por lo que dicen sino por cómo lo dicen. De nada sirve la información si no
sabemos interpretarla y de nada sirve el conocimiento si no sabemos expresarlo. Los
directivos de hoy tienen una necesidad prioritaria: escuchar y comunicar, comprender y
motivar, para ello necesitan desarrollar habilidades que no aprendieron en las universidades.

La empatía, conocer y hacer frente a las barreras comunicativas, hablar en positivo, la


asertividad, etc.... son elementos clave para poder comenzar el verdadero entrenamiento del
buen comunicador. Puede que a muchos directivos este entrenamiento les parezca
innecesario, pero es porque desconocen el inmenso poder de una buena comunicación. Para
ellos, sólo un ejercicio: piensen en un momento qué podría hacer su organización si
consiguieran que su equipo pusiera el mismo empeño que ellos en la mejora en el día a día.
Puede que otros directivos piensen que están demasiado ocupados para comenzar a
entrenarse; es como si estuviesen demasiado atareados conduciendo y no tuvieran tiempo
para “echar gasolina” y continuar su camino.Otro ejercicio para éstos: pensar en el tiempo de
las personas de su alrededor y el impacto de involucrarles para que lo vivan con pasión en su
empresa.

Conseguir que todos los empleados empujen en la misma dirección o transmitir entusiasmo
ante los clientes o accionistas, requiere conocer técnicas y prácticas que ayuden a que el
directivo pueda exponer sus mensajes y pasar de informar a comunicar y de comunicar a
persuadir.

Porque cuando comunicamos, sentamos las bases de una relación y estrechamos lazos
basados no sólo en la razón sino también en la emoción.

Por: Luís Galán, Nuria Vilanova. Presidenta del Grupo Inforpress

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