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FALLOS DE MERCADO

NSA

I.D.:640083

Corporación universitaria Minuto de Dios

Programa Contaduría Pública

Microeconomía

Lic. Edgar Antonio Varela Meléndez

Junio 2018

Bogotá D.C.
FALLOS DE MERCADO

Los denominados fallos de mercado pueden definirse, según su acepción general, como

aquellas situaciones en las que el mercado fracasa a la hora de producir resultados

socialmente óptimos. Siguiendo la opinión mayoritaria, se consideran fallos de mercado

los siguientes: las externalidades, los monopolios y la necesidad de bienes públicos. A

estos se les suele añadir otros fallos, relacionados directa o indirectamente con los

anteriores, como: la distribución desigual de la renta, las crisis económicas y el

calentamiento global.

Cinco fallos del mercado que el estado intenta solucionar, con más o menos éxito.

Adam Smith inventó la metáfora de la mano invisible para intentar explicar el

funcionamiento de los mercados y la fijación de los precios a través del libre juego de la

oferta y de la demanda. Sin embargo, el mercado no es perfecto y en ocasiones la mano

invisible conduce a situaciones indeseables como desigualdades sociales, posición

dominante de algunas empresas o contaminación. Estos son los denominados fallos

del mercado.

Un fallo del mercado es una consecuencia negativa de su funcionamiento y se produce

cuando este no es eficiente en la asignación de los recursos disponibles. Cinco son los

principales fallos del mercado: la inestabilidad de los ciclos económicos, la existencia

de bienes públicos, las externalidades, la competencia imperfecta y la distribución

desigual de la renta.

 Analizaremos en qué consisten cada uno de estos fallos y cómo interviene el

sector público para tratar de corregirlos.


La inestabilidad de los ciclos económicos

La economía está sujeta a ciclos económicos, es decir, a fluctuaciones de la actividad

económica en fases alternas de expansión y recesión. Mientras que en las primeras la

actividad económica y el empleo crecen considerablemente; en las segundas una gran

parte de los recursos productivos disponibles permanecen ociosos, lo que hace que el

valor de la producción de bienes y servicios disminuya notablemente.

La inestabilidad cíclica es el más importante de los fallos del mercado, ya que afecta

directamente al número y a las características de los puestos de trabajo de un país.

No en vano, el trabajo o mano de obra es el primer recurso que sacrifican las empresas

cuando las cosas comienzan a ir mal.

Cuando esto ocurre el Estado tiene dos alternativas: primera, no intervenir, es decir,

confiar en que el mercado salga por sí solo e la crisis y que la actividad económica

vuelva a expandirse; y segunda, intervenir consumiendo o produciendo bienes y

servicios para hacer crecer artificialmente os niveles de actividad económica y de esta

forma compensar la ausencia de demanda privada. Al conjunto de medidas e

instrumentos que el Estado utiliza para intervenir en la actividad económica e intentar

favorecer la marcha del país se denomina política económica.


La existencia de bienes públicos

En ocasiones, el mercado no es capaz de dar respuesta a determinadas demandas de la

población, como las de tipo social. Este tipo de bienes se denominan no rentables para

un inversor particular y suelen ser producidos por el propio Estado. Su principal

característica es que es imposible impedir que las personas que no han pagado por

ellos los utilicen. Piensen, por ejemplo, en el alumbrado público.

El suministro de estos bienes y servicios no rentables por parte del estado se concreta de

varias formas: mediante producción propia (justicia, policía, ejército, educación...);

adquiriéndolos a empresas privadas para posteriormente distribuirlos entre la población

de manera gratuita (alumbrado, puentes, carreteras...); o bien subvencionando

parcialmente su adquisición (sanidad, viviendas sociales...).

En cualquiera de los casos, en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) se detallan

cada año los gastos previstos en este tipo de bienes y servicios, así como sus fuentes de

financiación.
Las externalidades

Como consecuencia de su actividad económica, a veces las empresas generan una serie

de efectos que perjudican a las personas que viven cerca de la misma. Por ejemplo,

la contaminación acústica de una fábrica. Este tipo de efectos se denominan costes

externos o externalidades negativas y son soportados sin compensación por personas

ajenas a la empresa.

El Estado puede utilizar varios instrumentos para tratar de reducir o eliminar las

externalidades. Las más importantes son tres:

 Umbrales máximos: consiste en determinar unos límites que marcan la máxima

contaminación que una empresa está autorizada a causar. Si se pasa, hay sanción.

 Impuestos unitarios: es una cantidad que se paga en concepto de impuesto

directamente relacionada con lo que se contamina. Por ejemplo, por cada kilo de

dióxido de azufre emitido al aire se debe pagar 0,50 euros.


 Licencias de contaminación: a determinadas empresas se les exige una licencia

en la que se especifica el límite de visión de las sustancias contaminantes, el lugar,

el periodo de vigencia...

Todas estas medidas de política medioambiental no previenen la contaminación, sino

que la aceptan como un mal menor. Para prevenirla la única alternativa es que la

sociedad sea consciente de que es responsabilidad de todos evitar el deterioro

medioambiental.

La competencia imperfecta

Los monopolios, los oligopolios y la competencia monopolística son mercados

de competencia imperfecta. Esta falta de competencia conduce a prácticas abusivas

por parte de las empresas en la fijación de precios y de condiciones de venta, de

forma que los consumidores nos vemos gravemente perjudicados.

Los acuerdos o pactos para fijar precios de venta o cualquier otra condición de la

misma, la limitación injustificada de la producción o el reparto de mercado son


ejemplos de consecuencias de mercados imperfectos que están prohibidas en la

actualidad.

La defensa de la competencia es una prioridad del Estado, y a través de la Comisión

Nacional de la Competencia intenta evitar estas situaciones de abuso de poder de

ciertas empresas. La instrucción y resolución de los procedimientos abiertos en materia

de defensa de la competencia y la elaboración de informes y análisis sobre la situación

de competencia en determinados mercados son algunas de sus funciones.

La distribución desigual de la renta

Es inevitable que en el mercado solo expresen sus preferencias aquellos cuyo nivel de

ingresos les permite pagar el precio de los bienes y servicios que ofrecen las empresas.

En este sentido, la redistribución de la renta por parte del Estado es necesaria, si

bien no suele ser demasiado eficiente.


La política económica no sólo tiene como objetivo estabilizar la economía para evitar

las fluctuaciones negativas de la misma, sino también reducir las desiguales en la

distribución personal o geográfica de la renta, estableciendo medidas y leyes para

distribuirla. Este objetivo se consigue principalmente a través de la política fiscal,

reflejada cada año en los PGE.

Las becas de estudio a familias cuyos ingresos no superen los 15.000 euros anuales, el

salario mínimo o las subvenciones para la creación de empresas son algunos ejemplos

de políticas redistribuidos de la renta. Todas ellas se basan en el principio de equidad,

según el cual la sostenibilidad de los gastos del Estado debe ser financiada por todos los

usuarios según su capacidad económica. Sin embargo, ¿esto es efectivamente

así? Tenemos dudas al respecto.


Bibliografía

Jesús Huerta de Soto (2015). Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial.

Unión Editorial S.A.

James. M. Buchanan (1984). The Theory of Public Choice. University of Michigan

Press.

Terry L. Anderson y Peter J. Hill (2014). El no tan Salvaje Oeste. Editorial Innisfree.

Joseph Alois Schumpeter (2015). Historia del Análisis Económico. Editorial Ariel

(Economía).

Thomas Sowell (2013). Economía Básica, un manual de economía escrito desde el

sentido común. Editorial Deusto.

Murray N. Rothbard (2013). La Gran Depresión. Unión Editorial.

Jordi Franch Parella (2008). Apunts d’Economia. Bubok Publishing, S.L.

Bryan Caplan (2016). El Mito del Votante Racional, por qué las democracias eligen

malas políticas. Editorial Innisfree.

Ludwig von Mises (2015). La Acción Humana. Tratado de Economía. Unión Editorial.

Murray N. Rothbard (2011). El Hombre, la Economía y el Estado. Tratado sobre

principios de economía. Unión Editorial.

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