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Título: El concepto de "ignorancia manifiesta del derecho" (artículo 7°, ley 7050 santafesina)
Autor: Chiappini, Julio O.
Publicado en: LLLitoral 2008 (febrero), 08/01/2008, 19
Cita Online: AR/DOC/29/2008
I. La disposición
Conforme al art. 7°, inc. 1° de la ley 7050 santafesina de jurado de enjuiciamiento de magistrados ("jury"),
es causa de remoción de los jueces la "Ignorancia manifiesta del Derecho...". Se trata de una especie del género
mal desempeño; en el caso trasuntada en el dictado de sentencias estadísticamente erradas bien que con una sola
puede bastar si patentiza la causal.
II. Naturaleza de esta ley
La ley 7050 (1974) suele conocerse como de "enjuiciamiento de magistrados" o de "remoción de
magistrados". Esta última designación es incorrecta pues el proceso no está destinado para remover sino para
saber si debemos hacerlo. Igualmente Carnelutti explicaba que "el proceso penal no está para sancionar sino
para saber si debemos hacerlo". Desde luego que, a ojos vista, en Carnelutti hemos entonces abrevado para
formular esta premisa.
III. Un juez, ¿puede juzgarse por la calidad de sus sentencias?
Nuevamente regentan las estanterías. Pues una mitad de la biblioteca...
En efecto, un sector de la doctrina, incluso la Academia Nacional de Derecho, interpreta que la fórmula "mal
desempeño" (art. 53 de la Constitución Nacional) excluye la calidad de las sentencias. Es decir, un juez puede
ser horriblemente burro pero tal moderada imperfección es inapta para llevarlo al juicio político (1).
La postura lleva a un indeseable desenlace: el error en la interpretación y aplicación del derecho, aunque sea
mayúsculo y repetido, resulta insusceptible de ser causal de impeachment. Ya que, se arguye, el Poder Judicial
cuenta con una estructura doméstica de autocorrección a través de sus instancias que tornan inconducente el
juicio político. En definitiva, si el juez es el más grande de los burros, pues habrá que tolerarlo así tal cual. Hay
jurisprudencia, incluso de la CSJN, en ese sentido aunque no plumeada con palabras tan crudas y truculentas (2).
La otra versión, en cambio, la desde luego correcta, discurre que el juez que falta gravemente a su deber de
ciencia es pasible del jury y de la destitución (3). Resulta inconcebible que el principio de la inamovilidad de los
jueces ampare a los ineptos y ni hablar a los venales.
IV. El sintagma "ignorancia manifiesta". Cualificación y cuantificación
a) La ignorancia
La ignorancia es la "Falta de ciencia, de letras y noticias, general o particular". Y la ignorancia supina es "La
que procede de negligencia en aprender o inquirir lo que puede y debe saberse"(4). El adjetivo supino, en tanto,
significa "necio, estólido". Con lo cual el giro "ignorancia supina" no atañe a "cantidad" sino a una cuestión
moral, es la ignorancia inexcusable. Por ejemplo la del juez que no estudia: ni los casos ni el derecho en general.
En el juez, si hay ignorancia resulta en general "vencible". Es decir, si nos preparamos intelectualmente
podemos dictar fallos y resoluciones decorosas y hasta ortodoxas. Ciertamente siempre que con una
interpretación dogmática de la ley, la dogmática como el brazo ejecutor del legalismo.
En el trance, la ignorancia vencible "es aquella que se podría y debería desvanecer con una diligencia
razonable (v. gr., consultando, reflexionando, etc.). Se subdivide simplemente vencible, si se puso alguna
diligencia para desvanecerla, pero insuficiente e incompleta; crasa o supina, si no se hizo nada o casi nada; y
afectada, si es plenamente voluntaria y no se quieren hacer las oportunas averiguaciones sobre los propios
deberes para no verse en la obligación de cumplirlos"(5).
Y ¿qué le sucede al juez?
Pues lo consabido: mucha gente, así como no sabe que existe el diccionario, al asumir un cargo cree a pies
juntillas que con la función se le insufla una suerte de ciencia infusa. Se convierten en archipámpanos de la
noche a la mañana. Y luego entonces que se patentiza la ignorancia manifiesta del derecho: "Se trata de errores
tan groseros en la selección o interpretación de la norma ajustada al caso, que pasan a revestir caracteres de
absurdos o arbitrarios"(6).
Cuando nos hacen el trabajo, por ejemplo los abogados relatores en las Cortes Supremas y en algunas
Cámaras de Apelaciones, el delirio encuentra en la práctica alguna justificación. Pero cuando uno es quien debe
plumear, cuando no pudimos delegar, la responsabilidad resulta mayúscula.
En cuanto a la calificación, una sola sentencia, por su bestial ignorancia del derecho, puede bastar para el
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juicio político. Que es eso, es "político". Y respecto a la cuantificación, una buena cantidad de sentencias
revocadas y sobre todo nulas desde ya sugieren la incompetencia intelectual del juez, su ignorancia inexcusable.
Y ¿cuántas de estas sentencias? Pues ya lo opinamos, el juicio es político, hay que ver y tomar una decisión.
Es una empresa sumamente delicada porque el magistrado cuenta con estabilidad constitucional y porque como
regla no debe ser rozado ni con el pétalo de una rosa. Mucho menos su investidura.
En realidad el problema reside más bien en la designación. Ahí es cuando hay que tomar los mayores
recaudos y procurar los mejores juristas. Pues el Poder judicial es el más aristocrático (del griego aristós, los
mejores) de los tres (en rigor son funciones) que componen el régimen republicano en el Estado.
En cuanto a anécdotas (del griego "cosas nuevas"), por ejemplo: el Presidente Menem designó algunos
Ministros de la CSJN que carecían de las condiciones morales e intelectuales del caso. Pero luego fueron,
siempre en algunos casos, mal defenestrados. Digamos que por una "ilegitimidad de origen". Esto tampoco es
bueno, es introducir solapadamente una revolución en las instituciones con la apariencia de que el decurso es
normal.
En suma, urge un estricto trámite en el nombramiento de los jueces. Que los concursos dejen de ser "de
padrinos" como alertaba Bielsa. Que dejen de rendir "culto a la incompetencia" como también alarmaba. Y que
tras la asunción, se ejerza por vía de superintendencia un contralor de su gestión. Por ejemplo, cantidad de
sentencias y autos dictados y cantidad de sentencias y autos anulados o revocados. Que no haya un juicio de
residencia a los premios sino "durante". No se trata de una policía judicial sobre el juez, se trata de una
necesidad acuciante pues el nivel de la dogmática tribunalicia resulta espantoso, se falla cualquier idiotismo y
sobrecoge lo que Soler llamaba "la bancarrota de la ley". Y que sepamos los jueces no soportan las costas por
sus sentencias nulas, art. 254 del CPC (7) ni jamás se les achaca el delito de prevaricato, art. 269 del Código
Penal: dictar "resoluciones contrarias a la ley expresa...".
En cuanto a que hemos generalizado, pues es cierto. Sucede que la sociología no solamente tolera sino que
necesita de generalizaciones. Justos seguramente hay como los hubo de haber en Sodoma y Gomorra. De todos
modos sobrecoge tanto una ignorancia individual como corporativa, incluso arrogante. Ya Napoleón se burlaba
de "las aristocracias de provincia" y de los petimetres.
b) "Manifiesta"
La palabra significa "Descubierto, patente, claro".
Y en verdad todo es así: porque la ley brinda al juez una sola conclusión
Adecuada, el juez no está llamado a "escoger" una u otra solución, la dogmática, al menos en las cuestiones
de pleno derecho, proporciona una respuesta única. Es increíble, es horroroso, es subversivo, que haya gente que
no lo entienda así e incluso publique sus engendros defendiendo una tesis contraria, poco menos que idéntica a
la Escuela del derecho libre de Kantorowicz. Y para colmo la ignorancia es prepotente.
Por fin: el juez sobrelleva responsabilidad eventualmente civil, penal, administrativa y política por ejemplo
por sus sentencias nulas (8).

Especial para La Ley. Derechos reservados (ley 11.723)


(1) En "Problemas de derecho procesal", Fas, Rosario, 2004, t. X, p. 369, criticamos acerbamente esta
"teoría".
(2) Puede verse SOSA ARDITI, Enrique A. y JAREN AGÜERO, Luis N., "Proceso para la remoción de los
magistrados", Hammurabi, Buenos Aires, 2005, p. 243. Es posible sostener, eso sí, que "Se debe obrar con suma
cautela cuando se juzga el cometido de un magistrado en función de reales o presuntos errores judiciales": Trib.
Enj. Mag. N° 7 Buenos Aires, JA, 1968-II-493; La Ley, 133-962-19.244; PAOLINI, Jorge Omar, "El
enjuiciamiento de magistrados y funcionarios", La Ley, Buenos Aires, 2000-97, N° 2. Asimismo, las causales
de destitución son taxativas: FIORINI, Bartolomé A., "Enjuiciamiento de magistrados", Enciclopedia Jurídica
Omeba, Buenos Aires, 1982, t. X, p. 359. El sumario administrativo, en cambio, tras el concepto de faute de
service, imprescindible para la cesantía dada la estabilidad del empleado público, inspira más discrecionalidad a
la Administración. Y el agente incluso cuenta con la chance de la revisión judicial.
(3) Sobre este deber de ciencia puede verse ALVARADO VELLOSO, Adolfo, "El juez. Sus deberes y
facultades", Depalma, Buenos Aires, 1982, p. 22. Además, MOSSET ITURRASPE, Jorge, "El error judicial",
Rubinzal—Culzoni, Santa Fe, 1999; HERNANDEZ MARTIN, Valeriano, AZPEITIA GAMAZO, Fernando,
VILLALVILLA MUÑOZ, José María y GONZALEZ LEON, Carmen, "El error judicial. Procedimiento para su
declaración e indemnización", Civitas, Madrid, 1994.

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(4) Real Academia Española, "Diccionario de la lengua española", Madrid, 2001, t. h/z, p. 1247.
(5) ROYO MARIN, Antonio, "Teología moral para seglares", Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid,
1979, t. I, p. 50.
(6) VARGAS, Abraham Luis en "Digesto santafesino" (director: Jorge W. Peyrano; coordinadora: María
Carolina Eguren), Nova Tesis, Rosario, 2004, t. II, p. 137.
(7) De todos modos creemos que esta condena en costas es inconstitucional: "Código Procesal Civil y
Comercial de la provincia de Santa Fe comentado", Fas, Rosario, 2006, t. 3, p. 254. Así derechamente, sin
cretinismos como "si se trata de sentencias, autos no"; "hay que pedirla, sino no"; "la sentencia es nula pero la
torpeza no fue tan grande". Todos ejemplos tomados, desdichadamente, de la vida real. Por magistrados hoy en
actividad que así les han salvado las papas a jueces sufragáneos sinvergüenzas. En cuanto al abogado, cuidadito
con despotricar demasiado...
(8) CHIAPPINI, "Problemas..." cit., t. XII, 2005, p. 287; MOSSET ITURRASPE, Jorge, KEMELMAJER
DE CARLUCCI, Aída y PARELLADA, Carlos A., "Responsabilidad de los jueces y del Estado por la actividad
judicial", Rubinzal—Culzoni, Santa Fe, 1986.

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REMOCION DEL JUEZ ~ JUEZ ~ ENJUICIAMIENTO DE MAGISTRADOS ~ IGNORANCIA DEL
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