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GUÍA PARA RECONOCER UN

VERDADERO CRITERIO
VINCULANTE DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL

PRIMERA EDICIÓN
DICIEMBRE 2011
2,520 ejemplares

© Yolanda Soledad Tito Puca


© Gaceta Jurídica S.A.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822

HECHO EL DEPÓSITO LEGAL EN LA


BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ
2011-13495
LEY Nº 26905 / D.S. Nº 017-98-ED
ISBN: 978-612-4113-06-2
REGISTRO DE PROYECTO EDITORIAL
31501221101823

DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Karinna Aguilar Zegarra

Gaceta Jurídica S.A.


Angamos Oeste 526 - Miraflores
Lima 18 - Perú
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Fax: 241-2323
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Impreso en:
Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.
San Alberto 201 - Surquillo
Lima 34 - Perú
Introducción
En los últimos años, nuestro país ha superado aquella
desfasada visión que otorgaba prevalencia absoluta al texto
de la norma; efectivamente, hemos sido testigos, de un lado,
del protagonismo de la jurisprudencia más allá de su antiguo
papel de fuente secundaria del Derecho, hasta el punto de
convertirse en regla de ineludible cumplimiento, y de otro, de
cómo los tribunales constitucionales han dejado de lado su
papel de simples legisladores negativos.

En ese contexto, y no solo a nivel nacional, la jurispruden-


cia ha revalorado su papel como fuente primaria del Dere-
cho, renovándose la tarea de los tribunales constitucionales.
Siendo así, la importancia del papel del Tribunal Constitucio-
nal se revela por sí misma.

La realidad que describimos nos enfrenta con la pertinen-


cia de esta obra: reconocer un verdadero criterio vinculante
del Tribunal Constitucional permite dotar de predictibilidad a
la justicia así como favorecer la seguridad jurídica, siendo
posible contar con un conjunto de criterios para que el Cole-
giado resuelva mejor las causas sometidas a su conocimien-
to, las cuales son, a la vez, pautas que debemos tener en
cuenta todos los operadores del Derecho.

5
INTRODUCCIÓN

Con lo anotado, en esta obra hemos intentado plasmar de manera orde-


nada y sistemática los parámetros existentes para la emisión de decisiones
jurisprudenciales vinculantes, los criterios para su identificación concreta, así
como sus efectos y grado de vinculatoriedad, todo ello acompañado de casos
reales en los que el Alto Colegiado ha tenido oportunidad de fijar posición, de
manera que el lector pueda verificar lo desarrollado en esta guía.

Actualmente, se entiende mejor que la prudentia iuris es vinculante en di-


ferentes grados, desde meramente persuasiva hasta de insoslayable cumpli-
miento para los operadores del Derecho en general. La jurisprudencia goza
de esta prevalencia a partir de fundamentos tales como la afirmación de la
igualdad como derecho, la protección del principio de buena fe hacia las au-
toridades, la proscripción de la arbitrariedad en el ejercicio de las potestades
discrecionales de los entes estatales, o la seguridad jurídica a los ciudada-
nos de manera que sus asuntos sean resueltos de modo predecible si su si-
tuación es similar.

Tratándose de un asunto de gran importancia material y de ineludible ob-


servancia, nuestro propósito es guiar a los lectores en la tarea de identificar lo
vinculante en las decisiones constitucionales, a través de los siguientes seis
capítulos. En el primero destacamos diversos aspectos que conciernen al Tri-
bunal Constitucional, especialmente lo referido a su funcionamiento, com-
petencias, los conflictos ocurridos por la emisión de sus decisiones y su tan
mentada autonomía procesal y funcional.

Debe comprenderse que el Tribunal Constitucional es el auténtico órga-


no contralor frente a los poderes y órganos constitucionales, casi sin límites o
parámetros. Ya que, sea por error o dolosamente, los órganos estatales pue-
den actuar con arbitrariedad o excesos, el Tribunal se erige como un necesa-
rio tamiz para limitar tales desbordes, sin que existan cotos ni lugares exclui-
dos de ese control.

Asimismo, a partir de la innovación incorporada por los redactores del Có-


digo Procesal Constitucional respecto a la obligatoriedad de las sentencias,
reconoceremos en esta obra los efectos vinculantes de las resoluciones que
el Tribunal Constitucional emite en los procesos orgánicos como instancia
única, pero también cuando expande los efectos de sus sentencias más allá
de las partes involucradas en los procesos de tutela de derechos fundamen-
tales a través de precedentes o doctrina jurisprudencial.

6
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Ahora bien, previo a este desarrollo, en el capítulo dos revisaremos cómo


las decisiones del Poder Judicial (acuerdos plenarios, plenos casatorios, y
precedentes judiciales) también persuaden u obligan a los operadores jurídi-
cos a acatar un determinado criterio. Asimismo, aunque no podemos atribuir-
le carácter “jurisdiccional”, incluiremos en el análisis a los precedentes de los
tribunales administrativos, que ordenan y orientan el quehacer de la Adminis-
tración Pública y cuyos criterios de emisión deben conocerse y tenerse en
cuenta, pues son de “observancia obligatoria” –como suelen denominarse–,
esto, con la finalidad de analizar cómo existen otras decisiones, no solo juris-
diccionales, que influyen de modo similar en el mundo del Derecho.

En los capítulos tres, cuatro y cinco analizamos algunas decisiones, aho-


ra sí, del Tribunal Constitucional, que hemos escogido atendiendo a criterios
de relevancia, funciones del Tribunal, cantidad de casos resueltos e impacto
en el ordenamiento jurídico; aunque no se trata stricto sensu de una división,
sino más bien de una “esquematización” de las formas en que el Alto Cole-
giado suele ofrecer sus criterios vinculantes. Este orden dará cuenta, podrá
apreciarse, de que no es posible conocer el Derecho, y menos aún litigar, al
margen de las decisiones que emite el Tribunal Constitucional.

Con lo anotado, comenzaremos por analizar, en el capítulo tres, cómo


vincula la sentencia de inconstitucionalidad, cuya fuerza vinculante categóri-
ca y erga omnes se pone en evidencia, por ejemplo, al expulsar una ley del
ordenamiento jurídico o descartar un sentido interpretativo de los varios en
que puede ser entendida una disposición.

Luego, en el capítulo que sigue, presentamos a la gran novedad del Có-


digo Procesal Constitucional: el precedente constitucional vinculante; figura
recogida en el artículo VII del referido cuerpo normativo. Recordemos que el
Alto Colegiado ha comparado los efectos de esta institución con los de la ley,
por lo que, sin duda, merece un lugar privilegiado en el análisis. El capítulo
cinco, por su parte, se refiere al análisis de la doctrina jurisprudencial consti-
tucional, esto es, la vinculación que tienen las resoluciones del Tribunal Cons-
titucional más allá de las partes del proceso.

Finalmente, no obstante que se trata de sentencias conocidas en doble


instancia por los fueros del Poder Judicial, sin posibilidad de ser elevadas al
Tribunal Constitucional, en el capítulo seis hemos propuesto el análisis de las
sentencias de acción popular y sus efectos vinculantes. Esto es por dos moti-
vos: primero, por los efectos erga omnes de este tipo de procesos de control

7
INTRODUCCIÓN

normativo, que siguen el estilo kelseniano de sanción de expulsión del orde-


namiento jurídico cuando se está ante una norma infralegal que no es com-
patible con los parámetros de constitucionalidad y legalidad. Segundo, por
nuestra propuesta de que estos casos sean conocidos en última instancia por
el Tribunal Constitucional. Aunque la relevancia de la sentencia de este pro-
ceso es evidente; sin embargo, se encuentra en una disminuida posición, no
solo debido al órgano que la emite, sino por su escaso número, ya que los
justiciables no recurren con frecuencia a este tipo de proceso.

Si bien por razones de espacio no han sido desarrollados en esta obra,


queremos recordar a los lectores que no debe perderse de vista a los efectos
vinculantes de las sentencias emitidas en los procesos de conflicto de com-
petencia y a la declaración de estados de cosas inconstitucional; por los efec-
tos generales que poseen, además porque esta última bien puede ser utili-
zada en el litigio como un argumento a favor de la defensa de los derechos
fundamentales.

Concluidas estas precisiones sobre el contenido de la obra, no puedo de-


jar de agradecer a Gaceta Jurídica, en la persona del doctor Walter Gutiérrez
Camacho, la oportunidad de realizar este trabajo. Gaceta Jurídica ha sido un
espacio privilegiado en el que pude aprender lecciones para el desarrollo de
mi trabajo profesional y donde tuve el privilegio de ser coordinadora ejecutiva
de Gaceta Constitucional.

Por último, me resulta imprescindible agradecer a Juan Manuel Sosa,


quien con sus consejos, primero desde su labor como jefe del Área Constitu-
cional de Gaceta Jurídica y ahora como mi esposo, ha sabido acompañarme
académica, profesional y ahora, además, personalmente.

LA AUTORA

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1
El Tribunal Constitucional
Desde los tiempos en que el Legislativo fue reconoci-
do como el “primer poder del Estado” y, luego, el Tribunal
Constitucional como “legislador negativo”, muchas cosas
cambiaron; aunque de ello no hayan tenido noticia aún al-
gunos operadores del Derecho que parecen haberse que-
dado estancados en los tiempos en los que el juez era la
boca muda que pronuncia las palabras de la ley o en los
años veinte del siglo pasado, cuando vio la luz el primer
Tribunal Constitucional concebido por Hans Kelsen.
En efecto, si bien es claro el aporte kelseniano para el
constitucionalismo, en tanto la Constitución pasó de ser
una norma política a ser reconocida además como nor-
ma jurídica1; debemos recordar que el jurista austriaco era
reacio a la idea de que el juez constitucional incorpore tér-
minos indeterminados como justicia, libertad, igualdad, ra-
zón, moralidad, etc., para resolver la invalidez de las nor-
mas sometidas a su jurisdicción (única tarea del Tribunal),
en tanto se trata de conceptos axiológicos, es decir, valo-
rativos. Esto fue causa de críticas a la teoría austriaca, de
manera que con los años hemos sido testigos del aleja-
miento de la concepción purista de un Tribunal Constitu-
cional solo como un legislador negativo2, para empezar a
tomarnos los derechos seriamente3.
Ahora bien, con gran razón se ha afirmado que no es
posible hacer una ciencia del Derecho Procesal Cons-
titucional al margen de la jurisprudencia del Tribunal

1 La normativa constitucional puede también abordarse desde la perspec-


tiva sociopolítica. Cfr. FERNÁNDEZ SEGADO, Francisco. Aproximación
a la ciencia del Derecho Constitucional. Ediciones Jurídica, Lima, año
1995, pp. 104 y 105.
2 ÖHLINGER, Theo. Hans Kelsen y el Derecho Constitucional federal
austriaco. Una retrospectiva crítica. pp. 217-230.
3 Cfr. DWORKIN, Ronald. Los derechos en serio. Segunda edición, Ariel,
Barcelona, 1989.

9
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Constitucional referida a los procesos constitucionales4. Es innegable que


dentro de las clásicas fuentes del Derecho, la jurisprudencia ha revalorado su
papel como fuente primaria del Derecho; asimismo, que a partir de los pos-
tulados de neoconstitucionalismo5, se ha renovado el papel de los tribunales
constitucionales.
Nuestro Tribunal Constitucional, aunque muchas veces polémico y otras
excesivamente tuitivo, es una institución de una importancia innegable en
nuestro orden jurídico nacional. En efecto, sus pronunciamientos impactan en
las diferentes ramas del Derecho a tal punto de que sus precedentes vincu-
lantes han adquirido fuerza normativa y, puede afirmarse inclusive, que no
es posible litigar sin conocer sus decisiones. Siendo ello así, en este capítulo
analizaremos los aspectos que deben tenerse en cuenta cuando nos referi-
mos a este órgano constitucional respecto a su funcionamiento, competen-
cias, los conflictos ocurridos por la emisión de sus decisiones y su tan menta-
da autonomía procesal y funcional.

1. Naturaleza del Tribunal Constitucional


La jurisdicción constitucional se establece sobre la base de tres elemen-
tos esenciales, a saber: la existencia de una Constitución morfológicamen-
te rígida; la existencia de un órgano de control de la constitucionalidad dota-
do de competencias resolutivas; y, la existencia de un conjunto de procesos y
procedimientos que permiten orientar las demandas y solicitudes relativas a
la defensa del control de la constitucionalidad, los que deben concluir con re-
soluciones o sentencias donde se utilicen las técnicas propias del Derecho6.
Siendo ello así, la importancia del papel del Tribunal Constitucional se re-
vela por sí misma. Su naturaleza es binaria, en tanto es un órgano jurídico,
pero también político. En efecto, la función del Tribunal es política, pero al
mismo tiempo no pertenece a la política; resulta esencial en nuestro modo de
entender la democracia, pero al mismo tiempo no deriva de la democracia7.
Ello es así, pues, si se trata de la legitimidad como un mandato de represen-
tación, es claro que el Tribunal Constitucional no representa al pueblo, pero
tampoco a quienes lo habilitan con su voto en el Parlamento8.

4 CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Tomo I, Título Pre-
liminar y Disposiciones Generales. Palestra, Lima, 2006, p. 92.
5 Al respecto, es interesante el estudio sobre “nuestros constitucionalismos” realizado por: SOSA
SACIO, Juan Manuel. En: Pautas para interpretar la Constitución y los derechos fundamentales.
Gaceta Jurídica, Lima, 2009, pp. 5-26.
6 GARCÍA TOMA, Víctor. Teoría del Estado y Derecho Constitucional. Segunda edición actualiza-
da, Palestra, Lima, 2008, p. 577.
7 ZAGREBELSKY, Gustavo. Principios y votos. El Tribunal Constitucional y la política. Manuel
Martínez Neyra (traductor). Trotta, Madrid, 2008, p. 11.
8 GRÁNDEZ CASTRO, Pedro P. Tribunal Constitucional y argumentación jurídica. Serie Derechos
y Garantías, Palestra, Lima, 2010, p. 74.

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YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Conforme señala la Norma Fundamental en su artículo 201, el Tribunal


Constitucional es el órgano de control de la Constitución y como tal es autó-
nomo e independiente. Está compuesto por siete miembros elegidos por cin-
co años.
Para ser juez integrante de ese Colegiado se exigen los mismos requisitos
que para ser juez supremo del Poder Judicial, gozando además de la misma
inmunidad y de las mismas prerrogativas que los congresistas. Asimismo, les
alcanzan las mismas incompatibilidades de aquellos sin posibilidad de reele-
girse inmediatamente.
Los miembros del Tribunal Constitucional son elegidos por el Congreso de
la República con el voto favorable de los dos tercios del número legal de sus
miembros. No pueden ser elegidos magistrados del Tribunal Constitucional
los jueces o fiscales que no han dejado el cargo con un año de anticipación.
El Alto Colegiado ha creado doctrina constitucional respecto a su propia
naturaleza jurídica, donde se ha definido como el órgano supremo de inter-
pretación, integración y control de la constitucionalidad; y, además, como
guardián de los derechos fundamentales en el curso de los procesos consti-
tucionales.

1.1. El Tribunal Constitucional como Máximo Intérprete de la Cons-


titución

Respecto a la calidad de intérprete de la Norma Fundamental, se hace ne-


cesario revisar el texto de la Constitución y demás documentos normativos
donde se prevé el rol del Tribunal Constitucional. Allí podemos ver que mien-
tras la Carta dice que el Colegiado es el “órgano de control de la Constitu-
ción”, el Código Procesal Constitucional es redactado de manera más feliz y
precisa que “es el órgano supremo de interpretación y control de la constitu-
cionalidad”.

Constitución Política del Perú


Artículo 201.- El Tribunal Constitucional es el órgano de control de la
Constitución. Es autónomo e independiente. Se compone de siete miem-
bros elegidos por cinco años.
Para ser miembro del Tribunal Constitucional, se exigen los mismos requi-
sitos que para ser vocal de la Corte Suprema. Los miembros del Tribunal
Constitucional gozan de la misma inmunidad y de las mismas prerrogativas
que los congresistas. Les alcanzan las mismas incompatibilidades. No
hay reelección inmediata.
Los miembros del Tribunal Constitucional son elegidos por el Congreso
de la República con el voto favorable de los dos tercios del número le-
gal de sus miembros. No pueden ser elegidos magistrados del Tribunal

11
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Constitucional los jueces o fiscales que no han dejado el cargo con un año
de anticipación.
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional
Artículo 1.- Definición
El Tribunal Constitucional es el órgano supremo de interpretación y control
de la constitucionalidad. Es autónomo e independiente de los demás cons-
titucionales. Se encuentra sometido solo a la Constitución y a su Ley Or-
gánica. El Tribunal Constitucional tiene como sede la ciudad de Arequipa.
Puede, por acuerdo mayoritario de sus miembros, tener sesiones descen-
tralizadas en cualquier otro lugar de la República.
Como puede verse, la posibilidad de dictar sentencias con precedente
vinculante no aparece del artículo 202 de la Constitución; menos aún que es-
tas tengan efectos normativos. Tal legitimidad para incursionar en el sistema
de fuentes del ordenamiento jurídico, tratándose del precedente normativo,
está sustentada en la necesidad de dar respuesta a las demandas que han
sido planteadas por los entes legitimados para hacerlo. En otras palabras el
Tribunal Constitucional, también cuando dicta “normas” a través de sus sen-
tencias no actúa de oficio, sino atendiendo al llamado de los protagonistas de
los procesos constitucionales9.
La superioridad del Alto Colegiado como el intérprete más calificado y au-
torizado por el Poder Constituyente ha sido definido de la siguiente manera:
“No debe obviarse que el constituyente ha decidido consagrar a este Tri-
bunal como guardián de los derechos fundamentales y órgano supremo
‘de control de la Constitución’ (artículo 201), entonces, si bien no es el úni-
co intérprete, a él le corresponde decir la última palabra de lo que es o no
constitucional, y ningún poder u órgano constitucional puede contradecir-
lo o desvincularse de sus decisiones, sino a costa de poner en cuestión
nuestro sistema de justicia constitucional y el sistema democrático mismo”
(STC Exp. N° 05961-2009-PA/TC).
“[E]l Tribunal Constitucional es el Supremo Intérprete de la Constitución,
lo que supone que sus resoluciones, en cuanto a su alcance y validez,
adquieren una presunción de constitucionalidad absoluta que no puede
ser negado, sin que con ello se debilite o desnaturalice la propia lógica
del sistema, más aún si tales resoluciones tienen el rango de preceden-
te vinculante, es decir, reglas de observancia obligatoria –erga omnes–
para cualquier entidad, funcionario o particular” (RTC Exp. N°00158-2007-
PA/TC, f. j. 6).

9 STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC, f. j. 45.

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YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

1.2. El Tribunal Constitucional como garante del orden constitucio-


nal democrático

El Alto Colegiado asume el papel de primer garante del orden constitucio-


nal y del gobierno constituido:
“[E]l Tribunal Constitucional es el primer garante del orden constitucional
democrático y del gobierno legítimamente constituido; de ahí que quien
participe de la ruptura del orden institucional del Estado democrático debe
ser sometido a las vías judiciales sobre la base de las normas legales que
establecen responsabilidades con las garantías de un debido proceso. Y
es que cualquier alteración inconstitucional del orden democrático será
merecedora de una condena internacional, a efectos de que se restau-
re el orden democrático y se respeten los derechos humanos” (STC Exp.
N° 06091-2008-PHC/TC).
Ahora bien, la doctrina jurisprudencial se ha encargado de aclarar que tal
deber de proteger al Gobierno legítimamente constituido no se agota en los
organismos constitucionales, sino que también es labor de la ciudadanía. Sin
duda, ello resulta estar en consonancia con el artículo 38 de la Constitución
que señala que todos los peruanos tienen el deber de honrar al Perú y de pro-
teger los intereses nacionales, así como de respetar, cumplir y defender la
Constitución y el ordenamiento jurídico de la Nación:
“[L]a defensa y la salvaguardia del orden constitucional democrático y
del gobierno legítimamente constituido no solo incumbe a los organis-
mos constitucionales, sino a todos los ciudadanos, quienes estamos en
la obligación de observar no solo la Constitución, sino también los princi-
pios y propósitos establecidos en la Carta de la Organización de los Es-
tados Americanos de 1948 y en la Carta Democrática Interamericana de
2001, referida al fortalecimiento y la preservación de la institucionalidad
democrática en los Estados miembros, así como la importancia del res-
peto irrestricto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales”
(STC Exp. N° 06091-2008-PHC/TC).

1.3. El Tribunal Constitucional como auténtico controlador del po-


der y los demás órganos constitucionales

El Colegiado constitucional se declara auténtico controlador de los actos


de poder, sin límites y sin parámetros, señalando expresamente que no exis-
te lugar excluido de control:
“En efecto, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 201 de la Cons-
titución, en concordancia con el numeral 1 de la Ley N° 28301, Orgánica
de este Colegiado, el Tribunal Constitucional es el órgano supremo de in-
terpretación, integración y control de la constitucionalidad. Es autónomo

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EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

e independiente de los demás órganos constitucionales. Se encuentra so-


metido solo a la Constitución y a su Ley Orgánica.
Debe comprenderse que el Tribunal Constitucional es el auténtico órga-
no contralor frente a los poderes y órganos constitucionales, sin límites y
sin parámetros, puesto que por error o dolosamente, el órgano cuestiona-
do podría realizar la labor que le compete con arbitrariedad o con exce-
sos, constituyendo este Tribunal un tamiz que limite los desbordes para lo
que en consecuencia, como ya lo ha venido diciendo, no existe coto ni lu-
gar alguno excluido de dicho control” (RTC Exp. N° 04492-2008-PA/TC).
Incluso, respecto al abanico de posibilidades de acción del Tribunal Cons-
titucional, según este órgano constitucional, puede revisar la constitucionali-
dad de las decisiones del Presidente de la República. En efecto, sin pretender
avocarse al análisis de lo que la doctrina llama “cuestiones políticas”10 (poli-
tical questions), el Alto Colegiado, a propósito del caso Crousillat, se declaró
competente para controlar constitucionalidad del indulto.
Así, argumentó en el sentido que el indulto no puede ser revocado por el
presidente pero sí anulado por el Tribunal Constitucional:
“[R]esulta exigible un estándar mínimo de motivación que garantice que [el
indulto presidencial] no se haya llevado a cabo con arbitrariedad. Ello im-
plica que si bien el indulto genera efectos de cosa juzgada, lo cual conlle-
va la imposibilidad de ser revocado en instancias administrativas o por el
propio Presidente de la República, cabe un control jurisdiccional excepcio-
nal a efectos de determinar la constitucionalidad del acto.
En suma, la decisión de indultar a un condenado genera cosa juzgada y
como tal es inimpugnable y por lo tanto, irrevocable administrativamen-
te, e impide la posterior persecución penal por los mismos hechos. Sin
embargo, ello no obsta que pueda ser objeto excepcionalmente de anu-
lación en sede jurisdiccional. Naturalmente dicho control no versa sobre
la conveniencia o no del indulto, pues ello resulta una materia reservada
a la propia discrecionalidad del Presidente de la República, sino sobre su
constitucionalidad” (STC Exp. N° 03660-2010-PHC/TC).
Respecto a la STC Exp. N° 03660-2010-PHC/TC quisiéramos hacer al-
gunas anotaciones. La sentencia declara infundada la demanda presentada
a favor de José Enrique Crousillat López Torres cuya pretensión estaba en-
caminada a retrotraer las cosas al estado anterior de la revocatoria del in-
dulto al favorecido. Ahora bien, lo relevante no es solo que desestima la de-
manda, sino que el Alto Colegiado declara la nulidad del indulto y establece

10 Un interesante análisis sobre el lento debilitamiento de la doctrina de las cuestiones políticas no


justiciables en: SAGÜÉS, Néstor Pedro. “Reflexiones sobre la doctrina de las cuestiones políticas
no justiciables, a propósito de la ‘coalición’ contra Irak”. En: Revista Iberoamericana de Derecho
Procesal Constitucional. Nº 4, Porrúa, Mexico, 2005, pp. 295-312.

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YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

importantes criterios sobre esta figura que, prima facie, no puede ser revoca-
do en tanto tiene la calidad de cosa juzgada.
Este extremo de la decisión (declarar la nulidad de un indulto) contiene un
criterio interpretativo importante. La decisión de indultar a un condenado ge-
nera cosa juzgada y, como tal, es inimpugnable; por lo tanto, es irrevocable
administrativamente e impide la posterior persecución penal por los mismos
hechos. No obstante, el Alto Colegiado sí admite en su sentencia que, excep-
cionalmente, el indulto puede ser anulado, pero en sede jurisdiccional (aun-
que no precisa si es la constitucional), es decir, no podrá ser decisión del Pre-
sidente de la República.
Nos permitimos discrepar de este último punto. Admitimos que existe la
posibilidad de judicializar asuntos políticos por el debilitamiento de la doc-
trina de las political questions en tanto se admite, incluso por el propio Tri-
bunal Constitucional11,que no hay “zonas ni islas exentas de control consti-
tucional”. En ese sentido, sí es posible que un tribunal constitucional, luego
de analizar la constitucionalidad y/o arbitrariedad de un acto de poder deci-
da declarar la nulidad de este, como ha ocurrido en este caso. No obstante
ello, no debemos soslayar que el indulto es una facultad presidencial reves-
tida de un alto grado de discrecionalidad; y si bien admitimos la competencia
de la sede jurisdiccional para el control de cuestiones políticas como esta,
consideramos que el Presidente, dados los supuestos presentados en este
caso (se indujo al error a la autoridad, de modo que se “hizo creer” que el in-
dultado merecía la gracia presidencial) está facultado para revocar un indul-
to en tanto es discrecional. Aunque, claro está, tal decisión no debe impor-
tar inconstitucionalidad, arbitrariedad o violación del derecho fundamental a
la cosa juzgada.
Nuestra posición está acorde con similares criterios contemplados en el
ordenamiento jurídico vigente (que permite el recurso de revisión en el pro-
ceso penal y la cosa juzgada fraudulenta en el fuero civil), e inclusive con la
propia jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Por ejemplo, existen casos
donde ese Colegiado superpone el derecho a la identidad sobre la cosa juz-
gada. Allí se reconoce que ningún esquema constitucional en la que se re-
conoce la justicia como valor esencial y se le rodea de garantías de seguri-
dad puede, a la vez de proclamarse legítimo, operar en forma contraria a los
mismos derechos que pretende proteger. Ello significaría que una parte de la
Constitución quedaría invalidada so pretexto de otra, lo que resultaría no solo
paradójico sino abiertamente irrazonable e irracional12.

11 Vide STC Exp. N° 04972-2006-PA/TC, STC Exps. N°s 00009-2007-PI/TC y 00010-2007-PI/TC


(acumulados), RTC Exp. N° 03509-2009-PHC/TC y STC Exp. N° 01230-2002-HC/TC, entre varias.
12 STC Exp. N° 00550-2008-PA/TC, f. j. 18.

15
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Entonces, aunque en un parecer opuesto al del Tribunal Constitucional,


consideramos que el Presidente de la República sí está facultado para revo-
car un indulto que fuese otorgado al haber sido inducido a creer que el favo-
recido padecía las condiciones de salud que lo harían merecedor del indulto
humanitario, como efectivamente fue de conocimiento público en este caso.
Inducir al error a la Administración no puede generar un derecho, esto es, no
puede permitir el abuso del Derecho.

1.4. El Tribunal Constitucional como un órgano jerárquicamente


superior al Poder Judicial respecto de la resolución de los pro-
cesos constitucionales

El Tribunal Constitucional y la doctrina13 han considerado la superioridad


jerárquica de ese Colegiado en tanto instancia superior en los procesos de la
libertad e instancia única en los procesos de control normativo:
“[S]i bien el conocimiento de los procesos constitucionales de la libertad
constituye una competencia compartida entre el Poder Judicial y el Tri-
bunal Constitucional, en materia de procesos constitucionales existe una
relación de grado inferior de aquel con respecto a este, por el hecho de
que el Tribunal Constitucional es instancia final de fallo ante las resolucio-
nes denegatorias del Poder Judicial en los procesos constitucionales de
hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento (artículo 200, inciso
2 de la Constitución) e instancia única, final y definitiva en los procesos de
inconstitucionalidad y competencial” (STC Exp. N° 05961-2009-PA/TC).
2. Funciones del Tribunal Constitucional

2.1. Funciones administrativas

Las funciones administrativas relativas al manejo del Tribunal Constitucio-


nal son manejadas por la Alta Dirección, la que está conformada por el Pleno,
la Presidencia y la Secretaría General de ese órgano constitucional.
La norma básica para el ejercicio de sus funciones administrativas es la
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. Asimismo, el desarrollo de tales
funciones en detalle está en el Reglamento de Organización y Funciones y en
el Manual de Organización de Funciones del Tribunal Constitucional.

13 CASTILLO CÓRDOVA, Luis. El Tribunal Constitucional peruano y su dinámica jurisprudencial.


Porrúa, México, 2008, p. 71.

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YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Ley Orgánica del Tribunal Constitucional


Artículo 2.- Competencia
El Tribunal Constitucional es competente para conocer de los proce-
sos que contempla el artículo 202 de la Constitución.
El Tribunal puede dictar reglamentos para su propio funcionamiento,
así como sobre el régimen de trabajo de su personal y servidores den-
tro del ámbito de la presente ley. Dichos reglamentos, una vez aproba-
dos por el pleno del Tribunal y autorizados por su Presidente, se publi-
can en el diario oficial El Peruano.
En efecto, conforme al artículo 11 del Reglamento de Organización y
Funciones del Tribunal Constitucional, son funciones del Pleno:
- Aprobar la jornada y el horario de trabajo del personal.
- Designar y remover al Secretario General, al Secretario Relator, al Di-
rector General de Administración, al Jefe de la Oficina de Asesoría Jurí-
dica y al resto de funcionarios de confianza.
- Acordar, a propuesta del Presidente, de acuerdo con las normas presu-
puestales, la contratación de los asesores jurisdiccionales.
- Acordar la separación de los asesores jurisdiccionales en los casos es-
tablecidos en el Reglamento Interno de Trabajo.
- Investigar las infracciones de los Magistrados a la Constitución, a su
Ley Orgánica o a su Reglamento Normativo, e imponer las sanciones
respectivas.
- Tramitar y resolver los impedimentos y acusaciones de los Magistrados.
- Conceder licencia a los Magistrados, en términos de la ley.
- Aprobar el Plan Estratégico Institucional, los Planes Operativos y el an-
teproyecto de presupuesto del Tribunal Constitucional presentados por
el Presidente.
- Adoptar las reglas para el estudio de los asuntos sometidos a su cono-
cimiento y elaborar los programas de trabajo, en los términos previstos
en este reglamento.
- Decidir sobre la periodicidad de las audiencias públicas y fijar su fecha,
hora y lugar.
- Estudiar y aprobar las iniciativas de proyectos de ley que puede pre-
sentar el Tribunal Constitucional, según el artículo 107 de la Constitu-
ción.
- Aprobar, interpretar y modificar el Reglamento Normativo y las demás
normas de su competencia para el funcionamiento de la entidad.
- Adoptar las medidas administrativas para el funcionamiento del Tribunal.
- Ejercer las demás atribuciones que sean de su competencia.

17
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Asimismo, conforme al artículo 13 del Reglamento de Organización y


Funciones del Tribunal Constitucional, son funciones de la Presidencia del
Tribunal Constitucional:
- Convocar, presidir y fijar el orden del día de los Plenos y las audiencias
públicas.
- Adoptar las medidas necesarias para el funcionamiento del Pleno, de
las Salas y, en general, del Tribunal Constitucional.
- Comunicar al Congreso las vacantes que se produzcan, en la oportuni-
dad que señala la ley.
- Presentar al Pleno, para su aprobación, el anteproyecto de presupues-
to, remitir el proyecto respectivo para su incorporación al Presupues-
to General de la República y sustentar el proyecto ante la Comisión de
Presupuesto del Congreso y ante el Pleno del mismo.
- Establecer las directrices para la ejecución del presupuesto y fijar los
límites dentro de los cuales las autorizaciones de gasto deberán ser
puestas previamente en conocimiento del Pleno.
- Fiscalizar el cumplimiento de las directrices para la ejecución del pre-
supuesto y conocer de su liquidación, formulada por el Director Gene-
ral de Administración.
- Contratar y remover, previo acuerdo del Pleno, al Secretario General,
al Secretario Relator y al resto del personal de confianza.
- Distribuir las causas entre los magistrados, conforme a las directivas
que apruebe el Pleno en concordancia con lo dispuesto en el artículo
59 del Reglamento Normativo.
- Verificar el eficaz desempeño del Gabinete de Asesores Jurisdicciona-
les para un articulado trabajo con el Pleno, la Presidencia, las Salas y
los magistrados.
- Resolver las discrepancias que surjan entre las unidades orgánicas.
- Presidir las sesiones del Pleno y, cuando corresponda, de las Salas, fi-
jar el orden en que deben considerarse los asuntos y dirigir los debates
de acuerdo con el Reglamento Normativo.
- Servir al Pleno de órgano de comunicación y, en consecuencia, solo él
podrá informar oficialmente sobre los asuntos decididos por el Tribunal.
- Poner en conocimiento de los otros magistrados las notas oficiales que
reciba y que remita.
- Designar comisiones para rendir informes o cumplir tareas especiales
que ordene el Pleno.
- Disponer la contratación del personal administrativo del Tribunal.
- Disponer la contratación de los integrantes del Gabinete de Asesores
Jurisdiccionales, designados por el Pleno, a que se refiere el artículo
21 de la Ley N° 28301.

18
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

- Autorizar los contratos de locación de servicios y la Contratación Admi-


nistrativa de Servicios (CAS) y su prórroga.
- Promover y, en su caso, ejercer la potestad disciplinaria del personal.
- Proponer los Planes de Trabajo.
- Velar por el cumplimiento de las resoluciones del Tribunal Constitucio-
nal, formulando, mediante el Procurador Público respectivo, las denun-
cias a que hubiere lugar.
- Cumplir con lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 19 de la Ley
N° 27785 modificada por la Ley N° 28577.
- Ejercer autoridad sobre los miembros de la Policía Nacional que pres-
ten servicios en la sede del Tribunal.
- Disponer lo conveniente sobre el acceso y permanencia en la sede del
Tribunal de cualquier persona, ordenando, en su caso, el abandono del
recinto o, cuando ello fuese legalmente necesario, la detención y pues-
ta a disposición del Ministerio Público de quien contraviene estas órde-
nes o incurriere en cualquier otro comportamiento ilícito.
- Impartir las directrices y órdenes necesarias para el funcionamiento del
servicio de seguridad del Tribunal.
- Delegar el ejercicio de las competencias que no impliquen una relación
con el Pleno, como la delegación en el Vicepresidente o en otro Magis-
trado, de las relativas al personal, excepto la contratación laboral; en el
Secretario General las relativas a la formulación de planes de trabajo
de orden jurisdiccional; y en el Director General de Administración, las
funciones que le correspondan como órgano de contratación.
- Autorizar, previo informe de la Procuraduría Pública, la conciliación,
transacción o desistimiento de demandas.
- Ejercer las demás atribuciones que sean de su competencia.
Finalmente, en tanto integrante de la Alta Dirección del Tribunal Constitu-
cional, la Secretaría General es el órgano de dirección administrativa y juris-
diccional del Tribunal. El Secretario General es designado por el Pleno a pro-
puesta del Presidente del Tribunal. El cargo depende de la Presidencia. El
Secretario General actúa como Secretario del Pleno, con derecho a voz, pero
sin voto. Es la máxima autoridad administrativa.
En el artículo 16 del Reglamento de Organización y Funciones se conside-
ran como funciones de la Secretaría General:
- Formular el Plan Anual de Actividades para ser incorporado al Plan Ope-
rativo Institucional y evaluar su ejecución de acuerdo a la normatividad
vigente.
- Coordinar las acciones administrativas de la Institución y realizar el se-
guimiento al cumplimiento de las disposiciones impartidas por el Pleno
y la Presidencia.

19
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

- Dirigir las actividades de la Secretaría General del Tribunal Constitucio-


nal y es el Jefe de los Asesores Jurisdiccionales.
- Optimizar la organización hacia metas y resultados.
- Preparar la agenda de las sesiones del Pleno, previa coordinación con
el Presidente.
- Redactar y refrendar las actas y los acuerdos del Pleno.
- Implementar los acuerdos adoptados por el Pleno.
- Mantener el registro y archivo de las resoluciones administrativas de la
Presidencia, así como las actas del Pleno.
- Certificar las copias de las resoluciones administrativas y actas.
- Canalizar y coordinar la documentación cursada a la Presidencia.
- Supervisar el funcionamiento del Gabinete de Asesores Jurisdicciona-
les para la presentación oportuna y de calidad de los proyectos de po-
nencia, de acuerdo a las pautas y lineamientos establecidos.
- Emitir resoluciones en materia de su competencia.
- Coordinar la formulación y ejecución de los planes y presupuesto insti-
tucional.
- Formular propuestas para el desarrollo de proyectos de mejora de los
procesos y procedimientos del Tribunal Constitucional.
- Elaborar, actualizar y aprobar, de acuerdo a los formatos establecidos,
los procedimientos técnicos y/o administrativos, las directivas genera-
les, específicas y gerenciales en materia de su competencia.
- Recibir, tramitar y resolver dentro de sus competencias las quejas, con-
sultas y petitorios que se presenten a la Institución.
- Implementar las Normas de Control Interno aprobadas por la Contralo-
ría General de la República.
- Supervisar y evaluar las áreas administrativas y jurisdiccionales bajo
su responsabilidad.
- Brindar apoyo a la Procuraduría Pública del Tribunal Constitucional en
el ámbito de su competencia.
- Otras que le asigne el Pleno o Presidente.

2.2. Funciones jurisdiccionales

Respecto al rol jurisdiccional del Tribunal Constitucional, el artículo 202 de


nuestra Constitución ha considerado como funciones del este órgano Cole-
giado las siguientes:
1. Conocer, en instancia única, la acción de inconstitucionalidad.

20
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

2. Conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias


de hábeas corpus, amparo, hábeas data, y acción de cumplimiento.
3. Conocer los conflictos de competencia, o de atribuciones asignadas
por la Constitución, conforme a ley.
Ahora bien, a partir de la vigencia del Código Procesal Constitucional y
con ello del precedente vinculante, se han identificado dos funciones básicas
para nuestro Tribunal Constitucional; “por un lado resuelve conflictos, es de-
cir, es un Tribunal de casos concretos; y, por otro, es un Tribunal de preceden-
tes, es decir, establece, a través de su jurisprudencia, la política jurisdiccional
para la aplicación del derecho por parte de los jueces del Poder Judicial y del
propio Tribunal Constitucional en casos futuros”14.
Ahora bien, se ha precisado que, no obstante las funciones jurisdicciona-
les que ejerce, el Tribunal Constitucional no tiene facultades consultivas:
“[E]n el presente caso la solicitante no pretende la aclaración de algún fun-
damento oscuro o ambiguo que pudiera presentar la sentencia o la correc-
ción de algún error material, sino que plantea una consulta consistente en
la siguiente pregunta ¿qué se ejecuta de una sentencia la parte considera-
tiva o la parte resolutiva? debido a que viene siendo procesada por el deli-
to de abuso de autoridad. Sobre el particular, debe señalarse que constitu-
cionalmente este Tribunal no tiene asignada una función consultiva por lo
que la solicitud planteada debe ser desestimada, ya que esta tampoco tie-
ne por finalidad la correcta ejecución de la sentencia de autos” (RTC Exp.
N° 01210-2006-PA/TC).
Asimismo, en el marco de sus funciones jurisdiccionales, la jurisprudencia
de este Colegiado ha identificado también dentro de sus atribuciones:
- Integrar las normas constitucionales
“[El] Tribunal Constitucional es un órgano constituido sometido a la Cons-
titución y a su ley orgánica. En su función de máximo intérprete constitu-
cional (artículo 201 de la Constitución y artículo 1 de su Ley Orgánica), tie-
ne el deber de integrar todas las normas constitucionales, garantizando
el respeto de los derechos fundamentales y la primacía normativa de la
Constitución (artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitu-
cional)” (RTC Exp. N° 04492-2008-PA/TC).
“[E]l Tribunal Constitucional, de conformidad con el principio de autonomía
(artículo 201 de la Constitución) tiene la facultad de modular el contenido
y los efectos de sus sentencias en todos los procesos constitucionales, in-
cluido el proceso de amparo, en atención a las circunstancias objetivas de
cada caso y a las consecuencias que puedan generar los efectos de sus
sentencias. De ahí que el artículo 55 del Código Procesal Constitucional

14 STC Exp. N° 03741-2004-PA/TC, f. j. 36, caso Salazar Yarlenque.

21
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

haya previsto un haz de posibilidades para el caso en que la demanda sea


declarada fundada. Pero también en aquellos casos en los cuales no se
estima la demanda, este Colegiado puede ponderar, con criterios objeti-
vos y razonables, los términos de su decisión, tal como ha procedido en
anteriores oportunidades” (STC Exp. N° 5765-2007-PA/TC).
- Obligación de pronunciarse sobre el fondo
El Tribunal Constitucional debe emitir sentencia cuando es necesaria la tu-
tela urgente del derecho:
“[E]n los casos en los que este Colegiado opta por un pronunciamiento in-
mediato, se trata en el presente supuesto de privilegiar una tutela de ur-
gencia allí donde determinados derechos o bienes jurídicos de relevancia
pueden verse comprometidos de manera irreparable si se asume una po-
sición excesivamente dilatoria. Se ha dicho en otras oportunidades y aho-
ra se reitera que ‘(...) una declaración de nulidad de todo lo actuado, por el
solo hecho de servir a la ley, y no porque se justifique en la protección de
algún bien constitucionalmente relevante, devendría en un exceso de ri-
tualismo procesal incompatible con el ‘(...) logro de los fines de los proce-
sos constitucionales’, como ahora establece el tercer párrafo del artículo
III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional’.
De cara a la consideración precedente (...) en el caso [concreto] no solo
estarían en juego atributos constitucionales de naturaleza estrictamente
procesal, sino derechos y bienes constitucionales de contenido sustantivo
cuya protección inmediata resulta preferente en un contexto de riesgo im-
posible de ignorar por parte de quienes tienen a su cargo, un rol de tutela
o defensa del orden constitucional” (STC Exp. N° 00917-2007-PA/TC).
En el mismo sentido, cuando hay sustracción de la materia, el Código Pro-
cesal Constitucional, ha dejado a la discrecionalidad del juez el emitir senten-
cia en atención al caso concreto:
“[La] cuestión de si el referido segundo párrafo del artículo 1 del Códi-
go Procesal Constitucional impone, como obligación incondicional, que el
juez de los derechos fundamentales expida necesariamente una senten-
cia fundada, si es que se encuentra ante un supuesto como el allí enuncia-
do, el Tribunal ha de responder negativamente. [E]l referido precepto (...)
deja un margen de apreciación al juez constitucional para que, en aten-
ción a las circunstancias y el contexto en el que se presenta el agravio, de-
cida si expide o no un pronunciamiento sobre el fondo. Ello significa que
corresponde al juez constitucional evaluar la intensidad y proyección del
agravio producido durante el tiempo que estuvo subsistente el acto recla-
mado, juicio que, como es obvio, deberá a su vez expresarse en atención
a la singularidad de cada caso concreto y a la luz de los fines que persigue
un proceso de tutela de los derechos fundamentales, en los términos del

22
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

artículo 1 del Código Procesal Constitucional” (RTC Exp. N° 02022-2007-


PHD/TC).
- Poder exhortador para el cumplimiento de lo ordenado por sus sen-
tencias a las entidades gubernamentales
[En lo referido a] “i) qué organismos del Estado deberán cumplir con la
prevención que se manda en la sentencia emitida por este Colegiado y ii)
cuáles son las acciones positivas que se deben exigir para cumplir la pre-
vención que manda la referida sentencia (...).
Respecto al primer punto, debe señalarse que la facultad de exhortar a
alguno de los poderes públicos para implementar una u otra medida es
una cuestión discrecional del Tribunal Constitucional, y no una obligación.
Pese a ello, debe interpretarse que la exhortación estaba destinada a los
organismos estatales encargados de cumplir ese objetivo como es el Mi-
nisterio de Energía y Minas, el Inrena, y todos los otros organismos que
directa o indirectamente tengan como función el sostenimiento del medio
ambiente. Respecto al segundo extremo de su pedido es necesario seña-
lar que la exhortación que realice este colegiado no implica que este ten-
ga que precisar en modo, tiempo y forma las medidas tendientes a efecti-
vizar lo establecido conforme a la Constitución, ya que ello le corresponde
a cada organismo estatal” (RTC Exp. N° 09340-2006-PA/TC, aclaración).
- La irradiación de la protección de la jurisdicción nacional
Se ha asumido como una función jurisdiccional la tutela que los órganos
jurisdiccionales nacionales deben ofrecer respecto a los derechos fundamen-
tales vulnerados en el extranjero:
“Para el Tribunal Constitucional la actividad de los tribunales nacionales
en materia de protección de derechos fundamentales, además de respon-
der frente a los actos lesivos de los mismos producidos en el territorio na-
cional, también deben servir para la tutela de los derechos fundamenta-
les que pueden haber sido afectados en otro país y cuyas consecuencias
se extiendan en el ámbito nacional. Esta nueva perspectiva de los proce-
sos constitucionales deberá ser apreciada por los jueces y ser aplicada
según las circunstancias particulares del caso concreto. A modo de ejem-
plo, si una persona es privada de libertad arbitrariamente en otro país y
en este se presenta a su favor un hábeas corpus, pero la persona dete-
nida es trasladada a territorio peruano, la justicia nacional deberá colabo-
rar con los órganos jurisdiccionales del país en donde se dio inicio el pro-
ceso constitucional, en la perspectiva de garantizar el derecho afectado y,
de este modo, cumplir con las obligaciones del Estado de garantizar ade-
cuadamente la vigencia de los derechos humanos, asumidas al ratificar el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticas (artículo 2) y la Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos (artículos 1 y 2” (STC Exp.
N° 01271-2008-PHC/TC).

23
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

3. La autonomía del Tribunal Constitucional


Nuestro Tribunal Constitucional ha delimitado su propio Derecho Proce-
sal auspiciado por la noción de “autonomía procesal constitucional”. Al res-
pecto queremos reseñar lo indicado por Häberle cuando presenta al Dere-
cho Procesal Constitucional como Derecho Constitucional concretizado –en
la jurisprudencia alemana–, en el sentido de que “la autonomización del De-
recho Procesal Constitucional frente a otras normas procesales ha llegado a
tal punto que parece imprescindible ante las tareas constitucional-judiciales
según la Constitución y las leyes del TFCA [Tribunal Federal Constitucional
Alemán]”15. Así, señala que “el Derecho Procesal Constitucional significa en
dos sentidos la concretización de la Constitución. De un lado, es por sí mis-
mo Derecho Constitucional concretizado y por el otro, le sirve al TFCA a con-
cretizar la Constitución”16.
El principio de elasticidad, que tiene reconocimiento legal y es desarrolla-
do en la doctrina jurisprudencial del Tribunal Constitucional, impone a la ju-
risdicción ordinaria y a la constitucional exigir el cumplimiento de las forma-
lidades pero solo si con ello se logra una mejor protección de los derechos
fundamentales. Por el contrario, cuando una exigencia comporta la despro-
tección de los derechos y, por ende, su vulneración irreparable, entonces las
formalidades deben adecuarse17 o, de ser el caso, prescindirse18, de modo
que “los fines de los procesos constitucionales se realicen debidamente”19.

3.1. Autonomía funcional

Sobre este punto existe un tema que está causando polémica y que es un
claro ejemplo de la autonomía con la que se maneja el Tribunal Constitucional.
Se trata de la determinación del lugar de su sede institucional, incluso contra el
texto expreso de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (Ley N° 28301).

15 HÄBERLE, Peter. “El Derecho Procesal Constitucional como Derecho Constitucional concretizado
frente a la judicatura del Tribunal Federal Constitucional alemán”. Verónica Tanizo (traductora). En:
Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional. N° 1, México, 2004, pp. 15-44, y 39.
16 Ibídem, p. 19.
17 Tenemos el caso donde se pondera a favor del derecho a la identidad de un niño frente a la cosa
juzgada de un proceso de filiación concluido, admitiéndose que ahora se aplique la prueba de
ADN, STC Exp. N° 00550-2008-PA/TC. Por otro lado, entre varias, mencionemos la STC Exp.
N° 07873-2006-PC/TC, que “convierte” el proceso de cumplimiento en amparo para la mejor pro-
tección de derechos fundamentales y un hábeas corpus que se convierte en amparo (STC Exp.
N° 05761-2009-PHC/TC). Por último, más recientemente, la STC Exp. N° 05366-2009-PC/TC, en
la que se señala que los jueces constitucionales pueden convertir el proceso de cumplimiento en
amparo ante comprobadas amenazas a la vida y a la integridad.
18 La STC Exp. N° 05296-2007-PA/TC señaló que el plazo de prescripción señalado expresamente
en el Código Procesal Constitucional no es obligatorio ante la vulneración de deberes y derechos
constitucionales; asimismo, respecto a esta institución procesal también se ha pronunciado, en
específico, en relación al plazo para interponer el recurso de agravio constitucional en casos de
narcotráfico y lavado de activos: STC Exp. N° 02663-2009-PHC/TC, RTC Exp. N° 02748-2010-
PHC/TC y STC Exp. N° 03245-2010-PHC/TC.
19 STC Exp. N° 00266-2002-AA/TC, f. j. 7.

24
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Esta disposición normativa señala expresamente lo siguiente:


Ley Orgánica del Tribunal Constitucional
Artículo 1.- Definición
El Tribunal Constitucional es el órgano supremo de interpretación y control
de la constitucionalidad. Es autónomo e independiente de los demás órga-
nos constitucionales. Se encuentra sometido solo a la Constitución y a su
Ley Orgánica.
El Tribunal Constitucional tiene como sede la ciudad de Arequipa. Puede,
por acuerdo mayoritario de sus miembros, tener sesiones descentraliza-
das en cualquier otro lugar de la República (el resaltado es nuestro).
Luego, el Tribunal Constitucional conoció una “oportuna” demanda de
inconstitucionalidad que denunciaba la inconstitucionalidad de ese artículo
fue presentada por 5492 ciudadanos contra el Congreso de la República. En
su sentencia, el Colegiado señaló que Arequipa y Lima son las ciudades sede
del Colegiado bajo el argumento del proceso descentralizador que vive nues-
tro país:
“[T]eniendo en cuenta la carga procesal y la ubicación territorial, el Tri-
bunal Constitucional está obligado a mantener una sede permanente en
Lima, pues tal medida es proporcional a las exigencias de su servicio a
la sociedad y a sus necesidades, para no afectar a los ciudadanos en su
derecho a la justicia constitucional, y a fin de no incrementar a sus dilata-
dos procesos judiciales mayores costos en el traslado de los abogados.
De esta forma, con las sedes de Arequipa y Lima, el Tribunal Constitucio-
nal obedece al mandato constitucional que se desprende del telos des-
centralizador de los procesos constituyentes de 1979 y 1993” (STC Exp.
N° 00013-2010-PI/TC).
“Conforme a dicha autonomía [del Tribunal Constitucional] y en atención
a la optimización de sus funciones, es evidente que determinada activi-
dad funcional del Tribunal Constitucional debe desarrollarse en su sede de
la ciudad de Arequipa, lo que no impide, conforme está autorizado por la
aludida Ley Orgánica, que dicha actividad funcional sea desarrollada con
más duración y permanencia en otras ciudades que incluso puedan te-
ner mayor carga procesal que dicha ciudad, conforme así se disponga por
acuerdo mayoritario de sus miembros” (STC Exp. N° 00013-2010-PI/TC).
Es decir, Arequipa sí, pero también Lima, pues para el Colegiado la forma
de descentralizar el país es tener a Lima como la sede “operativa” del Tribu-
nal Constitucional, esto porque más de la mitad de la carga procesal proviene
de esa ciudad. Es decir, no consideran inconstitucional que el legislador dis-
ponga que este órgano tenga una sede distinta a la Capital de la República,
pero ello no le impide a desarrollar su actividad jurisdiccional en la ciudad de
Lima. De este modo, la sentencia justifica su decisión en el entendido que es

25
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

irrazonable y desproporcionado imponer a los justiciables limeños, y del res-


to el país, la carga de acudir hasta la ciudad del sur20.
El tema no se agota en este proceso, pues el Tribunal Constitucional no
solo era el órgano decisor del proceso de inconstitucionalidad que comen-
tamos, sino que además fue demandado por el Colegio de Abogados de
Arequipa (CAA) en un proceso de cumplimiento en el que se ordenó, en últi-
ma y definitiva instancia, que se cumpla con lo señalado en la ley y, por ende,
que el Tribunal Constitucional se traslade a esa ciudad21.
Precisamente, por la existencia de ese proceso judicial, lo más polémico
de la STC Exp. N° 00013-2010-PI/TC, es su fallo:
“Declarar que de conformidad con lo expuesto en fundamento 15, las de-
cisiones jurisdiccionales recaídas en el Exp. N° 2008-07193, seguido ante
el 11 Juzgado Civil de Arequipa y, en segunda instancia, ante la Cuarta
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, carecen de efectos
jurídicos”.
Tal decisión ha llevado a afirmar a especialistas como Luis Huerta Guerre-
ro que se podría destituir a los magistrados del Tribunal Constitucional, pues
la decisión de dejar sin efecto a través de un proceso de inconstitucionalidad
lo decidido en un proceso de cumplimiento es a todas luces improcedente.
En ese sentido, postula que si con ello el Colegiado pretende dejar sin efecto
la sentencia del Poder Judicial que lo obliga a instalar su sede en Arequipa,
está evidentemente anticipando el incumplimiento de una sentencia emitida
en un proceso constitucional por lo que podrían hacerse efectivas las medi-
das coercitivas para el cumplimiento de sentencias previstas en el artículo 22
del Código Procesal Constitucional, en particular las multas, esto sin perjuicio
de que las autoridades opten –haciendo una interpretación extensiva y finalis-
ta de la norma– por destituir a los magistrados constitucionales de su cargo22.

20 Para ver el texto completo de la decisión judicial y mayores detalles sobre la mencionada senten-
cia del Poder Judicial emitida en un proceso de cumplimiento, puede revisarse la sentencia de vis-
ta N° 945-2009-4SC, emitida por la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa,
que confirma la sentencia que fuera declarada fundada por el 11º Juzgado Civil de Arequipa, en
la que se ordena que el Tribunal Constitucional se traslade y sesione en forma permanente en su
sede legal. En: Jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Tomo 3, Gaceta Jurídica, Lima, marzo
de 2011.
21 Ante tales argumentos “descentralistas”, debería considerarse el ejemplo de Brasilia, capital fun-
dada en una meseta aislada de las ciudades –incluso hasta ahora– más importantes y pobladas
de Brasil (São Paulo y Rio de Janeiro). Es una ciudad construida exprofesamente para albergar a
las instituciones del Estado central y sede del Supremo Tribunal Federal de ese país. Asimismo,
tómese en cuenta el caso del vecino país de Bolivia, donde la Capital de la República y la sede del
Poder Judicial es la ciudad de Sucre, pero la sede de los poderes Ejecutivo y Legislativo) está en
La Paz. No obstante, es Santa Cruz de la Sierra la ciudad más grande y poblada de Bolivia con-
siderada como la capital económica, industrial y cultural del mencionado país.
22 Opinión de HUERTA GUERRERO, Luis. En: La Ley. Periódico mensual de Gaceta Jurídica. Lima,
enero de 2011.

26
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Respecto al argumento de la autonomía funcional que el Tribunal Consti-


tucional postula, la Cuarta Sala Civil que conoce el proceso de cumplimien-
to, señala que no puede admitirse una autonomía funcional “absoluta”. En
efecto, la Sala revisora decide apartarse motivadamente de la STC Exp.
N° 10340-2006-PA/TC (caso Justina Bedoya Trejo) en la que con anterioridad
el Tribunal Constitucional se pronunció respecto a su autonomía funcional. Se
trata de un caso de amparo laboral, pero en el que “oportunamente” el Cole-
giado se pronunció antes de la emisión de la STC Exp. N° 00013-2010-PI/TC
respecto al tema de su sede en Arequipa23.
En efecto, en la sentencia STC Exp. N° 10340-2006-PA/TC –que el Tribu-
nal Constitucional adjuntó como recaudo en su contestación de demanda–,
el Colegiado tuvo la oportunidad de señalar que en virtud de la independen-
cia y autonomía que le otorga la Constitución, le corresponde definir su pro-
pio gobierno y la organización, planificación y resolución de los procesos so-
metidos a su competencia. Sin embargo, el Poder Judicial, en la sentencia de
cumplimiento, a través de la Sala arequipeña, considera oportuno apartarse
de tal criterio interpretativo, al estimar que la independencia y autonomía del
Tribunal Constitucional no puede entenderse de modo absoluto, por lo que sí
es posible la exigencia del cumplimiento de las leyes orgánicas de todas las
entidades del Estado, en este caso, la referida a la sede del Tribunal Consti-
tucional en la ciudad de Arequipa.

3.2. Autonomía procesal

El artículo 201 de la Constitución dice textualmente que: “El Tribunal Cons-


titucional es autónomo e independiente”, ello ha sido la base para que el Co-
legiado actúe, por ejemplo, con autonomía procesal para modular sus sen-
tencias:
“La ponderación de los efectos de la sentencia constitucional forma par-
te de las competencias de este Colegiado. El fundamento de tal compe-
tencia se encuentra tanto en el carácter de garante último de los derechos
que ostenta, esto es, de todos los derechos que la Constitución reconoce,
lo que debe hacerse conforme al principio de concordancia práctica; como
también en su autonomía como órgano jurisdiccional del Estado. Al res-
pecto se ha establecido que ‘de conformidad con el principio de autono-
mía, reconocido en el artículo 201 de la Constitución, [este Tribunal] tiene
la potestad de modular, procesalmente, el contenido y los efectos de sus
sentencias en todos los procesos constitucionales, en general, y en el pro-
ceso de amparo, en particular’” (STC Exp. N° 06316-2008-PA/TC).

23 La sentencia fue publicada en la página web del Tribunal Constitucional el 10/10/2007.

27
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

4. Modelos de jurisdicción constitucional: Modelo europeo-kel-


seniano y modelo anglosajón-americano
Brevemente nos referiremos a los orígenes de la jurisdicción constitucio-
nal, en tanto, nuestro modelo de jurisdicción sería uno derivado. Así, se ha
señalado que es orgánico dual o paralelo (Domingo García Belaúnde) o si-
nérgico (Víctor García Toma).
Con gran razón se ha afirmado que no es posible hacer una ciencia del
Derecho Procesal Constitucional al margen de la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional24. Ello resulta más relevante todavía en un encargo como el
que se nos ha asignado, esto es, guiar al lector en cómo reconocer un verda-
dero criterio vinculante de nuestro Colegiado Constitucional.
En ese camino, al ser evidentes las influencias tanto del Civil Law como
del Common Law en el actual modelo constitucional peruano, resulta insos-
layable detenernos brevemente en la concepción del precedente –como de-
cisión judicial que vincula y qué tanto– dentro de los modelos de jurisdicción
europeo-continental y anglosajón-americano, pues no solo con su creación
en el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal, sino que nuestro
“precedente constitucional vinculante” se ha moldeado, sobre todo, jurispru-
dencialmente, luego de que fuera concebido escuetamente por el legislador
del Código.
Este paso resulta relevante, toda vez que nuestro país es distinto a los
modelos de jurisdicción originales mencionados, entre otros aspectos, res-
pecto a qué parte vincula, quién determina ello, si es posible apartarnos de un
precedente o quiénes pueden hacerlo, por poner algunos ejemplos.
Como veremos más adelante, para comenzar nuestro breve resumen res-
pecto de las decisiones en otros modelos jurídicos, primero debemos distin-
guir aquel precedente derivado del Common Law de aquel Derecho continen-
tal, también denominado Civil Law.
Sin duda, ambos han aportado para el desarrollo de nuestro Derecho in-
terno, pues si bien son particularmente distintos entre sí, nuestra ciencia del
Derecho Procesal Constitucional peruano ha sabido (no sin causar polémi-
ca, claro está) utilizar lo mejor de cada modelo para lograr la plena vigencia
de los derechos fundamentales y garantizar la primacía de la Constitución.
En efecto, si bien reconocemos que el precedente proviene principalmen-
te de la tradición del Common Law norteamericano, anotemos desde ya que
nuestro precedente es otro, pues no solo ha sido diseñado con matices que
lo hacen distinto al anglosajón.

24 CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Comentarios al Código Procesal Constitucional. Tomo I, Título Pre-
liminar y disposiciones generales. Palestra, Lima, 2006, p. 92.

28
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

4.1. Tradición jurídica del Common Law

Esta familia o tradición jurídica del Common Law25 tiene su origen en In-
glaterra en el siglo XVII, aquí el Derecho es creación de los jueces (judge
made law); se basa en el uso de los principios jurídicos y las decisiones ante-
riores de sus jueces cuando se esté frente a un caso sustancialmente igual,
dejando de lado, lo que para nosotros es común, el Derecho creado a través
de normas.
El Common Law se ha diferenciado progresivamente en los distintos paí-
ses donde influye, que solo han conservado un modo común de formar y con-
cebir el Derecho. Así, se aprecia una sensible diferencia entre Gran Bretaña y
Estados Unidos, pues en este último se reconoce autoridad no tanto al prece-
dente aislado, sino más bien a una orientación constante de la jurisprudencia26.

4.1.1. Inglaterra
Si nos referimos al Derecho inglés, la Casa de los Lores (House of Lords)
es la cúspide jerárquica del sistema judicial británico, en el que sus decisio-
nes poseen el más alto efecto vinculante.
En el Derecho anglosajón pueden distinguirse dos tipos de precedentes:
el persuasivo y el ineludible. Cada denominación del precedente explica por
sí misma su grado de vinculatoriedad. Esta tipología o caracterización está
relacionada con la jerarquía del órgano que lo emite, el prestigio de los jue-
ces, si se trata de un fallo emitido por unanimidad o solo por mayoría, o si es
emitido en tiempos recientes y sin disensiones.
Al respecto, ha anotado Moretti27, que para que un precedente vincule a
un juez posterior, deben concurrir dos presupuestos:
- La decisión precedente debe estar, ante todo, referido a los mismos he-
chos (in point) respecto a la posterior, esto es, no deben encontrarse di-
ferencias relevantes en puntos de hecho y de derecho, tales que impi-
dan someter ambos supuestos de hecho al mismo régimen jurídico.

25 Según señala Victoria Iturralde, en el tema que nos ocupa no resulta propio el término “sistema ju-
rídico” pues debe ser entendido desde una perspectiva cultural como un conjunto de instituciones
jurídicas, procedimientos y normas (siendo propio referirnos a un sistema jurídico peruano, fran-
cés o español). De otro lado, los términos “tradición” o “familia” jurídica, sí estarían referidos, en
cambio, a un conjunto de actitudes, profundamente arraigadas e históricamente condicionadas.
Cfr. ITURRALDE SESMA, Victoria. El precedente en el Common Law. Civitas, Madrid, 1995, pp.
13 y 14.
26 Cfr. GALGANO, Francesco. Atlas de Derecho Privado contemporáneo. Juan Antonio Fernández
Campos y Rafael Verdera Server (traductores). Fundación Cultural del Notariado, Madrid, 2000,
p. 29.
27 Se trata de un ilustrativo informe sobre el common law en Inglaterra. MORETTI, Francesca. “El
precedente judicial en el sistema inglés”. En: Atlas de Derecho Privado contemporáneo. Frances-
co Galgano (coordinador). Fundación Cultural del Notariado, Madrid, 2000, p. 36.

29
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

- La decisión debe provenir de un órgano judicial superior.


Ahora bien, la principal diferencia entre el precedente persuasivo y el inelu-
dible se aprecia en que, mientras el juez se encuentra vinculado a este, por
lo que aún a falta de convicción deberá adoptarlo en sus decisiones; en cam-
bio, los precedentes persuasivos son citados por los jueces posteriores solo
como referencia de apoyo al caso, o incluso para apartarse de ellos (v. gr. dis-
tinguish). Es decir, solo los aplican si sus criterios los convencen28.
a. La ratio decidendi y los obiter dicta en el Derecho inglés
- ¿Qué es la ratio decidendi?
La ratio decidendi es la parte vinculante de un precedente. Al respecto,
debemos hacer algunas anotaciones relevantes para distinguirla de su trata-
miento en el caso peruano.
Si bien es cierto que la ratio decidendi es el “núcleo normativo de la sen-
tencia”, en el ámbito inglés, tanto el legislador como los propios tribunales –a
diferencia de lo que ha ocurrido en el Perú–, han sido reacios a formalizar la
doctrina del precedente, lo que ha sido el origen de la elasticidad al momen-
to de interpretar.
En efecto, no hay un texto o un grupo de palabras exactas que sean iden-
tificadas como la ratio decidendi de una decisión, sino que se trata de un prin-
cipio implícito dentro de esta, a pesar de que al propio tiempo estemos ha-
blando del “elemento determinante” de la sentencia, el cual será seguido en
los casos sustancialmente similares que le siguen (case law). La tarea de de-
terminar la ratio dedidendi será para los jueces posteriores o el mismo juez
en un ulterior caso.
Como vemos, esta es una diferencia radical con nuestro precedente pe-
ruano, contemplado en el artículo VII del Código Procesal Constitucional,
puesto que allí se indica que “las sentencias del Tribunal Constitucional (...)
constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la sentencia, preci-
sando el extremo de su efecto normativo”. Es decir, en nuestro país es im-
prescindible, para formar un precedente, que se indique cuál es el “núcleo
normativo de la sentencia” del que habláramos hace un momento, en cambio,
en el Common Law, el precedente es elástico, procurando que la interpreta-
ción provenga de los jueces que citen luego el precedente, siendo, sin duda,
con ello de alguna manera mutable en el tiempo.
- ¿Qué son los obiter dicta?
Al lado de la ratio decidendi a lo largo de la sentencia aparecen los obi-
ter dicta, que no son otra cosa que las afirmaciones o acotaciones distintas al

28 MORETTI, Francesca. “El precedente judicial en el sistema inglés”. Ob. cit., p. 38.

30
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

objeto de la discusión, sino que resultan colaterales a este. Ahora bien, en el


caso del Derecho Inglés, el problema para identificarlos es igual que el caso
de la ratio decidendi.
Esta elasticidad en su identificación formal permite incluso que un juez
tenga por obiter dicta los fundamentos que conforman la ratio decidendi y vi-
ceversa. Es precisamente esto lo que se ha querido evitar en la formación del
precedente en nuestro país.
b. ¿Es posible apartarse de un precedente en el Derecho anglosajón?
Líneas arriba, pudimos apreciar como en el Common Law se diferencia el
precedente persuasivo del ineludible (o vinculante). De allí, es fácil deducir
que no es necesario apartarnos de un criterio persuasivo, pues basta con no
citarlo al sentenciar (dado que es considerado como un elemento de apoyo).
En cambio, como el juez se encuentra ligado (binding) a los precedentes
vinculantes, para no adoptar el criterio que este apareje, deberá estar en al-
guno de los tres supuestos29 siguientes, argumentando de modo distinto en
cada caso:
i. Si el precedente está viciado en su formación o estructura. Se trata de
defectos de origen (vicio ab origine) que le quitan eficacia normativa al
precedente30.
ii. Si no es pertinente para el caso concreto. Para este supuesto el juez
debe utilizar el distinguish y solo opera para el caso que está resolvién-
dose.
iii. Si su existencia ya no está justificada por lo que debe adoptarse un cri-
terio nuevo. En estos casos la herramienta que se utiliza para eliminar
los efectos normativos del precedente se denomina overruling.
Entonces, son estos los únicos supuestos por los cuales un juez puede ex-
ceptuarse de la doctrina del stare decisis31 en el Common Law con sus pro-
pias particularidades, similares consideraciones se han propuesto en la juris-
prudencia de nuestro Tribunal Constitucional.

4.1.2. Estados Unidos de Norteamérica


Si bien en los Estados Unidos se recibió el estilo de las decisiones de
Inglaterra, incluyendo la institución del precedente, ambos Derechos se

29 Ibídem, p. 42.
30 Un caso comparable ocurrió cuando mediante la STC Exp. N° 03908-2007-PA/TC, el Tribunal
Constitucional peruano decidió que el “Recurso de Agravio Constitucional (RAC) a favor del pre-
cedente” dictado a través, justamente, de un precedente (STC Exp. Nº 04853-2004-PA/TC), no
cumplía con los requisitos para serlo, por lo que señaló en su fallo que ante el desacato de la re-
gla contenida en un precedente se debería acudir a un amparo y ya no al RAC.
31 Alocución latina cuyo nombre completo es stare decisis et quieta non movere que significa “estar
a lo decidido y no perturbar lo ya establecido, lo que está quieto”.

31
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

desarrollaron de forma independiente a partir de la Declaración de la Inde-


pendencia Americana32.
En el sistema jurídico norteamericano los tribunales desempeñan dos
funciones, la primera referida a resolver disputas jurídicas en casos concre-
tos (función jurisdiccional); y, la segunda, proveer a la sociedad de reglas ju-
rídicas (función institucional).
Es en virtud del principio de stare decisis que los tribunales realizan la fun-
ción jurisdiccional, de manera que las decisiones se convierten en parámetro
a ser considerados para la soluciones de casos similares posteriores. De esa
manera, el stare decisis le impone a los jueces seguir los precedentes de los
casos anteriores, pero al mismo tiempo elevar sus sentencias a tal categoría33.
a. Presupuestos para dictar un precedente en el Derecho norteame-
ricano:
Como ha anotado el Tribunal Constitucional (STC Exp. N° 03741-2004-
AA/TC, f. j. 37), en la clásica tradición del common law norteamericano, tres
son los presupuestos básicos que tiene en cuenta la Suprema Corte para dic-
tar un precedente con efectos vinculantes sobre toda la judicatura a la que
por excelencia se dirige el mensaje del precedente jurisdiccional; así, un di-
seño igual ha sido seguido para el precedente peruano. Así, se ha identifica-
do respecto a la jurisprudencia de los Estados Unidos34:
- En primer lugar, la Corte Suprema dicta un precedente con efectos
vinculantes cuando evidencie que en los niveles inferiores de la judica-
tura se dan distintas concepciones o interpretaciones sobre una deter-
minada figura jurídica o frente a un caso determinado.
- La segunda razón que amerita el dictado de un precedente está referi-
da a la necesidad de llenar un vacío legislativo o una laguna de las le-
yes. Se trata de hacer frente al caso construyendo una respuesta a par-
tir de la interpretación constitucional.
- Finalmente, la tercera razón es la necesidad de desarrollar la jurispru-
dencia sentando un nuevo precedente que anula uno anterior (la cono-
cida práctica del overruling).
b. Diferencias entre el Derecho inglés y norteamericano
Los Estados Unidos es un país que se reconoce como uno de tradición ju-
rídica del Common Law, pero con características distintivas, las cuales se ex-
plican en los siguientes tres elementos35:

32 ITURRALDE SESMA, Victoria. Ob. cit., p. 133.


33 MAGALONI KERPEL, Ana Laura. El precedente constitucional en el sistema judicial norteameri-
cano. McGraw-Hill, Madrid, 2001, pp. 30-31.
34 STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC.
35 Así se ha desarrollado en: ITURRALDE SESMA, Victoria. Ob. cit., p. 135 y ss.

32
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

- El Derecho está basado en la autoridad de la Constitución (que es es-


crita) que, como norma fundamental, prevalece sobre cualquier ley.
- La estructura federal de los Estados Unidos de Norteamérica que cuen-
ta con dos sistemas de tribunales (estatales y federales). Esta disper-
sión hace que se adopten actitudes más flexibles respecto a la autori-
dad de las decisiones judiciales.
- La cantidad de material jurídico en Estados Unidos es inmanejable lo
que obliga a una permanente sistematización del Derecho.

4.2. Tradición jurídica del Civil Law

En esta parte corresponde referirnos al Derecho europeo continental, de-


nominado algunas veces sistema romano-francés, romano germánico o sim-
plemente Derecho continental. Como se sabe, tal denominación proviene de
la separación geográfica de las Islas Británicas con el resto de Europa.
El detalle de este apartado, así como la influencia del Derecho continen-
tal en nuestro sistema jurídico son extremadamente interesantes y amplios.
Para no exceder el espacio concedido, queremos referirnos brevemente a
Francia, Austria y Alemania36.
En la Francia del Antiguo Régimen, la actividad judicial estuvo en cuestio-
namiento por los altos tribunales denominados parlements. Sus jueces esta-
ban tan arraigados en los lastres del régimen feudal que encontraban inacep-
tables las innovaciones liberales.
Tal situación trajo consigo el rechazo popular que fuera recogido por Mon-
tesquieu, para quien los jueces no deberían tener ningún poder político sino
que deben aplicar ciegamente la ley. Así nos revela, cuando señala: “No hay
libertad (...) si el poder de sentenciar no está separado de los poderes legisla-
tivo y ejecutivo” o que “los jueces de una nación no son (...) sino la boca que
pronuncia las palabras de la ley; son seres inanimados que no pueden mode-
rar ni la fuerza ni el rigor de la ley”. En el mismo sentido, Robespierre acotó:
“En un Estado que tiene una Constitución y una legislación, la jurisprudencia
de los tribunales no es otra cosa que la ley”.
Es en ese contexto que el régimen impuesto por la Revolución France-
sa proclama la supremacía de la ley y el Legislativo se convierte en el primer
poder del Estado, mientras que el Judicial se encuentra subordinado al man-
dato del legislador. Luego, vendría la conocida codificación napoleónica con
las innegables influencias que tuviera en nuestro país hasta nuestros días,

36 Para mayores detalles acudir a: CAPELLETTI, Mauro. “¿Renegar de Montesquieu? La expansión


y la legitimidad de la ‘justicia constitucional’”. En: Revista Española de Derecho Constitucional.
Año 6, N° 17, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, mayo-agosto de 1986. Texto del cual
hemos consignado las ideas principales en este apartado.

33
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

inclusive. Basta recordar que el Código Civil francés pasó a la historia como
“Código de Napoleón”.
De esa manera, se negaba la existencia de un órgano de control del le-
gislativo (tribunal) dotado de las competencias necesarias para ello37. Ello se
basaba en la idea de la infalibilidad de las leyes parlamentarias (Rousseau),
idea que felizmente se descartó el siglo pasado.
En efecto, la experiencia del poder político descontrolado, las dictaduras
y la barbarie de las Guerras Mundiales enseñaron a Europa que no era cier-
ta tal infalibilidad sino, más bien, que era posible inclusive que la ley sirva al
abuso. Así, –explica Capelletti– Italia, Austria y Alemania se volvieron hacia
la justicia constitucional para crear un nuevo tipo de control que limite a la le-
gislatura38.
Respecto de Austria, tenemos la creación de Tribunal Constitucional bajo
la luz de Hans Kelsen, quien desestimara la capacidad de autocensura del
Parlamento respecto a la jerarquía de la Constitución. Como se sabe, creó un
órgano independiente como un “legislador negativo” que sancionaba con la
expulsión de la norma del ordenamiento jurídico ante el desacato a tal jerar-
quía, dando paso con ello a la jurisdicción constitucional.
Luego, las consecuencias nefastas que trajera la Segunda Guerra Mun-
dial y la verificación que no solo las leyes sino también la Constitución pue-
de estar a la orden de los poderosos, hizo que la jurisdicción constitucional
adquiera una tarea más, esto es, la defensa de los derechos fundamentales.
Además de sentencias relacionadas a partidos políticos y al libre desen-
volvimiento de la personalidad39, un importante hito es, sin duda, la senten-
cia Lüth emitida por el Tribunal Constitucional Federal de Alemania en el año
1958 (BVerfGE 7, 198 Lüth), de la cual quisiéramos extendernos en explica-
ciones40, pero, por ahora, sencillamente diremos que allí se consideró, ade-
más del clásico postulado de que los derechos fundamentales son ante todo
derechos de defensa del ciudadano en contra del Estado; que la Norma Fun-
damental incorpora también un orden de valores objetivo, que como decisión
constitucional fundamental es válida para todas las esferas del Derecho.
De esta manera, el Tribunal Constitucional alemán protege el derecho a la
libertad de opinión, en el contexto de que un llamado al boicot contra un pri-
vado, no viola necesariamente las buenas costumbres en el sentido del BGB
(norma civil); pudiendo estar justificada constitucionalmente.

37 Gradualmente se llegó a ello respecto del control a la Administración con el Conseild’Etat.


38 También Francia participó de este proceso desde la creación en 1958 del Conseil Constitutionnel
(en la Constitución de De Gaulle).
39 Respecto a esta última, la sentencia Elfes tuvo ocasión de ser referida por el Tribunal Constitucio-
nal peruano en la STC Exp. N° 00007-2006-PI/TC, f. j. 48, caso Calle de las Pizzas.
40 Se trata del recurso promovido por Erich Lüth, presidente del Club de Prensa de Hamburgo, en
contra de la sentencia del Tribunal Estatal de Hamburgo.

34
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

En conclusión, con todo lo reseñado escuetamente supra, resulta ser que


“el papel judicial es legítimo. Se puede estar en desacuerdo o incluso luchar
contra algunas resoluciones o tendencias de la jurisprudencia constitucional.
Aun así, la historia constitucional nos demuestra que la solución alternativa
es todavía peor. Cuando no existe control judicial, el poder político está aún
más fácilmente expuesto al riesgo de perversión”41.

5. Los fundamentos de la vinculatoriedad de las decisiones juris-


diccionales del Tribunal Constitucional

5.1. Vinculatoriedad de las decisiones judiciales en general

La eficacia de la prudentia iuris está fundada en diversos motivos, de ma-


nera que desde los precedentes administrativos, hasta las decisiones de las
altas cortes devienen en persuasivos y/o vinculantes para los operadores del
Derecho en general.
Hemos superado la prevalencia absoluta del texto de la norma, siendo tes-
tigos del protagonismo de la jurisprudencia más allá de su antiguo papel de
fuente del Derecho, este es el caso del precedente constitucional vinculante
que se comporta como regla con fuerza normativa.
A partir de tal situación, queremos identificar cuáles son los fundamentos
que permiten que la jurisprudencia goce de tal prevalencia. En ese sentido,
podemos señalar que la fuerza de las decisiones jurisdiccionales (incluso las
administrativas) se fundamenta en los siguientes cimientos:
- La protección de la igualdad como derecho.
- La protección del principio de buena fe respecto a las autoridades.
- La proscripción de la arbitrariedad en el ejercicio de las potestades dis-
crecionales de las autoridades.
- La seguridad jurídica para los ciudadanos de manera que sus asuntos
sean resueltos del mismo modo si su situación es similar.
- La interdicción de la arbitrariedad, de modo que se proscriba tratamien-
tos irrazonablemente distintos.
- La predictibilidad de las decisiones jurisdiccionales, dada que la unifi-
cación de criterios evita fallos contradictorios.

41 CAPELLETTI, Mauro. “¿Renegar de Montesquieu? La expansión y la legitimidad de la ‘justicia


constitucional’”. Ob. cit., p. 45.

35
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

5.2. Estatus especial de las decisiones del Tribunal Constitucional

El Tribunal Constitucional cuenta con una posición preferente respecto de


la interpretación que puedan formular los jueces del Poder Judicial. Esta pre-
ferencia lleva necesariamente a admitir la siguiente exigencia: algún grado de
vinculación se ha de reconocer en los ordenamientos jurídicos a la interpre-
tación de la Constitución que se haga contener en la jurisprudencia del Tribu-
nal Constitucional42.
Como veremos detalladamente en el desarrollo de los capítulos que si-
guen, los redactores del Código Procesal Constitucional innovaron la clásica
consideración de vinculatoriedad de las sentencias en el ordenamiento pe-
ruano, no solo reconociendo los efectos vinculantes de las sentencias que el
Tribunal Constitucional emite en los procesos orgánicos como instancia úni-
ca, sino también expandiendo los efectos de sus sentencias más allá de las
partes del proceso en los procesos de tutela de derechos fundamentales.
Esto ha sido entendido por el propio Colegiado, en tanto órgano de control
de la constitucionalidad y máxima instancia para conocer las resoluciones de-
negatorias de los procesos de la libertad. Así, se ha señalado que:
“[L]a expansión de los efectos de una sentencia más allá de las partes in-
tervinientes en el litigio no debe causar mayor alarma, puesto que, tratán-
dose de un Tribunal encargado de la defensa de la supremacía constitu-
cional, es claro que sus decisiones –no solo en los juicios abstractos de
constitucionalidad, sino también en los casos concretos de tutela de dere-
chos subjetivos– vinculan a todos los poderes públicos y no solo a las par-
tes involucradas, conforme lo establece el artículo VI del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional.
[R]esulta legítimo que un Tribunal encargado de la defensa de los dere-
chos fundamentales, que tienen su fuente precisamente en esa dignidad
humana, actúe de manera firme y decidida para reencausar la actuación
de los poderes públicos: lo que constituye además un deber irrenunciable
para garantizar la eficacia y vigencia de los derechos que se encuentren
amenazados o conculcados” (STC Exp. N° 05561-2007-PA/TC).
Para explicar la especial naturaleza del precedente, el Tribunal Constitu-
cional apela a su connotación binaria. Esto es que, de un lado aparece como
una herramienta técnica que facilita la ordenación y coherencia de la jurispru-
dencia; y, de otro, expone el poder normativo del Tribunal Constitucional den-
tro del marco de la Constitución, el Código Procesal Constitucional y la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional43.

42 CASTILLO CÓRDOVA, Luis. El Tribunal Constitucional peruano... Ob. cit., p. 71.


43 STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC, consideraciones previas.

36
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Asimismo, anotemos como característica distintiva entre precedente judi-


cial y precedente constitucional a los efectos que tiene la sentencia en uno y
otro caso. En general, sabemos por la clásica teoría general del Derecho que
la sentencia tiene solo efectos inter partes.
En el caso del precedente judicial del sistema del Common Law, decimos
que estos efectos son “verticales”, es decir, aplicables verticalmente.
Empezando desde la Corte Suprema (para el caso norteamericano, por
ejemplo) hacia las cortes y juzgados inferiores de todo el sistema judicial.
Entonces, como anota nuestro Tribunal Constitucional, el efecto vertical
se establece básicamente respecto de los jueces. Y para invocar el cumpli-
miento del precedente judicial y lograr sus efectos se deberá acudir ante un
juez, quien deberá aplicarlo en un caso concreto (STC Exp. Nº 03741-2004-
AA/TC, f. j. 48).
Por otro lado, tenemos a nuestro precedente constitucional vinculante, el
cual irradia sus efectos de manera “más general”:
“La forma como se ha consolidado la tradición de los tribunales constitu-
cionales en el sistema del Derecho continental ha establecido, desde muy
temprano, el efecto sobre todos los poderes públicos de las sentencias del
Tribunal Constitucional44.
Esto significa que el precedente vinculante emitido por un tribunal cons-
titucional con estas características tiene, prima facie, los mismos efectos
de una ley. Es decir, que la regla que el Tribunal externaliza como prece-
dente a partir de un caso concreto, es una regla para todos y frente a to-
dos los poderes públicos; cualquier ciudadano puede invocarla ante cual-
quier autoridad o funcionario sin tener que recurrir previamente ante los
tribunales, puesto que las sentencias del Tribunal Constitucional, en cual-
quier proceso, tienen efectos vinculantes frente a todos los poderes pú-
blicos y también frente a los particulares. Si no fuese así, la propia Cons-
titución estaría desprotegida, puesto que cualquier entidad, funcionario o
persona podría resistirse a cumplir una decisión de la máxima instancia ju-
risdiccional” (STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC, f. j. 49).
Para entender mejor las particularidades, diferencias y similitudes, más
adelante haremos un repaso de la doctrina y la jurisprudencia nacional quie-
nes se han encargado de distinguir entre el precedente judicial y el precedente
constitucional. Antes veremos los detalles que determinan la vinculatoriedad

44 En esta parte se hace referencia al Tribunal Federal alemán. El parágrafo 31.1, BverfGG: “Las
sentencias del Tribunal Constitucional vinculan a los órganos constitucionales de la federación
y de los Estados, a todos los tribunales y a todas las autoridades administrativas”. Cfr. BOCA-
NEGRA SIERRA, Raúl. “Cosa juzgada, vinculación, fuerza de ley en las decisiones del Tribunal
Constitucional alemán”. En: Revista española de Derecho Constitucional. Vol. I, N° 1, CEC, Ma-
drid, 1981, p. 235 y ss. Citado en la STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC.

37
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

de las decisiones normativas del Tribunal Constitucional por antonomasia,


las sentencias de inconstitucionalidad, ello inclusive antes de su creación en
1920 por Hans Kelsen quien diseñó a los tribunales constitucionales solo
como legislador negativo.

6. Los conflictos o enfrentamientos ocasionados por las decisio-


nes del Tribunal Constitucional
Al existir más de un colegiado o juez con facultad de decidir respecto a un
mismo tema, es inevitable que las decisiones jurisdiccionales generen con-
flictos entre los órganos a los cuales pertenecen. Así, hemos sido testigos de
los conflictos de poder que tuvo enfrentados al Poder Judicial y el Tribunal
Constitucional hasta en dos ocasiones45 y que ha sido nominado por la doc-
trina como “guerra entre cortes”.
Se han conocido casos similares en el Derecho Comparado que se han
denominado: “guerra entre las cortes”, “guerra de los altos tribunales”, “con-
flicto de competencias constitucionales”, “conflicto di attribuzioni” o “choque
de trenes”. En el Perú, el análisis de esta tensa situación ocurrió luego de emi-
tida la STC Exp. N° 00006-2006-PC/TC, fallo del conflicto competencial en-
tre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial respecto a la apertura por mandato
judicial de casinos y tragamonedas que, inclusive, propició la publicación de
una obra al respecto:¿Guerra de las cortes? A propósito del proceso compe-
tencial entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. Domingo García Belaunde
(coordinador). Palestra, Lima, 2007.
Más recientemente, otra sentencia que puso en conflicto al Poder Judicial
y al Tribunal Constitucional fue la STC Exp. N° 00001-2010-PC/TC, se trató
de la demanda iniciada por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones en
representación del Presidente de la República. En esta segunda “guerra de
cortes” el Tribunal Constitucional resolvió un conflicto de competencias inicia-
do por el Poder Ejecutivo contra el Poder Judicial, el motivo fueron numero-
sas resoluciones judiciales que permitían el ingreso de vehículos automoto-
res y autopartes usados que no cumplían con los requisitos legales para ello.
Si bien estos dos casos se han desarrollado en el contexto de sendos pro-
cesos de conflicto de competencias, en ellos el Tribunal Constitucional se ha
encargado de precisar que es jerárquicamente superior al Poder Judicial res-
pecto de la resolución de todos los procesos constitucionales:

45 Denominación tomada de la experiencia española. En el Perú, se utilizó por primera vez luego de
emitida la STC Exp. N° 00006-2006-PC/TC, fallo del conflicto competencial entre el Poder Eje-
cutivo y el Poder Judicial respecto a los casinos y tragamonedas que, inclusive, propició la publi-
cación de una obra al respecto. Vide ¿Guerra de las cortes? a propósito del proceso competencial
entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. Domingo García Belaunde (coordinador). Palestra,
Lima, 2007. Asimismo, otra sentencia que puso en conflicto al Poder Judicial y al Tribunal Consti-
tucional fue la STC Exp. N° 00001-2010-PC/TC, sobre la demanda iniciada también por el Poder
Ejecutivo.

38
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

“[S]i bien el conocimiento de los procesos constitucionales de la libertad


constituye una competencia compartida entre el Poder Judicial y el Tri-
bunal Constitucional, en materia de procesos constitucionales existe una
relación de grado inferior de aquel con respecto a este, por el hecho de
que el Tribunal Constitucional es instancia final de fallo ante las resolucio-
nes denegatorias del Poder Judicial en los procesos constitucionales de
hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento (artículo 200, inciso
2 de la Constitución) e instancia única, final y definitiva en los proceso de
inconstitucionalidad y competencial” (STC Exp. N° 05961-2009-PA/TC).
Respecto a la STC Exp. N° 00001-2010-PC/TC, que constituye preceden-
te vinculante conforme a los términos del artículo VII del Código Procesal
Constitucional, esta resuelve que todas las resoluciones judiciales que se re-
suelvan en contravención, apartándose o inobservando las reglas estableci-
das en el anterior precedente vinculante de la STC Exp. N° 05961-2009-PA/
TC46, son nulas de pleno derecho por ser inconstitucionales; asimismo, que
los jueces que hayan resuelto en ese sentido deberán ser procesados y san-
cionados por el Consejo Nacional de la Magistratura y la Oficina de Control de
la Magistratura, así como denunciados penalmente por el Ministerio Público
por el delito de prevaricato. Asimismo, conforme a lo señalado anteriormen-
te, en la STC Exp. N° 05961-2009-PA/TC, se reitera que las medidas caute-
lares, además de ser nulas de pleno Derecho, generan que se promueva la
declaración de responsabilidad civil tanto de jueces, como de abogados y de-
mandantes.
Si bien la decisión del Alto Colegiado opta por el más alto nivel de protec-
ción de los derechos fundamentales a un medio ambiente equilibrado y ade-
cuado para el desarrollo de la vida, nos llama la atención que en este proceso
competencial el Colegiado Constitucional no haya actuado de la manera cau-
ta en que procedió en la referida STC Exp. N° 05961-2009-PA/TC, referida
supra, sino que vuelve con el efecto “nulificante” utilizado en la primera gue-
rra de cortes, del caso de los casinos y tragamonedas (STC Exp. N° 00006-
2006-CC/TC).
En efecto, la sentencia anula un número indeterminado e inubicable de re-
soluciones judiciales (sentencias y medidas cautelares) emitidas por jueces
de todo el país:
“Establece como precedente vinculante:
Las resoluciones judiciales que dispongan la inaplicación del Decreto Le-
gislativo N° 843, o de los Decretos Supremos N°s 045-2000-MTC, 053-
2000-MTC, 017-2005-MTC y 042-2006-MTC o de los Decretos de Urgen-
cia N°s 079-2000, 086-2000, 050-2008 y 052-2008, o que resuelvan en
contravención, apartándose o inobservando las reglas establecidas como

46 Publicada en la página web del Tribunal Constitucional el 18 de junio de 2010.

39
EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

precedente vinculante en la STC Exp. N° 05961-2009-PA/TC, son nulas


de pleno derecho por ser inconstitucionales”.
Al respecto, somos de la opinión que el Tribunal Constitucional debió vol-
ver a apostar como solución –no el declarar, indiscriminadamente, nulas de
“pleno derecho” a un sinnúmero de resoluciones– sino habilitar excepcional-
mente el plazo de prescripción previsto en el segundo párrafo del artículo 44
del Código Procesal Constitucional para que el Procurador Público del Sector
pueda demandar la nulidad de estas, como lo hizo en la STC Exp. N° 05961-
2009-PA/TC, que también contiene un precedente constitucional vinculante
respecto del tema de autos usados.

40
2
Decisiones vinculantes en el
ordenamiento jurídico nacional
Si bien es cierto que el objetivo principal de este trabajo
es saber cómo vinculan las decisiones del Tribunal Consti-
tucional, debemos considerar que también existen resolu-
ciones emitidas por otros órganos colegiados legitimados,
las que no solo nos sirven como una pauta interpretativa al
momento de resolver conflictos sino que inclusive, en mu-
chos casos, son vinculantes hasta el grado del obligatorio
cumplimiento para los operadores del Derecho, por lo que
vale hacer un recuento de ellos antes de abordar nuestro
tema central.
En tal sentido, además del precedente constitucional
vinculante, la doctrina jurisprudencial y las sentencias de
los procesos de inconstitucionalidad emitidas por el Tri-
bunal Constitucional como resoluciones que vinculan, en
este acápite nos referiremos a los acuerdos plenarios y
los precedentes del Poder Judicial (ambos de diferen-
te naturaleza jurídica y grado de vinculatoriedad); asimis-
mo, respecto a un ámbito distinto al jurisdiccional, a las
resoluciones con carácter de precedente de observancia
obligatoria emitidas por tribunales administrativos como el
Tribunal Fiscal, los tribunales del Indecopi o el Tribunal
Registral, por poner algunos ejemplos.
Finalmente, concluiremos este apartado haciendo un
recuento de los tipos de decisiones del Tribunal Constitu-
cional peruano y proponiendo un esquema de desarrollo
de los capítulos siguientes, de manera que al concluir po-
damos reconocer un criterio vinculante de este Colegiado.

1. Cómo vinculan las resoluciones del Poder Ju-


dicial
Las decisiones del Poder Judicial que persuaden u
obligan a los operadores jurídicos a acatar determinado

41
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

criterio son, de un lado los acuerdos plenarios promovidos por las cortes su-
periores y, de otro, los plenos casatorios y los precedentes judiciales emitidos
por los jueces de la Corte Suprema de la República.
Como es posible apreciar, en los últimos años la actividad de los jueces
dedicada a dotar de predictibilidad a la justicia y favorecer la seguridad jurídi-
ca ha permitido obtener criterios para resolver mejor las causas sometidas a
su conocimiento, a tales efectos se presenta el siguiente listado que detalla
diversos plenos ocurridos en el seno del Poder Judicial:
- Plenos Jurisdiccionales 2011
• III Pleno Casatorio Civil
• VII Pleno Jurisdiccional Penal de la Corte Suprema47
- Plenos Jurisdiccionales 2010
• Pleno Jurisdiccional Distrital Constitucional de la Corte de Lima
- Plenos Jurisdiccionales 2009
• Pleno Supremo Penal
• Pleno Jurisdiccional Nacional Constitucional (Lima)
• Pleno Jurisdiccional Nacional Familia (Lima)
• Pleno Jurisdiccional Nacional Penal (Lima)
• Pleno Jurisdiccional Regional Contencioso-Administrativo (Lima)
• Pleno Jurisdiccional Regional Penal Constitucional, hábeas corpus
(Cusco)
• Pleno Jurisdiccional Regional sobre el Nuevo Código Procesal Penal
(Arequipa)
• Pleno Jurisdiccional Regional Laboral (Chiclayo)
• Plenos Jurisdiccionales Distritales
- Plenos Jurisdiccionales 2008
• Pleno Casatorio
• Pleno Supremo Penal
• Pleno Jurisdiccional Supremo en Materia Contencioso-Administrativa
• Pleno Jurisdiccional Nacional Comercial
• Pleno Jurisdiccional Nacional Laboral (Lima)
• Pleno Jurisdiccional Nacional Penal
• Pleno Jurisdiccional Nacional Civil
• Pleno Jurisdiccional Regional Laboral

47 Para el 24 de noviembre de 2011 se tiene prevista la sesión plenaria cerrada de los jueces supre-
mos, asimismo, la publicación en el diario oficial El Peruano está programada para el 14 de di-
ciembre de ese mismo año.

42
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

• Pleno Jurisdiccional Regional Penal (Iquitos)


• Pleno Jurisdiccional Regional Civil y Contencioso-Administrativo (Trujillo)
• Pleno Jurisdiccional Regional Penal
• Pleno Jurisdiccional Regional Civil
• Plenos Jurisdiccionales Distritales
- Plenos Jurisdiccionales 2007
• Pleno Casatorio
• Pleno Supremo Penal
• Pleno Jurisdiccional Nacional Contencioso-Administrativo (Lima)
• Pleno Jurisdiccional Regional de Familia (Lima)
• Plenos Jurisdiccionales Distritales
- Plenos Jurisdiccionales 1997-2006
• Plenos Supremos Penales
• Plenos Jurisdiccionales Civiles
• Plenos Jurisdiccionales Penales
• Plenos Jurisdiccionales Laborales
• Plenos Jurisdiccionales de Familia
Fuente: Poder Judicial

1.1. Los acuerdos plenarios

Se trata de los denominados plenos o acuerdos jurisdiccionales emitidos


en virtud del artículo 116 de la Ley Orgánica del Poder Judicial. Aunque su
vinculatoriedad no es absoluta sino que se trata de interpretaciones que pro-
curan persuadir sobre cómo debe resolverse un determinado caso, resulta
importante que los operadores jurídicos tengan en cuenta los criterios que
apareja un acuerdo plenario para la decisión de un conflicto.
Como vemos en el siguiente cuadro, la actuación de las salas superio-
res especializadas ha sido proactiva, siendo fácil comprobar la importancia
de esta actividad jurisdiccional. Así, a manera de muestra, que ampliaremos
luego, presentamos los resultados del último pleno jurisdiccional nacional en
materia constitucional realizado en la ciudad de Lima, donde se abordaron
los temas de: (i) la competencia para el cobro de bonos emitidos por el Esta-
do, (ii) la actuación inmediata de la sentencia aún cuando es impugnada en
el proceso de amparo; y, (iii) la interpretación de las sentencias del Tribunal
Constitucional que denegaron la pretensión accesoria de intereses en los am-
paros provisionales. Determinación del órgano competente para tramitar las

43
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

pretensiones limitadas al pago de intereses por pensiones: civil o contencio-


so-administrativo48:
FECHA SEDE PARTICIPANTES TEMA PREGUNTA CONCLUSIÓN PLENARIA
Competencia para el ¿Son los juzgados civiles, co- El Pleno adoptó por MAYORÍA lo si-
cobro de bonos emiti- merciales o contenciosos-ad- guiente: el juez competente para cono-
dos por el Estado. ministrativos los competentes cer conflictos derivados del cobro de
para conocer las pretensiones los bonos agrarios es el juez civil, como
que tienen por objeto exigir el excepción, el juez en caso de que tales
pago de obligaciones cuyo ori- bonos se vuelvan transferibles y circu-
gen se encuentra en bonos emi- len en el mercado acorde con la Ley de
tidos por el Estado? Titulos Valores y no por la Ley Especial
de creación será el de la Sub Especiali-
dad Comercial.
Actuación inmediata de Las sentencias en los proce- El Pleno adoptó por MAYORÍA lo si-
la sentencia aún cuando sos constitucionales de amparo guiente: las sentencias de los proce-
es impugnada en proce- ¿se ejecutan de inmediato: aún sos de amparo se ejecutan de modo in-
so de amparo. cuando se encuentre en trámite mediato, aun cuando se encuentre en
el recurso de apelación; solo trámite el recurso de apelación, solo en
desde que quedan consentidas el caso de que los actos de ejecución
Jueces Superio- o ejecutoriadas; o aun cuando puedan ser reversibles.
6 y 7 de res de los 29 se encuentre en trámite el re-
Lima
noviembre Distritos curso de apelación pero siem-
Judiciales pre que los actos de ejecución
puedan ser reversibles?
Interpretación de las ¿Corresponde a la vía civil o El Pleno adoptó por MAYORÍA lo si-
sentencias del Tribunal contencioso-administrativa, el guiente: las pretensiones de pago de
Constitucional que de- trámite de las pretensiones de intereses relativas a pensiones de jubi-
negaron la pretensión pago de intereses por pensio- lación, se tramitan en el proceso con-
accesoria de intereses nes de jubilación? tencioso-administrativo.
en los amparos previ-
sionales.

Determinación del ór-


gano competente para
tramitar las pretensio-
nes limitadas al pago
de intereses por pen-
siones: civil o conten-
cioso-administrativo.

Fuente: Poder Judicial49

1.1.1. Regulación positiva


Los plenos jurisdiccionales son resultado de los debates de los magistra-
dos reunidos para buscar una interpretación respecto de una determinada
situación en debate. Los plenos encuentran su marco regulatorio en el ar-
tículo 116 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, pero además en la “Guía
Metodológica de Plenos Jurisdiccionales”, la cual ha sido producto de una
labor del Consejo Ejecutivo del Poder Judicial con el apoyo de su Centro
de Investigaciones Judiciales (CIJ)50. Este documento, sin duda valioso, ha

48 Este evento jurisdiccional se celebró los días 6 y 7 de noviembre de 2009 y participaron ciento sie-
te jueces (107) superiores, procedentes de los veintinueve (29) distritos judiciales del país.
49 Puede consultarse en: <http://historico.pj.gob.pe/CorteSuprema/cij/documentos/PlenoNacConst_
170310.pdf>.
50 El Centro de Investigaciones Judiciales (CIJ) dentro del organigrama estructural del Poder Ju-
dicial, es un órgano de apoyo de ese poder del Estado y depende de su Consejo Ejecutivo; se
encarga –básicamente– de proponer planes y medidas de reforma judicial, acorde con su Plan

44
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

servido para conducir las reuniones de magistrados encaminadas a la publi-


cación de los plenos jurisdiccionales que procuran concordar jurispruden-
cia especializada.
Antes de la existencia de ese instrumento metodológico, de seguro no hu-
biésemos podido dar cuenta de cómo es que se emiten los plenos por las cor-
tes superiores, pues solo contábamos con la redacción del artículo 116 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, que señala lo siguiente:
Ley Orgánica del Poder Judicial
“Artículo 116.- Plenos jurisdiccionales
Los integrantes de las Salas Especializadas, pueden reunirse en plenos
jurisdiccionales nacionales, regionales o distritales a fin de concordar ju-
risprudencia de su especialidad, a instancia de los órganos de apoyo del
Poder Judicial”.
Por su parte, la guía metodológica tiene como principal objetivo uniformi-
zar los procedimientos de los actos preparatorios orientados a la realización
de los plenos jurisdiccionales que contribuyan al orden y sistematización de
sus resultados y la búsqueda de la participación activa de los magistrados del
país en este tipo de certámenes jurisdiccionales51.
Ahora bien, para todo lo no previsto en la guía o en el dispositivo legal
mencionado supra, se ha considerado que tales situaciones serán resueltas
por la respectiva comisión de magistrados participantes en cada pleno juris-
diccional.

1.1.2. Concepto de acuerdo plenario


Los plenos jurisdiccionales están contemplados como parte del Plan Na-
cional de Plenos Jurisdiccionales Superiores y tienen como uno de sus ob-
jetivos mejorar el nivel de confianza ciudadana en el sistema de administra-
ción de justicia. Su principal objetivo es concordar la jurisprudencia referida
a un caso típico calificado de “difícil”, es decir, aquel que se puede prestar
a más de una interpretación.
Siguiendo a la Guía Metodológica elaborada por el Centro de Investigacio-
nes del Poder Judicial, los plenos jurisdiccionales constituyen reuniones de
magistrados de la misma especialidad, de una, algunas o todas las cortes su-
periores de justicia del país, orientadas a analizar situaciones problemáticas

Operativo. Dentro de sus objetivos tenemos: (i) Investigar y estudiar la realidad sociojurídica del
país y la problemática judicial, (ii) Proponer la reforma judicial permanente orientando sus pro-
puestas al mejoramiento y desarrollo de la Administración de Justicia, (iii) Registrar sistemáti-
camente las Ejecutorias Supremas y el movimiento estadístico del servicio judicial en Salas y
Juzgados de toda la República; y, (iv) Realizar plenos jurisdiccionales nacionales, regionales o
distritales para lograr la predictibilidad de las resoluciones judiciales.
51 CENTRO DE INVESTIGACIONES JUDICIALES. Guía metodológica de plenos jurisdiccionales.
Consejo Ejecutivo del Poder Judicial, Lima, 2008, pp. 4 y 5.

45
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

relacionadas al ejercicio de la función jurisdiccional, con la finalidad que me-


diante su debate y posteriores conclusiones se determine el criterio más apro-
piado para cada caso concreto.
El pleno jurisdiccional puede ser: distrital, regional o nacional. Ello depen-
de de la procedencia de los magistrados participantes. Así, un pleno será dis-
trital si participan jueces de un solo distrito judicial, esto para uniformizar deci-
siones relacionadas a la realidad de este tipo de circunscripciones. Lo mismo
ocurre con la comisión regional que se agrupa en macro regiones y con el
pleno regional que está conformado por un representante de cada una de las
macro regiones, el cual será elegido entre los miembros de las comisiones
nacionales de la especialidad de los distritos judiciales de cada macroregión.
Con todo ello, finalmente anotemos que los plenos jurisdiccionales “son
foros que propician la discusión y debate de los principales problemas rela-
cionados al ejercicio de la función jurisdiccional. Promueven la reflexión de
los magistrados acerca de los temas que son materia de debate, en los cua-
les los participantes para su deliberación y fundamentación de criterios, han
escuchado la exposición de los expertos en el tema. Esta actividad conduce
al perfeccionamiento del ejercicio de la función jurisdiccional, al fortalecimien-
to del sistema jurídico y de la organización judicial”52.

1.1.3. Acuerdos jurisdiccionales de relevancia procesal constitucional


En este punto queremos dejar evidencia de cómo los jueces se preocu-
pan por llevar a sesión plenaria temas polémicos, casos en los que se evi-
dencia más de una solución. Estos “casos tipo” son debatidos por los magis-
trados adoptando una posición por unanimidad o mayoría que determinaría
la forma en que deben resolverse este tipo de situaciones. Nos hemos dado
un breve espacio para discrepar en algunos supuestos, en cualquier caso,
sin duda vale tenerlos en cuenta en la práctica procesal al concurrir al litigio
en esa sede.

a. Pleno Jurisdiccional Regional Penal y Constitucional (2009)


Comencemos con el Pleno Regional realizado en la ciudad del Cusco
los días 21 y 22 de agosto del 2009, que reunió a los jueces superiores
de los distritos judiciales de Apurímac, Arequipa, Cusco, Madre de Dios,
Moquegua, Puno y Tacna. Allí se abordaron los siguientes temas de orden
constitucional y penal: (i) Criterios para la determinación del ámbito de im-
procedencia del recurso de apelación y agravio constitucional en la acción
de hábeas corpus; (ii) Trámite del proceso de hábeas corpus en supuestos
donde no exista detención arbitraria o vulneración de la integridad personal;

52 Vide <http://historico.pj.gob.pe/cortesuprema/cij/publicaciones/noticias.asp?codigo=10800&opci
on=detalle>.

46
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

(iii) Nulidad de la contumacia cuando se advierte que la acusación pre-exis-


tente que la generó tenía defectos; y, (iv) La terminación anticipada y la opo-
sición de las partes.
Luego del debate, los magistrados superiores respondieron las preguntas
respecto de cada tema propuesto que, una vez debatidas y resueltas, conclu-
yeron en el acuerdo plenario que anotamos en el cuadro que sigue:

TEMA PREGUNTA CONCLUSIÓN PLENARIA

Crieterios para la determi- ¿Procede la aplicación supletoria de Có- El Pleno adoptó por MAYORÍA lo siguiente: en orden a los fines
nación del ámbito de im- digos Procesales afines en la calificación de los procesos constitucionales, esto es, garantizar la primacía
procedencia del recur- de los recursos impugnatorios que se in- de la constitución y la vigencia efectiva de los derechos consti-
so de apelación y agravio tentan en las acciones constitucionales de tucionales, la exigencia de requisitos adicionales a los exigidos
constitucional en la acción hábeas corpus? por la legislación procesal constitucional en aplicación supleto-
de hábeas corpus. ria de códigos procesales afines para la tramitación de los recur-
sos impugnatorios en materia de hábeas corpus, no potestativa.

Trámite del proceso de ¿Comó debe aplicarse el término de un El Pleno adoptó por UNANIMIDAD lo siguiente: se debe asumir que
hábeas corpus en supues- día natural para resolver la demanda de el plazo de un día natural para resolver la demanda de hábeas cor-
tos donde no exista de- hábeas corpus, bajo responsabilidad, al pus corre desde que el proceso se encuentra expedito para resol-
tención arbitraria o vul- que se refiere el artículo 31 del Código ver, esto es, luego de haber verificado el lugar de los hechos o to-
neración de la integridad Procesal Constitucional? mado la declaración al demandado. El desarrollo de esos actos
personal. previos a la resolución del proceso, sobre todo el último, exige
inevitablemente el uso de un plazo siempre superior a un día, en
ocasiones largamente superior (semanas o meses), como los su-
puestos en los que se tiene que librar exhortos sea para la citación
a la toma debe tener aquella interpretación.

Nulidad de la contumacia ¿Procede declarar la nulidad de la contu- El Pleno adoptó por MAYORÍA lo siguiente: es procedente declarar
cuando se advierte que macia cuando se advierte que la acusa- la nulidad de la contumancia en aquellos casos en los que existe
la acusación pre-existen- ción pre-existente que la generó, tenía de- acusación fiscal que generó llamados para el acto de juzgamiento
te que la generó, tenía de- fectos? a los que no concurrió la parte acusada y que por ello se de-
fectos. claró su contumancia disponiéndose la suspensión de los térmi-
nos de la prescripción de la acción penal, sin embargo, posterior-
mente se advierte que la acusación presentaba defectos formales
o de fondo que de haberse llevado adelante el juzgamiento, ha-
brían generado su nulidad; en consecuencia, en tal supuesto el
juez debe declarar de oficio la nulidad de todo lo actuado –inclui-
da la declaración de contumacia– hasta volver a emitir la resolu-
ción correspondiente en torno a la acusación deficiente; dando lu-
gar a la posibilidad de efectuarse el cómputo de la prescripción
de la acción penal.

La terminación anticipa- ¿Es posible que el fiscal provincial pueda El Pleno adoptó por UNANIMIDAD lo siguiente: abstenerse, por no
da y la oposición de las oponerse dentro de los 05 días en que se haber razón necesaria para debatir, proponiendo la reformulación
partes. pone en su conocimiento la solicitud de del planteamiento del problema de este tema, para que sea tratado
terminación anticipada presentada por el en otro Pleno Jurisdiccional.
imputado?

Fuente: Poder Judicial53

Así, de la información supra, vemos que uno de los temas propuestos para
el análisis referido al ámbito procesal constitucional es el plazo para resolver
la demanda de hábeas corpus, el que está precisado en el artículo 31 del Có-
digo Procesal Constitucional, que señala:

53 Puede consultarse en: <http://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/177ec38043eb781493aad34684


c6236a/Regional+Penal+y+Const+Cusco+2009.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=177ec38043e
b781493aad34684c6236a>.

47
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

“Artículo 31.- Trámite en casos distintos


Cuando no se trate de una detención arbitraria ni de una vulneración de la
integridad personal, el juez podrá constituirse en el lugar de los hechos, o,
de ser el caso, citar a quien o quienes ejecutaron la violación, requiriéndo-
les expliquen la razón que motivó la agresión, y resolverá de plano en el
término de un día natural, bajo responsabilidad.
La resolución podrá notificarse al agraviado, así se encontrare privado de
su libertad. También puede notificarse indistintamente a la persona que in-
terpuso la demanda así como a su abogado, si lo hubiere” (el resaltado es
nuestro).
En efecto, cuando no estamos frente a un hábeas corpus clásico, es de-
cir, uno distinto al que denuncia una afectación a la libertad individual; el juez
constitucional de primera instancia debe realizar diversos actos antes de re-
solver. No obstante esta posibilidad, el Código Adjetivo le concede el plazo de
un día para resolver bajo responsabilidad.
En este pleno jurisdiccional se trató de establecer un criterio que adopte
una posición clara respecto a una determinada norma. Los jueces superiores
han identificado como una cuestión importante a esclarecer, a qué se refie-
re exactamente el artículo 31 del Código cuando señala que ellos deben sen-
tenciar “en el término de un día natural”. Así, luego del debate, y sin resolver
un expediente en particular, adoptaron por unanimidad como criterio general
que, en el trámite de sus respectivas cortes superiores, el plazo de un día na-
tural para resolver la demanda de hábeas corpus corre desde que el proceso
se encuentra expedito para ser sentenciado, esto es, luego de haber verifica-
do el lugar de los hechos o tomado la declaración al demandado.
Esto es comprensible pues, a diferencia del Tribunal Constitucional que
también es instancia de sede pero que no realiza este tipo de trámites proce-
dimentales, los jueces de primera instancia están obligados a realizar actua-
ciones diversas, como los exhortos para citar al emplazado o al propio agra-
viado. Este tipo de actos procesales hace diferir el tiempo del arribo de una
decisión jurisdiccional que agote la instancia.
En efecto, el hábeas corpus debe ser un proceso célere. Así, para los ca-
sos de detención arbitraria, el Código Procesal Constitucional obliga al juez
a resolver de inmediato (artículo 30)54, mientras que para los demás supues-
tos el juez penal tiene el plazo de un día (artículo 31, que se analiza en este

54 Código Procesal Constitucional


Artículo 30.- Trámite en caso de detención arbitraria
Tratándose de cualquiera de las formas de detención arbitraria y de afectación de la integridad
personal, el Juez resolverá de inmediato. Para ello podrá constituirse en el lugar de los hechos,
y verificada la detención indebida ordenará en el mismo lugar la libertad del agraviado, dejando
constancia en el acta correspondiente y sin que sea necesario notificar previamente al responsa-
ble de la agresión para que cumpla la resolución judicial.

48
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Pleno Jurisdiccional Regional). Ahora bien situación distinta se prevé para el


hábeas corpus instructivo (artículo 32)55 para el cual el legislador no ha fijado
un plazo. Sin duda, esta diferencia de plazos obedece a la complejidad que
comporta la tramitación de demandas de distinta naturaleza en cada caso en
concreto.
Como se advierte, en este tipo de procesos resulta basilar la investiga-
ción llevada a cabo por el juez a cargo del hábeas corpus instructivo en pri-
mera instancia. Esta afirmación se verifica en el hecho de que el Tribunal
Constitucional ha considerado que cuando el juez instructor no fue exhausti-
vo al investigar, este órgano –una vez recibido el expediente que desestimó
la demanda– ha procedido a anular todo lo actuado pues a su criterio no fue
suficiente la actuación del a quo, de modo que ordena ampliar la investiga-
ción sumaria del hábeas corpus56.

b. Pleno Jurisdiccional Nacional Constitucional (2009)


Este Pleno se realizó el 7 de noviembre de 2006, tuvo como sede la ciu-
dad de Lima y participaron jueces superiores de las cortes de Lima, Tumbes,
Loreto, Madre de Dios, Lima Norte y Callao. Allí se abordaron los siguientes
temas: (i) competencia para el cobro de bonos emitidos por el Estado; (ii) ac-
tuación inmediata de sentencia aun cuando es impugnada en procesos de
amparo; (iii) interpretación de las sentencias del Tribunal Constitucional que
denegaron pretensión accesoria de intereses en los amparos previsionales.
Determinación del órgano competente para tramitar las pretensiones limita-
das al pago de intereses por pensiones: civil o contencioso-administrativo.
Por la relevancia del tema que nos compete, no queremos perder de vis-
ta el segundo tema, esto es, “la actuación inmediata de sentencia aun cuan-
do es impugnada en procesos de amparo”. Así, podemos apreciar cómo los
jueces proponen a discusión un tema relevante que, a su parecer, no que-
da claro del texto del Código Procesal Constitucional y, como veremos más

55 Código Procesal Constitucional


Artículo 32.- Trámite en caso de desaparición forzada
Sin perjuicio del trámite previsto en los artículos anteriores, cuando se trate de la desaparición for-
zada de una persona, si la autoridad, funcionario o persona demandada no proporcionan elemen-
tos de juicio satisfactorios sobre su paradero o destino, el Juez deberá adoptar todas las medidas
necesarias que conduzcan a su hallazgo, pudiendo incluso comisionar a jueces del Distrito Judi-
cial donde se presuma que la persona pueda estar detenida para que las practiquen. Asimismo,
el juez dará aviso de la demanda de hábeas corpus al Ministerio Público para que realice las in-
vestigaciones correspondientes.
Si la agresión se imputa a algún miembro de la Policía Nacional o de las Fuerzas Armadas, el juez
solicitará, además, a la autoridad superior del presunto agresor de la zona en la cual la desapari-
ción ha ocurrido, que informe dentro del plazo de veinticuatro horas si es cierta o no la vulnera-
ción de la libertad y proporcione el nombre de la autoridad que la hubiere ordenado o ejecutado.
56 Así ocurrió en la RTC Exp. N° 06844-2008-PHC/TC.

49
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

adelante, la opinión aprobada en este Pleno Jurisdiccional difiere en parte de


la posición del Tribunal Constitucional.
En efecto, la pregunta motivadora sometida a debate es la siguiente:
“¿Las sentencias en los procesos constitucionales de amparo se ejecutan
de inmediato, aun cuando se encuentre en trámite el recurso de apelación,
solo desde que quedan consentidas o ejecutoriadas; o, aun cuando se en-
cuentre en trámite el recurso de apelación, pero siempre que los actos de
ejecución puedan ser reversibles?”.
Esto tiene que ver con el contenido del segundo párrafo del artículo 22 del
Código Procesal Constitucional:
“La sentencia que ordena la realización de una prestación de dar, hacer
o no hacer es de actuación inmediata. Para su cumplimiento, y de acuer-
do al contenido específico del mandato y de la magnitud del agravio cons-
titucional, el juez podrá hacer uso de multas fijas o acumulativas e inclu-
so disponer la destitución del responsable. Cualquiera de estas medidas
coercitivas debe ser incorporada como apercibimiento en la sentencia, sin
perjuicio de que, de oficio o a pedido de parte, las mismas puedan ser mo-
dificadas durante la fase de ejecución”.
Si bien para un sector de la doctrina, esta disposición normativa introdu-
ce la figura de la actuación inmediata de la sentencia en el proceso de am-
paro, en virtud de la cual el juez de primera instancia puede dar eficacia a la
sentencia estimatoria por él emitida, independientemente de la apelación que
haya sido interpuesta por la parte vencida57; ello no resulta ser así para la opi-
nión mayoritaria de los jueces participantes del Pleno Jurisdiccional que aho-
ra comentamos.
Sin duda, esto resulta ser un tema polémico, pues el Código Procesal
Constitucional solo contempla en sus artículos 22 y 5958 respecto a la manera
en que debe cumplirse una sentencia constitucional. A todas luces, este trata-
miento normativo resulta escueto, por lo que los abogados nos vemos condi-
cionados a las discrecionalidades del juez al momento de solicitar el cumpli-
miento del fallo de primera instancia.
Revisando el texto de las conclusiones del Pleno Jurisdiccional Nacional,
vemos que, mayoritariamente, los jueces participantes sí consideran que las
sentencias de amparo se ejecutan de modo inmediato aun cuando se en-
cuentre en trámite el recurso de apelación. No obstante, se observa que un

57 ROJAS BERNAL, Jose Miguel. Guía para la ejecución de sentencias en los procesos constitucio-
nales. Gaceta Jurídica, Lima, 2001, p. 45.
58 Esta disposición señala textualmente que sin perjuicio de lo establecido en el artículo 22 del Có-
digo Procesal Constitucional, la sentencia firme que declara fundada la demanda debe ser cum-
plida dentro de los dos días siguientes de notificada. Tratándose de omisiones, este plazo puede
ser duplicado.

50
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

grupo de magistrados considera que ello solo será posible si los actos de eje-
cución pueden ser reversibles.
El debate de una de las posiciones postula que el segundo párrafo del ar-
tículo 22 del Código Procesal Constitucional guarda relación con el artículo II
de su Título Preliminar. Así, realizando una interpretación sistemática de es-
tas disposiciones, el juez constitucional debe proceder a la ejecución inme-
diata de las sentencias cuando así se le solicite, de lo contrario también se
vaciaría el principio de utilidad que tiene relación directa con la defensa de los
derechos constitucionales.
De otro lado, la posición que ganó el debate plenario, si bien admite que el
contenido del artículo 22 del Código Procesal Constitucional, en concordan-
cia con el artículo 59 del mismo cuerpo normativo, dispone que la regla ge-
neral es la ejecución de sentencia impugnada, se señala que ello solo será
posible en los casos en que los actos de ejecución puedan ser reversibles.
Así, se postula que “evaluar los límites de la irreversibilidad constituye una
delicada tarea del juez, a efectos de no desvirtuar el mandato que enuncia el
artículo 22 antes acotado. El juez deberá ponderar los derechos en conflicto
y tendrá en cuenta la aplicación del principio de proporcionalidad. Entender
entonces cuál es el límite razonable de la irreversibilidad, involucrará el exa-
men de los derechos fundamentales en pugna”.
Finalmente, luego de sustentadas las tres posiciones propuestas, el Pleno
Jurisdiccional adoptó por mayoría con sesenta y un votos por la tercera po-
nencia, lo siguiente: “Las sentencias de los procesos de amparo se ejecutan
de modo inmediato, aun cuando se encuentre en trámite el recurso de ape-
lación solo en el caso de que los actos de ejecución puedan ser reversibles”.
Sobre este asunto, para el profesor sanmarquino Pedro Grández Castro la
actuación inmediata de sentencia es un acto de fe renovada en el juez de pri-
mera instancia como el tutor más efectivo y más extendido en el territorio para
salvaguardar los derechos fundamentales. Ahora bien, también reconoce que
la ejecución debe darse en un entorno tuitivo de manera que esta se “aligere”
no solo en atención a las pretensiones sino también a la calidad de los acto-
res del proceso. Así, señala que el fundamento de la actuación inmediata de
una sentencia radica en la necesidad de otorgar tutela efectiva frente a la vio-
lación de derechos fundamentales por lo que propone cierta restricción cuan-
do se trate de sentencias que favorecen a entidades o la Administración59. De
ese modo, justifica la actuación inmediata de sentencia respecto de personas
naturales dado que estas no podrían esperar de igual manera que las corpo-
raciones.

59 GRÁNDEZ CASTRO, Pedro. “La ejecución de las sentencias en los procesos de tutela de los de-
rechos: las lecciones de la Corte Suprema Norteamericana”. En: Palestra del Tribunal Constitu-
cional. Tomo 12, Palestra, Lima, diciembre de 2007, pp. 635 y 636.

51
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

En todo caso, vale anotar la posición del Tribunal Constitucional, ente para
el que es posible la actuación inmediata de sentencia impugnada, esto sin
precisiones respecto a la naturaleza de los actos a ejecutarse.
Así, para el alto Colegiado:
“[E]ste Tribunal considera necesario enfatizar que, a diferencia del mo-
delo procesal que recogía la derogada Ley N° 23506 y normas conexas,
el Código Procesal Constitucional –vigente desde el 1 de diciembre de
2004–, ha incorporado en su artículo 22, segundo párrafo, el régimen de
actuación inmediata de sentencias estimatorias para los procesos consti-
tucionales de la libertad. En consecuencia, y sin perjuicio de lo que habrá
de decirse más adelante, el juez constitucional se encuentra habilitado en
estos casos para ejecutar los mandatos contenidos en su sentencia esti-
matoria, independientemente de la existencia de mecanismos de acceso
a la instancia superior. [P]arece claro que la actuación inmediata se pro-
yecta como una herramienta eficaz para la consecución de aquellos fines
que son inherentes y consustanciales al proceso de amparo”60.
Como vemos, el Colegiado es tajante en reconocer la posibilidad de que
veamos realizado un fallo fundado, vinculándolo, nada menos, que a un de-
recho constitucional, el derecho a la actuación inmediata de la sentencia esti-
matoria como manifestación del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva. En
ese sentido, en el fallo de la STC Exp. N° 00607-2009-PA/TC, dispone la no-
tificación de la sentencia a la Presidencia de cada Distrito Judicial del país,
a efectos de que se tomen en cuenta los criterios allí expuestos respecto a
la aplicación de la figura de la actuación inmediata de la sentencia estimato-
ria de primer grado, contenida en el artículo 22 del Código Procesal Consti-
tucional.

c. Pleno Jurisdiccional Distrital Constitucional (2010)


Este Pleno Jurisdiccional fue realizado a nivel de la Corte Superior de Jus-
ticia de Lima, los jueces superiores Marcela Teresa Arriola Espino (presiden-
ta) y Rómulo Torres Ventocilla se reunieron en sesión plenaria el 15 y 16 de
julio de 2010. Allí se debatieron los siguientes temas: (i) el precedente vincu-
lante frente a la independencia de los jueces; (ii) la contracautela y la oposi-
ción en las medidas cautelares; (iii) las medidas cautelares sobre bienes del
Estado. Naturaleza de estos bienes.
Los tres temas puestos a debate resultan relevantes para el litigio en sede
constitucional. En resumen, queremos precisar que la conclusión plenaria en
cada caso es como sigue:

60 STC Exp. N° 00607-2009-PA/TC, ff. jj. 18 y 41.

52
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

(i) el precedente vinculante frente a la independencia de los jueces: Los


jueces como regla deben aplicar los precedentes vinculantes establecidos
por el Tribunal Constitucional; pero, pueden desvincularse de dichos pre-
cedentes, siempre que con su decisión se proteja de mejor manera al ac-
cionante, en cuanto al derecho fundamental violado.
(ii) la contracautela y la oposición en las medidas cautelares: Resulta
aplicable la oposición a la medida cautelar en un proceso constitucional,
figura prevista en el segundo párrafo del artículo 637 del Código Procesal
Civil, por lo siguiente:
a) Aplicable por imperio de la Ley. Por cuanto el artículo 15 del Código
Procesal Constitucional que regula el trámite de las medidas cautela-
res no lo excluye de su aplicación como sí lo hace con otros artículos
del Código Procesal Civil. El artículo 15 antes mencionado excluye a
los artículos 618, 621, 630, 636 y 642 al 672, pero no al artículo 637
que regula la oposición y, por lo tanto, es aplicable por imperio de la ley.
b) Por equidad procesal. Pues con el trámite anterior, la primera resolu-
ción o decisión para el solicitante de la medida era la del juez de pri-
mera instancia pero para el ejecutado era la del revisor en vía de ape-
lación. Con la oposición, el juez escucha los argumentos de ambas
partes y no solo las del y no solo las del ejecutante.
c) Oposición y extinción de pleno derecho, dos figuras distintas. El ar-
tículo 16 del Código Procesal Constitucional prevé el supuesto de la
extinción de pleno derecho de la medida cautelar por razón de la cosa
juzgada, pero constituye una figura distinta a la oposición. En la prime-
ra figura no hay impulso de parte para el decaimiento de la medida; en
la segunda figura sí lo hay. En la primera se extingue la medida auto-
máticamente o por inercia en virtud de la cosa juzgada; en la segun-
da existe un pedido de parte para que decaiga la medida, el cual ob-
viamente se debe sustentar en hechos nuevos que el juez desconoce
para alegar la inexistencia de verosimilitud o inexistencia de peligro en
la demora.
(iii) las medidas cautelares sobre bienes del Estado. Naturaleza de estos
bienes: La ejecución de la sentencia constitucional firme debe de ser in-
mediata y en un plazo judicial que no debería exceder a los cuatro meses,
para que sea concordante con lo previsto en la parte final del artículo 59
del Código Procesal Constitucional. Debiéndose ordenar la medida cau-
telar solicitada, de acuerdo a lo previsto por este Código.
Asimismo, los magistrados asistentes a la sesión plenaria aprobaron por
unanimidad la siguiente recomendación sobre el tercer tema: “Proponer al
Consejo Ejecutivo del Poder Judicial evalúe la conveniencia de implemen-
tar Salas Especializadas en lo Constitucional en la Corte Superior de Justicia
de Lima, en atención a la necesidad de fortalecer la especialidad constitucio-
nal en esta Corte Superior de Justicia y, uniformizar los criterios al interior del

53
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

Distrito Judicial para garantizar la plena vigencia de los derechos humanos


conforme a lo establecido en el artículo 44 de la Constitución”.
Al ser asuntos de gran envergadura en cuanto a la cantidad de justicia-
bles que pueden verse inmersos en los supuestos planteados, se verifica la
relevancia de conocer las conclusiones de los plenos jurisdiccionales. Res-
pecto al primer tema propuesto en este Pleno Distrital, volveremos más ade-
lante, al desarrollar el capítulo referido al precedente constitucional vincu-
lante.

1.1.4. Efecto vinculante del acuerdo plenario


El pleno jurisdiccional justifica su existencia en tanto procura lograr la pre-
dictibilidad de las resoluciones judiciales mediante la unificación de criterios
de los magistrados de las distintas especialidades integrantes de las cortes
superiores, ello para evitar fallos contradictorios en aras de reducir el margen
de inseguridad jurídica61.
Es en ese camino que el acuerdo busca mejorar la calidad del servicio de
impartición de justicia, atendiendo eficaz y eficientemente los procesos judi-
ciales, de modo que ello redunde en la disminución de la carga procesal de
los juzgados y salas especializadas del país62.
No obstante la gran valía de los objetivos que procuran alcanzar las salas
superiores con la emisión de los plenos jurisdicciones anotados arriba, debe-
mos tener en cuenta que estos no gozan de un carácter obligatorio, sino que
resultan ser solo criterios orientadores mas no determinantes.
Entonces, sí será posible que el juez decisor de un caso concreto, pueda
apartarse del sentido de la interpretación dada en un pleno jurisdiccional. Eso
sí, resulta basilar que el magistrado fundamente su decisión para no afectar
los derechos de las partes procesales del expediente que está resolviendo63.
Señalamos esto pues la solución de un caso por el pleno ha sido el resulta-
do de un debate entre magistrados especializados, muchas veces –inclusi-
ve– auxiliados por la opinión de expositores invitados, por lo que se trata de
un consenso calificado que debe ser debidamente rebatido si quiere decidir
en un sentido distinto.
En efecto, conforme lo pautea la propia “Guía Metodológica de Plenos Ju-
risdiccionales”, los acuerdos adoptados en el acta de sesión plenaria no po-
seen fuerza vinculante para la resolución de un caso particular; sin embargo,

61 CENTRO DE INVESTIGACIONES JUDICIALES. Guía Metodológica de Plenos Jurisdiccionales.


Ob. cit., p. 4.
62 Ídem.
63 De lo contrario podrían darse argumentos valederos para señalar la vulneración del derecho a la
motivación de las resoluciones judiciales

54
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

orientan a los magistrados en el ejercicio de su función jurisdiccional, lo cual


conlleva a la predictibilidad de las resoluciones judiciales64.
Esta vinculación de los acuerdos de un pleno jurisdiccional ha sido enten-
dida así, incluso desde antes de la elaboración de la Guía Metodológica. Así,
César San Martín, al interpretar el artículo 116 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial, señala que, al ser dados por órganos que no integran la Corte Su-
prema, estos acuerdos no son obligatorios para colegiados de igual jerarquía
e incluso para los inferiores por lo que no puede ser considerado como un
“precedente” en los términos del Civil Law pues tal característica solo se cir-
cunscribe a los fallos de la Corte Suprema, y en específico, a los preceden-
tes judiciales. No obstante, el mencionado jurista sí resalta el innegable “va-
lor persuasivo” de los acuerdos plenarios65.
En ese mismo sentido, desde la experiencia de Víctor Prado Saldarria-
ga, “los plenos jurisdiccionales han aportado notables alternativas de unifica-
ción de los criterios imperantes en el proceder judicial”. Señala esto al referir-
se específicamente a los temas de la suspensión de la ejecución de la pena,
el concurso real retrospectivo, la participación de delitos funcionariales, los
beneficios penitenciarios, la prescripción de la acción penal, etc.; temas de
relevancia penal atendidos en pleno jurisdiccional66.
Asimismo, el mencionado profesor y juez supremo penal, coincide con
San Martín al opinar que estos plenos jurisdiccionales solo se consolidarán
como precedentes obligatorios con la convalidación formal que le dé la Sala
Plena de la Corte Suprema, asunto sobre el cual considera que existen difi-
cultades operativas en la aplicación del artículo 80.4 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial67.
En resumen, de manera general, para establecer un símil con nuestro
tema de estudio, podemos señalar que los plenos jurisdiccionales o acuer-
dos plenarios del Poder Judicial pueden ser comparados en su vinculato-
riedad con la doctrina constitucional del Tribunal Constitucional consignada
en el tercer párrafo del artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal

64 CENTRO DE INVESTIGACIONES JUDICIALES. Guía Metodológica de Plenos Jurisdiccionales.


Ob. cit., p. 15.
65 SAN MARTÍN CASTRO, César E. “Los acuerdos plenarios de los vocales superiores del 10 y 11
de diciembre de 2004”. En: Cuadernos de Investigación y Jurisprudencia. Centro de Investigacio-
nes del Poder Judicial, Lima, enero-marzo 2005, p. 55.
66 PRADO SALDARRIAGA, Víctor. “Jurisprudencia penal vinculante y plenos jurisdiccionales”. En:
Cuadernos de Investigación y Jurisprudencia. Centro de Investigaciones del Poder Judicial, Lima,
enero-marzo de 2005, pp. 25 y 26.
67 Ley Orgánica del Poder Judicial
Artículo 80.- Atribuciones de la Sala Plena de la Corte Suprema
Son atribuciones de la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia de la República:
4. Sistematizar y difundir la jurisprudencia de las Salas Especializadas de la Corte Suprema y dis-
poner la publicación trimestral de las Ejecutorias que fijen principios jurisprudenciales que han de
ser de obligatorio cumplimiento en todas las instancias judiciales.

55
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

Constitucional. Esta disposición legal indica que los jueces interpretan y apli-
can las leyes o toda norma con rango de ley y los reglamentos según los pre-
ceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los que
resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional.
En ese sentido, se reafirma su importante efecto persuasivo, en tanto re-
presenta una recomendación a los magistrados para que puedan resolver las
causas según los puntos resolutivos adoptados de manera unánime o por
mayoría. Sin embargo, con la debida motivación, es posible proponer un cri-
terio distinto al adoptado en el acuerdo plenario.
Al respecto, José Luis Castillo Alva sostiene que el acuerdo plenario
–al no ser el ejercicio de la función jurisdiccional pues no resuelven un caso
concreto– no ejercen ni desarrollan fuerza vinculante alguna (lo que sí ocurre
al emitir un precedente judicial, que es el ejercicio de la jurisdicción concedi-
da a los jueces). En tal sentido, estos no pueden ser utilizados para plantear
la aplicación obligatoria de determinada decisión; no obstante, como Prado
Saldarriaga, admite que a través de ellos se puede exhortar, formal o mate-
rialmente, a las salas supremas penales para que adopten un precedente
vinculante o una sentencia plenaria, a fin de que su cumplimiento se vuelva
exigible desde el punto de vista normativo68.
En resumen, es posible apartarse de la interpretación dada en un acta del
acuerdo plenario (que orienta la decisión con un criterio que define la aplica-
ción de una norma de contenido controvertido) al igual que de una doctrina
constitucional emitida por el Tribunal Constitucional; en ambos casos, claro
está, con la debida fundamentación; la necesaria para discrepar de un crite-
rio sobre la correcta interpretación de un precepto adoptado por acuerdo arri-
bado luego de un debate entre los jueces. Es decir, el acuerdo plenario no es
obligatorio pero si nos orienta y persuade.

1.2. Precedente judicial u obligatorio de la Corte Suprema


Llamado por el Código Procesal Civil como “precedente judicial” y por el
actual Código de Procedimientos Penales, “precedente obligatorio”, resultan
ser las interpretaciones del Derecho objetivo en un caso “difícil” dando lugar
a un verdadero “Derecho de los Jueces”. Se rigen conforme al trámite vigen-
te en los artículos 22 y 80.4 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, el artículo
400 del Código Procesal Civil y el artículo 301-A del Código de Procedimien-
tos Penales. Asimismo, se encuentra regulado en los artículos 400 y 429.5
del nuevo Código Procesal Penal, aun no vigentes.
Como veremos más adelante, a partir del texto actual de los artículos 400
del Código Procesal Civil y 301-A del Código de Procedimientos Penales se
deja de lado la poca claridad que ofrecía el artículo 22 de la Ley Orgánica del

68 CASTILLO ALVA, José Luis. Comentarios a los precedentes vinculantes. Grijley, Lima, 2008, p. 55.

56
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Poder Judicial respecto a la vinculatoriedad de las decisiones de la Corte Su-


prema pues este solo se limitada a destacar el carácter vinculante de “las eje-
cutorias que fijan principios jurisprudenciales que han de ser de obligatorio
cumplimiento”.
Además de ello, comprobaremos que luego de la emisión de la Ley
N° 29364 (“Ley que modifica diversos artículos del Código Procesal Civil”, pu-
blicada el 28 de abril 2009), que producen cambios sustanciales en el trámite
de la casación y la emisión del precedente judicial de la Corte Suprema, es-
tas dos instituciones del Código Procesal Civil y del Código de Procedimien-
tos Penales destacan sin ambigüedades el efecto vinculante de las decisio-
nes supremas.
Con todo, ahora es posible diferenciar una resolución de la Corte Suprema
que contiene principios jurisprudenciales de obligatorio cumplimiento de una
resolución emitida por el mismo nivel jerárquico pero que contiene un prece-
dente vinculante. Como veremos más adelante, de esto, inclusive, ha teni-
do la oportunidad de advertir una sentencia del Tribunal Constitucional (STC
Exp. N° 00019-2009-PI/TC).

1.2.1. Regulación normativa


La fuerza vinculante de las sentencias de la Corte Suprema se encuen-
tra prevista en:
Ley Orgánica del Poder Judicial
“Artículo 22.- Carácter vinculante de la doctrina jurisprudencial
Las salas especializadas de la Corte Suprema de Justicia de la República
ordenan la publicación trimestral en el diario oficial El Peruano de las eje-
cutorias que fijan principios jurisprudenciales que han de ser de obligato-
rio cumplimiento, en todas las instancias judiciales.
Estos principios deben ser invocados por los magistrados de todas las ins-
tancias judiciales, cualquiera que sea su especialidad, como precedente
de obligatorio cumplimiento. En caso que por excepción decidan apartar-
se de dicho criterio, están obligados a motivar adecuadamente su resolu-
ción dejando constancia del precedente obligatorio que desestiman y de
los fundamentos que invocan.
Los fallos de la Corte Suprema de Justicia de la República pueden excep-
cionalmente apartarse en sus resoluciones jurisdiccionales, de su pro-
pio criterio jurisprudencial, motivando debidamente su resolución, lo que
debe hacer conocer mediante nuevas publicaciones, también en el diario
oficial El Peruano, en cuyo caso debe hacer mención expresa del prece-
dente que deja de ser obligatorio por el nuevo y de los fundamentos que
invocan”.

57
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

“Artículo 80.- Atribuciones de la Sala Plena de la Corte Suprema


Son atribuciones de la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia de la
República: (...)
4. Sistematizar y difundir la jurisprudencia de las Salas Especializadas de
la Corte Suprema y disponer la publicación trimestral de las Ejecuto-
rias que fijen principios jurisprudenciales que han de ser de obligatorio
cumplimiento en todas las instancias judiciales”.
Código Procesal Civil
“Artículo 400.- Precedente judicial
La Sala Suprema Civil puede convocar al pleno de los magistrados supre-
mos civiles a efectos de emitir sentencia que constituya o varíe un prece-
dente judicial.
La decisión que se tome en mayoría absoluta de los asistentes al pleno
casatorio constituye precedente judicial y vincula a los órganos jurisdiccio-
nales de la República, hasta que sea modificada por otro precedente.
Los abogados podrán informar oralmente en la vista de la causa, ante el
pleno casatorio.
El texto íntegro de todas las sentencias casatorias y las resoluciones que
declaran improcedente el recurso se publican obligatoriamente en el diario
oficial, aunque no establezcan precedente. La publicación se hace dentro
de los sesenta días de expedidas, bajo responsabilidad”.
Código de Procedimientos Penales (2004)
“Artículo 301-A.- Precedente obligatorio (...)
2. Las sentencias de la Sala Penal de la Corte Suprema, sin perjuicio de
lo dispuesto en el artículo 12 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
constituyen precedente vinculante cuando así lo expresen las mismas,
precisando el extremo de su efecto normativo. Cuando la Sala Penal
de la Corte Suprema resuelva apartándose del precedente, debe ex-
presar los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la sen-
tencia y las razones por las cuales se aparta del precedente. En ambos
casos la sentencia debe publicarse en el diario oficial y, de ser posible,
a través del portal o página web del Poder Judicial.
3. Si se advierte que otra Sala Penal Suprema u otros integrantes de la
respectiva Sala Penal en sus decisiones sostuvieran criterios discre-
pantes sobre la interpretación o la aplicación de una determinada nor-
ma, a instancia de cualquiera de las salas, de la Fiscalía Suprema en
lo Penal o de la Defensoría del Pueblo –en relación a los ámbitos refe-
ridos a su atribución constitucional– se convocará inmediatamente al
Pleno de los Vocales de lo Penal de la Corte Suprema para dictar una
sentencia plenaria, la que se adoptará por mayoría absoluta. En este

58
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

supuesto no se requiere la intervención de las partes, pero se anuncia-


rá el asunto que la motiva, con conocimiento del Ministerio Público. La
decisión del Pleno no afectará la sentencia o sentencias adoptadas en
los casos que determinaron la convocatoria al Pleno de los Vocales de
lo Penal. La sentencia plenaria se publicará en el diario oficial y, de ser
posible, a través del portal o página web del Poder Judicial”.
Nuevo Código Procesal Penal (no vigente)
“Artículo 429.- Causales
Son causales para interponer recurso de casación: (...)
5. Si la sentencia o auto se aparta de la doctrina jurisprudencial estableci-
da por la Corte Suprema o, en su caso, por el Tribunal Constitucional”69.

1.2.2. Concepto de precedente judicial


Se trata de las decisiones emitidas por la Corte Suprema que dan lugar a
un verdadero “Derecho de los jueces”, en tanto estos fallos sí son vinculantes
para los operadores jurídicos. En efecto, con estas decisiones, no solo obte-
nemos predictibilidad de las decisiones emitidas por los jueces cuando some-
tamos un conflicto en cualquier instancia, sino que estamos frente a la crea-
ción del Derecho en la vía jurisprudencial.
Si ya el conocido recurso de casación trae consigo importantes conse-
cuencias para el tema que nos convoca, en tanto, tiene como uno de sus fi-
nes la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Jus-
ticia (artículo 384 del Código Procesal Civil), más relevante resulta analizar el
contenido de los artículos 400 del Código Adjetivo Civil y el 301-A del Códi-
go de Procedimientos Penales, que regulan el precedente judicial en sede ci-
vil y el precedente obligatorio en asuntos de justicia penal, respectivamente.
Antes de avocarnos a los detalles del precedente vinculante en general,
queremos mencionar respecto a la temática penal que, en su momento, Pra-
do Saldarriaga70 desarrolló cuáles son los tres factores condicionantes para la
creación de jurisprudencia vinculante penal, en tanto se procura corregir las
carencias y problemas de su Derecho jurisprudencial especializado, a saber:
1. La pluralidad constante de criterios de interpretación sobre un mismo
problema jurídico.
2. Escasa y confusa argumentación sobre la solución del caso planteado.

69 En sentido similar, el Proyecto de Ley N° 4655/2010-PE, presentado por el Poder Ejecutivo, bus-
ca establecer la competencia territorial de los jueces constitucionales de Lima para conocer el
proceso de amparo cuando, entre varias causales, la pretensión “implica apartarse de los prece-
dentes establecidos por la Corte Suprema de Justicia o el Tribunal Constitucional”.
70 PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Jurisprudencia penal vinculante y plenos jurisdiccionales. Ob.
cit., p. 26.

59
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

3. Limitada actitud creadora frente a las ambigüedades o vacíos del texto


legal.
Como podemos apreciar, este tipo de precedente judicial (o precedente
obligatorio), en tanto interpretaciones emitidas por un ente calificado (el Cole-
giado Supremo especializado) es el mejor instrumento que tenemos para so-
lucionar la incertidumbre ante una confusa legislación, es decir, cuando este-
mos frente a una situación que puede prestarse a más de una interpretación
al momento de resolver un caso determinado.
En ese sentido, el mencionado autor ha identificado como un asunto de
vital importancia que “las instancias que actúan como fuente de precedente
(salas penales de la Corte Suprema) se informe de los plenos jurisdicciona-
les y evalúen la trascendencia y utilidad de sus acuerdos”, por lo que consi-
dera que ese acercamiento permitirá la construcción de una verdadera juris-
prudencia peruana71.

1.2.3. Notas sobre la Ley N° 29364 que modificó la labor de la Corte Su-
prema
En este punto realizaremos algunas anotaciones respecto a la Ley
N° 29364 que, entre varios de sus efectos, eliminó la competencia como se-
gunda instancia de las salas Constitucional y Civil de la Corte Suprema en pro-
cura de redefinir las facultades de esta sede suprema como tribunal casatorio
y emisor de precedentes judiciales de obligatorio cumplimiento. Como vere-
mos a continuación, resulta relevante hacer algunas anotaciones al respecto.
La ley denominada “Ley que modifica diversos artículos del Código Proce-
sal Civil” (Ley N° 29364, publicada el 28 de abril 2009 en el diario oficial El Pe-
ruano) produce cambios sustanciales en el trámite de la casación ante la Cor-
te Suprema pero además modifica la Ley que regula el proceso Contencioso
Administrativo (Ley N° 27584), la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) y
deroga los dos últimos párrafos del artículo 51 del Código Procesal Constitu-
cional que establecían a la Corte Suprema como sede de segunda instancia
en los amparos contra resoluciones judiciales72.

71 Es bajo ese criterio que además postula que las salas penales de la Corte Suprema deben pro-
mover plenos casatorios de modo que esas reuniones de jueces sirvan como espacio de priori-
zación de criterios jurisprudenciales de categoría vinculante. Cfr. PRADO SALDARRIAGA, Víctor.
Jurisprudencia penal vinculante y plenos jurisdiccionales. Ob. cit., p. 26.
72 Código Procesal Constitucional
Artículo 51.- Juez competente y plazo de resolución en Corte
Es competente para conocer del proceso de amparo, del proceso de hábeas data y del proceso
de cumplimiento el Juez civil o mixto del lugar donde se afectó el derecho, o donde tiene su do-
micilio principal el afectado, a elección del demandante.
En el proceso de amparo, hábeas data y en el de cumplimiento no se admitirá la prórroga de la
competencia territorial, bajo sanción de nulidad de todo lo actuado.
Promovida la excepción de incompetencia, el juez le dará el trámite a que se refieren los artícu-
los 10 y 53 de este Código.

60
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

La Ley N° 29364 es el resultado de los Proyectos de Ley Nºs 672, 749,


1725, 1726 y 2881 debatidos en el Congreso de la República el 23 de abril
de 2009, siendo aprobada por unanimidad y exonerándosele de segunda vo-
tación. Si bien el acta de debates no explica el porqué del cambio normativo
en el Código Procesal Constitucional, sí se señala en ella (y en el texto de los
proyectos de ley) que lo que se busca al aprobar la norma es reorientar el re-
curso de casación tramitado ante la Corte Suprema de la República.
Respecto al porqué de la derogación de la competencia en segundo gra-
do de la Corte Suprema respecto a los procesos de amparo ni la ley finalmen-
te aprobada, ni los proyectos lo explican; la única referencia al artículo 51 del
Código Procesal Constitucional aparece discretamente en el Proyecto de Ley
N° 749-2006-PE, pero sin fundamentar la derogación, aunque se entiende
que lo que se pretende es eliminar la carga de la Corte Suprema respecto a
este tipo de expedientes.
Como vemos, antes de la modificación que trajo el artículo 1 de la Ley
N° 29364, publicada el 28 mayo de 2009, la anterior redacción del Código se-
ñalaba lo siguiente:
Código Procesal Civil
“Artículo 400.- Doctrina jurisprudencial (artículo derogado)
Cuando una de las Salas lo solicite, en atención a la naturaleza de la de-
cisión a tomar en un caso concreto, se reunirán los vocales en Sala Plena
para discutirlo y resolverlo.
La decisión que se tome en mayoría absoluta de los asistentes al Pleno
constituye doctrina jurisprudencial y vincula a los órganos jurisdiccionales
del Estado, hasta que sea modificada por otro pleno casatorio.
Si los abogados hubieran informado oralmente a la vista de la causa, se-
rán citados para el pleno casatorio.
El pleno casatorio será obligatorio cuando se conozca que otra Sala está
interpretando o aplicando una norma en un sentido determinado.
El texto íntegro de todas las sentencias casatorias y las resoluciones que
declaran improcedente el recurso, se publican obligatoriamente en el dia-
rio oficial, aunque no establezcan doctrina jurisprudencial. La publicación
se hace dentro de los sesenta días de expedidas, bajo responsabilidad”.

De comprobarse malicia o temeridad en la elección del juez por el demandante, este será pasible
de una multa no menor de 3 URP ni mayor a 10 URP, sin perjuicio de remitir copias al Ministerio
Público, para que proceda con arreglo a sus atribuciones.
Si la afectación de derechos se origina en una resolución judicial, la demanda se interpondrá ante
la Sala Civil de turno de la Corte Superior de Justicia de la República respectiva, la que designa-
rá a uno de sus miembros, el cual verificará los hechos referidos al presunto agravio.
La Sala Civil resolverá en un plazo que no excederá de cinco días desde la interposición de la de-
manda (cursivas agregadas, se refieren al texto derogado por la Ley N° 29364).

61
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

Para el cambio normativo, se argumenta en los proyectos de ley mencio-


nados supra, que esta modificación de competencias tiene un sustento fácti-
co y jurídico valedero.
En relación con el sustento fáctico, bastaría mencionar la alta desaproba-
ción del Poder Judicial (PJ) y su consideración como una de las instituciones
más corruptas del país. Agreguemos a ello la elevada carga procesal de la
Corte Suprema, la falta de una política clara de precedentes y la distorsión de
sus funciones como corte de casación. Según cifras obtenidas en la página
web del Poder Judicial la carga procesal en los últimos siete años ha oscila-
do entre los 20 y 30 mil expedientes por año, mientras que la media de expe-
dientes resueltos fue apenas de 10 a 20 mil expedientes73.
Así, siguiendo por la ruta fáctica, se trata también de solucionar los pro-
blemas derivados de la falta de idoneidad y control de los magistrados provi-
sionales (debido a la vocación de permanencia de las salas transitorias de la
Corte Suprema).
Respecto al sustento jurídico de la reforma de la competencia suprema,
se busca revalorar las labores de la Corte Suprema como unificador de la ju-
risprudencia nacional, ya que ello redundará en la predictibilidad de las deci-
siones de la justicia ordinaria y esto a su vez en la seguridad jurídica del país
(para lograrlo, se busca seguir los mecanismos establecidos en otros códigos
como el Procesal Constitucional y el de Procedimientos Legales (sic)74 relati-
vos a la unificación de criterios y jurisprudencia).
a. Consecuencias que trae la Ley N° 29364 para la práctica judicial
Con la ley se refuerza la competencia de la Corte Suprema como sede
casatoria y de emisión del precedente judicial, para lo cual se han tomado
las medidas legislativas que trae la ley en análisis, pero que indirectamente
han modificado el iter de los procesos constitucionales de amparo contra re-
soluciones judiciales (artículo 4 del Código Procesal Constitucional) y el am-
paro concursal (artículo 133.1 de la Ley General del Sistema Concursal, Ley
N° 27809).
Asimismo, en cuanto a la justicia ordinaria, la ley ha repercutido en los pro-
cesos de revisión judicial de procedimientos de ejecución coactiva que an-
tes de la norma en cuestión consideraban a la Corte Suprema como segunda
instancia. Como última consecuencia, –aunque no directamente relacionada
con la labor de la Corte Suprema pero si del reordenamiento del Poder Judi-
cial– tenemos la ampliación de la competencia de los juzgados especializa-
dos de trabajo quienes ahora conocen de los procesos contenciosos adminis-
trativos relativos a su materia (laborales y previsionales).

73 Cfr. Proyecto de Ley N° 2881/2008-CR.


74 Cfr. Exposición de motivos del Proyecto de Ley N° 672/2006-CR.

62
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Además de lo antedicho, valga señalar, respecto de los procesos constitu-


cionales, que la Corte Suprema sigue conservando su competencia para co-
nocer de las consultas cuando un órgano jurisdiccional resuelve ejerciendo el
control difuso75 y por la apelación y consulta prevista para el proceso de ac-
ción popular (artículo 32 de la LOPJ). En cuanto a ello, no queremos dejar de
mencionar que nosotros consideramos que la mencionada consulta y apela-
ción de la acción popular debería ser conocida por el Tribunal Constitucional
y ya no por la Corte Suprema en tanto órgano de control de la Constitución y
del bloque constitucional pertinente en cada caso76.
Ahora, anotamos algunas consecuencias que trajo consigo la emisión de
la Ley N° 29364, que modificó las competencias de la Corte Suprema, con
el propósito de reordenar su actuación como sede casatoria y de emisión del
precedente judicial:

• Amparo contra resoluciones judiciales


Antes de la emisión de la Ley N° 29364, los dos últimos párrafos del ar-
tículo 51 del Código Procesal Constitucional hacían que la Corte Suprema ac-
tuara como instancia de segundo grado en el caso de que la afectación al de-
recho constitucional se origine en una resolución judicial77.
Con la derogación de estos dos párrafos, la Corte Suprema ha dejado de
tener competencia para conocer tales casos, de modo que ahora contaría
con mayor tiempo para cumplir con su papel casatorio y de unificador de la
jurisprudencia de la justicia ordinaria, volviéndola predecible. Siendo así, las
demandas de amparo de este tipo deberán ser incoadas, como cualquier pro-
ceso de amparo, ante el juez especializado o mixto de turno78, de manera que

75 Respecto a esto, es pertinente resaltar que procede la revisión del control difuso efectuada den-
tro de un proceso de amparo. En el caso de los casinos y tragamonedas, solo se dejó sin efecto
las sentencias de amparo donde se había aplicado control difuso pero que no fueron objeto de re-
visión por la Corte Suprema. Asimismo, el artículo 3 del Código Procesal Constitucional dispone
la revisión de la sentencia de amparo que inaplique una norma legal autoaplicativa.
76 Esta propuesta también se explica en los fuertes vínculos entre las causas iniciadas en sede del
Poder Judicial y del Tribunal Constitucional cuando se trata de analizar la constitucionalidad y/o
legalidad de una norma. A esto responde que el artículo 80 del Código Procesal Constitucional im-
ponga a los jueces el deber de suspender el trámite de los procesos de acción popular sustenta-
dos en normas respecto a las cuales se ha planteado una demanda de inconstitucionalidad ante
el Tribunal Constitucional, hasta que este último Colegiado expida resolución definitiva. Se nota la
subordinación de un tribunal sobre el otro en este caso, de modo que si este decide que una ley
es inconstitucional, aquel deberá fallar en el proceso de acción popular teniendo en cuenta ese
pronunciamiento al analizar la norma infralegal sometida a su control.
77 Deben incluirse también los supuestos del amparo contra resoluciones judiciales, ya no solo por
la afectación al debido proceso, sino respecto de cualquier otro derecho constitucional (STC Exp.
N° 03179-2004-AA/TC; el amparo contra amparo (STC Exp. N° 03283-2003-AA/TC y RTC Exp.
N° 04208-2007-PA/TC) y el amparo contra hábeas corpus (STC Exp. N° 01761-2008-PA/TC).
78 Así como ha ocurrido en otras partes del país, para el caso del distrito judicial de Lima, mediante
por Resolución Administrativa N° 319-2008-CE-PJ (17/12/2008) el Consejo Ejecutivo del Poder
Judicial instauró la especialidad constitucional para los juzgados de primera instancia, aunque no
se ha reformado la LOPJ admitiéndola.

63
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

en segunda instancia serán conocidas por la sala superior correspondiente y


en tercera, el Tribunal Constitucional actuará como última instancia de sede79.

• Amparo concursal
Respecto al amparo en materia concursal, se dio (antes de la emisión del
Código Procesal Constitucional) una competencia distinta y extraordinaria a
lo contemplado en la derogada Ley de Amparo (Ley N° 23506) de manera
que estos procesos eran conocidos en primera instancia por la Sala Superior
y en segunda, por la Sala Constitucional de la Corte Suprema.
Sin embargo, con la llegada del Código Procesal Constitucional, el Cole-
giado Constitucional consideró que la mencionada disposición concursal no
quedaba derogada, sino que la siguió aplicando en reiterada jurisprudencia80.
Ahora bien, la norma en análisis, la Ley N° 29364, no señala nada respecto
a esta competencia asignada a la Corte Suprema y hasta el momento no he-
mos conocido de casos resueltos en esta instancia incoados con posteriori-
dad a la mencionada ley.
A esto, consideramos que además de ser la vocación de la norma el des-
congestionar de labores a la Corte Suprema (de modo que cumpla con los fi-
nes que le corresponden) al haber modificado el artículo 32 respecto de las
competencias generales de esa Corte y derogado el artículo 35.1 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial respecto a la competencia especial de su Sala
Constitucional para conocer del proceso de amparo; estimamos que sí debe-
ría entenderse como tácitamente derogada (lo mejor, claro está es una dero-
gación expresa) la competencia de la Corte Suprema respecto de los ampa-
ros en materia concursal, aunque vale anotar que la norma ha sido aplicada
para demandas interpuestas antes de la dación de la Ley N° 29364 que han
llegado luego a conocimiento del Tribunal Constitucional.
Con todo ello, estimamos que hoy una demanda de este tipo deberá ser
incoada ante el juez especializado constitucional o civil, o, en todo caso, mix-
to del lugar donde se afectó el derecho o donde tiene su domicilio principal el
afectado, a elección del demandante.

79 Al respecto, resultarían erróneas las declaraciones del actual Presidente del Tribunal Constitucio-
nal en tanto considera que la derogación “deja en el limbo a los litigantes (...) la ley derogatoria no
indica cuál es ahora el órgano competente para este trámite. De manera que cuando los litigan-
tes lleven sus demandas [de amparo contra resoluciones judiciales] ante estas instancias ya no
podrán ser admitidas (...). Creemos que se trata de un lamentable error que impide que este tipo
de procesos no puedan interponerse, ni mucho menos llegar en última instancia al Tribunal Cons-
titucional”. En: Nota de Prensa N° 041-2009-OII/TC, 04/06/2009.
80 Vide: RTC Exp. Nº 05767-2007-PA/TC, f. j. 5 y ss.; y más recientemente, RTC Exp. 00948-2007-
PA/TC, f. j. 3 y ss., RTC Exp. N° 02627-2009-PA/TC, f. j. 3 y la STC Exp. N° 01889-2008-PA/TC,
f. j. 7.

64
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

• Revisión judicial de los procesos de ejecución coactiva


Siguiendo los mismos criterios del amparo en materia concursal, a efec-
tos del reordenamiento de competencias de la Corte Suprema como sede del
precedente judicial obligatorio, consideramos igualmente derogado (o que,
en todo caso, corresponde darse una derogación expresa) el artículo 23 de
la Ley de Procedimiento de Ejecución Coactiva (Ley N° 26979) que estable-
ció que las demandas de revisión judicial de procesos de ejecución coactiva
se interponían ante las salas superiores, mientras que la Corte Suprema ha-
cía las veces de segunda instancia.

b. Conclusiones respecto a la emisión de la Ley N° 29364


De la misma manera en que el Tribunal Constitucional uniformiza la ju-
risprudencia para la justicia constitucional volviéndola predecible, la Ley
N° 29364 trae diversos cambios en la estructura del Poder Judicial procuran-
do reordenar los fines de la Corte Suprema de Justicia de la República, esto
es, la adecuada aplicación del Derecho y la uniformidad de la jurisprudencia
ordinaria, pues el legislador ha considerado que redundará en la predictibili-
dad de las decisiones judiciales y la legitimación del Poder Judicial en el país.
Dentro de los cambios que hemos anotado, en el campo procesal constitu-
cional podemos anotar el cambio de competencia por el grado para el ampa-
ro contra resoluciones judiciales y el amparo concursal. Ahora bien, al respec-
to, no debemos creer que, por el hecho de que la Corte Suprema no conozca
en segunda instancia estos casos, estamos ante la indefensión de los justi-
ciables. Las demandas deberán ser presentadas ante el juez especializado o
mixto pertinente y en segunda instancia serán conocidos por las salas supe-
riores. Así las cosas, los procesos de este tipo seguirán siendo tramitados en
última instancia ante el Tribunal Constitucional.
Tan importante como ha sido reordenar las competencias de la Corte Su-
prema para ya no conocer amparos resultaría valioso que el conocimiento en
última instancia del proceso de acción popular pase a ser competencia del
Tribunal Constitucional81, ello en razón a que conforme a la Norma Funda-
mental, este es el órgano de control de la Constitución.

1.2.4. La Ley de la Carrera Judicial y la vinculatoriedad de las resolucio-


nes de la Corte Suprema
Con ocasión de la segunda vez en que se sometió al control del Tribu-
nal Constitucional la Ley de la Carrera Judicial (Ley N° 29277, en el Exp.

81 En similar sentido: LANDA ARROYO, César. Teoría del Derecho Procesal y Constitucional. Pales-
tra, Lima, 2004, p. 150; HUERTA GUERRERO, Luis. “Proceso de acción popular”. En: La Constitu-
ción comentada. Análisis artículo por artículo. Tomo II. Gaceta Jurídica, Lima, 2004, pp. 1101 y 1102.

65
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

N° 00019-2009-PI/TC)82. Entre varios temas importantes, el demandante, Co-


legiado de Abogados del Callao, acudió al Alto Colegiado alegando interven-
ciones graves en los derechos de los jueces como cuando estos se dedican
a labores docentes en materias no jurídicas o por ser socios y accionistas de
alguna empresa83. No obstante, existen otros temas abordados, entre varios,
tenemos que para el Colegiado Constitucional fue ocasión para declarar la
constitucionalidad de que se considera falta grave que un juez se aparte de
las resoluciones emitidas por la Corte Suprema.
Esta última pretensión anotada, llevó al Alto Colegiado a analizar la consti-
tucionalidad del artículo 47.8 de la Ley de la Carrera Judicial que dispone que
es falta grave de los jueces:
“Desacatar las disposiciones contenidas en reglamentos, acuerdos y reso-
luciones que dicte la Corte Suprema de Justicia en materia jurisdiccional”.
Si bien este extremo de la pretensión fue declarado infundado, a efectos
de nuestro estudio, resulta importante detallar la argumentación del Colegia-
do respecto a las “resoluciones que dicte la Corte Suprema de Justicia”. A jui-
cio del demandante, una disposición como esta atenta directamente contra
el principio de independencia del Poder Judicial, pues impide que los jueces
ejerzan el control difuso. Para el apoderado del Congreso de la República,
por el contrario, los jueces siguen manteniendo su capacidad para apartarse
de las decisiones de la Corte Suprema cuando corresponda, y siguen tenien-
do la capacidad de realizar control difuso.
Como veremos de la sentencia, el Tribunal Constitucional ha sido enfáti-
co en diferenciar los tipos de resoluciones que emite la Corte Suprema reco-
nociendo vinculatoriedad ineludible solo en aquellas decisiones que conten-
gan precedentes.
Al respecto, ha precisado que por “resoluciones” se entiende tanto una
“resolución administrativa” como a una decisión tomada al resolver un caso o
controversia de su competencia, es decir una decisión jurisdiccional. Es así
que analiza la expresión en el segundo de sus sentidos polisémicos y entien-
de que esta no resulta inconstitucional.

82 Una anterior ocasión en que el Tribunal Constitucional tuvo oportunidad de analizar la constitucio-
nalidad de la Ley de la Carrera Judicial, fue con el Exp. N° 00006-2009-PI/TC, cuya sentencia fue
publicada en Jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Tomo 4, Gaceta Jurídica, Lima, abril de
2010, p. 13 y ss.
83 El Tribunal Constitucional declara fundada en parte la demanda de inconstitucionalidad pre-
sentada en contra de la Ley de la Carrera Judicial (Ley N° 29277) respecto del artículo 40, inciso
3 de la ley que restringía a los jueces el ejercicio de la docencia universitaria solo a “materias ju-
rídicas” pues resulta ello incompatible con el artículo 40 de la Constitución. De igual manera, se
interpretó el artículo 40.4, de manera que la mencionada ley no puede prohibir al juez ser socio o
accionista de una empresa, pues este tiene derecho a realizar esas actividades y tener acciones
en una empresa en tanto no se vea afectada su labor jurisdiccional. En ese sentido, la disposición
solo puede prohibirle al juez ejercer cargos de dirección o gestión empresarial.

66
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Ahora bien, para nuestra práctica como operadores jurídicos (en tanto de-
bemos saber cuándo podemos estar a la expectativa de que el juez que co-
noce una causa puede apartarse de una resolución suprema o debe seguirla
ineludiblemente), conviene tener en cuenta que se han identificado tres es-
cenarios donde puede verificarse la falta grave de un juez por no acatar una
resolución de suprema (emitida en el ejercicio de sus funciones jurisdiccio-
nales): (i) el incumplimiento de una resolución de la Corte Suprema en la eta-
pa de ejecución de sentencia; el incumplimiento de una resolución judicial
que tiene la vocación de expandir sus efectos más allá de este (aunque haya
sido dictada en un caso concreto), pudiendo ser (ii) una resolución que con-
tiene principios jurisprudenciales de obligatorio cumplimiento o (iii) un prece-
dente vinculante.
A continuación, analizaremos cada uno de estos escenarios:
a. Una resolución de la Corte Suprema en la etapa de ejecución de
sentencia
En este caso la obediencia ineludible a estas resoluciones viene dada
por la protección al derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales
que en su contenido protegido garantiza que lo decidido en una sentencia
se cumpla84.
Asimismo, el Colegiado sustenta la constitucionalidad de la medida conte-
nida en el artículo 47.8 de la Ley de la Carrera Judicial por la posición y el es-
tatus institucional de la Corte Suprema como órgano de clausura de la juris-
dicción ordinaria, fundamento último que –consideramos– alcanza también a
la sanción por el desacato de una resolución judicial que contiene principios
jurisprudenciales de obligatorio cumplimiento y del precedente vinculante de
la Corte Suprema, conforme veremos más adelante.
Es así que en el fundamento jurídico 12 de su sentencia anota:
“12. Ningún reparo encuentra este Tribunal a que la disposición impugna-
da considere falta grave el que los jueces y magistrados del Poder Judi-
cial eventualmente desacaten resoluciones, que han pasado en autoridad
de cosa juzgada, dictadas por la Corte Suprema de Justicia. Ello no solo
se justifica por la posición y el estatus institucional de la Corte Suprema
como órgano de clausura de la jurisdicción ordinaria sino, sobre todo, por
los efectos negativos de conductas de esa naturaleza sobre el contenido

84 Ya en las SSTC Exps. N°s 00015-2001-AI/TC, 00016-2001-AI/TC y 00004-2002-AI/TC, el Tribu-


nal Constitucional advirtió que: “El derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales no es sino
una concreción específica de la exigencia de efectividad que garantiza el derecho a la tutela juris-
diccional, y que no se agota allí, ya que, por su propio carácter, tiene una vis expansiva que se re-
fleja en otros derechos constitucionales de orden procesal (...). El derecho a la efectividad de las
resoluciones judiciales garantiza que lo decidido en una sentencia se cumpla, y que la parte que
obtuvo un pronunciamiento de tutela, a través de la sentencia favorable, sea repuesta en su de-
recho y compensada, si hubiere lugar a ello, por el daño sufrido” (f. j. 11).

67
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

constitucionalmente protegido del derecho a la efectividad de las resolu-


ciones judiciales”.
b. Una resolución de la Corte Suprema que contiene principios juris-
prudenciales de obligatorio cumplimiento
Cuando la Corte Suprema fija principios jurisprudenciales en una senten-
cia con vocación expansiva, se trata de una jurisprudencia obligatoria, no
obstante para el Colegiado Constitucional sí se admite excepcionalmente
apartarse del criterio que esta apareje, aunque para ello es imprescindible
motivarlo adecuadamente en la resolución discrepante, es decir, con la mo-
tivación suficiente para apartarse de una decisión que se supone la más au-
torizada.
En este supuesto específico tal vez hubiera sido válido que el Tribunal
Constitucional declare expresamente, en el ratio decidendi y el fallo de esta
sentencia, que se trata del único sentido interpretativo posible, es decir, que
no será falta grave solamente en el supuesto que un juez se aparte de una
resolución de la Corte Suprema que contiene un principio jurisprudencial si
este fundamenta adecuadamente su decisión, caso contrario, sí será mere-
cedor de la sanción correspondiente. Esto en resguardo de los precedentes
de la Corte Suprema, en tanto órgano de clausura de la justicia ordinaria de
este país.
Podemos leer en los fundamentos jurídicos 16 y 17 de su sentencia como
argumenta el Colegiado sobre el sentido interpretativo cuando estamos fren-
te a una resolución de la Corte Suprema que contiene principios jurispruden-
ciales de obligatorio cumplimiento, distintos al precedente judicial:
“16. El Tribunal toma nota de que en los términos de los artículos 22 y
80, inciso 4, del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Ju-
dicial, en el ejercicio de su función jurisdiccional, la Corte Suprema tiene
competencia para fijar principios jurisprudenciales. Sin embargo, el Tribu-
nal advierte que si bien estos son de obligatorio cumplimiento para todas
las instancias judiciales, por excepción, los jueces y magistrados pueden
apartarse de dicho criterio, para lo cual están obligados a ‘motivar adecua-
damente su resolución dejando constancia del precedente obligatorio que
desestiman y de los fundamentos que invocan’.
17. A juicio del Tribunal, la aplicación del inciso 8) del artículo 47 de la Ley
de la Carrera Judicial, para el caso de incumplimiento de las resoluciones
con el contenido al que se refieren los artículos 22 y 80.4 de la LOPJ, solo
puede darse en el caso de que un juez se aparte de un principio jurispru-
dencial de obligatorio cumplimiento, sin motivar o expresar los fundamen-
tos que la sustentan”.

68
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

c. Una resolución de la Corte Suprema que contiene un precedente


vinculante
Con el término precedente, la Ley de la Carrera Judicial se refiere a las de-
cisiones emitidas por la Corte Suprema85 que dan lugar a un verdadero “De-
recho de los Jueces” en tanto estos fallos sí son de ineludible cumplimiento
para los operadores jurídicos. En efecto, con el precedente judicial no solo
obtenemos predictibilidad (pues cuando sometamos un conflicto en cualquier
instancia deberá ser solucionado con las interpretaciones del precedente),
sino que además estamos frente a la creación del Derecho en la vía jurispru-
dencial.
En la STC Exp. N° 00019-2009-PI/TC que analizamos, el Colegiado Cons-
titucional ha señalado expresamente que un precedente de la Corte Suprema
(al igual que sucede con los precedentes dictados por el Tribunal Constitucio-
nal) es de cumplimiento ineludible para los jueces, pues a entender del Alto
Colegiado no es irrazonable impedir a los jueces que ejerzan el control difu-
so respecto de este tipo de decisiones (eliminando con ello la posibilidad que
se aparten de la interpretación suprema contenida en un precedente judicial).
Es decir, conforme a esta sentencia, los jueces (y con ellos, los operado-
res del Derecho) se encuentran vinculados a la posición asumida por la Corte
Suprema y, en el caso específico de los jueces, no se verá afectado el princi-
pio de independencia judicial86. Esto se fundamenta en que la Corte Supre-
ma es el órgano de clausura de la jurisdicción ordinaria y el llamado a ga-
rantizar la uniformidad de los criterios de interpretación de la ley, encargado
además de promocionar la predictibilidad de la Administración de Justicia en
nuestro país.
Veamos cómo fundamenta el Tribunal Constitucional al respecto:
“22. No obstante ello, como sucede con toda garantía institucional [como
la independencia judicial], en diversas oportunidades, este Tribunal ha
recordado que su ámbito protegido y las condiciones de su ejercicio no

85 Llamado por el Código Procesal Civil como “precedente judicial” y por el Nuevo Código Procesal
Penal, “precedente obligatorio”.
86 En la STC Exp. N° 02465-2004-AA/TC el Tribunal Constitucional precisó que el principio de inde-
pendencia judicial “(...) supone un mandato para que en todos los poderes públicos, los particula-
res, e incluso, al interior del propio órgano, se garantice el respeto de la autonomía del Poder Judi-
cial en el desarrollo de sus funciones (...)”. En tal sentido, sostuvo que: “La independencia judicial
debe ser entendida como aquella capacidad autodeterminativa para proceder a la declaración del
derecho, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, dentro de los marcos que fijan la Constitución
y la Ley” (STC Exp. N° 00023-2003-AI/TC). Asimismo, en la STC Exp. N° 00004-2006-PI/TC, se
señaló las dos dimensiones de la independencia judicial: la externa (frente a otros poderes, pú-
blicos o privados) y la interna, según la cual “(...) la independencia judicial implica, entre otros as-
pectos, que, dentro de la organización judicial: 1) la autoridad judicial, en el ejercicio de la función
jurisdiccional, no puede sujetarse a la voluntad de otros órganos judiciales, salvo que medie un
medio impugnatorio; y, 2) que la autoridad judicial, en el desempeño de la función jurisdiccional,
no pueda sujetarse a los intereses de órganos administrativos de gobierno que existan dentro de
la organización judicial”.

69
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

pueden entenderse de manera aislada, sino en armonía con la totalidad


del ordenamiento constitucional. Uno de esos principios-derechos que lo
condicionan es, precisamente, la igualdad y, en particular, el derecho de
igualdad en la aplicación de la ley (artículo 2, inciso 2 de la Constitución),
que no tolera que una misma disposición legislativa pueda ser irrazonable-
mente interpretada y aplicada de modo diferente a casos sustancialmente
análogos. El Tribunal aprecia que, precisamente, la finalidad de una dis-
posición como la que aquí se está analizando radica en que ella busca al-
canzar ciertos niveles de predictibilidad de las decisiones judiciales y, de
esa manera, garantizar los derechos de los justiciables, que requieren cri-
terios resolutivos claros, pacíficos y predictibles de la institución a la cual
confían la solución de sus conflictos o controversias.
23. De ahí que al igual que lo que sucede con las sentencias de este
Tribunal en materia de justicia constitucional, consideremos que la Cor-
te Suprema, como órgano de clausura de la jurisdicción ordinaria, es la
constitucionalmente llamada a garantizar la uniformidad de los criterios de
interpretación de la ley y, al mismo tiempo, a quien se encargue la promo-
ción de la predictibilidad de la Administración de Justicia. En ese contexto,
es opinión de este Tribunal que la competencia legal para dictar preceden-
tes obligatorios no viola el principio de independencia judicial. Y, por las
mismas razones, considera que la disposición cuestionada tampoco impi-
de irrazonablemente que los jueces puedan aplicar el control difuso” (STC
Exp. Nº 00019-2009-PI/TC).

1.2.5. Efecto vinculante del precedente judicial peruano


Sin duda, la manera en cómo y cuánto vinculan las decisiones de los vo-
cales supremos ha cambiado en la rigurosidad de su carácter obligatorio. En
efecto, antes de la modificación del artículo 400 del Código Procesal Civil y la
emisión del artículo 301-A del Código de Procedimientos Penales, la decisión
de los vocales supremos ha pasado de ser llamada “doctrina jurisprudencial”
a “precedente judicial”.
La importancia de un precedente de una sala suprema se explica en pri-
mer lugar por la jerarquía del Colegiado que lo emite, en tanto, estamos
ante el más alto nivel de justicia ordinaria de la república. En ese sentido,
ha expresado doctrina que conoce del tema que a diferencia de lo que su-
cede con lo decidido en un pleno jurisdiccional (de las cortes superiores)
cuyo valor es meramente persuasivo, un precedente judicial emitido por la
Corte Suprema tiene carácter de obligatorio, con lo que se cumple el fin de
esa institución.
Así, señala San Martín, que “ya no cabe que un órgano jurisdiccional
inferior pueda apartarse de este tipo de sentencias, pues esa posibilidad,

70
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

excepcional por su propia naturaleza, solo es viable en los supuestos del ar-
tículo 22 de la Ley Orgánica del Poder Judicial”87.
Entonces, como mencionamos líneas arriba, para el caso de los prece-
dentes judiciales debemos interpretar el artículo 400 del Código Procesal Ci-
vil en el sentido que el precedente es obligatorio. El Tribunal Constitucional
equipara la obligatoriedad del precedente judicial con el precedente cons-
titucional vinculante del artículo VII del Código Procesal Constitucional, del
que si bien no se ha regulado positivamente su obligatoriedad inexcusable,
la doctrina especializada y el propio Tribunal Constitucional han admitido que
solo el órgano que la emite puede apartarse de un precedente.
De otro lado, si se tratase de una resolución suprema que no es preceden-
te, sino que contiene principios jurisprudenciales de obligatorio cumplimien-
to, conforme al artículo 22 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, sí se admite
apartarse del criterio que este apareje, siendo imprescindible motivar ade-
cuadamente en la resolución y dejar constancia del criterio que se desestima
además de los fundamentos que se invocan en el caso concreto. Atención al
detalle que sin motivación, el juez discrepante será sancionado por haber co-
metido una falta grave.
Como hemos visto, no todos los criterios interpretativos vinculan de la mis-
ma manera o con los mismos efectos. En conclusión, podemos afirmar que
otros acuerdos o resoluciones jurisdiccionales del Poder Judicial distintas del
precedente judicial son tan solo persuasivos, mientras que este sí tiene un
carácter expresamente vinculante88, por lo que el “apartamiento” de un crite-
rio interpretativo será más gravoso dependiendo de la jerarquía del Colegia-
do del que pretendemos discrepar.

2. Cómo vinculan las resoluciones de la sede administrativa


Analicemos ahora la jurisdicción administrativa89 y los efectos vinculan-
tes de las decisiones de sus órganos colegiados. Como veremos, sus reso-
luciones unifican los criterios de la administración en un caso determinado y
vinculan a los órganos administrativos de inferior jerarquía del mismo sector.
Y aunque si bien es cierto, no podemos atribuirle carácter “jurisdiccional”,
los precedentes de los tribunales administrativos ordenan y orientan el que-
hacer en un área a la que todos acudimos con frecuencia: la Administración

87 SAN MARTÍN CASTRO, César E. “Los Acuerdos Plenarios de los vocales superiores del 10 y 11
de diciembre de 2004”. Ob. cit., p. 54.
88 En este punto podemos destacar que el artículo 301-A del Código Procesal Penal reconoce efec-
tos normativos al “precedente obligatorio” emitido a nivel supremo.
89 Sin pretensiones de zanjar o generar un debate, existen voces que separan claramente la juris-
dicción de la Administración, por lo que no podríamos afirmar la existencia de una “jurisdicción ad-
ministrativa”. Revisar, MONROY GÁLVEZ, Juan. Teoría general del proceso. Communitas, Lima,
2009, p. 414 y ss.

71
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

Pública, por lo que deben conocerse y tenerse en cuenta, más aún si son de
“observancia obligatoria”, como suelen denominarse.
En efecto, se señala acertadamente que si bien hay similitudes, la Admi-
nistración no ejerce función jurisdiccional90, puesto que la decisión final en un
procedimiento administrativo no tiene carácter definitivo (se puede acudir al
Poder Judicial mediante el proceso contencioso-administrativo) y porque, de
algún modo, se trata de un pronunciamiento que parte del Estado respecto a
la relación de un administrado con la Administración (el Estado), por lo que la
doctrina afirma que no goza de total “imparcialidad”.
En más de una ocasión la legitimidad de la capacidad decisoria de los tri-
bunales administrativos de algún modo se puso a prueba, cuando el Tribunal
Constitucional señaló que aquellos tenían la facultad de ejercer control difuso
en el trámite de sus resoluciones91.
Si ello es así, cuando un Colegiado administrativo se encuentre frente a
una norma inconstitucional debía dejarla de lado, y con ello también el positi-
vismo característico de los funcionarios estatales.

2.1. Regulación positiva

Como una muestra de las atribuciones de los tribunales administrativos


para emitir precedentes que interpretan el ordenamiento jurídico, contamos
no solo la norma general (el artículo VI del Título Preliminar de la Ley del Pro-
cedimiento Administrativo General) sino también la regulación que ordena al
Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Pro-
piedad Intelectual (Indecopi), al Tribunal Fiscal, a la Superintendencia Nacio-
nal de Servicios de Saneamiento (Sunass) y a la Superintendencia Nacional
de los Registros Públicos (Sunarp) y del Organismo Supervisor de la Inver-
sión en Energía y Minería (Osinergmin), solo a manera enunciativa.
Ley del Procedimiento Administrativo General, Ley N° 27444
“Artículo VI.- Precedentes administrativos
1. Los actos administrativos que al resolver casos particulares interpreten de
modo expreso y con carácter general el sentido de la legislación, constitui-
rán precedentes administrativos de observancia obligatoria por la entidad,

90 Esta confusión se puede advertir en la denominación de los precedentes del Tribunal Fiscal, el ar-
tículo 154 del Código Tributario señala que: “las resoluciones del Tribunal Fiscal que interpreten
de modo expreso y con carácter general el sentido de normas tributarias, así como las emitidas
en virtud del artículo 102 [del Código Tributario], constituirán jurisprudencia de observancia obli-
gatoria para los órganos de la Administración Tributaria” (el resaltado es nuestro).
91 Conforme al precedente vinculante de la STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC (reiterado en la STC
Exp. N° 00014-2009-PI/TC) los tribunales administrativos no solo tienen la facultad de hacer cum-
plir la Constitución sino también el deber constitucional de realizar control difuso de las normas
que sustentan los actos administrativos y que son contrarias a la Constitución o a la interpretación
que de ellas haya realizado el Tribunal Constitucional.

72
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

mientras dicha interpretación no sea modificada. Dichos actos serán publi-


cados conforme a las reglas establecidas en la presente norma.
2. Los criterios interpretativos establecidos por las entidades, podrán ser
modificados si se considera que no es correcta la interpretación ante-
rior o es contraria al interés general. La nueva interpretación no podrá
aplicarse a situaciones anteriores, salvo que fuere más favorable a los
administrados.
3. En todo caso, la sola modificación de los criterios no faculta a la revi-
sión de oficio en sede administrativa de los actos firmes”.
Decreto Legislativo sobre facultades, normas y organización del In-
decopi, Decreto Legislativo N° 807
“Artículo 43.- publicación de jurisprudencia administrativa
Las resoluciones de las Comisiones, de las Oficinas y del Tribunal de De-
fensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual que al resolver ca-
sos particulares interpreten de modo expreso y con carácter general el
sentido de la legislación constituirán precedente de observancia obligato-
ria, mientras dicha interpretación no sea modificada por resolución debi-
damente motivada de la propia Comisión u Oficina, según fuera el caso, o
del Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual.
El Directorio del Indecopi, a solicitud de los órganos funcionales pertinen-
tes, podrá ordenar la publicación obligatoria de las resoluciones que emi-
ta la institución en el diario oficial El Peruano cuando lo considere nece-
sario por tener dichas resoluciones, las características mencionadas en el
párrafo anterior o por considerar que son de importancia para proteger los
derechos de los consumidores”.
Código Tributario
“Artículo 154.- Jurisprudencia de observancia obligatoria
Las resoluciones del Tribunal Fiscal que interpreten de modo expreso y
con carácter general el sentido de normas tributarias, así como las emiti-
das en virtud del artículo 102, constituirán jurisprudencia de observancia
obligatoria para los órganos de la Administración Tributaria, mientras dicha
interpretación no sea modificada por el mismo Tribunal, por vía reglamen-
taria o por Ley. En este caso, en la resolución correspondiente el Tribunal
Fiscal señalará que constituye jurisprudencia de observancia obligatoria y
dispondrá la publicación de su texto en el diario oficial.
De presentarse nuevos casos o resoluciones con fallos contradictorios en-
tre sí, el Presidente del Tribunal deberá someter a debate en Sala Plena
para decidir el criterio que deba prevalecer, constituyendo este preceden-
te de observancia obligatoria en las posteriores resoluciones emitidas por
el Tribunal.
La resolución a que hace referencia el párrafo anterior así como las que
impliquen un cambio de criterio, deberán ser publicadas en el diario oficial.

73
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

En los casos de resoluciones que establezcan jurisprudencia obligatoria,


la Administración Tributaria no podrá interponer demanda contencioso-ad-
ministrativa”.
Reglamento General de la Sunass, Decreto Supremo N° 017-2001-PCM
“Artículo 77.- Publicación de decisiones y jurisprudencia administra-
tiva de la Sunass
Las resoluciones que dicten los órganos de la Sunass que al resolver casos
particulares interpreten de manera expresa y general el sentido de las nor-
mas y regulaciones, constituirán precedente de observancia obligatoria en
materia administrativa, mientras dicha interpretación no sea modificada por
resolución debidamente motivada. Su publicación en el diario oficial El Pe-
ruano, procederá una vez que quede firme la resolución correspondiente.
Los reglamentos, las normas de carácter general, las disposiciones regu-
latorias, las resoluciones que cumplan con las características señaladas
en el párrafo anterior y aquellas que se consideren de importancia para
proteger el interés de los usuarios serán publicadas en el diario oficial El
Peruano”.
Reglamento del Tribunal de los Registros Públicos, Resolución N° 263-
2005-SUNARP-SN
“Artículo 32.- Los acuerdos del Pleno Registral que aprueben preceden-
tes de observancia obligatoria establecerán las interpretaciones a seguirse
de manera obligatoria por las instancias registrales, en el ámbito nacional,
mientras no sean expresamente modificados o dejados sin efecto median-
te otro acuerdo de Pleno Registral, por mandato judicial firme o norma
modificatoria posterior.
Artículo 33.- Los precedentes de observancia obligatoria aprobados en
Pleno Registral, conjuntamente con las resoluciones en las que se adoptó
el criterio, deben publicarse en el diario oficial El Peruano, siendo de obli-
gatorio cumplimiento a partir del día siguiente de su publicación”.
Deberán además publicarse en la página web de la Sunarp.
Reglamento de Osinergmin para la Solución de Controversias, Re-
solución de Consejo Directivo del Organismo Supervisor de la Inver-
sión en Energía N° 0826-2002/OS-CD
“Artículo 53.- Precedentes vinculantes
Las resoluciones finales emitidas por el Tribunal de Solución de Contro-
versias, que al resolver casos particulares interpreten de manera expre-
sa y general el sentido de las normas y regulaciones correspondientes a
la materia, constituirán precedente de observancia obligatoria en materia
administrativa, en tanto los criterios administrativos no sean modificados.
Al momento de su aprobación debe señalarse expresamente que es un
precedente de observancia obligatoria; para su aprobación se requiere el

74
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

voto favorable de la Sala Plena, que en este caso está determinado por la
conformidad de cuatro (4) de los vocales del Tribunal de Solución de Con-
troversias, incluido el Presidente. Los precedentes deben ser publicados
en el diario oficial El Peruano y en la página web del Osinergmin, dentro
de los diez (10) días siguientes a la fecha en que hayan quedado firmes,
bajo responsabilidad del Secretario General.
Asimismo, todas las resoluciones finales emitidas por los Cuerpos Cole-
giados y por el Tribunal de Solución de Controversias serán publicadas en
la página web del Osinergmin, dentro de los diez (10) días siguientes a la
fecha en que estas hayan quedado firmes”.

2.2. Concepto de precedente administrativo

A decir de Luis María Díez-Picazo, el precedente administrativo es aque-


lla actuación pasada de la Administración que, de algún modo, condiciona
sus actuaciones presentes exigiéndole un contenido similar para casos simi-
lares92.
Si queremos definir al precedente administrativo señalaremos que se trata
de aquella resolución emitida por un Colegiado calificado de la Administración
Pública, que haya adquirido el carácter de firme y que resuelva un caso con-
creto y cuya interpretación sobre las normas administrativas tiene proyección
general, es decir, que hace predecible la justicia administrativa para aquellos
que se encuentren en la misma situación jurídica.
En ese sentido, siguiendo a Morón Urbina, el precedente administrativo
se fundamenta en tres pilares: la protección de la igualdad de los administra-
dos ante la Administración, la protección de la buena fe y la proscripción de
la arbitrariedad en el ejercicio de las potestades discrecionales de las autori-
dades93.
Así, siguiendo a Díez-Picazo, Juan Carlos Morón reflexiona94 respecto a
la exigibilidad de los precedentes para las propias administraciones y anota
que se fundamenta en:
- Dar seguridad jurídica a los ciudadanos de que sus asuntos van a ser
resuelto bajo los mismos razonamientos jurídicos y consideraciones
fácticas.
- Garantizar la buena fe que los ciudadanos tienen al acudir a obtener
una declaración, una certificación o una concesión de la autoridad,

92 DÍEZ-PICAZO, Luis Maria. “La doctrina del precedente administrativo”. En: Revista de Administra-
ción Pública. N° 98, Madrid, mayo-agosto de 1982, p. 7.
93 MORÓN URBINA, Juan Carlos. Comentarios a la Ley del Procedimiento Administrativo General.
Octava edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 105.
94 Cfr. Ibídem, p. 107.

75
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

quedando a salvo que esta no va a ir en contra de sus propios actos


anteriores.
- Interdictar la arbitrariedad, esto es, el trato desigual frente a situaciones
sustancialmente iguales.
Como vemos, el precedente en general, también el administrativo, susten-
ta su existencia en la búsqueda de la predictibilidad en la solución de los con-
flictos llevados a su dirimencia, esto mediante la unificación de criterios, de
modo que a partir de su emisión se eviten los fallos contradictorios en aras de
reducir la inseguridad jurídica.

2.3. Efecto vinculante del precedente administrativo

Conforme al artículo VI del Título Preliminar de la Ley del Procedimiento


Administrativo General, los precedentes son de observancia obligatoria para
la entidad que los emite al resolver un caso en particular, a partir de allí ha-
cia el futuro.
Ahora bien, más allá del ámbito temporal precisado en la referida disposi-
ción, respecto a los efectos vinculantes del precedente administrativo, resul-
ta ilustrativo lo anotado por Morón Urbina pues señala que este tipo de prece-
dentes vinculan a todo el ámbito de su alcance funcional (por ejemplo si es la
interpretación de un sector, comprende a este; si fuere es de un órgano rector
del sistema, a todo su ámbito; y así sucesivamente)95, aunque, como veremos
más adelante, es posible que otro Colegiado se fundamente en un preceden-
te administrativo para resolver un caso conocido en su sede.
En principio, cuando se emite un precedente administrativo, este vincula a
la institución que lo emite, pudiendo ser invocado por un tercero para que se
resuelva igual en un caso sustancialmente análogo, es decir, para que le al-
cancen los mismos efectos.
Ahora bien, no puede señalarse la existencia de un “derecho al preceden-
te” o a que se cumpla el precedente en todos los casos en tanto este siempre
podrá ser revocado por el Colegiado que lo emite, sin embargo, sí es posible
plantear la anulación del acto que se aparta inmotivada o arbitrariamente del
precedente administrativo96.
Es decir, en principio la autoridad administrativa deberá aplicar el prece-
dente si está frente a un caso similar, lo contrario nos afectaría como adminis-
trados pues estamos frente un criterio generalizado que vuelve predectible la
justicia en esta sede, salvo, claro está, si estamos frente a un caso donde mo-
tivadamente pueda apartarse. De otro lado, es posible que la entidad cambie

95 Ídem.
96 Ibídem, pp. 107 y 108.

76
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

de criterio en un nuevo precedente administrativo, pues sí podrán ser modifi-


cados si adopta un nuevo criterio interpretativo.
Un precedente administrativo es modificado por la misma entidad en un
acuerdo posterior si se considera que no es correcta la interpretación ante-
rior o esta es contraria al interés general. La nueva interpretación no podrá
aplicarse a situaciones anteriores, salvo que fuere más favorable a los admi-
nistrados.
En cualquier caso, para variar la regla que trae un precedente de obser-
vancia obligatoria, debe hacer de manera expresa. Además de la emisión de
un nuevo precedente, también puede modificárseles por vía reglamentaria,
por ley o norma modificatoria posterior, e incluso por mandato judicial firme.
Un caso conocido e interesante sobre el cambio de un precedente por la
propiedad entidad que lo emite es la aplicación de la regla per se y la regla
de la razón. En efecto, en el año 2003, el Tribunal de Defensa de la Compe-
tencia del Indecopi modificó sus criterios para sancionar ciertas prácticas an-
ticompetitivas pues utilizaba los criterios que aparejaban la regla per se y la
regla de la razón97. Es así que mediante la Resolución N° 0224-2003/TDC-
INDECOPI, se llega a la conclusión que los precedentes anteriores no acla-
ran el motivo ni los supuestos de aplicación de la regla per se y tampoco de-
terminan el límite para la aplicación de la regla de la razón, por lo que la Sala
de Defensa de la Competencia decidió modificar su precedente motivando de
la siguiente manera:
“La motivación del precedente de observancia obligatoria contenida en la
Resolución N° 206-97-TDC permite observar que, vía jurisprudencia ad-
ministrativa nacional, se intentó llenar el vacío dejado por la eliminación
del artículo 7 del Decreto Legislativo N° 701, referido a las excepciones a
priori para la aplicación del artículo 6 de la misma norma. Esto último sig-
nificó un reconocimiento del hecho que dichas excepciones eran necesa-
rias por razones de eficiencia en la actividad productiva y por los posibles
beneficios tanto para el mercado como para los consumidores por lo que
resultaba inexplicable su eliminación. Sin embargo, también significó una
inclusión de elementos incompatibles con nuestro marco legal de compe-
tencia y ajenos a nuestro sistema jurídico –propios del ordenamiento anti-
trust norteamericano– en la aplicación de la legislación nacional en mate-
ria de libre competencia.

97 A través de la regla per se, las prácticas anticompetitivas son sancionables en forma automática,
es decir, por el solo hecho de llevarse a cabo. No están sujetas a interpretación, sino que su sola
realización constituye infracción administrativa a la que se le debe aplicar la sanción legalmente
prevista. En cambio, mediante la regla de la razón, la referida práctica se sanciona cuantificando
los efectos perjudiciales en la competencia o la economía en general, o su razonabilidad (si es
idónea para producir el perjuicio).

77
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

Los precedentes de observancia obligatoria contenidos en las resolucio-


nes N° 206-97-TDC y N° 276-97-TDC no aclaran el motivo ni los supues-
tos de aplicación de la regla per se y tampoco determinan el límite para la
aplicación de la regla de la razón.
Adicionalmente, dichos precedentes interpretativos pasan por alto el análi-
sis de los alcances del artículo 3 del Decreto Legislativo N° 701 en cuanto
reclama la afectación al interés económico general y se limitan a interpre-
tar un aspecto particular del marco legislativo, sin aportar una visión inte-
gral de todo el contexto legal en que se desarrolla la prohibición.
Por lo expuesto, esta Sala considera necesario apartarse de los preceden-
tes antes señalados y dejar de lado su aplicación”.
De otro lado, es posible verificar cómo los precedentes administrativos
vinculan, pero sobre todo influyen más allá del ámbito de su alcance funcio-
nal. Con ocasión de la STC Exp. N° 00834-2010-PA/TC, el Tribunal Consti-
tucional98 pudo sentenciar en un caso de amparo siguiendo, entre varios ar-
gumentos, un precedente de observancia obligatoria de la Sala de Defensa
de la Competencia N° 1 del Indecopi que interpretó los alcances del procedi-
miento de revocación regulado en los artículos 203 y 205 de la Ley N° 27444,
Ley del Procedimiento Administrativo General (Resolución N° 1535-2010/
SC1-INDECOPI, Exp. N° 00037-2009/CEB).
En efecto, el Tribunal Constitucional declaró fundada la demanda de am-
paro interpuesta por la empresa hidroeléctrica Duke Energy Egenor contra la
Autoridad Autónoma de la Cuenca Hidrográfica del Santa y la Municipalidad
Provincial de Huaylas por modificar su licencia de uso de aguas disminuyen-
do el caudal autorizado, asimismo, porque el alcalde de la Municipalidad Pro-
vincial de Huaylas inició un procedimiento para conseguir que se declare la
nulidad de su licencia para el uso de las aguas de la laguna Parón, que has-
ta el momento de sentenciar el amparo se encontraba pendiente de pronun-
ciamiento por más de tres años.
El precedente administrativo del Indecopi al que hacemos alusión deta-
lló los efectos de la revocación indirecta por parte de la autoridad, así indicó:
“Revocación indirecta
50. Esta Sala interpreta que no solo los pronunciamientos expresos que
desconocen derechos o intereses conferidos por un acto administrativo
constituyen revocación. También lo es cualquier hecho o medida que indi-
rectamente impida o restrinja el ejercicio de tales prerrogativas, es decir,
que tenga los mismos efectos que una decisión expresa de revocar de una
autoridad.

98 Publicada en la página web del Tribunal Constitucional el 23 de mayo de 2011.

78
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

51. La revocación también puede presentarse con el cambio de condi-


ciones para el ejercicio de los derechos o intereses conferidos a los par-
ticulares. La revocación no solo se presenta cuando se priva a los admi-
nistrados del goce absoluto de las prerrogativas conferidas, sino también
cuando estas son recortadas. Como fue señalado en el párrafo 17 de
la presente resolución, de acuerdo a la ley administrativa la revocación
también es la modificación de los derechos e intereses otorgados a los
particulares a través de un acto administrativo.
52. Todas las revocaciones indirectas –absolutas o parciales– son ilega-
les, porque implican la inobservancia del procedimiento establecido en los
artículos 203 y 205 de la Ley N° 27444.
53. En reiteradas oportunidades, tanto la Comisión como la Sala han ca-
lificado como un desconocimiento ilegal de derechos o intereses conferi-
dos por actos administrativos, a los actos por los cuales las autoridades
indirectamente revocaron tales prerrogativas. Es decir, cuando la revoca-
ción se produjo a través de vías no previstas en los artículos 203 y 205 de
la Ley Nº 27444. En estos casos, la autoridad, sin revocar expresamente,
realizó actos que materialmente impidieron el ejercicio de los derechos e
intereses otorgados a los particulares”.
De lo resuelto por la Sala del Indecopi, el Alto Colegiado en la STC Exp.
N° 00834-2010-PA/TC confirmó que el demandante del amparo se encon-
traba en una situación de revocación indirecta, argumentando de la siguien-
te manera:
“40. La realidad, sin embargo, demuestra todo lo contrario y, en ese senti-
do, y a juicio del Tribunal Constitucional, toda esta situación ha generado
una nueva afectación respecto del derecho de propiedad de la actora so-
bre las instalaciones en la laguna Parón. A decir del Instituto de Defensa
de la Competencia y Propiedad Intelectual, ello genera una expropiación
indirecta o regulatoria. En efecto, mediante el precedente vinculante re-
caído en el Exp. N° 1535-2010/SCI-INDECOPI, publicado el 3 de junio de
2010, fundamento 12, dicha entidad ha dejado establecido que, además
de las expropiaciones tradicionales, la protección que prevé el artículo 70
de la Constitución Política también alcanza a las expropiaciones regulato-
rias o indirectas, ‘es decir, a actos gubernamentales que afectan el valor
de la propiedad, sin despojar formalmente al propietario de su título’.
41. De acuerdo con ello, se advierte que el hecho de que la Autoridad Na-
cional del Agua se mantenga en posesión de los activos de la empresa ac-
tora, a pesar de que ya transcurrió el plazo del estado de emergencia que
la legitimaba para usar tales bienes, genera que en la práctica dicha em-
presa haya perdido la administración, el uso y/o control de sus bienes, es
decir, que en forma indirecta ha sufrido una expropiación”.

79
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

Es así que utilizando un precedente del Indecopi, el Tribunal Constitucio-


nal concluye que la empresa recurrente atraviesa una situación de expro-
piación indirecta, lo que debe ser corregido por el orden constitucional, pues
existían actos gubernamentales que afectan el valor de la propiedad aun for-
malmente no se despoje al propietario, pero además le da continuidad y uni-
dad a la interpretación del ordenamiento jurídico, en este caso, del artículo 70
de la Constitución. Así, con la referencia del precedente administrativo del In-
decopi, la sentencia constitucional cumplió con el mandato de optimización
de protección al derecho a la propiedad contenido en la referida disposición
de nuestra Norma Fundamental.
Finalmente, debemos mencionar que el proceder del Alto Colegiado ha
merecido distintas opiniones de la doctrina autorizada. Así, para José Luis
Sardón la mencionada sentencia es una de las más importantes para la de-
fensa del derecho de propiedad y ha señalado que:
“Recogiendo el criterio del precedente establecido en la Resolución
N° 1535-2010/SC1-INDECOPI, el Tribunal Constitucional reconoce la
existencia de la ‘expropiación regulatoria’, definida por la agencia de com-
petencia como aquella situación en la que existen ‘actos gubernamentales
que afectan el valor de la propiedad, sin despojar formalmente al propieta-
rio de su título’. Para entender cabalmente esta figura, cabe recordar que
la propiedad es un ramillete de derechos, que incluyen, según el artículo
923 de nuestro Código Civil, ‘el poder de usar, disfrutar, disponer y reivin-
dicar un bien’. Así, se reconoce que la propiedad pierde sentido cuando se
limitan o reducen tales atribuciones, por lo que esta sentencia es una de
las más importantes decisiones adoptadas para la defensa del derecho de
propiedad. Ese Colegiado podría emerger como el baluarte de este dere-
cho fundamental frente a los entusiasmos expropiatorios que podrían ani-
mar a la Administración Pública”99.
De otro lado, César Ochoa Cardich, también sobre la referida sentencia ha
señalado que la interpretación de la Constitución es competencia del Tribunal
Constitucional no del Indecopi; en ese sentido indicó que:
“Sin negar la legitimidad de la protección del derecho de propiedad en este
caso, llama la atención que existiendo doctrina sobre la expropiación indi-
recta, el Supremo Tribunal recurra a un precedente administrativo del In-
decopi que solo es vinculante para dicha entidad, a la que no le compete
legalmente la interpretación de la Constitución, misión que es competen-
cia del Tribunal Constitucional. La expropiación indirecta no tiene sustento
en nuestro ordenamiento constitucional. Se trata de un concepto de origen
anglosajón que ha sido desarrollado por el Derecho Internacional para la

99 SARDÓN, José Luis. “Esta sentencia constituye una de las más importantes decisiones para la
defensa del derecho de propiedad”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 42. Gaceta Jurídica, Lima,
junio de 2011, p. 11.

80
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

protección jurídica de los inversionistas, logrando su consolidación a tra-


vés de los convenios de protección de inversiones y los tratados de libre
comercio. Sería conveniente que nuestra doctrina y jurisprudencia consti-
tucional como alternativa retome y desarrolle la responsabilidad patrimo-
nial del Estado”100.
3. Cómo vinculan las decisiones del Tribunal Constitucional
Si bien esta obra se titula Guía para reconocer un verdadero criterio vincu-
lante del Tribunal Constitucional, hemos visto cómo existen otras decisiones,
no solo jurisdiccionales, que vinculan el accionar de los operadores jurídicos.
En esta parte queremos detallar cómo abordaremos los capítulos que siguen
de la obra, ahora sí, referidos a la praxis del Tribunal Constitucional en tan-
to –aunque le resulte difícil admitir a muchos– es innegable que no es posi-
ble conocer el Derecho, menos aun litigar, sino se conocen sus decisiones.
Al respecto, aunque no sea una división en strictu sensu, hemos decidido
“esquematizar” las formas en que el Tribunal Constitucional nos suele ofrecer
los criterios que vinculan. Así, hemos utilizado criterios referidos a la irradia-
ción de los efectos de una sentencia y la cantidad de casos existentes en el
acervo del Tribunal Constitucional. De manera que, de menos a más, revisa-
remos cada punto del esquema propuesto.
Comenzaremos por analizar cómo vincula la sentencia de inconstitucio-
nalidad, debido principalmente, a su fuerza vinculante categórica y erga om-
nes cuando, por ejemplo, expulsa una ley del ordenamiento jurídico o des-
carta un sentido interpretativo de los varios en que puede ser entendida una
norma.
Luego, la gran novedad del Código Procesal Constitucional, el preceden-
te constitucional vinculante, figura recogida en el artículo VII de ese cuerpo
normativo. El Alto Colegiado ha comparado sus efectos con los de la ley, sin
duda, merece un lugar privilegiado en el análisis.
Sigue el análisis de la doctrina jurisprudencial constitucional, esto es, la
vinculación que tiene una sentencia del Colegiado Constitucional más allá de
las partes del proceso. Si no tiene los efectos normativos del precedente, ¿es
posible que los jueces se vinculen con los criterios que postula la sentencia
del Tribunal Constitucional?
No obstante que se trata de sentencias conocidas en doble instancia en
el fuero del Poder Judicial sin posibilidad de ser elevadas al Tribunal Consti-
tucional, hemos propuesto el análisis de la sentencia de acción popular y sus
efectos vinculantes. Esto es por dos motivos, primero, por los efectos erga

100 OCHOA CARDICH, César. “La interpretación de la Constitución es competencia del Tribunal
Constitucional no del Indecopi”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 44, Gaceta Jurídica, Lima,
agosto de 2011, p. 13.

81
DECISIONES VINCULANTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL

omnes de este tipo de procesos de control normativo que siguen el estilo kel-
seniano de sanción de expulsión del ordenamiento jurídico cuando una nor-
ma (en este caso infralegal) no es compatible con el parámetro de constitu-
cionalidad y legalidad. Segundo, por nuestra propuesta de que estos casos
sean conocidos en última instancia en el Tribunal Constitucional. Ahora bien,
su posición en el esquema de esta obra (luego del análisis de la sentencia de
inconstitucionalidad, del precedente vinculante y de la doctrina constitucional)
responde a su escaso número, pues es conocido que los justiciables no recu-
rren con frecuencia a este tipo de proceso.
Finalmente, aunque por razones de espacio no hemos podido analizar, no
queremos dejar de mencionar que deben tomarse en consideración los efec-
tos vinculantes de la sentencia emitida en un proceso de conflicto de compe-
tencia, e inclusive, la declaración del estado de cosas inconstitucional, que a
pesar de no ser un “tipo de sentencia”, sí tienen efectos generales, y que bien
pueden ser utilizadas en el litigio como un argumento a favor de la defensa de
los derechos fundamentales.

82
3
Cómo vincula la sentencia de
inconstitucionalidad
1. Regulación

1.1. Regulación normativa

A diferencia de lo que ocurre con la regulación consti-


tucional, legal e infralegal de otro tipo de decisiones juris-
diccionales de nuestro Alto Colegiado, al ser la sentencia
de inconstitucionalidad una tarea de origen de los tribu-
nales constitucionales –en virtud de la tarea de Hans Kel-
sen como padre de la jurisdicción constitucional– su regu-
lación positiva es bastante amplia y define claramente los
alcances, los efectos y la autoridad que posee la senten-
cia de inconstitucionalidad, sea esta fundada (en todo o en
parte) o infundada.
Constitución Política del Perú
“Artículo 38.- Todos los peruanos tienen el deber de
honrar al Perú y de proteger los intereses nacionales,
así como de respetar, cumplir y defender la Constitu-
ción y el ordenamiento jurídico de la Nación”.
“Artículo 51.- La Constitución prevalece sobre toda
norma legal; la ley, sobre las normas de inferior jerar-
quía, y así sucesivamente. La publicidad es esencial
para la vigencia de toda norma del Estado”.
“Artículo 200.- Son garantías constitucionales:
(...)
4. La acción de inconstitucionalidad, que procede con-
tra las normas que tienen rango de ley: leyes, decre-
tos legislativos, decretos de urgencia, tratados, regla-
mentos del Congreso, normas regionales de carácter
general y ordenanzas municipales que contravengan
la Constitución en la forma o en el fondo.

83
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

(...)”
“Artículo 202.- Corresponde al Tribunal Constitucional:
1. Conocer, en instancia única, la acción de inconstitucionalidad.
(...)”
“Artículo 204.- La sentencia del Tribunal que declara la inconstitucionalidad
de una norma se publica en el diario oficial. Al día siguiente de la publi-
cación, dicha norma queda sin efecto.
No tiene efecto retroactivo la sentencia del Tribunal que declara inconsti-
tucional, en todo o en parte, una norma legal”.
Código Procesal Constitucional
“Artículo 75.- Finalidad
Los procesos de acción popular y de inconstitucionalidad tienen por finali-
dad la defensa de la Constitución frente a infracciones contra su jerarquía
normativa. Esta infracción puede ser, directa o indirecta, de carácter total
o parcial, y tanto por la forma como por el fondo.
Por contravenir el artículo 106 de la Constitución, se puede demandar la
inconstitucionalidad, total o parcial, de un decreto legislativo, decreto de
urgencia o ley que no haya sido aprobada como orgánica, si dichas dis-
posiciones hubieren regulado materias reservadas a ley orgánica o impli-
quen modificación o derogación de una ley aprobada como tal”.
“Artículo 77.- Procedencia de la demanda de inconstitucionalidad
La demanda de inconstitucionalidad procede contra las normas que tienen
rango de ley: leyes, decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados
que hayan requerido o no la aprobación del Congreso conforme a los ar-
tículos 56 y 57 de la Constitución, Reglamento del Congreso, normas re-
gionales de carácter general y ordenanzas municipales.
Artículo 78.- Inconstitucionalidad de normas conexas
La sentencia que declare la ilegalidad o inconstitucionalidad de la norma
impugnada, declarará igualmente la de aquella otra a la que debe exten-
derse por conexión o consecuencia.
Artículo 79.- Principios de interpretación
Para apreciar la validez constitucional de las normas el Tribunal Constitu-
cional considerará, además de las normas constitucionales, las leyes que,
dentro del marco constitucional, se hayan dictado para determinar la com-
petencia o las atribuciones de los órganos del Estado o el ejercicio de los
derechos fundamentales de la persona.
Artículo 80.- Relaciones institucionales con ocasión a los procesos
de control de normas
Los jueces deben suspender el trámite de los procesos de acción popular
sustentados en normas respecto de las cuales se ha planteado demanda

84
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

de inconstitucionalidad ante el Tribunal, hasta que este expida resolución


definitiva.
Artículo 81.- Efectos de la sentencia fundada
Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de inconstitucionalidad
dejan sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian. Tienen alcan-
ces generales y carecen de efectos retroactivos. Se publican íntegramen-
te en el diario oficial El Peruano y producen efectos desde el día siguiente
de su publicación.
Cuando se declare la inconstitucionalidad de normas tributarias por vio-
lación del artículo 74 de la Constitución, el Tribunal debe determinar de
manera expresa en la sentencia los efectos de su decisión en el tiempo.
Asimismo, resuelve lo pertinente respecto de las situaciones jurídicas pro-
ducidas mientras estuvo en vigencia.
Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de acción popular podrán
determinar la nulidad, con efecto retroactivo, de las normas impugnadas.
En tal supuesto, la sentencia determinará sus alcances en el tiempo. Tie-
nen efectos generales y se publican en el diario oficial El Peruano.
Artículo 82.- Cosa juzgada
Las sentencias del Tribunal Constitucional en los procesos de incons-
titucionalidad y las recaídas en los procesos de acción popular que que-
den firmes tienen autoridad de cosa juzgada, por lo que vinculan a todos
los poderes públicos y producen efectos generales desde el día siguiente
a la fecha de su publicación.
Tiene la misma autoridad el auto que declara la prescripción de la preten-
sión en el caso previsto en el inciso 1) del artículo 104.
La declaratoria de inconstitucionalidad o ilegalidad de una norma impug-
nada por vicios formales no obsta para que esta sea demandada ulterior-
mente por razones de fondo, siempre que se interponga dentro del plazo
señalado en el presente Código.
Artículo 83.- Efectos de la irretroactividad
Las sentencias declaratorias de ilegalidad o inconstitucionalidad no con-
ceden derecho a reabrir procesos concluidos en los que se hayan aplica-
do las normas declaradas inconstitucionales, salvo en las materias previs-
tas en el segundo párrafo del artículo 103 y último párrafo del artículo 74
de la Constitución.
Por la declaración de ilegalidad o inconstitucionalidad de una norma no re-
cobran vigencia las disposiciones legales que ella hubiera derogado”.
“Artículo 100.- Plazo prescriptorio
La demanda de inconstitucionalidad de una norma debe interponerse den-
tro del plazo de seis años contado a partir de su publicación, salvo el caso
de los tratados en que el plazo es de seis meses. Vencido los plazos

85
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

indicados, prescribe la pretensión, sin perjuicio de lo dispuesto por el ar-


tículo 51 y por el segundo párrafo del artículo 138 de la Constitución”.
Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional, Resolución Ad-
ministrativa N° 095-2004-P/TC
Resoluciones y acuerdos del Pleno
“Artículo 10.- El quórum del Pleno del Tribunal Constitucional es de cinco
de sus miembros.
El Pleno del Tribunal resuelve y adopta acuerdos por mayoría sim-
ple de votos emitidos, salvo para resolver la inadmisibilidad de una de-
manda de inconstitucionalidad o para dictar sentencia que declare la
inconstitucionalidad de una norma con rango de ley, casos en los que se
exigen cinco votos conformes.
De no alcanzarse la mayoría calificada de cinco votos en favor de la
inconstitucionalidad de la norma impugnada, el Tribunal dictará sentencia
declarando infundada la demanda de inconstitucionalidad.
En ningún caso el Tribunal Constitucional puede dejar de resolver”.

1.2. Regulación en la jurisprudencia

Además de la regulación normativa de la sentencia de inconstitucionalidad,


el Tribunal Constitucional ha sido pertinente al definir y desarrollar jurispru-
dencialmente no solo los alcances, sino una tipología de este tipo de decisio-
nes y sus particularidades. Así podemos detallar los siguientes fundamentos
jurídicos en su doctrina jurisprudencial:
“Teniendo en cuenta la trascendencia de la presente acción de
inconstitucionalidad en la vida social y jurídica del país, es necesario que
el Tribunal Constitucional proceda a efectuar una explicación del tipo de
sentencia que hoy dicta, con varios registros en la jurisprudencia compa-
rada y fecundo desarrollo en la doctrina de la jurisdicción constitucional.
El Tribunal Constitucional, por mandato de la Constitución del Estado, tie-
ne la potestad de declarar la inconstitucionalidad de las normas con rango
de ley, ya sea por vicios de forma o fondo (...).
Aun cuando en ‘cada país y casi cada autor, tienden a elaborar tipolo-
gías diferentes’ de sentencias (E. Aja y M. González, ‘Conclusiones ge-
nerales’. En: Las tensiones entre el Tribunal Constitucional y el legisla-
dor en la Europa actual. Ariel, Barcelona, 1998, p. 275), tradicionalmente,
según se acoja o rechace el petitorio de la demanda, las sentencias del
Tribunal Constitucional pueden clasificarse en sentencias ‘estimatorias’
o ‘desestimatorias’; sin embargo, el dinámico contexto social de nuestro
país ha obligado a este Colegiado, como a su turno lo hicieron otros tri-
bunales análogos al nuestro (como los de Italia, España y Alemania), a

86
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

dictar resoluciones que en cierta medida se apartan de esta distinción clá-


sica, innovando de ese modo la tipología de sus sentencias” (STC Exp.
N° 00010-2002-AI/TC).
“Las sentencias de principio son las que forman la jurisprudencia propia-
mente dicha, porque interpretan el alcance y sentido de las normas cons-
titucionales, llenan las lagunas y forjan verdaderos precedentes vincu-
lantes. [En cuanto a estas últimas, el Tribunal Constitucional peruano ha
dictado diversas sentencias que llamaremos ‘instructivas’, y que se carac-
terizan por realizar, a partir del caso concreto, un desarrollo jurisprudencial
y doctrinario de los temas más importantes en discusión. Este tipo de sen-
tencias se justifican porque tienen como finalidad orientar a los jueces con
criterios que puedan utilizar en la interpretación constitucional que realicen
en los procesos a su cargo y, además, porque contribuye a que los ciuda-
danos ejerciten mejor sus derechos. Estas pueden ser sentencias estima-
tivas o desestimativas:]
Las sentencias estimativas: son aquellas que declaran fundada una de-
manda de inconstitucionalidad. Su consecuencia jurídica específica la eli-
minación o expulsión de la norma cuestionada del ordenamiento jurídico,
mediante una declaración de invalidez constitucional. En dicha hipótesis,
la inconstitucionalidad se produce por la colisión entre el texto de una ley
o norma con rango de ley y una norma, principio o valor constitucional. Las
sentencias estimativas pueden ser de simple anulación, interpretativa pro-
piamente dicha o interpretativas-manipulativas (normativas).
(...)
Las sentencias desestimativas: son aquellas que declaran, según sea el
caso, inadmisibles, improcedentes o infundadas las acciones de garantía,
o resuelven desfavorablemente las acciones de inconstitucionalidad. En
este último caso, la denegatoria impide una nueva interposición fundada
en idéntico precepto constitucional (petición parcial y específica referida a
una o varias normas contenidas o en una ley); además, el rechazo de un
supuesto vicio formal no obsta para que esta ley no pueda ser cuestiona-
da ulteriormente por razones de fondo. Ahora bien, la praxis constitucional
reconoce una pluralidad de formas y contenidos sustantivos de una sen-
tencia desestimativa” (STC Exp. N° 00004-2004-CC/TC).
2. La sentencia de inconstitucionalidad

2.1. Concepto de sentencia de inconstitucionalidad

La sentencia del proceso de inconstitucionalidad es un acto procesal del


Tribunal Constitucional en el que actúa como instancia única controlando la
constitucionalidad de las normas que tienen rango de ley, esto es, leyes, de-
cretos legislativos, decretos de urgencia, Reglamento del Congreso, normas

87
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

regionales de carácter general y ordenanzas municipales; asimismo, respec-


to de tratados que hayan requerido o no la aprobación del Congreso con-
forme a los artículos 56 y 57 de la Constitución. Incluso, puede ser objeto
de control constitucional las normas emitidas por gobiernos de facto, como
ocurrió con el expediente que analizó la legislación antiterrorista (decretos le-
yes), las normas derogadas o las de reforma constitucional101.
Para conceptualizar la sentencia de este tipo de proceso, es importante te-
ner en cuenta tres características: (i) su alcance general con fuerza de ley y
carácter derogatorio; (ii) sus efectos irretroactivos (salvo las excepciones en
materia penal y tributaria); y, (iii) la autoridad de cosa juzgada que posee la
sentencia de inconstitucionalidad. Aunque es posible que si la declaratoria de
inconstitucionalidad de una norma impugnada es por vicios formales, pueda
presentarse una demanda posterior por el fondo, siempre que se interponga
dentro del plazo legal, esto es, dentro de los seis años contado a partir de su
publicación, salvo el caso de los tratados en los que el plazo es de seis me-
ses; y, claro está, en esos casos está la posibilidad de ejercer control difuso
por los jueces102 o tribunales administrativos103.
Ahora bien, no debe soslayarse que si bien el proceso de inconstitucionalidad
es esencialmente objetivo, y que en él se realiza un juicio de compatibilidad
abstracto entre dos normas de jerarquía distinta (la Constitución y la ley), ello
no quiere decir que este proceso no tenga una dimensión subjetiva, es de-
cir, que deberán considerarse las consecuencias sociales y económicas que
producen este tipo de sentencias. De esa manera, se revela la vocación sub-
jetiva de este proceso, en tanto es posible preservar a través de él los dere-
chos fundamentales.
Sobre la dimensión subjetiva del proceso de inconstitucionalidad, la juris-
prudencia ha anotado:
“En mérito a la dimensión subjetiva, el Tribunal Constitucional puede va-
lorar la constitucionalidad de los actos concretos realizados al amparo de
la norma legal impugnada, lo cual definitivamente no supone la resolu-
ción del problema en el caso concreto, sino otorgarle un canon valorati-
vo constitucional-función de valoración, para la resolución del proceso de
inconstitucionalidad” (STC Exp. N° 00002-2005-AI/TC).
De otro lado, sabemos de ordinario que las sentencias pueden ser cla-
sificadas, de primera, en estimatorias y desestimatorias, en tanto acogen la

101 Así ocurrió en las STC Exp. N° 00010-2002-AI/TC, 00019-2005-PI/TC y 00050-2004-AI/TC, res-
pectivamente.
102 Conforme al artículo 138 de la Constitución, en todo proceso, de existir incompatibilidad entre una
norma constitucional y una norma legal, los jueces prefieren la primera (control difuso de la cons-
titucionalidad de las leyes).
103 Para el Tribunal Constitucional, los tribunales administrativos y órganos colegiados están vincula-
dos por el deber de protección de los derechos fundamentales, por lo que ellos han de ejercer el
control difuso cuando el caso lo demande.

88
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

pretensión contenida en la demanda o no. No obstante, como veremos más


adelante, dentro de las sentencias estimativas y desestimativas, existe una ti-
pología de sentencias constitucionales desarrollada en la jurisprudencia que
debe tenerse en cuenta para entender los efectos de lo decidido en una sen-
tencia de inconstitucionalidad.

2.2. La pretensión de la demanda de inconstitucionalidad

La pretensión de un proceso de inconstitucionalidad estará dirigida a ex-


pulsar del ordenamiento jurídico –en todo o en parte– una norma legal que
atente contra preceptos constitucionales de modo directo o indirecto104.
Al respecto, es importante precisar que el petitorio de una demanda de
inconstitucionalidad no solo puede estar dirigido a solicitar la expulsión de
una norma (o parte de ella) del ordenamiento jurídico, sino que también es
posible pedir al Alto Colegiado que descarte un determinado criterio interpre-
tativo por inconstitucional.
En efecto, ello ocurrió recientemente al resolver el Exp. N° 00032-2010-PI/
TC, allí los demandantes solicitaron que la sentencia precise que el artículo 3
de la “ley antitabaco” no prohíbe de forma absoluta el consumo de tabaco en
todos los espacios públicos cerrados del país, ni la existencia de estableci-
mientos exclusivos para fumadores. Asimismo, pretendían que se descarte la
interpretación en el extremo que prohíbe de forma absoluta, y sin excepción
alguna, el consumo de tabaco en las áreas abiertas de los establecimientos
educativos para adultos105.
Entonces, la pretensión de los demandantes no procuraba dejar sin efecto
el precepto impugnado, sino que el Tribunal Constitucional emita una senten-
cia interpretativa mediante la cual reduzca su ámbito de aplicación. Ante ese
escenario, reseñar el petitorio de este expediente resulta relevante, pues si
bien la emisión de sentencias (interpretativas) ha sido práctica común en esa

104 Los supuestos de vicio que ameritan el control constitucional de las normas legales o con rango
legal pueden ser: infracción a la jerarquía normativa directa o indirecta, de carácter total o parcial,
y tanto por la forma como por el fondo.
105 El artículo 3 de la Ley N° 28705, modificado por el artículo 2 de la Ley N° 29517, cuyo texto es el
siguiente:
“3.1 Prohíbese fumar en los establecimientos dedicados a la salud o a la educación, en las depen-
dencias públicas, en los interiores de los lugares de trabajo, en los espacios públicos cerrados y
en cualquier medio de transporte público, los que son ambientes ciento por ciento libres de humo
de tabaco.
3.2 Se entiende por interiores o espacios públicos cerrados todo lugar de trabajo o de acceso al
público que se encuentre cubierto por un techo y cerrado entre paredes, independientemente del
material utilizado para el techo y de que la estructura sea permanente o temporal.
3.3 El reglamento de la ley establece las demás especificaciones de los interiores o espacios pú-
blicos cerrados”.

89
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

sede, por primera vez se plantea si es posible que el demandante lo postule


como pretensión de la demanda.
Es decir, el Colegiado no se cuestiona sobre su capacidad para emitir sen-
tencias interpretativas, sino sobre la posibilidad de que el accionante lo soli-
cite en su demanda como pretensión, toda vez que lo ordinario es denunciar
la inconstitucionalidad de la norma solicitando su expulsión del ordenamiento.
Al respecto, es preciso tener en cuenta la distinción entre norma y dispo-
sición, así como el artículo 81 del Código Procesal Constitucional que señala
que: “Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de inconstitucionalidad
dejan sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian”. En ese senti-
do, cuando el Código dice normas no se refiere solo al texto de los preceptos
impugnados, sino, eventualmente, a determinados sentidos interpretativos a
ellos atribuibles, por lo que el Tribunal Constitucional admite que es posible
que el objeto de la pretensión en un proceso de inconstitucionalidad consis-
ta en la emisión de una sentencia interpretativa, de manera que se solicite al
Colegiado que descarte un sentido interpretativo determinado.
Ahora bien, es importante saber que esta posibilidad es excepcional, pues
no solo ese Tribunal tiene la facultad de interpretar una norma de conformi-
dad con la Constitución, sino que resulta ser una competencia que in suo or-
dine ejercen todos los poderes públicos. De tal manera que ello solo será
permitido excepcionalmente cuando se requiera de una labor hermenéutica
altamente compleja, como ocurrió en ese caso en el que finalmente se decla-
ró infundada la demanda.
Aunque si, al contrario, la demanda hubiese resultado fundada, con efec-
to erga omnes, cualquier persona, autoridad u órgano del Estado estaría im-
pedido de aplicar los sentidos interpretativos declarados inconstitucionales
en la sentencia.

2.3. Notas sobre la inconstitucionalidad por omisión legislativa

La inconstitucionalidad por omisión ocurre cuando por la inoperancia del


legislador se obtiene una situación que atenta contra la primacía de la Cons-
titución y/o la vigencia efectiva de los derechos constitucionales. Como se-
ñala el profesor García Toma, se trata de trasgresiones a la Constitución por
ocio, incuria o negligencia de los órganos de poder dando ocasión al examen
de inconstitucionalidad por abstención en la ejecución de actos legislativos106.
En efecto, lo que ocurre es que aquellos órganos derivados que tienen la
obligación de satisfacer las exigencias constitucionales a través de la regla-
mentación legislativa no cumplen con el mandato de la Norma Fundamental.

106 GARCÍA TOMA, Víctor. Teoría del Estado y Derecho Constitucional. Segunda edición, Palestra,
Lima, 2008, p. 624.

90
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Ello implica determinar la existencia de ocio o negligencia por parte del legis-
lador ordinario en la reglamentación de un precepto constitucional, que re-
quiere de esta para alcanzar plena eficacia107.
Es decir, a diferencia de lo que ocurre con la infracción constitucional deri-
vada de la emisión de una norma positiva con rango de ley, en los supuestos
de la inconstitucionalidad por omisión, la conculcación a la Carta viene dada
por inacción parlamentaria o de algún otro órgano con capacidad de creación
normativa.
No es difícil ubicar en el texto de nuestra norma normarum mandatos
constitucionales al legislador. Así, por ejemplo, se señala expresamente que
la forma del matrimonio y las causas de separación y de disolución son re-
guladas por la ley (artículo 4 de la Constitución); que la ley establece la enti-
dad del Gobierno nacional que administra los regímenes de pensiones a car-
go del Estado (artículo 11); que mediante ley se establecen los requisitos para
desempeñarse como director o profesor de un centro educativo, así como
sus derechos y obligaciones (artículo 15); o, que la ley señala en qué casos
la colegiación de profesionales es obligatoria (artículo 20), por citar algunos
mandatos de legislar.
Si el legislador o la autoridad competente no atendiera a tales encargos
de la Constitución estaríamos frente a una inconstitucionalidad por omisión
legislativa. Aunque sí es importante precisar que, a diferencia de otros orde-
namientos jurídicos108, nuestra normativa no contempla este tipo de proceso
constitucional expresamente.
Ahora bien, no solo estamos ante la falta de un proceso de este tipo res-
pecto a un mandato constitucional, ¿qué sucede con aquellos mandatos con-
tenidos en una norma distinta a la Ley Fundamental como en el caso de
un tratado? Al respecto, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional tuvo
oportunidad de desarrollar la figura de la inconstitucionalidad por omisión y

107 CARPIO MARCOS, Edgar. “La inconstitucionalidad por omisión legislativa. A propósito de la juris-
dicción constitucional en el Perú”. En: El Jurista. Revista Peruana de Derecho. N° 1, Lima, 1991.
108 En distintos sistemas constitucionales comparados, esta exigencia jurídico-constitucional de
controlar las omisiones normativas en que puedan incurrir las autoridades competentes y que
originan como resultado la vulneración de los derechos fundamentales de las personas ha sido
recogida en diversos textos constitucionales, donde se ha habilitado un proceso específico para
este fin, como es el de la acción de inconstitucionalidad por omisión. Así, ha sucedido por ejemplo
en el caso de la Constitución de Portugal que lo ha regulado en el artículo 283; la Constitución
brasileña que lo prescribe en el artículo 103.2; la Constitución de Venezuela que lo contempla en
el artículo 336.7; la Constitución de Ecuador que lo recoge en el artículo 436.10; la Ley 7315/1989,
Ley de la Jurisdicción Constitucional de Costa Rica, que lo regula en el artículo 73.f; la Ley XXXII,
Ley de Organización y Funcionamiento del Tribunal Constitucional de Hungría, que lo prevé en
el artículo 1.e); y, a nivel estadual, la Constitución de la Provincia de Río Negro en Argentina que
lo desarrolla en el artículo 207.2.d; la Constitución del Estado de Chiapas en México, donde esta
figura se ubica en el artículo 56, fracción III; la Constitución del Estado de Veracruz, también en
México, que lo estipula en el artículo 65.III; la Constitución del Estado de Tlaxcala, en este mismo
país, que lo recoge en el artículo 81.VI; y la Constitución del Estado de Quintana Roo que lo
regula en el artículo 105.III (STC Exp. N° 05427-2009-PC/TC, f. j. 11).

91
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

contempló (para el caso concreto) al proceso constitucional de cumplimien-


to109 (artículo 66 del Código Procesal Constitucional) como herramienta para
subsanar la omisión reglamentaria, con especial atención al sector minero,
aunque ello no signifique descartar otros sectores extractivos y señala que
la vía adecuada es la norma general que puede dar el Congreso de la Re-
pública.
Se trata de la STC Exp. N° 05427-2009-PC/TC, cuya emisión –en su
momento– fue relevante por diversos motivos. Seguramente el tema más
llamativo resultó ser el derecho a la consulta a los pueblos indígenas,
pues en esos momentos aún no se dictaba el dispositivo que lo regula-
ba110. Así, los demandantes sostuvieron que el Ministerio de Energía y Mi-
nas (Minem) no reglamentaba este derecho derivado del Convenio 169
de la OIT, aunque este ya había sido abordado en diversas oportunidades
por el Colegiado Constitucional111. Es así que con ocasión de la sentencia
que reseñamos, se trabaja sobre lo dicho anteriormente en aquella sede y
se reconoce la falta de reglamentación del derecho a la consulta, no solo
para el ámbito minero sino en general, indicándose que tal proceso legis-
lativo que debe ser concluido por el Congreso de la República, pues es el
ente que recibió las observaciones a la autógrafa, hechas en su momen-
to a la denominada Ley de Consulta Previa, por el Presidente de la Repú-
blica Alan García Pérez.
De otro lado, y volviendo al tema propuesto, la sentencia identifica un
problema de orden procesal. La legislación procesal constitucional regula
expresamente al proceso de cumplimiento como uno para ordenar el cum-
plimiento de normas legales o actos administrativos, pero no menciona a las
normas de rango constitucional, siendo que el Convenio 169 ha sido decla-
rado como uno de esa categoría. Ahora bien, a consideración del Alto Cole-
giado, ello no debe ser óbice para el cumplimiento de las normas de rango
constitucional, como lo son los tratados internacionales en materia de dere-
chos humanos, sino que “antes que ser un impedimento para el cumplimien-
to exigido, representa más bien un argumento de fuerza para requerir judi-
cialmente su efectivización”.
Es así que se protege el “derecho a convertir en realidad jurídico-consti-
tucional aquello que está inscrito en una norma de rango constitucional”, de

109 El proceso de cumplimiento está contemplado en el artículo 200.6 de la Constitución y en el


artículo 66 del Código Procesal Constitucional. Se trata de un proceso que se interpone contra
el funcionario o autoridad pública renuente a cumplir una norma legal, a ejecutar un acto
administrativo firme, o para solicitar que la Administración se pronuncie expresamente cuando las
normas legales le ordenan emitir una resolución administrativa o dictar un reglamento.
110 Recién en agosto de este año, el jefe de Estado promulgó la norma denominada: “Ley del derecho
a la consulta previa a los pueblos indígenas u originarios, reconocido en el Convenio 169 de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT)”, Ley N° 29785.
111 STC Exp. N° 03343-2007-PA/TC (caso Cordillera Escalera), STC Exp. N° 06316-2008-PA/TC
(caso Tuanama Tuanama) y STC Exp. N° 00022-2009-PI/TC (caso Aidesep I).

92
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

manera que si el proceso de cumplimiento admite la obligación de reglamen-


tar lo que ordena la ley, con mayor razón se obliga al funcionario o autoridad
renuente a reglamentar un tratado internacional de rango constitucional direc-
tamente aplicable.
Como señalamos líneas arriba, nuestro ordenamiento jurídico nacional no
cuenta con un proceso que permita el control constitucional de las omisiones
normativas inconstitucionales, lo que a primera vista puede generar la inefica-
cia de la obligación de cumplimiento de los mandatos constitucionales (espe-
cíficamente, la obligación de normar). No obstante, el Tribunal Constitucional
señaló que no debe entenderse que nuestro sistema constitucional se en-
cuentre desvalido o indefenso frente a las infracciones a la Constitución que
se producen por omisiones normativas absolutas o relativas, por lo que, en el
caso concreto, habilitó al proceso de cumplimiento como la herramienta pro-
cesal para que la jurisdicción se ocupe de esta situación.
Así, en la sentencia del proceso de cumplimiento se sancionó la falta de re-
glamentación del Convenio 169 respecto del derecho a la consulta a las po-
blaciones originarias cuando se trate de decisiones que los afecten. En este
punto, el Tribunal Constitucional resaltó que no le corresponde la habilitación
de procesos o procedimientos para enfrentar determinadas situaciones jurídi-
cas no previstas en la norma procesal pues ello es tarea del constituyente o
del legislador democrático, dejándolo como tarea de enmienda para una refor-
ma constitucional. Sin embargo, sí habilita al proceso de cumplimiento en este
caso concreto, en atención al deber del juzgador de impartir justicia aun en au-
sencia de ley o con la deficiencia de esta, tal y como lo ordena la propia Cons-
titución en su artículo 139, inciso 8 (STC Exp. N° 05427-2009-PC/TC, f. j. 23).

2.4. Una precisión conceptual respecto a la sentencia de inconsti-


tucionalidad

Es importante precisar que en la sentencia del proceso de inconsti-


tucionalidad, al igual que en otro tipo de decisiones del Tribunal Consti-
tucional –como aquella sentencia que contiene un precedente vinculante
o aquella que dicta doctrina jurisprudencial–, es posible ubicar las “par-
tes” de toda sentencia constitucional, a saber, razón declarativa-axiológi-
ca, ratio decidendi, obiter dicta, invocación preceptiva y fallo. No obstan-
te, por razones metodológicas, el desarrollo de estos conceptos se ubica
en el capítulo dedicado a saber cómo vincula la doctrina jurisprudencial
constitucional.

3. Tipología de las sentencias constitucionales


Las sentencias de la jurisdicción orgánica emitidas por el Tribunal Cons-
titucional, esto es, las emitidas en los procesos de inconstitucionalidad y en
los procesos de conflicto de competencias, pueden ser clasificadas de varias

93
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

maneras. Así, se ha señalado que “en cada país y casi cada autor tienden a
elaborar tipologías diferentes de sentencias”:

Sentencias de especie
Primera clasificación
Sentencias de principio

• De simple anulación
• Interpretativas propiamente Reductoras
Sentencias estimativas dichas Aditivas
• interpretativas manipulativas o Sustitutivas
Segunda clasificación normativas Exhortativas
Estipulativas

Desestimación por rechazo simple


Sentencias desestimativas
Desestimación por sentido interpretativo

Debido al contexto social de nuestro país y siguiendo el desarrollo de otros


tribunales análogos (como los de Italia, España y Alemania), así como a la
doctrina constitucional, el Tribunal Constitucional peruano propone una tipo-
logía de las sentencias constitucionales, la que resulta especialmente rele-
vante para explicar los efectos y alcances de una sentencia dada en un pro-
ceso de control normativo. De esta manera, nuestro Alto Colegiado se aparta
de la clásica distinción entre sentencias fundadas e infundadas112, para de-
cantarse por un análisis pormenorizado contenido en los fundamentos de la
decisión jurisdiccional.
Valga destacar que el Colegiado no se limita a proponer una vacua clasi-
ficación de la sentencia constitucional, sino que ello sirve para la determina-
ción de sus decisiones, de manera que para apreciar la validez constitucio-
nal de las normas, el Tribunal Constitucional en su tarea hermenéutica debe
optar por una solución interpretativa que parta de la presunción de que todas
las normas son constitucionales, pero, al mismo tiempo, por la interpretación
que maximice la protección de los derechos fundamentales113 (para atender a
la dimensión subjetiva del proceso de inconstitucionalidad).

112 Inclusive, podría anotarse otra clásica distinción de las sentencias en el Derecho Procesal:
declarativa, constitutiva y de condena.
113 Respecto a la tarea hermenéutica del Tribunal Constitucional debe acudir a: SOSA SACIO, Juan
Manuel. Guía Teórico-Práctica para utilizar los criterios interpretativos del Tribunal Constitucional.
Gaceta Jurídica, Lima, 2011.

94
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

En efecto, en el proceso de inconstitucionalidad opera la presunción de


constitucionalidad de la ley y el principio de conservación de esta, ello en
atención al bien constitucional “seguridad jurídica”, basilar para la vigencia de
nuestro orden jurídico-social.

3.1. Primera clasificación dada por el Tribunal Constitucional

La primera clasificación distingue a las sentencias por la carga argumen-


tativa que debe realizar el juez constitucional para emitir sentencia y por la
irradiación de los efectos de esta, incluso si se tratase de la resolución de un
caso concreto.

3.1.1. Sentencias de especie


Al respecto, entendemos, se trata de la mera aplicación de la norma en
una suerte de silogismo jurídico. Así, el juez constitucional, al verificar que la
premisa menor (o supuesto de hecho) se subsume con la premisa menor (o
supuesto normativo), deberá dictar una sentencia o conclusión del caso ló-
gicamente válida. Se trata de una labor jurisdiccional declarativa que resuel-
ve el caso concreto planteado en sede constitucional. Lo que la doctrina lla-
ma “casos fáciles”.
Pero mejor vamos a lo que sobre ellas ha señalado el Tribunal Constitucional:
“Las sentencias de especie se constituyen por la aplicación simple de las
normas constitucionales y demás preceptos del bloque de constituciona-
lidad a un caso particular y concreto. En este caso, la labor del juez cons-
titucional es meramente “declarativa”, ya que se limita a aplicar la nor-
ma constitucional o los otros preceptos directamente conectados con ella”
(STC Exp. N° 00004-2004-PCC-TC).

3.1.2. Sentencias de principio


A diferencia de lo que ocurre con las sentencias de especie, las de princi-
pio importan una alta carga argumentativa en la labor del juzgador constitu-
cional y en virtud de ello son capaces de irradiar sus efectos más allá del caso
concreto. Son útiles para enriquecer la labor jurisdiccional y los argumentos
de defensa de los derechos constitucionales de las personas en casos futu-
ros. Estas sí interpretan el alcance y sentido de las normas constitucionales
conforme a la diferenciación de Ricardo Guastini entre norma y disposición
jurídica114.

114 El legislador es el creador de leyes, pero el intérprete final puede ser el juez o algún otro operador
del Derecho. Así, identificamos a la “norma” con el aspecto semántico y a la “disposición” con el
ámbito sintáctico.

95
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

Sobre las sentencias de principio se ha dictado doctrina jurisprudencial en


el siguiente sentido:
“Las sentencias de principio son las que forman la jurisprudencia propia-
mente dicha, porque interpretan el alcance y sentido de las normas consti-
tucionales, llenan las lagunas y forjan verdaderos precedentes vinculantes.
En cuanto a estas últimas, el Tribunal Constitucional peruano ha dicta-
do diversas sentencias emitidas en los Exps. N° 00008-2003-AI/TC y
N° 000018-2003-AI/TC, que llamaremos ‘instructivas’, y que se caracteri-
zan por realizar, a partir del caso concreto, un desarrollo jurisprudencial y
doctrinario de los temas más importantes en discusión. Este tipo de sen-
tencias se justifican porque tienen como finalidad orientar a los jueces con
criterios que puedan utilizar en la interpretación constitucional que realicen
en los procesos a su cargo y, además, porque contribuye a que los ciuda-
danos ejerciten mejor sus derechos” (STC Exp. N° 00004-2004-PCC-TC).

3.2. Segunda clasificación dada por el Tribunal Constitucional

Respecto a esta clasificación podemos encontrar una gran cantidad de ca-


sos en los cuales el Alto Colegiado resuelve apelando a estos “tipos” de sen-
tencias, partiendo de la idea de conservar la norma jurídica que se impugna,
aunque para ello sea necesaria la intervención del Colegiado Constitucional,
superándose así de su labor originaria de “legislador negativo”.

3.2.1. Sentencias estimativas


Las sentencias estimativas son aquellas que declaran fundada una de-
manda de inconstitucionalidad. Su consecuencia jurídica específica es la
eliminación o expulsión de la norma cuestionada del ordenamiento jurídi-
co, mediante una declaración de invalidez constitucional. En dicha hipóte-
sis, la inconstitucionalidad se produce por la colisión entre el texto de una
ley o norma con rango de ley y una norma, principio o valor constitucional.
Las sentencias estimativas pueden ser de simple anulación, interpretati-
va propiamente dicha o interpretativa-manipulativa (normativas) (STC Exp.
N° 00004-2004-PCC-TC). Veamos a continuación.

a. Sentencias de simple anulación


La sentencia estimatoria de simple anulación declara fundada la deman-
da (en todo o en parte) acogiendo la pretensión o pretensiones contenidas en
el escrito de demanda. En el caso de las sentencias de inconstitucionalidad,
luego de verificar la incompatibilidad de la norma impugnada con la Constitu-
ción y el bloque constitucional pertinente, se ordena expulsar la norma (o par-
te de ella) del ordenamiento jurídico.

96
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

De esta forma detalla el Tribunal Constitucional:


“En este caso el órgano de control constitucional resuelve dejar sin efec-
to una parte o la integridad del contenido de un texto. La estimación es
parcial cuando se refiere a la fracción de una ley o norma con rango de
ley (un artículo, un párrafo, etc.); y, por ende, ratifica la validez constitu-
cional de las restantes disposiciones contenidas en el texto normativo im-
pugnado. La estimación es total cuando se refiere a la plenitud de una
ley o norma con rango de ley; por ende, dispone la desaparición ínte-
gra del texto normativo impugnado del ordenamiento jurídico” (STC Exp.
N° 00004-2004-PCC-TC).
b. Sentencias interpretativas propiamente dichas
En este tipo de sentencias los jueces identifican la existencia de por lo me-
nos dos sentidos interpretativos asignados a una norma. En ese sentido, se
excluye la disposición que colisiona con la Constitución, incluyéndose en la
sentencia la prohibición a los operadores jurídicos de utilizar la interpretación
descartada por inconstitucional.
La doctrina explica que si bien la aparición de las sentencias interpreta-
tivas responde a una necesidad, no hay reglas para deducir cuándo han de
producirse. En la práctica se acude a ellas cuando la interpretación que está
realizando el Tribunal Constitucional fuerza demasiado la literalidad del pre-
cepto. Frecuentemente, la interpretación o la norma nueva no figura en el fa-
llo de la sentencia sino que nos remite a los fundamentos jurídicos, con la
consiguiente complejidad para su determinación y dificultad para su conoci-
miento por jueces, administradores y abogados. Sin centrar aquí sus inconve-
nientes dogmáticos, tampoco pueden ignorarse los inconvenientes prácticos,
y aun de seguridad jurídica, de esta técnica jurisprudencial115.
Se ha establecido sobre este tipo de sentencias que:
“En este caso el órgano de control constitucional, según sean las circuns-
tancias que rodean el proceso constitucional, declara la inconstitucionalidad
de una interpretación errónea efectuada por algún operador judicial, lo
cual acarrea una aplicación indebida.
Dicha modalidad aparece cuando se ha asignado al texto objeto de exa-
men una significación y contenido distinto al que la disposición tiene cabal-
mente. Así, el órgano de control constitucional puede concluir en que por
una errónea interpretación se han creado ‘normas nuevas’, distintas de
las contenidas en la ley o norma con rango de ley objeto de examen. Por
consiguiente, establece que en el futuro los operadores jurídicos estarán

115 En ese sentido resultaron las conclusiones elaboradas por Eliseo Aja y Markus González Beilfuss.
En: Las tensiones entre el Tribunal Constitucional y el Legislador en la Europa actual. Ariel,
Barcelona, 1998, p. 277.

97
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

prohibidos de interpretar y aplicar aquella forma de interpretar declarada


contraria a la Constitución” (STC Exp. N° 00004-2004-PCC-TC).
“Las sentencias denominadas interpretativas. Mediante tales sentencias,
los tribunales constitucionales evitan crear vacíos y lagunas de resultados
funestos para el ordenamiento jurídico. Son abundantes los testimonios
de las ventajas de esta clase de sentencias en el Derecho y la jurispru-
dencia constitucional comparados, ya que, además, permiten disipar las
incoherencias, galimatías, antinomias o confusiones que puedan contener
normas con fuerza o rango de ley.
Las sentencias interpretativas, cuyo fallo se pronuncia fundamentalmente
respecto al contenido normativo, pueden ser, a su vez, estimatorias y des-
estimatorias. Mediante ellas se dispone que una disposición legal no es in-
constitucional si es que esta puede ser interpretada conforme a la Consti-
tución. Como tal, presupone la existencia, en una disposición legal, de al
menos dos opciones interpretativas, una de las cuales es conforme con la
Constitución y la otra incompatible con ella. En tal caso, el Tribunal Cons-
titucional declara que la disposición legal no será declarada inconstitucio-
nal en la medida en que se la interprete en el sentido que es conforme a
la Constitución” (STC Exp. N° 00010-2002-AI/TC).

c. Sentencias interpretativas manipulativas o normativas


Existe una pluralidad de sentencias manipulativo-interpretativas en el
acervo de nuestro Alto Colegiado, y es precisamente este tipo de sentencias
las que han sido objeto de críticas por parte de los jueces del Poder Judicial
y un sector de la doctrina116 quienes acusan al Tribunal Constitucional de ex-
cederse en sus funciones.
El desarrollo doctrinario-jurisprudencial de este tipo de sentencias es
como sigue:
“En este caso el órgano de control constitucional detecta y determina la
existencia de un contenido normativo inconstitucional dentro de una ley o
norma con rango de ley. La elaboración de dichas sentencias está sujeta
alternativa y acumulativamente a dos tipos de operaciones: la ablativa y la
reconstructiva.
La operación ablativa o de exéresis consiste en reducir los alcances nor-
mativos de la ley impugnada ‘eliminando’ del proceso interpretativo alguna
frase o hasta una norma cuya significación colisiona con la Constitución.
Para tal efecto, se declara la nulidad de las ‘expresiones impertinentes’; lo
que genera un cambio del contenido preceptivo de la ley.

116 LAMA MORE, Héctor. “Sentencias del Tribunal Constitucional. Tipología. Sentencias interpre-
tativas”. En Diálogo con la Jurisprudencia. Tomo 84, Gaceta Jurídica, Lima, setiembre de 2005,
pp. 19-34.

98
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

La operación reconstructiva o de reposición consiste en consignar el al-


cance normativo de la ley impugnada ‘agregándosele’ un contenido y un
sentido de interpretación que no aparece en el texto por sí mismo.
La existencia de este tipo de sentencias se justifica por la necesidad de
evitar los efectos perniciosos que puedan presentarse en determinadas
circunstancias, como consecuencia de los vacíos legales que surgen lue-
go de la ‘expulsión’ de una ley o norma con rango de ley del ordenamien-
to jurídico. Tales circunstancias tienen que ver con la existencia de dos
principios rectores de la actividad jurisdiccional-constituyente, a saber; el
principio de conservación de la ley y el principio de interpretación desde la
Constitución. Conviene tener presente en qué consisten:
- El principio de conservación de la ley. Mediante este axioma se exige al
juez constitucional ‘salvar’, hasta donde sea razonablemente posible,
la constitucionalidad de una ley impugnada, en aras de afirmar la segu-
ridad jurídica y la gobernabilidad del Estado.
Es decir, la expulsión de una ley del ordenamiento jurídico por incons-
titucional, debe ser la última ratio a la que debe apelarse. Así, la sim-
ple declaración de inconstitucionalidad no debe ser utilizada, salvo si
es imprescindible e inevitable.
- El principio de interpretación desde la constitución. Mediante este
axioma o pauta básica se asigna un sentido a una ley cuestionada de
inconstitucionalidad, a efectos [de] que ella guarde coherencia y armo-
nía con el plexo del texto fundamental.
Dicha interpretación hace que la ley sea conforme a la Constitución; ca-
biendo, para tal efecto, que se reduzca, sustituya o modifique su aplica-
ción para los casos concretos.
La experiencia demuestra que residualmente la declaración de inconsti-
tucionalidad puede terminar siendo más gravosa desde un punto de vis-
ta político, jurídico, económico o social, que su propia permanencia dentro
del ordenamiento constitucional. Así, pues, los efectos de dicha decla-
ración pueden producir, durante un ‘tiempo’, un vacío legislativo dañoso
para la vida coexistencial.
En ese sentido, no debe olvidarse que la jurisdicción constitucional desa-
rrolla una función armonizadora de los conflictos sociales y políticos subya-
centes en un proceso constitucional, por lo que dichas sentencias se cons-
tituyen en instrumentos procesales necesarios para el desarrollo de tal fin.
Este tipo de sentencias propician el despliegue de los efectos de las nor-
mas constitucionales que podrían ser obstaculizados por los ‘huecos nor-
mativos’ emanados de un simple fallo estimatorio.
Las normas inducidas y deducidas emanadas de una sentencia manipula-
tiva-interpretativa (normativa) se encuentran implícitas dentro del ordenamiento

99
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

constitucional, pero son objetivables mediante este procedimiento” (STC


Exp. N° 00004-2004-PCC-TC).
Las sentencias manipulativo-interpretativas (o normativas), a su vez,
pueden ser: reductoras, aditivas, sustitutivas, exhortativas y estipulativas.
Veamos.
- Sentencias reductoras
“Son aquellas que señalan que una parte (frases, palabras, líneas, etc.)
del texto cuestionado es contraria a la Constitución, y ha generado un vicio de
inconstitucionalidad por su redacción excesiva y desmesurada.
En ese contexto, la sentencia ordena una restricción o acortamiento de la
‘extensión’ del contenido normativo de la ley impugnada. Dicha reducción se
produce en el ámbito de su aplicación a los casos particulares y concretos
que se presentan en la vía administrativa o judicial.
Para tal efecto, se ordena la inaplicación de una parte del contenido nor-
mativo de la ley cuestionada en relación a algunos de los supuestos contem-
plados genéricamente; o bien en las consecuencias jurídicas preestablecidas.
Ello implica que la referida inaplicación abarca a determinadas situaciones,
hechos, acontecimientos o conductas originalmente previstas en la ley; o se
dirige hacia algunos derechos, beneficios, sanciones o deberes primicialmen-
te previstos.
En consecuencia, la sentencia reductora restringe el ámbito de aplicación
de la ley impugnada a algunos de los supuestos o consecuencias jurídicas
establecidas en la literalidad del texto” (STC Exp. N° 00004-2004-PCC-TC).
- Sentencias aditivas
“Son aquellas en donde el órgano de control de la constitucionalidad de-
termina la existencia de una inconstitucionalidad por omisión legislativa.
En ese contexto procede a ‘añadir’ algo al texto incompleto, para trans-
formarlo en plenamente constitucional. En puridad, se expiden para comple-
tar leyes cuya redacción roñica(sic) presenta un contenido normativo ‘menor’
respecto al exigible constitucionalmente. En consecuencia, se trata de una
sentencia que declara la inconstitucionalidad no del texto de la norma o dis-
posición general cuestionada, sino más bien de lo que los textos o normas no
consignaron o debieron consignar.
En ese sentido, la sentencia indica que una parte de la ley impugnada es
inconstitucional, en tanto no ha previsto o ha excluido algo. De allí que el ór-
gano de control considere necesario ‘ampliar’ o ‘extender’ su contenido nor-
mativo, permitiendo su aplicación a supuestos inicialmente no contemplados,
o ensanchando sus consecuencias jurídicas.

100
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

La finalidad en este tipo de sentencias consiste en controlar e integrar las


omisiones legislativas inconstitucionales; es decir, a través del acto de adi-
ción, evitar que una ley cree situaciones contrarias a los principios, valores o
normas constitucionales.
Es usual que la omisión legislativa inconstitucional afecte el principio de
igualdad; por lo que al extenderse los alcances de la norma a supuestos o
consecuencias no previstos para determinados sujetos, en puridad lo que la
sentencia está consiguiendo es homologar un mismo trato con los sujetos
comprendidos inicialmente en la ley cuestionada.
El contenido de lo ‘adicionado’ surge de la interpretación extensiva, de
la interpretación sistemática o de la interpretación analógica” (STC Exp.
N° 00004-2004-PCC-TC).
“Mediante las sentencias denominadas aditivas, se declara la inconstitu-
cionalidad de una disposición o una parte de ella, en cuanto se deja de men-
cionar algo (‘en la parte en la que no prevé que (...)’) que era necesario que
se previera para que ella resulte conforme a la Constitución. En tal caso,
no se declara la inconstitucionalidad de todo el precepto legal, sino solo de
la omisión, de manera que, tras la declaración de inconstitucionalidad, será
obligatorio comprender dentro de la disposición aquello omitido” (STC Exp.
N° 00010-2002-AI/TC).
- Sentencias sustitutivas
“Son aquellas en donde el órgano de control de la constitucionalidad de-
clara la inconstitucionalidad parcial de una ley y, simultáneamente, incorpora
un reemplazo o relevo del contenido normativo expulsado del ordenamiento
jurídico; vale decir, dispone una modificación o alteración de una parte lite-
ral de la ley.
Ahora bien, debe aclararse que la parte sustituyente no es otra que una
norma ya vigente en el ordenamiento jurídico.
La actividad interpretativa se canaliza con el traslado de los supuestos o
las consecuencias jurídicas de una norma aprobada por el legislador, hasta la
parte de la ley cuestionada –y en concreto afectada de inconstitucional–, con
el objeto de proceder a su inmediata integración. Dicha acción se efectúa ex-
cepcionalmente para impedir la consumación de efectos políticos, económi-
cos, sociales o culturales gravemente dañosos y derivados de la declaración
de inconstitucionalidad parcial” (STC Exp. N° 00004-2004-PCC-TC).
“Las sentencias sustitutivas se caracterizan por el hecho de que con
ellas el Tribunal Constitucional declara la inconstitucionalidad de una ley
en la parte en la que prevé una determinada cosa, en vez de prever otra.
En ese caso, la decisión sustitutiva se compone de dos partes diferen-
tes: una que declara la inconstitucionalidad de un fragmento o parte de la

101
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

disposición legal impugnada, y otra que la ‘reconstruye’, a través de la cual


el Tribunal Constitucional procede a dotar, a la misma disposición, de un
contenido diferente, de acuerdo con los principios constitucionales vulnera-
dos. Tales decisiones –las aditivas y las sustitutivas–, en realidad, no inno-
van el ordenamiento jurídico, si es que con ello se quiere expresar el acto
por el cual el Poder Legislativo innova el ordenamiento jurídico ‘escribiendo’
y poniendo en vigencia nuevas disposiciones legales, pues evidentemen-
te, el Tribunal Constitucional no tiene capacidad para hacerlo” (STC Exp.
N° 00010-2002-AI/TC).
- Sentencias exhortativas
“Son aquellas en donde el órgano de control constitucional declara la in-
compatibilidad constitucional de una parte o la totalidad de una ley o norma
con rango de ley, pese a lo cual no dispone su inmediata expulsión del orde-
namiento constitucional, sino que recomienda al Parlamento para que, dentro
de un plazo razonable, expida una ley sustitutoria con un contenido acorde a
las normas, principios o valores constitucionales.
Como puede observarse, si en sede constitucional se considera ipso fac-
to que una determinada disposición legal es contraria a la Constitución, en
vez de declararse su invalidez constitucional, se confiere al legislador un pla-
zo determinado o determinable para que la reforme, con el objeto de eliminar
la parte violatoria del texto fundamental.
En este tipo de sentencias se invoca el concepto de vacatio setentiae, me-
diante el cual se dispone la suspensión de la eficacia de una parte del fallo.
Es decir, se modulan los efectos de la decisión en el tiempo. Dicha expresión
es un equivalente jurisprudencial de la vacatio legis o suspensión temporal de
la entrada en vigencia de una ley aprobada.
Debe señalarse que la exhortación puede concluir por alguna de las tres
vías siguientes:
- Expedición de la ley sustitutiva y reformante de la norma declarada incom-
patible con la Constitución.
- Conclusión in totum de la etapa suspensiva; y, por ende, aplicación plena-
ria de los alcances de la sentencia. Dicha situación se [da] cuando el le-
gislador ha incumplido con dictar la ley sustitutiva dentro del plazo expre-
samente fijado en la sentencia.
- Expedición de una segunda sentencia. Dicha situación se produce por el
no uso parlamentario del plazo razonable para aprobar la ley sustitutiva.
Asimismo, este Tribunal ha emitido en múltiples procesos constitucionales
sentencias exhortativas que, a diferencia de las anteriormente descritas, no
tiene efectos vinculantes.

102
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Dichas sentencias son recomendaciones o sugerencias, strictu sensu,


que, partiendo de su función armonizadora ante los conflictos, se plantean al
legislador para que en el ejercicio de su discrecionalidad política en el marco
de la constitución pueda corregir o mejorar aspectos de la normatividad jurídi-
ca. En tales sentencias opera el principio de persuasión y se utilizan cuando,
al examinarse los alcances de un proceso constitucional, si bien no se detec-
ta la existencia de un vicio de inconstitucionalidad, se encuentra una legisla-
ción defectuosa que de algún modo conspira contra la adecuada marcha del
sistema constitucional.
Al respecto, deben mencionarse las sentencias emitidas en los expedien-
tes acumulados Nos 00001 y 00003-2003-AI/TC, en donde se exhorta al Po-
der Ejecutivo para que, en salvaguarda del principio de seguridad jurídica que
debe informar al Sistema Registral, reglamente el uso del formulario registral
legalizado por notario, previsto en el segundo párrafo del artículo 7 de la
Ley N° 27755; o la sentencia del Expediente N° 00022-2003-AI/TC, en don-
de se exhorta a la autoridad competente y a los Poderes del Estado involu-
crados a asumir las funciones que, conforme al artículo 102, inciso 7 de la
Constitución y a las normas de desarrollo, le corresponde en materia de de-
limitación territorial, especialmente en lo que respecta a la controversia sus-
citada por los límites territoriales de la Isla Lobos de tierras, que genera un
conflicto entre los gobiernos regionales de Lambayeque y Piura” (STC Exp.
N° 00004-2004-PCC-TC).
“Las sentencias exhortativas son aquellas en virtud de las cuales, al ad-
vertirse una manifestación de inconstitucionalidad en un determinado disposi-
tivo legal, sin embargo, el Tribunal Constitucional solo declara su mera incom-
patibilidad y exhorta al legislador para que, en un plazo razonable, introduzca
aquello que es necesario para que desaparezca el vicio meramente declara-
do (y no sancionado)” (STC Exp. N° 00010-2002-AI/TC).
- Sentencias estipulativas
“Son aquellas en donde el órgano de control de la constitucionalidad es-
tablece, en la parte considerativa de la sentencia, las variables conceptuales
o terminológicas que utilizará para analizar y resolver una controversia cons-
titucional. En ese contexto, se describirá y definirá en qué consisten determi-
nados conceptos” (STC Exp. N° 00004-2004-PCC-TC).

3.2.2. Sentencias desestimativas


Son aquellas en las que la pretensión contenida en la demanda es recha-
zada por la jurisdicción constitucional. Ahora bien, debe recordarse que la
denegatoria de una acción postulada por razones de forma, no impide que
posteriormente pueda presentarse una demanda alegando vicios por el fon-
do, siempre que se interponga dentro del plazo legal, esto es, dentro del

103
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

plazo de seis años contado a partir de la publicación de la ley, salvo en el caso


de los tratados en que el plazo es de seis meses.
Sobre este tipo se sentencias tenemos que:
“Son aquellas que declaran, según sea el caso, inadmisibles, improceden-
tes o infundadas las acciones de garantía, o resuelven desfavorablemente
las acciones de inconstitucionalidad. En este último caso, la denegatoria
impide una nueva interposición fundada en idéntico precepto constitucio-
nal (petición parcial y específica referida a una o varias normas contenidas
o en una ley); además, el rechazo de un supuesto vicio formal no obsta
para que esta ley no pueda ser cuestionada ulteriormente por razones de
fondo. Ahora bien, la praxis constitucional reconoce una pluralidad de for-
mas y contenidos sustantivos de una sentencia desestimativa” (STC Exp.
N° 00004-2004-PCC-TC).
a. Desestimativas por rechazo simple
“La desestimación por rechazo simple: en este caso el órgano de control
de la constitucionalidad resuelve declarar infundada la demanda presentada
contra una parte o la integridad de una ley o norma con rango de ley” (STC
Exp. N° 00004-2004-PCC-TC).
b. Desestimativas por sentido interpretativo
“La desestimación por sentido interpretativo (interpretación stricto sensu).
En este caso el órgano de control de la constiucionalidad establece una ma-
nera creativa de interpretar una ley parcial o totalmente impugnada. Es decir,
son aquellas en donde el órgano de control de la constitucionalidad declara
la constitucionalidad de una ley cuestionada, en la medida que se la interpre-
ta en el sentido que este considera adecuado, armónico y coherente con el
texto fundamental.
En ese entendido, se desestima la acción presentada contra una ley, o
norma con rango de ley, previo rechazo de algún o algunos sentidos interpre-
tativos considerados como infraccionantes del texto supra. Por ende, se esta-
blece la obligatoriedad de interpretar dicha norma de ‘acuerdo’ con la Consti-
tución; vale decir, de conformidad con la interpretación declarada como única,
exclusiva y excluyentemente válida” (STC Exp. N° 00004-2004-PCC-TC).

4. Efecto vinculante de la sentencia de inconstitucionalidad

4.1. ¿Qué parte es vinculante?

Las sentencias que ponen fin a los procesos de inconstitucionalidad, al


igual como ocurre con el precedente vinculante (donde por mandato normati-
vo –artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional– este

104
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

adquiere tal calidad porque así lo señala la sentencia, debiendo el Tribunal


Constitucional establecer claramente los alcances de la decisión y con ello
sus efectos normativos), tienen una vinculatoriedad erga omnes, es decir,
que poseen efectos generales, fuerza normativa, valor de cosa juzgada y son
inapelables.
En este punto se explica la importancia de conocer la tipología de las sen-
tencias constitucionales. En efecto, el fallo contiene el mandato y efectos so-
bre el ordenamiento jurídico respecto a la norma impugnada, pero además
es posible distinguir en el (generalmente) extenso texto de la sentencia de
inconstitucionalidad entre obiter dicta y ratio decidendi. De esa manera, por
mandato legal, el Alto Colegiado deja sin efecto las normas sobre las cuales
se pronuncia pero en el sentido en que se explica en la sentencia (y que se
suele reiterar en el fallo). Así, estas tienen alcances generales y carecen de
efectos retroactivos (salvo las excepciones contempladas para los ámbitos
penal y tributario que explicaremos más adelante).
De ese modo, en ocasiones podemos encontrar el criterio vinculante ex-
presamente detallado en el fallo. No obstante, en otras como con las senten-
cias exhortativas, para saber qué parte vincula de su argumentación, debe-
rán identificarse los fundamentos relevantes que han incidido en la solución
del conflicto normativo incoado (ratio decidendi) según el “tipo” de sentencia
de que se trate.

4.2. ¿Cuáles son sus efectos temporales?

Conforme al artículo 204 de la Constitución, la sentencia del Alto Tribunal


que declara la inconstitucionalidad de una norma produce efectos desde el
día siguiente de su publicación.
Ahora bien, a diferencia de lo que ocurre con otro tipo de decisiones de
este Colegiado en las que basta la publicación en la página web de la institu-
ción, para que la sentencia de inconstitucionalidad vincule, la publicidad debe
ocurrir vía el diario oficial El Peruano. Solo así la norma impugnada quedará
sin efectos, siendo expulsada del ordenamiento jurídico.
Al respecto, el artículo 81 del Código Procesal Constitucional precisa que
la publicación de la sentencia debe ser íntegra, es decir, a texto completo.
Asimismo, en relación con los efectos en el tiempo, según el texto expreso
de la Norma Fundamental, la sentencia de inconstitucionalidad no tiene efec-
to retroactivo. No obstante, el Código Procesal de la materia sí prevé que,
cuando se declare la inconstitucionalidad de normas tributarias por violación
del artículo 74 de la Constitución, el Tribunal Constitucional debe determinar
de manera expresa en la sentencia los efectos de su decisión en el tiempo.

105
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

Asimismo, que este debe resolver lo pertinente respecto de las situaciones ju-
rídicas producidas mientras estuvo en vigencia.
En igual sentido, el artículo 83 del mismo cuerpo legal considera que las
sentencias declaratorias de ilegalidad o inconstitucionalidad no conceden
derecho a reabrir procesos concluidos en los que se hayan aplicado las nor-
mas declaradas inconstitucionales, salvo en las materias previstas en el se-
gundo párrafo del artículo 103 y último párrafo del artículo 74 de la Consti-
tución.
Por último, respecto a los efectos temporales, se estipula que por la decla-
ración de ilegalidad o inconstitucionalidad de una norma no recobran vigen-
cia las disposiciones legales que ella hubiera derogado.
Ahora bien, sobre las sentencias de inconstitucionalidad podemos hacer
dos precisiones respecto de sus efectos temporales. Primero, referido a la
aplicación inmediata o diferida de la sentencia; y, segundo, respecto a la irre-
troactividad general o la retroactividad excepcional.

4.2.1. La aplicación diferida y la aplicación inmediata


La sentencia de inconstitucionalidad es de aplicación diferida cuando en
ella se determina una vacatio setentiae; es decir, se establece que las conse-
cuencias jurídicas del fallo o decisión se suspenden por un tiempo determi-
nado. Esto está relacionado con la naturaleza política del Alto Colegiado; así
lo ha estimado en la STC Exp. N° 00023-2004-AI/TC, cuando señaló que ello
atiende a la necesidad de prever las derivaciones políticas, económicas o so-
ciales sus decisiones; esto está relacionado con el principio de previsión me-
diante el cual se predetermina la totalidad de las “consecuencias” de sus ac-
tos jurisdiccionales.
En ese sentido, se trata de prever las consecuencias que acarreará una
sentencia del Tribunal Constitucional en su papel de legislador negativo. Así,
este considera que “los actos jurisdiccionales (tras la expedición de una sen-
tencia) deben contener el augurio, la proyección y el vaticinio de una ‘mejor’
realidad político-jurídica y la cancelación de un otrora ‘mal’. En ese contexto,
el efecto diferido evita el hecho de corregir un mal creando otro mal, el cual
es evitable por la vía de la suspensión temporal de los efectos de una sen-
tencia (...)”117.
En una sentencia de inconstitucionalidad se han identificado efectos dife-
ridos en las sentencias exhortativas118.

117 STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC.


118 Ídem.

106
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

4.2.2. Los efectos de la irretroactividad o de la retroactividad excepcional


Respecto a la aplicación con efectos irretroactivos o retroactivos de las
sentencias de inconstitucionalidad, el Tribunal Constitucional ha estima-
do que: Las sentencias recaídas en los procesos de inconstitucionalidad (y
también las de cumplimiento y conflictos competenciales), en principio, se
aplican con efectos irretroactivos; esto es, tienen alcances ex nunc119.
No obstante ello, las sentencias en los casos de procesos de inconstitu-
cionalidad, en los que se ventile la existencia de violación de los principios
constitucionales tributarios contenidos en el artículo 74 de la Constitución, de-
ben contener la determinación sobre sus efectos en el tiempo; e igual previ-
sión debe efectuarse respecto de las situaciones judiciales mientras estuvo
en vigencia la norma declarada inconstitucional. Es decir, en esos supuestos,
cabe la posibilidad de que se establezca la aplicación del principio de retroac-
tividad.
En consecuencia, cuando se trate de leyes o normas con rango de ley en
materia tributaria, la sentencia puede tener efectos ex tunc (desde su vigen-
cia); esta alocución latina hace referencia a que se retrotraerán los efectos
hasta el momento del origen, volviendo así a ese estado anterior. En el caso
del proceso de inconstitucionalidad, la decisión del Colegiado Constitucional
tiene efectos hasta antes de la emisión de la ley declarada inconstitucional,
de modo que se ordenará en el fallo que se restablezcan las cosas al esta-
do anterior a manera de una ficción jurídica. En ese sentido, la sentencia sí
es retroactiva.
La segunda excepción alude a la inconstitucionalidad de normas de carác-
ter penal, en las que si bien no se autoriza al Tribunal Constitucional a proce-
der como en el caso anterior, se exceptúa de la regla de prohibición de revi-
vir procesos fenecidos que implica la declaratoria de inconstitucionalidad, en
los casos en los que aquellas hayan sido aplicadas, en consonancia nueva-
mente, con el principio de retroactividad benigna de las leyes penales reco-
nocido en la Constitución120.
Asimismo, explica Hakannson Nieto, la imposibilidad de revivir procesos
fenecidos es otro de los efectos que producen las sentencias declaratorias
de inconstitucionalidad salvo en las materias previstas en el segundo párrafo
del artículo 103 y el último párrafo del artículo 74 de la Constitución; es decir,

119 Ex nunc es una locución latina que significa “a partir de entonces”, en el caso de procesos de
control normativo quiere decir que la sentencia de inconstitucionalidad no retrotrae sus efectos al
pasado, sino que surte efectos desde la emisión del fallo.
120 HAKANSSON NIETO, Carlos. “El proceso de inconstitucionalidad”. En: Estudios y jurisprudencia
del Código Procesal Constitucional. Luis Castillo Córdova (coordinador). Gaceta Jurídica, Lima,
2009, p. 351.

107
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

la previsión de irretroactividad benigna en materia penal y de que no surten


efectos las normas tributarias dictadas con violación de las normas consti-
tucionales121. En ese contexto, estas también pueden tener efectos ex tunc.

4.3. ¿A quiénes vincula?

En principio, la sentencia vincula directamente a las partes involucradas


en el proceso, por lo que la decisión debe ser observada por el demandante y
el demandado. Ahora bien, más allá de tales obviedades, es importante des-
tacar que las sentencias de inconstitucionalidad vinculan a todos los poderes
públicos (conforme el artículo 82 del Código Procesal Constitucional), ello en
tanto estas poseen efectos generales derogatorios y fuerza de ley.
En efecto, la sentencia vincula directamente a la ciudadanía y a los po-
deres públicos desde el día siguiente de su publicación en El Peruano. En
ese contexto, todos quedan vinculados –o “atados”, en palabras del Tribunal
Constitucional– en su comportamiento personal o funcional.
Esta vinculación general también implica que los jueces, al resolver, esta-
rán atados a la ratio decidendi contenida en las decisiones del Tribunal Cons-
titucional, de manera que no podrán interpretar una norma en contra de lo es-
tipulado en la sentencia de inconstitucionalidad.

5. Respecto a las resoluciones de aclaración


La aclaración es un recurso que puede ser presentado luego de emitida
una sentencia del Tribunal Constitucional en cualquier tipo de proceso. La
única finalidad de esta solicitud es que el Colegiado puntualice o aclare algún
concepto o subsane cualquier error material u omisión en que hubiese incu-
rrido la decisión colegiada. Al mismo tiempo, es necesario que la resolución
de aclaración que se emita sea relevante para lograr los fines que persiguen
los procesos constitucionales, de lo contrario –aun cuando exista algún error
material o concepto oscuro– el pedido será improcedente.
Sobre ello, revisemos cómo regula el Código Procesal Constitucional al
respecto:
“Artículo 121.- Carácter inimpugnable de las sentencias del Tribunal
Constitucional
Contra las sentencias del Tribunal Constitucional no cabe impugnación
alguna. En el plazo de dos días a contar desde su notificación o publi-
cación tratándose de las resoluciones recaídas en los procesos de
inconstitucionalidad, el Tribunal, de oficio o a instancia de parte, puede

121 Ibídem, p. 352.

108
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material u omisión en


que hubiese incurrido.
Estas resoluciones deben expedirse, sin más trámite, al segundo día de
formulada la petición.
Contra los decretos y autos que dicte el Tribunal, solo procede, en su
caso, el recurso de reposición ante el propio Tribunal. El recurso puede in-
terponerse en el plazo de tres días a contar desde su notificación. Se re-
suelve en los dos días siguientes.
Lo anterior no afecta el derecho a recurrir a los tribunales u organismos
internacionales constituidos según tratados de los que el Perú es parte”.
Como vemos, el solicitante solo estará habilitado a presentar el recurso
de aclaración cuando exista algún concepto “oscuro” que requiera precisar-
se; por el contrario, si lo que se busca es que se modifique el fondo de lo de-
cidido, el pedido será declarado improcedente.
Al respecto, el Tribunal Constitucional ha señalado que:
“Que, en efecto, este Tribunal solo puede aclarar sus sentencias cuando
advierta que de su contenido se desprenden dudas o confusiones (obje-
tivas y razonables) que inciden sobre su ejecución o cumplimiento cabal.
Siendo esta la finalidad de la aclaración, en ningún caso es admisible su
utilización con el objeto de modificar o cambiar el sentido de la decisión
emitida, pues ello contravendría no solo el citado primer párrafo del ar-
tículo 121, sino también el inciso 2 del artículo 139 de la Constitución, que
reconoce el principio y el derecho constitucional a la cosa juzgada. Queda
claro, entonces, que solo procederán los pedidos de aclaración que con-
tribuyan al mejor cumplimiento de las sentencias expedidas por este Tri-
bunal.
Que los límites aludidos también se extienden a las peticiones de subsa-
nación de error material y subsanación de omisión” (RTC Exp. N° 03259-
2006-PC/TC).
“Que de la lectura del pedido de aclaración presentado por la Municipali-
dad (...), este Tribunal es de la consideración que lo realmente pretendido
por la demandada es la emisión por este Colegiado de un nuevo pronun-
ciamiento en cuanto al fondo del asunto, lo cual es a todas luces impro-
cedente a tenor del precitado artículo 121 del Código Procesal Consti-
tucional. Sin embargo, a efectos de desvirtuar la errónea interpretación
sustentada por la demandada, este Tribunal considera pertinente hacer al-
gunas precisiones, sin que ello implique de manera alguna un cambio de
criterio o un nuevo pronunciamiento de fondo” (STC Exp. N° 00003-2007-
PCC/TC, aclaración 2).
Ahora bien, de la revisión de la praxis del Alto Colegiado, una solicitud de
aclaración será rechazada en los siguientes supuestos:

109
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DE INCONSTITUCIONALIDAD

- Si se pretende la reconsideración o modificación de lo decidido.


- Si no existe concepto oscuro o dudoso que aclarar.
- Si se solicitan instrucciones para el juez de ejecución, lo cual es improce-
dente por interferir en la independencia de este.
- Si se pretende que se absuelvan interrogantes respecto a decisiones que
tienen la autoridad de cosa juzgada.

110
4
Cómo vincula el precedente
constitucional vinculante
1. Regulación

1.1. Regulación normativa

El precedente constitucional vinculante es una crea-


ción de la Comisión que elaboró el Anteproyecto del Có-
digo Procesal Constitucional. Si revisamos la Constitución
de 1993, veremos que el precedente no se encuentra con-
tenido ni mucho menos definido o regulado allí, sino que
debemos acudir al artículo VII del Título Preliminar del Có-
digo Procesal Constitucional (vigente desde diciembre de
2005) donde recién se le prevé. Por ello, a partir de allí ex-
plicaremos sus características, sin obviar claro está, las
pautas dadas en la praxis del Alto Colegiado, que ha sabi-
do definir sus contornos, reconociendo los aportes del pre-
cedente previsto tanto en el sistema del Civil Law, como
de aquel que organiza su sistema de fuentes a partir de
pautas jurisprudenciales (Common Law).
Si revisamos la exposición de motivos del Anteproyec-
to del Código Procesal Constitucional vemos que se resal-
ta como un cambio importante para nuestro ordenamiento
jurídico, la novedosa introducción del artículo VII que re-
gula el precedente en los procesos constitucionales. A di-
ferencia de lo que ocurre con la figura clásica del prece-
dente, en la que el juez del caso posterior debe definir los
extremos vinculantes, la Comisión que elaboró el referido
anteproyecto optó por un sistema “más seguro”, según el
cual el Tribunal Constitucional debe explicitar qué parte de
su sentencia constituye precedente vinculante, otorgándo-
le, además, efectos normativos a tal ratio decidendi. Asi-
mismo, la Comisión previó en la exposición de motivos del

111
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

Código Procesal Constitucional que la decisión (el precedente) puede ser va-
riada por el Tribunal Constitucional122.
Código Procesal Constitucional
Título Preliminar
“Artículo VII.- Precedente
Las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad de
cosa juzgada constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la
sentencia, precisando el extremo de su efecto normativo. Cuando el Tri-
bunal Constitucional resuelva apartándose del precedente, debe expresar
los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la sentencia y las
razones por las cuales se aparta del precedente”.
Resolución Administrativa N° 095-2004-P/TC
“Competencia especial del Pleno
Artículo 13.- Los procesos referidos en el artículo 11, iniciados ante las
respectivas Salas de las Cortes Superiores, y todos los que, al ser resuel-
tos, pueden establecer jurisprudencia constitucional o apartarse de la pre-
cedente, deben ser vistos por el Pleno, a petición de cualquiera de sus
miembros. En tales casos se procede conforme al artículo 5 de la Ley
N° 28301 [Ley Orgánica del Tribunal Constitucional]”.

1.2. Regulación en la jurisprudencia

Al ser una institución nueva para nuestro ordenamiento jurídico, el Tribu-


nal Constitucional ha debido desarrollar e incluso definir al precedente cons-
titucional vinculante en su propia jurisprudencia, superando la escueta regu-
lación del legislador.
El trabajo jurisprudencial y hermenéutico del Colegiado Constitucional res-
pecto del precedente resulta de ineludible conocimiento de los operadores
del Derecho. De esta forma, por los efectos normativos que posee (efectos
similares a los de una ley, ha señalado el Tribunal), no solo es importante co-
nocer los precedentes que emite el Alto Colegiado, sino que es imprescindi-
ble manejar la teoría desarrollada en torno a esta herramienta técnica, que ha
tomado forma propia en nuestro país. En efecto, si el precedente tiene la vin-
culatoriedad de una ley, entonces es de ineludible cumplimiento y manejo por
parte de los poderes públicos y los particulares.
Así, es importante reseñar lo anotado por el Tribunal Constitucional:
“[E]l precedente constitucional vinculante es aquella regla jurídica expues-
ta en un caso particular y concreto que el Tribunal Constitucional decide

122 ABAD YUPANQUI, Samuel y otros. Código Procesal Constitucional. Comentarios, exposición de
motivos, dictámenes e índice analítico. Palestra, Lima, 2004, pp. 103 y 104.

112
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

establecer como regla general; y, que, por ende, deviene en parámetro


normativo para la resolución de futuros procesos de naturaleza homóloga.
El precedente constitucional tiene por su condición de tal efectos similares
a una ley. Es decir, la regla general externalizada como precedente a par-
tir de un caso concreto se convierte en una regla preceptiva común que al-
canzar a todos los justiciables y que es oponible frente a los poderes pú-
blicos.
En puridad, la fijación de un precedente constitucional significa que ante
la existencia de una sentencia con unos específicos fundamentos o argu-
mentos y una decisión en un determinado sentido, será obligatorio resol-
ver los futuros casos semejantes según los términos de dicha sentencia.
La competencia del Tribunal Constitucional para determinar un precedente
vinculante se encuentra sustentada en el artículo VII del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional (...)” (STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC).
“[L]a reciente previsión del precedente constitucional a que se refiere el ar-
tículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional constitu-
ye una herramienta que podría ayudar a suplir estas deficiencias legales,
permitiendo optimizar la defensa de los derechos fundamentales, labor
que corresponde por excelencia a este Colegiado.
Por lo tanto, un supuesto adicional a los señalados por la Corte Suprema
Americana, para el establecimiento de un precedente, puede configurar-
se, en el caso nuestro, a partir de la necesidad de que el Tribunal, luego
de comprobar que una norma que ha sido cuestionada mediante un pro-
ceso que no es el de control abstracto, constate, además, que los efectos
dañosos o violatorios de los derechos fundamentales denunciados afec-
tan de modo general a un amplio grupo de personas; o que el acto impug-
nado y declarado contrario a la Constitución por el Tribunal constituye una
práctica generalizada de la Administración o de los poderes públicos en
general. De este modo, la regla que el Tribunal extraiga a partir del caso
deberá permitir anular los actos o las normas a partir del establecimiento
de un precedente vinculante, no solo para los jueces, sino para todos los
poderes públicos. El precedente es de este forma, una herramienta no
solo para dotar de mayor predecibilidad a la justicia constitucional, sino
también para optimizar la defensa de los derechos fundamentales, expan-
diendo los efectos de la sentencia en los procesos de tutela de derechos
fundamentales” (STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC).

2. Concepto
Sin duda, los precedentes vinculantes se han convertido en una herra-
mienta indispensable que debe ser conocida por todos los operadores jurídi-
cos. La inclusión del precedente en el Perú ha venido a cambiar el sistema

113
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

de fuentes, pues se ha llegado a afirmar que estos tienen efectos normati-


vos o de ley.
Sin que exista uniformidad en la doctrina nacional –que estudia al prece-
dente en los términos de aquel proveniente de afuera (que más se parece a
nuestra doctrina constitucional vinculante que veremos en el capítulo 5)–, se
plantean cuatro puntos en los que convergen la mayoría de planteamientos
sobre el precedente constitucional:
(1) Toda sentencia del Tribunal Constitucional, por provenir del “Máximo In-
térprete de la constitucionalidad”, es en cierta medida vinculante para
los demás jueces. Si bien todo juez constitucional es un intérprete váli-
do de la Constitución, la posición institucional del Tribunal Constitucional
hace que sus interpretaciones tengan un especial valor. Ahora bien, den-
tro de las diversas decisiones que emite el Tribunal Constitucional, las
que constituyen “precedente vinculante” tendrían una especial importan-
cia, sea por la precisión con que se formula la decisión vinculante o por
los alcances generales que adquiere la decisión.
(2) El precedente está referido a la solución de fondo de un caso concreto.
Po ello, se afirma que el precedente equivale a la ratio decidendi del caso
que se establece como precedente vinculante. En este sentido, la voca-
ción del Colegiado Constitucional es (y debe ser) la de fijar como prece-
dentes vinculantes solo las rationes decidendi de los casos que resuelve.
(3) El precedente es una interpretación constitucional calificada entre el res-
to de interpretaciones del Tribunal, ya sea porque se trata de la “concre-
ción de una norma constitucional” (es decir, el establecimiento de una in-
terpretación constitucional correcta), por la forma en que se emite (reglas
sobre el quórum y los votos para conformar un precedente) o por el ni-
vel de legitimidad y consenso que debe poseer (la decisión establecida
como precedente debería generar una notable adhesión por parte de los
magistrados).
(4) Se acepta que el precedente está imperfectamente regulado por el Códi-
go Procesal Constitucional y, por tal razón, que el propio Tribunal Cons-
titucional vaya configurando tal institución a través de sus resoluciones.
Se ha privilegiado, especialmente, entre varios criterios jurisprudenciales
existentes, las pautas fijadas en la sentencia recaída en el Exp. N° 0024-
2003-AI/TC.

3. El precedente constitucional vinculante en el Perú

3.1. El precedente como institución propia

La recepción del precedente en el Perú ha significado contar con una


herramienta distinta de aquella originaria del modelo norteamericano y de

114
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

la clásica jurisprudencia de la tradición romano-germánica que conocemos


mejor.
Así lo entendió el Tribunal Constitucional al recibir del legislador la breve
previsión sobre el precedente contenida en el artículo VII del Título Prelimi-
nar del Código Procesal Constitucional. El Colegiado se encargó de definirlo,
regularlo y precisarlo, dándole un sentido a su presencia en el ordenamien-
to: “La incorporación de la técnica del precedente constitucional en nuestro
Derecho comparte la necesidad de fijar parámetros que respondan a nuestro
contexto y a nuestra tradición jurídica”123. Esto, en el marco de que nuestro
Tribunal Constitucional viene delimitando el Derecho Procesal vigente auspi-
ciado por la “autonomía procesal constitucional” que preconiza.
El precedente derivado del Common Law y aquel del Derecho continen-
tal (cuya principal fuente es la ley) han aportado al desarrollo de nuestro pre-
cedente constitucional vinculante, pues si bien aquellos son particularmente
distintos entre sí, nuestra ciencia del Derecho Procesal Constitucional perua-
no ha sabido (no sin causar polémica, claro está, en tanto el Tribunal Consti-
tucional viene actuando como si fuera un auténtico legislador) utilizar lo mejor
de cada modelo para lograr la plena vigencia de los derechos fundamentales
y garantizar la primacía de la Constitución.
En efecto, si bien reconocemos que el precedente proviene principalmen-
te de la tradición del Common Law norteamericano, nuestro precedente es
otro, pues ha sido diseñado con matices que lo hacen distinto al anglosajón.
Al respecto, ha señalado el Tribunal Constitucional que:
“Prima facie, pueden asumirse las restricciones que ha desarrollado la
Corte [Suprema] Americana para dictar un precedente, deben tenerse en
cuenta, además, algunas particularidades de nuestros procesos constitu-
cionales. Así, por ejemplo, ocurre que en los procesos constitucionales de
la libertad (hábeas corpus, hábeas data, amparo), con frecuencia se im-
pugnan ante este Tribunal normas o actos de la administración o de los
poderes públicos que no solo afectan a quienes plantean el proceso res-
pectivo, sino que resultan contrarios a la Constitución y, por lo tanto, tienen
efectos generales. Sin embargo, como es sabido, el Tribunal concluye,
en un proceso constitucional de esta naturaleza, inaplicando dicha norma
o censurando el acto violatorio derivado de ella, pero solamente respec-
to del recurrente, por lo que sus efectos violatorios continúan respecto de
otros ciudadanos” (STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC, f. j. 38).
Con el párrafo transcrito el Tribunal Constitucional justifica la creación del
precedente “a la peruana”. Se trata de una paradoja: mientras que la labor clá-
sica de los tribunales constitucionales es eliminar del ordenamiento jurídico a

123 STC Exp. N° 03741-2004-PA/TC, f. j. 38.

115
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

las normas contrarias a la Constitución en un proceso de inconstitucionalidad,


al mismo tiempo, no se contaba con un mecanismo procesal para expurgar
del ordenamiento las normas que atentan contra el orden constitucional, pese
a haber tenido ocasión de evaluar su anticonstitucionalidad y haber compro-
bado sus efectos violatorios de los derechos fundamentales más allá del caso
concreto cuando se trata de un proceso convencional de tutela de derechos
como el hábeas corpus, amparo y hábeas data. Así, el precedente aparece
como la herramienta necesaria para ello dado que optimiza la protección de
los derechos fundamentales, tarea de primer orden para el Alto Colegiado124.
Es así que el Tribunal Constitucional identifica la “naturaleza binaria” del
precedente: “Por un lado, aparece como una herramienta técnica que facilita
la ordenación y coherencia de la jurisprudencia; y, por otro, expone el poder
normativo del Tribunal Constitucional dentro del marco de la Constitución, el
Código Procesal Constitucional y la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional”
(STC Exp. N° 0024-2003-AI/TC).

3.2. Diferenciando el precedente constitucional vinculante de la


doctrina jurisprudencial del Tribunal Constitucional

De otro lado, queremos distinguir a la doctrina jurisprudencial constitucio-


nal de las sentencias resultado de la aplicación de la técnica del preceden-
te. Si bien ambas “tienen en común la característica de su efecto vinculante,
en el sentido de que ninguna autoridad, funcionario o particular puede resis-
tirse a su cumplimiento obligatorio, el Tribunal, a través del precedente cons-
titucional, ejerce un poder normativo general, extrayendo una norma a partir
de un caso concreto”125.
El Tribunal Constitucional ha sabido delimitar las similitudes entre la doctri-
na jurisprudencial y el precedente constitucional vinculante, dejando en claro
que ambas son de obligatorio cumplimiento, en tanto son fuente de Derecho,
vinculando a todos los poderes del Estado; y, de otro lado, ha diferenciado
claramente sus particularidades, señalando que el grado de vinculatoriedad
que apareja el precedente frente a la doctrina, es mayor, toda vez que este
tiene un estatus de norma, en tanto se puede extraer una regla exacta que
debe ser cumplida por todos y cuyo detalle hemos revisado en el capítulo

124 Otra herramienta existente en la jurisdicción constitucional española es denominada auto-


cuestión de inconstitucionalidad mediante la cual se convierte un amparo en un proceso de
inconstitucionalidad, permitiéndose así la emisión de una sentencia con efectos generales que
podría eventualmente declarar inválida una ley por contravenir la Constitución (art. 52.5 de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional español: “en el supuesto de que se estime el recurso de am-
paro porque la Ley aplicada lesiona derechos fundamentales o libertades públicas, la Sala eleva-
rá la cuestión al Pleno, que podrá declarar la inconstitucionalidad de dicha Ley en nueva senten-
cia con los efectos ordinarios previstos en el art. 38 y ss”). Cfr. STC Exp. N° 03741-2004-PA/TC,
f. j. 39.
125 STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC, f. j. 43.

116
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

anterior. En cambio, la doctrina jurisprudencial trae consigo criterios de inter-


pretación o de descarte de sentidos interpretativos y que deben ser tomados
en cuenta por los operadores jurídicos. Es decir, sin quitarle relevancia, se
trata de una diferencia de grado entre instituciones autónomas con particula-
ridades propias.
De esa manera, se afirma que la doctrina se va desarrollando cuando el
Tribunal Constitucional va resolviendo los casos y, a su vez, (o como conse-
cuencia de esto) que el precedente es el resultado de la evolución favorable
de la doctrina jurisprudencial respecto a un determinado ámbito del Derecho.
En palabras del Alto Colegiado, se ha indicado expresamente que:
“[E]n la STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC este Colegiado ha establecido
las diferencias entre la llamada jurisprudencia constitucional, presente
desde la anterior legislación sobre procesos constitucionales, y el prece-
dente vinculante, de reciente incorporación en el ordenamiento jurídico
nacional a partir de la entrada en vigencia del Código Procesal Constitu-
cional. Así, las sentencias del Tribunal Constitucional, dado que constitu-
yen la interpretación de la Constitución del máximo tribunal jurisdiccional
del país, se estatuyen como fuente de Derecho y vinculan a todos los po-
deres del Estado. En efecto, conforme lo establece el artículo VI del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, y la Primera Disposición
General de la Ley N° 28301, [Ley] Orgánica de este Tribunal, los jueces
y tribunales interpretan y aplican las leyes y reglamentos conforme a las
disposiciones de la Constitución y a la interpretación que de ellas reali-
ce el Tribunal Constitucional a través de su jurisprudencia en todo tipo de
procesos. La jurisprudencia constituye, por lo tanto, la doctrina que de-
sarrolla el Tribunal en los distintos ámbitos del derecho, a consecuencia
de su labor frente a cada caso que va resolviendo” (STC Exp. N° 01333-
2006-PA/TC).
“La incorporación del precedente constitucional vinculante, en los térmi-
nos en que precisa el Código Procesal Constitucional, genera por otro
lado, la necesidad de distinguirlo de la jurisprudencia que emite este Tribu-
nal. Las sentencias del Tribunal Constitucional, dado que constituyen la in-
terpretación de la Constitución del máximo tribunal jurisdiccional del país,
se estatuyen como fuente de Derecho y vinculan a todos los poderes del
Estado. (...) La jurisprudencia constituye, por lo tanto, la doctrina que de-
sarrolla el Tribunal en los distintos ámbitos del derecho, a consecuencia
de su labor frente a cada caso que va resolviendo”.
Por otro lado, con objeto de conferir mayor predecibilidad a la justicia
constitucional, el legislador del Código Procesal Constitucional también
ha introducido la técnica del precedente, en su artículo VII del título pre-
liminar, al establecer que “Las sentencias del Tribunal Constitucional que
adquieren la autoridad de cosa juzgada constituyen precedente vinculante

117
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

cuando así lo exprese la sentencia, precisando el extremo de su efec-


to normativo (...)”. De este modo, si bien tanto la jurisprudencia como el
precedente constitucional tienen en común la característica de su efecto
vinculante, en el sentido de que ninguna autoridad, funcionario o particu-
lar puede resistirse a su cumplimiento obligatorio, el Tribunal, a través
del precedente constitucional, ejerce un poder normativo general, ex-
trayendo una norma a partir de un caso concreto” (STC Exp. N° 03741-
2004-AA/TC).
“El precedente, en estos supuestos, solo aparecerá como resultado de la
evolución favorable de la doctrina jurisprudencial del Tribunal en determi-
nado sentido. Esto último supone que el Tribunal debe abstenerse de in-
tervenir fijando precedentes sobre temas que son más bien polémicos y
donde las posiciones valorativas pueden dividir a la opinión pública. Esto
implica, por otro lado, una práctica prudente que permite al Tribunal lograr
el mayor consenso posible en el uso de esta nueva herramienta, lo cual le
permitirá una verdadera potestad normativa, como ya se ha dicho” (STC
Exp. N° 03741-2004-AA/TC).

3.3. Diferenciando el precedente constitucional vinculante de la


sentencia exhortativa

Dentro de la tipología de las sentencias constitucionales, encontramos a


las sentencias manipulativo-interpretativas y en esta clasificación a las sen-
tencias interpretativas. Estas han sido definidas de la siguiente manera:
“Las sentencias exhortativas son aquellas en virtud de las cuales, al ad-
vertirse una manifestación de inconstitucionalidad en un determinado dis-
positivo legal, sin embargo, el Tribunal Constitucional solo declara su mera
incompatibilidad y exhorta al legislador para que, en un plazo razonable,
introduzca aquello que es necesario para que desaparezca el vicio mera-
mente declarado (y no sancionado)” (STC Exp. N° 00010-2002-AI/TC).
“Son aquellas en donde el órgano de control constitucional declara la in-
compatibilidad constitucional de una parte o la totalidad de una ley o nor-
ma con rango de ley, pese a lo cual no dispone su inmediata expulsión
del ordenamiento constitucional, sino que recomienda al Parlamento para
que, dentro de un plazo razonable, expida una ley sustitutoria con un con-
tenido acorde a las normas, principios o valores constitucionales” (STC
Exp. N° 00004-2004-PCC/TC).
Es evidente que hay efectos normativos en este tipo de sentencias, no
obstante, el Tribunal Constitucional ha distinguido al precedente constitucio-
nal vinculante de la exhortación por su grado de vinculatoriedad, de manera
que el primero contiene una obligación imperativa, mientras que la exhorta-
ción resulta ser persuasiva.

118
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

En ese sentido, ha anotado que:


“Cabe señalar que la potestad del Tribunal Constitucional de establecer
un precedente vinculante en los términos del artículo VII del CPConst
debe ser claramente distinguido de una exhortación. El precedente
vinculante establece una obligación imperativa que han de seguir los ór-
ganos jurisdiccionales; la exhortación, en cambio, persuade o invoca la
ejecución de una acción. En tal sentido, ahí donde existe una obligación
impuesta por un precedente vinculante, no cabe exhortar” (STC Exp.
N° 00016-2005-PI/TC).

3.4. El incumplimiento de las condiciones formales para la emisión


de un precedente

La jurisprudencia constitucional da cuenta de requisitos indispensables


para constituir un precedente:
“a) Existencia de relación entre caso y precedente vinculante.
La regla que el TC decide externalizar como vinculante debe ser necesaria
para la solución del caso planteado. Este no debe fijar una regla so pretex-
to de solución de un caso, si en realidad esta no se encuentra ligada direc-
tamente con la solución del mismo.
b) Decisión del Tribunal Constitucional con autoridad de cosa juzgada.
La decisión del Tribunal Constitucional de establecer que un caso contiene
reglas que se proyectan para el futuro como precedente vinculante se en-
cuentra sujeta a que exista una decisión final; vale decir, que haya pues-
to fin al proceso. Tal decisión debe concluir con un pronunciamiento so-
bre el fondo; es decir, estimándose o desestimándose la demanda” (Exp.
N° 0024-2003-AI/TC).
Al respecto, ambas consideraciones son incumplidas en el grueso de sen-
tencias que constituyen precedente. El Tribunal, se sabe bien, no solo esta-
blece precedentes constitucionales de manera completamente ajena a los
casos concretos, sino que en no pocas ocasiones ha establecido o modifica-
do precedentes en resoluciones aclaratorias (RTC Exp. N° 02791-2005-PA/
TC, aclaración; RTC Exp. N° 03741-2004-PA/TC, aclaración) o inclusive en
casos distintos (STC Exp. N° 00206-2005-PA, que estableció como vinculan-
tes los fundamentos 53, 60 y 61 de la STC Exp. N° 01417-2005-PA/TC) Esto
último, adicionalmente, es también contrario al texto expreso del Código Pro-
cesal Constitucional, que exige que el precedente se establezca en senten-
cias con autoridad de cosa juzgada.

119
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

4. Parámetros para la emisión de un precedente constitucional


vinculante

4.1. Tipos de procesos donde se emite el precedente constitucio-


nal vinculante

No existe una regla positiva que imponga que los precedentes vinculantes
sean establecidos en algún tipo de proceso constitucional específico. Enton-
ces, podrían establecerse reglas en calidad precedente en los procesos de la
libertad (amparo, hábeas corpus, hábeas data y cumplimiento)126 y los proce-
sos constitucionales orgánicos (inconstitucionalidad y competencial) resuel-
tos por el Tribunal Constitucional, ya sea como última instancia o como ins-
tancia única, respectivamente.
Recurrir a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional nos aclara mejor
este asunto. El Colegiado sostiene que, el precedente se constituye en una
regla para un caso concreto (ratio decidendi), a la que el Tribunal Constitucio-
nal pretende dar alcance general; de esta forma, la regla que consagra como
precedente debe permitir solucionar el caso resuelto (STC Exp. N° 0024-
2003-AI/TC), incluso en el supuesto de que se trate de un proceso abstracto
de constitucionalidad (STC Exp. N° 3741-2004-AA/TC, f. j. 45).

4.2. Presupuestos básicos para establecer un precedente constitu-


cional vinculante

¿Cuáles son los supuestos materiales que habilitan la emisión de un


precedente? El Tribunal Constitucional ha establecido jurisprudencialmente
en las SSTC Exp. N°s 00024-2003-AI/TC, 03741-2004-PA/TC y 03908-2007-
PA/TC que los presupuestos básicos, que pueden ser cumplidos de manera
alternativa, para establecer un precedente constitucional vinculante son los
siguientes:

126 Evitando entrar en debate al respecto, y siguiendo al Tribunal Constitucional, diremos que el pro-
ceso de cumplimiento, conforme a los artículos 3, 43 y 45 de la Constitución, reconoce la confi-
guración del derecho constitucional innominado a asegurar y exigir la eficacia de las normas le-
gales y de los actos administrativos (STC Exp. N° 00168-2005-PC/TC, f. j. 9). Partiendo de este
supuesto, debemos considerar que el acto lesivo a este derecho proviene de la renuencia de la
Administración de acatar un mandato originado en una norma legal o un acto administrativo, pues
rehúye de su obligación de servir al interés público, finalidad del Estado basada en la delegación
de poder y el mandato de la ciudadanía. Incluso, este proceso sería útil para la protección indi-
recta de otros derechos distintos al mencionado como –por ejemplo– el derecho a la salud (STC
Exp. N° 07435-2006-PC/TC, caso anticonceptivo oral de emergencia–AOE). Para una mejor y
amplia referencia sobre el tema recomendamos revisar: SOSA SACIO, Juan Manuel. “El proceso
de cumplimiento”. En: Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional. Gaceta Jurí-
dica, Lima, enero, 2009, p. 256.

120
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

a) Cuando se evidencia a partir de un caso que ha sido sometido a la ju-


risdicción del Tribunal Constitucional, que los operadores jurisdicciona-
les o administrativos vienen resolviendo con distintas concepciones o
interpretaciones sobre un derecho, principio o norma constitucional o
sobre una determinada figura jurídica o frente a una modalidad o tipo
de casos; es decir, cuando se acredita la existencia de divergencias in-
terpretaciones conflictivas o contradictorios.
b) Cuando se evidencia, a partir de un caso que ha sido sometido a la ju-
risdicción del Tribunal Constitucional, que los operadores jurisdicciona-
les o administrativos vienen resolviendo sobre la base de una interpre-
tación errónea de una norma del bloque de constitucionalidad; lo cual,
a su vez, genera una indebida aplicación de esta.
c) Cuando se evidencia la existencia de un vacío normativo.
d) Cuando en el marco de un proceso constitucional de tutela de los dere-
chos, el Tribunal constata la inconstitucionalidad que uno o varios sen-
tidos interpretativos de una norma aplicable a un caso concreto supo-
nen una amenaza latente para los derechos fundamentales. En este
supuesto, el Colegiado ha dispuesto que al momento de establecer el
precedente vinculante, puede proscribir la aplicación, a futuros supues-
tos, de parte o del total de la disposición o de determinados sentidos
interpretativos derivados de este; o puede también establecer aquellos
sentidos interpretativos que son compatibles con la Constitución.
e) Cuando se evidencia la necesidad de cambiar de precedente vinculante.
En tal caso, ‘de conformidad con lo establecido en el artículo VII del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, el Tribunal Cons-
titucional debe obligatoriamente expresar los fundamentos de hecho y
de derecho que sustentan la sentencia y las razones por las cuales se
aparta del precedente’”.
Como puede apreciarse, el supuesto d) es uno adicional a los previstos
por la práctica del Derecho Anglosajón, de ese modo, un proceso que no es
de control abstracto permitirá extraer una regla a partir del caso planteado
que le permitirá anular los actos o las normas a partir del establecimiento
de un precedente vinculante, no solo para los jueces, sino para todos los
poderes públicos. Así, el precedente resulta ser una herramienta no solo para
dotar de mayor predictibilidad a la justicia constitucional, sino también para
optimizar la defensa de los derechos fundamentales, expandiendo los efectos
de la sentencia en los procesos de tutela de derechos fundamentales (STC
Exp. N° 03741-2004-PA/TC, f. j. 40).
Finalmente, respecto a que los puntos reseñados se traten de presupuestos
“obligatorios” para establecer un precedente constitucional, debemos anotar
que tal afirmación no resulta del todo pacífica. Esto tiene que ver con la
pregunta sobre qué parte de las sentencia del Tribunal Constitucional es
vinculante. Respecto a los aludidos presupuestos, en su momento Landa

121
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

Arroyo ha manifestado que, en tanto se trata solo de obiter dicta127, no existiría


tal obligatoriedad en su cumplimiento, pues si “se analiza detenidamente esta
sentencia [STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC, que los introduce como doctrina
jurisprudencial por primera vez] es fácil apreciar que todos los considerandos
expresados antes del fundamento 1 [que incluye los polémicos presupuestos
mencionados supra] constituyen indudablemente obiter dicta. Ello por
cuanto si se prescinde de todos las consideraciones anteriores y se analiza
estrictamente la resolución de dicho proceso, únicamente con los argumentos
esgrimidos en los fundamentos 1 a 7, la coherencia interna de la sentencia
y el sentido del fallo no se alteran en absoluto. Más aún, si se aprecia que
la cuestión de fondo resuelta a través de la STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC
no guarda, para nada, relación con las reglas a seguir para establecer un
precedente vinculante, sino más bien con un proceso de inconstitucionalidad
relacionado con la determinación de si el Poder Ejecutivo tenía la atribución
o no de proponer la demarcación territorial y al Congreso de la República
aprobar la misma”128.

4.3. Condiciones para el uso del precedente vinculante

Es interesante verificar como el Tribunal Constitucional ha creado, vía ju-


risprudencial, los alcances de las reglas procesales del precedente, ello para
un mejor cumplimiento de los fines de los procesos constitucionales a través
del poder normativo que dice le confiere el precedente. En ese contexto, ha
determinado en la STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC (consideraciones previas
de la sentencia) y la STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC (ff. jj. 44-46), que el uso
del precedente se sustenta en las condiciones siguientes:
a) Existencia de relación entre caso y precedente vinculante. En primer
lugar, una regla, que con efecto normativo el Tribunal Constitucional deci-
de externalizar como vinculante, debe ser necesaria para la solución del
caso planteado. Es decir, el Tribunal Constitucional no debe fijar una regla
so pretexto de solución de un caso, si en realidad esta no se encuentra li-
gada directamente con la solución de este.
En ese sentido, para el Tribunal Constitucional una primera restricción
está dada por la relación entre caso y precedente. Esto es una influencia
entre del precedente heredado de los países del Common Law. Así, glosa
a Kauper: “(...) el valor de precedente de una decisión está determinado
por aquello que un juez decide efectivamente en la sentencia. Mas aquello

127 Para mayor detalle sobre este término deberá acudirse al capítulo 5 de esta guía, en el que se de-
tallan cuáles son las partes de la sentencia.
128 STC Exp. N° 03908-2007-PA/TC, voto singular de los magistrados Landa Arroyo y Beaumont
Callirgos, f. j. 4.

122
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

que es efectivamente decidido, está determinado con relación al caso (fat-


tispecie) concreto de la controversia sometida a juicio”129.
En segundo lugar, “como lo ha señalado la tradición del Common Law, el
precedente debe constituir una regla de derecho y no puede referirse a los
hechos del caso, si bien puede perfectamente partir de ellos”.
En tercer lugar, “aunque parezca obvio, la regla del precedente constitu-
cional no puede constituir una interpretación de una regla o disposición de
la Constitución que ofrece múltiples construcciones; en otras palabras, el
precedente no es una técnica para imponer determinadas doctrinas u op-
ciones ideológicas o valorativas, todas ellas válidas desde el punto de vis-
ta jurídico. Si tal situación se presenta de modo inevitable, debe ser enca-
rada por el Tribunal a través de su jurisprudencia, en un esfuerzo por crear
consensos en determinados sentidos. El precedente, en estos supuestos,
solo aparecerá como resultado de la evolución favorable de la doctrina ju-
risprudencial del Tribunal en determinado sentido. Esto último supone que
el Tribunal debe abstenerse de intervenir fijando precedentes sobre temas
que son más bien polémicos y donde las posiciones valorativas pueden di-
vidir a la opinión pública. Esto implica, por otro lado, una práctica prudente
que permite al Tribunal lograr el mayor consenso posible en el uso de esta
nueva herramienta, lo cual le permitirá una verdadera potestad normativa,
como ya se ha dicho” (STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC, f. j. 46).
b) Decisión del Tribunal Constitucional con autoridad de cosa juzgada
La decisión del Tribunal Constitucional de establecer que un caso contiene
reglas que se proyectan para el futuro como precedente vinculante se en-
cuentra sujeta a que exista una decisión final; vale decir, que haya puesto
fin al proceso.
Más aún, dicha decisión final debe concluir con un pronunciamiento sobre
el fondo; es decir, estimándose o desestimándose la demanda.
La consagración de la cosa juzgada comporta que la decisión devenga en
irrevocable e inmutable.
El establecimiento de un precedente vinculante no debe afectar el princi-
pio de respeto a lo ya decidido o resuelto con anterioridad a la expedición
de la sentencia que contiene un precedente vinculante; vale decir, no debe
afectar las situaciones jurídicas que gocen de la protección de la cosa juz-
gada. Por ende, no puede impedir el derecho de ejecución de las senten-
cias firmes, la intangibilidad de lo ya resuelto y la inalterabilidad de lo eje-
cutado jurisdicionalmente.

129 KAUPER, Paul G. “La regola del precedente e la sua applicazione nella giurisprudenza costituzio-
nale degli stati uniti”. En: La dottrina del precedente nella giurisprudenza della Corte Costituziona-
le. Giuseppino Treves (coordinador). Torino, 1971, p. 221, cita en la STC Exp. N° 03741-2004-AI/
TC, f. j. 44.

123
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

Dicha restricción también opera en el caso que el Tribunal Constitucional,


al amparo de lo previsto en la parte in fine del artículo VII del Título Preli-
minar del Código Procesal Constitucional, resuelva apartarse de un prece-
dente y sustituirlo por otro.
Lo anteriormente expuesto debe ser concordado con lo previsto en los ar-
tículos 74 y 103 de la Constitución, y 83 del Código Procesal Constitucio-
nal, cuando de por medio existe una declaración de inconstitucionalidad.

4.4. El precedente vinculante como forma de cubrir una laguna nor-


mativa

El Tribunal Constitucional ha afirmado –generando polémica– que sus fa-


cultades para dictar un precedente le conceden facultades normativas (no
concedidas expresamente en la Constitución) en casos en los que existe una
laguna normativa. Para ello ha desarrollado jurisprudencialmente130 los efec-
tos normativos de los precedentes vinculantes y cómo funciona la obligación
de aplicarlos:
“La función integradora del Tribunal Constitucional permite que, a través
de la constitución de un precedente vinculante, se resuelvan las situacio-
nes derivadas de un vacío normativo.
En ese orden de ideas, dicha función verificable mediante la expedición de
un precedente vinculante se hace patente cuando, se acredita la ausencia
absoluta de norma; cuando, a pesar de la existencia de prescripción
jurídica, se entiende que esta se ha circunscrito a señalar conceptos
o criterios no determinados en sus particularidades; cuando existe la
regulación jurídica de una materia, pero sin que la norma establezca
una regla específica para solucionar un área con conflicto coexistencial;
cuando una norma deviniese en inaplicable por haber abarcado casos o
acarrear consecuencias que el legislador histórico no habría establecido
de haber conocido aquellas o sospechado estas; cuando dos normas sin
referencia mutua entre sí –es decir en situación de antinomia indirecta–
se contradicen en sus consecuencias jurídicas, haciéndose mutuamente
ineficaces; cuando, debido a nuevas circunstancias, surgiesen cuestiones
que el legislador histórico no tuvo oportunidad de prever en la norma, por
lo que literalmente no están comprendidas en ella, aunque por su finalidad
pudieran estarlo de haberse conocido anteladamente; y cuando los
alcances de una norma perteneciente al bloque de constitucionalidad no
producen en la realidad efectos jurídicos por razones de ocio legislativo.
En relación con lo anteriormente expuesto, debe precisarse que la antinomia
indirecta se entiende como la coexistencia de dos normas incompatibles,
que tienen la misma validez jerárquica en el tiempo y en el espacio, pero

130 STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC, consideraciones previas.

124
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

que inspiran consecuencias jurídicas en fines o criterios ideológicos


contrapuestos (interés público y seguridad jurídica de los particulares,
etc.); en tanto que el ocio legislativo aparece como consecuencia de la
omisión, inactividad, inacción o non facere por parte de un órgano con
competencias legislativas, lo que implica el desobedecimiento al mandato
de una norma perteneciente al bloque de constitucionalidad que hubiese
establecido que el goce de un derecho o el ejercicio de una competencia
queda supeditada a la expedición de una norma reglamentaria. Dicha
omisión se constata por el vencimiento del plazo determinado para legislar
complementariamente o por el transcurso del plazo razonable para ello”.
5. Efecto vinculante del precedente constitucional vinculante

5.1. ¿Qué parte es vinculante?

En una sentencia, dentro de los fundamentos que la motivan, hay que ubi-
car la denominada ratio decidendi o “hilo lógico” del razonamiento de los jue-
ces. Son denominadas razones decisivas o razón general que constituyen la
base necesaria de la decisión judicial específica131. Esa es la parte vinculante
de una sentencia constitucional132.
La ratio decidendi es la parte de la sentencia que tiene fuerza vinculante
general pues es el principio de derecho y el hecho relevante considerado por
el juez. Entonces, “tendrían fuerza vinculante los conceptos consignados en
la parte motiva que guarden una relación estrecha, directa e inescindible con
la parte resolutiva; en otras palabras, aquella parte de la argumentación que
se considere absolutamente básica, necesaria e indispensable para servir de
soporte directo a la parte resolutiva de las sentencias y que incida directa-
mente en ella”133.
Ahora bien, con el precedente la identificación de “lo vinculante”, es decir,
de la ratio decidendi, resulta ser una tarea resuelta por el legislador. En efec-
to, por mandato normativo –artículo VII del Título Preliminar del Código Pro-
cesal Constitucional– un precedente adquirirá tal calidad porque así lo seña-
la la sentencia, para ello el Tribunal Constitucional establecer claramente los
alcances de la decisión y con ello sus efectos normativos134.

131 En ese sentido se ha argumentado en la STC Exp. N° 04119-2005-PA/TC y reiterado en la STC


Exp. N° 00006-2006-PC/TC.
132 Al respecto, debe acudirse al capítulo 5 de esta guía, en el que se desarrolla el contenido de la
sentencia constitucional.
133 Siguiendo a la Corte Constitucional de Colombia en la Sentencia C-037 de 1996.
134 En cambio, como veremos en el capítulo 5, la identificación de lo vinculante cuando estamos fren-
te a la jurisprudencia constitucional, necesariamente pasará por distinguir entre obiter dicta y ra-
tio decidendi, pues –por el contenido– no toda la sentencia vincula, solo la ratio decidendi.

125
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

Entonces, la ratio decidendi de una sentencia que contiene un precedente


resulta tener efectos normativos, pero ¿cuándo un juez deberá aplicar un pre-
cedente vinculante? Es decir, ¿cuándo será ineludible la aplicación del pre-
cedente constitucional?
Al respecto, el propio Colegiado Constitucional ha señalado que:
“El uso de los efectos normativos y la obligación de aplicación de un pre-
cedente vinculante depende de:
a) La existencia de similitudes fácticas entre el caso a resolver y aquel del
que emana el precedente.
b) La existencia de similitudes y diferencias fácticas; las que en el caso de
estas últimas no justifican un trato jurídico distinto. Por ende, es factible
que a través del razonamiento analógico se extienda la regla del prece-
dente vinculante”.
Estos dos últimos puntos resultarán relevantes para la aplicación del dis-
tinguish como veremos más adelante.

5.2. ¿A quiénes vincula?

Hemos señalado que la emisión de un precedente tiene los efectos de


una ley, en ese sentido, es fácil deducir que nos vincula a todos. Importa no
solo a las partes que participaron del proceso constitucional donde se emi-
tió el precedente (las sentencias de los casos Manuel Anicama Hernández,
Ramón Salazar Yarlenque o Maximiliano Villanueva Valverde, no solo tuvie-
ron relevancia para estas tres personas, tuvieron un efecto cuasi-revolucio-
nario en la práctica del Derecho Procesal Constitucional del país) sino que
también vincula a todos los que acuden al sistema de justicia, a los operado-
res jurídicos, a los poderes públicos, e inclusive a las relaciones inter priva-
tos. El Tribunal Constitucional se posiciona como máximo tribunal de justicia
constitucional del país y preconiza que el precedente “tiene efectos similares
a una ley. Es decir, la regla general externalizada como precedente a partir
de un caso concreto se convierte en una regla preceptiva común que alcanza
a todos los justiciables y que es oponible frente a los poderes públicos” (STC
Exp. N° 00024-2003-AI/TC).
Entonces, el precedente vinculante tiene efectos personales directos o in-
directos.

5.2.1. Efectos directos


La sentencia vincula directamente a las partes involucradas en el proce-
so constitucional pues es su caso el que fue sometido a la sede del Tribunal
Constitucional. Es decir, lo ordenado en la sentencia debe ser observado por

126
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

el demandante y el demandado, además de los jueces de las instancias infe-


riores que conocieron la causa para la ejecución de la sentencia.

5.2.2. Efectos indirectos


La sentencia vincula indirectamente a la ciudadanía en general y a los po-
deres públicos. En ese contexto, ellos quedan vinculados –o “atados”, como
dice el Tribunal Constitucional– en su comportamiento personal o funcional.
Esto no debe entenderse solo de las reglas y decisiones que una sentencia
constitucional declare como precedente vinculante sino que son efectos de
las sentencias con o sin precedente, ello se tiene no solo de lo señalado ex-
presamente en la STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC, sino también del Código
Procesal Constitucional que en su artículo VI vincula la interpretación de los
jueces a las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional.
Según el Alto Colegiado, ya que mediante su jurisprudencia se declara
y establece los contenidos de la Norma Fundamental (STC Exp. N° 02409-
2002-AA/TC, f. j. 1.a) e incluso se hace de esta auténtica “Constitución vivien-
te” (STC Exp. N° 00048-2004-AI/TC, f. j. 10), las decisiones que constituyen
precedentes constitucionales merecen un especial cuidado: “no pueden ser
desconocidas bajo ningún supuesto por el Poder Judicial”, pues “su modifi-
cación o variación solo corresponde al propio Tribunal” (STC Exp. N° 04853-
2004-PA/TC, f. j. 23), es más, el Colegiado Constitucional considera que debe
velar por la eficacia de los precedentes constitucionales, pues “[s]i no fuese
así, la propia Constitución estaría desprotegida” (STC Exp. N° 03741-2004-
AA/TC, f. j. 49).
Recordemos que en las épocas “más radicales” del Tribunal Constitucio-
nal se estableció el “recurso de agravio constitucional a favor del precedente”
desarrollado en la STC Exp. N° 04853-2004-PA/TC (caso Dirección Regional
de Pesquería de La Libertad) aplicable ante un desacato a cumplir preceden-
te por parte de los jueces ordinarios.
En resumidas cuentas, se habilitaba la jurisdicción constitucional frente a
dos situaciones distintas, el desacato a la doctrina jurisprudencial y al prece-
dente vinculante. Para cada uno se tenían dos caminos distintos. En el pri-
mer caso permitía la interposición de un amparo contra amparo, es decir, se
habilitaba la interposición de un nuevo proceso de amparo contra lo decidi-
do en otro porque no se atendieron a los criterios e interpretaciones del Tribu-
nal Constitucional. Mientras que en el supuesto de un desacato al precedente
constitucional vinculante se permitía la interposición del ya desaparecido “re-
curso de agravio a favor del precedente”135.

135 Para mejor detalle, puede revisarse el especial publicado en Gaceta Constitucional denominado
“El precedente constitucional y su dinámica en la jurisprudencia. Establecimiento, modificación y
vigencia de los precedentes”. Tomo 17, Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2009. Asimismo, el deba-
te entre Castillo Córdova y Grández Castro a propósito de la eliminación del recurso de agravio

127
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

En efecto, ahora en ambos casos (desacato a la doctrina jurisprudencial


o al precedente) se deberá acudir a un amparo contra amparo. El propio Tri-
bunal Constitucional desautorizó el conocido “recurso de agravio a favor del
precedente” (STC Exp. N° 03908-2007-PA/TC), aunque ya antes había anun-
ciado su posición al respecto en el caso “El Frontón” (RTC Exp. N° 03173-
2008-PHC/TC).
b. Vinculatoriedad para los jueces
Recordemos que el Tribunal Constitucional considera que las decisiones
que constituyen precedentes constitucionales merecen un especial cuidado
en tanto “no pueden ser desconocidas bajo ningún supuesto por el Poder Ju-
dicial”, pues “su modificación o variación solo corresponde al propio Tribunal”
(STC Exp. N° 04853-2004-PA/TC, f. j. 23), es más, el Colegiado Constitucio-
nal considera que debe velar por la eficacia de los precedentes constituciona-
les, pues “[s]i no fuese así, la propia Constitución estaría desprotegida” (STC
Exp. N° 3741-2004-AA/TC, f. j. 49).
Si además vemos los plenos jurisdiccionales emitidos en el seno del Po-
der Judicial, podremos verificar que los jueces son de una opinión totalmente
opuesta, pues algunos consideran que con la debida fundamentación es po-
sible apartarse de la regla contenida en un precedente constitucional vincu-
lante.
- ¿Es posible apartarse del precedente?
El Tribunal Constitucional, en la STC Exp. N° 00001-2010-PC/TC, seña-
ló que debía sancionarse a los jueces que se aparten de sus precedentes, en
tanto, estos y, en general, los poderes públicos, se encuentran impedidos de
actuar en contra de lo establecido mediante precedente vinculante.
Así, respecto a las consecuencias jurídicas que generan la inobservancia,
contravención o desacato de las reglas establecidas como precedente vincu-
lante se indicó que la vinculación al precedente es obligatoria e inexcusable
(STC Exp. N° 05961-2009-PA/TC).
Esto ocurrió en el contexto del conflicto entre el derecho al ambiente ade-
cuado y la importación de autos usados. Respecto al alto grado de vinculato-
riedad del precedente se tiene que:
“[E]l precedente constitucional, por su fuerza vinculante, tiene efectos si-
milares a una ley, esto es, que las reglas establecidas en él son de obli-
gatorio e ineludible cumplimiento por todas las personas y entidades de la

constitucional a favor del precedente. CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “El adiós al precedente vincu-
lante a favor del precedente”. En: Gaceta Constitucional. N° 17, Gaceta Jurídica, Lima, mayo
de 2009; y, GRÁNDEZ CASTRO, Pedro. “El precedente a la deriva”. En: Gaceta Constitucional.
N° 19, Gaceta Jurídica, Lima, julio de 2009.

128
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Administración Pública, sin importar si han sido parte o terceros en el pro-


ceso en que se emitió” (STC Exp. N° 00001-2010-PC/TC).
Entonces, cuando los jueces desacaten una regla dada con calidad de
precedente vinculante, para el Tribunal Constitucional, deberán ser procesa-
dos por el Consejo Nacional de la Magistratura y la Oficina de Control de la
Magistratura, con indicación expresa de que el resultado de tal procedimiento
debe ser la sanción. Así, en el caso de la STC Exp. N° 00001-2010-PCC/TC,
se falló en el siguiente sentido:
“Los jueces que hayan emitido resoluciones judiciales, disponiendo la
inaplicación del Decreto Legislativo N° 843, o de los Decretos Supremos
N°s 045-2000-MTC, 053-2000-MTC, 017-2005-MTC y 042-2006-MTC o
de los Decretos de Urgencia N°s 079-2000, 086-2000, 050-2008 y 052-
2008, o que resuelvan en contravención, apartándose o inobservando las
reglas establecidas como precedente vinculante en la STC Exp. N° 05961-
2009-PA/TC, deben ser procesados y sancionados por el Consejo Nacio-
nal de la Magistratura y la Oficina de Control de la Magistratura”.
Ahora bien, el Alto Colegiado, no solo identifica la sanción administrati-
va para los jueces que desobedezcan sus precedentes, sino que –basados
en una resolución de la Fiscalía de la Nación–, indican que los magistrados
deberán ser denunciados ante el Ministerio Público por delito de prevaricato
a fin de que sean procesados penalmente, pues ningún juez puede fallar en
contra del texto expreso y claro de las reglas establecidas como preceden-
te vinculante.
Así, el Tribunal precisó que:
“Cabe recordar que en estos casos el Ministerio Público ha considerado
que el comportamiento de los jueces que fallan en contra o apartándose
del precedente vinculante se encuadra dentro del tipo penal de prevarica-
to. Esta posición, fue destacada por la Fiscal de la Nación en la Resolu-
ción de la Fiscalía de la Nación N° 041-2010-MP-FN, publicada en el dia-
rio oficial El Peruano el 13 de enero de 2010. En dicha resolución, la Fiscal
de la Nación precisó que los jueces que emitan resoluciones judiciales
contrarias al precedente vinculante cometen el delito de prevaricato por-
que fallan en contra del texto expreso y claro del artículo VI del Título Pre-
liminar del CPConst. y de la Primera Disposición General de la Ley Orgá-
nica del Tribunal Constitucional” (STC Exp. N° 00001-2010-CC/TC).
La posibilidad de una sanción cuando no se acata un precedente ha llevado
a voces autorizadas y críticas como la de Eugenia Ariano Deho136 a señalar que:
“La sentencia recaída en el Exp. N° 00001-2010-PCC/TC, emitida en un
proceso competencial promovido por el Poder Ejecutivo contra el Poder

136 ARIANO DEHO, Eugenia. “Opinión”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Tomo 144, Gaceta Jurídi-
ca, Lima, setiembre de 2010, p. 96.

129
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

Judicial, pese a que el TC manifiesta su intención de ‘apartarse’ del ‘cri-


terio’ adoptado en la STC Exp. N° 00006-2006-PCC/TC, termina, al igual
que aquella (rectius, peor que aquella), declarando la nulidad (a la sazón
‘de pleno derecho’) no de las cuatro resoluciones judiciales con las que,
según la parte demandante, se habría ‘menoscabado’ la específica com-
petencia del Poder Ejecutivo, sino de todas aquellas con las que se hu-
biera producido un desacato del ‘precedente’ establecido en la STC Exp.
N° 05961-2009-PA/TC (que, por cierto es posterior a la interposición de la
demanda competencial).
Ahora bien, el TC no se ha limitado a ello, sino que además ha dispues-
to que los jueces autores del ‘desacato’, ‘deben’ no solo ‘ser procesados
y sancionados’ por el Consejo Nacional de la Magistratura y la Oficina de
Control de la Magistratura sino que, además, ‘deben’ ser denunciados pe-
nalmente por el Ministerio Público por delito de prevaricato.
En nuestra opinión la sentencia constituye una buena muestra del ejerci-
cio descontrolado (y, se diría, absolutista) del poder que –desde hace un
buen tiempo y sea cual fuere su composición– practica nuestro Tribunal
Constitucional a través de sus esa herramienta que, con toda inocencia (y,
habría que agregar, irresponsabilidad), le puso en sus manos el legislador
(ordinario) bajo el nombre de ‘precedente vinculante’, un ejercicio que de-
bería inducir, a quien tiene el poder para ello, a ponerle freno de la única
forma posible: reformando la Constitución. A los que no tenemos ningún
poder no nos queda sino manifestar nuestra republicana disidencia”.
Finalmente, otro resultado de la inobservancia al precedente en una ac-
tuación judicial es la nulidad de tal resolución. Inclusive, cuando se trate de
medidas cautelares, la parte afectada podrá hacer valer el artículo 16 del Có-
digo Procesal Constitucional, cuyo texto prescribe que el “sujeto afectado por
la medida cautelar puede promover la declaración de responsabilidad”, y que
de verificarse esta, en “modo adicional a la condena de costas y costos, se
procederá a la liquidación y ejecución de los daños y, si el juzgador lo consi-
dera necesario, a la imposición de una multa no mayor de diez Unidades de
Referencia Procesal”.
Así, cualquier actuación judicial de desacato por sí misma resulta inconsti-
tucional cuando contravienen o inobservan las reglas establecidas como pre-
cedente vinculante, en tanto, deben ser respetadas, cumplidas y defendidas
por todas las personas y entidades de la Administración Pública, especial-
mente por los jueces del Poder Judicial, ya que son ellos, en todos los pro-
cesos que conocen, los primeros que asumen el papel de garantes de la
defensa del orden constitucional. Asimismo, ha anotado el Colegiado Cons-
titucional que:
“Las resoluciones judiciales que dispongan la inaplicación del Decre-
to Legislativo (...) o que resuelvan en contravención, apartándose o

130
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

inobservando las reglas establecidas como precedente vinculante en la


STC Exp. N° 05961-2009-PA/TC, son nulas de pleno derecho por ser in-
constitucionales” (STC Exp. N° 00001-2010-CC/TC).
Sin embargo, ante toda esta argumentación, ¿qué opinan los jueces del
Poder Judicial? Al respecto queremos mencionar que con ocasión del Pleno
Jurisdiccional Distrital Constitucional, llevado a cabo en la ciudad de Lima, los
días 15 y 16 de julio del año 2010, se planteó como un tema de debate “el pre-
cedente vinculante frente a la independencia de los jueces”.
La conclusión a la que se arribó fue la siguiente:
“Los jueces como regla deben aplicar los precedentes vinculantes estable-
cidos por el Tribunal Constitucional; pero, pueden desvincularse de dichos
precedentes, siempre que con su decisión se proteja de mejor manera al
accionante, en cuanto al derecho fundamental violado”.
A continuación, la pregunta motivadora de la sesión plenaria:
“Los magistrados de los distintos órganos jurisdiccionales, deben aplicar
los precedentes vinculantes en cumplimiento de lo dispuesto por el ar-
tículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional o, ¿po-
drían apartarse de ellos con la debida motivación en atención a la inde-
pendencia de la que gozan, como lo prevé la Constitución Política del
Estado?”.
A diferencia de la posición del Tribunal Constitucional, el acta plenaria re-
vela que los jueces del Poder Judicial consideran que es posible apartarse de
un precedente vinculante. En efecto, ellos están convencidos de que lo que
está en juego, al imponérseles la aplicación de un precedente vinculante, es
su autonomía e independencia funcional.
Ahora bien, además de este “grito de independencia”, también se dejó en
claro que los jueces solo se apartarán de un precedente siempre que con su
decisión se proteja de mejor manera al accionante, en cuanto al derecho fun-
damental violado.
El Tribunal Constitucional ha podido referirse sobre este tema con ocasión
de nada. Ocurre que al resolver un expediente, se hizo alusión a una senten-
cia de una Sala civil de un caso distinto al cual se avocaba.
En efecto, en la STC Exp. N° 00525-2011-PA/TC, el Tribunal Constitucio-
nal reitera que la resolución judicial que contravenga un precedente será con-
siderada nula. El tema en referencia fue planteado así:
“Al respecto este Tribunal debe manifestar que ha tomado conocimiento
de que la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, in-
tegrada por los vocales superiores Ángel Romero Díaz, Emilia Bustaman-
te Oyague y Rómulo Torres Ventocilla, ha resuelto incrementar el monto

131
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

económico fijado para el reclamo de los pensionistas que presenten de-


mandas de amparo ante el Poder Judicial, estableciéndolo en S/. 600.00,
al considerar que el monto fijado en el referido precedente vinculante ha
quedado desfasado porque data del 12 de julio de 2005”.
“Así las cosas, es la remuneración mínima de los trabajadores la que lue-
go del incremento dispuesto por el Decreto Supremo N° 011-2010-TR se
ha incrementado a S/. 600.00 a partir del 1 de febrero de 2011, razón por
la cual este Tribunal se reafirma en el precedente invocado al advertir que
la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, al apartarse
del monto de referencia establecido para que la pretensión se encuentre
comprendida en el contenido constitucionalmente protegido del derecho a
la pensión, ha confundido conceptos de distintas áreas del derecho, moti-
vo por el cual se les recuerda a todos los jueces del Poder Judicial que por
imperio del artículo VII del Título Preliminar del CPConst. tienen la obliga-
ción de acatar el precedente vinculante mencionado a fin de no vulnerar
los derechos constitucionales de los pensionistas y preservar el principio
de seguridad jurídica”.
Para la doctora Emilia Bustamante Oyague137, integrante de la Sala Civil
cuestionada, el tema pasa por definir el tema del apartamiento del preceden-
te constitucional vinculante. Así señaló en su oportunidad que:
“La Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima de forma
motivada, y en procura de cautelar el derecho de acceso a la justicia del
pensionista, se apartó únicamente del criterio de procedencia para la ad-
misión de demandas de amparo en materia pensionaria establecido en el
fundamento 37 de la STC Exp. N° 01417-2005-PA/TC. La Sala Civil aplicó
un criterio valorativo, sustentando las razones por las que llegó a la con-
clusión que el monto mínimo de pensión para admitir amparos debía ser
elevado de 415 a 600 nuevos soles. (...) Actualmente, los jueces de la Pri-
mera Sala Civil en estricta observancia de lo dispuesto [por el] Tribunal
Constitucional, se encuentran aplicando el aludido precedente vinculante
que establece en 415 nuevos soles el monto mínimo de pensión para in-
terponer una demanda de amparo. Estando a lo expuesto, consideramos
que se requiere que el Pleno Jurisdiccional del Tribunal Constitucional de-
fina el tema del apartamiento debido de los precedentes vinculantes”.
- Distinguish
El distinguish es la técnica que se utiliza para demostrar que el caso que
se juzga no es igual a aquel que originó el precedente y, por lo tanto, no de-
bemos seguir la regla que este contiene en el caso concreto.

137 BUSTAMANTE OYAGUE, Emilia. “El Tribunal Constitucional debe definir el tema del apartamien-
to del precedente vinculante”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 41, Gaceta Jurídica, Lima, mayo
de 2011, p. 15.

132
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Para ello se debe de argumentar que el caso no es sustancialmente igual


a aquel que dio origen a un precedente. Según el Tribunal Constitucional, “el
uso de los efectos normativos y la obligación de aplicación de un preceden-
te vinculante depende de:
a) La existencia de similitudes fácticas entre el caso a resolver y aquel del
que emana el precedente.
b) La existencia de similitudes y diferencias fácticas; las que en el caso de
estas últimas no justifican un trato jurídico distinto. Por ende, es factible
que a través del razonamiento analógico se extienda la regla del prece-
dente vinculante”.
Ahora bien, aunque el artículo VII del Título Preliminar del Código Proce-
sal Constitucional prevé que el Colegiado Constitucional cambie un prece-
dente, la figura del distinguishing no está prevista en nuestro ordenamiento
jurídico como tal (según hemos visto de los casos reseñados en el punto an-
terior), pero la doctrina del precedente contempla que es una herramienta al
alcance de los tribunales inferiores para evadir los efectos del precedente (lo
cual no sería posible para el precedente nacional) y para la inaplicación del
precedente en caso se trate del mismo tribunal que lo emitió.
En este punto, nos parece importante reseñar un caso ocurrido en el
Exp. N° 03569-2010-PA/TC. Allí, el Tribunal Constitucional se aparta excep-
cionalmente del precedente contenido en la STC Exp. N° 04853-2004-PA/
TC que señala que en ningún caso puede ser objeto del amparo una de sus
sentencias.
La sentencia argumenta que de no apartarse del precedente en este caso
se afectarían gravemente los derechos fundamentales del demandante de
este segundo amparo. En efecto, el demandante del amparo primigenio no
actuó conforme al principio de la buena fe procesal, pues con su accionar
no permitió el emplazamiento del ahora demandante cuando era evidente la
transcendencia de su participación.
Como se recuerda, en la STC Exp. N° 04853-2004-PA/TC (caso Dirección
Regional de Pesquería de La Libertad) se estableció un precedente vincu-
lante conforme al artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Cons-
titucional. Allí se consignó como regla procesal cuáles son los presupuestos
para la procedencia del “amparo contra amparo”138.
En efecto, respecto al objeto de este proceso se señaló que para la proce-
dencia, por única vez, de una demanda de “amparo contra amparo”, el juez
constitucional deberá observar los siguientes presupuestos:

138 En la STC Exp. N° 04853-2004-PA/TC también se establecieron las reglas para la admisión del
recurso de agravio a favor del precedente, pero estas sí fueron revocadas por una nueva senten-
cia, la STC Exp. N° 03908-2007-PA/TC (caso Provías).

133
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

“Objeto.- Constituirá objeto del amparo contra amparo:


a) La resolución estimatoria ilegítima de segundo grado, emitida por el
Poder Judicial en el trámite de un proceso de amparo donde se haya
producido la violación manifiesta del contenido constitucionalmente
protegido de los derechos fundamentales, o que haya sido dictada sin
tomar en cuenta o al margen de la mejor protección de los derechos es-
tablecida en la doctrina jurisprudencial de este Colegiado, desnaturali-
zando la decisión sobre el fondo, convirtiéndola en inconstitucional.
b) La resolución desestimatoria de la demanda, emitida en segundo gra-
do por el Poder Judicial en el trámite de un proceso de amparo, cuan-
do esta haya quedado firme en el ámbito del Poder Judicial y cuando
en su trámite se haya violado, de modo manifiesto, el contenido cons-
titucionalmente protegido de los derechos fundamentales de un terce-
ro legitimado, cuya intervención en el proceso haya sido rechazada o
en el que no haya solicitado intervenir por desconocer de dicho trámite;
o tratándose del propio interesado, cuando este, por razones que no le
sean imputables, no haya podido interponer oportunamente el respec-
tivo recurso de agravio constitucional.
c) En ningún caso puede ser objeto de una demanda de “amparo contra
amparo” las resoluciones del Tribunal Constitucional, en tanto instancia
de fallo última y definitiva en los procesos constitucionales” (el resalta-
do es nuestro)”.
Así, en el punto c) se estableció una regla procesal clara: no se puede in-
terponer una demanda de este tipo contra lo decidido por el Tribunal Cons-
titucional. Ello resulta entendible pues este es el órgano de clausura de la
jurisdicción constitucional, pero además porque sus sentencias son (o se su-
ponen) constitucionales.
No obstante, la interposición de la demanda de Agrícola Cerro Prieto
S.A.C. que presentamos cuestionó lo establecido por el propio Tribunal Cons-
titucional en su precedente. En efecto, ocurre que el Alto Colegiado había
emitido una sentencia en el caso del Exp. N° 05614-2007-PA/TC, donde ac-
tuaron como demandante Aspíllaga Anderson Hermanos S.A. y como deman-
dados el Instituto Nacional de Desarrollo y el Proyecto Especial Jequetepe-
que-Zaña, pero donde se omitió emplazar a Agrícola Cerro Pietro, claro está,
no por una decisión del Colegiado, sino porque el demandante de ese ampa-
ro, Aspíllaga Hermanos, omitió señalar que la intervención del ahora deman-
dante (Cerro Pietro) era transcendente en el resultado del proceso. De esta
situación recién tomaría razón el Tribunal Constitucional por el amparo contra
amparo que ahora comentamos.
Es así que, excepcionalmente, el Alto Colegiado se decanta por no aplicar
la causal de improcedencia prevista en el precedente vinculante mencionado,
que –de ordinario– correspondería subsumir. A mayor abundamiento, señala

134
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

que opta por conocer el caso pues la demanda “no tiene por finalidad que se
declare la nulidad de la sentencia” recaída en el Exp. N° 05614-2007-PA/TC.
Sin duda, en este caso, la inaplicación de un precedente –considerado por
el propio Tribunal Constitucional como una técnica para la ordenación de la
jurisprudencia que permite además que este ejerza un verdadero poder nor-
mativo– mereció una explicación acorde a la relevancia y fuerza que él mis-
mo le ha dado a esta técnica jurisprudencial, pero que en esta ocasión deja
sin efecto.
A propósito de este caso, Luis Castillo Córdova postula una modificación
del Código Procesal Constitucional pues la situación que ha creado esta sen-
tencia evidencia la necesidad de crear un recurso que bien puede llamar-
se recurso de reconsideración por manifiesta inconstitucionalidad139. Hemos
sido testigos cómo el admitir esta demanda y declararla fundada ha permi-
tido no soslayar la pretensión de corrección de la Constitución, esto es, una
pretensión de justicia. En efecto, en este caso, “las razones que han llevado
al TC a formular esta solución pueden resumirse en el siguiente postulado: el
aseguramiento de un derecho fundamental no puede obtenerse vulnerando
otros derechos o bienes jurídicos constitucionales”140.
En ese sentido, el precedente que señala que en ningún caso puede ser
objeto de una demanda de amparo contra amparo las resoluciones del Tribu-
nal Constitucional no se ha desnaturalizado, tal regla sigue vigente para futu-
ros casos. A nuestro parecer, lo que ha ocurrido es una suerte de distinguish,
técnica que se utiliza para demostrar que el caso que se juzga no es igual a
aquel que originó el precedente y, por lo tanto, no debemos seguir la regla
que este contiene en el caso concreto.
Podemos apreciar que, a pesar de que las decisiones del Tribunal Cons-
titucional se presumen constitucionales, en este caso se produjo una situa-
ción de inconstitucionalidad material que fue atendida, felizmente, por el pro-
pio Colegiado a favor del demandante.
c. Vinculatoriedad para la Administración Pública
Cuando cualquier dependencia de la Administración Pública es parte de
un proceso constitucional, las decisiones del Alto Colegiado tienen efectos di-
rectos sobre la autoridad involucrada.
De otro lado, las sentencias del Tribunal Constitucional también poseen
efectos indirectos en la actuación de la Administración cuando ellas no son
partes del proceso, esto ocurre cuando lo decidido puede ser aplicado a sus

139 CASTILLO CÓRDOVA, Luis. “La necesidad de un recurso de reconsideración por manifiesta
inconstitucionalidad de una sentencia del Tribunal Constitucional”. En: Diálogo con la Jurispru-
dencia. Tomo 154, Gaceta Jurídica, Lima, julio de 2011.
140 Ídem.

135
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

relaciones con los administrados. En efecto, en tanto el precedente contiene


una regla, crea pautas de aplicación general que obligan a los entes públicos.
Así, las reglas establecidas como precedente vinculante deben ser acata-
das, respetadas y cumplidas por todas las personas y entidades de la Admi-
nistración Pública. En ese sentido se ha pronunciado el Alto Tribunal:
“El precedente constitucional, por su fuerza vinculante, tiene efectos simi-
lares a una ley, esto es, que las reglas establecidas en él son de obliga-
torio e ineludible cumplimiento por todas las personas y entidades de la
Administración Pública, sin importar si han sido parte o terceros en el pro-
ceso en que se emitió” (STC Exp. N° 00001-2010-CC/TC).
Conocer de tal grado de vinculación resulta relevante para las autoridades
y funcionarios públicos, pues si un juez emitiese una resolución que contra-
viene un precedente vinculante del Tribunal Constitucional, las entidades de
la Administración Pública se encuentran impedidas de acatar cualquier reso-
lución judicial emitida que inaplique, contravenga o inobserve las reglas esta-
blecidas como precedente vinculante. El sustento de ello reside en que tales
resoluciones judiciales son nulas de pleno derecho por ser inconstitucionales
(STC Exp. N° 00001-2010-CC/TC).
d. Vinculatoriedad para los privados
Conforme al artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitu-
cional, los procesos constitucionales tienen como fines esenciales garantizar
la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitu-
cionales. En ese sentido, sus sentencias están dirigidas a proteger la efica-
cia de los derechos fundamentales también en las relaciones entre particula-
res. Es así que los privados se encuentran sujetos a la interpretación de los
principios, valores y disposiciones constitucionales realizadas por el Tribunal
Constitucional en sus sentencias, como lo está cualquier institución pública o
privada que tiene la obligación de respetarlas, conforme hemos desarrollado
hasta este punto. Ello es así pues en nuestro sistema constitucional los dere-
chos fundamentales vinculan tanto al Estado como a los particulares.
En ese sentido, si el Colegiado emitiese un precedente respecto al relacio-
namiento con relevancia jurídica entre privados, como los socios de un club,
los vecinos de una urbanización o los compañeros de trabajo, esta regla so-
brepasaría a las partes del proceso constitucional para irradiar su protección
a los derechos fundamentales de todos los ciudadanos.
Aquí queremos rescatar un caso propuesto en sede constitucional a los
pocos meses de la vigencia de la regulación del precedente constitucional
vinculante (junio del 2005). Seguramente por esa razón se omite señalar allí
qué fundamentos constituyen precedente vinculante, solo se precisa la vin-
culatoriedad de lo decidido respecto a los sistemas de seguridad y rejas en
la vía pública:

136
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

“De manera preliminar a la dilucidación de la presente controversia, y to-


mando en consideración que son diversas las ocasiones en que se han
venido cuestionando mediante procesos de tutela de derechos sistemas
de control implementados en vías o zonas de tránsito público, este Cole-
giado estima pertinente, independientemente del resultado al que final-
mente arribe, exponer una serie de criterios que en lo sucesivo habrán de
adoptarse para resolver controversias similares a la presente. Esta sen-
tencia será precedente vinculante para este mismo Colegiado y para los
restantes órganos de la jurisdicción ordinaria, de conformidad con lo esta-
blecido en el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Consti-
tucional” (STC Exp. N° 03482-2005-PHC/TC).

5.3. ¿Cuáles son sus efectos temporales?

Los precedentes, por lo general, tienen efectos vinculantes inmediatos,


desde la publicación en la página web del Tribunal Constitucional, sin que ello
sea óbice para su difusión en el diario oficial El Peruano.
Las sentencias tienen efectos directos para las partes del proceso respec-
to al cumplimiento de lo ordenado en la sentencia. En ese sentido, la decisión
comienza a ser de obligatorio cumplimiento en cuanto es emitida (y conoci-
da) por las partes procesales. Ahora bien, en tanto los procesos de la libertad
(hábeas corpus, amparo, hábeas data) tienen por finalidad proteger los dere-
chos constitucionales reponiendo las cosas al estado anterior a la violación
o amenaza de violación de un derecho constitucional, estas sentencias tie-
nen efectos retroactivos para el agraviado; es decir, tienen alcances ex tunc141
(desde ese entonces) para él. No obstante, como el precedente importa in-
troducir una regla a ser cumplida en adelante, esos efectos serán de obliga-
torio cumplimiento desde el día siguiente de la publicación en la página web
del Tribunal Constitucional.
Entonces, si bien las sentencias, en general, irradiarán sus efectos retro-
activamente apenas publicadas en la página web del Tribunal Constitucional,
la sentencia puede expresar lo contrario. En efecto, es posible que una sen-
tencia –en cuanto a sus efectos– sea irretroactiva, retroactiva o de aplicación
diferida.
Para mayor detalle deberemos remitirnos al capítulo 2 de esta guía, en
el que se detallan los efectos temporales de las sentencias constitucionales.

141 Ex tunc es una voz latina que quiere decir “desde entonces”; en el Derecho es usada para refe-
rirse a que un acto retrotrae sus efectos hasta el momento del origen volviendo así a ese estado
anterior. En el caso del amparo, la decisión del juez constitucional tiene efectos hasta antes del
acto vulneratorio, procurando restablecer las cosas al estado anterior al evento dañoso a mane-
ra de una ficción jurídica que suponga que ello no sucedió. En ese sentido, la sentencia es retro-
activa.

137
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

No obstante, recordemos que en la STC Exp. N° 05765-2007-PA/TC, se


ha precisado que:
“[E]l Tribunal Constitucional, de conformidad con el principio de autonomía
(artículo 201 de la Constitución) tiene la facultad de modular el contenido
y los efectos de sus sentencias en todos los procesos constitucionales, in-
cluido el proceso de amparo, en atención a las circunstancias objetivas de
cada caso y a las consecuencias que puedan generar los efectos de sus
sentencias. De ahí que el artículo 55 del Código Procesal Constitucional
haya previsto un haz de posibilidades para el caso en que la demanda sea
declarada fundada. Pero también en aquellos casos en los cuales no se
estima la demanda, este Colegiado puede ponderar, con criterios objeti-
vos y razonables, los términos de su decisión, tal como ha procedido en
anteriores oportunidades”.
Cuando se trate de un cambio de precedente, el Colegiado Constitucional
puede apelar al efecto diferido para evitar el hecho de corregir un mal crean-
do otro mal, el cual es evitable por la vía de la suspensión temporal de los
efectos de una sentencia con precedente vinculante.
Así ha previsto que:
“Los efectos diferidos se manifiestan en los denominadas sentencias ex-
hortativas y en los casos de sentencias con precedente vinculante de efi-
cacia diferida (prospective overruling)” (STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC).
En conclusión, respecto a la aplicación con efectos irretroactivos o re-
troactivos, una sentencia con precedente vinculante no puede tener tales
efectos, pues se trata de una regla que se aplicará desde su formulación en
casos sustancialmente análogos.
Finalmente, si se trata de un cambio de precedente (overruling) el Tribu-
nal Constitucional deberá indicar si la modificación de la regla tendrá efectos
desde el caso en que la emite o para efectos futuros, es decir, solo con efec-
tos diferidos.

6. Cambio de precedente
El dinamismo del Derecho, los cambios sociales, jurídicos y hasta tecno-
lógicos imponen necesarios cambios en la jurisprudencia. Respecto del pre-
cedente vinculante, el legislador del Código Procesal Constitucional ha admi-
tido la posibilidad de cambiar un precedente, pero solo el propio emisor del
precedente, es decir, el Tribunal Constitucional, puede apartarse de su deci-
sión y, en consecuencia, cambiar de criterio.
Así, el artículo VII del Título Preliminar del Código, señala expresamen-
te que: “Cuando el Tribunal Constitucional resuelva apartándose del prece-
dente, debe expresar los fundamentos de hecho y de Derecho que sustentan

138
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

la sentencia y las razones por las cuales se aparta del precedente”. Para lle-
var a cabo esta tarea, el Alto Colegiado se ha valido de la técnica provenien-
te de la práctica del Common Law conocida como overrulling, es decir, revo-
car (overrule) el precedente.
La praxis del Tribunal Constitucional tiene en cuenta para estos supuestos
que el precedente tiene carácter normativo, en ese sentido, el overruling per-
mite cambiar ese “núcleo normativo” aplicando el nuevo precedente, ya sea
al caso en análisis (eficacia retrosprectiva) o a casos a futuro, denominado
prospective overruling. Esta última técnica se utiliza para advertir a la pobla-
ción del inminente cambio que va a realizar, sin cometer la injusticia ínsita en
una modificación repentina de las reglas que se consideraban como válidas
(STC Exp. N° 03361-2004-AA/TC).
Respecto a la técnica de la eficacia prospectiva del precedente vinculante
(prospective overruling), si estamos frente a un cambio de criterio o cambio
de precedente, el Colegiado Constitucional puede indicar que la revocación
del precedente no tenga efectos inmediatos sino para el futuro (no para este
caso, sino para el inmediato posterior). Así, aplica la técnica denominada en
el Derecho anglosajón como prospective overruling que es “un mecanismo
en base al cual cualquier cambio de orientación jurisprudencial (overruling)
no adquiere eficacia para el caso decidido, sino solo en relación a hechos ve-
rificados con posterioridad al nuevo precedente sentado en el overruling142.
En efecto, en la STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC, el Tribunal Constitucio-
nal ha señalado que:
“La técnica de la eficacia prospectiva del precedente vinculante se propo-
ne, por un lado, no lesionar el ánimo de fidelidad y respeto que los justicia-
bles y los poderes públicos mostrasen respecto al precedente anterior; y,
por otro, promover las condiciones de adecuación a las reglas contenidas
en el nuevo precedente vinculante.
Esta decisión de diferir la eficacia del precedente puede justificarse en si-
tuaciones tales como el establecimiento de requisitos no exigidos por el
propio Tribunal con anterioridad al conocimiento y resolución de la causa
en donde se incluye el nuevo precedente; la existencia de situaciones du-
raderas o de trato sucesivo; cuando se establecen situaciones objetiva-
mente menos beneficiosas para los justiciables, etc.
En atención a lo expuesto, el Tribunal Constitucional, ha dispuesto que al
momento de cambiar de precedente, optará, según sean las circunstan-
cias, por establecer lo siguiente:

142 CADOPPI, Alberto. “Introduzione allo studio del valore del precedente giudiziale nel Diritto Penale
Italiano”. En: Il valore del precedenti giudiziali nella tradizione europea. A cura di Umberto Vicen-
te. Cedam, Padova, 1998, p. 126. Citado en la STC Exp. N° 00090-2004-AA/TC.

139
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

a) Decisión de cambiar de precedente vinculante ordenando la aplicación


inmediata de sus efectos, de modo que las reglas serán aplicables tan-
to a los procesos en trámite como a los procesos que se inician des-
pués de establecida dicha decisión.
b) Decisión de cambiar de precedente vinculante, aunque ordenando que
su aplicación será diferida a una fecha posterior a la culminación de
determinadas situaciones materiales. Por ende, no será aplicable para
aquellas situaciones jurídicas generadas con anterioridad a la decisión
del cambio o a los procesos en trámite”.
Al respecto, el Colegiado Constitucional ya ha tenido oportunidad de uti-
lizar la técnica de eficacia prospectiva del precedente vinculante, así en el
caso de Juan Carlos Callegari Herazo (STC Exp. N° 00090-2004-AA/TC) se
estableció con efecto diferido la aplicación de las nuevas reglas relativas al
pase a la situación de retiro por causal de renovación de las Fuerzas Arma-
das y la Policía Nacional. Así, en dicho proceso, fijó lo siguiente:
“Este Tribunal anuncia que con posterioridad a la publicación de esta sen-
tencia, los nuevos casos en que la Administración resuelva pasar a oficia-
les de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional de la situación de actividad
a la situación de retiro por renovación de cuadros, quedarán sujetos a los
criterios que a continuación se exponen (...)”.
Cabe recordar sobre dicha materia, que la decisión de diferir la aplicación
de las nuevas reglas del precedente tuvo como justificación el que hasta ese
momento tanto el Poder Judicial como el Tribunal Constitucional habían de-
clarado en innumerables sentencias que el pase a la situación de retiro por
causal de renovación estaba sujeto a la regla de discrecionalidad.
Como hemos visto, gracias a la técnica del overruling es posible que el
Tribunal Constitucional se aparte de los criterios interpretativos sustentados
en un precedente previo. Aunque, como señala Abad Yupanqui, es necesario
precisar con mayor detalle las razones y criterios que justifican que un prece-
dente se aplique de inmediato o que surta efectos hacia el futuro para garan-
tizar seguridad y predictibilidad jurídicas143.

7. Respecto a las resoluciones de aclaración


La aclaración es un recurso que puede ser presentado luego de emitida
una sentencia del Tribunal Constitucional en cualquier tipo de proceso. La
única finalidad de esta solicitud debe ser que el Colegiado puntualice o acla-
re algún concepto o subsane cualquier error material u omisión en que hubie-
se incurrido la decisión colegiada. Al mismo tiempo, es necesario que la re-
solución de aclaración que se emita sea relevante para lograr los fines que

143 ABAD YUPANQUI, Samuel. “El precedente en el Derecho Procesal Constitucional peruano”. En.
Jus Constitucional. Grijley, Lima, enero de 2008, p. 52.

140
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

persiguen los procesos constitucionales, de lo contrario –aun cuando exista


algún error material o concepto oscuro– el pedido será improcedente.
El Código Procesal Constitucional regula al respecto:
“Artículo 121.- Carácter inimpugnable de las sentencias del Tribunal
Constitucional
Contra las sentencias del Tribunal Constitucional no cabe impugnación
alguna. En el plazo de dos días a contar desde su notificación o publi-
cación tratándose de las resoluciones recaídas en los procesos de
inconstitucionalidad, el Tribunal, de oficio o a instancia de parte, puede
aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material u omisión en
que hubiese incurrido.
Estas resoluciones deben expedirse, sin más trámite, al segundo día de
formulada la petición.
Contra los decretos y autos que dicte el Tribunal, solo procede, en su
caso, el recurso de reposición ante el propio Tribunal. El recurso puede in-
terponerse en el plazo de tres días a contar desde su notificación. Se re-
suelve en los dos días siguientes.
Lo anterior no afecta el derecho a recurrir a los tribunales u organismos
internacionales constituidos según tratados de los que el Perú es parte”.
Entonces, el solicitante solo estará habilitado a presentar el recurso de
aclaración cuando exista algún concepto “oscuro” que requiera precisarse;
pero si lo que se busca es que se modifique el fondo de lo decidido, será de-
clarado improcedente.
Al respecto, el Tribunal Constitucional ha advertido que:
“Que, en efecto, este Tribunal solo puede aclarar sus sentencias cuando
advierta que de su contenido se desprenden dudas o confusiones (obje-
tivas y razonables) que inciden sobre su ejecución o cumplimiento cabal.
Siendo esta la finalidad de la aclaración, en ningún caso es admisible su
utilización con el objeto de modificar o cambiar el sentido de la decisión
emitida, pues ello contravendría no solo el citado primer párrafo del ar-
tículo 121, sino también el inciso 2 del artículo 139 de la Constitución, que
reconoce el principio y el derecho constitucional a la cosa juzgada. Queda
claro, entonces, que solo procederán los pedidos de aclaración que con-
tribuyan al mejor cumplimiento de las sentencias expedidas por este Tri-
bunal.
Que los límites aludidos también se extienden a las peticiones de subsa-
nación de error material y subsanación de omisión” (RTC Exp. N° 03259-
2006-PC/TC).
“Que de la lectura del pedido de aclaración presentado por la Municipa-
lidad (...), este Tribunal es de la consideración que lo realmente preten-
dido por la demandada es la emisión por este Colegiado de un nuevo

141
CÓMO VINCULA EL PRECEDENTE CONSTITUCIONAL VINCULANTE

pronunciamiento en cuanto al fondo del asunto, lo cual es a todas luces


improcedente a tenor del precitado artículo 121 del Código Procesal Cons-
titucional. Sin embargo, a efectos de desvirtuar la errónea interpretación
sustentada por la demandada, este Tribunal considera pertinente hacer al-
gunas precisiones, sin que ello implique de manera alguna un cambio de
criterio o un nuevo pronunciamiento de fondo” (STC Exp. N° 00003-2007-
PCC/TC, aclaración 2).
Ahora bien, de la revisión de la praxis del Alto Colegiado, una solicitud de
aclaración será rechazada en los siguientes supuestos:
- Se pretende la reconsideración o modificación de lo decidido.
- No existe concepto oscuro o dudoso que aclarar.
- Se solicitan instrucciones para que el juez de ejecución de cumplimiento a
la sentencia final, interfiriendo en la independencia de este.
- Se pretende que se absuelvan interrogantes respecto a decisiones que
tienen la autoridad de cosa juzgada.
No obstante todo el sustento teórico que supone la finalidad de la reso-
lución de aclaración, respecto a las sentencias que contienen precedentes
vinculantes es fácil comprobar que, en más de una ocasión, el Tribunal Cons-
titucional ha sido ligero al “aclarar” las reglas del precedente.
En efecto, al resolver el Exp. N° 02791-2005-PA/TC, se “olvidaron” de
declarar el caso como un precedente, cuestión que se “solucionó” con una
resolución emitida de oficio, de manera que, integrándola con la sentencia, se
notifica de estas a los poderes Legislativo y Judicial y del Jurado Nacional de
Elecciones y su contenido se convierte en precedente:
“Se omitió de manera involuntaria señalar que la sentencia de autos, de
acuerdo al artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitu-
cional, tiene efectos jurídicos vinculantes para todos los poderes y orga-
nismos públicos”.
Finalmente, recordemos que en la RTC Exp. N° 03741-2004-AA/TC, de
aclaración, se aumentaron reglas al precedente del caso Salazar Yarlenque:
“Declarar que las reglas sustanciales y procesales precisadas en los con-
siderandos 4, 7 y 8 de la presente resolución [de aclaración], forman parte
integrante del precedente vinculante establecido en el fundamento 50 de
la sentencia constitucional emitida en la presente causa”.

142
5
Cómo vincula la doctrina
jurisprudencial constitucional
1. Regulación

1.1 Regulación normativa


La doctrina jurisprudencial constitucional no está defini-
da o regulada en el Texto Constitucional, aunque se hace
referencia a ella en el artículo VI del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional. En efecto, nuestro Códi-
go Adjetivo ordena que la interpretación y la aplicación de
toda norma debe hacerse en vinculación con los preceptos
y principios constitucionales, con especial cuidado si fue-
ron objeto de pronunciamiento del Tribunal Constitucional
en sus resoluciones. Así, en una interpretación que no ha
causado oposición en la doctrina nacional, se señala que la
base normativa o sustento para la existencia de la doctrina
jurisprudencial constitucional y su efecto vinculante se en-
cuentra en la mencionada disposición legal:
Código Procesal Constitucional
Título Preliminar
“Artículo Vl.- Control difuso e interpretación consti-
tucional
Cuando exista incompatibilidad entre una norma cons-
titucional y otra de inferior jerarquía, el juez debe pre-
ferir la primera, siempre que ello sea relevante para
resolver la controversia y no sea posible obtener una
interpretación conforme a la Constitución.
Los jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya
constitucionalidad haya sido confirmada en un proceso
de inconstitucionalidad o en un proceso de acción po-
pular.
Los jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma
con rango de ley y los reglamentos según los preceptos

143
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos


que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional” (el
resaltado es nuestro).

1.2 Regulación en la jurisprudencia


De la disposición normativa glosada supra, no podemos afirmar que sea
evidente que el legislador pretendió crear la figura de la “doctrina jurispruden-
cial constitucional”, menos aun con la fuerza vinculante que tiene hoy, sino
que –como veremos en este punto– ha sido la labor hermenéutica del Tribu-
nal Constitucional la que ha delimitado este concepto. A tales efectos es im-
portante anotar algunas de sus sentencias donde se la define:
En un inicio, el Alto Colegiado señaló que:
“La jurisprudencia constituye, por lo tanto, la doctrina que desarrolla el Tri-
bunal en los distintos ámbitos del Derecho, a consecuencia de su labor
frente a cada caso que va resolviendo” (STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC,
f. j. 42, caso Salazar Yarlenque).
Luego, en esa tarea, ha señalado que la doctrina jurisprudencial constitu-
cional está compuesta por:
“Por doctrina constitucional debe entenderse en este punto:
a) Las interpretaciones de la Constitución realizadas por este Colegiado, en
el marco de su actuación a través de los procesos, sea de control norma-
tivo o de tutela de los derechos fundamentales.
b) Las interpretaciones constitucionales de la ley, realizadas en el marco de
su labor de control de constitucionalidad. En este caso, conforme lo esta-
blece el artículo VI del Título preliminar del Código Procesal Constitucio-
nal, una ley cuya constitucionalidad ha sido confirmada por el Tribunal, no
puede ser inaplicada por los jueces en ejercicio del control difuso, a me-
nos, claro está, que el Tribunal solo se haya pronunciado por su constitu-
cionalidad formal.
c) Las proscripciones interpretativas, esto es las “anulaciones” de determi-
nado sentido interpretativo de la ley realizadas en aplicación del principio
de interpretación conforme a la Constitución. Se trata en este supuesto de
las sentencias interpretativas, es decir las que establecen que determina-
do sentido interpretativo de una disposición legislativa resulta contrario a
la Constitución, por lo que no debe ser usado por los jueces en el ejerci-
cio de la función jurisdiccional que les corresponde” (STC Exp. N° 04853-
2004-PA/TC, f. j. 15).
2. Concepto de doctrina jurisprudencial constitucional
La doctrina constitucional o jurisprudencial puede ser definida como la in-
terpretación de los preceptos y principios constitucional que resulte de las

144
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos;


si bien esta descripción, o el grado de vinculatoriedad de la doctrina jurispru-
dencial no se encuentra en el texto expreso de la Constitución ni el Código
Procesal Constitucional, en este último cuerpo normativo sí está contempla-
da su existencia en el artículo VI de su Título Preliminar. Asimismo, en su pra-
xis, el Tribunal Constitucional ha señalado que la doctrina constitucional debe
ser observada, respetada y aplicada de manera inmediata por todos los jue-
ces de la República.
Al revisar literatura nacional sobre este tema, veremos que el nomen iu-
ris de este instituto puede variar, lo importante es saber que nos estamos re-
firiendo a él. Así, se le suele denominar jurisprudencia vinculante (distinta del
precedente constitucional vinculante), jurisprudencia constitucional, doctrina
constitucional o doctrina jurisprudencial. En este capítulo la denominaremos
“doctrina jurisprudencial constitucional” para tratar de abordar todos los ámbi-
tos conceptuales que implica, aunque en este punto debemos precisar que si
bien es posible que se cree en todo tipo de procesos, por ejemplo, en el con-
texto de una sentencia de inconstitucionalidad, para descripciones específi-
cas de este proceso y la vinculatoriedad de sus sentencias, debemos recurrir
al capítulo correspondiente en esta misma guía.
En efecto, es importante distinguir el precedente constitucional vinculante
(artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional) de la
doctrina jurisprudencial. Esta constituye la interpretación de la Constitución
del Tribunal Constitucional, por lo que son consideradas por este como fuen-
te de Derecho y vinculante para todos los poderes del Estado. No nos con-
fundamos, en términos coloquiales, consideremos doctrina jurisprudencial a
aquellas decisiones que no son precedentes vinculantes (esto por la simple
razón que estos tienen una regulación distinta y expresa en el Código Adje-
tivo), ahora bien, no se trata de cualquier decisión o sentencia, sino que es
más bien, “repetición de criterios normativos contenidos en sus sentencias, lo
que debe ser observado por jueces y tribunales”144.
Todas las sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional, al ser la in-
terpretación de la Constitución del más Alto Colegiado de la jurisdicción cons-
titucional, son fuente de Derecho y vinculan a todos los poderes del Estado.
Ahora bien, conforme hemos señalado, siguiendo al artículo VI del Código
Procesal Constitucional, los jueces interpretan y aplican las leyes y reglamen-
tos conforme a las disposiciones de la Constitución y a la interpretación que
de ellas realice el Tribunal Constitucional en su jurisprudencia; en ese senti-
do, la jurisprudencia constitucional “es la doctrina que desarrolla el Tribunal

144 Así opina RODRÍGUEZ SANTANDER, Roger. “El precedente constitucional en el Perú: entre el
poder de la historia y la razón de los derechos”. En: Estudios al precedente constitucional. Ed-
gar Carpio y Pedro Grández (coordinadores). Palestra, Lima, 2007, p. 58; y, ABAD YUPANQUI,
Samuel. Jus Constitucional. Nº 1, Grijley, Lima, enero de 2008, p. 47.

145
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

Constitucional en los distintos ámbitos del Derecho, a consecuencia de su la-


bor frente a cada caso que va resolviendo”145.

3. Parámetros para la emisión de la jurisprudencia constitucional

3.1. Tipos de procesos donde se emite la doctrina jurisprudencial

La llamada jurisprudencia constitucional es emitida en todos los tipos de


procesos conocidos por el Tribunal Constitucional.Es consecuencia de la la-
bor argumentativa de ese Colegiado en los distintos ámbitos del Derecho, el
fundamento de ello radica en que se trata de las interpretaciones del máxi-
mo tribunal de justicia constitucional del país, por lo que se estatuyen como
fuente de Derecho.
Entonces, podemos extraer criterios de doctrina jurisprudencial constitu-
cional en los procesos de la libertad (amparo, hábeas corpus, hábeas data y
cumplimiento)146 y los procesos constitucionales orgánicos (inconstitucionali-
dad y competencial) resueltos por el Tribunal Constitucional, ya sea como úl-
tima instancia o como instancia única, respectivamente.
Al respecto, en el fundamento jurídico 15 de la STC Exp. N° 04853-2004-
AA/TC, f. j. 15147, se indicó que la doctrina jurisprudencial se encuentra en las
interpretaciones de la Constitución y la ley realizadas por el Tribunal Constitu-
cional. Asimismo, es doctrina constitucional no solo las afirmaciones del Alto
Colegiado sobre cuál es el sentido interpretativo de una norma (cuando se de-
clara constitucional una sola manera de interpretar una norma), sino también
las proscripciones interpretativas, esto es, las “anulaciones” de determinado
sentido interpretativo de la norma realizadas en aplicación del principio de in-
terpretación conforme a la Constitución. De este modo, si una norma puede
ser interpretada en los sentidos A y B, pero el Tribunal Constitucional sostiene
que el supuesto A resulta contrario a la Constitución, este no debe ser usado
por los jueces en el ejercicio de la función jurisdiccional.

145 STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC, f. j. 42.


146 Evitando entrar en debate al respecto, y siguiendo al Tribunal Constitucional, diremos que el pro-
ceso de cumplimiento, conforme a los artículos 3, 43 y 45 de la Constitución, reconoce la confi-
guración del derecho constitucional innominado a asegurar y exigir la eficacia de las normas le-
gales y de los actos administrativos (STC Exp. N°00168-2005-PC/TC, f. j. 9). Partiendo de este
supuesto, debemos considerar que el acto lesivo a este derecho proviene de la renuencia de la
Administración de acatar un mandato originado en una norma legal o un acto administrativo, pues
rehúye de su obligación de servir al interés público, finalidad del Estado basada en la delegación
de poder y el mandato de la ciudadanía. Incluso, este proceso sería útil para la protección indi-
recta de otros derechos distintos al mencionado como –por ejemplo– el derecho a la salud (STC
Exp. N° 07435-2006-PC/TC, caso anticonceptivo oral de emergencia-AOE). Para una mejor y
amplia referencia sobre el tema recomendamos revisar: SOSA SACIO, Juan Manuel. “El proceso
de cumplimiento”. En: Estudios y jurisprudencia del Código Procesal Constitucional. Gaceta Jurí-
dica, Lima, enero, 2009, p. 256.
147 Publicada en la página web del Tribunal Constitucional el 22 de mayo 2007, caso Dirección Re-
gional de Pesquería de La Libertad.

146
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

3.2. Diferenciando la doctrina jurisprudencial del precedente cons-


titucional vinculante

Si queremos distinguir a la doctrina constitucional de las sentencias resul-


tado de la aplicación de la técnica del precedente debemos mencionar que si
bien ambas “tienen en común la característica de su efecto vinculante, en el
sentido de que ninguna autoridad, funcionario o particular puede resistirse a
su cumplimiento obligatorio, el Tribunal, a través del precedente constitucio-
nal, ejerce un poder normativo general, extrayendo una norma a partir de un
caso concreto”148.
El Tribunal Constitucional ha sabido delimitar las similitudes entre la doctri-
na jurisprudencial y el precedente constitucional vinculante, dejando en claro
que ambas son de obligatorio cumplimiento, en tanto son fuente de Derecho,
vinculando a todos los poderes del Estado; y, de otro lado, ha diferenciado
claramente sus particularidades, señalando que el grado de vinculatoriedad
que apareja el precedente frente a la doctrina, es mayor, toda vez que este
tiene un estatus de norma, en tanto se puede extraer una regla exacta que
debe ser cumplida por todos y cuyo detalle hemos revisado en el capítulo an-
terior. En cambio, la doctrina jurisprudencial, trae consigo criterios de inter-
pretación o de descarte de sentidos interpretativos y que deben ser tomados
en cuenta por los operadores jurídicos. Es decir, sin quitarle relevancia, se
trata de una diferencia de grado entre instituciones autónomas con particula-
ridades propias.
De esa manera, se afirma que la doctrina se va desarrollando cuando el
Tribunal Constitucional va resolviendo los casos y, a su vez, (o como conse-
cuencia de esto) que el precedente es el resultado de la evolución favorable
de la doctrina jurisprudencial respecto a un determinado ámbito del Derecho.
En palabras del Alto Colegiado, se ha indicado expresamente que:
“[E]n la STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC este Colegiado ha estableci-
do las diferencias entre la llamada jurisprudencia constitucional, presen-
te desde la anterior legislación sobre procesos constitucionales, y el pre-
cedente vinculante, de reciente incorporación en el ordenamiento jurídico
nacional a partir de la entrada en vigencia del Código Procesal Constitu-
cional. Así, las sentencias del Tribunal Constitucional, dado que constitu-
yen la interpretación de la Constitución del Máximo Tribunal jurisdiccional
del país, se estatuyen como fuente de Derecho y vinculan a todos los po-
deres del Estado. En efecto, conforme lo establece el artículo VI del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, y la Primera Disposición
General de la Ley N° 28301, [Ley] Orgánica de este Tribunal, los jueces
y tribunales interpretan y aplican las leyes y reglamentos conforme a las

148 STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC, f. j. 43.

147
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

disposiciones de la Constitución y a la interpretación que de ellas reali-


ce el Tribunal Constitucional a través de su jurisprudencia en todo tipo de
procesos. La jurisprudencia constituye, por lo tanto, la doctrina que de-
sarrolla el Tribunal en los distintos ámbitos del derecho, a consecuencia
de su labor frente a cada caso que va resolviendo” (STC Exp. N° 01333-
2006-PA/TC).
“La incorporación del precedente constitucional vinculante, en los térmi-
nos en que precisa el Código Procesal Constitucional, genera por otro
lado, la necesidad de distinguirlo de la jurisprudencia que emite este Tribu-
nal. Las sentencias del Tribunal Constitucional, dado que constituyen la in-
terpretación de la Constitución del Máximo Tribunal jurisdiccional del país,
se estatuyen como fuente de Derecho y vinculan a todos los poderes del
Estado. (...) La jurisprudencia constituye, por lo tanto, la doctrina que de-
sarrolla el Tribunal en los distintos ámbitos del derecho, a consecuencia
de su labor frente a cada caso que va resolviendo.
Por otro lado, con objeto de conferir mayor predecibilidad a la justicia cons-
titucional, el legislador del Código Procesal Constitucional también ha in-
troducido la técnica del precedente, en su artículo VII del título preliminar,
al establecer que: “Las sentencias del Tribunal Constitucional que adquie-
ren la autoridad de cosa juzgada constituyen precedente vinculante cuan-
do así lo exprese la sentencia, precisando el extremo de su efecto norma-
tivo (...)”. De este modo, si bien tanto la jurisprudencia como el precedente
constitucional tienen en común la característica de su efecto vinculante,
en el sentido de que ninguna autoridad, funcionario o particular puede re-
sistirse a su cumplimiento obligatorio, el Tribunal, a través del precedente
constitucional, ejerce un poder normativo general, extrayendo una norma
a partir de un caso concreto” (STC Exp. N° 03741-2004-AA/TC).
“El precedente, en estos supuestos, solo aparecerá como resultado de la
evolución favorable de la doctrina jurisprudencial del Tribunal en determi-
nado sentido. Esto último supone que el Tribunal debe abstenerse de in-
tervenir fijando precedentes sobre temas que son más bien polémicos y
donde las posiciones valorativas pueden dividir a la opinión pública. Esto
implica, por otro lado, una práctica prudente que permite al Tribunal lograr
el mayor consenso posible en el uso de esta nueva herramienta, lo cual le
permitirá una verdadera potestad normativa, como ya se ha dicho” (STC
Exp. N° 03741-2004-AA/TC).

3.3. Número de sentencias necesarias para que exista una doctrina


jurisprudencial

Respecto a la pregunta de cuántas sentencias forman una doctrina o crite-


rio del Tribunal Constitucional, debemos señalar que no hay la necesidad de
repetición de criterios normativos en todos los casos, pues si bien es cierto

148
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

que doctrina se va “desarrollando” cuando el Colegiado va resolviendo los ca-


sos, también es posible que una sola sentencia se convierta en doctrina juris-
prudencial vinculante para todos.
Es decir, para que el Tribunal Constitucional cree doctrina jurisprudencial
constitucional se necesita, por lo menos, una sentencia donde argumente el
criterio que el Colegio postule una determinada posición. Claro está, que mu-
chas veces se trata de jurisprudencia reiterada debido a la gran cantidad de
casos similares; cuando ello ocurre, al resolver, el Alto Tribunal solo se limita-
rá a referirse a sus interpretaciones realizadas con anterioridad, como ocurrió
en el siguiente caso ventilado en el Exp. N° 04071-2010-PA/TC, sobre viola-
ción de derechos constitucionales en el marco de un proceso judicial:
“[C]abe recordar que este Colegiado en reiterada jurisprudencia ha deja-
do establecido que los procesos constitucionales no pueden articularse
para reexaminar los hechos o la valoración de medios probatorios ofreci-
dos y que ya han sido previamente compulsados por las instancias judicia-
les competentes para tal materia, a menos, claro está, que de dichas ac-
tuaciones se ponga en evidencia la violación manifiesta de algún derecho
fundamental (Cfr. RTC Exp. N° 02585-2009-PA/TC fundamento 3), situa-
ción que no ha acontecido en el caso materia de análisis; máxime cuando
de fojas 31 a 33, se aprecia que el órgano judicial, al momento de senten-
ciar, merituó debidamente las pruebas ofrecidas, dilucidando la contro-
versia planteada. Por lo tanto, corresponde ratificar lo establecido por este
Tribunal en el sentido de que no corresponde a la jurisdicción constitu-
cional efectuar una nueva valoración de las pruebas y que, cual si fuera
tercera instancia, proceda a valorar su significado y trascendencia, pues
obrar de ese modo significa sustituir a los órganos jurisdiccionales ordina-
rios (Cfr. STC Exp. N° 00728-2008-PHC/TC, fundamento 38)” (el resalta-
do es nuestro).
4. Efecto vinculante de la doctrina jurisprudencial constitucional
Desde nuestras clases universitarias se afirmaba que el concepto de juris-
prudencia, como fuente del Derecho, está vinculado con la doctrina estable-
cida de modo reiterado por los tribunales al interpretar y aplicar las leyes, las
costumbres y los principios generales del Derecho sobre un mismo asunto de
relevancia jurídica. De ese modo, vemos cómose reconoce a la jurispruden-
cia obligatoria como fuente vinculante del Derecho149.
No obstante, antes del protagonismo del Tribunal Constitucional creado
por la actual Constitución, era común que el efecto vinculante de una senten-
cia se entendiera solo respecto a los “efectos directos” que esta tiene, esto

149 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Introducción al Derecho. Teoría General del Derecho. Palestra,
Lima, 1999, pp. 502 y 526.

149
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

es, para las partes del proceso donde se emitió (y los terceros con interés en
lo resuelto), por lo que la Administración debía facilitar (actuación activa) y
nunca obstruir su cumplimiento. En ese sentido fue redactada la Ley Orgáni-
ca del Poder Judicial150, de manera que toda persona está obligada a acatar
y dar cumplimiento a las decisiones judiciales.
En los puntos que siguen también daremos cuenta de los efectos indirec-
tos de las sentencias dictadas por el Tribunal Constitucional más allá de la
evidente obligatoriedad para las partes del proceso, esto es, la vinculatorie-
dad para todos los jueces de la república, para la Administración Pública y
para los particulares dentro de sus relaciones jurídicamente relevantes. En
ese sentido, dada la importancia que ha adquirido la doctrina del Tribunal
Constitucional, es innegable que todo operador del Derecho no puede condu-
cirse en su accionar sin conocer o saber qué parte del largo texto de una sen-
tencia emitida por el Alto Colegiado lo obliga y cómo.

4.1. ¿Qué parte es vinculante?

A diferencia de lo que sucede con el precedente vinculante (donde por


mandato normativo –artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional– este adquiere tal calidad porque así lo señala la sentencia,
debiendo el Tribunal Constitucional establecer claramente los alcances de la
decisión y con ello sus efectos normativos), para saber qué es lo vinculante
en la jurisprudencia constitucional en algunos casos será necesario distinguir
entre obiter dicta y ratio decidendi, pues –por el contenido– no toda la senten-
cia vincula, solo la ratio decidendi.
En algunas ocasiones, los criterios interpretativos que el Tribunal Constitu-
cional desarrolla en su jurisprudencia resultan fáciles de entender de la sim-
ple lectura de la sentencia que contiene la doctrina constitucional, por lo que
en esos casos no sería necesario diferenciar obiter dicta de ratio decidendi
en el texto de la decisión jurisdiccional, pues los criterios para aplicar en ca-
sos futuros resultan evidentes. Ahora bien, para los otros casos, debemos

150 Ley Orgánica del Poder Judicial


“Artículo 4.- Carácter vinculante de las decisiones judiciales. Principios de la administra-
ción de justicia.
Toda persona y autoridad está obligada a acatar y dar cumplimiento a las decisiones judiciales o
de índole administrativa, emanadas de autoridad judicial competente, en sus propios términos,
sin poder calificar su contenido o sus fundamentos, restringir sus efectos o interpretar sus alcan-
ces, bajo la responsabilidad civil, penal o administrativa que la ley señala.
Ninguna autoridad, cualquiera sea su rango o denominación, fuera de la organización jerárquica
del Poder Judicial, puede avocarse al conocimiento de causas pendientes ante el órgano jurisdic-
cional. No se puede dejar sin efecto resoluciones judiciales con autoridad de cosa juzgada, ni mo-
dificar su contenido, ni retardar su ejecución, ni cortar procedimientos en trámite, bajo la respon-
sabilidad política, administrativa, civil y penal que la ley determine en cada caso.
Esta disposición no afecta el derecho de gracia”.

150
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

distinguir esta terminología, que nos permitirá saber qué parte de la jurispru-
dencia del Tribunal Constitucional es vinculante.
Al respecto, son menos los casos en los que el Tribunal Constitucional ha
ayudado en esta tarea de identificar lo vinculante de sus sentencias y ha se-
ñalado expresamente que determinada decisión debe ser seguida por los
jueces, tribunales, autoridades o abogados. Así, en el fallo de la STC Exp.
N° 00252-2009-PA/TC se anotó expresamente, luego de analizar en los con-
siderandos sobre el plazo de prescripción del amparo contra resoluciones ju-
diciales151:
“2. Declarar que los fundamentos 8 a 17 de la presente sentencia consti-
tuyen doctrina constitucional vinculante obligatoria para todos los jueces y
tribunales del país”.
Asimismo, en la STC Exp. N° 05561-2007-PA/TC, se establecieron pautas
respecto a la innecesaria interposición de recursos y excepciones que solo
sobrecargan las labores de la Administración de Justicia en los casos donde
la Oficina de Normalización Previsional (ONP) es demandada. En efecto, se
irradiaron los efectos de la sentencia más allá de las partes procesales al or-
denar a esta institución que se desista de toda demanda constitucional que
tuviera en curso y en el que la única pretensión esté referida a la misma ma-
teria que analizó en aquella ocasión:
“ORDENA a las instancias judiciales que tienen en curso procesos en los
que la pretensión esté referida al pago de intereses o devengados como
consecuencia de la actuación renuente y unilateral de la ONP, apliquen
los criterios jurisprudenciales de este Colegiado, dando por concluidos los
procesos judiciales relacionados a reclamos de los pensionistas e impo-
niendo las medidas disciplinarias a que hubiera lugar a los abogados pa-
trocinantes.
ORDENA a la ONP para que en los próximos 3 días posteriores a la publi-
cación de la presente sentencia, se allane o se desista de toda deman-
da constitucional que tuviera en curso y en el que la única pretensión esté
referida a la misma materia de la presente demanda, bajo apercibimiento
para el titular del pliego de incidir en desacato a la autoridad judicial.
(...)
DISPONER que la Defensoría del Pueblo, en el marco de sus competen-
cias constitucionales, se encargue del seguimiento respecto del cumpli-
miento de la presente sentencia, informando al Colegiado en el término
de 90 días y emitiendo, si así lo considerara pertinente, un Informe al res-
pecto.

151 En ese proceso se determinó, con efectos generales, que el plazo de prescripción del amparo
contra resoluciones judiciales deberá contabilizarse desde el día siguiente de la fecha de notifica-
ción de la resolución firme que se considera lesiva y concluirá inevitablemente treinta días hábi-
les después de la notificación de la resolución que ordena el cúmplase con lo decidido.

151
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

DISPONER la notificación de la presente sentencia, a través de la Secre-


taría General de este Colegiado, a todas las instancias involucradas o re-
feridas en el fallo para los fines pertinentes”.
Como vemos, en ocasiones podemos encontrar el criterio vinculante ex-
presamente detallado en el fallo. No obstante, en ocasiones, para saber qué
parte vincula, deberán identificarse los fundamentos relevantes que han in-
cidido en la solución del conflicto de derechos (ratio decidendi). A este punto
nos referimos a continuación.

4.1.1. Las partes de la sentencia


De cotidiano, para identificar las partes que contiene una sentencia, recu-
rrimos al artículo 122 del Código Procesal Civil, de allí sabemos que la sen-
tencia debe contener tres partes: expositiva, considerativa y resolutiva.
En la parte expositiva, se narran los hechos que provocaron el caso de
manera sucinta. La parte considerativa, atiende al derecho a la motivación
de las resoluciones judiciales, allí el juez expondrá los argumentos que utilizó
para resolver el conflicto. Finalmente, la parte resolutiva de una sentencia es
la decisión final del juzgador y es conocido comúnmente como fallo.
No obstante, además de conocer lo mencionado, para saber qué vincula
en una sentencia, se requiere contar con una estructura más refinada que el
mero recuento del esquema en que es presentada una resolución jurisdiccio-
nal de este tipo. En ese camino, es conveniente considerar, más allá de las
partes de la estructura del documento –que es la sentencia–, es decir, acudir
a los argumentos que la conforman.
Así, tenemos que en toda sentencia existen (o deben existir) argumentos
que son ratio decidendi, otros son obiter dicta, y finalmente, está el decisum,
como detallaremos a continuación.
a. Ratio decidendi, holding o razón suficiente
En una sentencia dentro los fundamentos que la motivan hay que ubicar
la denominada ratio decidendi o “hilo lógico” del razonamiento de los jueces.
Son denominadas razones decisivas o razón general que constituyen la base
necesaria de la decisión judicial específica152.
La ratio decidendi es la parte de la sentencia que tiene fuerza vinculante
general, pues es el principio de Derecho y el hecho relevante considerado por
el juez. Ante la dificultad de identificarla se sugiere recurrir al método históri-
co al que nos referiremos más adelante.

152 En ese sentido se ha argumentado en la STC Exp. N° 04119-2005-PA/TC y reiterado en la STC


Exp. N° 00006-2006-PC/TC.

152
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Entonces, “tendrían fuerza vinculante los conceptos consignados en la


parte motiva que guarden una relación estrecha, directa e inescindible con
la parte resolutiva; en otras palabras, aquella parte de la argumentación que
se considere absolutamente básica, necesaria e indispensable para servir de
soporte directo a la parte resolutiva de las sentencias y que incida directa-
mente en ella”153.
b. Obiter dicta, obiter dictum o razón subsidiaria
En los sistemas del Common Law se denominan dictum a las razones
subsidiarias, en la práctica del Tribunal Constitucional se han calificado como
“argumentos a mayor abundamiento”154.
Cuando hablamos de razones subsidiarias para resolver un caso, nos refe-
rimos a las consideraciones tangenciales o de aggiornamento, estas no vincu-
lan, sino que sirven para fortalecer el proceso argumentativo del juez expues-
to en el holding (en la ratio decidendi o parte vinculante de la sentencia)155.
Entonces, obiter dicta son aquellos argumentos “dichos de paso”. Se pue-
de afirmar que no tienen poder vinculante, pero al mismo tiempo que tienen
un alto poder persuasivo, aunque ello dependerá del prestigio de la autoridad
y de la jerarquía del tribunal que lo emite. Son utilizados como un criterio au-
xiliar de interpretación.
Es importante tener presente que “un criterio válido para distinguir entre
los argumentos que constituyen obiter dicta y ratio decidendi es verificar si, al
omitirse determinados argumentos, se altera la coherencia interna de la sen-
tencia y, por ende, inclusive el sentido del decisum. Si ello sucede, los argu-
mentos omitidos son ratio decidendi. Por el contrario, si la omisión no afecta
a la sentencia en su fortaleza argumentativa y, pese a la omisión de algunos
argumentos el fallo permanece inalterable, estaremos ante argumentos de
carácter obiter dicta”156.
Un ejemplo real en el que podemos distinguir entre ratio decidendi (fuerza
vinculante) y obiter dicta (fuerza persuasiva), lo podemos encontrar en la de-
terminación de la naturaleza del proceso de cumplimiento. En efecto, como
se sabe, el Tribunal Constitucional al expedir la STC Exp. N° 00168-2005-PC/
TC (caso Villanueva Valverde) dictó un precedente constitucional vinculante

153 Siguiendo a la Corte Constitucional de Colombia en la Sentencia C-037 de 1996.


154 Así, en la resolución de aclaración de la sentencia sobre la Ley del Tabaco se señaló que “las refe-
rencias al Informe del O’Neill InstituteforNational and Global HealthLaw, de la Escuela de Derecho
de Georgetown, CampaignforTobacco Free Kids y Alianza para el Convenio Marco, constituyen
tan solo obiter dicta, es decir, en este caso, argumentos a mayor abundamiento” (Exp. N° 00032-
2010-PI/TC).
155 STC Exp. N° 04119-2005-PA/TC.
156 STC Exp. N° 03908-2007-PA/TC, voto singular de los magistrados Landa Arroyo y Beaumont
Callirgos, f. j. 3.

153
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

sobre las reglas para la procedencia de una demanda de cumplimiento de la


jurisdicción constitucional.
En efecto, en el fallo se detalló lo siguiente:
“Declarar que los criterios de procedibilidad de las demandas de cumpli-
miento, previstos en los fundamentos 14, 15 y 16, supra, constituyen pre-
cedente vinculante inmediato, de conformidad con el artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional; motivo por el cual, a par-
tir del día siguiente de la publicación de la presente sentencia en el diario
oficial El Peruano, toda demanda de cumplimiento que sea presentada o
que se encuentre en trámite y que no cumpla con tales condiciones, debe
ser declarada improcedente.
Declarar que las reglas procesales de aplicación a las demandas de cum-
plimiento que a la fecha de publicación de esta sentencia se encuentren
en trámite, serán las previstas en los fundamentos 53 a 58 y 60 del caso
Manuel Anicama Hernández (Exp. N° 01417-2005-AA/TC), de modo que
serán vinculantes tanto para los jueces que conocen los procesos de cum-
plimiento, como para los jueces que resulten competentes para conocer
las demandas contencioso administrativas, en la vía del proceso sumarí-
simo a que se refiere el artículo 24, inciso 2 de la Ley N° 27584”.
Así, es claro que la ratio decidendi de la sentencia se encuentra en sus
fundamentos 14, 15 y 16. No obstante, en esa misma decisión, el Tribunal
Constitucional, emitió y definió un tema en materia de Derecho, respecto a
la naturaleza del proceso de cumplimiento como un “proceso constitucional”,
superando así las posiciones de la doctrina nacional que señalan que se tra-
ta de un proceso constitucionalizado.
En efecto, el proceso de cumplimiento ha sido reconocido como uno de
tipo “constitucional” tanto en la Constitución como en la tarea del calificado in-
térprete de esta en la STC Exp. N° 00168-2005-PC/TC. Así, tenemos que el
artículo 200.6 de la norma normarum establece al proceso de cumplimiento
como una garantía constitucional con presencia autónoma respecto a otros
procesos constitucionales. En su momento, para explicar la naturaleza cons-
titucional del proceso de cumplimiento, la referida sentencia señaló que “la
Constitución es un ordenamiento que posee fuerza normativa y vinculante;
por ende, la materia constitucional será toda la contenida en ella, y ‘lo consti-
tucional’ derivará de su incorporación en la Constitución. [C]onsiguientemen-
te, el Código Procesal Constitucional acatando el mandato constitucional, re-
conoce al proceso de cumplimiento su carácter de proceso constitucional”.
Así, respecto a identificar las partes de la sentencia, vemos que en aque-
lla ocasión el Alto Colegiado, argumentó por reconocerla naturaleza constitu-
cional del proceso de cumplimiento en esta sentencia, pero ello no es esen-
cial en la decisión final. En ese sentido,tales argumentos constituyen obiter
dicta en la sentencia, es decir, si bien deben tenerse en cuenta, forman parte

154
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

de la parte considerativa de la mencionada sentencia (ff.jj. 3 y 4) sin la vincu-


lación categórica de la ratio decidendi (binding authority).
Finalmente, tenemos que obiter dicta, obiter dictum o razón subsidiaria
son las opiniones incidentales del juez, es decir, las que pronuncia al argu-
mentar en el texto de la sentencia. En el ejemplo propuesto, se trata de la po-
sición del Tribunal Constitucional de que la naturaleza del proceso de cum-
plimiento es ser un proceso constitucional, no obstante, ello carecería del
mismo poder vinculante que tienen, por ejemplo, los fundamentos que cimen-
taron las reglas de admisibilidad de la demanda en este tipo de procesos en
el caso Villanueva Valverde y que constituyen precedente vinculante de obli-
gatorio cumplimiento.
c. Decisum
El fallo, decisión o decisum es la resolución concreta del caso sometido al
conocimiento del juez. Así, por ejemplo, si nos encontramos en un proceso
de inconstitucionalidad el decisum será la determinación de si la norma (par-
te de esta, o un determinado sentido interpretativo) debe salir o no del orde-
namiento jurídico; o, si es un proceso de amparo, será la orden de retrotraer
los hechos hasta antes de la comisión del acto lesivo. El decisum tiene fuer-
za vinculante para las partes procesales, y de ser el caso, para todos los ope-
radores jurídicos.
Respecto a la orden o regla que contiene el decisum, al resolver el Exp.
N° 03149-2004-AC/TC, proceso de cumplimiento referido a la ejecución de
una resolución administrativa que ordenaba el pago por concepto de luto y
sepelio a favor de una docente conforme a la Ley del Profesorado, el Alto Co-
legiado en su fallo determinó lo siguiente:
1. “Declarar FUNDADA la demanda de autos.
2. Ordenar a las autoridades directamente emplazadas, en este caso el Di-
rector de la Unidad de Gestión Educativa-Jaén y a quien aparece indirec-
tamente emplazado, el Gerente Regional de Planeamiento, Presupuesto
y Acondicionamiento Territorial del Gobierno Regional de Cajamarca, dar
inmediato cumplimiento y en sus propios términos a la resolución materia
de la presente demanda.
3. Establecer que los hechos que motivaron el presente caso, al haberse
acreditado que forman parte de una práctica de renuencia sistemática y
reiterada, constituyen situaciones o comportamientos contrarios con la
Constitución que deben ser erradicados.
4. Notificar la presente sentencia a través de la Secretaría General de este
Colegiado, al Ministro de Economía y Finanzas y al Ministro de Educación,
a efectos de que tomen las medidas correctivas en el más breve plazo po-
sible respecto de las prácticas contrarias a la Constitución establecidas en
la presente sentencia.

155
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

5. Ordenar al Ministerio de Educación que en el plazo de 10 días de notifi-


cada esta sentencia, informe a este Tribunal sobre las acciones tomadas
respecto de las responsabilidades de los funcionarios involucrados en las
prácticas aludidas.
6. Ordenar el pago de costos e intereses legales en ejecución de sentencia,
conforme al fundamento 17, supra”.

4.1.2. Las partes de la sentencia constitucional


Si bien es cierto que la identificación de la ratio decidendi y los obiter dic-
ta nos ayudarán a saber qué parte es vinculante de una sentencia constitu-
cional, en tanto sabemos que la “razón decisiva” es la que trae el mandato
del juzgador; debemos mencionar que el Tribunal Constitucional ha enuncia-
do que, además de lo visto, la estructura interna de sus decisiones, en gene-
ral, se compone de los siguientes elementos:
- La razón declarativa-axiológica.
- La razón suficiente, ratio decidendi o parte vinculante.
- La razón subsidiaria, accidental, tangencial u obiter dicta.
- La invocación preceptiva
- La decisión o fallo constitucional (decisum).
Los reseñaremos a continuación tomando en cuenta las consideraciones
expuestas en la STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC:
a. La razón declarativa-axiológica:
Se trata del sustento axiológico. La axiología explica los valores y su esen-
cia, en este caso se trata de la deliberación respecto a los valores y principios
de las disposiciones constitucionales. Los argumentos que configuran la ra-
zón declarativa o axiológica justifican valorativamente la posición que el Tri-
bunal Constitucional asume en una sentencia.
Al respecto ha expresado el Alto Colegiado:
“La razón declarativa-axiológica: es aquella parte de la sentencia consti-
tucional que ofrece reflexiones referidas a los valores y principios políticos
contenidos en las normas declarativas y teleológicas insertas en la Cons-
titución.
En ese sentido, implica el conjunto de juicios de valor concomitantes a
la interpretación y aplicación de las normas técnicas y prescriptivas de
la Constitución, que permiten justificar una determinada opción escogida
(sic) por el Colegiado. Ello a efectos de consolidar la ideología, la doctrina
y hasta el programa político establecido en el texto supra”.

156
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

b. La razón suficiente, ratio decidendi o parte vinculante


Identificamos la razón suficiente o ratio decidendi con los argumentos que
son el sustento directo de la decisión contenida en la sentencia (the reason
for deciding). Es decir, de todas las proposiciones enunciadas por el Colegia-
do, para reconocer la razón suficiente (parte vinculante), nos interesan solo
las que tengan indicencia en la decisión o fallo conclusivo del caso, forman-
do así la ratio decidendi.
En el sentido, se ha señalado que:
“La razón suficiente: expone una formulación general del principio o regla
jurídica que se constituye en la base de la decisión específica, precisa o
precisable, que adopta el Tribunal Constitucional.
En efecto, esta se constituye en aquella consideración determinante que
el Tribunal Constitucional ofrece para decidir estimativa o desestimativa-
mente una causa de naturaleza constitucional; vale decir, es la regla o
principio que el Colegiado establece y precisa como indispensable y, por
ende, como justificante para resolver la litis.
Se trata, en consecuencia, del fundamento directo de la decisión; que, por
tal, eventualmente puede manifestar la basa, base o puntal de un prece-
dente vinculante.
La razón suficiente (la regla o principio recogida como fundamento) puede
encontrarse expresamente formulada en la sentencia o puede ser inferida por
la vía del análisis de la decisión adoptada, las situaciones fácticas y el conte-
nido de las consideraciones argumentativas”.
c. La razón subsidiaria o accidental, obiter dictum o razones tangen-
ciales
Obiter dicta es lo opuesto a ratio decidenci, pues mientras este es lo prin-
cipal, lo básico, lo fundamental, aquello es lo secundario, lo accesorio, lo tan-
gencial. Se dice que es lo “dicho de paso” (by the way, in passing, incidenta-
lly), pues no es determinante para la decisión final. Ello se demuestra cuando
se propone reconocerlo cuando al omitirlo no se altera la coherencia de la
sentencia y, por ende, inclusive el sentido del decisum. El fallo permanece in-
alterable157.
La razón subsidiaria dicha por el Tribunal Constitucional si bien no tiene
poder vinculante, sí posee un alto poder persuasivo, aunque ello siempre de-
pende del prestigio de la autoridad y de la jerarquía del tribunal que lo emite,
es decir, si bien ha de tenerse en cuenta, no vincula directamente al juez. Son
utilizados como un criterio auxiliar de interpretación.

157 STC Exp. N° 03908-2007-PA/TC, voto singular de los magistrados Landa Arroyo y Beaumont
Callirgos, f. j. 3.

157
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

Sobre este concepto, ha sostenido nuestro Foro Constitucional:


“La razón subsidiaria o accidental: es aquella parte de la sentencia que
ofrece reflexiones, acotaciones o apostillas jurídicas marginales o aleato-
rias que, no siendo imprescindibles para fundamentar la decisión adopta-
da por el Tribunal Constitucional, se justifican por razones pedagógicas u
orientativas, según sea el caso en donde se formulan.
Dicha razón coadyuva in genere para proponer respuestas a los distintos
aspectos problemáticos que comprende la materia jurídica objeto de exa-
men. Ergo expone una visión más allá del caso específico; por ende, una
óptica global acerca de las aristas de dicha materia.
En efecto, en algunas circunstancias la razón subsidiaria o accidental apa-
rece en las denominadas sentencias instructivas, las cuales se caracteri-
zan por realizar, a partir del caso concreto, un amplio desarrollo doctrina-
rio de la figura o institución jurídica que cobija el caso objeto de examen
de constitucionalidad. La finalidad de estas sentencias es orientar la labor
de los operadores del derecho mediante la manifestación de criterios que
pueden ser utilizados en la interpretación jurisdiccional que estos realicen
en los procesos a su cargo; amén de contribuir a que los ciudadanos pue-
dan conocer y ejercitar de la manera más óptima sus derechos.
Al respecto, son ilustrativas las sentencias de los casos Eleobina Aponte
Chuquihuanca (Expediente N° 02663-2003-HC/TC) y Taj Mahal Discote-
que (Expediente N° 03283-2003-AA/TC).
En la primera de las citadas, de manera pedagógica se precisaron los al-
cances de los diferentes tipos de hábeas corpus; en tanto que en la segun-
da se determinó académicamente la procedencia o improcedencia de una
acción de garantía con sujeción al tiempo de realización de los actos que
requieren tutela constitucional.
Asimismo, el Tribunal Constitucional emplea la razón subsidiaria o acci-
dental en aquellas circunstancias en donde, a través del proceso de cono-
cimiento de una determinada materia constitucional, establece un criterio
pro persuasivo o admonitorio sobre posibles determinaciones futuras en
relación a dicha materia.
Este pronunciamiento, a modo de dicta, permite a los operadores jurisdic-
cionales y a los justiciables ‘predecir’ o ‘pronosticar’ la futura manera de
resolver aquella cuestión hipotética conexa al caso en donde aparece ma-
nifestada.
Como bien expone Ana Magatoni Kerpel (El precedente constitucional en
el sistema judicial norteamericano. Mc Graw Hill, Madrid, 2001, p. 82) esta
dicta tiene fuerza persuasiva.
Dicho “vigor convincente”, en razón del rango jerárquico de la autori-
dad que la emite, auspicia que se garantice que en el futuro las decisio-
nes de los órganos jurisdiccionales jerárquicamente inferiores no sean

158
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

revocadas; o que los justiciables puedan preveer las consecuencias de


determinadas conductas dentro del marco de una eventual litis de natura-
leza constitucional.
Al respecto, puede citarse la sentencia del caso Eusebio Llanos Huasco
(Expediente N° 00976-2001-AA/TC), en donde se expusieron las conside-
raciones del Tribunal Constitucional relacionadas con las modalidades de
despido laboral que generarían readmisión en el empleo”.
d. La invocación preceptiva:
Es la invocación normativa o proposición de las normas aplicables al caso
(denominada también “invocación normológica”). De cotidiano, podemos
identificarla con el clásico apartado en la sentencia denominado “fundamen-
tos de Derecho”, pero diferenciándolo de la simple decisión resuelta a tra-
vés del silogismo de la lógica formal, formada por un supuesto de hecho y
un recuento de normas sin vinculación con el caso. Es decir, debe tenerse en
cuenta el contexto del caso y aplicar razones argumentativas en las que el or-
denamiento jurídico también sea sustento de la solución.
Así lo reseñó el Tribunal Constitucional:
“La invocación preceptiva: es aquella parte de la sentencia en donde se
consignan las normas del bloque de constitucionalidad utilizadas e inter-
pretadas, para la estimación o desestimación de la petición planteada en
un proceso constitucional”.
e. La decisión o fallo constitucional:
Conocido también como decisum, se refiere a la solución concreta del
caso propuesto, en ese sentido resulta vinculante. Debe contener un man-
dato claro y expreso de la autoridad judicial sobre un hacer o no hacer cuan-
do se trate de una demanda en un proceso de protección de derechos fun-
damentales que se declare fundada; o, si se desestima la pretensión, será la
decisión negativa de brindar tutela. De otro lado, si se tratase de un proceso
de control normativo, el fallo estará referido al pronunciamiento del Tribunal
respecto de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de una norma, inclu-
sive, podría decidirse respecto a descartar algún sentido interpretativo con-
trario a la Norma Fundamental.
Con relación al decisum ha considerado el Alto Colegiado que:
“La decisión o fallo constitucional: es la parte final de la sentencia consti-
tucional que, de conformidad con los juicios establecidos a través de la ra-
zón declarativa-axiológica, la razón suficiente, la invocación normativa y,
eventualmente, hasta en la razón subsidiaria u occidental, precisa las con-
secuencias jurídicas establecidas para el caso objeto de examen constitu-
cional.

159
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

En puridad, la decisión o fallo constitucional se refiere, simultáneamente,


al acto de decidir y al contenido de la decisión.
El acto de decidir se encuentra justificado cuando se expone dentro de las
competencias asignadas al Tribunal Constitucional; mientras que el con-
tenido de la decisión está justificado cuando se deriva lógica y axiológica-
mente de los alcances técnicos y preceptivos de una norma perteneciente
al bloque de constitucionalidad y de la descripción de ciertos hechos con-
signados y acreditados en el proceso constitucional.
En suma, la decisión o fallo constitucional constituye el pronunciamien-
to expreso y preciso, por medio del cual el Tribunal Constitucional estima
o desestima el petitorio de una demanda de naturaleza constitucional. En
ese contexto, en dicha decisión puede surgir una exhortación vinculante o
persuasiva conforme a cánones establecidos en el caso Edgar Villanueva
N. y 64 Congresistas de la República (Expediente N° 0006-2003-AI/TC)”.

4.1.3. El método histórico para identificar el mandato de una sentencia


Hasta el momento, hemos visto cómo identificar lo vinculante en el texto
de una sentencia, siendo necesario diferenciar aquello que constituyen obiter
dicta, por un lado; y, ratio decidendi por el otro.
En ese sentido, se ha presentado como un criterio válido para ello:
“Verificar si, al omitirse determinados argumentos, se altera la coherencia
interna de la sentencia y, por ende, inclusive el sentido del decisum. Si ello
sucede, los argumentos omitidos constituyen ratio decidendi. Por el con-
trario, si la omisión no afecta a la sentencia en su fortaleza argumentativa
y, pese a la omisión de algunos argumentos, el fallo permanece inaltera-
ble, estaremos ante argumentos de carácter obiter dicta”.
Es decir, se trata de lo prescindible, lo que no tiene relación directa con la
decisión final, –aquello que puede haberse omitido, pero que tal omisión no
afecta lo sustancia en la sentencia– es considerado obiter dicta, lo dicho “de
paso”, sin efecto vinculante.
Sin embargo, ¿qué ocurre cuando no se sabe cuál es el mandato del fallo
y no podemos identificar la ratio decidendi?
Cuando litigamos nos damos cuenta que uno de los principales problemas
en nuestro sistema de justicia es que en varias ocasiones no se manejan con-
ceptos básicos para una adecuada impartición de justicia que solo se limita a
la aplicación del silogismo lógico para resolver sus expedientes. Lo visto su-
pra, nos revela la diferencia e importancia de conocer los conceptos obiter
dicta, ratio decidendi y decisum, pues de no existir razón suficiente que fun-
damente una decisión, podríamos enfrentarnos a la afectación del derecho a
la motivación de las resoluciones judiciales cuando el justiciable, a pesar de

160
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

obtener una sentencia fundada en Derecho, no encuentra posibilidad de re-


conocer un mandato claro en un fallo judicial.
Una respuesta a esta situación ha sido resuelta por el Tribunal Constitu-
cional mediante el método interpretativo denominado histórico. De esa mane-
ra, para dar cara a la problemática interpretativa de los mandatos judiciales,
el Alto Colegiado ha establecido una serie de reglas o pautas interpretativas
que tienen como finalidad resolver las deficiencias, lagunas o vacíos de los
mandatos judiciales:
“Con la utilización del método histórico se interpretará el mandato judi-
cial recurriendo a sus antecedentes, verificando para ello las pretensio-
nes de la demanda, el auto admisorio de la demanda, la contestación a la
demanda, el auto de saneamiento y la fijación de puntos controvertidos,
y todo escrito judicial que sirva para inferir o descubrir qué es lo que real-
mente pretendieron el actor o los actores de la demanda” (Cfr. STC Exp.
N° 03088-2009-PA/TC, fundamento 15.a)”.
Al respecto, y aunque no es propósito de esta guía analizar métodos de
interpretación, queremos dar cuenta en este espacio de la utilidad de méto-
do histórico para reconocer el mandato de una decisión jurisdiccional cuan-
do este no es evidente. Así, en la STC Exp. N° 02602-2010-PA/TC, se verifi-
có (en un caso de amparo contra amparo) que en el proceso judicial que se
cuestionaba no se estableció la denominación de la plaza en la que debía ser
repuesta la recurrente, por lo que el Tribunal Constitucional recurre al méto-
do histórico como herramienta para interpretar el mandato judicial recurrien-
do a los antecedentes a la emisión de la sentencia, esto es, verificando las
pretensiones de la demanda, el auto admisorio, la contestación a la deman-
da, el auto de saneamiento y la fijación de puntos controvertidos, así como
todo escrito judicial que sirva para inferir o descubrir qué es lo que realmen-
te pretendía la recurrente en la demanda, pues sobre la falta de claridad está
la protección al derecho a que se respete una resolución que ha adquirido la
calidad de cosa juzgada158.
En ese sentido, respecto a la solución del caso propuesto se indicó que:
“Atendiendo a tal conceptualización, se aprecia a fojas 169 primer cuader-
no, donde obra la demanda de amparo, que la recurrente señala como pe-
titorio ‘se declare inaplicable el Memorando N° 108-2004-ME-GR-AYAC-
DREA-UGEL-DIR/EA.I (J.PER), en consecuencia disponga su reposición

158 Mediante el derecho a que se respete una resolución que ha adquirido la autoridad de cosa juz-
gada se garantiza el derecho de todo justiciable, en primer lugar, a que las resoluciones que ha-
yan puesto fin al proceso judicial no puedan ser recurridas mediante medios impugnatorios, ya
sea porque estos han sido agotados o porque ha transcurrido el plazo para impugnarla; y, en se-
gundo lugar, a que el contenido de las resoluciones que hayan adquirido tal condición, no pueda
ser dejado sin efecto ni modificado, sea por actos de otros poderes públicos, de terceros o, inclu-
so, de los mismos órganos jurisdiccionales que resolvieron el caso en el que se dictó” (STC Exp.
N° 04587-2004-AA/TC, f. j. 38, el resaltado es nuestro).

161
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

como Personal de Servicios III de la entidad demandada, por habérse-


le separado de la institución sin causa justa y sin proceso administrativo’.
Asimismo, en el fundamento de hecho primero de su demanda se aprecia
que la recurrente señala que ‘ha desempeñado diversas funciones en di-
versos centros educativos y la sede de la UGEL La Mar (...) desde mayo
de 2003 hasta la actualidad como Personal de Servicio III del Centro Edu-
cativo Dos de Mayo de Lechemayo del distrito de Anco’”.
En el caso propuesto, la demandante cuestiona que en el incidente de re-
presión de acto homogéneo del proceso cuestionado se haya determinado
la existencia de afectación del derecho solo en los extremos de la ubicación
geográfica y del centro de trabajo pero no de la plaza en la que debía ser res-
puesta.
Sucede que, a su parecer, debía ser respuesta en el puesto de Secretaria I
y no como Personal de Servicio III como efectivamente ocurrió. Argumenta
que fue eso lo que se determinó en la sentencia de amparo originaria. Ahora
bien, primero, el Tribunal Constitucional se remite al texto literal del fallo que
amparó a la recurrente, y ocurre que allí no se precisa en qué cargo debe ser
repuesta, sino que señala escuetamente que se la reponga “en la plaza que
venía ocupando en la entidad demandada”.
Como se puede apreciar, de la sentencia que analiza el Colegiado no es
posible determinar cuál es la plaza que debe ocupar la accionante. Así, ante
la poca claridad de la sentencia (considerandos y fallo) para solucionar este
caso, el Tribunal Constitucional recurre eficientemente al método histórico
como pauta interpretativa para resolver las deficiencias, lagunas o vacíos del
mandato judicial. En efecto, “interpretar consiste en dotar de significado, me-
diante un lenguaje significativo, ciertas cosas, signos, fórmulas o aconteci-
mientos (objeto significado). Cabe afirmar, pues, que, de manera general, in-
terpretar es determinar o asignar sentido a ciertos hechos signos, fórmulas o
palabras”159.
En este caso, la aplicación de este método de interpretación permite que
la historia del proceso de amparo cuestionado nos revele a qué se refiere el
juez cuando falla que la reposición debe ser “en la plaza que venía ocupan-
do [la recurrente] en la entidad demandada”. Así, se procedió a la revisión de
las pretensiones del escrito de demanda de la que se verifica que la propia
demandante solicita disponga su reposición como Personal de Servicios III.
Sobre este caso, Samuel Abad ha tenido oportunidad de precisar que el
método histórico también permite resolver un caso de represión de actos le-
sivos homogéneos, en el sentido que:

159 TAMAYO Y SALMORÁN, Rolando. “Algunas consideraciones sobre la interpretación jurídica (con
especial referencia a la interpretación constitucional)”. En: VV. AA. La interpretación constitucio-
nal. Serie G, Estudios Doctrinales, N° 10, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, México,
1975, p. 125.

162
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

“¿Puede una sentencia ser interpretada para determinar sus alcances? La


respuesta es afirmativa. En efecto, a veces sucede que su exacto senti-
do no surge de una lectura literal de la misma. En tales casos se propone
acudir al método histórico de interpretación. Aquel exige verificar las pre-
tensiones de la demanda, el auto admisorio, la contestación, entre otros
documentos del proceso, a fin de determinar lo que pretendió exactamen-
te el demandante y lo que, finalmente, resolvió la sentencia. Ello es par-
ticularmente útil cuando se trata de aplicar la institución de la represión
de actos homogéneos, pues para determinar si el demandado viene in-
cumpliendo una sentencia de amparo que ha adquirido firmeza, previa-
mente debemos estar seguros de sus alcances. De ahí la relevancia de
este pronunciamiento, pues brinda pautas interpretativas para determinar
el sentido exacto de una sentencia cuando existen dudas sobre lo que ella
dispone”160.

4.2. ¿Cuáles son sus efectos en el tiempo?

Como señalamos, en primer lugar, la doctrina constitucional tiene efec-


tos directos para las partes respecto al cumplimiento de lo ordenado en la
sentencia. En ese sentido, la sentencia comienza a ser de obligatorio cum-
plimiento en cuanto es emitida (y conocida) por las partes procesales. Aho-
ra bien, en tanto los procesos de la libertad (hábeas corpus, amparo, hábeas
data) tienen por finalidad proteger los derechos constitucionales, reponiendo
las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación de un dere-
cho constitucional, estas sentencias tienen efectos retroactivos; es decir, tie-
nen alcances ex tunc161 (desde ese entonces).
Ahora bien, las sentencias, en general, irradiarán sus efectos retroactiva-
mente apenas publicadas en la página web del Tribunal Constitucional, sal-
vo que la sentencia exprese lo contrario. En efecto, es posible que una sen-
tencia –en cuanto a sus efectos– sea irretroactiva, retroactiva o de aplicación
diferida.
Para mayor detalle de los efectos temporales de la sentencia constitucio-
nal deberemos remitirnos al capítulo que desarrolle la sentencia de incostitu-
cionalidad.

160 ABAD YUPANQUI, Samuel. “El método histórico es especialmente útil para aplicar la represión
de actos lesivos homogéneos”. En: Gaceta Constitucional. Tomo 41, Gaceta Jurídica, Lima, mayo
de 2011, p. 13.
161 Ex tunc es una voz latina que quiere decir “desde entonces”; en el Derecho es usada para refe-
rirse a que un acto retrotrae sus efectos hasta el momento del origen volviendo así a ese estado
anterior. En el caso del amparo, la decisión del juez constitucional tiene efectos hasta antes del
acto vulneratorio, procurando restablecer las cosas al estado anterior al evento dañoso a mane-
ra de una ficción jurídica que suponga que ello no sucedió. En ese sentido, la sentencia es re-
troactiva.

163
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

Sobre este punto, en la STC Exp. N° 05765-2007-PA/TC, se ha precisa-


do que:
“[E]l Tribunal Constitucional, de conformidad con el principiode autonomía
(artículo 201 de la Constitución) tiene la facultad de modular el contenido
y los efectos de sus sentencias en todos los procesos constitucionales, in-
cluido el proceso de amparo, en atención a las circunstancias objetivas de
cada caso y a las consecuencias que puedan generar los efectos de sus
sentencias. De ahí que el artículo 55 del Código Procesal Constitucional
haya previsto un haz de posibilidades para el caso en que la demanda sea
declarada fundada. Pero también en aquellos casos en los cuales no se
estima la demanda, este Colegiado puede ponderar, con criterios objeti-
vos y razonables, los términos de su decisión, tal como ha procedido en
anteriores oportunidades”.

4.3. ¿A quiénes vincula?

La jurisprudencia constitucional vinculante y, en general, toda sentencia


del Tribunal Constitucional, tiene efectos personales directos o indirectos.

4.3.1. Efectos directos


La sentencia vincula directamente a las partes involucradas en el proceso
constitucional, pues es su caso el que fue sometido a la sede del Alto Tribu-
nal. Es decir, lo ordenado en la sentencia debe ser observado por el deman-
dante y el demandado, además delos jueces que conocieron la causa, inclu-
yendo a los de instancias inferiores.

4.3.2. Efectos indirectos


La sentencia vincula indirectamente a la ciudadanía en general y a los po-
deres públicos. En ese contexto, ellos quedan vinculados –o “atados”, como
dice el Tribunal Constitucional– en su comportamiento personal o funcional.
Esto no debe entenderse solo de las reglas y decisiones que una sentencia
constitucional declare como precedente vinculante, sino que son efectos de
las sentencias con o sin precedente, ello se tiene no solo de lo señalado ex-
presamente en la STC Exp. N° 00024-2003-AI/TC, sino también del Código
Procesal Constitucional que en su artículo VI vincula la interpretación de los
jueces a las resoluciones dictadas por el Colegiado.
a. Vinculatoriedad para los jueces
Como hemos anotado, en la descripción normativa de la doctrina consti-
tucional, “los jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango
de ley y los reglamentos según los preceptos y principios constitucionales,
conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones

164
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

dictadas por el Tribunal Constitucional”. Ello importa una vinculación del Po-
der Judicial a las decisiones del Alto Colegiado, pero no quiere decir que no
sea posible apartarse de este tipo de sentencias de manera motivada.
• Identificar la ratio decidendi es tarea de los jueces posteriores
Como anotamos al analizar el apartado referido al efecto vinculante del
precedente para los jueces, son estos quienes deben identificar el ámbito
de vinculación de las sentencias del Tribunal Constitucional. En efecto, en la
STC Exp. N° 06167-2005-PHC/TC se ha señalado que: “[L]a jurisprudencia
constitucional, en tanto doctrina sobre las interpretaciones de los derechos
fundamentales previstas en la Constitución o en la ley, vincula a todos los jue-
ces en los fundamentos relevantes que han incidido en la solución del conflic-
to de derechos (ratio decidendi). Mas la identificación del ámbito de vincula-
ción es competencia del juez que va a aplicar la jurisprudencia vinculante en
los términos en que lo hace el referido artículo VI del Código Procesal Consti-
tucional. Ello configura una institución constitucional-procesal autónoma, con
características y efectos jurídicos distinguibles del precedente vinculante, con
el que mantiene una diferencia de grado”.
Es decir, son los jueces de los casos posteriores a la emisión de la doctri-
na constitucional vinculante,quienes precisan el verdadero alcance de la ratio
decidendi (lo vinculante) de un asunto de Derecho resuelto por el Alto Cole-
giado, valga precisar que no pueden actuar de manera arbitraria, concedien-
do o quitando la calidad de holding a su antojo a un criterio del Tribunal, es
decir, sin motivación.
• ¿Es posible apartarse de la doctrina jurisprudencial?
Ahora bien, que un juez pueda apartarse de la doctrina jurisprudencial
que emite el Tribunal Constitucional no es tarea sencilla, toda vez que, de or-
dinario, la doctrina constitucional debe ser observada, respetada y aplicada
de manera inmediata por todos los jueces de la República, pues el Tribunal
Constitucional es jerárquicamente superior al Poder Judicial respecto de la
resolución de los procesos constitucionales.
Respecto a esta jerarquía, se ha explicado que:
“[S]i bien el conocimiento de los procesos constitucionales de la libertad
constituye una competencia compartida entre el Poder Judicial y el Tri-
bunal Constitucional, en materia de procesos constitucionales existe una
relación de grado inferior de aquel con respecto a este, por el hecho de
que el Tribunal Constitucional es instancia final de fallo ante las resolucio-
nes denegatorias del Poder Judicial en los procesos constitucionales de
hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento (artículo 200, inciso 2
de la Constitución) e instancia única, final y definitiva en los proceso de
inconstitucionalidad y competencial” (STC Exp. N° 05961-2009-PA/TC).

165
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

No solo los precedentes, sino también la doctrina jurisprudencial del Tribu-


nal Constitucional apareja importantes reglas procesales y sustanciales que
deben ser tomadas en cuenta por los jueces. Así, en la STC Exp. N° 00377-
2011-PA/TC, se estableció que el juez debe correr traslado del cumplimiento
de una sentenciaal demandante antes de archivar un proceso judicial.
En efecto, en aquella ocasión el Tribunal Constitucional ordenó que se ad-
mita la demanda, pues identifica dos posibles lesiones constitucionales. Pri-
mero, la eventual vulneración del derecho a la efectividad de las resoluciones
judiciales del recurrente al no haberse ejecutado en sus propios términos una
sentencia judicial; y, segundo, la probable vulneración del derecho de defen-
sa. Respecto a esto último establece que una vez que la parte perdedora del
proceso comunica al juez el cumplimiento de la sentencia, este debe correr
traslado al demandante para que, expresamente o con su silencio, dé confor-
midad al efectivo cumplimiento de lo ordenado en el fallo. Como vemos, a pe-
sar de no ser un precedente, resulta razonable que los jueces conozcan y si-
gan este criterio a efectos de evitar una lesión en el derecho de los litigantes.
Asimismo, mediante esta figura se han creado instituciones como “el re-
curso de apelación por salto a favor de la ejecución de una sentencia del Tri-
bunal Constitucional”. En la STC Exp. N° 00004-2009-PA/TC, con expresa
referencia al tercer párrafo del artículo VI del Título Preliminar del Código Pro-
cesal Constitucional162, se establece nueva doctrina jurisprudencial que debe
ser aplicada por los jueces de la república que deban tramitar la ejecución de
sentencias de los procesos constitucionales de la libertad.
Ello se debió a que el Tribunal Constitucional verifica la gran cantidad de
casos en los que los justiciables, a pesar de tener una sentencia fundada en
última instancia, no logran la ejecución de esta en sus propios términos en
forma inmediata. Una vez que el expediente pasaba a la fase de la ejecu-
ción de sentencia, esta se topaba con la inercia del juez de ejecución o con la
conducta obstruccionista de la parte emplazada. En ese sentido, el Colegia-
do Constitucional, a través de su doctrina jurisprudencial vinculante, estable-
ce las reglas para este recurso por salto a efectos de proteger el derecho a la
efectividad de las resoluciones judiciales.
Así, la solución fue modificar el trámite del Recurso de Agravio Constitu-
cional a favor de la ejecución de sentencias estimatorias del Tribunal Consti-
tucional (RTC Exp. N° 00168-2007-Q/TC). Entonces, a partir de la emisión de
esta sentencia, la apelación interpuesta a favor de la ejecución de sentencias
ya no será conocida por las cortes superiores (de allí que sea denominado
“apelación por salto”) pues, para el análisis del Tribunal Constitucional, esta
instancia es la que ha venido generando dilaciones indebidas y resoluciones

162 “Los jueces interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los reglamentos según
los preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación de los mismos que resul-
te de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional”.

166
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

denegatorias que, finalmente son corregidas en tercera instancia por el Alto


Constitucional, volviendo el procedimiento más lato. Como vemos, el proceso
de ejecución se había convertido en un segundo proceso para quien ya había
“ganado” un proceso de amparo en tres instancias.
Así, de la redacción del fallo de la STC Exp. N° 00004-2009-PA/TC es po-
sible verificar la fuerza vinculante que quiere atribuirle el Alto Colegiado a esta
sentencia:
“3. De conformidad con el tercer párrafo del artículo VI del Título Preli-
minar del CPConst., se precisa el contenido y efectos de la RTC Exp.
N° 00168-2007-Q/TC, que son los siguientes:
a. El recurso de agravio constitucional interpuesto a favor de la ejecución
de una sentencia del Tribunal Constitucional será denominado recurso
de apelación por salto a favor de la ejecución de una sentencia del Tri-
bunal Constitucional.
b. El recurso de apelación por salto a favor de la ejecución de una sen-
tencia del Tribunal Constitucional se interpone contra la resolución del
juez de ejecución que declara actuado, ejecutado o cumplido el man-
dato de una sentencia del Tribunal Constitucional, o que declara funda-
da la contradicción u observación propuesta por el obligado. Contra la
resolución que deniega el recurso de apelación por salto cabe el recur-
so de queja previsto en el artículo 401 del Código Procesal Civil.
La resolución del recurso de apelación por salto a favor de la ejecución
de una sentencia del Tribunal Constitucional o del recurso de queja por
denegatoria del recurso referido se realizará sin trámite alguno.
c. El recurso de apelación por salto a favor de la ejecución de una senten-
cia del Tribunal Constitucional no procede cuando: a) el cumplimiento
de la sentencia conlleve un debate sobre la cuantificación del monto de
la pensión de cesantía o jubilación, o de los devengados, o de los rein-
tegros, o de los intereses, o de las costas o de los costos; b) el manda-
to de la sentencia constitucional cuya ejecución se pretende establece
en forma clara y expresa que es de cumplimiento progresivo; yc) cuan-
do el propio recurrente decide que la correcta ejecución del mandato
de la sentencia constitucional se controle a través del amparo contra
amparo.
En estos casos, el proceso de ejecución de la sentencia constitucional
sigue su trámite en las dos instancias del Poder Judicial y contra la re-
solución denegatoria de segundo grado procede el recurso de agravio
constitucional interpuesto a favor de la ejecución de una sentencia del
Tribunal Constitucional previsto en la RTC Exp. Nº 00168-2007-Q/TC,
salvo en el supuesto b), supra.
4. Disponer que todas las Salas Superiores del Poder Judicial remitan los ex-
pedientes que estén conociendo por apelación y que tengan por finalidad

167
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

verificar el estricto cumplimiento de las sentencias del Tribunal Constitu-


cional.
5. Notificar la presente sentencia, a través de la Secretaría General de este
Tribunal, a las presidencias de las Cortes Superiores de Justicia del Poder
Judicial, a efectos de que la pongan en conocimiento de los órganos judi-
ciales que conforman sus respectivos distritos judiciales”.
b. Vinculatoriedad para la Administración Pública
Cuando una dependencia de la Administración Pública es parte de un pro-
ceso constitucional, las decisiones del Alto Colegiado tienen efectos directos
sobre la autoridad. De otro lado, las sentencias del Tribunal Constitucional
también poseen efectos indirectos en la actuación de la Administración cuan-
do ellas no son partes del proceso, cuando lo decidido puede ser aplicado a
sus relaciones con los ciudadanos. En efecto, en tanto se trata de creación de
pautas que pueden ser de aplicación general, la doctrina jurisprudencial debe
ser tomada en cuenta por los entes públicos.
De esa manera, por ejemplo, en su clásica doctrina sobre los casos de re-
jas de seguridad instaladas en los vecindarios, donde existe una ponderación
a favor de la seguridad ciudadana sobre la libertad individual, el Alto Colegia-
do ha precisado que la Municipalidad que autoriza instalación de rejas debe
supervisar la no afectación arbitraria del derecho al libre tránsito. Ese crite-
rio fue acotado en el fundamento jurídico 12 de la STC Exp. N° 02147-2010-
PHC/TC:
“En tal sentido, tenemos que el ente edil competente ha autorizado la ins-
talación de las rejas metálicas en el Jr. Villa Alta cruce con la Av. Dos de
marzo, habiendo exigido todos los requisitos necesarios a fin de garantizar
el derecho al libre tránsito, debiendo, por ende, realizar una labor de su-
pervisión a fin de verificar que las medidas exigidas al momento del otor-
gamiento de la autorización se mantengan. Por ello deberá disponer que
se adopten todas las medidas destinadas a que el derecho al libre tránsi-
to no se vea afectado. Cabe tenerse presente, además, que el ente edil es
el competente y el obligado a realizar dicha verificación, por lo que debe
realizar el seguimiento correspondiente a efectos de que no se obstacu-
lice y/o limite el libre tránsito, e informar a este Colegiado de las medidas
adoptadas. Por ello respecto a este extremo la demanda debe ser deses-
timada” (el resaltado es nuestro).
Como vemos, el caso tiene efectos directos sobre la municipalidad deman-
dada, pero jurisprudencialmente se establece que las municipalidades distri-
tales no solo emiten las normas que autorizan el uso de rejas o tranqueras en
la vía pública, sino que todas, en general, son las llamadas a supervisar que
las acciones que tome el vecindario para resguardar su seguridad sean acor-
des con un adecuado respeto al derecho de libertad de tránsito, evitando con
ello acciones desproporcionadas, como ocurrió en el caso propuesto.

168
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

c. Vinculatoriedad para los privados


Conforme al artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitu-
cional, los procesos constitucionales tienen como fines esenciales garantizar
la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitu-
cionales. En ese sentido, sus sentencias están dirigidas a proteger la eficacia
de los derechos fundamentales también en las relaciones entre particulares.
Es en ese sentido que los privados se encuentran sujetos a la interpretación
de los principios, valores y disposiciones constitucionales realizadas por el
Tribunal Constitucional en sus sentencias, como lo está cualquier institución
pública o privada que tiene la obligación de respetarlas, conforme hemos de-
sarrollado hasta este punto. Ello es así, pues en nuestro sistema constitucio-
nal, los derechos fundamentales vinculan tanto al Estado como a los particu-
lares.
Por ejemplo, es un criterio reiterado del Colegiado los referidos al debi-
do proceso dentro de una asociación. Así, la tendencia jurisprudencial, dada
la eficacia de los derechos fundamentales inter privatos, debe ser conocida y
aplicada por las corporaciones, pues tal postura los vincula. En el caso que
presentamos se propugna que no puede ser causal de expulsión la discre-
pancia de un socio con un acuerdo societario.
Así se ha considerado en la STC Exp. N° 05215-2007-PA/TC: (...)
“5. Respecto al fondo, es menester determinar si al decidirse la exclusión
de los socios se ha respetado el derecho a un debido proceso, ya que
si bien nos encontramos en el ámbito privado, conforme al artículo 38
de la Constitución ‘Todos los peruanos tienen el deber (...) de respetar,
cumplir y defender la Constitución’, norma que impone el deber de res-
petar los derechos de todos, sea que desarrollen sus actividades en la
esfera privada o pública.
6. Los derechos fundamentales que la Constitución Política del Estado re-
conoce son derechos subjetivos pero también constituyen manifesta-
ción de un orden material y objetivo de valores constitucionales en los
cuales se sustenta todo el ordenamiento jurídico. Esta última dimen-
sión objetiva de los derechos fundamentales se traduce, por un lado,
en exigir que las leyes y sus actos de aplicación se realicen conforme a
los derechos fundamentales (efecto de irradiación de los derechos en
todos los sectores del ordenamiento jurídico) y, por otro, en imponer,
sobre todos los organismos públicos, un deber de tutelar dichos dere-
chos.
7. Sin embargo, esta vinculación de los derechos fundamentales en la
que se encuentran los organismos públicos, no significa que tales de-
rechos solo se puedan oponer a ellos, y que las personas naturales o
jurídicas de derecho privado se encuentren ajenas a su respeto. El Tri-
bunal Constitucional ha manifestado en múltiples ocasiones que, en

169
CÓMO VINCULA LA DOCTRINA JURISPRUDENCIAL CONSTITUCIONAL

nuestro sistema constitucional, los derechos fundamentales vinculan


tanto al Estado como a los particulares.
8. La Constitución es la norma de máxima supremacía en el ordenamien-
to jurídico y, como tal, vincula al Estado y la sociedad en general. De
conformidad con el artículo 38 de la Constitución, ‘[t]odos los peruanos
tienen el deber (...) de respetar, cumplir (...) la Constitución (...)’. Esta
norma establece pues que la vinculatoriedad de la Constitución se pro-
yecta erga omnes, no solo al ámbito de las relaciones entre los particu-
lares y el Estado, sino también a aquellas establecidas entre particula-
res.
9. Ello quiere decir que la fuerza normativa de la Constitución, su fuer-
za activa y pasiva, así como su fuerza regulatoria de relaciones jurídi-
cas se proyecta también a las establecidas entre particulares, aspecto
denominado como la eficacia inter privatos o eficacia frente a terceros
de los derechos fundamentales. En consecuencia, cualquier acto pro-
veniente de una persona natural o persona jurídica de derecho priva-
do, que pretende conculcar o desconocerlos, como es el caso del acto
cuestionado en el presente proceso, resulta inexorablemente inconsti-
tucional.
10.Pero el efecto horizontal o inter privatos que detentan los derechos fun-
damentales no solo se deriva del artículo 38 de la Constitución, sino
también del principio dignidad (artículos 1 y 3 de la Constitución), en
cuanto el valor central de la persona impone que sus derechos funda-
mentales proyecten también su efecto regulador al ámbito de la socie-
dad y de la propia autonomía privada.
11. La dignidad de la persona trae así consigo la proyección universal,
frente a todo tipo de destinatario, de los derechos fundamentales, de
modo que no hay ámbito social exento del efecto normativo y regula-
dor de los mismos, pues de haber alguno, por excepcional que fuese,
se negaría el valor normativo del mismo principio de dignidad. En con-
secuencia, los derechos fundamentales vinculan, detentan fuerza re-
gulatoria en las relaciones jurídicas de derecho privado, lo cual implica
que las normas estatutarias de las entidades privadas, y los actos de
sus órganos deben guardar plena conformidad con la Constitución y,
en particular, con los derechos fundamentales.
12.Resulta, pues, inadmisible y carente de todo sentido pretender que por-
que una determinada organización de particulares se rige por sus pro-
pias normas internas, resulta invulnerable o inmune al control consti-
tucional. Si, como se ha dicho, los derechos fundamentales no solo
vinculan a los poderes públicos, sino a todas las personas, sean es-
tas públicas o privadas, queda claro que cualquier afectación sobre su
contenido es susceptible no solo de revisión en sede constitucional,
sino de tutela en las circunstancias en que tal violación o amenaza de

170
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

violación quede manifiestamente acreditada, respetando, desde luego,


el procedimiento legal-estatutario –en el caso de organizaciones par-
ticulares– si lo hubiere. Así también, al interior de una institución pri-
vada, que como en el caso de autos constituye una sociedad civil de
derecho privado, se impone el deber de respetar los derechos funda-
mentales”.
5. Respecto a las resoluciones de aclaración
La aclaración es una solicitud que puede ser presentada luego de emiti-
da la sentencia constitucional. Esta solo puede tener por finalidad puntuali-
zar o aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material u omisión
en que se hubiese incurrido en la decisión del Colegiado, siempre y cuando
la resolución de aclaración que se emita sea relevante para lograr los fines
que persiguen los procesos constitucionales.
El artículo 121 del Código Procesal Constitucional regula al respecto que:
“Artículo 121.- Carácter inimpugnable de las sentencias del Tribunal
Constitucional
Contra las sentencias del Tribunal Constitucional no cabe impugnación
alguna. En el plazo de dos días a contar desde su notificación o publi-
cación tratándose de las resoluciones recaídas en los procesos de
inconstitucionalidad, el Tribunal, de oficio o a instancia de parte, puede
aclarar algún concepto o subsanar cualquier error material u omisión en
que hubiese incurrido.
Estas resoluciones deben expedirse, sin más trámite, al segundo día de
formulada la petición.
Contra los decretos y autos que dicte el Tribunal, solo procede, en su
caso, el recurso de reposición ante el propio Tribunal. El recurso puede in-
terponerse en el plazo de tres días a contar desde su notificación. Se re-
suelve en los dos días siguientes.
Lo anterior no afecta el derecho a recurrir a los tribunales u organismos
internacionales constituidos según tratados de los que el Perú es parte”.
Tengamos en cuenta que, conforme se aprecia de la praxis del Alto Cole-
giado, una solicitud de aclaración será rechaza en los siguientes supuestos:
- Se pretende la reconsideración o modificación de lo decidido.
- No existe concepto oscuro o dudoso que aclarar.
- Se solicitan instrucciones para el juez de ejecución lo cual interfiere en la
independencia de este.
- Se pretende que se absuelvan interrogantes respecto a decisiones que
tienen la autoridad de cosa juzgada.

171
6
Cómo vincula la sentencia del
proceso de acción popular
Aun cuando nuestra guía esté dedicada a “reconocer
un verdadero criterio vinculante del Tribunal Constitucio-
nal” y las sentencias de acción popular son conocidas en
sus dos instancias por los más altos tribunales del Poder
Judicial, por sus efectos, estas tienen tal envergadura en
el ordenamiento jurídico que merecen un capítulo especial
en el que nos abocaremos a su estudio.
El proceso de acción popular ha sido llamado “la Ce-
nicienta de los procesos constitucionales”, de seguro
porque son pocas las causas incoadas y por su escaso
estudio por parte de los autores. Cierto es que la jurispru-
dencia disponible, a diferencia de lo que ocurre con la emi-
tida por el Tribunal Constitucional, no es ni abundante ni
de fácil acceso. A pesar de ello, es innegable la relevancia
de un proceso que puede ser iniciado por cualquier perso-
na para la defensa del orden constitucional y democrático
respecto al cotidiano ámbito de las normas infralegales.
Acceder a las sentencias de acción popular nos lleva-
rá, sin mayor opción, a recorrer por tomos y tomos de sen-
tencias publicadas en el Diario Oficial, confundidas entre
todo tipo de procesos constitucionales, lo cual puede res-
ponder a qué se debe el poco interés de los especialistas
a analizarlas. Al respecto, sería óptimo contar con un sis-
tema similar al del Tribunal Constitucional, de modo que
el Poder Judicial nos permita conocer de sus sentencias
–por lo menos las recaídas en los procesos de acción po-
pular dado su carácter vinculante y los efectos generales
que posee– en su portal web. Como veremos más adelan-
te, el desconocimiento de estas (por la vinculatoriedad que
posee para los particulares, los jueces y la propia Adminis-
tración Pública) puede traer graves consecuencias.

173
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DEL PROCESO DE ACCIÓN POPULAR

1. Regulación

1.1. Regulación normativa

Conforme señala el artículo 200.5 de la Constitución, la acción popular


procede por infracción de la Constitución y de la ley, contra los reglamentos,
normas administrativas y resoluciones, así como los decretos de carácter ge-
neral. El trámite de este proceso se regula en los artículos 75 al 97 del Códi-
go Procesal Constitucional.
Dentro de esta regulación normativa es posible incluir al Texto Único Or-
denado de la Ley Orgánica del Poder Judicial (Decreto Supremo N° 017-93-
JUS), artículos 14, 35.5 y 42.1.a, así como a las 27ª (1.d) y 28ª (1.c) dispo-
siciones finales y transitorias; a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, artículo 25, a la Declaración Universal de Derechos Humanos, ar-
tículo 8; y al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, artículo 2.3.

1.2. Regulación en la jurisprudencia

La acción popular ha sido definida por los jueces en la jurisprudencia emi-


tida en este tipo de procesos. Así, podemos anotar válidos argumentos sobre
la naturaleza e importancia de la acción popular realizadas por la Sala de De-
recho Constitucional y Social de la Corte Suprema:
“Que, la naturaleza jurídica de la acción popular, es la de ser una acción
de control constitucional de orden abstracto, equiparable a la acción de
inconstitucionalidad, distinguiéndose de aquella en cuanto a su objeto y
foro; por ende, dicho control es de orden objetivo pues resulta irrelevan-
te el derecho particular afectado del actor, al no ser necesaria la relación
o nexo de causalidad entre el hecho denunciado y el derecho afectado,
pues cualquiera se encuentra facultado para interponerla, dada la legiti-
mación abierta que la caracteriza, tal como se encuentra prevista en el ar-
tículo 84 del Código Procesal Constitucional; en tal sentido, para accionar
no hay necesidad de un interés directo, por cuanto lo tutelable es la legali-
dad y constitucionalidad del sistema normativo” (Exp. N° 807-2006-Lima).
“La Carta Magna comprende un conjunto de valores y principios acepta-
dos por la sociedad como requisito indispensable para vivir en armonía. A
partir de esta premisa, y si la Constitución es fuente de la ley, ninguna nor-
ma de inferior jerarquía puede contradecirla porque colisionaría con los
valores y principios adoptados por el Estado. La supremacía constitucio-
nal se expresa en el aspecto formal (vía de aprobación), como en el as-
pecto material (contenido), de allí que correlativamente se desarrolle los
conceptos de acción popular por la forma y acción popular por el fondo.

174
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

(...) De esta definición de superioridad deriva la siguiente regla: cuando


existe incompatibilidad entre dos normas de diferente jerarquía, prima la
superior. Dogma que recoge nuestra Constitución vigente en su artículo
51, cuando prescribe que la Constitución prevalece sobre toda norma le-
gal, la ley sobre las normas de inferior jerarquía, y así sucesivamente”
(Exp. N° 1069-2007-Lima).
Asimismo, el Tribunal Constitucional también ha tenido oportunidad de re-
ferirse al objeto de este proceso y de aclarar que carece de competencia para
conocerlo. Sobre ello, no olvidemos que podrá declarar la inconstitucionalidad
o ilegalidad de una norma infralegal conexa a otra declarada inconstitucional
por ese Colegiado en una sentencia de inconstitucionalidad:
“De conformidad con la Constitución, el control abstracto de constituciona-
lidad de las normas con jerarquía de ley se efectúa a través del proceso
de inconstitucionalidad (artículo 200, inciso 4). Dicho proceso es de com-
petencia del Tribunal Constitucional (artículo 202, inciso 1). Por su parte,
el control abstracto de constitucionalidad y legalidad de las normas de je-
rarquía infralegal se realiza a través del proceso de acción popular (ar-
tículo 200, inciso 5). Dicho proceso es de competencia del Poder Judicial
(artículo 85, Código Procesal Constitucional). En este contexto, el Tribu-
nal Constitucional está prohibido del control abstracto de constitucionali-
dad de las normas de jerarquía infralegal debido a que el proceso consti-
tucional establecido para tal efecto está reservado al Poder Judicial” (STC
Exp. N° 00045-2004-PI/TC, f. j. 73).
2. El proceso de acción popular: particularidades
La pretensión de un proceso de acción popular estará dirigida a expulsar
del ordenamiento jurídico –en todo o en parte– una norma subsidiaria a la ley
(reglamento, norma administrativa o resolución de carácter general) que aten-
te contra preceptos constitucionales o legales de modo directo o indirecto.
Entonces, la demanda de acción popular solo procede respecto de nor-
mas de menor jerarquía expedidas por cualquier autoridad del Poder Ejecu-
tivo, gobiernos regionales y locales, y demás personas de Derecho Público.
El Código Procesal Constitucional, en su artículo 76, nos señala cuáles
son las normas infralegales que –ante una infracción a la jerarquía normati-
va de la Constitución y las leyes– pueden cuestionarse mediante el proceso
de acción popular:
Reglamentos: son el conjunto de reglas que rigen una actividad, el cual
es emitido en virtud de la facultad reglamentaria confiada al Poder Ejecutivo
en sus diferentes niveles y jerarquías (Gobierno Central, gobiernos regiona-
les y locales).

175
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DEL PROCESO DE ACCIÓN POPULAR

Normas administrativas: se trata de reglas o criterios que rigen las rela-


ciones jurídicas dentro de la Administración Pública.
Resoluciones de carácter general: son actos o decisiones emitidas por
la autoridad administrativa en el ejercicio de sus funciones.
En relación con las normas objeto de control por este proceso constitu-
cional, Morón Urbina considera que –al contrario de lo indicado en el men-
cionado Código– en todos los casos estamos frente a un solo fenómeno: el
reglamento. Fundamenta su posición señalando que no existen normas ad-
ministrativas ni resoluciones de carácter general que no sean reglamentarias,
ni tampoco existen normas administrativas que puedan ser singulares, pues
son, por antonomasia, generales.
Aclarando también este aspecto, Espinosa-Saldaña considera que, por
constatación con la realidad (y no por coherencia conceptual), la alusión del
Código Procesal Constitucional a las resoluciones en realidad se refiere a los
decretos, pues estos son disposiciones de carácter general, mientras que las
resoluciones son preceptos con efectos individuales o, por lo menos, indivi-
dualizables.
De otro lado, recordemos que según la derogada Ley Procesal de la Ac-
ción Popular (artículo 5 de la Ley N° 24968) era posible interponer deman-
da de acción popular contra normas infralegales que habían sido formalmen-
te aprobadas (entiéndase, aprobadas por el Pleno del Congreso y enviadas
para la autógrafa del Presidente de la República), pero que aún no eran pu-
blicadas oficialmente, siempre que del conocimiento extraoficial de estas se
hubiera podido prever que lesionan o amenazan con lesionar el orden consti-
tucional y/o legal o contravengan el principio de jerarquía normativa.
Aunque ello ya no sea posible ahora, ni existan supuestos de control cons-
titucional a priori, es importante anotar que en virtud del Decreto Supremo
N° 001-2009-JUS (“Reglamento que establece disposiciones relativas a la
publicidad de proyectos normativos y difusión de normas legales de carácter
general”) existe la obligación de difundir los proyectos de normas de carác-
ter general; así, en el artículo 14 del mencionado reglamento se señala que
las entidades públicas deben disponer la publicación de estos proyectos en
el plazo de treinta días anteriores de la fecha prevista para su entrada en vi-
gencia. La finalidad de ello es que las personas interesadas formulen comen-
tarios sobre las medidas propuestas en ellos.
Respecto a que juez conoce de la demanda de acción popular, se sabe
que la llegada del vigente Código Procesal Constitucional no afectó el régi-
men anterior sobre la competencia por la que las demandas de acción popu-
lar se ventilan de forma exclusiva en el Poder Judicial en dos instancias co-
legiadas. Así, el artículo 85 del Código Procesal Constitucional señala cuáles
son las reglas de competencia para conocer la demanda de acción popular:

176
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

- Cuando la norma impugnada es de carácter regional o local es com-


petente la sala de turno que corresponda, por razón de la materia, de
la Corte Superior del distrito judicial al que pertenece el órgano emisor
de la norma cuestionada.
- Cuando las normas son dictadas por el Gobierno Central es compe-
tente la sala de la Corte Superior de Lima que corresponda por razón
de la materia.
3. La sentencia de acción popular

3.1. La sentencia de primera instancia

Si la demanda es declarada fundada por la Corte Superior, en los casos


en que no se interponga apelación, los autos se elevan en consulta obligato-
ria a la Corte Suprema de Justicia de la República. Como puede apreciarse,
del mismo modo que estaba regulado en la derogada Ley Procesal de Acción
Popular, el legislador del Código Procesal Constitucional se muestra preca-
vido y prefiere obtener la ratificación o confirmación de lo resuelto en la sen-
tencia de primer grado en una segunda y definitiva instancia. La consulta se
absolverá dentro de los cinco días posteriores a la recepción del expediente
sin trámite previo.
Entonces, en cualquier caso, los autos deben ser necesariamente remi-
tidos para el conocimiento de la Sala Constitucional y Social de la Corte Su-
prema de la República, pues conforme con el artículo 95 del Código Procesal
Constitucional, si la sentencia fundada de acción popular no es apelada en el
plazo legal, deberá elevarse el expediente en consulta a la mencionada Sala.
Ahora bien, para referirnos a los efectos vinculantes de una sentencia de
acción popular fundada en primera instancia, debemos referirnos previamen-
te a la tutela cautelar. En efecto, como se sabe, una medida cautelar tiene
como finalidad asegurar provisionalmente los efectos de la futura decisión ju-
risdiccional definitiva y la neutralización de los perjuicios irreparables que po-
drían ocasionarse durante el proceso.
Así, para el caso de los procesos de acción popular, la medida cautelar
procede siempre que se cumpla con un presupuesto especial, que la deman-
da de primer grado haya sido declarada fundada.
Siendo esto así, es correcto afirmar que los efectos de la sentencia no
son inmediatos, sino que se requiere presentar un escrito solicitando la me-
dida innovativa, la cual conforme al texto del artículo 94 del Código Procesal

177
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DEL PROCESO DE ACCIÓN POPULAR

Constitucional se limitará a la suspensión de la eficacia de la norma conside-


rada vulneratoria por la sentencia de primera instancia.

3.2. La sentencia de segunda instancia

La Sala de la Corte Superior debe emitir la sentencia de primera instancia


dentro de los diez días posteriores a la fecha de la vista de la causa. Como ya
vimos líneas arriba, si esta es fundada, en segunda instancia necesariamen-
te será revisada por el ad quem con apelación o sin ella.
Ahora bien, si la sentencia fue desestimatoria procede el recurso de ape-
lación, el cual se interpondrá dentro del quinto día de notificada la sentencia;
así, en segunda y definitiva instancia el recurso es conocido por la Sala de
Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de la República. Reci-
bidos los autos por esa Sala, esta correrá traslado al demandado por el plazo
de cinco días, señalando día y hora para la vista de la causa, la que se lleva-
rá a cabo dentro de los cinco días posteriores a la recepción de la absolución
del traslado. En dicho acto, las partes o sus abogados pueden formular infor-
mes orales. El pedido de informe oral para la vista de la causa se formula por
el abogado patrocinante o la parte que solicite informar sobre hechos y se di-
rige al presidente de la sala.
Según el artículo 96 del Código Procesal Constitucional, la sentencia será
expedida dentro de los diez días posteriores a la vista de la causa, no proce-
diendo sobre ella recurso impugnatorio alguno. Si bien la norma señala que la
sentencia debe publicarse en el mismo medio de comunicación en el que se
publicó el auto admisorio, esto no sustituye la notificación a las partes.
Las sentencias de acción popular tienen autoridad de cosa juzgada. Res-
pecto a sus efectos, estas vinculan a todos los poderes públicos, son inim-
pugnables y vinculan desde el día siguiente a la fecha de su publicación. A
continuación, señalaremos cuáles son estos efectos y cómo es posible que
incluso estos sean retroactivos o que declaren ilegales normas que por co-
nexidad o consecuencia resulten vinculadas a la norma impugnada. Asimis-
mo, daremos espacio para presentar algunos casos de la práctica constitu-
cional en la que se revela la importancia de conocer las sentencias de acción
popular, pues de otro modo se podrían desconocer sus efectos con graves
consecuencias.

4. Efecto vinculante de la sentencia de acción popular


Como hemos anotado en el punto anterior, las sentencias de acción popu-
lar tienen autoridad de cosa juzgada y vinculan no solo a las partes procesa-
les, sino a todos los poderes públicos, e incluso a los particulares si fuese el
caso. Asimismo, las sentencias que causan ejecutoria son inimpugnables y
producen efectos desde el día siguiente a la fecha de su publicación.

178
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

Las sentencias fundadas tienen alcances generales, estas podrán deter-


minar la nulidad de las normas impugnadas con efecto retroactivo, debién-
dose determinar en el fallo sus alcances en el tiempo. Esto viene a ser una
diferencia resaltante con los procesos de inconstitucionalidad, los cuales sí
siguen el esquema clásico, en el que la norma no tiene efectos retroactivos.
De ese modo, en la sentencia fundada de acción popular, la sala, al deter-
minar la nulidad con efectos retroactivos, debe especificar sus alcances en el
tiempo. En ese sentido, la praxis judicial ha determinado al resolver:
“Que si bien, mediante el artículo 2 del Decreto Supremo N° 061-2004-
PCM publicado en el diario oficial El Peruano el día veintiuno de agosto de
dos mil cuatro, se dio por concluido, a partir de dicha fecha, lo dispuesto en
el Decreto Supremo N° 026-2004-PCM [norma cuestionada], con excep-
ción del artículo 1, no es menos cierto que ello no implica la sustracción
de la materia puesto que el artículo 81 del Código Procesal Constitucio-
nal, en su parte final, establece la posibilidad de fijar efectos retroactivos a
las sentencias fundadas expedidas en los procesos sobre acción popular,
lo que significa que la sola vigencia de la norma reglamentaria durante un
lapso de tiempo, aun cuando haya sido derogada con posterioridad, hace
necesario el pronunciamiento del Tribunal sobre la inconstitucionalidad o
ilegalidad que se le imputa” (Exp. N° 940-2007,4ª Sala Civil de Lima).
“Que dada la trascendencia que podría tener la declaración de incons-
titucionalidad e ilegalidad de los dispositivos cuestionados, en las relacio-
nes exteriores con la República de Bolivia en virtud a los Tratados a que
se ha hecho mención en la presente resolución, la declaración de nulidad
debe conllevar efectos retroactivos desde su vigencia en aplicación del ar-
tículo 81 del Código Procesal Constitucional. [R]etrotrayéndose los efec-
tos de esta sentencia hasta el momento mismo en que entraron en vigen-
cia [las normas cuestionadas] (Exp. N° 1907-2005-Lima, Sala de Derecho
Constitucional y Social de la Corte Suprema).
Además, si fuese el caso, el fallo también declarará la inconstitucionalidad
o la ilegalidad de aquella norma que por conexión o consecuencia resulte
vinculada a la norma cuestionada, inclusive si ello no forma parte del petitorio
constitucional. Es importante que se argumente suficientemente al respecto
en los fundamentos o considerandos que contienen la ratio decidendi.
Un punto que debe quedar claro es que la declaración de ilegalidad o
inconstitucionalidad de una norma no implica que las disposiciones legales
que ella hubiera derogado recobren vigencia, para que ocurra ello sería ne-
cesario que la Administración disponga la vigencia de dichas normas deroga-
das o que las reemplace a efectos de evitar un vacío normativo.
Finalmente, queremos mencionar que la declaratoria de inconstitucionalidad
o ilegalidad de una norma impugnada por vicios formales no es obstáculo
para que esta sea demandada posteriormente por el fondo, siempre que se

179
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DEL PROCESO DE ACCIÓN POPULAR

interponga dentro del plazo legal, esto es, que cualquier acción (fundamenta-
da por la forma o por el fondo) prescribe a los cinco años contados desde el
día siguiente de publicación de la norma.

5. Un caso de relevancia respecto a la vinculatoriedad de la sen-


tencia
Ahora bien, como señalamos al principio de este capítulo, la publicación
de las sentencias de acción popular en el diario oficial resulta insuficiente
para que ellas surtan el efecto decretado por un Colegiado. En efecto, no
nos referimos al efecto legalmente reconocido, sino que, para tener real efi-
cacia, consideramos que en la página web del Poder Judicial deben publicar-
se las sentencias recaídas en los procesos de acción popular dado su carác-
ter vinculante y los efectos generales que posee. Sin ninguna duda, desde el
aspecto normativo, desde que son publicadas, al igual que las leyes, las sen-
tencias de acción popular se tienen como conocidas por todos, por lo que se
entiende que quién desconoce el derecho aplicable, ha incurrido en una ne-
gligencia culpable, y por lo tanto no debe ser protegido.
De otro lado, además de la propuesta de publicar las sentencias en el por-
tal web, consideramos que –al igual como ocurrió cuando se cambió la com-
petencia para conocer los amparos contra resoluciones judiciales– la eleva-
ción de los autos a la Corte Suprema impide concretar la competencia del
más alto colegiado de justicia ordinaria del país como tribunal casatorio.
En efecto, para nosotros, la consulta y apelación de la acción popular de-
berían ser conocidas en última instancia por el Tribunal Constitucional en tan-
to órgano de control de la Constitución y del bloque constitucional pertinente
en cada caso. Así, como la labor de la Corte Suprema es uniformizar las de-
cisiones de la justicia ordinaria, el Tribunal Constitucional –al conocer de las
demandas de acción popular en segunda instancia– uniformizaría la jurispru-
dencia para la justicia constitucional volviéndola predecible.
Queremos dar cuenta de una sentencia emitida por el Tribunal Constitu-
cional en el trámite de un proceso de cumplimiento. No obstante ser un pro-
ceso de naturaleza distinta, nos avocamos a su análisis a efectos de verificar
hasta qué extremo una sentencia de acción popular debe y puede vincular a
los particulares, a la Administración,a los jueces del Poder Judicial y a los pro-
pios magistrados del Tribunal Constitucional.
Se trata de la STC Exp. N° 02643-2010-PC/TC (caso Caxamarca Gas S.A.),
publicada en la página web del Tribunal Constitucional el 26 de julio de 2011,
allí se señala que si el Indecopi declara que una norma constituye una barre-
ra burocrática ilegal a pesar de que existe una sentencia de acción popular
previa que declaró su ilegalidad, ese agente de competencia viola el artículo
82 del Código Procesal Constitucional y por derivación, el artículo 139.2 de

180
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

la Constitución, que establece la imposibilidad de que las autoridades dejen


sin efecto o inobserven resoluciones que han pasado en autoridad de cosa
juzgada.
¿Cómo se llegó a tal situación? Es importante narrar los hechos. Este ex-
pediente nos plantea un conflicto entre lo decidido por la Corte Suprema y el
Indecopi respecto al Decreto Supremo N° 01-94-EM, Reglamento para la Co-
mercialización de Gas Licuado de Petróleo, sobre si varios de sus artículos
constituyen o no barreras burocráticas ilegales de acceso al mercado.
Ocurrió que, interpuestas dos demandas de acción popular contra el men-
cionado decreto supremo, la Corte Suprema verificó que se encontraban con-
formes a los derechos a la propiedad, a la libertad de contratación y a la libre
competencia, publicándose estas sentencias el 11 de marzo de 1996.
De otro lado, tiempo después, el control del decreto supremo se solicitó
también ante la sede administrativa, esto es, ante la Comisión de Acceso al
Mercado del Indecopi, que consideró que varios de los artículos de la norma
constituían barreras burocráticas ilegales e irracionales, el 15 de setiembre
de 2005; decisión confirmada por la Sala de Defensa de la Competencia del
Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual, el 12
de abril de 2006.
Es decir, varios años antes que el Indecopi, el Poder Judicial, vía acción
popular, verificó que las disposiciones impugnadas eran legales y constitu-
cionales, es decir, todo lo contrario a lo resuelto por el organismo. Al respec-
to, resulta preocupante que la Sala de Defensa de la Competencia no haya
tenido noticia que la Corte Suprema se pronunció con anterioridad sobre el
mismo decreto supremo. Señalamos esto en tanto que, desde que son publi-
cadas en el diario oficial, las sentencias de acción popular se presumen co-
nocidas por todos.
Es importante el dato que al momento en que el Indecopi emite su resolu-
ción confirmatoria respecto a la existencia de barreras ilegales, la legislación
vigente –el artículo 26bis del Decreto Ley N° 25868 y el artículo 48 de la Ley
del Procedimiento Administrativo General (ahora modificado)– señalaba que
en caso de que la barrera burocrática se encontrase contenida en un decre-
to supremo, la Comisión debía informar al Consejo de Ministros para que de-
cida si corresponde eliminar la barrera o mantenerla, pues aquella carecía de
facultades para dictar medidas para removerla. Inclusive, el artículo 48 de la
Ley N° 27444 disponía que “en caso de que la autoridad continúe exigiendo
la barrera burocrática identificada, el interesado podrá interponer la acción de
cumplimiento correspondiente”.
Es decir, el demandante del proceso de cumplimiento que planteamos
para el análisis, solo optó por transitar el procedimiento que indicaba el ar-
tículo 48 arriba acotado, posiblemente ignorante de que existía no solo un

181
CÓMO VINCULA LA SENTENCIA DEL PROCESO DE ACCIÓN POPULAR

pronunciamiento judicial previo (sentencia de acción popular) sino también


uno administrativo por el órgano especializado en temas de acceso al merca-
do (resolución de la Sala del Indecopi). Como vemos, se accionaron tres pro-
cedimientos: una acción popular, un procedimiento administrativo y un proce-
so de cumplimiento respecto del mismo decreto supremo.
En la sentencia del proceso de cumplimiento que publicamos, hace bien el
Tribunal Constitucional al señalar que las sentencias de acción popular tienen
autoridad de cosa juzgada, por lo que vinculan a todos los poderes públicos,
son inimpugnables y producen efectos desde el día siguiente a la fecha de su
publicación. No obstante ello, es evidente que estamos frente a un caso difí-
cil, por lo que nos preocupa que se descarten brevemente los criterios del In-
decopi, sin siquiera exhortar por una legislación procesal constitucional que
procure que casos así no se repitan, de modo que las entidades vinculadas
por los efectos de una sentencia de acción popular conozcan de ella. O, me-
jor inclusive, que se verifique si se están afectando los derechos constitucio-
nales de la empresa demandante, pues más allá de la calidad de inmutable
de la decisión de la Corte Suprema, podría analizarse si en efecto existe tal
conculcación de derechos.
Aunque no hemos analizado los fundamentos de Indecopi para declarar la
medida como una barrera burocrática, en el hipotético caso que sí lo fuese,
la decisión de la Corte Suprema en el proceso de acción popular previo se-
ría “intolerable al menos por las dos razones siguientes. Primera, porque su-
pondrá una negación del fin, al ser una negación de la realización plena de la
persona; y segunda, porque supondrá la desnaturalización de la Constitución
al agredir uno de sus componentes esenciales (que configuran su esencia)”.
Ahora bien, a efectos prácticos, el único camino que posible –de tratarse de
una barrera burocrática– es la modificación o derogación de la norma infrale-
gal cuestionada por el demandante del proceso que analizamos.
A todo este conflicto planteado por el caso real que damos a conocer con
la STC Exp. N° 02643-2010-PC/TC, reiteramos nuestra posición de que la
consulta o la apelación de la acción popular ordenadas por el artículo 95 del
Código Procesal Constitucional, deberían ser conocidas en última instancia
por el Tribunal Constitucional en tanto órgano de control de la Constitución y
del bloque constitucional pertinente en cada caso.
Se justifica nuestra propuesta de cambiar la competencia en última ins-
tancia de los procesos de acción popular, pues de la misma manera en que
el Tribunal Constitucional uniformiza la jurisprudencia para la justicia constitu-
cional volviéndola predecible, se reordenarían los fines de la Corte Suprema
de Justicia de la República: la adecuada aplicación del Derecho y la uniformi-
dad de la jurisprudencia en sede ordinaria.
Para mayor abundamiento a la propuesta, es fácil verificar que con la emi-
sión de la Ley N° 29364, denominada “Ley que modifica diversos artículos

182
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

del Código Procesal Civil”, se produjeron cambios dirigidos a reforzar la com-


petencia del más alto colegiado de justicia ordinaria del país como tribunal
casatorio, a efectos de lograr la predictibilidad de las decisiones judiciales y
la legitimación de la sede justicia ordinaria.
De esta manera, hemos anotado las razones que nos convocan a apos-
tar por la modificación de la competencia de la acción popular hacia el Tri-
bunal Constitucional pues, a pesar de su rezago, se trata un proceso consti-
tucional de relevancia innegable, toda vez que procura la defensa del orden
constitucional y democrático.
No obstante todo lo referido hasta aquí, recordemos que actualmente
–respecto de los procesos constitucionales– la Corte Suprema sigue conser-
vando su competencia para conocer de las consultas cuando un órgano juris-
diccional resuelve ejerciendo el control difuso en cualquier materia o proceso
(incluido el amparo), y ante la apelación y consulta prevista para el proceso
de acción popular (artículo 32 de la Ley Orgánica del Poder Judicial).

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191
Índice General

Introducción ........................................................................................ 5

1 El Tribunal Constitucional
1. Naturaleza del Tribunal Constitucional....................................... 10
1.1. El Tribunal Constitucional como Máximo Intérprete de la
Constitución ......................................................................... 11
1.2. El Tribunal Constitucional como garante del orden constitu-
cional democrático............................................................... 13
1.3. El Tribunal Constitucional como auténtico controlador del
poder y los demás órganos constitucionales....................... 13
1.4. El Tribunal Constitucional como un órgano jerárquicamente
superior al Poder Judicial respecto de la resolución de los
procesos constitucionales ................................................... 16
2. Funciones del Tribunal Constitucional ....................................... 16
2.1. Funciones administrativas ................................................... 16
2.2. Funciones jurisdiccionales................................................... 20
3. La autonomía del Tribunal Constitucional .................................. 24

193
ÍNDIDE GENERAL

3.1. Autonomía funcional ............................................................................................ 24


3.2. Autonomía procesal ............................................................................................. 27
4. Modelos de jurisdicción constitucional: Modelo europeo-kelseniano y modelo
anglosajón-americano ................................................................................................. 28
4.1. Tradición jurídica del Common Law ..................................................................... 29
4.1.1. Inglaterra .................................................................................................... 29
4.1.2. Estados Unidos de Norteamérica ............................................................... 31
4.2. Tradición jurídica del Civil Law ............................................................................. 33
5. Los fundamentos de la vinculatoriedad de las decisiones jurisdiccionales del
Tribunal Constitucional ................................................................................................ 35
5.1. Vinculatoriedad de las decisiones judiciales en general ...................................... 35
5.2. Estatus especial de las decisiones del Tribunal Constitucional ........................... 36
6. Los conflictos o enfrentamientos ocasionados por las decisiones del Tribunal
Constitucional.............................................................................................................. 38

2 Decisiones vinculantes en el ordenamiento


jurídico nacional
1. Cómo vinculan las resoluciones del Poder Judicial .................................................... 41
1.1. Los acuerdos plenarios ........................................................................................ 43
1.1.1. Regulación positiva .................................................................................... 44
1.1.2. Concepto de acuerdo plenario ................................................................... 45
1.1.3. Acuerdos jurisdiccionales de relevancia procesal constitucional ............... 46
1.1.4. Efecto vinculante del acuerdo plenario....................................................... 54
1.2. Precedente judicial u obligatorio de la Corte Suprema ........................................ 56
1.2.1. Regulación normativa ................................................................................. 57
1.2.2. Concepto de precedente judicial ................................................................ 59
1.2.3. Notas sobre la Ley N° 29364 que modificó la labor de la Corte Suprema 60
1.2.4. La Ley de la Carrera Judicial y la vinculatoriedad de las resoluciones de
la Corte Suprema ...................................................................................... 65
1.2.5. Efecto vinculante del precedente judicial peruano ..................................... 70
2. Cómo vinculan las resoluciones de la sede administrativa ......................................... 71
2.1. Regulación positiva .............................................................................................. 72

194
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

2.2. Concepto de precedente administrativo............................................................... 75


2.3. Efecto vinculante del precedente administrativo .................................................. 76
3. Cómo vinculan las decisiones del Tribunal Constitucional.......................................... 81

3 Cómo vincula la sentencia de


inconstitucionalidad
1. Regulación .................................................................................................................. 83
1.1. Regulación normativa .......................................................................................... 83
1.2. Regulación en la jurisprudencia ........................................................................... 86
2. La sentencia de inconstitucionalidad .......................................................................... 87
2.1. Concepto de sentencia de inconstitucionalidad ................................................... 87
2.2. La pretensión de la demanda de inconstitucionalidad ......................................... 89
2.3. Notas sobre la inconstitucionalidad por omisión legislativa ................................. 90
2.4. Una precisión conceptual respecto a la sentencia de inconsti-tucionalidad ........ 93
3. Tipología de las sentencias constitucionales .............................................................. 93
3.1. Primera clasificación dada por el Tribunal Constitucional .................................... 95
3.1.1. Sentencias de especie ............................................................................... 95
3.1.2. Sentencias de principio .............................................................................. 95
3.2. Segunda clasificación dada por el Tribunal Constitucional .................................. 96
3.2.1. Sentencias estimativas ............................................................................... 96
3.2.2. Sentencias desestimativas ......................................................................... 103
4. Efecto vinculante de la sentencia de inconstitucionalidad .......................................... 104
4.1. ¿Qué parte es vinculante? ................................................................................... 104
4.2. ¿Cuáles son sus efectos temporales? ................................................................. 105
4.2.1. La aplicación diferida y la aplicación inmediata.......................................... 106
4.2.2. Los efectos de la irretroactividad o de la retroactividad excepcional ......... 107
4.3. ¿A quiénes vincula? ............................................................................................. 108
5. Respecto a las resoluciones de aclaración ................................................................. 108

195
ÍNDIDE GENERAL

4 Cómo vincula el precedente constitucional


vinculante
1. Regulación .................................................................................................................. 111
1.1. Regulación normativa ......................................................................................... 111
1.2. Regulación en la jurisprudencia ........................................................................... 112
2. Concepto ..................................................................................................................... 113
3. El precedente constitucional vinculante en el Perú..................................................... 114
3.1. El precedente como institución propia ................................................................. 114
3.2. Diferenciando el precedente constitucional vinculante de la doctrina jurispru-
dencial del Tribunal Constitucional....................................................................... 116
3.3. Diferenciando el precedente constitucional vinculante de la sentencia exhor-
tativa .................................................................................................................... 118
3.4. El incumplimiento de las condiciones formales para la emisión de un prece-
dente .................................................................................................................... 119
4. Parámetros para la emisión de un precedente constitucional vinculante ................... 120
4.1. Tipos de procesos donde se emite el precedente constitucional vinculante........ 120
4.2. Presupuestos básicos para establecer un precedente constitucional vincu-
lante ..................................................................................................................... 120
4.3. Condiciones para el uso del precedente vinculante............................................. 122
4.4. El precedente vinculante como forma de cubrir una laguna normativa ............... 124
5. Efecto vinculante del precedente constitucional vinculante ........................................ 125
5.1. ¿Qué parte es vinculante? ................................................................................... 125
5.2. ¿A quiénes vincula? ............................................................................................. 126
5.2.1. Efectos directos .......................................................................................... 126
5.2.2. Efectos indirectos ....................................................................................... 127
5.3. ¿Cuáles son sus efectos temporales? ................................................................. 137
6. Cambio de precedente ................................................................................................ 138
7. Respecto a las resoluciones de aclaración ................................................................. 140

196
YOLANDA SOLEDAD TITO PUCA

5 Cómo vincula la doctrina jurisprudencial


constitucional
1. Regulación .................................................................................................................. 143
1.1. Regulación normativa .......................................................................................... 143
1.2. Regulación en la jurisprudencia ........................................................................... 144
2. Concepto de doctrina jurisprudencial constitucional ................................................... 144
3. Parámetros para la emisión de la jurisprudencia constitucional ................................. 146
3.1. Tipos de procesos donde se emite la doctrina jurisprudencial............................. 146
3.2. Diferenciando la doctrina jurisprudencial del precedente constitucional vinculante 147
3.3. Número de sentencias necesarias para que exista una doctrina jurisprudencial 148
4. Efecto vinculante de la doctrina jurisprudencial constitucional ................................... 149
4.1. ¿Qué parte es vinculante? ................................................................................... 150
4.1.1. Las partes de la sentencia.......................................................................... 152
4.1.2. Las partes de la sentencia constitucional ................................................... 156
4.1.3. El método histórico para identificar el mandato de una sentencia ............. 160
4.2. ¿Cuáles son sus efectos en el tiempo? ............................................................... 163
4.3. ¿A quiénes vincula? ............................................................................................. 164
4.3.1. Efectos directos .......................................................................................... 164
4.3.2. Efectos indirectos ....................................................................................... 164
5. Respecto a las resoluciones de aclaración ................................................................. 171

6 Cómo vincula la sentencia del proceso de


acción popular
1. Regulación .................................................................................................................. 174
1.1. Regulación normativa .......................................................................................... 174
1.2. Regulación en la jurisprudencia ........................................................................... 174
2. El proceso de acción popular: particularidades .......................................................... 175

197
ÍNDIDE GENERAL

3. La sentencia de acción popular .................................................................................. 177


3.1. La sentencia de primera instancia ....................................................................... 177
3.2. La sentencia de segunda instancia ...................................................................... 178
4. Efecto vinculante de la sentencia de acción popular .................................................. 178
5. Un caso de relevancia respecto a la vinculatoriedad de la sentencia......................... 180

Bibliografía........................................................................................................................... 187

Índice General ..................................................................................................................... 193

198

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